Techo Para Chile

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Catastro campamentos Región Metropolitana 2003 Elemental Los mejores arquitectos del mundo diseñan nueva vivienda social en Chile Por Pía Hurtado Pensando nuestra educación: Para un Chile sin pobreza Seminario CIS 2003 La resolución de la Toma de Peñalolén, ¿Un ejemplo de cambio en las políticas habitacionales-urbanas? Entrevista a Gonzalo Cáceres Q. Voluntariado y transformación social Por Francisco Aguayo F. Dinámica de la pobreza en campamentos Algunas reflexiones sobre pobreza y vulnerabilidad social Por Guillermo Wormald ¿Es posible mejorar la calidad de vida de los habitantes de campamentos mediante la capacitación? Tertulia Las tareas de Cheyre UN TECHO PARA CHILE E INFOCAP Publicación Revista semestral Año 2 número 3 Segundo semestre 2003 CIS CENTRO DE INVESTIGACIÓN SOCIAL CENTRO INVESTIGACIÓN SOCIAL

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TECHO PARA CHILE

Transcript of Techo Para Chile

Catastro campamentos Región Metropolitana 2003

Elemental

Los mejores arquitectos del mundo diseñan nueva vivienda social en Chile

Por Pía Hurtado

Pensando nuestra educación: Para un Chile sin pobreza

Seminario CIS 2003

La resolución de la Toma de Peñalolén,

¿Un ejemplo de cambio en las políticas habitacionales-urbanas?

Entrevista a Gonzalo Cáceres Q.

Voluntariado y transformación social

Por Francisco Aguayo F.

Dinámica de la pobreza en campamentos

Algunas reflexiones sobre pobreza y vulnerabilidad social

Por Guillermo Wormald

¿Es posible mejorar la calidad de vida de los habitantes de campamentos

mediante la capacitación?

Tertulia

Las tareas de Cheyre

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CISCENTRO DE INVESTIGACIÓN SOCIAL

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Editorial 1

Seminario 2

“Pensando nuestra educación: Para un Chile sin pobreza”

Entrevista 9

La resolución de la Toma de Peñalolén,¿Un ejemplo de cambio en las políticas habitacionales-urbanas?Gonzalo Cáceres Quiero

Opinión 16

Voluntariado y Transformación SocialFrancisco Aguayo Fuenzalida

Investigación 24

Catastro Región Metropolitana 2003Juan Ahumada / Patricia López / Carolina Quintana

Dinámica de la Pobreza en Campamentos de la Región MetropolitanaFabián Flores / Gonzalo Tassara

Algunas Reflexiones sobre Pobreza y Vulnerabilidad SocialGuillermo Wormald

¿Es posible mejorar la Calidad de Vida de los Habitantes de Campamentos mediante la Capacitación?Ignacio Corcuera / Jaime Montes

Reportaje 49

“Elemental”Los mejores Arquitectos del Mundo diseñan nueva Vivienda Social en ChilePía Hurtado T.

Tertulia 55

Las Tareas de CheyreConversación con el Comandante en Jefe del Ejército

Directora del CIS

Isabel Brain

Equipo Publicación

Amalia Torres

Bárbara Muñoz

Colaboradores

Soledad Águila

Juan José Covarrubias

Diseño

Macarena Cortés

Impresión

MMG

INDICE

www.untechoparachile.cl/[email protected]

EDITORIAL

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“Prácticas, memorias y tesis….haz que sirvan”. Esta es la frase que muestran los afiches con que invitamos a estudiantes de distintas carreras y universidades para que apliquen todo lo que han apren-dido al servicio de la superación la pobreza.Tradicionalmente el voluntariado se ha entendido como una forma de entregar el tiempo libre o de ocio en un trabajo que se traduce en un aporte y compromiso con los más necesitados. En el caso del Centro de Investigación Social de Un Techo Para Chile, el lla-mado que realizamos es que los jóvenes universitarios realicen sus prácticas profesionales o sus tesis y sirvan desde su profe-sión, a la tarea por terminar con los campamentos del país. Bus-camos entregar un espacio concreto y desafiante donde se invite a pensar en las causas, problemas y posibles soluciones de la pobreza. Todo esto con una mirada joven, comprometida, profe-sional y novedosa. Lo que se pretende no es teorizar, ni generar nuevos discursos o retórica. No buscamos un espacio romántico desde el cual soñar, sino más bien un espacio concreto a partir del cual proyectar gran-des desafíos, que nos permitan aportar al país nuevas opiniones, estudios, y reflexiones. En un mundo sobrecargado por lo que “es”, por aquello que otros imponen o deciden, buscamos abrir un espacio de crítica y aporte, donde quienes opinen sean jóvenes, quienes propongan sean jóvenes, quienes actúen sean jóvenes.Muchas veces ocurre que las investigaciones, estudios, evaluacio-nes, tesis y memorias van quedando guardadas en las bibliotecas de las universidades. Lo que intentamos a través del CIS es dar valor y uso a la información que los universitarios son capaces de desarrollar. Por eso publicamos las principales investigaciones en esta revista, en nuestra página web, y enviamos y presentamos los resultados a las instituciones que podrían estar interesadas en los temas estudiados. Queremos que las investigaciones que se realizan dentro del CIS sean serias y confiables de manera que la información que éstas aporten nos permitan orientar nuestro trabajo al interior de Un Techo Para Chile, y en lo posible dialogar con investigadores, interventores, diseñadores de políticas sociales y la propia comu-nidad. Hemos tenido éxito en esta invitación. Hasta ahora muchos jóve-nes se han acercado al CIS, motivados por darle un sentido a su estudio y trabajo. Así, profesionales, estudiantes en práctica y voluntarios forman parte de nuestro equipo. Son ellos quienes con las herramientas adquiridas en su paso por la universidad, se cuestionan, investigan, evalúan y opinan sobre la realidad de nuestro país. Es una juventud que no sólo compromete su tiempo libre por aquello que cree más justo, sino que también compro-mete su profesión. Ese es el desafío que nos hemos planteado.

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PRIMER PANEL “Diagnóstico de la educación en el Chile de hoy”Harald Beyer, Economista CEP y José Joaquín Brunner, Director Fundación Chile.SEGUNDO PANEL“Realidad y desafíos de la educación en extrema pobreza” Aldo Calcagni, Filósofo PUC; Octavio Lizama, Coordinador Área Educación UTPCH y Enrique Guaracchi, Director Fun-dación Belén.TERCER PANEL“Un cambio de mentalidad en la educación”Claudio Di Girolamo, Director Consejo Nacional de Cul-tura; Cristián García Huidobro, Programa Enlace y Juan Domingo Marinello, Fotógrafo PUC. Moderador: Matías Del Río.

En el marco de la Semana de la Solidaridad, el Centro de Investigación Social (CIS) de Un Techo para Chile, organizó el 28 de agosto su quinto Seminario

titulado “Pensando nuestra educación: Para un Chile sin pobreza”.A través del Seminario se buscó reflexionar sobre los desafíos que presenta la educación en los sectores de extrema pobreza, y como ésta se transforma en

una herramienta que permite superar la condición de marginalidad.Como jóvenes interesados en vivir en un país más justo, equitativo, humano, donde todas la personas puedan contar con la posibilidad de desarrollar al máximo su potencial, nos preguntamos ¿Qué está fallando en los esfuerzos e inversiones -tanto por parte del Estado, como del sector privado- que no se están logrando resultados efectivos en la educación de los sectores más pobres del país? ¿Cómo podemos aportar nosotros para que los niños que viven en condiciones de extrema pobreza permanezcan en el sistema educa-cional y que éste se constituya en una verdadera herramienta que impulse un

cambio sustantivo en la vida de ellos y de sus familias?

SEMINARIO“PENSANDO NUESTRA EDUCACIÓN:

PARA UN CHILE SIN POBREZA”

Nuestro país se destaca dentro de los países de la región por el buen nivel de cobertura educacional alcanzado en la última década. Sobre todo, desde que este año se apro-bara la ley que establece �2 años de escolaridad obligatoria. Sin embargo, nos parece fundamental reflexionar hoy sobre los problemas de la calidad de la educación, y las dificultades que enfrentan los niños y jóvenes que pro-vienen de familias donde el nivel educacional es preca-rio. Sólo un cambio que mejore la realidad de la educación podrá generar un giro sustantivo en las posibilidades futu-ras de desarrollo personal y social de las familias de esca-sos recursos.Para analizar este tema, incluimos a continuación extrac-tos de las exposiciones de Harald Beyer y José Joaquín Brunner, quienes entregan sus visiones sobre cómo mejo-rar la calidad en la educación chilena.

Para generar un debate y cuestionamiento acerca de la educación en nuestro país, el Seminario se dividió en tres paneles:

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Extracto Seminario CIS 2003

“La escolaridad ha evolucionado de manera significativa en Chile, sobre todo en los últimos �5 años. Si uno midiese la expectativa de escolaridad de un niño que entra a la escuela descubriría que ésta se encuentra en torno a los �2 años. Si observamos la gran demanda y las oportunidades que existen para cursar la educación superior podemos prever que esa expectativa seguirá subiendo. ¿Dónde están las debilidades entonces? Creo que la cali-dad de la educación deja mucho que desear. Una pregunta relevante es saber qué pasa con los que no llegan a la uni-

versidad�. Los antecedentes de los que disponemos, pro-venientes de estudios internacionales de matemáticas y comprensión lectora, sugieren que nuestros logros educa-cionales son inferiores a los que podríamos tener, habida cuenta de nuestro ingreso per capita y gasto en educa-ción. Por ejemplo, en la Prueba PISA un 48 por ciento de nuestros estudiantes de �5 años está en o bajo el nivel � de comprensión lectora, es decir tiene dificul-tades serias para comprender o extraer información elemental de un texto que le debería ser relativamente familiar.

HARALD BEYER;Economista del Centro de Estudios Públicos

tendrán que desaparecer

Las escuelas que no rinden

1 También existe una preocupación creciente por la proliferación de instituciones y carreras universitarias, tema que no abordaré en esta ocasión.

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No cabe duda que tenemos problemas serios de pobreza y desigualdad en Chile que afectan los rendimientos pro-medio de Chile, pero si tomamos alumnos de recursos medios o altos también observamos ahí un rendimiento deficiente. Esto sugiere que el problema de la educación en Chile es generalizado, realidad que tiene sus orígenes en los bajos estándares que atraviesan el sistema educa-cional chileno. Esos bajos estándares terminan afectando de manera más dramática precisamente a los estudiantes más desaventajados, porque ellos no tienen el apoyo de sus hogares para “defenderse” de un sistema educacional deficiente. Entonces, no es casual que a medida que avanza el pro-ceso educativo veamos un rendimiento relativo cada vez menor de los estudiantes que provienen de la educación subvencionada. Así, por ejemplo, si tomamos el �0% de estudiantes de mayor rendimiento en las pruebas nacio-nales observamos que en cuarto básico el 27% de estos resultados son de establecimientos pagados. En octavo aumenta la proporción de los que vienen de estos esta-

blecimientos a un 33 por ciento. En segundo medio esa proporción alcanza ya a un 44 por ciento y si uno toma el �0% de rendimientos superiores en la Prueba de Apti-tud Académica comprueba que el 56% viene de estable-cimientos pagados. Por lo tanto hay una disminución progresiva de las oportunidades de los grupos de la parte más baja de la escala social. Y eso hay que corre-girlo, porque no es aceptable que un país como el nues-tro “destruya” talentos. Una educación de baja calidad no sólo tiene un impacto sobre el desarrollo de una persona sino que también sobre sus ingresos. Un aumento en la escolaridad es espe-cialmente frustrante cuando el incremento en ingresos es mucho menor de lo que se esperaba. En ese sentido no deja de sorprender que en Chile una persona con educa-ción media gane muy poco más que una persona con edu-cación básica (del orden de 40 por ciento). Hace dos o tres décadas ganaba bastante más (del orden del doble). Las nuevas generaciones que han terminado la media no ven que sus ingresos difieran mayormente de las gene-

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Fuente: Informe Pisa2

“En América Latina, todos los países están más o menos iguales. Argentina y México están un poco mejor que Chile. Brasil, más o menos igual, y Perú un poquito peor, que son los otros países latinoamericanos que participaron en esta

prueba Pisa”, explica Harald Beyer.

2 Pisa es una prueba que mide las competencias lectoras, matemáticas y científicas en estudiantes de 15 años de diferentes países, independiente del grado en el que estén matriculados. Es elaborado por la Unesco y la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).

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Harald Beyer

Las escuelas que no rinden tendrán que desaparecer

raciones anteriores. Definitivamente esto no es lo que uno esperaría y revela que la sociedad, las empresas, el mercado, no están valorando mayormente la educación media por sobre la básica. Estamos aumentando la esco-laridad, pero esos esfuerzos rinden poco en términos de los ingresos de esas personas y, por lo tanto, desde el punto de vista de oportunidades para salir de la pobreza y de cambios en nuestra marcada desigualdad. Ello explica la gran demanda que existe por educación superior en nuestro país. Esa demanda queda clara si se ven las razones de salario entre personas con educación universitaria y media. En Chile un hombre con estudios superiores gana un salario que por hora es 4,23 veces lo que gana una persona con educación media. En el caso de las mujeres esa razón llega a 3,27. Esa razón está en torno a la �,5 vez en el mundo desarrollado. Ciertamente con esas diferencias salariales es imposible reducir la des-igualdad y más difícil reducir la pobreza. Pero no todo es tan negro. Si vemos los resultados de la prueba SIMCE por establecimientos, uno detecta que en cada uno de los grupos socioeconómicos del país, incluso en los más vulnerables, existen tanto escuelas municipa-les como particulares subvencionadas que tienen buenos resultados académicos. Lo interesante desde el punto de vista de la política educacional es que se puede lograr un rendimiento satisfactorio aún con nuestros actuales niveles de desarrollo y nuestra elevada desigualdad. Un objetivo central de esa política, entonces, debe incluir un marco institucional que asegure que las buenas experien-cias se repliquen.

Propuestas

Lo que a mí me interesa es una política educacional que de alguna forma se vaya haciendo cargo de las escue-las que sistemáticamente tienen malos resultados y que potencie a las que tienen buenos resultados. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero estoy seguro de que este es el

principal desafío de la política educacional chilena y creo que debe abordarse como una tarea de todos. Es de esas tareas que requieren un apoyo social amplio. Sabemos que las escuelas que tienen buenos rendimientos educa-tivos satisfacen un listado de requisitos: objetivos claros, clases bien preparadas, liderazgo del director, buenos materiales de apoyo, profesores que asuman las respon-sabilidades, entre muchos otros. Creo que es relativa-mente fácil ponerse de acuerdo en ese listado. Lo más dificultoso es acordar un marco institucional que asegure una socialización de esas experiencias. Para que esto pueda ocurrir, las escuelas, sus directivos y profesores tienen que sentir la presión de tener un buen rendimiento. Y si no logran introducir buenas prác-ticas los responsables de esas escuelas tendrán que ser cambiados, o eventualmente los establecimientos ten-drán que dar paso a otros más efectivos. Por cierto, esto deberá hacerse de la mano de los padres y de las comu-nidades educativas locales. Pero es importante poner el foco en los resultados, sino estaremos renunciando a entregarle a alumnos capaces, una educación de cali-dad”.

“A medida que aumenta la educación, la probabilidad de ser pobre en Chile cae significativamente. Si una persona tiene 8 años de escolaridad, es jefe de hogar y es el único que trabaja, la probabilidad que su hogar sea pobre es de 38,9%. Si la escolaridad aumenta a �7 años, la probabilidad es de 8,6.Además si trabajan 2 personas, las probabilidades de estar bajo la línea de la pobreza son más bajas. Y lo interesante es que la probabilidad de que haya 2 perso-nas trabajando en un hogar, tiene que ver con la educa-ción también. Por lo tanto la educación actúa a través de la línea indirecta de los ingresos de los jefes de hogar, pero también hace más probable que haya otra persona en el hogar trabajando. Así la escolaridad per se es importante para reducir la pobreza”.

IMPACTO ESCOLARIDAD REDUCCIÓN DE POBREZA (HOGARES DE 5 PERSONAS EN RM)

Fuente: Elaborado por Harald Beyer sobre la base del CASEN 2000

Años de escolaridad jefe de hogar Personas que trabajan en el hogar Probabilidad hogar pobre

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“Creo que a nadie le cabe duda de que existe una brecha de desigualdad entre las escuelas de Chile. Hay quienes sostienen, de una manera muy simple a veces, que esa brecha se produciría entre escuelas que están bien ges-tionadas y aquellas que son mal gestionadas. Además, se parte del supuesto que una “buena” gestión sería aquella que más se parece a la manera habitual de gestionar una empresa privada. O bien, se piensa que las diferencias entre escuelas y sus resultados residirían en los mayores o menores insumos que éstas reciben: infraestructura, equipamiento, bibliotecas de aula, computadoras, etc. Por el contrario, a mí me parece -y los datos así lo demuestran- que la brecha principal es la que tiene su origen en las desigualdades que existen entre las familias chilenas. Y éstas no son sólo de ingresos, sino desigual-dades mucho más complejas que pesan en la educación. En efecto, los resultados educacionales son el producto de una interacción entre el origen sociofamiliar del estu-diante y la calidad de la escuela. El origen socio familiar es algo que va mucho más allá del ingreso del hogar. Va

JOSÉ JOAQUÍN BRUNNER;Profesor Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez; Director del Programa de Educación de la Fundación Chile

El peso del origen socio familiar

Desigualdad en la educación:

mucho más allá de la ocupación que tienen los padres, e incluso, aunque es muy influyente, del nivel educacional de los padres y, particularmente, de la madre. Tiene que ver con el micro mundo cultural que da lugar a determi-nadas prácticas y motivaciones. El mejor ejemplo de todo esto, como acabamos de ver3, es el lenguaje que usa un joven de una escuela en Vita-cura y el lenguaje que emplea una joven de una escuela en Renca. Es el tono y la seguridad con que hablan uno y otro. Es la expectativa que cada uno tiene respecto de su propio futuro. “Yo quiero ser ingeniero civil de la Universi-dad de Chile”, señala con aplomo y confianza en sí mismo el alumno de Vitacura. La chica de Renca, en cambio, dice tímidamente, “Yo quiero ser abogado”. Y cuando la entrevistadora le pregunta en qué universidad le gustaría estudiar, ella contesta, tras varios segundos de silencio y confusión: “una que está en el Mapocho”. Y luego apa-rece un tercer alumno, también de una escuela pobre, cuya expectativa sobre sí mismo, no porque tenga menos talento, dice: “Yo quiero ser conductor de micros”. Porque

3 Comentario realizado a partir de un vídeo mostrado al comienzo del Seminario.

Extracto Seminario CIS 2003

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la expectativa que él tiene de sí, generada en un ambiente sociocultural y familiar, le ha dado una cierta imagen de su propia identidad y del lugar que le corresponde ocupar en el mundo. En fin, a estas alturas los sociólogos hemos aprendido que el origen socio familiar tiene un peso enorme en el desarrollo posterior de la persona. Una persona nacida en un determinado origen sociocultural, y otra nacida al otro lado de la trinchera de la pobreza, tienen por detrás herencias culturales, capitales culturales, capitales en relaciones sociales, maneras de concebir el mundo, muy diferentes. Es decir, lenguajes, códigos lingüísticos, códi-gos culturales, percepciones de sí mismo y del mundo, completamente diferentes, que los ponen ya bien en ven-taja o con desventajas relativas frente al futuro. Por cierto que el otro factor que influye poderosamente sobre el desarrollo de las personas es la escuela. La escuela con todas sus variables, las mismas que recién mencionó Harald Beyer: el currículum, la calidad de los profesores, el equipamiento, el desempeño en la gestión, el liderazgo de su director. La escuela puede hacer una diferencia, pero sólo bajo ciertas condiciones. Esto es lo que quiero mostrar a continuación.Para eso voy a analizar lo que llamaré las siete causas de la desigualdad educacional y veré si hay forma de supe-rarlas.

Siete causas de la desigualdad

1.- La mayoría de los niños que van a la escuela en Chile, provienen de los sectores de bajos ingresos. Este es un país que en su mayoría tiene bajos ingresos. El 2000, dos de cada tres niños que estaban en una escuela municipal provenían de hogares donde el ingreso prome-dio era inferior a 200 mil pesos. En cambio en las escuelas particulares pagadas, los jóvenes provenían de hogares con un ingreso superior a 800 mil pesos. Pero la gran mayoría de los estudiantes proviene de los sectores de bajos ingresos. 2.- El capital educacional en las familias es muy desigual. Hay un capital educacional que influye mucho en la primerísima socialización de los niños, antes que lleguen a la escuela. Esto tiene que ver con cómo se dis-tribuye la educación entre los padres de estos hijos que van a ir a la escuela. En los hogares más pobres, la edu-cación promedio es de 7 años y, en los más ricos, es exactamente el doble: �4 años. Esto marca un contraste y causa diferencias a lo largo de toda esta etapa clave de la primera socialización. 3.- Recursos de apoyo en el hogar son escasos para muchos. Esto se ve en la Prueba Pisa que construyó un índice de recursos del hogar, donde están incluidos el número de libros que existen en la casa, si hay escritorio para que el niño pueda trabajar independiente y cómo-damente, la existencia o no de una computadora. Chile

obtiene en general resultados bajos en relación con otros países en esta prueba. Pero, a su vez, los jóvenes que vienen de hogares con menos recursos materiales, ya no de los padres, ya no de su educación ni de su cultura, sino que de estos apoyos materiales para el trabajo escolar en el hogar, obtienen peores puntajes. Y ellos son la mayo-ría. Pero no es cierto que nuestros niños provenientes de hogares con ingresos medio bajos y bajos tengan un des-empeño particularmente malo cuando uno los compara en el mundo. No. Tienen el desempeño que se podría esperar de acuerdo a los recursos del hogar disponibles para distintas clases de niños en Chile. 4.- Baja cobertura y mala distribución preescolar. En Chile, los niños que provienen de los hogares de menores recursos son los que menos participan en la educación preescolar. O sea que aquellos que más necesitarían que tempranamente les empezáramos a compensar sus défi-cit de capital cultural, son los que menos posibilidades tienen de acceder a la educación preescolar. Y aquellos que de por sí en el hogar reciben un capital cultural muy significativo, que los va a apoyar a lo largo de toda la vida, son quienes además muy tempranamente empiezan a gozar del beneficio de una educación preescolar. 5.- Las escuelas compensan sólo para unos pocos los déficit de origen sociofamiliar. Según resultados de la Prueba Pisa, sólo el 23% de nuestros alumnos cuando tienen �5 años rinde por encima del umbral mínimo satis-factorio, lo cual quiere decir que nuestra escuela no está compensando el déficit y las desigualdades de origen socio familiar. 6.- Se ha generado un círculo vicioso que la baja formación reproduce. Según los resultados del Simce, entre el 50% y el 60% de nuestros niños de Cuarto Básico tiene lo que el Ministerio llama cumplimiento deficiente o muy básico. En realidad, un mal rendimiento. Aquí es donde se completa el círculo vicioso. No se tiene un capi-tal cultural de origen. Se ingresa a la escuela, la escuela da una mala atención, y se termina en Cuarto Grado no teniendo las competencias elementales que permiten seguir aprendiendo. Las competencias de lecto escritura, la motivación, la capacidad de aprender a esa edad ya no se tienen. Y mientras no superemos eso, vamos a seguir en un sistema que reproduce las desigualdades.7.- El gasto por alumno es insuficiente y altamente desigual. Nosotros en Chile tendemos a hacer la siguiente magia: Queremos darle una buena educación a los niños que traen este déficit de origen sociofamiliar, con 28 mil pesos alumno- mes, que es la subvención en una escuela subvencionada básica municipal o privada cuando tiene jornada escolar completa. Pero una familia profesional, que muchas veces reclama que se está gastando mucho en educación, gasta entre �00 y 250 mil pesos para educar a sus hijos en un colegio particular pagado. Enton-ces, ¿cómo con 28 mil pesos se puede hacer algo si es para los sectores donde supuestamente es más costoso

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dar educación, porque es para los niños a los cuales hay que compensarles un déficit? La verdad es que no se puede hacer. Y en eso yo concuerdo mucho con Gon-zalo Vial, con quien desde hace muchos años pensamos que mientras no se aumente el gasto educacional por lo menos al doble en términos de la subvención actual, es muy difícil que para la masa de niños y jóvenes que pro-viene de un origen sociofamiliar deficitario, se pueda dar una educación que rompa el círculo vicioso y doloroso de la desigualdad.

