Tierra Grande

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1 TIERRA GRANDE Revista del Museo Miguel N. Lira ENERO. AÑO I -- No.1 TLAXCALA -- 2013 DIRECTOR: RAFAEL GARCÍA SÁNCHEZ ¿QUÉ ES HUYTLALE? Por: RAFAEL GARCÍA SÁNCHEZ Huytlale es poesía, es amistad; es orgullo por la tierra que nos vio nacer; Huytlale es cultura, conocimiento; una puerta a la región más transparente de Tlaxcala; un canto a los silencios azules; Huytlale es una canción a la muñeca pastillita, iluminada por la luna luna; Huytlale tuvo principio… y no tiene fin; es apertura, es incluyente; Huytlale es la niña de azúcar y miel; es la frescura del que fuera el cristalino río Zahuapan; Huytlale es la frágil poesía de un soñador; y es una puerta abierta a las emociones y a las nostalgias; Huytlale es referente de la literatura tlaxcalteca, es origen y destino; es pasión y es atrevimiento; Huytlale es un sueño de mil colores, plasmado en dos tintas; Huytlale es hija de la caprichosa, y de Catarino Maravillas; Huytlale es Vuelta a la Tierra, aquella tierra fresca y olorosa como una guayaba, esplendorosa y sutil como las rosas; Huytlale es Miguel N. Lira… y nadie más. HUYTLALE es TIERRA GRANDE. Miguel N. Lira, óleo/tela; H. Ayuntamiento de Tlaxcala.

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TIERRA GRANDE

Revista del Museo Miguel N. Lira

ENERO. AÑO I -- No.1

TLAXCALA -- 2013

DIRECTOR: RAFAEL GARCÍA SÁNCHEZ

¿QUÉ ES HUYTLALE? Por: RAFAEL GARCÍA SÁNCHEZ

Huytlale es poesía, es amistad; es orgullo por la tierra que

nos vio nacer;

Huytlale es cultura, conocimiento; una puerta a la región

más transparente de Tlaxcala; un canto a los silencios

azules;

Huytlale es una canción a la muñeca pastillita, iluminada

por la luna luna;

Huytlale tuvo principio… y no tiene fin; es apertura, es

incluyente;

Huytlale es la niña de azúcar y miel; es la frescura del que

fuera el cristalino río Zahuapan;

Huytlale es la frágil poesía de un soñador; y es una puerta

abierta a las emociones y a las nostalgias;

Huytlale es referente de la literatura tlaxcalteca, es origen

y destino; es pasión y es atrevimiento;

Huytlale es un sueño de mil colores, plasmado en dos

tintas;

Huytlale es hija de la caprichosa, y de Catarino Maravillas;

Huytlale es Vuelta a la Tierra, aquella tierra fresca y

olorosa como una guayaba, esplendorosa y sutil como las

rosas;

Huytlale es Miguel N. Lira… y nadie más.

HUYTLALE es TIERRA GRANDE.

Miguel N. Lira, óleo/tela; H. Ayuntamiento de Tlaxcala.

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EDITORIAL

El Museo MIGUEL N. LIRA en la ciudad de Tlaxcala

fue creado con la intención de proyectar y fortalecer la

importante imagen del célebre literato tlaxcalteca, en

cuyo honor lleva su nombre.

A sabiendas que fue un personaje que abarcó varias

facetas, relacionadas todas ellas con las bellas letras,

a mediados del siglo pasado, el XX, es, pues,

indiscutible, que sea más que necesario, obligado,

difundir aspectos relevantes de su obra, sea ésta del

género narrativa, drama, poesía, cuento, ensayo, etc.,

o bien desde el rubro de la tipografía que, al decir de

varios conocedores del tema, señalan que fue el

género en que Miguel N. Lira destacó, y por mucho.

A raíz de la importante encomienda que me fue

concedida a principios de noviembre del pasado 2012,

dirigir los destinos del Museo Miguel N. Lira, es como

se idealiza, delinea y concreta esta revista, que no

solamente servirá como un vehículo de comunicación

desde este espacio físico en la ciudad de Tlaxcala

para todos los estados de la república mexicana y aún

más allá de las fronteras nacionales, sino que se tiene

contemplado intercalar la revista que en su momento

dirigió nuestro escritor Miguel N. Lira, “Huytlale” (que

significa Tierra Grande), con una revista actual,

dinámica y de consulta permanente, como es ésta:

Tierra Grande.

De esta manera, se reconoce permanentemente

aquella propuesta editorial que a partir de abril de

1953, y por más de 6 años Miguel N. Lira editara

desde su propia casa editorial, llamada “Fábula”.

En este espacio, nuestros amables lectores conocerán

a un personaje que por razones diversas, un tanto

discutibles por una parte, y un tanto de alejamiento

histórico por otro lado, no ha tenido la difusión

necesaria, relacionada con el personaje tlaxcalteca que

contra viento y marea, y contra las cerrazones

cupulares de los 40’S en el ámbito artístico, teatral para

ser más concreto, y en el editorial también, supo salir

avante, sorteando no pocas veces situaciones difíciles,

que a pesar de circunstancias muy adversas, supo

resolver.

Toda revista, como primer número, empieza con cierta

incertidumbre, en cuanto a la aceptación que pudiera

tener entre el público al que va dirigida, y en este caso

tampoco es la excepción. Por tal razón, esperamos la

benevolencia y comprensión de nuestros amables

lectores, para empezar a definir los contenidos, los

temas, las propuestas que habrán de ser medulares en

la conformación de cada número mensual.

Tierra Grande va más allá de ser un foro de propuestas

y resultados generados desde el Museo Miguel N. Lira

de la ciudad de Tlaxcala; pretendemos conjuntar lo

extenso e importante de la producción del autor de “La

Escondida”, con el acontecer cultural y artístico de esta

segunda década del siglo XXI generado desde

Tlaxcala, la niña Tlaxcala del siglo XX a la que el poeta

le cantara en muy diversos tonos: azules, melancólicos,

dulces. Pretendemos destacar a nuestra querida

TLAXCALA, SEÑORA CIUDAD, con el dinamismo

generado día a día en la tierra de los Silencios Azules.

Rafael García Sánchez

Director

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CONTENIDO:

¿Qué es Huytlale? Portada 1

Editorial Rafael García Sánchez 2

Una empresa de cultura Manuel González Ramírez 4

Opinión Andrés Henestrosa 5

Libro: “El peregrino” Eduardo Hay 6

Poesía: El Peregrino Eduardo Hay 7

Manuel Acuña. Breve semblanza biográfica Julio Sesto 8

Tlaxcala y la talavera de Puebla Ing. Candelario Reyes 9

Corrido de Manuel Acuña (fragmento) Miguel N. Lira 10

Epistolario José Gómez Robleda 11

Poesía Laura Sánchez Solorio 12

Donación editorial Alejandro González Prieto 13

Tlaxcala en imágenes, hoy Colección RGS 14

Tlaxcala en imágenes, ayer Colección RGS 15

Conferencia “Miradas al cielo” Ariadna Chávez Lara 16

Expresiones artísticas Consejería de Educación 17

Leyendas tlaxcaltecas: “El palo huérfano” Miguel N. Lira 18

Museo Miguel N. Lira. Misión y Visión. Museo Miguel N. Lira 19

Libro: “Te elijo a ti” Adriana Cuacenetl Solís 20

Libro: “Profeta. Entre caminos de historia y pasión” Eduardo Carreón Muñoz 21

Recital de poesía y música. Sentimiento navideño. COBAT-01 22

Los osos de Berna Alejandro Dumas 23

Opinión Miguel N. Lira 25

Huytlale. Revista. Semblanza 26

Avance: Museo Miguel N. Lira 27

Próximamente… Museo Miguel N. Lira 28

“Si se pierde el sabor de tierra que uno probó de niño al morder los frutos de su región, no merece nadie

llamarse ni oaxaqueño, ni tlaxcalteca, ni mexicano. De igual manera, esta eventualidad se corre con la

literatura si la gente empieza a abandonar a sus escritores y artistas. ¡Ay, de los pueblos que se olvidan de

sus creadores, cuentistas o poetas! Están en peligro de perder su legítima identidad”.

