Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

49
IES N° 28 “Olga Cossettini” Curso: “Desafíos actuales de la práctica docente en las EEMPA” Espacio Curricular: Lengua TRABAJO FINAL

Transcript of Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

Page 1: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

IES N° 28 “Olga Cossettini”

Curso: “Desafíos actuales de la práctica docente en las EEMPA”

Espacio Curricular: Lengua

TRABAJO FINAL

Virginia Macario

Julio de 2010

Page 2: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

1. Caracterización de las EEMPAS

Las Escuelas de Enseñanza Media para Adultos surgen a partir de una necesidad social: la de aquellas personas que, por diversos motivos, no pudieron completar su educación media en las instancias tradicionales.

En la provincia de Santa Fe, éstos son sus comienzos: Por Ley N° 7100 (01/02/1974) se implementó en forma experimental un

Plan de Estudios de Bachillerato Común para alumnos libres mayores de 21 años. Por resolución N° 163 (28/03/1973) el Ministerio de Educación y Cultura

dio cumplimiento a la Ley anterior. Por Decreto N° 4297 (20/12/1976) se dispone la continuación de la

experiencia bajo el nombre de Bachillerato Acelerado para Adultos, estableciéndose la regularidad de la asistencia a clase de los alumnos.

Por Decreto N° 369 (13/02/1980) los Centros de Bachillerato Acelerado para Adultos pasan a denominarse Escuelas de Enseñanza Media para Adultos (para alumnos mayores de 18 años).

Por Decreto N° 3279/83, en 1983 queda establecido el Reglamento de las Escuelas de Enseñanza Media para Adultos.

Las EEMPA permiten a adultos y jóvenes mayores de 18 años, que durante su adolescencia dejaron de estudiar por distintos motivos, iniciar o concluir estudios de nivel medio, posibilitando su inserción en el mercado laboral, su participación crítica en la sociedad y el afianzamiento de su autoestima.

En el informe “La educación encierra un tesoro” de la Comisión Internacional sobre educación para el Siglo XXI”1 se declara:

“La educación durante toda la vida se presenta como una de las llaves de acceso al siglo XXI. Esta noción va más allá de la distinción tradicional entre educación básica y educación permanente y coincide con otra noción: la de sociedad educativa, en la que todo puede ser ocasión para aprender y desarrollar las capacidades del individuo.”

También en este informe se destaca la importancia de los cuatro pilares de la educación: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a vivir juntos.

En 1997, Argentina suscribe a lo acordado en la “Conferencia de Hamburgo”2 donde se plantea la educación de adultos como “… el conjunto de procesos de aprendizaje, por medio de los cuales las personas jóvenes y adultas desarrollan capacidades, enriquecen sus conocimientos y mejoran sus competencias técnicas o profesionales, o las reorientan a fin de atender sus propias necesidades y las de la sociedad”. En el “Foro Mundial sobre Educación”3 (Dakar, 2000) se acepta que “… Todos los jóvenes y adultos han de tener oportunidad de asimilar el saber y aprender los valores, actitudes y conocimientos prácticos que les servirán para mejorar su capacidad de trabajar, participar plenamente en la sociedad, dirigir su vida y seguir aprendiendo…”

En resumen, esta alternativa pedagógica brinda las condiciones para el ejercicio de una educación permanente a lo largo de toda la vida. Su propósito es recuperar las 1 Informe de la “Educación encierra un tesoro” – Comisión Internacional sobre Educación para el Siglo XXI.2 Conferencia de Hamburgo, 1977.3 Foro Mundial sobre Educación, Dakar, Senegal, abril de 2000.

2

Page 3: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

experiencias cotidianas y del mundo laboral que intervienen en la construcción de conocimientos, competencias y habilidades de la población de jóvenes y adultos para dar así una respuesta válida que les permita afrontar los desafíos de la vida política, ciudadana y del mundo del trabajo como protagonistas y constructores de su propia vida a través de la participación, la conciencia crítica y el rescate de actitudes y valores que posibiliten establecer nuevas relaciones sociales en un ámbito de solidaridad y democracia.

Es uno de los principales desafíos de la Educación para Jóvenes y Adultos, adecuarse a la diversidad de sus destinatarios, quienes tienen diferentes edades, historias de vida, intereses, necesidades, condiciones culturales y sociales y diferentes motivaciones por las que deciden escolarizarse. En el “Documento Base para la Consolidación de la Educación General Básica y la Educación Polimodal de Jóvenes y Adultos en la Provincia de Santa Fe” se establece que: “Si se asume la diversidad en la escuela no sólo se plantea el interrogante de cómo trabajar con estos grupos, sino que se brinda una educación que valorice las diferencias, que busque alternativas para superar desigualdades y evite la homogeneización.”4

Es necesario desarrollar un Diseño Curricular que responda a los nuevos tiempos, caracterizados por la globalización, la irrupción de las tecnologías de información y comunicación y los nuevos paradigmas en la gestión educativa. La escuela, en este contexto, debe pensarse como un espacio de crecimiento que capacite para la participación y la transformación.

En el documento citado anteriormente, se establece que las finalidades de la Educación de Jóvenes y Adultos son:

Garantizar la equitativa distribución, apropiación y construcción de saberes, habilidades y aptitudes para esta población escolar tan heterogénea.

Crean condiciones adecuadas para que los alumnos actualicen sus potenciales.

Enriquecer el desarrollo de conocimientos, procedimientos y actitudes que impliquen abordar los aprendizajes en sus contextos.

Adecuar la ampliación y diversificación de las ofertas para elevar los índices de terminalidad.

Diseñar un modelo de educación enmarcado en un sistema organizativo y en una estructura curricular flexible y abierta.

Articular los tramos de la Educación de Jóvenes y Adultos con los otros niveles y ciclos del sistema educativo en forma coherente.

2. Fundamentos de la Educación de Jóvenes y Adultos

2.1. Fundamento filosófico5

Se concibe a los jóvenes y adultos como herederos de tradiciones y, al mismo tiempo, capaces para la creación, la innovación y para orientar el curso de su historia. En este carácter protagónico del ser humano en cuanto a su destino personal y 4 Documento Base para la Consolidación de la Educación General Básica y la Educación Polimodal de Jóvenes y Adultos en la Provincia de Santa Fe, Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe, octubre de 2003.5 Ídem, pág. 19.

3

Page 4: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

colectivo, se sustenta la búsqueda de aprendizajes relevantes que potencien al máximo a cada alumno y posibiliten el crecimiento y el compromiso de las comunidades educativas.

La educación de jóvenes y adultos es un factor que contribuye a la transformación de los sujetos y la comunidad. Se trata de una acción educativa que enfatiza el “aprender a ser” y el “aprender a hacer”, en conjunción con el “aprender a aprender”.

2.2. Fundamento epistemológico6

En la escuela, los planteos epistemológicos son los que han fundamentado toda práctica, teoría y política educativa. Se debe analizar y cuestionar las propuestas epistemológicas tradicionales y buscar perspectivas epistemológicas nuevas. Es necesarios organizar los contenidos formando tramas integradas, a partir del conocimiento cotidiano y los intereses del alumno incorporando significados e interacciones a un nivel de significación cada vez más complejo. Se debe tener presente la necesidad de propiciar experiencias de aprendizaje colaborativo. Las estrategias didácticas deben movilizar los intereses y conocimientos preexistentes, captando la atención del alumno, incentivando su curiosidad y capacidad crítica, de modo que lleguen a reformular ideas y a emitir respuestas fundadas, a interpretar la realidad y a colaborar en su transformación.

Se debe alentar a los alumnos a que reformulen sus producciones, a que reflexionen sobre sus errores y a que desarrollen sus propias estrategias. También se los debe estimular en sus logros para que pongan en juego todo lo que saben con la confianza de lograr resultados de calidad, comprendiendo el “saber” y el “saber hacer” como complementarios y aceptar el “saber hacer” y el “saber vivir” como instancias fundamentales en los procesos de aprendizaje.

2.3. Fundamento sociológico7

El Diseño Curricular debe basarse en un conocimiento de la realidad social que comprenda su complejidad. Para la Educación de Jóvenes y Adultos, dicho diseño debe articularse con tres ejes que le den sentido:

Relación educación-trabajo: se considera el trabajo como una de las condiciones básicas de la experiencia. Es una actividad central de la vida adulta y un elemento clave para comprender cómo el adulto interpreta el mundo y orienta su acción cotidiana. Es necesario vincular el marco escolar con el medio y las instituciones de la sociedad civil.

Capacitación laboral: Se propone una articulación educación básica-capacitación laboral que tenga el trabajo como punto de partida, que atienda a la idoneidad técnica e incluya la formación de la conciencia social, política y gremial en el contexto de la realidad nacional y latinoamericana.

6 Ídem, pág. 20.7 Ídem, pág. 21.

4

Page 5: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

Articulación escuela-comunidad: La escuela debe pensar en la comunidad para poder proyectar su potencia transformadora y buscar canales de comunicación y acuerdos con instituciones del quehacer cultural y productivo. Deberá impulsar el desarrollo de las competencias técnicas, funcionales y sociales.

2.4. Fundamento psicológico8

Las características del adulto van a condicionar el tipo de intervención educativo y el papel del docente. Además debe añadirse el esfuerzo para responder a los diferentes puntos de partida de cada uno de los alumnos adultos.

La experiencia vital del adulto nos obliga a plantear una metodología que supere la “clase magistral” para centrarnos en estrategias que posibiliten el aprendizaje en grupo, la discusión y que permitan el enriquecimiento de todos basándose más en la experiencia de los participantes.

Las distintas etapas del ciclo vital del adulto marcan diversos roles a desempeñar y distintos intereses que lo motivan a formarse: desde conseguir un empleo o promocionarse profesionalmente hasta la adquisición de competencias sociales que le permitan desenvolverse mejor como padre-madre y miembro activo de una sociedad.

Por lo tanto, los contenidos de aprendizaje deben depender tanto de esos ciclos vitales y de sus intereses como de la lógica de una asignatura concreta. El punto de partida de nuestra labor educativa es la problemática que sustenta la necesidad formativa del adulto y la respuesta coherente a sus necesidades.

2.5. Fundamento pedagógico-didáctico9

Se propone un curriculum que pueda dar respuesta a las necesidades de los adultos en una sociedad en cambio permanente. Lo esencial es la capacidad de programar el cambio. Se hace necesario un aprendizaje permanente para adecuarse a la innovación cada vez más vertiginosa. Esta necesidad nos conduce a la Educación Permanente. Una educación que fomenta la iniciativa humana, que desarrolla en los adultos la capacidad de influir en los hechos y acontecimientos, en el entorno y sobre las experiencias. Esto implica que se incluyan contenidos y metodologías que resulten significativas de acuerdo con las necesidades y problemáticas de los grupos y las comunidades a las que pertenecen. Resulta imprescindible permitir a estos alumnos el acceso y el reingreso a los establecimientos educativos en distintos momentos del año.

En tal sentido, un curriculum para la educación de jóvenes y adultos debe ser una propuesta abierta y flexible que aliente a los docentes y a las escuelas a realizar los cambios necesarios para responder a las necesidades de los destinatarios.

