Todas Las Causas Son Nuestras

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7/21/2019 Todas Las Causas Son Nuestras http://slidepdf.com/reader/full/todas-las-causas-son-nuestras 1/9 25/9/2015 Todas las causas son nuestras* http://www.alainet.org/es/print/134262 1/9 Publicado en América Latina en movimiento  (http://www.alainet.org) Todas las causas son nuestras* Manuel Rozental  Al pueblo Nasa del Norte del Cauca La introducción del Mandato Indígena y Popular[1] de septiembre de 2004 en Cali, propuso la lucha de los pueblos y movimientos sociales de Colombia. “El desafío que nos convoca”[2] es reconocer que no se trata de una lucha por reivindicaciones al interior de un orden social sino de la confrontación de dos paradigmas o maneras de entender la vida, opuestos e incompatibles. Al Proyecto de Muerte que ya está destruyendo la Madre Tierra[3] por su afán de explotar la vida para acumular de manera insaciable, se le enfrentan desde la sabiduría ancestral de los pueblos originarios los Planes de Vida para los que esta es el fin último y el propósito de las sociedades es promoverla y defenderla promoviendo equilibrio y armonía. Afectado por contradicciones y en medio de dificultades, algunos pueblos dentro del movimiento indígena y popular nombraron esta palabra para actuar en consecuencia y han convocado a otros pueblos y procesos a tejer una  jigra de unidad para hacer posible el otro país necesario. Quien pretende firmar con su nombre una verdad como la que nombra el Mandato, no la ha entendido y la está negando. Nadie es propietario de la verdad. Las verdades son seres que tienen su propia vida y la siembran autónomas por los caminos de las conciencias. Este artículo no es sobre ningún movimiento social colombiano en particular aunque los nombre, sino sobre la lucha entre un Proyecto de Muerte y los Planes de Vida de los pueblos. Desde la conquista, el movimiento indígena ha resistido, recuperado sus tierras y procesos, luchado por su autonomía y finalmente, ha salido a contribuir al tejido colectivo de alternativas sin pretender tener las respuestas. Esa verdad sencilla y hermosa es una palabra que nombra el camino, es la hora del desafío de hacerla colectiva en las conciencias y en las acciones para que se vuelva libertad. Revolución –contrarrevolución En “ La Última Masacre Colonial ”[4], la evidencia histórica lleva a su autor Greg Grandin a concluir que en Latinoamérica transcurre un proceso de contrarrevolución permanente. Esta contrarrevolución es de carácter preventivo, porque se prepara y se implementa para evitar que haya una reacción desde procesos de resistencia. El carácter revolucionario de la resistencia no es definido desde posiciones ideológicas, sino a partir de la defensa de la libertad y la autodeterminación frente a la agresión del capital. Esta dinámica contrarrevolución-revolución, es resultado de la colonización de territorios y la opresión y explotación de pueblos y riquezas para beneficio de intereses particulares que se sirven de regímenes e instituciones en su afán insaciable de acumulación. Desde la conquista hasta nuestros días, en cada fase (colonial, republicana, neoliberal, etc.) se implementan las estrategias contrarrevolucionarias indispensables para instaurar los regímenes de turno. Grandin estudió la historia a través de las vidas de líderes de movimientos sociales, la resistencia de Guatemala, develando desde allí la esencia de la resistencia de todo el continente como fundamento de la historia. La flexibilidad estratégica, la adaptabilidad histórica y la acumulación sistemática de experiencias y saberes son inherentes a la intervención del capital. La estabilidad de los regímenes desde la conquista, depende que la coerción y el consenso consigan la mayor legitimidad posible sin sacrificar la máxima acumulación. Las conclusiones de Grandin son particularmente validas en Colombia. La nuestra es la historia de un robo a mano armada. El ladrón (un sistema dinámico desde poderes que desarrollan sus contradicciones mientras compiten por lo que consideran suyo) quiere cada vez más y en cada época se apropia del trabajo, explota la naturaleza y expropia el ahorro de los pueblos. Ha sido colonial, luego multinacional y ahora se transnacionaliza. Se enmascara y se encubre para convencer, usurpa cargos, dicta normas, hace promesas e invierte con cálculo algo de su botín a cambio de extraer un mayor beneficio. Cuenta con socios y cómplices que se identifican con sus intereses y maneja enormes recursos que ha acumulado a fuerza de

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Publicado en América Latina en movimiento (http://www.alainet.org)