Juan Bañuelos, en: “Miguel N. Lira. Obra poética 1922-1961”.

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UNA EMPRESA DE CULTURA (*)

Por: MANUEL GONZÁLEZ RAMÍREZ

“Huytlale” fue un Correo Amistoso ideado por Miguel N.

Lira para propagar entre los círculos culturales de

México y del extranjero la presencia de su admirada

Tlaxcala, de los tlaxcaltecas que fueron y de los valores

de provincias que fue descubriendo y que, fiel a su

costumbre, se ha echado a cuestas impulsar. En verdad

“Huytlale” continuó el buen gusto tipográfico de Miguel y

puso de manifiesto su espléndida sensibilidad para

escoger los materiales y a las firmas de los autores que

publicaba.

En el exilio, publicó “Huytlale”, con notas nostálgicas

pero con el impulso de siempre. Como queda dicho ha

retornado a Tlaxcala, y ya en su provincia reanuda la

publicación de tan importante vehículo cultural. Y lo que

se propone ahora es impulsar a los valores de las

provincias mexicanas, dándoles a conocer a conocer

como un acto de justicia para los humildes trabajadores,

y como un mudo reproche para la soberbia de los que

en la metrópoli usufructúan las glorias de la publicidad y

se confabulan en capillas o mafias.

Si esto se refiere a su labor de tipógrafo, hay algo que

debe subrayarse por el acierto que logró al reconquistar

para Tlaxcala el esfuerzo de uno de los grandes valores

del dibujo y la pintura con que cuenta México. En efecto,

Lira acabó por convencer a Desiderio Hernández

Xochitiotzin que su lugar está en Tlaxcala, y al igual que

el propio Lira, Xochitiotzin quemó sus naves y se fue

para la triste y estupenda ciudad, única reliquia del siglo

XVI, que aún conservamos, con las contingencias que

la afean por los anuncios comerciales, o por la estulticia

de quienes quieren modernizarla con mal gusto y sobre

todo con atentado a la arquitectura de la centuria

decimosexta.

Xochitiotzin tiene a su disposición los murales del

Palacio de Gobierno de Tlaxcala y ahí está trabajando,

con relevante técnica, con personalidad, con habilidad y

conocimiento, el desarrollo de la industria del pueblo

tlaxcalteca. Desde las peregrinaciones de los

Teochichimecas hasta la Revolución Mexicana:

exaltando las virtudes indígenas y poniendo de

manifiesto la entrega colonizadora que los tlaxcaltecas

realizaron a través de la Nueva España para

constituirse en una de las ramas de nuestro actual

mestizaje.

Hay algo más y es la nueva empresa de Lira, la de

fundar con la colaboración del Gobierno del Estado, la

Casa de la Cultura de la Ciudad de Tlaxcala. Refugio

de trabajo de escritores tlaxcaltecas o nacionales; sala

de conferencias, salón de exposiciones, museo de arte

popular, biblioteca para la cual, como pie importante, el

propio Lira ha donado su biblioteca particular y las

pertenencias de su abuelo, don Miguel Lira y Ortega,

importante hombre de la Reforma e historiador de

Tlaxcala. En suma, una vez más Miguel N. Lira se

prodiga a favor de su tierra natal, pero no con las

limitaciones provinciales, sino con la dádiva que tiene

una visión, puesto su objetivo en empresas de cultura y

de alientos nacionales.

(*) Fragmento del artículo “Hombres de provincia”, reproducido en Huytlale Año V – No. 32, Mayo-junio, Tlaxcala 1959, página 53; (tomado de NOVEDADES el 11 de mayo de 1959).

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ANDRES HENESTROSA… OPINA:

LOS SRES. RAFAEL GARCÍA, Y ANDRÉS HENESTROSA. (MARZO 25, 2004, CIUDAD DE PUEBLA).

Hablando de Miguel N. Lira, y su labor como tipógrafo y editor, en homenaje póstumo ANDRÉS HENESTROSA escribe:

“…editor de libros y revistas, en su pequeña imprenta. Libros ajenos y propios, revistas suyas, para su gozo y el de

sus amigos. Alcance, Fábula, Huytlale; alardes de tipografía, modelos de buen gusto… Hizo más: acogió a amigos

y paisanos míos, publicándoles cosas y aun premiándolos. Esa era la vocación de su vida: escribir libros, leerlos,

editarlos, proteger su florecimiento. Editor como William Blake, como Altolaguirre. Y como ellos escritor. Cuando

años más tarde fue jefe de Prensa y Publicidad en Educación Pública, prohijó la publicación de una biblioteca

singular, por desdicha interrumpida: Colección “El Pensamiento de América”, que alcanzo hasta catorce títulos.

La lectura de su Epistolario me ha devuelto a días lejanos, a la juventud, a las aulas, a los amigos, entre ellos, tú,

Miguel, ejemplar acabado de provinciano; uno para quien la patria chica era la patria grande, la patria entera. Tus

letras, Miguel, le agregaron un palmo. Lo acabo de verificar ahora que volví a tus letras y que acabo de leer tus

epístolas, con razón consideradas oro para uno que las escribió, como tú, hermosas”

* * * * *

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LIBROS:

Un ejemplar raro, distinto, que contiene una poesía “El Peregrino” dividida en 40 quintetos a lo largo de 18 páginas, es el que presentamos en esta sección. Interiormente conjunta un excelente trabajo de tipografía realizado por Miguel N. Lira en 1938. El tiraje, extenso para la época, fue de 1,000 ejemplares, cuando éstos eran de 200, en promedio. De la colección privada del Lic. Fabián Zamora Rosas (a quien agradecemos la amable disposición de permitirnos detallar esta obra), y como valioso dato en relación a la bibliografía de Miguel N. Lira, presentamos una breve descripción de esta obra editorial, que llama la atención por varias razones: Su tamaño es de 12x19.5 cms de alto; aunque de terminados sencillos, encierra una gran belleza y practicidad para su lectura y consulta. XXX El tipo de papel, señalado en el colofón como “papel del Japón”, a pesar de los 74 años de vida, tiene buena consistencia y presentación. “Rima, fondo, forma, todo en El Peregrino es grato ideal de la hermosura poética en que se encierra el marco; se destaca el cuadro y se esparce la luz, para subidos colores de la sinfónica armonía del verso”

Salvador Cordero (Academia de la Lengua)

“Contiene el poema devoción clásica: las “liras” en que se desarrolla requiere sumisión, disciplinas, purezas en el acento poético, en las consonancias”

Juan Manuel Ruiz Esparza.

