Traducción de ELIZABETH Y TADEO I. CAMPUZANO · En el resumen no he añadido material nuevo ni he...

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  • Traduccin de ELIZABETH Y TADEO I. CAMPUZANO

  • Sir JAMES GEORGE FRAZER

    LA RAMA DORADA Magia y religin

    FONDO DE CULTURA ECONMICA MXICO MADRID BUENOS AIRES

  • Primera edicin en ingls (2 Vols.), 1890 Edicin monumental en ingls (12 Vols.), 1907-1914 Edicin en ingls abreviada por el autor, 1922 Primera edicin en espaol (de la inglesa abreviada), 1944 Segunda edicin. 1951 Primera reimpresin, 1956 Segunda reimpresin, 1961 Tercera reimpresin, 1965 Cuarta reimpresin, 1969 Quinta reimpresin, 1975 Sexta reimpresin, 1979 Sptima reimpresin, 1980 Octava reimpresin, 1981

    Ttulo original: The Golden Bough 1922 The Macmillan Company, Nueva York

    D. R. 1944 Fondo de Cultura Econmica Av. de la Universidad 975, Mxico 12, D. F.

    EDICIONES F.C.E. ESPAA, S. A. Va de los Poblados, s/n. Edif. Indubuilding. 4. Madrid-33 I.S.B.N.: 84-375-0194-6 Depsito legal: M. 3.463-1981 Impreso en Espaa

  • Longior undecimi nobis decimique libelli Artatus labor est et breve rasit opus. Plura legant vacui.

    MARCIAL, S. XII

  • AL LECTOR

    SIR James George Frazer, autor de esta obra, y Lady Lilly Frazer, su esposa, nos demostraron vivo inters hace ya aos por que se publicara la traduccin espaola de La rama dorada en un volumen; los aos han transcurrido, ellos fallecieron y no han visto realizado su deseo. Ya hecha la traduccin y desalentados por las dificultades de orden mundial, adems de las peculiares a esta clase de obras, nos comunicaron desde Londres hace unos meses que la editorial Fondo de Cultura Econmica, ce Mxico, deseaba publicar este libro de trascendental importancia.

    En el Fondo de Cultura Econmica, en su director Lic. Daniel Co-sio Villegas, y en el personal a sus rdenes, hemos encontrado la ms fina voluntad y el mayor inters por presentar al lector americano de habla espaola La rama dorada, donde puede verse el desfile, en expo-sicin del folklore universal, ordenada por la mente genial del autor, de la humanidad caminando tortuosa y dramticamente a tientas hacia el progreso, desde las tinieblas primitivas hacia la luz.

    Rogamos al lector nos comunique los errores y defectos imputables a la versin, los que tendremos en cuenta para el futuro, y tambin le agradeceramos que se tornara la molestia de enviarnos cuantos datos crea tiles respecto a costumbres y folklore general de su pas, pues con tan valiosa colaboracin podramos continuar en sucesivas ediciones las ideas directrices del autor de La rama dorada.

    Hacemos pblico desde aqu nuestro agradecimiento sincero a nues-tros amigos el Dr. Manuel Mrquez Carracedo y el Lic. Julin Calvo Blanco, por su ayuda fraternal.

    ELIZABETH Y TADEO I. CAMPUZANO

    24 de junio de 1943.

  • PREFACIO

    La primera aspiracin de este libro era explicar la ley que regulaba la sucesin en el sacerdocio de Diana en Aricia. Cuando me propuse resolver el problema, hace ms de treinta aos, supuse que podra presen-tar con brevedad la solucin, mas pronto encontr que para interpretarla como probable y hasta inteligible era necesario discutir otras varias cues-tiones generales, de las cuales algunas apenas si haban sido explanadas antes. En ediciones sucesivas, la discusin de estos temas y os relacio-nados con ellos han ocupado cada vez ms espacio; la investigacin ha derivado por distintas direcciones, al punto que los dos volmenes de la obra original se han aumentado a doce. Al mismo tiempo se me ha expresado el deseo de que el libro fuese publicado en forma ms resu-mida. Este compendio es un intento hecho para satisfacer ese deseo y facilitar de este modo la obra a un crculo ms extenso de lectores. Aun-que el volumen del libro ha sido muy reducido, he procurado retener las ideas directrices junto a un nmero suficiente de ejemplos para ilus-trarlas con claridad. El lenguaje del original se ha conservado en su ma-yor parte, aunque ac y acull he condensado algn tanto la exposicin. Con objeto de conservar del texto lo ms posible, sacrifiqu todas las notas y, con ellas, las referencias exactas de las autoridades. Los lectores que deseen indagar la fuente de cualquier afirmacin deben consultar la obra grande, que est plenamente documentada y provista de una biblio-grafa completa.

    En el resumen no he aadido material nuevo ni he alterado los conceptos que expres en la ltima edicin, pues la evidencia que mien-tras tanto haya llegado a mi conocimiento ha servido, casi siempre, para confirmar mis conclusiones anteriores o para proveer de nuevos ejemplos las leyes ya dadas. As, en la cuestin crucial de la costumbre de conde-nar a muerte a los reyes, ya al trmino de un plazo fijado o cuando su salud o energas empiezan a decaer, el ncleo de ejemplos que sealan la persistencia tan extendida de la usanza se ha aumentado considerable-mente en el intervalo. Encontramos un caso sorprendente de monarqua limitada de esta clase en el poderoso reino medieval de los tazares, en la Rusia meridional, donde los reyes eran condenados a muerte a la termi-nacin .de un plazo determinado o cuando alguna calamidad pblica, como sequa, caresta o derrota en la guerra, indicaba una quiebra de sus poderes naturales. La evidencia del regicidio sistemtico entre los kaza-res, deducida de los relatos de antiguos viajeros rabes, ha sido expuesta por m en otro lugar.1 Tambin frica nos ha dado diversos ejemplos nuevos de una prctica similar de regicidio, y de entre ellos el ms nota-ble, quiz, es la costumbre observada en Bunyoro en tiempos pasados, de

    1 J . G. Frazer , "The Ki l l ing of the Khazar Kings" , Folk- lore xxvi i i (1917) , pp. 382-407

    11

  • 12 PREFACIO escoger un rey de burlas de clan especial, cada ao, en el que suponan encarnaba el rey difunto y que cohabitaba con sus viudas en su templo-tumba; despus de reinar una semana, era estrangulado.1 La costumbre presenta un paralelo estrecho con el antiguo festival babilnico de Sacaea, en el que vestan con el ropaje real a un rey de burlas, le dejaban gozar de las concubinas del verdadero rey y, despus de reinar cinco das, le desnudaban, azotaban y mataban. Este festival, a su vez, ha recibido no hace mucho confirmacin de algunas inscripciones asirias2 que creemos ratifican la interpretacin del festival que he dado anteriormente como una celebracin de Ao Nuevo y origen del festival judaico del Purim.3 Otros paralelos recientemente descubiertos de los reyes sacerdotales de rida son los sacerdotes y reyes africanos a quienes se acostumbraba matar al final de dos o de siete aos, estando el rey o el sacerdote durante ese trmino expuesto a ser atacado y muerto por un hombre fuerte, que por ello le suceda en el sacerdocio o en el reino.4

    Con estos y otros ejemplos de costumbres semejantes ante nosotros, no es posible ya considerar como excepcional la regla de sucesin al sa-cerdocio de Diana en rida; ejemplifica netamente una institucin muy extendida, de la que los casos mis abundantes y ms parecidos se han encontrado hasta, ahora en frica. No podemos prejuzgar el alcance de La temprana influencia africana sobre Italia ni la existencia de una pobla-cin africana en la Europa meridional, que los hechos apuntan. Las relaciones prehistricas entre los dos continentes son todava oscuras y estn siendo investigadas.

    Si es exacta o no la interpretacin que ofrezco, debe dejarse que lo determine el porvenir. Siempre estar presto a abandonarla si puede indicarse una mejor. Mientras tanto, al entregar este compendio al jui-cio del pblico, deseo prevenirle contra tu a errnea interpretacin de su alcance, que parece ser frecuente todava, aunque he procurado corregirla antes de ahora. Si en la obra presente me he espaciado algn tanto ms en el culto de los rboles, no es por exagerar su importancia en la historia de la religin, y menos todava porque yo desee deducir de ello un sistema completo de mitologas: es simplemente porque no puedo pasar por alto el asunto al intentar explicar la significacin de un sacerdote que lleva el ttulo de rey del bosque y uno de cuyos requisitos para el puesto era arrancar una rama, la rama dorada de un rbol del bosque sagrado. Pero estoy bien lejos de justipreciar la reverencia a los rboles como de importancia suprema para la evolucin de la religin, que con-

    1 Rev. J. Roscoe, The Soul of Central frica (Londres, 1922), p. 200. Cf. J. G. Frazer, "The Mackie Ethnological Expedition to Central frica", Man, xx (1920), p. 181.

    2 H. Zimmern, Zum babylonischen Neujahrsfest (Leipzig, 1918). Cf. A. H. Sayce, en Journal o the Royal Asiatic Society, julio 1921, pp. 440-442.

    3 The Golden Bough, parte vi. The Scapegoat, pp. 354 ss., 412 ss. 4 P. Amaury Talbot, en Journal of the African Society, julio 1916, pp. 309

    s.; id., en Folk-lore, xxvi (1916), pp. 79 s.; H. R. Palmer, en Journal of the African Society, julio 1912, pp. 403, 407 ss.

  • PREFACIO 13 sidero ha estado del todo subordinada a otros factores y en particular al miedo a los muertos, que en general creo ha sido probablemente la fuer-za ms poderosa en la formacin de la religin primitiva. Espero que despus de esta recusacin explcita no ser ya acusado de abrazar un sistema de mitologa que juzgo no slo falso, sino hasta ridculo y absur-do. Mas estoy demasiado familiarizado con la hidra del error para espe-rar que cortando una de las cabezas del monstruo pueda prevenir el retoo de otra, y aun de la misma. Solamente puedo confiar en la sin-ceridad e inteligencia de mis lectores para rectificar esta importante de-formacin de mis puntos de vista, comparndola con mi propia y expresa declaracin.

