Tema8 La Dictadura Primo de Rivera

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 TEMA 8. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923-1930) Al iniciarse el reinado de Alfonso XIII (1902-1931), el sistema de la Restauración presentaba una serie de problemas urgentes que se debían resolver para su mantenimiento:  La regeneración del sistema político dando entrada a las clases medias del país en la vida política para contrarrestar el peso de las oligarquías dominantes.  La necesidad de prestar atención a las demandas de las clases populares  La obligación de lograr la integración de nuevas fuerzas políticas en ascenso como eran el PSOE, las fuerzas nacionalistas y las distintas tendencias del republicanismo. Coincidiendo con el cambio de siglo, se produjo el relevo generacional en los partidos de la Restauración. Antonio Maura, como líder del partido conservador, y José Canalejas, como líder del partido liberal, llevaran a cabo importantes reformas para la modernización del país. El gobierno conservador de Maura (1907-1909) intentó configurar un Estado fuerte, capaz de gobernar de forma eficaz y suprimir el caciquismo de la oligarquía, por un lado, y el protagonismo de las clases populares, por otro. Sin embargo, su actuación en la Semana Trágica de Barcelona supuso su fracaso político y su dimisión. Después del Desastre del 98 y de la pérdida de las últimas colonias, la política exterior española se orientó hacia el norte de África, en un momento en que las potencias imperialistas (Gran Bretaña, Francia, Alemania) estaban realizando el reparto colonial de África. La presencia española en el Norte de África había quedado fijada por el acuerdo secreto firmado con Francia en 1904 y por la conferencia de Algeciras de 1906. Un espacio de influencia, no muy relevante en el contexto internacional, limitada a la zona montañosa del Rif. El interés de ese territorio estaba motivado, más que por su situación estratégica o sus posibles beneficios económicos, por una cuestión de prestigio nacional, maltrecho desde la pérdida de las colonias. Los altercados v enfrentamientos con las cabilas vecinas, visibles desde 1908, se hicieron más frecuentes en 1909, sobre todo alrededor de las minas explotadas cerca de Melilla. El 9 de junio, un ataque de los rifeños causó seis muertes y el Gobierno decidió enviar refuerzos a la zona para proteger los intereses españoles. Se trataba, según la versión oficial, de una simple «operación de policía de frontera» para garantizar la seguridad de la plaza. Pero no fue interpretado así por buena parte de la opinión pública. Estaba todavía muy cercano el recuerdo del Desastre y la prensa más crítica con el Gobierno subrayaba que en el suelo africano sólo estaban en juego los capitales de algunos industriales y las ambiciones de los militares. El pueblo no quería ni oír hablar de una empresa de la que sólo se sacaría «sangre al pobre y dinero al contribuyente. Los socialistas iniciaron una «campaña de agitación» y los mítines organizados en muchas ciudades tenían su eco en la calle con manifestaciones que terminaban en concentraciones delante de los cuarteles y algunos motines en los andenes de las estaciones. El día 12 de julio la llamada a filas de los reservistas, percibida como una doble injusticia, extendió las voces de protesta. A  partir del día 14 en el puerto de Barcelona comenzaron los incidentes contra el embarque de tropas, escenas similares a las que se vivieron en los días siguientes en las estaciones de Madrid y de otras ciudades. Las noticias de los primeros combates en el exterior de Melilla demostraban que no se trataba de una rápida operación de castigo. El día 27  se produjo la masacre en el Barranco del Lobo: 150 muertos en un día, más de 1.000 bajas antes de terminar el mes. El PSOE y la UGT convocaron una huelga general en toda España para el 2 de agosto. Pero los acontecimientos se precipitaron en Barcelona a partir del día 26 de julio. La huelga declarada ese día por Solidaridad Obrera, el sindicato orientación anarquista creado en 1907, con la participación de socialistas y republicanos, se extendió por toda la ciudad y dio comienzo una semana de enfrentamientos armados, barricadas, asaltos a tranvías, comercios y acciones violentas an ticlericales. Los sucesos de la Semana Trágica traspasaron los límites de Barcelona. Las protestas y  los enfrentamientos violentos se extendieron al menos, por 19 provincias. El día 28 se declaró en toda España la suspensión de las garantías constitucionales y comenzaron las detenciones preventivas, la clausura de sociedades y la implantación de una  férrea censura de prensa. La dureza de la represión posterior, con más de un millar de arrestos y proces os militares y 17 penas capitales, ha quedado asociada a un nombre, Francisco Ferrer y Guardia, ideólogo anarquista fundador de la Escuela Moderna, su proceso y ejecución se convirtió en un suceso de alcance internacional. Con la apertura de las Cortes  llovieron las críticas contra un Gobierno que ya estaba sentenciado. El 21 de Octubre el rey forzó la dimisión de Maura y encargó la formación de un nuevo gobierno liberal. Casanovas, J y Gil Andrés, C. Historia de España en el siglo XX. Ed. Ariel 2009

