Thomas a. Lee, Jr.- La Arqueologia de Los Altos de Chiapas Un Estudio Contextual

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  • Thomas A. Lee, Jr.

    La arqueologa de los Altos de Chiapas: un estudio contextual

    Por varias razones, hemos decidido enfatizar el concepto de "contexto', en nuestro ensayo. La, principal de ellas es que los Altos de Chiapas nunca fueron, por lo que sabemos, un rea que generara tradiciones socio-culturales que trascendie- ran el mbito puramente local. Se trata de una regin elevada, fra y rocosa, relativamente pequea, cuyo tamao no sobre- pasa los 31,000 kilmetros cuadrados, caracterizada por una productividad agrcola baja en lo que se refiere a los cultix?os domsticos tradicioriales de Mesoamrica. A diferencia de las tierras altas de Guatemala, no fue la cuna -por decirlo as- de ninguna tradicin precolombina, ni grande ni pequea. Ob- viamente, el medio natural de la regin es fundamental para cualquier contexto. Asimismo, para comprender por qri esta regin fue receptora ms que transmisora, es esencial un reco- nocimient,~ de su potencial agrcola en relacin con las zonas adyacentes, ms clidas y por consiguiente ms productivas.

    Tambin es evidente que si la direccin de una interaccin econmica, poltica, social o religiosa significativa va hacia la regin y no proviene de ella, la naturaleza real o la historia de la regin subordinada no puede ser determinada si el contexto excluye el considerar el rea o regiones de donde estos aspectos emanan. Los lmites espa.ciales de los aspectos sociales del context,~ coincidirn o sern determinados por los lmites de l a regin dominante. Por lo tanto, I R verdadera. historia de

    Tilomas A. Lee, Jr . , es estadounidense, A pesar de haberse jubilado: contina realizando investigaciones sobre la regin de Cliiapas. Es portador de una rrlaestria en antropologa de ta Vrliversity of i2rizoria.

    @ Mesoamrica 18 (diciembre de 1989)

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    los Altos de Chiapas se puede apreciar mejor en una versin amplia,da de aquello que normalmente se considera el cositext,o histrico cult,ural de una regin dada,.

    -4 la lingstica, as como a la etnohistoria y a la etno- grafa, le corresponde completar el coritexto del

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    grafa de rioroeste a sudeste, hay uri desceriso definido en la altura nledia. El rea de Coniitn es aproximadainente qui- nientos metros ms baja que el valle y las m0ntaia.s dt: San Cristbbal.

    La, topografa, crsica de las ft>rmaciones calizas de los Alt,os muestra niltiples fracturas por fallas rniicl-ios acci- dentes, lo que tia provocado el desarrollo de peqiierios ralles !- depresiones, separados por picos escarpados y con iinn atisen- cia general de corrientes permanentes. Lo anclio 3; el tarnao general de los valles auirientari conforrne se pasa del noro

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    ratura media baja durante la poca de cultivo es el factor restrictivo verdadero del potencial agrcola del rea. La baja temperatura naturalmente requiere que los plantos sostengan perodos de cultivo ms prolongados, excluyendo la posibili- dad de nis de un cultivo por aio; potencial que traa muy buenos resultados a los antiguos habitantes de elevaciones ms bajas a lo largo del curso de los ros ms grandes que bordean los Altos de Chiapas al sur y al oeste. En esta ltima regin las llanuras fluviales eran cultivadas todo el ao -precisamen- te como lo son ahora- y permitieron el desarrollo de grandes poblaciones con una organizacin social y poltica compleja.

    En la regin de los Altos ocurren heladas desde media- dos de noviembre hasta finales de niarzo, pero no son decisi- vas para el ciclo de cultivo de las variedades de maz y otros productos que se sembrabari antiguamente en la regin. La vegetacin es muy variada, como lo sugieren las diferencias de alt,itud en toda la regin, que oscilan entre 1,500 y 1,800 me- tros. Sin embargo, est. caracterizada por grandes extensiones de bosques mixtos de pino y roble, llenos de brorneliceas, y forraje arbreo en las altitudes ms elevadas. Este tipo de bosques gradualinente se con~ierte en bosques de hoja caduca muy variados, con complemento de plantas espinosas e11 las elevaciones menores.

    En la zona de mayor elevacin la temperatura media anual es de 14.5'C, con un mximo de 25.5' en Ixtapa y un mnimo de 15.9' en San Cristbal, mientras que la mnima oscila entre 19.7' y 12.5' en las mismas pobla~iones.~ La tempera'tura media anual tiende a elevarse en toda la regin en direccin t loro este a sudeste. En Comitn, uno de los puntos extremos de esta tendencia, la kmperatura es 4' ms alta que en San Cristbal, que constituye el otro extremo.

    Podemos preguntarnos en qu radica la diferencia del po- tencial agrcola entre las tierras altas y las bajas circundantes. Collier, en su libro Fields of the Tzotzil, afirma:

    La agricultura zinacanteca de las tierras altas y d e las tierras bajas puede compararse desde el punto de vis- t a de los insumos y los rendimientos. El anlisis muestra

    * Helbig, Chiapas: geograja d e un es tado rnezicano, pg. 192

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    que la agricultura de arrendan~iento en las tierras bajas proporciona al indgena habitante de los Altos un rendi- miento ms pobre por su t rabajo e inversiones de capital que la agricultura d e las tierras altas, sugiriendo que las tierras bajas, ms que los Altos: son un rea marginal d e la agricultura zina,canteca. Esta conclusin contradice la suposicin indiscutida de que los *41tos centrales de Chis- pas, Mxico, como otras reas perifricas donde habitan poblaciones tnicas, son generalmente ntarginales a las reas de tierra baja circundantes para la a,gricultura,. 5

    Collier clarifica an ms esta paradoja sealando que los agri- cultores de los Altos de Chiapas enfrentan costos ms elevados en las tierras bajas, ya que deben, en primer lugar, arrendar la tierra que cultivan y, en segundo lugar, costearse el transporte de la cosecha al pueblo donde viven. De manera que en el an- lisis final, bajo cualesquiera que sean las condiciones --salvo las de la economa moderna, donde los factores de costfo se cal- culan hasta con fracciones decimales- los Altos de Chiapas no son tan productivos como las tierras bajas. Naturalnlente. en la era precolombina, cuando la relacin costo/beneficio no era cuestin de preocupacin inmedia.ta, sino que la agricultu- ra estaba ms estrechamente relacionada. con la subsistencia, la supervivencia real y la capacidad demogrfica de la tierra, las tierras bajas ofrecan un potencial mucho ms abundante que la ms fra y contigua regin de los Altos.'

    La relacin de rendimiento agrcola/simiente en las t,ierras alt,as es de 50 a 1, mientras que en las bajas, en cundiciont?~ favorables, la relacin es de 150 a Expresado de manera sencilla, esto significa que, bajo condiciones normales, las tierras bajas son aproximadamente tres veces ms productivas que las de los Altos.

    5 George A. Coilier, Fields of the Trottii (Austin: Cniversity of Texas Press, 1975). pg. 125.

    Vase Frank Cancian, C h a ~ ~ g e and Unceriainty i n a Peasent Eco- nomy: T h e Meya Cnrn firnaers of Zin,acantan (Palo Alto: Stanford University Press, 1972), pp. 51-76.

    Collier, Fefds of lhe Tzotzil, pg. 126.

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    EL CONTEXTO LINGUISTICO

    A la llegada de los espaGoles en 1523, ao de conquista inicial de Chiapas, stos encontraron por lo menos tres lenguas mayas habladas en la regin: la tzeltal, la tzotzil y la tojolabal, que an prevalecen en la actualidad. Una cuarta, la coxoh, se hablaba en el extremo oriental de los Altos de Chiapas y puede haber sido un dialecto del tzeltal: como han sugerido Campbell y e1 presente autor o puede haber sido tojolabal. segn sugiere Lenkersdorf.' Si1 identificacin definit'iva taodava queda por realizarse. h4s adelante nos referiremos a esta cuestin en un contexto ligeramente diferente.

    En cualquier caso, los Altos de Chiapas eran mayas desde el punto de vista lingstico, pero lo han sido siempre? Para el etngrafo y el etnohistoriador desde luego hay profundidad temporal suficiente con una lnea de base histrica de 500 afios, que no es de mucha importancia esta interrogante. Ex1 cambio, para el axquelogo o el lingista histrico tal espacio temporal es no slo importante, sino critico para comprender los cambios ocurridos durante lapsos de tiempo ms largos, especialmente aquellos milenios para los que no existe documentacin espaola. En u11 artculo seminal sobre la lengua y la arqueologa mayas, Icaufman nos manifiesta:

    Todo lo que sabemos sobre cambio y contacto lin- gstico nos hace darnos cuenta de que al reconocer fanii- lias lingsticas necesariamente proponemos, por lo gene- ral correctamente, protolenguas (quiz en varios niveles) que fueron habladas por gente real, reflejando culturas

    Lyle Carnpbell, "Coxoh and Southeastern Tzeltal", ponencia ante la reunin anual de la American Anthropological Association (Los Angeles, 1978); tambin del mismo autor, "The Linguistic Ilistory and Linguistic Geograpliy of Southeast Chiapas", en Papers of the New World Archoelo- gicai Foundation (Provo: New World Archaeological Foundation, 1988); Thomas A. Lee, Jr., "Coapa, Chiapas: A Sixteentli Century Coxoh Maya lrillage on the Camino Real", en Maya Archaeology und Ethnohis toq , Normand Harnmond y Gordon Willey, editores (Austin: University of Te- xas Press. 1979), pp. 213-215; y Gudrun Lenkersdorf. "Contribuciones a la historia colonial de los tojolabales", en Los legtimos hombres: apro- ximacin antropofgica al grupo tojolabal, Mario Humberto Ruz, editor, 4 tomos (M6xic0, D.F.: Centro de Estudios Mayas, UNAYI, 1981-198F), IV: 13-102.

