Terapia Cognitiva Conductual
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Terapia Cognitivo-Conductual
Psicólogo Adán Domínguez
La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) es un
término genérico que se refiere a las terapias que
incorporan tanto intervenciones conductuales
(intentos directos de disminuir las conductas y
emociones disfuncionales modificando el
comportamiento)
como intervenciones
cognitivas (intentos de
disminuir las conductas
y emociones
disfuncionales
modificando las
evaluaciones y los
patrones de
pensamiento del
individuo).
Ambos tipos de intervenciones se basan en la suposición de que un
aprendizaje anterior está produciendo actualmente consecuencias
desadaptativas y que el propósito de la terapia consiste en reducir el
malestar o la conducta no deseados desaprendiendo lo aprendido o
proporcionando experiencias de aprendizaje nuevas, más
adaptativas. La terapia cognitivo conductual supone que las respuesta
motoras, fisiológicas y cognitivas que emite una persona, y que
constituyen su “comportamiento”, son en alguna medida consistentes y,
por tanto, se puede modificar el comportamiento, modificando uno de
los sistemas de respuesta. RAZONAMIENTO
EMOCIONES CONDUCTA
1. La TCC, a diferencia de las terapias
psicodinámicas, que se focalizan en los
pensamientos inconscientes y ponen
énfasis en la catarsis, se aboca a modificar
comportamientos y pensamientos, antes
que brindarle al paciente la oportunidad de
simplemente descargar sus sentimientos.
Está orientada hacia el presente, se investiga el
funcionamiento actual y no hay mayores exploraciones
del pasado, aunque por supuesto se hace una historia
clínica y se pone énfasis en los patrones disfuncionales
actuales de los pensamientos y conductas.
El énfasis de la TCC está
puesto más en el “¿Qué tengo
que hacer para cambiar?” que
en el “¿Por qué?”. Muchas
veces, el explorar
expresamente y conocer
cuáles son los motivos de lo
que nos ocurre no alcanza a
brindar una solución y no es
suficiente para producir un
cambio.
Pone énfasis en la
cuantificación, y se pueden
medir los progresos obtenidos
desde la primera sesión.
Se administran test psicológicos en los que se
evalúan los síntomas específicos, en su frecuencia,
duración, intensidad y características. Esta medición
es repetida periódicamente hasta la sesión final, para
tener una idea del cambio obtenido.
La relación terapeuta-paciente es de
colaboración y el enfoque es didáctico. Paciente y
terapeuta se comprometen a trabajar con un
objetivo común. Los pacientes pueden aportar
sugerencias y participar en el diseño de las tareas
para el hogar.
Se utiliza la biblioterapia, que consiste en
que el terapeuta recomiende o facilite libros,
folletos o apuntes acerca del problema para
que el paciente se informe de lo que le
sucede.
Tiende a fomentar la independencia del paciente.
Dado que este tipo de terapia busca lograr un
funcionamiento independiente, en ella se enfatiza el
aprendizaje, la modificación de conducta, las tareas
de autoayuda y el entrenamiento de habilidades
intersesión. Además, se refuerza el comportamiento
independiente.
Está centrada en los síntomas y su resolución. El
objetivo de la terapia es aumentar o reducir
conductas específicas, como por ejemplo ciertos
sentimientos (ansiedad, depresión, ira,
resentimientos, culpabilidad), pensamientos
(autodestructivos, complejos de inferioridad o
superioridad) o interacciones disfuncionales
(dependencia emocional, “mamitis”).
El lugar de promover un objetivo general, se
definen objetivos concretos a lograr y de esa forma
es mucho más fácil evaluar o modificar los síntomas
específicos y saber claramente lo qué se quiere
obtener o hacia dónde apunta la terapia. Por ejemplo:
¿el paciente está listo para iniciar un proceso
terapéutico?, ¿la familia ayuda o perjudica al
paciente?, etc.