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  • TEMA 8. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923-1930)

    Al iniciarse el reinado de Alfonso XIII (1902-1931), el sistema de la Restauracin presentaba una serie de problemas urgentes que se deban resolver para su mantenimiento:

    La regeneracin del sistema poltico dando entrada a las clases medias del pas en la vida poltica para contrarrestar el peso de las oligarquas dominantes.

    La necesidad de prestar atencin a las demandas de las clases populares

    La obligacin de lograr la integracin de nuevas fuerzas polticas en ascenso como eran el PSOE, las fuerzas nacionalistas y las distintas tendencias del republicanismo.

    Coincidiendo con el cambio de siglo, se produjo el relevo generacional en los partidos de la Restauracin. Antonio Maura, como lder del partido conservador, y Jos Canalejas, como lder del partido liberal, llevaran a cabo importantes reformas para la modernizacin del pas. El gobierno conservador de Maura (1907-1909) intent configurar un Estado fuerte, capaz de gobernar de forma eficaz y suprimir el caciquismo de la oligarqua, por un lado, y el protagonismo de las clases populares, por otro. Sin embargo, su actuacin en la Semana Trgica de Barcelona supuso su fracaso poltico y su dimisin. Despus del Desastre del 98 y de la prdida de las ltimas colonias, la poltica exterior espaola se orient hacia el norte de frica, en un momento en que las potencias imperialistas (Gran Bretaa, Francia, Alemania) estaban realizando el reparto colonial de frica. La presencia espaola en el Norte de frica haba quedado fijada por el acuerdo secreto firmado con Francia en 1904 y por la conferencia de Algeciras de 1906. Un espacio de influencia, no muy relevante en el contexto internacional, limitada a la zona montaosa del Rif. El inters de ese territorio estaba motivado, ms que por su situacin estratgica o sus posibles beneficios econmicos, por una cuestin de prestigio nacional, maltrecho desde la prdida de las colonias. Los altercados v enfrentamientos con las cabilas vecinas, visibles desde 1908, se hicieron ms frecuentes en 1909, sobre todo alrededor de las minas explotadas cerca de Melilla. El 9 de junio, un ataque de los rifeos caus seis muertes y el Gobierno decidi enviar refuerzos a la zona para proteger los intereses espaoles. Se trataba, segn la versin oficial, de una simple operacin de polica de frontera para garantizar la seguridad de la plaza. Pero no fue interpretado as por buena parte de la opinin pblica. Estaba todava muy cercano el recuerdo del Desastre y la prensa ms crtica con el Gobierno subrayaba que en el suelo africano slo estaban en juego los capitales de algunos industriales y las ambiciones de los militares. El pueblo no quera ni or hablar de una empresa de la que slo se sacara sangre al pobre y dinero al contribuyente. Los socialistas iniciaron una campaa de agitacin y los mtines organizados en muchas ciudades tenan su eco en la calle con manifestaciones que terminaban en concentraciones delante de los cuarteles y algunos motines en los andenes de las estaciones. El da 12 de julio la llamada a filas de los reservistas, percibida como una doble injusticia, extendi las voces de protesta. A partir del da 14 en el puerto de Barcelona comenzaron los incidentes contra el embarque de tropas, escenas similares a las que se vivieron en los das siguientes en las estaciones de Madrid y de otras ciudades. Las noticias de los primeros combates en el exterior de Melilla demostraban que no se trataba de una rpida operacin de castigo. El da 27 se produjo la masacre en el Barranco del Lobo: 150 muertos en un da, ms de 1.000 bajas antes de terminar el mes. El PSOE y la UGT convocaron una huelga general en toda Espaa para el 2 de agosto. Pero los acontecimientos se precipitaron en Barcelona a partir del da 26 de julio. La huelga declarada ese da por Solidaridad Obrera, el sindicato orientacin anarquista creado en 1907, con la participacin de socialistas y republicanos, se extendi por toda la ciudad y dio comienzo una semana de enfrentamientos armados, barricadas, asaltos a tranvas, comercios y acciones violentas anticlericales. Los sucesos de la Semana Trgica traspasaron los lmites de Barcelona. Las protestas y los enfrentamientos violentos se extendieron al menos, por 19 provincias. El da 28 se declar en toda Espaa la suspensin de las garantas constitucionales y comenzaron las detenciones preventivas, la clausura de sociedades y la implantacin de una frrea censura de prensa. La dureza de la represin posterior, con ms de un millar de arrestos y procesos militares y 17 penas capitales, ha quedado asociada a un nombre, Francisco Ferrer y Guardia, idelogo anarquista fundador de la Escuela Moderna, su proceso y ejecucin se convirti en un suceso de alcance internacional. Con la apertura de las Cortes llovieron las crticas contra un Gobierno que ya estaba sentenciado. El 21 de Octubre el rey forz la dimisin de Maura y encarg la formacin de un nuevo gobierno liberal.

