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Dora I. Munévar yDora I. Munévar yDora I. Munévar yDora I. Munévar yDora I. Munévar y

Marta L. VillaseñorMarta L. VillaseñorMarta L. VillaseñorMarta L. VillaseñorMarta L. Villaseñor

TRANSVERSALIDADTRANSVERSALIDADTRANSVERSALIDADTRANSVERSALIDADTRANSVERSALIDAD

DE GÉNERODE GÉNERODE GÉNERODE GÉNERODE GÉNERO. UNA. UNA. UNA. UNA. UNA

ESTRAESTRAESTRAESTRAESTRATEGIA PTEGIA PTEGIA PTEGIA PTEGIA PARA ELARA ELARA ELARA ELARA EL

USO POLÍTICO-USO POLÍTICO-USO POLÍTICO-USO POLÍTICO-USO POLÍTICO-

EDUCAEDUCAEDUCAEDUCAEDUCATIVO DE SUSTIVO DE SUSTIVO DE SUSTIVO DE SUSTIVO DE SUS

SABERESSABERESSABERESSABERESSABERES

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En este artículo se discute el papel de los nuevos lenguajes en lacreación, desarrollo y proliferación de ideas entre los miembros de cual-quier grupo humano, especialmente entre los grupos sociales oprimidos.Estas ideas convertidas en nuevos saberes acompañan las alternativas decambio. La transversalidad, que es una de las nuevas palabras y de lasalternativas posibles, ha ido ampliando los usos educativos de los saberesde género a fin de introducirlos en las políticas sociales hasta abarcar suimplantación simultánea en determinaciones y acciones destinadas a lasmujeres, mediadas por términos conceptuales y metodológicos, orienta-das principalmente al desarrollo humano.

Se considera que los saberes de género no están localizados en un puntofijo, sino que activan a otros saberes mediante vínculos ytránsitos transversales entre individuos o grupos.1 Por esosuele utilizarse la transversalidad para introducirlos y ex-pandirlos hasta límites insospechados; esto es, comoestrategia de difusión que critica el modo como las asig-naciones socioculturales, con fundamento en su sexo bio-lógico, han construido el ser varones o el ser mujeres.

De este modo, emergen los usos político-educativosde la transversalidad de género, los que, a su vez, requie-ren la consolidación de estructuras que faciliten laplaneación, el seguimiento y el control de los efectos dela perspectiva de género. También es clave la incorpora-ción de la igualdad como una realidad vivida más allá de la eficacia simbó-lica o la voluntad política.

1 La configuración social, originada enlos cambios en la circulación de lossaberes, está re-creando un tipo de com-petencias culturales y cognitivas queno parecen apuntar en el sentido de lascompetencias para la generación derentabilidad y competitividad, predo-minante en el campo educativo, ahon-dando la brecha entre los interesesinstitucionales y la de los sujetos apren-dices.

La superación de esta situación pasa,entre otras cuestiones, por la incorpo-ración de una transversalidad que rom-pa con el prejuicio que separa a lasciencias y a la tecnología de las huma-nidades y por rescatar aquel tipo desaberes que, no siendo directamentefuncionalizables, son, sin embargo, so-cialmente útiles, los saberes lógico-simbólicos, históricos y estéticos. Lossaberes indispensables.

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Las experiencias que se deriven de estos usos no solamente enrique-cen a las mujeres, sobre todo si se tiene en cuenta que sus propósitostransformadores traspasan sus intereses y necesidades como grupos he-terogéneos que han estado históricamente fuera de lo establecido. Losdebates al respecto son múltiples como múltiples son las acciones quehan de abanderarse a partir de la transversalidad de género.

Las mujeres, siempre alertas por sus necesidadese intereses, han incrementado su participación

en debates internacionales como los adelantados con el auspicio de Na-ciones Unidas; han estado activas en las conferencias de Bruselas (1976),Bangkok y Nueva York (1980), Nairobi (1985) o Beijing (1995), ciudadesque se recuerdan como los escenarios por donde empezaron a circularnuevas palabras ahora constitutivas de la política feminista internacional.Tal vez, por eso mismo, se ha otorgado una diversidad de significados y

sentidos a la transversalidad, realidad que constituyeun serio problema para quienes estudian su adopción yhace difícil su puesta en marcha en los distintos ámbitospolíticos o académicos.2

A la par, aparece como una fuerte razón para interro-gar permanentemente a los conceptos dentro y fuera dela academia o del sistema educativo. Después de escu-driñar los orígenes de la palabra transversalidad,3 y losvocablos afines, se ha identificado un amplio rango dedefiniciones al uso que van desde aspectos específicosen su composición o su medición hasta complejas for-

2 La transversalidad es uno de los te-mas puestos a debate para lograr in-terdisciplinaridad y lograr dar respuestaa los nuevos fenómenos sociales. Comoes sabido, los ejes transversales sur-gen de necesidades y demandas que lasociedad plantea a la educación. Porello, más que atender a contenidos cog-nitivos, los ejes nos plantean retosreferidos a la formación integral de losindividuos en dirección a lograr unaciudadanía plena y, como una caracte-rística común a todos ellos, en últimainstancia se relacionan también convalores.