Todas las causas son nuestras*Manuel Rozental

Al pueblo Nasa del Norte del Cauca

La introducción del Mandato Indígena y Popular[1] de septiembre de 2004 en Cali, propuso la lucha de lospueblos y movimientos sociales de Colombia. “El desafío que nos convoca”[2] es reconocer que no se tratade una lucha por reivindicaciones al interior de un orden social sino de la confrontación de dos paradigmas omaneras de entender la vida, opuestos e incompatibles. Al Proyecto de Muerte que ya está destruyendo laMadre Tierra[3] por su afán de explotar la vida para acumular de manera insaciable, se le enfrentan desde lasabiduría ancestral de los pueblos originarios los Planes de Vida para los que esta es el fin último y elpropósito de las sociedades es promoverla y defenderla promoviendo equilibrio y armonía. Afectado por contradicciones y en medio de dificultades, algunos pueblos dentro del movimiento indígena y popular nombraron esta palabra para actuar en consecuencia y han convocado a otros pueblos y procesos a tejer una

jigra de unidad para hacer posible el otro país necesario. Quien pretende firmar con su nombre una verdadcomo la que nombra el Mandato, no la ha entendido y la está negando. Nadie es propietario de la verdad.Las verdades son seres que tienen su propia vida y la siembran autónomas por los caminos de lasconciencias. Este artículo no es sobre ningún movimiento social colombiano en particular aunque los nombre,sino sobre la lucha entre un Proyecto de Muerte y los Planes de Vida de los pueblos. Desde la conquista, elmovimiento indígena ha resistido, recuperado sus tierras y procesos, luchado por su autonomía y finalmente,ha salido a contribuir al tejido colectivo de alternativas sin pretender tener las respuestas. Esa verdad sencillay hermosa es una palabra que nombra el camino, es la hora del desafío de hacerla colectiva en lasconciencias y en las acciones para que se vuelva libertad.

Revolución –contrarrevolución

En “La Última Masacre Colonial ”[4], la evidencia histórica lleva a su autor Greg Grandin a concluir que enLatinoamérica tr anscurre un proceso de contrarrevolución permanente. Esta contrarrevolución es de carácter preventivo, porque se prepara y se implementa para evitar que haya una reacción desde procesos deresistencia. El carácter revolucionario de la resistencia no es definido desde posiciones ideológicas, sino apartir de la defensa de la libertad y la autodeterminación frente a la agresión del capital. Esta dinámicacontrarrevolución-revolución, es resultado de la colonización de territorios y la opresión y explotación depueblos y riquezas para beneficio de intereses particulares que se sirven de regímenes e instituciones en suafán insaciable de acumulación. Desde la conquista hasta nuestros días, en cada fase (colonial, republicana,neoliberal, etc.) se implementan las estrategias contrarrevolucionarias indispensables para instaurar losregímenes de turno. Grandin estudió la historia a través de las vidas de líderes de movimientos sociales, laresistencia de Guatemala, develando desde allí la esencia de la resistencia de todo el continente comofundamento de la historia. La flexibilidad estratégica, la adaptabilidad histórica y la acumulación sistemáticade experiencias y saberes son inherentes a la intervención del capital. La estabilidad de los regímenes desdela conquista, depende que la coerción y el consenso consigan la mayor legitimidad posible sin sacrificar lamáxima acumulación.

Las conclusiones de Grandin son particularmente validas en Colombia. La nuestra es la historia de un robo amano armada. El ladrón (un sistema dinámico desde poderes que desarrollan sus contradicciones mientras

compiten por lo que consideran suyo) quiere cada vez más y en cada época se apropia del trabajo, explota lanaturaleza y expropia el ahorro de los pueblos. Ha sido colonial, luego multinacional y ahora setransnacionaliza. Se enmascara y se encubre para convencer, usurpa cargos, dicta normas, hace promesase invierte con cálculo algo de su botín a cambio de extraer un mayor beneficio. Cuenta con socios ycómplices que se identifican con sus intereses y maneja enormes recursos que ha acumulado a fuerza de

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robar, reprimir y ejercer el poder durante más de cinco siglos. Acumula saberes, poder y fuerza para robar.Se constituye en hegemonía. Es la ley, el orden, la institucionalidad, la verdad oficial, la mentira encubierta,la información y la noticia, la fuente de empleo, la única posibilidad de riqueza y bienestar. Desde lahegemonía alcanzada, ejerce el terror oficial, es decir, el “derecho legítimo a la fuerza” complementado conlas prácticas de guerra sucia por parte de escuadrones de la muerte o grupos paramilitares indispensablespara poderse mantener. Algo hacen estas fuerzas represivas “para servir y proteger”, adquiriendo lalegitimidad que necesitan para someter a los pueblos, lo que constituye su función histórica última.

