Tesis y reflexiones

Rodrigo Federico Eugui FerrariDerechos de Autor Uruguay 2010

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traducción de la misma respetando su contenido.

Tesis y reflexiones

Dedicado a mis amadas Experiencia y Sofía. Sin ellas, esta obra no hubiese sido posible.

“Si acaso existe algo en la filosofía que pueda considerarse enseñanza, sólo puede ser el enseñar a pensar por uno mismo.”

Leonard Nelson (1882-1927)

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Quisiera vivir en el apartamento más alto y llenarlo con pájaros.

Lo más increíble de los escritores voluminosos, es que la humanidad sólo recuerda una frase de su inmensa obra; como si todo lo demás fuese simple palabrerío.

A veces veo a muchos monos entrar a las universidades; creo que andan buscando una banana.

Algunos afirman que la demencia es degenerativa. Yo pienso que lo único degenerativo es la cordura.

Nada hiere más a la Naturaleza que negarle a un hambriento un plato de comida.

Cuando fui, la puerta ya estaba cerrada.

Lo más frustratorio de los días lluviosos, es que son propicios para meditar, escribir o tomar un café mientras se contempla la tempestad; pero necesariamente optamos por una de ellas, porque cada momento es único.

A veces camino por otras calles, sólo para salir de la tediosa rutina.

A estas alturas, la humanidad entera sufre una estupidez galopante, al punto de que el vómito de un borracho es considerado una “magnífica obra de arte”.

He observado que, cuando tengo que entregar un trabajo en una fecha determinada, presiono mi mente al máximo, obligándola a ser lo más creativa posible. Por eso mis trabajos académicos son un par de ideas forzadas y poco originales.

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Lo mínimo que tendrían que hacer los doctores en filosofía, es agradecer la existencia de los pensadores que estudian.

No sé si la vida es tan complicada como para dedicarle tanto tiempo a su estudio.

Sin la música, el mundo pasaría a ser el primer infierno.

No le temo a la muerte, pero sí a la manera de llegar a ella.

Era un atardecer tan bello para no estar estudiando álgebra.

Cuando llueve, trato de ver el azul del cielo.

Allí era una pajarera donde había tantos loros.

Creo que si abofeteo al bibliotecario me saludará amablemente y me entregará el libro que busco.

Después de su fiesta de cumpleaños, la casa quedó vacía.

Es fácil esperar el tren cuando uno sabe a donde para.

La única vez que lo citó fue para criticarlo.

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Hasta ahora no comprendo por qué los profesores les exigen mucho más a los estudiantes aplicados. ¿Llegará el día en que éstos les exigirán más a sus docentes?

Con todo el respeto del mundo no subsano la tosquedad del universo.

Si los profesores dijeran de antemano sus temas menos favoritos, la mayoría de los estudiantes sacaríamos excelentes calificaciones.

Lo más curioso fue que ese docente, al cual debíamos entregarle el informe en un plazo de una semana, demoró cinco meses en corregirlo.

No entiendo por qué las personas homenajean a los intelectuales después de su fallecimiento. ¿Por qué razón no lo

hacen mientras éstos viven? ¿Acaso continúan produciendo después de muertos?

A él le gustaba subir a la terraza y observar el crepúsculo mientras fumaba.

Amaba tanto los libros, que iba a las ferias y compraba compulsivamente, y luego los guardaba en su armario sin siquiera leerlos.

Revisé la cita y comprobé que no pertenecía a esa obra.

Cuando estoy escribiendo, me tomo la delicadeza de leer tres veces lo que pongo. Quizás, algún día, se me vaya ese hábito.

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Algunos imbéciles proponen definiciones con apariencia de intelectuales, y otros tontos se esfuerzan en entenderlas.

La poesía es como la taquigrafía del corazón.

Simplemente, no puedo parar de escribir.

Él esperaba encontrar su nombre, aunque ya sabía que la lista estaba arreglada.

Regaló su traje más hermoso y le rompieron una ventana.

Para seguir caminando, necesito beber un poco de nepente.

Los caracoles, al sentir un pequeño toque brusco, se resguardan rápidamente en su caparazón.

Si el mundo estuviera habitado únicamente por plantas, tal vez existiría la paz.

En la hipotética ocasión que tuviese la posibilidad de escoger a mi público, fijaría como criterio de admisión que no pasase la edad de diez años.

Pidió un delicioso helado de chocolate, pero se enojó porque no le colocaron la cereza.

Cada vez que escucho a una persona sincerarse, me invade una especie de sentimiento inenarrable.

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Fumar es perjudicial para la salud, pero no para el espíritu.

Sería prudente colocar la biografía del autor en la obra.

Lo más admirable del teatro es que obliga a los actores a dejar de lado sus problemas personales.

Me irrita saber que todavía haya gente que recuerda el nombre del asesino de John Lennon.

Hay artistas que, presumiendo de su talento, le ganan en egolatría al mismo Da Vinci.

Las leyes son el mecanismo que facilitan, de una manera prolija, que los delincuentes continúen con su labor; y que los obreros nunca progresen.

La estima a los maestros debería superar a la del propio presidente.

No se atrevía a preguntarle si estaba enamorado de él.

Si no tuviéramos la facultad de ver, el cuento de “La bella y la bestia” se repetiría sin cesar.

O iba al cumpleaños de su mejor amiga, o iba al congreso a favor de la paz y la no-violencia.

Esperanza: en muchos casos, sinónimo de sentido vital.

Cuando no tenían respuestas, inventaban preguntas.

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Podemos afirmar que los escritores contemporáneos son como los buitres: ambos se alimentan de carroña.

Actualmente, las mujeres sufren de miopía.

Y no se quitó el sombrero.

Los individuos inteligentes no usan paraguas en los días soleados.

Fingía ser feliz.

El seguro de vida de esta sentencia dependerá del conocimiento que yo haya adquirido.

Existe algo en el socialismo de hoy que no me convence completamente.

Una forma de corromper niños es haciéndolos participar en propagandas políticas.

Por carta, era la persona más amable que había conocido; pero cuando se reunieron realmente, enseñó su personalidad antipática.

Algunos valores fueron falseados de tal manera que rozan el límite de la idiotez.

El libro es la prueba viviente de que no todos somos estúpidos.

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Cuando estoy por dormir, les encanta hacer el mayor ruido posible. Debería levantarme a las seis de la mañana y empezar a tocar el tambor.

Vi a un violinista dar un concierto en la calle.

Contemplando el atardecer no se percibe el frío nocturno.

Una pésima obra es un atentado a la inteligencia.

Se creía el Newton de su época, aunque la razón no le permitía experimentar la originalidad.

La insania intelectual exige una creatividad desmesurada que sobrepase las fronteras de la sensatez.

Me encantaría tener un borrador mental.

Comúnmente, el perdón posee un efecto vengativo.

Aunque todos en la ciudad lo ayudaron, él siguió robando.

Todavía no logro tolerar una violación sexual.

La razón en estado puro se denomina astucia.

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Ganar un concurso literario significa haber agradado al jurado.

Cuando salía con sus amigos, tenía como costumbre no colaborar con absolutamente nada, a causa de su avaricia. Un día lo asaltaron y le robaron su billetera.

El hecho de premiar una obra deficiente señala que la humanidad aclama su retroceso.

Pasado el milenio, puede ser que me comprendan.

Todavía me pregunto cómo serían nuestras vidas si no existiese ni el bien ni el mal.

Los antiguos griegos fueron una especie de extraterrestres. Personalmente, quisiera habitar en su planeta.

Un niño me lanzó una roca, golpeando mi cabeza: ¿cómo me debería sentir?

Cada vez que seamos heridos en el corazón, deberíamos contar las lágrimas que derramamos por esa persona.

Le pasaba todo el material, pero cuando él mismo necesitó un mísero dato, nunca le contestó.

Sólo el oído del verdadero poeta puede entender el lenguaje de la lluvia.

Sincerémonos: el temor es mucho más fuerte que la razón.

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El amor es igual a la belleza más “x”.