3 La transversalidad del género consti-tuye un enfoque sobre la igualdad deoportunidades entre los sexos que pre-tende integrar la perspectiva de géneroen los diversos ámbitos (social, eco-

Nuevas palabras queimpulsan acciones

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mas políticas e ideológicas en su constitución, pasandopor prácticas propias del sistema mercantil. Como resul-tado de estas indagaciones, se insiste en continuar bus-cando su delimitación para precisar los alcances de loscrecientes usos sociales.

No obstante, para abarcar su análisis más allá de lasfronteras descriptivas del proceso de cambio resultante,independientemente de la esfera social donde se impul-san, conviene resaltar que la transversalidad conceptual-mente sigue colmada de confusiones y ambigüedades.Las confusiones tienen sus raíces en los orígenesteóricos mismos, ya que los conceptos y las ideas sólose pueden comunicar en el marco de los avances episte-mológicos, por ejemplo, los del feminismo, teniendo encuenta sus distintas corrientes de pensamiento; por tan-to, implica la activación de un vocabulario que circula enel mundo académico y en la vida cotidiana con el respaldode la retórica política feminista. Las ambigüedades se derivan de los in-tentos sistemáticos que se hacen para traducir dicha retórica al ámbitopolítico, especialmente para su uso por parte de personas que no dispo-nen del capital cultural crítico ni feminista.

La idea, aunque fue acuñada veinte años atrás en Nairobi, comenzó acircular durante la IV Conferencia Mundial de la ONU en Beijing en su vozanglosajona: gender mainstreaming; en 1995 se definieron como áreas ob-jetivo de transversalidad la pobreza, la educación, la capacitación, la sa-lud, la violencia, el conflicto armado, la economía, el poder, la toma de

nómico y político) de la vida humana yen las esferas públicas y privadas. Sur-ge de las reflexiones, análisis y valora-ciones de las prácticas y políticasllevadas a cabo para lograr la igualdadentre hombres y mujeres que hanpuesto de manifiesto que, si bien sehan logrado avances importantes eneste terreno, no se está logrando mo-dificar los elementos o factores estruc-turales que configuran la desigualdad.

El origen de la definición institucionalpuede encontrarse en la comunicaciónde la Comisión Europea de 1996 sobre“La incorporación de la igualdad deoportunidades para hombres y muje-res en todas las políticas y actividadesde la Unión Europea”, la cual define latransversalidad de género como la in-tegración sistemática de las situacio-nes, prioridades y necesidades demujeres y hombres, respectivamente,en todas las políticas y actividades, convistas a promover la igualdad entreambos sexos, y a movilizar todas laspolíticas y las medidas generales con elpropósito específico de alcanzar laigualdad, teniendo en cuenta, de ma-nera activa y abierta, durante la fase deplanificación, sus efectos sobre las si-tuaciones respectivas de mujeres yhombres durante la ejecución, el con-trol y la evaluación.

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decisiones, los mecanismos institucionales, los derechos humanos, losmedios de comunicación, el ambiente y la vida de las niñas —aspectosque tienen lugares más o menos definidos en la organización académicade saberes—. Posteriormente, se impulsaron iniciativas en este mismosentido en el ámbito de las intersecciones raza/género, especialmente enNorteamérica, mientras la Unión Europea recomendaba su inserción en to-das las dimensiones de la toma de decisiones de cada Estado miembro en1997.

Las diferentes experiencias de las mujeres del mundo, tan discutidasen la conferencia de Beijing, han dejado clara la existencia de un conjuntocomún de objetivos políticos en relación con la igualdad de género. Peroestos objetivos siguen reclamando que los contextos económicos, ideo-lógicos y sociales ofrezcan suficientes condiciones para impulsar la trans-versalidad como un medio de legitimación e institucionalización de laspreocupaciones feministas en los procesos de transformación de su posi-ción y condición; siguen exigiendo la necesidad de prescindir de su senti-do metafórico para convertirse en más que un mero instrumento para laadopción de decisiones políticas, muchas veces forzadas solamente por-que se cumplen los plazos previstos en los compromisos internacionales.Ahí está el reto fundamental, puesto que lo difícil es dejar de estar en losmárgenes para entrar a formar parte de la corriente principal —si bien ensu lugar marginal sus saberes disponen de credibilidad, en el ámbito de loestablecido se quedarán en el marco de la trasgresión—.

Pese a la percepción positiva de los efectos de esta estrategia, en lavida cotidiana se afronta una limitación extrema: la ausencia de sensibili-dad a cuestiones de género entre las personas encargadas de trazar y

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ejecutar las políticas nacionales y sectoriales. En este contexto, la equidadde género se limitaría a plantear una transversalidad simplista en la medi-da en que toda acción transversal se despliega bajo el postulado de que elgénero atraviesa a la sociedad y a las condiciones sociales; pero, al pare-cer, desconociendo que aquel es atravesado por otras categorías socialescon las que se agudizan las contradicciones; por supuesto, su aplicacióndeja de reconocer las identidades intersectadas y las múltiples discrimina-ciones de los seres humanos, comenzando por las de las mismas muje-res. Por eso abordaremos la compleja interacción entre los saberes degénero desplegados en la academia y sus usos educativo-políticos.