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“EL PEREGRINO” Por: EDUARDO HAY

-fragmento inicial-

Hace ya varios años que, en “medio del camino de la vida”, pleno de desengaños, de dolores y daños, gastaba mi existencia deslucida. Estaba ya cansado por tan larga y penosa caminata; de placeres hastiado, de amor decepcionado, y huyendo de la gente por ingrata. Con hambre de consuelo decidíme a vagar a la ventura, confiando con anhelo, en que bajo otro cielo pudiera hallar alivio a mi amargura. Por sendas extraviadas, bajo la sombra de árboles frondosos, por montes, por cañadas, por tierras despobladas, mis pasos me llevaron caprichosos. Atravesé pantanos, evitando manchar con cieno el alma; crucé los océanos y países lejanos, sin nunca hallar la apetecida calma. Un día borrascoso, divisé las murallas de un castillo. Me acerqué temeroso de alterar el reposo de algún señor feudal de horca y cuchillo.

Esas toscas murallas, que tienen varios siglos construidas con peñascos sin fallas, muestran de las batallas señales de furiosas embestidas.

* * *

María Antonieta Reyes “Homenaje a Nicolo Paganini”; tinta/pergamino.

(Obra expuesta en la Consejería de Educación, de la embajada española en México)

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“MANUEL ACUÑA” (*)

Por ser tan grande y tan robusta

la personalidad del cantor a

Rosario, casi no debiéramos aquí

manosearla tan a la ligera.Lo

hacemos para que no se crea

que le hemos olvidado. Y

también porque, en la lírica

mexicana, Manuel Acuña el

pasional, es el infortunado

mayor, el enamorado más hondo

y el poeta más cabal de la

primera época del romanticismo.

Además, era estudiante, y si el

ser estudiante ya es ser algo tan

simpático en la vida, el ser

estudiante y poeta, enamorado

vehemente y voluntario

sacrificador de sí mismo, resulta

ser algo extraordinariamente

digno de nuestra atención, de

nuestra memoria y de las rosas

de nuestra admiración.

Manuel Acuña se suicidó

envenenándose con cianuro el 6

de diciembre de 1873. Todo

México sabe esto, porque todo

México se sabe aquellos versos

que fueron la génesis de su

muerte, y que empieza así:

Humberto Mendieta Morales, "Manuel Acuña", acrílico/cartulina,

21x27 cms; 2012, colección particular: Rafael García S. “Pues bien, yo necesito decirte que te quiero;

Decirte que te adoro con todo el corazón;

Qué es mucho lo que sufro, que es mucho lo que lloro…

Que ya no puedo tanto / y al grito en que te imploro, te imploro, y te hablo en nombre de mi última ilusión”

Había nacido en Saltillo, Capital del Estado de Coahuila, el 27 de agosto de 1849, y hay que decir que aquella ciudad

supo honrarle con su bello monumento en la plaza muy apropiada y dándole el nombre del poeta a una calle, que visité

con gusto por invitación de don Venustiano Carranza.

Acuña fue un poeta de avasalladora fuerza lírica y que tuvo gran acierto en la elección de sus temas, a todo lo cual se

debe que sus versos sean todavía muy gustados, como cosa inmortal que son.

* * *

(*) Publicado en “La Bohemia de la muerte”, de Julio Sesto; 2da edición 1958; pp. 205-206.

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TLAXCALA Y LA TALAVERA DE PUEBLA (*)

Por el Ing.

CANDELARIO REYES

Mi dilecto y erudito compañero Genaro Cabrera ha tenido la gentileza de darme facilidades para documentarme en lo esencial sobre la historia de la loza de Talavera de Puebla. Así es como he podido saber que la loza de que se trata, desde 1575 en que fue establecida en la entonces flamante ciudad de Puebla hasta 1860 en que se advirtió su franca decadencia, revela 4 tipos característicos:

El primero, que fue de 1575 a 1610, tiene influencia morisca combinada con rojos aztecas; está decorado generalmente en azul, fileteado de negro, acusando dibujos geométricos y siendo excepcional que aparezcan en él figuras humanas o de animales.

El segundo tipo, que corre de 1600 a 1790, es policromado, con la característica de que en él aparecen figuras humanas y de pájaros con siluetas caprichosas; siendo por ello muy fácil de confundir con las piezas españolas de Talavera de la Reyna, de la provincia de Toledo.

El tercer tipo, que va de 1650 a 1790 es indudablemente el más bello e interesante de los decorados de a talavera Poblana, debido a la influencia China; sus piezas tienen la elegancia de los tibores que por nuestro Puerto de Acapulco nos envían China y Japón; y aun cuando al principio esas piezas trataban de imitar el decorado oriental de su modelo, con el transcurso de poco tiempo se formó un tipo especial que si tenía reminiscencias orientales concluyó por adoptar su carácter propio, bello e inconfundible, de tal manera que los mejores ejemplares de talavera poblana pertenecen a ese tipo, los que presentan una feliz combinación de los dos azules: el delgado y el fuerte realzado, obscuro y brillante.

El cuarto tipo, que se desarrolló de 1765 a 1860, acabó con toda influencia China, pero en cambio presentó grecas de orden náhuatl. Bajo estos conceptos, Puebla llegó a contar con 30 hornos en su época de auge locero; en 1860 quedaron reducidos a 10, y para 1923 sólo contaban con 4 fábricas.

Más lo interesante para Tlaxcala es que en esa historia se da la noticia de que en 1625 el honorable Cabildo de Puebla concedió 2 manzanas enteras a los indígenas de Tlaxcala que trabajaban en hacer loza de talavera, en el

Barrio del Santo Ángel Custodio y que los propios indígenas denominaron “Barrio de Analco” por encontrarse al otro lado del río que atraviesa la ciudad; siendo de notarse que ese barrio quedó a cargo de frailes Franciscanos.

Además, en el archivo de notarías de Puebla, en una larga lista de los maestros loceros poblanos, aparecen los de Nicolás de la Cueva y Nicolás Martín de Alba, originarios de la ciudad de Tlaxcala, siendo el primero discípulo del famoso maestro Antonio de Arteaga, de quien fue aprendiz por 3 años, a partir del 23 de abril de 1635, y casó con María Francisca López, debiéndose hacer notar que de 1647 a 1660 tuvo en arrendamiento una casa de locería fina en la calle que va de la Plaza Pública a la Iglesia del Evangelista San Marcos que era propiedad del maestro locero Alonso Sevillano.

Del segundo, se dice que era maestro de loza fina, hijo de Juan Martín de Alba y de Luisa de Grijalva Lascano y que casó con Ma. Teresa de Miranda Prieto el 31 de mayo de 1687. En estas condiciones, es fácil inferir que de 1647 a 1687 se introdujo en Tlaxcala el empleo de la loza de talavera por influencia de los maestros referidos.

(*) Publicado en Huytlale Año V – No. 32, página 62, mayo-junio, Tlaxcala 1959.

