Teatro y ritual, miradas al teatro arequipeño · profesor de teatro latino y latinoamericano de la...

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“Creo que he escogido el camino más duro, que es el laboratorio teatral, la investigación permanente”. Fredy Frisancho Una montaña en el horizonte: Los Audaces. Cua- renta y cinco años de teatro arequipeño, es un libro de consulta obligada para los estudiosos del tea- tro latinoamericano. Dedicado a la memoria de Jerzy Grotowski y a la revista Conjunto “por sus cincuenta años + 1”, 1 el volumen cuenta con edi- ción crítica y anotada de Luis A. Ramos-García, profesor de teatro latino y latinoamericano de la Universidad de Minnesota en los Estados Unidos, quien nos abre la puerta a un rico mundo teatral en la nación peruana, más allá de su capital, más allá de los emblemáticos grupos. Editado entre la ciudad peruana de Arequipa y Minnesota, bajo el auspicio del Instituto Nacional de Cultura Regional Arequipa y el Ministerio de Cultura del Perú, Una montaña en el horizonte… presenta la historia del Grupo Laboratorio de Teatro Audaces o Los Audaces, dueños de una 1 Exergo de Luis A. Ramos-García: Una montaña en el hori- zonte: Los Audaces. Cuarenta y cinco años de teatro arequi- peño. Instituto Nacional de Cultura Regional de Arequipa, Arequipa, 2014, p. v. Aimelys Díaz Teatro y ritual, miradas al teatro arequipeño LEER EL TEATRO

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“Creo que he escogido el camino más duro, que es el laboratorio teatral, la investigación permanente”.Fredy Frisancho

Una montaña en el horizonte: Los Audaces. Cua-renta y cinco años de teatro arequipeño, es un libro de consulta obligada para los estudiosos del tea-tro latinoamericano. Dedicado a la memoria de Jerzy Grotowski y a la revista Conjunto “por sus cincuenta años + 1”,1 el volumen cuenta con edi-ción crítica y anotada de Luis A. Ramos-García, profesor de teatro latino y latinoamericano de la Universidad de Minnesota en los Estados Unidos, quien nos abre la puerta a un rico mundo teatral en la nación peruana, más allá de su capital, más allá de los emblemáticos grupos.

Editado entre la ciudad peruana de Arequipa y Minnesota, bajo el auspicio del Instituto Nacional de Cultura Regional Arequipa y el Ministerio de Cultura del Perú, Una montaña en el horizonte… presenta la historia del Grupo Laboratorio de Teatro Audaces o Los Audaces, dueños de una

1 Exergo de Luis A. Ramos-García: Una montaña en el hori-zonte: Los Audaces. Cuarenta y cinco años de teatro arequi-peño. Instituto Nacional de Cultura Regional de Arequipa, Arequipa, 2014, p. v.

Aimelys Díaz

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búsqueda intensa en las tradiciones y raíces peruanas y latinoamericanas durante más de cuatro décadas. Por eso, este homenaje.

Con la detallada introducción: “Grupo Labora-torio de Teatro Audaces: cuarenta y cinco años de teatro peruano” firmada por Ramos-García, se evidencia la concepción de apreciar este título como un acercamiento a la historia del teatro en la nación peruana y no sólo a la mera trayectoria del colectivo. A través del rescate de treintainueve escritos: artículos periodísticos, ensayos críti-cos, testimonios y fragmentos de diarios de los propios integrantes del colectivo, se vislumbran temas como la memoria, la simbiosis cultural, el sincretismo religioso, el culto a ideologías, la des-obediencia civil, entre otros.

En ese sentido, el profesor Ramos-García comienza por el principio, cuando con la única intención de divertir al público, y la calle como escuela, un grupo de jóvenes comenzó a realizar breves piezas cómicas. Títulos como Pesadilla, Por un pan vendes al hombre y otros, fueron las prime-ras creaciones, trabajadas sin mucha técnica, sólo con las armas de la intuición y la entrega. Así, el 15 de agosto de 1968 nació el Grupo Audaces.

Mediante la selección de una pluralidad de voces, el investigador teatral concibe un mapa de los momentos esenciales del colectivo que divide en cuatro épo-cas, cada una referida en una parte del libro: los 70, los 80, los 90 y los 2000. Sin embargo, junto a las amplias notas preliminares y los anexos, el volumen debe apreciarse como un todo marcado por la línea histórica-teatral de cuarentaicinco años de trabajo ininterrumpido.