Como lo documenta de manera brillante Naomi Klein en su obra más reciente[5], este robo a mano armadautiliza estrategias de “Choque” que incluyen (asestar o aprovechar) golpes integrales e intensivos de granmagnitud que sacudan y sorprendan a la población de países y regiones enteras hasta dejarlas en situaciónde máxima vulnerabilidad y dependencia. Aprovechan esta situación para aplicar la receta de “ChoqueEconómico” de la escuela de Chicago. Esta receta de Milton Friedman comprende: “ajuste estructural” queincluye “liberalización” comercial y financiera y abre la economía a mercados globales; “desregulación” queremueve al Estado de las decisiones económicas e impone la “flexibilización laboral” y “privatización” deempresas y bienes públicos para que el interés de acumulación privada no se vea limitado por el derecho albienestar colectivo. En ese contexto, se hace necesario el “Choque Eléctrico”, es decir, la represión, el terror y la tortura aplicada sobre los cuerpos para destruir de hecho y en forma anticipada la resistencia de los

movimientos sociales. La estrategia contra los pueblos y movimientos sociales se transnacionaliza ahora enla “guerra contra el terrorismo”. Terrorismo que se promueve desde el capital para justificar la guerra ypromover la enorme industria de la “seguridad”. El proyecto contrarrevolucionario desplaza la confrontaciónentre los movimientos sociales y los opresores del terreno político-ideológico al terreno de la guerra para poder

justificar su uso y legitimar la agresión.

El modelo Colombia

Colombia constituye un modelo particularmente cruel y eficiente del robo a mano armada que se sirve del“Choque Permanente” a través de la destrucción de movimientos sociales para establecer la hegemonía delcapital:

En primer lugar, Colombia tiene un acumulado histórico, un “capital hegemónico” para someter, controlar ydestruir a los movimientos sociales. Colombia es la “Democracia Genocida”[6] por excelencia. El poder económico, se ha servido del terror y de la violencia siempre, como estrategia fundamental para alcanzar susfines. Para legitimarse, articula al terror, dispositivos de comunicación y propaganda enmarcados en unrégimen parlamentario legalista con una semblanza democrática estable. Se repiten procesos electoralescuidadosamente controlados (por poderes económicos, la propaganda y el terror) de modo que siempre“ganen” quienes ejercen la hegemonía y defienden un “orden institucional democrático”. Al pueblo se leimpone la guerra sin otra alternativa que involucrarse en ella (para justificar la represión). Se lo somete con elterror, el circo, la mentira y el empobrecimiento que lo obliga a rebuscar el sustento y agacharse para

sobrevivir.

En segundo lugar, este modelo ha superado crisis y períodos violentos de ajuste que corresponden a lastransiciones entre las fases del capital y a las luchas de resistencia popular, acumulando experiencia paraadaptarse sin cambiar en lo esencial.

Este “Modelo Colombia” refleja la experiencia acumulada en la lucha del capital contra los movimientossociales. Es indispensable reconocer el heroísmo ejemplar de la resistencia en Colombia. Su sacrificio,creatividad, diversidad y resurgimiento perduran a pesar de una persecución despiadada en condiciones dedesventaja y apremio constantes. El modelo es tan fuerte como la resistencia que le han opuesto lospueblos. El poder ha sabido consolidarse mientras que los movimientos sociales no han podido hacerlo. La

nuestra es la historia de fases del capital y ciclos reactivos de un conflicto cuyo resultado termina siendo lalucha de los movimientos sociales por negociar sus condiciones de sometimiento y explotación ya que elmodelo económico se ha adaptado y consolidado. El Modelo Colombia habría caído de no ser porque quienesejercen el poder han contado con enormes apoyos externos (en particular de los EEUU) para mantener unacorrelación de fuerzas favorable a sus intereses e impedir la articulación de los movimientos sociales. La

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resistencia popular ha confrontado al Modelo a través del tiempo agudizando sus contradicciones ydesafiando la estructura de poder llegando a generarle crisis de profundidad diversa, obligándolo encoyunturas particulares a maniobrar y a hacer algunas concesiones para sobrevivir y superar las crisis. Enúltima instancia, las crisis han reforzado al modelo y por ello no se han liberado los pueblos del yugoexplotador. El resultado hasta el momento, es el de un país propiedad de unos pocos articulados a capitalesglobales que han acumulado fuerza y capacidades para someter a los pueblos y reducir a los movimientossociales a luchar por reformas y condiciones de explotación menos oprobiosas, aspirando a una libertad queaparece distante e indefinida.