    Casanovas, J y Gil Andrs, C. Historia de Espaa en el siglo XX. Ed. Ariel 2009

  • El gobierno liberal de Canalejas (1910-1912) supuso el intento ms serio y esperanzador de abrir una va hacia la democracia desde el interior del sistema poltico de la Restauracin, sin poner en cuestin los fundamentos de la monarqua constitucional. Entre las reformas laborales aprobadas durante el mandato de Canalejas destacaron la ley de la jornada mxima de nueve horas en el trabajo de la minera, la ley que regul el trabajo nocturno femenino, un nmero considerable de propuestas sobre contrato de trabajo, negociacin colectiva, control de industrias consideradas peligrosas o seguridad social obligatoria, la mayora de ellas todava en trmites parlamentarios cuando fue asesinado en 1912. Tampoco se llegaron a aprobar una serie de propuestas ms llamativas como la Ley de Mancomunidades provinciales, el primer gesto de descentralizacin estatal, un gesto hacia las demandas de los regionalistas. Canalejas se mostr siempre conciliador y busc frmulas de compromiso entre la preeminencia de la religin catlica dictada por la Constitucin y una progresiva separacin de la Iglesia y el Estado. Sin embargo, la aprobacin en 1910 de la Ley del Candado provoc una gran controversia y hasta un conato de ruptura de las relaciones diplomticas con el Vaticano. La ley se limitaba a prohibir el establecimiento de nuevas rdenes religiosas en Espaa durante dos aos, hasta que una ley posterior definiera de forma definitiva la cuestin. Otro de los logros del programa reformista liberal se reflej en dos de las leyes ms esperadas por ciertos sectores de la sociedad: la supresin de los impuestos de consumo y la reforma de las quintas, el reclutamiento sera obligatorio en tiempos de guerra y se suprimira la redencin en metlico; ninguna de las dos lleg a conseguir plenamente sus objetivos. Entre 1912 y 1918 se sucedieron diversos gobiernos conservadores y liberales, mientras la separacin entre la Espaa oficial y la Espaa real era cada vez ms profunda. Dos hechos culminaron la crisis poltica y social: La Primera Guerra Mundial y la Crisis de 1917. La neutralidad de Espaa durante los aos de la Gran Guerra gener una euforia productiva fue la elevada inflacin que provoc un fuerte incremento de los precios siempre por encima del alza de los salarios. La situacin del pas fue empeorando porque fueron aumentando las diferencias entre las clases sociales. La llamada crisis del verano de 1917. En definitiva, fueron tres revoluciones las que coincidieron pero no conectaron entre s: los militares, la burguesa y el proletariado fueron los protagonistas. 1. Las Juntas de Defensa. En 1917 se formaron en muchas guarniciones de Espaa Juntas nutridas

    por muchos oficiales que se sentan agraviados por las dificultades econmicas ocasionadas por la gran Guerra, las medidas que pretendan disminuir el peso de la oficialidad y la poltica de ascensos arbitrarios que primaban los mritos de los que servan en Marruecos, los africanistas, sobre el criterio de antigedad en el cuerpo. El gobierno, ante tantos frentes abiertos, intent atraerse al ejrcito para sostener la monarqua y, para ello, se redact la Ley del Ejrcito de 1918 que trajo la subida de los sueldos y la regulacin de los ascensos por una Junta de Clasificacin.