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    particulares, en lugares particulares, con un informe rea- lista de la variacin lingstica interna y probableniente en contacto ron otras lenguas. Por eso, rne parece que los investigadores qiie trabajen en el desarrollo de un grupo gentico particular de lenguas inevitablemente tendrin que darse cuenta de que su contribucin debe encajar en un marco histrico amplio que supone lugares. objetos. tiempo y toda clase de infrrencias d e las que son capaces las disciplinas histricas.'

    Examinareinos brevemente dos hipt,esis muy distint,as referentes al desarrollo de las lenguas mayas (otras hipte- sis xio consideradas aqu son las de Diebold, Josserarid, Mc- Qucnvn, Surez y Swadesh"). Leonardo Manrique, lingista del Instit,uto Nacional de Antropologa e Historia de hfL.l.xi- co, siguiendo en parte a Swadesh ha presentado el modelo de desarrollo histrico quiz menos probable de la lingstica maya como part'e integral de su estudio ms amplio acerca de la lirigstica histrica mesoamericana,." En primer lugar nos

    ' Terrence Kaufmari, "Archaeological and 1,inguistic Correlations in Mayaland and Associated Areas of hlesoamerica" , World Archaeology 8 (1976). 1: 101-102.

    lo Vanse: A. R. Diebold, Jr . , "Determining the Centers of Disper- sal of Language Groups", Internatzonal Journal of American Linguzs- tacs 26 (1960): 1-10; J . K. Josserand, "Arcliaeological and Linguistic Correlations for Mayan Prehistory", ponencia presentada en el 4lnvo. Congreso Internacional de Arrtericanistas (Mexico, D.F., 1974); Norman A. LlcQuou,n, "Los orgenes y diferencias de los mayas segn se infiere del estudio comparativo de las lenguas mayanas", en El desarrollo de la cultura maya, Evon Z . Vogt y Alberto Ruz L., editores (hlxico, D.F.: Centro de Estudios Mayas, UNAM, 1971), pp. 44-80; Jorge A. Surez; The Mesoamercan Indian Langnages (Cambridge: Cambridge Univer- sity Press. 1983): y hlauricio Swadesh, La 1ingCslica como instrumentcr de la prehistoea: Publicacibn 9 (klxico. D.F.: Departamento de 'I'rcliis- toria, INAH-SEP, 1960).

    1 1 S' Relaciones entre las reas lingsticas y Ins reas culturales", en XI I I Mesa Redonda, Sociedad Mexicana de Anlropologz, Xalapa, 1973 (Mxico. D.F.: Sociedad Mexicana de Antropologa, 19751, pp. 137- 160. Para un intento de reconciliacin del modelo de Swadesh con la arqueologa y la etnohistoria, vase Bruce W. Warren, "A Ilypotkietical 'Reconstruction of Mayan Origins", en f'roceedings of the 25th Inlerna- lionul Congress of Americanists (hlxico, D.F.: lnternational Congres of Americanists, 1964), pp. 289-305.

  • Thomas A . Lee, Jr.

    ocuparemos brevemente de este modelo. Manrique supone que alrededor de 8000 a.c., la lengua

    proto-maya avanzaba a horcajadas del ro Grande. digamos con un pie en Texas y el otro en los estados de Xuevo Len y Tamaulipas, en el norte de %lxico. Hacia 2500 a.c., segn este modelo, el proto-maya se haba desplazado hacia el sur a lo largo de la costa del golfo de Mxico, para establecerse en el centro del actual estado de Veracruz. his al norte, a lo largo de la misma costa, detrs del proto-maya se encuentran el proto-mixe y en el interior, pero an ms al norte, el proto- totonaco. Alrededor de 600 a.c., la familia lingstica maya ocup finalmente Tabasco, la pennsula de Yucatn, Belice, el Petn de Guatemala y la mitad del noreste de Chiapas. Los huastecos permanecieron en el norte de Ireracruz y en el sur de Tamaulipas, lugar donde se encuentran en la actualidad, pero los totonacos y los mixes se trasladaron ms all de los huastecos, hacia el centro y el sur de Veracruz. Manrique considera que hacia el 400 d.C. la lengua maya se localizaba aproximadamente en su posicin actual y supone que las partes central y occidental estaban ocupadas por los mangues o chiapanecas. Los zoques, una rama de los mixes, quienes segn creemos han ocupado la mitad occidental del estado de Chiapas durante por lo menos 3,000 aos, no aparecen en este modelo por ningn lado.

    No estamos descartando i p so facto la hiptesis de Man- rique; sta debera ser considerada seriamente, ya que la ma- yora de los estudiosos est de acuerdo en que el poblamiento del Nuevo Mundo ocurri con un desplazamiento general de poblaciones humanas de norte a sur; un grupo detrs de otro o incluso, en algunos casos, uno junto a otro. La evidencia de este movimiento est claramente respaldada por la presencia histrica del paya, que forma parte de la gran familia lings- tica chibcha. el resto de la cual se localiza en Centroamrica, cerca de la costa oriental de Honduras.'' blanriqiie sita a la familia proto-chibcha posiblemente en la pennsula de l'u- catn, precediendo a los mayas en 2500 a.C. Puesto que los

    l 2 Vase Surez, T h e Mesoamerican Indian Languages, figura 1

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    mayas se encuentran cerca o en la frontera sur mesoamericana y la mayora de las lenguas que estn ms all de esta fron- tera est relacionada con familias lingsticas sudamericanas, la posicin de los mayas en relacin con los chibchas y los movimientos de norte a sur de las lenguas en Mesoamrica y Amrica del Sur son generalmente correctos.

    Como es sabido, existen diferentes clasificaciones de la lengua maya, pero la ms ampliamente aceptada por los lingistas es la de Terrence Kaufman -quien tambin ha propuesto la evolucin histrica de las lenguas mayas que cuenta con mayor aceptacin-, tomando en cuenta el tiempo, el espacio, el contenido arqueolgico y las direcciones del movimiento, aunque reconoce que es especulativa y an por demostrarse.I3 A continuacin nos ocuparemos de tal modelo de evolucin histrica cultural maya. Puesto que la mayora de los interesados conoce el esquema de Kaufman, donde se propone una migracin de las tierras altas de Guatemala a las tierras bajas mayas, y por falta de espacio, slo lo trataremos brevemente, poniendo de relieve los cambios del tzeltal, el tzotzil y el tojolabal, ya que nos interesan en forma particular.

    Segn el modelo de Kaufman, el proto-maya comenz a diversificarse hacia el 2200 a.c. en el rea de Solorna (Cuchumatanes), en Guatemala. La primera lengua que se separ fue el huasteco, bajando por los sistemas fluviales en direccin norte hacia las tierras bajas y luego en direccin noroeste hacia la costa del golfo y despus hacia el rea del norte de Veracruz y del sur de Tamaulipas, estableciendose probablemente antes de 1500 a.c., pero al menos hacia 1000 a.c. El grupo de la familia maya oriental es el siguiente en marcharse de su tierra natal en 1600 a.c., trasladndose hacia el sur, donde da origen a dos regiones dialectales, una para el gran mam y la otra para el gran quich. Segn I

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    las lenguas mixe-zoqueanas que no estaban emparexltadas iniciaron una diversificacin en el istmo de Tehuant'epec eri esta misma poca, movindose eri direccin norte, este y sudeste hacia Cliiapas, donde en 1000 a.c. se habla bar^ lengua,s de dicha familia en Chiapa de Corzo y en t,odo el Socon~sco. '~ Eritre 1400 g 1000 a.c., el yucateco se separa del resto de la familia maya, de las tierras altas, siguiendo el canlino del Iiuasteco hacia las tierras bajas y de all, en lugar del noroeste' se dirige hacia el norte y el este para ocupar la pennsula de Yucat ri.

    Alrededor de 1000 a .c . , el gran tzeltal sigue al yucateco, de la,s moritaas hacia las tierra.^ bajas, estal>lecindose alre- dedor del ro Usumacinta por lo menos en el a50 600 a.C. El gran kanjobai es la lengua que permanece en los Cuchumata- nes, su tierra natal. Kaufman equipara el rea de distribucin de la cermica Mamom al gran t,zeltal, el cual incluye tanbo al grupo cholano (chol, chontal, chort y cholt) corno al gru- po tzeltal propiamente dicho (tzelt,al y tzotzil). Antes de est,a poca (100 a.c.), I

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    que el tzeltal propiamente dicho se dividi en tzeltal y tzotzil; todo ello alrededor del 600.

