Trauma, Testimonio y Verdad

10

description

El presente texto es un fragmento de la obra Los Trabajos de la Memoria de Elizabeth Jelín, 2002. Forma parte del curso a docentes primarios que emprendemos desde el Ministerio de SEguridad y la Asociación Ragone, en Salta, para el año 2012.

Transcript of Trauma, Testimonio y Verdad

Page 1: Trauma, Testimonio y Verdad

5/13/2018 Trauma, Testimonio y Verdad - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/trauma-testimonio-y-verdad 1/10

 

78 El iZabe th Je ! in

italianas) y c6mo eseos se van transfcrmando. De esta rnanera,

la hisroria «dura», f ictica., de los eventos y aconcecimienros que

«realmenteeexistieron se convierte en un material imprescindible

pero no suficiente para cornprender las maneras en que sujetos

sociales construyen sus memorias, sus narrativas y sus inrerpre-

taciones de esos misrnos hechos.

Desde una perspecriva como esta, ni la historia se diluye en

1 3 memoria --como afirman las posturas idealistas, subjecivistas

y constructivistas extrernas-s- ni la memoria debe ser descartada

como dare par su vclatilidad 0 [alta de «objetividad». En la tension

entre una y 0Ud. es donde se plancean las preguntas m a s suge-

rentes, creativas y productivas para la indagacion y la reflexion.

5. TRAUMA, TESTIMONIO Y «VERDAO»

Unadud« 110. a sa lt a s ob r e l a p o si bi li da d d e c en te r. N o e s q u e

III expen'eucia lIivida sea i trdec ibk fin sidQ i lwi l lible . . .

. . (Sernprun, 1'997:25).

(Que pueden decir a contar quienes vivieron esas situaciones

«invivibles»? ~Cu;iJes son las cuestioneseticas, poliricas y, mas

en general, humanas queesean involucradas? Los debates sobre

el test imonio permean practicamente todos los campos discipli-

n ari os , d es de 1 01 .rf ric a l ire ra ri a h as ta 1 3 critica cultural m a s abar-

cadora, desde Ia filosoffa hasta la historia, desde el hacer polit ico

hasta el psicoanalisis, la sociologia y la antropologta,

ELTESTIMONIO DESPUES DEAUSCHWllZ

Las reflexiones y el debate sabre Ia posibilidad y la imposibilidad

de restimoniar , sobre la «verdad», los silencios y los huecos, asf

como sabre la posibi!idad de escnchar, deben su origen contem-

poraneo y su porente impulse a laexperiencia nazi ya 1 desarrollo

de los debates a partir de ella. En la abundanre literatura sabre

las victimas de! nazisrno y los avarares de sus narrativas personales

y tesrirnonios, hay varias lineas de argumencaci6n y variosejes

de debate que ayudan aentender y a cuestionar el lugar del tes-

timonio personal (Wieviorka, 1998, 1999).

En verdad, se crata de varies temas diferenres aunque re-

lacionados. En primer lugar, estan 1'05 obstaculos y rrabss para

que el testimonio se produzca, para que quienes vivieron y 50-

brevivieron la situacion lfmite puedan relarar 1 0 vivido. En esre

Page 2: Trauma, Testimonio y Verdad

5/13/2018 Trauma, Testimonio y Verdad - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/trauma-testimonio-y-verdad 2/10

 

80 B!zabeth Jel in

punto se ubica la imposibilidad de narrar y los huecos imb6licos

de 10 rraumaeico. Pero tarnbien el ilencio dcliberado, «indicador

sobresaliente del doble caracter l imite de la experiencia concen-

tracionaria: el limite de 10 posible y, par esto mismo, limite de

1 0 decible» (Pollak 1990: 12) I.En egundo lugar, el rema e

refiere al testimonio en sf, los huecos y vacfos que se producen,

10 que 'se puede y 10 que no se puede decir, 10 que tiene y no

riene senrido, tanto para quien 1 0 cuenta como para quien es-eucha. Finalmente, esUi la cuesrion de los U50S, efectos e irn-

pactos del testimonio sobre la sociedad y el entorno en que se

rnanifiesta en el m menta en que e narra as! como las apro-

piaciones )' senridos que distintos publicos podran dade a 1 0

largo del tiempo.

EI sufrirnienco, la situaci6n limite del campo de concenrra-

cion, el intento (exitoso en su momenta) de negar la condici6n

humana de las vfctimas y reducirlas a su animalidad pOl' pane

de los nazis son, a esta altura de la historia bien conocidos, Han

sido retratados en innurnerables formas y vehfculos -libros de

histotia, fotografla, cine, ficci6n literaria, reatro, artes p!:isticas,

re timonios de sobrevivienres.

EI punta de partida es, en todos estes ca as, la huella «res-

t imonial» que queda en los sobr~viviente~. Hay des se:1ti~s. de

lapalabra «cesrigo» que entran en Juego. Primero, es testlgo~

vt\'i6 una c>..periencia 'i puede~ uE momenta posterior narrar!a,

(dar resrimonio». Se tram del testimonio en prirnera persona, p O T

haber vivido 1 0 que e intents narrar. L a noci6n de «testigo» tam-

bien'l lqge a un observador. a quien presencio un aconrecimiento

desde~ el lug;.r -del tercero, que vio algo aunque no ruvo parti-

cipacion directs a envolvimienro personal en el mismo. Su tes-

timonio sirve para a egurar a verificar la existencia de cierto

hecho.

I EI silencic, 3 diferencia del olvido, puedc fimcionar como modo de gesrion

de la idenridad que resulta del rrabajo de reinserrarse en el mundo de- l a vida

«normal«. Puede tambu:n expresar la dificulrad de hacer comcidrr el tesnmomo

con las normas de la mor al irnper ante, a l a ausencia de condiciones socia les

favorables que aurorizan, solicitan 0 abren la pos ib il idad de escucha (Pollak,

1990; Pollak y Heinich, 1986).

Trauma, testimonio y «verdad»81

Desde la primera acepcion de restig -partlcipe, hay aconte-

cirnientos y vivencras de los que 110 es posible tesrimoniar, porque

no hay sobrevivientes. N adie ha vuelto de la carnara de gas. como

nadie ha vuelto de un «vuelo de la rnuerte» en Argen~ina, para

contar su experiencia 0 ann silenciar su trauma. E te agujero ne-

g ro d e l a v iv cn ci a pe.rsonal,este hueco h ist6rico, rna rca un Iirnite ~aI \ " ' ~/ ; : :

absol.E!0 de 1acapacidad de narrar , Es el hueco y la irnposioilidad

hurnana planreados par Primo Eevi, quien se reconoce en el «de-ber de memoria» como testirnoniante «delegarivo» 0 «par cuenta

de tercerosi que Ies cabe a los obrevivientes, E! testigo-partfcipe

que no puede testimoniar es, en el mundo de los campos de

concentrarion y especialrneme de Auschwitz, la figura del «rnu-

sulrnan» aquel que ha perdido su capacidad humana cuando to-

davia no habia rnuerto corporalmenee ' :

[ . . . J no somes nosorros, los supervivientes, los verdaderos cest igos . .. La

demolici6n rerminada, la obra curnplida, no ba y nadie que la haya con-/

tado, como no ha y nadie que haya vuelro para contar su rnuerte. Los \

hundidos, aunque hubiesen tenido papel y pluma. no hubieran escrito ,

su testimonio, porque su verdadera muerte habia ernpezado ya amesde la muerte corporal. Semanas y meses antes de exringuirse hahfan

perdido ya el poder de observar, de recorder de aprec iar y de expresarse.