El Diseño Curricular propuesto se organiza por áreas, a través de las cuales se vinculan los tres tipos de contenidos de aprendizajes: conceptuales, procedimentales y actitudinales. Los contenidos seleccionados para cada área se organizarán en torno a

8 Ídem, pág. 23.9 Ídem, pág. 24.

5

Page 6: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

un conjunto de ejes temáticos con el propósito de facilitar el tratamiento de los aspectos más relevantes de cada una.

Unidad: El relato policial Espacio curricular: LenguaCurso: 5° año

Expectativas de logros:

6

Page 7: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

Que los alumnos: Participen de la experiencia estética de leer textos literarios, desarrollen

su pensamiento crítico y lo expongan con argumentaciones. Utilicen Internet como fuente de material para la investigación y el

estudio.

Contenidos conceptuales:

El género policial en el cine: “El secreto de sus ojos” de Juan José Campanella.

Relato policial clásico: el enigma y la dupla detective-ayudante. Relato policial “negro”: la representación de una sociedad corrupta.

El género policial en Argentina: desarrollo y características. Cuentos policiales argentinos: “La pesquisa de don Frutos de Velmiro

Ayala Gauna, Las doce figuras del mundo de H. Bustos Domecq y La loca y el relato del crimen de Ricardo Piglia.

Contenidos procedimentales:

Reflexión sobre la relación entre cine y literatura. Investigación y reflexión sobre el género policial y su desarrollo en

Argentina. Exposición de los resultados de su investigación frente a sus

compañeros. Lectura y análisis crítico de cuentos.

Contenidos actitudinales:

Conformación de un gusto estético personal de lecturas. Apreciación de la literatura como portadora de mundos nuevos. Socialización de las interpretaciones, valoraciones e inferencias en torno

a lo leído.

Recursos y estrategias

Proyección y análisis de la película “El secreto de sus ojos” del director argentino Juan José Campanella.

Lectura y análisis de los siguientes cuentos: “La pesquisa de don Frutos” de Velmiro Ayala Gauna. Las doce figuras del mundo de H. Bustos Domecq (A. Bioy Casares y J. L.

Borges) La loca y el relato del crimen de Ricardo Piglia

7

Page 8: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

Investigación grupal en Internet sobre el desarrollo del género policial en Argentina.

Redacción de un informe sobre dicha investigación. Confección de un trabajo práctico final que integre lo aprendido durante

la unidad.

Evaluación:

Se evaluará el trabajo en clase, la participación, predisposición y cumplimiento de las tareas asignadas.

Se evaluarán, además, los contenidos conceptuales mediante la realización de trabajos prácticos y una evaluación escrita al finalizar la unidad.

El género policial

Disparador: Proyección de la película “El secreto de sus ojos” de Juan José Campanella.

8

Page 9: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

Antes de ver la película, leemos la guía que vamos a utilizar para trabajar.

Guía para el análisis de “El secreto de sus ojos” de Juan José Campanella:

1) Lean atentamente el siguiente fragmento:

2) ¿Qué elementos de los anteriores aparecen en la película?

3) ¿Cuál es el enigma a resolver?

4) ¿Quién cumple el papel de detective? ¿Qué características presenta? ¿Cómo vive?

5) ¿Qué lugar tiene el criminal en la película? ¿En qué momento se descubre quién es?

6) ¿Qué punto de vista predomina en la película: el de la víctima, el del asesino o el del detective?

7) ¿En qué ambiente se desarrolla la acción? ¿Qué iluminación predomina? ¿Qué tipo de música se utiliza?

8) ¿Cómo termina la historia? ¿Presenta alguna variante con respecto a los finales típicos del policial?

9) Lean el siguiente fragmento:

9

Los orígenes del género policial pueden ubicarse en 1840, cuando el escritor estadounidense Edgar Allan Poe (1809-1849) publica sus cuentos “Los asesinatos de la calle Morgue”, “La carta robada” y “El misterio de Marie Roget”, que tienen como protagonista al detective Auguste Dupin. En estos relatos, Poe establece, sin saberlo, las reglas básicas de lo que luego se llamó “policial clásico” o “de enigma”.

Los elementos infaltables en estos cuentos son: Un crimen del que se desconoce quién, cómo y por qué lo cometió,

y que se presenta como un enigma irresoluble. Un detective de inteligencia destacada, que investiga y resuelve el

caso a pedido de la policía. Con este personaje colabora un fiel compañero, que escucha sus razonamientos y deducciones.

Una serie de pistas o indicios, aparentemente inconexos, que le sirven al detective para descubrir al delincuente.

La resolución del misterio, la identificación del culpable y la explicación, por parte del investigador, de cómo llegó a la verdad.

Tomado de Cuentos policiales argentinos, Editorial Estrada, Bs. As., 2008.

El policial negro

A comienzos de la década de 1920, nace en los Estados Unidos una corriente del género conocida como “policial negro” o “duro”. Algunos de los escritores más renombrados de esta vertiente son Dashiell Hammet y

Page 10: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

10) ¿Qué elementos del policial clásico y del policial negro aparecen en la película?

Trabajo de investigación: El género policial en la Argentina

1) Reunidos en grupos, investiguen las características y el desarrollo del género policial en Argentina. Pueden encontrar la información necesaria en las siguientes páginas de Internet:

La narrativa policial en la ArgentinaArtículo de Elisa Calabrese publicado por la Biblioteca Cervantes Virtual. http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12482280880131519643846/p0000003.htm

Apuntes para una aproximación al género policial en la ArgentinaArtículo de Manuel Rud publicado en la revista “Espéculo”. http://www.ucm.es/info/especulo/numero17/apropia.html

La escuela del crimen: apuntes sobre el género policial en la ArgentinaArtículo de Eduardo H. Berg publicado en la revista “Espéculo”.http://www.ucm.es/info/especulo/numero38/escrimen.html

10

El policial negro

A comienzos de la década de 1920, nace en los Estados Unidos una corriente del género conocida como “policial negro” o “duro”. Algunos de los escritores más renombrados de esta vertiente son Dashiell Hammet y

Page 11: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

2) Elaboren un breve informe para exponer ante sus compañeros.

Lectura: La pesquisa de don Frutos de Velmiro Ayala Gauna.

Don Frutos Gómez, el comisario de Capibara-Cué, entró en su desmantelada oficina haciendo sonar las espuelas, saludó cordialmente a sus subalternos y se acomodó en una vieja silla de paja, cerca de la puerta, a esperar el mate que uno de los agentes empezó a cebarle con pachorrienta solicitud.

Cuando tuvo el recipiente en sus manos succionó con fruición por la bombilla y gustó del áspero sabor del brebaje con silenciosa delectación.

Al recibir el segundo mate lo tendió cordial hacia el oficial sumariante que leía con toda atención, junto a la única y desvencijada mesa del recinto.

-¿Gusta un amargo?-Gracias -respondió el otro.- Sólo lo tomo dulce.-Aquí solo toman dulce las mujeres, -terció el cabo Leiva con completo olvido de la disciplina.-Cuando quiera su opinión se la solicitaré -replicó fríamente el sumariante.-Está bien, mi oficial -dijo el cabo y continuó perezosamente apoyado contra el marco de la puerta.

Luis Arzásola, que hacía tres días había llegado de la capital correntina a hacerse cargo de su puesto en ese abandonado pueblecillo, se revolvió molesto en el asiento, conteniendo a duras penas los deseos de “sacar carpiendo’ al insolente, pero don Frutos regía a sus subordinados con paternal condescendencia, sin reparar en graduaciones, y no quería saber de más reglamentos que su omnímoda voluntad.

Cuando él, ya en este breve tiempo, le hubo expuesto en repetidas ocasiones sus quejas por lo que consideraba excesiva confianza o indisciplina del personal, solo obtuvo como única respuesta:-No te hagas mala sangre, m´hijo. No lo hacen con mala intención sino de brutos que son nomás; ya se irá acostumbrando con el tiempo.

Para olvidar el disgusto siguió leyendo su apreciado libro de Psicología y efectuando apuntes en un cuaderno que tenía a su lado, pero la mesa, que tenía una pata mas corta que las otras, se inclinaba hacia ese costado y hacía peligrar la estabilidad del tintero que se iba corriendo lentamente y amenazaba concluir en el suelo. Para evitar tal contingencia tomó un diario, lo dobló repetidas veces y lo colocó, para nivelar el mueble, debajo del sostén defectuoso. Luego siguió con la lectura interrumpida.

-¿Qué pa esta aprendiendo, che oficial? –preguntó el agente mientras esperaba el mate de manos del comisario.-Psicología.-¿Y eso para qué sirve?-Para conocer a la gente. Es la ciencia del conocimiento del alma humana.

11

Page 12: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

El milico recibió el mate vacío, meditó unos segundos y concluyo sentenciosamente:-Para mi ver, eso no se estudia en los libros. Para conocer a la gente hay...Vaciló un momento y afirmó:-...hay que estudiar a la gente.

Después se acercó al brasero que ardía en un rincón y empezó a llenar la calabaza cuidando que el agua no se derramara y que formara una espuma consistente.

En eso estaban cuando Aniceto, el mozo de la carnicería, entró espantado:-¡Don Frutos! ¡Don Frutos! -¿Qué te ocurre hombre? -contestó el aludido y empezó a levantarse.-Al tuerto Méndez...-¿Sí?-Lo han achurao sin asco. Recién cuando le fui a llevar un matambre que había encargado ayer, dentré al rancho y ¡ánima bendita santa!, lo encontré tendido en el suelo, boca abajo y lleno de sangre. -¿Seguro pa de que estaba muerto, chamigo?-Seguro Don Frutos. Duro, frío y hasta medio jediendo con la calor que hace. -Güeno, gracias, Aniceto, andate nomás.-¡Hasta luego Don Frutos!-¡Hasta luego Aniceto! -respondió el funcionario y volvió a sentarse cómodamente.

El oficial, que había dejado el libro, se plantó frente a su superior.-¿Qué pa le pasa m´hijo?-¿No vamos al lugar del hecho, comisario?-Si, enseguida. -Pero ¡es que hay un muerto señor! -¿Y que? -contestó el viejo ya con absoluta familiaridad- ¿Acaso tenés miedo de que se dispare? Dejame que tome cuatro o cinco matecitos más o de no se van a desteñir las tripas.

Cuando después de una buena media hora arribaron al rancho de las afueras donde había ocurrido el suceso, ya el oficial había redactado “in mente’ el informe que elevaría a las autoridades sobre la inoperancia del comisario, sus arbitrarios procedimientos y su inhabilidad para el cargo. Creía que era llegada la ocasión propicia para su particular lucimiento y para apabullar con sus mayores conocimientos los métodos simples y arcaicos del funcionario campesino. Lo único que lamentaba era haber olvidado en la ciudad una poderosa lupa que le hubiera servido de maravilloso auxiliar para la búsqueda de huellas.

Apenas a unos pasos de la puerta estaba el extinto de bruces contra el suelo.-¡Andá! -ordeno el comisario al cabo Leiva.- Abrí bien la ventana pa que dentre la luz.

Este lo hizo así y el resplandeciente sol tropical entró a raudales en la reducida habitación.