    As, segn la mejor relacin lingistica/arqueolgica, a la cual no hemos hecho justicia, en 600 encontramos al tzot- zil, tzeltal y tojolabal en los lugares donde los encontraron los espaoles en 1523. Todo esto aparenta ser bastante claro y simple, pero resisten estas aseveraciones una comparacin ms profunda con los patrones culturales materiales desarro- llados por los arquelogos y con las tcnicas de fechamiento independientes disponibles? Tal ser nuestra siguiente consi- deracin.

    EL CONTEXTO ARQUEOLOGICO La base cronolgica para esta seccin sern los perodos

    culturales generalmente reconocidos para Mesoamrica, es decir arcaico, preclsico, protoclsico, clsico y postclsico, con sus respectivas subdivisiones cuando sean pertinentes.

    EL PERIODO ARCAICO TARDIO (14000-2000 a.c.). No sabemos con exactitud cundo entr6 el hombre por primera vez en las tierras altas; si bien pudo haber sido antes de 14000 a.c., la evidencia concreta ms temprana de su presencia se localiza, en fecha mucho ms tarda, en los valles de Teopisca, Aguacatenango y San Cristbal.15 Todo el material

    l5 Con relacin a la evidencia anterior a esta fecha, vase Alan Bry- ant y Lorena Mirambell, "Evidencia arqueolgica de ocupacin humana en Amrica anterior a 15000 aos a.c.", en El poblamiento de Amraca, Coloquio de la Comisin XII: X Congreso (Mxico, D.F.: Unin Interna- cional de Ciencias Prehistricas, 19811, pg. 126 y ss. Con referencia al valle de Teopisca, vanse, de Jos Luis Lorenzo: "Un buril de la cultura precermica de Teopisca, Chiapas", en Homenaje a Pablo Martnez del Ro (Mxico, D.F.: INAH, 1961), pp. 75-90; "Poblamiento del continen- te americano", Historia de Mxico 1 (1974): 2: 27-54; y U n conjunto Ilico de Teopisca, Chiapas, Informes 4 (Mxico, D.F.: Departamento de Prehistoria, INAH, 1977). En relacin con Aguacatenango, vanse Ar- turo Guevara Snchez, Los talleres lticos de Aguacatenango, Chiapas, Coleccin Cientfica 95 (hlxico, D.F.: INAH, 1981); y Joaqun Garcia Brcena, El pre-cermico de Aguacatenango, Chiapas, Mxico, Coleccin Cientfica 110 (Mxico, D.F.: INAH, 1982). Por ltimo, con relacin a San Cristbal, vase Thomas A. Lee, "El asentamiento humano del valle de Hueyzacatln", en San Cristba[ y sus alrededores, 2 tomos (Tuxtla

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    arqueolgico proviene de pequeos campamentos temporales situados a orillas de los pequeos lagos que ocupaban la mayor parte de los valles de Teopisca y Aguacatenango. Un sitio similar se encuentra probablemente tambin en el valle de San Cristbal.

    Los artefactos lticos encontrados en el valle de Teopisca en el sitio 9 pertenecen a una fase temprana conocida como el horizonte de la punta preproyectil del perodo arcaico tardo.16 Las herramientas de esta coleccin son pequeas y todas estn hechas de porcelanita o slex. Los tipos incluyen un buril. ncleos, hojas, varios subtipos de raspadores - algunos denticulados- y un cuchillo." Los artefactos del sitio 9 se encuentran en la superficie erosionada, cerca de la orilla de un pequeo arroyo seco. Aunque se encontr una vivienda, la naturaleza erosionada del sitio no permite hablar de su funcin con completa certeza. Parece ser un sitio habitacional ocupado por un grupo pequeo, una familia o una microbanda durante un corto perodo de tiempo, pero sta es una interpretacin tentativa nuestra. Este no parece haber sido un sitio de trabajo.

    En el valle de Aguacatenango se encuentran ocho cam- pamentos alrededor de la ms alta de dos terrazas situadas a orillas de un lago (cortadas por el oleaje) y un sitio ubica- do en la misma posicin topogrfica/estratigrfica en el cual slo se han encontrado los restos de un mamut extinto y de un caballo, no asociados con material cultural alguno reco- nocible.18 Los sitios donde haba talleres no dedicados a la elaboracin de cermica slo presentan materiales lticos, la mayora de los cuales son ncleos, trozos sobrantes y herra- mientas sin terminar -principalmente de pedernal- en varias etapas de maniifactura. Los artefactos completos son simples

    Gutirrez: Gobierno del Estado de Chiapas, Secretara de Educacin y Cultura, 1984), 11: 151-159.

    l6 Lorenzo, Un conjunto lltico, pp. 37-38; y Garcia Brcena, El prc- cermico de Aguacatenango, pg. 66 .

    l 7 Lorenzo, U n conjunto ltico, pp. 73-90 y 16. Vase Garca Brcena, El pre-cermico de Aguacatenango, pp. 14-

    15.

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    y por consiguiente difciles de fechar. Las puntas de proyectil son similares a las de Lerma, Abasolo, Gary y Cuney y nos ofrecen una gama cronolgica de 7000-9000 a.C. para los tres primeros tipos de punta;'g el cuarto de ellos es mucho ms tardo." La punta de proyectil de Cuney es muy tarda en Texas, lugar donde fue definida por primera vez, pero parece muy sirnilar al tipo del perodo clsico tardo encontrado en Yerbabuena, unos pocos kilmetros al oeste." Otros tipos de herramientas incluyen raspadores de varios tipos, escofinas, punzones y piezas que semejan buriles.

    Poco o nada se puede decir sobre los materiales lticos de San Cristbal, los cuales han sido fechados en el perodo arcaico tardo, desde que fueron recuperados por trabajadores mientras cavaban las zanjas para los cimientos de la nueva oficina de la compaa telefnica en el centro de la ~ i u d a d . ' ~ El sitio que ocupa dicho inmueble est en un paso muy bajo que se extiende entre el cerro de San Cristbal y una estribacin que se dirige hacia el oeste desde el cerro Chupactic al este, a unos 400 metros al norte del ro Fogtico. Aunque se han reconocido sedinlentos lacustres en el mencionado valle de San Cristbal, no se han definido los lmites de ningn lago importante.23 El sitio bien puede haber estado cerca de la orilla de este lago.

    No hay indicios de que la habitacin huniana durante este perodo fuera constante o extensiva en los valles de los Altos

    l9 Con respecto a las puntas de proyectil de los cuatro sitios mencio- nados, vase Guevara Snchez, Los talleres liticos, pp. 29-32.

    20 Garca Brcena, El pre-cermico de Aguacatenango, pg. 26 21 Vanse Dee A. Shum, A. D. KReger y E. B. Jelks, "An Introductory

    Handbook of Texas Archaeology", Bulletzn of the T e x m Archueotogical Socrety 25 (1954): 498, citado por Garcia Brcena El pre-cermzco de Aguacatenango, pg. 26; y Douglas D Bryant y John E. Clark, "Los primeros mayas precolombinos de la cuenca superior del ro Grijalva", en Homenu~e a h a n s Bfom: antropologa de los rntxe-roques y mayas (Mxico, D.F.: Centro de Estudios Mayas, UNAM/New World Archaeo- logical Foundation. 1983), pp. 223-239.

    22 Lee, "El asentamiento humano7', pg. 154 23 Jimnez Solas, Bosquejo geolgsco

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    de Chiapas. Los sitios lticos bien pueden haber estado ocu- pados por microbarldas compuestas de quiz una sola familia domstica que recorra por temporadas el rea en busca de ali- mentos, probablemente durante los meses ms clidos y secos de marzo a mayo. Todo esto es especulativo, pero las micro- bandas pueden haber "invemado" en la ms clida depresin central durante la-estacin lluviosa, para retirarse a las tierras altas adyacentes, ms fras y hmedas durante la primavera, cuando la depresin central es clida y seca y la maSror par- te de la vegetacin ha perdido su follaje. Sin embargo, en la coleccin ltica de la mayoria de los sitios de los Altos no se encontraron utensilios femeninos reconocibles, tales como metates o morteros. Las herramientas pueden haber estado destinadas a tareas especficas y, por consiguiente, los sitios podran representar una estrategia de recoleccin que llevaran a cabo slo los hombres.

    Macn'eish, basndose en la evidencia del material del mis- mo perodo encontrado en el valle de Tehuacn, sugiri que las macrobandas se formaban durante la estacin lluviosa, cuan- do las plantas comestibles eran muy abundantes y luego se dispersaban en forma de microbandas durante la estacin se- ca.24 La depresin central de Chiapas parecera haber sido la patria tanto de las microbandas como de las macrobandas. Desde un punto de vista arqueolgico, parece intil especular sobre la afiliacin lingstica de los grupos cazadores y reco- lectores que usaron el centro del estado durante este perodo. En el modelo de Manrique, el grupo lingstico era paleo-xin- ~ a . ~ ' En el esquema de Kaufman, se hablaba proto-maya en las tierras altas de los Cuchumatanes, airededor de Soloma, pero dicho autor no asegura nada sobre el resto del rea maya en esta poca.2'jNo se conoce adecuadamente el registro ar- queolgico de esta poca temprana y en esta &ea se desconoce por completo la evidencia del paso evolutivo de cazadores y

    24 Richard S. MacNeish et al., Ezcavation and Reconnoissance: The Prehislory of the Tehuacan Valley, 5 tomos (Austin: University of Texas Press, 1972), t . V .