GASTO DIRECTO POR ALUMNO, 2003

Fuente: Gráfico elaborado por José Joaquín Brunner y expuesto durante su presentación en el Seminario

Propuestas

Según Pisa, Chile está entre los países más desiguales del mundo junto a otros de Latinoamérica. ¿Cómo podrían mejorar estos países su educación y su igualdad? Hay dos maneras de hacerlo. Uno es mejorar su igualdad directa-mente, redistribuyendo el ingreso, cosa que a lo largo del siglo XX aprendimos que, aún con revoluciones, es muy difícil de hacer. La otra es imaginar que uno puede usar la educación con este propósito. Pero para eso hay que romper con el circuito de la desigualdad en la educación. Chile, con su actual nivel de desarrollo, gastando muchí-simo menos por alumno que Estados Unidos u Hong Kong

–dos países ricos pero relativamente desiguales– tiene sin embargo que moverse en esa dirección; la que han seguido países desiguales que obtienen resultados edu-cacionales relativamente buenos. Malasia está logrando hacerlo, con un ingreso similar al de Chile. Esta es una trayectoria distinta de la que han seguido la mayoría de los países que obtienen altos resultados en las pruebas internacionales, como Finlandia, Canadá o Hungría. Efec-tivamente, estos son países que parten de una base de amplia igualdad entre sus hogares. No es, como ya vimos, el caso de Chile. Nosotros tenemos que remontar la des-igualdad de la sociedad al mismo tiempo que vamos mejorando la educación. Y tenemos que usar la educación para ir mejorando la distribución de oportunidades en la sociedad. ¡Es un enorme desafío! En Estados Unidos han aumentado continuamente el gasto en los niños que viven bajo los niveles de pobreza. Y, sin embargo, los resultados educacionales de esos niños no se han movido un ápice a pesar de �5 años de esfuerzo y un gasto de 3�7 mil millones de dólares en programas especiales de educación. Esto muestra que aún para el país más rico del mundo, enfrentar el problema de la des-igualdad le está resultando extraordinariamente difícil. La buena nueva es que se puede hacer, a condición de que logremos aumentar el número de escuelas efectivas. Escuelas efectivas son justamente aquellas que logran compensar la desigualdad de origen de los niños y llevar-los mucho más arriba de lo que uno podría anticipar de acuerdo con su lugar de nacimiento. Es decir, son escue-las que no sólo obtienen aprendizajes significativos para sus alumnos sino que, además, permiten que sobre esa base estos niños y jóvenes compensen los déficit que tienen por su origen socio-familiar. Necesitamos multiplicar el número de estas escuelas y focalizar ahí la política educacional. Necesitamos tam-bién hacernos cargo de las escuelas crónicamente inefec-tivas; someterlas a algún régimen o tratamiento especial, ponerlas en una especie de UTI, porque de lo contrario estamos haciendo una estafa a los niños más pobres al condenarlos a asistir a las peores escuelas. Si tuviéramos claro que lo que hay que hacer es aumen-tar el número de escuelas efectivas, ¡y lo hiciéramos!, por primera vez creo yo podríamos soñar con algo tan difícil como romper –en una sociedad con nuestro nivel de desa-rrollo– este circuito letal de las desigualdades. Y entonces podríamos aspirar a superar, por la vía de la educación junto con el crecimiento del país, la pobreza y la desigual-dad que son los factores que más negativamente afectan los resultados de la educación y las oportunidades de tantos chilenos”.

José Joaquín Brunner

Desigualdad en la educación: El peso del origen socio familiar

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LA RESOLUCIÓN DE LA TOMA DE PEÑALOLÉN,¿UN EJEMPLO DE CAMBIO EN LAS POLÍTICAS

HABITACIONALES-URBANAS?

Gonzalo Cáceres Quiero

Sub Director Académico del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales

de la Pontificia Universidad Católica de Chile

Decidir dónde radicar a los pobladores de la Toma de Peñalolén ha sido una nego-ciación compleja. El conflicto llegó a su clímax cuando se tomó la decisión de com-prar terrenos de la Comunidad Ecológica de la misma comuna. Según el planificador urbano Gonzalo Cáceres, instalar a un grupo en la Comunidad es beneficioso. Le parece que mantener a las familias en la zona podría traer consecuencias positivas tanto para los pobladores como para los vecinos, siempre que la integración resi-dencial se realice cuidadosamente. Su postura es clara: dejar atrás las radicaciones en la periferia de la ciudad y entregar una alternativa para que los nuevos pobres se

beneficien de las oportunidades que la ciudad genera.

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Fuente: Francisco Sabatini

Por Amalia Torres

Toma de Peñalolen

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¿Por qué la decisión de radicar el campamento Nasur en la misma comuna causó tanta discusión?

Para contextualizar la respuesta vale la pena recordar que desde su inicio (5 de julio de �999), la Toma de Peñalolén concitó gran interés en la opinión pública. La moviliza-ción de cientos de personas sin hogar, enarbolando ban-deras y exigiendo derechos, no pasó desapercibida.Con el paso de los años, al tiempo que crecía en pobla-ción, la notoriedad del campamento no decayó. En este sentido, la exhibición de la telenovela Puertas Adentro, se constituyó en un virtual y tardío reconocimiento hacia la capacidad organizativa de los sectores populares urbanos, que incluía también la lucha de los pobladores nucleados en el proyecto Esperanza Andina. Resumiendo, previo a cualquier decisión pública respecto al futuro del campa-mento, los pobladores de la Toma de Peñalolén, ya conta-ban con evidente protagonismo local y mediático.A poco de que el Ministerio de Vivienda y Urbanismo decidiera radicar en Peñalolén a los pobladores del cam-pamento (mayo del 2003), se desató el conflicto que la prensa polarizó en pobladores de la Toma versus vecinos de la Comunidad Ecológica. En pocas palabras, y junto a cuestiones de orden ambiental, detrás de los comuneros había una amplia gama de propietarios para los cuales la presencia de pobres constituía una amenaza real de inse-guridad y desvalorización de sus terrenos. A mi juicio, esa idea es equivocada, o por lo menos no probada. (Ver recuadro pág. �3) Además la controversia que surgió era falsa, porque en ese tiempo no se sabía cuáles suelos iban a ser los que el Estado compraría a través de la Cámara Chilena de la Construcción para instalar a los pobladores. Y está el hecho que al comprar un predio de la Comunidad, no sig-nifica que se vaya a trasladar a todo el campamento. Se va a dividir en fragmentos más pequeños.

¿Cuál es la forma en que opera el Ministerio para entregar la vivienda social?

El MINVU cuenta con muchos programas que tienen un rendimiento claramente diferenciado si comparamos las grandes aglomeraciones urbanas con el resto de los asen-tamientos humanos. En la práctica el Estado proporciona un subsidio. Las familias tienen que ahorrar y entre el subsidio y su ahorro se compra el suelo y la vivienda que es de un metraje bastante modesto. Pero qué es lo que pasa: el precio del suelo de toda la ciudad de Santiago se ha ido elevando, entonces si quieres mantener un metraje de 40 m2 a un precio del suelo al alza, la alter-nativa que va quedando, es trasladarlos a la periferia. A Colina, Talagante, Melipilla, porque ahí encuentras un precio del suelo más barato que permite construir esos

VECINO COMUNIDAD ECOLÓGICA PEÑALOLÉN

En las �50 hectáreas de la Comu-nidad Ecológica hay 330 familias�. Si hay en promedio 4 personas por hogar, cada habitante tiene ��72 m2 para vivir.

Nombre: Alejandro GarrosEdad: 49 Hijos: 5Actividad: Recicla vagones abando-nadosAños en la comuna: 23Horas al día en auto: 0Horas al día en micro: 0 (trabaja en su casa)Gasto diario en movilización: 0Personas en la vivienda: 7Luz eléctrica: RegularAgua potable: Regular Alcantarillado: No

Radicar el Campamento en Peñalolén

Lo bueno: “La gente va a poder seguir viviendo en el medio donde creció. Además es bueno porque la comuna tiene todo un aspecto social de integración que es único en San-tiago”.Lo malo: “La violencia aumenta por los grados de hacinamiento y la falta de oportunidades, y está claro que ahora eso va a ser mayor”.

1 Los datos de la Comunidad Ecológica y del terreno de la Toma, fueron extraí-dos de El Periodista (20/07/03).

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mismos metros cuadrados que soñaban tener en San-tiago.Ahora existen dos nuevos programas: fondos concursa-bles y vivienda social dinámica sin deuda, al tiempo que nuevos instrumentos para mejorar la focalización. Sin entrar en detalles, creo que a los nuevos programas se suma el convencimiento público que del problema de la vivienda ahora pasamos al problema de la ciudad. Es decir, el Estado ya internalizó que no estamos frente a una cuestión puramente cuantitativa, sino que frente a un fenómeno multidimensional y donde la amenaza del ghetto generado por la acción pública es una lección de la cual hay que aprender.

Es una novedad la voluntad política de radicar en la misma comuna a la gente del campamento, ¿Usted piensa que esta es una experiencia que se pueda repetir en otros sectores?

A nosotros como urbanistas nos encantaría que de ahora en adelante los sectores populares pudieran tener más opciones para mantenerse dentro de la ciudad. Porque mantenerse dentro de ella significa opciones de calidad de vida, de empleos, de proporciones de la fuerza de tra-bajo infinitamente mejores que ser enviados a una perife-ria de 60 kilómetros de distancia. Por eso convertir en política la experiencia de Peñalolén, es el desafío que ahora debiera preocuparnos. Mirando las experiencias internacionales –especialmente la fran-cesa– creo que hay que ser muy imaginativo para abrir alternativas a que los “nuevos pobres” puedan tener más opciones para mantenerse dentro de la ciudad.Ahora, ciertamente que eso va a obligar a destinar más recursos a la política de vivienda, porque es una política más cara. El subsidio va a tener que ser cada vez mayor. Estamos hablando de ponerle 300 UF más para seguir viviendo, no sé si en la misma comuna en la que nació un poblador, pero al menos en la misma ciudad. Pero ya trasladarse a Talagante me parece una pésima señal.

¿Por qué una mala señal?

Por la pérdida de redes. Los estudios disponibles son con-cluyentes respecto a enfatizar la destrucción de vínculos, confianzas, empleos y esperanzas. Los estudios que hay al respecto de la gente que fue trasladada del barrio alto a fines de los setenta y principios de los ochenta, a La Pin-tana en Santiago, Boca Sur en Concepción y Alto Hospicio en Iquique, son testimonios tangibles de la deuda histó-rica que todos tenemos para con los allí erradicados.

Tradicionalmente la política de vivienda ha optado por trasladar a la gente a la periferia de la

VECINO TOMA DE PEÑALOLÉN

En las �6,5 hectáreas del campa-mento ubicado en los terrenos de Miguel Nasur, viven �823 familias2. Si hay en promedio 4 personas por hogar, cada habitante tiene alrede-dor de 23 m2 para vivir.

Nombre: René TapiaEdad: 35 Hijos: 2Actividad: ObreroAños en la comuna: 6 Horas al día en auto: 0Horas al día en micro: 3 Gasto diario en movilización: $�200 Personas en la vivienda: 4 Luz eléctrica: IrregularAgua potable: Regular Alcantarillado: Sí

Radicar el Campamento en Peñalolén

Lo bueno: “Los niños tienen el cole-gio a unas cuadras y tengo familia en la comuna que los cuida mientras mi señora y yo trabajamos. Además aquí es bonito y tenemos locomo-ción para todos lados”.Lo malo: “Nada. No creo que tenga-mos problemas con los vecinos. Va a pasar lo mismo que con el Campa-mento. Primero la gente se preocupa por el precio del suelo que puede bajar, pero después no hay proble-mas”.

2 Dato extraído del Catastro de Cam-pamentos de la Región Metropolitana 2003, realizado por el CIS, Un Techo Para Chile.

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ciudad, fomentando la creación de nuevos núcleos de pobreza. Pero quedándose en la misma comuna surge un nuevo problema con la comunidad. ¿Ten-drán que cambiar sus formas de vida para aceptar-los?

Tendremos que aprender a ser más tolerantes a las mez-clas sociales. La condición espacialmente excluyente de los grupos altos chilenos, es una hipótesis discutible. Francisco Sabatini lidera un proyecto de investigación que cuestiona dicho argumento y todo lo que de ahí se afirma como cierto, inamovible y natural. Es evidente que vamos a necesitar muy buen diseño urbano para propiciar la integración residencial. El pro-yecto Elemental conducido desde la Escuela de Arquitec-tura de la PUC, es una prueba de la importancia que está retomando la vivienda social vista desde una clave ciudad antes que un asunto puramente sectorial. Está en nuestras manos proponer aquellos diseños que permitan, sin negar el conflicto, propiciar más espacios de interacción y convivencia entre grupos sociales. Si me preguntas: ¿podremos vivir juntos? La respuesta es sí.

El caso de la Toma de Peñalolén pide soluciones con-cretas a los urbanistas. ¿Qué propone usted?

Como Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales hici-mos algo concreto y simple: convocar a todos los repre-sentantes en conflicto a un foro. Aunque no seguimos el tipo de intervención sugerida desde el modelo “mesa de concertación”, creo que hicimos lo correcto en un momento donde los estereotipos y los prejuicios estaban en alza.Nuestra hipótesis sigue siendo la misma que el MINVU está motorizando en otras comunas. Es completamente posi-ble pensar en una convivencia interclasista con vivienda social incluida, si la intervención dispone de un tamaño crítico relativamente pequeño. Es imaginable que si uno traslada un grupo social con ingresos inferiores a los del área, ese nuevo conjunto no sea grande. No estamos hablando de grupos de edificios de 4 pisos, donde hay decenas y hasta cientos de familias en semi-hacinamiento. Estamos pensando en acupuntura urbana que incluya desde el arranque, áreas verdes, vías de acceso razonable y equipamiento comunitario. Si uno hace intervenciones de esa naturaleza, más ajustadas, yo creo que se está pavimentando el camino para una convi-vencia mucho mejor. De pronto no tienen por qué ser colindantes unos de otros. Puede haber un parque que los conecte, que haga como espacio de interacción, simbólico, cultural, patrimo-nial. Pero hay que cuidar esas cosas, porque si vamos a parear una vivienda con otra, estamos equivocados en el camino, creo yo. Hay que buscar unas articulaciones entre unos y otros, primero que sean negociadas por

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Aambos, y luego que sean adecuadas.

¿Y no hay problemas en separar a los vecinos de la Toma que ya tienen creadas redes con sus vecinos?

La Toma es un archipiélago de organizaciones sociales. Es un ente relativamente complejo en su interior, enton-ces no es extraño fragmentarlo y esparcirlo por toda la comuna, o por las comunas del sector oriente. Yo creo que los pobladores no tienen una visión fundamentalista respecto a eso. Creo que sus preferencias son estar insta-lados en Peñalolén, en la Florida o en La Reina. Estamos hablando de conjuntos de �00, �50 familias, es decir lo suficiente para crear un pequeño barrio. Es cierto que son mucho menos que las �900 familias de la Toma, pero es un tamaño adecuado para la red de confianza y de rela-ciones que se han ido tejiendo dentro del campamento.

¿Cuánto tiempo demora localizar a los diferentes grupos y concretar la radicación?

Un año es un tiempo suficiente para que las personas se conozcan y construyan confianzas. Por otro lado, es fundamental que se produzca un acompañamiento de las familias para que la reinserción en esas nuevas vecinda-des sea una inserción positiva para todos. Porque hay muchos prejuicios que se han levantado, muchos estig-mas que son difíciles de dejar atrás. Acompañarlos enton-ces en crear una imagen horizontal con los vecinos y no permitir que se produzcan estigmatizaciones posteriores. Aunque puede parecer poco nítido, soy de aquellos que le asigna gran importancia a los espacios lúdicos de inte-gración.

Vista Comunidad EcológicaFuente: Gonzalo Cáceres

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¿Cuáles son las repercusiones de la integración espacial?Hay experiencias internacionales que han demostrado que la integración residencial pluriclasista, bien condu-cida, bien monitoreada, tiene buenos resultados. Toda la gente gana. No sólo los pobres que son relocalizados en las mismas comunas sin perder sus redes, sino también los vecinos. Por ejemplo en varios conjuntos de Peña-lolén, los guardias de seguridad son gente de la Toma. Los contratan porque conocen las redes sociales de la comuna. Porque pueden ser mucho mejores celadores que contratar a una empresa externa.

¿Cuál es el tamaño que deberían tener las vivien-das para poder hablar de un espacio mínimo para vivir?

Eso es muy variable culturalmente, pero por ejemplo en Santiago en este momento hay 800 mil personas que tienen 40 ó menos de 40 m2. Estamos hablando de vivien-das construidas en los ochentas y noventas. Esas perso-nas están viviendo muchas veces en condiciones pésimas. Entrevistas que nosotros hemos realizado, indican que una familia de 4 miembros, que vive en menos de 40 m2, es el comienzo de las malas noticias. Hay correlaciones

positivas entre ese tipo de habitabilidad y propensión a la deserción escolar, porque no hay espacios para estudiar, no hay espacios para la intimidad, hay embarazo adoles-cente, violencia intrafamiliar, ingreso a la economía de la droga, etc.Lamentablemente tenemos una mochila del pasado y tenemos que pensar qué hacemos con ella. Es muy pro-bable que en poco plazo más tengamos que empezar a demoler o fusionar departamentos, porque en 38 ó 3� m2

Pasaje Toma PeñalolénFuente: Gonzalo Cáceres

no se dan las condiciones básicas de habitabilidad.Si en una manzana hay 6 bloques de edificios y la dis-tancia entre los bloques es ínfima, y están en una locali-zación periférica, en ese contexto se está a un paso del ghetto. Y al ghetto sabes cómo entras pero no cómo sales, porque sacarse el estigma de barrio malo es muy difícil.

¿Se podría decir que la ciudad es un reflejo de lo que somos? Entonces si la Comunidad Ecológica rechaza a los pobladores, ¿Significa que no quere-mos la diversidad, que somos una sociedad que nos aislamos?

Yo tiendo a no simpatizar con la idea que la sociedad se proyecta en el espacio urbano. Creo que hay más comple-jidades entre el espacio y la sociedad. Pero ciertamente hay algo de eso. El urbanismo que nosotros tenemos que propiciar es un urbanismo que reconozca también el dere-cho de la gente a ser diferente, siempre y cuando el bien público esté bien cautelado. Es razonable que algo del modo de vida de la gente de la Comunidad se preserve. Ellos lucharon por lo que tienen, entonces la ciudad debe-ría ser capaz de acoger esa diversidad. Pero también hay que tomar en cuenta de qué pasaría si todos los santiaguinos tuvieran la chance por un momento de vivir con densidades tan bajas como las de la Comunidad Ecológica: Santiago sería una ciudad gigan-tesca. La gente viviría más allá de Rancagua. Con esas densidades sería una ciudad súper ineficiente, con gastos altísimos en transporte. Entonces es bueno mantener algo de esa utopía de la diferencia social colocada en el espa-cio, pero siempre que sea suficientemente pensada por las autoridades para que no termine creándose un mons-truo. Hay que escuchar a todos los vecinos: en pocas palabras un urbanismo territorialmente más equitativo.

EL PRECIO DEL SUELO NO DEBERÍA BAJAR

“No hay estudios que demuestren que el precio del suelo se reduce si se produce una urbanización de personas de ingreso inferior. Por ejemplo en la misma comuna de Peñalolén hubo una Toma de terrenos que se llamaba campamento Esperanza Andina, y que ahora está instalado al final de Avenida Grecia. Es una población con viviendas, entiendo de más de 40 m2, y la evidencia que nosotros tenemos de la comuna de Peñalolén es que esa población, instalada en ese lugar, no ha interferido sustancialmente en el incre-mento progresivo de los precios del suelo. El sector inmobiliario subraya que es muy probable que con una población cerca, las expectativas res-pecto del precio del suelo no van a ser tan rápidas al alza. Eso es posible. Pero es bien distinto a decir que el precio inexorable y automáticamente va a caer”.

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POBREZA EN AMÉRICA LATINA

1 En el 2001 se decidió exportar la idea de un Techo Para Chile para compartir el método de trabajo y la experiencia en otros países de la región. Tras los terremotos en El Salvador, y posteriormente en el sur de Perú, surge la primera “excusa” para cruzar las fronteras

•Cerca del �3% de la población mundial no ingiere suficientes calorías. La mayoría de los afectados se encuentra en los países pobres de Asia, África y América Latina.•57 millones de personas en Latinoamérica continuarán sobreviviendo con menos de un dólar por día.•44% de latinoamericanos son pobres y un 30% está en riesgo de caer en la pobreza.•La quinta parte de la población de América Latina está sumida en la indigencia, y el ��% de la población está subnutrida. •Casi el 44% de los niños latinoamericanos viven en familias pobres. Y la pobreza afecta de manera más acentuada a la población indígena, mestiza y negra.•El �0% de las familias gana más del 30% de la renta total de todos los países de América Latina y el Caribe, mientras que el 40% de familias más pobres comparte entre el 9% y el �5% de la renta total.•37 de cada �00 adolescentes latinoamericanos (entre �5 y �9 años) abandonan la escuela antes de completar el ciclo escolar secundario.

POBLACIÓN EN CONDICIONES DE POBREZA

Menos de 20% Entre 20% y 40% Más 40%

Chile Brasil Bolivia

Costa Rica El Salvador Colombia

Uruguay México Ecuador

Panamá Guatemala

Rep. Dominicana Honduras

Nicaragua

Paraguay

Venezuela

De registrar una tasa de crecimiento igual al promedio de los 5 mejores años de la última década, sólo 9 países (entre ellos Chile) lograrían reducir a la mitad la pobreza extrema en el 20�5.Fuentes: CEPAL, ONU

Extracto de los documentos utilizados durante el Primer Encuentro Latinoamericano de Voluntarios realizado entre el 4 y 11 de agosto por la organización Un Techo Para Mi País1. 276 jóvenes voluntarios de México, El Salvador, Ecuador, Colombia, Brasil, Perú, Bolivia, Uruguay, Argentina y Chile compartieron en Santiago, Picar-quín y finalmente construyeron en Valparaíso.

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con la iniciativa. De a poco se fue colaborando con cada uno de los proyectos, consolidándose de esta manera el camino para formar una red latinoamericana de jóvenes con un fin común. Hoy son 1500 voluntarios que participan en Un Techo Para Mi País y ya han construido mil casas para los sectores más pobres de América.

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Voluntariado Social

El voluntariado como fenómeno social emergente está recibiendo en Chile mayor atención por parte de todos los sectores. Sus diversos aportes en bienes y servicios para la satisfacción de necesidades humanas son espe-cialmente relevantes para los sectores más pobres y excluidos. Pensamos que las teorías y dispositivos de la Psicología Comunitaria pueden hacer un aporte a los debates y acciones del voluntariado. En este artículo pre-sentaremos una reflexión sobre el voluntariado enten-diéndolo como una práctica de intervención social o psicosocial, donde se articulan relaciones sociales entre voluntarias/os y una comunidad.

El voluntariado moderno se ha ido constituyendo con influencias de diversas disciplinas y tradiciones. Sus com-ponentes básicos proceden de una triple matriz cultural: la ciudadanía, la participación y la solidaridad (García, �998). El voluntariado social promueve los sentimientos de colaboración y cooperación, produciendo importantes resultados económicos en programas sociales (Kliksberg, �999), y ofreciendo sentido a personas de diversas edades y contextos. En muchos países los voluntarios conforman un porcentaje considerable de la fuerza de trabajo del sector social (op. cit).

El término “voluntariado” refiere a acciones libremente comprometidas, a relaciones de ayuda autónomamente organizadas sin la búsqueda de beneficios económicos para el/la voluntario/a. Se trata de prácticas sociales que buscan un mayor bienestar para personas y comunidades con la satisfacción de algunas de sus necesidades econó-micas o psicosociales. El voluntariado es posible gracias a relaciones de confianza y de cohesión social, y a fenó-

menos humanos como la solidaridad y el altruismo social (Rojas, 2002).

Las organizaciones de voluntariado son “un tipo de organización social orientada a encausar recursos priva-dos (tiempo, conocimientos e infraestructura) para con-vertirlo en acciones hacia terceros, o al menos que tengan un beneficio más allá de los participantes. Éstas deben realizarse de manera libre, basadas en la solidaridad, generando un principio de reciprocidad. Como organiza-ción debe tener un carácter sostenido a través del tiempo y constituye un paso desde “lo privado” hacia “lo público”” (Rojas, 2002: 4�).

Se han descrito (Rojas, 2002) algunos principios básicos del voluntariado: retribución, donde se plantea que el altruismo puro no existe y que el/la voluntario/a sí recibe algún tipo de beneficio por su actividad; libre voluntad, en que no podría obligarse a alguien a realizar estas acti-vidades; naturaleza del beneficio, donde se distinga claramente a unos terceros destinatarios; carácter orga-nizacional, en que unos plantean que necesariamente el voluntariado debe hacerse desde una pertenencia a una institución, mientras otros flexibilizan esta definición; y compromiso en el tiempo. Todas estas definiciones tiene cierta flexibilidad, y en última instancia nos parece que la calificación de un voluntariado estará dada por la ausen-cia de un salario como retribución por la actividad junto con el sentido subjetivo que el/la voluntario/a le dé a sus prácticas.