Nosorros hablarnos pO T ellos, par dclegacion (Levi, 1989: 72-73).

Los sobrevivienres pueden hablar desde 1 0 que observaron. J"~ .0 1 e

Perc tambien «vivieron» en el campo de CODCCJ1traci6n . Y sin. c . ~ . . . ,klleg ar al extreme de la situacion sin retorno, los sobrevivientes f ....)

pueden dar testimonio como observadores de 10 aconrecido a \ \C t:j

otros y, 3 1 mismo tiernpo, ser cestigos de sus propias vivencias ... .. .. .. .. ..

y de Jo acontecirnientcs en los que parriciparon. iC6ma pensar,

entonces, la posibilidad del testimonio de los sobrevivienres?

Quienes vivieron la experiencia del campo de concenrracion

y la persecuci6n pueden tener memorias fiUY vfvidas y detalladas

2 En lajerga deAuschwitz, el «musulman» {der MusebmmJ l ) erael prisienero

que habta abandonade su esperanza y su voluntad de v:ivi r, «un cadaver a rnbu-

larue, un haz de funciones flsicas ya en agon[al>como 10desc ribe J. Amery(cirado por Agamben, 2000: 41), Se trata de la situacion Ifmite entre 10humane

y 1 0 rro-bumanu, como 1 0 conceptuahzs Agamben (Ag.imben, 2000).

Page 3: Trauma, Testimonio y Verdad

5/13/2018 Trauma, Testimonio y Verdad - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/trauma-testimonio-y-verdad 3/10

 

82 Elizabeth Jelin

de 10 ocurrido, de los sentimientos y pensamientos que acorn-

pafiaban esas vivencias '. Muchos sintieron la necesidad imperiosa

de relatar insistentemente 10que habian vivido. Primo Levi men-

Itl"... ciona esta diferencia: «Algunos de mis amigos, amigos muy que-

ridos?no hablan nunca de Auschwitz [ .. . ] Otras personas, en cam-

bio@-!ablan de Auschwitz incesantemente, y yo soy uno de elIos»

(Levi, 1989: 172). Semprun, por otro 1ado, estuvo entre quienes

no hab1aron hasta cincuenta afios despues (Semprun, 1997). Al-gunos sintieron el imperativo de con tar, como si fuera una ne-

cesidad para sobrevivir, adernas de 1amas frecuentemente reco-

nocida de sentir que se guiere sobrevivir a1 horror para poder

contar. Sin embargo, la~cesidad imperiosa de contar puede ser

insaciab1e, y e1 su' eto puede sentirse siempre traicionado por 1a

falta de pa1abras adecuadas 0 por la insuficiencia de los vehiculos

p a - ; ; transmitir sus vivencias.

La necesidad de contar puede caer en e1 si1encio, en la im-

e, posibilidad de hacerlo, por la inexistencia de oidos abiertos dis-

's ec- puestos a escuchar. Y entonces, hay que callar , silenciar, guardar

o intentar olvidar. Quienes optan por ese silencio no por elloJ encuentran tranquilidad y paz. «El "no contar" la historia sirve

~... .para perpetuar su tirania» (Laub, 1992b: 79) ya menudo provoca

profundas distorsiones en la memoria y en la organizaci6n pos-

terior de la vida cotidiana. En el extremo, el testigo se debate

en una situacion sin salida.a cuenta, con la posibilidad de perder

la audiencia que no quiere 0 puede escuchar todo 10 que quiere

contar, 6 calla y si1encia, para conservar un vinculo social con

una audiencia, con el costo de reproducir un hueco y un vacfo

de comunicaci6n.

En un nivel hist6rico general, sostiene Laub, el exterminio

nazi logr6, durante su propio desarrollo temporal, convertirse en

un evento sin testigos. Ni testigos inter-nos -aniquilados en su

capacidad de ser testigos frente a sf mismos en la figura limite

del musulman-> ni testigos externos. Habia quienes captaban y

3 Laub (1992a) hace referencia a su propia memoria (como nino que logr6

sobrevivir) extrernadamente precisa, incJuyendo una comprensi6n de 10 que

estaba ocurr iendo, de una manera que «es taba mucho mas alia de la capacidad

normal de recordar de un chico de mi edad», Y encuentra estes rasgos de «me-

moria precoz), en otros sobrevivientes a los que entrevist6.

Trauma. testimonio y «verdad» 83

denunciaban, quienes en el interior de los ghettos y los campos

enterraban sus diarios y sus escritos". Lo que estaba ausente era

la capacidad humana para percibir, asimilar e interpretar 10 que

estaba ocurriendo. El mundo exterior no 10gr6 captarlo, y en con- E ' i , / - - q

secuencia nadie ocup6 el 1ugar de testigo de 10 que acontecfa. l~ ,'<lei

Podria decirse que los marcos interpretativos culturalmente dis- d, _ e-e

ponibles no contaban con los recursos simb6licos para ubicar y

dar sentido a los acontecimientos.Hubo imigenes de la entrada de los ejercitos de liberaci6n

a los campos, hubo relatos de sobrevivientes en la inmediata pos- U) \)

guerra y hubo tarnbien 1a preparaci6n de libros de homenaje.

En ese momento, sin embargo, el enfasis publico estaba en des-

cubrir y documentar la magnitud de los crimenes. En el juicio

de Nuremberg hubo solamente un testimonio de un sobrevi-

viente. Fue un juicio don de «la prueba» fue fundamentalmente

documental (Wieviorka, 1998, 1999).

El gran cambio en e11ugar del test imonio de los sobrevivientes

ocurri6 a partir del juicio a Eichman en Jerusalen, en 1961. E1

testimonio de sobrevivientes jug6 alli un papel fundamental, no5610 0 necesariamente como prueba juridica, sino como parte

de una estrategia explicita de quienes llevaron adelante la acu-

saci6n: se trataba de traer al centro de la escena mundial la me-

moria del genocidio como parte central de la identidad judia.

Aparece el «testigo» como elemento central del juicio, y a partir

de entonces se instala 10 que Wieviorka llama «la era del tes-

timonio», reproducida en esc ala ampliada en los alios ochenta

y noventa (Wieviorka, 1998) 5. La pregunta permanece, ~quien

escucha?, 2para quien se testimonia?

