Thomas Edison y Más Allá

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THOMAS EDISON Y LA COMUNICACIÓN CON EL MÁS ALLÁ

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THOMAS EDISON Y LA COMUNICACIÓN CON EL MÁS ALLÁ

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Como es sabido, Thomas Edison era agnóstico. No creíaen el «más allá». El mayor inventor de la Humanidad per-maneció indiferente en cuestiones religiosas. Al menos esohan asegurado siempre todos sus biógrafos. Ahora, uno desus íntimos amigos, Alian L. Benscn, ha hecho unas reve-laciones sensacionales. En los últimos años de su vida, Tho-mas Edison se sintió súbitamente preocupado per el pro-blema de la vida sobrenatural. En un principio se sintió in-clinado por ciertas prácticas espiritistas. Después las aban-donó para estudiar científicamente la posibilidad del «másallá», de otra vida después de la muerte. Edison comenzó atrabajar en una máquina que le permitiera hablar con losmuertos. No sabemos en qué situación quedó ese inventoni tampoco las últimas actitudes del gran sabio frente alproblema religioso que, con el análisis del «más allá», se lequedaba inevitablemente planteado. El artículo de AlianL. Benson que ofrecemos a continuación, en rigurosa ex-clusiva nacional, se refiere a este apasionante tema, reve-lado ahora para curiosidad y perplejidad de los innumera-bles admiradores que el genial inventor del fonógrafo tieneen todo el ancho mundo.

ÜNCS años antes de su muerte.Thcmas Alva Edison empezó apensar en la posibilidad de in-ventar una máquina para hablarcon los muertos.

Esta es una noticia sorprenden-te, ya que el más grande inven-tor de Norteamérica fue durantetoda su vida, según se creyó hasta

ahera, un agnóstico confirmado. La menteque creó el fonógrafo y la bombilla incan-descente se negó a aceptar la creencia enla inmortalidad personal o en un dios per-sonal. Otros grandes experimentadores deldominio de la ciencia, como Sir OlivarLcdge y Sir William Crookes, abrazaron elespiritismo. Edison nunca confesó públi-camente el más ligero interés ni la másligera fe en otro mundo. Sin embargo, al-go debió de sucederle para que cambiasede idea antes de navegar a su vez por elríe de los muertos.

Yo no conocí a Edison hasta 1909. Medeclaró entonces que, si bien no discutíanunca sobre materias religiosas, seguía sinconvencerse de que hubiera alguna ver-dad en estas creencias.

La primera vez que Edison me habló eneste sentido, su secretario, Mr. MeadowCroft, me susurró que a la esposa del in-ventor no le agradaba ver estas ideas desu marido en letra impresa. Evidentemen-te, otros escritores fueron advertidos demanera semejante. Durante veinte añoscontinuó exponiendo en sus conversacio-nes conmigo sus creencias sobre el origeny el destino del hombre. Nadie publicónada de este durante diez años. Pero luesa,cierto escritor, en apariencia, no se le ha-bía pedido que tratase la cuestión consordina, publicó lo que Edison le habíadicho. Así el secreto dejó de serlo. Peronadie aludió nunca a que se hubiera pro-ducido un cambio en las convicciones daEdison hacia el final de su vida. •

EL PARENTESCO DE LAS COSAS

VIVAS

Edison tenía una teoría peculiar res-pecto a lo que él llamaba la ''fuerza vi-

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tal" que informa cada cosa viviente. Estateoría es importante porque arrastrabauna serie de conclusiones que resultaroncompletamente deshechas si, al acercar-se el final, cambió algo en su vida que lecondujo a aceptar la posibilidad de una su-pervivencia de la personalidad después dela muerte.