    2. La Asamblea de Parlamentarios. El segundo acto de la crisis de 1917 fue la Asamblea de Parlamentarios en la que la burguesa se enfrent al gobierno central. Acab en fracaso ante el temor de la burguesa de que el movimiento proletario se le fuera de las manos despus de haberlo utilizado, como as ocurri.

    3. La huelga general. En agosto de 1917 la UGT, junto al PSOE, decidi llamar a la Huelga General en toda Espaa. Previamente, la CNT y la UGT haban firmado un manifiesto conjunto en el que se peda al gobierno que contuviera los precios. La huelga tuvo un desarrollo desigual, con incidentes violentos en Madrid, Barcelona, Pas Vasco y Asturias. Desde mayo se haba solicitado al gobierno el abaratamiento de los productos bsicos (las subsistencias). Las promesas incumplidas del gobierno facilitaron la convocatoria general de huelga.

  • La reaccin del gobierno fue de carcter represivo: se declar la ley marcial y se envi al ejrcito. A pesar de la dursima represin del ejrcito, la huelga tard en ser dominada; tan slo en Barcelona dur diecisiete das.

    Entre 1918 y 1923 asistimos a un periodo de gran inestabilidad poltica. En un intento de salvar el turno de los dos partidos monrquicos y, sobre todo, de impedir que los partidos fuera del sistema adquirieran ms poder, se formaron gobiernos de concentracin, integrados por polticos influyentes, al margen de su tendencia poltica. A pesar de ello, se sucedieron continuas crisis de gobierno. En las primeras dcadas del siglo, el obrerismo organizado conoci un aumento significativo de militantes (UGT y CNT). La conflictividad obrera y la lucha sindical degeneraron en un activismo violento a partir de la Crisis de 1917 y, tras la Primera Guerra Mundial, algunos grupos de anarquistas atentaron contra las autoridades, los patronos y las fuerzas del orden. A su vez, empresarios y patronos pagaron a pistoleros a sueldo para asesinar a los dirigentes obreros. Estos asesinatos se vieron encubiertos por la Ley de Fugas de 1921. Asistimos a un fortalecimiento de la oposicin:

    El republicanismo fue la principal fuerza de la oposicin poltica y de representacin parlamentaria.

    El socialismo inici, desde la primera dcada del siglo, un cambio paulatino desde su aislamiento poltico a la colaboracin con otras fuerzas de izquierda, estableciendo coaliciones electorales con los republicanos.

    El nacionalismo cataln supo agruparse a partir del Desastre del 98 con la creacin en 1901 de la Lliga Regionalista. Su programa poltico, de corte conservador, defenda la lucha contra el sistema corrupto de la Restauracin y la autonoma para Catalua. La Lliga impuls la creacin de la Mancomunidad de Catalua en 1914: organismo que agrupaba a las cuatro provincias con una Asamblea General, Consejo Permanente y un Presidente. Estuvo vigente hasta su disolucin por Primo de Rivera en 1925.

    El nacionalismo vasco tambin se desarroll y consolid en los primeros aos del siglo XX. Adopt una postura poltica ms moderada que la de su fundador, Sabino Arana.

    La cuestin de Marruecos: El desastre de Annual Tras un periodo de calma durante la Primera Guerra Mundial, las autoridades espaolas decidieron reemprender sus acciones militares para afianzar el territorio: en el sector occidental, con base en Ceuta y Tetun, la intervencin espaola tuvo xito, pero, en el sector oriental las cabilas ofrecieron una gran resistencia. El general Silvestre inici una campaa, en julio de 1921, para controlar el territorio alrededor de Melilla. Las cabilas rifeas, dirigidas por Abd-El-Krim, atacaron por sorpresa el puesto espaol de Annual, la derrota fue fulminante, el general Silvestre que diriga las operaciones orden la retirada general que se convirti en una carnicera: murieron alrededor de 15.000 hombres y se perdi todo el territorio que se controlaba hasta Melilla. En un principio el gobierno de Maura se limit a hablar de responsabilidades militares y para ello encarg un informe militar al general Picasso. La oposicin exigi tambin responsabilidades a los polticos gobernantes y al propio monarca. Despus de Annual los militares profesionales vivieron obsesionados con el sentimiento de desquite, con una hostilidad profunda hacia el Estado y un desprecio cada vez ms pblico a la supuesta supremaca de las instituciones civiles. La consecuencia inevitable de este proceso era que el ejrcito cayera sobre la nacin y aspirar a conquistarla. En el verano de 1923 varias conspiraciones militares se ponan en marcha. En Barcelona se encontraba el capitn general de Catalua, Miguel Primo de Rivera, quien en las primeras horas del 13 de septiembre declaraba el estado de guerra en las cuatro provincias catalanas. El golpe de Estado estaba en marcha. El golpe cont inmediatamente con la comprensin y el apoyo del rey Alfonso XIII. El rgimen de la Constitucin de 1876 era sustituido, en medio de la indiferencia popular y sin apenas resistencia, por una dictadura militar.