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CORRIDO DE MANUEL ACUÑA (*)

MIGUEL N. LIRA.

Premio: Flor Natural en los Juegos Florales de Coahuila, 1949, en homenaje a Manuel Acuña.

-fragmentos -

Rueda una rueda primero,

rueda otra rueda después;

y el corazón, angustiado,

dando que dando traspiés.

Pasa una ladera verde,

pasa un cerrito amarillo,

y atrás se quedan las torres

del Santuario de Saltillo.

A tumbos la diligencia

recorre el camino real;

por un lado, las montañas;

por otro lado, el erial.

-¡Arre y arre, caballitos,

corred a todo correr,

que ya se nos viene encima

la luz del atardecer!

Verde luz de verde cielo

desciende verde del monte;

de verde pinta los campos,

y de verde el horizonte.

El camino noche y día

parece reverberar;

de jacintos con la luna,

de trigo a la luz solar.

El sol y la luna juegan

a dormir y a despertar;

en tanto la diligencia

rueda y rueda su rodar.

Pasan colinas y valles

y casitas de alfajor,

tupidas en su blancura

como manzanos en flor.

Atrás se quedan los ríos

cual boas en la llanura;

atrás los bosques de menta

y el aire de la espesura.

-¡Arre y arre, caballitos,

veloces al galopar;

en vuestros cascos de acero,

la luna ha vuelto a rielar!

Todo un mundo insospechado,

-a sombra y a resolana-

descubre Manuel Acuña

a su inquietud provinciana.

¡Ay, Rosario de la Peña,

bien nacida y bien plantada;

rosa de luz en la umbría,

risa en el alba rosada!

-Tu amor se lo diste a un hombre

y otros te amaron a ti,

y en tu altar de inmaculada

quemaron mirra y benjuí.

-Prieto, Ramírez y Flores,

¿qué te pudieron decir

que yo no pueda decirte,

que tú no puedas oír?

-Si a tu oído murmuraron

las cuatro letras de Amor,

déjame que yo te diga

las cinco de mi Dolor.

-De este sufrir tan callado,

de este amargo padecer,

que se adormila en las noches

y nace al amanecer.

-A tus sueños de embeleso

quise fundir mi soñar;

sentirme un hombre al dormirme,

y ser niño al despertar.

-Vivir por vivir en ti

como tu voz y tu sombra;

o morir, si es que la muerte

por nombrarme, a ti te nombra.

¡Qué se ennegrezcan las nubes,

que se marchiten las flores,

que Manuel Acuña ha muerto

por causa de sus amores!

-Ay, Rosario de la Peña,

tan sola en su soledad,

que llora sus desamores

y el dolor de la impiedad!

De luto cubrió sus ojos,

de luto su corazón;

de luto sus ilusiones

y el fuego de su pasión.

-¡A volar, palomas blancas,

mariposas, a volar;

y haced un toldo de sombra

al que llevan a enterrar!...

* * *

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EPISTOLARIO

“en aquella preparatoria de mis tiempos,

puedo decir después de más de veinte años,

Miguel N. Lira era una especie de recién

llegado entre nosotros. Claro, Lira venía de su

estado (Tlaxcala) y aunque vivía en Tacubaya,

sabía pocas cosas de México… Nosotros

teníamos cordiales relaciones con la palomilla

del “Chato” Helú, que editaba el periódico

Policromías… También molestábamos a Diego

Rivera, cuando pintaba el anfiteatro y

echábamos inoportunos cohetes. La actual

señora de Rivera –Frida Kahlo–, junto

conmigo, se ocupaba en regar parafina en los

corredores con la ilusión de ver caer al suelo a

algún respetable catedrático… Los poetas de

entonces eran Salvador Novo, Xavier

Villarrutia, y estirándole un poco, Carlos

Pellicer; Lira aún permanecía desconocido…

Así ocurrían las cosas cuando Ramón López

Velarde resultó una luminaria en la clase de

literatura… El poeta López Velarde nos

fascinó, y si mi memoria es fiel, fue el

descubridor de Miguel N. Lira, quien por

entonces, había hecho una parodia del

Nocturno a Rosario…

Foto: Abraham Salazar Marín

Después, estimulado Lira por una poesía sonora de no sé qué poeta famoso escribió un magnífico plagio… y de las

parodias y los plagios, casi sin sentir, Miguel fue a dar a los versos, a los versos suyos, detrás de los cuales podrá

encontrarse un sentimental recuerdo de Ramón López Velarde. Nosotros no tomábamos en serio a Miguel como poeta…

pero llegamos a la clase de literatura universal con don Erasmo, el gran Castellanos Quinto… Aquello era un teatro vivo,

interesantísimo, y a la par que los literatos, desfilaban los personajes de la literatura y de la historia… También Lira fue

discípulo de Castellanos Quinto, quien con buen ojo descubrió al Lira de ahora… y así, cuando Lira, con alguna

ingenuidad, llevó a clase algunos versos –que desde luego nosotros habíamos reprobado- quedamos asombrados al ver

que don Erasmo frunció el entrecejo, dio su aprobación y dijo: “A ver Lira, Vuelva a leer… muy bien, muy bien.” Hasta

entonces, redescubierto Lira por don Erasmo, admitimos nosotros que fuera poeta. Bien puede decirse que desde la

Preparatoria, Miguel, congruente con el apellido que lleva, se dedica a la poesía”

Dr. José Gómez Robleda, Reproducido en “Epistolario”, p.25

(de Alfredo O. Morales y Jeanine Gaucher-Morales)

MUSEO MIGUEL N. LIRA [email protected]

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POESÍA

De: LAURA SÁNCHEZ SOLORIO

DEL CUERPO SIN PARTES I

tan cerca del sueño como de la muerte

tan lejos gira

un rodar constante su cántico eterno

la danza

II ¿recibes mi llamado?

nunca lo hagas

enciende el centauro en llamas al vientre

cenizas sólo veo tus cenizas

III

al final del calor encuentra el olvido

ARDOR

en el vacío del espejo se aman aterrados

desean el vuelo la caída el golpe

luchan contra sí mismos en un mundo de cabeza

el agua

hartos de las miradas que prometen la gloria se tocan se beben

balbucean los nombres primitivos

¿alguien pide respuestas?

¿quién resuma?

Laura Sánchez Solorio.- Nacida en Zamora, Michoacán en abril de 1981. Licenciada en Pedagogía (IMCED) y Licenciada en Filosofía (UMSNH).

Maestra en Filosofía e Historia de las Ideas por la UAZ con la tesis: “La invención de lo trágico en el joven Nietzsche”.

Libros publicados: Llego sin necesidad (poemario) y Los maestros del Nacimiento, fragmento de su tesis de maestría.

Becaria del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico de Zacatecas (PECDAZ) en su emisión 2009 con

el poemario “Habitar el silencio”. Docente de la Licenciatura en Artes de la UAZ. Lectora de Frederick Nietzsche,

Georges Bataille, Martin Heidegger, Antonin Artaud, Vicente Huidobro, Alejandra Pizarnik, entre otros.