    J. G. FRAZER

  • NDICE GENERAL

    AL LECTOR ................................ 9 PREFACIO ................................. 11

    I. EL REY DEL BOSQUE ................. 23 1. Diana y Virbio ................................................ 23 2. Artemisa e Hiplito ........................................... 28 3. Recapitulacin ................................................... 30

    II. REYES SACERDOTALES .................................................. 31

    III. MAGIA SIMPATTICA..................................................... 33 1. Los principios de la magia ............................ 33 2. Magia homeoptica o imitativa........................... 35 3. Magia contaminante .......................................... 63 4. El progreso del mago ...................................... 71

    IV. MAGIA Y RELIGIN ..................................................... 74

    V. EL DOMINIO MGICO DEL TIEMPO .............................. 87 1. El mago pblico .............................................. 87 2. Dominio mgico de la lluvia ............................. 90 3. Dominio mgico del sol ....................................... 107 4. Dominio mgico del viento ................................ 110

    VI. REYES MAGOS ............................................................. 113

    VII. ENCARNACIN HUMANA DE LOS DIOSES ....................... 121

    VIII. REYES DEPARTAMENTALES DE LA NATURALEZA ......... 138

    IX. EL CULTO DE LOS RBOLES ........................................ 142 1. Espritus arbreos ................................................. 142 2. Poder benfico de los espritus de los rboles . . . 15,1

    X. VESTIGIOS DEL CULTO DEL RBOL EN LA EUROPA MODERNA...................................................................... 154

    XI. LA INFLUENCIA DE LOS SEXOS EN LA VEGETACIN . . . 171

    XII. EL MATRIMONIO SAGRADO ......................................... 176 1. Diana como diosa de la fertilidad ....................... 176 2. El matrimonio de los dioses .............................. 178

    15

  • 16 NDICE GENERAL XIII. Los REYES DE ROMA Y ALBA .................................... 183

    1. Numa y Egeria ..................................................... 183 2. El rey como Jpiter ............................................. 185

    XIV. LA SUCESIN AL TRONO EN EL ANTIGUO LACIO ............. 189

    X V . E L C U L T O D E L R O B L E . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 196

    XVI. DIANO Y DIANA ...................................................... 200

    XVII. EL PESO DE LA REALEZA ............................................................ 206 1. Tabs regios y sacerdotales ................................. 206 2. Separacin de los poderes espirituales y temporales 215

    XVIII. LOS PELIGROS DEL ALMA ............................................................. 217 1. El alma como maniqu ........................................... 217 2. Ausencia y retorno del alma ............................... 219 3. El alma como sombra y como reflejo ................... 230

    XIX. ACTOS TABUADOS ............................................................. 235 1. Tabs sobre las relaciones con extranjeros . . . . 235 2. Tabs del comer y el beber ............................... 240 3. Tabs sobre la cara descubierta ...................... 241 4. Tabs sobre la salida de casa .......................... 241 5. Tabs para los restos de las comidas .............. 242

    XX. PERSONAS TABUADAS ...................................................... 244 1. Jefes y reyes tabuados ......................................... 244 2. Enterradores tabuados ............................................. 247 3. Tabs de las mujeres menstruantes y parturientas 250 4. Guerreros tabuados ................................................. 252 5. Homicidas tabuados ............................................. 254 6. Cazadores y pescadores tabuados ........................... 260

    XXI. OBJETOS TABUADOS ..................................................... 267 1. Significado del tab ............................................ 267 2. Tab del hierro ................................................. 267 3. Tab de las armas blancas ................................ 270 4. Tab de la sangre .............................................. 271 5. Tab de la cabeza .............................................. 274 6. Tab del pelo ....................................................... 276 7. Ceremonias del corte de pelo ........................... 278 8. Disposiciones sobre los recortes de pelo y uas 278 9. Tab de la saliva ................................................ 282

    10. Alimentos tabuados ........................................... 283 11. Tab sobre los nudos y los anillos ............. 284

  • NDICE GENERAL 17 XXII. PALABRAS TABUADAS ..................................................... 290

    1. Nombres personales tabuados ............................ 290 2. Nombres tabuados de parientes ............................ 295 3. Nombres tabuados de muertos ........................... 298 4. Nombres tabuados de reyes y otras personas sa

    gradas ....................................................................... 304 5. Nombres tabuados de dioses ................................. 307

    XXIII. NUESTRA DEUDA CON EL SALVAJE ................................ 310

    XXIV. OCCISIN DEL REY DIVINO ............................................................. 312

    1. La mortalidad de los dioses ................................. 312 2. Reyes occisos cuando sus fuerzas decaen .......... 313 3. Reyes occisos a plazo fijo .................................... 323

    XXV. REYES TEMPOREROS ..................................................... 332

    XXVI. SACRIFICIO DEL HIJO DEL REY .................................... 338

    XXVII. LA TRANSMISIN DEL ALMA ..................................................... 342

    XXVIII. LA OCCISIN DEL ESPRITU DEL RBOL ............................ 345 1. Mascaradas de la Pascua de Pentecosts .......... 345 2. Entierro del Carnaval .............................................. 352 3. La expulsin de la Muerte .................................. 358 4. La trada del verano ............................................... 362 5. Batalla del verano y el invierno ......................... 368 6. Muerte y resurreccin de Kostrubonko ............. 370 7. Muerte y reviviscencia de la vegetacin ......... 371 8. Ritos anlogos en la India ................................. 372 9. La maga Primavera ................................................ 373

    XXIX. EL MITO DE ADONIS ................................................... 377

    XXX. ADONIS EN SIRIA ......................................................... 381

    XXXI. ADONIS EN CHIPRE ..................................................... 383

    XXXII. EL RITUAL DE ADONIS ............................................... 389

    XXXIII. LOs JARDINES DE ADONIS ............................................ 395

    XXXIV. EL MITO Y RITUAL DE ATIS ....................................... 402

    XXXV. ATIS COMO UN DIOS DE LA VEGETACIN .................. 408

  • 18 NDICE GENERAL

    XXXVI. REPRESENTACIONES HUMANAS DE ATIS .................... 409

    XXXVII. RELIGIONES ORIENTALES EN OCCIDENTE .................. 412

    XXXVIII. EL MITO DE OSIRIS .................................................. 418

    XXXIX. EL RITUAL DE OSIRIS ................................................. 424 1. Los ritos populares ............................................. 424 2. Los ritos oficiales ............................................... 429

    XL. LA NATURALEZA DE OSIRIS ........................................ 434 1. Osiris como dios del cereal ................................ 434 2. Osiris como espritu del rbol ........................ 437 3. Osiris como dios de la fertilidad ...................... 438 4. Osiris como dios de los muertos ...................... 439

    XLI. Isis ................................................................................ 439

    XLII. OSIRIS Y EL SOL ........................................................... 441

    XLIII. DIONISOS ..................................................................... 443

    XLIV. DEMTER Y PERSFONA ............................................... 450

    XLV. "LA MADRE" DE LAS MIESES Y "LA DONCELLA" DE LAS MIESES EN LA EUROPA CENTRAL ................................. 457

    XLVI. LA MADRE DE LAS MIESES EN MUCHOS PASES .. 470 1. La madre del maz en Amrica ........................ 470 2. La madre del arroz en las Indias Orientales . . . 472 3. El espritu del cereal encarnado en seres humanos 478 4. La doble personificacin del cereal como madre

    e hija ................................................................... 479

    XLVII. LITYERSES ................................................................... 483 1. Cantos de los segadores ...................................... 483 2. Occisin del espritu del cereal ........................... 485 3. Sacrificios humanos para las cosechas ............. 492 4. Occisin del espritu del grano en sus represen

    tantes humanos ........................... ....................... 499

    XLVIII. EL ESPRITU DEL CEREAL COMO ANIMAL 509 1. Encarnaciones animales del espritu del grano . . 509 2. El espritu del cereal como lobo o perro ....... 510 3. El espritu del grano como gallo ..................... 513 4. El espritu del grano como liebre .................. 515

  • NDICE GENERAL 19 5. El espritu del grano como gato ................... 515 6. El espritu del grano como cabra ................. 516 7. El espritu del grano como toro, vaca o buey 520 8. El espritu del grano como caballo o yegua . . 522 9. El espritu del grano como cerdo (verraco o

    marrana) .......................................................... 523 10. Sobre las encarnaciones animales del espritu

    del grano .......................................................... 526

    XLIX. DEIDADES ANTIGUAS DE LA VEGETACIN COMO ANI MALES ......................................................................... 528 1. Dionisos, la cabra y el toro ............................. 528 2. Demter, la cerda y el caballo ......................... 533 3. Atis, Adonis y el cerdo ..................................... 536 4. Osiris, el cerdo y el toro .................................. 537 5. Virbio y el caballo ........................................... 542

    L. INGESTIN DEL DIOS ................................................... 545 1. El sacramento de las primicias .......................... 545 2. Teofagia azteca .................................................... 554 3. Muchos manii en Aricia .................................... 557

    LI. MAGIA HOMEOPTICA DE UNA DIETA DE CARNE . . . . 560

    LII. OCCISIN DEL ANIMAL DIVINO................................ 566 1. Occisin del buitre sagrado................................. 566 2. Occisin del carnero sagrado ........................... 568 3. Occisin de la serpiente sagrada ..................... 569 4. Occisin de las tortugas sagradas ..................... 569 5. Occisin del oso sagrado ................................... 572

    LIII. PROPICIACIN DE LOS ANIMALES SALVAJES POR LOS CAZADORES ...................................................................................................... 586

    LIV. TIPOS DE SACRAMENTO ANIMAL 601 1. Los tipos de sacramento egipcio y aino ........... 601 2. Procesiones con animales sagrados ................... 604

    LV. LA TRANSFERENCIA DEL MAL .............. 608 1. La transferencia a los objetos inanimados . . . . 608 2. La transferencia a los animales ....................... 610 3. La transferencia a los hombres ....................... 612 4. La transferencia del mal en Europa .................... 614

  • 20 NDICE GENERAL LVI. LA EXPULSIN PBLICA DEL MAI...................................... 617

    1. La omnipresencia de los demonios .................... 617 2. La expulsin ocasional de los demonios ......... 618 3. La expulsin peridica de los demonios ......... 622

    LVII. VCTIMAS EXPIATORIAS PBLICAS ...................................... 634 1. La expulsin de diablos corporeizados ............... 634 2. Expulsin ocasional de demonios en un vehculo

    material .................................................................. 635 3. Expulsin peridica de demonios en un vehculo

    material .................................................................. 638 4. Sobre las vctimas expiatorias en general .......... 648

    LVIII. VCTIMAS EXPIATORIAS HUMANAS EN LA ANTIGEDAD CLSICA .......................................................................................... 651 1. La vctima expiatoria humana en la Roma antigua 651 2. La vctima expiatoria humana en la Grecia antigua 652 3. La saturnalia romana .......................................... 657

    LIX. OCCISIN DEL DIOS EN MXICO .............................. 661

    LX. ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA .................................... 667 1. No tocar la tierra ............................................... 667 2. No ver el sol ....................................................... 670 3. Reclusin de las jvenes pubescentes ............. 670 4. Causas de la reclusin de las jvenes pubescentes 678

    LXI. EL MITO DE BLDER .................................................... 683

    LXII. LOS FESTIVALES GNICOS EN EUROPA ............................ 684 1. De los festivales gnicos en general ................... 684 2. Los fuegos cuaresmales ........................................ 685 3. Los fuegos pascuales ............................................ 690 4. Los fuegos de Beltane .......................................... 693 5. Fuegos del solsticio estival ................................. 699 6. Los fuegos de la vspera de Todos los Santos . . 710 7. Los fuegos del solsticio invernal ...................... 715 8. El fuego de auxilio ........................................... 717

