Texto del Quinario al Cristo de la Expiración.

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QUINARIO EN HONOR AL SANTISIMO CRISTO DE LA EXPIRACION , SEÑOR DE LA MISERICORDIA Por D. Pablo Luis Armero García, Capellán de la Hermandad ARJONA. FEBRERO DE 2005 ARJONA. FEBRERO DE 2005 ARJONA. FEBRERO DE 2005 ARJONA. FEBRERO DE 2005

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Texto del Quinario al Cristo de la Expiración de Arjona (Jaén)

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QUINARIO EN HONOR AL SANTISIMO

CRISTO DE LA EXPIRACION , SEÑOR DE

LA MISERICORDIA

Por D. Pablo Luis Armero García, Capellán de la Hermandad

ARJONA. FEBRERO DE 2005ARJONA. FEBRERO DE 2005ARJONA. FEBRERO DE 2005ARJONA. FEBRERO DE 2005

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ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS.

Señor, Dios nuestro, que has querido realizar la sal-vación de todos los hombres por medio de los sufri-mientos, pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo:

Aquí tienes a tus hijos de Arjona reunidos en torno a tu Venerable Imagen.

Ilumina nuestra inteligencia y robustece nuestra vo-luntad para que, recordando todas las gracias y favo-res recibidos por su mediación, se consolide cada día más en nosotros la Fe en el poder de Jesús nuestro salvador, se avive nuestra Esperanza en su misericor-dia y crezca en nuestros corazones el deseo de amarle y de imitarle abrazando nuestra propia cruz.

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SUPLICAS AL SANTÍSIMO CRISTO

Por la Santa Iglesia, para que Dios la purifique en la

sangre derramada por Nuestro Señor Jesucristo: (Padrenuestro.... Canto).

Por los que sufren en esta vida, para que el Señor de la Expiración, que padeció tanta angustia y tristeza los socorra y les dé paciencia: (Padrenuestro... Canto).

Por los que tienen en su mano el poder y la influencia, para que comprometan sus esfuerzos en la instaura-

ción de una sociedad más justa y más pacífica: (Padrenuestro... Canto).

Por nuestra comunidad cristiana de Arjona, para que sepamos amarnos mutuamente, reine la compren-sión y logremos ser una Iglesia fermento de unidad y

convivencia: (Padrenuestro... Canto).

Por las familias, por los jóvenes de nuestra ciudad para que en nuestros hogares reine siempre la fe y devoción a la Pasión de Cristo: (Padrenuestro...

Canto).

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ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Señor Jesús, salvador nuestro, nos acercamos a tu sa-grada imagen para venerar en ella las huellas de tus dolores, de tu inmolación, de tu infinito amor a los hombres.

Por tus pies doloridos, cansados de buscarnos por el áspero camino de nuestra vida, concédenos caminar con seguridad y firmeza por la senda estrecha de tu evangelio.

¡Pasión de Cristo, confórtanos!¡Pasión de Cristo, confórtanos!¡Pasión de Cristo, confórtanos!¡Pasión de Cristo, confórtanos! Por tus amorosas y sangrantes manos a cuyo contacto fueron curadas las enfermedades, iluminados los cie-gos, los muertos resucitados y suavizada la cruz de nuestro servicio de hijos, dadnos pureza en nuestras obras y caridad en nuestras acciones.

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¡Pasión de Cristo, confórtanos!¡Pasión de Cristo, confórtanos!¡Pasión de Cristo, confórtanos!¡Pasión de Cristo, confórtanos! Por tus divinos ojos que miraron a Pedro para hacerle llorar su fragilidad de hombre, haz que consigamos espíritu de sincera contrición por nuestros pecados de cobardía y debilidad.

¡Pasión de Cristo, confórtanos!¡Pasión de Cristo, confórtanos!¡Pasión de Cristo, confórtanos!¡Pasión de Cristo, confórtanos! Por tus sagrados labios, siempre dispuestos para ben-decirnos, para alentarnos, para perdonarnos, para enseñarnos, ayúdanos con tu gracia para ser dóciles a tu palabra de salvación y al magisterio de tu santa Iglesia.

¡Pasión de Cristo, confórtanos!¡Pasión de Cristo, confórtanos!¡Pasión de Cristo, confórtanos!¡Pasión de Cristo, confórtanos! Por tus hombros encarnecidos, heridos por el peso de la cruz de nuestras ingratitudes, haz que comprenda-mos tus alentadoras palabras: “mi yugo es suave y mi carga ligera”.