En las acciones de voluntariado se producen múltiples relaciones y redes entre voluntarios/as y una comunidad. Por comunidad vamos a entender, siguiendo a Maritza Montero, a todo “grupo social dinámico, histórico y cul-

Psicólogo, Investigador del Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación (CIDE)

Miembro del Consejo Asesor del CIS

VOLUNTARIADO Y TRANSFORMACIÓN SOCIAL

Francisco Aguayo Fuenzalida

[email protected]

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turalmente constituido y desarrollado, preexistente a la presencia de los investigadores o de los interventores sociales, que comparte intereses, objetivos, necesidades y problemas, en un espacio y un tiempo determinados y que genera colectivamente una identidad, así como formas organizativas, desarrollando y empleando recur-sos para lograr sus fines” (�998: 2�2). De esta definición se deduce que el voluntariado permite encuentros y diálo-gos entre grupos con identidades sociales diversas. Otros autores eliminan de la definición de comunidad la idea de territorialidad, como Krause (200�) quien señala que lo distintivo de la noción de comunidad está dado por un sentido subjetivo. Así, según esta autora, sus tres compo-nentes son: el sentido de pertenencia, la interrelación de los participantes y una cultura común o red de significa-dos compartidos.

Como ha señalado Rojas (2002) las organizaciones de voluntariado, por el hecho de ser sistemas sociales, tienen objetivos, programas y una orientación política. El voluntariado descubre y pretende cambiar problemas y situaciones sociales. Para ello comunican y denuncian, y desarrollan acciones para el cambio social. Otro de sus objetivos consiste en intermediar las acciones de las insti-tuciones públicas y la sociedad civil, permitiendo en oca-siones que se cumplan algunos de los principios de las políticas sociales tales como la focalización en los más pobres, la subsidiariedad y participación, respeto a la diversidad, concertación de sectores, y descentralización en la comunidad (Arriagada, 200�; Kaluf y Maurás, �998). Por último, el voluntariado busca el acceso a determina-dos bienes y servicios, permitiendo así la satisfacción de algunas necesidades de sus destinatarios.

En el cumplimiento de sus objetivos el voluntariado puede incidir en las políticas públicas y en el desarrollo social. Aunque en esta ocasión no nos referiremos a las políticas sociales, coincidimos con otros autores que señalan que los jóvenes debieran ser tanto destinatarios como prota-gonistas en el diseño y aplicación de medidas y políticas de fomento del voluntariado. “La participación juvenil en gran escala podría hacerse presente en los programas de combate a la pobreza, las campañas de alfabetización, la construcción de infraestructura comunitaria, la animación cultural o la defensa del medio ambiente” (CELADE y OIJ, 2000: 24).

Investigaciones sugieren que la promoción de acciones solidarias en edades tempranas aumenta la probabilidad de un compromiso social en el futuro, que el cultivo de los valores y sentidos que el voluntariado propicia influye en los compromisos cívicos en edades adultas. Se ha encontrado correlaciones entre la participación en volun-tariado en la juventud y el compromiso social en años posteriores, en la formación de lo que se ha llamado

una “identidad cívica” (Kliksberg, �999). Otros estudios muestran que las personas que participan en organizacio-nes de voluntariado tienen diversas motivaciones para hacerlo, y pareciera que éstas se van modificando con el tiempo. Se ha encontrado que con mayor frecuencia las motivaciones para realizar voluntariado son heterocen-tradas, es decir altruistas o centradas en los demás. Sin embargo, en un estudio en España cuando se pre-guntó a quienes llevaban más de un año y medio en una organización de este tipo sobre razones de su permanen-cia, éstas fueron principalmente autocentradas: conoci-miento, desarrollo personal y relaciones sociales (Chacón y Vecina, �999). Podríamos pensar que las motivaciones altruistas puras no existen y que las/os voluntarias/os reciben importantes beneficios psicosociales por su par-ticipación, los cuales van siendo más valorados a mayor permanencia en actividades de voluntariado.

Los tipos de voluntariado en Chile son diversos. A partir de la encuesta mundial de valores Zulueta (2003) estima que al año 2000 un 42% de los mayores de �8 años realiza algún tipo de voluntariado. El autor señala que las orga-nizaciones chilenas que concentran el mayor número de voluntarios son: Iglesia y religión (24%), Deporte y recrea-ción (�7,4%), Educación, arte y cultura (�0,2%), Bienestar social (8,5%), Grupos de mujeres (6,6%), Trabajo con jóve-nes (5,9%), Pobreza y empleo (5,3%), Salud (4,2%), Sin-dicatos (3,4%), Asociaciones Profesionales (3,4%), Paz, Ecología y Derechos de los Animales (2,9%), Partidos Polí-ticos (2,6%), y Derechos Humanos (2,3%). En cuanto a la distribución de voluntarios por género al 2000 un 5�,2% serían mujeres y un 48,8% hombres.

El Voluntariado como Intervención Psicosocial

Desde el nacimiento de la Psicología Social Comunitaria en los sesentas, fue definida como una disciplina para la transformación social de la realidad. Esta transformación postulaba al menos cuatro ámbitos para el cambio social: transformación de realidades específicas; de los actores sociales en esas realidades, de los promotores del cambio –los voluntarios por ejemplo-; y de la relación entre los agentes externos y los actores de la comunidad (Montero, �999). El surgimiento de esta disciplina está unido a un compromiso con los sectores más afectados por las des-igualdades sociales y con la solución de sus problemas (Sánchez, Wiesenfeld y López, �998).

¿Qué puede aportar la Psicología Comunitaria a la reflexión sobre el voluntariado social? Pensamos que una parte importante de las acciones de las organizaciones de voluntariado pueden ser consideradas como intervencio-nes comunitarias o psicosociales. De este modo el acu-mulado teórico y de dispositivos de intervención de la Psicología Comunitaria ha servido y nutre al debate y las

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prácticas sobre el voluntariado social.

Alfaro (�993) ha señalado que la Psicología Comunitaria como enfoque tiene cuatro elementos esenciales, que pensamos son aplicables al voluntariado social:

1) Adopción de una perspectiva ecológica: donde los fenó-menos sociales son comprendidos considerando variables económicas, históricas, jurídicas, políticas, culturales, etc. a nivel micro y macrogrupal, y que ocurren en relaciones sociales.

2) El cambio se busca producir en los sistemas sociales: las transformaciones se intencionan en las instituciones sociales que influyen en la vida de las personas.

3) Se hace énfasis en la promoción y en la prevención: antes el foco se ponía en la enfermedad y la carencia, hoy se destacan las habilidades, las competencias, el poten-cial y los recursos.

4) Se incorpora a la comunidad: los destinatarios ahora son considerados objetos y sujetos de la transformación social.

Los procesos de transformación y cambio social pueden tener impacto a escala microsocial o macrosocial (Monte-negro, 2002). Esta última dice relación con el diseño de programas y políticas sociales para superar la pobreza y lograr mayor equidad en todos los niveles y sistemas sociales. Pensamos que el voluntariado desarrolla fun-damentalmente intervenciones en escala microsocial o comunitaria. Aunque distingamos estos niveles de intervención, es importante que las acciones de voluntariado tengan repercusiones políticas, a nivel macro-social. Para algunos autores el trabajo comunitario verdadero es aquel que tiene dichas repercusiones a partir de la proble-matización de la realidad inmediata (Ceri-llo y Wiesenfeld, 200�).

Con las intervenciones sociales que rea-lizan las organizaciones de voluntariado se busca transformar un estado de cosas a través de un equipo de personas en una situación considerada como proble-mática. El supuesto básico es que las acciones realizadas ayudarán a la solu-ción de la situación logrando mejor calidad de vida para los beneficiarios (Montenegro, 2002).

Consideramos que en las prácticas de voluntariado ocu-rren innumerables encuentros entre personas y grupos. Nos interesan estos encuentros porque creemos que son un espacio o un territorio donde se juegan las identida-

des las personas (Connell, 2002), los discursos sociales y, por tanto, las posibilidades de transformación social. Piénsese por ejemplo en las identidades de género, de clase, étnicas, etáreas, geográficas, barriales, etc.

Los puntos que señalaremos a continuación sintetizan algunas reflexiones a partir de diferentes tradiciones de la Psicología Comunitaria sobre cómo el voluntariado puede lograr transformaciones sociales.

1. El Voluntariado como Concientización

El voluntariado se desarrolla en un contexto mundial, regional y nacional de agudas desigualdades sociales (Kliksberg, 2002). En Latinoamérica los pobres suman 2�� millones en �999 (Arriagada, 200�). En Chile, según el enfoque de la línea de la pobreza que refiere fundamen-talmente a necesidades alimentarias, ésta alcanza el año 2000 al 20,6% de la población (MIDEPLAN, CASEN 2000). En este contexto tan crudo, toda acción de transforma-ción social hecha desde el voluntariado tiene un carácter político, es decir es inseparable de sus efectos, de su dimensión ética, de las relaciones de poder y de la rea-lidad sociocultural e histórica que la rodea (Cabruja, Iñi-guez, y Vásquez, 2000; Martín-Baró, �998).

Pensamos en primer lugar que el voluntariado debiera ser una práctica de concientización, tanto para la comuni-dad como para las/os mismas/os voluntarias/os. En Lati-noamérica tenemos una rica e importante (Parker, 2002) tradición de movimientos que han buscado la concienti-

zación y la liberación de algunos grupos que sufren problemáticas psicosociales. Piénsese por ejemplo en Orlando Fals-Borda en Colombia, Paulo Freire en Brasil (que estuvo exiliado en Chile), Ignacio Martín-Baró en el Salvador y Maritza Mon-tero en Venezuela (Cerillo y Wiesenfeld, 200�; Freire, �997; Furtado, 2000; Mar-tín-Baró, �998; Montero, �992, 2003; Rubilar, �998). Pensamos, desde esta tra-dición, que en el diálogo de experiencias, saberes y conocimientos de los volun-tarios y la comunidad se pueden elabo-rar nuevas formas de comprensión de los problemas y procesos de participa-ción en las soluciones que se intenten. Teniendo como base las necesidades y

recursos sentidos y reconocidos por la comunidad se puede lograr una comprensión crítica de su realidad ligando los problemas con otros fenómenos –como la pobreza, el tráfico de drogas o la violencia- que ocurren a nivel local, nacional, regional o mundial (Cerillo. y Wiesen-feld, 200�).Para Martín-Baró la concientización tiene tres caracte-

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En el cumplimiento de sus objetivos el volun-tariado puede incidir en las políticas públi-cas y en el desarrollo social (...) los jóvenes debieran ser tanto des-tinatarios como prota-gonistas en el diseño y aplicación de medidas y políticas de fomento

del voluntariado.

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rísticas esenciales. Por una parte se trata de un proceso, “personal y comunitario del hombre [y la mujer] frente a la realidad histórica en sus dimensiones esenciales” (�998: �38). Por otra, se trata de un proceso psicológico, actuali-zado y sufrido por las personas donde se va forjando una nueva conciencia de la propia realidad. Finalmente, es un proceso colectivo, social, grupal o comunitario. Para Fals-Borda y Freire la verdadera concientización es aquella que produce acción política, que transforma la realidad inme-diata y aporta también a la transformación social (Cerillo. y Wiesenfeld, 200�).

Refiriéndose al voluntariado que realizan los/as universitarios/as Martín-Baró (�998) sugiere que esas prácticas producirán una influencia cuestionadora sobre el resto de su quehacer académico. Ocurre de este modo un proceso concientizador en el/la estudiante que impacta en su visión de la profesión y de la sociedad. También este autor plantea que las universidades muchas veces no promueven proceso de concientización alguno, incluso fomentan el proceso opuesto de invisibilización de los problemas sociales con una visión de que la profesión sólo tiene un sentido de lucro personal y ningún sentido, proyecto o responsabilidad social.

En el contexto de nuestra región y de nuestro país el voluntariado puede realizar una labor de reconocimiento, denuncia y transformación de problemas sociales graves que afectan a un número importante de la población. La labor de concientización y los cambios sociales que desde el voluntariado social puede intencionarse se des-plegarán en la escala microsocial (Montenegro, 2002) fun-damentalmente, donde tanto la comunidad como las/os voluntarias/os serán actores de las acciones transforma-doras. Ahora bien, estos cambios –cuando se ha reali-zado un verdadero proceso de concientización- tendrán impacto en otras escalas como la opinión pública, el gobierno y las políticas sociales, el empresariado, etc.

2. Hacia un vocabulario y un diálogo transfor-mador de las identidades negativas asociadas a las desigualdades sociales

Para algunos autores la modificación de discursos trae modificación de realidades, y se ha desarrollado modelos de acción en esta dirección (Gergen, 2000; Mon-tero, �999). Para la psicología social crítica, la noción de narrativa es fundamental. El mundo social es considerado como una construcción a partir de significados, los cuales provienen u ocurren en las relaciones sociales. El mundo entendido de este modo está atravesado por narrativas y narraciones, y ellas constituyen –precisamente- al mundo. Las narraciones nos muestran cómo es el orden social, y al mismo tiempo nos abren posibilidades para su trans-formación (Cabruja, Iñiguez, y Vásquez, 2000).

Para Gergen (�996) las autonarraciones en la vida social son los relatos que todos hacemos sobre nosotros mismos, los discursos que tenemos sobre el propio yo. Representan lenguajes disponibles en la esfera pública que se manifiestan en relaciones y prácticas sociales dife-rentes. Este autor dirá que “las vidas son acontecimien-tos narrativos” (Gergen, �996: 232). Las autonarraciones pueden construirse y reconstruirse, es decir pueden modi-ficarse. Pueden ser transformadas en la relación comuni-dad–voluntarios, generando nuevas identidades futuras, nuevas realidades en torno a las desigualdades sociales y las identidades negativas a ellas asociadas (“marginal”, “pobre”, “campesino”, “obrero”, etc). La noción de identi-dad negativa se expresa claramente en la frase que escu-ché hace pocos días en un teatro antes de que comenzara la obra “Jesús Betz”, en que un adolecente popular le dijo a otra “somos las únicas negras aquí”, en un lugar donde la mayoría del público era de nivel socioeconómico medio-alto y alto.

Esta noción se vincula estrechamente con la tradición de Freire (�970) y de Martín-Baró (�998) del diálogo como medio para la concientización. Mediante el diálogo al interior del grupo se activa un proceso reflexivo en que se cuestionan las desigualdades sociales y las prácticas hasta ahora mantenidas, buscando así un movimiento de conciencia, un cambio de perspectiva. De este modo las inequidades sociales son problematizadas en el grupo a partir de la situación existencial de sus participantes (y de su lenguaje como se aprecia en el método de alfabetiza-ción de Freire (�970)), buscando las maneras de transfor-mar la realidad (Alfaro, 2000). Se produce de este modo un cambio de conciencia en los participantes, nuevas narraciones, nuevos significados y nuevas prácticas, en consecuencia. Los cambios subjetivos que una interven-ción desde el voluntariado puede lograr son muy impor-tante para el logro de identidades no excluidas, como puede verse en esta cita de Freire “Mañana, dijo cierta vez un barredor de las calles de la Municipalidad de Brasilia, al discutirse el concepto de cultura, voy a entrar a mi tra-bajo con la cabeza en alto” (�970: 99).

Gergen (2000) sugiere la práctica de un diálogo trans-formador, que consiste en cualquier tipo de intercambio que logra transformar relaciones entre personas. En este caso desde el voluntariado se pueden construir diálogos transformadores que permitan modificar las desigualda-des sociales como las relaciones de género, entre hom-bres y mujeres, las relaciones entre pobres y ricos, entre adultos y niños, entre profesionales y no profesionales, etc. transformando identidades negativas y desarrollando prácticas que permitan el logro de mayor bienestar, rom-piendo los circuitos que hacen perdurar algunos proble-mas psicosociales. Para esto se requiere problematizar un sinfín de términos que se usan cotidianamente tales

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como “los hombres no lloran”, “si le pegó… por algo será”, “a ella le corresponde criar a los hijos”, “los pobres son flojos”, “los pobres son delincuentes”, “si tiene poca escola-ridad entonces no sabe”, “los niños no opinan”, etc. Todas ellas categorías que van determinando nuestras relacio-nes, nuestros modos de dialogar entre personas, nuestras emociones (como sentir temor cuando se camina por un campamento), y nuestros cuerpos (todas las descalifica-ciones no verbales y las violencias explícitas e implícitas entre ricos y pobres, hombres y mujeres, adultos y niños).

Para poder construir un vocabulario transformador de estas realidades se requieren ciertas actitudes básicas -en las que los voluntarios se puede entrenar- como: a) no culpabili-zar a las personas diversas a uno, sino más bien pensar en lógica de responsabilidades compartidas; b) respetar sinceramente las opiniones, creencias, experiencia, ideo-logía, visiones y puntos de vista de los demás; c) posibili-tar “momentos imaginarios” en que se desarrollen nuevas visiones de la realidad (nuevas historias, como dice Dabas) dando paso a relaciones de cooperación (Gergen , 2000).

¿Qué implicaciones tiene para el voluntariado social la comprensión de la transformación social como un hecho posible cuando se transforman los discursos? ¿Cómo se promueven transformaciones sociales en la cotidianeidad del voluntariado? En primer lugar se requiere una mirada crítica de la realidad, como desarrollamos en el punto uno. En segundo lugar se requiere realizar adecuados diagnósticos con la comunidad, de sus necesidades más sentidas y urgentes. En tercer lugar se precisa de un enfo-que como el propuesto aquí en que se considere que la realidad tiene relación con el modo en que es narrada por sus protagonistas, y se considere las dimensiones sub-jetivas que acompañan a problemas sociales estructura-les. En el campo de las subjetividades, de las identidades negativas, estigmatizadas y desesperanzadas el volunta-riado encuentra un campo fecundo de acción, a través de los diálogos y encuentros con la comunidad. Cuando al término de la construcción de una mediagua la pareja que vivirá en ella dice “ahora nos valoramos más” ha ocurrido un fenómeno de transformación que no está dado sólo por el hecho de tener una vivienda más digna –aunque sea de emergencia- sino también por las relaciones que se “construyeron” (para usar el mismo verbo como metáfora) mientras duró la obra.

3. Voluntariado y redefinición de relaciones sociales

Para que el voluntariado en cualquiera de sus formas pro-duzca las acciones transformadoras que mencionamos anteriormente se requiere reflexionar sobre la relación entre los voluntarios/as y la comunidad. En esas relacio-nes las fuerzas socioculturales presionarán para repro-

ducir los prejuicios y construcción de identidades entre hombres y mujeres, entre ricos y pobres, entre universita-rios y los que no lo son, etc.

Para lograr superar esas fuerzas de la cultura se requiere en primer lugar tener una mínima conciencia de los meca-nismos estructurales de la pobreza y las inequidades sociales (como las de género), y de la arquitectura de las creencias y significados que permiten las descalifi-caciones y exclusiones entre grupos diversos y la cons-trucciones de estigmas e identidades negativas (Rozas, �998). Se requiere un mínimo de conocimientos acerca de las dimensiones objetivas y subjetivas de los proble-mas sociales, y de su magnitud en el país y en la región.En segundo lugar se requiere esfuerzos de parte de los voluntarios/as por tener las actitudes mencionadas más arriba: no culpabilizar, respetar al otro/a, posibilitar “momen-tos imaginarios” donde diseñen y proyecten los cambios y la transformación social (Gergen, y Warhus, 2003).

En tercer lugar es importante “explorar todas las voces y perspectivas” (Dabas, �998) al interior de la comuni-dad. ¿Cómo significan las mujeres su situación? ¿Cómo la comprenden los hombres? ¿Cómo la viven los niños? ¿Las/os jóvenes? ¿Los dirigentes comunitarios?, etc. Sola-mente después de explorar todas las voces, de todos los grupos de una comunidad, es posible construir nuevas historias, nuevas realidades.

En cuarto lugar para lograr una efectiva transformación de realidades sociales se precisa que las intervenciones socia-les hechas por las organizaciones de voluntariado sean participativas (Montenegro, 2002) donde el grupo afectado por algún problema social sea considerado protagonista de dicha transformación y de la búsqueda de soluciones.

Finalmente, se requiere pasar de la creencia de ser experto, de tener las estrategias que al otro lo sacarán de sus problemas, a la colaboración y cooperación. Pare-ciera que a los voluntarios con formación universitaria estas actitudes les resultan difíciles de lograr. En nuestras universidades encontramos una formación fundamental-mente teórica y poco comprometida con los problemas sociales del país (Martín-Baró, �998). Y encontramos tam-bién cierto aire de superioridad, de “saberlo todo” que va modelando el modo en que los profesionales se relacio-nan con los no profesionales. ¿Cómo se tiene un lenguaje colaborativo? Se requiere aceptar que uno no podrá com-prender completamente al otro/a, por lo que precisará que el otro/a le informe y enseñe. Todo esto no desme-rece la entrega de bienes y servicios y de apoyo social que los voluntarios/as entregan efectivamente (Gergen, y Warhus, 2003). Como le dijo Elza (su primera esposa) a Paulo Freire “ellos te entendieron a ti pero necesitaban que tú los entendieras a ellos” (2002: 25).

OP

INIÓ

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2�

Bibliografía

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22

Fuente: Iniciativa Interamericana de Capital Social, Ética y

Desarrollo del BID

Bernardo Kliksberg dirige la Iniciativa Interame-ricana de Capital Social, Ética y Desarrollo del BID. Es autor de numerosas obras de exten-dida difusión internacional. Las últimas: “Hacia una economía con rostro humano” (Fondo de Cul-tura Económica, sexta edición, 2003) y “Ética y Desarrollo. La Relación Marginada” (Editorial El Ateneo, Buenos Aires, 2002).

Washington, 2003

Margarita Barrientos vive en la villa miseria Los Piletones de Buenos Aires. Tiene doce hijos y su marido perdió un brazo en un accidente. Ambos montaron un comedor popular que alimenta diariamente a �600 niños. Su marido plantó huertas que aportan verde al comedor. Son volun-tarios latinoamericanos. ¿Ejemplos imponentes, pero ais-lados? No parece. El voluntariado -los que hacen cosas por los demás- genera en diversos países desarrollados más del cinco por ciento del producto bruto nacional en bienes y ser-vicios sociales. En Europa occidental, su monto de ope-raciones entre ingresos y trabajos gratuitos superaba en �995 los 500.000 millones de dólares anuales. En Estados Unidos, rondaba los 675.000 millones y en Japón era de 282.000 millones (según datos de la John Hopkins Uni-versity). En Israel, uno de los líderes mundiales, abarca el ocho por ciento del producto bruto nacional. Son millones de personas, que dedican significativas horas semanales a trabajar por la población pobre, los niños discapacitados, los ancianos desvalidos, las perso-nas sin hogar, los enfermos carentes de protección, la preservación del medio ambiente y muchas otras causas morales. En esos países es una actividad altamente valorada. Se la mira con gran respeto, y los presidentes y primeros ministros le rinden homenajes. Forma parte de la vida cotidiana. En Estados Unidos, cien empresas terminan de firmar un programa para apoyar la participación en tareas voluntarias comunitarias de sus tres millones de empleados. El voluntariado no brota de la nada. En los países men-cionados hay políticas públicas que lo promueven activa-mente, con desgravaciones fiscales, apoyo institucional, significativos subsidios y, sobre todo, con su cultivo en el sistema educacional.

El caso latinoamericano En Israel, los niños de nueve años ayudan, como parte de su formación, a otros menores inmigrantes recién lle-gados o con minusvalías. El hermano mayor, experiencia israelí difundida internacionalmente y replicada con éxito por la Secretaría de Educación de la ciudad de Buenos

EL IMPACTO MORAL Y SOCIAL DE QUIENES AYUDAN A LOS DEMÁS

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Aires y por instituciones chilenas, promueve que estu-diantes de primer año de la Universidad sean tutores de niños de áreas pobres, apoyando sus estudios y aconsejándolos. Son un nuevo hermano mayor en esos hogares carenciados, y el rendimiento educativo, según indican las evaluaciones, se eleva sorprenden-temente. Investigaciones hechas en Estados Unidos muestran que los voluntarios que hoy son mayores han sido activos en acciones de interés colectivo ya en sus colegios secunda-rios, estimulados por estas instituciones. Por otra parte, algunas de las organizaciones de voluntariado surgidas en países centrales se han convertido en líderes mundia-les en causas universales, entre ellas Greenpeace, Amnis-tía Internacional, Oxfam, Médicos sin Fronteras y otras, obteniendo varios premios Nobel de la Paz. América Latina tiene un enorme potencial en este campo, que podría aportar mucho para luchar contra sus graves problemas sociales. En un continente en el que a pesar de las enormes riquezas potenciales el sesenta por ciento de los niños está por debajo de la línea de la pobreza, hay más de un veinte por ciento de desempleo juvenil, el dieciocho por ciento de los partos se hace sin asistencia médica y la escolaridad es sólo de 5,2 años, el volunta-riado podría resultar de gran ayuda. Las políticas públicas tienen la responsabilidad principal, en una democracia, de garantizar a los ciudadanos el acceso a la nutrición, salud, educación y trabajo, derechos básicos que les correspon-den, pero la actividad voluntaria podría complementarlas, ampliarlas en extensión, ayudar a mejorar su transparen-cia y efectividad. Es capital social en acción. Sin embargo, son muy débiles los apoyos institucionales y los incentivos para este invalorable capital. A pesar de ello, las organizaciones de la sociedad civil generan más del 2,5 por ciento del producto bruto en la Argentina, Perú y otros países. Muchas de esas organizaciones han ganado el reconocimiento y los más altos niveles de con-fianza de la sociedad. Entre otras, Caritas, la AMIA y la Red Solidaria en la Argentina. En Brasil, Comunidade Soli-daria; en la región andina, Fe y Alegría; en Chile, el Hogar de Cristo, y Un Techo para Chile; en América Central, Casa Alianza, y muchas otras. Entre múltiples referencias recientes, ilustran el enorme potencial de América Latina, el gran eco colectivo de voluntariado que ha tenido el

programa Hambre Cero en Brasil y la multitudinaria res-puesta (más de 5000 participantes y 900 organizaciones de 34 países) al encuentro continental sobre el volunta-riado, convocado en Santiago por el gobierno de Chile y por la Iniciativa Interamericana de Capital Social, Ética y Desarrollo del BID, en mayo último. No es de extrañar este potencial. La actividad voluntaria, que contradice la fría imagen del ser humano como homus economicus de los textos de economía convencio-nales, no está movida por la búsqueda de beneficios eco-nómicos ni de poder. Es producto de valores éticos, de la conciencia.