-l Wieviorka (1998) destaca la enorme masa de documentos y testimonios

escri tos por judios en ghettos y campos en el momenta en que los eventos

estaban ocurriendo. Respondian a un rnandato de registrar y registrar; tarnbien

como respues ta de res is tencia al aniquilamiento: «iBuena genre, no olviden!

iBuena gente, cuenten su historia! iBuena gente, escriban!», declaraba el his-

tor iador Simon Dobnov antes de su muerte durante la destrucci6n del ghetto

de Riga, en 1941 (Wieviorka, 1999: 125). Sin duda, una enorme cant idad de

estos escritos, ocultos en paredes y botelias. se perdieron en ladesrruccion nazi.

Algunos sobrevivieron.

.i Nuevarnente aqui, como en capitulos anteriores, encontramos indicios

o C ; ) o c d : . _ ~ . . . . , . r #,<lll(':rl)< . " , - I ° r f"~\'c,,,~J'I> k O l b / - · < , < ?

Page 4: Trauma, Testimonio y Verdad

5/13/2018 Trauma, Testimonio y Verdad - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/trauma-testimonio-y-verdad 4/10

84 Elizabeth Jelin

~ Fue necesario el paso del tiempo, e inclusive la llegada de

l<-;"unageneraci6n nacida en laposguerra que comenzara a preguntar

~I\ e interrogar a sus mayores, para reconocer e intentar dar con-

tenido a la brecha hist6rica que se habfa creado en la capacidad

!U social de testimoniar, ya que los testimonios no fueron trans-

misibles, 0 integrables, en el momento en que se produdan los

acontecimientos. S610con el paso del tiempo se hizo posible ser

«testigo» del testimonio, como capacidad social de escuchar y de-') dar sentido al testimonio del sobreviviente (Laub, 1992a). Es-

t~aquTfrente a una de las paradojasdel «trauma historico»,

que sefiala el doble hueco en Ia narrativa: Ia incapacidad 0 im-

posibilidad de construir una narrativa por el vacfo dial6gico -no

\£ \hay sujeto y no hay oyente, no hay escucha-. Cuando se abreel camino al dialogo, quien habla y quien escucha comienzan

'1 a nombrar, a dar senti do, a construir memorias. Pero se necesitan

ambos, interactuando en un escenario compartido.

. En esta direcci6n, Laub sefiala los paralelos entre la escucha

h i en la clinica psicoanalftica y la escucha en la entrevista testimonial.

~ En ambos casos, dice, el pacto se basa en una presencia no obs-tructiva 'U obstruyente, pero visible y activa de quien escucha.

- \ & ! EI equilibrio es inestableyalflClICle mantener-;Ia--alerta es per-

,~ manente. La narrativa de la vfctima comienza en una ausencia,

en un relato que todavia no se sustanCl6. Aunque haya evidenClas

Dconocrmle_ntos so re os acontecimientos, la narrativa que es~a~iendo producida y escuchada _es eljugar donde, C9.Qsistef.!l

el proceso por el cual, se construye algo nuevo. Se podria decir,

inclusive, que en ese acto nace una nueva «verdad»,

de que la temporalidad de las mernorias no es lineal, s ino que presenta grietas,

fracturas e hiatos temporales cuya dinamica hay que atender. As i como la «fiebre»por enconrrar maneras sisternaticas de preservar testimonios de sobrevivientes

de la Shoah se produj o varias decadas despues del acontecimiento (primero

con el Archive Testimonial Audiovisual Fortunoff de la Univers idad de Yale

y con el museo Yad Vashem en jerusalen; mas recienternente con el proyecto

de recolecci6n de testimonies de sobrevivientes patrocinado por S. Spielberg),

los t iempos del t~timonio s is tematico estan llegando alCono Sur. Como ejem-

plos, se pueden citar el Archivo de Historia Oral que7 esta desarrollando

en Memoria Abierta en Argentina tcu«« y Pdgina 12, 18 de febrero de 2001) ,]

y el archivo de test imonios de mili tares en Brasi l (Soares, D'Araujo y Castro,1995).

Trauma, testimonio y -verdad- 85

El testimonio incluye a quien escucha, y el escucha se con-

vierte en participante, aunque diferenciado y con sus propias reac-

ciones (sobre los detalles y ejemplos, Laub, 1992a). En este con-

texto, el test imonio en una entrevista se convierte en un proceso

de enfrentar la perdida, de reconocer que 10perdido no va a re-

tomar, «s610que esta vez, con una sensaci6n de que uno no sigue

estando solo -que hay alguien que acompafia-s- ... alguien que ImPl- ~

dice... Yo soy tu testigo» (Laub, 1992a: 91-92). /".d ; "

Los modos en que el testimonio es solicitado y producido r l k J M . o l

no son ajenos al resultado que se obtiene". COllio sefiala Pollak, ~Il~~~~:los~estimonios judiciales y, en menor grado, loszrealizados frente ~

a comisiones de investi aci6n hist6rica estan claramente .det~;-_ 0~ : [ g :minados por el destmatano. L ntrevlsta de hlstona oral tambieri '

implica que el testimonio es solicitado por alguien, pero se dan '

en un entorno de negociaci6n y relaci6n personal entre entre- I ~ , , \ O C T

vistador y entrevistado. Finalmente, I~scritura autobiografica re- i ~e<A\~t

Deja una decision personal de hablar pub1icar:nente por parte ~e \

quien 1 0 hace. Cada una de estas u otras modahdades de expresion j ,_;;

indican diferentes grados de espontaneidad, diferentes relaciones _\~~''~/I

de la persona con su propia ldentiOacrydiferentes funciones del\\@)~

«tornar la palabra» (Pollak, 1990; Bourdieu, 1985).

En todos los casos, hay una presencia de otro que escucha

activamente, aun cuando haya distintos grados de ernpatia. Cuan-

do no ocurre este proceso ernpatico, cuando el contar -repetitivo r

o no- no incluye a un otro que escucha activamente, ~uede l ) O ' " " t o " lt ransformarse en un volver a vivir, un revivir el acontecirmento. <k.s..r'eSe(>

No necesariamente hay alivio, sino una reactualizaci6n de la SI-: '

tuaci6n traumatica. «La ausencia de un oyente empatico 0, de

manera mas raalca , la ausencia de un otro a quieti dirigirse, un

otro que puede escuchar la angustia de las propias memorias y,

de esa manera, afirmar y reconocer su rea1idad, aniquila el relato.

Y es precisamente esta aniquilaci6n final de una narrativa, qu€] (1 J

6 «Si la exper iencia concentracionar ia constituye un caso [ imite de toda

experiencia humana, las experiencias testimoniales no 1 0 son menos . .. La soli-

citud de hablar de recuerdos humillantes y ladificultad de hacerlo pueden facil-

mente crear un sentimiento de obligator iedad de test imoniar , pero tambien de

tener que jus tificarse con relaci6n a los hechos evocados y, en consecuencia,

de sentirse no testigo sino acusado ...))(Pollak, 1990: 186).

