Textos de Dalmiro Busttos

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Psicodrama Dalmiro Bustos Para poder trasmitir mi concepción del psicodrama es necesario decir que su esencia consiste en validar las diferentes maneras de concebirlo. En mis largos años de trabajo en esta área, he visto tantas variedades de comprensión del psicodrama que me resulta difícil definir de manera clara y universal su “verdadera” característica. He asistido a la aplicación de sus técnicas con una comprensión teórica psicoanalítica, o gestáltica o vista desde el cognitivismo, o la psicología analítica, o, o, o… Todos estos modelos representan diferentes ángulos para comprender al ser humano. Son válidos caminos recorridos por quienes insistimos en la búsqueda de aliviar el sufrimiento humano y ayudar al desarrollo de su potencial. Cuando Moreno crea el psicodrama, lo hace buscando encontrar un camino para comprender el alma humana. Ni la mente, ni el cuerpo ni el psiquismo ni los aspectos parciales de una persona, sino que va en busca de la totalidad: mente, cuerpo, espíritu y el mundo de relaciones en el que un ser humano se mueve. Al emprender esta búsqueda abre un espacio en el que la ductilidad puede albergar muchas miradas que en algún momento puede llevar al caos, la menos temida de las instancias para Moreno. Personalmente, comencé por introducir al psicodrama en cuanto técnica, con un marco referencial psicoanalítico. En los años sesenta el psicoanálisis era sinónimo de seriedad. Y todo lo que no respondiera a sus dictados era visto como herejía. No me excluyo de ese tipo de fundamentalismo. La duda creativa sólo se permite cuando el temor a la relatividad de todo conocimiento humano da paso a diferentes perspectivas. Pero

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Psicodrama Dalmiro Bustos

Para poder trasmitir mi concepción del psicodrama es necesario decir que su esencia consiste en validar las diferentes maneras de concebirlo. En mis largos años de trabajo en esta área, he visto tantas variedades de comprensión del psicodrama que me resulta difícil definir de manera clara y universal su “verdadera” característica. He asistido a la aplicación de sus técnicas con una comprensión teórica psicoanalítica, o gestáltica o vista desde el cognitivismo, o la psicología analítica, o, o, o…

Todos estos modelos representan diferentes ángulos para comprender al ser humano. Son válidos caminos recorridos por quienes insistimos en la búsqueda de aliviar el sufrimiento humano y ayudar al desarrollo de su potencial. Cuando Moreno crea el psicodrama, lo hace buscando encontrar un camino para comprender el alma humana. Ni la mente, ni el cuerpo ni el psiquismo ni los aspectos parciales de una persona, sino que va en busca de la totalidad: mente, cuerpo, espíritu y el mundo de relaciones en el que un ser humano se mueve. Al emprender esta búsqueda abre un espacio en el que la ductilidad puede albergar muchas miradas que en algún momento puede llevar al caos, la menos temida de las instancias para Moreno.

Personalmente, comencé por introducir al psicodrama en cuanto técnica, con un marco referencial psicoanalítico. En los años sesenta el psicoanálisis era sinónimo de seriedad. Y todo lo que no respondiera a sus dictados era visto como herejía. No me excluyo de ese tipo de fundamentalismo. La duda creativa sólo se permite cuando el temor a la relatividad de todo conocimiento humano da paso a diferentes perspectivas. Pero la práctica de las técnicas me hicieron mirar aspectos hasta ahora ignorados por mí: el ser humano en interacción, propuesto por Moreno desde la sociometría. Los grupos ya habían sido un espacio de trabajo privilegiado en mi formación desde un comienzo. Pero el grupo que proponía Moreno era mucho más amplio. El modelo de terapeuta que proponía me asustó: presente, espontáneo, participativo. Y esto implicaba en privilegiar los aspectos emocionales incluyendo los racionales, pero no subordinando la emoción a la razón.