El perro vio al zorro, y éste al perro; pero ninguno de los dos, en ese momento, se vio a sí mismo.

Me gustaría que, a veces, esa persona me acariciara el cabello.

Comprar libros robados no es un delito, a no ser que el conocimiento posea propietario.

Yo y mi soledad.

Es claro que quien concuerda en absolutamente todo con una doctrina o filosofía, no tiene cerebro.

Política: el mayor negocio lucrativo y el que, a la vez, convierte al hombre en una fiera salvaje.

La tolerancia es un concepto intrínsecamente utópico.

¿Por qué nadie se detiene a escuchar al viento pasearse por entre las ramas?

Prodúcese una analogía entre la naturaleza de los escritores verdaderos, y la selección de magistrados del Estado platónico.

¿Seré bienvenido en su casa?

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Quien se niega a ver, no merece respeto alguno.

Sueño con ser padre, lástima que hasta ahora no encuentro pareja.

Nunca me perdonaría si hiciese llorar a un niño inocente.

La luz descubre la presencia de mi sombra.

Quisiera compartir con ella una caminata por la playa al atardecer.

Absurdo sería que una sociedad desquiciada me dijese cómo comportarme.

Querer abrazar a esa persona y estar frente a una lápida.

Un país que desprecia al verdadero artista está condenado a la miseria.

La socialdemocracia es el ideal político de burgueses con pieles de obreros.

En Uruguay, los científicos sociales han malinterpretado el término “obrero”. Es lamentable.

Las gotas que se unieron al caudal cayeron violentamente en una cascada.

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El fanatismo nos ha censurado la libertad de opinar.

Tristemente, el reconocimiento llega después de la muerte.

Esperan a que el cielo baje a la tierra.

La exigua libertad que nos queda se asemeja a la calígine del bosque.

El céfiro del amor purifica la tristura de mis pulmones.

Por más irritados que estemos, jamás debemos tocar el corazón de quien mal nos hace.

Vino para ser feliz, pero acabó lleno de dudas.

Si la gente acariciase sus cabellos más seguido, seguramente se podrían domar los lobos.

Una flor flotando en el muelle en una tarde lluviosa.

Estar eufórico en una mañana gris: síntoma de la astucia humana.

Defendían la libertad, aunque los miembros de esa organización no eran tan libres que digamos.

Quienes reprimen sus sentimientos, indudablemente son infelices. ¿Por qué la sociedad se esfuerza para que sus miembros lo sean?

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Acariciarse uno mismo sus propios cabellos para calmar a la fiera melancólica.

Al viajar en un barco sin acompañante, y en un día ceniciento, te dan fuertes ganas de llorar.

Por más maravilloso que fuese un libro, siempre lo reemplazaría por un cálido abrazo.

Tenían una lista donde seleccionaban a sus comensales. A mi juicio, su actitud era repugnante.

¿Por qué la timidez se presenta siempre en el momento más inapropiado?

Dejó un paquete de galletas, y como es natural al rato no quedaba ni una sola.

Lo más admirable del cielo es su color inmutable.

Sería menos perjudicial para el corazón que esa persona me dijera directamente que no le intereso; a la larga, lo único que logra es alimentar en mí falsas ilusiones.

Sucede que, cuando te enamoras, debes, inevitablemente, provocar una clase de ceguera a la razón. Al abrir los ojos otra vez, aprendes a apreciar la vista.

Invitó a su amigo a un café, y terminó tomándolo él solo.

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Odio la actitud de aquellas personas que te preguntan “¿cómo estás?” por cortesía.

¿Cuántos de nosotros observamos maravillados el esplendor de la Luna? ¡Está ahí, esperando ser contemplada!

Lo confieso: mi amor no desborda los límites del silencio.

Creía que nuestras compatibilidades serían suficientes para unirnos. Ahora comprendo que esto no es así.

Si el ser humano dejara de prejuzgar, estaría contradiciendo su propia naturaleza.

Hasta hoy, lo único que hemos hecho es adornar una evolución anquilosada.

¡Si supieras cuánto te amo! Si lo supieras…lástima que te niegues tanto a saberlo.

En la miseria de nuestras vidas, el ignoto afecto que nos vincula puede bendecirnos. Recuérdalo.

Te ruego que te declares ahora mismo, que me profieras “no te amo, déjame en paz”; y que termines con este suplicio que me has impuesto. ¡Te lo ruego, te lo ruego!

Por más que califiquen a las calles de grises e industriales, hay algo en ellas que las convierten en consolantes y confesoras.

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Un vaso nunca puede llenarse por completo: de ser así, se tendría que prescindir del espacio que ocupa el objeto. Algo similar sucede con los conceptos.

¿Para qué querría llenar una jarra si ésta no existe?

Cuando una persona a la que descuidamos, nos invita a tomar un café, significa que nos estima.

Debemos de ser muy importantes o muy estúpidos para rechazarle la propuesta.

Si no existiera el reflejo, y el hombre no pudiese contemplarse a sí mismo; el modelo de belleza física establecido sencillamente se derrumbaría.

Mi amor por ti me condena a vivir un sueño frenético.

Ese espacio entre el raciocinio y el sentimiento, ¿cuál es?

Hay alguien que siempre evoca mi recuerdo y continuamente me está llamando: mi madre.

El crepúsculo como fenómeno del cansancio del Universo.

¿Por qué en esos momentos de melancolía no contamos con nadie a nuestro lado?

La hermosura del mar es imposible percibirla de noche.

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Sonríe, que eres único en este mundo; sonríe, que tu felicidad fortifica la mía; suspira, que la tristeza no se ha adueñado de tu espíritu, porque tú no se lo has permitido.

¿Por qué la teoría marxista es manipulada por burgueses oradores y científicos sociales, y no por los obreros mismos?

Ellos jugaban con su cometa.

Todavía sobrevive la creencia de que el Sol gira alrededor de la Tierra.

Elogiar la igualdad y obligar a un compañero a asistir a un acto.

En vez de calificar a un jurado literario como “erudito”, debería sustituirse el término por “dogmático”.

Sostienen algunas personas, familiarizadas en la vida campestre, que las serpientes primero hipnotizan con su mirada a los pollos, y luego se los devoran.

Estoy convencido de que los animales poseen una ética muy superior a la nuestra. Pronto lo demostraré.

Mientras había luz, todos estudiaban en ese lugar.

Tarea pendiente: saludar a ese amigo que siempre estuvo presente cuando lo necesité.

Apagar el reloj por un instante.

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Siento que deposité un lingote de confianza en un cofre sin llave.

La ráfaga despoja a los árboles de sus hojas más fuertes, mientras que el céfiro lo hace con las más débiles.

Es aberrante saber que un libro que narra la historia de una violación, esconde su intención de provocar deseo sexual en el lector.

La prudencia aplicada a la amistad es semejante al arco iris para el ciego: quizás nunca lo haya visto, pero conoce todos los nombres de los colores.

El ser humano tiene como costumbre ocultar un aspecto de su vida a sus semejantes.

Poquísimas personas poseen la virtud de mirar un paisaje desértico, y descubrir en él la única rosa blanca.

Compartiría contigo ese momento, en el que estemos sentados en el cordón de una calle vacía, contándonos nuestras penas bajo la lluvia.

“Extraño” es el adjetivo que emplean los imbéciles para separarnos.

Como la Luna que revela su desnudez en las noches.

Hasta el mar sabe distinguir y despreciar la sordidez.

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Te esperaría sentado…si aunque sea supieses mi nombre.

Como producto humano que es, la teorización siempre será imperfecta.

¿Quieres aprehender la “realidad”? Mejor empieza por vivirla.

Mi péndola sostiene a mi frágil espíritu.

La distancia no apaga el fuego: disminuye la temperatura del ambiente.

¿Acaso la originalidad posee un “plazo de entrega”?

Se debería exigir a los estudiantes que lean a autores como Góngora o Bécquer, en vez de exigirles una “originalidad” ficticia.

La calidad de mis obras nunca será apreciada mientras el intelecto popular continúe atrofiándose.