Bueno para la salud En una encuesta en Perú sobre por qué se practica el voluntariado, las dos respuestas mayoritarias de los voluntarios fueron “el deseo de ayudar a otros” y “sen-tirse realizado como persona” (Universidad del Pacífico). Las bases culturales latinoamericanas son ricas en estos ideales éticos. En la civilización judeocristiana y en las culturas indígenas que forman parte central de la matriz cultural de la región, el mandato de ayudar a otros es terminante. El texto bíblico transmite el mensaje de que es simplemente la manera correcta de vivir. Enfatiza, asimismo, que en realidad quien ayuda al otro se está ayudando a sí mismo. La investigación moderna lo está corroborando. En un reciente artículo, Luis Rojas Marcos, director del sistema sanitario y de hospitales públicos de Nueva York, muestra que los voluntarios tienen menos ansiedad, duermen mejor, tienen menos estrés y mejor salud en general. Concluye así: “El voluntariado es bueno para la salud”. Además de su aporte concreto, la actividad voluntaria tiene en medios como el latinoamericano otro valor espe-cial. Frente al frecuente individualismo y a la indiferencia frente al drama de la pobreza, envía el mensaje de que somos responsables el uno del otro, el mismo que plan-tearon Moisés y Jesús. Por otra parte, ante el sufrimiento de niños, mujeres, ancianos y familias por privaciones inadmisibles, dice que no hay postergación posible, que hay que actuar ya, como lo hizo Margarita Barrientos. Es hora de valorizar, apoyar por todas las vías y poner en marcha este capital ético, que puede ser un pilar para la reconstrucción de América Latina.

EL IMPACTO MORAL Y SOCIAL DE QUIENES AYUDAN A LOS DEMÁSEste artículo fue enviado en forma especial por Bernardo Kliksberg como colaboración al Tercer Número de la Revista del Centro de Investigación Social, CIS.

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Licenciado en SociologíaJuan Ahumada

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I. INTRODUCCIÓN Y ANTECEDENTES

El catastro de la Región Metropolitana 2003, forma parte del segundo Catastro Nacional de Campamentos de Un techo para Chile (CNC-2003) el cual tuvo por objeto cono-cer el número de campamentos, viviendas y familias que viven en campamentos, permitiendo comparar los datos de ambos catastros y responder a la pregunta de cuántos campamentos han sido erradicados, cuántos nuevos cam-pamentos han surgido, y dónde es necesario priorizar la intervención.

II. DISEÑO METODOLÓGICO

La realización del Catastro tuvo tres etapasa. Corroboración telefónica.b. Trabajo de campo.c. Análisis información en programa estadístico SPSS y composición de cartografía temática en ARCview. Definición: Por campamento, Un techo para Chile identi-fica a aquellos asentamientos precarios de más de 8 fami-lias, con carencia de al menos uno de los servicios básicos (agua potable, luz eléctrica, alcantarillado), y que viven en posesión ilegal del terreno.Dimensiones y variables: se midieron las mismas dimensiones y variables que se utilizaron en el CNC-200�, con el fin de poder comparar los resultados obtenidos: �. Antecedentes generales y localización: - número total de familias - nº de personas – nº de alle-gados – nº de viviendas – antigüedad del campamento – ubicación. 2. Nivel saneamiento y acceso a servicios básicos:

A sólo dos años de haber hecho el primer Catastro Nacional de Campamentos de Un Techo para Chile (CNC-200�), se decidió repetirlo. Este tiempo puede parecer poco para encontrar diferencias en los patrones y dinámicas habitacionales de las familias, sin embargo, en el caso de los campamentos, dos años es tiempo suficiente para que sucedan muchos cambios tanto a nivel global de campamento

como a nivel de las familias que los habitan.

CATASTRO CAMPAMENTOSREGIÓN METROPOLITANA CIS 2003

Patricia López / Carolina Quintana Geógrafas

- condiciones de saneamiento (alcantarillado, agua pota-ble, luz eléctrica) - acceso a servicios básicos (comisaría, consultorio, establecimientos educacionales). 3. Propiedad del terreno y situación habitacional: legalidad de la posesión del terreno – proceso y fecha de (er)radicación.4. Emplazamiento del campamento: - presencia de elementos de riesgo del entorno y tipo de riesgo.5. Características organizativas: - nº de organizaciones – tipo de organizaciones.6. Instituciones que intervienen: - nº instituciones que interviene en el campamento.Instrumento: Los datos fueron recolectados por medio de una encuesta que incluía mayoritariamente preguntas cerradas y un ítem de observaciones generales. La encuesta fue aplicada a los dirigentes y al habitante que lleva más tiempo en ese campamento. Límites y alcances de la encuesta: Las respuestas obtenidas responden a la información con la que cuentan los dirigentes de cada campamento, es decir; los datos obtenidos corresponden a percepciones de estos respecto a su realidad.

III. PRINCIPALES RESULTADOS

a. Numero de campamentos.Existen ��8 campamentos en la Región Metropolitana, distribuidos en las 6 Provincias, y en 29 de las 52 comu-nas de la región. La distribución de los asentamientos indica que el problema de los campamentos es principal-mente urbano, puesto que el 4�,5% de los campamentos se ubica en la provincia de Santiago.

25

b. Registro de Viviendas y FamiliasEn la región habitan 8.�74 familias en campamento, de las cuales �.��4 son allegadas. El total de personas es de 36.604 que habitan en 7.2�2 viviendas.La provincia de Santiago es la que tiene mayor número de campamentos y también la que tiene el mayor promedio de habitantes, 389 por campamento. En las provincias de Santiago y Maipú, destacan los números de allegados que existen.

Campamentos por provincias de la Región Metropolitana

% Nº campamentos

Provincia de Santiago 4�,5% 49

Provincia de Maipo 2�,�% 25

Provincia de Melipilla 4,2% 5

Provincia de Chacabuco �6,�% �9

Provincia Cordillera 8,4% �0

Provincia Talagante 8,4% �0

NÚMERO DE CAMPAMENTOS POR COMUNA EN LA REGIÓN METROPOLITANA DE SANTIAGO

0

2

3

4

5

6

7

8

�3

COLINA

LAMPA LO BARNECHEA

SAN JOSÉ DE MAIPOPIRQUE

LAS CONDESPUDAHUEL

MAIPÚ

PEÑAFLOR

EL MONTE

MELIPILLA

PAINE

BUIN

SAN

BERNARDO

LA FLORIDA

N

30 0 30 60 Km

Número de Campamentos por Comuna:

Fuente Cartográfica: Proyecto OTAS, 2003.

Chacabuco Cordillera Maipo Melipilla Santiago Talagante

Total de viviendas 9�9 436 82� 293 4.303 5�8

Total de familias �.009 5�4 977 300 4.969 520

Familias allegadas �09 90 �59 �3 704 63

Total de habitantes 5.006 2.64� 4.746 �.435 �9.082 2.243

Realizado por Patricia López/Carola Quintana.

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Campamentos Campamentos campamentos Medianos Grandes (entre 8 y 20 (entre 2� y (más de �00 familias) �00 familias) familias)

Provincias RM Nº % Nº % Nº %

Chacabuco 3 �8,8 �5 �8,7 2 7,4

Cordillera 2 �2,5 7 9,9 � 3,7

Maipo � 6,3 �7 �9,8 7 25,9

Melipilla � 6,3 2 3,3 2 7,4

Santiago 8 50,0 28 39,6 �3 48,�

Talagante � 6,3 7 8,8 2 7,4

Total �6 �00,0 75 �00,0 27 �00,0

c. Antigüedad del campamento (último año cumplido)El promedio de antigüedad de los terrenos como campa-mentos es de �8,3 años, es decir la media de los campa-mentos se establecieron en �985.

d. Solución HabitacionalAl preguntarle a los dirigentes sobre su futuro habita-cional se encontró que; el �0,�% dice que las familias serán radicadas, el 40,6% dice tener fecha de erradica-ción dentro de los próximos 2 años, y el 49,�% restante de los encuestados no tiene certeza ni de la forma ni del momento en que saldrán del campamento.

e. Servicios básicos Puesto que el acceso a los servicios básicos en los campa-mentos es muy limitado, la definición fue contextualizada a la realidad de estos asentamientos a modo de poder discriminar distintos niveles de carencia.• LUZ: Si la mayoría de las casas del campamento posee un medidor de luz o si una persona posee y le reparte al resto.• AGUA: Si el campamento cuenta con una llave de agua potable dentro del terreno.• ALCANTARILLADO: El campamento cuenta con una red de alcantarillado.

SERVICIOS BÁSICOS

En la región, el 9% de los campamentos posee alcantari-llado. De los campamentos que sí tienen agua potable, el 5�,8% la obtiene de forma irregular, es decir, es llevada en camiones aljibes por parte de las municipalidades y almacenada en bidones individuales o tambores de uso comunitario. Si bien el 89% de los campamentos posee energía eléctrica, el 48,2% de esas conexiones son irregu-lares (colgados desde postes públicos o casas vecinas)

f. Propiedad del terrenoCasi la mitad de los campamentos de la región se asientan en terrenos que son de propiedad de particulares (49%). Y en segundo lugar se encuentran los campamentos que se

Campamento Grande (�00 o más familias)

�4%Microcampamento

(8-20 familias) 23%

Campamento Mediano (20-�00 familias)

63%

�20%

�00%

80%

60%

40%

20%

0%Luz Eléctrica Agua Potable Alcantarillado

��%

89%

28%

72%

9�%

9%

Si Hay

No Hay

Más de 20 años27%

Menos de �0 años36%

Entre �0 y 20 años37%

TAMAÑO DE LOS CAMPAMENTOS EN LA REGIÓN METROPOLITANA

27

ubican en terrenos estatales, principalmente en sitios que pertenecen a Bienes Nacionales (25%).Luego, el �8% de los campamentos se ubica en terrenos municipales, y el 5% en terrenos mixtos (municipal-esta-tal, municipal-privado, etc).

PROPIEDAD DEL TERRENO POR PROVINCIA (%)

g. Instituciones que Intervienen en los campamentosCon respecto a la intervención de las instituciones y orga-nismos que se ocupan de la problemática de los campa-mentos, en el 58,5% de los casos la Municipalidad entrega ayuda material, especialmente en la época invernal, la

que se traduce en plásticos, carbón para calefaccionarse y cajas de comidas para las familias más necesitadas. En el 52,5% de los campamentos de la RM está presente UTPCH, en el 33,�% SERVIU, en 28% el Hogar de Cristo, en un 24,6% Chile-Barrio y en el 33,9% interviene otro tipo de institución, tales como PRODEMU, FOSIS, Fundación San José, Redes de voluntariado de Jóvenes, Vicaría de la Soli-daridad, Fundación Trivelli, entre otras.

INSTITUCIONES QUE INTERVIENEN EN LOS CAMPAMENTOS (%)

h. Emplazamiento de los campamentosA partir del análisis cartográfico es posible establecer tres situaciones claramente identificables con respecto al emplazamiento de los campamentos en el territorio regio-nal. En primer lugar se destaca la dinámica al interior del

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60

50

40

30

20

�0

0 Chile Hogar UTPCH Serviu Munici- Otra Barrio de Cristo palidad

24,6 28,0

52,5

33,�

58,5

33,9

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80%

60%

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20%

0%Chacabuco Cordillera Maipo Melipilla Santiago Talagante

36,8

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26,3

5,3�5,8

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20

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76

60

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20,4

20,4

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6,�2

40

�0

50

Estatal

Municipal

Privado

Mixto

No sabe / No contesta

LOCALIZACIÓN DE CAMPAMENTOS EN LA REGIÓN METROPOLITANA DE SANTIAGO

Límite Regional

Límite Comunal

Autopista

Camino Pavimentado

Huella

Línea Ferrea

Realizado por Patricia López/Carola Quintana.

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Gran Santiago, en el cual se reafirma el proceso de expan-sión urbana, ya que los asentamientos se localizan, en su gran mayoría, en la periferia y específicamente en la zona sur, reafirmando la marginalidad espacial de este tipo de asentamientos, asociada principalmente a la disponibili-dad de suelo en estas áreas.En segundo lugar se encuentran los casos de todos aque-llos que se emplazan en torno y cercanos a las vías prin-cipales de acceso a la Región Metropolitana, resultante del fenómeno de localización inicial de las áreas urba-nas de estas comunas, en las cuales los ejes troncales se sitúan al interior de las mismas, formando parte de la trama vial local.Finalmente, está el caso particular de San José de Maipo, donde existe una vía única de acceso a la comuna, por lo que la totalidad de sus asentamientos se sitúa a lo largo de ella.La distribución de campamentos en el territorio regio-nal, además de responder inicialmente a la disponibili-dad de terrenos para su nacimiento, se conjuga con una

intención de integración por parte de sus habitantes, a modo de revertir y disminuir la marginalidad propia de su condición y localización, tratando de hacerse parte de la ciudad.

i. Entorno de los campamentosSe identificó un alto número de campamentos que se sitúan en zonas propensas a la modificación del paisaje por efectos de fenómenos pluviales, resultantes en des-prendimientos de material, aumento de caudales, des-borde de canales y deslizamientos en masa, los que representan el 79,6% de los campamentos que reúnen este tipo de condiciones naturales para desencadenar fenómenos de alteración del medio. Asimismo, el 54,2% de los asentamientos se encuentra cercano a una fuente de peligro antrópico, ya sea líneas de trenes, caminos de alto tráfico o torres de alta tensión, las que interfieren de forma negativa en el normal funcionamiento de la vida al interior del campamento.

RIESGOS ASOCIADOS A LOS CAMPAMENTOS DE LA REGIÓN METROPOLITANA DE SANTIAGO

Sin Campamento

Sin Riesgo

Antrópicos

Naturales

Ambos

30 0 30 60 Km

Tipos de Riesgo:

Fuente Cartográfica: Proyecto OTAS, 2003.

COLINA

LAMPA LO BARNECHEA

SAN JOSÉ DE MAIPOPIRQUE

LAS CONDESPUDAHUEL

MAIPÚ

PEÑAFLOR

EL MONTE

MELIPILLA

PAINE

BUIN

SAN

BERNARDO

N

PUENTE ALTO

Realizado por Patricia López/Carola Quintana.

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j. Organizaciones Los Comités de vivienda representan las organizaciones que tienen mayor presencia en los campamentos a nivel regional (46,6%), seguidos de las Juntas de Vecinos (30,5%); luego siguen los Centros de Participación Comu-nitaria (25,4%), y finalmente las Ollas Comunes con �7,7%.

TIPO DE ORGANIZACIONES CON MAYOR PRESENCIA EN CAMPAMENTOS

Fue posible identificar y establecer que la dinámica tem-poral de organización interna, y la presencia o ausencia de éstas no responde a ningún tipo de variable objetiva, ya sea de localización espacial (urbano, rural y periur-bano), instituciones que intervienen (cobertura regio-nal), tamaño (en número de familia) y antigüedad del campamento (en años), por lo que es posible advertir que el hecho que los habitantes del asentamiento logren reunirse con determinados fines, se debe principalmente a factores subjetivos como la existencia de líderes inna-tos, experiencias pasadas (positivas o negativas), dispo-sición a trabajar en conjunto, y firmeza en las redes de reciprocidad, confianza y solidaridad.

k. Índice de precariedadCon el objetivo de identificar aquellos campamentos que habitan en condiciones de extrema vulnerabilidad social y habitacional, se elaboró un índice de precariedad de los campamentos. Para elaborar el índice se considera-ron las siguientes variables: condiciones de saneamiento, factores de riesgo geográfico del asentamiento, nivel de organización y situación habitacional que expresen pobla-dores y/o dirigentes de los campamentos de la Región Metropolitana.De acuerdo a esta clasificación, del total de ��8 campa-mentos de la Región Metropolitana es posible identificar �8 campamentos con alto nivel de precariedad, 60 cam-pamentos con un nivel medio y 40 campamentos con niveles de precariedad bajo.

Este índice permite reconocer los campamentos como realidad heterogénea, puesto que hay campamentos en donde las familias habitan en condiciones de vida pre-carias versus otros que cuentan con un mejor nivel organizativo, mejores condiciones habitacionales y de saneamiento

NIVEL DE PRECARIEDAD CAMPAMENTOS RM

V. COMPARACIÓN RESULTADOS CATASTRO 200� y 2003

Variables 200�� 2003

Numero de campamentos

- Nuevos �5 �66 ��8

- Erradicados

Numero de viviendas 8.357 7.���

Numero de familias ��.622 8.039

Numero de familias allegadas S/I �.�53

Numero de habitantes 28.924 33.734

1 Tironi y Ariztía, 2002: “Catastro Nacional de Campamentos 2001”

Los resultados del Catastro Nacional de Campamentos CIS 2003 estarán disponibles a partir de enero de 2004, con mapas cartográficos, análisis por región y fichas de cada campamento, en nuestra página web: www.untechoparachile.cl/cis

Alto Nivel�5%

Bajo Nivel33%

Nivel Medio52%

50

40

30

20

�0

0 Comité de Junta de Centro Partic. Olla Común Vivienda Vecinos Comunitaria

46,6

30,525,4

�7,7

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I. CONTEXTUALIZACIÓN DEL FENÓMENO A INVESTIGARPOBREZA, POLÍTICAS PÚBLICAS Y CAMPAMENTOS EN CHILEUn problema tan relevante para nuestra sociedad como lo es la pobreza, así como las diversas respuestas que se han dado para dar solución a ella, han sido objeto de dis-cusión académica de manera recurrente. Principalmente en lo que refiere a la metodología que ha sido utilizada para medirla, ya que los efectos de un buen o mal diag-nóstico de la pobreza, dan cuenta de una buena o mala conceptualización de ella y, por consiguiente, los buenos o malos resultados que obtengan las políticas sociales enfocadas para la superación de este problema dependen en gran medida (aunque no exclusivamente) del buen o mal diagnóstico que de ella se haga. Sin lugar a dudas, el problema de la pobreza y las estra-tegias para su superación, combate o reducción, no son un tema nuevo en la agenda de temas económicos, socia-les y políticos, tanto a nivel internacional como nacional.

Durante la década pasada, uno de los mayores consensos entre los especialistas y expertos vinculados al tema, es la coincidencia respecto a que la pobreza es un fenómeno complejo y multidimensional en las causas que la generan y en los efectos.Tal como lo mencionara Ruben Kaztman (2000), el estado, como principal garante del desarrollo social, hoy princi-palmente en las sociedades latinoamericanas, y por qué no decirlo, toda sociedad, “establece umbrales que per-miten distinguir hogares que se encuentran por debajo o por encima de lo que la mayoría considera condiciones dignas de vida”(Kaztman 2000). La necesidad de tener estos umbrales, ha llevado a que instituciones como la Cepal y el Gobierno de Chile, a través del Mideplan, cuen-ten con dos de los más importantes enfoques operativos que existen para medir la pobreza; a saber, la metodo-logía de línea de pobreza y la de necesidades básicas insatisfechas. Ambos enfoques son hasta la actualidad los más utilizados por los gobiernos latinoamericanos para

DINÁMICA DE LA POBREZA EN CAMPAMENTOS DE LA REGIÓN METROPOLITANA

Licenciados en Sociología

Fabián Flores / Gonzalo Tassara

La presente investigación aborda el tema de la pobreza en los campamentos de la Región Metro-politana, e intenta generar una caracterización de la situación de los hogares que se asientan en ellos desde un enfoque multidimensional. Este estudio se presenta como la primera etapa de un estudio panel, realizado por estudiantes que hicieron su práctica profecional en el Centro de Investigación Social de Un Techo Para Chile y cuyo objetivo fue generar una línea de base que permi-tiera conocer la situación actual de los hogares de campamentos de la R.M., tanto en términos de las condiciones materiales de existencia, como en la

condición sociocultural que éstos presentan.

3�

medir pobreza y por ende, todo programa de intervención en materia de política social es generado básicamente a partir de esta concepción. Ambos enfoques permiten clasificar a los hogares de acuerdo a un parámetro de bienestar que va evolucionando de acuerdo a las trans-formaciones que va sufriendo la sociedad.Si bien ha habido un mejoramiento en el desarrollo de ambas metodologías -los cuales significaron importantes avances en el diagnóstico de la magnitud del problema de la pobreza y de los perfiles de los hogares que se encuen-tran en dicha situación, sobre todo en países de Latino-américa- a medida que los cambios en el desarrollo de las sociedades conllevaban cambios en “las formas de inserción precaria en la estructura ocupacional” (Kaztman 2000), se produce un aumento de lo que él denomina hogares vulnerables a escenarios relacionados con la fle-xibilización del mercado, el repliegue de las funciones sociales del estado y el “debilitamiento de las institucio-nes primordiales (básicamente, comunidad y familia)”, lo que lleva a diagnosticar que, en estos momentos, la pro-blemática social se ha vuelto más compleja y requiere ser analizada desde una óptica más amplia que las que representan los enfoques de línea de pobreza y necesida-des básicas insatisfechas. En palabras del propio Kaztman “la construcción de las medidas de pobreza y de necesi-dades básicas insatisfechas resultaban insuficientes para dar cuenta de la creciente heterogeneidad de la cuestión social, siendo entonces necesario construir modelos alter-nativos para el tratamiento de esos problemas”.Es así como el propio autor desarrolla un enfoque que permite dar cuenta de la complejidad que ha adquirido la problemática social señalada. Este enfoque es el de Activos, Vulnerabilidad social y estructura de oportuni-dades (AVEO). Tal como lo menciona Kaztman (2000), los esquemas conceptuales basados en el ingreso y en las NBI son insuficientes para dar cuenta de la heterogeneidad de la pobreza (Kaztman, Razcinsky), siendo por tanto necesario construir un aparato conceptual que resuelva esa necesidad.De esta manera, el enfoque de vulnerabilidad se presenta como una respuesta a esta necesidad, que surge princi-palmente de lo que G. Wormald, L. Cereceda y P. Ugalde (2002) denominan una “evidencia acumulada: las políti-cas sociales orientadas a reducir los niveles de pobreza mediante la entrega de subsidios para cubrir las carencias observadas en materias de alimentación, agua potable u otras similares, si bien logran aportar un alivio rápido y necesario a las situaciones más dramáticas de pobreza, tienden a actuar sobre los síntomas más que sobre las causas del problema, ya que no contribuyen a crear y potenciar las capacidades básicas para que las familias pobres logren mejorar de un modo autónomo y sostenido sus niveles de bienestar social.”De esta manera, si bien el enfoque clásico de la pobreza se refiere a carencias de recursos de materiales (especial-mente de ingreso) para satisfacer las necesidades míni-

mas de los miembros de un hogar, el problema de la pobreza tiene una realidad más compleja, que se rela-ciona con las consecuencias que tiene “el funcionamiento del sistema económico y social sobre las oportunidades de integración al empleo y al bienestar social de los dife-rentes segmentos sociales, especialmente los más pobres” (Wormald et al 2002). De esta manera, analizar la proble-mática de la pobreza implica el análisis de las oportuni-dades que brinde el mercado, el estado y la sociedad. En este mismo sentido, la pobreza también se relaciona con los recursos-activos y capacidades que movilizan los hogares para enfrentar su situación de pobreza. Para con-vertir estos recursos en activos-capitales, y éstos a su vez en oportunidades concretas de integración social y de reducción de la pobreza, se deben reconocer las estra-tegias, potencialidades y las limitaciones que tienen los hogares pobres para enfrentar su condición social. En consecuencia, es importante reconocer cómo los hogares movilizan sus recursos (transformándolos en activos), de acuerdo a sus capacidades, para aprovechar la oferta de oportunidades de integración/exclusión que brindan el mercado, el estado y la sociedad.Este nuevo enfoque centra en el análisis de la pobreza, la importancia de la oferta de oportunidades de integración y bienestar social, de los recursos y activos que manejan los hogares, y además, en las estrategias que utilizan ellas para aprovechar dichas oportunidades. De esta primera presentación del enfoque, podemos extraer dos grandes conclusiones, que serán fundamen-tales para el desarrollo de nuestra investigación:1) El enfoque de vulnerabilidad plantea una relación diná-mica entre sus principales elementos, a saber, activos (capitales), capacidades y estructura de oportunidades. A esta relación dinámica y cambiante, “se asocia el riesgo de permanecer o caer en una condición de pobreza o deprivación social”(Wormald et al 2002). De esta manera, el enfoque de vulnerabilidad social reconoce al fenómeno de la pobreza como un proceso dinámico, que se da en un espacio y tiempo, lo cual responde a los objetivos y exigencias de nuestra investigación, que pretende preci-samente, explicar y caracterizar la dinámica de la pobreza en campamentos de la Región Metropolitana.2) Y, por consiguiente, la pobreza, “más que una simple situación de carencia material es una condición dinámica de vulnerabilidad social” (Wormald et al 2002).Específicamente, y concordando con los objetivos de este trabajo, definiremos Vulnerabilidad a la pobreza como “el riesgo que enfrentan algunas personas y sus hogares de caer en situación de carencia material – bajo la línea de pobreza o en la indigencia – producto de una precariza-ción de la estructura de oportunidades y/o de su limitada capacidad de movilizar los recursos y activos-capitales necesarios para acceder a las oportunidades instituciona-les que les permitan superar esa condición de precariedad social” (Wormald et al 2002). En este sentido, más que