—La fuerza vital en sí—me dijo Edi-son—es inmortal y se expresa a sí mismaen una sucesión interminable de formascambiantes. Esta manifestación de ener-gía vino a la Tierra desde alguna otraparte del Universo. Tiene la facultad derecorrer cualquier distancia instantánea-mente. Pero su cantidad es limitada. Enotras palabras, tan sólo cierto número decesas pueden vivir en la Tierra al mismotiempo. Cada forma de vida produce lassemillas o huevos suficientes para cubrirel planeta si germinase cada semilla y seincubara cada huevo transformándose enseres vivos. Un solo bacalao podría pro-ducir huevos suficientes para cubrir laTierra hasta varios metros de altura consu progenie si todos los huevos llegaran aabrirse.

—¿Y per qué no sucede así?—pregunté.—Porque—contestó meditabundo el gran

inventor—no hay bastante fuerza vital enel planeta para convertir todos los hue-vos y semillas en organismos vivos.

Edison no creía que cada huevo o se-milla contuviese un germen de vida.

—Las semillas y los huevos—declaró—son las "plantillas" que determinan laforma que adoptará la fuerza vital cuan-do esta fluya: la fuerza vital vertida er.un huevo adquiere la forma de un animal.

Creía, por tanto, en el parentesco sub-yacente en cada cosa viva: la flor y eiave, el hombre y ei árbol, el ruiseñor yel tigre.

—Pero—subrayó Edison—la fuerza vi-ta) está en lo profundo de cada uno, in-dependientemente del plan aportado por!a "plantilla".

—¿Cuál es su definición de vida?—íepregunté.

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Edison, a tos treinta años, oon etfamoso fonógrafo que aoababa deinventar. Todavía los problemasdel "más allá" no habían des-pertado su i n t e r é s ni discutías o b r e materias religiosas. Fuemás tarde *cuando"pen«6 en la po-sibilidad de Inventor una "máqui-na" para hablar oon ios muertos.

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—En primer lugar—contestó—es ener-gía. Esto es lo que quiero decir cuandohable de "fuerza vital". Pero hay otro in-grediente: la inteligencia. Cada célula decada planta posee inteligencia.

—¿Y de dónde viene la inteligencia?—Procede de alguna fuente común, un

deposite al que vuelve después de que ter-mina cada vida individual para ser em-pleada una y otra vez, eternamente. I¿ainteligencia, como la energía, es indes-tructible e inmortal. Cada célula es inte-ligente, pero algunas lo son más que otrasy desenvuelven la capacidad de hacer al-gunas cosas que las demás no pueden ha-cer. Algunas células de un árbol, por ejem-plo, saben cómo bombear el agua desdela tierra hasta las ramas mientras queotras efectúan los intrincados procesosquímicos implicados en el metabolismo dela hoja. Mi estómago—añadió—sabe có-mo se hace el ácido clorhídrico, peroyo no.

CÉLULAS CON «CONCIENCIA SO-

CIAL», CÉLULAS ANTISOCIALES

Edison creía que cada célula del cuerpohumano está compuesta de cien millo-nes de partículas de inteligencia, de lamisma manera que se supone que el áto-mc está compuesto de electrones. A estaspartículas las llamaba en broma "la gen-te menuda". Consideraba que cada unade estas pequeneces era una entidad in-dividual dotada de la facultad de deter-minar preferencias y actuar por sí misma.

—Las más amplias diferencias—insis-tía—existen entre estos seras ultrami-croseópicos: unos son tontos, otros inte-ligentes; unos buenos, otros malos. Algu-nos tienen conciencia social y procuranpromover el bienestar mientras que unaminoría es antisocial. Son, en cierto mo-do, un espejo del mundo en general. Ensu gran mayoría son mezclas, inclinán-dose quizá un peco hacia el lada bueno.

