Teorías sobre el cuento folclórico. Historia e ... · de mitos, leyendas, con la religiosidad y...

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  • Pablo Ana Maurel es licenciado en Filologa Hispnica y doctor en Teora de la Literatura por la Universidad de Zaragoza. El presente trabajo asume los contenidos de su tesis doctoral leda en octubre de 2009. Se ha ocupado de la recopilacin de materiales folclricos (Tres cuentos populares de Fuentes de Andaluca, 2002) y en 2009 particip en el I Encuentro turolense sobre folclore, literatura y leyendas urbanas, con la ponencia Crtica a la preeminencia del mito sobre el cuento. En 2011 ha sido finalista del XVII Concurso de Poesa y Cuento Jara Carrillo.

    Diseo de cubierta: A. Bretn

    Motivo de cubierta: Titania abrazando a Botton, John Henry Fuseli

  • Teoras sobre el cuento folclrico

    Historia e interpretacin

    C O L E C C I N E S T U D I O S

    F I L O L O G A

  • Pab lo A na Maure l

    Teoras sobre el cuento folclrico

    Historia e interpretacin

    Institucin Fernando el Catlico (C.S.I.C.)Excma. Diputacin de Zaragoza

    ZARAGOZA, 2012

  • Publicacin nmero 3.140 de la Institucin Fernando el Catlico Organismo autnomo de la Excma. Diputacin de Zaragoza Plaza de Espaa, 2 50071 Zaragoza (Espaa) Tels. [34] 976 28 88 78/79 Fax [34] 976 28 88 69 [email protected] www.ifc.dpz.es

    Pablo Ana Maurel

    De la presente edicin, Institucin Fernando el Catlico

    ISBN: 978-84-9911-170-4

    DEPSITO LEGAL: Z-780/2012

    PREIMPRESIN: Fototype, S.L. Zaragoza

    IMPRESIN: Gambn, S.A.

    IMPRESO EN ESPAA-UNIN EUROPEA

    mailto:[email protected]://www.ifc.dpz.es
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    INTRODUCC IN

    Trazar la historia de estos doscientos aos de estudio folcl-rico y desentraar el valor de las aportaciones de cada corrien-te de investigacin a lo que hoy en da entendemos como cuento popular: estos son los dos propsitos que han movido la redaccin de este estudio y, como tales, resultan merecedo-res de titularlo. Historia e interpretacin de dos siglos intenssi-mos que han visto convertirse estos relatos, de burdas historias propias de salvajes o de campesinos, en un material capaz de poner en contacto la actualidad con un estadio de la humani-dad del que se va obteniendo un grado de informacin, no mucho tiempo atrs, inimaginable.

    El carcter del gnero en s mismo y la naturaleza de las aproximaciones que han provocado plantean en un trabajo de este tipo dos cuestiones que deban quedar en todo momento claras: en primer lugar, no puede llevarse a cabo el estudio de las teoras sobre el cuento popular dejando a un lado el de otros fenmenos pertenecientes a la literatura tradicional; en segun-do lugar, emprender un repaso a las teoras del cuento implica tratar el de las corrientes ms importantes de pensamiento que vieron la luz durante los siglos XIX y XX. La postura ante estas dos cuestiones ha sido dictada por un grado de ambicin com-pletamente distinto. Por un lado, tras el rastro de los cuentos no ha de existir miedo en adentrarse en el estudio de otros gneros, entre los que el intercambio de elementos es constan-te. Las teoras sobre el cuento estn puestas en relacin con las de mitos, leyendas, con la religiosidad y sus manifestaciones sociales, con figuras especficas de los gneros orales y su par-ticular modo de transmisin, etctera. Ante estas relaciones,

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    parece aconsejable atreverse a una visin amplia y global, que aspira al conocimiento de los fenmenos en su contexto, aun cuando eso implique en ocasiones alejarse del punto inicial. El atomismo ha demostrado ser una postura incapaz de dar res-puestas vlidas. Sin embargo, respecto a la segunda cuestin, a la fuerza debe primar el comedimiento. Romanticismo, positi-vismo, estructuralismo, marxismo, psicologicismo todas en mayor o menor medida se acercan a los cuentos con sus pro-pias miradas. Emprender una interpretacin de sus distintos corpus ideolgicos hubiera rebasado la extensin de este tra-bajo y las capacidades de quien lo firma. S que se ha intenta-do explicar el acomodo que las interpretaciones de los cuentos tienen dentro del marco general de cada uno de estos movi-mientos. Pero siempre se ha preferido, en este sentido, la cla-ridad a la profundidad.

    La historia que se ofrece aqu aspira a presentar una visin de conjunto de todos los estudios que han hecho avanzar el conocimiento sobre el cuento, dndole importancia al momen-to en que se produjeron, a sus antecedentes y a sus circunstan-cias, a su difusin e influencia en los tiempos venideros. Es trascendental, para su justa valoracin, entender las relaciones entre los distintos puntos de vista, sus fricciones y sus coinci-dencias. Esta historia resulta, en ocasiones, bronca: las polmi-cas entre autores, las stiras descarnadas y personales, avatares editoriales y acadmicos todo ello, que innegablemente hace tambin avanzar el conocimiento sobre la materia, llena de vida este repaso.

    El intento de una historia crtica de los estudios del cuento contaba con una serie de precedentes, fragmentarios pero va-liossimos. Fragmentarios en su propia concepcin, pues siem-pre aparecen formando parte o prembulo del desarrollo de una tesis. Puede servir de buen ejemplo la revisin que Thompson realiza de los estudios positivistas. Pero el valor de este tipo de estudios histricos es enorme, no solo por ofrecer noticias de obras que el tiempo ha ido obligando a pasar desa-percibidas sino tambin para entender a partir de esta crtica

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    TEORAS SOBRE EL CUENTO FOLCLRICO: HISTORIA E INTERPRETACIN

    los postulados de las corrientes a las que pertenecen. En ese sentido, los estudios de Meletinski, Calvino o Holbek han sido en todo momento referentes y como tales citados en auxilio de los objetivos planteados.

    Este trabajo hubiera sido imposible sin la lucidez y la pa-ciencia de mi maestro Luis Beltrn Almera, sin los siempre apreciados consejos del profesor Pedrosa y sin la ayuda incon-dicional del profesor Arags. Contar con su amistad facilita mucho las cosas. Reconozco en cada uno de los fragmentos de este libro a todos aquellos que me han ayudado en estos aos, en especial a Isabel Guerrero por sus imprescindibles traduc-ciones y a Amado Guerrero por sus consejos y ayuda en la revisin final del trabajo.

  • CAPTULO 1

    EL ROMANTICISMO Y LOS GRIMM

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    1.1. Por qu aqu y ahora?

    No es frecuente encontrar en el estudio de los cuentos po-pulares ideas que sean compartidas por la prctica totalidad de las distintas escuelas e investigadores. Sin embargo, y respecto al inicio de los estudios cientficos del cuento, existe unanimi-dad al situar en los primeros aos del siglo XIX y, en concreto, en las figuras de Jacob y Wilhelm Grimm, el punto de referen-cia desde el que comienza el acercamiento al gnero.1

    Partiendo de esta base, resulta conveniente reflexionar so-bre qu circunstancias favorecieron la aparicin de esta nueva mirada a un material que jams antes haba sido tratado de este modo. Tras casi dos siglos de estudios, es posible afirmar que el nacimiento de esta disciplina viene dado por la combi-nacin de distintas circunstancias histricas, polticas, estticas y personales que pueden resumirse en cinco: la revolucin ideolgica y cultural romntica; la situacin poltica alemana y el nacimiento de una fuerte conciencia nacional; la aparicin

    1 Para Lthi, los Grimm fundan los estudios sobre el cuento folclrico porque entre los dos cubren las distintas disciplinas que con posterioridad sern nece-sarias para abordar dichos estudios con garantas: son folcloristas, tericos de la literatura, intrpretes, etctera (124). En el mismo sentido apunta Volosky (51). Calvino afirma tambin que ellos fueron los primeros en entender la compilacin de textos de folklore como una labor cientfica, proponindose expresar fielmente con la escritura la palabra del pueblo (88). Todas las corrientes posteriores esta-blecen la ingente labor de los dos hermanos de Hanau como el origen de los estu-dios modernos del cuento popular: Wellek (318-323), Tollinchi (825), Thompson (1972, 475), en Grimm (2000, 36) Por si fuera poco, los manuscritos de los cuen-tos conservados en el Museo de Kassel fueron inscritos en 2005 en el registro de la Memoria del Mundo, Patrimonio Cultural de la Unesco, por ser la primera recopi-lacin sistemtica y cientfica de la tradicin de leyendas europeas y orientales, segn noticia del 24 de junio de 2005 tomada de www.dw-world.de/dw/article.

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    del mtodo comparatista, que abre unas expectativas de cono-cimiento tambin insospechadas antes; la nueva consideracin de la infancia y, por lo tanto, de la literatura para nios; y la in-novadora forma de acercarse a la masa informe de material po-pular que el pueblo conservaba desde tiempos inmemoriales.

    Sin llegar a posiciones encontradas, los distintos investiga-dores inciden en la influencia ms o menos decisiva de unos u otros factores. Del estudio detallado de estos fenmenos y de lo que se ha reflexionado sobre ellos puede obtenerse importante informacin sobre cmo y por qu surgen con los hermanos Grimm los estudios modernos sobre el cuento popular.

    1.1.1. MOVIMIENTO ROMNTICO

    Alles ist ein Mrchen. Todo es un cuento de hadas afirma-ba Novalis al pensar en el cuento como en el canon de la poe-sa (Wellek, 101). Los tiempos se mostraban propicios para el estudio del gnero: del mismo modo que la Francia revolucio-naria y Napolen haban tenido como referente la voz de los clsicos greco-latinos, los seguidores del nuevo movimiento escuchaban lo que Calvino define como la voz del pueblo o Volksgeist (88). En ella era donde los romnticos iban a buscar las referencias del remoto pasado en que, por encima de la poesa artstica, resonaba la poesa natural. Friedrich Schiller ya haba sentenciado que todo verdadero genio, para serlo, deba ser ingenuo, es decir, alguien que ensancha la naturaleza sin salirse de ella (78).

    La llegada de las nuevas ideas se establece dentro de un proceso histrico que puede seguirse con cierta claridad: a los excesos racionalistas del Siglo de las Luces (Aufklrung) se opone entre 1740 y 1780 un primer movimiento, denominado por los alemanes Empfindsamkeit. Dentro de este periodo se encuentra el Sturm und Drang, acerca del cual dice Goethe:

    He tenido la suerte de haber nacido en una poca en la que los grandes acontecimientos universales estaban al orden

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    del da y fueron sucedindose a todo lo largo de mi vida (186).

    Es la poca en que aparece la primera obra de Schiller, Die Ruber, y es el momento anterior al Romantik, tras un periodo Klassik en el que retornan brevemente las ideas propias de la poesa artstica. El Romantik (1796-1835) es el periodo en el que sobresalen Schlegel, Novalis, von Eichendorff y los Grimm. La postura mantenida ante los acontecimientos que se sucedan, las ideas y las obras de varias grandes personalidades marca-rn este periodo Romantik.