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hablar de pobreza como un concepto parcelado y está-tico, proponemos utilizar un concepto global y dinámico como lo es el de ser vulnerable a la pobreza, que a la vez, no excluye elementos centrales de los otros enfoques pre-sentados en esta discusión teórica. De esta manera, no sólo la pobreza, y más bien, la vul-nerabilidad, dependen de la calidad de las ofertas de oportunidades, sino también de una cierta capacidad de identificarlas y aprovecharlas para de esta manera, benefi-ciarse con una inserción social más favorable. Otro factor relevante es la capacidad de los hogares vulnerables de transformar los recursos en activos, y ellos al ser movili-zados, en puentes que permitan aprovechar la oferta de oportunidades.Si ahora, los distintos elementos presentados en este enfoque se caracterizaran para hacerlos más simples, se podría establecer que existe un nivel de análisis microso-cial y un nivel macrosocial. El primero, está referido bási-camente a los capitales que los hogares poseen y a las estrategias de movilización de recursos, mientras que el segundo se refiere a la estructura de oportunidades, tanto del estado, del mercado y de la sociedad civil. Se debe mencionar que por los plazos y los recursos con que contó esta investigación, se consideró de estos dos niveles sólo el nivel caracterizado como nivel microsocial, centrándose básicamente en las características de ingreso de los hogares y en los capitales que éstos poseen, no tocando en profundidad el tema de la estructura de opor-tunidades actual que otorga la sociedad a las personas que en campamentos habitan. Ya analizado el tema de la pobreza las preguntas que pueden surgir son; ¿Por qué hacer un análisis de la pobreza y su dinámica en la realidad de los campamen-tos?, ¿Qué los hace ser específicos?, y por tanto ¿Qué hace necesario estudiar su realidad en particular?Si partimos por realizar una revisión de la magnitud de este fenómeno, tenemos que la cantidad de personas que habitan en campamentos es enorme, es así como el Catastro Nacional de campamentos realizado por UTPCH revela que:“Existen en Chile �282 campamentos, en los cuales viven 59902 familias y 20466� habitantes. La magnitud de estas cifras es asombrante: la cantidad de chilenos que habita en campamentos equivale, aproximadamente, a la población de Iquique” (Ariztia & Tironi, 2002). Con respecto a la Región Metropolitana, donde se cen-trará este estudio, vemos la existencia de �66 campa-mentos, con 28924 personas distribuidas en alrededor de �2.000 familias�. Al querer aproximarnos a la realidad de la pobreza hemos establecido que tanto ésta como su superación, depende de múltiples factores. Entre ellos están los de índole mate-rial, y es quizás aquí donde encontramos una primera

y fundamental especificidad de este fenómeno en la rea-lidad de los campamentos. Por otra parte, se rescatan los factores socioculturales, los cuales, en conjunto, se expresan a través del grado de posesión de los hogares de los cinco capitales descritos: Capital Humano, Familiar, Social, Físico y por último, Capital Trabajo.Finalizada esta discusión, es pertinente señalar los objeti-vos centrales de esta investigación, a saber:• Identificar la situación de los hogares de campamen-tos, en términos de su ubicación respecto de la línea de pobreza o de indigencia.• Identificar los recursos que poseen los hogares de cam-pamentos en términos de: Capital Humano, Capital Fami-liar, Capital Social, Capital Trabajo y Capital Físico.• Caracterizar la relación existente entre la situación de los hogares de campamentos, en términos de su ubica-ción respecto de la línea de pobreza o de indigencia, y los recursos (capitales) que éstos poseen.Es importante rescatar que esta investigación es la línea de base (o, toma de datos en el tiempo 0) de un estudio panel que pretende responder fundamentalmente a esta pregunta: ¿Cuáles son las características y factores que explican la dinámica de la pobreza en campamentos de la Región Metropolitana? Los resultados de sucesivas apli-caciones se harán cargo de esta pregunta. Por ahora, pre-sentaremos los resultados de la línea de base.

II.PRESENTACIÓN DE RESULTADOS

II.�DESCRIPCIÓN DE HOGARES DE CAMPAMENTOS

Este apartado responde a la pregunta: ¿Cómo son los hogares de campamentos de la R.M.? Pregunta simple pero que reviste de mucha complejidad si es que ésta es analizada con atención. Para dar cuenta de las caracterís-ticas básicas de los hogares de campamentos, nos centra-remos en variables sociodemográficas como: Antigüedad de los hogares en campamentos, promedio de edad del jefe de hogar, sexo del jefe de hogar y lugar de origen del jefe de hogar.

Antigüedad (promedio) de los hogares en campa-mentos: 7,8 años

Que el promedio de antigüedad de los hogares en campa-mentos sea de 7,8 años, nos dice muchas cosas. Por una parte, resulta sorprendente este dato, ya que se ha con-siderado insistentemente a los campamentos como una realidad intermedia o de tránsito hacia una solución habi-tacional y social definitiva por parte de sus hogares inte-grantes. Este dato entonces, hecha a pie cualquier tipo de consideración de transitoriedad que tengan los campa-mentos. Por otro lado, este es un dato que induce a con-

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1 Se consideró el Catastro CIS 2002, puesto que al momento de la realización del estudio el Catastro de campamentos 2003 aún no había finalizado.

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LÍNEA DE POBREZA PARA HOGARES DE CAMPAMENTOS

Para comenzar con el análisis de esta variable, se debe consignar que el cálculo de la línea de pobreza se realizó a partir del ingreso autónomo de los hogares (es decir, no considera subsidios monetarios). Se debe decir además, que los puntos de corte para los tramos no pobre, pobre e indigente, se obtuvieron dado el valor de la canasta básica actualizada al año 2003, la cual fue calculada en referencia al valor de la canasta en el año 2000 (última aplicación de la CASEN), valor que fue actualizado en fun-ción del IPC acumulado entre noviembre del 2000 (fecha aplicación CASEN), y junio del 2003. De esta manera, el valor de la canasta básica actualizada es de $2�.802; así, la línea de indigencia es de $2�.802, y la línea de pobreza de $43.604.Al observar los gráficos precedentes se podrá apreciar que la composición de la muestra de hogares de campa-mentos respecto la variable línea de ingreso es mayori-tariamente indigente con 38%, seguido por las familias pobres no indigentes con un 33,6%, y por los no pobres con un 28,3%. Este último dato, referente a los no pobres, aparece como una cifra no menor considerando el con-texto de extrema marginalidad en el cual se desenvuel-ven las familias en esta realidad. De esta forma, y a pesar de lo anterior tenemos que en los campamentos de la Región Metropolitana un 7�,6% de los hogares no superan la línea de pobreza.Si ahora analizamos en términos comparativos ambos gráficos, se pueden observar diferencias ampliamente sig-nificativas comparando con el total de los hogares de la región metropolitana, según la CASEN 2000. Así, tene-mos que el porcentaje de no pobres es del 85,3%, amplia-mente superior al 28,3% presente en los campamentos. Mientras, el porcentaje de indigentes en la R.M. llega tan sólo al 4,�%, notoriamente menor al 38% presente en los campamentos.

tradicción, puesto que existen campamentos con más de 50 años de antigüedad, y sin más el promedio de antigüe-dad de los hogares está bajo los �0 años. De esta manera, nos encontramos frente a un nuevo diagnóstico aún más complejo, ya que en términos globales, el campamento es una constante, pero sus hogares habitantes una variable, puesto que un promedio de antigüedad de �0 años no se condice con la antigüedad de muchos campamentos anti-guos. Esto nos dice que posiblemente existe una cons-tante entrada y salida de hogares hacia un campamento, lo que constituiría de esta manera como una realidad constante, a la vez que dinámica.

Datos de los Jefes(as) de hogar

TABLA N° �

Promedio de edad Promedio de edad jefes de hogar jefes de hogar Campamentos R.M. R.M. (CASEN 2000) 38 años 48 años

TABLA N° 2

Sexo del jefe de hogar en Campamentos Hombre Mujer 67,6% 32,4%

TABLA N° 3

Lugar de nacimiento del jefe de hogar De la R.M. De regiones 59% 4�%

Respecto a los datos de los jefes de hogar, son mayorita-riamente hombres, relativamente jóvenes –al ser contras-tados con el promedio de edad de la CASEN– y que en un gran porcentaje (4�%) provienen de otras regiones, es decir, nacieron fuera de la Región Metropolitana.

II.2.HOGARES DE CAMPAMENTOS SEGÚN LÍNEA DE POBREZA E INDIGENCIA

LÍNEA DE POBREZA E INDIGENCIA PARA HOGARES DE CAMPAMENTOS

No Pobre28,3%

Pobre No Indigente33,6%

Indigente38,0%

No Pobre85,3%

Indigente4,�%

Pobre No Indigente�0,6%

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II.3.CONSIDERACIONES ACERCA DE LA ESTRUCTURA DE LOS HOGARES EN CAMPAMENTOS

En este pequeño apartado, analizaremos el comporta-miento de tres variables de la estructura del hogar en los campamentos. Estas variables son: El tamaño del hogar, el tipo de hogar y la etapa del ciclo familiar en que se encuentran estos hogares. Respecto al tamaño del hogar, el tamaño promedio es de 4,� integrantes. Respecto al tipo de hogar, estos son principalmente nucleares (72,6%) en campamentos (es decir, compuestos sólo por padres e hijos, sin la presencia de familiares indirectos o no fami-liares). Respecto a la etapa del ciclo familiar, los hogares de campamentos tienen en su mayoría hijos aún peque-ños, entre � y �2 años (89% de los hogares). Estamos entonces, frente a hogares que por sus características sociodemográficas, están en las primeras fases de su ciclo familiar y que por lo tanto, deben afrontar una alta condición de vulnerabilidad, ya que estamos hablando de hogares en proceso de constitución y no de consolida-ción.

II.4.DESCRIPCIÓN DE LOS CAPITALES DEL HOGAR EN CAM-PAMENTOS

En este apartado, se revisará la situación de los hogares de campamentos de la R.M. en referencia a los capitales que estos hogares pueden o no disponer. Los capitales a describir serán: Capital Humano, Social, Familiar, Físico y Capital Trabajo. Luego de hacer los análisis descriptivos pertinentes para cada capital, se relacionarán las varia-bles más importantes que representan a estos capitales con la situación socioeconómica de los hogares en cam-pamentos.

1. Capital humano. Educación formal

Uno de los potenciales capitales que pueden poseer los hogares de campamentos es la educación formal de sus integrantes. Al respecto, hogares donde los mayores de �8 años presenten promedios educacionales altos, signi-ficarán un reporte de ingreso mayor para los hogares, si es que analizamos la educación formal como un compo-nente esencial del capital humano. Esto, debido a la alta incidencia que tienen los logros educacionales (principal-mente terminar la educación básica, la media, la técnica y la enseñanza superior), en la apertura de oportunidades laborales que brinden mejores ingresos. Es así como en el caso de los hogares de campamentos, presentaremos los logros educacionales a través de tres fuentes fundamen-tales.

a) Promedio educacional de los mayores de 18 años:Con respecto a esta variable, se puede observar que el promedio en años de educación de los hogares pertene-

cientes a campamentos, para las personas mayores de edad, es de 7,2 años. Dato que adquiere relevancia si consideramos que el valor de este promedio cae en la categoría de educación básica incompleta, expresando la no posesión (en promedio) de un nivel básico de edu-cación formal, por parte de estas personas. Cabe consig-nar que este dato se obtuvo sacando el promedio de las medias, de los años de educación de los mayores de �8 años, de cada hogar.

b) Porcentaje de hogares en que al menos un integrante haya terminado su educación media:

TABLA Nº 4

Educación Formal (finaliza 4to medio)

Hogares %

Sin individuos 228 71,0

Al menos un individuo 93 29,0

TOTAL 32� 100,0

Según los datos proporcionados por la tabla nº 4, en un 7�% de los hogares de campamentos no existe individuo alguno que haya terminado sus estudios de educación media, y en un 29% de los hogares existe al menos un individuo que sí lo haya hecho. Al respecto es necesario recalcar que terminar la educación media no solamente es un mérito para las personas que viven en campamentos, además, representa una oportunidad de incrementar sus ingresos de maneras importante (en términos relativos), en referencia a no haber terminado la educación media.

c) La relación entre tener algún integrante del hogar con educación media finalizada (en relación con no tenerlo) y la situación de pobreza e indigencia de los hogares es la siguiente:

TABLA N° 5

Nivel Educacional Formal de los Hogares (Nº de hogares en que algún integrante terminó educación media)

Algún miembro del hogar termina 4to medio

Sin individuos Al menos un individuo TOTAL

Indigente �03 �9 �22

45,2% 20,4% 38,0%

Pobre no indigente 72 36 �08

31,6% 38,7% 33,6%

No pobre 53 38 9�

23,2% 40,9% 28,3%

TOTAL 228 93 32�

�00,0% �00,0% �00,0%

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De los datos proporcionados por al tabla nº 5, se observa una clara relación entre poseer o no algún integrante que haya terminado su educación media y la situación de pobreza e indigencia en que se encuentran los hogares. El porcentaje de hogares indigentes desciende desde un 45,2% a un 20,4%, cuando se pasa de no tener indivi-duos a tener al menos un individuo con educación media terminada. Esto es correlativo con el hecho de que el porcentaje de hogares no pobres es considerablemente mayor cuando el hogar tiene al menos un individuo con media completa, en referencia al porcentaje de hogares no pobres donde nadie haya alcanzado la media com-pleta. Es decir, el porcentaje de hogares no pobres es mayor cuando se tiene al menos un integrante con media completa, que cuando no se tiene (40,9% v/s 23,2%).A modo de conclusión, es importante rescatar dos evi-dencias. Por una parte es preocupante el alto porcentaje de hogares en los campamentos donde nadie haya termi-nado su educación media (un 7�%), los cual evidencia lo difícil que es para estar personas terminar al menos, su educación media, que hoy en día, es obligatoria.Por otro lado, se ha comprobado una relación clara entre la situación educacional de los hogares y la situación socioeconómica de los mismos, en donde los hogares con al menos un individuo con 4º medio terminado ostentan un nivel de ingreso mejor que aquellos hogares que no tienen individuos con 4to medio finalizado.Por otra parte, se presentarán también los logros edu-cacionales de los individuos en edad de estudiar per-tenecientes a los campamentos, a través de los que denominaremos tasa de participación escolar general, tasa de participación escolar en educación media y tasa de participación escolar en educación básica. Estos datos constituirán el cuarto apartado de la dimensión Educación formal del Capital Humano del hogar.

d) Tasa de participación escolar:Como se ha anticipado por medio de este indicador se sabrá cuántos de los niños y jóvenes, que poseen edad de estudiar lo están haciendo efectivamente. De esta forma, se han construido tres indicadores: La tasa total de par-ticipación escolar, que considera a todos los que están estudiando con relación al total de personas, en el tramo de edad que va desde los 6 a los �8 años. Por otra parte tenemos la tasa de participación escolar para enseñanza básica que considera a las personas en el tramo de edad entre 6 y �3 años. Y finalmente la tasa de participación escolar media que ve la situación de esta variable para los jóvenes entre �4 y �8 años, es decir, en edad de cursar la enseñanza media. De esta forma, si observamos la tasa total de participa-ción escolar nos encontramos con que esta es del 87,4%, porcentaje que representa la porción de personas que asisten a establecimientos educacionales en el tramo de edad mencionado (6 a �8 años).

Si ahora observamos la misma tasa pero para lo que refiere específicamente a la educación básica tenemos que el porcentaje se empina por sobre el 96,2%. Observa-mos que ambos porcentajes analizados para esta variable aparecen como sumamente altos, dando indicios respecto de la valoración que, al parecer, hacen las familias de campamentos respecto de la educación de sus hijos, man-dándolos masivamente al colegio, tal vez vislumbrando en la educación formal que se recibe un mecanismo de movilidad e integración social.Como era esperable la realidad se muestra un tanto dife-rente cuando analizamos el caso de la educación media observando que la participación escolar para este seg-mento es del 68,8%, porcentaje más bajo que los ante-riormente vistos, pero que no aparece como demasiado reducido considerando la realidad de los campamentos y los bajísimos niveles educacionales que presentan los adultos en éstos. Sin duda la participación escolar para este tramo se muestra como más baja dado que los jóve-nes que están en este tramo de edad (�4 a �8 años) repre-sentan una fuerza laboral que puede ser utilizada por muchos hogares de campamentos.

2.Capital familiar

Dentro de los activos que podemos denominar como “intangibles”, según la distinción de C. Moser, se encuen-tra la dinámica familiar o bien, el clima familiar. Al res-pecto, hogares que poseen buenas relaciones familiares y a la vez buenas relaciones de éstos con su entorno, tienen mejores posibilidades de reducir su situación de vulne-rabilidad. Según los datos de nuestra investigación, que cuentan con doce indicadores de medición del clima del hogar, los resultados descriptivos son los siguientes:

TABLA Nº 6

Clima Familiar

Hogares %

Malo 9 3,8

Regular 65 27,3

Bueno �64 68,9

TOTAL 238 100,0

De un total de 238 hogares de campamentos que conta-ban con padre y/o madre e hijos y/o nietos (éstos, con edad de iniciar un diálogo racional y no tan sólo afectivo con sus padres), un 68,9% de los hogares posee un clima familiar que para efectos de esta investigación, es consi-derado como bueno o aceptable. Por otro lado, un 3�,�% de los hogares restantes posee un clima familiar catalo-gado como regular o malo. Es preciso rescatar que un

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porcentaje importante de estos hogares posee un clima familiar bueno, lo cual resulta relevante, en términos de que este activo intangible se constituye como un impor-tante reductor de la vulnerabilidad social que estos hoga-res padecen, principalmente en términos económicos. Para dar cuenta de la veracidad de la afirmación anterior, se relacionará el clima familiar con la situación de pobreza e indigencia en que se encuentran los hogares de campa-mentos.

TABLA Nº 7

Línea de Pobreza e Indigencia según Clima Familiara

Clima Familiar

Malo Regular Bueno TOTAL

Indigente 4 28 5� 83

44,4% 43,1% 31,1% 34,9%

Pobre no indigente 4 23 59 86

44,4% 35,4% 36,0% 36,�%

No pobre � �4 54 69

11,1% 21,5% 32,9% 29,0%

TOTAL 9 65 �64 238

�00,0% �00,0% �00,0% �00,0%a Valor p=0.02

Según los datos proporcionados por la tabla nº 7, a medida que el clima familiar mejora, se observa también una mejora en la situación socioeconómica de los hoga-res de campamentos, lo que se corrobora en dos ten-dencias importantes: la baja del porcentaje de hogares indigentes (pasa de 44,4% con Clima “Malo” a un 3�,�% con clima “Bueno”) y el aumento del porcentaje de hoga-res no pobres (de un ��,�% a un 32,9%). Si bien, la canti-dad de hogares con un clima familiar malo es pequeña y no permiten una lectura clara de la tabla, el paso desde hogares con clima familiar regular a hogares con un clima bueno dan cuenta de esta tendencia.

3.1. Capital social: Caracterización del tipo de lazos sociales que presentan los hogares de campamentos

El sociólogo Mark Granovetter, destaca la importancia de la estructura social, específicamente, de los lazos sociales que los individuos u hogares poseen para afrontar su con-dición de vulnerabilidad, mediante el uso de dichos lazos para el acceso a recursos monetarios o informacionales que permitan la movilidad social de estos grupos. Esta premisa justifica el interés que en esta investigación tiene el indagar acerca del tipo de lazos que poseen los hoga-res de campamentos, para poder caracterizar qué tipo de lazo predomina en los hogares de campamentos (en el caso de que existan), y en qué medida esto se relaciona con la situación de pobreza e indigencia en que dichos

hogares se encuentran.Las redes sociales favorecen los contactos y dan acceso a información, que puede ser redundante o bien, pueden abrir oportunidades y transformarse en activo familiar. Las redes en las cuales predominan los lazos débiles permiten acceso a información y contactos amplios. Los lazos fuertes, por otra parte, aquellos constituidos por los familiares, parientes, amigos y gente del vecindario, tien-den a generar información de carácter redundante que no permitiría la movilidad ascendente de los hogares.Veamos qué nos dicen los datos al respecto:

TABLA Nº 8

Tipo de Lazo Social (por hogar), y su Relación con la Situación de Pobreza

Clima Familiar

Ni Lazo Débil Lazos Fuertes Lazos Débiles TOTAL Ni Lazo Fuerte

Indigente 26 35 � 62

56,5% 33,0% 50,0% 40,3%

Pobre no �� 39 � 5�indigente 23,9% 36,8% 50,0% 33,�%

No pobre 9 32 4�

19,6% 30,2% 26,6%

TOTAL 46 �06 2 �54

�00,0% �00,0% �00,0% �00,0%

Como primer apartado relevante de esta tabla, cabe des-tacar que un 68,8% de los hogares posee lazos fuertes en términos significativos, versus, un 29,8% de los hogares que no poseen (significativamente) lazos fuertes ni débi-les. Tan sólo un �,3% de los hogares presentan lazos débi-les en términos significativos. Al respecto, cabe destacar dos datos importantes: En los hogares de campamentos predominan los lazos fuertes, como era de esperar en este tipo de asentamientos, socio económicamente bajos. Al respecto, Wormald et al, destacan que los sectores socioeconómicos bajos, “apelan a relaciones predominan-temente fuertes y homogéneas”, donde “es probable que tales vínculos operen como mecanismos de sobreviven-cia, dirigidos al sostenimiento de los niveles de consumo mediante intercambio de ayudas, pero que no oficien como promotores de movilidad ascendente”.Sin embargo, cabe destacar también que en un 29,8% de los hogares no existen lazos en términos significativos, es decir, son hogares que frente a determinadas necesida-des, materiales y sociales, no tienen a quien recurrir para pedir ayuda (entiéndase nuevamente, en términos signi-ficativos). Este grupo de hogares estaría constituido por hogares unipersonales, quizás más adultos. Este porcen-taje es preocupante, puesto que probablemente, son un grupo de hogares que se encuentran en alta vulnerabi-

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lidad a la pobreza o bien a la indigencia, ya que frente a una emergencia, son escasísimas las posibilidades de encontrar apoyo para afrontar dicha situación.Como era de esperar, el porcentaje de hogares que poseen lazos débiles en términos significativos es insignificante, lo cual nos dice que la realidad de los hogares de campa-mentos predominan los lazos fuertes, o bien, la inexisten-cia de lazos.La tabla muestra también la relación existente entre no poseer lazos, tener lazos fuertes o débiles, y la situación socioeconómica de los hogares. Al respecto, los porcen-tajes de hogares indigentes tienden a disminuir a medida que pasamos de no tener lazos a tener lazos fuertes, y de tener lazos fuertes a tener lazos débiles. La reducción significativa de indigencia se produce desde el paso de hogares que no tienen lazos a hogares que tienen lazos fuertes (paso desde un 56,5% a un 33%. Esto es correla-tivo con el aumento del porcentaje de hogares no pobres, que pasa de un �9,6% a un 30,2%, cuando los hogares poseen lazos fuertes).

3.2.Capital social asociativo

Otra dimensión importante del capital social de los hoga-res es la participación de éstos en asociaciones, por medio de alguno de sus integrantes2. Al respecto, los datos dan cuenta de una realidad al menos, particular.

TABLA Nº 9

Participación en Asociaciones

Hogares %

No participan 77 24,0

Participan en � asociación �00 3�,2

Participan en 2 asociaciones 87 27,�

Más de 2 asociaciones 57 �7,8

TOTAL 321 100,0

Según los datos de la tabla nº 9, un 24% de los hogares no participa en alguna asociación, un 3�,2% de los hoga-res participa en una asociación, un 27,�% en dos, y �7,8% participa en más de dos asociaciones, por medio de sus integrantes. Lo importante de rescatar es el alto porcen-taje de hogares en que al menos un individuo participa en alguna asociación, porcentaje que llega al 76%. Esto nos habla de que los hogares de campamentos son uni-dades mediana o altamente participativas, que se involu-cran principalmente en la junta de vecinos (con una tasa de participación del 5�,�%), en el comité de allegados del campamento (32,�%) o bien, en la directiva de curso de alguno de los educandos del hogar, o bien, en alguna ins-

titución religiosa, principalmente parroquias. El alto por-centaje de participación, específicamente, la que refiere a la junta de vecinos o al comité de allegados del campa-mento, son indicadores que evidencian que, en los cam-pamentos, la organización es un importante, cuando no esencial, amortiguador de la condición de vulnerabilidad en la que los hogares que pertenecen a éstos se encuen-tran. La organización vecinal en campamentos permite, efectivamente, que los hogares afronten su condición de precariedad material y de ingreso principalmente, ya que estos centros organizativos se enfocan a conseguir bene-ficios que mejoren la calidad de vida de los hogares que representan. Permite ser un vínculo eficiente entre las ins-tituciones que brindan oportunidades de desarrollo a los campamentos y los hogares de campamentos. Es importante ver también en este apartado, en qué medida se relacionan la participación en asociaciones de los hogares con la condición socioeconómica que poseen. Veamos la tabla.