Don Frutos se inclinó sobre el cadáver y observó en la espalda las marcas sangrientas de tres puñaladas que teñían de rojo la negra blusa del caído.

-Forastero -gruñó.Luego buscó un palito y lo introdujo en las heridas. Finalmente lo dejó en una

de ellas y aseveró:-Gringo.

12

Page 13: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

Se irguió buscando algo con la mirada y, al no encontrarlo, dijo al cabo:-Andá, sacale las riendas al rosillo que es mansito y traémelas.

Cuando al cabo de un momento las tuvo en su poder, midió con una la distancia de los pies del difunto hasta la herida y, luego, haciendo colocar a Leiva a su frente marcó la misma sobre sus pacientes espaldas. En seguida alzó un brazo y lo bajó. No quedó satisfecho al parecer y, poniéndose en puntas de pie, repitió la operación.

-¡Ajá! -dijo-. Es más alto que yo, debe medir un metro ochenta más o menos. Inmediatamente inquirió a su subordinado:

-¿Estuvo el tuerto ayer en las carreras?-Sí, pero él pasó la tarde jugando a la taba.-¿Y le jue bien?-¡Y de no! ¡Si era como no hay otro pa clavarla de vuelta y media! ¡Dios lo tenga en su santa gloria! Ganó una ponchada de pesos. Al capataz de la estancia, a ese que le dicen “Míster’, lo dejó sin nada y hasta le ganó tres esterlinas que tenia de ricuerdo; al Ñato Cáceres le gano ochenta pesos y el anillo de compromiso.-Güeno, revisalo a ver si encontrás la plata.

El cabo obedeció. Dio vueltas el cadáver y le metió la mano en los bolsillos, hurgó en el amplio cinturón y le tanteó las ropas.

-Ni un veinte, comesario.-A ver, vamos a buscar en la pieza, puede que la haiga escondido.-Pero comisario -saltó el oficial-. Así van a borrar todas las huellas del culpable.-Qué huellas, m´hijo?-Las impresiones dactilares.-Acá no usamos de eso m´hijo. Tuito lo hacemos a la que te criaste nomás.

Y ayudado por el cabo y el agente, empezó a buscar en cajones, debajo del colchón y en cuanto posible escondite imaginaron.

Arzásola, entretanto, seguía acumulando elementos con criterio científico, pero se encontraba un poco desconcertado. En la ciudad, sobre un piso encerado, un cabello puede ser un indicio valioso, pero en el sucio piso de un rancho hay miles de cosas mezcladas con el polvo: recortes de uñas, llaves de latas de sardinas, botones, semillas, huesecillos, etc.

Desorientado y después de haber llenado sus bolsillos con los objetos más heterogéneos que encontró a su paso, dirigió en otro sentido sus investigaciones.

Junto a la puerta y cerca de la ventana encontró una serie de pisadas y, entre ellas, la huella casi perfecta de un pie.-¡Comisario! -gritó-. Hay que buscar un poco de yeso. -¿Pa qué m´hijo?-Para sacarle el molde a esa pisada. El asesino estuvo parado aquí y dejó su marca.-¿Y pa qué va a servir el molde?-Porque gracias a una ciencia que se llama antropometría -respondió despectivamente y como dando una lección -de esa huella se puede deducir la talla de su dueño y otros datos. -No te aflijás por eso. El criminal es gringo, más o menos una cuarta más alto que yo y dejuro que ha de estar entre la peonada é la estancia´e los ingleses. -¡Pero! -se asombró el oficial.-Ya te lo explicaré más tarde, m´hijo. Estoy seguro que el tipo estuvo en la cancha´e taba y vio cómo el tuerto se llenaba de plata, después se le adelantó y lo estuvo

13

Page 14: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

esperando en el rancho. Quedó un rato vichando el camino desde la ventana y después se puso detrás de la puerta. Cuando el pobre dentró le encajó una puñalada y en seguida dos más cuando lo vio caído. -Asi es, don Frutos -asintió el cabo.- Se ve clarito por las pisadas.-Al verlo muerto le revisó los bolsillos, le sacó tuitas las ganancias y se fue. Pero ya lo vamos a agarrar sin la Jometría esa que decías. En seguida, dirigiéndose al agente que lo acompañaba, ordenó:-Andate a lo del carnicero y decile que te dea un cuero de vaca y te emprieste el carro. Lo traés al Aniceto pa que te ayude, lo envuelven al finao y lo llevan a enterrar. El pobre no tiene a naides que lo llore. Cuando venga el Paí Marcelo pa la Navidá, le haremos decir una misa. -Está bien, comisario. Inmediatamente se volvió al oficial y al cabo y dijo:-Ahora vamos pa la estancia; se me hace que el infiel que hizo esta fechuría debe estar allí.

La estancia de los ingleses se encontraba más o menos a media legua del pueblo. Además del habitual personal de servicio y peones había en ella una dos docenas de obreros trabajando en la ampliación de una de las alas del edificio.

Interiorizado el administrador del propósito que los llevaba hizo reunir, frente a una de las galerías, a todo el personal. Hombres de todas clases y con los más diversos atavíos se encontraban allí. Algunos con el torso desnudo brillante de sudor porque el sol ya empezaba a hacerse sentir, otros en camiseta, blusas, camisas de colores chillones, un inglés con breeches, un español con boina, un italiano con saco de pana, etc.

-Poné a un lado a los gringos y a los otros dejalos ir -dijo don Frutos al oficial, después de pasar su mirada por el conjunto y se sentó con el dueño de casa a saborear un vaso de whisky.

Arzásola, a su vez, transmitió la orden.-Los extranjeros que avancen dos pasos al frente.

Una decena de hombres se destacó de la masa. El oficial, entonces dirigiéndose a los otros exclamó:-Ustedes pueden retirarse.

Correntinos, formoseños, misioneros y de algunas otras provincias del norte se alejaron murmurando entre dientes o contentos de verse libres de la curiosidad policial.

De pronto el cabo Leiva se adelantó hacia un mocetón de pelo hirsuto y tez cobriza que había quedado con los demás.-Y vos, Gorgonio, ¿qué hacés aquí?-El oficial dijo que quedásemos los extranjeros, pues...-¡Qué pa vas a ser extranjero vos! Usté sos paraguayo como yo, chamigo. Extranjeros son los gringos, los de las Uropas. ¡Andá de acá y no quieras darte corte!Y así lo fue sacando a empellones de la fila.

Don frutos entonces, se acercó a los restantes y después de observarlos dijo:-Los dos petisos de la esquina y ese otro de boina pueden irse nomás.

Frente a él quedaron el inglés, un par de italianos, dos españoles y un polaco.-A ver -continuó-, muéstreme la cartera o la plata que tengan.

14

Page 15: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

En cinco manos callosas aparecieron carteras grasientas o pesos arrugados.El inglés sin inmutarse, advirtió:-Mi no tener una moneda.

Al oírlo, Arzásola se acercó a don Frutos y le dijo suavemente:-Está mintiendo, me parece. Debe ser él y seguro ha escondido lo robado. Lo habrá hecho para recobrar sus esterlinas. -No -le respondió el superior-. Este no puede ser mirale a los pieses.

El inglés permanecía firme y estático mientras los otros, inquietos se asentaban ahora sobre un pie, ahora sobre el otro.

-¿Ves m´hijo? El “Míster’ puede estarse mucho tiempo sin moverse, mientras que el que estuvo allá dejó el suelo como pisadero para hacer ladrillos

Se acercó a los hombres silenciosos y les revisó el dinero sin decir palabra.Se retiró unos pasos atrás y le dijo al oficial:

-El polaco, el italiano pelo e´choclo y los dos gallegos no han estado en la tabeada. -¿Cómo lo puede asegurar? Si ni siquiera los ha interrogado. -¿No viste que la plata de éstos estaba limpita y lisa? La de los otros estaba arrugada y sucia de tierra. Cuando puedas observar una partidita vas a ver cómo los tabeadores estrujan los billetes, los hacen bollitos, los doblan y los sostienen entre los dedos, los tiran al suelo, los pisan, los arrugan, etc. Uno de esos dos debe ser.

Se acercó de nuevo a la fila y pasándose el pañuelo por la cara dijo:-Está apretando el calor, ¿no?Miró al italiano de saco de pana y le aconsejó con tono paternal;-Ponéte cómodo sacate el saco. -Estoy bien gracias.-Sacate el saco he dicho -ordenó entonces con rudeza, y luego con aire protector:- te va a embromar el calor si no lo hacés. A regañadientes obedeció el otro.Apenas lo hubo hecho cuando don Frutos indicó al cabo:-¡Metelo preso! Ese es el criminal.

Dando un rugido de rabia, el indicado metió la mano en la cintura y la sacó empuñando un pequeño y agudo cuchillo, pero el cabo, con rapidez felina, se lanzó sobre él y lo encerró entre sus fuertes brazos mientras el oficial, prendiéndosele de la mano, se la retorció hasta hacer caer el arma. Enseguida, ayudado por los otros peones, lo maniataron y lo arrojaron sobre un carro que le facilitó el administrador para llevarlo al pueblo. Don Frutos recogió el saco del suelo, lo estrujó poco a poco como buscando algo y, luego, con el mismo chuchillo le descosió el hombro y allí, entre el relleno, encontró escondidas las monedas de oro y el anillo. Después volvió a la mesa a terminar su whisky y agradecer al dueño de casa su colaboración, terminado lo cual la comisión montó a caballo y emprendió el regreso.

Una vez que el preso estuvo bien seguro en el calabozo, el comisario y el oficial se acomodaron en la oficina.Arzásola, impaciente, preguntó:-Perdón, comisario, pero ¿cómo hizo para descubrir al asesino?-Muy fácil m´hijo. Apenas le vi las heridas al muerto supe que el culpable era forastero.-¿Por qué?-Porque las heridas eran pequeñas y aquí nadie usa cuchillo que no tenga, por lo menos, unos treinta centímetros de hoja. Aquí el cuchillo es un instrumento de trabajo

15

Page 16: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

y sirve para carnear, para cortar yuyos, para abrir picadas en el monte y adonde se clava deja un aujero como para mirar del otro lado y no unos ojalitos como los que tenía el Tuerto. Después, cuando le metí el palito adentro, supe por la posición que el golpe había venido de arriba para abajo y me dije: Gringo. -Cierto, lo oí pero, ¿cómo pudo saberlo?-¡Pero m´hijo! Porque el criollo agarra el cuchillo de otra manera y ensarta de abajo para arriba como para levantarlo en el aire. -¡Ah!-Después medí la distancia de los pieses a la herida y marqué en la espalda del cabo, alcé el brazo y lo bajé, pero daba más abajo. Entonces me puse en puntas de pie y me dio más o menos. Por eso supe que el asesino era como cuatro dedos más alto que yo y como mi medida, asegún la papeleta, es de uno setenta, le calculé uno y ochenta.

-Sí, ¿pero cómo adivinó que había escondido las monedas y el anillo en el saco?-Porque con el calor que hacía no se lo sacaba de encima. Pensé que debía tener algo de valor para cuidarlo tanto y más me convencí cuando empezó a sacárselo y le vi la camisa pegada al cuerpo por el sudor. Servite m´hijo. Aquí vas a tener que tomarlo cimarrón.