  • Primo de Rivera hizo pblicas sus intenciones en un manifiesto. Present la dictadura como un rgimen transitorio y afirm que una vez extirpados los males del pas se retornara a la normalidad constitucional. Se trataba de liberar al pas de sus principales problemas: caciquismo, desgobierno, subversin social y la amenaza del separatismo. La opinin pblica, en general, lo acogi favorablemente o se mostr pasiva. El golpe cont con el apoyo de los sectores empresariales, de los principales bancos nacionales y de la Iglesia. Los republicanos no se opusieron y las organizaciones socialistas, PSOE y UGT, se mantuvieron a la expectativa. Solo los anarquistas y los comunistas manifestaron su repulsa e hicieron llamamientos a la huelga general, pero no tuvieron respuesta popular. El 12 de noviembre de 1923 el Presidente del Congreso y el Senado fueron a visitar al rey, para recordarle que el artculo 32 de la

    Constitucin deca claramente que: El rey tena que convocar las Cortes antes de que pasasen tres meses desde su disolucin. Alfonso XIII respondi con frialdad que no era tiempo de Cortes ni Constituciones sino de poner Paz y Orden en el Pas. A mediados de noviembre el rey y el dictador viajan a Italia, tras la visita a Mussolini Primo de Rivera declarara que haba comenzado la segunda parte de nuestra misin, a la cual sera absurdo y temerario ponerle plazo. El rey Alfonso XIII encarg a Primo de Rivera la formacin de un nuevo gobierno y le concedi el cargo de presidente y de ministro nico. Comenzaba el Directorio Militar. El Directorio Militar (1923-1925) proclam el estado de guerra durante dos aos, suspendi la Constitucin de 1876 y las garantas constitucionales, disolvi las Cortes, implant la censura de prensa y prohibi las actividades de los partidos polticos y de los sindicatos. Inmediatamente se impuso el orden pblico con duras medidas represivas contra la CNT y el PCE, declarados ilegales. Tambin se reprimi cualquier manifestacin del nacionalismo, tachado de separatista. As, a los pocos das del golpe, se prohibi el uso de smbolos del catalanismo y del cataln en el mbito oficial. Durante el Directorio Militar el dictador acu un lema: Una, Grande e Indivisible, e incluso lleg a decir en un mitin que era mejor ver la patria roja que rota. Primo de Rivera acometi su gran proyecto regeneracionista: liquidar la vieja estructura de poder de la Restauracin y organizar el nuevo rgimen, mediante una reforma de la administracin que destruyese el caciquismo. Los gobernadores civiles fueron sustituidos por gobernadores militares y se cre la nueva figura de los delegados gubernativos, tambin militares que ejercieron el control de los nuevos ayuntamientos. Los ayuntamientos fueron disueltos y sustituidos por juntas de vocales asociados elegidos por los mayores contribuyentes estrechamente vinculados al sistema caciquil. Otra de las misiones de los Delegados Gubernativos era el estmulo de los Somatenes, una institucin tradicional catalana. Una milicia armada que en un momento determinado podra utilizarse para encuadrar a hombres de bien, ciudadanos sanos, dispuestos a colaborar con las autoridades del rgimen. La reforma administrativa se complet con la creacin del Estatuto Municipal (1924). Carta Magna por la que habran de regirse todos los municipios. Se trataba de una nueva administracin adicta y centralizada, y el descuaje del caciquismo se limit a perseguir a los no adictos al rgimen. Lejos de desaparecer, el viejo caciquismo simplemente cambi de forma. Tambin las diputaciones fueron disueltas y los nuevos diputados provinciales fueron designados por los gobernadores. El 1924 el rgimen estaba asentado y en este ao Primo de Rivera alentaba a los Delegados Gubernativos a unir a todas las localidades para formar un gran movimiento guiado por tres principios