(i) . r L _ _ I I \ ~ \ " "

 

Page 5: Trauma, Testimonio y Verdad

5/13/2018 Trauma, Testimonio y Verdad - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/trauma-testimonio-y-verdad 5/10

86 Elizabeth JeHn

l~

r~

jl'lo p ue de s er e sc uih ad « y de un relata que n o p ue de s er p re se na ad «

l_ o tlwtigLlado, 1 0 qu e conseituye el go lp e mo rt al » (Laub, 1 99 2 b: 6 8) .

c:Comg_ se genera la cl,Racldad de escuchar? No se trata de

laescucha (l imerna) de quienes companen una comunidad y un

uosotros. Enesos ambitos, la narrativa testimonial puede a veces

ser l ! ! 1 a . reperici6n ritualizada, m.!S.9ue un ac:o cf_:ativo de dicilogo.

Se requieren «arras» can capacidad de interrogar y expresar cu-riosidad par un pasado doloroso, combinada con la capacidad de

compasion yernpatia, Sugiero que Ia «alteridad: en dialogo, mas

que la ide n tif cacicn , ayuda en esa construcci6n. Y esto no es

siempre posible. Sempriin se pregunra: (liPuede oirse todo?»

(Sempnin, 1997: 26).

Los psicoanalistas se especializan en esa labor de escucha, pero

en funci6n terapeutica y, por 1 0 com un, de rnanera individual .

Para que haya proyectos sociales deescucha y rescate de testi-

monies se requiere no solamente laexisrencia de «ernprendedores

de la memoria», sino algumas cualidades especiales deesos pro-

yectos. Se requieren enrrevistadojes y escuchas sociales compro-

mecidos con «preservar», pem rambien ~ntos.~ l~s pr~os sub-

jerivos de-.'q_uienes invitado a D < J ! . T a r . .

Ell el plano societal. es posrble identificar algunos de esos

«orrosr dispuestos a escucharen eI suceder de las generaciones,

Son la s nuevas generaciones que interrogan, que pregunran, sin

los sobreenrendidos que perrnean el sentido corruin de una ge-

neraci6n 0 gropo social victimizado. Tambien pueden cumplir

esta Cunei6n otros «otros» ---quienes se acercan desde otros mar-

cos historicos y arras eufturas=-. Et dioilogo intercultural, como

en rnuchos otTOS procesos sod ales , es t ambien aquf fuente de

creatividad.

Hay dos puntos .mas que son estimulados por Ia reflexion

a partir del exterminio nazi. El primero, sefialado par Lanzmann

con relaci6n a los tesrimonios recogidos en su pelicula S h O l 1 t l ,

se refiere a Ia imposibilidad de comprender 1 0 ocurrido. Lanz-

mann insiste en su punto ..No se trata de comprender 0 entender

las causas del exterminio para poder elaborar un mensaje orien-

rado ala rransrnision. Hacer lapreguma de pOT que fueron rnuer-

tos los jud lOS, dice Lanzmann, es una obscenidad 7. Noes desde 77 «Noentender f ile rni ley de hierro durante los once anos de laproduccion

Trauma, lestimonio y ..verdad .. 87

la cornprension de causas y condiciones, de motives a de C O h - J z : , t X (ductas, que la experiencia se registra, Es, en rodo caso, desde 1 0 ~ .. . ,~ ,\ ( "

que no se compTenEe, desde 1 0 que resulea incornprensible, que . ~;'"'' ~

se genera el acto crearivo de r ra ns mi ti r ( L an zr na nn , 1 99 5) . J~ Ui'

Esta imposibilidad de comprender puede serentendida como ,~J~'~limite. La pregunta del por que y los intentos de desentrariar 0

13.rnarriz politica, ideologica, psicologica, social y cultural que

lIev6 a esa situacion limite ban sido morores permanemes de in-

vestigaciones e indagaciones en todos los ambitos del saber. En

este plano, no se trata de la obscenidad sino de la inquierud y

la ansiedad del conocimiento.

Un segundo puntO riene que vel' con la relacionenrre tes-

eirnonio y «verdad», A J crabajar sabre la relacion entre testimonio

y trauma, el eje de la consideracion de la «verdad» se desplaza

de la descripcion fartiea ---cuant:a.s chimeneas habfa en Auschwitz

es el terna en debate provocado por un testimonio de sobrevi-

viente, entre entrevisradores e hisroriadores, como relata Laub

(l992b)- a la rrarrativa subjerivada, que rransrnire las verdadespresences en los silencros, en los rniedos y en los fanrasmas que

visitan reiteradarnente al sujeto en sus suefios, en olores y ruidos

que se repiten. 0 sea, se reiteran aqui los dilemas de Ia «verdad

historicai y la f idelidad del recuerdo (Portel li , 1998b; Ricoeur,

2000)8.

de Shoah, Me aferre a esre rechazo a enrender como L a Linicaactitud erica posible

y al rnisrno riempo como [a rmica acritud operaciva, Esrs ceguera rue para mf

l a condicion vt ta l para lac reae ion. La cegue ra debe se r cornprend ida aquf como

el modo m as pure de lamirada , In u n i c a . mane ra de no alejarmc de una . realidad

que era lireralrnente enceguecedora ...» (Lanzrnann, 1995: 204).

H

EIl ema .

dela"verdad. y la fidta de

cerrelacioncon la

«vcrosimilitud»

de un tes timonio se pone en evidenc ia c la ra rnente enla historia decla recepcion

del texeo I e sl R t ikU f! e r ha b/ a 11 Dios (Kolirz. 1998). En este case. como 10 rdaUi

Pal Badde, los lecrores quisieron eree r que la hisroria era verdadera, a pesar

de las desmemidas reitcradas del aucor, que insistla en que era un texto de

ucci6n escritoen prirnera persona, y no, como se indica en el comienzo del

relam: Ell 1II1Q ti l ' las f'l/INIIS de ! gurl{} de I-d r.w v ia , e ntr e m on tk nlo s d e p ie dm s y de

h u es o s h uman o s c a lt in a do s , maido Cit IlIIa peqllf;lja botella lapada, Sf!mwnmjel siguieme

t e sunnen t» e sct i to erl /Mrilr/mas horas ! I t ! UJt gurlo por lOll j u d E a l Ia ma d o l os l R t il WJ Jc r

(KaliIZ, 1998: 9). !

