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Tema 7. Las regiones biogeográficas de España. 1 Paco Pilares TEMA 7. LAS REGIONES BIOGEOGRÁFICAS DE ESPAÑA. Factores de la diversidad biogeográfica. Características de las regiones biogeográficas. Formaciones vegetales de la España peninsular e insular. La intervención humana y sus consecuencias geográficas. La Península Ibérica forma parte del reino floral holártico, que comprende las tierras continentales al norte del trópico de Cáncer y consta de tres regiones florales: la región boreoalpina (zonas más elevadas de montañas); la región eurosiberiana (norte de la Península) y la región mediterránea (resto de la Península). En Canarias se encuentra representada la región macaronésica. Los paisajes vegetales españoles se define por su gran variedad, constituyendo un patrimonio natural muy valioso por el número de especies que componen nuestra flora (unas 8.000) y las casi 1500 especies endémicas (propias o exclusivas de una determinada región), que suponen el 50% de las especies endémicas de toda la UE. A) FACTORES DE LA DIVERSIDAD BIOGEOGRÁFICA. La vegetación está integrada por formaciones vegetales o grupos de vegetación individualizados por su tamaño y fisonomía. Los tres tipos básicos son el bosque, el matorral y el prado. La vegetación española cuenta con una gran diversidad de especies fruto una variedad de factores: Los factores físicos más importantes son: - La diversidad del clima, pues cada planta requiere unas condiciones específicas de temperatura y precipitaciones. Así, hay especies adaptadas tanto al fío como a las elevadas temperaturas y la aridez - La posición de la península en el extremo suroccidental de Eurasia y a muy poca distancia de África ha favorecido el desarrollo y encuentro de especies vegetales muy dispares, más aún con los distintos periodos glaciares e interglaciares, lo cual ha propiciado que especies de latitudes más elevadas como el abeto estén presentes en la península. La posición subtropical del archipiélago canario y su aislamiento son claves para comprender su gran riqueza florística y las numerosas especies endémicas que presenta. - La diversidad del relieve, que da lugar a especies diferentes en función de la altura, de la orientación y de la ubicación en la solana o la umbría. - La variedad de suelos, dado que cada especie prefiere un tipo concreto de suelo. Cuando la vegetación de una zona resulta exclusivamente de la incidencia de factores naturales se denomina climax. Así, especies silicícolas como el alcornoque, que se desarrollan sobre suelos silíceos, y especies calcófilas como el roble albar, que crecen sobre suelos calizos. En ocasiones algunos suelos dificultan o hacen imposible el crecimiento de la vegetación, como es el caso de los suelos salinos.

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TEMA 7. LAS REGIONES BIOGEOGRÁFICAS DE ESPAÑA. Factores de la diversidad biogeográfica. Características de las regiones biogeográficas. Formaciones vegetales de la España peninsular e insular. La intervención humana y sus consecuencias geográficas.

La Península Ibérica forma parte del reino floral holártico , que comprende las tierras continentales al norte del trópico de Cáncer y consta de tres regiones florales: la región boreoalpina (zonas más elevadas de montañas); la región eurosiberiana (norte de la Península) y la región mediterránea (resto de la Península). En Canarias se encuentra representada la región macaronésica.

Los paisajes vegetales españoles se define por su gran variedad, constituyendo un patrimonio natural muy valioso por el número de especies que componen nuestra flora (unas 8.000) y las casi 1500 especies endémicas (propias o exclusivas de una determinada región), que suponen el 50% de las especies endémicas de toda la UE.

A) FACTORES DE LA DIVERSIDAD BIOGEOGRÁFICA.

La vegetación está integrada por formaciones vegetales o grupos de vegetación individualizados por su tamaño y fisonomía. Los tres tipos básicos son el bosque, el matorral y el prado. La vegetación española cuenta con una gran diversidad de especies fruto una variedad de factores:

Los factores físicos más importantes son:

- La diversidad del clima, pues cada planta requiere unas condiciones específicas de temperatura y precipitaciones. Así, hay especies adaptadas tanto al fío como a las elevadas temperaturas y la aridez

- La posición de la península en el extremo suroccidental de Eurasia y a muy poca distancia de África ha favorecido el desarrollo y encuentro de especies vegetales muy dispares, más aún con los distintos periodos glaciares e interglaciares, lo cual ha propiciado que especies de latitudes más elevadas como el abeto estén presentes en la península. La posición subtropical del archipiélago canario y su aislamiento son claves para comprender su gran riqueza florística y las numerosas especies endémicas que presenta.