Esto explica tal vez por qué los sereshumanos son coma son y por quá ss asíla naturaleza humana. En opinión de Edi-son exists entre la "gente menuda" unatendencia a la atracción de los similares,come sucede entre nosotros. Si los ante-cesores de un individuo determinado Ivantenido una inteligencia o buena disposi-

ción mayores que lo ordinario, se produ-cirá una atracción de la "gente menuda"dotada con cualidades semejantes. Perola gente inferior o mala atraerá tambiéna sus semejantes. El individuo es, porconsiguiente, la suma de todos sus as-cendientes, y un cráneo humano es comoun gran salón de reuniones en el queestán congregados millones de personas.Quien tenga la fuerza y la habilidad su-ficientes para adueñarse de esta multi-tud, para organizaría y disciplinarla, ese! que determinará qué clase de asam-fclsa va a ser. Si están presentes muchasbuenas personas y se sientan en las pri-meras filas—en otras palabras, si repre-sentan las características de las recientesgeneraciones—, puede esperarse que sehagan cargo de la dirección.

—Es vez sn cuando—continuó dicien-do Edison—. alguien sentado muy atrás,el descendiente de algún antepasado pocopresentable y que había sido mantenidoa raya por las personas decentes desdeque el tal antepasado estuvo en la tierra,organiza un escándalo. Cuando uno detales tipos asoma de esta manera en unabuena familia, los vecinos se preguntanqué habrá pasado y califican de "ovejanegra" al individuo en cuestión. Pero no

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Los dos inventos que han dado gloria imperecedera a Edison son la bombillaincandescente y el fonógrafo. Sus trabajos para idear todo un sistema eléc-trico que suministrase corriente para su bombilla le llevó a la creaciónde esta "central de dinamos", en Nueva York, según un grabado de ¡a época.Una gigantesca bombilla corona el monumento ofrecido en su memoria enMíenle Park (Nueva Jersey), símbolo, sin duda, rte esa supervivencia delhombre en la que el famoso inventor llegó a creer en sus últimos 'días.

hay quien no tenga semejantes antepa-sados, y de estos seres peligrosos cadaune de nosotros tenemos muchos. Mien-tras la mayoría de la "gente menuda"de un cuerpo humano sea afín, todos sesienten a gusto y desean mantener la aso-ciación. Cuando la "gente ,menuda" pien-sa da esta manera, el hombre en cues-tión nunca está cansado de la vida. Perocuando hay una violenta disensión en suinterior y un fuerte grupo considera quees inútil continuar luchando, el espíritudel hombre se derrumba hasta el puntode que puede suicidarse. La muerte demi padre a los noventa y tres taños—aña-dió Edison—se debió claramente al hechode que la "gente menuda" que lo com-ponía se convenció ds que no iba a ga-

narse nada continuando su asociación. Depronto el anciano declaró que se iba acasa de su hija para morir allí, y falle-ció al cabo de tres días, aunque nuncahabía estado enfermo.

Edison—lo repito—creía que la ener-gía e inteligencia a las que llamamosvida son inmortales, pero no creía en lainmortalidad personal. El individuo, des-pués de cerrar los ojos en este mundo,nunca sabrá si le esperan otra vida u otromundo. Edison, desde que le vi por pri-mera vez y quizá hasta el fin de su vida.nunca tuvo la mínima creencia en queexistiera algo parecido al alma. No creíaen la posibilidad de ninguna forma deexistencia después de esta vida. Aunqueno ateo, era completamente agnóstico.

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Cualquier persona que escribiera un li-bro exponiendo estos puntos de vista esprobable que recibiese una carta enco-miástica procedente del laboratorio deEdison y firmada por el propio "brujo".

ALGO SEMEJANTE A LA SUPERVI-

VENCIA DESPUÉS DE LA MUERTE

Hasta el fin de sus días honró la me-moria de Tilomas Paine, no porque éstefuera un patriota, sino porque rechazabala religión. ¿Cuál fue la causa, pues, deque su ments, una mente que estuvo lúci-da hasta el fin, se ocupase en psnsar unaparato a través del cual los muertos pu-dieran hablar een~ aesetros*—Es—posible—que continuase siendo agnóstico, perocomo auténtico científico que era consi-deró su deber investigar cualquier hipó-tesis razonable.