En estas condiciones llegamos al período actual de agresión neoliberal que impone el desmantelamiento delos derechos adquiridos y de los logros de la lucha de resistencia a lo largo de la historia. La mayoría de lapoblación resulta desechable para el establecimiento. De un Estado débilmente protector con mínimasfunciones de redistribución de la riqueza, promoción de la seguridad social, defensa de derechosfundamentales y desarrollo de la capacidad productiva y de los mercados internos, se avanza hacia el Estadotransnacional que sirve a intereses corporativos globales entregando el territorio y la riqueza. Esta transicióngenera una crisis por la implementación despiadada del plan de ajuste estructural de inserción de las élites,del territorio nacional, de las riquezas, los recursos y el trabajo a la globalización neoliberal. Las intencionesde este plan se encuentran elocuentemente encubiertas y expuestas en el documento del Gobierno de Álvaro

Uribe Vélez “Visión Colombia 2019”[7] en el que se lee, por ejemplo: “la democracia que en últimas no es másque la capacidad de aceptar las reglas independientemente de los resultados”. La guerra contra el terrorismo,el paramilitarismo, el narcotráfico, la agresiva agenda legislativa, la política externa del Gobierno, elestablecimiento de bases militares de los EEUU y la política de “Seguridad Democrática”, la negociación delTLC y la agenda legislativa, la apertura y entrega de recursos, riqueza, ahorro y trabajo al poder corporativo, latransformación del campo en monocultivos para agro combustibles, el desplazamiento poblacional masivodesde regiones destinadas a megaproyectos, la mayor y más grave crisis humanitaria del continente, la peor situación de derechos humanos, la implementación del Plan Colombia y la articulación con otros planes einiciativas de integración continental (Plan Puebla Panamá, Iniciativa para la Integración de la InfraestructuraRegional Suramericana - IIRSA, etc.), son expresiones de este proceso de ajuste y actualización. ElProyecto Paramilitar apoyado desde los EEUU es la adaptación del Modelo Colombia a este período detransición. Consiste en la apropiación del Estado por parte de escuadrones de la muerte[8], y élites locales ynacionales en proceso de transnacionalización para la extracción de riqueza y valor al servicio de contrapartescorporativas. Un modelo que se proyecta desde el territorio colombiano a la Región Andina, al Continente y aotros ámbitos donde el capital global pueda servirse de esta experiencia que articula el horror y la guerrapermanente con las leyes y las elecciones. En Colombia se implementa un plan del capital transnacional delargo alcance que se sirve de gobiernos de turno, instituciones y personas. El plan se seguirá implementandomientras la resistencia no desenmascare a sus autores para detenerlos.

La transnacionalización de Colombia se da en un contexto continental signado por el fortalecimiento de losmovimientos sociales y populares articulados a partidos políticos que llegan al poder y que han surgido

precisamente como formas de resistencia al modelo neoliberal. El desarrollo del conflicto en Colombia y lasuerte de los movimientos sociales en este país son trascendentales para el futuro de la resistencia delcontinente. De la capacidad de cambiar la adversa correlación de fuerzas, comprender, resist ir y generar alternativas depende que este modelo de terror y mentira siga imponiendo su proyecto de muerte desdeColombia o que sea detenido de manera que un país con dueños y sin pueblos se transforme en un país desus pueblos sin dueños[9].

Fabricación del consenso

El consenso se mantiene a través de un sofisticado dispositivo de propaganda diseñado para penetrar elimaginario, confundir la realidad y distorsionar la memoria. La versión hegemónica se impone. La pobreza,dice la versión oficial, es culpa de los pobres porque obliga al Estado a gastar en ellos y por eso argumenta,hay que reducir el gasto para reducir la pobreza. Se recorta el gasto redistributivo del Estado incrementandoel militar para reprimir al pueblo por la vía de la guerra. Guerra que se debe a la inversión del recurso públicopara capitalizar empresas privadas que generan ganancias enormes para pocos propietarios que concentran la

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riqueza. Riqueza que acumulan a costa de la explotación y el desempleo que profundiza el conflicto social ypromueve la guerra.

El consumismo, el entretenimiento y el miedo se combinan encubriendo la verdad con una versión ilusoria yoficial. El pueblo se entretiene mientras lo matan y lo explotan. El Presidente ordena “combatir, combatir ycombatir” mientras asevera que en Colombia no hay guerra ni conflicto armado: y hay muchos que le creen.El poder es un acto permanente de propaganda a cuyo servicio están no solamente los medios masivos decomunicación, la información y las manipuladas estadísticas oficiales, sino el propio presupuesto del Estado

que maneja el ejecutivo en espectáculos públicos como los “consejos comunitarios” y que invierte enprogramas “estrella” como “Familias en Acción” y “Familias Guardabosques” que reemplazan la desmanteladaseguridad social y los servicios públicos esenciales por asignaciones discrecionales del ejecutivo. Elrégimen, apoyado por enormes presupuestos que se presentan como “ayuda externa” de los EEUU, financiaexpertos contratados para aplicar el acumulado de experiencia internacional en fabricar realidades[10]. Lamentira es el lenguaje oficial que enmascara, entretiene y somete. El que algo quiere debe mendigar, ser cómplice, reproducir y promover la versión oficial. Al mismo tiempo que el terror paramilitar masacra,intimida, escolta megaproyectos y transnacionales y acumula poder por todo el territorio nacional, las víctimasescuchan al Presidente ufanarse anunciándoles enérgicamente que su Gobierno “desmontó elparamilitarismo”, para el que convoca apoyo público porque según él, merece ser reconocido como actor

político.