Recuerdo que en una ocasión llevé a supervisión -por cierto netamente kleiniana-, una situación en la que me emocioné en forma evidente frente a mi paciente. Se me dijo que se trataba de una actuación contratransferencial. Al comenzar a ver trabajar a Moreno y a Zerka, su mujer, pensaba que las actuaciones contratransferenciales eran una constante en psicodrama. Pero el nombre que le ponía a estas conductas terapéuticas provenía de otra manera de mirar al ser humano. Comprendí que la propuesta de Moreno era

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básicamente una cosmovisión. Y esa manera fue entrando y transformando mi mirada. Recuerdo un día, durante mi training con los Moreno, en el que practicábamos el doble -técnica central para el trabajo psicodramático y para la convivencia humana-. Yo lo hacía con Zerka, mientras caminábamos por los jardines de Beacon. Para los que no conocen la técnica del doble, consiste en ponerse al lado del otro, quien aporta los contenidos, e ir entrando en la esencia, hasta “ser” el otro. Desde ese lugar se trata de ir ampliando la comprensión de los contenidos manifiestos y latentes. Comencé el trabajo siendo Zerka la que desempeñaba el rol de mi doble. Mi confianza en ella hacía que me entregara sin retaceos al trabajo. El problema apareció cuando yo tuve que ser el doble de Zerka. Ella exponía sus sentimientos libremente, sin saber la batalla que se libraba dentro de mí. Zerka había dirigido varias sesiones en las que yo era protagonista, era además la directora de enseñanza del Instituto. ¿Cómo podía yo, entonces, oficiar de eventual terapeuta? Mis mitos caían, confundiéndome. Me sobrepuse y pude hacer el rol. Tiempos después me di cuenta del aprendizaje real que estaba ocurriendo.

Los modelos de autoridad que había utilizado hasta entonces estaban basados en figuras lejanas y que mantenían una prudente distancia y ejercían el poder desde una clara verticalidad. Se me presentaba ahora otro modelo, humano, falible, concreto, real. No había un misterio que distanciara la experiencia. Me dispuse a ver qué sentía frente a este cambio. Mi respeto por ella creció, así como mi confianza. Y al hacerlo mi ideal de terapeuta se aproximaba de mi ser concreto, falible, fuerte y frágil a la vez, con dudas, miedos, certezas. Un dolor de columna que sentía casi permanentemente cedió. Era un permiso para ser yo, sin impostaciones. A partir de ese momento pude decir “no sé”, como una expresión verdadera, sin silencios escondedores. Paradójicamente, mis conocimientos se fortalecieron. Y desde allí pude aprender sin vergüenza.Hasta entonces el psicodrama había sido una técnica. Allí se convirtió en una cosmovisión. Y lentamente fui descubriendo la sociometría, como la ciencia de las relaciones interpersonales. Entendí que cada persona, al relacionarse con otras, entra en un sistema de estimulaciones recíprocas. No hay compartimentos estancos, sino una infinita gama de conductas estimuladas por nuestros interlocutores, a los que a su vez estimulamos.

Estos hallazgos me llevaron a querer profundizar el estudio del ser humano desde una óptica abarcativa. No sólo a partir de sus aspectos inconscientes, sino desde la perspectiva de sus relaciones con el mundo, en constante movimiento. Recuerdo que, en una supervisión Moreno tomo mi mano y dijo: “la mente está aquí”: en los vínculos que se establecían. Lo llamaba los aspectos interpsiquicos.

Una de las definiciones de Moreno sobre el Psicodrama dice que “es un método para comprender el alma humana a través de la acción”. ¿Cómo se llega a conocer el alma humana? ¿Es posible? ¿Puede algo fuera de un alma, llegar a aproximarse a otra? Su