Arzásola lo aceptó y dijo:-Creo que voy a tener que aprender eso y otras cosas más.

Lo vació de tres o cuatro enérgicos sorbos y lo devolvió al milico; luego, como la mesa empezaba a tambalear nuevamente, tomó el libro de psicología y lo puso por debajo de la pata renga.

Guía para el análisis de La pesquisa de don Frutos:

1. ¿Qué método utiliza el comisario don Frutos para llevar adelante su investigación? ¿Qué conocimientos posee para resolver sus casos?

2. ¿Cuáles de estos adjetivos les parecen adecuados para describir al comisario?: humilde – generoso – ineficiente – inteligente – astuto – práctico – vanidoso – rústico – aficionado – profesional – irresponsable – analítico – culto

3. ¿Qué características presenta el sumariante Luis Arzásola? ¿Cuál es su procedencia? ¿Qué conocimientos científicos menciona a lo largo del texto? ¿Cuál es su opinión acerca del comisario al comienzo del cuento?

4. Para debatir: ¿qué interpretación dan a la actitud de Arzásola al final del cuento?

5. ¿Qué elementos del género policial aparecen parodiados en este cuento?

16

Page 17: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

Lectura: Las doce figuras del mundo de H. Bustos Domecq (A. Bioy Casares y J. L. Borges)

A la memoria de José S. ÁlvarezIEl Capricornio, el Acuario, los Peces, el Carnero, el Toro, pensaba Aquiles

Molinari, dormido. Después, tuvo un momento de incertidumbre. Vio la Balanza, el Escorpión. Comprendió que se había equivocado; se despertó temblando.

El sol le había calentado la cara. En la mesa de luz, encima del Almanaque Bristol y de algunos números de La Fija, el reloj despertador Tic Tac marcaba las diez menos veinte.

Siempre repitiendo los signos, Molinari se levantó. Miró por la ventana. En la esquina estaba el desconocido.

Sonrió astutamente. Se fue a los fondos; volvió con la máquina de afeitar, la brocha, los restos del jabón amarillo y una taza de agua hirviendo. Abrió de par en par la ventana, con enfática serenidad miró al desconocido y lentamente se afeitó, silbando el tango Naipe Marcado.

Diez minutos después estaba en la calle, con el traje marrón cuyas últimas dos mensualidades aún las debía a las Grandes Sastrerías Inglesas Rabuffi. Fue hasta la esquina; el desconocido bruscamente se interesó en un extracto de la lotería. Molinari, habituado ya a esos monótonos disimulos, se dirigió a la esquina de Humberto I. El ómnibus llegó enseguida; Molinari subió. Para facilitar el trabajo a su perseguidor, ocupó uno de los asientos de adelante. A las dos o tres cuadras se dio vuelta; el desconocido, fácilmente reconocible por sus anteojos negros, leía el diario. Antes de llegar al Centro, el ómnibus estaba completo; Molinari hubiera podido bajar sin que el desconocido lo notara, pero su plan era mejor. Siguió hasta la Cervecería Palermo. Después, sin darse vuelta, dobló hacia el Norte, siguió el paredón de la Penitenciaría, entró en los jardines; creía proceder con tranquilidad, pero, antes de llegar al puesto de guardia, arrojó un cigarrillo que había encendido poco antes. Tuvo un diálogo nada memorable con un empleado en mangas de camisa. Un guardiacárceles lo acompañó hasta la celda 273.

Hace catorce años, el carnicero Agustín R. Bonorino, que había asistido al corso de Belgrano disfrazado de cocoliche, recibió un mortal botellazo en la sien. Nadie ignoraba que la botella de Bilz que lo derribó había sido esgrimida por uno de los muchachos de la barra de Pata Santa. Pero como Pata Santa era un precioso elemento electoral, la policía resolvió que el culpable era Isidro Parodi, de quien algunos afirmaban que era ácrata, queriendo decir que era espiritista. En realidad, Isidro Parodi no era ninguna de las dos cosas: era dueño de una barbería en el barrio Sur y había cometido la imprudencia de alquilar una pieza a un escribiente de la comisaría 8, que ya le debía de un año. Esa conjunción de circunstancias adversas selló la suerte de Parodi: las declaraciones de los testigos (que pertenecían a la barra de Pata Santa) fueron unánimes: el juez lo condenó a veintiún años de reclusión. La vida sedentaria había influido en el homicida de 1919: hoy era un hombre cuarentón, sentencioso,

17

Page 18: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

obeso, con la cabeza afeitada y ojos singularmente sabios. Esos ojos, ahora, miraban al joven Molinari.

— ¿Qué se le ofrece, amigo?Su voz no era excesivamente cordial, pero Molinari sabía que las visitas no le

desagradaban. Además, la posible reacción de Parodi le importaba menos que la necesidad de encontrar un confidente y un consejero. Lento y eficaz, el viejo Parodi cebaba un mate en un jarrito celeste. Se lo ofreció a Molinari. Éste, aunque muy impaciente por explicar la aventura irrevocable que había trastornado su vida, sabía que era inútil querer apresurar a Isidro Parodi; con una tranquilidad que lo asombró, inició un diálogo trivial sobre las carreras, que son pura trampa y nadie sabe quién va a ganar. Don Isidro no le hizo caso; volvió a su rencor predilecto: se despachó contra los italianos, que se habían metido en todas partes, no respetando tan siquiera la Penitenciaría Nacional.

—Ahora está llena de extranjeros de antecedentes de lo más dudosos y nadie sabe de dónde vienen.

Molinari, fácilmente nacionalista, colaboró en esas quejas y dijo que él ya estaba hartó de italianos y drusos, sin contar los capitalistas ingleses que habían llenado el país de ferrocarriles y frigoríficos. Ayer no más entró en la Gran Pizzería Los Hinchas y lo primero que vio fue un italiano.

— ¿Es un italiano o una italiana lo que lo tiene mal?—Ni un italiano ni una italiana —dijo sencillamente Molinari—. Don Isidro, he

matado a un hombre.—Dicen que yo también maté a uno, y sin embargo aquí me tiene. No se ponga

nervioso; el asunto ese de los drusos es complicado, pero, si no lo tiene entre ojos algún escribiente de la 8, tal vez pueda salvar el cuero.

Molinari lo miró atónito. Luego recordó que su nombre había sido vinculado al misterio de la quinta de Abenjaldún, por un diario inescrupuloso —muy distinto, por cierto, del dinámico diario de Cordone, donde él hacía los deportes elegantes y el football—. Recordó que Parodi mantenía su agilidad espiritual y, gracias a su viveza y a la generosa distracción del subcomisario Grondona, sometía a lúcido examen los diarios de la tarde. En efecto, don Isidro no ignoraba la reciente desaparición de Abenjaldún; sin embargo le pidió a Molinari que le contara los hechos, pero que no hablara tan rápido, porque él ya estaba medio duro de oído. Molinari, casi tranquilo, narró la historia:

—Créame, yo soy un muchacho moderno, un hombre de mi época; he vivido, pero también me gusta meditar. Comprendo que ya hemos superado la etapa del materialismo; las comuniones y la aglomeración de gente del Congreso Eucarístico me han dejado un rastro imborrable. Como usted decía vez pasada, y, créame, la sentencia no ha caído en saco roto, hay que despejar la incógnita. Mire, los faquires y los yoguis, con sus ejercicios respiratorios y sus macanas, saben una porción de cosas. Yo, como católico, renuncié al centro espiritista Honor y Patria, pero he comprendido que los drusos forman una colectividad progresista y están más cerca del misterio que muchos que van a misa todos los domingos. Por lo pronto, el doctor Abenjaldún tenía una quinta papal en Villa Mazzini, con una biblioteca fenómeno. Lo conocí en Radio Fénix, el Día del Árbol. Pronunció un discurso muy conceptuoso, y le gustó un sueltito que yo hice y que alguien le mandó. Me llevó a su casa, me prestó libros serios y me invitó a la fiesta que daba en la quinta; falta elemento femenino, pero son torneos de cultura, yo

18

Page 19: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

le prometo. Algunos dicen que creen en ídolos, pero en la sala de actos hay un toro de metal que vale más que un tramway. Todos los viernes se reúnen alrededor del toro los akils, que son, como quien dice, los iniciados.

Hace tiempo que el doctor Abenjaldún quería que me iniciaran; yo no podía negarme, me convenía estar bien con el viejo y no sólo de pan vive el hombre. Los drusos son gente muy cerrada y algunos no creían que un occidental fuera digno de entrar en la cofradía. Sin ir más lejos, Abul Hasán, el dueño de la flota de camiones para carne en tránsito, había recordado que el número de electos es fijo y que es ilícito hacer conversos; también se opuso el tesorero Izedín; pero es un infeliz que se pasa el día escribiendo, y el doctor Abenjaldún se reía de él y de sus libritos. Sin embargo, esos reaccionarios, con sus anticuados prejuicios, siguieron el trabajo de zapa y no trepido en afirmar que, indirectamente, ellos tienen la culpa de todo.

»El 11 de agosto recibí una carta de Abenjaldún, anunciándome que el 14 me someterían a una prueba un poco difícil, para la cual tenía que prepararme.

— ¿Y cómo tenía que prepararse? —inquirió Parodi.—Y, como usted sabe, tres días a té solo, aprendiendo los signos del zodíaco, en

orden, como están en el Almanaque Bristol. Di parte de enfermo a las Obras Sanitarias, donde trabajo por la mañana. Al principio, me asombró que la ceremonia se efectuara un domingo y no un viernes, pero la carta explicaba que para un examen tan importante convenía más el día del Señor. Yo tenía que presentarme en la quinta, antes de medianoche. El viernes y el sábado los pasé de lo más tranquilo, pero el domingo amanecí nervioso. Mire, don Isidro, ahora que pienso, estoy seguro que ya presentía lo que iba a suceder. Pero no aflojé, estuve todo el día con el libro. Era cómico, miraba cada cinco minutos el reloj a ver si ya podía tomar otro vaso de té; no sé para qué miraba, de todos modos tenía que tomarlo: la garganta estaba reseca y pedía líquido. Tanto esperar la hora del examen y sin embargo llegué tarde a Retiro y tuve que tomar el tren carreta de las veintitrés y veintiocho en vez del anterior.

»Aunque estaba preparadísimo, seguí estudiando el almanaque en el tren. Me tenían fastidiado unos imbéciles que discutían el triunfo de los Millonarios versus Chacarita Juniors y, créame, no sabían ni medio de football. Bajé en Belgrano R. La quinta viene a quedar a trece cuadras de la estación. Yo pensé que la caminata iba a refrescarme, pero me dejó medio muerto. Cumpliendo las instrucciones de Abenjaldún lo llamé por teléfono desde el almacén de la calle Rosetti.