El poder monta “falsos positivos”: atentados, asesinatos, organizados desde el Estado que causan víctimas yson actos de propaganda con argumentos de sangre y terror diseñados para que la versión oficial no puedaser cuestionada y así justificar la política de “sangre y fuego”. La propaganda funciona: el Presidente ha sidoreelegido, el Gobierno mantiene una popularidad superior al 75% en medio de la zozobra y la miseria. Másaudiencia tiene el fútbol y más movilizan Shakira y Juanes que los 3 millones de desplazados y las denunciasde las víctimas del régimen. Quienes se atreven a decir la verdad son acusados de mentir, tildados conepítetos como “miserables” por el propio Presidente, asesinados, desaparecidos o forzados al exilio[11][12].Tan sofisticado es este dispositivo de propaganda que saca ventaja de las condenas al régimen por susdelitos para promoverlo como democrático y transparente. Por ejemplo, el proceso que investiga la infiltración

paramilitar del establecimiento es presentado como evidencia oficial de compromiso con la justicia. Lasnumerosas condenas al Estado por crímenes de lesa humanidad en cortes internacionales se encubren comohechos del pasado y el pago limitado, de fondos públicos de indemnizaciones inoportunas, insuficientes y aregañadientes constituye, según el Gobierno, evidencia de su voluntad de justicia. La tortura, la desaparición,los asesinatos selectivos son culpa de sus víctimas. La propaganda oficial niega responsabilidad mientrasseñala, difama y acusa. Cuando debe confesar, lo hace para resaltar su vocación de verdad y justicia[13].

La insurgencia

Colombia es un país en guerra. Una guerra en la que los derrotados son los pueblos y los movimientos

sociales y el ganador es el proyecto transnacional que la aprovecha como negocio y como medio paraimponer sus intereses y políticas.

Los movimientos insurgentes son una constante en la historia del conflicto en Colombia. Su presencia seexplica y se justifica como reacción ante la agresión del establecimiento. Las guerrillas son actores socialesque ejercen y promueven la lucha armada como resistencia y, desde su perspectiva, como la única alternativaviable para la resolución del conflicto en Colombia. Los movimientos insurgentes han sido diversos en susorientaciones, posiciones ideológicas, presencia y estrategias alrededor del uso de la fuerza. Su tradiciónpolítico-militar, su permanencia en el tiempo, su lectura de la realidad desde la guerra revolucionaria, suestructura y experiencia, los han llevado a defender el uso de las armas y la guerra como inevitable ynecesaria para cambiar la correlación de fuerzas como medio para asumir el poder. La capacidad militar, en

particular la de las FARC-EP y su amplia presencia en todo el territorio nacional, son determinantes en ladinámica de la relación entre la población en general, los movimientos sociales y populares y elestablecimiento. La historia explica y ayuda a comprender su intolerancia hacia movimientos sociales que nose sumen y no respalden claramente la lucha armada. La insurgencia ejerce una abierta oposición,confrontación y aún persecución a personas y movimientos que la cuestionen. La dinámica de la guerra

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permanente, la magnitud de las fuerzas en contienda, las características del territorio y sobretodo las faseshistóricas del conflicto integral con el establecimiento han llevado a la insurgencia a oscilar entre actuar comomovimientos políticos en armas o como ejércitos insurgentes con discursos y objetivos políticos, es decir,entre las ideas apoyadas en la fuerza o la fuerza apoyada en ideas. Los procesos de diálogo infructuoso,seguidos predecible e inevitablemente hasta ahora por la profundización de la guerra, han extendido ydeteriorado el conflicto a la vez que han levantado obstáculos que aparecen insalvables para alcanzar unasalida negociada mientras esta dinámica persista. El uso permanente de la violencia contra los pueblos,tiende a radicalizar a la insurgencia en el uso de la fuerza, lo que nutre sus bases de apoyo y sus filas. El

dolor, la sed de venganza, la injusticia social, la impotencia y el deterioro de las condiciones de vida que traela agresión integral del proyecto transnacional, empujan gente hacia las filas de la guerrilla.