    LXIII. INTERPRETACIN DE LOS FESTIVALES GNICOS ........... 720 1. Sobre los festivales gnicos en general ........... 720 2. Teora solar de los festivales gnicos ............... 722 3. Teora purificatoria de los festivales gnicos . . . 727

    LXIV. LA CREMACIN DE SERES HUMANOS EN LAS HOGUERAS 730

    1. La cremacin de efigies en las hogueras ....... 730

  • NDICE GENERAL 2] 2. La cremacin de hombres y animales en las ho

    gueras ...................................................................... 732

    LXV. BLDER Y EL MURDAGO ............................ 739

    LXVI. EL ALMA EXTERNADA Y LOS CUENTOS POPULARES 749

    LXVII. EL ALMA EXTERNADA EN LA COSTUMBRE POPULAR .761 1. El alma externada en objetos inanimados . . . . 761 2. El alma externada en las plantas ...................... 764 3. El alma externada en animales ............................ 766 4. El ritual de muerte y resurreccin ................. 775

    LXVIII. LA RAMA DORADA ........................................ 785

    LXIX. DESPEDIDA A NEMI ................................................... 796

    NDICE ANALTICO ............................................................. 801

  • CAPITULO I

    EL REY DEL BOSQUE

    1. DIANA Y VIRBIO

    Quin no conoce La rama dorada, el cuadro de Turner? La escena, baada en el dorado resplandor con que la divina imaginacin del artista envolva y transfiguraba hasta el ms bello paisaje, es una visin de ensueo del pequeo lago del bosque de Nemi, llamado por los antiguos "el espejo de Diana" [Lacus Nemorensis, de 5 y medio kil-metros de dimetro, 30 metros de profundidad y 90 de farallones sobre el nivel de las aguas, es un crter extinto y subsidiario del crter Albano, al este del lago de este nombre.] Quien haya contemplado las quietas aguas encunadas en uno de los verdes repliegues de las colinas albanas, no podr olvidarlo. Las dos aldeas italianas tpicas, que dormitan en sus laderas, y el palacio, cuyos jardines en terrapln descienden hasta el lago, apenas rompen la quietud y soledad de la escena. Diana misma podra frecuentar an la solitaria orilla; an podra aparecer entre el boscaje.

    En la Antigedad este paisaje selvtico fue el escenario de una tra-gedia extraa y repetida. En la orilla nortea del lago, inmediatamente debajo del precipicio sobre el que cuelga el moderno villorrio de Nemi, estaba situado el bosquecillo sagrado y el santuario de Diana Nemorensis o Diana del Bosque. Lago y bosque fueron denominados, en ocasiones, lago y bosque de Aricia, aunque el pueblo de este nombre (moderna-mente La Riccia) estaba situado unos cinco kilmetros al pie del monte Albano y separado por una pendiente del lago, que yace en una conca-vidad, a modo de crter, en la falda de la montaa. Alrededor de cierto rbol de este bosque sagrado rondaba una figura siniestra todo el da y probablemente hasta altas horas de la noche: en la mano blanda una espada desnuda y vigilaba cautelosamente en torno, cual si esperase a cada instante ser atacado por un enemigo. El vigilante era sacerdote y homicida a la vez; tarde o temprano habra de llegar quien le matara, para reemplazarle en el puesto sacerdotal. Tal era la regla del santuario: el puesto slo poda ocuparse matando al sacerdote y substituyndole en su lugar hasta ser a su vez muerto por otro ms fuerte o ms hbil.

    El oficio mantenido de este modo tan precario le confera el ttulo de rey, pero seguramente ningn monarca descans peor que ste, ni fue visitado por pesadillas ms atroces. Ao tras ao, en verano o en invierno, con buen o mal tiempo, haba de mantener su guardia solitaria, y siempre que se rindiera con inquietud al sueo, lo hara con riesgo de su vida. La menor relajacin de su vigilancia, el ms pequeo abati-miento de sus fuerzas o de su destreza le ponan en peligro; las primeras

    23

  • 24 EL REY DEL BOSQUE canas sellaran su sentencia de muerte. Su figura ensombrecera el her-moso paisaje a los sencillos y piadosos peregrinos que se dirigan al santuario, como nube de tormenta velando el sol en un da luminoso. El ensueo azul de los ciclos italianos, el claroscuro de los bosques vera-niegos y el rielar de las aguas al sol. concordaran mal con aquella figura torva, siniestra. Mejor aun nos imaginamos este cuadro como lo podra haber visto un caminante retrasado en una de esas lgubres noches otoales en que las hojas caen incesantemente y el viento parece cantar un responso al ao que muere. Es una escena sombra con msica me-lanclica: en el fondo la silueta del bosque negro recortada contra un cielo tormentoso, el viento silbando entre las ramas, el crujido de las hojas secas bajo el pe, el azote del agua fra en las orillas, y en primer termino, vendo y uniendo, ya en el crepsculo, ya en la oscuridad, des-tcase la figura oscura, con destellos acerados cuando la plida luna, asomando entre las nubes, filtra su luz a travs del espeso ramaje. Esta extraa costumbre sacerdotal no tiene paralelo en la antigedad clsica. No podemos encontrar en ella su explicacin, por lo que habremos de buscarla en otros campos. Probablemente nadie negar que esta costum-bre tiene cierto sabor de edades brbaras y que, sobreviviendo en la poca imperial, se mantena fuertemente aislada de aquella culta sociedad italiana, semejante a una roca primitiva surgiendo del recortado csped de un jardn. La gran rudeza y la ferocidad de la costumbre nos permi-ten abrigar la esperanza de explicarla. En recientes investigaciones de la historia primitiva, del hombre se revela la semejanza esencial de la mente humana, que bajo multitud de diferencias superficiales elabor su pri-mera y ruda filosofa de la vida. En consecuencia, si mostramos que en otros lugares existi una costumbre brbara semejante a la del sacerdocio de Nemi, si averiguamos los motivos que indujeron a su establecimiento, si probamos que estos motivos han obrado extensa, quiz universalmente, en la sociedad humana, produciendo, segn las diversas circunstancias, una variedad de instituciones de distinta especie pero genricamente semejantes y, por ltimo, si demostrsemos que sus verdaderos motivos, con algunas de sus instituciones derivadas, actuaron en la antigedad clsica, entonces podramos deducir justificadamente que en tiempos remotos las mismas causas generaron el sacerdocio de Nemi. Tal con-secuencia, a falta de la evidencia directa de cmo se produjo el sacer-docio, no podr nunca llegar a demostrarse, pero ser ms o menos probable segn que se llenen o no las condiciones que hemos indicado. El objeto de esta obra es reunir dichas premisas para ofrecer una expli-cacin clara y probable del .sacerdocio de Nemi.

    Comenzaremos presentando los escasos hechos y leyendas que a este respecto han llegado hasta nosotros. Segn una tradicin, el culto de Diana en Nemi fue instituido por Orestes, quien despus de matar a Thoas, rey del Quersoneso Turico (Crimea), huy con su hermana a Italia, trayndose la imagen de la Diana Turica oculta en un haz de lea. Cuando muri fueron trasladados sus restos de Aricia a Roma y

  • DIANA Y VIRBIO 25 enterrados en la ladera capitalina, frente al templo de Saturno, junto al de la Concordia. El ritual sanguinario que la leyenda adscribe a la Diana Turica es muy conocido de los que leen clsicos: se cuenta que el extranjero que llegaba a la ribera era sacrificado en su altar. Pero transportado a Italia, el rito asumi una forma ms suave. En Nemi, dentro del santuario, arraigaba cierto rbol del que no se poda romper ninguna rama; tan slo le era permitido hacerlo, si poda, a un esclavo fugitivo. El xito de su intento le daba derecho a luchar en singular combate con el sacerdote, y, si le mataba, reinaba en su lugar con el ttulo del Rey del Bosque (Rex Nemorensis). Segn la opinin general de los antiguos, la rama fatal era aquella rama dorada que Eneas, acon-sejado por la Sibila, arranc antes de intentar la peligrosa jornada a la Mansin de los Muertos. Se deca que la huida del esclavo representaba la huida de Orestes y su combate con el sacerdote era una reminiscencia de los sacrificios humanos ofrendados a la Diana Turica. Esta ley de sucesin por la espada fue mantenida hasta los tiempos del Imperio, pero, entre otras de sus extravagancias, Calgula pens que el sacerdote de Nemi llevaba mucho tiempo conservando su puesto y soborn a un rufin ms forzudo para que le matara. Un viajero griego que visit a Italia en la poca de los Antoninos nos confirma que en su tiempo el sacerdocio segua siendo premio de la victoria en combate singular.

    Del culto de Diana en Nemi podemos destacar todava algunos ras-gos principales. De las ofrendas votivas que se han encontrado en el lugar se deduce que la consideraban como cazadora y adems que ben-deca a los hombres y mujeres con descendencia, y que conceda a las futuras madres un parto feliz. Tambin creemos que el fuego jugaba una parte importante en su ritual, pues durante el festival anual que se celebraba el 13 de agosto, en la poca ms calurosa del ao, su bosque-cillo se iluminaba con multitud de antorchas cuyos rojizos resplandores se reflejaban en el lago, y en toda la extensin del suelo italiano este da se santificaba con ritos sagrados en todos los hogares. Se han hallado en su recinto estatuillas de bronce que representan a la diosa con una antorcha en la mano derecha alzada, y las mujeres cuyas splicas fue-ron escuchadas por ella venan al santuario coronadas de guirnaldas y llevando antorchas encendidas en cumplimiento de sus votos. Alguien, desconocido de nosotros, dedic una lmpara perpetuamente encendida en una pequea capilla, en Nemi, a la prosperidad del emperador Clau-dio y de su familia. Las lmparas de barro cocido descubiertas en el bosque quiz sirvieron a la gente pobre para iguales fines. Si fue as, sera manifiesta la analoga de esta costumbre con la prctica catlica de las ofrendas de cirios bendecidos en las iglesias. Adems, el nombre de Vesta que tena Diana en Nemi seala con claridad el mantenimiento de un fuego sagrado y perpetuo en su santuario. Una gran plataforma circular que existe en el ngulo nordeste del templo, elevada sobre tres escalones y con restos de pavimentacin de mosaico, sostuvo probable-mente un templo redondo de Diana en su advocacin de Vesta, parecido

  • 26 EL REY DEL BOSQUE al templo redondo de Vesta en el Foro romano. El fuego debi ser cuidado aqu por vestales, pues se encontr en el mismo sitio una cabeza de barro cocido, representando la de una vestal y el culto de un fuego perpetuo atendido por las doncellas sagradas parece haber sido frecuente en el Lacio desde los primeros hasta los ltimos tiempos. Adems, en el festival anual de la diosa adornaban con coronas a los perros de caza y los animales salvajes no eran molestados. La juventud pasaba por una ceremonia purificadera en su honor; despus traan vino y el festn con-sista en un cabrito, tortas recin sacadas del fuego y puestas sobre un lecho de hojas y unas ramas de manzano cargadas de fruta.