»Frente a la quinta había una fila de coches; la casa tenía más luces que un velorio y desde lejos se oía el rumorear de la gente. Abenjaldún estaba esperándome en el portón. Lo noté envejecido. Yo lo había visto muchas veces de día; recién esa noche me di cuenta que se parecía un poco a Repetto, pero con barba. Ironías de la suerte, como quien dice: esa noche, que me tenía loco el examen, voy y me fijo en ese disparate. Fuimos por el camino de ladrillos que rodea la casa, y entramos por los fondos. En la secretaría estaba Izedín, del lado del archivo.

—Hace catorce años que estoy archivado —observó dulcemente don Isidro—. Pero ese archivo no lo conozco. Descríbame un poco el lugar.

—Mire, es muy sencillo. La secretaría está en el piso alto: una escalera baja directamente a la sala de actos. Ahí estaban los drusos, unos ciento cincuenta, todos velados y con túnicas blancas, alrededor del toro de metal. El archivo es una piecita pegada a la secretaría: es un cuarto interior. Yo siempre digo que un recinto sin una ventana como la gente, a la larga resulta insalubre. ¿Usted no comparte mi criterio?

19

Page 20: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

—No me hable. Desde que me establecí en el Norte me tienen cansado los recintos.

Descríbame la secretaría.—Es una pieza grande. Hay un escritorio de roble, donde está la Olivetti, unos

sillones comodísimos, en los que usted se hunde hasta el cogote, una pipa turca medio podrida, que vale un dineral, una araña de caireles, una alfombra persa, futurista, un busto de Napoleón, una biblioteca de libros serios: la Historia Universal de César Cantú, Las Maravillas del Mundo y del Hombre, la Biblioteca Internacional de obras Famosas, el Anuario de "La Razón", El Jardinero Ilustrado de Peluffo, El Tesoro de la Juventud, La Donna Delinquente de Lombroso, y qué sé yo.

»Izedín estaba nervioso. Yo descubrí en seguida el porqué: había vuelto a la carga con su literatura. En la mesa había un enorme paquete de libros. El doctor, preocupado con mi examen, quería zafarse de Izedín, y le dijo:

»—Pierda cuidado. Esta noche leeré sus libros.»Ignoro si el otro le creyó; fue a ponerse la túnica para entrar en la sala de

actos; ni siquiera me echó una mirada.»En cuanto nos quedamos solos, el doctor Abenjaldún me dijo:»— ¿Has ayunado con fidelidad, has aprendido las doce figuras del mundo?»Le aseguré que desde el jueves a las diez (esa noche, en compañía de algunos

tigres de la nueva sensibilidad, había cenado una buseca liviana y un pesceto al horno, en el Mercado de Abasto) estaba a té solo.

»Después Abenjaldún me pidió que le recitara los nombres de las doce figuras. Los recité sin un solo error; me hizo repetir esa lista cinco o seis veces. Al fin me dijo:

»—Veo que has acatado las instrucciones. De nada te valdrían, sin embargo, si no fueras aplicado y valiente. Me consta que lo eres; he resuelto desoír a los que niegan tu capacidad: te someteré a una sola prueba, la más desamparada y la más difícil. Hace treinta años, en las cumbres del Líbano, yo la ejecuté con felicidad; pero antes los maestros me concedieron otras pruebas más fáciles: yo descubrí una moneda en el fondo del mar, una selva hecha de aire, un cáliz en el centro de la tierra, un alfanje condenado al Infierno. Tú no buscarás cuatro objetos mágicos; buscarás a los cuatro maestros que forman el velado tetrágono de la Divinidad. Ahora, entregados a piadosas tareas, rodean el toro de metal; rezan con sus hermanos, los akils, velados como ellos; ningún indicio los distingue, pero tu corazón los reconocerá. Yo te ordenaré que traigas a Yusuf; tú bajarás a la sala de actos imaginando en su orden preciso las figuras del cielo; cuando llegues a la última figura, la de los Peces, volverás a la primera, que es Aries, y así, continuamente; darás tres vueltas alrededor de los akils y tus pasos te llevarán a Yusuf, si no has alterado el orden de las figuras. Le dirás: "Abenjaldún te llama", y lo traerás aquí. Después te ordenaré que traigas al segundo maestro; luego al tercero, luego al cuarto.

»Felizmente, de tanto leer y releer el Almanaque Bristol, las doce figuras se me habían quedado grabadas; pero basta que a uno le digan que no se equivoque, para que tema equivocarse. No me acobardé, le aseguro, pero tuve un presentimiento. Abenjaldún me estrechó la mano, me dijo que sus plegarias me acompañarían, y bajé la escalera que da a la sala de actos. Yo estaba muy atareado con las figuras; además esas espaldas blancas, esas cabezas agachadas, esas máscaras lisas y ese toro sagrado que yo no había visto nunca de cerca me tenían inquieto. Sin embargo, di mis tres vueltas como la gente, y me encontré detrás de un ensabanado, que me pareció igual

20

Page 21: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

a todos los otros; pero, como estaba imaginando las figuras del zodíaco, no tuve tiempo de pensar, y le dije: "Abenjaldún lo llama". El hombre me siguió; siempre imaginándome las figuras, subimos la escalera, y entramos en la secretaría. Abenjaldún estaba rezando; lo hizo entrar a Yusuf al archivo, y casi en seguida volvió y me dijo: "Trae ahora a Ibrahim". Volví a la sala de actos, di mis tres vueltas, me paré detrás de otro ensabanado y le dije: "Abenjaldún lo llama". Con él volví a la secretaría.

—Pare el carro, amigo —dijo Parodi—. ¿Está seguro de que mientras usted daba sus vueltas nadie salió de la secretaría?

—Mire, le aseguro que no. Yo estaba muy atento a las figuras y todo lo que quiera, pero no soy tan sonso. No le quitaba el ojo a esa puerta. Pierda cuidado: nadie entró ni salió.

»Abenjaldún tomó del brazo a Ibrahim y lo llevó al archivo; después me dijo: "Trae ahora a Izedín". Cosa rara, don Isidro, las dos primeras veces había tenido confianza en mí; esta vuelta estaba acobardado. Bajé, caminé tres veces alrededor de los drusos y volví con Izedín. Yo estaba cansadísimo: en la escalera se me nubló la vista, cosas del riñón; todo me pareció distinto, hasta mi compañero. El mismo Abenjaldún, que ya me tenía tanta fe que en lugar de rezar se había puesto a jugar al solitario, se lo llevó a Izedín al archivo, y me dijo, hablándome como un padre:

»—Este ejercicio te ha rendido. Yo buscaré al cuarto iniciado, que es Jalil.»La fatiga es el enemigo de la atención, pero en cuanto salió Abenjaldún me

prendí a los barrotes de la galería y me puse a espiarlo. El hombre dio sus tres vueltas lo más chato, agarró de un brazo a Jalil y se lo trajo para arriba. Ya le dije que el archivo no tiene más puerta que la que da a la secretaría. Por esa puerta entró Abenjaldún con Jalil; en seguida salió con los cuatro drusos velados; me hizo la señal de la cruz, porque son gente muy devota; después les dijo en criollo que se quitaran los velos; usted dirá que es pura fábula, pero ahí estaban Izedín, con su cara de extranjero, y Jalil, el subgerente de La Formal, y Yusuf, el cuñado del que es gangoso, e Ibrahim, pálido como un muerto y barbudo, el socio de Abenjaldún, usted sabe. ¡Ciento cincuenta drusos iguales y ahí estaban los cuatro maestros!

»El doctor Abenjaldún casi me abrazó; pero los otros, que son personas refractarias a la evidencia, y llenas de supersticiones y agüerías, no dieron su brazo a torcer y se le enojaron en druso. El pobre Abenjaldún quiso convencerlos, pero al fin tuvo que ceder. Dijo que me sometería a otra prueba, dificilísima, pero que en esa prueba se jugaría la vida de todos ellos y tal vez la suerte del mundo. Continuó:

»—Te vendaremos los ojos con este velo, pondremos en tu mano derecha esta larga caña, y cada uno de nosotros se ocultará en algún rincón de la casa o de los jardines. Esperarás aquí hasta que el reloj dé las doce; después nos encontrarás sucesivamente, guiado por las figuras. Esas figuras rigen el mundo; mientras dure el examen, te confiamos el curso de las figuras: el cosmos estará en tu poder. Si no alteras el orden del zodíaco, nuestros destinos y el destino del mundo seguirán el curso prefijado; si tu imaginación se equivoca, si después de la Balanza imaginas el León y no el Escorpión, el maestro a quien buscas perecerá y el mundo conocerá la amenaza del aire, del agua y del fuego.

»Todos dijeron que sí, menos Izedín, que había ingerido tanto salame que ya se le cerraban los ojos y que estaba tan distraído que al irse nos dio la mano a todos, uno por uno, cosa que no hace nunca.

21

Page 22: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

»Me dieron una caña de bambú, me pusieron la venda y se fueron. Me quedé solo. Qué ansiedad la mía: imaginarme las figuras, sin alterar el orden; esperar las campanadas que no sonaban nunca; el miedo que sonaran y echar a andar por esa casa, que de golpe me pareció interminable y desconocida. Sin querer pensé en la escalera, en los descansos, en los muebles que habría en mi camino, en los sótanos, en el patio, en las claraboyas, qué sé yo.

Empecé a oír de todo: las ramas de los árboles del jardín, unos pasos arriba, los drusos que se iban de la quinta, el arranque del viejo Issota de Abd-el-Melek: usted sabe, el que se ganó la rifa del aceite Raggio. En fin, todos se iban y yo me quedaba solo en el caserón, con esos drusos escondidos quién sabe dónde. Ahí tiene, cuando sonó el reloj me llevé un susto.

Salí con mi cañita, yo, un muchacho joven, pletórico de vida, caminando como inválido, como un ciego, si usted me interpreta; agarré en seguida para la izquierda, porque el cuñado del gangoso tiene mucho savoir faire y yo pensé que iba a encontrarlo bajo de la mesa; todo el tiempo veía patente la Balanza, el Escorpión, el Sagitario y todas esas ilustraciones; me olvidé del primer descanso de la escalera y seguí bajando en falso; después me entré en el jardín de invierno. De golpe me perdí. No encontraba ni la puerta ni las paredes. También hay que ver: tres días a puro té solo y el gran desgaste mental que yo me exigía. Dominé, con todo, la situación, y agarré por el lado del montaplatos; yo malicié que alguno se habría introducido en la carbonera; pero esos drusos, por instruidos que sean, no tienen nuestra viveza criolla. Entonces me volví para la sala. Tropecé con una mesita de tres patas, que usan algunos drusos que todavía creen en el espiritismo, como si estuvieran en la Edad Media. Me pareció que me miraban todos los ojos de los cuadros al óleo —usted se reirá, tal vez; mi hermanita siempre dice que tengo algo de loco y de poeta—. Pero no me dormí y en seguida lo descubrí a Abenjaldún: estiré el brazo y ahí estaba. Sin mayor dificultad, encontramos la escalera, que estaba mucho más cerca de lo que yo imaginaba, y ganamos la secretaría. En el trayecto no dijimos ni una sola palabra. Yo estaba ocupado con las figuras.