* * *

TURISMO

“Porque… Tlaxcala es la única ciudad que en la República, construida en el siglo XVI, todavía conserva su fisonomía de

hace cuatro centurias… los templos de su capital son verdaderas joyas del arte barroco mexicano… porque si se

tratase de aprovechar el folclor, esto existe en Tlaxcala, rico, variado, y de gran personalidad… porque se tendrá el

recomendable conveniente de descubrir para México y para el mundo una región que como la de Tlaxcala ha vivido

olvidada, desconocida, no obstante su gran riqueza folclórica, sus grandes tesoros arquitectónicos y su recia

personalidad”.

Miguel N. Lira, en: “Por qué debe filmarse La Escondida en Tlaxcala”, Publicado en: “El Sol de Tlaxcala”, agosto 27, 1955.

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DONACIÓN

En los años 20’S del siglo XX se

integraron en la Ciudad de México

varios grupos literarios. Uno de ellos

es el denominado Grupo de “Los

Cachuchas” cuya generación (de

abogados), la del 29, hizo

importantes aportaciones históricas,

literarias, poéticas, artísticas y sobre

todo editoriales a la bibliografía

mexicana. Éste grupo estaba

conformado por: Alejandro Gómez

Arias, Miguel N. Lira, Manuel

González Ramírez, José Gómez

Robleda, Agustín Lira, Alfonso Villa,

Jesús Ríos y Valles, Carmen Jaime y

Frida Kahlo.

Fabián Zamora Rosas, Alejandro González Prieto y esposa Sra. Ma. Dolores (en el domicilio particular, en la Col. Campestre Churubusco, Coyoacán, Cd. de México), durante la entrega del material bibliográfico destinado para el Museo Miguel N. Lira.

Los tres primeros hicieron una gran amistad por muchos años, hasta el último día de vida de cada uno de ellos. Así pues,

al igual que todos los demás, Manuel González Ramírez y Miguel N. Lira integraron cada quien, con el paso de los años,

una excelente biblioteca. En el caso de Manuel González, gran parte de esa biblioteca fue heredada a su hijo Alejandro

González Prieto, que también en su calidad de estudioso, abogado, y lector disciplinado, fue conformando la propia.

El pasado sábado 15 de diciembre, se concretó y llevó a

cabo en la ciudad de México (Col. Campestre Churubusco)

la importante DONACIÓN de una respetable cantidad de

libros procedentes de la biblioteca del Sr. Manuel González

Ramírez (+), por conducto de su hijo, Alejandro González, y

esposa, específicamente para el Museo Miguel N. Lira, de

la ciudad de Tlaxcala.

Aproximadamente 600 libros, fueron entregados por los

propietarios, a los Sres. Rafael García Sánchez, en su

calidad de Director del Museo citado, y al Lic. Fabián

Zamora Rosas, estudioso también de la obra de N. Lira.

Rafael García, Alejandro González y Sra. Ma. Dolores.

De todo ese acervo donado, falta clasificar las obras autoría del cachucha González Ramírez, revisar los artículos que

vienen intercalados entre los libros, sus conferencias, disertaciones, ensayos, etcétera; es decir, aún falta mucho trabajo

de esta aportación de uno de los más cercanos a Miguel N. Lira y Frida Kahlo. Recordemos que Manuel González

Ramírez, es el autor de “Frida Kahlo ó el Imperativo de vivir”, publicado por Miguel N. Lira, en Huytlale en 1954.

Lo anterior, se da como resultado de dos situaciones específicas: La inquietud positiva de la Dra. Carmina Toríz Lira,

sobrina del poeta, que telefónicamente establece los contactos para que se lleve a cabo esta reunión; por otra parte, el

Sr. Alejandro González Prieto, cumpliendo el deseo que en vida le indicó su padre don Manuel González, el cachucha

No. 3, en el sentido de que cuando falleciera, sus libros fueran donados al último descendiente vivo de Miguel N. Lira.

Así pues, siendo la Dra. Toríz la persona indicada, se determina que lo más prudente es que este acervo editorial sea

destinado para el Museo Miguel N. Lira.

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CIUDAD Por: MIGUEL N. LIRA

Niña Tlaxcala, de azúcar, miel virgen del colmenar, blusa de jacinto y lirios, la falda espejo y puñal.

Luz de luces su vestido que luce de claridad, si verde entre los follajes azul en manantial.

Alas de paloma fueran líneas de nieve al volar; niñaTlaxcala las tiende de encajes por la ciudad.

Alfombra de maravilla que nubes quieren copiar; niñaTlaxcala las prende de adorno en su delantal.

¡Que blancuras contagia la virgen del palomar, si hasta el aire es como un niño en gracia dominical!

Las casitas de alfajores se cubren de sal, ya se alinean, ya se esconden, ya juegan a desfilar.

La plaza de armas lucida de pajarero cantar cuelga sus ramas de trinos en verde luz vegetal.

Abren los templos sus naves doncellas de la piedad, al incienso de las torres que el cielo quieren cortar.

Así Tlaxcala se esconde entre milagros de azahar, cautiva de trasparencias y diáfana de claridad.

Niña Tlaxcala, la mía, la que no puede olvidar, en mis ojos, en mi sangre, oigo tus voces hablar.

Ida y vuelta a tu destino que en vano quise cantar, pues que me cegó tu blanca blancura de palomar

TLAXCALA EN IMÁGENES, HOY…

TORRE-CAMPANARIO, EX CONVENTO DE SAN FRANCISCO, CIUDAD DE TLAXCALA. FOTO: RGS

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TLAXCALA EN IMÁGENES,

AYER…

Entrada a la ciudad de Tlaxcala por la garita-sur, a principios del siglo XX. Foto: colección particular Rafael García S.

POESÍA

RÍO Por: MIGUEL N. LIRA

Por este camino viene los lunes por la mañana; viene a lavar el río ropa azul de la mañana.

Luna de azúcar sus manos perladas de nácar frío. Luna en sus manos disuelta Entre las aguas del río.

Agua del río sus caricias azules de atardecer. En sus manos cielo y río juntos se pueden beber.

Río Zahuapan, Río Zahuapan, donde ella viene a lavar; déjame ser arenita / y entre tus aguas cantar.

Junta la arenita / que la junto yo; que está la luna naciendo / que ya en tus manos nació.

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CONFERENCIA

30-Nov. 2012

“MIRADAS AL CIELO”

Como parte de las conferencias-charlas que ha programado

la Lic. Ariadna Chávez Lara por diferentes centros

educativos y culturales del Estado de Tlaxcala, presenta en

el Museo Miguel N. Lira “Miradas al cielo, trata de personas:

Una visión desde el cine”.

La Lic. Chávez detalla, en base a una bien seleccionada

secuencia de imágenes, la propuesta que ha desarrollado

en torno a este asunto, y complementa su apreciación con

datos que ha obtenido de muy distintos centros

institucionales.

Con una buena aceptación por parte del público, la ponente,

al finalizar su conferencia, responde a las distintas

interrogantes que le plantean. Para finalizar, exhorta a

fomentar el diálogo familiar, así como a tener un mayor

acercamiento de los padres sobre todo a los adolescentes,

quienes tienen acceso a muy diversas redes sociales.