Pone el énfasis en el cambio. Se le
solicita al paciente practicar nuevas
conductas y cogniciones en las sesiones,
y generalizarlas afuera como parte de la
tarea.
Se utiliza terapias a corto plazo. Las intervenciones
breves en consumidores de drogas pueden definirse como aquellas
prácticas destinadas a investigar un problema potencial y motivar
a un individuo a comenzar a hacer algo sobre el abuso de
sustancias. La meta final es que el paciente adquiera las bases
psicológicas, emocionales y conductuales necesarias para iniciar
un proceso terapéutico a largo plazo, es decir mantenimiento.
Difiere de la terapia a largo plazo en que el foco se sitúa sobre el
presente, enfatiza el uso de herramientas terapéuticas en un tiempo
más corto y enfoca un cambio de comportamiento más específico,
en lugar de un cambio a gran escala o más profundo.
SOLO POR HOY
Debate la posición del paciente, sus conductas y sus
creencias. Activamente se lo confronta con la idea de que
existen alternativas posibles para sus pensamientos y
patrones habituales de conducta, se promueve el
autocuestionamiento; ¿Realmente está bien lo que estoy
haciendo?, ¿Es normal que siga viviendo con mis padres?,
¿La forma en que veo al mundo a los demás y a mí mismo
es realista y objetiva?, ¿Toda la gente vive en depresión?
Se centra en la resolución de problemas. Al
comienzo de cada sesión el terapeuta indaga acerca
de los problemas en los que el paciente focalizó su
trabajo y cuáles necesita resolver en ese momento. Al
concluir la sesión, le pregunta si ha hecho algún
progreso al respecto y se da un compromiso para el
cambio y mantenimiento de éste.
Propone una continuidad temática entre las
sesiones. En cada sesión se revisan las tareas
indicadas para la semana anterior, se estudia cuál es
el problema actual y se planean actividades para la
semana siguiente. De manera directa se cuestiona el
por qué el paciente no está realizando las
indicaciones y sigue manteniendo el estatus quo.
Desmitifica la terapia. El plan de tratamiento
y el proceso terapéutico retiran el “velo de
misterio” que cubre a casi todas las
psicoterapias, al permitirle al paciente un libre
acceso a la información teórica o
metodológica mediante la biblioterapia.
Tiene una base empírica y trabaja con la
participación activa del paciente. Las tesis
cognitivo-conductuales han sido ampliamente
comprobadas respecto de su eficacia para
tratar una variedad de trastornos. Es decir, más
que simplemente decir que funciona, está
comprobado que funciona
Dentro de la TCC existen una serie de
puntos racionales que deben trabajarse con
los pacientes: 1. Nada es bueno o malo: es el pensamiento que
confiere esas cualidades.
2. La preocupación no tiene función profiláctica.
3. No interpretar como catastrófica cualquier situación
que no se presenta como uno quiera. 2+2=4
4. Todo mundo debe tratar de adquirir un grado de
independencia en lugar de depender de otra
persona.
5. Casi ningún caso de desdicha se debe a hechos
externos, sino a pensamientos internos.
6. La historia de un individuo ha ejercido influencia
sobre su conducta presente, sin embargo, no tiene
por qué seguir dirigiéndola ni afectándola.
7. La actitud constante de elegir siempre el camino
fácil, evitando dificultades y responsabilidades
suele llevar a la indolencia, a los temores y al
aburrimiento.
8. No sirve de nada preocuparse por los problemas
ajenos.
9. Quien se pone como meta la perfección o el
control absoluto de las exigencias de la vida suele
sumergirse en el pánico y en la ineficiencia.
10.Es indispensable corregir los errores pasados para
que las respuestas futuras sean más prosociales.
11.No es indispensable contar con el amor y la
aprobación de todas las personas que para el
individuo sean importantes. Lo principal es
enseñar a la gente a seprarar lo deseable de lo
necesario.
racias