Los saberes en general señalan la existencia deun fenómeno social o natural reconocible me-

diante miradas epistemológicas, metodológicas u ontológicas; tambiénrepresentables recurriendo a distintas prácticas discursivaso campos estructurados según los postulados produci-dos y sostenidos en un determinado momento históricoy en una situación política delimitada.4

A estas exigencias no puede ser ajena la academia, dondese interrogan contenidos y formas de insertarlos a los dis-tintos procesos educativos mediante líneas diagonales, quecruzan las áreas de conocimiento manteniendo su estruc-tura originaria, o espacios propios que, a modo de punto deencuentro, se impregnan de nexos transversales5 que favo-recen la circulación de sus avances en el sistema social entodos los niveles, ámbitos, espacios y tiempos.

Saberes que retanlo establecido

4 Una explícita transversalidad es la quemoviliza a los saberes indispensables,que son aquellos que no siendofuncionalizables son socialmente úti-les, pero no son tampoco saberes te-máticos, pues operan unas vecessustentando y otras subvirtiendo lossaberes temáticos. En su paradójicoestatus los saberes indispensables,aunque se hallan ligados a materiashistóricas, no responden a las condi-ciones epistémicas ni a los operado-res de funcionamiento de lasdisciplinas académicas. Entre ellos lossaberes lógico-simbólicos, los sabereshistóricos y los saberes estéticos.

5 La transversalidad o mainstreamingde género plantea un nuevo modelo deanálisis, de intervención y de gestiónque reconoce que mujeres y hombres,debido a sus diferencias biológicas yroles de género tienen necesidades, obs-

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Los saberes de género se han convertido en escenarioapropiado para la discusión crítica desde la epistemolo-gía, la ontología y la metodología de lo femenino y lo

masculino. Han obtenido un lugar propio en la academia a través de losestudios de mujeres, masculinidades, extrañeza o diversidad sexual; asi-mismo, han determinado la selección y distribución de conocimientosmás allá de las fronteras monodisciplinares. Su indiscutible postura inter-disciplinaria tiene efectos de carácter tecnológico, científico o académico;invita al cambio en las formas de hacer investigación social, natural, edu-cativa o humana; devela nexos con los contextos social, económico eideológico y promueve sus usos educativos y políticos.

Los conocimientos que se producen en el ámbito de los estudios degénero contienen y expresan, en términos teórico-críticos, la dinámicacultural heterogénea característica de las relaciones sociales; atraviesantodas las esferas de acción de los seres humanos y todas las áreas deconocimiento destacándose como proceso de construcción social útil enel análisis significativo de los planos materiales y simbólicos de la reali-dad, la interrogación de la ciencia y la tecnología, la generación de explica-ciones sobre las relaciones asimétricas entre mujeres y hombres cuyasidentidades se hallan intersectadas por otras categorías, por ejemplo, raza/etnia/clase/generaciones/capacidades, o los cuestionamientos al sistemaeconómico dominante para proponer agendas de cambio con base en sureconocimiento académico. La paulatina inclusión política de esta clasede saberes no solamente permea las relaciones de poder imperantes, tam-bién abre diálogos sociales, genera confrontaciones políticas y son deter-minados por las presiones de ciertos sectores de la sociedad, aquellos que

táculos y oportunidades diferentes quedeben ser identificados y tratados paracorregir el desequilibrio existente en-tre los sexos.

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se interesan por transformar las condiciones de su producción/divulga-ción. En otras palabras, son claves para afrontar la reacción socioculturalprovocada por el resurgimiento de multiplicidad de símbolos, de distintoslenguajes y de nuevas escrituras, ahora destinadas a interrogar y deconstruirlas tradiciones filosóficas y las posiciones políticas que han orientado laorganización social.

En todo caso, su introducción educativa es de carácter transversal eimpide que la discriminación se enfoque únicamente desde la situación dedesventaja personal de las mujeres o dé por sentado que todas las muje-res rechazan las diferenciaciones o jerarquizaciones por sexo; evitaresponsabilizar a todos los varones por el sometimiento de las mujeres;hace visibles las jerarquías culturales; desnaturaliza las prácticas de traba-jo jerarquizadas; desarticula los sobreentendidos de género en todos losámbitos sociales; e interroga sin pausa las formas de producción, distri-bución y circulación de conocimientos en la academia.Sus alcances emanan del sentido político trazado comohorizonte de la transversalidad que, como estrategia,6 sir-ve para asegurar que los resultados de los debates acadé-micos sobre el género se conozcan en la sociedad.

Y es que solamente con la conjugación de saberes ytransversalidad se podrá configurar la capacidad de trans-formar las mentalidades colectivas en consonancia con elavance de las demandas de las mujeres en el ámbito polí-tico. Todo porque la transversalidad de género intenta disolver conceptostradicionales derivados del paradigma androcéntrico que ha actuado comoel referente hegemónico de las prácticas y teorías político-sociales.

6 La transversalidad requiere igualmen-te conocimientos interdisciplinaressobre las desigualdades entre mujeresy hombres y las relaciones de género.Por tanto, es imprescindible la forma-ción de quienes van a integrar la pers-pectiva de género en las distintas áreasdel saber, así como el conocimiento delas técnicas y herramientas adecuadaspara incorporarla. También se requie-re de cambios en los procedimientosadministrativos y en definitiva en lacultura organizativa que impliquenuevos canales para el intercambio yla cooperación.