Fotografías: RGS

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EXPRESIONES ARTÍSTICAS

José Julio Gaona, Melodía de verano, óleo/tela;

Jazzamoart, Cuarteto 2012, óle/tela;

(Consejería de Educación de la Embajada de España en México)

Fotos: RGS

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LEYENDAS

LEYENDA: EL PALO HUÉRFANO. (*)

MIGUEL N. LIRA

Los habitantes de la ciudad de Tlaxcala lo vieron

llegar una mañana, y desde luego les causó

extrañeza su juventud, su vestido, su cayado

(palo o bastón con el extremo superior

arqueado, que usan los pastores; ó báculo de

los obispos) y su alforja. Apenas si parecía

contar 18 años.

Más y más les extrañaba que siendo

extranjero no fuera ambicioso, altanero y rijoso

como los españoles que en aquella época

estaban posesionados de la ciudad de Tlaxcala.

Los frailes franciscanos deseaban hacerlo

ingresar a su comunidad pero no lo

consiguieron.

Una mañana se le vio atravesar el río

Zahuapan y tomar el camino que va a los Reyes

(Quiahuixtlán). Desde ese día no se le volvió a

ver más. Pero cuentan los de Totolac, que una

noche en el lugar preciso donde después creció

un árbol que se conocía con el nombre del “Palo

Huérfano” se oyeron unos lamentos y que al día

siguiente vieron que el joven se encontraba

sentado ahí junto al cayado que portaba y

pendiente, de éste, su alforja.

Parque de San Nicolás, cd. de Tlaxcala. Foto: Abraham Salazar Marín

Fue curioso el hecho de que durante muchas noches oyeran los mismos lamentos y vieran al día siguiente al joven junto

a su cayado. Pero lo fue más al descubrir, un día, que aquel paso seco que le servía de cayado se había vuelto un árbol

frondoso que daba una sombra bienhechora para los caminantes. Dicen los de Totolac que el joven era Quetzalcóatl.

Los más ancianos de Tlaxcala y los más creyentes afirman que era Santo Tomás.

El caso es que por no creer en la bondad, del acto generoso de dar sombra a los caminantes necesitados, el

árbol que cayendo de aquél joven se fue secando lentamente hasta que un día desapareció totalmente.

En el sitio donde estuvo el “Palo Huérfano”, hoy se levanta una capillita, donde se celebra la Santa Cruz, el 3

de Mayo.

FIN

(*) Esta leyenda corresponde al segundo lugar del concurso promovido por. Miguel N. Lira y seleccionado por el Ing. Candelario Reyes

Nava en el año de 1960; su recopilador fue el alumno Germán Lira Andriano, de la Escuela Secundaria y Preparatoria del Estado y

que hoy se publica como parte del acervo generado por el propio Miguel N. Lira.

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MUSEO MIGUEL N. LIRA

MISIÓN Y VISIÓN:

Fomentar la creación de nuevos modelos y

enfoques de investigación en torno a la regia

figura literaria e histórica de Miguel N. Lira;

generar alternativas museográficas básicas

necesarias para fortalecer el importante legado del

escritor tlaxcalteca; coadyuvar en el acercamiento

permanente de las nuevas generaciones de

estudiantes tlaxcaltecas de nivel básico, a las

diversas disciplinas que desde este Museo se

impulsan para crear públicos conocedores de la

vasta producción del autor de “La Escondida”.

Grecia. (foto: Nazim Avendaño Ramos)

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LIBROS

13-Dic. 2012

“TE ELIJO A TI”

EL MUSEO MIGUEL N. LIRA, como parte de la Misión

literaria e institucional, difunde y presenta a la

sociedad tlaxcalteca las propuestas históricas,

literarias y de investigación generadas por estudiosos

de la región y de México en general.

El jueves 13 de diciembre, la escritora Adriana

Cuacenetl Solís comparte una de sus primeras obras,

al público que atento escucha la propuesta de la

autora, así como de los comentaristas de la reciente

edición.

Enhorabuena por este logro de la joven escritora, que

emocionada compartió, y departió momentos gratos.

Fotografías: RGS

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LIBROS

19-Dic. 2012

“PROFETA. Entre caminos de Historia y pasión”

Esta obra es una novela de época, ambientada en el ocaso de la monarquía absolutista y en los albores de la revolución

francesa, la cual se inicia “en algún rincón de Cherburg, Francia”. Es una novela llena de fuerza y valentía, una historia

que nos muestra personajes en el ocaso de la monarquía. Eduardo Carreón, el autor, es originario de Gutiérrez Zamora,

Veracruz, comparte esta su tercera obra publicada, a la comunidad tlaxcalteca, desde el Museo Miguel N. Lira.

Presentaron la obra las escritoras Renata Luna Marines y Emma Muñoz Flores y desde luego, el autor.

Fotografías: Lilian Marín

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RECITAL 21-Dic. 2012

DE POESÍA Y MÚSICA, SENTIMIENTO NAVIDEÑO

Con gran entusiasmo y dinamismo, alumnos del COBAT-1 llevaron a cabo el recital poético-navideño en el Museo Miguel

N. Lira. Con el importante respaldo desde luego, de los directivos de la institución escolar, se desarrolló el programa,

como parte de las propuestas cultural que el Colegio de Bachilleres No. 1 del Estado de Tlaxcala tiene, para conjuntar y

compartir acciones e interactuar con muy diversos sectores de la sociedad tlaxcalteca. Enhorabuena a los organizadores

de este excelente evento que ha dejado buena impresión y sobre todo que se fortalece para nuevas propuestas.

Fotografías: RGS

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LITERATURA

“LOS OSOS DE BERNA”

ALEJANDRO DUMAS (1832)

Una algarabía producida por algunos centenares de voces nos despertó al día siguiente antes de amanecer, y habiéndonos asomado a la ventana vimos que había mercado delante de la posada; el mal humor que nos había causado el matinal ruido se disipó con la vista hermosa del hermoso y pintoresco cuadro de aquella plaza pública llena de labriegos y lugareñas con sus trajes nacionales.

Una de las cosas que más me habían desilusionado en Suiza era la invasión de nuestras modas, no solamente entre las clases elevadas de la sociedad, que siempre suelen ser las primeras en abandonar los trajes de sus antepasados, sino también entre el pueblo que conserva más religiosamente las tradiciones paternales; pero quedé bien recompensado de mi retardo por la casualidad que reunía ante mis ojos y en todo su coquetismo, a las más hermosas muchachas de los cantones vecinos de Berna.

Allí estaba la vaudesa con sus cabellos cortos, cubiertos por un ancho sombrero de paja que la protege las rosadas mejillas; la friburguesa que rodea tres veces con las trenzas de su cabellera la desnuda cabeza formando con el pelo todo el tocado; la vallesana que pasa por el monte Gemí, con su sombrerito bordado de terciopelo negro, del que cuelga hasta las espaldas una hermosa cinta dorada; y por último, en medio de todas y más que todas hermosa, la bernesa, con su gorrito de paja amarilla cargado de flores como un canastillo, colocado en un lado de la cabeza de donde salen por detrás dos largas trenzas de cabellos blondos, con su fleco de terciopelo negro en el cuello, con su camisa de anchas mangas de muchos pliegues y su corsé plateado.

Berna, la grave, la triste, la antigua Berna, parece que aquel día se puso también sus joyas y vestidos de fiesta y esparció por las calles a sus mujeres, como suele una coqueta adornar su vestido de baile con flores naturales.

