El año 1925 me entretenía practicando procedimientos fotográficos difíciles cuando un día, en Algorta, mi amigo y compañero de afición, Andrés Isasi, me animó a dejarlos para practicar otro más artístico para el cual no necesitábamos sino un buen papel de cartas, goma arábiga, agua y color de acuarela.

(Tomás de Acillona “La estampa a la goma bicromatada” 1941)

El Museo del Romanticismo presenta “Tomás de Acillona: La experimentación pictorialista”, colaborando un año más con el festival PHotoESPAÑA, incidiendo así en la relación del Museo con la fotografía, técnica nacida en el S. XIX. Esta exposición es un nuevo paso en la reivindicación de la obra fotográfica de Tomás de Acillona (Getxo, 1893 - Biarritz, 1957), figura importante dentro de la historia de la fotografía en nuestro país, aunque haya permanecido olvidada durante los últimos 70 años.

Fotógrafo aficionado, pese a licenciarse en derecho no llegó a ejercer la profesión, dedicándose a gestionar las propiedades que heredó. Esto le permitió llevar una existencia bastante plácida, consagrada a pasear, a la lectura, a la jardinería y a la fotografía. Dentro de este ritmo vital, pausado, encaja perfectamente su entrega a un procedimiento fotográfico como el de la goma bicromatada, que exige mucha paciencia a la hora de trabajarlo. Esta técnica fue una de las empleadas habitualmente por el pictorialismo, un movimiento fotográfico internacional en el que se encuadra la obra de Tomás de Acillona, y que concedía mayor importancia al procedimiento que al motivo. La goma bicromatada es una técnica artesanal, casi alquímica, en la que se crea una emulsión con goma arábiga, bicromato de potasio o amonio y un pigmento soluble al agua, principalmente acuarela, que se aplica sobre un papel no fotográfico, sino del tipo que se usa para dibujar, y que en el caso de Acillona solía ser papel Canson.

Sin título, c. 1949 © Tomás de Acillona

TOMÁS DE ACILLONA LA EXPERIMENTACIÓN PICTORIALISTA

Almendro en flor, c. 1933 © Tomás de Acillona

Una vez preparado el papel, se insola en contacto con un negativo de su mismo tamaño. Las partes que han entrado en contacto con la luz se solidifican por la reacción del bicromato, mientras que el resto de la emulsión, durante el proceso de revelado en agua, se disuelve. Es una técnica bastante compleja en la que entran en juego muchos factores para lograr la imagen, pero que además permite intervenir en el resultado final mediante el retoque: se pueden resaltar luces retirando la emulsión con una goma de borrar, o se pueden perfilar masas o aplicar sombras mediante el empleo del carboncillo o la acuarela.

Todo ello hacía que los pictorialistas considerasen que la fotografía es un arte no por lo que se representa, sino por la intervención manual del fotógrafo durante el revelado. Tomás de Acillona empieza a trabajar con la técnica en 1925 en colaboración con su buen amigo el músico Andres Isasi. Tardaron siete años en dominarla, y entre 1932 y comienzos de los años 50, Acillona produjo cerca de dos millares de obras, llegando incluso a escribir un tratado sobre la técnica en 1941. En la exposición podemos ver una selección de 34 fotografías presentadas por temas, que son los habituales del pictorialismo: el paisaje, el bodegón, el costumbrismo y el retrato. Se une a ellos un motivo recurrente en su obra, que es Dilizena, la casa de Algorta en la que nació y vivió y donde creó algunas de sus más íntimas instantáneas. Además, en este recorrido se advierte la evolución en las distintas soluciones estéticas a las que Acillona recurrió en su carrera. Así, durante los años 30 utilizó los característicos desenfoques impresionistas del pictorialismo para, tras la guerra, en los años 40 y los primeros 50, revelar un especial gusto por la captación precisa de las calidades de la materia representada. Es en sus bodegones de este segundo periodo donde mejor se aprecia ese virtuosismo técnico en el empleo de la goma bicromatada que le permite capturar toda la gama de tonos, desde las sombras hasta las luces intensas, y sobre todo, los medios tonos.

Mikel Lertxundi Galiana Comisario de la exposición

Nubes sobre Dilizena, c. 1933 ©Tomás de Acillona

Bosque, s.f. © Tomás de Acillona