terror
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CUENTO DE TERROR*advertencia no leer a niños menores de 6 años puede causarles insomnio,
miedo, trastornos mentales e incluso la muerte.
LA VOZ.
Os voy a contar una historia que no pasó hace mucho tiempo.
Era un niño llamado Cristian al que le gustaba jugar en el
parque de al lado de su casa con su amiga Paola. Ellos tenían
doce años cada uno. Les encantaba jugar con la cuerda de
saltar, se pasaban horas y horas saltando.
Un día cualquiera, Paola le dijo a Cristian que cambiaran de
juego, que hicieran algo diferente,y a Paola se le ocurrió la
magnífica idea de que se fueran al lado del río, porque cerca de
allí había un cabaña que estaba abandonada, sobre la cual
había ciertos rumores. Decían que allí había sucedido un
asesinato y que se escuchaban voces y llantos de un niño que
llama al gente.
Cristian, que era un niño un poco nervioso, le dijo que a él no le
gustaba eso, que le producían un poco de escalofrío esas
historias, que mejor se quedaran allí. Paola, en cambio, era
más atrevida y le dijo que era un juego, que eso era mentira de
la gente, que eran historias. Insistió tanto, que Cristian terminó
por aceptar la invitación.
Partieron del parque con dirección a aquella cabaña y por el
camino se encontraron a un anciano que les preguntó que por
qué estaban solos y hacia dónde se dirigían. Ellos le
comentaron lo que querían hacer y aquel viejo les dijo que no
se acercaran allí, porque podrían lamentarlo. Cristian le dijo a
su Paola que regresaran a casa, y ella no aceptó y se marchó
sola sin Cristian.
Paola llegó a la cabaña y todo estaba tranquilo, no se
escuchaba nada. Ella se puso a reír cuando se alejaba de la
cabaña. Giró su cabeza y veo desde lo lejos a un niño que se
despedía de ella.
Ella no le dio mayor importancia y regresó a su casa. Al otro día
se encontró con Cristian y le contó que en aquella cabaña no
había sucedido nada. Entonces le dijo que la acompañara, que
se le había quedado allí la cuerda de saltar. Cristian,
escuchando a su amiga tan tranquila, decidió acompañarla.
Llegaron a la cabaña y todo se mostraba tan tranquilo que
empezaron a jugar con algunos palos que habían tirados por el
suelo.
Cuando de pronto empezaron a escuchar risas de alguien que
le decía que también quería jugar con ellos. Los niños se
llenaron de miedo e intentaron salir, pero no pudieron por
algún extraño motivo: la puerta estaba bloqueada. La voz
volvió a hablar “quiero jugar, quiero jugar” Cristian se puso a
gritar de repente. La voz se calló. Entonces Paola intentó salir
por una ventana, pero no había ninguna. Se le ocurrió mirar en
el baño a ver si había una, pero solo vio un espejo sucio y un
lavamanos curiosamente muy limpio. Cerca había un trapo, ella
lo cogió y limpió el espejo. Al mirar por el espejo vio a un niño
que la miraba ,de repente el niño bajó la cabeza mirando el
lavamanos, que estaba lleno de sangre.
Cristian gritó llamando a Paola y de repente el niño del espejo
desapareció con una sonrisa en la cara. Paola, asustada, fue
donde Cristian, pero cual fue su sorpresa al ver a su amigo
clavado del techo y sin cabeza. Paola, asustada, miró a su
alrededor: no había nadie ni si quiera la cabeza de Cristian. Ella
intentó salir y la puerta se abrió.
Llegó a su casa aterrorizada, no podían creer lo que había
visto. Decidió quedarse callada porque sus padres no la
creerían y todavía no sabía si de verdad era Cristian quien
estaba clavado de la pared, ya que no le pudo ver el rostro.
Después de todo aquello se fue a dormir, y a las 12:00 de la
noche un ruido que venia del baño la despertó. Ella se levantó
y entró en el baño. Miró por todos lados y no había nada ni
nadie, así que volvió a su habitación, pero al regresar a su
habitación encima de su cama estaba la cabeza de Cristian .
Y había una voz que decía “tú me abandonaste, tu dejaste que
me matara, por tu culpa estoy muerto, tú querías entrar, tú me
convenciste.” era la voz de Cristian.
Paola gritó hasta que se quedó sin voz. La madre de Paola
entró y ya no se oía nada, la cabeza ya no estaba.
La madre tranquilizó a su hija, pero fue en vano: dos semanas
después, la niña se suicidó ahorcándose con la cuerda de saltar
y después de aquello no se volvió a saber nada ni de ella ni de
Cristian.