\.0 - r t 2 ~ " ~t ~ ~ r u t " , { . , . . . "" . . . ~ \~ e-A \ i f (rAJ 9....,9

E . * ' l" ~~".;~~ ~'f1' ' ' I '{ t \ J 1 . I ; < . y

 

Page 6: Trauma, Testimonio y Verdad

5/13/2018 Trauma, Testimonio y Verdad - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/trauma-testimonio-y-verdad 6/10

88 Elizabefh Jelin

L a relacion entre trauma y capacidad de representar 0narrar

puede ser vista desde otto angulo, el de 1 3 discursividad. Van

Alphen se pregunta sabre la irnposibilidad de narrar la vivencia

del exterminio. ~Es par la naruraleza del aconrecimierno, par su

caracrer extrema? ~O tiene que ver can restricciones y limita-

ciones del lenguaje, de los sistemas simbolicos disponibles? Sefiala

qae 1 0 t raumatico del acontecimiento irnplica una «incapacidad

serniotica» durante el acontecimiento mismo, que irnpide (I~X-

perimentarlo» (en el sentido de experiencia presenrado en un ca-

pirulo anterior) y representarlo en los terminos del orden sirn-

bolico disponible. La incapacidad semi6tica puedeestar anclada

en las dificultades de ocupar una posicion de agente activo p O T

parte de los sobrevivientes. Esto se puede rnanifestar en una sub-

jerividad arnbigua, dondeel/la sobreviviente no logra ubicarse en

ninguna de las dos posiciones ofrecidas par el marco interpre-

tativo habitual. xvfceima a responsable", ~sujeta activo u o bje to

pasivo del accionar de arras? En este caso, Ia dificultad para «tener

1 3 e xp er ie nc ia » d e 1 0 acontecido reside en I s am b ig u ed a d y en

la ausencia de los recursos retoricos para manejarla, 0 puede estar

presente la negacion total de la subjetividad, donde los sobre-

vivientes se yen reducidos a la «nada», Aunque puedan relatar

algo de 1 0 terrible que les ocurrio, 1 0 hacen con distancia, sin

emociones, como si su subjerividad hubiera sido asesinada en el

campo (Van Alphen, 1999).

La difiwltad puede tambien estar ligada .< 1 los marcos narra-

rives disponibles (0 inexistentes) paracomar el exterrninio nazi ,

por la inexistencia de una trama 0marco narrative que permits

relatar los eventos con alguna coherencia significariva, 0 porque

los marcos interpretat ivos exisrentes resultan inaeeptables por ser

conrradichos 0 negados por Ia trayectoria subjetiva del sobrevi-

vicnte -pO' ejernplo, wando se espera del tesrimoniante que

cuente su biografia en terminos de una temporalidad lineal, con

un «antes» normal, una disrupcion par las vivencias del exter-

minio, y un «despues», de reconstrueci6n- (Van Alphen, 1999;

tarnbien 1997, cap. 2) 9.

~ Si , como om bien logra transrnit ir Sempnin, se vive el campo de con-

ceatraeion como la mueree, la experiencia posterior OOIStOC3 los marcos inter-

Trauma,leslimonio y «ve rdad" 89

AI eerier este fundamento discursive, y al depender de marcos

narratives existentesen una culrura, la cuestion del testimonio

vuelve a un plano donde 1 .0 individual y 1 0 colectivo se encuen-

tran. L a memo_ria-:lun L a indiv:idual-, como inreraccion entree I pasado y el presente, esni cultural y colectivamente enrnarcada,

no es algQ__g_uesca aJH_para ser extrafdo, sino que.es p..rodudda

por sujetos actives que comparten una culrura y un ethos.

E L T ES TIM ON IO D E LO S S IN V OZ

En los estudios culturales norreamericanos ligados a America La-

t ina, se ha gcnerado en la ultima decada una intensa produeei6n

critica sobre el testimonio y su relacion con la literarura. Por 10

general, setrata de textos elaborados a partir de una colaboracion

entre alguien que va a resrimoniar-y que tiende a ser repre-

sentante de alguna categorfa social desposeida (0 del «Tercer

Mundo)))- y un/a rnediador/a privilegiado/a, generalmente de

orro mundo cultural. EI objerivo, desde 1a «buena conciencia»del/ la rnediador/a, es mostrar 3 1 mundo algo que estaba oculto,

hacer visible 1 0 invisible y silenciado porel poder 10, al misrno

tiempo que servir como medio para eoncientizar y tamar eon-

ciencia de las condiciones de explotacion (Gugelberger, 199Gb) .

La potencialidad de seducci6n del genera es nororia. Invitar

al lector a parricipar y ser testigo de la generaci6n de un actor

pretanvos disponible s en terrninos de curses de vida, porque el riernpo que

v a pa sa ndo a lcja a l s U Je to d e su p ro pia rn ue rte, id ea co nrra ria II I~ «normal"

del curse de vida, en que a rnedida que pasa eI tiempo, In propia rnuerte S~

hace mas cercaria. Se requ ie re rnucho riempo, )' mucha capac idad de slmbe-

lizacien, parn p od er e ru o nc e s narrar, Semprunescribie su tesnrnomo cmcuentaanos despues de su paso por Buchenwa ld, e indica que no to hizo antes porque

entre «la escrirura y la vida», digiti l a segunda [Sernprt in , 1997). Como ya fue

senabdo, 1 3 p es nrr a d e S er np ru n 110 e s la li nic :a p os ib le , H ay o cra s rn an er as

en que los scbrevivienees se vineularon con su idencidad y SI.). testimonio.

10 El pa ra l el i smo can l as p ri rn era s e ta pa s d el feminismo. donde el «hacer

v is ib le 1 0 invisible" ccm bin ab a [a invesngacien, la denuncia y la dernanda, no

e s casual , Muchos tes timonie s han srdo de mujeres, y mochas de Ias mediadoras

hansido parte del rnovimieneo ferninista.

 

Page 7: Trauma, Testimonio y Verdad

5/13/2018 Trauma, Testimonio y Verdad - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/trauma-testimonio-y-verdad 7/10

90

Elizabeth Jelin

y de una voz d~espi~rtacom_£licidad, la creencia de compartir y

pr:._oyectaruna intimidad que, ilusoriamente al menos, se basa en

la autenticidaCf(Somm-er=: 991: 132). En su analisis del testim~io

de Rigoberta Menchu, Sommer va abriendo y haciendo trans-

parentes algunos de los mecanismos ret6ricos del texto, a traves

de los cuales Rigoberta mantiene el control de la distancia social

usando la afirmaci6n cultural de su derecho a mantener elsilenci-,

(xlos indigenas han sido muy cuidadosos de no revelar los detalles

de su comunidad» leemos en el texto) para tal fin. Su capacidad

. . de despertar curiosidad en el lector es producto directo de su

,\,,;Ir;'':'11v;performatividad(Sommer, 1991: 135).