    25 Manrique: "Relaciones entre las reas lingsticas", mapa 3. Kaufman, "Archaeoiogical ilnd Linguistic Correlations", pg. 106.

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    recolectores a agricultores incipientes. Es decir, se desconocen casi mil aos de prehistoria humana, de 2000 a 1000 a.C. Esta etapa en las tierras altas no slo es desconocida, sino que las ocupaciones humanas posteriores durante el preclsico medio y el preclsico tardo -cuando la cermica, la agricultura, la arquitectura y los patrones espaciales intercomunitarios esta- ban completamente desarrollados- sugieren la existencia de una organizacin social y poltica firmemente desarrollada. El perodo preclsico temprano o los comienzos de la vida seden- taria basada en la agricultura que dio origen al patrn social mesoamericano bsico no aparece en los Altos. aunque s en varios sitios de la depresin central y en la costa del Pacfico de Chiapas, donde se observa por primera vez en el estado.27 EL PERIODO PRECLASICO TARDIO (600-200 a.c.). Duran- te este prolongado e importante perodo, los Altos de Chiapas estn ocupados en forma dispersa. Slo se conocen trece sitios de esta poca en toda la regin, pero las ocupaciones son defi- nitivamente ms numerosas y ms extensas conforme se pasa del oeste al este. Este aumento progresivo de la frecuencia y del tamao de los sitios se puede correlacionar efectivamente con el descenso, de noroeste a sudeste, de la altitud topogrfi- ca; con el incremento de la temperatura media y con el mayor tamao de los valles. El patrn de asentamiento es similar al contemporneo, el cual se conoce mucho mejor c.n la depre- sin central y est relacionado con la presencia de manantiales permanentes, por lo general un arroyo o un ro. La posicin misma de los sitios de tierra agrcola selecta, a orillas de los ros. sugiere que a pesar del auge demogrfico de esta po- ca, los habitantes no haban alcanzado el potencial agrcola mximo de la regin.

    Un asentamiento de este perodo pn el valle de San Cristbal ocupa la cumbre alta de una colina a cuyo pie nace el manantial ms importante del rea. Otros dos sitios ocupan las mrgenes de arroyos permanentes, corno es comn en otras

    27 Careth W. Lowe, "The Mixe-Zoque as Competing Neighbors of the Early Lowland Maya", en R. E. W. Adams, editor, 7"he Origins of Maya Civilizalion (Santa Fe: School of American Research; 197 f ) , pp. 204-212; figura 9.1.

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    partes. El sitio ms complejo que se conoce de este perodo es Solfern, ubicado en el extremo oriental del valle de Comitn, en los lmites orientales mismos de la regin de los Altos. Ms de diez anchas plataformas de tierra de menos de tres metros de altura estn dispuestas a la manera de una plaza abierta. en las laderas de una colina baja, precisamente encima de un manantial grande; origen de uno de los pocos arroyos de todo el -crtlle.

    El patrn de construccin consiste por lo comn en es- tructuras domksticas grandes, anchas y bajas, que rodean una estructura cvico-ceremonial mayor y ms alta. Y o contamos con detalles concernientes a la arquitectura de estas comu- nidades de los Altos, de modo que debemos recurrir a otros materiales culturales para obtener claves de la afiliacin tnica o lingstica.

    La cermica de este perodo est caracterizada por vasi- jas monocromas rojas y blancas muy pulidas con el borde bas- tante invertido hacia afuera, con decoracin incisa y estriada. Otras formas incluyen cuencos redondos o de lados divergentes o abiertos, jarras de cuello corto o largo y una jarra sin cue- llo. Estos tipos de cermica se identifican fcilmente con las colecciones de cermica contempornea de Chiapa de Corzo y de otros grandes sitios cvico-ceremoniales mejor conocidos de la depresin central. Aqu y en otras partes de la costa del Pacfico, el gran tamao de los sitios, las estructuras grandes y complejas, la naturaleza planificada de las comunidades y los artculos de lujo importados desde lugares lejanos demues- tran que estas comunidades posean todas las caractersticas de una sociedad jerarquizada en el nivel de seoro.28

    Parte de la certeza en la identificacin lingstica zoque de los pueblos de los Altos durante este perodo proviene de lo que sabemos ocurri en el protoclsico siguiente. El perodo preclsico tardo puede haber ~resenciado el fin de los seoros supremos como el factor de integracin poltica.

    28 John E. Clark y Thornas A, Lee, Jr., "Formative Obsidian Ex- change and the Ernergence of Public Economies in Chiapas, hlexico", en Exchange in EarJy Mesoamerica, Kenneth Hirth, editor (Albuquerque: University of New Mexico Press, 1984), pp. 235-274.

  • Estudio contextual de la arqueologa 2 73

    Hemos afirmado en otra parte que en la depresin central; a finales de este perodo,

    Han ocurrido muchos cambios significativos en la situacin socioeconmica y poltica alrededor de esta - poca. Ido ms importante es que las sociedades eran com- plejas y estaban integradas por economas pblicas. y pa- recen haberse situado en la escala de seoros suprertios, tales como los centrados en Chiapa de Corzo y La Li- bertad. Los indicadores arqueolgicos de estas interpre- taciones son los patrones de asentamiento, el desarrollo arquitectnico, las prcticas mortuorias y las distribucio- nes de los artefactos. Segn esta interpretacin, el rnodo probable de integracin para gran parte de las socieda- des complejas sera la redistribucin. Nuestra evidencia limitada de la distribucin de obsidiana de intersitio res- palda tal interpretacin de los sistemas econmicos de los perodos formativo medio y formativo tardo.2g

    EL PERIODO PROTOCLASICO (200 a.c.-250 d.C.). Adams ha denominado fase Sak a este perodo en las tierras altas del noroeste, g para Chincultic, en los Altos del sudeste, Ball lo ha, denominado Chan~jabab.~' Ms de 35 sitios de este perodo han sido reconocidos en la zona. De st,os, la gran mayora (ms de 22) est situada en los flancos orieritales mismos dc los Altos, dominando la depresin central.31

    El pat-rn de asentamiento de los sitios ocupados durante este perodo se ericueritra principalmente en las cumbres de colinas muy escarpadas. Sitios tales como Chincultic, El Ce- rrito, Yerbabuena, Jun Chavn? Rancho San Nicols y Cerro Campanatn son tpicos de 1a.s comunidades est,ablecidas en sitios nuevos g fcilmente defendibles durante este perodo. Este es un cambio sigriificativo en relacin cori el perodo an- terior, cuando todos los sitios estaban situados en valles sin

    *' Clark y Lee, "Forrnative Obsidian Exctiange", pg. 272 30 Robert X1. Adams; "Ckianging Patterns of Territ,orial Organization

    in the Central Highlands of Cliiapas, klexico", American Antiquity 26 (1961) : 3: 342; y Joseph 'Ar. Rall, "The ..irchaeological Ceramics of Chiri- cultic, Chiapas, Mexico", en Papers of the Neui World Archaeological Foundation 43 (Provo: Brigliam 'tung University, 1980).

    31 Bryant y Clark, "Los primeros mayas precolon,binos", pg. 226

  • 2 74 Thomas -4. Lee, Jr.

    proteccin, contiguo a, sus suministros de agua. A nuestra opinin, este hecho revela que algo significativo ha ocurrido en trminos de las condiciones sociales del momento. L,as co- munidades ya no pueden vivir pacficamente despreocupadas, sino que tienen que estar siempre en guardia.

    En sitios de una sola fase, corno El Cerrito o Rancho San Xicols, se puede determinar que el tamao global de los edificios individuales ha disminuido en forma dramtica en re- lacin con el perodo anterior. Tambin se encuentran menos estructuras cvico-cerernoniales. Nornialmente slo uria pira- mide sitiiada sobre ilna plataforma destaca del resto de las pequeas estructuras domsticas que la rodean. Por primera vez aparecen otros detalles arquitectnicos, tales como mam- postera de piedra caliza tallada, usada en los cimientos de estructuras domsticas y en el revestimiento de mampostera de las pirmides. Otras caract'ersticas de construccin que aparecen probablemente por primera vez en los Altos so11 las terrazas revestidas con mampostera, para la habitacin y la. agricultura, al igual que el uso de chultunes (pozos cavados en la. roca,) para el almacenamiento de agua.

    Lowe ha sugerido que el cambio de patrn de asentamien- to y comunidad en el perodo protoclsico puede deberse en' parte a la obtencin de variedades de maz ms resistentes, capaces de producir buenas cosechas, irlcluso en suelos rnargi- n a l e ~ . ~ ~ Las nuevas ubicaciones de los sitios y el uso de terrazas para, inteiisificar la agric,iiltura en reas deshabitadas sugieren que una. nueva tecnologa se haba agregado al rgimen de sub- sistencia basado en el cultivo del maz de los pueblos de los Altos de Chiapas.