¡Pasión de Cristo, confórtanos!¡Pasión de Cristo, confórtanos!¡Pasión de Cristo, confórtanos!¡Pasión de Cristo, confórtanos! Jesús, Camino, Verdad y Vida, enséñanos la lección suprema de tu pasión y muerte: el amor a los hom-bres por Ti. Que sintamos la cruces de nuestros próji-mos como nuestras, que te veamos caminar a nuestro lado en el pobre, en el enfermo, en el triste, en el que sufre soledad, en el anciano abandonado, en los jóve-nes desorientados, en el que no tiene trabajo, en los matrimonios desunidos y en los que te persiguen y no tienen fe en tu mensaje de salvación.

Te suplicamos que un día, podamos oír de tus labios: “Porque tuve hambre y me disteis de comer...¡Venid Porque tuve hambre y me disteis de comer...¡Venid Porque tuve hambre y me disteis de comer...¡Venid Porque tuve hambre y me disteis de comer...¡Venid benditos de mi Padre a poseer el reino que os tengo benditos de mi Padre a poseer el reino que os tengo benditos de mi Padre a poseer el reino que os tengo benditos de mi Padre a poseer el reino que os tengo preparado !”preparado !”preparado !”preparado !”

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CONSIDERACIONES PARA CADA DÍA

DÍA PRIMERO Jesús, el siervo doliente de Diosdoliente de Diosdoliente de Diosdoliente de Dios.

Jesús es el servidor doliente. “He aquí mi siervo, mi elegido... Deshecho de hombres, varón de dolores”. La expresión la acuñó Isaías en los poemas del canto del Siervo. Él personifica al perfecto discípulo de Yahvé el Señor; es luz para las naciones, hace reinar la justicia, espía los pecados de su pueblo y es glorificado por Dios.

Los escritores del Nuevo Testamento se sirvieron de la figura del siervo doliente para anunciar a Jesús de Nazaret y explicar su vida y su misión. Lo identifican con el siervo de Dios, poseído por el Espíritu, que asume la causa de los débiles e indefensos, fue herido de Dios y arrancado de la tierra de los vivos por las rebeldías de su pueblo; Dios lo colma de gloria en la resurrección.

En los relatos de la pasión Jesús encarna la figura del hombre sufriente. Pero su dolor es un dolor solidario, un dolor por los demás. Por haber sufrido está en dis-posición de solidarizarse con los que sufren a favor y en nombre de los hombres. Él nos ofrece toda la fuer-za de su ejemplaridad. No es posible un mundo feliz, sin figuras de hombres dolientes como Jesús.

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DIA SEGUNDODIA SEGUNDODIA SEGUNDODIA SEGUNDO

La Eucaristía, memorial de la autoentrega de JesúsLa Eucaristía, memorial de la autoentrega de JesúsLa Eucaristía, memorial de la autoentrega de JesúsLa Eucaristía, memorial de la autoentrega de Jesús

El evangelio habla de comidas de Jesús en las que están presentes pecadores y gente de mala fama. También habla de comidas de Jesús con los discípulos después de haber resucitado. Entre todas ocupa lugar destacado la comida celebrada la víspera de su muer-te, en la que entrega su cuerpo como comida y su sangre como bebida.

Jesús ordenó repetir esta comida para recordar su en-trega, para actualizarla y entrar en comunión con ella. Desde entonces la Iglesia celebra la Cena del Se-ñor, como la mejor manera de mantener viva su pre-sencia y la comunión con Él.

La Eucaristía es una comida de Jesús con los pecado-res. Los que nos sentamos a su mesa empezamos por confesarnos pecadores. Es una fiesta con el Resucita-do. El Jesús que se hace presente en nuestras Eucarist-ías no es el Jesús fracasado, sino el Cristo resucitado. El gozo pascual es el clima normal de toda celebra-ción eucarística. La Eucaristía es la “Cena del Señor”; la celebración de la autoentrega de Jesús, la comu-nión con su amor hecho servicio hasta dar la vida por todos.

En la Eucaristía celebramos la vida de Jesús, su pasión y su muerte, su resurrección y la esperanza firme de su venida definitiva al final de los tiempos.

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DIA TERCERODIA TERCERODIA TERCERODIA TERCERO Jesús ante el dolor y la muerte.Jesús ante el dolor y la muerte.Jesús ante el dolor y la muerte.Jesús ante el dolor y la muerte.

Los evangelios no dejan lugar a duda: Jesús tuvo que enfrentarse con la pasión y la muerte. Ambos acon-tecimientos fueron hechos violentos. Jesús fue ple-namente consciente del trago que tenía que pasar, y se asustó como todo hombre.