  • Religin, Patria y Monarqua. Se trataba de crear un gran partido que con el nombre de Unin Patritica (UP) agrupara a los espaoles de buena voluntad siguiendo la lnea jerrquica de que el individuo llegaba al Estado a travs de la familia, el municipio y la provincia, los cimientos de la Patria. Carente de un programa y una ideologa definida, nunca logr convertirse en un partido moderno y potente y fue solo un instrumento de propaganda gubernamental. En Catalua, ayuntamientos y diputaciones cayeron en manos de personajes fieles al rgimen, y con el Estatuto Provincial (1925) desapareci la Mancomunidad. Ello signific la ruptura definitiva con el catalanismo lo que potenci el nacionalismo radical e incluso separatista. Primo de Rivera, consciente de la impopularidad de la guerra marroqu, era partidario de una solucin negociada del conflicto. Asumi personalmente el Alto Comisariado en Marruecos e intent negociar la paz, ofreciendo a Abd-el-Krim una amplia autonoma, lo cual irrit a los militares africanistas. Sin embargo, esta poltica de semiabandono anim an ms a Abd-el-Krim. Dos hechos contribuyeron a dar un vuelco a la situacin. El ataque en 1924 a las tropas espaolas que se retiraban desde Xauen, que caus unas 2.000 bajas, y el avance de Abd-el-Krim en el Marruecos francs. En 1925 Francia y Espaa acordaron una ofensiva militar conjunta por mar y tierra. La operacin de desembarco de las tropas espaolas en Alhucemas fue un rotundo xito. En 1926 Abd-el-Krim, derrotado, se entreg a los franceses y un ao despus qued sometido todo el Protectorado. Resuelto el problema del orden pblico, y solucionada con xito la cuestin marroqu, Primo de Rivera sustituy el Directorio Militar por un gobierno civil, con la clara intencin de permanecer en el poder. Se rode de polticos de derechas, como Jos Calvo Sotelo o Eduardo Auns. Alfonso XIII respondera a este cambio diciendo: estoy convencido de la necesidad de proseguir nuestra labor de salvacin. En esta segunda fase de la dictadura, el Directorio Civil (1925-1930), se afirm la voluntad de construir un rgimen inspirado en las dictaduras autoritarias y de corte corporativo de la Europa de entreguerras. En 1925 Primo de Rivera recuper la figura del Consejo de Ministros, decisin que responda al deseo del dictador de retirar al Ejrcito a un segundo plano. Se rode de figuras de peso como Eduardo Auns y Jos Calvo Sotelo en las carteras de Trabajo y Hacienda respectivamente, dos departamentos que deban impulsar el desarrollo econmico y la inversin pblica del pas. Primo de Rivera sigui concentrando todos los poderes, los problemas polticos no pasaban por el Consejo de Ministros, nicamente los resolva l o su mano derecha, el general Martnez Anido. No caba recurso contra las resoluciones del gobierno. En 1926 Primo de Rivera anunci la convocatoria de una Asamblea Nacional Consultiva encargada de elaborar una nueva Constitucin. En 1927 se reuni dicha Asamblea, compuesta por representantes del Estado y de los distintos niveles de la administracin, de representantes de Unin Patritica y de las diversas actividades y clases sociales. De sus 400 miembros, dos tercios fueron designados por el gobierno. Adems de estar bajo el control del gobierno, sus funciones eran meramente consultivas. La oposicin de los viejos polticos dinsticos, la negativa de los socialistas a seguir colaborando y la actitud reticente del rey, paralizaron el proyecto de Estatuto Fundamental de la Monarqua (nombre que se dio a la Constitucin) y aceleraron la oposicin al dictador. La poltica econmica y social La poltica econmica de la dictadura se benefici de la coyuntura expansiva internacional de los aos veinte. Se caracteriz por el intervencionismo estatal y el nacionalismo econmico, cuyos objetivos fueron regular e impulsar la industria nacional mediante unos elevados aranceles proteccionistas, la concesin de ayudas a las grandes empresas y el aumento del gasto pblico. Tambin cre grandes monopolios estatales, como la Compaa Arrendataria de Petrleos S.A. (CAMPSA), a la que concedi en exclusiva la importacin, refinado, distribucin y venta del petrleo y la gasolina, y la Compaa Telefnica Nacional de Espaa.