- La diversidad del relieve, que da lugar a especies diferentes en función de la altura, de la orientación y de la ubicación en la solana o la umbría.

- La variedad de suelos, dado que cada especie prefiere un tipo concreto de suelo. Cuando la vegetación de una zona resulta exclusivamente de la incidencia de factores naturales se denomina climax. Así, especies silicícolas como el alcornoque, que se desarrollan sobre suelos silíceos, y especies calcófilas como el roble albar, que crecen sobre suelos calizos. En ocasiones algunos suelos dificultan o hacen imposible el crecimiento de la vegetación, como es el caso de los suelos salinos.

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Los factores humanos son la introducción de especies por su valor económico, o la degradación de la cubierta vegetal existente. Cuando la vegetación de una zona es el resultado de la intervención humana, se denomina vegetación secundaria. Además, la deforestación se acompaña en los últimos años con la protección de espacios naturales y la repoblación de especies autóctonas.

B) CARACTERÍSTICAS DE LAS REGIONES BIOGEOGRÁFICAS Y FORMACIONES VEGETALES.

Las formaciones vegetales se disponen en comunidades, cuyo conjunto constituye el paisaje vegetal de un área. En España encontramos los siguientes paisajes vegetales:

B.1. Vegetación de la región eurosiberiana de clima oceánico.

La región eurosiberiana corresponde al área septentrional peninsular de clima oceánico, desde Galicia hasta los Pirineos. El clima húmedo, con precipitaciones abundantes y sin aridez estival, junto a las templadas y moderadas temperaturas permiten el desarrollo de dos formaciones vegetales características: el bosque caducifolio y la formación de matorral o arbustiva de nominada landa.

El bosque caducifolio está constituido por árboles altos, con tronco recto y liso, y hojas grandes que caen en otoño. Las especies más características son el roble y el haya. En el sotobosque crecen helechos y musgos en un ambiente sombrío causado por las copas de los árboles.

El haya tolera mal el calor y muy bien el frío, y requiere mucha humedad, por lo que es un árbol de montaña, que se adapta a los suelos calizos y silíceos, aunque prefiere los calcáreos. Su madera, dura y de buena calidad, se emplea para elaborar muebles y utensilios. Su área principal está en la cordillera Cantábrica y el Pirineo navarro.

El roble no soporta veranos calurosos, tiene menor tolerancia al frío y exige menor humedad que el haya, por lo que se sitúa en cotas más bajas, Su madera, dura, se emplea para la construcción y para fabricar muebles y barcos, además de toneles para el vino. Las áreas más extensas de robles se encuentran en Galicia y en la cordillera Cantábrica.

El castaño es una formación vegetal secundaria que ha ganado terreno, pues permite el aprovechamiento de su fruto y su madera.

En el área correspondiente al clima oceánico de transición aparece el bosque marescente de rebollo y quejigo, con árboles que mantienen sus hojas secas hasta que en primavera crecen nuevas hojas.

A lo largo del tiempo han desaparecido extensas áreas de bosque caducifolio. Las causas han sido la pérdida de los usos tradicionales de su madera; la sustitución de la leña por el gas o gasóleo; la quema incontrolada para la obtención de pastos, y los

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incendios forestales. En la actualidad se han repoblado grandes extensiones con árboles de crecimiento rápido y buen aprovechamiento económico, como el pino y el eucalipto.

La landa es una vegetación densa de matorral. Sus especies más abundantes son el brezo, el tojo y la retama. La landa aparece como degradación del bosque caducifolio o como vegetación supraforestal. Suele usarse para cama de animales y como abono.

Los prados son una vegetación herbácea que ocupa grandes extensiones de terreno en los paisajes oceánicos, aprovechado para la ganadería extensiva.