    Pero Diana no reinaba sola en su bosque de Nemi; dos divinidades menores compartan su rstico santuario. Una era Egeria, la ninfa de las claras aguas que borbotaban al salir por entre las rocas de basalto y caan en grciles cascadas sobre el lago en el sitio denominado Le Mole a causa de haber sido emplazados all los molinos del pueblo moderno de Nemi. El murmullo de la corriente sobre su lecho de guijas es men-cionado por Ovidio, que nos cuenta que beba de sus aguas con frecuencia. Las mujeres embarazadas acostumbraban hacer sacrificios a Egeria, suponindola, como Diana, capaz de concederles un parto feliz. Cuenta la tradicin que la ninfa haba sido la esposa o amante del sabio rey Numa, de quien se acompa en el misterio del bosquecillo sagrado, y que las leyes que dio el rey a los romanos le fueron inspiradas por la deidad durante estas relaciones. Plutarco compara la leyenda con otras historias de amores de diosas con hombres mortales, tales como los amores de Cibeles y la Luna con los hermosos jvenes Atis y Endimin. Segn otros autores, el lugar de las citas de los amantes no estaba en el bosque de Nemi, sino en un bosquecillo situado en las afueras de la Porta Capena de Roma, en donde otra fuente, tambin consagrada a Egeria, brotaba del interior de una cueva oscura. Todos los das, y para lavar el templo de Vesta, las vestales romanas sacaban el agua de este manantial, y la llevaban en cntaros de loza sobre la cabeza. En tiempos de Juvenal la roca natural haba sido revestida de mrmol y el lugar consagrado estaba siendo profanado por cuadrillas de judos menesterosos a quienes se consenta guarecerse en el bosquecillo como gitanos. Supo-nemos que el manantial que caa sobre el lago de Nemi fue el verdade-ramente original de Egeria y que cuando los primeros emigrantes bajaron de las colinas albanas a los bancos del Tber, trajeron consigo a la ninfa y fundaron un nuevo hogar para ella en un bosquecillo extramuros de la ciudad. Restos de baos encontrados dentro del recinto sagrado, as como muchos modelados de distintas partes del cuerpo hechos de barro cocido, sugieren que las aguas de Egeria se usaron para la curacin de enfermos, los que pudieron manifestar su fe o testimoniar su gratitud dedicando a la diosa exvotos de los miembros enfermos, del mismo modo que todava se acostumbra hacer en muchas partes de Europa. Hoy da, al parecer, el manantial sigue teniendo propiedades medicinales.

    La otra deidad menor de Nemi era Virbio. La leyenda dice que

  • DIANA Y VIRBIO 27 Virbio fue el joven hroe griego Hiplito, casto y hermoso, que aprendi del centauro Quirn el arte de la montera y dedicaba todo el tiempo a cazar en la selva animales salvajes en compaa de la virgen cazadora Artemisa (contrafigura griega de Diana) como nica camarada. Orgu-lloso de la asociacin divina, desde el amor de las mujeres. Esto le result fatal, pues Afrodita, ofendida por el desdn, inspir en su ma-drastra Fedra amor hacia l: cuando fue rechazada en sus malvados requerimientos, lo acus ante su padre Teseo, quien, creyendo la calumnia, imprec a su seor, Poseidn, para que le vengara de la supuesta ofensa. As, mientras Hiplito paseaba en su carro por las orillas del Golfo Sarnico, el dios marino le envi un toro bravo que, saliendo de entre las olas, aterroriz a los caballos, que se encabritaron y arrojaron del carro a Hiplito, quien muri pisoteado bajo los cascos de los caballos. Pero movida Diana del amor que le tena, persuadi al mdico Esculapio para que con sus medicinas resucitase al hermoso y joven cazador. Indignado Jpiter de que un simple mortal repasase las puertas de la muerte, arroj al Hades al entrometido mdico, mientras Diana, para librar a su favorito de la encolerizada deidad, lo ocult en una espesa nube, envejeci su aspecto y, llevndole lejos hasta las caadas de Nemi, confile a la Ninfa Egeria para que viviera desconocido y solitario bajo el nombre de Virbio en las profundidades de la selva italiana. All rein como monarca y en el mismo lugar dedic un recinto a Diana. Su apuesto hijo, tambin llamado Virbio, sin recelar el sino de su padre, gui su tiro de caballos indmitos para unirse a los latinos en la guerra contra Eneas y los trvanos. Virbio tuvo culto como deidad no sola-mente en Nemi. Sabemos que en Campania tena un sacerdote adscrito a su servicio. Por ser los caballos los causantes de la muerte de Hi-plito, estaban proscritos de la selva de Aricia y de su santuario. Se prohibi tocar su imagen. Algunos crean que era el sol. "Pero la verdad es dice Servio que Virbio es una deidad asociada a Diana, como Atis lo est con la Madre de los Dioses, Erictonio con Minerva y Adonis con Venus". Cul fuera la naturaleza de la asociacin, lo investigaremos prontamente. Es importante sealar aqu que en el largo y cambiante curso de este personaje mtico, despleg una vida de notable tenacidad; difcilmente podemos dudar de que el San Hiplito del calendario ro-mano, arrastrado y muerto por caballos el 13 de agosto, el mismo da de Diana, sea otro que el hroe griego del mismo nombre, que, despus de morir dos veces como pecador pagano, fue resucitado felizmente como santo cristiano.

    No se necesita una demostracin meticulosa para convencerse de que los relatos acerca del culto de Diana en Nemi no son histricos. Pertenecen sin duda a esa larga serie de mitos elaborados para explicar el origen de un ritual religioso y que no tiene otro fundamento que la semejanza real o imaginaria que pudiera delinearse entre ellos y algn otro rito extranjero. La incongruencia de los mitos de Nemi es verda-deramente transparente, puesto que la fundacin del culto se deriva

  • 28 EL REY DEL BOSQUE unas veces de Orestes y otras de Hiplito, segn que se trate de explicar este o aquel detalle del ritual. El verdadero valor de tales narraciones est en servir de ilustracin sobre la naturaleza del culto, suministrando una norma comparativa. Adems, por su antigedad venerable, son un testimonio indirecto de que el inconcuso origen se perdi en las tinie-blas de una fabulosa antigedad. A este respecto las leyes de Nemi son ms dignas de fe que las tradiciones de apariencia histrica, como la de Catn el Antiguo cuando afirma que el bosque sagrado fue dedicado a Diana por un tal Egerius Baebius o Laevius de Tusculum, un dictador latino que representaba a los pueblos de Tusculum, Aricia, Lanuvium, Laurentum, Cora, Tibur, Pometia y Ardea. Verdad es que esta tradicin concede una gran antigedad al santuario, pues nos muestra que la fundacin ocurri algn tiempo antes del ao 495 a. c., en que Pome-tia fue saqueada por los romanos y desapareci de la historia. No po-demos suponer que una costumbre tan brbara como la del sacerdocio anciano fuese deliberadamente instituida por una liga de comunidades civilizadas como la que sin duda formaron las ciudades latinas. Debi provenir de una poca perdida en la memoria de las gentes, cuando Italia tena todava un modo de ser ms primitivo que cualquier otro conocido en perodos ya histricos. El crdito que pudiese merecer esta tradicin, ms que confirmarse, se debilita por otra que adscribe la fun-dacin del santuario a un tal Manius Egerius, lo que dio origen al proverbio "muchos Manes hay en Aricia". Alguien explic esto alegando que Manius Egerius fue el antecesor de una larga y distinguida familia, mientras otros, derivando el nombre de Manius del de Mania, fantasma o espantajo para asustar a los nios, creyeron que se debi a las muchas gentes deformes y repugnantes que pululaban en Aricia. Un satrico romano usa el nombre de Manius como patronmico de los pordioseros que esperaban a los peregrinos tumbados en las laderas de Aricia. Estas diferentes opiniones, junto con las discrepancias entre Manius Egerius de Aricia y Egerius Laevius de Tusculum, tanto como el parecido de estos nombres con el de la mtica Egeria, suscitan nuestras sospechas. Sin embargo, la tradicin recordada por Catn nos parece demasiado cir-cunstanciada y su defensor asaz respetable para que podamos permitirnos renunciar a ella cual fbula caprichosa. Mejor an podemos suponer que se refiere a una antigua restauracin o reconstruccin del santuario lle-vada a cabo por los estados confederados; sea como fuere, testimonia la creencia de que el bosque fue, desde los tiempos ms primitivos, un lugar de culto para muchas, si no para la totalidad, de las antiguas ciu-dades de la confederacin latina.

    2. ARTEMISA E HIPLITO

    Ya indicamos que las leyendas aricianas de Orestes e Hiplito, aun-que sin valor histrico, tienen cierta importancia porque nos ayudan a

  • ARTEMISA E HIPLITO 29 comprender mejor el culto de Nemi comparndolo con los mitos y ri-tuales de otros santuarios. Y ahora debemos preguntarnos: por qu escoge el autor de estas leyendas las de Orestes e Hiplito para explicar a Virbio y al rey del bosque? En cuanto a la de Orestes, la respuesta es clara. l y la imagen de la Diana Turica, que solamente poda ser aplacada con sangre humana, son recogidos para hacer inteligible la cruel regla de sucesin en el sacerdocio anciano. Respecto a la leyenda de Hiplito, no es tan fcil la respuesta. Sin embargo, el episodio de su muerte nos sugiere instantneamente una posible causa para la exclusin de los caballos en el bosque, aunque sta sola nos parezca insuficiente para explicar la identidad. Intentemos, por consiguiente, ahondar tanto en el examen del culto como en el de la leyenda o mito de Hiplito.