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En el siglo XXI, dicha conjugación representa un reto para conseguir elcambio en el mundo de la toma de decisiones políticas relativas a lasmujeres y las relaciones de género; igualmente exige una visión integralacerca de la interacción entre situaciones, prioridades y necesidades vivi-das por mujeres y hombres, así por separado, en políticas y acciones,planes y programas, que tengan como meta promover la igualdad entrelos géneros mediante la puesta en marcha de medidas activas en las fasesde planificación, ejecución, control y evaluación de procesos de transfor-mación. Si se aspira a hacer visible esta meta y, lo más importante, si sequiere contribuir a la reconstrucción cultural de las relaciones de género,habrá que retornar a sus orígenes políticos y sus desarrollos ideológicosen el plano de los saberes.

La transversalidad se presenta como una estrate-gia necesaria para incorporar las metas de igual-

dad de oportunidades entre mujeres y hombres en todas las áreas de lavida social; circula por espacios llenos de tensiones dada su naturalezacontrovertible y, por su carácter instrumental, contrarresta la estructurade pensamiento dominante. En cualquiera de estos planos, su implanta-ción exige la integración sistemática de la categoría de género en todas

las estructuras gubernamentales y académicas;7 en todoslos programas que las ejecuten o las recreen; en todaslas acciones, procesos y proyectos concretos y en to-

das las responsabilidades sociales.La transversalidad de género queda entonces delimitada como una

estrategia para promover tanto la perspectiva de género como la igualdad

7 La capacidad de aprendizaje de una or-ganización aumenta al incorporar elgender mainstreaming, a la vez que re-presenta la condición necesaria para laaplicación del concepto.

Base para cambiar lasrelaciones de género

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entre géneros. Es una meta con una doble cara: por un lado, la inclusióndel análisis de género como parte fundamental de cualquier proceso dediseño, mejora, seguimiento y evaluación de políticas, proyectos y pro-gramas mediados por consultas entre mujeres y hombrespara integrar necesidades, puntos de vista y preocupacio-nes en todos los procesos de toma de decisiones quetraten esos temas. Y, por el otro, la inclusión de los saberesde género para atender las reclamaciones académicas queexigen la ruptura de la organización vigente para asegurarmuchos puntos de encuentro a través de los cuales sepueda acceder a ellos, dado su carácter de componentestransversales.8

Estos intentos reconocen que en la base de su incorpo-ración política o educativa se halla la perspectiva de géneromientras que, para revisar sus metas, se realizan verifica-ciones para el cumplimiento de sus disposiciones sobre latransversalidad de género como política y las evaluacionesque midan el impacto de esta clase de decisiones.9 Ade-más, al mostrar cualquiera de las dos caras se van a con-frontar sus alcances políticos o educativos, puesto que:

Constituye una estrategia a mediano y a largo plazocon la que se espera acabar con las barreras estructu-rales que impiden la construcción de otros modos deser/sentir/estar de hombres o mujeres. Esto suponeque la labor igualitaria no sólo deben llevarla los orga-

8 Vale señalar que la transversalidadpuede expresarse de dos maneras. Launa, como temas transversales; es de-cir, como contenidos que pueden serenfocados desde distintas perspectivasdisciplinarias y que, por lo tanto, danposibilidad a una relación entre éstas ya una mayor conexión entre lo tratadoen clase con la realidad del alumnado.Los temas, desde esta perspectiva, pro-vocan cambios metodológicos sin ne-cesariamente alterar los trasfondosideológico y axiológico del proceso edu-cativo. Pero, en un ejemplo más sim-ple, encontramos también temas quecruzan todas las asignaturas, que ló-gicamente no inciden en cambios edu-cativos.

La otra manera de transversalidadestá justamente en los ejes transversa-les. La importancia de los ejes está enque alrededor de ellos debe organizarsetoda la vida educativa. El eje transversalno sólo que cruza las asignaturas y di-versas áreas de trabajo, sino que se-ñala un camino a seguir y una metaformativa de interés escolar. Lógica-mente no se trata de acumular un ejemás entre los ya existentes ni de am-pliar trabajo dentro de un currículogeneralmente ampuloso, sino de orien-tar la planificación de las acciones. Esto,claro, dentro de una visión integral delcurrículo, mirando todas sus dimen-siones y, en este caso, particularmenteel por qué del mismo, evitando que-darse en hacer del currículo un simplelistado de temas de enseñanza o depretender que la metodología pue-de ser nueva en medio de una estruc-tura, propósitos y formas relacionalesviejas.

9 La aplicación de conocimientos rela-tivos a las condiciones e impactos es-

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nismos específicos a favor de las mujeres, como hastaahora se ha venido haciendo, sino que debe extenderse atodas las instituciones con capacidad de decisión y deejecución de medidas que afectan a toda la sociedad. Ahíradica su diferencia sustantiva, pero también su dificul-tad estructural.