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concepto de espontaneidad como premisa vincular me condujo a la siempre parcial respuesta. Sua sponte, desde dentro. ¿Qué es dentro? Moreno lo denomina intrapsíquico. Esta condición deseada, ¿es posible en psicoterapia? Las respuestas abren nuevas preguntas. Huyendo de definiciones preconcebidas, todos tenemos claro los momentos de plenitud, de estar en contacto con la totalidad de ser. Aquellos maravillosos momentos en los que nada se disocia, todo fluye, como un río que busca su cause sin conocerlo previamente. En los que uno se siente parte y todo, en una natural conjunción. Momentos que se dan sin buscarlos, pero que se saben pasajeros, fugaces. Nada puede ser indefinidamente así. La infancia y sus enseñanzas, se junta con los dolores adolescentes y los errores conviven con los aciertos. Todo este potencial fluye hacia al otro. Pero fluye relativizado por una instancia llamada adecuación. Como un canal que conduce el adentro hacia afuera, este aconseja, relativiza, le dice cómo acercarse. La cultura crea diferentes formas de comportamiento. Mi amiga Marcia Karp, angloamericana, una de las destacadas discípulas de Moreno, que con frecuencia ha trabajado en Latinoamérica, me preguntaba por qué nos estrechamos tan frecuentemente las manos y nos abrazamos. Solo pude contestarle: ¿por qué no? Cada cultura tiene sus reglas del juego. Trabajando en Inglaterra o Alemania, no se me ocurre siquiera tomar la mano de un protagonista o acercarme demasiado. La adecuación relativiza la espontaneidad. Sin esta instancia, el espontaneismo conduce a una peligrosa torpeza. Los países andinos como otras culturas, no usan el NO. Es una descortesía imperdonable. Pero hay subtextos que informan al interlocutor sobre los verdaderos significados de la comunicación. ¿Esto indica falta de espontaneidad? De ninguna manera, sólo indica que el canal de apertura hacia al otro difiere de acuerdo a la cultura.

En ese mismo lugar se ubica el conocimiento, el aprendizaje. Toda nuestra cultura proviene de una matriz disociada y disociativa. El aprender significa abdicar de nuestros conocimientos “naturales” para sustituirlos por otros que suponen ser los verdaderos. Negar el adentro para ser sustituido por el afuera, que nos coloniza. Nadie me preguntó nunca, en los primeros pasos escolares (ni en los siguientes), qué sentía sobre tal o cual tópico. “Callados y aprendan”. Aprendan que lo que ya tienen no sirve, que sólo lo que repiten es válido. Esta matriz es disociativa y al ser aplicada disociada, reproducirá la onda expansiva. Nadie valorizó los sentimientos como una forma de aprender y crecer. Moreno propuso un método en el que el aprendizaje se hace desde la apertura de la intimidad. Se supone que el aprendiz sabe, a este saber se lo puede ampliar, juntar con otros saberes. Lo que no se puede hacer es negarle al alumno sus conocimientos, aún cuando intuitivos, ya que se corre el riesgo de mutilarlo. Creó el teatro de psicodrama y en él se privilegia el ser. El superyoico acceso al conocimiento se sustituye por el muchas veces caótico flujo espontáneo. Lloro, río, aprendo, dudo, leo, no lo sé todo, pero quiero saber.

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Al sostener estos postulados, también introduce el concepto del “sharing” (compartir) como la forma de comunicación ideal y coherente con la propuesta. Privilegia el intercambio experiencial frente a la opinión, el consejo o el juicio de valor. Compartir no es sólo una etapa de la sesión de psicodrama: es una manera de comunicarse enriquecedora.

El sociodrama es un método ideado por Moreno, con el fin de trabajar con las personas concretas, presentes y en interacción. El psicodrama privilegia el “otro interno” representado por yo auxiliares. El sociodrama enfoca las interrelaciones con el otro real y presente. Personalmente, los dos momentos de máxima comprensión del valor de la propuesta fueron: la guerra de Malvinas y en una propuesta comunitaria que se llamó “Armando un Psicodrama”. En la primera, en la que estuve directamente involucrado a través de mi hijo, conseguimos armar un grupo de padres que llegamos a ser mas de 700 personas. El sociodrama nos permitió crear un ámbito de cordura frente a la locura. (El otro frente de la guerra, E.D. Ramos, Americana, 1982). En el segundo vimos cómo miles de personas se reunieron en plazas y escuelas, buscando darle voz al ciudadano común. (Escenas de los pueblos, M. C. Bello comp. Universidad Autónoma de México, 2004). Se hace sociodrama cuando trabajamos con familias y parejas.

Con estos parámetros fundamentales, mi búsqueda se centró en encontrar una manera de comprender el alma humana. Tomé con punto de partida la teoría sociométrica, con su célula central, el rol. Los roles se agrupan en ramilletes, clusters, y hay un intercambio experiencial entre ellos. Moreno lo llama “efecto cluster”. Distingo tres tipos fundamentales: el materno, en el que sé, a partir de una extrema fragilidad, el bebé aprende a depender, recibir, contar con el otro. Su palabra clave es SI, su rol complementario es la madre. Con la maduración aparece el cluster dos: el paterno, en el que aprende la autonomía, la actividad suplanta la pasividad primigenia. La palabra clave es NO y el rol complementario es el padre. El tercer cluster, que predomina en la vida adulta, es el fraterno, en el que se aprende a compartir, competir, rivalizar. Son roles simétricos y la responsabilidad es compartida. Las experiencias de las tres etapas van marcando nuestra postura frente a la vida. Las palabras claves son SI_NO. (Para mayor comprensión de este breve resumen se puede consultar Manual de Psicodrama Ed R. Vergara, 2008.)