    El complejo de cermica de este perodo contra.sta. eri for- ma notable con el del perodo preclsico tardo anterior. Est estrechamente relacionado cori la esfera de cermica Chica- nel de las tierras bajas mayas y fue originalment'e definido en Vaxactfin, en el corazn del Pet11.~~ Est cafacterizado por

    32 Citado eri Bryant y Clark, "Los primeros mayas precolombinos", pp. 228 y 229.

    33 Robert Eiiot Smith, Ceramic Seguence at Lfazaclun, Guatemala. Puhticatiori 20, 2 tomos (New Orlrans: Middle American Research

  • Estudio contextual de la arqueologa 2 75

    cermica monocroma pulida de color rojo, marrn, negro y crema, as como por cermica bicroma de color rojo sobre cre- ma.34 Ea Sierra Rojo, en sus bien conocidas formas elegantes, de cilindros de cuerpo estrecho. escupideras. platos de borde invertido hacia afuera y lados divergentes g platos con rebor- des labiales o medios, se encuentra presente en las ofrendas mortuorias de Tikal a Chiapa de Corzo durante este perodo. pero, fuera del rea sudeste, se ha encontrado escasamente en las tierras altas.35 Sin embargo, el porcentaje de cermica del complejo Chicanel en las colecciones de excalraciones realiza- das tanto en los Altos como en la depresin central es tal, que pareciera que toda la comunidad es intrusa. En este caso no se trata de comercio en cermica. La fecha de la entrada del complejo Chicanel a El Cerrito, una de las apariciones ms tempranas en los Altos, es de 300 a.c. a 1 d .C .3Vna faceta posterior de este complejo de cermica ha sido reconocida en Chincultic, donde Ball la ha fechado en la fase Chanujabab entre 50 y 100 d.C.37

    La esfera de cermica Chicanel es reconocida por doquier como el segundo paso principal despus del complejo Mamom, en una tradicin que puede ser definitivamente considerada como la precursora de la cermica del perodo clsico maya.38 Parece haber poca duda de que El Cerrito y varios otros sitios son buena evidencia de la intrusin de una tradicin cultural de las tierras bajas mayas, tanto en los Altos como en parte de la depresin central. Por lo tanto, la fase Sak parece marcar el desplazamiento de los antiguos habitantes hablantes de zoque por parte de gente de afiliacin con las tierras bajas mayas,

    Institute, 1955) 34 Bryant y Ciark, "Los primeros mayas precolombinos". pp. 224 y

    225. 35 Para Chincultic, vase Ball, "The Archaeological Cerarnic of Chin-

    cultico', pg. 89. 36 Bryant y Clark, "Los primeros mayas precolombinos", pg. 225. 37 "The Archaeological Ceramics of Chincultic", pg. 88 38 Gordon R. T. Willey, T. Patrick Culbert y Richard E. W . Adams,

    "Maya Lowland Ceramics: A Report from the 1965 Guatemala City Conference", Amerecan Anttquzty 32 (1967): 3: 295-297.

  • 2 76 Thomas A. Lee. Jr.

    alterando con ello el complemento tnico de la regin, el cual ha permanecido hasta el presente, durante m,s de 2,000 aiios.

    Desde el punto de vista lingstico, Kaufnlan esboza en su etapa VI11 la separacin del chol del tzeltal propiame~~te dicho en 100 d.C. y el empuje de este ltimo hacia el oeste, llegando al valle de Teopisca cien o doscientos aos despus. El fechado a,rqiieolgico del conlplejo de cernrica Chicariel retrasara esta evolucin lingstica unos trescientos o c~iatrocientos aos. El modelo de hlanrique coincide cori el de Iaufman en este purito.

    Aunque por primera vez parece haber poco desa.cuerdo en cua~lt~o al despla,zamiento de los mayas hacia las tierras altas -tanto lingstica colno arqueolgicamente-- eIi algn momento antes del comienzo de la era cristiana, no todos los aspectos de e.st,e perodo son resuelt,os por este esqiirma ms bien ntido. TJna cuestin problemt.ica que queda por resolver es el desarrollo de la escritura, y cmo y cu.ndo los mayas empezaron a utilizirla. Sin duda alguna ellos llevaron la escritura a su mxima expresin en ?Ile.st)a~x~rica, pero la distribiscin de los moniimentos fechados del ciclo 7, as conlo los primeros pasos que se dieron eIi la evoluciri de la, eccritisra, parecen haber ocurrido en su totalidad en el semicrculo que se extiende al norte, al oeste y al sur, fuera del rea maya, precisamerite en la regin ocupada por los hablantes de mixe- zoque. Esta rea en forma de niedia luna ha sido llamada por los investigadores el sistema de escritilra del sureste.3g Todo esto es digno de atencin por la presencia de un fragmento de escultura de estilo Izapa en Chincultic, cuyo fechamiento lo colo

  • Estudio context ual de la arqueologa 277

    proceso de desplazamiento atestiguado por la cermica del sitio.

    El monumento que exhibe la fecha ms temprana regis- trada en Mesoamrica, situado en Chiapa de Corzo. no plantea el mismo problema, y a que en 36 a.c. el sitio debe haber esta- do an ocupado por los mixe-zoques. El origen y el desarrollo temprano de la escritura maya es uno de los problemas ms significativos que se plantean los epigrafistas y arquelogos de esta gran cultura, ya que la definicin de cultura maya clsi- ca tiene muchsimo que ver con esta faceta intelectual de su evolucirt .

    En trminos de la organizacin social, econtmica y pol- tica de este perodo, poseemos tan pocos datos que cuanto menos se diga al respecto es mejor. No obstante, ya que ste es el primer perodo en el que se puede establecer una cla- ra identificacin con la tradicin maya de las tierras bajas, se puede conjeturar que fue en este perodo cuando se inici la transicin de seoros suprernos a pequeas ciudades-esta- dos. Sin duda alguna, a finales de este perodo y principios del clsico que le sigue, las ciudades-estados mayas eran ya entidades en funcionarniento en las tierra? bajas. Puede ser que la realizacin de este proceso haya requerido ms tiempo en los Altos a causa de la menor densidad de poblacin y la distancia del punto de origen. Unicamente mediante trabajo de investigacin adicional se resolver este problema.

    EL PERIODO CLASICO (250-1000 d.C.). El perodo clsico temprano en las tierras altas est representado por la fase Kan.40 Como hemos visto: la familia lingstica maya est presente en es& regin -a travs de la rama tzeltal- desde el perodo protocl~i~o; en ello coinciden en forma estrecha tanto los detalles arqueolgicos como los lingsticos. Por lo tanto, es de esperar que en general el desarrollo del perodo clsico de los Altos fuera semejante -con algunas excepciones de importancia- al de las tierras bajas.

    40 T Patrick Culbert, "The Ceramic History of the Highlands of Chia- p a n , en Papers of the New World Archaelogrcal Foundation 19 (Proso, Brigham Young University, 1965), pp. 79-82; y Adams, "Changing Pat- terns", pp. 344-352.

  • 2 78 Thomas A. Lee, Jr.

    La frecuencia de sitios en este perodo es mucho menor que en el protoclsico; slo se conocen cinco de ellos, todos los cuales tienden a estar situados en cumbres, por lo general en colinas; con laderas niiiy empinadas o despeaderos verticales en uno o ms lados, continuando la tradicin ya establecida en el perodo precedente. Los sitios se establecieron en su mayora en los perodos anteriores y siguieron estando ocupados en el clsico temprano.

    Existe evidencia de que la cermica de la fase Kan es- tuviese separada en dos complejos distintos: el oriental, re- lacionado ms con la cermica de la alta depresin central y la esfera de cermica Tzakol de las tierras bajas; el otro de ellos es el occidental, vinculado en cierta medida con la depre- sin central baja.41 Las formas tpicas encontradas durante esta fase incluyen cuencos de base anillada, jarras de cuello largo, cuencos de lados redondos, cuencos hondos acampana- dos, platos de fondo plano con lados abocinados, cuencos de lados estriados y otros de efigie. Los tipos de cermica son monocromos rojos y marrones, bicromos negros sobre blanco, policromos naranja con decoracin geomtrica negra y roja y bandas fileteadas de impresiti digital muy por debajo del re- borde.42 Culbert afirma tambin que el "complejo de cermica de la fase Kan de los Altos del noroeste es el de una tradicin del clsico temprano de origen maya, pero con un aislamiento considerable", y que algunos tipos de cermica ms tempranos continan en este perodo debido a "la penetracin fallida en los Altos [del noroeste] de la decoracin policroma del clsico

    >> 43 temprano maya y las formas de vasija a l asociadas . Los rasgos caractersticos de las tierras bajas mayas:

    bvedas de mnsula e inscripciones jeroglficas, se conocieron en los Altos de Chiapas durante el perodo clsico temprano. El famoso marcador del juego de pelota de la colonia La Esperanza, en el valle de Comitn, tiene un largo cGmputo cronolgico equivalente a 591 d.C. y es el nico monumento

    4 1 Culbert, "The Cerarnic History", pg. 80. 42 Culbert, T h e Cerarnic History", pp. 53-60 " Culbert, "The Cerarnic History", pg. 81.