No cabe duda de que “fue perseguido de verdad, que fue crucificado de verdad, que murió en pre-sencia del cielo y de la tierra” (S. Ignacio de Antio-quia). La pasión y la muerte forman parte del itine-rario de Jesús, entran dentro de la misión que el Pa-dre le había encomendado. La trayectoria de su vida provocó el rechazo de los jefes políticos y religiosos, desencadenó el acoso, terminó con la muerte vio-lenta en el suplicio ignominioso de la cruz.

Ante los relatos de la pasión de un realismo impre-sionante surgen dos preguntas: ¿Cuáles fueron los sentimientos de Jesús ente el dolor y la muerte? ¿Cómo pueden iluminar la pasión y muerte de Jesús nuestro sufrimiento y nuestra muerte?

Los relatos de la pasión más que piezas de induda-ble valor literario, son un “evangelio”; una buena noticia para los que estamos sometidos a la realidad del dolor y de la muerte, aunque resulte difícil com-prenderlo.

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DIA CUARTODIA CUARTODIA CUARTODIA CUARTO Jesús, a quien vosotros matasteisesús, a quien vosotros matasteisesús, a quien vosotros matasteisesús, a quien vosotros matasteis

Jesús se hizo hombre y murió porque mueren los hombres. Pero Jesús murió también porque los hom-bres matamos. “Vosotros lo matasteis”. Así de claro lo dice Lucas en el libro de los Hechos. La historia de la pasión y muerte de Jesús ocupa lugar destacado en los evangelios, por la extensión y por la importancia de que los evangelistas le conceden. Del evangelio de Mar-cos se ha dicho que es un “evangelio de la pasión”. La amplia introducción sobre la vida y actividad de Jesús serviría para explicar por qué lo mataron colgándolo de la cruz.

Proclamamos que cristo está vivo, ha resucitado. Pero no podemos olvidar que fue juzgado por el tribunal re-ligioso y político, que fue condenado y ejecutado en la cruz. Jesús murió asesinado. Corrió la misma suerte que los dos bandidos crucificados con Él.

Hoy nos hacemos las mismas preguntas que se hicie-ron las primeras comunidades cristianas. ¿Por qué mu-rió Jesús? ¿Por qué lo mataron? Además de la intriga política nos interesa conocer el sentido que su muerte tiene para nosotros. Pablo escribe: “Fue entregado por nuestros pecados” (Rm 5,25).

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DIA QUINTODIA QUINTODIA QUINTODIA QUINTO Jesús el ajusticiado, resucitadoJesús el ajusticiado, resucitadoJesús el ajusticiado, resucitadoJesús el ajusticiado, resucitado

Si Jesús no resucitó, dice Pablo, vuestra fe está vacía de sentido. La resurrección de Jesús es más que el mi-lagro estrella entre la lista de milagros del evangelio, ante el cual no cabe más q

ue la admiración. Es más que una prueba de la divi-nidad de Jesús alejada de la vida. La resurrección nos atañe también a nosotros. En nuestra fe en ella se jue-ga nuestro ser o no ser como creyentes y seguidores de Jesús.

La inmensa mayoría de los cristianos nos quedamos en la pasión y muerte de Jesús. Nos parece más cerca-na a nuestras vidas; la celebramos incluso con gran fervor popular, la meditamos. A muchos cristianos la resurrección de Jesús les resulta lejana. Cuesta dar el salto de fe desde “murió bajo Poncio Pilato y fue se-pultado” al “resucitó al tercer día y está sentado al la-do del Padre”.

Creer en Jesús resucitado es creer en un nuevo mo-delo de hombre, en una manera nueva de entender la vida: la de Jesús de Nazaret; apuntarse a sus opciones, mantener sus fidelidades a Dios y al hombre, y mere-cer al final la aprobación definitiva de Dios, partici-pando en la gloria de su resurrección.

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SONETO AL SANTISIMO CRISTO DE LA EXPIRACIONSONETO AL SANTISIMO CRISTO DE LA EXPIRACIONSONETO AL SANTISIMO CRISTO DE LA EXPIRACIONSONETO AL SANTISIMO CRISTO DE LA EXPIRACION

YYYYo no estuve en la cumbre del calvario

donde por mi Jesús, fui redimido;

tan solo al Hombre-Dios he conocido,

por la luz de mi fe ante el Sagrario.

CCCCuando azules volutas de incensario

La Hostia blanca de nubes han vestido,

O cuando en el banquete lo he comido,

Y me ha hablado después de modo vario.

PPPPero cuando mi ardiente fantasía

Imaginarse quiere su persona,

clavada en una cruz, en agonía,

con férreos clavos y cruel corona,

tan solo ante una imagen se extasía

El Cristo de la Expiración de Arjona.El Cristo de la Expiración de Arjona.El Cristo de la Expiración de Arjona.El Cristo de la Expiración de Arjona.