    Tena Hiplito un santuario famoso en su ancestral patria de Troezena, situada en la bellsima y casi cerrada baha, donde los bosques de naranjos y limoneros y los altsimos cipreses se elevan como torres oscuras sobre el jardn de las Hesprides y revisten ahora la faja de ribera frtil al pie de las rugosas montaas. A travs del agua azul de la tran-quila baha y protegindola del mar abierto, se alza la isla sagrada de Poseidn, cuyos picos se desdibujan entre el verdor sombro de los pinos. En esta bella costa fue adorado Hiplito. Dentro de su santuario haba un templo con una antigua imagen. Ejerca su culto un sacerdote vitalicio y todos los aos se celebraba en su honor una fiesta con sacri-ficios; las doncellas lamentaban cada ao su prematura desgracia con tristes y acongojados cnticos. Mancebos y doncellas, antes de su enlace, le dedicaban en el templo bucles de sus cabellos. Su sepulcro existi en Troezena, pero la gente no lo enseaba. Se ha pensado muy plausiblemente que en el hermoso Hiplito, amado de Artemisa, segado en la flor de su juventud y llorado anualmente por las doncellas, tene-mos uno de aquellos amantes mortales de diosas que con tanta frecuencia aparecen en las antiguas religiones y de los que Adonis es el tipo ms familiar. La rivalidad de Artemisa y Fedra por el afecto de Hiplito parece reproducir bajo distintos nombres la enemistad de Afrodita y Proserpina por el amor de Adonis, siendo Fedra solamente la contra-figura de Afrodita. La teora se ajusta bastante a Hiplito y Artemisa, porque Artemisa fue en su origen una gran diosa de la fertilidad, y, segn las leyes de la religin primitiva, la que fertiliza la naturaleza debe a su vez ser fertilizada, por lo que debe tener un consorte masculino. En este supuesto, Hiplito habra sido el consorte de Artemisa en Troe-zena y las trenzas y mechones de pelo que le ofrecan doncellas y don-celes antes de casarse tendran por objeto fortalecer su unin con la diosa y promover de este modo la fertilidad de la tierra, del ganado y de los hombres. Algo a modo de confirmacin de este punto de vista es el hecho de que dentro del recinto de Hiplito en Troezena eran adoradas dos fuerzas femeninas, las diosas Damia y Auxesia, cuya relacin con la fertilidad del suelo es indudable. Cuando Epidauro sufri en cierta ocasin una gran escasez, el pueblo, obedeciendo al orculo, tall en

  • 30 EL REY DEL BOSQUE madera de olivo sagrado unas imgenes de Damia y Auxesia, y tan pronto como las hicieron y erigieron, volvi a dar sus frutos la tierra. Adems, en la misma Troezena y al parecer dentro del mismo recinto de Hip-lito, se celebraba en honor de estas vrgenes, como las llamaban los troezenos, una curiosa pedrea litrgica; fcil es demostrar que costumbres parecidas se han practicado en muchos pases con el expreso propsito de conseguir abundantes cosechas. En la leyenda de la muerte trgica del mancebo Hiplito podemos discernir la analoga que guarda con otros cuentos parecidos de jvenes mortales y bellos que pagan con su vida el breve deliquio amoroso con una diosa inmortal. Estos amadores sin ventura es probable que no fueran siempre simples mitos, y las leyendas que van dejando su rastro sangriento en el capullo purpreo de la violeta, en los tonos escarlatas de la anmona o en el encendido rubor de la rosa fueron algo ms que poticos emblemas de juventud y belleza fugaces como las flores estivales. Tales fbulas encierran una pro-funda filosofa sobre la relacin de la vida del hombre con la vida de la naturaleza, una filosofa triste que dio origen a una costumbre trgica. Ms adelante sabremos cules fueron esta filosofa y esta costumbre.

    3. RECAPITULACIN

    Quizs podamos entender ahora por qu los antiguos identificaron a Hiplito, el consorte de Artemisa, con Virbio, el que segn Servio se agrega a Diana como Adonis a Venus o Atis a la Madre de los Dioses. Diana, como Artemisa, era una diosa de la fertilidad en general, y en particular de los alumbramientos. Como tal, del mismo modo que su contrafigura griega, necesita un asociado masculino, y este asociado fue Virbio, si Servio est en lo firme. En su carcter de fundador del bosque sagrado y primer rey de Nemi, Virbio es claramente el predecesor mtico o arquetipo de la dinasta de sacerdotes que servan a Diana bajo el ttulo de reyes del bosque, y que, como l, estaban predestinados uno tras otro a un violento final Es natural, por lo tanto, conjeturar que su relacin con la diosa del bosque era del mismo orden que la del Virbio con ella. Resumiendo, el mortal rey del bosque tena por reina a la misma Diana selvtica. Si el rbol sagrado que guardaba a riesgo de perder la vida era la personificacin de la diosa misma, el sacerdote no slo lo adoraba como a su diosa, sino que lo abrazaba como a su mujer. No es demasiado descabellada esta hiptesis, por cuanto en tiem-pos de Plinio un noble romano trataba del mismo modo a una bellsima haya en otro bosque consagrado a Diana en las colinas albanas, abrazn-dola, besndola, tendindose bajo su sombra y haciendo libaciones de vino sobre su tronco. Evidentemente tomaba al rbol por la diosa. La costumbre de desposar fsicamente a rboles con hombres o mujeres se practica todava en la India y otras partes del Oriente. Por qu no pudo suceder lo mismo en el antiguo Lacio?

  • RECAPITULACIN 31 Resumiendo cuanto antecede, podemos decir que el culto de

    Diana en su consagrado bosque de Nemi fue de gran importancia y de in-memorial antigedad; que fue reverenciada como diosa de las selvas y de los animales salvajes y probablemente tambin del ganado doms-tico y de los frutos de la tierra; que se crey bendeca a los humanos con descendencia y que ayudaba a las madres en sus partos; que su fuego sagrado, atendido por castas vrgenes, arda perpetuamente en un templo redondo situado dentro del recinto; que asociada a ella, haba una ninfa, Egeria, en la que descargaba Diana una de sus funciones propias, la de socorrer a las parturientas, y a la que popularmente se crea des-posada con un antiguo rey romano en el bosque sagrado; que, adems, la misma Diana del bosque tena un compaero masculino llamado Virbio, que fuera para ella lo que Adonis para Venus o Atis para Cibeles; finalmente, que al mtico Virbio se le representaba en tiempos histri-cos por un linaje de sacerdotes conocidos como reyes del bosque, que perecan siempre por la espada de sus sucesores y cuyas vidas estaban en cierto modo ligadas a un rbol especial de la floresta, puesto que ellos permanecan libres de ataques mientras este rbol no sufriera dao.

    Es cierto que estas conclusiones no se bastan a s mismas para ex-plicar la peculiar ley de sucesin al sacerdocio, pero quiz ensanchando el campo de esta investigacin nos veamos inducidos a pensar que con-tienen en germen la solucin del problema, por lo que haremos ahora una revisin ms amplia, que ha de ser larga y laboriosa, pero que ten-dr en cierto modo el encanto e inters de un viaje de descubrimiento, en el que visitaremos pases extraos con gentes extraas y costumbres ms extraas an. El viento silba en las jarcias; icemos las velas y abandonemos por algn tiempo las costas de Italia.

    CAPITULO II REYES

    SACERDOTALES

    Las preguntas que nos planteamos son principalmente dos: primera, por qu el sacerdote de Diana en Nemi o rey del bosque tena que dar muerte a su predecesor?; segunda, por qu antes de matarle deba arrancar la rama de cierto rbol que la opinin general de los antiguos identifica con la rama dorada de Virgilio?

    El primer punto a dilucidar es el ttulo sacerdotal. Por qu le llamaban rey del bosque? Por qu se hablaba de su ocupacin como si fuese un reinado?

    La unin de un ttulo de realeza con deberes sacerdotales fue co-rriente en la antigua Italia y en Grecia. En Roma y en otras ciudades del Lacio haba un sacerdote llamado el rey de los sacrificios o rey de los sagrados ritos, y su mujer llevaba el ttulo de reina de los sagrados ritos. En la Atenas republicana, al segundo magistrado anual del Estado (Ar-

  • 32 REYES SACERDOTALES conte Basileo) se le llamaba rey y a su mujer, reina; las funciones de ambos eran religiosas. En muchas otras democracias griegas haba reyes titulares cuyos deberes, por lo que sabemos, fueron sacerdotales y con-centrados alrededor del hogar comunal del Estado. Algunos Estados griegos tenan simultneamente varios de estos titulados reyes. Segn la tradicin romana, el rey de los sacrificios fue nombrado despus de la abolicin de la monarqua con objeto de ofrecer los holocaustos, como antes hacan los reyes. Semejante parece haber sido el origen de los reyes sacerdotales que prevalecieron en Grecia. No es improbable en s misma esta opinin y est apoyada adems por el ejemplo de Esparta, casi el nico Estado genuinamente griego que retuvo la forma monr-quica de gobierno hasta los tiempos histricos. En Esparta todos los sacrificios estatales eran ofrendados por los reyes como descendientes del dios. Uno de los reyes espartanos mantena el sacerdocio de Zeus Lacedemonio; el otro ejerca el sacerdocio de Zeus Celestial.

    Estas combinaciones de funciones sacerdotales con las propias de la realeza nos son familiares a todos. El Asia Menor, por ejemplo, fue asiento de vanas grandes capitales religiosas habitadas por millones de esclavos sagrados y gobernadas por pontfices que posean al mismo tiempo autoridad espiritual y temporal, a semejanza de los papas en la Roma medieval. Entre otras ciudades regidas por sacerdotes estaban Zela y Pessinos. Los reyes teutnicos de los antiguos tiempos paganos fueron tambin de condicin parecida y ejercieron la autoridad de sumos sacerdotes. Los emperadores de China ofrendaban sacrificios pblicos cuyos detalles estaban regulados por los libros rituales. El rey de Madagascar era el sumo sacerdote de su reino; en la gran fiesta del Ao Nuevo y durante el sacrificio de un buey por el bien del reino, mien-tras sus ayudantes mataban al animal, el rey oraba y elevaba sus acciones de gracias. En los Estados monrquicos de los gallas del frica oriental, que todava permanecen independientes, el rey sacrifica en las cspides de los montes y regula la inmolacin de las vctimas humanas. Y las penumbras de la tradicin dejan entrever una unin parecida de los poderes espiritual y temporal, de los deberes sacerdotales y regios, en los reyes de aquella regin deliciosa del Estado de Chiapas (Mxico), cuya antigua capital, ahora sepultada bajo la exuberante selva tropical, muestra sus vestigios en las soberbias y misteriosas ruinas de Palenque.