Lo dejé y salí a buscar otro druso. En eso oí como una risa ahogada. Por primera vez tuve una duda: llegué a pensar que se reían de mí. En seguida oí un grito. Yo juraría que no me equivoqué en las imágenes; pero, primero con la rabia y después con la sorpresa, tal vez me haya confundido. Yo nunca niego la evidencia. Me di vuelta y tanteando con la caña entré en la secretaría. Tropecé con algo en el suelo. Me agaché. Toqué el pelo con la mano.

Toqué una nariz, unos ojos. Sin darme cuenta de lo que hacía, me arranqué la venda.

»Abenjaldún estaba tirado en la alfombra, tenía la boca toda babosa y con sangre; lo palpé; estaba calentito todavía, pero ya era cadáver. En el cuarto no había nadie. Vi la caña, que se me había caído de la mano; tenía sangre en la punta. Recién entonces comprendí que yo lo había matado. Sin duda, cuando oí la risa y el grito, me confundí un momento y cambié el orden de las figuras: esa confusión había costado la vida de un hombre. Tal vez la de los cuatro maestros... Me asomé a la galería y los llamé. Nadie me contestó. Aterrado, huí por los fondos, repitiendo en voz baja el Carnero, el Toro, los Gemelos, para que el mundo no se viniera abajo. En seguida llegué a la tapia y eso que la quinta tiene tres cuartos de manzana; siempre el Tullido Ferrarotti me sabía decir que mi porvenir estaba en las carreras de medio fondo. Pero

22

Page 23: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

esa noche fui una revelación en salto en alto. De un saque salvé la tapia, que tiene casi dos metros; cuando estaba levantándome de la zanja y sacándome una porción de cascos de botella que se me habían incrustado por todos lados, empecé a toser con el humo. De la quinta salía un humo negro y espeso como lana de colchón. Aunque no estaba entrenado, corrí como en mis buenos tiempos; al llegar a Rosetti me di vuelta: había una luz como de 25 de Mayo en el cielo, la casa estaba ardiendo. ¡Ahí tiene lo que puede significar un cambio en las figuras! De pensarlo, la boca se me puso más seca que lengua de loro. Divisé un agente en la esquina, y di marcha atrás; después me metí en unos andurriales que es una vergüenza que haya todavía en la Capital; yo sufría como argentino, le aseguro, y me tenían mareado unos perros, que bastó que uno solo ladrara para que todos se pusieran a ensordecerme desde muy cerca, y en esos barriales del oeste no hay seguridad para el peatón ni vigilancia de ninguna especie. De pronto me tranquilicé, porque vi que estaba en la calle Charlone; unos infelices que estaban de patota en un almacén se pusieron a decir "el Carnero, el Toro" y a hacer ruidos que están mal en una boca; pero yo no les llevé el apunte y pasé de largo. ¿Quiere creer que sólo al rato me di cuenta que yo había estado repitiendo las figuras, en voz alta? Volví a perderme. Usted sabe que en esos barrios ignoran los rudimentos del urbanismo y las calles están perdidas en un laberinto. Ni se me pasó por la cabeza tomar algún vehículo: llegué a casa con el calzado hecho una miseria, a la hora en que salen los basureros. Yo estaba enfermo de cansancio esa madrugada. Creo que hasta tenía temperatura. Me tiré en la cama, pero resolví no dormir, para no distraerme de las figuras.

»A las doce del día mandé parte de enfermo a la redacción y a las Obras Sanitarias. En eso entró mi vecino, el viajante de la Brancato, y se hizo firme y me llevó a su pieza a tomar una tallarinada. Le hablo con el corazón en la mano: al principio me sentí un poco mejor.

Mi amigo tiene mucho mundo y destapó un moscato del país. Pero yo no estaba para diálogos finos y, aprovechando que el tuco me había caído como un plomo, me fui a mi pieza. No salí en todo el día. Sin embargo, como no soy un ermitaño y me tenía preocupado lo de la víspera, le pedí a la patrona que me trajera las Noticias. Sin tan siquiera examinar la página de los deportes, me engolfé en la crónica policial y vi la fotografía del siniestro: a las 0,23 de la madrugada había estallado un incendio de vastas proporciones en la casaquinta del doctor Abenjaldún, sita en Villa Mazzini. A pesar de la encomiable intervención de la Seccional de Bomberos, el inmueble fue pasto de las llamas, habiendo perecido en la combustión su propietario, el distinguido miembro de la colectividad siriolibanesa, doctor Abenjaldún, uno de los grandes pioneers de la importación de substitutos del linóleum. Quedé horrorizado. Baudizzone, que siempre descuida su página, había cometido algunos errores: por ejemplo; no había mencionado para nada la ceremonia religiosa, y decía que esa noche se habían reunido para leer la Memoria y renovar autoridades. Poco antes del siniestro habían abandonado la quinta los señores Jalil, Yusuf e Ibrahim. Estos declararon que hasta las 24 estuvieron departiendo amigablemente con el extinto, que, lejos de presentir la tragedia que pondría un punto final a sus días y convertiría en cenizas una residencia tradicional de la zona del oeste, hizo gala de su habitual sprit. El origen de la magna conflagración quedaba por aclarar.

»A mí no me asusta el trabajo, pero desde entonces no he vuelto al diario ni a las Obras, y ando con el ánimo por el suelo. A los dos días me vino a visitar un señor

23

Page 24: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

muy afable, que me interrogó sobre mi participación en la compra de escobillones y trapos de rejilla para la cantina del personal del corralón de la calle Bucarelli; después cambió de tema y habló de las colectividades extranjeras y se interesó especialmente en la siriolibanesa. Prometió, sin mayor seguridad, repetir la visita. Pero no volvió. En cambio, un desconocido se instaló en la esquina y me sigue con sumo disimulo por todos lados. Yo sé que usted no es hombre de dejarse enredar por la policía ni por nadie. Sálveme, don Isidro, ¡estoy desesperado!

—Yo no soy brujo ni ayunador para andar resolviendo adivinanzas. Pero no te voy a negar una manita. Eso sí, con una condición. Prométeme que me vas a hacer caso en todo.

—Como usted diga, don Isidro.—Muy bien. Vamos a empezar en seguida. Decí en orden las figuras del

almanaque.—El Carnero, el Toro, los Gemelos, el Cangrejo, el León, la Virgen, la Balanza, el

Escorpión, el Sagitario, el Capricornio, el Acuario, los Peces.—Muy bien. Ahora decilos al revés.Molinari, pálido, balbuceó:—El Ronecar, el Roto...—Salí de ahí con esas compadradas. Te digo que cambies el orden, que digas de

cualquier modo las figuras.— ¿Que cambie el orden? Usted no me ha entendido, don Isidro, eso no se

puede...— ¿No? Decí la primera, la última y la penúltima.Molinari, aterrado, obedeció. Después miró a su alrededor.—Bueno, ahora que te has sacado de la cabeza esas fantasías, te vas para el

diario. No te hagás mala sangre.Mudo, redimido, aturdido, Molinari salió de la cárcel. Afuera, estaba

esperándolo el otro.

II

A la semana, Molinari admitió que no podía postergar una segunda visita a la Penitenciaría.

Sin embargo, le molestaba encararse con Parodi, que había penetrado su presunción y su miserable credulidad. ¡Un hombre moderno, como él, haberse dejado embaucar por unos extranjeros fanáticos! Las apariciones del señor afable se hicieron más frecuentes y más siniestras: no sólo hablaba de los siriolibaneses, sino de los drusos del Líbano; su diálogo se había enriquecido de temas nuevos; por ejemplo, la abolición de la tortura en 1813, las ventajas de una picana eléctrica recién importada de Bremen por la Sección Investigaciones, etc.

Una mañana de lluvia, Molinari tomó el ómnibus en la esquina de Humberto I. Cuando bajó en Palermo, bajó también el desconocido, que había pasado de los anteojos a la barba rubia...

Parodi, como siempre, lo recibió con cierta sequedad; tuvo el tino de no aludir al misterio de Villa Mazzini: habló, tema habitual en él, de lo que puede hacer el

24

Page 25: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

hombre que tiene un sólido conocimiento de la baraja. Evocó la memoria tutelar del Lince Rivarola, que recibió un sillazo en el momento mismo de extraer un segundo as de espadas de un dispositivo especial que tenía en la manga. Para complementar esa anécdota, extrajo de un cajón un mazo grasiento, lo hizo barajar por Molinari y le pidió que extendiera los naipes sobre la mesa, con las figuras para abajo. Le dijo:

—Amiguito, usted que es brujo, le va a dar a este pobre anciano el cuatro de copas.

Molinari balbuceó:—Yo nunca he pretendido ser brujo, señor... Usted sabe que yo he cortado toda

relación con esos fanáticos.—Has cortado y has barajado; dame en seguidita el cuatro de copas. No tengas

miedo; es la primera carta que vas a agarrar.Trémulo, Molinari extendió la mano, tomó una carta cualquiera y se la dio a

Parodi. Éste la miró y dijo:—Sos un tigre. Ahora me vas a dar la sota de espadas.Molinari sacó otra carta y se la entregó.—Ahora el siete de bastos.Molinari le dio una carta.—El ejercicio te ha cansado. Yo sacaré por vos la última carta, que es el rey de

copas.Tomó, casi con negligencia, una carta y la agregó a las tres anteriores. Después

le dijo a Molinari que las diera vuelta. Eran el rey de copas, el siete de bastos, la sota de espadas y el cuatro de copas.

—No abrás tanto los ojos —dijo Parodi—. Entre todos esos naipes iguales hay uno marcado; el primero que te pedí pero no el primero que me diste. Te pedí el cuatro de copas, me diste la sota de espadas; te pedí la sota de espadas, me diste el siete de bastos; te pedí el siete de bastos y me diste el rey de copas; dije que estabas cansado y que yo mismo iba a sacar el cuarto naipe, el rey de copas. Saqué el cuatro de copas, que tiene estas pintitas negras.

»Abenjaldún hizo lo mismo. Te dijo que buscaras el druso número 1, vos le trajiste el número 2; te dijo que trajeras el 2, vos le trajiste el 3; te dijo que trajeras el 3, vos le trajiste el 4; te dijo que iba a buscar el 4 y trajo el 1. El 1 era Ibrahim, su amigo íntimo. Abenjaldún podía reconocerlo entre muchos... Esto les pasa a los que se meten con extranjeros. Vos mismo me dijiste que los drusos son una gente muy cerrada. Decías bien, y el más cerrado de todos era Abenjaldún, el decano de la colectividad. A los otros les bastaba desairar a un criollo; él quiso tomarlo para risa. Te dijo que fueras un domingo y vos mismo me dijiste que el viernes era el día de sus misas; para que estuvieras nervioso, te hizo tres días a puro té y Almanaque Bristol; encima te hizo caminar no sé cuántas cuadras; te largó a una función de drusos ensabanados y, como si el miedo fuera poco para confundirte, inventó el asunto de las figuras del almanaque. El hombre estaba de bromas; todavía no había revisado (ni revisaría nunca) los libros de contabilidad de Izedín; de esos libros hablaban cuando vos entraste; vos creíste que hablaban de novelitas y de versos. Quién sabe qué manejos había hecho el tesorero; lo cierto es que mató a Abenjaldún y quemó la casa, para que nadie viera los libros. Se despidió de ustedes, les dio la mano —cosa que no hacía nunca—, para que dieran por sentado que se había ido. Se escondió por ahí cerca, esperó que se fueran los otros, que ya estaban hartos de la broma, y cuando vos, con

25

Page 26: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

la caña y la venda, estabas buscándolo a Abenjaldún, volvió a la secretaría. Cuando volviste con el viejo, los dos se rieron de verte caminando como un cieguito. Saliste a buscar un segundo druso; Abenjaldún te siguió para que volvieras a encontrarlo y te hicieras cuatro viajes a puro golpe, trayendo siempre la misma persona. El tesorero, entonces, le dio una puñalada en la espalda: vos oíste su grito. Mientras volvías a la pieza, tanteando, Izedín huyó, prendió fuego a los libros. Luego, para justificar que hubieran desaparecido los libros, prendió fuego a la casa.