Así como quienquiera que lo critique es un “terrorista” o un “guerrillero disfrazado”, según el establecimiento,para la insurgencia, quienes no se someten a sus orientaciones son tildados como paramilitares y convertidosen objetivos militares. El movimiento indígena y popular es víctima de esta trampa que además de cobrar lavida de varios dirigentes, mantiene a la población sometida a señalamientos y persecuciones. La resistenciade los pueblos y movimientos sociales frente al proyecto del establecimiento es simultáneamente unaexigencia de autonomía frente a los actores armados. Los pueblos indígenas han sido muy claros en estaposición que les ha costado caro. Viene surgiendo un movimiento por el Acuerdo Humanitario. Su voz más

visible, el Profesor Moncayo[14] (quien caminó más de mil kilómetros hasta Bogotá para exigirlo) es tambiénun vocero para la mayoría de quienes rechazan la opresión y las políticas de Estado y a la vez son víctimasde la guerrilla de modo que no pueden ser señalados como terroristas por el Gobierno. Exigen justicia social,convocan a la resistencia y rechazan sin ambages a la insurgencia y sus acciones contra el pueblo. Larebeldía no puede ser prerrogativa exclusiva ni excluyente de la insurgencia sino un derecho fundamental delos pueblos y de los movimientos sociales que intentan defenderlo y ejercerlo en medio de las amenazas.

Los avatares de los movimientos sociales

El impacto de la guerra sucia y del Modelo Colombia sobre los movimientos sociales es innegable. Comobien lo señala Héctor Mondragón[15]:

“Así como el extermino de más de 2 mil sindicalistas permitió demoler el derecho laboral a punta de “reformaslaborales”, liquidar los hospitales públicos, privatizar las electrificadoras, Telecom y la refinería de petróleo deCartagena y eliminar el derecho de ECOPETROL a tener el 50% en toda explotación de petróleo o gas, ahorael extermino del liderazgo indígena se convierte en la base de la demolición del reconocimiento de losderechos conquistados por los pueblos indígenas en la Constitución de 1991 y en la ley 21 de 1991 queaprueba el Convenio 169 de la OIT.”

La agenda neoliberal avanza “limpiando” efectivamente sectores y movimientos activos que se resisten y queaún no han sido desmantelados. El sector campesino ha sido duramente golpeado. Ahora, las estadísticas

de la guerra sucia confirman que el proyecto de muerte se está ensañando con el movimiento indígena y conlos movimientos que defienden el derecho a la educación. La agresión integral y el “Choque Permanente” hanllevado a que los movimientos sociales tengan un carácter fundamentalmente reactivo, fragmentado ysectorial. Con sus mecanismos de presión, la agresión afecta la agenda de los movimientos sociales paradistorsionar el carácter de la resistencia. Se organizan las víctimas, defensores de derechos humanos, delibertades fundamentales, de servicios públicos, de derechos laborales, etc. Lo coyuntural y reivindicativotiende a pesar más que lo fundamental. La desconfianza, el sectarismo y la radicalización de posicionesideológicas obstaculizan la unidad y el acercamiento entre movimientos. La dinámica del mercado favorece lainstitucionalización de los movimientos sociales y su dependencia en torno a instancias nacionales einternacionales (que tienden a ser burocráticas y jerárquicas) o del enorme y muy diverso sector de ONGs quese ven obligadas a competir por recursos y por el control y manejo especializado de áreas temáticas

específicas. La falta de claridad política suficiente, sumada a las estrategias de propaganda, cooptación yfinanciación, generan confusiones y distorsiones que desplazan a los movimientos sociales de la prioridad dela resistencia. El proceso vivido por la ejemplar Iniciativa de Mujeres por la Paz[16]; una coalición amplia quese desmanteló recientemente, podría ser efecto de estas presiones.

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Los afro-colombianos, a pesar de ser alrededor del 20% de la población, no son un movimiento socialunificado ni se han consolidado como una fuerza con vocación y posibilidades de transformar la realidad.Son, con la población indígena, las mayores víctimas de la represión, exclusión, enajenación y sometimiento.Con el apoyo del Proceso de Comunidades Negras[17], uno de los movimientos sociales afro colombianosmás admirables, las comunidades de la Costa Pacífica están dando una lucha ejemplar por la defensa de sucultura y sus territorios ancestrales logrando que la legislación colombiana reconozca sus derechos[18]. Unavez iniciaron el proceso de titulación colectiva de sus territorios, se enfrentaron con que estos son prioritariospara los actores armados, megaproyectos y el cultivo de agro combustibles. Han sido sometidos a la

agresión paramilitar con masacres y desplazamientos masivos. El sufrimiento, el dolor y el valor de estascomunidades son innombrables. El desafío de consolidar la unidad afro colombiana desde su historia eidentidad es enorme y aparece lejano. Todas las fuerzas vienen actuando con grados variables de éxito paradividir y debilitar estas comunidades que, de unirse desde su historia común entre sí, a la vez que se articulena los movimientos sociales de resistencia, son una fuerza fundamental de la lucha popular.