    Cuando hemos dicho que los antiguos reyes generalmente eran tambin sacerdotes, estamos lejos de haber agotado el aspecto religioso de sus funciones. En aquellos tiempos la divinidad que defina a un rey no era una frmula de expresin vacua, sino la manifestacin de una creencia formal. Los reyes fueron reverenciados en muchos casos no meramente como sacerdotes, es decir, como intercesores entre hom-bre y dios, sino como dioses mismos capaces de otorgar a sus sbditos y adoradores los beneficios que se creen imposibles de alcanzar por los mortales y que, si se desean, slo pueden obtenerse por las oraciones y sacrificios que se ofrecen a los seres invisibles y sobrehumanos. As,

  • LOS PRINCIPIOS DE LA MAGIA 33 sola esperarse de los reyes la lluvia y el sol a su debido tiempo para conseguir que los sembrados produjeran abundantes cosechas, e .igual-mente otras muchas cosas. Aunque nos parezca extraa esta esperanza, est de perfecto acuerdo con los primitivos modos de pensar. El salva|e concibe con dificultad la distincin entre lo natural y lo sobrenatural, comnmente aceptada por los pueblos ya ms avanzados. Para l, el mundo est funcionando en gran parte merced a ciertos agentes sobre-naturales que son seres personales que actan por impulsos y motivos semejantes a los suyos propios, y como l, propensos a modificarlos por apelaciones a su piedad, a sus deseos y temores. En un mundo as concebido no ve limitaciones a su poder de influir sobre el curso de los acontecimientos en beneficio propio. Las oraciones, promesas o amena-zas a los dioses pueden asegurarle buen tiempo y abundantes cosechas; y si aconteciera, como muchas veces se ha credo, que un dios llegase a encarnar en su misma persona, ya no necesitara apelar a seres ms altos. l, el propio salvaje, posee en s mismo todos los poderes nece-sarios para acrecentar su propio bienestar y el de su prjimo.

    ste es un mecanismo por el que llegamos a alcanzar la idea del hombre-dios. Pero hay otro. Junto a este concepto de un mundo im-pregnado de fuerzas espirituales, el hombre salvaje posee otro distinto y probablemente ms antiguo, en el cual pueden llegar a encontrarse rudimentos de la idea moderna de ley natural, o sea la visin de la natu-raleza como una serie de acontecimientos que ocurren en orden inva-riable y sin intervencin de agentes personales. El germen de que hablamos se relaciona con esa "magia simpatetica", como puede llamarse, que juega un papel importante en la mayora de los sistemas de supers-ticin. En la sociedad primitiva el rey suele ser hechicero, adems de sacerdote; es ms, con frecuencia parece haber obtenido su podero en virtud de su supuesta habilidad en la magia, blanca o negra. Por esto, y con objeto de comprender la evolucin de la majestad y del carcter sagrado que de ordinario investan el cargo a los ojos de los pueblos br-baros o salvajes, es esencial familiarizarse con los principios de la magia y tener alguna idea del ascendiente extraordinario que este antiguo sis-tema de supersticin ha tenido y tiene en la mente Humana en todos los pases y en todos los tiempos. A este fin, consideraremos el tema con algn detenimiento.

    CAPITULO III MAGIA

    SIMPATETICA *

    1. LOS PRINCIPIOS DE LA MAGIA

    Si analizamos los principios del pensamiento sobre los que se funda la magia, sin duda encontraremos que se resuelven en dos: primero,

    1 Simpattica- su traduccin exacta sera simptica; por prestarse a confusin, seguimos el neologismo de la traduccin francesa de lady Lilly Frazer.

  • 34 MAGIA SIMPATTICA que lo semejante produce lo semejante, o que los efectos semejan a sus causas, y segundo, que las cosas que una vez estuvieron en contacto se actan recprocamente a distancia, aun despus de haber sido cortado todo contacto fsico. El primer principio puede llamarse ley de seme-janza y el segundo ley de contacto o contagio. Del primero de estos principios, el denominado ley de semejanza, el mago deduce que puede producir el efecto que desee sin ms que imitarlo; del segundo principio deduce que todo lo que haga con un objeto material afectar de igual modo a la persona con quien este objeto estuvo en contacto, haya o no formando parte de su propio cuerpo. Los encantamientos fundados en la ley de semejanza pueden denominarse de magia imitativa u homeo-ptica, y los basados sobre la ley de contacto o contagio podrn llamarse de magia contaminante o contagiosa.1 Denominar a la primera de estas dos ramas de la magia con el trmino de homeoptica es quiz preferible a los trminos alternativos de imitativa o mimtica, puesto que stos sugieren un agente consciente que imita, quedando por ello demasiado restringido el campo de esta clase de magia. Cuando el mago se dedica a la prctica de estas leyes, implcitamente cree que ellas regulan las operaciones de la naturaleza inanimada; en otras palabras, tcitamente da por seguro que las leyes de semejanza y contagio son de universal aplicacin y no tan slo limitadas a las acciones humanas. Resumiendo: la magia es un sistema espurio de leyes naturales as como una gua errnea de conducta; es una ciencia falsa y un arte abortado. Conside-rada como un sistema de leyes naturales, es decir, como expresin de reglas que determinan la consecucin de acaecimientos en todo el mun-do, podemos considerarla como magia terica; considerada como una serie de reglas que los humanos cumplirn con objeto de conseguir sus fines, puede llamarse magia prctica. Mas hemos de recordar al mismo tiempo que el mago primitivo conoce solamente la magia en su aspecto prctico; nunca analiza los procesos mentales en los que su prctica est basada y nunca los refleja sobre los principios abstractos entraados en sus acciones. Para l, como para la mayora de los hombres, la lgica es implcita, no explcita; razona exactamente como digiere sus alimen-tos, esto es, ignorando por completo los procesos fisiolgicos y mentales esenciales para una u otra operacin: en una palabra, para l la magia es siempre un arte, nunca una ciencia. El verdadero concepto de cien-cia est ausente de su mente rudimentaria. Queda para el investigador filosfico descubrir el camino seguido por el pensamiento que funda-menta la prctica del mago; desenredar los hilos que en reducido nmero forman la embrollada madeja; aislar los principios abstractos de sus apli-caciones concretas: en suma, discernir la ciencia espuria tras el arte bas-tardo.

    S es acertado nuestro anlisis de la lgica de los magos, sus dos grandes principios no sern otra cosa que dos distintas y equivocadas

    1 Contagiosa: usaremos "contagiosa" y "contaminante" como sinnimos y en sentido ms amplio que el estricto mdico.

  • MAGIA HOMEOPTICA O IMITATIVA 35 aplicaciones de la asociacin de ideas. La magia homeoptica est fun-dada en la asociacin de ideas por semejanza; la magia contaminante o contagiosa est fundada en la asociacin de ideas por contigidad. La magia homeoptica cae en el error de suponer que las cosas que se parecen son la misma cosa; la magia contagiosa comete la equivocacin de presumir que las cosas que estuvieron una vez en contacto siguen estndolo. Mas en la prctica se combinan frecuentemente las dos ramas, o, para ser ms precisos, mientras que la magia homeoptica o imitativa puede ser practicada sola, encontraremos generalmente que la magia contaminante o contagiosa va mezclada en su prctica con la homeo-ptica o imitativa. Confrontadas as estas dos clases de magia, puede haber alguna dificultad en comprenderlas, mas sern rpidamente inte-ligibles cuando las aclaremos con algunos ejemplos apropiados. Ambas lneas de pensamiento son de hecho en extremo sencillas, elementales, y con dificultad podran ser de otra manera siendo tan familiares en lo concreto, aunque no ciertamente en lo abstracto, no tan slo para la inteligencia ruda del salvaje, sino tambin para la de la gente ignorante y estpida de todas partes. Ambas ramas de la magia, la homeoptica y la contaminante, pueden ser comprendidas cmodamente bajo el nom-bre general de magia simpattica, puesto que ambas establecen que las cosas se actan recprocamente a distancia mediante una atraccin secreta, una simpata oculta, cuyo impulso es transmitido de la una a la otra por intermedio de lo que podemos concebir como una clase de ter invisible no desemejante al postulado por la ciencia moderna con objeto parecido, precisamente para explicar cmo las cosas pueden afectarse entre s a travs de un espacio que parece estar vaco.

    Es conveniente poner en forma de cuadro las ramas de la magia, segn las leyes del pensamiento que las animan, en esta forma:

    MAGIA SIMPATTICA (Ley de simpata)

    MAGIA HOMEOPTICA MAGIA CONTAMINANTE (Ley de semejanza) (Ley de contacto)

    Ahora ilustraremos con ejemplos estas dos ramas de la magia sim-pattica, empezando por la homeoptica.

    2. MAGIA HOMEOPTICA o IMITATIVA

    Quiz la aplicacin ms familiar del postulado "lo semejante produ-ce lo semejante" es el intento hecho por muchas gentes en todas las

  • 36 MAGIA SIMPATTICA pocas para daar o destruir a un enemigo, daando o destruyendo una imagen suya, por creer que lo que padezca esta imagen ser sufrido por el enemigo y que cuando se destruya su imagen l perecer. Daremos aqu unos cuantos ejemplos, de entre muchos, para probar la extensa difusin alcanzada por esta prctica en el mundo y su notable persisten-cia a travs de las edades. Hace miles de aos fue conocida por los hechiceros de la India antigua, Babilonia y Egipto, as como tambin por los de Grecia y Roma; an hoy da, recurren todava a ella los salvajes arteros y perversos de Australia, frica y Escocia. Por ejemplo se nos cuenta que los indios norteamericanos creen que dibujando la figura de una persona en la arena, arcilla o cenizas, y tambin conside-rando cualquier objeto como si fuera su cuerpo, y despus clavndolo con una estaca aguzada o hacindole cualquier otro dao, infligirn una lesin correspondiente a la persona representada. Cuando un indio ojeb-way desea hacer dao a alguien, hace una imagen pequea de madera de su enemigo y le clava una aguja en la cabeza o en el corazn, o le dispara una flecha, creyendo que cuando pincha o agujeran la imagen siente su enemigo en el mismo instante un dolor terrible en la parte correspon-diente de su cuerpo, y cuando intenta matarlo resueltamente, quema o entierra el mueco, pronunciando mientras lo hace ciertas palabras m-gicas. Los indios del Per moldean figuritas de sebo mezclado con grano, dndoles el mejor parecido posible con las personas que odian o temen, y despus queman las efigies en el sendero por donde las supuestas vctimas habrn de pasar. Dan a esta operacin el nombre de quemar su alma.

    Un maleficio malayo de la misma clase consiste en recoger recortes de uas, pelo, pestaas, algo de saliva y otras cosas parecidas de la futura vctima, suficientes para representar las diversas partes de su per-sona; despus se hace, con todo eso y cera de una colmena abandonada, una figurita semejante a ella, que se tuesta lentamente sobre una lmpara durante siete noches mientras se dice:

    No es cera esto que estoy socarrando; es el hgado, el corazn y el bazo de fulano de tal lo que socarro.

    Despus de transcurrir la sptima noche, se quema del todo la figura; la vctima morir. Es evidente que en este maleficio se combinan los prin-cipios de la magia homeoptica y de la contaminante, puesto que el mueco est hecho a imagen, en cierto modo, del enemigo, y contiene materiales que estuvieron en contacto con l, principalmente sus uas, pelo y saliva. Otra forma de embrujamiento malayo, que recuerda ms estrechamente la prctica de los ojebway, es hacer, con cera de una colmena abandonada, una figura de un pie de longitud, que representa al enemigo muerto; despus se pinchan los ojos de la imagen y el enemigo queda ciego; se hiere el estmago y enferma; se pincha la cabeza y siente dolor de cabeza; se taladra el pecho y enferma del pecho. Si

  • MAGIA HOMEOPTICA O IMITATIVA 37 se quiere matar al enemigo a toda costa, se atraviesa su imagen de los pies a la cabeza, se la amortaja como si fuera un cadver, se reza sobre ella cual si se estuviera rezando por un muerto y despus se la entierra en medio del sendero por donde el enemigo ha de pasar. Con objeto de que su sangre no caiga sobre la propia cabeza, se debe decir:

    Yo no soy el que est enterrndole: es Gabriel el que le est enterrando.