TABLA Nº �0

Participación en Asociaciones y

Situación de Pobreza de los Hogares

Participación de Hogares en Asociaciones

Ninguna � Asoc. 2Asoc. Más de 2

Indigente 24 44 33 2�

31,2% 44,0% 37,9% 36,8%

Pobre no indigente 25 28 35 20

32,5% 28,0% 40,2% 35,1%

No pobre 28 28 �9 �6

36,4% 28,0% 21,8% 28,1%

TOTAL 77 �00 87 57

�00,0% �00,0% �00,0% �00,0%

Es interesante observar que los datos de esta tabla no dan cuenta de relación alguna entre la participación de hogares en asociaciones y la situación socioeconómica de éstos. Al respecto, puede verse que al aumentar la partici-pación en asociaciones, no aumenta ni disminuye tanto el porcentaje de indigentes, de pobres no indigentes como el de hogares no pobres, es decir, sus porcentajes tien-den a situarse muy cerca sobre un valor determinado. La pregunta es: ¿Qué explica el hecho de que estas dos variables no se encuentren relacionadas? No tenemos una respuesta certera, sin embargo, es probable que dos fac-tores influyan en esta no-relación. Por un lado, no debe olvidarse que estamos hablando de hogares que cuentan con ingresos muy bajos o bajos; la realidad de los ingre-sos en los hogares de campamentos en términos compa-

2 En lo específico, se consideró en la encuesta la participación activa en asociaciones.

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rativos es bajísima, y aunque un hogar de campamento se encuentre sobre la línea de pobreza, eso no significa que este hogar no sea pobre o bien, o en otros términos, el 28,3% de hogares no pobres existentes en campamen-tos poseen ingresos aún precarios y en general son aún altamente vulnerables a la condición de pobreza o de indigencia, por lo cual se justifica la necesidad de seguir participando en asociaciones, para amortiguar esta con-dición de vulnerabilidad, a pesar de encontrarse en una situación de no pobreza. Otro factor importante es la propia lógica organizativa, la cual, si bien tiene su origen en la necesidad de afrontar la alta vulnerabilidad de estos hogares, no implica que dicha lógica se destruya auto-máticamente en la medida que dicha vulnerabilidad se reduzca. Dentro de las asociaciones se crean también vín-culos sociales afectivos que acumulan saberes, emocio-nes y experiencias, por lo cual la lógica organizativa no se explicaría solamente por la necesidad material. En fin, este es un tema complejo, que da cabida para el desarro-llo de futuras investigaciones.

4.Capital físico

Los bienes materiales que los hogares poseen en sus viviendas, tales como una radio, una lavadora, una bici-cleta o bien algún artefacto electrónico, pueden conver-tirse en activos-capitales en la medida que los integrantes del hogar puedan movilizarlos, en caso de alguna emer-gencia monetaria o de otro tipo, para poder así afrontar la situación de vulnerabilidad en que se encuentre el hogar frente a dicho evento. Bajo esta perspectiva, denominamos capital físico a cual-quier bien material del hogar que pueda ser tranzado, y que se pueda obtener algún beneficio monetario o de otro tipo, en la búsqueda del hogar de reducir la condición de vulnerabilidad en que se encuentren. La realidad de los hogares de campamentos es precaria en términos de los ingresos monetarios. Esta evidencia nos dice, por lo tanto, que la capacidad de dichos hogares para acumular bienes materiales es escasa, debido a sus escasos ingresos. Para conocer si esta situación se da en los hogares de campamentos, se construyó el Índice de capital físico (las consideraciones metodológicas de este índice se encuentran en el anexo). Los datos que mues-tran dicho índice, tienden a afirmar lo anterior.

TABLA Nº ��

Índice de Capital Físico del Hogar

Hogares %

Capital bajo 77 24,0

Capital medio �00 3�,2

Capital alto 87 27,�

TOTAL 321 100,0

Los datos de la tabla nº ��, nos muestran que un 65,4% de los hogares posee un capital físico bajo, un 33,6% de los hogares posee un capital físico medio, y solamente un 0,9% de los hogares posee un capital físico alto. Efec-tivamente, la mayoría de los hogares de campamentos posee un capital físico (transable) bajo, es decir, acu-mulan escasos bienes que puedan ser intercambiables. Esta información también es corroborada por la correla-ción, estadísticamente significativa, existente la cantidad de bienes-activos transables del hogar y su situación de ingreso monetario, correlación cuyo valor es r = 0.36 (sig. = 0.00).

5.Capital trabajo En este apartado se analizarán los hogares de campamen-tos en términos de lo que se ha caracterizado como el capital trabajo, esto visto tanto por el número de perso-nas que trabajan en el hogar. Específicamente los indica-dores a utilizar serán número de personas que trabajan en el hogar.

TABLA N° �2

Nº Personas que Trabajan

Hogares %

Ninguna 52 �6,2

� persona �70 53,0

2 personas 72 22,4

Más de 2 personas 27 8,4

TOTAL 321 100,0

Como se puede observar en la tabla de frecuencias prece-dente existe un �6,2% de hogares de campamentos de la R.M. que no posee ninguna persona trabajando, un 53% posee a � persona trabajando, mientras que el 30,8% de éstos posee 2 ó más personas trabajando.Si ahora profundizamos en este análisis y vemos la rela-ción existente entre el número de personas trabajando en el hogar y la situación de pobreza e indigencia nos encontramos con que los hogares donde no trabaja nin-guna persona, o donde trabaja sólo � persona tienen mayor probabilidad de estar en una situación de indi-gencia. Observándose que el porcentaje de indigentes va bajando a medida que avanzamos en las categorías que representan a más personas trabajando en el hogar (ver tabla n°�3).

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TABLA N° �3

Nº de Personas que Trabajan por Hogar

y Situación de Pobreza

Nº de Personas que Trabajan en el Hogar

Ninguna � Asoc. 2Asoc. Más de 2

Indigente 46 60 �4 2

88,5% 35,3% 19,4% 7,4%

Pobre no indigente 6 67 26 9

11,5% 39,4% 36,1% 33,3%

No pobre 43 32 �6

25,3% 44,4% 59,3%

TOTAL 52 �70 72 27

�00,0% �00,0% �00,0% �00,0%

Esto resulta lógico dado que al haber más personas tra-bajando en el hogar, existen mayores probabilidades de obtener ingresos que hagan salir de la condición de pobreza a las familias.

III. CONCLUSIONES DE LA INVESTIGACIÓN

Las conclusiones de esta investigación se presentarán en tres apartados, que darán cuenta 1) Del estado en que se encuentran los hogares de campamentos en tér-minos de sus capitales (Conclusiones descriptivas), 2) De la relación existente entre dichos capitales y la situación socioeconómica de los hogares de campamentos (conclu-siones relacionales), y por último 3) De la situación global de los hogares de campamentos de la R.M. (Conclusiones generales).

III.�.CONCLUSIONES DESCRIPTIVAS

• La realidad de los hogares de campamentos es de extrema pobreza (un 38% de indigentes y un 71,6% de pobres en general).Es aquí donde se concentra la pobreza dura, hogares indi-gentes y pobres que principalmente son medianamente jóvenes con hijos de corta edad.

• La realidad de los hogares de campamentos se pre-senta como altamente precaria en términos de su capital humano, de su capital trabajo y de su capital físico, evi-dencia que se atenúa en el caso del clima familiar.En los hogares de campamentos, los adultos presentan un nivel educacional precario, los cual se corresponde con las escasas posibilidades de tener un empleo estable y sueldo fijo. Son hogares que viven del “pololito”, del microcomercio, del trabajo en la construcción o como recolector, o simplemente, son hogares que sobreviven de la mera asistencia, institucional o solidaria. Sus esca-

sas oportunidades de trabajo, unidas a sueldos míseros de aquellos que los poseen, se traducen en una escasa capacidad de acumular bienes para el hogar. Sin embargo, el clima familiar que muestran estos hogares tiende a ser aceptable, lo cual puede ser positivo para aunar fuerzas en el hogar y amortiguar la condición de alta vulnerabi-lidad en que se encuentran. Un anhelo de esperanza se encuentra en el hecho de que los niños en edad de estu-diar efectivamente lo están haciendo, ya que las tasas de participación escolar son altas, lo cual da cuenta de un capital humano “a futuro”, que probablemente será mejor que el de sus padres (ojalá puedan llegar lo más lejos posible).

• No obstante, los hogares de campamentos presentan una gran riqueza en términos de su capital social aso-ciativo, aunque en sus redes sociales priman los lazos fuertes, esto es básicamente la primacía de vínculos con personas cercanas, tales como vecinos y familiares. Otra forma de afrontar o bien de reducir su condición de hogares altamente vulnerables es el alto capital social asociativo que en general poseen. La participación per-mite acceder a beneficios materiales, además que permite la integración social de los integrantes del hogar en el campamento. En caso de problemas urgentes, recurren principalmente a sus familiares, por lo cual, las posibili-dades de acceso a información y contactos provechosos para mejorar la situación son escasas.

III.2.CONCLUSIONES RELACIONALES

• La educación formal, el clima familiar, la presencia o ausencia de lazos, el capital físico y el capital trabajo son variables que están relacionadas (cada una por separado) con la situación socioeconómica de los hogares en cam-pamentos.

• Por el contrario, el capital social asociativo de éstos no está relacionada con la situación socioeconómica de los hogares.

III.3.CONCLUSIONES GENERALES

La experiencia de visitar un campamento por primera vez no es fácil para quien no acostumbra a saber y a vivir ese tipo de realidad. Una sensación de impotencia, rabia y culpabilidad suelen ser las primeras emociones. Encon-trarse con tanta pobreza en un solo lugar es chocante para cualquiera; comienza a hablarse de miseria, margi-nalidad, ignorancia, debilidad, etc. Un montón de epítetos negativos, y pareciera ser que estas palabras negativas sólo describirían un 50% de lo que es un campamento como realidad socio-espacial. Es preciso reconocer que la precariedad material es una característica predominante en los campamentos, sin

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embargo, éstos poseen ventajas comparativas en relación a otro tipo de asentamiento de hogares en condiciones socioeconómicas similares. Al respecto, los campamentos aparecen como realidades mediana o altamente organi-zadas, capaces de afrontar la precaria situación material en la que se encuentran. Las juntas de vecinos y los comi-tés de allegados cumplen funciones importantísimas en la constitución y desarrollo de la organización en cam-pamentos, así como lo es también la disposición a par-ticipar de los habitantes de campamentos, no sólo en búsqueda de intereses personales sino también colecti-vos. Ejemplo de esto son las radicaciones de campamen-tos, logros colectivos que traen beneficios individuales también.Una segunda conclusión importante compete a la doble condición homogeneidad/heterogeneidad que presentan los campamentos. En términos generales, la mayoría de los campamentos están bajo la línea de pobreza, y bajo esa perspectiva, son una realidad homogénea. La alta participación en asociaciones es también una caracterís-tica transversal a los campamentos, independiente de sus diferencias, lo cual también da cuenta de una cierta homogeneidad. Los campamentos también son realida-des heterogéneas, heterogeneidad que se presenta tanto entre hogares de un campamento, como entre campa-mentos. En un campamento es posible encontrar familias muy nuevas y muy antiguas, viviendas de madera sin ais-lamiento y viviendas de cemento consolidadas. Familias bajo la indigencia vecinas de familias no pobres, etc... Respecto a campamentos, la heterogeneidad se mani-fiesta principalmente a través del indicador ingreso, esto, en términos relativos. Existen campamentos muy nuevos con hogares jóvenes y muy pobres y campamentos más antiguos con hogares más viejos y situación menos pobre. Las formas de inserción laboral característica de los cam-pamentos son diversas, y éstas dependen del contexto geográfico y de estructura de oportunidades en que se encuentre rodeado el campamento. Es así como tenemos campamentos donde la mayoría vive de la basura (Nueva Andrés Bello, al lado de un vertedero), y campamentos donde la mayoría trabaja como sirviente o empleado, puertas afuera o adentro, de hogares con buena situación económica (Las Lomas I y San Antonio). Cabe destacar el hecho de que la doble condición homogeneidad/heterogeneidad no es excluyente, ya que los puntos de vista para realizar esta aseveración son distintos (pero no por eso menos válidos).¿Son los campamentos una realidad en tránsito?, al pare-cer No. Los campamentos distan de serlo si es que tene-mos a hogares de campamentos que han permanecido en promedio 7,8 años. Si los campamentos fueran una realidad en tránsito, muchos de ellos habrían desapare-cido hace mucho tiempo, pero esto no ha ocurrido. Los campamentos permanecen, aunque exista un porcentaje mediano de movilidad de hogares desde y hacia los cam-

Bibliografía

- Cea d’ Ancona, Mª de los Angeles; Metodología cuantitativa de investigación, Madrid, �996.- Ariztia, Tomas & Tironi, Manuel; Catastro nacional de campamentos 2002, CIS, 2002.- Wormald, Guillermo & Kaztman, Ruben (coordinado-res); Trabajo y ciudadanía, Cebra, 2002. - Mideplan; Dinámica de la pobreza: resultados de la encuesta panel �996-200�, www.mideplan.cl, 200�. - Del campo, Paula & Concha, Mª José; Estudio Descrip-tivo de la Situación Post Erradicación de Campamen-tos en la Región Metropolitana, CIS, 200�.- Celade; Población y Vivienda en Asentamientos pre-carios, �998.- Kaztman, Rubén; Notas sobre la medición de la vul-nerabilidad social en las encuestas de hogares. 2000.Mideplan; Síntesis de los principales enfoques, méto-dos y estrategias para la superación de la pobreza. www.mideplan.cl, 2002.

Ficha Técnica

Diseño Metodológico : Carácter cuantitativoTipo de estudio : Descriptivo – explicativoUnidad de análisis : 3. Hogares de campamentos, Jefes de hogar e individuos de campamentos.

Diseño muestralCarácter probabilístico, representativo de �2.000 hogares de campamentos de la R.M, con un error muestral asociado de 5,4% (poblaciones finitas).Técnica de recolección de información: Encuesta com-puesta de 68 preguntas cerradas, aplicadas cara a cara.Muestreo : Bietápico. �) La R.M. fue dividida en cuatro conglomerados zonales: Nor poniente, nor oriente, sur poniente y sur oriente.2) Dentro de cada zona fueron seleccionados 3 campamentos de acuerdo al siguiente criterio : campamentos chico (20-50 casas), medianos(5�- �50 casas) y grande (más de �50 casas). Se seleccionaron en total �2 campamentos de la R.M, aplicándose a 32� hogares, con un total de �.344 casos.

pamentos.Por último, los datos proporcionados dan cuenta de hoga-res de campamentos con escasos ingresos y alto capital social asociativo. Si comparáramos esto con lo que sucede en los conjuntos habitacionales del MINVU para hogares de escasos recursos, cabe preguntarse, ¿sucede lo mismo? El estudio post- erradicación de P. Del Campo y de M. Concha dicen que no. Es por esto que los campamentos son una realidad socio- espacial, de constitución e histo-ria, muy particular.

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Las reflexiones en este artículo están motivadas por la petición de la editora de la revista -a quién desde ya le agradezco esta oportunidad- de exponer algunas ideas sobre la vulnerabilidad social que enfrentan las familias pobres en Chile. Ello a partir del trabajo que, junto con otros autores, desarrollamos en el libro “Trabajo y Ciuda-danía” publicado el año recién pasado y que ha servido como marco de referencia para una investigación sobre la dinámica de la pobreza en algunos campamentos de la Región Metropolitana, realizada dentro del programa “Un Techo Para Chile”. Dado que esta última investigación se concentra en una descripción de los aspectos microso-ciales que caracterizan a las familias que viven en dichos campamentos (tales como: El capital humano, social y familiar con que ellos cuentan, la dinámica y el ciclo fami-liar, entre otros) me han pedido referirme a los aspectos macrosociales que tienen influencia en la condición de vulnerabilidad de los grupos pobres.

I. LA POBREZA COMO UNA CONDICIÓN DE VULNERA-BILIDAD SOCIAL

Según recientes estimaciones, un 34,6% de la población en América Latina aún vive en condiciones de pobreza, vale decir, perciben ingresos -medido como ingreso fami-liar per cápita- que se ubican por debajo de la línea de pobreza en sus respectivos países (Castro, 2003)�. En

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el caso de Chile, como bien sabemos, esta proporción es menor alcanzando a un 20,6% del total de la pobla-ción del país (CASEN 2000). Si bien estas cifras permiten dimensionar la magnitud del problema que tenemos por delante, tienen la limitación de reducirlo a un aspecto puramente material que conduce -en algunos casos- a una comprensión relativamente mecánica de algo que se asume como una condición social más o menos homo-génea. Se es o no pobre según se esté por encima o por debajo de una determinada condición de ingreso. La razón para ello es que se piensa que la pobreza es, primero y fundamentalmente, una situación de carencia material. Sin negar la importancia de esta dimensión, son muchos los trabajos -incluido el nuestro- que han puesto de relieve el carácter multifacético, heterogéneo y más bien diná-mico del problema que nos preocupa. Como señalábamos en el libro que mencionamos al inicio de este artículo, si bien la pobreza refiere a un problema de carencia de recursos materiales -especialmente ingreso- para satis-facer las necesidades mínimas de los miembros de un hogar, encierra un problema más complejo que se rela-ciona con las consecuencias que tiene el funcionamiento del sistema económico y social sobre las oportunidades de integración al empleo y al bienestar social de los dife-rentes segmentos sociales, incluido naturalmente los más pobres. Por eso, hoy en día, la comprensión del fenómeno

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE POBREZA Y VULNERABILIDAD SOCIAL

Desde un enfoque macro social, el sociólogo Guillermo Wormald analiza la vulnera-bilidad de los grupos más pobres de la sociedad chilena. Para ello se refiere a tres aspectos principales: El primero, relacionado con la necesidad de asumir un enfo-que que considere las complejidades del fenómeno de la pobreza y que permita abordar de un modo más integral las acciones y proyectos que se realizan para su superación. El segundo, orientado a resaltar la importancia de la articulación de los aspectos micro y macro sociales que definen la condición de vulnerabilidad a la pobreza de las personas y familias de escasos recursos. Y, por último, una sección destinada a destacar algunos aspectos que -en el caso de Chile- contribuyen a alen-

tar los esfuerzos existentes para combatir este ineludible problema social.

Guillermo Wormald

Sociólogo y Profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile

1 Según las estimaciones del autor y considerando 17 países del continente, alrededor de 180 millones de personas de América Latina vivían bajo la línea de la pobreza en 1998. De éstos, 102 millones vivían en áreas urbanas y 78 millones lo hacían en áreas rurales.

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de la pobreza y sus posibles causas hay que asociarlo a las oportunidades de inclusión/exclusión que brindan el mercado, el estado y la propia sociedad en el marco de un proceso de desarrollo crecientemente global que, en el caso de un país como el nuestro, ha redefinido los canales y formas institucionales de integración social.Dentro de esta perspectiva el análisis de la pobreza reconoce dos dimensiones centrales. Por una parte, una dimensión macrosocial referida a la oferta institucionali-zada de oportunidades de integración social al trabajo/empleo, educación, salud y previsión social, entre otras y, por la otra, una dimensión micro social relacionada con los recursos y capacidades que tienen y movilizan los pobres para aprovechar estas oportunidades. Cabe seña-lar que ambas dimensiones están estrechamente rela-cionadas. Las oportunidades, si bien tienen un carácter objetivo, sólo logran concretarse si las personas tienen capacidad de reconocerlas y aprovecharlas. En consecuencia, el enfoque que proponemos, pone de relieve la importancia de centrar el análisis de la pobreza y de las acciones para combatirla en la oferta de oportu-nidades de integración social y en los recursos y capaci-dades que tienen las personas y sus familias para acceder a ellas; vale decir, transformarlos en activos. Esta relación es por definición dinámica y cambiante y a ella se asocia el riesgo de permanecer o caer en una situación social de pobreza. La pobreza, por lo tanto, más que una simple condición de carencia material es una condición dinámica de vulnerabilidad social definida por el riesgo que enfren-tan algunas personas y hogares de no ser capaces de mantener o mejorar sus ya precarios niveles de inserción y bienestar social.Esquemáticamente esto puede ser graficado del siguiente modo:

Por lo tanto, desde esta perspectiva, lo importante para estimar la condición de vulnerabilidad de los pobres es reflexionar acerca de la relación entre ambas dimensio-nes teniendo siempre presente que los pobres no confor-man una categoría homogénea y que se enfrentan a un entorno cambiante que puede dificultar o favorecer sus oportunidades de integración social. Sin embargo, en lo que sigue, sólo quisiera señalar algunos aspectos gene-rales de esta relación a partir de la evolución que ha experimentado la estructura de oportunidades (dimen-sión macro) durante la última década, especialmente en el ámbito urbano.

II. EVOLUCIÓN DE LA ESTRUCTURA DE OPORTUNI-DADES Y VULNERABILIDAD SOCIAL DE LOS POBRES URBANOS

Como bien sabemos, uno de los cambios más significa-tivo ocurridos en el seno de la sociedad chilena durante las últimas dos o tres décadas, ha sido el cambio de orientación en el modelo de desarrollo. El actual modelo supone la apertura a la competencia en un mundo cada vez más global el cual, va imponiendo ciertas reglas de funcionamiento a las economías y sociedades -que como la nuestra- lo asumen como camino de crecimiento e inte-gración social.Desde el punto de vista que nos interesa, este cambio ha estado marcado por la creciente centralidad que ha ido adquiriendo el capital privado y el mercado como ofe-rentes de oportunidades de integración social. Ellos han tendido a complementar la acción que tradicionalmente desarrollaba el Estado en la provisión de bienestar social,

Nivel Micro Social Nivel Macro Social (Recursos y capacidades de personas y hogares) (Estructura de oportunidades institucionales)

a) Capacidades de las personas: a) Mercado de trabajo • Ej. capital humano del jefe de hogar, su cónyuge y de los otros miembros b) Oferta de salud b) Recursos de los hogares • Materiales c) Oferta de educación • Capital trabajo • Capital social y familiar d) Oferta de previsión y seguridad social • Capital cultural c) Estrategias de movilización de los recursos e) Capital social comunitario personales y de los hogares. Capacidad de movilización de recursos (ie transformación en activos) para acceder a oportunidades sociales.