Constituye la mejor vía para la planeación progresista que está llena dedificultades derivadas, principalmente, de la ausencia de estadísticas ycifras desagregadas. La comprensión específica de la situación de lasmujeres y los hombres ha de ser la base, especialmente para quelas mujeres participen en la vida política y en los procesos académicosa fin de asegurar que sus valores, intereses y experiencias se tengan encuenta en primer lugar.Constituye la base para reconocer la heterogeneidad de las mujeres yabarcar los componentes de toda decisión política a su favor. Se hacenecesario reforzar los aspectos que configuran las políticas específicasde igualdad con medidas legislativas, mecanismos de defensa de laigualdad, acciones específicas de igualdad dirigidas a mujeres, accio-nes amplias para mujeres y hombres de todos los grupos de edad y sindistinción alguna.Constituye el principio definitivo para el desarrollo humano. En unproceso que invoca la reflexividad, se reconoce la necesidad de confi-gurar el trabajo académico sensible a las diferencias de género con lasque puedan identificarse tanto las mujeres como los hombres que lorealizan. Para lograrlo ha de incorporar medidas claves que comiencenpor la adopción comprensiva y comprometida de los conceptos bási-

pecíficos de género permite una mira-da más aguda, a la vez que aumenta laeficiencia de las acciones. Las activida-des que apuntan a determinados gru-pos de beneficiarios requieren laaplicación de conocimientos específi-cos de género para que las accionestengan impacto. Los problemas pro-pios de los grupos de beneficiarios sereconocen mejor cuando se analizanlos condicionantes de género.

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cos para implantar la transversalidad de género, tomando en cuentatoda clase de recursos: tiempo, espacio, financieros y simbólicos.Constituye una vía para integrar conocimientos interdisciplinares. Lacomprensión de las desigualdades entre mujeres y hombres son deter-minantes para el debate público y la adopción de decisiones políticas,ya sea que involucren la vida económica, la representación o participa-ción, la actividad social, la dinámica ciudadana o el debate curricularde primaria, secundaria, bachillerato o universidad.Constituye una expresa combinación de buenas prácticas y medidasespecíficas con políticas destinadas a promover sus fines, abarcandotodos los ámbitos donde se han de ejecutar, con el propósito de inte-grar la perspectiva de género en planes, programas y proyectos que sepongan en marcha dentro y fuera de la academia o del sistema educa-tivo.

Sin duda alguna, los temas transversales10 traspasanel plano de la mera abstracción al incorporar propuestasmás o menos definidas al hilo de sus vínculos con la in-terpretación de la realidad y con la crítica a las posturasdominantes. En pocas palabras, se trata de diversos aná-lisis pensados desde la definición de problemas colecti-vos y de estrategias orientadas a la transformaciónmediante los usos políticos y educativos de los saberesde género recreados en la academia.

La transversalidad de los saberes académicos mantie-ne la mirada sobre el análisis de género, en sus dimensio-

10 La transversalidad de género es elnuevo enfoque que no se queda conla presencia femenina en el espacio detoma de decisiones, sino que aspira aque en todas esas decisiones, en todaslas políticas, sea quien sea que las for-mule, se tome en cuenta el enfoque degénero. Las mujeres ya no demandansolamente ser ministras, diputadas, se-nadoras, síndicas, juezas, dirigentas delos partidos en los que militamos, sinoque exigen la consideración general dela perspectiva de género en todas lasáreas políticas, científicas, académicas,sociales, en toda acción, en toda cir-cunstancia. Pero lo que ahora másimporta es que se asuma y que se apli-que el principio de la transversalidadde género, en cada espacio público yprivado en el que se diseñen planes,programas y proyectos.

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nes de uso. En este contexto, los datos han de traspasar las fronterasdicotómicas entre mujeres y hombres para mostrar la diferenciación refe-rida a los mecanismos e impactos del sexo; también han de diferenciarsepor ciertas características para que las formas de registro pongan de ma-nifiesto el modo en que las políticas, algunas de las cuales se consideranno discriminatorias, afectan a las mujeres de forma diferente con respectoa los hombres. En consecuencia, busca la transformación política de lasestructuras sociales sobre las que se construyen y mantienen los estereo-tipos de género, dentro y fuera de los sistemas educativos.

La transversalidad movilizasaberes indispensables por

estar orientados al cambio. Todos aquellos saberes socialmente útiles paraalcanzar las metas trazadas con esta estrategia necesariamente van a sub-

vertir los saberes establecidos en el área temática que sediscute y sobre la cual se formulará el proceso educati-vo.11 A través de los temas transversales se propiciannuevas formas de convivencia con los saberes de géneropara tomar distancia de los atributos que se les asigna alas personas por su sexo biológico —sin desconocer lasintersecciones entre categorías sociales o culturales queatraviesan los cuerpos sexuados—.

Los enfoques transversales plantean una crítica radi-cal al referente curricular científico-positivista que frag-menta el conocimiento y lo presenta como neutral, no

ideologizado y desprovisto de elementos de valor. Si el conocimiento cien-

Usos educativos de la transversalidadde los saberes de género

11 La escuela y la familia parecen ser lasdos instituciones más afectadas porlas transformaciones habidas en losmodos de circular el saber, que cons-tituyen una de las más profundasmutaciones que sufre la sociedadcontemporánea. Esta mutación se ma-nifiesta en la circulación de los saberespor fuera de la escuela y de los libros,y por la difuminación de las fronterasque separaban los conocimientos aca-démicos del saber común.

La nueva realidad propone una re-definición del sujeto de la educación.Así, el sujeto cartesiano del conoci-miento, base de la acción educativa dela escuela actual, deja paso a un indivi-duo educativo que se expresa en idio-mas no verbales, basados en susensibilidad y en su corporeidad.