  • El fomento de las obras pblicas (construccin de embalses, carreteras, ferrocarriles, puertos) fue uno de sus aspectos ms destacados. En 1926 se crearon las confederaciones hidrogrficas para el aprovechamiento de los ros, tanto para el regado como para la produccin de energa elctrica. Se extendi la electricidad al mundo rural, se electrific parte de la red de ferrocarriles y se construyeron casi 10.000 km de carreteras. Esta poltica de gasto pblico no se acompa de una reforma fiscal que aumentase los ingresos, lo que increment el dficit presupuestario. La escasa conflictividad social del perodo de la dictadura se explica en parte por la represin, en particular de los anarquistas, pero tambin por otros dos factores: en primer lugar el desarrollo de una amplia poltica social (construccin de viviendas baratas, creacin de escuelas, servicios sanitarios, proteccin a la emigracin); en segundo lugar influy el nuevo modelo de relaciones laborales, el sistema corporativo, basado en la intervencin del Estado y en la integracin de las organizaciones obreras moderadas y reformistas. La base de la Organizacin Corporativa Nacional eran los comits paritarios de cada uno de los oficios, formados por igual nmero de vocales obreros y patronos. A diferencia del sistema corporativo del fascismo italiano, se reconoca el principio de libertad de sindicalizacin. El objetivo de los comits era resolver pacficamente los conflictos mediante la negociacin, y tenan atribuciones sobre cuestiones laborales tales como la reglamentacin del trabajo, los contratos y la asistencia social. Su puesta en prctica cont con la decisiva colaboracin de los socialistas, que lo consideraron ventajoso para mantener y consolidar tanto al partido como al sindicato. Pero un sector minoritario opinaba que esa colaboracin daara el prestigio de los socialistas. A partir de 1926 la dictadura empez a perder apoyos y arreciaron las crticas y la oposicin, de las que no se libr Alfonso XIII.

    1. Uno de los problemas ms graves fue el conflicto militar. Dirigentes de los partidos del turno y republicanos, con el apoyo de algunos militares descontentos, optaron por la va de la conspiracin civil y del pronunciamiento militar. En junio de 1926 hubo un primer intento fallido de poner fin a la dictadura y restablecer el orden constitucional, conocido como la Sanjuanada. En septiembre de 1926 se produjo un nuevo conflicto cuando Primo de Rivera trat de llevar a cabo algunas reformas militares. Partidario de los ascensos por mritos de guerra, aprob una norma general que suprima los ascensos por estricta antigedad. Ante la oposicin de los oficiales de artillera, forz al rey a que ratificase el decreto de disolucin del cuerpo de Artillera. Desde ese momento una parte del ejrcito se distanci de la dictadura y del propio rey.

    2. Otro frente opositor fue el de los intelectuales y periodistas, entre los que destacaban figuras

    de prestigio como Unamuno, Ortega y Gasset, Blasco Ibez o Fernando de los Ros, que se enfrentaron al dictador, a pesar de la rgida censura. Muchos estudiantes los respaldaron, y fundaron la Federacin Universitaria Escolar (FUE) y organizaron manifestaciones callejeras en protesta contra el rgimen.

    3. En 1926 se form Alianza Republicana, integrada por Accin Republicana, liderada por Azaa, el Partit Republic Catal de Marcelino Domingo, y el Partido Radical de Lerroux, que reactiv un nuevo republicanismo. Incluso antiguos liberales como Alcal-Zamora fundaron la Derecha Liberal Republicana como una alternativa republicana catlica y conservadora. Tambin los republicanos nacionalistas y regionalistas cobraron gran vitalidad. Los pequeos partidos de izquierda fundaran, en marzo de 1931, un nuevo partido: Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). En Galicia, nacionalistas y republicanos formaron la Organizacin

  • Republicana Gallega Autnoma (ORGA) en 1929.

    4. La CNT, tras el golpe de Estado y los aos de represin, se haba desmoronado y radicalizado. Frente a los sectores ms sindicalistas, los partidarios de la insurreccin revolucionaria constituyeron en 1927 la Federacin Anarquista Ibrica (FAI).

    5. En agosto de 1929 PSOE y UGT firmaban un manifiesto conjunto de rechazo y declaraban su voluntad de luchar por un Estado Republicano.