    La primera de ellas es la de Jean Jacques Rousseau y su propuesta de una vida ms ligada a la naturaleza. Sera este un modo de vida que el pueblo habra conservado y que se vera reflejado en todas sus manifestaciones. Los planteamientos de Rousseau fueron tomados como propios por el romanticismo, independientemente de que su interpretacin sirviera para ob-jetivos distintos a los del filsofo francs:

    Un rousseanismo de segunda mano y tergiversado, que idealiza las condiciones de la vida popular y rstica en vezde descubrir en ella como pretenda el genuino espritu de Rousseau las ms gangrenadas cicatrices de las ofensas que la historia de la civilizacin ha perpetrado a la carne del hombre (Calvino, 73).

    Tan cierta es la tergiversacin de la que habla Calvino como real e importante fue su influencia en el movimiento romntico.

    Otra trascendental aportacin al pensamiento romntico es la de Johann Gottfried Herder (1744-1803). Filsofo, antrop-logo y etnlogo alemn preocupado por el folclore, Herder en el prefacio a Stimmen der Vlker (Canciones populares de 1786-1789, publicadas pstumamente con el ttulo en espaol Las voces del pueblo) plantea la importancia de la literatura po-pular frente a la poesa artstica. Herder inicia, basndose en Winckelmann y Hamann, el inters cientfico por el material literario popular, como depositario de unas creencias escondi-das por el tiempo, haciendo frente al pensamiento generaliza-

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    do en su poca que consideraba este material como algo digno de desprecio. Herder es contemporneo de nombres que for-man parte de la historia de los orgenes de la ciencia del folclo-re: James Macpherson (1736-1796), el descubridor del poeta legendario galico Ossian; y el autor de Reliques of Ancient English Poetry, Thomas Percy. Es esta una corriente europea que est convencida de la existencia de una literatura primitiva original admirable, as como la de pueblos absolutamente ori-ginales, como los griegos, los hebreos y los germanos. Herder tuvo una radical importancia en la corriente de pensamiento de la poca al estimular a pensar la literatura histricamente. La Historia en el Romanticismo se transforma en el fundamen-to de todas las disciplinas del espritu. Herder, a imitacin de la Historia del Arte de Winckelmann, impone a la Historia el su-puesto de organicismo (lenta evolucin anloga al crecimiento animal) y asume el principio de continuidad del espritu. Como consecuencia de esto, la literatura deja de verse como retrica acadmica y se ve en relacin con movimientos culturales: las obras literarias no se entendern si no son entendidas sus con-diciones histricas. A partir de aqu se comprende la aparicin de estudios sobre la literatura clsica, el snscrito, la literatura europea antigua, literatura comparada o investigaciones hist-rico-literarias. La nueva idea de historicidad de Herder, que se encuentra en Tambin una filosofa de la Historia (Auch eine Philosophie der Geschichte, 1773), es de tal importancia que merece una reflexin. Herder se enfrenta con la idea ilustrada de la bondad del progreso, que se traduce en un optimismo desmesurado sobre la civilizacin occidental, la tcnica y la razn, una confianza en la irreversibilidad de su marcha. Es una idea de progreso lineal que lleva a una proyeccin inusi-tada hacia el futuro. Esta euforia queda apagada con el fracaso de la Revolucin francesa y la llegada del Romanticismo. Her-der critica esta idea ilustrada de progreso, de la perfectibilidad y de la causacin histrica basada en elementos mecnicos o arbi-trarios. La idea de progreso herderiano opera desde dentro del periodo en que se gesta, es consustancial a l y, por lo tanto, particular. Habr que juzgar a cada periodo de acuerdo con sus

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    TEORAS SOBRE EL CUENTO FOLCLRICO: HISTORIA E INTERPRETACIN

    propios trminos, por lo que el valor individual de cada poca, de cada pueblo y de cada cosa adquiere suma importancia. La nueva unidad histrica no ser la humanidad sino el pueblo (Tollinchi, 595). Bajo este planteamiento, tradicin y progreso han de formar un continuo: la tradicin servir para reconciliar la permanencia con el cambio.

    Un tercer referente del movimiento romntico es Friedrich W. J. von Schelling, cuyas obras Filosofa del Arte y Conferen-cias sobre la Filosofa de la Mitologa y la Revelacin son con-sideradas por algunos crticos como las causantes del cambio que se produce en la valoracin de la literatura popular (Ola-lla, 27-28). Para Schelling, los fundamentos ltimos de la vida y la sociedad se encuentran en sus mitos fundadores, que sur-gen a su vez de la necesidad del ser humano de dar sentido a su mundo. Schelling piensa que la base del mito es la actividad artstica creadora del pueblo que, a su vez, lo conforma por-que es accesible a todos los individuos que forman parte de l. Lo que diferencia a la razn del mito es que aquella solo est al alcance de los iniciados mientras que el mito adquiere un carcter universal.

    El entorno de los Grimm est inmerso en este movimiento romntico: Joseph Grres, von Kleist, Adam Mller Herder haba exhortado a coleccionar cantos populares, de los que dependa la vida y resurreccin de la cultura alemana. Todos ellos se lanzan a estudiar ya sean cuentos, leyendas o cantos populares, con los que recuperar un tipo de poesa no conta-minada por la civilizacin moderna (Wellek, 313). As se resca-tarn obras como Los Nibelungos o los Edda. La idea de conti-nuidad del sentir histrico romntico derivar en la filiacin con la Edad Media, cuyas bases de estudio sern planteadas por Friedrich Schlegel al resaltar los elementos antiguos y cl-sicos que se dan en la poca (Tollinchi, 688). Al lado de los Grimm, una emblemtica pareja de estudiosos contribuir de-cisivamente en esta tarea investigadora: Clemens Brentano y Achim von Arnim publican entre 1806 y 1808 la coleccin de cantares populares alemanes Des Knaben Wunderhorn (El pro-

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    digioso cuerno del muchacho). Su propsito era el mismo que movi a los hermanos Grimm a afrontar su coleccin de cuen-tos: recoger de la tradicin oral canciones y versos que haban sido transmitidos de generacin en generacin desde tiempos remotos. Unos y otros, guiados por un mismo inters, llevarn a cabo una importantsima labor de recuperacin de una litera-tura desdeada hasta ese momento por los crticos. Las dife-rencias que surgen entre ellos, que se estudiarn posterior-mente, respecto al mtodo de trabajo y reelaboracin de los textos ayudarn tambin a reflexionar sobre el modo idneo de tratamiento del material popular.

    1.1.2. NACIONALISMO

    En la historia de los estudios del cuento folclrico existen varias ideas que se han instalado con el carcter de hecho de-mostrado en el imaginario cultural y son asumidas como tal. Una de estas ideas es que los hermanos Grimm emprendieron su tarea de estudio y recopilacin de cuentos populares movi-dos nicamente por un inters patritico. Las razones histri-cas que pueden aportarse para sustentar esta afirmacin son evidentes: la derrota de Prusia en la batalla de Jena siembra en el futuro pueblo alemn un sentimiento de patriotismo exacer-bado, por otra parte similar al que siente el resto de los pue-blos de Europa, que asisten impotentes al paseo triunfal de las tropas de Napolen I por la mayor parte del Viejo Continente. Es bien cierto que la futura Alemania cuenta con una situacin especial que hace ms hondo este sentimiento patritico: ya desde el siglo XVII, como afirma Jean-Paul Demoule, sus lites arrastran problemas de identidad territorial, lingstica, estatu-taria e, incluso, de denominacin (Allemands, Deutschen, Ger-mans, Tedeschi, Niemtzi, etctera). Por eso, cuando Napolen pierde Alemania en 1814, toda su poblacin, que se haba ali-neado junto al rey de Prusia, o junto al emperador austriaco, para luchar juntos, una vez expulsados los franceses, se propo-ne crear una nacin propia. Los Grimm, que fueron activos participantes en esta realidad histrica, trabajaron dentro de

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    sus distintas disciplinas intelectuales, como se ver ms abajo, por ese objetivo comn al lado de sus compatriotas. Es verdad que el nacionalismo es un valor progresista en esa mitad del siglo XIX y que son muy frecuentes las afirmaciones de Jacob o de Wilhelm a lo largo de sus distintas obras sobre el carcter poltico-nacionalista de estas. Por ejemplo, cuando el primero de ellos afirma que su Historia de la lengua alemana se trata de una obra poltica hasta la mdula (Demoule). La conclusin de todas estas afirmaciones dispersas en la ingente produccin de los Grimm, centrada adems dentro del terreno de la tradicin popular, la da esta concisa cita de Wellek:

    A su juicio [al de Jacob Grimm], la poesa popular tiene carcter universalsimo, pero a las naciones germnicas les toca la mejor parte en su creacin y conservacin. Particular-mente, podemos ir rastreando huellas en la antigua poesa francesa para llegar indefectiblemente a una supuesta fuente

    germnica (318).

    Sin embargo, dos puntos importantes desbaratan esa idea asumida generalmente sobre el patriotismo como esencial mo-tor en la tarea de los Grimm. El primero es que ninguno de los autores que ha abordado el problema con profundidad desliga el carcter nacionalista de sus creaciones e investigaciones del espritu romntico de la poca. No son estos dos aspectos se-parables. La mayora de los autores toman romanticismo y na-cionalismo como dos caras de una misma moneda (Calvino, 90; Holbek, 225). Ni siquiera aquellos que ideolgicamente pudieran sentirse tentados a sobrevalorar la importancia del fenmeno nacionalista, como es el caso de Juan Valera, lo ha-cen cuando se refiere al trabajo no solo de los Grimm sino de Grofton Croke, Souvestre o el polaco Woysick (Olalla, 14-15).