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tífico no puede desligarse de los contextos de producción, ni de los inte-reses que guían la investigación científica ni de los fundamentos ideológi-cos que la propician, la tradición académica queda interrogada; las tensionesentre sujetos cognoscentes y objetos por conocer (y de conocimiento) sedesdibujan en su sentido de verdadero, acabado, estático y deshumanizado.

La transversalidad, por su sentido dinámico y cambiante, comparte ladefinición de la ciencia como construcción social y del conocimiento comoherramienta de interpretación de la realidad. Asimismo, se relaciona contoda clase de práctica social en la que se generan conocimientos o seaplican los recursos tecnológicos con múltiples metas:

1. Enfrentar la propagación de intereses e ideologías.2. Dar cuenta de los contextos y sus diversas perspectivas culturales.3. Evaluar los potenciales tecnológicos pese a la marginalización social

existente.4. Cuestionar los paradigmas que sostienen a la corriente principal de

cualquiera de las áreas de conocimiento.5. Problematizar toda clase de representaciones e imaginarios de los saberes

científicos y los recursos tecnológicos.6. Reconocer que mujeres y hombres han usado de modos distintos los

recursos tecnológicos.7. Formular preguntas inquisitivas como: ¿quiénes usan los recursos y los

saberes?, ¿qué circunstancias caracterizan dichos usos?, ¿cuáles son lasformas de uso y qué condiciona las diferencias de uso entre mujeres yhombres?, ¿cómo se relacionan las subjetividades de quienes usansaberes y recursos con la configuración de sus vidas cotidianas?

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La transversalidad permite identificar la forma como las asignaturas sos-tienen la fragmentación del conocimiento en parcelas incomunicadas paraconcentrar el saber aceptado culturalmente, un saber que se justifica porel recurso a la autoridad y, por supuesto, transforma toda meta educativa;ahora, indudablemente, será reconstruir un conocimiento crítico, relevan-te y útil para una perspectiva transformadora según las fases tanto delproceso socializador como del proceso educativo —definido por normasjurídicas y políticas académicas—.

En las primeras etapas del desarrollo infantil, el principal agente educa-tivo y socializador es la familia; en esas edades han existido experien-cias en educación preescolar y en otros espacios de juego y aprendizaje,en estos ámbitos el agente educativo es habitualmente el/la docente.En la escuela primaria y secundaria, donde el mayor número de expe-riencias realizadas y analizadas hablan de diferentes estrategias de in-corporación de la transversalidad al sistema educativo, si bien permanecela polémica de su conveniencia escolar, los temas transversales semantienen como líneas diagonales que entrecruzan saberes o comoespacios propios que los articulan dinámicamente. En todo caso, exi-ge una formación integral que explore las posibilidades de desarrollaractividades en distintas áreas: sociales, naturales, lengua y literatura,matemáticas, artes, a partir de un conocerse, comprenderse y acep-tarse, transformando los modos de relacionarse con los saberes quees la base de su vivencia con la transversalidad.En la educación media superior y superior, desde hace algunos años,se realizan cursos, seminarios o jornadas con temas de transversalidad

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en algunas universidades y otros ámbitos de formación complementa-rios a la universidad. Se han impulsado reflexiones sobre la contradic-ción que suponen los temas transversales en un sistema jerarquizado,antidemocrático, violento, competitivo, etnocéntrico, androcéntrico ysexista. Las instituciones de educación superior se han convertido enescenarios propicios para promover y apoyar distintas clases de pro-yectos de investigación relativos a ejes y temas transversales.

En este campo de los saberes movilizados, la transversalidad puedeconsiderarse como estrategia metodológica, ya que a través de ella selogrará la incorporación de los ejes integradores; es decir, de una perspec-tiva integrada de los conocimientos. Estos ejes permiten al alumnadoreconocer formas de construcción del conocimiento, estrategias para labúsqueda de soluciones mediante aprendizajes relevantes para individuosy grupos, herramientas conceptuales y actitudinales que les permita si-tuarse en el mundo con capacidad de actuar e influir de forma conscientey crítica.

Por eso mismo, si transversalizar significa incorporar las cuestionesrelativas a la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres de talforma que cruce todas las políticas y acciones, que evite limitarse a pro-poner o desplegar prácticas directas y específicas a favor de la mujer —ensingular—, entonces, la transversalidad, uno de los más poderosos ins-trumentos de deconstrucción de la racionalidad académica y de la vidacotidiana, rompe con la estructuración jerárquica de los saberes; se orga-niza sobre el sentido antropológico de la hibridación no sólo de diferentestipos de saberes, sino de distintas formas de razonar y abarca otros len-

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guajes; también recoge los intereses de los hombres en aquellos espaciosen los que están involucrados por la persistencia de discriminación de lasmujeres y allí de donde han quedado fuera por la existencia de estereoti-pos de género.