No ha sido mi intención dar algo más que un pantallazo que permita comprender el psicodrama en sus más amplias perspectivas. Una propuesta de vida, un canto de no violencia, una manera de comprender al ser humano desde su más amplia expresión.

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Narcisismo y vincularidadDalmiro Bustos

No es ninguna novedad decir que la subjetividad está en consonancia con la dinámica de una comunidad. Tampoco estaré diciendo algo nuevo al señalar que tanto Argentina como Brasil se encuentran atravesando por una larga y penosa crisis. Que por larga y penosa ya dejó de ser crisis para convertirse en un estado permanente. Podríamos agregar una extensa lista, como mínimo todo el tercer mundo, profundamente afectado por la nueva dictadura económica llamada globalización.

Pasamos por una transformación profunda en la que los valores e ideales comunitarios se encuentran subordinados a los objetivos personales y fundamentalmente a los económicos. Este hecho nos encuentra habitando países pobres. Es decir, que si los ideales económicos no se cumplen, se convertirán en constante fuente de frustración. Las metas económicas carecen de un ideal comunitario que genere el deseo de una lucha que exceda los límites del individualismo. Pero esto es sólo una parte del problema.

Tengo el privilegio de ser invitado a coordinar talleres y dar clases en diversos lugares del mundo, como Europa y los Estados Unidos. Además de mis lugares habituales - Argentina y Brasil- he trabajado frecuentemente en Chile, Uruguay y México. Y en todos estos países hay un aspecto que se repite: el individualismo aumenta en progresión geométrica y junto a esto cunde la sensación de profundo vacío.

¿Cómo podemos comprender este hecho? Moreno nos enseña que el ser humano no existe a menos que sea comprendido en relación. Es concebido tan sólo por existir un vínculo que le da una matriz. Siempre que alguien es mirado, hay alguien que lo está mirando. Siempre hay que incluir al observador en el resultado de lo observado. Nada puede ser concebido a no ser dentro de un vínculo. Vínculo que forma parte de una red, que llamamos red sociométrica que da origen al átomo social, que será la matriz vincular del niño. Esta matriz vincular se encuentra impregnada por los valores de la sociedad que la circunda.

No hace falta una mirada muy profunda para comprender cuáles son los valores que propugna nuestro mundo. La competencia es exaltada de tal manera, que nuestro adiestramiento tiene como objetivo ganar a cualquier precio. El valor de un ser humano está centrado en su competitividad, no en su competencia.

Los vocablos son parecidos, pero no nominan el mismo proceso. La competencia, o ser competente significa dar lo mejor de si mismo, sea cual sea la materialización de esta cualidad. El aporte a la comunidad, el nivel y calidad de los vínculos que establece, son

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aspectos esenciales en la conformación de la autoestima. Es interesante recordar que en la antigua Roma había dos categorías de habitantes: los ciudadanos, que eran los que participaban activamente en su comunidad, y los llamados idiotas, denominación reservada para aquellos cuya acción no se revertía en beneficio de los demás.

Aún cuando las metas de un ser humano se extiendan al otro inmediato, tales como familia o amigos, ese otro anónimo, ese desconocido pero existente habitante de nuestro mundo configura una dimensión noble del ser humano, tal vez la más alta. Esto nos permite salir del límite del sí mismo para extendernos primero hacia el otro próximo y llegar hacia esa maravillosa dimensión que revela la máxima expresión del ser humano: la presencia del otro desconocido que necesita de nuestra activa participación. Todos los que hemos sentido la plenitud alcanzada cuando se pueden ultrapasar las barreras del individualismo, podemos dar testimonio de que ciertamente las metas que configuran las propuestas individualistas y competitivas de los tiempos que corren, solo pueden ser fuentes de depresión como señal de la falta de sentido profundo del maravilloso y complicado arte de estar vivo.