Los arcos sombríos y abovedados que se ven sobre los cuartos bajos de sus casas estaban animados por una muchedumbre ligera y alegre que se destacaba por los colores chillones de sus ropas sobre la media tinta de sus parduscas piedras.

Algunos grupos de jóvenes con gorros de cuero en sus grandes y blondas cabezas de cabellos largos y con una especie de levitas azules llenas de pliegues en las caderas, como verdaderos estudiantes

de Alemania, que se pudieran creer a veinte pasos de Leipsickó de Jena, ayudaban no poco a la ligereza de las figuras entremezcladas que iban de una parte a otra. Aquellos jóvenes se estaban parados en conversación ó paseaban de dos en dos con la pipa d espuma de mar en la boca, y colgada del cinto la bolsa del tabaco adornada de la cruz feudal. Nosotros gritamos bravo desde ventanas como lo hubiéramos hecho en un teatro al levantarse el telón y ver un hermoso cuadro bien puesto en escena, y encendiendo nuestros cigarros en prueba de fraternidad nos fuimos hacia dos de aquellos jóvenes para preguntarles el camino de la catedral.

En vez de enseñárnoslo con la mano, como lo hubiera hecho un parisiense, uno de ellos nos respondió en francés pero con un acento muy tudesco: “Por ahí,” y haciendo aligerar el paso a su compañero, empezó a acompañarnos.Al cabo de cincuenta pasos nos paramos en frente de uno de esos antiguos relojes en cuyos adornos gastaba a veces toda su vida un artífice del siglo XV.- Nuestro guía se sonrió y nos dijo: -Quieren vdes. esperarse? Van a dar las ocho.

En efecto, apenas acababa de decir aquellas palabras, cuando el gallo que estaba encima del campanario sacudió las alas y cantó tres veces con su voz automática. A esta llamada salieron los cuatro evangelistas, uno por uno de su capilla, y cada cual tocó un cuarto de hora con el martillo que tenía en la mano; luego mientras sonaba la hora primera abrióse una puertecita clocada debajo del cuadrante, empezó a desfilar una procesión extraña formando semicírculo en derredor de la base del monumento, y entróse por una puerta paralela que se cerró al dar la última hora y al entrar el último personaje de la comitiva.

Nosotros habíamos observado ya la especie de veneración en que tienen a los osos los habitantes de Berna, cuando al entrar el día, ya casi anocheciendo por la puerta de Friburgo descubrimos entre la sombra las estatuas colosales de dos de aquellos animales, colocados como los caballos domados por esclavos que se ven al entrar en la Tullerías por la Plaza de la Concordia. En el trecho de cincuenta pasos para llegar al relog dejamos una fuente que tenía un oso encima con una bandera en la mano, vestido de caballero, con un osito en los pies vestido de page, derecho como un hombre y comiéndose un racimo de uvas con la mano izquierda.

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Habíamos pasado por la plaza de Greniers y observado y observado sobre el frontis esculpido del monumento dos osos que sostenían las armas de la villa, como dos unicornios el blasón feudal, y a más uno de ellos que derramaba con el cuerno de la abundancia los tesoros del comercio a un grupo de doncellas que se apresuraban a recogerlos, mientras que él alargaba graciosamente la pata a un guerrero vestido de romano, del tiempo de Luis XV. Entonces acabábamos de ver salir de un reloj una procesión de osos, unos tocando el clarinete, otros el violín, otros el contrabajo, este la trompa, aquel el bombo, y detrás de estos otros con espada en mano ó carabina al hombro, graves y bien alineados, con bandera desplegada y todo su menester.

Nadie podrá negarnos que teníamos con que divertirnos, y por tanto es fácil de entender, cuán alegres estaríamos nosotros. Los berneses, acostumbrados a tales espectáculos, se reían de vernos reír, y lejos de formalizarse parecían alegrarse de nuestro humor. Por último les preguntamos a qué venía aquella continua reproducción de unos animales que tanto por su especie como por su forma no habían pasado jamás por modelos de gracia ó de finura, y qué razón tenía la villa para quererlos, a más del lucro de sus pieles y carnes? Nos respondieron que los osos eran los patrones de Berna.

Entonces me acordé que en el calendario suizo había efectivamente un San Oso; pero yo siempre había creído que pertenecía por su forma a la especie humana, aunque por su nombre se aproximase más a la cuadrúpeda, siendo por otra parte patrón de Berna y Soleure. Así mismo se lo dije muy urbanamente a mis dos guías, que se excusaron diciendo que la poca costumbre de hablar en francés les había hecho cometer aquella falta de lenguaje, llamando a los osos patrones de la villa, cuando no eran más que padrinos por un derecho incontestable, puesto que de ellos había recibido Berna su nombre.

En efecto Ber que en alemán se pronuncia Berr, quiere decir oso, Aquel gracioso quid pro quo se complicaba más y más como se ve, y el que hablaba mejor francés de los dos jóvenes que nos acompañaban, viendo que deseábamos aclararlo, nos ofreció hacerlo mientras nos dirigíamos a la iglesia: ya se deja entender cuán voluntariamente aceptaría la proposición yo que siempre voy en busca de tradiciones y leyendas. Nuestro cicerone nos contó lo que sigue.

Berna fue fundada en 1191 por Bertoldo V, duque de Zoernigen. Concluida que fue, circuida de

murallas y cerrada con buenas puertas, ocupóse su fundador en buscarle un nombre, con la misma solicitud que lo busca una madre para su hijo recién nacido. Desgraciadamente, según se ve, no era la imaginación l dote mejor del ilustre caballero, puesto que no pudiendo hallar lo que buscaba reunió un día en un banquete a todos los nobles de las cercanías.

La comida duró 3 días, al cabo de los cuales aún no se había determinado nombre alguno que dar a la hija del duque, cuando uno de los convidados propuso, para acabar de una vez, que el día siguiente se diese una gran caza en los montes más vecinos, y que se apellidase la villa con el nombre del primer animal que se matase; proposición que fue acogida con el más estrepitoso entusiasmo.

Al amanecer del día siguiente salieron todos los cazadores, y al cabo de una hora se oyeron grandes gritos de victoria. Corrieron todos hacia el sitio en donde salían las voces, y hallaron a un arquero del duque que acababa de matar a un ciervo.

Sin embargo Bertoldo pareció disgustado de que uno de los suyos hubiese empleado su destreza en un animal de aquella especie, y declaró por consiguiente que su fuerte y buena villa de guerra no llevaría jamás el nombre de un animal que es símbolo de la timidez. Algunos maliciosos pretendieron que el ciervo era también el símbolo de otra cosa que el buen duque no quiso mentar a propósito; a pesar de ser la que más le repugnaba: Bertoldo era viejo y su mujer joven y linda.

Por lo dicho fue declarada nula la muerte de la pobre bestia y continuó la caza. Al anochecer los cazadores encontraron un oso, animal, vive Dios, que de ningún modo podía comprometer ni el honor de un hombre ni el de una población. Matáronle, pues, sin piedad ni misericordia, y con su sangre se verificó el bautismo de la capital. Hoy día se ve aún a un cuarto de hora de Berna cerca de la puerta del cementerio de Muri-Stalden una piedra que atestigua la autenticidad de esta etimología, con una inscripción concisa; pero muy significativa en alemán antiguo: ERST BAER HIER FAM.