A pesar de esta tendencia reactiva, dependiente y fragmentaria, los movimientos sociales identifican laagenda neoliberal de agresión, su integralidad y la relación que existe entre sus diversos impactos. Iniciativasintegradoras (como la Gran Coalición Democrática[19], a pesar de no ser un movimiento social) lograronarticular la resistencia consciente de la población frente a un referendo citado por el Presidente con el que

pretendía validar el ajuste estructural con un apoyo popular en las urnas. El Gobierno no pudo obtener elnúmero de votos que necesitaba para que el referendo fuera válido. La lucha contra el TLC ha logradoarticular la resistencia y la movilización en su contra logrando que hasta el momento no haya sido aprobadoen los EEUU. Aunque se han dado grandes movilizaciones sociales a lo largo y ancho del país en losúltimos años, persiste la enorme brecha entre el discurso integrador y la práctica concreta de los movimientossociales. Las acciones aisladas le han permitido al Gobierno reprimir violentamente movilizaciones quedeberían haber convocado solidaridad o han evitado que se alcancen objetivos de lucha.

En momentos de crisis hay movimientos sociales que asumen una posición política equivocada y evitanasociarse con la lucha popular o con otros movimientos sociales bien sea por afanes protagónicos o paranegociar sus intereses particulares frente al establecimiento sin el “estorbo” de otros procesos. En la práctica

esta posición es autodestructiva y le hace daño a todo el proceso de resistencia.

El camino a seguir

La articulación de los movimientos sociales en torno de una fuerza política apoyada en un frente de masasque cambie la correlación de fuerzas no ha sido posible en Colombia. Cada intento en esta dirección (y sehan dado muchos a lo largo de la historia) enfrenta la intolerancia represiva y la persecución sangrienta delrégimen. El caso más conocido es el de la Unión Patriótica, cuya militancia y liderazgo fue exterminada[20].

A esto se suman condiciones económicas e institucionales adversas y desconfianzas, sectarismos ydiferencias hasta ahora insalvables. Los resultados de las elecciones presidenciales de 2006 establecen al

Polo Democrático Alternativo (PDA), como el partido de oposición al régimen por encima de los partidostradicionales y el partido de izquierda con la mayor votación en la historia del país. El PDA está lejos dehaberse consolidado como fuerza de masas y es por el momento una coalición de diversas tendenciaspolíticas articuladas alrededor de un “ideario de unidad”[21].

A juzgar por las lecciones de la historia, el futuro del PDA depende de la articulación sólida y coherente detres componentes: 1. Definir y defender una plataforma política que lo identifique en principio y en la prácticacomo un verdadero partido de oposición frente al régimen y al capital, 2. Incrementar el respaldo electoral yocupar cargos públicos de Estado de manera coherente con la plataforma política y 3. Consolidar y responder a una agenda popular que surja de un frente de masas conformado por movimientos sociales conscientes,diversos y con capacidad de fiscalizarlo y de darle continuidad. Históricamente, la plataforma política y el

frente de masas terminan supeditándose a la dinámica electoral. En consecuencia, el proyecto popular sesomete al pragmatismo y conflicto entre líderes y facciones que pugnan y maniobran desde posiciones deautoridad cuando ocupan curules parlamentarias o cargos directivos. Esa relación recíproca entre el PDA ylos movimientos sociales definirá seguramente su futuro y pervivencia. El ejemplo del TLC muestra uncamino ejemplar a seguir. Mientras la bancada del PDA luchaba en el ámbito parlamentario contra este

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acuerdo, trabajaba en procesos pedagógicos para ilustrar a las masas sobre los impactos de este proyectoperverso y se unía a las acciones populares de resistencia. Si la agenda legislativa de la bancada se articulaa la conciencia y a la movilización, el PDA y los movimientos sociales se fortalecen porque se necesitanmutuamente para construir una alternativa viable y para defenderse de la agresión del régimen.

La hegemonía permanece en poder del régimen que sin embargo, enfrenta una crisis de legitimidad profundapor el ejercicio del terror, el deterioro de las condiciones y calidad de vida de la población, el aislamiento delpaís en medio de procesos políticos alternativos, la destrucción ambiental, la corrupción, la concentración

obscena de la riqueza y del poder y la entrega de la soberanía al poder corporativo. La historia da pistasclaras sobre el camino a seguir por parte de los movimientos sociales para profundizar la crisis y generar alternativas que incluyen:

1. No se puede cambiar lo que no se entiende. Es necesario aprender a comprender la integralidad delPlan de Agresión del Capital y desarrollar la capacidad de ver el todo desde sus impactos sinperderse en las luchas particulares y desarticuladas desde el dolor de cada proceso o pueblo.

2. Hay que impedir que el capital siga desplazando la lucha del terreno político-ideológico al de laconfrontación armada.