NARCISISMO Y LA FANTASÍA DE DETENCION DEL TIEMPO

El mito de Narciso fascinó a todos los investigadores de la mente humana desde el principio de los tiempos. Es uno de los mitos que más versiones tiene: cada época da origen a la preponderancia de una nueva versión según las necesidades y prejuicios de la época. En la versión original, que corresponde a una leyenda Beocia, Narciso era un hermoso joven del cual se enamora un joven llamado Aminias. Narciso despreciaba el amor, de cualquier denominación, y le regala una espada, con la orden de que se diera muerte. Aminias obedece, pero antes lo maldice y al pasar por un lago, ve su imagen reflejada en él mismo y se enamora de ella, terminando en el suicidio por imposibilidad de concretar su pasión. El evidente contenido homosexual del mito, lo convierte en algo difícil de asimilar por los mitólogos de otra época los que producen un amor incestuoso por su hermana gemela Eco. Ovidio, por su parte, nos dice que el adivino Tiresias predice que el muchacho, siempre bellísimo, viviría una larga vida, siempre y cuando no llegara a conocerse a sí mismo. Para hacerlo Narciso vive su vida entera amado por hombres y mujeres, pero sin corresponder a nadie.

Cada versión agrega un aspecto de los innumerables ángulos que ofrece la leyenda, que como sabemos refleja aspectos del inconsciente colectivo. Si Narciso no llega a conocerse, según Tiresias, puede sobrevivir. Pero conocerse implica en reconocer sus necesidades de amor, de contacto. Todo aquello que no se puede obtener por uno mismo. El otro, sea quien sea, señala la ruptura de la omnipotencia y la quiebra de la fantasía de detención del tiempo y el advenimiento de la consciencia de finitud.

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NARCISIMO Y TEORIA VINCULAR

Si observamos el concepto de narcisismo desde la teoría vincular de Moreno, tendremos que referirnos al primer universo, aquel momento del desarrollo en la que el bebé se siente como parte indivisible del mundo que lo circunda. En la vivencia de totalidad la noción del tiempo es inexistente. La ternura, como sentimiento primario, es la precondición necesaria para que un ser humano adquiera la capacidad de establecer vínculos íntimos. Si los vínculos que contienen al bebé en esta temprana etapa del desarrollo, contienen ternura, el bebé incorpora al diferenciarse, la sensación de la existencia de la plenitud que otorga la ternura con su presencia. Sabrá así que el amor existe, no como concepto sino como realidad existencial y palpable. Y al reconocerla, sabrá buscarla.

La espontaneidad, como centro de la teoría de Moreno, necesita de la ternura para propiciar su emergencia. Cuando la espontaneidad está ausente, el clima de tensión queda también incorporado como parte constitutiva del ser. En su lugar emerge la angustia, situada en las antípodas de la espontaneidad. La angustia es profundamente temida por el ser humano por su carácter desintegrador, va haciendo necesaria la implementación de estrategias que llamamos mecanismos de defensa, que la van haciendo tolerable. Las condiciones de seguridad necesarias para el establecimiento de la autoestima, aquello que Ronald Laing llamó seguridad ontológica básica, constituye la base de una buena capacidad vincular. Las heridas en esta etapa dificultan el flujo de la espontaneidad necesaria para dar respuestas adecuadas a estos estímulos.

La maduración psicofísica marca el momento de ruptura de la fantasía de totalidad. También la mitología nos ayuda a comprender este momento crucial para el futuro de un ser humano. Crono, Dios del tiempo, libera a su madre de la dictadura sexual de su padre, castrándolo. La omnipotencia tiene en el tiempo su peor enemigo. Para que sea más evidente la ecuación presentada, al caer al mar los testículos del padre de Crono- Zeus- nace Afrodita, Diosa del Amor. Es decir que el amor nace de la pérdida de la omnipotencia. NARCISO ACTUAL: de lo temido a lo deseado.

En el mismo lugar de valoración se encuentra la preponderancia de la imagen versus el contenido. Parecer joven es primordial, y parecer sustituye al ser. Dorian Grey es el modelo predominante. La fantasía de detención del tiempo está centrada en la apariencia. A veces al precio de innúmeras cirugías que permiten comprar la ilusión de eterna juventud. Las bellísimas modelos pasan a ser modelos identificatorios de una juventud

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que se pelea por comprar marcas de griffes de moda, las que los acercarán a sus idealizados referentes.