La expresión “sembrar la felicidad” es errónea: ¿cómo podremos hacerlo si no contamos con las semillas? Lo que hay que hacer es “prepararle el terreno”.

Cuando salgo a caminar y encuentro dinero, me abstengo de recogerlo y lo dejo en la calle. Quizás su destinatario sea menos afortunado que yo.

Para erradicar la pobreza, los gobiernos deberían comenzar por combatir la proliferación de deseos.

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Mientras haya mar, habrá gaviotas.

No comprendo tu alegría: tradúcela a mi lengua.

Sólo el ojo de un verdadero joyero podrá distinguir el diamante en una caja con mil réplicas.

Supe que la esperanza murió de hipotermia.

¿Alguna vez te preguntaste cómo viviríamos si todos los seres humanos hubiésemos nacido ciegos?

Era una tarde única, pero extremadamente gélida, y yo estaba solitario contemplando las olas. ¿Cuántos de vosotros, si hubierais podido, iríais a maravillarse con aquel paisaje?

Considero que una obra que presente un vocabulario “pobre”, no merece ser elogiada con fervor: es un insulto para quienes nos esforzamos en alcanzar la perfección literaria.

Un escritor atrevido es un idiota disfrazado de intelectual revolucionario, uno inseguro es un principiante que amerita mi respeto; y un escritor filosófico, un verdadero escritor filosófico, es un tesoro recóndito.

¡No os engañéis! La literatura contemporánea es idéntica a la Ciencia Normal de Kuhn.

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Un estudiante dibujó un castillo, y el profesor lo calificó con 6. Su compañero dibujó exactamente lo mismo, pero le agregó una atalaya: el docente lo calificó con 5. ¡Insólito!

Amar en silencio es una agonía cuando te encuentras realmente enamorado.

Resulta lamentable que el tímido no logre expresarse.

Lo que más me duele de una persona, no es el acto de mentir, sino ser yo mismo quien descubra el engaño.

Después se dará cuenta que el anillo de oro era, en realidad, de bronce.

Aprendí que me es más saludable no ilusionarme, aunque de ilusiones se alimenta mi espíritu.

¿Cómo confiaría en un ser que engaña a escondidas a su propia pareja?

Ayer caminé por una calle completamente sombría, y tuve miedo.

Tuve un quiebre emocional muy profundo, y el cielo cerúleo pacificó mi espíritu. Es asombrosa la sabiduría de la naturaleza.

Cuando conoces a fondo a un escritor vil, sinceramente empiezas a aborrecer sus obras.

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Confiaría en él si no existiera en mí la duda sensata que me lo impide.

Sin base, no hay cúspide.

Quien se deja arrastrar por las pasiones, no tardará en caer por un precipicio.

Confieso que mentí, pero mi engaño, comparado con el suyo, es un grano de arena en una playa.

Cierta vez, platicábamos sobre autores y sus obras. Yo comenté que leía, a lo sumo, tres libros por mes; a lo que un invitado burlóse y díjome que él leía igual cantidad pero por semana. “A diferencia tuya, yo me aseguro que lo que leo contribuya a mi pensamiento” le respondí.

Quizás, mi sinceridad es la responsable de que no tenga ningún amigo.

Obviamente que mis palabras no penetrarán los muros de la ignorancia.

En un mundo corrupto, los límpidos de sentimientos somos una especie en extinción.

Hasta ahora no me convence el hecho de que ese poema, el más fácil y simple entre todos los míos, sea el más leído. ¡Sorprendente!

Sabía previamente que no iba a venir, por eso salí a caminar por el parque.

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Le formulé la siguiente pregunta: “Tú nos afirmaste que, supuestamente, poseías la facultad de ver el aura humana. Ahora bien, ¿cómo una persona que está tan sumergida en este mundo sensible, tiene semejante don que, por sus características, corresponde al plano espiritual?” No supo contestarme.

Si no sabes jugar con fuego, indudablemente te quemarás.

El placer que experimento cuando finalizo una obra es incomparable, y de igual manera, inenarrable.

Los libros son como los amigos: si le dedicas tiempo, comprenderás su valor.

Hay veces que ni siquiera el conocimiento calma ese vacío.

Me surgió un dilema entre el amar a Dios y la recompensa post-vida terrenal: ¿amo a Dios porque esto significa vivir eternamente en su paraíso, o el hecho de que exista un consuelo para lo desconocido me lleva a amarlo?

Es un idiota: pretende construir un castillo en una superficie inestable.

Resulta dificilísimo apaciguar a los leones cuando han sido insultados.

Quien de costumbre tiene el perjudicarnos, nunca recapacitará sobre sus actos.

Efectivamente, no soy quien quisiera ser; pero por lo menos no pierdo el tiempo en pretender tapar el Sol con el dedo.

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Sé que el único bien que me acompañará hasta la muerte, es el intelecto.

Invitar es humano, acompañar es divino.

Todavía espero a que de una vez te decidas, y me permitas acariciar tus labios.

Las sirenas de los bomberos, una vez que éstos arribaron al lugar del accidente, son apagadas.

Se atrevió a enfrentarles, y le obligaron a beber cicuta.

Es ridículo que un desgraciado escriba un tratado sobre la felicidad, pero no imposible.

No entiendo por qué el volar nos letifica tanto: es dirigirse al éter que, en sí, es un vacío celeste.

Quien huye de sus problemas, no escapa del remordimiento.

La verdad, cuando sufrimos una gran decepción, es comparable a un eclipse solar.

“…que la mayor parte de los hombres se inclinan a honrar y mirar como dichoso al hombre malo…” Platón, Rep., Libro II. ¿Acaso ha cambiado la situación desde la antigüedad hasta hoy en día? ¿Es unívocamente verídica la sentencia de que “aprendemos de nuestros errores”?

Amor, ¿dónde te has ido?

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Podrás ir de banquete en banquete, pero ¿eres feliz?; podrás correr por el campo y cruzar los mares, pero ¿eres libre?

La amistad me ha desilusionado de tal manera, que me ha dado motivos suficientes para aborrecerla; sin embargo, todavía creo en la esperanza…

Asumámoslo: por más benéfico que sea, el conocimiento nunca te prestará un hombro cuando más lo necesites.

Te estimaría aún más, si no escaparas de mi presencia.

Cuando la soledad inunda tu ser, la misantropía tiende a acariciar tus pensamientos.

Su publicación carecía de ideas genuinas, y todavía se daba el lujo de seleccionarlas.

Es irritante cuando, por medio de un torrente continuo de palabras vacuas, se aparenta ser sabio.

¿Por qué la expresión “por así decirlo” no se sustituye por “yo afirmo”? ¿Tan inseguros estamos de lo que decimos?

Ahora, las discusiones filosóficas se han vuelto tan banales, al punto que son un insulto a la memoria de los antiguos intelectuales.

Podré coincidir en algún punto con un filósofo, pero nunca llegaría al extremo de idolatrarlo.

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De los cursos de Filosofía actuales proceden los doxógrafos; del verdadero amor al saber, los filósofos.

¿Por qué usted, en vez de reírse de la ignorancia ajena, no se ríe de la propia?

Leí “La Ciencia de la Dicha” de Arthur Schopenhauer, y reúno todas las particularidades del hombre feliz. En mi opinión, o este filósofo se equivocó en lo expresado en su obra, o yo soy una “excepción a la regla”.

Deprimente es que una buena idea termine influenciando negativamente en quienes la comparten.

¿Qué es más triste: invitar a tus compañeros a una fiesta y que no vengan; o que los invites y la fiesta no se haga; o bien que los invites, no vengan, y la fiesta no se haga?

A estas alturas, el mejor consuelo (lamentablemente) radica en la ignorancia.

Es como ir caminando mientras llevas un costal de arena, con la frente en alto y una sonrisa forzada.

Sé que no será el paraíso, pero depende de ti intentar construirlo.

Tengo ganas de olvidar mis penas con vino, pero sé que, cuando me despierte a al mañana, sufriré, aparte de un dolor emocional, otro físico.

El “error” no consiste en creer en el hombre, sino en la verdad que lo descubre.