Vulnerabilidad Social a la Pobreza (Riesgo de las personas y de sus hogares a permanecer o caer en una condición de pobreza)

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lo cual se ha traducido en una ampliación de la estruc-tura de oportunidades y en una redefinición de las formas de integración social. En la práctica, el nuevo modelo ha generado una estructura segmentada de acceso al bien-estar social conforme a la condición socioeconómica de cada cual que encierra el peligro de acentuar los niveles de desigualdad social.

a) Oportunidades de educación y vulnerabilidad

Como aparece en el diagrama anterior, uno de los recur-sos fundamentales para incrementar el acceso al bienes-tar y reducir la condición de vulnerabilidad de los pobres se relaciona con las oportunidades de incrementar el capi-tal humano de cada cual mediante la inversión educacio-nal. Sin embargo, como lo muestra la experiencia en las sociedades desarrolladas, es importante considerar que la educación, por una parte, se constituye en una herra-mienta privilegiada para promover la igualdad de oportu-nidades y mejorar las formas de integración social y, por la otra, también contribuye a reproducir la desigualdad social en la medida que el acceso a ella esté directamente afectado por la condición socioeconómica preexistente. La situación en nuestro país tiende a ratificar esta expe-riencia.En efecto, a lo largo de estas últimas décadas se ha pro-ducido una importante expansión de las oportunidades educacionales que ha tendido a incrementar los niveles de escolaridad de la población en su conjunto. Ello ha repercutido en una importante mejoría intergeneracional en los niveles de escolaridad. De hecho, si comparamos - a partir de los datos aportados por una encuesta reciente - los niveles educacionales de los entrevistados con aque-llos alcanzados por sus padres se puede concluir que el 42% de ellos mantiene el piso de educación heredado de sus padres, alrededor de un 50% lo aumenta y sólo un 9% lo disminuye, situación que tiende a ser más favora-ble en el caso de la población más joven. Asimismo, del total de entrevistados con padres con educación secun-daria incompleta, más del 50% avanzó respecto al nivel de sus padres completando la secundaria o alcanzando el nivel post-secundario. Finalmente, en la generación de los más jóvenes (ie. 24 a 35 años), un tercio de los que alcan-zan educación post-secundaria tienen padres con niveles educacionales bajos (ie. primario o menos)2. De algún modo esto grafica el alto valor que se le asigna a la educa-ción en el país y el gran esfuerzo educacional que hacen

los padres por educar a sus hijos, especialmente en los hogares pobres. Sin embargo este proceso se ha visto contrabalanceado por un acceso fuertemente segmentado a las oportunida-des de educación y por un proceso de devaluación educa-tiva que afecta negativamente a las personas de menores recursos restringiendo sus posibilidades de integración y movilidad social. En general los miembros de hogares de menores recur-sos y con una baja dotación de capital social y cultural -y por lo tanto con una menor dotación de información y contactos- acceden a establecimientos educacionales con menores recursos y que brindan oportunidades educacio-nales más limitadas. Los datos señalan que, en �998, un 62,9% de los alumnos que asistían a los establecimientos que se ubicaron en el cuartil más alto de rendimiento de la prueba SIMCE -aplicada a nivel nacional para los alum-nos que asisten a segundo medio- provenían de familias de altos recursos, contra sólo un 3,0% que provenían de familias de escasos recursos. Ello significa que el apren-dizaje y rendimiento académico, de los mismos años de estudios, es muy diferencial según el tipo de estableci-miento y la condición socioeconómica de origen. A esto se suma que la escolaridad promedio que alcanzan los miembros de los hogares más pobres es significativa-mente menor que la de los estratos superiores y que la tendencia durante la década de los años 90 ha sido hacia una ampliación de esta diferencia3.De este modo, los efectos específicos de igualación de oportunidades que entrega la educación están fuerte-mente determinados por el grado de cobertura y calidad del sistema educacional. En el caso nuestro, las desigual-dades en la calidad de la provisión educacional -y por lo tanto de los logros educacionales- tienen efectos en la reproducción de la vulnerabilidad social de los grupos de menores recursos.Por otra parte, el aumento de los años de escolaridad de la población en general se ha traducido en un proceso de devaluación educativa que tiende a erosionar este mismo logro. Un reciente estudio realizado sobre la base de los últimos datos censales concluye que: “La educación básica y media incompleta conduce cada vez más a categorías laborales de no calificado. En �992, un 30,5% de las personas con educación básica completa era trabajador no calificado; en el año 2002, un 42,6% de los ocupados con educación básica están en empleos no calificados. Por otra parte, en �992 un cuarto de las

2 Estos datos provienen de una encuesta de movilidad social realizada en el Instituto de Sociología de la Universidad Católica de Chile en año 2000. Esta encuesta se aplicó a una muestra aleatoria de 3500 jefes de hogar varones de entre 24 y 69 años de edad representativa a nivel nacional, salvo las regiones XI y XII no consideradas en el estudio.3 En 1998 el promedio de escolaridad que alcanzaban los miembros de los hogares pobres (quintil 1) de la Región Metropolitana era de 8,3 años de estudio, en tanto que los del quintil 5 (superior) alcanzaban un promedio de 13,4 años. Por su parte, la diferencia en el promedio de escolaridad que alcanzaban unos y otros aumentó a favor del quintil superior de 4,5 años en 1990 a 5,1 años en 1998 (G. Wormald, et al, 2002).

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personas con educación media-humanista completa acce-día a “empleos de oficina; en 2002 sólo lo hace un �5.0%( Herrera, S y Valenzuela E, 2003).De este modo, crecientemente la barrera educacional que es necesario superar para obtener una inserción laboral de buena calidad tiende a ser la educación media com-pleta, logro que aún es difícil de alcanzar para muchos de los miembros de los hogares de menor condición socioeconómica. De hecho la OIT (�998) señala que, dada la cobertura educativa actual, un joven chileno que no haya concluido la educación secundaria tiene pocas posi-bilidades de percibir ingresos que superen la línea de pobreza.

b) Oportunidades de trabajo y vulnerabilidad

Un segundo factor macrosocial de vulnerabilidad a la pobreza se relaciona con el funcionamiento actual del mercado de trabajo.Como bien se sabe el acceso al trabajo y la movilización del recurso-trabajo de los hogares (ie de los miembros del hogar que pueden y están en condiciones de trabajar) es el activo más importante para reducir la vulnerabilidad a la pobreza. Según datos de la CASEN, 2000, el 82,2% del total de los ingresos que reciben los hogares del quintil � (más pobre) provienen del trabajo de sus miembros. Por otra parte, es un hecho que los hogares en los cuales tra-bajan más de una persona reducen significativamente su vulnerabilidad a la pobreza. Sin embargo, la estructura de oportunidades de trabajo a lo largo de la década del 90 ha evolucionado de un modo desigual afectando las posibilidades de integración de los más pobres. Los datos señalan que a lo largo de períodos de crecimiento y expansión de la demanda de trabajo (Ej. �990-96) las tasas de desempleo son signifi-cativamente más altas entre los trabajadores y jefes de hogar de los quintiles inferiores. Naturalmente este fenó-meno se refuerza durante períodos de contracción econó-mica (Ej. �998-2000)4. Los datos también señalan que si bien la incorporación de las mujeres al trabajo ha sido creciente a lo largo de la década, ella ha sido muy diferencial por condición socioeconómica de los hogares. En general, en los hoga-res más pobres, la proporción de mujeres que trabajan -o que pueden trabajar dado las limitaciones que enfren-tan en sus propios hogares y en el mercado de trabajo-

es mucho menor que en los hogares de mejor condición socioeconómica. A esto se agrega que cuando trabajan, por lo general reciben una menor remuneración que los hombres por su trabajo, cuestión que se agrava si se piensa que la proporción de hogares urbanos indigentes y pobres encabezados por mujeres ha tendido a aumentar entre �990 y �999 (I. Arriagada,op-cit.). Finalmente, los datos censales indican que muchas mujeres trabajadoras, al igual que los hombres, lo hacen fuera de su comuna de residencia lo que les dificulta la compatibilidad entre familia y trabajo.Por otra parte, a lo largo de estos años se ha producido una expansión de los buenos y de los malos empleos, lo cual no ha estado necesariamente ligado a los períodos expansivos o recesivos de la economía. Es así como la proporción de trabajadores urbanos en ocupaciones sin un contrato escrito de trabajo aumentó sostenidamente desde un �4,2% a comienzos de la década hasta un 2�,6% al término de la misma. Algo similar ocurrió con la pro-porción de los que no cotizan previsionalmente. Y, como era de esperarse, son lo trabajadores pertenecientes a los hogares de menores recursos los que acceden en mayor proporción a este tipo de empleo (G.Wormald, et. al, 2002). Cabe señalar que la mayor precarización del empleo ocurre al interior de los sectores de la construc-ción, transporte, comercio y servicios personales que son de los más dinámicos en término de la generación de empleo y en los cuales se concentra una alta proporción de trabajadores de menores recursos y baja calificación.La implicancia de este fenómeno es que crecientemente se observa -tanto en las empresas grandes y muy espe-cialmente entre las chicas y los trabajadores informales por cuenta propia- un paulatino divorcio entre el acceso al ingreso y a la protección social que usualmente proveía el trabajo. Hoy, especialmente en períodos de crecimiento, es posible que los miembros de los hogares pobres acce-dan a trabajo que brindan ingresos más o menos adecua-dos. Sin embargo, nada garantiza que eso se traduzca en un acceso a la protección social. Esos trabajos, amén de inestables, pueden ser precarios y desprotegidos lo que es particularmente preocupante cuando afecta al jefe de hogar. Esta es una de las razones de por qué la medición de la pobreza cuando se hace, sólo en términos de ingreso, es limitada. Vale decir, en las condiciones de funcionamiento económico actual, es perfectamente posible que se dé una situación de reducción de los niveles absolutos de

4 Según datos de la CASEN, en 1996, la tasa media de desempleo entre los trabajadores de la Región Metropolitana era de 5,0%, en tanto que entre los trabajadores del quintil inferior esta tasa subía hasta un 14,2%. En 1998, la tasa media había subido a 9,7% y la de los trabajadores más pobres hasta 31,4%.

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Algunas reflexiones sobre pobreza

y vulnerablidad social

pobreza (% de hogares sobre la línea de pobreza) pero en el marco de un aumento de su vulnerabilidad social. De aquí la importancia de avanzar hacia una mayor fle-xibilización del mercado de trabajo (en aras de la mayor competitividad) sin que ello implique una mayor precari-zación del empleo. De lo que se trata, como bien lo ha planteado la OIT, es de la generación de trabajos “decen-tes” en aras de maximizar las oportunidades de integra-ción social.

c) Factores demográfico y culturales que afectan el capital social de los pobres

Del diagrama presentado con anterioridad también se desprende que otros recursos importantes para reducir la vulnerabilidad a la pobreza son el capital social y fami-liar con que cuentan los hogares, así como también la dinámica y estructura familiar. Mirado desde un punto de vista macrosocial, estos recursos están afectados por ten-dencias sociodemográficas y aspectos culturales que son necesarios de considerar.Los datos señalan que, especialmente en el ámbito urbano, la proporción relativa de familias extendidas ha tendido a decrecer al igual que las familias compuestas, en tanto que se tiende a consolidar como tipo dominante la familia nuclear (padre, madre e hijos) y a aumentar los hogares unipersonales. Asimismo, se constata que el tamaño medio de los hogares urbanos ha tendido a decrecer, tanto en los sectores altos como en los bajos (I.Arriagada, 200�). Si bien existen antecedentes que señalan que el menor tamaño relativo de los hogares está relacionado con una mayor probabilidad de situarse por encima de la línea de pobreza (R. Castro, 2003), las ten-dencias anteriores también indican una posible erosión del capital familiar en la medida que los nuevos núcleos son cada vez más reducidos. Desde el punto de vista del capital social existen, a lo menos, dos consideraciones relacionadas con aspectos macrosociales que lo pueden afectar. Una es la tendencia hacia una creciente segmentación urbana que puede contribuir a un mayor “aislamiento” relativo de los grupos más pobres (P. Sabatini, et.al, 2000). Se sabe que los grupos sociales de menores recursos tienden a constituir redes relativamente homo-géneas (fundadas en vínculos fuertes entre parientes y amigos cercanos) que son un apoyo real, especialmente en momentos de crisis. Sin embargo, estas redes son pobres en proveer información y contactos para mejorar sus condiciones de integración social. El problema es que la tendencia a constituir áreas urbanas de “pobres rodea-das de pobres” acrecienta la homogeneidad de las redes.

La otra es la tendencia -relacionada con la anterior- hacia el incremento de la desconfianza social. Esto ocurre, tanto al interior de los grupos de menores recursos, como entre ellos y el resto de la sociedad. Los datos muestran que nuestra sociedad se caracteriza por altos índices de des-confianza social, y ésta, tiende a ser mayor entre los estra-tos más bajos. Este fenómeno se ha visto agravado por el aumento de los índices de criminalidad que afecta tanto a pobres como a no pobres y que lleva a reforzar com-portamientos de mayor aislamiento social. Casas enreja-das en un caso y condominios con guardias privados en el otro son ejemplos visibles de una sociedad marcada por la desconfianza social. Adicionalmente, el mayor ais-lamiento y la criminalidad -que en el inconsciente colec-tivo se vincula con pobreza- alientan una estigmatización de los pobres por parte de los no pobres la que, en defi-nitiva, aumenta las distancias sociales.

III. REFLEXIONES FINALES

Hasta aquí hemos destacado algunos nudos problemá-ticos que apuntan a la relación entre aspectos micro y macro sociales que afectan la vulnerabilidad a la pobreza de las personas y sus hogares. En lo que sigue, me interesa extraer algunas conclusiones y señalar algunos hechos alentadores que contribuyen a reducir los factores de vulnerabilidad de las familias pobres en nuestro país.La perspectiva en que nos hemos situado conduce a tomar consciencia que, si bien los pobres son sujetos activos de su propio desarrollo, existe un conjunto de factores micro y macro sociales que interactuan de un modo dinámico y que pueden favorecer u obstaculizar el esfuerzo que ellos despliegan para superar su condición de inserción social.Desde un punto de vista macrosocial, el factor clave para la ampliación de la estructura de oportunidades -especial-mente en el caso de una sociedad de mercado como la nuestra- es el crecimiento económico. Sin embargo, es importante comprender que la pobreza no es sólo una condición de carencia material, sino una situación más compleja de vulnerabilidad social que se relaciona con los recursos, capacidades y oportunidades institucionales que brindan el mercado, el estado y la propia sociedad. De este modo, en un país como el nuestro que ha experi-mentado altos índices de crecimiento, la reducción de la pobreza material absoluta -que ha sido un hecho para un número importante de familias de escasos recursos- se ha visto contrabalanceado por el desarrollo de algunas ten-dencias -como las aquí descritas- que alientan formas de inserción social precarias y que, en esta misma medida, aumentan el riesgo de permanecer en una situación de

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vulnerabilidad a la pobreza. En este sentido, el desafío social que aún tenemos pendiente es, no sólo la reduc-ción y eventual erradicación de la pobreza extrema, sino el avance por la senda de un crecimiento que amplíe las oportunidades de acceso a la ciudadanía social.En el marco actual -con alrededor de un 20% de las perso-nas viviendo bajo la línea de pobreza y con la existencia de importante niveles de desigualdad social- parece fun-damental apelar a una acción conjunta y cada vez mejor coordinada entre las empresas, el estado y las diversas organizaciones de la sociedad. Estas acciones debiesen orientarse a favorecer el desarrollo de los recursos, capa-cidades y activos de los grupos más vulnerables. Al respecto me parece que existen algunos hechos alenta-dores.De parte del sector privado y de las empresas -especial-mente las más grandes- está surgiendo una creciente preocupación por avanzar en la senda de una mayor res-ponsabilidad social, la cual se verá potenciada por los acuerdos internacionales de competencia global. En la práctica, ello debiese traducirse en mejores condiciones de trabajo para sus propios empleados (responsabilidad interna), al igual que en nuevas iniciativas orientadas a favorecer los vínculos de las empresas con el desa-rrollo de su entorno social. (responsabilidad externa). Vincularse con estas iniciativas y reforzar los lazos de confianza entre las empresas, los municipios, ONGs y la propia comunidad con vistas a potenciar un plan de acción común, es uno de los desafíos pendiente. Por otra parte, a lo largo de estos años, se han hecho avances en la focalización y utilización de los recursos utilizados por el Estado para combatir la pobreza. Esto es fundamental seguir perfeccionándolo ya que, la acción de un Estado socialmente eficaz, es un requisito de primera importancia para garantizar un mínimo acceso a la ciu-dadanía y bienestar social. Especialmente, en una socie-dad como la nuestra, en la cual la inmensa mayoría de la población -incluido naturalmente los más pobres-, siguen dependiendo del Estado para acceder a bienes tan esen-ciales como la vivienda, la salud y la educación. Hoy en día, en la bondad de las políticas del Estado, se juega buena parte del principio de igualdad de oportunidades sociales en favor de los más pobres.Por último, es cada vez más claro el aporte insustituible que comienzan a jugar las organizaciones de la sociedad civil en la reducción de la vulnerabilidad que enfrentan las personas y hogares de menores recursos. Existen impor-tantes iniciativas -por ejemplo, en el ámbito educacio-nal- orientadas a entregar una educación de calidad a los niños de hogares de menores recursos. Adicionalmente, estamos viviendo un momento de expansión de las accio-nes del voluntariado que ha ido acompañada de una reva-

lorización social de sus acciones y una profesionalización en la gestión de algunas de las organizaciones que los agrupa. (S. Zulueta, 2003). Los datos muestran que quienes despliegan estas accio-nes solidarias -sea por razones altruistas o más egoístas de satisfacción personal- son personas de estratos medios y altos con niveles educacionales sobre el promedio de la sociedad. El resultado es que cada vez se moviliza mejor el potencial de solidaridad existente en la sociedad. De este modo, se incrementan las redes heterogéneas entre grupos sociales de diferente condición socioeconómica lo que mejora la información y contactos de los más pobres. En esta línea, el desafío futuro parece ser el desarrollo de organizaciones con un nivel de profesionalización tal, que les permita una adecuada inter relación con el sector público y privado, así como también una coordinación con los diversos actores a través de redes horizontales, fundadas en la confianza y en el logro de objetivos comunes.

Bibliografía

Arriagada Irma200� “Familias latinoamericanas. Diagnóstico y políti-cas públicas en los inicios del nuevo siglo”, Serie de Políticas Sociales, CEPAL, Santiago.Castro Rodrigo2002 “Pobreza en América Latina: Tendencias (�986-�998 y Determinantes” Serie Informe Social, Ins-tituto Libertad y Desarrollo, Santiago.Herrera, Soledad y Valenzuela, Eduardo2003 “Movilidad Social en Chile” Informe preliminar, ISUC.Sabatini, Francisco, Cáceres Gonzalo y Cerda Jorge2000 “Segregación residencial en las principales ciuda-des chilenas; Tendencias de las últimas décadas y posi-bles recursos de acción”. Revista EURE, Vol 27 Nº 82.Wormald Guillermo, Cereceda Luz E y Ugalde Pamela2002 Metropolitana de Santiago de Chile en los años noventa” En Kaztman Rubén y Wormald Guillermo, Tra-bajo y Ciudadanía. CEBRA editores, Montevideo.Zulueta, Sebastián2003 La evolución del voluntariado en Chile entre los años �990 y 2002, Tesis de grado, Magíster en Socio-logía, PUC.

Algunas reflexiones sobre pobreza

y vulnerablidad social

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INV

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¿ES POSIBLE MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA DE LOS HABITANTES DE CAMPAMENTOS MEDIANTE

LA CAPACITACIÓN?

Muchas investigaciones sobre la pobreza se centran en las condiciones materiales de vida, sin embargo, se ha olvidado un aspecto muy importante en el diagnóstico de las causas y condiciones para superar tal estado: las capa-cidades y esfuerzos que hacen los propios pobres para salir de su situación. Es por ello que evaluamos en qué medida afecta la capacitación en cinco áreas prioritarias para INFOCAP en Campamentos (IEC):

a) Aumento en la autoestima; b) Incentivo en la prosecución de estudios; c) Mejora en las relaciones interpersonales;d) Aumento en el Capital Social;e) Mejora en la situación económica.

Los cursos ofrecidos son: Peluquería, Alimentación, Corte y Confección, Instalaciones Eléctricas, Gasfitería y Mue-blería. Estos tienen una duración de tres meses y los alumnos deben asistir además al curso de Formación Per-sonal. Para medir los efectos de la capacitación, se aplicó una encuesta representativa de los campamentos de la RM en que opera IEC, a aquellas personas que habían termi-nado el curso al menos 6 meses antes de la investigación para evitar el “entusiasmo” propio de recién finalizados los estudios, y se comparó con los resultados obtenidos de un “grupo de control” (personas que no asistieron a los cursos que pertenecen a los mismos campamentos donde está presente IEC). En el presente artículo damos cuenta de los principales resultados obtenidos.

a) AutoestimaLa Autovaloración: frente a la pregunta ¿cuán valioso se siente usted? Un 88,6% de los que estudiaron en IEC se autocalifica como valioso frente a sólo un 65,5% del grupo de control.Para medir la capacidad para ponerse metas, se preguntó sobre la presencia de ellas, y luego se confirmó si tienen un plazo definido para cumplirla. De los estudiantes de IEC un 72,8% señalaron tener una meta y el 57,9% tiene un plazo para realizarla. Por otro lado, entre aquellas per-sonas que no participaron de IEC, un 57,9% de ellos tiene una meta que cumplir y sólo el 3�% tiene un plazo defi-nido.Las principales metas que nombran en ambos grupos son: tener casa propia, estudiar y mejorar su situación económica.El hecho que las personas que han pasado por IEC sean capaces de plantearse metas claras es un indicador de que en alguna medida están pensando en acciones diri-gidas a mejorar su situación, están “lanzados al futuro” y ésta es una condición indispensable para salir de la pobreza.El aumento en la autoestima se complementa con datos que obtuvimos a partir de una pregunta abierta sobre cambios en la relación familiar después de estudiar en IEC: Los principales cambios que según los encuestados refieren a una mejora en la relación debido a un aumento en la comunicación, porque ahora cuenta con una mejor formación personal y porque existen menos gritos o peleas:

En este artículo se muestran los resultados del estudio “Evaluación de impacto de INFOCAP en Campa-mentos” en el que se analiza cómo cambia la calidad de vida de los habi-tantes de campamentos mediante

la capacitación en un oficio.

Ignacio Corcuera Licenciado de Sociología Jaime Montes 5º Año de Sociología

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MEJORA EN LAS RELACIONES FAMILIARES

Menos gritos o peleas

Mayor formación personal

Más comunicación

b) Prosecución de estudios. Se preguntó si han estu-diado o si desean hacerlo, y en este último caso se con-sultó además si saben dónde y cuándo empiezan para ver el grado de interés. Mientras el 4�% del grupo de con-trol ha estudiado o tiene intenciones claras de hacerlo, en el caso de los alumnos de IEC este porcentaje aumenta al 75%. Este efecto se potencia especialmente en el caso de las mujeres que han participado en IEC, el 74,�% ha seguido estudiando o tiene intenciones claras de hacerlo. En tanto, en el caso de los hombres este porcentaje alcanza al 48,5%. De las personas que han estudiado en IEC, un ��.4% de ellos ha seguido estudiando en Infocap Universidad, mien-tras que nadie del grupo de control ha estudiado allí.Otro dato interesante nos da luces sobre el valor que toma la educación en ambos grupos, mientras el 58% del grupo de control ayuda “siempre o casi siempre” a sus hijos en las tareas escolares, en aquellas personas que hicieron los cursos de IEC, este porcentaje aumenta al 84%. Esto refleja una preocupación y un énfasis en las capacidades personales como instrumento para salir de la pobreza. El hecho de que los estudiantes de IEC ayuden en las tareas escolares a sus hijos es un signo claro de que han internalizado el valor del estudio y el esfuerzo personal. Sobre todo, es una valoración de la educación. De esta forma, si los hijos de los alumnos de IEC se sienten más estimulados y perciben la educación como importante para su futuro es posible que tengan mejores posibilidades que sus padres.c) Relaciones interpersonales. Los cambios más noto-rios se ven al interior de la familia, como se señaló ante-riormente. Con respecto a la relación con los vecinos y amistades no se encuentran grandes diferencias entre el grupo de control y la muestra de estudiantes de IEC.d) Capital Social es la suma de los recursos acumula-dos en una persona o un grupo gracias a la pertenencia a una red de relaciones de conocimiento y reconocimiento mutuo, es decir que éste permite acceder a recursos e información, como también a afecto. Se encontraron dife-rencias entre uno y otro grupo en referencia al acceso a servicios y ayudas, pero queremos hacer hincapié en un aspecto. Mientras que un 45,5% de los estudiantes de IEC cuentan con 2 ó más personas para conversar sus proble-

mas personales, sólo un 24% del grupo de control cuenta con este apoyo. En ambos casos es bajo considerando las situaciones difíciles que conlleva el vivir en la extrema pobreza.e) Mejorar la situación económica de sus estudian-tes. Un 60,5% de los estudiantes de IEC aumentaron sus ingresos y/o disminuyeron sus gastos en el hogar gra-cias a los conocimientos impartidos. Sin embargo, llama la atención que un 39,5% afirme que no mejoró en alguna medida su disponibilidad de recursos económicos.Finalmente se creó un Índice de Calidad de Vida con los resultados obtenidos en las anteriores áreas, lo que arrojó el siguiente gráfico:

ÍNDICE CALIDAD DE VIDA

Esto se ve confirmado al comprobar que un 9�,2% de los estudiantes de IEC dicen que sí les mejoró su calidad de vida el haber participado de los cursos.A modo de conclusión podemos decir que los mejores resultados de IEC se dan en las áreas de autoestima, rela-ción intrafamiliar y prosecución de estudios. En los demás aspectos, aunque también se encuentran resultados posi-tivos, es necesario potenciar lo que se está haciendo. El trabajo realizado mide percepciones. La manera en que observamos el mundo y a nosotros mismos crea realidad. Si una persona siente que es más valorada, se hace capaz de plantearse y cumplir metas, lo que aumenta sus posi-bilidades de salir de la pobreza.Como investigadores debemos dejar en claro que no hemos abarcado en su conjunto la problemática de la pobreza, tampoco caracterizamos a los habitantes de campamentos, ni pretendíamos hacerlo. Nuestra inten-ción fue medir el impacto de IEC en aquellos aspectos de la calidad de vida donde trata de influir el programa. Desde este punto de vista podemos decir que, aunque IEC no cambie sustancialmente el nivel socioeconómico de sus estudiantes, sí hace que vivan mejor.Se hace necesario seguir haciendo evaluaciones del pro-grama, pero sus efectos se observarán más a largo plazo todavía. Probablemente repercutirán en los hijos e hijas de los que ahora se capacitan en IEC.