Este planteamiento supone una de las múltiples limi-taciones con que se enfrentan los desarrollos transversa-les.12 Sin embargo, acorde con los presupuestos teóricosque la propia transversalidad sostiene, es posible compro-meterse en un proceso de deconstrucción/reconstrucción

epistemológica de las disciplinas que forman parte de las asignaturas, conel fin de conocer los presupuestos que sostienen su estructura, las orien-taciones teóricas subyacentes, las propuestas culturales e ideológicas quese desprenden y, a partir de este proceso de reflexión/discusión, abordarotros interesantes debates: el papel de los agentes educativos, las rela-ciones de poder, las formas de organización o los sistemas de evaluación.

Las políticas transversales no vana remplazar las acciones y medi-

das específicas a favor de las mujeres; todo lo contrario, éstas se conser-van para acompañar a las estrategias transversales. Todas las instanciasdeben integrar la perspectiva de género por lo que se hace necesaria,además de la imprescindible voluntad política, la sensibilización y forma-ción en el conocimiento de la situación de las mujeres y hombres, elanálisis de las barreras que dificultan el acceso a la plena participación enla vida económica, social y política y la elaboración de medidas que apues-ten a la equidad de género.

12 Para aplicar la transversalidad de gé-nero se necesitan una nueva mirada,una determinación de Estado, políticaspúblicas, transformaciones curricula-res, sensibilidad patronal, formación ycapacitación, evaluaciones continuasy controles eficaces.

Usos políticos de la transversalidadde los saberes de género

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La transversalidad exige cambios en la formulación de políticas, cam-bios en la cultura organizacional, cambios en las prácticas sociales basa-das en el intercambio y la cooperación entre personas, unidades,departamentos, organizaciones o asociaciones. Y, ante todo, exige trans-formaciones en los modos de interacción con las comunidades para recu-perar sus propias experiencias y dejar fluir las cosmovisiones y perspectivasde quienes han vivido toda clase de discriminación. Si se quiere que pros-pere la integración de la perspectiva de género, ésta debeestar firmemente enraizada en la institución y no sólodepender de los esfuerzos de algunas personas, aquellascomprometidas con sus principios ideológicos o sus fi-nes políticos.13

La transversalidad se aplica a toda clase de políticasnacionales y de relaciones internacionales. La estrategiausa herramientas, estructuras y métodos como la evalua-ción del impacto en función del género, al tiempo que sefomenta la creación de otros nuevos y más eficaces queanalicen los efectos en términos positivos, negativos osin consecuencias de género. Paulatinamente, se van in-troduciendo indicadores y criterios comparativos para re-orientar las acciones de cambio local/global y se van ampliando los distintosmecanismos, en función del género a fin de procurar tanto el registrocomo el análisis de sus componentes en:

1. Todos los planes. Es un paso esencial para diseñar políticas con sensi-bilidad al género y a las relaciones entre mujeres y hombres.

13 Desde la perspectiva histórica, elconocimiento está llenando el lugarque ocuparon, primero, la fuerza mus-cular humana y, después, las máqui-nas. Ello implica que en el estrato másprofundo de la actual revolución tec-nológica lo que se encuentra es unamutación en los modos de circulacióndel saber, que fue siempre una fuenteclave de poder, y que hasta hace pocohabía estado conservando el carácterde ser, a la vez, centralizado territorial-mente, controlado a través de determi-nados dispositivos técnicos y asociadoa muy especiales figuras sociales. Deahí que las transformaciones en losmodos en que circula el saber consti-tuyan una de las más profundas muta-ciones que una sociedad puede sufrir.Por lo disperso y fragmentado que esel saber, escapa de los lugares sagra-dos que antes lo contenían y legitima-ban, y de las figuras sociales que lodetentaban y administraban.

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2. Todos los datos. Son definitivos para la integración de la igualdad ypara el análisis por género.

3. Todas las estadísticas. Son determinantes las estadísticas desagregadasjunto con indicadores y criterios de evaluación comparativa, si se aspi-ra a medir el progreso hacia la igualdad.

4. Todas las prácticas institucionalizadas. La existencia de responsabili-dades claramente establecidas preveé la cooperación entre serviciosesenciales para la política de la transversalidad.

5. Todos los niveles de la organización. Si el propósito es prestar atencióna cuestiones relativas a la igualdad se ha de disponer de formación ade-cuada y se ha de tener conciencia de género.

En consecuencia, si se desea movilizar los cúmulos de saberes que sonindispensables para el cambio social y cultural, conviene destacar, al me-nos, los siguientes aspectos relacionales:

Diferenciaciones básicasDiferenciaciones básicasDiferenciaciones básicasDiferenciaciones básicasDiferenciaciones básicas Saberes indispensablesSaberes indispensablesSaberes indispensablesSaberes indispensablesSaberes indispensables

(1) Situación familiar, edad ycantidad de hijos/as.

(2) Mujeres jóvenes, mayores yancianas.

(3) Hombres jóvenes, mayores yancianos.

(4) Participación en el trabajoremunerado, empleo remune-rado de jornada completa.

(1) ¿Quiénes están haciendopropuestas o trabajando en laplaneación?

(2) ¿Cómo se percibe la poblacióndestinataria?

(3) ¿Cuáles son las fuentes estadís-ticas usadas y a quiénesincluyen?

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La transversalidad requiere el desarrollo de métodos que anticipen lasconsecuencias no deseadas de políticas que por su aparente neutralidad oirrelevancia a cuestiones de género impiden su implantación. Es funda-mental la voluntad política para superar los desequilibrios existentes entremujeres y hombres y eliminar las razones que los originan; asimismo,demanda la destinación de recursos humanos y financieros proporciona-les a las buenas prácticas con las cuales se garanticen buenos resultados,

(5) Disposición autónoma derecursos financieros y mate-riales.