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Seguir la justicia y lo que (a mi entender) es correcto, me ha aislado de mis semejantes.

Vio cien faros, y ninguno lo iluminó.

Incluso el más sabio entre los sabios amó profundamente alguna vez.

Si tuviese la posibilidad de hablarle, le preguntaría: “¿Acaso el aprovechador te ayudará? ¿No es como un parásito disfrazado de mariposa, a la que tú contemplas tiernamente posada en tu hombro, mientras lastima tu suave piel? ¿Por qué no me permites alejarla y sanar la herida que te ha causado?”

Jóvenes herreros continúan forjando viejas cadenas: si no lo hiciesen, la miseria y el hambre tocarían a sus puertas.

Hay quienes afirman que el amor ideal es una utopía. ¿Cómo llaman ellos, entonces, al amor presente?

Si verdaderamente estás dispuesto a compartir alegrías y sollozos con esa persona, ofrécele ser su amigo.

Una mente alterada equivale a una fatiga premeditada.

Cuando te insulten o te degraden, recuerda que esas palabras, en el futuro, se las llevará el viento.

Quien atente robarme la escasa libertad que poseo, no titubearé en acusarle y quitarle lo que me pertenece.

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“Hipócrita” es el término que emplean (usualmente) los hipócritas, para referirse a otros que los superan en hipocresía.

Llegará el tiempo en que ya no habrá armonía.

Es fácil distinguir al orador, pero no escapar de su discurso.

El concepto más perfecto es el menos útil a la práctica.

Si quieres conocimiento, empieza a leer; si pretendes ser sabio, aprende a reflexionar.

No existe una imagen definitiva del filósofo, por lo que no entiendo por qué algunos siguen un determinado prototipo.

Entregué mi alma a la sabiduría, y no necesito demostrarlo.

Todavía quedan cretinos que, por haber aprendido una billonésima parte del conocimiento, son intelectualmente superiores a sus semejantes.

Mi tesis es la siguiente: únicamente el hombre es capaz de reprimir el sublime impulso del amor, lo que en sí es antinatural y, asimismo, engendra su infelicidad; puesto que en la naturaleza TODO está en armonía, y lo que está en armonía genera felicidad, como la música que penetra en el oído y letifica a quien la escucha. Así, como amar es propio del hombre, subyugarlo significa rechazar nuestra naturaleza y, por consiguiente, abrazar la desgracia.

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¿Por qué me amarías si tuviese los ojos azules?

Todos los presentes se pusieron a discutir, y ninguno percibió el canto arpado de las aves.

El último recurso que emplea el ignorante, es el silencio del enojo

Cuando el llanto amargo te consuma, sabrás que el intelecto no podrá consolarte.

Eres libre: ¡exprésate!

Es extraño que la gavia busque peces donde no los hay.

En lo que refiere al amor contemporáneo, podría afirmarse que su modelo es idéntico al medieval (un sensualismo con sombra de idealismo), lo que quiere decir que no existe progreso alguno desde la Edad Media hasta hoy en día.

Lo único que necesito enseñar es lo que no sé.

Hay dos actos que distinguen a los seres superiores: el amar y el razonar, siendo el primero más perfecto y estimado que el segundo.

Al ritmo que progresa la humanidad, ¿llegará el día en que se inventen sentimientos artificiales?

Si no entiendes, pregunta. Si quieres enaltecerte con el escaso saber que has adquirido, ¿por qué rayos concurres a clase?

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La vida del infeliz no tiene sentido. Como demostramos, infeliz es quien se niega a amar. Y, quien se niega a amar, no merece que se le llame “ser superior”.

O bien regalas tu corazón, o bien lo vendes. Si lo regalas, significa que no te valoras a ti mismo. Si lo vendes, trata de ponerle un pecio justo.

Habiendo estudiado la biografía de los grandes hombres (músicos, pintores, escritores y filósofos), llegué a la siguiente conclusión: cuando más profundo y pasional es el amar de un espíritu, más elevado y puro es éste.

“Conócete a ti mismo”, y acéptate tal cual eres.

Únicamente el hombre posee la desventaja de ocultar su naturaleza.

La vida es como una hoja que cae al agua: puede caer en un lago, así como en un río. Nosotros somos, en parte, el viento que la lanza para uno u otro lugar.

La magnanimidad o grandeza de espíritu proviene de una sinceridad indeleble, una constancia de hierro y un corazón ardiente.

Quien desea resultar victorioso en el amor, primero ha de perder varias batallas.

Saludable es alimentar la esperanza con promesas quiméricas, perjudicial si se transforma en hábito.

Alardear sobre nuestras facultades nos impide sentir el vuelo de la mariposa.

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Ejemplo para la demostración de una tesis: si los delfines, animales que –supuestamente- superan en inteligencia al hombre, se pusiesen a filosofar, serían presas fáciles para los tiburones.

Cuando la reflexión y el estudio se auxilian mutuamente, la filosofía es como una caricia para el alma; cuando una parte se impone sobre la otra, no hay caricia para el alma, puesto que tampoco hay filosofía.

La ley dice: “lo semejante atrae lo semejante”. Si te presentas incomprometido en el amor, no esperes la fidelidad en tu pareja.

Deberías sentirte la persona más dichosa si alguien declarase su amor hacia ti.

A veces, resultaría más sensato que los animales juzgaran a los hombres.

Triste es saber que las grandes obras de la actualidad permanecen ocultas por un montón de estiércol.

Juzgo de misántropo a aquel que proponga la inversión de los valores.

La pregunta es: ¿hasta qué punto debemos ser tolerantes para que exista la paz entre nosotros?

Cuando rayas el cristal de una ventana, hay una parte en ella que deja de ser transparente, porque el vidrio forma parte de su constitución.

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El hombre emplea muchos vasos, que pretende llenar con una bebida que hasta ahora desconoce.

¿Cuántos de ustedes aprenden de sus errores?

En cada período histórico, se descubre un nuevo Mesías y las personas practican la religión que éste profesa, con la intención, quizás, de “ser salvadas”. Aún hoy, pleno siglo XXI, se continúa con dicha tradición.

La humanidad todavía no comprendió que, al avanzar tres pasos a la vez, retrocede cinco. Si realmente deseamos progresar, deberíamos detenernos y posicionarnos en el lugar de salida y dar un paso a la vez. Pero sé que mi sugerencia, en sí, es utópica.

Es gracioso: ¡ni siquiera llegamos a la mitad de la cima y ya empezamos a descender!

Sueño con ese día en que, cuando te increpe un desconocido en la calle, sea para manifestarte su amor, y no para asaltarte.

Ella se vestía como una rebelde, pero era una perpetuadora del rígido sistema académico.

Como requisito final, deberían escribir: “Se publicarán aquellos trabajos de quienes sólo participan en la Asamblea”.

Cuando tengas un día pésimo, consuélate amándote a ti mismo.

Actualmente, los estudiantes de filosofía se preocupan más por adquirir un conocimiento ya elaborado, que por construir ellos mismos su propia visión del mundo.

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Te lo explico: no necesitas concurrir a la universidad para ser filósofo; lo que sucede es que dicha institución ha cobrado tanto prestigio, que vulgarmente se piensa que todos los artistas, filósofos, escritores, etc. son una especie de producto del sistema académico. ¿Acaso un hombre sería considerado artista si y solamente si egresa de la Facultad correspondiente? En mi opinión, esta concepción es arcaica y ridícula.

El alma es como una flor plantada en un valle o en un risco. En cualquiera de los dos sitios, estará expuesta a desventajas y peligros. Si, a pesar de todo, logra eclosionar, significa que fuimos buenos jardineros.

El mejor castigo para los perversos es suprimirlos de nuestra memoria.

Certerísimo es el dicho: “No sufras por quien no te merece”. Ahora bien, ¿cómo hago para ponerlo en práctica si mi corazón no lo obedece?

Para estudiar, tenemos todo el tiempo de nuestra vida; para amar, sólo escasos momentos.

Anaxágoras dijo que el hombre es superior a los demás animales porque posee manos. Comparto su tesis.