B.2. Vegetación de la región mediterránea.

Se extiende por el espacio peninsular de clima mediterráneo, el archipiélago balear y Ceuta y Melilla. Esta región biogeográfica se caracteriza por la aridez estival, un rasgo que caracteriza de manera decisiva el desarrollo de la vegetación.

Las formaciones que ocupan esta región son el bosque mediterráneo y la formación arbustiva mediterránea. Estas formaciones xerófilas (adaptada a la aridez) se han adaptado a la sequía estival mediante diversos sistemas: desarrollo de raíces para captar el agua, y hojas perennes y esclerófilas (duras y coriáceas), con diversos sistemas para reducir la transpiración, como el pequeño tamaño o la formación de espinas.

El bosque perennifolio consta de árboles de mediana altura, con tronco no rectilíneo, grueso y rugoso y hoja perenne. Sus remas forman copas globulares y amplias, que proyectan sombra sobre el suelo para mitigar la insolación y la evaporación. Las especies más características son la encina y el alcornoque. Tiene un rico sotobosque, ya que los árboles se sitúan apartados unos de otros, y la luz penetra con facilidad.

La encina (Quercus ilex) es el árbol más característico y extendido del clima mediterráneo pues es resistente a la sequía y se adapta a todo tipo de suelos. Su madera, dura y resistente, se empleaba para la elaboración de ruedas, carpintería exterior, utensilios y carbón, y su fruto, la bellota, para alimentar al ganado porcino. Los bosques mejor conservados se encuentran en sierra Morena, Extremadura y la sierra de Guadarrama.

El alcornoque necesita inviernos suaves, cierta humedad y suelos silíceos, por ello estos bosques se concentran en el suroeste peninsular, aunque también en el sur de Andalucía (desde Cádiz a Málaga), en el noreste de Cataluña y en Castellón. Su madera se aprovecha para la realización de toneles y barcos, y su corteza para la obtención de corcho.

El pino es una formación vegetal secundaria que se adapta a condiciones extremas de frío, calor, humedad y aridez, así como a suelos diversos. Se ha extendido por amplias zonas como resultado de la intervención humana, por su rápido crecimiento y el aprovechamiento económico de su resina y madera para la construcción.

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El bosque perennifolio también ha reducido su extensión a lo largo del tiempo. En la actualidad se intenta conservarlo mediante el sistema de dehesa. Consiste en aclarar el bosque de encina y alcornoque, y combinar el aprovechamiento de su fruto y de su madera con la agricultura y el pastoreo.

El matorral mediterráneo es el resultado de la degradación del bosque por el ser humano. Presenta tres tipos característicos: la maquia (formación arbustiva de más de dos metros de altura, muy densa y casi impenetrable: jara, brezo, retama); la garriga (formada por arbustos y matorrales de poca altura que dejan algunas zonas sin cubrir: tomillo, romero); la estepa (formada por hierbas bajas, entremezcladas con arbustos espinosos, que dejan al descubierto suelos pobres: palmito, tomillo, espartal).

B.3. Vegetación de la región macaronésica

Las peculiares condiciones geográficas del archipiélago, como son su latitud subtropical, su carácter insular, la naturaleza volcánica de sus suelos y el desarrollo de la vegetación, dan lugar a una gran riqueza y diversidad de especies, con un elevado número de endemismos (el drago, la palmera canaria, la violeta del Teide), y especies relictas, propias de climas pasados, que hoy sobreviven en algunos enclaves de las islas.

Las islas orientales de Fuerteventura y Lanzarote, que son las más llanas y áridas, presentan una vegetación más pobre, mientras que en el resto de las islas la altitud y la orientación de las vertientes condicionan el escalonamiento de la vegetación en altura, dando lugar a la gran riqueza florística del archipiélago.

B.4 La vegetación de montaña

Con la altitud descienden las temperaturas y aumentan las precipitaciones. Las condiciones climáticas también varían según la exposición de las vertientes en relación al viento (barlovento y sotavento) y en relación al sol (umbría y solana). En consecuencia, a cada altitud y disposición de la montaña le va a corresponder una vegetación diferente, escalonada en pisos, que se denomina cliserie vegetal.