    Pero adems, el propio concepto de nacionalismo puede encerrar trampas para un lector de nuestro siglo. Es frecuente en las investigaciones del cuento popular (y es de temer queen otros tipos de investigaciones) que fenmenos de doscien-tos aos atrs intenten ser entendidos bajo perspectivas actua-les. Se hace necesario realizar un esfuerzo para comprender

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    qu significaba ser nacionalista para los Grimm y sus contem-porneos y, de ese modo, apreciar cmo ese sentimiento pa-tritico no es sino una manifestacin ms del marco ideolgico romntico. Un germanismo incipiente e inconsciente ya se en-cuentra en El Espritu Nacional Alemn (1765) de Friedrich Karl von Moser y en toda la obra de Klopstock (1724-1803). Este nacionalismo se torna consciente a partir de dos obras: la primera de ellas es Historia de Osnabrck (1768), de Justus Mser. Mser, descubridor de la historicidad del Derecho, con-vierte al campesino del periodo ureo de los antiguos sajones en el estrato original de la sociedad. La segunda es Ideas sobre la Historia de la Humanidad (Ideen zur Geschichte der Mens-chheit) de Herder. El nacionalismo historicista alemn o libe-ral-romntico se basa en la idea de nacin de Herder: la nacin no es un concepto poltico o biolgico sino espiritual y moral, cuya piedra angular es la nocin de Volksgeist o alma de la nacin. Esta alma nacional reemplaza al concepto de ciudada-na y se refleja en una lengua y en una cultura propias. Para Herder, natural y nacional son dos trminos identificables (To-llinchi, 793). As se aprecia, siguiendo a Hernndez Bravo de Laguna, que hasta 1848 las actividades nacionalistas casi se li-mitaron al campo cultural, al desarrollo de las lenguas y lasliteraturas populares. Y en este tipo de actividades, mostrando en principio un profundo desinters por la poltica, surge el trabajo de los Grimm junto a la Escuela histrica del Derecho de Savigny y Puchta o el nacionalismo musical de Chopin o Liszt, entre otras muchas manifestaciones. Porque, por su ori-gen, el nacionalismo alemn es un nacionalismo ms de carc-ter literario y sentimental que de ndole poltica, como fue el ingls, el francs o el norteamericano. Es ms bien la situacin poltica del momento la que lo incita hacia la poltica. Los de-cretos de Karlsbad en 1819 aplastaron la libertad poltica e in-telectual del pas y transformaron a la confederacin alemana en un instrumento de la reaccin poltica de la Santa Alianza. Durante treinta aos esta fue la situacin. Este duro ambiente poltico golpear a los integrantes del movimiento romntico, condicionndolos gravemente, como se ver despus en la

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    TEORAS SOBRE EL CUENTO FOLCLRICO: HISTORIA E INTERPRETACIN

    trayectoria de los Grimm. Pero, como afirma Tollinchi, no pa-rece existir una teora ni praxis poltica que se pueda llamar especficamente romntica (930). Es verdad que la lectura de una gran cantidad de afirmaciones descontextualizadas puede invitar a pensar que el nacionalismo de Herder y de los Grimm es un nacionalismo antiuniversalista e irracional, porque de-fiende sin paliativos las diferencias entre los pueblos frente al igualitarismo racional francs, que pretenda extraer unos prin-cipios comunes vlidos para todo el gnero humano. Pero contra este Estado ilustrado y revolucionario, negador de la diferencia, luchan los romnticos con el arma no de la poltica sino de la Historia. La Historia une al pasado, al periodo germi-nal de mayor esplendor de cada nacin, que era lo que Napo-len quera eliminar. Solo muy avanzado el siglo, con obras como Historia de la poca Imperial Alemana, de Guillermo Giesebrecht (1855-1888), la Historia ser utilizada en Alemania con fines polticos y dejar abierta la puerta a Fichte (Discursos a la nacin alemana) y su larga desviacin hacia concepcio-nes de superioridad alemana. Pero el nacionalismo de Herder, que no considera a la nacin como instancia ltima, como cri-terio absoluto, se basa en la creencia de una armona natural entre el individuo y la nacin, y entre las naciones entre s. Es el suyo un universalismo hermenutico e ideal que, sin renun-ciar a las diferencias nacionales, considera que cada pueblo contribuye a su manera a la cultura universal. Solamente, en-tonces, partiendo del concepto de Volksgeist e inscribindolo dentro de este mbito ideolgico se pueden comprender en su justa medida las afirmaciones nacionalistas de Jacob yWilhelm Grimm.

    1.1.3. COMPARATISMO

    En el mbito de las disciplinas humansticas se respira un envidiable ambiente de optimismo a comienzos del siglo XIX. El descubrimiento del origen del lenguaje y el conocimiento de la lengua primitiva eran dos aspiraciones propias ya de pocas de la humanidad anteriores. Vislumbrar la posibilidad

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    de resolver estas dos cuestiones abra una cantidad extraordi-naria de expectativas. En 1816 el alemn Franz Boop publica Sobre el sistema de conjugacin del snscrito en comparacin con el de las lenguas griega, latina, persa y alemana, que constituye el punto de partida de la filologa comparada. La importancia de la obra de Boop es indudable, aunque antes de l haba llamado ya la atencin sobre el snscrito Sir William Jones, un administrador colonial a quien se le reconoce como su descubridor a partir de una conferencia pronunciada en Calcuta el 2 de febrero de 1786; o H. Th. Colebrooke y W. Ca-rey con sus gramticas (Demoule). La siguiente cita de Olalla resulta clarificadora sobre la importancia de este fenmeno:

    El descubrimiento de la lengua y la literatura snscrita fue un hecho decisivo porque puso fin a una concepcin de la cultura que estableca su nico y verdadero centro en el mun-do de la antigedad clsica. Al descubrimiento del origen co-mn del griego y el snscrito lo llam Hegel el descubrimiento de un nuevo mundo. Bajo esa luz consideraron su trabajo los

    que estudiaban gramtica comparada en el s. XIX (32).

    Boop es, sobre todo, un lingista. Bajo la influencia de Schlegel, inicia sus estudios sobre el snscrito y la compara-cin indoeuropea, y se da cuenta pronto de la importanciade considerar a las lenguas en s mismas y no como medio de acceso a las culturas. Esta idea ya se encuentra en Tratado so-bre el Origen de la Lengua de Herder. Para Herder, la lengua no es un mero signo externo sino que se origina en una fuerza fundamental del alma. Es la idea de la Einfhlung o penetracin en las cosas por medio del sentir, no de la reflexin, que Herder aplic al entendimiento de todas las disciplinas del espritu. La lengua no puede separarse del pensamiento ni convertirse en una herramienta de este. Con este antecedente, los estudios fun-damentalmente morfolgicos de Boop suponen el inicio de una nueva forma de enfrentarse a misterios irresolubles.

    En esta lenta puesta a punto de la nueva metodologa so-bresalen en el campo de la lingstica nombres como el de Rasmus Kristian Rask, y su intento de gramtica general filos-

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    fica, basada en las lenguas reales; Jacob Grimm, que introduce su sentido esttico y una dimensin histrica al estudio de las leyes fonticas, desde la primera edicin, en 1819, de Deutsche Grammatik (ampliada entre 1822 y 1837 en una segunda edi-cin con cuatro volmenes); o Schleicher y su Compendium der vergleichenden Grammatik der indogermanischen Ursprache, des Altindischen, Alteranischen, Altgriechischen, Altitalischen, Altkeltischen, Altslawischen und Altdeutschen (1861-1862).

    Se abren campos de investigacin originales en todas las disciplinas humansticas, de los que puede servir de ejemplo la antropologa comparada de W. von Humboldt. Sin embargo, las bases tericas sobre las que se va a fundamentar el mtodo comparatista no son nuevas ni originales. Valgan nuevamente de ejemplo Rask, que considera el lenguaje como un objeto de la naturaleza, y sita su estudio en un plano similar al de la Historia Natural; o Humboldt y su avasallador muestrario de ejemplos en apoyo de todos los casos particulares de lenguas a cul ms exticas. Son los casos, a su vez, de Wilhelm Sche-ler y la geografa lingstica, los postulados de W. D. Whitney y su constante comparacin de la lingstica con las ciencias naturales, etctera. Como se puede apreciar, la filologa com-parada se apropia de las bases tericas de las ciencias y, curio-samente, coincide con la aplicacin en ellas del mtodo com-parado: existe una anatoma comparada, una botnica compa-rada, una zoologa comparada, etctera. Los comienzos del XIX son la poca del desarrollo de las ciencias de la naturaleza y el inters por ellas es compartido por los primeros romnti-cos (Schlegel, Novalis). Su razonamiento y el de los cientfi-cos es el mismo.

    El giro metodolgico es importante, pues la formulacin de leyes generales ya no va a basarse en unos a priori que con-ciernan a la organizacin del pensamiento, sino en unos he-chos y en la observacin de fenmenos diferentes, suscepti-bles de ser histricamente asociados a un determinado grupo o, incluso, a verdaderos tipos. Pero adems, la historizacin de la lengua produce la ciencia misma de la filologa y la lings-tica. Para Michel Foucault, este es uno de los acontecimientos

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    ms importantes de la historia de la cultura (282). La lengua se transforma definitivamente en un fenmeno completamente humano. Se abandona la bsqueda de los orgenes de la len-gua o de una nica lengua original, de origen divino, y se centra en el estudio de un protolenguaje ideal que sirva para orientar el estudio de las lenguas presentes.2

    Centrando el tema, es posible sintetizar en cuatro puntos las ideas que la filologa comparada va a aportar a los orgenes de los estudios sobre el cuento folclrico:

    a) La historia es un libro tan sagrado como la naturaleza.

    b) La filologa comparada posibilita el acercamiento de cualquier periodo histrico a la esfera de la historia positiva.

    c) Va a ser posible demostrar la realidad de un periodo de la historia anterior al comienzo de los ms antiguos dialectos arios: el periodo mtico.

    d) La llave para el conocimiento, no solo de la existencia de ese periodo sino del estado de su pensamiento, religin o civi-lizacin, la tiene el lenguaje.

    Con estos optimistas planteamientos, pues se crea posible alcanzar para las ciencias humanas la certeza propia de las ciencias naturales, surge el inters por el cuento popular.

    1.1.4. LITERATURA INFANTIL

    Respecto a la consideracin de la literatura para nios en el comienzo del siglo XIX, se presenta tambin una situacin fa-vorable para que este momento resulte clave en la evolucin histrica de estos textos. Es inevitable la analoga entre esa idlica poca de la humanidad, a cuyo rescate se aprestan los romnticos, y la infancia dentro del ciclo vital del ser humano.

    2 Con el comparatismo se hizo claro, de una vez por todas, que las lenguas sufren un cambio constante, que los cambios no son arbitrarios sino regulares, que las analogas y las modificaciones dan pie para organizar las lenguas en familias y, a la vez, para suponer un antecesor ya desaparecido pero perfectamente recons-truible (Tollinchi, 644).

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    TEORAS SOBRE EL CUENTO FOLCLRICO: HISTORIA E INTERPRETACIN

    Shelley se refiere a esa etapa histrica, en la que todo hombre era poeta como la infancia del mundo (Wellek, 149). El pre-facio al primer volumen de la primera edicin de los Kinder und Hausmrchen3 se abre con una extensa metfora, de las que tanto gusta Wilhelm Grimm, acerca de que la Historia es una gran tormenta sobre el campo que es la Edad de Oro pri-migenio (Tatar, 252).4

    A la vista de lo expresado por ellos mismos en los prefacios a las distintas ediciones de sus cuentos, los Grimm eran cons-cientes de que su obra llegaba a los nios. No poda ser de otro modo si se tiene en cuenta, tambin, que su labor de re-copilacin se llev a cabo directamente con las personas y en los ambientes donde todava entonces se narraban los cuentos. Y se narraban a los nios; eran historias para nios. Ms o me-nos conscientemente, el propio espacio en el que recogieron la mayor parte de los cuentos, Hessen, cerca de Kassel, lugar en el que transcurri la infancia de los dos hermanos, hubo de influir en su percepcin respecto a las historias que escucha-ban y registraban. Evidentemente, desde su propio ttulo hasta la vieta que acompaa a la primera edicin, que fue dibujada por un tercer hermano Grimm, Ludwig, todo hace pensar que la coleccin de cuentos iba dirigida a los nios (Calvino, 93). Sin embargo, basta leer los prefacios al primer y segundo volu-men de la obra (1812 y 1815) para apreciar que este detalle haba pasado desapercibido a los autores. Solo en la edicin de 1815 aparecen referencias explcitas al nio como receptor de los cuentos. En el prefacio al primer volumen, las mencio-nes al mundo de la infancia no van ms all de la retrica un tanto alambicada de Wilhelm: Los cuentos son tan puros

    3 Cuentos de nios y del hogar, Fbulas para nios y familias, Cuentos in-fantiles y caseros, etctera. Ninguna de las traducciones del ttulo de los Grimm ha hecho fortuna como para imponerse y ser admitida mayoritariamente por los au-tores y editores en espaol. En busca de la claridad, aun a riesgo de caer en la pedantera, me referir a ellos a partir de ahora por una parte o la totalidad del ttulo original en alemn.