    De este modo, la culpabilidad del crimen recaer sobre los hombros del arcngel Gabriel, que est mucho ms capacitado para soportar este peso.

    Si la magia homeoptica o imitativa, utilizando las figuritas, se ha practicado a menudo con el rencoroso propsito de arrojar fuera de este mundo a las gentes aborrecidas, tambin, aunque ms raramente, se ha empleado con la buena intencin de ayudar a entrar en l a otras. Es decir, se ha usado para facilitar el nacimiento y conseguir la gravidez de las mujeres estriles. As, entre los batakos de Sumatra, cuando una mujer estril desea llegar a ser madre, har en madera una figura de nio y lo colocar en su regazo, creyendo que esto la conducir al cum-plimiento de sus deseos. En el archipilago Babar, cuando una mujer desea tener una criatura, ruegas a un hombre que sea padre de numerosos hijos que rece por ella a Upulero, el espritu del sol. Hacen un mueco de algodn rojo, que la mujer sostiene en sus brazos como si estuviera amamantndolo. Despus, el padre prolfico coge una gallina por las patas y acercndola a la cabeza de la mujer, dice: "Toma esta ave, oh Upulero!, y consiente que descienda una criatura, te lo ruego y suplico. Permite que venga una criatura y la recoja en mis manos y en mi regazo". Dicho esto, pregunta a la mujer: "Ha llegado ya la criatura?" Y ella responde: "S, y ya est mamando." Entonces, sostiene el ave sobre la cabeza del marido y musita algunas palabras. Finalmente, matan al ave y, junto con un poco de betel, la colocan en el lugar de la casa desti-nado a los sacrificios domsticos. Terminada la ceremonia, corre por la aldea la noticia de que la mujer ha dado a luz y las amistades vienen a la casa para felicitarla. Aqu la simulacin del nacimiento de un nio es simplemente un rito mgico, designado para asegurar por medio de la imitacin o pantomima que realmente nacer una criatura, y se intenta ayudar a la eficacia del rito mediante la oracin y el sacrificio. Por de-cirlo as, la magia est mezclada y reforzada en este caso con religin.

    Entre algunos de los dayakos de Borneo, cuando una mujer tiene un parto laborioso, llaman a un brujo, que intenta facilitar el parto por el modo racional de manipular en el cuerpo de la parturienta y, mien-tras tanto, otro brujo, fuera del cuarto, se esfuerza en obtener el mismo fin por medios que nosotros consideramos totalmente irracionales. En efecto, l pretende ser la parturienta: con una tela enrollada al cuerpo, sujeta una piedra grande que representa al nio en la matriz y, siguiendo las instrucciones que le grita su colega desde el lugar de la escena real.

  • 38 MAGIA SIMPATTICA mueve el supuesto beb sobre su cuerpo imitando exactamente el mo-vimiento del verdadero, hasta que ste nace.

    El mismo principio de simulacin que gusta tanto a los nios ha llevado a otros pueblos al empleo de la simulacin del nacimiento como una forma de adopcin y aun como procedimiento de resucitar al que se supone haba muerto. Si una persona simula el alumbramiento de un hijo, aunque sea un hombre barbudo, sin una sola gota de la sangre de aqulla en las venas, entonces, segn el criterio de la filosofa y la ley primitivas, el muchacho o el hambre es realmente su propio hijo en todos sentidos. As, nos cuenta Diodoro que cuando Zeus persuadi a su celosa mujer Hera para que prohijase a Hrcules, la diosa se meti en la cama y abrazando al corpulento hroe contra su seno, le empuj por debajo de su ropa y le dej caer al suelo, imitando un verdadero par-to; el historiador aade que en sus tiempos se practicaba por los brbaros el mismo medio para adoptar criaturas. En nuestros das se dice que todava se usa as entre los turcos de Bosnia y de Bulgaria. Cuando una mujer desea prohijar a un muchacho, le sacar o empujar por entre sus ropas: desde entonces ser mirado siempre como su verdadero hijo y heredar todos los bienes de sus padres adoptivos. Entre los bera-wanos de Sarawak, cuando una mujer desea adoptar a una persona ya adulta, sea hombre o mujer, se rene a mucha gente para celebrar una fiesta. La madre adoptiva, sentada ante el pblico sobre un asiento alto con faldones, permite que la persona adoptada se arrastre desde atrs y entre sus piernas. Tan pronto como aparece por delante de ellas, le golpean con los capullos perfumados de la palma de areca y le atan a la mujer. Despus madre e hijo o hija adoptivos, as atados juntos, anadean hasta el fondo de la casa y vuelven otra vez a la vista de los espectadores. El lazo establecido entre los dos por esta imitacin gr-fica del parto es muy estrecho; una ofensa cometida contra un hijo adoptivo se reconoce como ms grave que la hecha a un hijo verdadero. En la Grecia antigua, si se haba supuesto errneamente que un hombre ausente haba muerto y se le haban hecho los ritos fnebres, a su vuelta era tratado como muerto para la sociedad hasta que hubiera pasado por la ceremonia de nacer otra vez. Le hacan pasar por la entrepierna de una mujer y despus le lavaban y vestan con mantillas y le entregaban a una nodriza. Hasta que no se ejecutaba con todo detalle la ceremonia, no poda relacionarse libremente con la gente. En parecidas circuns-tancias, en la India antigua, el hombre a quien se haba supuesto falle-cido tena que pasar la primera noche de su vuelta en una tina llena de agua grasienta; mientras estaba sentado y con los brazos cruzados, cerra-dos los puos y sin pronunciar palabra, a semejanza de una criatura en la 'matriz, se ejecutaban sobre l todos los sacramentos que se acos-tumbraba hacer sobre una mujer preada. A la maana siguiente sala de la tina y pasaba una vez ms por todos los sacramentos que tuvo en su juventud y especialmente le casaban con una mujer o le volvan a casar con su propia esposa con la debida solemnidad.

  • MAGIA HOMEOPTICA O IMITATIVA 39 Otro uso benfico de la magia homeoptica es la cura o prevencin

    de enfermedades. Los antiguos hindes ejecutaban una complicada cere-monia, basada en ella, para curar la ictericia. Su tendencia principal era relegar el color amarillo hacia seres y cosas amarillas, tales como el sol, a las que propiamente pertenece, y procurar al paciente un saludable color rojo de una fuente vigorosa y viviente, principalmente un toro bermejo. Con esta intencin, un sacerdote recitaba el siguiente conjuro: "Hasta el sol subir tu pesadumbre y tu ictericia; en el color del toro rojo te envolveremos. Te envolveremos en matices rojos por toda una larga vida. Que quede esta persona ilesa y libre del color amarillo! Te envolveremos en todas las formas y todas las fuerzas de las vacas, cuya deidad es Rohini y que adems son rojas (rohinih). Dentro de las cacatas, dentro de los tordos pondremos tu amarillez y adems en el pajizo doradillo de inquieta cola pondremos tu amarillez." Mientras pro-nunciaba estas palabras, el sacerdote, con objeto de infundir el matiz rosado de la salud en el cetrino paciente, le iba dando a beber agua en la que haba echado pelos de un toro rojo; verta agua sobre el lomo del animal y le haca beber al enfermo de la que escurra; le sentaba sobre una piel de toro rojo y le ataba con un trozo de ella. Despus, con el designio de mejorar su color expulsando completamente el tinte ama-rillo, proceda a embadurnarle de pies a cabeza con una papilla hecha de crcuma (una planta amarilla), le tenda en la cama y sujetaba a los pies de ella, mediante una cuerda amarilla, tres pjaros, a saber, una cacata amarilla, un tordo y un doradillo. Despus iba vertiendo agua sobre el paciente, lavndole el barro amarillo, con lo que era seguro que la ictericia se marchara a las aves atadas. Despus de hecho esto, y para dar un remate lozano a su complexin, coga algunos pelos de toro rojo, los envolva en una hoja dorada y los pegaba a la piel del enfermo. Los antiguos crean que si una persona con ictericia miraba con atencin a una avutarda o chorlito y el ave fijaba su vista en ella, quedaba curada de la enfermedad. "Tal es la naturaleza dice Plu-tarco y tal el temperamento de esta ave que extrae y recibe la enfer-medad que sale como una corriente por medio de la vista". Era tan conocida entre los pajareros la valiosa propiedad de estas aves que cuando tenan alguna para la venta, la guardaban cuidadosamente cubierta, por temor de que algn ictrico la mirase y se curase gratis. La virtud del ave no estaba en el color de su plumaje, sino en sus grandes ojos dorados que, como es natural, extraan la amarillez de la ictericia. Plinio* nos cuenta de otra ave, o quiz la misma, a la que los griegos daban el nombre de "ictericia", porque si una persona ictrica la miraba, su en-fermedad la dejaba para matar al ave. Tambin menciona una piedra que suponan curaba la ictericia a causa de que sus matices recuerdan los de una piel ictrica.

    Uno de los grandes mritos de la magia homeoptica est en per-mitir que la curacin sea ejecutada en la persona del doctor en vez de la de su cliente, quien se alivia de todo peligro y molestia mientras ve

  • 40 MAGIA SIMPATTICA al mdico retorcerse de dolor. Por ejemplo, los campesinos de Perche, en Francia, obran bajo la impresin de que los espasmos prolongados del vmito son efecto de la cada del estomago, por haberse descolgado, segn dicen ellos, y de acuerdo con esto, llaman a un prctico en estas cuestiones para que devuelva el rgano a su lugar propio. Despus de escuchar los sntomas, el prctico se entrega a las ms espantosas con-vulsiones con el propsito de desenganchar su propio estmago. Ha-biendo tenido xito en un esfuerzo, vuelve en seguida a colgar su est-mago con otra serie de contorsiones y batimanes mientras el paciente experimenta el correspondiente alivio; precio, cinco francos. Con seme-jante mtodo un mdico dayako, llamado por un enfermo, se tiende en el suelo y pretende estar muerto, y, suponindolo as, se le trata como corresponde a un cadver, envolvindole en esterillas, sacndole de la casa y tendindole en el suelo. Pasada una hora, los otros curanderos desenvuelven de sus cubiertas y devuelven la vida al pretendido muerto; segn va recobrndose ste, suponen que se mejora tambin el enfermo. En los principios de la magia homeoptica se funda la cura de un tumor prescrita por Marcelo de Burdeos, mdico de la corte de Teodosio I, en su curiosa obra sobre medicina. Dice as: "Tmese una raz de verbena, crtese por la mitad y culguese una parte alrededor del cuello del pa-ciente y la otra sobre el fuego de la chimenea. Conforme va secndose la raz entre el humo del hogar, va secndose el tumor hasta desaparecer. Si despus el paciente es ingrato para el buen mdico, el diestro cono-cedor puede vengarse muy fcilmente sin ms que arrojar la verbena al agua, pues, a medida que la raz absorbe otra vez la humedad el tumor se reproduce". El mismo escritor sapiente recomienda que si se est molesto por alguna erupcin de barrillos, se aceche la cada de una estrella y en aquel momento preciso en que la estrella corre todava por el cielo, se restrieguen rpidamente los granos con la primera tela que se encuentre a mano. Del mismo modo que las estrellas caen del cielo, as caern los barrillos del cuerpo, pero tendr el paciente mucho cuidado de no restregarlos con mano desnuda, pues los granos pasaran a ella.