- En general el piso basal, a menor altitud (hasta 800-1.00 m), desarrolla una vegetación similar a la de las llanuras limítrofes.

- Los pisos montanos (hasta los 2.000-2.200 m). Están ocupados por especies adaptadas a una mayor humedad y a temperaturas muy bajas, como el haya, el abeto o el pino silvestre o el pinsapo. En el piso montano superior las masas forestales desaparecen y dan paso a formaciones arbustivas: landas de brezos y retama en la montaña atlántica, y matorrales con espinas en la mediterránea.

- El piso alpino o supraforestal está ocupado por una vegetación de tipo herbáceo y prados.

- Solo en las montañas más altas, como los Pirineos y la Cordillera Penibética, aparece un piso nival (por encima de los 3.000 m) en el que únicamente crecen especies rupícolas, como los musgos y los líquenes.

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B.5. La vegetación de ribera

La constante humedad de los suelos asociada a los cursos fluviales configura una formación vegetal peculiar, el bosque de ribera, compuesto por especies caducifolias e hidrófilas (amantes del agua), por lo que su vegetación tiene rasgos diferentes a las de su entorno, especialmente en las zonas de clima seco. La vegetación se dispone en bandas longitudinales desde la orilla del río. En la orilla se instalan las especies más exigentes en humedad, como los alisos y sauces, que crecen junto al cauce mismo del río. Algo más alejado, encontramos chopos, álamos, fresno y olmos.

El bosque de ribera ofrece un alto valor ecológico, no solo por la variada flora que crece en él, sino por ser el hábitat de numerosas especies animales que no podrían sobrevivir fuera de este ambiente. Además reduce la erosión, el riesgo de inundaciones y la evaporación, y suaviza las temperaturas. Esta formación también se ha visto reducida y amenazada por la actividad humana, que orienta al cultivo estas estrechas franjas de terreno tan próximas al agua.

C) LA INTERVENCIÓN HUMANA Y SUS CONSECUENCIAS GEOGRÁFICAS.

No podemos separar al ser humano del medio natural del que forma parte, del que depende para su supervivencia y del que obtiene todo aquello que necesita. La historia de la humanidad comienza en un contexto de total dependencia del medio natural. Sin embargo, poco a poco, los seres humanos fueron imponiéndose sobre el resto de los seres vivos y sobre la naturaleza que, aprovechada y explotada por ellos, ha ido transformándose hasta alcanzar en los momentos actuales una situación de peligro y agotamiento.

Entre los daños provocados a la vegetación debemos incluir los siguientes:

- La defoliación y decoloración de los árboles, motivado por causas naturales (altas temperaturas, déficits hídricos, o plagas de insectos y hongos) y humanas (la contaminación atmosférica). Para intentar mejorar este problema, España participa en la Red Europea de Seguimiento de Daños y en los Bosques y cuenta con programas para luchar contra plagas, conservar especies en peligro de extinción y proteger de agentes contaminantes.

- La alteración por la sustitución de especies autóctonas por otras con mayor rendimiento económico, que a veces modifican negativamente el suelo, arden mejor y afectan a la flora y la fauna de la zona. Para reforestar se está empleando mucho el eucalipto y el pino, árboles que crecen rápido pero que afectan al suelo y la flora y fauna de la zona, además de arder con facilidad

- La deforestación o destrucción de la cubierta vegetal debido a las talas y los incendios forestales. Los veranos son característicos por los incendios que acaban con miles de hectáreas de bosques, originados por causas naturales (4 %, rayos) y descuidos (barbacoas, colillas, rastrojos) o incendios intencionados.

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Toda esta deforestación conlleva un incremento de la erosión del suelo y de las emisiones de CO2 , además de una pérdida de la biodiversidad y del valor estético y económico.

Frente a la alteración y deforestación, el Plan Forestal Español 2002-2023 implanta medida para lograr una gestión sostenible y evitar incendios. Para ello se desarrollan campañas de sensibilización, vigilancia, incremento de penas, prohibición de recalificar terrenos incendiados durante treinta años, limpieza de maleza, etc.