  • Estudio contextuai de la arqueologa 2 79

    fechado que se conoce de esta regin para el perodo clsico temprano.44 Un monumento con una fecha de 593 d.C. y otros cinco fragmentos atribuidos al clsico temprano por Mathews. con base en el estilo, se encuentran en Tonin, en el valle de Ocosingo, en la frontera nordeste de los Altos.45

    Se ha sugerido ya, con base en la glotocronologa de ca- torce siglos, que el grupo lingstico tzeltal estaba bien esta- blecido en las tierras altas en el perodo precedente, pero en algn momento hacia finales del perodo clsico temprano, el tzeltal y el tzotzil se Kaufman sugiere asirriismo que el tojolabal se separ del chuj en 400 d.C. y se desplaz hacia el valle de Las Margaritas. Si los tojolabales se trasla- daron efectivamente a los Altos de Chiapas en esta poca --y hay buenas razones para creer que no fue as- puede que lo hayan hecho por algn proceso social que los colocaba en una posicin subordinada a los tzeltales, quienes probablemente ocupaban ya en el rea centros cvico-ceremoniales tan gran- des como Chincultic, Santa Elena Poco Uinic, Jun Chavn y quizs Tenam Puente, desde el perodo protoclsico. El hecho de que los tojolabales formen parte de la faniilia lingstica chuj (la cual tradicionalmente ha ocupado un rea de tierra alta), caracterizada por la ausencia de textos jeroglfi'cos, b i ~ vedas de mnsula y otros rasgos mayas clsicos, y debido a que los tzeltales aparenten haber ocupado una rea que presenta estos mismos rasgos (el valle de Ocosingo hacia el sur y hacia el este en direccin al valle de Comitn), adems de provenir de aquella porcin de la familia maya en la que se desarroll el sistema de escritura, sera de esperar que los tojolabales. en

    44 hlathews, "Maya Early Glassic Monuments", pg. 7. 45 Vanse los siguientes: Mathews, "Maya Early Classic htonuments" ,

    pg. 11; Rans Blorn y Oiiver La Farge, R b e s and Temples: Publication 1, 2 tomos (hew Orieans: Middfe American Research Institute, 1926- 1927), 11: 259-306; Sylvanus Griswald Morley, T h e Ancient Maya (Palo Alto: Stanford University Press, 1946), pg. 59; y Pierre Becquelin y Claude F. Baudez, Tonina, zane cit m a y a dzs Chiapas, Collection Etudes Mesoamricaines 6 (Paris: Mision Archologique Francaise au kfexiquc., 19821, nms. 1-3.

    46 Kaufman. "Archaeological and Linguistic Correlatioris" . pg. 111. cuadro 1.

  • 280 Thomas A. Lee, Jr.

    su calidad de recin llegados, se encontrasen en una posicin social inferior. Puede que Kaufman tenga razn, pero en el modelo que se acaba de proponer. el traslado de los tojola- bales d rea puede haber ocurrido en una fecha mucho ms tarda. Ms adelante regresaremos a este punto.

    La escisin en dos complejos de cermica, uno oriental y otro occidental que advierte Culbert parecera ser un reflejo de la separacin lingstica y geogrfica ocurrida entre los tzeltales y tzotziles durante este perodo.47 Aunque exista una organizacin poltica de ciudad-estado completamente desarrollada en las tierras bajas a principios de este perodo, no hay evidencias claras de que esta etapa del proceso de formacin del estado se alcanzara en los Altos en la misma poca. En esta ltima regin, el tamao de la poblacin es pequeo y los centros individuales no son impresionantes. El nico disco pequeo de juego de pelota con inscripcin y fecha calendrica puede ser propuesto como evidencia de su plena participacin en el sistema religioso, social y, por consiguiente, poltico de la ciudad-estado maya de las tierras altas.48 Ni siquiera hace falta que el disco haya sido elaborado en el rea, pues es lo bastante pequeo como para haber sido transportado fcilmente a la regin desde las tierras bajas. Por consiguiente, puede que no tenga relevancia para el tema. La cuestin debe permanecer pendiente por ahora.

    La fase Tsah del perodo clsico tardo, del 700 al 1000 d.C. en las tierras altas del noroeste, equivalente a la fase Yob- najab del sudeste, constituye un auge demogrfico importante en la regin.49 Esta es la ocupacin ms ampliamente exten-

    47 Culbert, "The Ceramic History" , pg. 80 48 Valeri 1. Guliaev, "Ciudades-estados niiyas en las antiguas civiii-

    zaciones de Amrica", en Amrica Latina: estudios de cientGcos so- viticos, 4 tomos (Mosc: Academia de Ciencias de la U.R.S.S., 1978), IV: 105; y del mismo autor, "Tipologa y estructura de los estados anti- guos de Mesoamrica", Revista Espaola de Antropoioga Americana 14 ( 1 984).

    49 En lo que concierne a las tierras altas del noroeste, vase Culbert, "The Ceramic History", pp. 82-84; y con respecto al sudeste, Ball, "The Archaeological Ceramics of Chincultic" .

  • Estudio contexttial de la asqucologa 281

    dida en la historia de la zona, hecho obvio al tornar en cuerit,a el auge demogrfico con~omitante.~'

    Segn Adarns, el patrn de asentamiento sigue estando en "ubicaciones rnuy defendibles, en cumbres empinadas, acanti-

    '1 51 lados, cumbres. o incluso en picos de andesita escarpados . Las altas terrazas de mampostera sitilada.? en las laderas dc- bajo del centro cvico-ceremonial, que proporcioriabaii espa- cios para habitacin y cultivos, deben tambin haber servido de defensas formidables. Se encontraron a.simismo muros de fortificacin.

    El patrn comunitario del centro cvico-ceremonial se caracteriza por una poblacin fija ms grande que aqiiella del perodo temprano: aunque la mayor parte de ella reside en comunidades ms pequeas de las tierras interiores del centro principal. La arquitectura pblica se cornpone de pirmides y plataformas de mampostera ms grandes que en el perodo precedente, organizadas alrededor dc plaza,s angulares abiertas. Son muy comunes los juegos de pelot,a

    en forma de 1 , los cuales, debido a la falta de espacio cerca de la plaza central, estn cara,ctersticaniente situados en el nivel inferior de alguna. loma. cercana. Seguramente existieron juegos de pelota por lo menos desde el perodo protoclsico, ya que estn presentes en el preclsico medio de la depresin central, unos rnil aos antes, pero el uso de las misnias cumbres confiriada,~ durante el clsico ternprano y el tardo probablenierit,e haya destruido la evidencia material de tales juegos de pelota durante este perodo ms

    Existen ~ n s de cincuenta centros cvico-ceremoniales del clAsico tardo y, t,al como sucedi anteriorment,e, sil tamao. coniplejidad y frecuencia en la zona aumentan de noroeste a sureste. Entre los ms importantes se cuentan ?rfoxviqiiil y Ecatepec en el valle de San Cristbal; Yerbabuena, cerca, dc Aguacatenango; Sari Gregnrio, vecino de Huistn: Santa Elena

    50 \'ase Adarns. 'Changing Patterns'.. pg 345 51 'Changing Patterns", pg 347 5 2 Con respecto a la presencia de juego de pelota durante el periodo

    preclsico medio, vease Lowe. "The Mixe-Zoque as Cornpetizig Neiyir- bors", figuras 9, 4 y 22b.

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    Poco Uinic, cercano a Las Margarita; y Juncan, Tenam Puente y Chincultic en el valle de Comitn. Todos estos sitios

    L L f presentan juegos de pelota en forma de 1', lo mismo que muchos otros sitios ms pequeos del mismo perodo.

    De especial inters es la distribucin de los textos jero- glficos y las fechas calendricas del perodo clsico tardo. En los Altos se encuentran en Chincultic (cinco fechas de 9.9.5.0.0, 617 d.C. a 10.0.15.0.0, 844 d.c.), Santa Elena Poco Uinic (una fecha en 9.17.7.0.4, 777 d.C.), Saachan (dos fechas en 10.2.5.0.0, 873 d.C. jr 10.2.10.0.0, 879d.C.), TenamPuente (dos estelas con textos mal conservados e ilegibles, pero de estilo clsico tardo) y Comitn (una fecha en 10.2.5.0.0, 874 d.C.).53

    Mathews ha argumentado en forma muy convincente que el glifo-emblema de un sitio debera ser interpretado en relacin con el seor de un determinado estado y que en l se hace referencia implcita a dicho estado.54 No se conoce ninguna inscripcin de las tierras altas que tenga un glifo- emblema de sitio, pues el ms cercano con este indicador de estado o ciudad-estado es Tonin. justamente ms all de la frontera de los Altos al noreste. Segn los clculos de hlathews, durante los siglos VI, VI1 y VIII, el estado de Tonn se mantuvo llermticamente cerrado hacia el norte y el este, pero abierto hacia el oeste y el sur, precisamente en direccin a los Altos de C h i a p a ~ . ~ ~ De esto se puede inferir que una buena parte de las tierras altas del noreste estuvo dominada por el estado de Tonin durante los perodos clsico temprano y clsico tardo, pero no se tiene conocimiento de su extensin.