' c z > r Lo importante del analisis de Sommer para el objetivo de este

: . " . y : ' " J capft~lo es el j~o entre ide!!!ificaci6n__y_4~ta~~_gue se es-

t O l ~ ' f ' ~ ? c l " " ) table,..e entre ,~Igoberta y 10~lec~~. Permane?temente Rigo-

. 'I ,,- berta Menchu llama la atencion sobre la distancia cultural entre

\, J ..•l ~lla y los otros. Esto contrasta con la manera habitual de las narra-

rtivas a~tobiograficas en primera persona. Se espera de eUa?que

' c l " ' { . . . . .,J la escntura sea reveladora, intima, casi confesional. En sus «se-

cretos», la testimoniante se ocupa una y otra vez de excluir al

~ de su cfrculo Intimo, sefialando permanentemente la di-

~erencia. No ha lu ar ara la identificaci6n sino ara el dialogo.

Por otro lado, y en contraste claro con la escritura autobio-

grafica, Rigoberta se presenta como representante de un colectivo,_

como si el testimonio tuvie_r~~n «sujeto ~ Algo similar su-

cede con e testimonio de Domitila Barrios, de Bolivia (Viezzer,

1977). El uso de la primera persona, el Yo, no invita a la iden-

tificaci6n . . § _ l singular representa 1 0 plural, pero excluye al lector.

Se trata de un ore, no de un i iande.

,<-~Vl\?

€I\ h .(f""-1, l e . .tQn.."

En terminos ret6ricos, cuyas consecuencias polfticas deben ser evidentes

a esta alt~ra, hay una diferencia fundamental entre li!!!!!4fora de la au-

toblOgrafia y la narratrva herOlca en general, que p"'_esufiOllela iden-

t idad-por-sustituci6n, por la cual un significante (su~r) reemplaza

a otro (Yo sustltuyendo a nosotros, el lider al seguidor, Cristo a los

creyentes), y la metonimia;-"movimiento lateral de identificaci6n-a-tra-

ves-de-Ia relaci6n, que reconoce las diferencias posibles entre ~»

como componentes de un todo sin centro. Ese es el lugar donde en-

tramos como lectores, invitados a estar con quien habla antes que a;::_rella (Sommer, 1991: 146).

Trauma, testimonio y «verdad» 91

El caso de Rigoberta Menchu es ilustrativo del efecto que

un testimonio puede tener en distintos publicos, y su cambio

a 1 0 largo del tiempo. El libro y la figura de Rigoberta fueron

venerados y hasta sacralizados, especialmente en los cfrculos pro-

gresistas universitarios de los Estados Unidos. Su PremI~ Nobel

de la Paz en 1992 la elev6 como figura de alcance mundial. Estosignific6 para ella una actuaci6n polltica intemacional, con l~ ela-

boraci6n de estrategias y tacticas adecuadas a la tarea, con ahados

y enemigos diversos. El paso significativo siguiente en cuanto

al impacto de su testimonio fue la controversia generada, apartIr

del texto de Stoll (1999) que cuestiona la veracidad de la infor-

maci6n contenida en su testimonio.

No entraremos aqui a relatar la controversia que este texto

provoc6 en el ambito de los estudios culturales norteamencanos

(Arias, 2001), ya que excede el motivo por el cual hacemos r.e-

ferencia a este caso en nuestra argumentaci6n. La controversia,

sin embargo, porte el acento sobre dos temas pertinentes. Pri-

mero, la cuesti6n de la «verdad hist6rica». Esta claro que hay re-

latos presentados en primera persona p.ero que no fueron p:e;

senciados por Rigoberta. Este hecho, c.Invahda su tesumoruo:

~Cual es el valor de verdad que se demanda? ~El factico 0 el

simb6lico? ~D6nde se pone el limite entre «realidad» y «ficcion»?

~No se trata siempre de procesos de construcci6n social? Todas

estas preguntas, en definitiva, indican que ningun texto puede

ser interpretado fuera de su contexto de producci6n y de su re-

cepci6n, incluyendo las dimensiones politicas del fen6meno. .

En segundo lugar, esta claro tambien que su =v=. testi-

monial no esta basado en su presencia personal como testIgo de

cada evento narrado sino -al' menos eso es 1 0 que ella defiende-

sobre una presencia colectiva, por 1 0 cual el texto, en prime,ra

persona del singular, debe ser leido como plural, com~ expre~lOn

sintetica de experiencias colectivas. Postura que, en ultima ins-

tancia, revierte sobre la postura presentada en los capftulos InI-

ciales de este libro, acerca de la inoperancia polftica de la dIS-

tinci6n entre «protagonistas en carne propia» y «otros». Adernas,

estas distancias y disonancias entre 1 0 ocurrido y 1 0 narrado vuel-

ven a plantear la necesidad de penetrar en ellas, para as! analizar

la relaci6n entre eventos y representaciones.

 

Page 8: Trauma, Testimonio y Verdad

5/13/2018 Trauma, Testimonio y Verdad - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/trauma-testimonio-y-verdad 8/10

92 Elizabeth Jelin

En verdad, la referencia al debate sobre el testimonio y la

Ii teratura testimonial permite rescatar varies elementos centrales.

Primero, larnediacion de quien edita, 1 0 cual indica que el dialogo

es constitutivo del texto testimonial. Este elemento es analogo

a la escucha en la construcci6n de los testimonies de sobrevi-

vientes, y apunta al caracter dial6gico, construido y mediado, del

mismo. Segundo, marca el contraste entre la autobiograffa in-

dividualizada y el testimonio de un yo en plural, representativede una condici6n social y de un escenario de luchas politicas 11.

Tercero, aunque establece una complicidad con el lector, no se

trata de un texto que invita a la identificaci6n, sino al dialogo

(Sommer dirfa horizontal, no jerarquico como en la autobiogra-

ffa). Cuarto, el control y la manipulaci6n de los silencios y 1 0

no dicho son herramientas centrales para marcar esas diferencias

y establecer con claridad la alteridad del lector.

f t Q I ~ A , · ~ ~ , _Es~e tipo de texto testimonial hace ~xplfcito el rango de al-

<h.~d"' ''' l1t<e'tflatl(f :!sn que se mamfiesta la narratrva personal . En un ex-

' 0 ' f" ..,. tremo, Iil acto de narrar esta impulsado por la vol u n tad y por

6'0 la raciorialidad de la elaboraci6n de una estrateg!.iLQublica U2_-

litica, L a mediaci6n es, en unsentido, instrumental, para poder

Ikgar ajma audiencia 0 publico con mensajes que puedan ser

interprejados segun marcos y c6digos culturales preexistentes (y

que el/la testimoniante no conoce a fondo). En el otro extremo,

T h sujetos traumatizados que logran armar una narrativa -a veces

sin apropiacion de sentido- a partir de la intervenci6n y la crea-

ci6n de escenarios y espacios de escucha personalizada y activa.