Pujato, 27 de diciembre de 1941

Guía para el análisis de Las doce figuras del mundo :

1. ¿Quién es el personaje que desempeña el rol de detective en el relato?2. ¿Qué circunstancias provocaron que don Isidro Parodi fuera encarcelado?3. ¿Por qué el relato se titula Las doce figuras del mundo?4. ¿Qué elementos propios de la cultura argentina encuentras en el texto?5. ¿Qué explicación da Parodi a los hechos?6. ¿Qué aspectos del relato policial tradicional se conservan en este cuento?

Lectura: La loca y el relato del crimen de Ricardo Piglia

I

Gordo, difuso, melancólico, el traje de filafil verde nilo flotándole en el cuerpo, Almada salió ensayando un aire de secreta euforia para tratar de borrar su abatimiento. Las calles se aquietaban ya; oscuras y lustrosas bajaban con un suave declive y lo hacían avanzar plácidamente, sosteniendo el ala del sombrero cuando el viento del río le tocaba la cara. En ese momento las coperas entraban en el primer turno. A cualquier hora hay hombres buscando una mujer, andan por la ciudad bajo el sol pálido, cruzan furtivamente hacia los dancings que en el atardecer dejan caer sobre la ciudad una música dulce. Almada se sentía perdido, lleno de miedo y de desprecio. Con el desaliento regresaba el recuerdo de Larry: el cuerpo distante de la mujer, blando sobre la banqueta de cuero, las rodillas abiertas, el pelo rojo contra las lámparas celestes del New Deal. Verla de lejos, a pleno día, la piel gastada, las ojeras, vacilando contra la luz malva que bajaba del cielo: altiva, borracha, indiferente, como si él fuera una planta o un bicho. “Poder humillarla una vez”, pensó. “Quebrarla en dos para hacerla gemir y entregarse.”

26

Page 27: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

En la esquina, el local del New Deal era una mancha ocre, corroída, más pervertida aun bajo la neblina de las seis de la tarde. Parado enfrente, retacón, ensimismado, Almada encendió un cigarrillo y levantó la cara como buscando en el aire el perfume maligno de Larry. Se sentía fuerte ahora, capaz de todo, capaz de entrar al cabaret y sacarla de un brazo y cachetearla hasta que obedeciera. “Años que quiero levantar vuelo”, pensó de pronto. “Ponerme por mi cuenta en Panamá, Quito, Ecuador.” En un costado, tendida en un zaguán, vio el bulto sucio de una mujer que dormía envuelta en trapos. Almada la empujó con un pie. —Che, vos —dijo. La mujer se sentó tanteando el aire y levantó la cara como enceguecida. — ¿Cómo te llamás? —dijo él. — ¿Quién? —Vos. ¿O no me oís? —Echevarne Angélica Inés —dijo ella, rígida—. Echevarne Angélica Inés, que me dicen Anahí. — ¿Y qué hacés acá? —Nada —dijo ella—. ¿Me das plata? —Ahá, ¿querés plata? —La mujer se apretaba contra el cuerpo un viejo sobretodo de varón que la envolvía como una túnica. —Bueno —dijo él—. Si te arrodillás y me besás los pies te doy mil pesos. — ¿Eh? — ¿Ves? Mirá —dijo Almada agitando el billete entre sus deditos mochos—. Te arrodillás y te lo doy. —Yo soy ella, soy Anahí. La pecadora, la gitana. — ¿Escuchaste? —dijo Almada—. ¿O estás borracha? —La macarena, ay macarena, llena de tules —cantó la mujer y empezó a arrodillarse contra los trapos que le cubrían la piel hasta hundir su cara entre las piernas de Almada. Él la miró desde lo alto, majestuoso, un brillo húmedo en sus ojitos de gato. —Ahí tenés. Yo soy Almada —dijo y le alcanzó el billete—. Comprate perfume. —La pecadora. Reina y madre —dijo ella—. No hubo nunca en todo este país un hombre más hermoso que Juan Bautista Bairoletto, el jinete. Por el tragaluz del dancing se oía sonar un piano débilmente, indeciso. Almada cerró las manos en los bolsillos y enfiló hacia la música, hacia los cortinados color sangre de la entrada. —La macarena, ay macarena —cantaba la loca—. Llena de tules y sedas, la macarena, ay, llena de tules —cantó la loca. Antúnez entró en el pasillo amarillento de la pensión de Viamonte y Reconquista, sosegado, manso ya, agradecido a esa sutil combinación de los hechos de la vida que él llamaba su destino. Hacía una semana que vivía con Larry. Antes se encontraban cada vez que él se demoraba en el New Deal sin elegir o querer admitir que iba por ella; después, en la cama, los dos se usaban con frialdad y eficacia, lentos, perversamente. Antúnez se despertaba pasado el mediodía y bajaba a la calle, olvidado ya del resplandor agrio de la luz en las persianas entornadas. Hasta que al fin una mañana, sin nada que lo hiciera prever, ella se paró desnuda en medio del cuarto y como si hablara sola le pidió que no se fuera.

27

Page 28: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

Antúnez se largó a reír: “¿Para qué?”, dijo. “¿Quedarme?”, dijo él, un hombre pesado, envejecido. “¿Para qué?”, le había dicho, pero ya estaba decidido, porque en ese momento empezaba a ser consciente de su inexorable decadencia, de los signos de ese fracaso que él había elegido llamar su destino. Entonces se dejó estar en esa pieza, sin nada que hacer salvo asomarse al balconcito de fierro para mirar la bajada de Viamonte y verla venir, lerda, envuelta en la neblina del amanecer. Se acostumbró al modo que tenía ella de entrar trayendo el cansancio de los hombres que le habían pagado copas y arrimarse, como encandilada, para dejar la plata sobre la mesa de luz. Se acostumbró también al pacto, a la secreta y querida decisión de no hablar del dinero, como si los dos supieran que la mujer pagaba de esa forma el modo que tenía él de protegerla de los miedos que de golpe le daban de morirse o de volverse loca. “Nos queda poco de juego, a ella y a mí”, pensó llegando al recodo del pasillo, y en ese momento, antes de abrir la puerta de la pieza supo que la mujer se le había ido y que todo empezaba a perderse. Lo que no pudo imaginar fue que del otro lado encontraría la desdicha y la lástima, los signos de la muerte en los cajones abiertos y los muebles vacíos, en los frascos, perfumes y polvos de Larry tirados por el suelo; la despedida o el adiós escrito con rouge en el espejo del ropero, como un anuncio que hubiera querido dejarle la mujer antes de irse.

Vino él vino Almada vino a llevarme sabe todo lo nuestro vino al cabaret y es como un bicho una basura oh dios mío andate por favor te lo pido salvate vos Juan vino a buscarme esta tarde es una rata olvidame te lo pido olvidame como si nunca hubiera estado en tu vida yo Larry por lo que más quieras no me busques porque él te va a matar. Antúnez leyó las letras temblorosas, dibujadas como una red en su cara reflejada en la luna del espejo.

II A Emilio Renzi le interesaba la lingüística pero se ganaba la vida haciendo

bibliográficas en el diario El Mundo.: haber pasado cinco años en la Facultad especializándose en la fonología de Trubetzkoi y terminar escribiendo reseñas de media página sobre el desolado panorama literario nacional era sin duda la causa de su melancolía, de ese aspecto concentrado y un poco metafísico que lo acercaba a los personajes de Roberto Arlt. El tipo que hacía policiales estaba enfermo la tarde en que la noticia del asesinato de Larry llegó al diario. El viejo Luna decidió mandar a Renzi a cubrir la información porque pensó que obligarlo a mezclarse en esa historia de putas baratas y cafishios le iba a hacer bien. Habían encontrado a la mujer cosida a puñaladas a la vuelta del New Deal; el único testigo del crimen era una pordiosera medio loca que decía llamarse Angélica Echevarne. Cuando la encontraron acunaba el cadáver como si fuera una muñeca y repetía una historia incomprensible. La policía detuvo esa misma mañana a Juan Antúnez, el tipo que vivía con la copera, y el asunto parecía resuelto. —Tratá de ver si podés inventar algo que sirva —le dijo el viejo Luna—. Andate hasta el Departamento que a las seis dejan entrar al periodismo. En el Departamento de policía Renzi encontró a un solo periodista, un tal Rinaldi, que hacía crímenes en el diario La prensa. El tipo era alto y tenía la piel esponjosa, como si recién hubiera salido del agua. Los hicieron pasar a una salita pintada de

28

Page 29: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

celeste que parecía un cine: cuatro lámparas alumbraban con una luz violenta una especie de escenario de madera. Por allí sacaron a un hombre altivo que se tapaba la cara con las manos esposadas: enseguida el lugar se llenó de fotógrafos que le tomaron instantáneas desde todos los ángulos. El tipo parecía flotar en una niebla y cuando bajó las manos miró a Renzi con ojos suaves. —Yo no he sido —dijo—. Ha sido el gordo Almada, pero a ése lo protegen de arriba. Incómodo, Renzi sintió que el hombre le hablaba sólo a él y le exigía ayuda. —Seguro fue éste —dijo Rinaldi cuando se lo llevaron—. Soy capaz de olfatear un criminal a cien metros: todos tienen la misma cara de gato meado, todos dicen que no fueron y hablan como si estuvieran soñando. —Me pareció que decía la verdad. —Siempre parecen decir la verdad. Ahí está la loca. La vieja entró mirando la luz y se movió por la tarima con un leve balanceo, como si caminara atada. En cuanto empezó a oírla. Renzi encendió su grabador. —Yo he visto todo he visto como si me viera el cuerpo todo por dentro los ganglios las entrañas el corazón que pertenece que perteneció y va a pertenecer a Juan Bautista Bairoletto el jinete por ese hombre le estoy diciendo váyase de aquí enemigo mala entraña o no ve que quiere sacarme la piel a lonjas y hacer visos encajes ropa de tul trenzando el pelo de la Anahí gitana la macarena, ay macarena una arrastrada sos no tenés alma y el brillo en esa mano un pedernal tomo ácido te juro si te acercás tomo ácido pecadora loca de envidia porque estoy limpia yo de todo mal soy una santa Echevarne Angélica Inés que me dicen Anahí tenía razón Hitler cuando dijo hay que matar a todos los entrerrianos soy bruja y soy gitana y soy la reina que teje un tul hay que tapar el brillo de esa mano un pedernal, el brillo que la hizo morir por qué te sacas el antifaz mascarita que me vio o no me vio y le habló de ese dinero Madre María Madre María en el zaguán Anahí fue gitana y fue reina y fue amiga de Evita Perón y dónde está el purgatorio si no estuviera en Lanús donde llevaron a la virgen con careta en esa máquina con un moño de tul para taparle la cara que la he tenido blanca por la inocencia. —Parece una parodia de Macbeth —susurró, erudito, Rinaldi—. Se acuerda ¿no? El cuento contado por un loco que nada significa. —Por un idiota, no por un loco —rectificó Renzi—. Por un idiota. ¿Y quién le dijo que no significa nada? La mujer seguía hablando de cara a la luz. —Por qué me dicen traidora sabe por qué le voy a decir porque a mí me amaba el hombre más hermoso en esta tierra Juan Bautista Bairoletto jinete de poncho inflado en el aire es un globo un globo gordo que flota bajo la luz amarilla no te acerqués si te acercás te digo no me toqués con la espada porque en la luz es donde yo he visto todo he visto como si me viera el cuerpo todo por dentro los ganglios las entrañas el corazón que perteneció que pertenece y que va a pertenecer. —Vuelve a empezar —dijo Rinaldi. —Tal vez está tratando de hacerse entender. — ¿Quién? ¿Esa? Pero no ve lo rayada que está —dijo mientras se levantaba de la butaca—. ¿Viene? —No. Me quedo. —Oiga viejo. ¿No se dio cuenta que repite siempre lo mismo desde que la encontraron?