    4 No tengo noticia de que los prefacios a los distintos volmenes y colec-ciones de los Kinder hayan sido traducidos al espaol en su totalidad. En ingls, los ofrece Tatar (1987), de donde yo traduzco.

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    como los nios (Tatar, 254). Las crticas recibidas a partir de la edicin de 1812 son las que obligan a replantearse el problema de la naturaleza infantil de los cuentos. Y estas fueron abun-dantes y virulentas: la segunda edicin de los Kinder fue prohibida en Austria por resultar sus cuentos supersticiosos y fueron muchos los que los consideraron directamente amora-les (Grimm, 2006, 20). La impresin que queda es que los Grimm se vieran sorprendidos por una reaccin que ellos no haban previsto. Su acercamiento a estas narraciones tena ms que ver con la investigacin filolgica y el rescate de la cultura popular que con la inmediata recepcin de los nios. Algunos autores lo afirman con rotundidad: Los Grimm son tradiciona-listas, no escritores para nios (Grimm, 2005, 9). El modo de recoger los cuentos (sus anotaciones de datos e informantes, el registro de fechas exactas de recopilacin, etctera) hacen pensar que la idea no era escribir para nios sino la investiga-cin. Jacob siempre defendi esta postura frente a Wilhelm, que era ms consciente de que el material con el que trabaja-ban eran obras literarias de raz popular que desde haca tiem-po pertenecan al mundo infantil. Fuera por estas crticas, por el carcter del mayor de los Grimm, que pareca encontrarse ms a gusto entre documentos que polemizando, o por una suma de estas y otras razones, el hecho es que Wilhelm asume la iniciativa sobre la coleccin desde el segundo de los vol-menes y esto supone un cambio de rumbo. Hrlimann afirma que solo en la segunda refundicin se tiene el sentimiento de que los narradores piensan realmente en el mundo de los ni-os cuando se ponen a escribir (49). Esta impresin queda confirmada explcitamente en el prefacio al volumen de 1815. En ella, Wilhelm se defiende de quienes critican la crudeza de los cuentos y los consideran inapropiados para los nios. De suyo poco polemista, sin embargo, no duda en arremeter con-tra cierto tipo de hipocresa que, a la vista queda, ha persegui-do hasta nuestros das a la literatura que llega a los nios:

    La objecin de que algunos no se atreveran a dejar este libro en manos de sus hijos, la he previsto pero no hay cmo evitarlo [] Nosotros, por ejemplo, hemos ledo la Biblia en

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    TEORAS SOBRE EL CUENTO FOLCLRICO: HISTORIA E INTERPRETACIN

    casa, cada noche un captulo, y se encuentran muchos prra-fos en ella que alguien con carcter inquieto hubiera omitido (Tatar, 262).

    La solucin es la seleccin de los mismos por parte de los padres, una seleccin que los Grimm no estn dispuestos a realizar. Todo lo natural es sano. Nadie puede exigir que se adecue la naturaleza, viene a decir (Tatar, 262). Como se ver enseguida, el respeto con que los Grimm tratan su material est guiado por principios que no entran en cuestin por la consideracin sobre el resultado final de sus contemporneos. En el prefacio a la segunda edicin en 1819, que es una refun-dicin de los prefacios de 1812 y 1815, Wilhelm se opone sin paliativos a quienes rehacen los cuentos. A la tradicin oral hay que enfrentarse con espritu creativo, pero hay que dife-renciar claramente los cambios producidos por la propia evo-lucin de las narraciones de las adaptaciones del intelectual-creador guiadas por el capricho (Tatar, 269). Aunque con abso-luta seguridad no fueran concebidas con este fin, Wilhelm ofrece el gran nmero de anotaciones de los cuentos, con sus variantes, que a partir de 1822 formar un volumen indepen-diente, para que los padres puedan seleccionar previamente aquello que crean ms conveniente para la lectura de sus hijos y se vea ms claro el valor educativo de los cuentos (Tatar, 268). Pero quedan planteadas las prioridades: la transforma-cin de los cuentos ha de seguir sus propias leyes.

    Y eso que cambios se hicieron. En el prefacio de 1819, Wil-helm lo admite: respecto a la primera edicin, el primer volu-men cambia casi completamente (Tatar, 268). La causa de esta revisin profunda es, segn el autor, la revisin de todo lo sos-pechoso de ser extranjero. Pero estudios pormenorizados de los textos demuestran cmo van desapareciendo a partir de 1815 aquellos pasajes que pudieran ser tenidos por indecentes (Do-llerup, 140) o cmo, aunque la obra estuviera dirigida ms a un pblico adulto y un tanto erudito, los cuentos fueron adap-tndose teniendo los buenos valores protestantes como refe-rencia (Wildling, 27-30).

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    Afirma Rodari que las fbulas habran nacido por cada del mundo sacro al mundo laico, como por cada han llegado al mundo infantil, convertidos en juguetes que en pocas prece-dentes han sido rituales y culturales (85). Queda la impresin de que a los hermanos Grimm les lleg por cada el problema de la adecuacin de los cuentos para los nios y que nunca acaba-ron de encontrarse cmodos entre el firme convencimiento sobre cmo tratar la literatura popular y la recepcin de sus contemporneos de dicho material.

    1.1.5. AUTORA DE LOS CUENTOS

    En relacin con el tratamiento de los cuentos que recopi-lan, los Grimm abren tambin un nuevo mtodo de trabajo, ajeno a las colecciones de cuentos que se haban hecho en los siglos anteriores por Straparola, Basile o Perrault, que va a ser el germen de los procedimientos seguidos en el futuro. Al me-nos, algunas de sus preocupaciones hacia el mtodo de reco-gida del material, el trabajo con las distintas variantes de los cuentos y el modo de redactarlos con posterioridad esbozan formas de trabajo que se desarrollarn en su siglo y en el veni-dero. Nuevamente en los prefacios de las ediciones de los cuentos se encuentra la mejor informacin para conocer cules eran las inquietudes de los Grimm respecto a este aspecto no poco importante de su labor.

    Lo primero que llama la atencin es que los Grimm eran conscientes de la importancia que tena su labor recopilatoria y la trascendencia de un buen mtodo de trabajo. Saben, y lo afirman con cierto orgullo, que son los primeros en enfrentarse a semejante empresa en Alemania (Tatar, 269). Por lo mismo, son los responsables de crear un mtodo de trabajo nuevo para esta nueva empresa. Este mtodo de trabajo descansa so-bre la recogida detallada de todas las versiones posibles de cada cuento (Tatar, 253). Los dos hermanos llevan desde 1806 recogiendo material con minuciosidad, tomando nota del modo ms fidedigno posible no solo de las narraciones que escuchaban sino tambin de las circunstancias que condiciona-

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    ban la narracin. Los Grimm dan una enorme importancia a las distintas variantes de un mismo cuento y a las anotaciones so-bre todo lo que les rodea, como lo demuestra la edicin de un tercer volumen con todas ellas en 1822. Ya se ha mencionado la utilidad pedaggica que animan a obtener de las notas reco-gidas en este volumen, pero su labor como investigadores en otras disciplinas y muchos comentarios explcitos respecto a ellas invitan a resaltar la importancia que este material tena para ellos. En la edicin de 1815, con referencia a las notas, afirman que el gran pblico puede prescindir de ellas, pero que son su contribucin a la poesa popular alemana (Tatar, 262). En el prefacio de 1819, reivindican el valor de las varian-tes porque de la combinacin de las mismas ha de surgir el tipo ideal de cuento (Tatar, 269). Los Grimm completan las narraciones entre s, intentando no perder elementos, para ob-tener una sola historia que encierre todas. Por eso, afirman, surgen cosas nuevas respecto a las historias conocidas (Tatar, 1987, 253). Evidentemente, este procedimiento queda todava lejos del escrpulo cientfico posterior, pero muestra claramen-te un respeto por el material, ausente en todos los que ante-riormente se haban acercado a l. Su gran preocupacin es ser fieles en la reproduccin, escribir como haban odo la his-toria para poder mostrar as la diversidad de la naturaleza (Ta-tar, 268). Pero lo que realmente llama la atencin de este traba-jo de refundicin de las variantes es la intencin esttica con que lo afrontan. El modo de eleccin de las variantes est siempre regido por una preferencia esttica, como se afirma en el prefacio de 1819 (Tatar, 269). Amplan geogrficamente la bsqueda de cuentos en funcin de que los dialectos emplea-dos en las nuevas zonas son ms adecuados para el cuento (Tatar, 266). La predileccin por determinados informantes, como es el caso de Dorothea Viehmann, esconde tambin esta inclinacin. Claro que tras toda esta ingente labor se encuentra el convencimiento de que en la Volkspesie se encuentra la esencia de un nuevo tipo de hombre y de que la tradicin po-pular germana encierra tesoros sobre los que basar la nueva nacin alemana, pero los Grimm nunca pierden de vista la be-

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    lleza de los cuentos. Convencidos de que estn llenos de ella, repiten continuamente, incluso contradiciendo los hechos, que ellos no buscan embellecer los cuentos. No les hace falta. Y este convencimiento rige, en mayor medida que otros aspectos ms destacados por la crtica, el compromiso de los hermanos alemanes por el gnero. As es como hay que entender las afir-maciones que realizan en los prefacios: su intencin es hacer efectiva la poesa que contienen los cuentos (Tatar, 262) o cap-tar su esencia, para lo que es innecesario el uso de un lengua-je rebuscado (Tatar, 259).

    La crtica, en cambio, viene haciendo ms hincapi en las modificaciones que sufren los cuentos en manos de los Gri-mm. En el prefacio del volumen de 1812 se puede leer lo si-guiente:

    Intentamos recopilar estos cuentos en la forma ms pura posible. No se han cambiado detalles ni se han embellecido ni

    cambiado (Tatar, 251).

    Pero los hechos desmienten esta afirmacin. Respecto a la forma de los cuentos en la edicin de 1819, el espritu no cam-bia pero s la letra. Y cada edicin que pasa, en una constante labor de bsqueda de la forma perfecta, el proceso de embe-llecimiento de los cuentos aumenta (Tatar, 252). Como de-muestra el hecho de que fuera l el encargado de escribir los prefacios, se sabe que a partir del segundo volumen de cuen-tos Wilhelm toma la iniciativa en el proyecto de recopilacin y edicin. Tambin se sabe que los dos hermanos no compartan la misma opinin sobre el valor de la poesa artstica respecto de la poesa natural: Jacob no gustaba hablar sobre literatura moderna y, cuando se vea obligado a hacerlo, como en el discurso conmemorativo del centenario de Schiller, lo haca con indisimulada frialdad (Wellek, 320-321). Cuando en 1844 viaja a Italia, la impresin que de ah se trajo sobre la poesa artstica fue muy negativa (tan solo salva, dejndose por el ca-mino a Dante, Petrarca, Ariosto o Tasso, a Boccaccio y a Tom-maseo, autores prximos a la literatura popular). Wilhelm, en cambio, muestra ms compresin que Jacob hacia la poesa

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    artstica: defiende ciertas adaptaciones y modernizaciones de los Edda o de baladas danesas, y reconoce la conciencia crea-dora en Homero y en algunos poemas de Goethe (Wellek, 322). De este modo, cuando Wilhelm se hace cargo de la co-leccin, y aunque en esencia el espritu permanece inalterado, las modificaciones de los cuentos tardan menos en aparecer. En parte por la ya mencionada presin de quienes exigan la adecuacin infantil de los cuentos, en parte tambin, en gran medida, por la influencia de Brentano y Arnim.