Con este cambio de paradigma, el narcisismo pasó de ser una instancia patológica temida, para convertirse en un ideal social. Este hecho tiene muchos y claros antecedentes en los cuales una característica temida pasa a ser constitutiva del deseo. La homosexualidad era clasificada como instancia patológica, denominada perversión sexual, mientras que actualmente se la considera como una de las alternativas de elección sexual de un ser adulto. Lo mismo ocurrió con los aspectos deseables de la femineidad: el amor igual al sufrimiento que constituían ideales femeninos de una época, pasaron a ser sustituidos por sus derechos al placer y a la autorrealización. Lo degradado en una época se constituye en el ideal de la siguiente.

La autonomía se va estableciendo gradualmente permitiendo una realización personal deseable y que nutre, en parte, la autoestima. Pero sólo lo será si se encuentra balanceada por una capacidad de dependencia madura que permita el acceso al amor. En estos momentos la autonomía está endiosada y la dependencia es temida como sinónimo de debilidad. En un taller que coordiné recientemente en Inglaterra, pedí al grupo que produzca imágenes ligadas a la palabra autonomía. La postura erecta inmediata fue la primer respuesta y luego aparecieron personajes como reyes, reinas, superman, millonarios. Poderosos y triunfadores. Como eco a la palabra dependencia aparece primero una actitud corporal curvada y los personajes eran el jorobado de Notre Dame, un lisiado, un ratón asustado etc.

No hay relación de pareja -como origen o no de un núcleo familiar-, que se pueda sostener sin un grado de dependencia adulta. Los objetos de amor no son descartables o fácilmente sustituibles El amor genera una dependencia que, al estar denigrada, es vivida como una amenaza. Narciso odia y trata de destruir a quien lo ama porque lo hace sentir vulnerable. Y como tal genera angustia, ya que atenta contra el ideal del yo. Lo paradójico de esto es que la tan temida dependencia reaparece disfrazada, ya que no hay narciso sin el lago que lo espeje. Y el lago interactivo es la mirada del otro. Se busca el aplauso y la aprobación que confirme el valor de los logros. Con lo cual Narciso vuelve a morir dentro del lago que lo fascina y destruye. El agravante es que como Ulises es fascinado por el canto de las sirenas, la atracción es promovida por falsos objetivos que prometen el paraíso tan sólo con ir atrás de valores que no son más que engañosas metas.

Los vínculos de pareja conformados en este contexto, son lábiles desde un comienzo. Una joven pareja me consultó recientemente. Ambos son profesionales, ambos con éxito y bienestar económico. Había llegado el momento de decidir si querían o no tener un hijo, ya que el reloj biológico marcaba los límites. Ella aduce que como mujer tiene derecho a

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tener un hijo, pero no obligación. Lo cual indica una postura madura al ejercer un recién adquirido derecho de la mujer. Cuántas mujeres se han forzado a una temprana maternidad no deseada por tener que obedecer a un mandato que condicionaba su prestigio. Pero investigando un poco mas profundamente, aparece un deseo profundo de tener un hijo, junto con un pánico: perder la carrera que tiene con su marido. Ella gana más que él, lo cual crea dificultades en él y sensación de triunfo y supremacía en ella. Según sus palabras, ser madre, supremo valor femenino de una época, la convierte en perdedora, con deterioro de su autoestima.

LOS VINCULOS AMOROSOS

El amor de pareja se nutre de sexualidad, predominante en un primer período, el proyecto común, que contiene la idea de familia, y la afectividad que determina el compañerismo. Las tres instancias construyen una relación de pareja no circunstancial. Cada una de ellas predomina en los diferentes momentos de la vida. La ternura es un elemento condicionante de la intimidad, importante en las tres instancias. La ternura y el narcisismo son incompatibles. Alguien puede hasta conseguir placer sexual por sí mismo, pero nadie puede ser su propia fuente de ternura. La presencia de ternura en un vínculo implica en abrir hacia el otro la vulnerabilidad, que al ser compartida configura las bases para establecer encuentros profundos. La intimidad amenaza la fantasía de autoabastecimiento y de autonomía absoluta.