Para que exista la armonía en su máxima expresión, es menester que todos los individuos piensen e igual manera, respetando valores “básicos”, como el orden y la justicia. En sí, esta idea es absurda y falsea la realidad.

El origen de la decadencia consiste en permitirla.

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Tesis y reflexiones

Si Hesíodo, en su época, ya lamentaba la involución de nuestra especie, ¿qué nos queda a nosotros?

El único consuelo que me queda, es pensar que mis obras serán valoradas por seres intelectualmente superiores a los hombres.

Igual que Fedro, creo que el amante merece más estima que el amado.

Si fuéramos moral y éticamente más perfectos, de seguro los “seres buenos” de otros mundos ya nos hubiesen saludado.

El árbol es el ser vivo más noble: deja ser abrazado, nos regala sus frutos y no plañe cuando es talado.

No te castigues por lo que eres, sino por lo que has hecho.

El ave vuela porque tiene alas. Si no las utilizase, ¿podría acaso elevarse hasta las nubes? Y, si vuela, es porque tiene alas, puesto que ¿cómo lo haría si no las tuviese? Si el ave vuela, es porque tiene alas y las utiliza. El verdadero filósofo, en mi opinión, es como el pájaro.

El ser humano está casi convencido de que no existe vida en otros planetas, porque hasta el momento no ha obtenido pruebas que le confirmen lo contrario. Con esto, la Tierra pasa a ser el “centro del universo”, prestándole una pseudo-importancia a los demás astros, que se suponen están completamente deshabitados. Ahora bien, hay quienes sostienen, a su vez, que nuestra vida no tiene sentido. Cabría preguntarse: ¿por qué creer entonces que nuestro planeta es el centro del universo? Más simple: ¿por qué el ser humano se estima de gran importancia si su vida, en sí, no posee relevancia alguna para el cosmos?

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Tesis y reflexiones

El miserable que molesta a sus semejantes, tiene la intención de expresar con ello un “estoy aquí”.

La única desventaja de que Eros se aposente en tu corazón, es que, desde allí, su reinado se extienda hasta la cabeza.

Para que, en una pareja, ambos espíritus logren elevarse hacia la felicidad plena, ninguno ha de someterse a los caprichos del otro, sino que, unidos, marcarán el rumbo de a donde quieran dirigirse.

¿Me preguntáis por qué un hombre enamorado supera en valor al que no lo está? Porque es capaz de descender hasta la lobreguez más profunda del averno con tal de encontrarse con su amado; la fuerza que le infunde éste al alma del amante es muchísimo más pura que cualquier otra, incluso que la del conocimiento mismo, puesto que ella no es el fruto de una esencia sola, sino de dos, y al ser así, los males de una son aplacados por el bien de la otra, de forma que, exceptuando los casos en que las dos poseen el mismo mal, esta fuerza tenderá

siempre a la perfección. ¿Me preguntáis también por qué el enamorado es intelectualmente superior con respecto a quien no lo está? Cuando Eros arriba a la cabeza, dulcifica aquellos pensamientos que generan discordia entre nosotros. Por mi parte, pienso que la grandeza intelectual de un individuo se manifiesta cuando éste abraza dos valores básicos: la paz y la tolerancia. Entonces, considerando que el amor es el único maestro competente, queda elucidado que quien es alumno fiel suyo, supera en intelectualidad a quien no lo es. ¿Y queréis saber también por qué el amante es el más templado de todos los hombres? Os lo diré: al ser Eros el soberano de todos los deseos, todo vicio que intente corromper al enamorado será inmediatamente derrotado y expulsado por este dios, de manera que nuestro espíritu permanecerá, mientras esté persuadido por el amor, siempre límpido.

Alegoría de los sedientos. Imaginemos que un grupo de hombres se encontraba al pie de una montaña. Cada uno de ellos poseía un vaso, y cuando llovía los alzaban al cielo para que se llenasen con el agua etérea. Y cuando así sucedía, iban y vertían el vital contenido en un pozo no muy profundo, donde todos se dirigían para beber con moderación. Esa era su única fuente de agua, por lo que de ella dependía su subsistencia. Aconteció entonces que, luego de una prolongada

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Tesis y reflexiones

sequía, el pozo desapareció. Los hombres, sedientos, empezaron a volverse agresivos y paranoicos. Queriendo evitar una probable catástrofe, uno de ellos optó por subir la montaña, convencido de que en su cima encontraría el anhelado recurso. Con su vaso, subió fatigosamente los peldaños, y cuando llegó, actuó con cautela y llenó sólo la mitad del recipiente. Fue con la preciosa mercancía y se la entregó a sus enfermos compañeros, quienes se la arrebataron de las manos sin siquiera agradecerle. Les comentó el sitio de donde la había conseguido y los exhortó a subir consigo, pero ninguno aceptó acompañarle, salvo unos pocos valientes. Con sus vasos, ascendían y bajaban continuamente, y de a poco fueron llenando aquel pozo seco. Y cuando lo colmaron por completo, hicieron otros, que llenaban con el agua de otras montañas que habían divisado a lo lejos. Así fue como se salvaron a sí mismos y a los suyos, y así es como hoy explicamos la existencia de tantos hoyos.

¿Sería concebible que el crítico de arte creyese tener más prestigio que el propio artista? Lo pregunto, por el infausto hecho actual de que la mayoría de los doxógrafos se estiman así con respecto a los filósofos, al hablar de sus obras con total desmedro y arrogancia.

Lo poco que tú me das, es lo mucho que yo necesito.

Al argumentar Sócrates, en el diálogo platónico “El Banquete”, que el amor está falto de bien y, por consiguiente, de belleza; y por esa razón lo busca con tanto esmero, se olvida, en mi opinión, que no necesita buscarlo, porque él mismo ya lo es: cuando arriba al centro de una persona, la suaviza de tal manera, dulcifica tanto su temperamento rigente, que vuelve a ésta más bella de lo que ya era. Y esto se comprueba cuando, una vez despojado del sujeto por Traición, el individuo deja de experimentar la bondad; se transforma en un ser agrio y pesimista, y su temperamento retorna a la rigidez misma, pero potenciada. Por eso, no es Eros quien busca el bien bello, sino el hombre quien busca a eros para poder acceder al bien bello. Y si alguien impide que el enamorado exprese su condición de serlo, se dirá que su postura se encuentra en una ignorancia absoluta de él, dado que en su expresión, el enamorado despide belleza y bondad, y lo que despide belleza y bondad difícilmente será feo y malo, cualidades que preservan aquellos quienes muestran una ignorancia absoluta en el arte de amar. Entonces, querido amigo, hemos demostrado que quien es inculto en el amor, necesariamente acogerá en su espíritu fealdad y vileza, pero recuerda que estos des-atributos no son sempiternos, y cuando

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su corazón se ablande y persuada a Eros para que more en él, su poder corregirá estos defectos y, a la vez, purificará su alma para que logre participar del bien bello. Esta tesis, como se nota, todavía no está desarrollada en su totalidad. Más adelante intentaré concluirla.

O la sociedad y sus valores mutan con celeridad, o yo me quedé estancado en un tiempo que desconozco.

¿En qué consisten los dilemas de la vida cotidiana? Vas caminando por el mercado, y ves una prenda que te encanta en el primer local. Preguntas su precio y te parece que está más o menos en cuenta. Quieres comprarla, pero sabes que también hay otros locales, que quizá vendan lo que tú ahora quieres y a menor costo. He aquí el dilema, mi buen amigo: o ya la compras y te expones a una desagradable frustración posterior, o decides recorrer las otras tiendas y te expones a que ninguna posea lo que buscas, y la que la tenía ya lo haya vendido a tu regreso. Pero si eres optimista, puede suceder que recorras todo el mercado, no encuentres nada y a la vuelta pases por el local que la habías visto, ¡y descubras que todavía permanece en el mismo lugar! Entonces, vas y la compras. O

puede darse el caso que, luego de tanto andar, halles lo que buscas y a menor costo. Estas son las alternativas que nos presenta el destino.