    Por otra parte, la magia homeoptica y en general la simpattica juegan una gran parte en las precauciones que el cazador o pescador toma para asegurar una abundante provisin de alimento. Segn la mxima de que "lo semejante produce lo semejante", l y sus compaeros hacen muchas cosas imitando deliberadamente aquello que quieren conseguir y, por el contrario, evitan otras con cuidado por su parecido ms o me-nos imaginario a las que seran desastrosas si se realizasen.

    En ningn sitio se lleva la teora de la magia simpattica ms siste-mticamente a la prctica para la proteccin del abastecimiento de ali-mentos que en las inhospitalarias regiones de la Australia central. All las tribus estn divididas en un nmero de clanes totmicos, cada uno de los cuales se encarga del deber de multiplicar su ttem para el bien-

  • MAGIA HOMEOPTICA O IMITATIVA estar de la comunidad, por medio de ceremonias mgicas. La mayora de los ttems son animales y plantas comestibles y el resultado general que creen lograr con esas ceremonias es el de abastecer a la tribu de alimentos y otras cosas necesarias. Es frecuente que los ritos consistan en una imitacin de los efectos que la gente desea producir; en otros trminos, su magia es homeoptica o imitativa. As, entre los warra-munga, el cabecilla del ttem cacata blanca procura la multiplicacin de las cacatas blancas teniendo en la mano una figura del ave e imi-tando sus gritos roncos. Entre los arunta, los hombres del ttem larva del witchetty1 ejecutan ceremonias para multiplicar la larva que los dems miembros de la tribu acostumbrar comer. Una de estas cere-monias es una escena en que se representa al insecto perfecto saliendo del capullo de la crislida: forman una larga y estrecha construccin de ramaje que imita el capullo de la crislida y dentro de l, sentados, unos cuantos hombres que tienen por ttem a la larva entonan alusiones al insecto en los distintos momentos de la metamorfosis. Despus van emergiendo de la estructura acurrucados y, conforme van saliendo, can-tan al insecto que emerge de su crislida. Se cree que esto multiplica el nmero de larvas. Tambin, con objeto de multiplicar los emes, que son un importante artculo comestible, los hombres del ttem del em dibujan sobre el suelo la sagrada figura de su ttem, especialmente las partes del em que ms les gusta comer, como las que abundan en grasa y los huevos. Los hombres se sientan alrededor del dibujo y cantan. Despus los actores, llevando unos capirotes que representan el cuello largo y la cabeza pequea de los emes, imitan la apariencia del ave cuando se pone a mover la cabeza en todas direcciones.

    Los indios de la Colombia Britnica viven principalmente de la pesca, que abunda en el mar y en sus ros. Si los peces no llegan en la debida estacin y los indios estn hambrientos, un brujo mootka fa-brica la imagen de un pez nadando y la pone en el agua en la direccin en que es ms frecuente la llegada de los peces. Esta ceremonia, acom-paada de una oracin para que venga la pesca, conseguir que llegue al momento. Los isleos del estrecho de Torres usan modelos de vacas marinas y de tortugas para atraerlas con el hechizo. Los toradjas de Clebes central creen que las cosas de la misma clase se atraen mutua-mente por los espritus que habitan en ellas o por el ter vital. Debido a esta creencia, cuelgan en sus casas quijadas de ciervos y jabales con objeto de que los espritus que animan estos huesos atraigan a sus cong-neres al sendero del cazador. En la isla de Nas, cuando ha cado un jabal en la trampa preparada al efecto, al sacarle de all le frotan el lomo con nueve hojas cadas, no arrancadas, creyendo que del mismo modo que las hojas han cado del rbol, as tambin caern en la trampa otros nueve jabales. En las islas de las Indias Orientales, Saparoea,

    1 Las larvas del insecto witchetty viven entre las races de las acacias y son el alimento principal del topo marsupial de Australia.

  • 42 MAGIA SIMPATTICA Haroekoe y Noessa Laut, cuando un pescador va a colocar un aparejo de pesca en el mar, echa una mirada a su alrededor buscando un rbol cuyos frutos estn muy picoteados por los pjaros y, en vindolo, corta una rama fuerte y la convierte en la estaca principal para fijar su aparejo; l cree que del mismo modo que el rbol atraa muchas aves a su fruta, as tambin la rama cortada de ese rbol atraer mucho pescado a su trampa.

    Las tribus occidentales de la Nueva Guinea Britnica emplean la siguiente hechicera para ayudar al cazador a arponear vacas marinas o tortugas: colocan en el agujero del mango del arpn donde encaja ste un escarabajo pequeo de los que se encuentran en los cocoteros. Igual que el insecto se pega a la piel del hombre, se supone que se afianzar el arpn en la vaca marina o en la tortuga. Cuando un cazador cambod-giano comprueba que sus redes no han cogido nada, se desnuda, se aleja un poco y errabundeando se deja caer en la red como si no la hubiera visto; dejndose capturar en ella, se pone a gritar: "Ay! Qu es esto? Temo estar cogido". Despus es seguro que algo caer en la red. Una pantomima de la misma especie ha sido representada y se recuerda entre los montaeses de Escocia. El Reverendo James MacDonald, ahora pas-tor protestante de Reay de Caithness, nos cuenta que en su juventud, cuando iba a pescar con sus compaeros al lago Alie y los peces tarda-ban mucho en picar, acostumbraban fingir la pesca, como s fuera un pez, de uno de sus compaeros, al que arrojaban previamente al agua. Despus comenzaban a picar las truchas o los silloch,1 segn que la barca estuviera en aguas dulces o saladas. Antes de ir a tender trampas para cazar martas, un indio carrier duerme a solas doce noches seguidas ante una hoguera, con el cuello oprimido por una varita. Esto causar, natu-ralmente, que la estaca de su trampa caiga tambin sobre el cuello de la marta.

    Entre los galelareses que viven en un distrito norteo de la gran isla de Halmahera, al oeste de Nueva Guinea, existe la prctica de poner en la boca la bala con que se cargar despus el fusil. Hacer esto es prcticamente comerse la caza que ser blanco de la bala, y adems as no ser posible errar el blanco. Mientras un malayo espera el resultado de haber cebado la trampa para cocodrilos, tiene la preven-cin, al comer su "curry", de empezar tragndose tres puados seguidos del arroz, porque esto ayuda al cebo a escurrirse por la garganta del cocodrilo con ms facilidad. Tambin tiene buen cuidado de no sacar ningn hueso de su "curry", pues, como l dice, est claro que enton-ces la estaca aguzada en que tiene espetado el cebo podra salirse de modo semejante y el cocodrilo se marchara con el cebo. Por esto, en tales circunstancias el cazador prudente, antes de comenzar su comida, procura que alguna otra persona saque los huesos de su "curry" para

    1 Silloch, especie de bacalao de dorso negruzco.

  • MAGIA HOMEOPTICA O IMITATIVA 43 evitar que llegue el momento de tener que escoger entre tragarse los huesos o que el cocodrilo se escape.

    Esta ltima regla es un ejemplo de las cosas que el cazador debe evitar para no estropear su buena suerte, fundndose en que "lo seme-jante produce lo semejante", pues se ha observado que el sistema de magia simpattica no se compone solamente de preceptos positivos; comprende tambin un gran nmero de preceptos negativos o prohibi-ciones. Dice no solamente lo que hay que hacer, sino lo que no se debe hacer. Los preceptos positivos son los encantamientos; los preceptos negativos son los tabs. En realidad, la doctrina completa del tab o, por lo menos, una gran parte de ella, parece ser solamente una aplica-cin especial de la magia simpattica y sus dos grandes leyes de la seme-janza y del contacto. Aunque estas leyes ciertamente no sean formula-das en tales palabras ni aun siquiera concebidas en abstracto por el salvaje, no obstante, son implcitamente credas por l como reguladoras del curso de la naturaleza e independientes de la voluntad humana. Piensa que si l obra en cierto sentido, se seguirn ciertas consecuencias inevitables en virtud de una otra de esas leyes, y si le parece que estas consecuencias pudieran ser desagradables o peligrosas, naturalmente que tendr el cuidado de evitarlas, dejando de actuar en ese sentido. En otras palabras, se abstendr de hacer lo que, de acuerdo con sus nociones equivocadas de causa y efecto, l cree falsamente que podra daarle. En una palabra, se sujeta a un tab. As, el tab es hasta aqu una aplicacin negativa de magia prctica. La magia positiva o hechi-cera dice: "Haz esto para que acontezca esto otro". La magia negativa o tab dice: "No hagas esto para que no suceda esto otro". El prop-sito de la magia positiva o hechicera es el de producir un acontecimiento que se desea; el propsito de la magia negativa o tab es el de evitar el suceso que se teme. Mas ambas consecuencias, la deseable y la indesea-ble, se suponen producidas de acuerdo con las leyes de semejanza y de contacto. Y as como la consecuencia deseada no es en realidad pro-ducida por la observancia de una ceremonia mgica, tampoco lo es la temida por la violacin de un tab. Si el supuesto dao se realizara siempre siguiendo a la violacin del tab, ste no sera sino un precepto de moral o de sentido comn. No es tab decir: "No pongas la mano en el fuego"; es un dictado del sentido comn, pues el acto prohi-bido entraa un dao real, no imaginario. Resumiremos que los pre-ceptos negativos que llamamos tabs son exactamente tan vanos y ftiles como los preceptos positivos que denominamos hechicera. Las dos cosas son tan slo los lados o polos opuestos de un grande y calamitoso error, una concepcin equivocada de la asociacin de ideas. En esta gran falacia, el polo positivo es la hechicera y el negativo el tab. Dando el nombre general de magia terica y prctica a la totalidad del sistema errneo, podemos definir el tab como el aspecto negativo de la magia prctica. Pongmoslo grficamente en el siguiente cuadro:

  • 44 MAGIA SIMPATTICA

    MAGIA

    TERICA PRACTICA (La magia como pseudo ciencia) (La magia como pseudo arte)

    ! i MAGIA POSITIVA MAGIA NEGATIVA

    O O HECHICERA TAB

    Hemos hecho estas observaciones sobre el tab y sus relaciones con la magia porque vamos a dar algunos ejemplo