Para una estructura narcisista, necesitar a otro es sinónimo de fracaso. La vulnerabilidad es una condición humana basada en la consciencia de finitud y en que las necesidades y deseos de un ser humano, en gran parte, nos lleva a buscar a quien pueda satisfacerlas. Los valores actuales llevan a denigrar estas necesidades que pasan a ser sentidas como fragilidad. Esta temida condición hace que muchas veces se termina huyendo o atacando a quienes despiertan tan deplorables sentimientos. Quienes paradójicamente serían potencialmente deseables objetos de amor. Estos temores eran predominantemente sentidos por los hombres. Actualmente las mujeres también sienten esta dificultad. En una sesión de pareja, la esposa le dice a su marido: "Quiero separarme porque cada vez que estamos cerca, siento el intolerable deseo de ser protegida".

NUEVOS MODELOS

¿Puede sobrevivir la relación de pareja a esta dinámica?. Siempre que trato este tema intento no caer en una visión apocalíptica dada por la realidad que va cambiando vertiginosamente y dejándonos al margen de la posibilidad de participar en ella. La época que vivimos como protagonistas nos ofrece el amparo de lo conocido. El cambio nos deja atónitos, como ha dejado atónitos a las generaciones que nos precedieron y que veían con

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espanto las relaciones prematrimoniales, o la mujer ejerciendo el derecho a tener una realización extrafamiliar. Actualmente las parejas pueden decidir seguir un vínculo sin convivir, o dejar de lado la fidelidad como valor indispensable. La posibilidad de divorcio configura una opción no catastrófica desde el comienzo mismo de la constitución de las parejas. Economías separadas son establecidas sin que nadie se asombre. Asistimos a cambios que harían temblar los valores que predominaban en el pasado.

La temporalidad se incorpora de manera claramente diferente. "Hasta que la muerte nos separe" fue un ideal vincular durante muchos años y su trasgresión traía culpa para el que la provocaba y profundo sufrimiento para la víctima. Estaba claramente establecido que un vínculo era para siempre. Por lo menos hasta la demostración de lo contrario. Actualmente los vínculos son considerados temporales desde el comienzo. Las jóvenes parejas se refieren a la posibilidad del divorcio con toda naturalidad. "Hasta que el juez nos separe" sustituye el romántico para siempre. Sabemos los que llevamos algunos años en el difícil arte de vivir, que el falso "para siempre" costó muchas vidas, ya que se forzaba a mantener vivo a un vínculo que ya se había agotado. Que semejaba a Karen Quinlan aterradoramente sujeta a aparatos que la ataban a una vida vegetativa. Pero también sabemos que actualmente se apela a la separación con excesiva ligereza. Como terapeuta de parejas con muchos años sobre los hombros, veo que se contempla la separación ante cualquier alternativa. Y que superada la crisis se podría continuar con un vínculo saludable. Así como debo decir cuántos sufrimientos y anulaciones de seres humanos han ocurrido por no apelar a una separación a tiempo. Frente al avance inexorable de estos cambios puedo compartir con Uds. mis reflexiones.

PARA FINALIZAR

Estamos presenciando dolorosamente, la explosión del modelo social vigente. La violenta explosión motivada por la intolerancia por cualquier diferencia nos ha conmovido a todos. Como si fuera una trágica caricatura de un mundo injusto y fanático -me refiero tanto al fanatismo religioso como al económico- se hicieron evidentes el 11 de setiembre. Con el agravante de que los medios de comunicación convirtieron en espectacular, un hecho trágico. Los adoradores del poder por el poder en si mostraron sus caras dejando atónitos a los que queremos el poder verbo, como acción transformadora. Y las caras de odio de los que festejaron el hecho brindando por un hecho incalificable, nos mostraron una patética escala de valores. Como también fue incalificable que ese mismo 11 de Setiembre, pero de 1973, la CIA hubiera decretado la caída del régimen de Salvador Allende. Abuso narcisista del poder en ambos casos. Para citar sólo eses dos. El narcisismo feroz se mostró en su peor cara: la del culto por la destrucción del amor.