    Clemens Maria Brentano (1778-1842) y Achim von Arnim (1781-1831) son dos inquietos hombres de su tiempo cuyos apellidos encabezaron distintos proyectos en comn. Por me-dio de Savingy, entran en contacto con los Grimm, en Kassel, en 1807, cuando los Grimm haban empezado a recopilar cuentos. Ellos haban comenzado el ao anterior la publica-cin de una coleccin de cantos populares, que aumentaran con un segundo volumen en 1808, y que llamaron Des Knaben Wunderhorn (El prodigioso cuerno del muchacho). Brentano y Arnim recopilan las viejas canciones populares alemanas, algu-nas de almanaques o de libros educativos, pero la mayor parte de la cultura popular, con el mismo espritu con el que anima-ron a los Grimm a emprender su tarea con los cuentos. La re-lacin de amistad y de inquietudes compartidas que mantuvie-ron durante toda su vida, pero sobre todo en esos primeros aos de siglo de similares proyectos, se traduce en que la pri-mera edicin de los Kinder und Hausmrchen est dedicada a Bettina, la esposa de Arnim. El propio Brentano se adentr en el mundo de los cuentos con los pstumos Rheinmrchen pu-blicados entre 1844 y 1845. La importancia simblica que el Rin tuvo en la construccin del espritu alemn se refleja tanto en esta obra como en el proceso de recopilacin de los cantos populares, iniciado en un viaje de Brentano y Arnim por el gran ro hacia 1802. Sin embargo, la postura de Brentano y Arnim respecto al material popular estaba muy alejada de la de los Grimm. En aquellos prevalece la libertad artstica frente a la fidelidad a la tradicin. Frente a la importancia que Jacob y Wilhlem daban a las notas, Brentano y Arnim las tomaban res-

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    pecto a las canciones populares solo cuando las vean necesa-rias para adaptarlas al gusto de la poca (Hrlimann, 22). La difusin y aceptacin de la coleccin fue extraordinaria y fue respaldada por grandes hombres del momento como Herder, que por aquel entonces trabajaba en el mencionado Stimmen der Vlker, o Goethe, a quien Brentano y Arnim dedicaron su coleccin. No es de extraar, entonces, que el ejemplo de su trabajo y las recomendaciones directas a la elaboracin artsti-ca del material popular por parte de Brentano y Arnim acaba-ran influyendo, aunque fuera mnimamente, en el mtodo de trabajo de Wilhelm.

    La lectura de los prefacios de las ediciones de los cuentos deja una serie de consideraciones finales acerca de las circuns-tancias que rodearon su recopilacin. En 1812, los Grimm ad-miten una realidad que se ha ido repitiendo, cada vez con mayor y obvia insistencia, desde ese momento hasta la actuali-dad: es una poca oportuna para recoger los cuentos porque todava vive gente que los recuerda bien, pero el cuento va desapareciendo (dejando un vaco elegante, segn la florida prosa de los Grimm) (Tatar, 253). Si en la edicin de 1812 muestran su satisfaccin por el resultado pero manifiestan su convencimiento de que quedan muchsimas variantes de cuen-tos por registrar, el prefacio de 1815 comienza casi exultante por la mayor celeridad en la recogida de los cuentos, dado el apoyo de la gente que ha empezado a valorar la importancia de estas historias, y porque se ha aprendido a buscar mejor. Con prctica se aprende a distinguir lo popular autntico de lo que no es llegarn a afirmar, con cierta satisfaccin, en 1819 (Tatar, 259). En dicha edicin, la afirmacin que se hace res-pecto al material que queda sin registrar es que hay ms en el libro que lo que falta por conocer (Tatar, 268).

    Respecto a las zonas donde se busc la informacin tam-bin existen diferencias entre los primeros volmenes: el pri-mero fue recogido en el ducado de Hanau, tierra natal de los hermanos, en Hesse, Main y Kinzig fundamentalmente, lo que inevitablemente les llevara al recuerdo de su propia infancia. En el prefacio a la edicin de 1819 se anuncia que se ha am-

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    pliado geogrficamente la bsqueda de cuentos a los principa-dos de Mnster y Paderborn, cuyo dialecto les resulta a los Grimm especialmente apropiado para el gnero, la Sajonia Baja, que ha conservado bastante ms material que la mayora de las reas, Austria y Bohemia.

    Un ltimo aspecto destacable es el de los informantes. Para quienes, como los Grimm, tienen en la fidelidad de las trans-cripciones un compromiso de inicio, contar con personas que posean las cualidades propias de un buen narrador era funda-mental. La ms famosa de todos los informantes es Dorothea Viehmann, Frau Viehmann, una viuda de origen francs que venda productos de la huerta de la aldea de Zwehr en el mer-cado de Kassel. Frau Viehmann falleci en 1816. El agradeci-miento y el cario de los hermanos hacia ella se demuestra en la portada de la edicin de 1819, donde figura el grabado rea-lizado por el hermano Ludwig de un retrato de la anciana. (Hrlimann, 48). En el prlogo de 1812, se seala que el mun-do de los cuentos es el de los que se han quedado en contacto con la naturaleza: pescadores, molineros, etctera (Tatar, 254). Los datos que ofrecen las notas de la coleccin, sin embargo, restan importancia a las gentes del campo como informantes y sealan ms al entorno familiar y social de los Grimm. Aparte de Dorothea Viehmann, que aport una cantidad enorme y valiosa de material, y de la niera de la familia Wild, que pos-teriormente sera la familia poltica de Wilhelm, el resto de la lista de informantes pertenece a su crculo ms inmediato: la propia familia Wild, Mara Hasenpfly, amiga de la familia, las herma-nas Hlshoff o Friederick Mantel, amigo de Brentano. Como fuera, la coleccin de los Grimm sent indiscutiblemente las bases de la forma de los cuentos, de modo que la definicin de estos remite a los presentados por los dos hermanos germa-nos. As lo afirma Andr Jolles:

    Hoy se reconoce como cuentos de hadas o Mrchen a una creacin literaria que, dicho de una manera general, coincida con lo que se nos da en los Cuentos para nios de los herma-nos Grimm. Son estos cuentos los que dan pauta para juzgar manifestaciones anlogas (Volosky, 78).

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    1.2. Bo-bibliografa de los Grimm

    Va siendo el momento de conocer ms detalles biogrficos y bibliogrficos de los Grimm. Philipp Wilhelm Grimm, aboga-do y pastor luterano, y Dorothea Zimmer tuvieron siete hijos, de los que tres fallecieron a los pocos aos de su nacimiento. El mayor de ellos era Jacob Ludwig Karl Grimm, que naci el 4 de enero de 1785, en Hanau. Un ao despus, el 24 de febre-ro y tambin en Hanau, nace su hermano Wilhelm Karl. Ese 1786 fallece Federico II el Grande, creador de la Confedera-cin de los tres electorados (Prusia, Sajonia y Hannover). En 1791 la familia se traslada a la localidad de Steinau, donde el padre habr de desempear las labores de juez de distrito y secretario del ayuntamiento. En esa ciudad con un castillo en el medio transcurrieron los primeros aos de sus vidas en una casa, en la actualidad convertida en museo. En 1796 fallece el padre y Dorothea solicita ayuda a una de sus hermanas, cama-rera en la corte de Landgraviato, en Kasel, lugar de proceden-cia de la familia materna. Jacob y Wilhelm se trasladan a Kassel a estudiar bachillerato, de donde partirn hacia la Universidad de Marburg para estudiar Derecho, Jacob en 1802 y Wilhelm al ao siguiente. En 1805, Friedrich Karl von Savigny requiere a Jacob como ayudante, le insta a que abandone la carrera y se traslade a Pars a estudiar manuscritos jurdicos medievales en la Biblioteca Nacional. Por su cuenta, Jacob comienza a intere-sarse por la literatura medieval alemana. Por su parte, Wilhelm concluye la carrera de Derecho en 1806 y, con Jacob de vuelta de Pars en Kassel, donde comienza a trabajar en el Departamento de Defensa, dan inicio a la recogida de cuentos populares.

    El 14 de octubre de ese ao, Napolen derrota a Prusia en Jena y Auerstadt, dicta la abolicin de las instituciones del r-gimen anterior y crea el reino de Westfalia, al que incorpora Kassel, para el que designa a su hermano Jerome como rey. Ante la reestructuracin territorial y la ocupacin francesa, Ja-cob deja su cargo en el Departamento de Defensa, abandona la carrera de Derecho y se centra en el estudio de la literatura medieval alemana. En 1808 fallece Dorothea Zimmer y Jacob

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    TEORAS SOBRE EL CUENTO FOLCLRICO: HISTORIA E INTERPRETACIN

    se hace cargo econmicamente de sus hermanos, por lo que debe aceptar el puesto de Director de la Biblioteca Real del rey de Francia en Wilhelmshhe. Tres aos despus, en 1811, apa-recen las primeras obras de ambos hermanos: Jacob ve publi-cado su libro Sobre la poesa trovadoresca de la Edad Media Alemana y Wilhelm, Cantos heroicos daneses. El 18 de octubre de 1812 datan el prefacio al primer volumen de la primera edi-cin de los Kinder und Hausmrchen. Al ao siguiente, tras la batalla de las Naciones en Leipzig, el prncipe elector de Hesse recupera sus territorios y pide a Jacob que ejerza funciones de diplomtico, por lo que debe regresar a Pars, donde participa-r en el Congreso de Viena y entrar en contacto con Metter-nich, Hardenberg y von Humboldt. Mientras tanto, Wilhelm acepta el cargo de secretario de la biblioteca del prncipe elec-tor de Kassel, en el que permanecer hasta 1829. Jacob, tras un ao en Pars, regresa a Kassel y acepta el cargo de segundo bibliotecario junto a su hermano.

    Tras el reencuentro, sus investigaciones avanzarn y se su-ceden las publicaciones tanto individuales como conjuntas: entre 1813 y 1816 editan tres volmenes de la revista Silvas, sobre textos poticos alemanes antiguos; en 1815 sale a la luz el segundo volumen de los Kinder, El pobre Heinrich y Can-ciones de la Edda antigua; Wilhelm publica Tres cantos heroi-cos escoceses antiguos y Jacob, la primera edicin de Silva de romances viejos, dedicados a la poesa popular espaola.5 En 1816 aparece la primera parte de Leyendas alemanas, cuya segunda entrega ser publicada dos aos ms tarde. Ese mis-mo ao, Jacob es encargado de la recuperacin de los manus-critos prusianos llevados a Francia. En 1819 aparece la segun-da edicin de los Kinder und Hausmrchen y ambos herma-nos reciben el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Marburg.