Es indudable que quince años antes ds sumuerte y cinco años después de que yole conocí, la mente de Edison ss volvióhacia el más allá. Esto no significaba qusse hubiese -interesado súbitamente por elespiritismo' o por las cuestiones espiritua-les.

—Benson —me dijo por aquella época—,cuanto más viejo me hago menos me im-porta si hay o no un más allá.

Si era sincero, y no dudo que Edisonpensaba así, su intento de atravesar lamuralla que separa a los vivos de losmuertos hubo de deberse puramente ai

interés científico. Su actividad como in-ventor había consistido primero en hallarhechos y luego en usarlos. ¿Cuáles eranlos hechos referentes al hombre? ¿Teníaun alma inmortal? ¿Cuándo la vida te-rrena cesaba, se extinguía como una vela,o bien continuaba en algún otro lugar?¿Si continuaba, podían los muertos ha-blar con los vivos?

Edison se preguntaba si no sería posi-ble construir una máquina qus permitieraal más allá manifestarse sin la ayuda demédiums u otros agentes humanos vivos.Si los espíritus pudieran comunicarse di-rectamente con la tierra, pronto tendríanque cesar las dudas.

Edison era un científico y, como tal.ssntía un profundo respeto por los hechos.

alma, al más allá y a la posibilidad dellevar a cabo una conversación entre am-bos mundos. Si era así, quería cambiarsu actitud con el fin de adecuarla a loshechos.

Es posible que, a medida que se espesa-tan las sombras, Edison, o parte de su"gente msnuda", comsnzara a c o n fiaren qus había algo semejante a la super-vivencia después de la muerte. Es posibleque influyera en él su amistad con SirWilliam Crcokes, el gran físico.

Su familiaridad con la química y lafísica no había destruido su fe en larealidad de una vida futura y en la ca-pacidad ds los espíritus ds los muertospara comunicarse con los vivos. Croo-Síes había desafiado el escepticismo de sus

colegas publicando una y otra vez con sufirma sus extraordinarias experiencias.

LA FANTÁSTICA HISTORIA DE SIR

WILLIAM CROOKES

Edison sentía un profundo respeto porCrookes; la inteligencia y sinceridad desu amigo hacían imposible tratar a la li-gera cualquier cosa que él dijese. Estabaen deuda científica con Crookes. El fila-mento de la bombilla de incandescenciaeléctrica sólo psdía funcionar en una bom-billa en la rjus ss hubiera practicado unvacío casi campisto. Les trabajos de Croo-kes en 2! dominio ds la creación dsl vacíohabían sido muy útiles para Edison. El re-lato de Sir "William acarea de lo qus él ha-tía visto con sus propios ojos era suficien-ts para hacer psnsar a cualquiera.

Quizá la historia más asombrosa quecontaba «ra la referente a las visitas quehizo el espíritu de una mujer muerta asu casa. Nunca acudió si no era llamadapor una médium. La médium solía estartendida sobre un diván en una habita-ción oscura contigua, y al cabo de un cor-to lapso de tiempo el espíritu aparecía an-te Sir William y sus amigos. La mujer sepresentaba en lo que tenía la aparienciade carne y huesos, vestida como cualquiermujer acudiría a una visita de tarde. Perono entraba. Se presentaba instantánea-mente sin que nadie supiera cómo.

Súbitamente aparecía delante del grupode personas, ocupando el lugar donde un

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A Edison, el agnóstico, le llegó también la hora de la muerte. Su entierro seefectuó en oler de multitud. El gran inventor entró definitivamente en esaotra vida del "más allá", en la que no creyó hasta los últimos años desu existencia, según ha revelado ahora su amigo Alian L. Benson.

momento antes no había nadie. Podía ha-blar tan bien como cualquier otra mujer;podía crear ondas de sonido que llegabana los oídos de otras personas. Algunos su-gerían que era la propia médium y que lamujer tendida en el diván no estaba ya allí.Fero una visita a la habitación contiguademostró que la otra mujer—la médium—estaba allí, sumida en lo que parecía serun profundo sopor. Algunos no estabanconvencidos todavía. lia mujer del divánpodía ser un maniquí. Pero un maniquíno tendría pulso, y en la muñeca de lamédium se sentían las pulsaciones. No sólotenía pulso, sino que éste registraba elfuerte ritmo de 95 pulsaciones por minuto.