0% �0% 20% 30% 40% 50%

22.7%

29.6%

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0Nivel Bajo Nivel Medio Nivel Alto

50 50

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68.4

0

24.5

Grupo Control

IEC

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“ELEMENTAL”LOS MEJORES ARQUITECTOS DEL MUNDO DISEÑAN

NUEVA VIVIENDA SOCIAL EN CHILE

Proyecto Fondef

Se estima que 700 familias de distintas regiones del país tendrán nuevas casas diseñadas por los mejores arquitectos del mundo. “Elemental” es el proyecto Fondef que lidera la Universidad Católica de Chile, la Universidad de Harvard y Rockefeller Center for Latin American Studies. La iniciativa pretende innovar en la arquitectura, la tecnología y en el diseño urbano asociado a la Vivienda Social Diná-mica sin Deuda, un nuevo tipo de subsidio que acoge a los más pobres del país.

El concurso internacional comenzó el 2� de julio, para en enero del 2004 tener seleccionados a los siete mejores arquitectos y a los siete campamentos y así partir

el trabajo que se espera finalizar en enero del 2005.

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Arquitectos como Dominique Perrault (Biblioteca Nacio-nal de París), Mansilla y Muñón (Museo Thysseen-Borne-misan en Madrid), la “Office dA” de Nueva York y Angelo Bucci (premio IV Bienal de Arquitectura de Sao Paulo) entre otros, están convocados al concurso internacional del Proyecto “Elemental”. La propuesta es resolver la siguiente propuesta: ¿Cómo construir una vivienda barata, que pueda crecer, que no tenga hacinamiento y que con-forme un barrio?Ésta es la ecuación que Andrés Iacobelli, director general del proyecto Elemental, y Alejandro Aravena, arquitecto encargado del área de Arquitectura y Urbanismo de la iniciativa, intentan resolver desde que estuvieron en Har-vard; lugar donde el primero estudiaba un Magíster en Políticas Públicas, y el segundo dictaba clases de arqui-tectura, como lo hace hasta el día de hoy. Después de analizar distintas alternativas decidieron crear este pro-yecto y postularlo al Fondef (Fondo de Fomento al Desa-rrollo Científico y Tecnológico, organismo dependiente de la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología, Conicyt), el que ganaron este año, lo que les significó obtener el financiamiento para llevar a cabo el concurso.La idea central es diseñar siete conjuntos habitacionales en diferentes regiones de Chile que respondan al nuevo mecanismo de subsidio de la Política Habitacional: el de la Vivienda Social Dinámica sin Deuda. Este es un programa nuevo que otorga 300 UF a las familias más pobres del país para construir una casa de 25 m2 con la posibilidad de que la familia la amplíe al doble con el tiempo. (Ver recuadro �)El proyecto cuenta con 500 mil dólares para desarrollar tres puntos claves: una arquitectura correcta, una tec-nología innovadora para implementar seguridad estruc-tural que garantice sistema antisísmico y cortafuegos, y el mejor trabajo social para ver las preferencias de la gente. Y para la construcción de las casas, el Ministerio de Vivienda ya se comprometió a dar los subsidios a las familias que se beneficiarán con este proyecto.Aravena explica que para dar la mejor respuesta a este problema “se requiere de una discusión internacional al más alto nivel. El déficit habitacional aqueja a todo el pla-neta y si hay gente pensando en esto al otro lado del mundo hay que enfrentarlo con ellos”. Por eso se decidió hacer un concurso internacional y llamar a los mejores de Chile y del extranjero a diseñar la respuesta.El lanzamiento oficial fue el 2� de julio, y los correos elec-trónicos de Iacobelli y Aravena están llenos de interesa-dos. “Gracias a la base de datos de nuestros socios en Harvard, estamos contactando a los mejores arquitectos del mundo. Y tenemos así la capacidad de convocar y pro-mover la iniciativa globalmente”, asegura Aravena.Actualmente trabajan en la organización del concurso junto a Pablo Allard, Director del Concurso “Elemental” y Jorge Silvetti, PastChairman de la Harvard Graduate School of Design. (Ver recuadro 2)

RECUADRO �

VIVIENDA SOCIAL DINÁMICA SIN DEUDA: VSDSD

La Nueva Política Habitacional creada el 200� ofrece varios programas de subsidios. La VSDsD es uno de ellos que le abre las puertas a las personas que no tienen ingresos suficientes para endeudarse y pagar dividendos posteriormente.Público: Personas que no tienen posibilidad de obtener cré-dito en las entidades financieras.Objetivo: Combinar calidad y cantidad, es decir, la solución es de menor tamaño y debe ser completada con el esfuerzo de las familias beneficiarias. La calidad será a lo menos equi-valente a las viviendas básicas actuales.Vivienda: Se entrega una casa de 25 m2 que incorporará en su diseño la posibilidad de ampliación al doble, hasta 50 m2.Financiamiento: El postulante tiene que ahorrar �0 UF ($ �70.000 aproximado a la fecha) y el subsidio es de máximo 300 UF ($ 5 millones aproximado).Requisitos para postulantes: 1. Se encuentren inscritos en los Registros del Serviu.2. No tengan vivienda.3. No hayan sido beneficiados anteriormente con vivienda o subsidio habitacional.4. Cuenten con encuesta CAS vigente.5. Cumplan con el ahorro mínimo exigido (�0 UF).Subsidios otorgados: En el 2002 se entregaron por pri-mera vez 6.5�0 subsidios dentro de este programa en todas las regiones del país. Todavía no se han terminado de cons-truir esas viviendas.

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VIVIENDAS CONTRATADAS POR REGIÓN 2002

VIVIENDAS TERMINADAS POR REGIÓN 2002

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ViviendaBásica

ViviendaProgresiva

ViviendaBásica

Fuente: Departamento Política Habitacional

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CAMINO A LA VIVIENDA ELEMENTAL

“Elemental” nace en un clima nacional en el que hay una política habitacional consistente, abierta a todos para par-ticipar en los distintos programas. Aravena comenta “que la arquitectura chilena está en un buen momento y esto había que capitalizarlo. Y en un país como éste, tiene sentido hacerlo en vivienda social, en esa arquitectura anónima, pública, que no queda la obra fichada con tu nombre”.La discusión que existe hoy en día es sobre la calidad de las casas. “La política chilena ha sido eficientista, satis-face la demanda de vivienda social, pero no ha logrado ser efectivista, que es cumplir con el objetivo: construir casas de buena calidad”, afirma Isabel Brain, directora del Centro de Investigación Social (CIS), de Un Techo para Chile.Esta tipología de trabajo ya se ha iniciado en Iquique, en el campamento Quinta Monroy, que alberga a �07 familias en pleno centro de la ciudad. “Hicimos un desa-rrollo conceptual de lo que proponemos en el proyecto “Elemental”. El resultado nos permitió densificar. Con la Solución del Estado caben 50 casas en los 5.600m2 del terreno. Con esta tipología se pueden construir �00”, agrega Iacobelli. (Ver recuadro 3)Aunque Quinta Monroy es un proyecto independiente del “Elemental”, lo consideran la etapa cero. “Nos va a ayudar a ser más precisos en el cómo pedirle a la gente que participe en el concurso”, dice Aravena.

“ELEMENTAL”: PRETENDE SER UN HITO EN LA HISTO-RIA DE LA VIVIENDA SOCIAL

No es primera vez que se hace un concurso de este tipo a nivel mundial. En �927 se realizó Weissenhof Siedlung organizado por Alemania, que marcó el inicio de la contri-bución de la arquitectura a la problemática de la vivienda social. Una segunda experiencia fue el PreviLima en �97�. Después de ésta no ha habido nuevas iniciativas. “Ele-mental” en Chile 2003 pretende ser el tercer capítulo de esta historia, cuenta Pilar Giménez, encargada de la orga-nización de la demanda del concurso. “Para desarrollar los tres aspectos que engloban el pro-yecto –dice Iacobelli- se asociaron con distintas institu-ciones. Para el diseño y la construcción de las viviendas,

RECUADRO 2

BASES DEL CONCURSO “ELEMENTAL”

El lanzamiento oficial del concurso fue el 2� de julio y las reglas son las siguien-tes:Invitación: Diseñar conjun-tos arquitectónicos con cali-dad y densidad de barrio, sin hacinamiento, con vivien-das económicas. De cali-dad, flexibles al crecimiento y que incorporen seguridad sísmica y un sistema cons-tructivo de partes y piezas.Objetivo: Seleccionar a siete arquitectos chilenos o extranjeros de primer nivel, capaces de diseñar y construir conjuntos de viviendas en Chile, con arqui-tectura y tecnología innovadora.

Categorías: Profesionales y estudiantes.Desafío: Construir �00 viviendas para una comu-nidad específica, en un terreno urbano ubicado en alguna de las �3 regiones de Chile.Apoyo: La Escuela de Arqui-tectura de la Universidad Católica proporcionará el soporte técnico de apoyo a los ganadores a través de

un taller de arquitectos locales, ingenieros y estu-diantes denominado TALLER CHILE, para coordinar los trabajos en terreno.Jurado: • Jorge Silvetti PastCharirman de la Harvard Graduate School of Design, jurado del Premio Pritzker de Arqui-tectura.• Rafael Moreno: Premio Pritzker �995.• Jacques Herzog: Premio Pritzker 200�.• Paulo Mendes de Rocha: Premio Mies van Der Rohe 2000.• Jaime Ravinet: Ministro de Vivienda y Urbanismo de Chile.• Fernando Echeverría: Presidente de la Cámara Chi-lena de la Construcción.• José Ramón Ugarte: Presidente del Colegio de Arqui-tectos de Chile.

Alejandro Aravena

Andrés Iacobelli

ETAPAS DEL PROYECTO “ELEMENTAL”

2003

Mayo Julio

- Habilitación espacio físico, Taller Chile - Firma de convenios con Minvu y empresas- Diseño conceptual tipología de trabajo- Lanzamiento de la página web www.elementalchile.org - Construcción bases del concurso

- Inicio del concurso

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DISEÑO PROTOTIPOS, PARTES Y PIEZAS

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para la cual convocamos a los mejores arquitectos, con-tamos con la colaboración de la Universidad de Harvard y el Rockefeller Center for Latin American Studies. En el tema de introducir nuevas tecnologías, tenemos el apoyo de la Escuela de Ingeniería de la Católica y de empresas constructoras asociadas. Y Un Techo Para Chile va a selec-cionar a las familias y les dará una capacitación pre y post construcción”.Cada uno de ellos ya trabaja en su misión. Claudio Sal-

días, encargado de seleccionar a las familias, cuenta que está recorriendo diferentes regiones del país para ver cuál de los más de mil asentamientos precarios, según el Catastro Nacional 2003 de Campamentos realizado por el Centro de Investigación Social de Un Techo Para Chile, serán los beneficiados. “Tenemos a cinco encargados que analizan las características de las comunidades y de los lugares para ver si es posible hacer una intervención inte-gral de capacitación. Estamos en Antofagasta, Copiapó,

Ubicado en pleno centro de Iquique se encuentra el cam-pamento Quinta Monroy. �07 familias viven hacinadas en 5.600 m2 desde hace años. Pequeñas casas que han intentado crecer con el tiempo están rodeadas de pasi-llos oscuros, plásticos, rejas, mallas y tierra.

Campamento Quinta Monroy: ubicado en pleno centro de Iquique. Foto montaje del proyecto.

“Chile Barrio (Institución estatal encargada de erradicar los campamentos) nos llamó al equipo de la Universidad Católica para implementar la tipología de diseño que habíamos desarrollado con Harvard, en un caso con-creto: la Quinta Monroy. En vez de preguntarnos qué es lo mejor que puedo construir con 300 UF, y multiplicar eso por cien familias, mejor nos preguntamos cuál es el mejor edificio que se puede hacer con 30.000 UF, donde quepan esas �00 familias”, cuenta el arquitecto y profe-sor de la Universidad Católica y de Harvard, y director de “Elemental”, Alejandro Aravena.“El desafío es construir algo muy barato, en un terreno que es muy caro para que la gente siga viviendo cerca de su trabajo, de los colegios, y no llevarlos a la periferia

de la ciudad”, afirma Andrés Iacobelli, director general del proyecto “Elemental” y director del Centro de Polí-ticas Públicas de la PUC. Para solucionar el problema del hacinamiento, pensaron que la mejor solución era construir un edificio, pero el problema es que permite crecer sólo el primer y último piso, por lo tanto se dieron cuenta que tenían que tra-bajar en un edificio de dos niveles para posibilitar el crecimiento de las viviendas. El primer piso crece hori-zontalmente y el segundo, hacia arriba.Se hizo un trabajo en equipo con las familias conside-rando las necesidades de las personas. “El cliente es la comunidad y tienes que satisfacer sus necesidades y hay que conocer la lógica de ellos para construir lo que va a ser su barrio. Fuimos tres veces al campa-mento. Analizamos las diferentes opciones con la par-ticipación de los habitantes. En primera instancia les informamos las restricciones y las características de la Vivienda Dinámica sin Deuda. Ellos tienen que saber en qué consiste para poder opinar. Les entregamos distin-tas alternativas y les dijimos que podían elegir ciertas cosas y otras no. Ellos manifestaron sus preferencias y llegamos a esta solución”, explica Iacobelli.

Imagen digital de tipología desarrollada en Iqui-que. Se espera que el proyecto de Iquique esté licitado y construido a fin de año.

RECUADRO 3

QUINTA MONROY: EL PRIMER PASO “ELEMENTAL”

Septiembre Octubre Noviembre

- Selección de familias y lugares

- Recepción de los trabajos de los

arquitectos concursantes- Fallo del jurado, se conoce

a 7 ganadores

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Concepción, Valdivia y Osorno”. Los requisitos de las comunidades para quedar dentro de este proyecto son “que sean alrededor de �00 familias organizadas, que tengan capacidad de ahorro para que puedan postular al subsidio a principios del próximo año y que no hayan tenido una solución anterior”. Además recalca que le van a dar la oportunidad a los que llevan más tiempo esperando y a los que les sea factible el tra-bajo de capacitación durante y después de la construcción de las viviendas. “En esto influye que los campamentos se ubiquen en lugares donde nosotros tengamos disponibi-

lidad de personas para hacer los talleres de ayuda”, dice Saldías. Paralelamente se están diseñando las nuevas tecnologías y recibiendo las propuestas de los concursantes. Este pro-ceso es parte de la primera etapa de “Elemental”, que es financiado por el Fondef, la Universidad Católica y otras instituciones asociadas.Una vez que en noviembre el jurado (el mismo que entrega los Premios Pritzker, equivalente al Nobel de la Arquitectura) haya seleccionado a las siete oficinas de arquitectos, éstos vendrán a Chile en enero del 2004 para conocer el lugar y las familias con las que tendrán que trabajar. Ahí se inicia la segunda etapa del proyecto.Por un lado se formarán los equipos de trabajo entre los ganadores y el taller Chile, que estará compuesto por arquitectos, ingenieros y estudiantes locales para apoyar el desarrollo de la construcción en terreno. Y por otro lado, las familias licitarán los subsidios para la construcción de sus viviendas. Esto se financiará con el aporte del Minvu a través del Fondo Concursable Soli-dario.La última etapa, prevista para fines del 2005, consiste en que se hará una compilación y difusión de los resulta-dos del concurso y de las tecnologías aplicadas, junto con crear un centro universitario de vivienda social.

¿ESTA CASA A LA “MEDIDA” SERÁ LA SOLUCIÓN DEL FUTURO?

Nadie se atreve a asegurar que el mecanismo de la vivienda dinámica con participación de las familias en la toma de decisiones sea la solución. ¿La razón? Es un pro-grama nuevo del que no se conoce la aceptación de la gente.Experimentos de autoconstrucción se han hecho antes con la vivienda progresiva y la operación sitio. Algunos éxitos, otros fracasos. “Uno de los casos que no resultó fue un campamento en Copiapó donde cada familia creció en forma espontánea y el entorno quedó deteriorado. Los costos del terreno son tan altos que las poblaciones se construyeron alejadas. Y muchas de las familias no siguie-ron la construcción”, confiesa Carla Bardi, arquitecta del Minvu.“El punto es que hay que considerar más requerimientos para no volver a lo mismo, como el valor del suelo, el no deteriorar el ambiente y la capacidad de conformar

ACTUALMENTE EN CHILE VIVEN 31.319 FAMILIAS EN CAMPAMENTOS COMO ÉSTOS

Fotografía: Cristián Domínguez Un Techo para Chile

2004

Enero Septiembre

- Inicio construcción de obras- Se juntan equipos: arquitectos, ingenieros, fami-

lias y asistente social

- Inicio de proyectos

DISEÑO PROTOTIPOS, PARTES Y PIEZAS

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barrio”, afirma Alejandro Aravena. Y explica que no se sabe si sea la casa del futuro. “Trato de responder la pre-gunta específica, aquí y ahora a la mayor escala posible a nivel mundial, pero no se puede saber si la solución va a ser a esa escala. El problema está planteado y eso marca un violento golpe de timón”.Para Manuel Tironi, sociólogo del Minvu, la Vivienda Diná-mica sin Deuda es el resultado de un proceso para llegar a los más pobres. “Ellos no pueden pagar dividendos por lo tanto se les tiene que dar un subsidio que no implique una deuda. Y tiene que ser dinámica porque no tienen la capacidad de ahorro para hacerse una vivienda definitiva en una etapa”.Alberto Etchegaray dice que “para la solución de la vivienda es fundamental recoger la manera de proceder de las personas. Lo importante es mantener la pasivi-dad, la focalización de los recursos que tienen que ir a los más pobres y tiene que facilitar la participación de las familias. Tendremos que ver cómo funciona este programa y este proyecto para afirmar si es la solución correcta”.La idea de construir una casa a partir de las preferencias de la comunidad es fundamental para Isabel Brain, direc-tora del CIS de Un Techo Para Chile. “Creemos en la vivienda dinámica y en lo que propone el proyecto “Ele-mental”. Porque no sólo diseñan una casa para las fami-lias. También las integran y las capacitan para buscar juntos la mejor solución”.Cristián Pinto, gerente general de la Fundación San José de La Dehesa, institución privada líder en el apoyo para que las familias obtengan su vivienda propia, dice que “la vivienda dinámica permite ir creciendo armónicamente. El diseño de la casa te indica las pautas de cómo ir cre-ciendo. No puedo decir si esta es la casa del futuro. Los diseñadores no son los que deciden cuál es la mejor solu-ción. Es la gente la que dice cuál es la mejor alternativa. Hay que ver el grado de aceptación de ellos. Por eso es bueno experimentar”.Habrá que seguir los pasos de “Elemental” para ver si marcará un hito en el diseño de la nueva vivienda social y si es la casa del futuro. Y esperar hasta el 2005 para analizar si las soluciones propuestas por los mejores arquitectos del mundo, tienen la acepta-ción de las familias chilenas que serán beneficiadas con este proyecto. Finalmente, son ellos los clientes. Es la comunidad la que decide cuál es la verdadera vivienda elemental.

Cristián Pinto, gerente general de

la Fundación San José de La Dehesa.

Pilar Jiménez, arquitecta encar-gada de organizar la demanda del Pro-yecto “Elemental”.

Isabel Brain, directora del Centro

de Investigación Social de Un Techo

Para Chile.

El sociólogo Manuel Tironi junto a la arquitecta Carla Bardi, ambos del Ministe-rio de Vivienda y Urbanismo.

Enero Noviembre

- Publicación de los diseños y obras

2005

- Término construcción de obras

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A Juan Emilio Cheyre no le gusta la idea de un Ejército cerrado. Para él una institución básica de la República tiene que ser percibida como buena y necesaria, y para ello, nada mejor que volverse accesible a la comunidad. Incluso una campaña suya ha sido sacar las rejas que rodean a los cuarteles y los letreros de “prohibido sacar fotos” para buscar la transparencia en el quehacer militar. “El reduccionismo es malo porque lleva a que las per-sonas se enclaustren, en circunstancias que el mundo de hoy cada día necesita que nos complementemos. Pero cada uno en lo suyo. Cada institución tiene un fin”, explicó.

¿Para qué existe el Ejército? “Para dar seguridad y defensa”, sentenció el Comandante en Jefe a un grupo de voluntarios de Un Techo Para Chile e Infocap reuni-dos el 30 de octubre pasado.

“El mundo luchó hasta hace poco por fronteras. Noso-tros el ´74 tuvimos un problema con Perú que casi nos llevó a la guerra. El ´78, fue con Argentina. Yo mismo partí en julio a la frontera y volví en enero”.

Sin embargo el mundo ha cambiado. Los conflictos armados ya no son la mayor preocupación de las Fuer-

LAS TAREAS DE CHEYRE

Su visión es la de un Ejército apolítico y moderno. Por eso el Comandante en Jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, ha apostado por reestructurar su institución y acercarla a la sociedad civil. Para él, el Ejército tiene cuatro tareas fundamenta-les en el mundo actual, y de ellas habló en la tercera Tertulia organizada por el

Centro de Investigación Social de UTPCH.

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Juan Emilio CheyreGeneral en Jefe del Ejército de Chile

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zas Armadas –aunque no se puedan desconocer- porque los gobiernos han apostado por la paz. “Pero para lograrla se necesita tener diplomacia y fuerza. Y el Ejér-cito lo que da es el elemento de fuerza para que la diplomacia, la economía, los actores políticos y sociales puedan actuar. No hay acuerdos si no hay un relativo poder detrás”.

Para asegurar el diálogo, según el Comandante en Jefe, las tareas del Ejército son cuatro: la primera es la disua-sión. “Esto es que la contraparte (no el enemigo ni el adversario) tenga un razonable grado de respeto por el otro y que no se entusiasme en buscar objetivos, porque si saca cuentas, le va a salir duro obtenerlos”. Y aunque los problemas limítrofes ya no son los princi-pales, hoy hay otras banderas de lucha que son igual de importantes, como el agua, el gas, y el control de todos los recursos naturales. Además están las amena-zas emergentes, es decir el terrorismo, la subversión y el narcotráfico; y por último las migraciones de personas desamparadas que ocupan territorios en otros estados.

La segunda es la cooperación internacional. “Chile tiene una visión de mundo democrática: tiene una concep-ción de libertades, pertenece a Naciones Unidas, por lo tanto se planta frente al mundo de una determinada manera. Y ese mundo tiene guerras en muchas partes. Por lo tanto, tal como hay que ir para dar asistencia económica, nosotros -cuando los países y la política exterior así lo definen- tenemos que ir a luchar por la paz ahí donde no la hay”, explicó Cheyre. En la actualidad, el Ejército chileno se encuentra presente en Kosovo, Afganistán, Chipre, India, Pakistán, El Congo, Israel, Líbano y Jordania. “Claro que las misiones en esos lugares son acordes a lo que como país podemos dar”, subrayó el General.

El tercer punto es contribuir al desarrollo y esto se logra en buena parte, según dijo, gracias a los 20.000 conscriptos que se reclutan cada año. “Ellos son una clara contribución al desarrollo: el año pasado, 9.000 terminaron el 4to medio. Si no hubiesen hecho el servi-

cio militar, ¿Habrían terminado la media? Yo creo que no los 9.000. Además 4.000 sacaron segundo y tercero medio, y otros tantos terminaron la básica. Y a 3.500 los capacitamos en cursos de barman, electricista, gás-fiter, mecánico, etc. O sea se les da un oficio. No es la tarea nuestra, pero ¿Por qué no vamos a cooperar?” Además explicó que el Ejército hace caminos donde la empresa privada no llega, y ha abierto las puertas de sus hospitales de campaña. En Chiloé, por ejemplo, esto permitió que se redujera en un 75% la lista de espera para las operaciones de la isla. “Pero las con-tribuciones al desarrollo tienen un límite. Nosotros no somos el Ministerio de Obras Públicas. No estamos para construir todos los caminos de Chile. Ayudamos siem-pre que tengamos la capacidad de hacerlo”.

Por último Cheyre habló de aportar a formar cohesión nacional. “Chile no es grande por su territorio, no es grande por la cantidad de gente que tenemos, ni por las riquezas. Chile es grande y tiene su porte porque tenemos unidad nacional. Con heridas, con diferencias, pero entendemos que lo principal es que soñamos con una patria común, a la cual se puede contribuir desde diferentes perspectivas, y el Ejército trata de ser una escuela de vida en cohesión nacional”. Y para lograrla es fundamental solucionar los problemas del pasado: “Nosotros estamos contestando a los tribunales. Para que sepan tenemos 670 juicios abiertos. Contestamos 4 mil documentos al año. Al mes, 380 documentos. Tene-mos más de 60 personas trabajando en aportar a los tribunales para que ellos puedan encontrar la verdad”.

Y concluyó que es necesario mirar el Régimen Militar como un caso singular. “Les pido que ese momento de la historia sea visto con excepcionalidad. Ésa no es la lógica del Ejército. La lógica del Ejército nace en la República, y tiene una función militar que hoy se dedica a las 4 tareas que ya les mencioné”.

Por Amalia Torres

Las Tareas

de Cheyre

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Lanzamiento año 2004

50 talleres con pobladores de campamentos en todo Chile97 entrevistas en profundidad

��2 casetes�68 horas de casete transcritas

2 fotógrafos� equipo de diseño76 rollos de foto

30 editores en pre edición95 colaboradores voluntarios

� editora general98.77� palabras

30 historias de campamentos

www.untechoparachile.cl/[email protected]

CISCENTRO DE INVESTIGACIÓN SOCIAL