Se extingue el sentimiento cuando, en una pareja, uno de los dos siente que rema solo.

Ya lo decía Justiniano: la unión espiritual entre dos enamorados garantiza que ese amor perdure en el tiempo.

Sólo amando verdaderamente se es amado verdaderamente.

¿Cómo reconciliar la idea de que “lo semejante atrae lo semejante” y al de que “los opuestos se atraen entre sí”, sabiendo que son totalmente contrarias? Lo lógico sería que, si se acepta una, se rechace la otra. Mi intención es demostrar que ambas son admisibles y complementarias en sentido mutuo. Así presentaré mi tesis: considérese el caso de los

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imanes. Sabido es que, si se tienen dos imanes, los polos iguales se repelan, y los contarios se juntan. Esto señala que, en la naturaleza mineral (tal es el caso), “los opuestos se atraen entre sí”. Ahora bien, la fuerza magnética se produce sólo cuando hay imanes (es decir, si hay arena, por ejemplo, dicha fuerza no existe); así, se demuestra que “lo semejante atrae lo semejante”. En el ser humano, se observa que los enamorados o bien difieren en cuanto a su temperamento y se “asemejan” en el físico (varones y mujeres ambos voluptuosos, débiles, etc.), o bien sucede exactamente lo contrario: presentan diferencias corporales pero su temperamento es el mismo. Pero nunca sucederá que sean idénticos tanto en temperamento como en cuerpo, porque la identidad, en nosotros, no existe, ni siquiera en los gemelos; en mayor o en menor grado habrá un elemento que difiera y otro que sea común a ambos. Personalmente, opino que la mayoría de los filósofos (por respeto al principio del tercero excluido) no advirtieron que lo que aparentaban ser dos ideas opuestas, eran dos aspectos de una. Si esto es así, habría que volver a re-pensar la filosofía.

Si eres instruido en el arte de amar, sabrás que lo que más aprecia el enamorado real es la continuidad en el tiempo de ese amor. Y esa prolongación temporal, evidencia la alta

espiritualidad del enamorado. Esa límpida espiritualidad señala que el amante comprende al amado y no anhela únicamente la unión corpórea, sino también la relativa al alma. Desgraciadamente, muchos jóvenes desean sólo el cuerpo de quienes los atraen; esto elucida lo incultos que son en el arte de amar.

Tres alternativas, elige una: la fuente del conocimiento proviene o bien de la experiencia, o bien de la experiencia, o bien tanto de la razón como de la experiencia. Si proviene exclusivamente de la razón, ¿qué utilidad tendrían nuestros sentidos? Puesto que nuestros sentidos poseen utilidad alguna, no proviene de la razón. Pero tampoco de los sentidos exclusivamente, sino ¿qué fin tendría la razón entonces? Por consiguiente, resulta que la fuente del conocimiento proviene tanto de la razón como de los sentidos, pero ¿exclusivamente así? Si todos poseemos estas cualidades, ¿por qué algunos producen saber y otros no? ¿Qué es lo que los diferencia? Se observa que, quienes producen conocimiento del “mundo sensible”, realmente lo aman, y eso los conduce e incita a querer descubrirlo, como el amante quiere descubrir el cuerpo del amado. En sentido contrario, quienes generan saberes del “mundo inteligible”, están enamorados de lo inmutable, de lo duradero, como el amante adora contemplar y también

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Tesis y reflexiones

descubrir las cualidades espirituales de su amado, porque sabe que ello hace perdurar el amor. Por esto, afirmo que la fuente del conocimiento proviene del amor (en primer lugar), la razón y la experiencia. Y quien obtuvo el saber de esta manera, con justicia se lo llamará sabio. Y, agrego, la figura del sabio coincidirá con la del buen amante.

Me pregunto: Sócrates, como ícono de la filosofía, ¿iría por las calles ateneas profiriendo a gritos “¡alábenme, soy filósofo!”, o más bien creería que resulta ridículo aclamarse por su natural condición, ya que, por ejemplo, quien elogia su belleza ocasionalmente participa de ella?

Si quieres a alguien que no es, por decirlo así, compatible contigo, o lo aceptas como es, con todos sus defectos, o buscas otro amado, pero nunca pretendas corregirle: si él/ella realmente te aprecia, se esforzará por corregirse a sí mismo(a).

Es ridículo y desmoralizante a la vez, que en los concursos artísticos se habilite al jurado a declarar los premios desiertos; sería como decirles a los concursantes “sus obras valen menos que la nada”.

La interpretación estética es, mayoritariamente, subjetiva, por lo que el arte rara vez tenderá a la excelencia objetiva. Considerando lo anterior, se infiere que es absurdo que en los concursos literarios se declaren desiertos los premios, puesto que ¿cómo se puede afirmar que las obras presentadas no alcanzan esa “excelencia objetiva”, cuando los intérpretes de éstas emplearon criterios subjetivos para evaluarlas? Si alguien del jurado, a su vez, conoce cuándo el arte tiende a dicha perfección, no titubeará en declarar al menos un ganador, dado que, en menor o mayor grado, las obras tenderán a dicha perfección. Y los que se niegan a esto, partidarios de la nada como ganadora, los califico como fatuos e ignorantes.

Cuando alimentas a un can únicamente con vísceras, llegará un momento en el que el animal se habituará a comerlas. Por eso, dependerá del dueño presentarle otras carnes, para que el

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can no se debilite y enflaquezca al nutrirse sólo de vísceras. Si el dueño desea que su animal esté sano y fuerte, definitivamente tendrá que cambiarle el alimento.

Algo tan afable como el canto de las aves, molesta a quien ha optado por amargarse la vida.

A mi hermano: con el tiempo, aprenderás que la amistad que tanto defiendes es una ilusión momentánea, y que luego tendrás que abrir tus ojos y enfrentarte a la más impía realidad; pero yo estaré ahí para ayudarte. Con el tiempo, sabrás que todo desprecio que has causado a otros, se volverá hacia ti; pero yo estaré ahí para ampararte. Con el tiempo, comprenderás cuánto te amamos todos los que siempre estuvimos, estamos y estaremos a tu lado. Pero todo esto, hermano mío, lo aprenderás sólo con el tiempo.

Desgraciadamente, la música que proviene de la profundidad del alma, y que se exterioriza a través de un instrumento, es la más ignota. Estoy convencido de que si todos los hombres se

permitiesen influir por esa música, las guerras, el hambre, y otros males que azotan a la humanidad se extinguirían.

Si desde la infancia se abraza la música dulcísona, ¿cómo se estimará después al ruido?

Cuando ves la lluvia a lo lejos, pareciese que las gotas se desvanecen antes de tocar el suelo, pero en realidad lo tocan. A su vez, cuando observas un charco a cierta distancia mientras llueve, pareciese que esos golpecitos que en él se producen, provienen desde su fondo, cuando en realidad es el diluvio mismo quien los causa. Esto demuestra que no basta con percibir para comprender el mundo físico, sino también acercarse cada vez más a sus fenómenos. Me pregunto: ¿podremos saber si existe vida más allá de nuestra galaxia, si la lejanía nos impide averiguarlo?

En mis años de adolescente, me probé a mí mismo, si llegaría a ser un buen amante, y hoy puedo afirmar, sin titubeos, que creo que lo soy. ¿Por qué lo afirmo con tanta seguridad? Yo,

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estimado compañero, comprobé, a mi manera, la veracidad de esta ley: “todo aquel que, habiendo elegido a un amado, lo contempla en silencio a través del tiempo, sin que se extinga la llama de la admiración; demostrará (y se demostrará) ser un buen amante”. Habiendo amado a una persona por tres años en secreto, contemplando únicamente su paso, su voz, sus ojos, y con una pasión siempre viva, me demostré que, quizá, sea un buen amante. Pero lo que hasta ahora no sé, es si acaso existe una máxima para el buen amado.