    Por lo que se refiere a la cermica del clsico tardo, las formas son las comunes a este penodo en toda el rea maya e incluso ms all. Las formas tpicas incluyen 'crasos pequeos

    53 Robert L. Harnblint y Brian L. Pitcher, "The Classic Maya Collag se: Testing Class Conflict Hypotheses", American Antiquiiy 45 (1980): 2: apndice A; y Carlos Navarrete, Gua para el estudio de los monumen- tos esculpidos de Chincultic, Chiapas (Mxico, D.F.: Centro de Estudios Mayas, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1984).

    54 hfathews, "Maya Early Classic Monurnents", pg. 32 55 "Maya Early Classic Monurnents", figuras 12, 13 y 14.

  • Estudio contextual de la arqueologa 283

    de fondo plano, ciiencos de la.dos rcxiondos, carnales, grandes cuencos ribeteados de orificio estjrec2io, t~coinates grandes filetea,dos, as como jarras sin ctiello de borde plano y tlc borde invert,ido. La cerniica presenta acaba.do eli rojo soijrc: bicromo rojo-naranja, negro pi~lido con decoracin tri;uigular incisa y rojo rnann pulido liso sin d

  • 284 Thomas A. Lee, Jr.

    de las actividades de la lite y probablemente tenan poco que ver con la poblacin comn. Para la fase Yobnajab en Chincult,ic, Ball ha identificado cuatro tipos de cermica de las tierras bajas mayas que se encuentran con poca frecuencia. Estas piezas probablemente fueron tradas por comerciantes a larga dist,ancia para ser rendidas a la lite g representan poco o ningn contacto social a gran escala y la aculturacin resultante. En Chincultic, la influencia exterior proveniente del rea fronteriza de Chiapas y Tabasco es evidente en el subcomplejo de incensario tubular tipo palencax~o.~~

    Se recordar que la subdivisin lingstica del gran tzeltal en tzeltal y tzotzil tuvo lugar en el perodo clsico temprano. La dist,ribucin espacial de estas dos lenguas en el perodo clsico tardo probablemente corresponda a la de la poca de la conquista, como contina siendo el caso en la a,ctualidad. Parece haber equivalente de cermica para cada lengua que aporta confirmacin material de la subdivisin lingstica.

    Puede ser que existan otras subdivisiones lingsticas ma- nifiestas en el registro arqueolgico. La ligera diferencia en los complejos cermicos de la regin situada entre Teopisca y Co- mitn y el rea compuesta por el valle de Comitn y las tierras bajas orientales adyacentes a la alta depresin central, podran ser expresiones materiales de diferencias dialectales dentro de la lengua tzeltal misma. Sin embargo, la diferenciacin Ina- terial no parece ser suficiente para representar la. divergencia que podra esperarse entre las lenguas tzeltal y tojolabal. Es decir, la divergencia no es suficiente para afirmar que el tzeltal ocupara el rea noroeste de Comitn a Teopisca y el tojolabal estuviera distribuido en el valle de Cornitn y las tierras bajas cercanas. Ambas lenguas han ocupado las llanuras de Comi- tn o el extremo del sudeste de los Altos en la historia escrita; hasta cierto punto, este hecho est claro. Lo que no est es qu lugares ocup cada lengua y en qu poca exactaniente entr el tojolabal en el rea. De crucial importancia es averiguar a qu lengua equivala el coxoh. Campbell, por su parte, la ha identificado como un dialecto sudeste del tzeltal con base en

    5a Ball, "The Arcfiaeological Cerarnics of Chincultic" , pg. 94

  • Estudio contextual de ia arqueologa 28.5

    muy escasa evidencia, pero Lerikersdorf cree que era tojola- bal.jg 37a que no se ha encontrado ningn docuniento escrito en coxoh, no podemos dar por resuelta esta interrogante.

    Con base en aspectos generales de tipo cultural, coxilo se explic antes, nos resuha difcil imaginar al tojolabal ocupan- do sitios del perodo clsico como Chincultic, Teriaxn Piientc o Santa Elena Poco Uinic, para nombrar slo los tres centros cvico-ceremoniales ms grandes de los Altos del sudeste con escritura jeroglfica -que evolucionan de una farnilia lings- tica (el chuj) que nunca particip en el sistema de escritura. maya- hasta u11 desarrollo social complejo muy especial. Sra- dicionalmente, la familia lingstica chuj siempre ha ocupado la parte noroeste de los Cuchumatanes, donde nunca se han encontrado inscripciones jeroglficas mayas. Los chujes nunca construyeron centros cvico-ceremoniales de gran envergadu- ra, como se hizo por lo menos en el extrenlo del sudeste de los Altos de Chiapas. Por otra parte. los tzeltales s evolucio~ia- ron de la familia lingstica que produjo el sistema de escritura maya clsico; a no ser que ellos mismos hayan participado eri el sistema jeroglfico. Consideramos muy proba,ble que, como sea.lara Thompson, hubiese una ailbigua frontera entre el sitio de Bonampak, ocupado por los choles? y las ciudades-est,ados tzelt'ales al siiroeste de Tonin, Santa Elena, Tenam Piiente y Chin~ultic.~'

    No parece ser provechoso especiila,r en demasa sobre la naturaleza de los estados de las t,ierra,s altas de Chiapa.~ g i n organizacin social existente. El nivel organizativo de ciiidad- e ~ t , ~ d o alcanzado durante el perodo clsico temprano en las tierras bajas continu ininterrumpidamente y segiiramente es- taba presente en los Altos. Las ciudades-estados locales, como las de las tierras bajas. crecieron en tamano y complejidad pt:- ro nunca fueron capaces de evolucionar lo suficiente para pasar

    59 Carnpbell. '.The Li~iguistic Histocy arid Linguistic Geography of Southeastern Chiapas"; y Lenkersdorf, "Contribuciones a ia historia colonial".

    J . Eric S. Tliompson, "Surnrnary" en Bonampak, C h i a p a ~ , M ~ i c o , Karl Ruppert, J . Eric S. Thompsori y Tatiana Proskouriakoff, editores, Publication 602 (Washington, D.C.: Carrtegie Iilstitution of Washington, 1955), pg. 66.

  • 286 Thornas A. Lee, Jr.

    a la segunda etapa de desazrollo estatal de reinos territoriales, -7 61

    "el co~iglomerado de unidades polticas autnomas . Dentro de u11 modelo de organizacin socio-poltica de los

    sitios, basado en caractersticas cuantitativas y cualitativas, se ha demostrado que durante este perodo existi en un rea. estrecllamente relacionada una jerarqua de sitios que integraba cuatro niveles. En la depresin central contigua al valle de Comit~i donde se construy este modelo, la tipologa de sitio incluye aldeas pequeas y grandes, centros subregionales g centros regionales.62 E1 mismo pat,rn general parece ser &lid0 para las tierras altas. La est.ratificacin socia, parece haber consistido en un sistema de dos clases: los nobles hereditarios y los plebeyos. Los sacerdotes, los artesanos especializados y los comerciantes puederi haber formado sub- unidades separadas dentro de estas clases.

    E L PERIODO POSTCLASICO (1000-1523 d.C.). El perodo postclsico temprano o fase Yash, como ha sido llamado en la seccin del noroeste de la regin y la fase Tepancuapn con- tempornea de Chincultic, es uria continuacin del patrn de asentamiento general del perodo clsico tardo y de los tipos de artefacto con nuevos elementos aadidos que se vinculan con las intrusiorles toltecas y pipiles en el rea sur de Me- soanirica, si rio directamente en las tierras altas.63 Todos los sitios mayores ocupados en el perodo precedente continan poblados durante el postclsico temprano; por consiguiente, todava se otorga importancia a las ubicaciones de sitio de- fensivas. Contamos con evidencia de una disninucin de la

    1. M. Diakonov y U. A. Yacobcon, "Nomos, reinos territoriales e imperios: problemas de tipologa", Vestnik Drevner Nistorii (Boletn de Historia Antigua) 2 (Mosc. 1982): 6, citado en Valeri Guliaev, "Citidades-estados mayas", pg. 36.

    62 Thomas A. Lee, Jr.. "The Postclassic Peoples of Chiapas, hlexi- co" , ponencia ante el sirnposio "Uncovering hlesoamerican Civilizatiorisn (Provo, 1975).

    63 Con respecto al inicio de la fase Yash, vanse Adams, "Ctianging Patterns", y Culbert "The Ceran~ic Historf"' pp. 84--86; y con relacin a la fase Tepancuapn, vase Ball, ('The Archaeological Ceramics of Chincult,ic" , figura 2.