    5 Jacob conoca perfectamente el espaol, as como las lenguas germnicas antiguas, francs, latn, lenguas eslavas, checo y esloveno. Para Schlegel, el espri-tu nacional de la literatura espaola resulta ser por su profundidad y persistencia el primero del mundo (Tollinchi, 812).

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    Este ao es importante porque da inicio una de las obras fundamentales en la bibliografa de Jacob: la Gramtica ale-mana, en la que trabajara hasta 1837 y que supone el origen de la filologa alemana.6

    En 1821 fallece el prncipe elector de Hesse, Wilhelm I, al que suceder su hijo, Wilhelm II. Este cambio supondr tam-bin un cambio en la poltica y en la relacin de los Grimm con el poder del principado. Un ao despus aparece el tercer volumen de los Kinder, dedicado a las anotaciones de los cuentos. En 1825, Wilhelm contrae matrimonio con Dorothea Wild, con la que tendr tres hijos. En 1826 firman conjunta-mente Cuentos irlandeses de elfos. En 1828 Wilhelm publica Cantos heroicos alemanes y Jacob, la segunda edicin de Silva de romances viejos. En noviembre del ao siguiente, ambos renuncian a sus cargos de bibliotecarios en Kassel y son reque-ridos por la Universidad de Gtingen para hacerse cargo de una ctedra y de la biblioteca. Es esta una poca especialmen-te fructfera para Wilhelm: aparece su edicin del Cantar de los Nibelungos, en 1829, su estudio sobre La leyenda heroica ale-mana, Grve Ruodolf, donde se relaciona la poesa pica ale-mana con las Cruzadas, y, un ao despus, la edicin del Poema de Hildebrand, la obra literaria alemana ms antigua, de alrededor del ao 800.

    Comienza con 1830 una etapa convulsa en la poltica euro-pea: la intervencin francesa provoca enfrentamientos entre el pueblo y el gobierno, que desembocan en el asalto a la Haupt-wache de Frankfurt en 1832 y, un ao despus, la promulga-

    6 Es esta una monumental obra de estudio comparativo sobre las lenguas germnicas entre s y estas con las clsicas. En la segunda edicin, de 1822, apare-ce por primera vez la Ley de Grimm, que va a ser fundamental no solo para la lingstica germana sino para la filologa en general. Dicha ley establece las carac-tersticas del conjunto de cambios ms importantes que afecta al consonantismo y especialmente al sistema de oclusivas en el proceso de individualizacin de las lenguas germnicas respecto de las restantes lenguas indoeuropeas. En concreto, crea un sistema de rotacin consonntica entre las oclusivas sordas protoindoeu-ropeas y las fricativas sordas germnicas. Es el fundamento de toda la tarea lin-gstica histrica posterior, aunque tambin ciertamente llena de excepciones.

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    TEORAS SOBRE EL CUENTO FOLCLRICO: HISTORIA E INTERPRETACIN

    cin de una nueva constitucin en Gtingen. Por el contrario, la actividad intelectual se muestra lanzada ese 1830, ao de la muerte de Goethe, como lo demuestra el hecho de que la pro-duccin de libros en Alemania aumentara un 150 % respecto al ao anterior. En 1832, Jacob abandona definitivamente su acti-vidad bibliotecaria para centrarse en la investigacin. En 1834 publica El zorro Reinecke y al ao siguiente, junto con Wil-helm, Mitologa alemana, cerrando as un ciclo de obras sobre material antiguo europeo con el que buscaban una reserva de temas que sirviera de fuente de la literatura moderna. Desde 1835, y hasta 1837, Wilhelm desempea en Gtingen labores de bibliotecario auxiliar, catedrtico extraordinario y catedrti-co numerario. En 1837, ao en que aparece la tercera edicin de Kinder und Hausmrchen, fallece el rey Wilhelm y es suce-dido por Ernest August II de Hannover, que no jura la constitu-cin del 33 y suspende las funciones del Parlamento. La situa-cin poltica provoca que, hasta el final de la dcada, solo vea la luz el trabajo de Wilhelm Roulantes liet. Ambos hermanos fir-man el Manifiesto de los siete, en el que se rechazan las manio-bras del rey Ernest August. Todos los responsables del manifies-to son expulsados de la Universidad y Jacob, junto con F. Ch. Dahlann y G. G. Gervinus, es desterrado de Hannover. Regresa a Kassel, adonde pronto le seguir su hermano, y ah recibe la propuesta de Moritz Haupt y de los editores Reimers y Hitzel para llevar a cabo el Diccionario histrico alemn.7

    En 1840, adems de aparecer la cuarta edicin de los Kin-der, muere el rey de Prusia, Wilhelm III, y es sucedido en el trono por su hijo, Friedrich Wilhelm IV, amante de las letras, llamado el romntico en el trono. La suerte de los Grimm cambia: Jacob es nombrado miembro de nmero de la Acade-mia de Ciencias de Berln y accede a la Universidad de esa

    7 Es esta una obra lexicogrfica, con definiciones semnticas segn el uso especfico de las palabras en obras literarias alemanas, que se citan, usadas en su contexto. Los Grimm vern acabados los tres primeros tomos (1854, 1860 y 1862) de los diecisis finales. Para Tollinchi, esta obra magna inaugura la lexicografa moderna (646).

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    ciudad. Wilhelm le sigue y ocupar una ctedra en dicha uni-versidad hasta 1852, cuando decide abandonarla para centrar-se en el proyecto del Diccionario histrico alemn. En 1843 ve la luz la quinta edicin de los Kinder En 1846 y 1847, Jacob dirige las dos primeras reuniones de germanistas. En 1848, adems de publicar Historia de la lengua alemana, bajo la idea de que la unidad histrica de un pueblo viene determina-da por su unidad lingstica, Jacob forma parte en Frankfurt de los seiscientos diputados de la Primera Asamblea Nacional Ale-mana, adscrito al partido de los Pequeos Alemanes. La abando-na en octubre de ese mismo ao por considerar que los intere-ses que defiende la Asamblea son ms territoriales que naciona-les. En 1850 aparece la sexta edicin de los Kinder, definitivamente formada por los 201 cuentos y diez leyendas religiosas infantiles de las primeras ediciones ms veintiocho cuentos. Estas 239 narraciones configurarn tambin la sptima edicin, la de 1857, que ser la ltima publicada en vida de los hermanos Grimm: dos aos despus de esta ltima edicin falle-ce Wilhelm y en 1863, de una apopleja fulminante, Jacob.

    1.3. Teora de los Grimm sobre los cuentos

    Llegados a este punto solo queda analizar cules son las aportaciones tericas que los Grimm dejan a la posteridad de la nueva disciplina por ellos abierta. Son estas ideas que tuvie-ron cierta fortuna durante los aos inmediatamente posterio-res, con Max Mller o Hahn, pero que enseguida seran critica-das y olvidadas. En cierta medida, como ocurre con el resto de las disciplinas humanas, fueron cayendo en descrdito cuando cay en descrdito el espritu romntico que las haba puesto sobre el tapete del pensamiento. Sigui la partida, pero se cambi el juego.

    Para comprender cabalmente la aportacin de los Grimm a los estudios del cuento popular, hay que profundizar en las ideas romnticas del Volksgeist, primero, y del mito despus. El espritu del pueblo o Volksgeist (concepto paralelo al Zeitgeist o espritu de los tiempos) surge como rechazo a la visin aristocrtica de la

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    TEORAS SOBRE EL CUENTO FOLCLRICO: HISTORIA E INTERPRETACIN

    cultura de la que los romnticos acusan a la tradicin europea de la Edad Moderna. El siglo XIX identifica cultura y pueblo. Este Volksgeist es inmanente al pueblo y se confunde sin pro-blema con la vida material de la comunidad. Su carcter inma-nente obliga a considerarlo propio y exclusivo de cada pueblo. Este es un punto importante para comprender el nacionalismo romntico y, en concreto, el alemn. Su relacin con la vida material coloca en primera lnea el estudio de manifestaciones sociales antes postergadas: lenguaje, costumbres, la vida artesa-nal, msica o literatura popular, etctera. El Volksgeist asegura la unidad de sentimiento y de accin de la comunidad. Provoca la configuracin del pueblo como sujeto de un desarrollo que es, a la vez, quehacer presente de la comunidad y su historia, si es visto retrospectivamente (Tollinchi, 801). Savigny lo toma como motor de la jurisprudencia. Fichte lo utilizar en su arenga pol-tica y nacionalista. Herder est interesado por lo lingstico, lo folclrico y lo mitolgico de este espritu.

    Del mismo modo que los descubrimientos filolgicos ha-ban ampliado enormemente el campo de trabajo lingstico, las consecuencias de dichos descubrimientos ampliaban la mira hacia el origen de otras disciplinas. El mito se revitaliza porque se descubre que haba ms cosas antes que la Biblia, Grecia y Roma. Si se conoce poco a poco que, adems, este legado oscurecido por el tiempo est dotado de seas de iden-tidad en que poder apoyar identidades modernas, entonces el mito se hace doblemente atractivo. A comienzos del siglo XIX, la visin romntica del mito, incluso la va por la que dicha visin iba a ser pronto superada, queda abierta con la publica-cin en el mismo ao, 1810, de dos obras fundamentales: His-toria de los Mitos del Mundo Asitico, de Joseph Grres, y Simbologa y Mitologa de los Pueblos Antiguos, de Friedrich Creuzer. Esta visin romntica del mito puede resumirse en tres aspectos: el mito es la suma de sabidura mstica y religio-sa, posee un valor simblico y es manifestacin de la poca de unidad entre el hombre y Dios (esta ltima, idea de Schelling). Pero el mismo Creuzer es el primero en plantear la divisin entre mito y smbolo en una idea que va a ser respaldada por

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    Herder y continuada despus por muchos otros, entre los que se encuentran los Grimm. Herder, que escribi sobre casi to-dos los temas, no tiene un ttulo concreto dedicado al mito, pero lo convierte en el centro mismo de su visin del mundo, de modo que el mito est presente en todas sus obras. A Her-der, que representa un punto de encuentro entre las visiones ilustrada y romntica del mito, le interesa la mitologa como parte de la cultura nacional y popular, pero no por s misma (Meletinski, 2001, 15). Siguiendo a Schelling, Herder afirma que el mito no es sino otra forma ms de expresar la nostalgia por la unidad perdida (Tollinchi, 1010). Pero una forma de expresin que requiere un estudio autnomo, al margende enfoques racionalistas y cristianos. El mito no puede sepa-rarse de la religin, la lengua o la historia de una nacin. Her-der rechaza la visin alegrica del mito. Se precisa la mirada del mitlogo, un estudioso que siga al mito a travs de su transmisin.