J J Al ana liza r las narra tiva s persona le s de comba tientes de laPrime ra Gue rr a

Mundial, Hynes senala 10. contrario, ya que «cada ejemplo cuenta la historia

de un hombre en acciones que involucraron a much os, y que cada uno habla

en su propia voz individual, que no es la voz de la historia, ni de la memoria

colectiva» (Hynes, 1999:218-219), y sostiene que, «al existir , refutan y subvier ten

e l re la to colec tivo de la guerra que es la historia rnilitar» (p. 220). Por su parte,

[b\i.~:t' Wieviorka a le rta sobre un pe ligro c la ro que se deriva de la «e ra de l tes timonio»:

p . J C { J la narrativa hist6rica y colectiva se fragmenta en una serie de historias in9_i-

cuA~J" viduales. El exterrninio nazi puede entonces perder su caracter politico y pre-C;ec'2-~~{

rQ \J, ,= ( sentarse s610 como causa de la devastaci6n de vidas de individuos, con 10 cual

('2~~n~'" z, la s categorfas pol ftica s se t ransforman en categorfa s de la psico logfa individua l

v\ t.¢,~.~MWieviorka, 1999: 140).

t r ' u . l · S ' . Y

Trauma',festimonio y -verdad» 93

Obviamente, la realidad no esta tan polarizada, y la circulaci6n

y el dialogo pueden asumir formas muy diversas, que combinan

diferentes estrategias de enunciaci6n y diversas modalidades de

expresi6n de la subjetividad.

LOS TESTIMONIOS DE LA REPRESI6N EN EL eONO SUR

En las primeras paginas del libro M i h ab ita tio n, m i c el da (Celiberti

y Garrido, 1989), Lilian Celiberti relata los detal les de su secuestro

(junto a sus dos hijos) en Porto Alegre, Brasil, y el traslado clan-

destino del grupo a Uruguay, primer paso de los cinco afios de

prision que ella sufriria hasta su liberaci6n en 1983. El relato

de la detenci6n refleja que, como militante activa, conocia los

peligros que corrfa y los sufrimientos que podia llegar a expe-

rimentar. Aun cuando en ese momenta poco y nada se sabia pu-

blicamente sobre el Operativo C6ndor 12, transmite en el relato

su conciencia del riesgo que corria y los cuidados que su actividad

politica requerfan. 0 sea, aunque inesperado, el secuestro entraba

en el campo de 1 0 posible. Lo que seguramente no estaba en

el campo de 1 0 pensable era que ese secuestro iba a comprometer

lav ida de sus hijos.

En las paginas siguientes, relata las estrategias que intent6 usar

para evitar su traslado a Uruguay. Con la angustia de quien estaba

en riesgo personal, pero que tambien sentia la responsabilidad

por el destino de sus hijos, va «inventando» maneras de desviar

la ruta y el camino que sus represores ternan delineado para ella.

Llegar a la frontera y convencerlos de que habfa que volver a

Porto Alegre, fracasar en el intento de hacer publica su situacion

12 Operative de c oordinaci6n sistematica de acciones represivas por parte

de las fue rzas a rmadas de Chi le , Argent ina , Uruguay, Brasi l, Paraguay y Bolivia,

cuya vigencia pudo ser comprobada con certeza a partir del descubrimiento

y analisis de los archives de la Polida Secreta de Paraguay en1992, de la apertura

de documentos sobre el caso por parte del Departamento de Estado de Estados

Unidos en 1999 y de la apertura de los archives de los Departamentos de la

Pol ic ia Secre ta de Bra si l (Boccia Paz , 1999).

 

Page 9: Trauma, Testimonio y Verdad

5/13/2018 Trauma, Testimonio y Verdad - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/trauma-testimonio-y-verdad 9/10

94 Elizabeth Jelin

y comprometer a las autoridades brasilefias, todo parece salir de

una mente lucida, creativa, activa, que elabora y funciona «a mil».

A pesar de la detaIl ada descripcion de sus acciones y de sus in-

teligentes movidas estrategicas, habla de esa situaci6n como una

vivencia «sin palabras». La narrativa, sin embargo, no manifiesta

falta de palabras. Esa reflexi6n sobre la falta de palabras, ~es una

«normalizacion» retrospectiva del evento,0

una manera de nom-brar un silencio que se impone sobre la memoria aun en el pre-

sente? (Dove, 2000).

Esta narrativa mili tante contrasta con muchos testimonios, es-

pecialmente de madres de detenidos-desaparecidos, que vivieron

el momenta de la irrupci6n forzada y la desaparici6n como algo

totalmente inesperado e inexplicable. En un caso, el de Lilian

Celiberti, no hay vivencia de ruptura y hueco en ese momento.

Lo habra des~, en la experiencia carcelaria. Lo hay, central-

mente, en la relaci6n con sus hijos: «El momenta de la despedida

con Camilo y Francesca 1 0 vivi muchas veces; no puedo pensarlo

sin morirme un poco ...» (Celiberti y Garrido, 1989: 21). En el

otro caso a (~atj~fe» es masiv;l_Y total; 1 0 gCUIIid..Q..JlQ.._QU~

~trar en los marcos interpretativos &ponibles. Muy pronto hay~~ _ . . . ._. .---que descartar las hipotesis pensables, de que se lola llevaron «por

error», 0 cuando, despues de recorrer diversas dependencias po-

l iciales y Hamar a todos los conocidos «influyentes» pidiendo ayu-

da para encontrar al/a la desaparecido/a, la respuesta es el vado,

la ausencia, la negaci6n de la existencia de la persona.

El devenir traumatico implica u;a incap;cidad de vivir una

«experiencia» con sentido. Hay una suspensi6n de la tempora-

lidad, expresada en los retornos, las repeticiones, los fantasmas

recurrentes. La posibilidad de dar testimonio -en el doble sen-

tido de la noci6n de testigo presentada al comienzo de este ca-pItulo- requiere ese tiempo de la reconstrucci6n subjetiva, una

toma de distancia entre presente y pasado. Consiste en elaborar

y construir una memoria de un pasado vivido, pero no como

una inmersi6n total. «Regreso, pero no del todo», dice Celiberti

(p. 21). Una parte del pasado debe quedar arras, enterrado, para

poder construir en el presente una marca, un simbolo, pero no

una identidad (un re-vivir) con ese pasado.

En sintesis, hay dos vfnculos que son simultaneamente acer-I

Trauma, testimonio y -verdao-95

camientos y distanciamientos involucrados en el testimonio; am-

bos, creo, necesarios para la (re)construcci6n de SI rnisrno de

la identidad personal. J;:n primer lugar, una relaci6n con ~n/a c D«otro/a», que pueda ayudar, a traves del dialogo desde la alteridad,

a constrUlr una narrat iva social con sentido. Practicamenre todos

los relatos testimoniales t ienen esta cualidad dial6gica, de alguien

que pregunta, que edita, que ordena, que pide, que «norrnaliza».Y esta alteridad se traslada despues al vinculo con el lector. No

se espera identidad, sino reconocimiento de la alteridad. --

~n s.egundo lugar, .~na relaci6n de acercamiento y . de dis-@

tanClamlento con relaclOn al rasado. Regresar a la situaci6n li-

mIte, pero tambien regresar de la situaci6n lImite. Sin esta se-

gunda posibilidad, que significa salir y tomar distancia, el tes-

t imonio se torna imposible. Referirse a laexperiencia de lamuer-

te, co~o 1 0 hace Semprun, y tarnbien Celiberti, requiere no

I!-vlvlr smo poder incorporar la vida del presente, del despues,

en ese retorno. presentedela memoria agrega algo runaa-

mental, que permite construir y acceder, par suerte sin regresar

del todo, al pasado.