Quién había de replicar al testimonio de tales autoridades? Yo por lo que a mí toca creí por su palabra al estudiante, y di entera fe a su historieta, que no es más que el prefacio de otra más original todavía que en su lugar y tiempo he de contar.

concluye.

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OPINIÓN

Escribe Miguel N. Lira

a Crisanto Cuéllar Abaroa (*):

“Era discípulo, en 1921, de Ramón

López Velarde, que fue el primero que

cantó a la provincia y la pintó con vivas

pinceladas.

No conocía en ese año su libro La

Sangre Devota, que encierra la una y

mil virtudes de las provincias felices;

pero ya habían consultado mis ojos y

mi corazón Zozobra, libro que me

enseñó inusitados adjetivos y que me

hizo huir de la retórica absurda, de la

consonante y del lugar común. Por

entonces también mis ansias se

habían juntado con el libro de Enrique

Fernández Ledezma, Con la sed en los

labios, que me enseñara la ternura

trémula y la delicadeza aristócrata de

sus versos recordatorios de la infancia.

Lic. Miguel N. Lira, polígrafo tlaxcalteca. Foto: colección particular RGS

Pero una noche en el corredor de San Ildefonso, donde se quedaron prendidas mis mejores esperanzas y mis más caros

anhelos, conocí la suavidad que anima a los míos. Juntos los tres hicieron de mí un poeta a su manera. Soy el primero

en reconocerlo, porque comprendo que su aliento me dio fuerzas y me hizo pensar en que yo también tenía una

provincia olvidada y unos recuerdos inefables. Así nació Tú, mi primer libro y mis primeros trece poemas”

(*) en: “El poeta”, El Sol de Tlaxcala, marzo 26, 1961, p.2.

INVITACIÓN:

A los coleccionistas de libros y/o documentos originales, relacionados con Miguel N. Lira, a que los

compartan con el Museo Miguel N. Lira, además de dar difusión, desde este espacio, a todas las propuestas

que tengan a bien compartir para nuestros amables lectores.

Gracias.

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HUYTLALE

Portada de ejemplares No. 31 y 35, de colección privada.

Revista de mediados del siglo XX, ideada

y editada por Miguel N. Lira; distribuida y

enviada por él mismo a muy diversos

puntos geográficos de la república

mexicana.

Como se ve, una revista muy sencilla (en

su momento) en cuanto a diseño y

material; sin embargo, los contenidos son

de una riqueza muy importante para

México y, especialmente, para Tlaxcala.

Surge a partir de 1953, y solamente con la

muerte del poeta, en febrero de 1961, es

como termina, lamentablemente, este

proyecto que en mucho fortaleció la

presencia de Tlaxcala en las bellas letras,

en el Teatro, en la historia y en varias

disciplinas que dominó Lira, incluyendo la

tipografía.

Hyutlale fue, en su momento, un trabajo editorial criticado y denostado

por algunos cuantos que fue lo único que supieron o pudieron hacer.

Eso no amilanó, desde luego, la disciplinada voluntad literaria y

tipográfica de Miguel N. Lira. A pesar de las trabas, los obstáculos y los

sinsabores que hubo de afrontar, y de las peripecias y carencias que

debió superar, no se detuvo en su firme intención de hacer lo que sabía,

lo que le gustaba, lo que le inspiraba y lo que hacía con voluntad y

pasión, con vocación: “escribir libros, leerlos, editarlos, proteger su

florecimiento…” como acertadamente cita Andrés Henestrosa.

En honor a Huytlale, y a Miguel N. Lira, es como surge en 2013 “Tierra

Grande”, revista digital generada y enviada desde el Museo Miguel N.

Lira a muy diversos países, y desde luego a prácticamente todos los

estados de la república mexicana, dando continuidad con ello a

consolidar la grandeza cultural, histórica, colonial y artística de Tlaxcala,

tal y como en su momento lo hizo el propio Miguel N. Lira.

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AVANCE:

En el mes de febrero-2013, habremos de

presentar diversas actividades culturales en el

Museo, para conmemorar el LII Aniversario

Luctuoso de Miguel N. Lira. Una de ellas se

contempla inaugurarla el día viernes 15; es la

Primera Colección de Arte Contemporáneo Miguel

N. Lira 2013, exposición colectiva, de mediano

formato, de artistas tlaxcaltecas que

entusiastamente han respondido positivamente

para conformar esta colección; misma que,

además, se buscará presentarla en diferentes foros

nacionales, como una necesaria propuesta de

intercambio de obras de arte contemporáneo.

Por otra parte, se ha programado su inauguración

para el día viernes 22: “Frida Kahlo, Homenaje a

Miguel N. Lira, en Tlaxcala”, que consiste en

presentar 14 cartas originales que la pintora de

Coyoacán escribió, destinadas a Miguel N. Lira.

Además, se tiene en proceso de preparación la

obra editorial “Lira entre siete mujeres”, que

también se contemplaba presentar en febrero,

pero que sin embargo habrá de recorrerse un

poco, derivado de los tiempos que conlleva

preparar, y coordinar de principio a fin una obra

conmemorativa, con la calidad necesaria, y de

acuerdo a la estatura literaria de Miguel N. Lira.

Así pues: no menos importante es “La Fábula

de Lira”, obra que reúne trabajos de literatos de

relieve nacional del primer tercio del siglo XX,

obra de la que, desafortunadamente, sólo nueve

números se publicaron.

Lo anterior, entre otras propuestas que en su

momento les haremos llegar, para que nos

consideren entre sus preferencias culturales.

“En los aledaños de la ciudad de Tlaxcala (Miguel N. Lira) compró un solar y ahí edificó casa. El lugar tiene el nombre

indígena de Huytlale, que en español vale decir “Tierra Grande”… a Huytlale fue a dar la imprenta con chivaletas y

tipos, con la Chandler y las guillotinas, con el rico archivo que había formado Fábula y las ediciones de Fábula.

En Huytlale comenzó a datar su correspondencia el poeta. Le pareció bien el nombre y el nombre fue puesto en el

frontispicio del correo amistoso, que necesitaba enviar y que lo iba a ligar con el mundo que había dejado. Así pues

Huytlale fue el nombre de la nueva revista que en su tierra natal imprimió Miguel”

“Fábula y Huytlale”. Conferencia de Manuel González Ramírez.

MUSEO MIGUEL N. LIRA [email protected] Escríbenos. Opina. Participa.

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Próximamente…

Fotografía en que vemos a Miguel N. Lira (2do) y Frida Kahlo. Reproducción autorizada por el propietario, Rev. Rubén García Badillo, para

las revistas Quórum (No. 41, de Febrero), y Tierra Grande (No. 2, de Febrero).

EXPOSICIÓN:

“FRIDA KAHLO, HOMENAJE A

MIGUEL N. LIRA, EN

TLAXCALA”

febrero 22 -- abril 26, 2013

Conmemorando el LII Aniversario

Luctuoso del poeta tlaxcalteca, fallecido el

día 26 de febrero de 1961.

MUSEO MIGUEL N. LIRA