3. Deben diseñarse estrategias prácticas y acciones coherentes para no permitir que la agresión sometaa la resistencia a tener un carácter mayormente reactivo y fragmentado con agendas desarticuladas.El que solamente resiste está condenado a ser su agresor porque solamente entiende la agenda dequien lo oprime. Solos no podemos, nos necesitamos mutuamente para resistir y transformar larealidad.

4. Es indispensable recuperar la memoria de la lucha y acumular experiencia. La agresión si lo hahecho. La resistencia es una lucha desde la conciencia de los pueblos y un esfuerzo pedagógicodesde la memoria.

5. Luchar desde el dolor de cada pueblo y movimiento, pero comprometerse a sentir y compartir el dolor de los demás en palabra y en acción son el fundamento de una agenda de unidad para la resistenciaque no tiene fronteras.

6. Si uno no tiene propuestas propias, termina aceptando y negociando las de los demás. El capitaltiene planes, objetivos y estrategias. Es hora de que los movimientos sociales los tengan paraconvertirse en alternativas viables.

Otro mundo necesario es posible. Los que son para tener han sembrado de muerte y de dolor a Colombia.Un proyecto diferente, (una contra-hegemonía) en el que la vida es un fin y no un medio para que algunosacumulen ha dejado de ser una opción. Es una obligación de los pueblos en solidaridad recíproca para que

haya futuro.

* Nuestra lucha es mucho más que un sólo tema de la agenda [07/26/2007] [Fuente: Asociación de CabildosIndígenas del Norte del Cauca-ACIN] [Autor: Tejido de Comunicación para la Verdad y la Vida].http://www.nasaacin.net/noticias.htm?x=5455

[1] Mandato Indígena y Popular del Primer Congreso Itinerante de los Pueblos. Santiagode Cali, Septiembre de 2004. http://www.nasaacin.net/mandato_indigena_popular.htm

[2] Introducción del Mandato Indígena y Popular:http://www.nasaacin.net/mandato_indigena_popular.htm

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http://www.alainet.org/es/print/134262 8/9

[3] Libertad para la Madre Tierra: http://www.nasaacin.net/libertad_madre_tierra.htm

[4] Grandin, Greg. The Last Colonial Massacre: Latin America in the Cold War. ChicagoUniversity Press 2004.

[5] Klein, Naomi. The Shock Doctrine: The rise of disaster capitalism. Knopf Canada2007.

[6] Giraldo, Javier. Colombia esta Democracia Genocida. Equipo Nizkor 1994.http://www.derechos.org/nizkor/colombia/giraldo1.html

[7] Departamento Nacional de Planeación, Colombia. Visión Colombia II Centenario:2019. Planeta; DNP 2005

[8] Impunes y en proceso de legalización (Ley 975 de 2005) que actúan simultáneamentecomo poder político, económico y como terroristas

[9] Tejido de Comunicación ACIN. Declaración final de la movilización Por el País quequeremos. http://www.nasaacin.net/noticias.htm?x=5794 2007.

[10] Coronell, Daniel. El gentil señor Rendón. Semana.com. 08/29/2005.http://www.nasaacin.net/noticias.htm?x=1334

[11] Revista Semana. Escuche la confrontación Uribe-Coronell.http://www.semana.com/wf_InfoArticulo.aspx?IdArt=106790

[12] FLIP. Estado de la Libertad de Prensa en Colombia. Enero-Junio de 2007http://www.flip.org.co/veralerta.php?idAlerta=220

[13] Entre muchos casos, es diciente el manejo del asesinato de Jaime Gómez. Gómez,Diana. Sí…Asesinaron a Jaime Gómez, 09/27/2007http://www.nasaacin.net/noticias.htm?x=6127 y http://www.nasaacin.net/noticias.htm?x=6160

[14] Gustavo Moncayo El Caminante de la Paz. El Colombiano.http://www.elcolombiano.com/blogs/caminodelapaz/

[15] Mondragón, Héctor. Estatuto Rural Hijo de la Parapolítica. Indymedia, Julio 6 de2007. http://colombia.indymedia.org/news/2007/07/69053.php

[16] Para conocer sobre esta excepcional iniciativa ver http://www.mujeresporlapaz.org/vocesocho08.htm

[17] PCN, ver http://www.renacientes.org/

[18] Para información sobre la Ley 70, ver http://www.renacientes.org/index.php?option=com_docman&task=cat_view&gid=113&Itemid=94

[19] Sobre la Gran Coalición Democrática ver http://www.actualidadcolombiana.org/boletin.shtml?x=268

[20] Encuentro Nacional de Víctimas. Ver http://www.indepaz.org.co/index2.php?option=com_content&do_pdf=1&id=525

[21] Ver www.polodemocratico.net

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