    Primo de Rivera, falto de apoyos, incluso de los militares y del rey, cuya imagen qued ligada a la dictadura, present su dimisin el 27 de diciembre de 1929. Mora dos meses despus en Pars. Alfonso XIII desoy las voces que pedan elecciones a Cortes Constituyentes y nombr como sucesor al General Dmaso Berenguer, pidindole volver a la situacin anterior a 1923, ya era demasiado tarde. En agosto de 1930 una coalicin de partidos republicanos, incluidos los nacionalistas gallegos y catalanes, firmaban el Pacto de San Sebastin. Su objetivo era proclamar la Repblica. En octubre los socialistas acordaron adherirse y participar en el futuro gobierno de la Repblica. Como dira Ortega y Gasset Delenda est monarchia. Se constituy un comit revolucionario encargado de preparar el cambio de rgimen mediante un levantamiento militar con apoyo civil, y cuyos miembros formaran parte del gobierno provisional de la repblica. En ese mismo ao un grupo de intelectuales, encabezados por Jos Ortega y Gasset, Gregorio Maran y Ramn Prez de Ayala, public el manifiesto fundacional de una Agrupacin al Servicio de la Repblica, en el que instaban al resto de los intelectuales a contribuir a la instauracin de un rgimen republicano que sustituyese a la monarqua. La fecha fijada para la insurreccin era el 15 de diciembre, pero fracasaron los levantamientos de la guarnicin de Jaca, en Huesca y de la de Cuatro Vientos, en Madrid, por falta de coordinacin. En febrero de 1931 Berenguer es sustituido por el almirante Juan Bautista Aznar, que formar un gobierno fiel a la monarqua. Se anunci la convocatoria de unas elecciones municipales para el 12 de abril, a las que seguiran otras generales con carcter Constituyente. Republicanos y socialistas decidieron concurrir a esas elecciones y plantearlas como un plebiscito a favor o en contra de la monarqua. El triunfo de la coalicin de republicanos y socialistas en las grandes ciudades, menos influidas por los caciques, se interpret como un rechazo a la monarqua y dio paso a la proclamacin de la Repblica el 14 de abril.

    Ha llegado para nosotros el momento (...) de atender el clamoroso requerimiento de cuantos, amando la patria, no ven para ella otra salvacin que liberarla de los profesionales de la poltica, de los hombres que por una u otra razn nos ofrecen el cuadro de desdichas e inmoralidades que empezamos el ao 98 y amenazan a Espaa con un prximo fin trgico y deshonroso (...). Este movimiento es de hombres: el que no sienta la masculinidad completamente caracterizada, que espere en un rincn, sin perturbar los das buenos que para la patria preparamos. Espaoles: Viva Espaa y viva el Rey! No tenemos que justificar nuestro acto, que el pueblo sano demanda e impone. Asesinatos de obispos, ex gobernadores, agentes de la autoridad, patronos, capataces y obreros; audaces e impunes atracos; depreciacin de la moneda, (...) rastreras intrigas polticas, tomando por pretexto la tragedia de Marruecos; incertidumbre ante este gravsimo problema nacional; indisciplina social, que hace el trabajo ineficaz y nulo, precaria y ruinosa la produccin agrcola e industrial; impune propaganda comunista; impiedad e incultura, justicia influirla por la poltica; descarada propaganda separatista (...).

    Manifiesto de Miguel Primo de Rivera, Capitn General de la 4 Regin (13 de septiembre de 1923)

  • Parece claro que lo que indujo al rey Alfonso a coquetear con una "solucin extraparlamentaria" fue la resurreccin del parlamentarismo espaol ms bien que su degeneracin. El debate pblico sobre las responsabilidades y la propaganda antialfonsina de los socialistas [...] no poda dejar de convertirse en un engorro insoportable para el monarca. La proyectada sesin de las Cortes del 2 de octubre de 1923 para ocuparse del informe de la Comisin de Responsabilidades, que supona que iba a incriminar al mismo rey, constitua para l una pesadilla [...]. Y sta fue presumiblemente la razn de que los pronunciados se apoderaran precipitadamente de los archivos de la comisin Picasso a la maana siguiente del golpe [...].Pero la rebelin popular a favor de la deseada dictadura real no se produca y Alfonso tuvo que cultivar los procedimientos anticonstitucionales tradicionales [...] Un mes ms tarde el rey confes a Antonio Maura que estaba dispuesto a dar personalmente un golpe.

    BEN-AMI , Shlomo (1983): La Dictadura de Primo de Rivera, 1923-1930. Madrid, Ed. Planeta, pg. 29

    El General Primo de Rivera (sentado a la

    izquierda) al frente del Directorio Civil