    Los Grimm tambin rechazan esta visin romntica mstica del mito. Para ellos, el mito autntico vive an sumergido en los cuentos y en las epopeyas de cada pas, con lo que se en-frentan a la unidad original del mito de la teora mstica. El mitlogo, el especialista del mito, ha de existir y su foco de atencin ha de ser la mitologa autctona. En el fondo, plan-tean seguir con el mito el mismo mtodo comparatista que los lingistas siguen con la lengua indoeuropea. Y de aqu surgen las dos teoras que sern la aportacin cientfica al estudio del cuento de los hermanos Grimm: la teora de los mitos destrui-dos y la teora indoeuropea.

    Los cuentos populares son, para los Grimm, el ltimo eco de los antiguos mitos de los pueblos europeos que, al des-membrarse llevan en el fondo de sus idiomas los grmenes de su mitologa ah donde han emigrado. Los mitos se han desa-rrollado y transformado en los cuentos populares:

    Los elementos mticos parecen pequeos pedazos de una joya rota que estn esparcidos sobre la tierra, todos cubiertos de yerba y flores, y solo puede descubrirlos el ms agudo observa-

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    dor. Su significado se ha perdido desde hace mucho tiempo, pero todava se siente e imparte valor al cuento, mientras satis- face el placer natural en lo maravilloso (Grimm, 1992, 26).

    En este fragmento se encuentra respuesta a muchas de las claves planteadas: la degeneracin del mito en el cuento; la necesidad del mitlogo, el agudo observador que estudie este proceso; el rechazo al valor simblico del mito, ante la prdida de su significado; y la constante del valor esttico de los cuen-tos, que parece siempre pasar desapercibida a la crtica poste-rior. Acerca de cul es el origen de ese patrimonio comn constituido por los antiguos mitos, la respuesta solo puede ser la mitologa germana:

    Se nos preguntar dnde comienzan las lneas ms extre-mas de la propiedad comn de los cuentos, y cmo se orde-nan los grados de afinidad. Las lneas extremas limitan con las de la gran raza que comnmente se llama Indogermana, y las relaciones se trazan en crculos constantes y estrechos alrede-dor de los establecimientos alemanes, de alguna forma en la misma proporcin en que detectamos la propiedad comn o especial en las lenguas que pertenecen a naciones especficas (Grimm, 1992, 25).

    De ese modo, los Grimm dejan establecidos varios princi-pios: el estudio de los cuentos debe ir unido al estudio de los mitos germanos puesto que en ellos han sobrevivido los ele-mentos anteriores a la conversin de los alemanes al cristianis-mo (Volosky, 44); los rasgos comunes de los cuentos quedan justificados una vez establecido el origen nico ario; la rela-cin entre las lenguas y los mitos es tal que su mtodo de es-tudio puede ser anlogo; y, por ltimo, los prstamos de otros pueblos de rasgos de los cuentos son excepciones aisladas, que han de ser rpidamente localizadas y aminoradas. Queda abierta una va de estudio que va a ser fundamental para lo que resta de siglo, la mitologa comparada de Mller. Y aunque los datos recogidos con posterioridad demuestren los errores de esta perspectiva, la relacin entre los mitos y los cuentos que-da establecida como una de las cuestiones irremediablemente

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    afrontadas por todos los investigadores del gnero hasta la ac-tualidad.

    1.4. Conclusin

    La bibliografa que han provocado los hermanos Grimm es amplsima. Es prcticamente imposible encontrar un aspecto de sus personalidades y de sus variadsimas aportaciones inte-lectuales que no haya sido objeto de estudio. Sin embargo, y salvo excepciones (como Lthi), se echa en falta en estas aproximaciones alguna que incida en la intencionalidad estti-ca que movi a los hermanos a acercarse al mundo de la lite-ratura popular. Y es una lstima porque no son pocas las refe-rencias a este aspecto que aparecen en sus escritos. Para los Grimm, todo lo que rodea al cuento es extraordinario (Tatar, 253); y aunque en ocasiones, quizs apremiados por una tradi-cin que todava segua fuertemente presente en la intelectua-lidad de su poca, apelan a una especie de irracionalidad inexplicable para justificar su admiracin por este gnero, como cuando afirman en el prefacio al primer volumen de 1812 que los cuentos nos gustan sin saber por qu; donde existen, nadie se plantea si los cuentos son poticos o vulga-res (Tatar, 1987, 253), es cierto tambin que son muchas las referencias a esa atraccin esttica que los cuentos provocan al mero lector. Los cuentos gustan donde gusta la poesa y la imaginacin resiste a las perversidades de la vida (Tatar, 254). La relacin entre belleza y vida que muestran los cuentos no pasa desapercibida en ningn momento para los Grimm. Ven reflejadas en ellos la mayora de las acciones bsicas de la vida real (padres que se desprenden de sus hijos a causa del hambre, nios abandonados que saben sobrevivir en medio de las dificultades del bosque) y ven en la naturaleza cambiante de los cuentos la naturaleza cambiante de la vida misma. Se atreven a valorar la versin final del cuento ofrecida en sus colecciones, como cuando Wilhelm afirma con rotundidad, respecto a las del volumen segundo de 1815, que este volu-men contiene cuentos ms potentes (Tatar, 261). Este gusto esttico por el cuento, innegablemente en consonancia con el

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    movimiento romntico, ha quedado arrumbado para la crtica posterior debajo de su labor como recopiladores o pioneros de los estudios cientficos. Y, sin embargo, puede que sea la ma-yor aportacin que Jacob Ludwing Karl y Wilhelm Karl Grimm realizaron a la historia de los cuentos populares.

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    2.1. La importancia de lo indoeuropeo

    Queda ya explicado el tremendo impacto que supuso el descubrimiento de la lengua indoeuropea, cuyos primeros acercamientos vinieron de la mano de William Jones hacia 1789. Friedrich Schlegel vulgariza las ideas de Jones con Sobre la lengua y la sabidura de los indios, y Herder en El ms anti-guo documento de la raza humana ya plantea que en las ideas religiosas de los pueblos de Asia, Egipto y Grecia se encuen-tran los archivos de la creacin del mundo (Ries, 102). Casi inevitablemente, el estudio de las religiones primitivas se hace un hueco importante entre las distintas disciplinas y queda planteado el problema de la mentalidad primitiva como un ingrediente necesario para muchos de los posteriores acerca-mientos a la literatura popular. La mitologa comparada traba-jar sobre textos religiosos antiguos no tanto para comprender el pensamiento de aquellos hombres como para establecer una base, de carcter lingstico, sobre la que levantar sus argumen-tos. Tendrn que llegar las escuelas de antroplogos para que el pensamiento primitivo se convierta en eje fundamental de las investigaciones. Pero hasta ese momento, la mitologa compara-da, tambin llamada mitologa prehistrica o escuela vdica, va a ser la corriente que va a capitalizar el eufrico optimismo del que gozan a mitad del XIX los estudios humanos.

    2.2. Componentes de la mitologa comparada

    La amplia nmina de estudiosos de la mitologa comparada posee unos rasgos comunes clarificadores para la comprensin de sus planteamientos. El primero de ellos es su relacin con Franz Boop, bien como alumnos, en el caso de Angelo de Gu-

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    bernatis y Mller, bien como traductores de su obra, vertida al francs por Breal en 1867. Otro rasgo significativo es la diver-sidad de sus formaciones y ocupaciones profesionales, as como el extenso espacio geogrfico que estas les llevarn a abarcar y que les posibilita estudios especficos de las ms dis-tantes zonas.8

    Esta variedad de formacin y movilidad manifiesta la in-quieta personalidad de la mayor parte de ellos, que se traduce tambin en la enorme cantidad de iniciativas y de obras em-prendidas.9 Son todos escritores prolficos: las obras de Fiske completan veinticuatro volmenes y las tres series de las que consta la edicin de Libros sagrados de Oriente (1879-1900), llevada a cabo por Mller, se acerca al centenar. La mayor par-te de estos estudiosos cuenta entre sus obras alguna relativa a la gramtica, historia de la literatura o diccionario de las len-guas que acapararon su atencin.10

    Paralelamente, un grupo de mitgrafos romnticos se pre-guntan por la religin primitiva de la humanidad y la transmisin del mensaje religioso, orientando sus miradas hacia los textos sa-grados del Avesta y el Veda. Esta corriente, en la que figuran los

    8 Brinton, mdico y etnlogo, se centra en las culturas sudamericanas; su colega Ehrenreich viaj por Brasil, la India, Egipto y los Estados Unidos, preocu-pado por la religin de las tribus autctonas; von Hahn fue cnsul general de Syra, lo que le permiti el estudio de Albania; Frobenius es un explorador que organiza cerca de una decena de expediciones por todo el continente africano; Dasent co-noci a fondo los pases escandinavos. Incluso se encuentra entre ellos un sacer-dote, George William Cox.

    9 Ploix fue el presidente de la Sociedad de Tradiciones Populares en Francia; Brinton funda su propia editorial para publicar obras originales de estudio sobre las lenguas y literaturas de las razas primitivas americanas; Gubernatis funda hasta tres revistas: Revista Oriental (1867-1868), Boletn de estudios orientales (1876-1877) y Cordelia (1884-1894). Mencin aparte merece Mller, que goz de fama mundial entre el gran pblico, al que aficion al gusto por la mitologa y la gramtica com-paradas.

    10 Este hecho, que tampoco debe pasar desapercibido, se ejemplifica con trabajos como la Gramtica de la lengua cakchiquel de Guatemala (1884) de Brin-ton, la colaboracin de Dasent en el Diccionario islands de Cleasby, la Historia de las literaturas del snscrito antiguo (1860) de Mller y la Historia universal de la literatura de Gubernatis, que consta de dieciocho volmenes y apareci entre 1882 y 1885.

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    nombres de Charles Dupuis, Arnold Kanne, G. Welcker y Chris-tian G. Heyne, se extender hasta finales del siglo XIX, cuando la mitologa comparada haya perdido su crdito, y dejar abierto el camino a los nuevos estudios etnogrficos. En este grupo destaca Karl Otfried Mller (1797-1840); ya avanzando el siglo, se encuentran el traductor del Avesta, James Darmesteter (1849-1894), Emile Burnouf (1821-1907) y Michel Julius Alfred Bral (1832-1915). Pero ya Burnouf insta a usar sanamente la filologa comparada al servicio de la historia de las religiones y Bral intenta corregir la ortodoxia de la mitologa comparada, a la que sigui, dndole ms importancia a los problemas de sentido (Ries, 104-105). Las divergencias entre Burnouf y su discpulo Mller son de base y radican en la distinta acepta-cin o rechazo del concepto de nomina sunt numina. Para Burnouf es inaceptable identificar las doctrinas antiguas a par-tir de los nombres.

    La obra y personalidad de Mller arrastra tras de s a varios investigadores de distintos pases. Es el caso de estudiosos como George William Cox, el tambin ingls George Webbe Dasent (1818-1896) y el alemn Hans George von Hahn (1811-1869). Alrededor del ltimo cuarto de siglo, y a la par que la aparicin de las primeras y muy fuertes crticas a las conclusio-nes y mtodo de la mitologa comparada, se van sumando tambin trabajos de nuevos estudiosos. El norteamericano John Fiske (1842-1901), el peculiar Angelo de Gubernatis (1840-1913) y Daniel Garrison Brinton (1837-1899). Ya dentro del siglo XX, destacan Antoine Meillet (1886-1936) y Joseph Vendryes (1875-1960).