(6) Estado de salud.(7) Condiciones de trabajo.(8) Pertenencia étnica,

generacional, geopolítica.(9) Mujeres en situación

migratoria.(10) Hombres en situación

migratoria.

(4) ¿Quiénes integran el equipo detrabajo y cuál es su composi-ción, según la intersección decategorías sociales?

(5) ¿Qué valores, prioridades yobjetivos configuran cada plan,programa, proyecto?

(6) ¿Cuáles son los mecanismos departicipación, dentro y fuera dela academia?

(7) ¿Cómo se evalúa cada plan/programa/proyecto y porquiénes?

(8) ¿Cuenta con recursos financie-ros, con tiempo, poder, espacioy prioridades?

Diferenciaciones básicasDiferenciaciones básicasDiferenciaciones básicasDiferenciaciones básicasDiferenciaciones básicas Saberes indispensablesSaberes indispensablesSaberes indispensablesSaberes indispensablesSaberes indispensables

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necesita herramientas para incorporar la estrategia en todas sus dimen-siones, conlleva cambios en los procedimientos para el intercambio y lacooperación, impone el desarrollo de instrumentos y medidas de tipoorganizativo apropiadas, genera un marco de referencia propio para anali-zar políticas e iniciativas comunitarias en materia de igualdad.

Y que, con esta realidad de base, se acentúa la necesidad de reconocerque la perspectiva de género no se guía por la conformación de gruposhomogéneos ni borra las diferencias específicas o las jerarquías entre gru-pos de mujeres, tampoco entre grupos de hombres.

Los usos educativo-políticos transversales de lossaberes de género han quedado expuestos en estas

relaciones, advirtiendo que las condiciones de vida de los individuos estánmarcadas por factores socioculturales que, a su vez, están ligados a posi-ciones heteroasignadas a cada sexo.

Si es claro que no existen intereses comunes a todas las mujeres deuna sociedad, sino que lo que existe es un universo de mujeres complejoy heterogéneo, comprometido con la generación de un proceso políticode reconocimientos mutuos y de construcciones mancomunadas en tor-no a alianzas y solidaridades, el uso político y educativo de la transversa-lidad de los saberes de género, deja ver rostros distintos y permite escucharla diversidad de voces de los seres humanos, situados geoespacialmente,aspectos que determinan sus necesidades e intereses.

De inmediato, las necesidades de desplegar acciones para provocarcambios sociales quedan develadas obligando al trazado de otros rumboscon los cuales sea posible acompañar el proceso para:

Hacia la definiciónde otras rutas

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1. Promover la perspectiva de género en todas las funciones para unaeducación científica, humanista y feminista, cuyo eje sea una éticaque vincule a los diferentes sectores sociales.

2. Vincular la investigación y la docencia en la academia, incorporando laperspectiva de género a los planes y programas de estudio.

3. Difundir por medio de materiales bibliográficos los resultados de lasinvestigaciones realizadas por los académicos y las académicas, sobretodo aquellas que den cuenta de la importancia de la perspectiva degénero; tomar en cuenta las condiciones e impactodiferenciado que tiene la investigación sobre mujeresy hombres.14

4. Incorporar el enfoque de género en los currículos, pla-nes y programas de estudios, creando materias espe-cíficas, temas y contenidos sobre los estudios degénero tanto a nivel básico, bachillerato, licenciatura,maestría y doctorado, de las diferentes áreas del co-nocimiento.

5. Establecer que el servicio social contribuya a laprofesionalización de las y los estudiantes, sin quesean objeto de ningún tipo de explotación o abuso en el trabajo.

6. Usar un lenguaje libre de sexismo e incorporar la perspectiva de géne-ro, tanto en texto como en imagen.

Dichas metas, en clave política, se convierten en asidero para la trans-formación dentro y fuera de toda institución social, tras confrontar ten-siones y polémicas propias de fuerzas y contrafuerzas inherentes a las

14 Que los gobiernos no concentrenestas políticas únicamente en un mi-nisterio o área de la mujer, sino quecontrolen el impacto de las políticasdesarrolladas por cada una de las áreasgubernamentales sobre la situación delas mujeres y los varones. En cada ac-ción política debería analizarse si esque no modifica en absoluto las espe-cíficas condiciones de vida de las mu-jeres, o si las mejora o empeora y enqué medida. Los objetivos políticos conespecificidad de género tienen caráctervinculante para todas las áreas de lapolítica y habrá que despedirse ya dela idea de que podrían existir formas yáreas de la política neutrales en rela-ción con el género.

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relaciones ambivalentes entre hombres y mujeres, entre mujeres y cultu-ra. Somos conscientes de que persisten amplias controversias acerca delos modos de expresión de la transversalidad de género, pero tambiénestamos convencidas de las razones que las han originado y de las for-mas como operan en contextos concretos: la vida cotidiana de mujeres decarne y hueso alentadas por sus deseos de cambio. Su constante luchainvita a los hombres. Éstos, cada vez más sensibles a la transformación,se comprometen con los usos aquí desplegados.

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