  • Est lidio con text ual de Ia arqueologa 28 7

    actividad de construccin. as como en la pohlaci~i de los si- tios: y ninguno de los monumentos de piedra tallados en tist,e perodo contiene textos jeroglficos o fcchas caleridricas. Cna reduccin global de la pobla,cin se ve confirmada por la. aii- sencia de sitios de nivel secundario y terciario g tina. tendencia general hacia los centros cirico-cerernoniales ~ni: pequeos y ms cornpact,os, con una poblacin residencid mayor lla,cia el centro, un cambio significativo en relacin con el c1sit:o tardo.64 Se observa tarnbi61z una dbil presencia de sitios pe- queos qrie casi parecen ser asentaniientos del periodo clsico tardo, pero son poco frectrent,es y? por consiguictrit,~. no hicri comprendidos.

    La cerjmica del perodo postclsico temprano es trariri- ciorid entre el clsico tardo precedente g el postclsico tardo posterior. Las diferencias de ceramica entre los dos perodos que deliniitan el postcl&sico temprano son muclias, pero el perodo de enlace est caracterizado por la reduccin o achi- camiento de los tipos de la fase Tsall y los inicios de algiirios tipos de la fase Luni en el noroeste, la presc:ricia d ~ l plii~ii- bate Tohil y el amplio desarrollo de solaniente algiinos tipos de cermica ca.ractersticcts de la fase k s h . Los tipos Isiico-.: incluyen Tosco San Gregorio. Rojo Tzacoriej, Fino Ixtapa i- Modelado-tallado Charid. En el sudeste, el coml>lejo de ct%- r h i c a Tepancuapn contiene seis tipos conteniporrieos dc las tierras bajas mayas, 1111 incensario de estilo niixteca. un tipo liso local y un tipo estriado sin eng~be. Los dos Iiltiiiios de esta, list'a presentan una larga continuidad, atravesando o1 perodo postclsico tardo siguiente y llegando hasta el pcro- do colonial. Aparece tambin un tipo rojo pulido. Las fornias de vasija del coniplejo de cer~riica Tepancllapn y Yash con- tienen las formas tpicas del perodo postclsico tenipra~lo ci irlcluycn vasos de base plana y anular, jarras gallonadas di- cuello lagol irice~isarios con a.sa eii forma de cuchar

  • .&u" Thomas A. Lee, Jr.

    Mesoamrica. La cermica no es tampoco la nica evidencia de conexiones comerciales de gran alcance en las tierras altas de este perodo. Otras clases de artefactos tambin muestran que la regin estaba conectada por medio del comercio con la costa mesoamericana del Pa,cfico, para obtener por ejemplo campa~iillas de cobre, espinas de past,inaca y quiz espejos de placas de pirita. Naturalmente, la obsidiana era otro producto importado y provena de fuentes en Guatemala, as como del rea cent,rai de hlxico.

    il pesar del hecho de que los estados del perodo postcl- sico temprano fueron reducidos en nmero y tamao, parecen haber sido agrupaciories polticas m& co~~lplejas y poderosas, debido quiz a una importaricia del niilitaris~lio.~~ Blake ha establecido la presencia de estados secundarios pe- queiios en la alta depresin central durante el perodo post- clsico y sugiere que estaban muy estratificados con dos clases principales: los plebeyos y los nobles hereditario^.^^

    La composicin lingstica de los Altos permanece bsica- mente como estaba durante el perodo clsico tardo anterior, con los tzotziles en el rea que ocupan en la act,ualidad al no- roeste de Teopisca, y los tzeltales al sureste del mismo pueblo. Ambas lenguas se extendieron en direccin norte y sur en gru- pos ms bien irregulares hacia regiones clidas de tierra baja, en ambos lados de las tierras altas de Chiapas.

    El perodo postclsico tardo (1250--1523 d.C., o fase Luni en los Altaos del noroestej, ocaso del desarroiio indgena, autnomo en las tierras altas as como en otras partes de Mesoamrica, fue un perodo de grandes cambios. Muchas de las nueTTas caractersticas culturales parecen haber sido el resultado de contactos, al principio indirectos y luego directos, con la expansin imperialista del rea central de Mxico en el sur de Mesoamrica. A diferencia de lo que se encuentra en las tierra,^ altas de Guatemala durante este periodo: los Altos de Chiapas exhiben una arqueologa muy pobremente desarrollada. En Chiapas en general, pero especialmente en

    '" Adarns, "Changing Patternq" pg. 352. " Thomas Michaef Rlake, "Canajaste: An Evolving Postclacsic Maya

    State" (tesis doctoral, niversity of hlichigan, 1985).

  • Estudio contextual de la arqueologa 289

    los Altos, los sitios del perodo post

  • &'U Thornas A. Lee, Jr.

    defensivo. Las granjas y las pequeas aldeas aisladas no es- taban situadas lejos del centro comunit,ario, el cual se poda alcanzar rpidamente en czso de un ataque. Disensin y gue- rra fueron la tnica de este perodo. El patrn eomunit,ario del perodo postclsico tardo est formado por pirmides bajas de tamao reducido, con pequeos altares de mampostera eri la plaza de enfrente, una sola plataforma larga y baja ubicada en el centro, juegos de pelota en for~na de "1" de extremos asinitricos y plataformas bajas para estructuras domsticas.

    La cermica de la fase Lum en los Altos puede ser dividida en por lo nienos dos complejos, siendo esta la primera vez en toda la secuencia que no es posible reunir las diferencias bsicas de toda la cerniica en un solo El complejo oriental comprende la cermica del sitio de San Gregorio en el rea tzeltal, mientras que el occidental incluye la cer,niica de los sitios de Ecatepec y La Ermita, en el valle de San Crist,bal, muy a,dentro de la distribucin tradicional del tzot. zil.

    Como no se han excavado sitios pertenecientes al perodo postclsico tardo en el valle de Comitn, no se conoce la cerniica de este perodo en el rea. En la actualidad no hay forma de relacionar el complejo cermico oriental de la fase Lum con el extremo sudeste de los Altos. En generaJ, sabemos que para esta rea algunas de las piezas ms caractersticas incluyen la ja.rra de agua con asa de tres lazos, decorada en el est,ilo policromo de Chinautla (una funcin secundaria de estas jarras era, contener restos humanos incinerados). Otros art,efactos comunes incluyen sellos planos y ruedas de malacates, anillos y discos de cobre y oro, hachas y lanzas pequeac de cobre, lancetas de obsidiana especiales y la punta de proyectil de obsidiana llamada coxoh. Con la excepcin del metal, muchos de estos artefactos continuaron siendo usados por los indgenas en el perodo colonial, cientos de aos despus de la conquista.71

    70 Vease Culbert, "The Ceramic History", pp. 71 y 72. Vanse: Thomas A. Lee Jr., "Coapa, Chiapas"; Lee, "Early Colo-

    nial Coxoh Maya Syncretism in Chiapas, Mexico", Estudios de Cultura Maya 12 (1979):. 93--109; y Thomas A. Lee, Jr . y Sidney D. Markman, "The Coxoli Colonial Project and Coneta Chiapas, hlexico: A Proviilcial

  • Estudio contc~xtual cIc la srqn
  • 29.2 Thomas A. Lee, Jr.

    travs del cual stos y los tzeltales compartieron gran part'e de la misma rea.

    La organizacin socio-poltica global del perodo postcl- sico tardo correspondi seguramente a una intensificacin del fenmeno que hemos observado continuamente en las tierras altas desde el periodo clsico temprano: pequeos estados se- cundarios. En Canajast, precisamente en los lmites exter- nos de la regin de los Altos -como antes mencionramos---? Blake ha establecido la presencia en est'e perodo de tal tipo de estados con dos clases principales: plebeyos y nobles por herencia. A1 mismo tiempo, sugiere que:

    dentro de cada [clase] haba una serie de linajes jerar- qu izado~ y el gobernante e ra elegido del linaje noble su- perior. La clase plebeya inclua esclavos, algunos de los cuales eran prisioneros de guerra y, si sobrevi.t7an a los primeros aos de cautiverio, sus hijos .... 74

    Los Altos de Chiapas pueden haber sido ligeramente diferentes en su organizacin social y poltica, ya que los restos materiales de Canajast sugieren que este sitio estaba ms en contacto con el altiplano de Guatemala y, por consiguiente, sus patrones sociales se asemejaran ms a los de dicha rea. Es posible tambin que las tierras altas parezcan diferentes por la razn de que para stas existe ms informacin disponible, ya que se ha escrito una etnohistoria genera3 para los tzeltales y los tz~tziles.~' Asimismo, es posible acceder a una etnohistoria detallada del poblado tzeltal de Copanaguastla, situado en la depresin El sistema de clases bsicamente dual de noble-plebeyo debe haber sido el modo de organizacin bcico para los Altos de Chiapas tambin en esta poca.

    Concluimos la presente exposicin en vsperas de la con- quista espaola, ya que ninguna insestigacin arqueolgica ha

    74 Blake, Canajaste. 75 Vase Edward Calnek, "Highland Chiapas Before the Spanish

    Conquest" (tesis doctoral, University of Chicago, 1962). '6 Mario Hurnberto Ruz, Copanaguastla en u n espelo: un pueblo

    teeltal e n el Pnweinato, Serie Monogrfica 2 (San Cristbal de Las Casas: Centro de Estudios Indgenas, Universidad Nacional Autnoma de Chiapas, 1985).

  • Estudio contextual de la arqueologa 293

    tenido jams como centro de inters el perodo colonial de los Altos de Chiapas.