Hasta el momento, el ser humano no ha comprendido que el amor exige constancia, energía y estudio. En vez de ello, opta por “soluciones” tan irrisorias e irracionales, como ir a un hechicero para conseguirlo. ¿Acaso espera permanecer de brazos cruzados y que el poder del supuesto mago logre regalárselo? Te diré algo: el más mago entre los magos me ha revelado que la esencia de su poder sublime, proviene de la actitud del hombre. Así que, amigo mío, mejor piensa si mediante tu obrar alcanzarás lo que tanto anhelas.

Nos encontramos tan contaminados por nuestro egoísmo, que cuando un compañero nos pregunta: “¿qué harás esta noche?”,

por miedo a una hipotética invitación de su parte, únicamente le contestamos: “saldré con unos amigos”, excluyéndolo de antemano a que vaya con nosotros; cuando, en realidad, el otro ya tenía planes para esa noche y sólo preguntó por interés.

No te daré la clave de la felicidad, porque no la poseo, pero te diré lo siguiente (tómalo o déjalo, pero no lo critiques): el hombre, en cada etapa de su vida, ha de ser como el viticultor; selecciona las mejores uvas de su viñedo y con ellas elabora un buen vino. A su vez, no deshecha las otras uvas, sino que con ellas fabrica vinagre. Entonces, cuando desea disfrutar de una cena agradable, vierte en una hermosa copa de cristal su vino producido, y con el vinagre condimenta la comida. Dependiendo de la inteligencia afectiva del viticultor, habrá algunos que beberán, en vez de vino, vinagre; y otros que tomarán la mezcla de ambos líquidos.

Consejo: antes de avanzar en una relación amorosa, asegúrate de que tu pareja no engaña a sus seres más queridos. Si lo hace, ¿qué confianza tienes de que no lo hará

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contigo? Recuerda que, a diferencia de un pinchazo, una puñalada puede llegar a ser mortal.

En el hipotético caso de que alguien te hiriese el corazón, ¿qué harías: castigarle o no?

Ante un problema: o bien se lo enfrenta, o bien se lo esquiva. Si se lo enfrenta, sucederá que o se obtiene el éxito, o se obtiene el fracaso. En ambas oportunidades, se consideran dos casos: el estar o no “disponible” al alcance de la persona (por ejemplo, tratándose de una operación quirúrgica –frente a un problema patológico el individuo ha optado por enfrentarlo-, el éxito o el fracaso de la misma son independientes de la voluntad humana, por lo que se dirá que no están disponibles al alcance de la persona. A su vez, frente a un ejercicio matemático, sí se puede afirmar que está a su alcance, en función del estudio previo y de la inteligencia del sujeto). Así, se tiene que para cada caso, correspóndele virtudes diferentes: si se enfrenta el problema y se obtiene el éxito, no accesible al alcance de la persona, le corresponde, como virtud física, la buena disponibilidad corporal, y como virtud espiritual, la fe; si al contrario, se encuentra a su alcance, se tiene como

virtudes la prudencia y la gimnasia. Si se enfrenta el problema y se obtiene el fracaso, inaccesible al alcance de la persona, las virtudes que se desarrollarán en ésta son el optimismo y la valentía; a su vez, si ocurre lo opuesto (es decir, está a su alcance), son la perseverancia y la meditación. Todo esto con respecto a la primera alternativa. Examinemos ahora si ha de preferirse a la segunda. Si ante un problema se lo esquiva, ¿qué se gana con ello? ¿No se da más bien una pérdida que una ganancia? Al esquivarlo, nos mostramos sumisos al miedo, dejamos que éste sea nuestro guía, y nos convertimos en unos cobardes. Y esa cobardía implica una pérdida de fe en nosotros mismos, es decir, una desvalorización personal, lo que lleva a un pesimismo y, posteriormente al abandono de toda empresa que antes nos incentivaba. Así considerado lo anterior, surge la siguiente interrogante: ¿qué nos es más provechoso: ganar o perder cierta virtud? Asumo que ambos concordamos en que nos más provechoso ganarla, por todo lo explicado precedentemente. Y decidir perderla será entonces un acto de cobardía, de comodidad, y de cualquier otro vicio arraigado en el espíritu. Por eso, consejo al hombre de nuestra era a que, de una vez por todas, decida enfrentarse a sus propios problemas.

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He notado que aquellos hombres que condenan el amor ajeno, se están condenando a sí mismos, o sea, a sus hijos. Mientras dure su aversión, esa vida que llevan está cargada de infelicidad y sufrimiento, que se transmiten a sus seres más queridos. Como cualquier hombre, supongo, jamás querría ver a sus hijos infaustos y sufridos, debería empezar a reconsiderar esa condena.

De amigos, hay dos clases: quienes esperan de ti algún favor, y quienes te aceptan como eres. Los primeros enseñan siempre una aparente leticia –porque en su interior siempre serán unos desgraciados que nunca experimentarán la verdadera alegría de la amistad-, se muestran esquivos a los problemas y son más propensos a adularte cuando les conviene. Los otros, en cambio, cuando surge un conflicto entre ustedes, optan por enfrentarlo; son aquellos que te prestan su oído cuando más lo necesitas, y sus palabras –muchas veces- nos pueden parecer un tanto rudas, pero distan de sernos perjudiciales. Y te diré algo más: mientras los primeros “amigos” son efímeros, los segundos son eternos, pero esa eternidad de la amistad depende también de nuestra parte.

¿Acaso el tallador de piedras preciosas, para que la materia prima adquiera la forma deseada –más sutil y bella de lo que era antes- le da golpes extremadamente suaves, al punto que pareciera acariciarla; o más bien rígidos y secos? ¿Verdaderamente podría expresarse que la dulzura cambiase a quien es tosco por naturaleza?

De niño, acostumbraba a esparcir por el piso de nuestro garaje –que no poseía abertura alguna, a no ser por la puerta de entrada que permanecía abierta- un manojo de semillas. Luego de ello, me retiraba del sitio y aguardaba, espiando por la ventana de mi cuarto, a que algún pájaro despistado viniese y entrase al garaje, para ir corriendo y cerrarle la puerta, su única escapatoria. Cuando lo capturaba, acariciaba –por unos segundos- el plumaje del horrorizado animal, y después lo liberaba. Cierto día, un ave cayó en la trampa. Pero sucedió algo que me estremeció, que me llenó de profunda tristeza y vergüenza a la vez…el pájaro, muy asustado y desorientado, empezó a volar sin sentido alguno, chocándose las paredes, el techo y todo lo que había a su paso. Al capturarlo encontrábase ya moribundo, y con sus últimas fuerzas me picoteó las manos, dejándome esas marcas, y al fin pereció. Después de este episodio, abandoné definitivamente este

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hábito. Ahora, disfruto más viendo una bandada alejándose en el horizonte, que la sombra de una tras barrotes.

Para el hombre sediento, un vaso vacío y otro repleto con ácido le son indiferentes: el uno no contiene líquido, y el otro que sí contiene no lo puede beber. Para el alma, la situación es más o menos parecida: al encontrarse sedienta, tiene dos vasos, uno vacío y el otro lleno, pero el contenido del segundo lo vertemos nosotros mismos; por lo que si el espíritu sufre y se debilita, seremos nosotros los únicos culpables.

Por una altivez antropocéntrica, estamos persuadidos a creer que nosotros somos los únicos seres en este mundo capaces de amar. Yo, hace bastante tiempo, me cuestiono lo siguiente: ¿acaso los demás animales también podrían experimentar el amor? Con “amor” no me refiero sólo al acto sexual, o a lo vinculado a la seducción, sino a un todo complejo –todavía no me siento seguro para conceptualizarlo- que comprende, además, la prolongación de esa unión con el ser amado a través del tiempo. En el reino animal, existe (por lo que he escuchado) una especie de loritos que, según dicen, cuando encuentran a su “media naranja” se vuelven inseparables, al

punto que si son separados uno del otro, mueren. ¿Qué nos transmite el comportamiento de estas aves? ¿Acaso nacieron “con el amor en su sangre”? ¿Es más límpido el afecto de esos animales en relación al nuestro? Otro ejemplo son los caballos: aunque no perecen al ser separados, cada uno de los integrantes de la pareja se sumerge en una profunda tristeza que nosotros, seres humanos, nunca comprenderemos. Todo esto se condensa en la siguiente pregunta: ¿acaso los animales, que según se estima son incapaces de amar, en realidad viven este afecto mucho más intensamente que nosotros? ¿Y no se deberá ello porque, a diferencia de los hombres, conocen el verdadero significado del amor, sólo que no nos lo pueden comunicar? Y si lo saben y no nos lo pueden comunicar, ¿será que por motivos naturales no pueden hacerlo, o porque, sencillamente, no quieren? Y si en definitiva no querrían transmitirlo, ¿será a razón de que el hombre es demasiado necio para entenderlo o porque, a lo largo de la historia, los hemos tratado de una forma que, quizá, ellos no nos tratarían? De todos modos, si no nos entendemos entre nosotros mismos, ¿qué nos asegurará que sabríamos comprenderles?