Aquellas reuniones en la biblioteca deSir William centinuaron todo el invierna.Ss celebraban con las puertas cerradas conllave. i3ó!o estaban presentes algunos ami-gos personales. Con el permiso del espíritu,Sir William le sacó 43 fotografías. Cuanlose aproximaba la primavera la mujer fan-tasma declaró que no podía volver. Ss des-pidió afectuosamente y desapareció. Unsegundo más tarde había abandonado ellugar, aunque no hizo ningún sonido au-dible ni ningún movimiento perceptible.

Este era en sustancia lo que Crookes es-cribió y Edison leyó. El norteamericano nopodía dudar de la veracidad de Crookesni de su inteligencia. Era improbable quenadie pudiese engañarle. Si estaba hipno-tizado, también lo estarían sus invitados.

¿Fero estaba hipnotizada también la cá-mara? ¿Y qué decir de los 43 negativos dela mujer fantasma?

C U A N D O LAS VIEJAS CONVICCIO-

NES SE AGRIETAN. E D I S O N CO-

MIENZA A C R E E R EN EL «MAS

ALLÁ» Y LA INMORTALIDAD

Edison estaba en la difícil posición deuno que no puede dudar de lo que le hadicho un amigo... ni tampoco creerlo. Sihubiese una máquina mediante la cual losespíritus (si alguno había y quisiera ha-cerlo) pudiesen hablar directamente conlos seres humanos... La cámara, en estecaso, todavía dsjaba a los que pudieran verlas fotografías el trabajo de creer que setrataba de las imágenes de un espíritu. Lacámara no hablaba en lugar del espíritu,ni decía lo que éste tenía qus decir. Ha-cía falte una máquina...

Edison, aunque no convencido, tenía lamenta abierta. Probar no haría ningúndaño. Si no sucedía nada, sería precisa-mente lo que esperaba. Por otra parte, sila idea tenía éxito ya no habría dudasacerca del más allá.

La aceptación de la mínima parte de lahisteria de Sir William Crookes habríasido como la explosión de una carga de di-namita bajo los cimientos de las creenciasde Edison.

Pero cinco años antes da su muerte suactitud con respecto a todas estas cuestio-nes sufrió un cambio decidido. Las últimaspalabras que se le atribuyen son las si-

guien tes: "Hay un 50 por 100 de posibili-dades de que exista para el individuo unmás allá con inmortalidad."

Si Edison, hacia el fin de su vida, sedesvió hacia las opiniones de Crookes,quien esto escribe no lo sabe. También sedesconoce si Edison tuvo alguna vez ex-periencias propias que hubieran podido te-ner el mismo efecto. No podemos decir siel maestro da la electricidad recibió algunaseñal del otro mundo ni si habló con losmuertos antes de entrar a su vez en el másallá. Sólo sabemos que sus viejas convic-ciones se agrietaron.

Edison siempre decía que el camino másfácil era, por regla general, el equivocado.En su búsqueda de una máquina para usode los espíritus, ciertamente habría elegi-do el camino más difícil. Las ideas de Edi-son acerca de la máquina no son conocidasen detalle. No sé hasta qué punto su con-cepción se parecía a un fonógrafo o a unaradio. Es posible que esperase que los es-píritus inteligentes, si existían, prefiriesenmanifEstarss a través de medios mecáni-cos antes bien que a través de seres hu-manos. Porque la máquina no puede msn-<tir.

En todo caso, Edison ha desaparecido,y con él la razón por la qua pareció a pun-to de modificar unas opiniones que nece-sitaron toda una vida para formularse,así como el secreto de sus pensamientossobre una máquina que permitiese a losmuertos hablar con nosotros.

Alian L. BENSON

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