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Vivimos en un tercer mundo que quiere afirmar sus derechos de sobrevivencia. Nuestros valores como latinoamericanos incluyen esencialmente la emocionalidad, para bien y para mal. Los efectores de las dinámicas viven un mundo que tiene necesidades y características diferentes. Son pueblos más racionales, con más capacidad de organización mucho mayor y con necesidades primarias mucho mas satisfechas. Aún así la juventocracia los angustia. Los ejecutivos, símbolos de nuestros tiempos, viven con el temor de no poder acompañar los cambios vertiginosos, perder el tren. No hay tiempo para descansar, para el placer, para el amor, para el sexo. Las casas de masajes funcionan como los Mac Donalds´s del sexo. Satisfacción rápida. Fast Food. Fast Sex. ¿Fast love? Las necesidades de ternura, afecto e intimidad son reducidas al mínino. Las metas son otras. Para un anglosajón o un germánico, esto es serio, pero soportable. El Prozac ayuda a obtener la indiferencia y la disminución del sufrimiento. Las drogas, el tabaco, el alcohol, también son sustitutos del contacto afectivo y permiten el placer solitario. Y pasado el efecto, terminado el problema. O tan solo postergado.

Pero somos latinos. El sol, el mar, el color nos estimulan al placer y el contacto. La sensualidad nos impregna. Si nuestro ideal comunitario está imbuido de valores importados se imprime una sensación de pasar la vida haciendo esfuerzos para llegar... bien lejos de nuestra esencia. La depresión por falta de un sentido profundo de vida nos marca el peligro de una sociedad que precisa luchar para rescatar sus valores fundamentales, aún cuando se incluya en los cambios que marca un mundo globalizado. Hace poco tiempo, un paciente millonario y poderoso, habiendo llegado a la etapa final de su vida se planteó que, si hubiera un más allá, sólo llevaría consigo los momentos inefables de encuentros afectivos con su mujer, sus hijos, sus padres y sus amigos. Es decir, el amor. Que no se puede sustituir por celulares o internet a autos ultramodernos. Ni por el inexistente Fast love.

Observando la evolución del ser humano a través del tiempo, podemos comprender que cada crisis de valores encuentra sus defensas para que aquellos que son esenciales perduren. La sabiduría permanece aún cuando cada individuo se empeñe en hacer todo lo posible por destruirla. Y esta sabiduría nos lleva al borde del precipicio para poder comprender nuestra responsabilidad para mantener viva la llama del amor. Y no me refiero meramente al amor interpersonal. Es también amor preservar nuestro planeta. Es también amor contribuir a erradicar o por lo menos paliar la miseria que hace que diariamente miles de niños mueren por desnutrición. O que la famosa globalización sea en realidad que estamos siendo englobados, para que el enriquecimiento de los nuevos dictadores sea a costa de nuestros pueblos. El analfabetismo nos esclaviza. No conviene a los nuevos Hitlers de la economía que podamos pensar. Usan la nueva dinámica para encarecer cada vez más la educación. Lo cual la hace accesible sólo por algunos

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privilegiados, que son sus aliados. Y esto no es un caldo de cultivo para el amor, ya que es amor permitir que todos tengan derecho a educarse de acuerdo a sus capacidades. Es amor hacer que alguien pueda desarrollar su competencia.

Sería una maravillosa propuesta que Aminias, el joven enamorado de Narciso, hubiera luchado en vez de suicidarse. En vez de obedecer el mandato destructivo, Aminias hubiera podido decir que no y enseñarle a Narciso que nadie merece morir por el solo hecho de amar a alguien. Pero no fue así y como consecuencia, Aminias se mata y después lo hace Narciso. No hay salida constructiva en la lucha por el poder por el poder en sí: ambos se suicidan. Así como se asiste a la posible destrucción del ser humano si no desarmamos a Narciso. Y este desarme exige una lucha colectiva. Si la indignación se convierte en consciencia y la conciencia da origen a un estruendoso NO, ahí Aminias puede sobrevivir.

Bibliografia BUSTOS DALMIRO M., NOVOS RUMOS EM PSICODRAMA, ED ATICA, SAO PAULO, 1992.

PSICOTERAPIA PSICODRAMATICA, ED BRASILIENSE, SP, 1979.

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GRIMAL PIERRE, DICCIONARIO DE MITOLOGIA GRIEGA Y ROMANA, ED PAIDOS, BS AS, 1986.

Fuente: http://www.depsicoterapias.com/autorbio.asp?IdAutor=50 (visitada el 17 de agosto de 2010)

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