Hoy día, el hombre actual no experimenta el verdadero amor, sino que escapa a él, lo ignora e incluso lo combate.

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Reflexionando, me cuestioné lo siguiente: ¿se solucionaría el problema si se enseñase desde la infancia el arte de amar, como se hace, por ejemplo, con la literatura y la música? Todavía continúo buscando una respuesta.

Reitero: una comunidad que desprecie a sus filósofos está condenada a la ignorancia.

Gracias a figuras como Sócrates, Platón, Aristóteles y muchos otros genios, se asocia enseguida “Grecia” con “sabiduría”, y eso que este país es uno de los más desfavorecidos, en mi opinión, para su autodesarrollo económico.

No menosprecien a los verdaderos intelectuales que emigran, antes bien háganlo con el dueño que maltrata a sus canes.

Un político al hijo que sigue sus pasos: “si quieres progresar en nuestro campo, elogia y abraza las opiniones del vulgo, sin importar si son erróneas o no”.

Cada día que transcurre, se comete un nuevo crimen contra la filosofía. ¿Llegará el momento en que mi dama se extinga por completo? ¡Oh, malditos sean sus asesinos! Si me competiese juzgarlos, cada sentencia que dictase vengaría sus horrendos actos.

En cierta ocasión, tuve que realizar un trámite que exigía una entrevista al final del mismo. Estando en la habitación donde se llevaría a cabo la conversación, apareció puntualmente la entrevistadora. Comenzamos a platicar con respeto, hasta que en un punto, cuando le comenté la situación referente a mi familia, cambió su actitud bruscamente para conmigo: empezó a ironizar, a hablar sin siquiera mirarme e incluso llegó a no contestar lo que le preguntaba. Yo, en cambio, siempre mantuve una posición, podría decirse, “caballeresca”. En resumidas cuentas, fue un momento de lo más desagradable. Al finalizar esa tortura, salí con un remordimiento y una ira inefables. “¿Por qué me dejé

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pisotear de esa manera? ¿Por qué no me defendí cuando pude hacerlo?”, me cuestionaba por dentro, hasta que comprendí que sería estúpido ir a pedirle explicaciones a un asno cuando te da una patada.

Chopin es, a mi juicio, el músico con el intelecto más agudo y el espíritu más transparente que he conocido. Algún día, cuando me haya deleitado con toda su obra, le escribiré un elogio.

Contradicción graciosa es la siguiente: proclamar abiertamente la igualdad de derechos entre sexos y, a la vez, exigirle al varón una muestra de “caballerosidad” cuando delante de él hay una mujer. ¡Cómo perdura ese tenue fantasma de la “inferioridad” femenina! ¡¿Cuándo os independizaréis vosotras, damas, del perenne yugo masculino?!

Estoy convencido de que la mujer supera en amplitud al varón en cuanto a bondad refiere: cuando él alza la mano para

golpear, ella lo hace para dar una caricia; cuando él habla para herir, ella lo hace para sanar; cuando él cierra la puerta, ella te entrega la llave…

La mujer que pierde su femineidad es como un árbol que ya no florece.

¿Dónde está ahora el amor que se ha ido? Una pregunta asintáctica para un lógico, pero inexpresable de otra manera para un enamorado.

Un diccionario expone los significados más básicos de las palabras. A nosotros nos corresponde ampliar su vocabulario.

Si lo que buscas es la libertad plena, empieza por suprimir las obligaciones. Si suprimes las obligaciones, no tienes compromisos. Al no tener compromisos, dejas de comprender al otro. Y cuando comienzas a no comprender al otro, te das

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cuenta que estás aislado. Por ello, quienes anhelan una libertad plena son partidarios de la soledad como acompañante.

Vemos pasar tantas bellezas frente a nosotros, pero como sabemos que son céleres saetas, apaciguamos el deseo que nos causan con un dócil resentimiento. Yo, por mi parte, opté por cegar mis ojos con el velo de la razón, diciéndome: “¡Ah!, en un parpadeo el lirio se marchita.” De esta manera, domo la concupiscencia que tanto se revela.

Casi todos repiten la celebérrima frase “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, ¿pero cuántos la practican? ¿Cuántos de vosotros habéis dejado para mañana lo que podíais haber hecho en un momento específico, y luego os habéis arrepentido hasta el día de hoy por no hacerlo en el tiempo oportuno?

El camino de la filosofía ya está pulido; lo que nos queda es sacarle lustre.

Aquel ciudadano que quiere a sus conciudadanos, lo demuestra estableciendo leyes que los guían hacia el recto sendero.

Introduciendo la analogía con el médico, el mal gobernante no es comparable con un mal médico, sino con un verdugo ignorante.

Un Estado déspota no es únicamente aquel comandado por un dictador, sino también aquel en que la mayoría de sus habitantes –bajo una cierta unidad- ofician de éste, infundiendo temor y silenciando las voces de quienes contradicen la “opinión popular”. Así, no ha diferencia entre las dos vertientes: son las caras de una misma moneda, el despotismo.

Interrógate: ¿vale la pena ser sincero en una sociedad en la que el mentiroso es elogiado y coronado con los más altos

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honores? Sé que tu respuesta será, con total seguridad, negativa. Y es normal que así sea, puesto que, ante un altar de manjares exóticos y una mesa con pan duro y un vaso con agua, todos los individuos en el fondo, por más ascéticos que fuesen, preferirán la primera. Lo que sucede es, a mi juicio, que cierto imperio religioso ha despojado a los comensales del altar y los ha colocado en la mesa, y viceversa. Y por esto, se vieron obligados a modificar su paladar, adaptándose al nuevo alimento, ajeno a su naturaleza. Así, estimado compañero, cuando la estupidez social sea derrocada y se restituya a los comensales de sus propios lugares, sabrás que es mejor ser sincero que mentiroso. Pero actúa con mucha cautela al distinguirlos; no vaya a ocurrir que algún mentiroso hábil intente escabullirse hacia el altar que tanto lo ha regocijado.

¿Acaso goza el ave que, pudiendo volar, se le atan sus alas? ¿Acaso disfruta el animal al que se le despoja su naturaleza? Todos los seres vivientes sufren la privación de su naturaleza: el pez lo hace al no poder nadar, el caballo al no correr, el águila al no elevarse. Y esto es algo que el hombre –“ser superior”, como él mismo se autocalifica- no ha captado. Pero dime, ¿quién ata las alas del pájaro? No me contestarás que lo hace el ave misma, porque ningún ser buscaría el sufrimiento propio. Es evidente: el culpable es el homo sapiens, que no

bastándole su agonía existencial, opta por trasladarla a las otras bestias. Y somos tan crueles y egoístas, que comandados por el lujo fabricamos productos –de lo más imprescindibles para nuestra subsistencia- aniquilando a los animales más nobles y pacíficos de este mundo. Y así te pregunto: ¿todavía crees que la razón humana es por completo benigna? ¿Gozaríamos al ser despojados de ella? ¿Es la razón parte de nuestra naturaleza?

La experiencia es el heraldo, y la reflexión la carta: sin carta, no hay destino ni heraldo; sin heraldo, la carta nunca nos llegaría.

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