29

Page 30: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

—Por eso —dijo Renzi controlando la cinta del grabador—. Por eso quiero escuchar: porque repite siempre lo mismo. Tres horas más tarde Emilio Renzi desplegaba sobre el sorprendido escritorio del viejo Luna una transcripción literal del monólogo de la loca, subrayado con lápices de distintos colores y cruzado de marcas y de números. —Tengo la prueba de que Antúnez no mató a la mujer. Fue otro, un tipo que él nombró, un tal Almada, el gordo Almada. — ¿Qué me contás? —dijo Luna, sarcástico—. Así que Antúnez dice que fue Almada y vos le creés. —No. Es la loca que lo dice; la loca que hace diez horas repite siempre lo mismo sin decir nada. Pero precisamente porque repite lo mismo se la puede entender. Hay una serie de reglas en lingüística, un código que se usa para analizar el lenguaje psicótico. —Decime pibe —dijo Luna lentamente—. ¿Me estás cargando? —Espere, déjeme hablar un minuto. En un delirio el loco repite, o mejor, está obligado a repetir ciertas estructuras verbales que son fijas, como un molde ¿se da cuenta? un molde que va llenando con palabras. Para analizar esa estructura hay 36 categorías verbales que se llaman operadores lógicos. Son como un mapa, usted los pone sobre lo que dicen y se da cuenta que el delirio está ordenado, que repite esas fórmulas. Lo que no entra en ese orden, lo que no se puede clasificar, lo que sobra, el desperdicio, es lo nuevo: es lo que el loco trata de decir a pesar de la compulsión repetitiva. Yo analicé con ese método el delirio de esa mujer. Si usted mira va a ver que ella repite una cantidad de fórmulas, pero hay una serie de frases, de palabras que no se pueden clasificar, que quedan fuera de esa estructura. Yo hice eso y separé esas palabras y ¿qué quedó? —dijo Renzi levantando la cara para mirar al viejo Luna—. ¿Sabe qué queda? Esta frase: El hombre gordo la esperaba en el zaguán y no me vio y le habló de dinero y brilló esa mano que la hizo morir. ¿Se da cuenta? — remató Renzi, triunfal—. El asesino es el gordo Almada. El viejo Luna lo miró impresionado y se inclinó sobre el papel. — ¿Ve? —insistió Renzi—. Fíjese que ella va diciendo esas palabras, las subrayadas en rojo, las va diciendo entre los agujeros que se puede hacer en medio de lo que está obligada a repetir, la historia de Bairoletto, la virgen y todo el delirio. Si se fija en las diferentes versiones va a ver que las únicas palabrasque cambian de lugar son esas con las que ella trata de contar lo que vio. —Che, pero qué bárbaro. ¿Eso lo aprendiste en la Facultad? —No me joda. —No te jodo, en serio te digo. ¿Y ahora qué vas a hacer con todos estos papeles? ¿La tesis? — ¿Cómo qué voy a hacer? Lo vamos a publicar en el diario. El viejo Luna sonrió como si le doliera algo. —Tranquilizate pibe. ¿O te pensás que este diario se dedica a la lingüística? —Hay que publicarlo ¿no se da cuenta? Así lo pueden usar los abogados de Antúnez. ¿No ve que ese tipo es inocente? —Oíme, el tipo ese está cocinado, no tiene abogados, es un cafishio, la mató porque a la larga siempre terminan así las locas esas. Me parece fenómeno el jueguito de palabras, pero paramos acá. Hacé una nota de cincuenta líneas contando que a la mina la mataron a puñaladas. —Escuche, señor Luna —lo cortó Renzi—. Ese tipo se va a pasar lo que le queda de

30

Page 31: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

vida metido en cana. —Ya sé. Pero yo hace treinta años que estoy metido en este negocio y sé una cosa: no hay que buscarse problemas con la policía. Si ellos te dicen que lo mató la Virgen María, vos escribís que lo mató la Virgen María. —Está bien —dijo Renzi juntando los papeles—. En ese caso voy a mandarle los papeles al juez. —Decíme ¿vos te querés arruinar la vida? ¿Una loca de testigo para salvar a un cafishio? ¿Por qué te querés mezclar? —En la cara le brillaban un dulce sosiego, una calma que nunca le había visto—. Mirá, tomate el día franco, andá al cine, hacé lo que quieras, pero no armés lío. Si te enredás con la policía te echo del diario. Renzi se sentó frente a la máquina y puso un papel en blanco. Iba a redactar su renuncia; iba a escribir una carta al juez. Por las ventanas, las luces de la ciudad parecían grietas en la oscuridad. Prendió un cigarrillo y estuvo quieto, pensando en Almada, en Larry, oyendo a la loca que hablaba de Bairoletto. Después bajo la cara y se largó a escribir casi sin pensar, como si alguien le dictara: Gordo, difuso, melancólico, el traje de filafil verde nilo flotándole en el cuerpo —empezó a escribir Renzi—, Almada salió ensayando un aire de secreta euforia para tratar de borrar su abatimiento.

Guía para el análisis de La loca y el relato del crimen

1. ¿En qué lugares transcurren los hechos de la primera parte del cuento? Marquen los fragmentos que los describan.

2. ¿Qué relación existe entre Almada, Antúnez y Larry?3. ¿Por qué Renzi es convocado para cubrir el caso?4. Respecto al personaje que cumple la función de detective en el cuento: ¿cuál es

su profesión y dónde trabaja? ¿Qué relación mantiene con sus colegas y superiores?

5. Comparen a Renzi con el detective del policial clásico. ¿Qué similitudes y qué diferencias encuentran?

6. ¿Por qué Luna no quiere que Renzi publique la verdad del caso? ¿Qué decide hacer finalmente Renzi? ¿Qué otras posibilidades desecha?

7. Para debatir: ¿por qué creen que Renzi elige la literatura para contar su verdad? ¿Qué características del policial clásico y del negro aparecen en el cuento?

Trabajo práctico final

31

Page 32: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

1) Completa el siguiente cuadro con información sobre los cuentos y la película que hemos trabajado:

Título Enigma por resolver

Investigador Ayudante Lugar de los hechos

2) Describe con cuatro adjetivos a cada uno de los investigadores que mencionaste. Ten en cuenta las características personales y su forma de resolver el caso.

3) Elije un detective y busca fragmentos del cuento que justifiquen los adjetivos que utilizaron para describirlo.

4) ¿Cuáles de estos móviles predomina: amor, dinero o venganza?

Bibliografía

1) A nivel alumno

“Introducción” en Cuentos policiales argentinos, Editorial Estrada, Bs. As., 2008.

Ayala Gauna, Velmiro, “La pesquisa de don Frutos” en Cuentos policiales argentinos, Editorial Estrada, Bs. As., 2008.

Bustos Domecq, H. (Bioy Casares, A. y Borges, J. L.), “Las doce figuras del mundo” en Seis problemas para don Isidro Parodi, Alianza Editorial, Bs. As., 1998.

Piglia, Ricardo, “La loca y el relato del crimen” en Cuentos policiales argentinos, Editorial Estrada, Bs. As., 2008.

2) A nivel docente

Cuentos policiales argentinos, Editorial Estrada, Bs. As., 2008

32

Page 33: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

Tinta Negra 1. Cuentos policiales, La Estación, Bs. As., 2009.

Borges, Jorge L., “El cuento policial”, Borges oral (1979), en Obras Completas, Emecé, Buenos Aires, 1996, tomo IV.

Meller, Alan, «Los orígenes apócrifos del género policial (o historia de un crimen no resuelto)», Documentos Lingüísticos y Literarios 28: 52-59, Montevideo, 2005.www.humanidades.uach.cl/documentos_linguisticos/document.php?id=102

Piglia, Ricardo. 2000. “Sobre el género policial”. Crítica y Ficción. Buenos Aires: Seix Barral.

Todorov, T., "Tipología de la novela policial", en Daniel Link (comp.), El juego de los cautos, Buenos Aires, La Marca, 1992.

Vidart, Martín, “Del relato policial clásico al género negro”, Hojas Universitarias N° 59, Universidad Central, Bogotá, abril de 2007. http://www.ucentral.edu.co/humanidades/hojasuni/HOJAS%20U%2059/DEL%20RELATO%20POLICIAL%20AL%20GENERO%20NEGRO.pdf

Bibliografía

Documento Base para la Consolidación de la Educación General Básica y la Educación Polimodal de Jóvenes y Adultos en la Provincia de Santa Fe, Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe, octubre de 2003.

33

Page 34: Trabajo Final "Desafíos de la práctica docente en EEMPA"

“Educación de adultos y formación profesional”, en La formación integral de los trabajadores, Foro Sindical, 2000.

Caruso, M. y Dussel, I., De Sarmiento a los Simpsons, Kapelusz, Buenos Aires, 1996.

Davini, Ma. Cristina, “Conflictos en la evolución de la didáctica”, en AAVV, Corrientes didácticas contemporáneas, Paidós, Barcelona, 1996.

Menin, Ovide, Psicología de la educación del adulto, HomoSapiens, Rosario, 2003.

Reguillo Cruz, Rossana, Emergencia de culturas juveniles, Grupo Norma, Bs. As., 2000.

Rojas, M. y Sternbach, S., Entre dos siglos: una lectura psicoanalítica de la posmodernidad, Lugar Editorial, Bs. As., 1994.

Romans, M. y Viladot, G., La educación de las personas adultas, Paidós, Barcelona, 1998.

Sarlo, Beatriz, “La escuela en crisis”, en Tiempo presente, Siglo XXI Editores, Bs. As., 2001.

34