La profusion de textos testimoniales, algunos de caracter au~Jr

tobiografico y otros basados en mediaciones y proyectos de ter- o,,~ekA .......

, las i ... d hi Of>'"t'l"':-;f~c~ros, aSI como as. truciatrvas e arc IVOSde historia oral y las ~ . \

busquedas personalizadas a traves del cine son indicios de pro- t : . l ~ ( \ , ~ c e . " : ' t < rcesos sO~l,alesimportantes que estan ocurriendo en las sociedadeS-i;~ (g04\t < !>

de la region. No se trata de fen6menos ligados solamente al mer-

cado (1 0 que los criticos literarios llaman «el boom del testimo-

nio y la biograffa») sino a complejas busguedas de sentidos per-

~onales y a la reconstrucci6n de tram as sociales. De manera cen-

tral , existe tambien un prop6sito polft ico y educative: transmitir

experiencias colectivas de lucha polftica, as! como los horroresde la represion, en un intento de indicar carninos deseables y

marcar con fuerza el «nunca mas». . : r

 

Page 10: Trauma, Testimonio y Verdad

5/13/2018 Trauma, Testimonio y Verdad - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/trauma-testimonio-y-verdad 10/10

96 Elizabeth Jelin

EN SiNTESIS

E1 testimonio como construccion de mernorias implica multi-

plicidad de voces, circulacion de multiples «verdades», tambien

de silencios, casas no dichas ~omo en el libra de Marta Diana,

donde las mujeres enrrevistadas nunea hablan de su parricipacion

acriva en la lucha armada (Diana, 1996)-. Los silencios y 1 0 no

dicho pucden ser expresiones de huecos traurnaticos. Pueden ser

tarnbien, como en Rigoberta Menchii y su sil ncios «culturales»,

cstrategias para marcar la distancia social can la audiencia, can

el Otro. 0 responder a 1 0 que los otros estan preparados para

escuchar (Pollak y Heinich 1986). Pero pueden tarnbien re£lejar

una busqueda de restablecer la dignidad humana y «la verguenza»,volviendo a dibujar y marcar espacios de inrimidad, que no tienen

por que exponerse a Is mirada de los otros,

El dolor y sus rnarcas corporales pueden impedir su trans-

misihilidad, al remitir al horror no elaborabJe subjetivameme. El

sufrimienro rraumatico puede privar a la victima del recurso del

lcnguaje, de su comunicacion, y esto pucdc irnpedir el te tirnonio,perrnirir hacerlo (sin subjerividad», Pero tam bien los «orros-

pueden encontrar un limite en la posibilidad de cornprensiori

de aquello que entra en el mundo corporal y subjetivo de quien

lo padece. Las huellas traumaricas, silenciadas muchas, veces para

evitar el sofrimiento de quien las ha padecido, pueden no s e T

cscuchadas 0 negadas por decision politica a por falra de UDa

trarna social que las quiera recibir. Se crea un medic donde el

silencio «suspende» y deja inm6vil su ex..presion y circulaci6n.

Esto puede llevar a una glorificacion a a la estigmarizacion de

las vfctirnas, como las unicas personas cuyo reclamo es validado

o rechazado, En e os ca as, la disociaci6n entre las victimas y

los dernas se agudiza,

En el test imonio p-ersonal. quienes sufrieron directarnente co-

mienzan a hablar y narrar su experiencia )' sufrimiento. Es al

mismo riernpo una fuente fundamental para recoger informacion

sobre 1 0 que sucedi6 un cjercicio de memOljj_j2erspnal_ y.. ..sQcial

en tanto im lica una narrativa que intenra dar aJgUn senrido al

pasado, y un media de expresi6n personal creative, par parte

de quien relata y qui en pregum.a 0escucha.

Trauma, testimonio y ·.verdad»

Hay dos consideraciones para introducir en este punta. En

primer lugar si bien a primera vista pareceria que la posibilidad

de narrar impliea una superacion del hueco rraumatico y del si-

lencio, 110 siernpre es asi. Existen casas en que, aunque e res-

ponda a pregumas de entrevistadores 0 se logre «conran>, las dl-

ficultades y obstaculos narratives son enormes rdlejando la dis-

crepancia entre la vivencia y la ausencia de marcos narratives para

decirlo 13. Hay testimonies que carecen de subjetividad, otros que

son repeticiones ritualizada del relata del sufnmiento (Van Alp-

hen, 1999). A su v 2., quien escucha puede llegar a emir ex-

trafiamiento y distancia. Estas posibilidades de escuchar varian

a 1 0 largo del riempo: pareceria que hay momeE:to2 historicos

aptos para escuchar, y otros en los cuales esto no ocurre. Hay

tambien mementos en que eJclima social, insti tucicnal y politico

est:! avida de relates, otros donde domina la scnsaci6n de sa-

turaci6n y de excesc, Nuevamente aquf debemas plantear la ur-

gencia de historizar, de incluir la ternporalidad y la historicidad

de las narrativas personalizadas y de las posibilidades de escuchar.

En segundo lugar, se torna necesaria una palabra de alerta

obre las «bondades» del testimonio y el marco int rpretativo uri-lizado para ubicar su sentido, Hay un modele 0marco que incluye

un proceso psicologico de sufrimiento y t rauma, proceso de duelo

y curacion a traves de la separacion y aceptaci6n de Ia perdi?a. I

En este proceso individual e interpersonal, el hablar y contar ne-

nen su lugar, a veces catartico 0 terapeutico, En la epoca que

nos toea vivir, en la cual a craves de lo s medias de cornunicacion Ide masas se plantea una «publicizacion» de la vida privada en

los ta lk s ho w s y los r e a li ty sh ows , gue banalizan a semimie tQ.S

y_ ~ in6midad, se corre el riesgo de que el genera testimonial

caiga en la exposicion (cexcesivar) y en la ~~ecycularizacj6n del

horror. Si el terr risrno de Estado y 1arepre i6n violaron 1 3 in-~d y los cuerpos humanos, 1~construcci6n de l~ identidad

13 En sus rrabajos sobre la violencia polftica en el iireade Ayacucho (peru),

del Pine y Theidon (1999) muestran c6mo las mernorias de los campesinos

estan construidas a partir de la interseccien de sus cosmovisiones de ongen

indlgena y 13 relanvamcnre nueva inrroduccion de religiones cVlIngel icas que

proveen un nuevo marco inrerpretar ivo para dar senndo al pasado violenro

reciente,

97