    2.2.1. LA CORRIENTE ALEMANA

    Los grandes iniciadores de la mitologa comparada son ale-manes aunque, por la vinculacin de Mller con Oxford, sue-len establecerse dos corrientes: la inglesa de Mller y la alema-na de Franz Felix Adalbert Kuhn (1812-1881) y Wilhelm Schwartz (1821-1899). La distincin mencionada no se basa nicamente en razones geogrficas sino que obedece, dentro

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    de un patrn terico comn, al distinto nfasis que unos y otros ponen en ciertos aspectos. As la corriente alemana, par-tiendo como Mller de la importancia de los fenmenos natu-rales para la formacin de los mitos, insiste en aquellos de ca-rcter excepcional y aterrador, como el trueno, el rayo o las tempestades, a diferencia de Mller que ve ms significativo el curso del sol, aurora y crepsculo sobre todo. Es curioso que, en ocasiones y siguiendo los mismos principios tericos, uno y otro autor lleguen a conclusiones casi antagnicas.11

    Les une, en cambio, su interpretacin de los dioses como smbolos de la naturaleza, mediante un proceso contrario a los romnticos, derivado de concepciones no metafsicas sino re-ferentes a lo sensible (Meletinski, 2001, 21). A pesar del magis-terio de los Grimm, sus continuadores no van a observar ex-clusivamente la mitologa germnica sino que van a ponerla en relacin con la indoeuropea. Es el camino que emprende otro discpulo de los Grimm y de Kuhn, Johann Wilhelm Mannhardt (1831-1880).

    2.2.2. CORRIENTES HETORODOXAS

    Inmediatamente despus de la aparicin de las ideas de Mller son muchos los autores que, aprovechando el camino abierto, prefieren establecer su propia ruta. Son los casos de Bergaigne, Clermont-Ganneau y Forchhammer.

    Entre finales del XIX y comienzos del XX, la corriente pre-dominante de pensamiento acerca del cuento folclrico se ha-ba alejado definitivamente del mtodo comparativo. No solo eso sino que, como se ver, los ataques a la mitologa compa-rada y la ridiculizacin de sus conclusiones parecan ser obli-gados para cualquiera que afrontara estos estudios. Por contra,

    11 Sirva como ejemplo la interpretacin del trmino Erinys, del snscrito Sa-ranyn: mientras para Mller esta palabra equivale a la luz del sol, a la aurora, para Kuhn lleva a la idea de nube oscura, tormentosa (Amor, 723). Este tipo de incongruencias, bastante frecuentes, sirven con razn de argumento para los crti-cos de la mitologa comparada.

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    todava puede encontrarse a los ltimos investigadores que, ajustando un tanto sus interpretaciones, siguen basndose fun-damentalmente en los postulados de esta corriente. Es el caso de Leon V. Frobenius con Cuentos de Kordofan (1923) y, sobre todo, Paul Ehrenreich.

    Las ideas de Ehrenreich, fundamentalmente recogidas en Mitos y leyendas de los antiguos pueblos sudamericanos (1905) y Mitologa universal (1910), suponen el esfuerzo ms recono-cible por adecuar el mtodo de la mitologa comparada a los nuevos avances de la teora del cuento folclrico. Ehrenreich matiza alguna de las ideas de sus antecesores del XIX, acep-tando que la diseminacin de los cuentos folclricos proviene de diversos centros. Pero cree que los relatos de los distintos pueblos son esencialmente los mismos porque dicen las mis-mas cosas, y pone su empeo en lo que l considera la verda-dera tarea del investigador: el significado de los contenidos de los cuentos. Para ello, precisa la forma ms simple del relato, llamadas naturmythologisches Mrchen o Urmren, como se ver, pretensin de algunas otras escuelas de investigacin. Ehrenreich se aleja pues del estudio filolgico de los relatos para afrontar un estudio ms psicolgico, pues observa en el desarrollo de los distintos cuentos el cumplimiento de ciertas leyes de asociacin. Admite tambin, y a diferencia de los an-teriores mitlogos comparatistas, el desarrollo paralelo de to-das las culturas. Pero sus conclusiones finales se aproximan claramente a las de la corriente mitolgica: las expresiones mticas estn causadas por el descubrimiento de los fenme-nos naturales. Destaca de entre ellos el sol, la luna y algunas estrellas y constelaciones, pero para l la luna es la ms impor-tante.12

    12 Para ejemplificar estas conclusiones baste el siguiente planteamiento. La observacin de la forma creciente o menguante de la luna sugiri a los antiguos, por asociacin, los siguientes motivos: ennegrecimiento de alguna persona o ani-mal, esconderse o ausentarse tres das, cortar una cabeza con una hoz, sustitucio-nes o disfraces, entre otros. Cuando se encuentra en algn cuento alguno de estos motivos, el significado de los mismos debe ser puesto en relacin con el mencio-nado fenmeno astral (Thompson, 1972, 489-490).

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    Mencin aparte merece el parisino Georges Dumzil (1898-1986), cuya trayectoria metodolgica bien podra llevar a in-cluirlo en alguna de las siguientes corrientes; sin embargo, su relacin con lo indoeuropeo y con alguno de los componentes destacados de esta corriente (Bral o Meillet) legitima su pre-sencia aqu. Dumzil observa en los mitos, en la religin y en otros fenmenos culturales indoeuropeos una estructura trifun-cional: la del poder de la sabidura y lo sagrado, la fuerza gue-rrera y la capacidad productiva. Su tarea, en una primera eta-pa, se basa en la comparacin de antiguos mitos indoeuropeos a los que interpreta bajo la luz de la mitologa de Mller. No obstante, a partir de los aos cincuenta, Dumzil modifica su trayectoria hasta el punto de ser considerado por Meletinski como un precursor de Lvi-Strauss (2001, 70). Esta afirmacin se basa en el intento de Dumzil de convertir el mencionado modelo funcional tripartito en un instrumento de clasificacin y anlisis de la sociedad, aunque Lvi-Strauss centre su aten-cin en la dinmica estructural y en las variaciones de los mi-tos y Dumzil se encamine hacia una nica configuracin est-tica, como una especie de prototipo muy antiguo de lo indo-europeo.

    2.3. Bo-bibliografa de Max Mller

    Matizaciones aparte, la mitologa comparada posee una co-hesin terica y su figura ms relevante es Friedrich Maximi-lian Mller. Mller nace en Dessau, en 1823, pero su vida est muy relacionada con Oxford, donde muere en 1900 y donde en 1869 se cre, para ser ocupada por l, una ctedra de gra-mtica comparada. Formado en snscrito en Leipzig, donde coincide con Schelling, y en la escuela de Burnouf, en Pars, donde inicia su traduccin del Rig Veda, en 1846 llega a Ingla-terra y dos aos despus se instala definitivamente en Oxford. Adems de los Libros sagrados de Oriente, destaca la edicin en seis volmenes del Rig-Veda entre los aos 1849 y 1865. De entre su extenssima obra sobresalen Lecturas sobre la ciencia del lenguaje, en dos volmenes y de 1864, Mitologa compara-

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    da (1856) y Ensayos escogidos sobre lenguaje, mitologa y reli-gin (1881).13 Su traduccin de los Upanishad en 1844 y su edicin crtica del Rig Veda sientan las bases de estudio de la mitologa comparada.

    2.3.1. LOS TEXTOS SAGRADOS

    Los Vedanta Sutras, junto a los Upanishads y el Rig Veda, constituyen la revelacin comunicada oralmente por Dios a los sabios del pasado, denominada por ellos shruti (lo escucha-do). Los Upanishad son un conjunto de alrededor de ciento cincuenta textos de extensin variable (entre una y cincuenta pginas) escritos en su mayora en una prosa potica y oscura. Upanishad significa sentarse junto al maestro, es decir, reunir-se sus discpulos en torno a l. Aunque la creencia hind los data hacia el 3200 a. C., los Upanishad ms antiguos seran compuestos hacia el siglo VI a. C. Autores como James afirman que estos textos surgieron como reaccin a la enseanza sacri-ficial de los brahmanes (81). Como sea, parece claro que los Upanishad son producto de un grupo de msticos que busca-ban establecer una va del conocimiento que permitiera al-canzar la identificacin completa con el brahman. Solo a partir de esta identificacin es posible liberarse de las condiciones restrictivas de la vida y alcanzar la moksa, equivalente al ideal budista o nirvana (James, 80-81). Los Upanishad estn dota-dos de un carcter ms filosfico que el resto de los textos vdicos, pero pronto fueron incorporados al canon vdico para conferirles autoridad.

    Los textos sagrados de las religiones orientales pertenecen a otra categora distinta respecto al islam, el judasmo y el cris-tianismo, que se basaban en la idea de la revelacin divina.

    13 En la edicin espaola de Mitologa comparada aparecen distintos artcu-los, reseas y conferencias, algunos de ellos de inters para el estudio del cuento folclrico: Cuentos y tradiciones populares (1863); Cuentos zuls (1867); Cuen-tos nrdicos (1859) sobre la obra de Dasent Popular tales from the Norse; y la conferencia La emigracin de las fbulas (1870), fundamental para conocer la teora de la transmisin de los cuentos segn la mitologa comparada.

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    As, los Vedas indios (veda significa conocimiento) se compo-nen de cuatro colecciones de textos o samhitas ms enfocados hacia el desempeo de las funciones sacerdotales. Estas cuatro colecciones son el Rig Veda, el Yajur Veda (acerca de los sacri-ficios), el Sama Veda (cnticos) y el Atharva Veda (conjuros), complemento del Rig Veda. El Rig Veda es el ms sagrado y el ms antiguo de los cuatro y est compuesto, en snscrito, de himnos dedicados a los dioses. Fueron recopilados alrededor del 1000 a. C. aunque pudieron ser compuestos varios siglos antes, en la Edad de Bronce, entre el 1700 y el 1100 a. C. Has-ta el XI d. C. en que fueron puestos por escrito, se difundieron por tradicin oral para preservarlos de caer en manos indig-nas.14 El Rig Veda est formado por algo ms de mil himnos, organizados en diez libros o mndalas.

    2.4. Ideas de la mitologa comparada

    La mitologa comparada parte de una confianza absoluta en el alcance de las posibilidades de la filologa comparada. Res-pecto a ella, dice Max Mller:

    Ha puesto en nuestras manos un telescopio de tal poder, que, all donde antes no percibamos ms que nebulosidades confusas, descubrimos ahora formas y contornos precisos. Ms an: nos ha permitido or, si as puede decirse, testimo-nios contemporneos de esas lejanas pocas (1988, 19).

    Este telescopio filolgico de Mller trabaja con dos lentes: el snscrito y el Rig-Veda. La importancia del snscrito para la mitologa comparada radica en ser, de todos los dialectos arios, el menos evolucionado, el ms cercano a la lengua primitiva, en una relacin similar a la del latn y el italiano actual. La comparacin de un mismo trmino en snscrito, en griego, en latn o en gtico, lleva por induccin a la lengua, y a travs de

    14 Para los sacerdotes brahmnicos era importante mantener en cierto secreto las revelaciones del Rig Veda no en calidad de verdad revelada sino porque trans-mita trascendental informacin so