Ramos-García va hacia el interior del Perú para hablarnos del alto desarrollo que alcanzó y aún conserva el teatro de provincia, a veces realizado de forma independiente. Los artículos señalan la preocupación de Los Audaces por la teoría y las raíces populares del teatro indepen-diente, el de autor y el colectivo. Elementos que evidencian en este y otras agrupaciones el fenó-meno de la descentralización del teatro. En tal sentido, el académico peruano, residente en los Estados Unidos, proyecta como uno de los ejes del volumen la confrontación y el diálogo de Los Audaces con la visión hegemónica y los códigos

de una subalternidad artística, como esencia para el desarrollo de una escena contemporánea.

Según el poeta peruano Luzgardo Medina “hay gran porcentaje de surrealismo en Audaces, hay otro porcentaje de investigación corporal y trabajo de voz, hay otro porcentaje filosófico y humanista.”2 Liderado en la actualidad por Fredy Frisancho, Los Audaces poseen un estilo catalogado como urbano andino, marcado por la hibridez de teo-rías, formas escénicas, y con la mirada enfocada en la “gente común” y los “discursos marginales”.

Las voces de amantes del teatro y la litera-tura como Ernesto Ráez Mendiola, Juan Ayala, Sara Joffré, Cristina Castrillo y muchas otras, se encuentran articuladas en el libro y apuntan las principales influencias del colectivo que hicieron redefinir las nociones teatrales de Los Audaces.

Desde el Encuentro Internacional Ayacucho ‘78, organizado por Cuatrotablas, en el que se pre-sentó el Odin Teatret guiado por el maestro Eugenio Barba, comenzó el proceso de transfor-mación del grupo. A ello se unieron varios talleres que enriquecieron sus búsquedas escénicas: el entrenamiento corporal con el actor y director peruano Luis (Lucho) Ramírez, el encuentro con el antológico grupo limeño Cuatrotablas, el viaje a Polonia de Fredy Frisancho a participar del semi-nario “Preparación del actor a partir de las nuevas metodologías teatrales”, donde se encuentra con Jerzy Grotowski y las ideas del teatro pobre; y la beca de Frisancho junto a Teresa Ralli y Alberto Ísola para la Escuela Internacional de Antropolo-gía Teatral (ISTA) de Volterra, Italia, liderada por Eugenio Barba. De esta manera, Los Audaces se constituirán como un colectivo de investigación y experimentación permanentes.

Es el propio Fredy quien nos narra cómo, a par-tir de ese instante, el grupo se propuso “tratar de buscar y encontrar una manera diferente de decir la verdad, sin llegar a entrar al éxtasis o catarsis, sino de ser uno mismo.”3 Mediante el principio de “inicio, proceso y retorno”, vencieron una serie de retos en una región donde se menosprecia el

2 Luzgardo Medina: “‘Los Audaces’ y el carro viejo que vive en el recuerdo”, Luis A. Ramos-García: Ob. cit., p. 6.

3 Fredy Frisancho: “Una montaña en el horizonte”, Luis A. Ramos-García: Ob. cit., p. XV.

arte en general. En ese período surge el Centro de Investigación Teatral Audaces, y se pasa del expe-rimento al laboratorio. Ahora sería el Grupo Labo-ratorio de Teatro Audaces.

Uno de los montajes nacidos a partir de estos presupuestos es Resurrección Túpac Amaru, el cual los lleva a convertirse en una especie de persona-jes elegidos para preservar la naturaleza del hom-bre, un retorno hacia la mismísima creación. Es el momento en que la idea “del teatro de grupo” toma más fuerza, vista en la unión, el esfuerzo y la creación. Ritos sagrados es otra de las puestas en escena que marca un antes y un después en la bús-queda que iniciaba el grupo en torno al mito y el ritual andino. A partir de ello, Ramos-García señala cómo estos sucesos evidenciaron un desarrollo del teatro de grupo en Arequipa y otras regiones peruanas.

El autor logra reconfigurar de manera detallada cada instante de la historia, con el énfasis en el proceso de formación y búsquedas constantes del grupo. Entre las fuentes esenciales se hallan las teorías de la antropología teatral, pero sólo como punto de partida para su creación propia. Sobre el tema, ante la pregunta que le hiciera el periodista cultural Armando Cáceda Ochoa, en una entrevista realizada en mayo de 1983, acerca de si las teorías de Barba y de Grotowski son estériles o no para el teatro de la América Latina, Frisancho expresó:

El objetivo no es distribuir espectáculos ni tam-poco homogeneizar culturas distintas, sino confrontar experiencias y técnicas para inter-cambiarlas, para reafirmar las posibilidades de hacer del teatro un momento de libertad […] nosotros vamos en busca del teatro antropoló-gico, pero no somos barbeanos […] lo que que-remos hacer es buscar las bases antropológicas que tiene el teatro, pero a nuestra manera, res-catar nuestras raíces teatrales incas o aztecas.4 Encargados de visibilizar la región arequipeña

y llevar sus tradiciones a varias zonas del Perú y a otras naciones, Los Audaces han integrado los cam-pos de la representación escénica, la dramaturgia escénica, la dramaturgia escrita, la teoría teatral 4 Cf. Armando Cáceda Ochoa: “Entrevista de Armando

Cáceda Ochoa a Fredy Frisancho”, Luis A. Ramos-García: Ob. cit., pp. 22-23.

y la dirección artística. Con el núcleo conformado por la familia de los Frisancho –en la actualidad a Fredy y Fernando se le han unido Christian y Katherine, sus sobrinos–, Los Audaces tienen las huellas de sus tradiciones precolombinas, de los Incas, de Francisco Pizarro, César Vallejo y José María Arguedas, armónicamente imbricadas a los estudios de la antropología teatral.

Otro de los vórtices que desarrolla el volumen es la participación de Los Audaces en eventos y fes-tivales, algunos de ellos organizados por el colec-tivo, interesado en desarrollar el teatro en la zona arequipeña. Junto a ello, Luis A. Ramos-García se refiere al diálogo generado por el grupo en diversos debates universitarios sobre genocidio, derechos humanos, desobediencia civil… la descentraliza-ción cultural y la influencia de los discursos globa-les en las culturas del subdesarrollo pues, según los investigadores presentes en el libro, el acon-tecer de la representación teatral de Los Audaces posee una perspectiva marginal, con el legítimo propósito de hacer hablar a la mayoría silenciada.

Dueños de un teatro laboratorio, con una mirada hacia la creación colectiva, en sus procesos escénicos participan varios asesores, investigado-res, literatos y estudiosos de otras disciplinas. De esta manera, conciben obras surcadas por la bús-queda de la identidad del hombre peruano. Como ejemplo, el escritor y crítico literario Tito Cáceres Cuadros distingue a Tierra marcada, como una de las obras más importantes del colectivo, creación colectiva que representa el choque entre Atahualpa y Pizarro.

Con algunos artículos más agudos que otros, las páginas del libro muestran cómo Los Audaces han formado un grupo, que a pesar de tener pocas obras, debido a sus largos procesos de investiga-ción constante, han generado una corriente pro-pia en el teatro arequipeño. El alto manejo de las lenguas dialectales y sus variantes coloquiales, el uso frecuente de las tradiciones orales populares, el regreso hacia las fuentes y mitos del pasado indí-gena y las fases formativas de la creación colec-tiva, junto al trabajo en torno a la dramaturgia actoral, la gestualidad y la ritualidad corporal, y la exigencia al actor y al espectador de una actitud reflexiva –“una comunión espiritual”–, son algunas

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de las líneas que marcan casi toda su producción escénica.

Luis A. Ramos-García destaca ese teatro “vivo”, basado en las experiencias personales de los actores y en su vínculo constante con el contexto político y social. La realidad latinoamericana encontró en esta clase de teatro de urgencia y compromiso una manera de luchar por los ideales, muchas veces en la clandestinidad.

Como cierre, Ramos-García propone cinco tex-tos dramáticos representados por el colectivo: Ritos sagrados (1981), Carcajadas del payaso (1985), Tierra marcada (1992), Hombres sobrantes (1999) y El silencio de los justos (2008), los cuales, según el compilador, “se autogeneran desde su propio con-texto y prácticas populares”,5 y poseen la marca del “escrutinio experimental de las analogías estructu-rales entre los fenómenos rituales y los teatrales.”6

Según Sara Joffré, “…parece no interesarle a nadie contar que hay teatro en el Perú.”7 La drama-turga y actriz peruana se refiere a la poca atención que reciben esos colectivos diversos, numerosos, creadores de una escena al margen, alejada de la capital limeña; a un teatro hecho desde la “margi-nalidad”. Junto a los títulos previos: Voces del interior: Nueva dramaturgia peruana, del propio Ramos-García (Minnesota-Lima, 2001) y Teatro, memoria y herencia de María Teresa Zúñiga (Minnesota-Huancayo, 2004), Una montaña en el horizonte: Los Audaces. Cuarenta y cinco años de teatro arequipeño, integra ese reconocimiento nacional e internacional a una escena que discursa sobre el teatro latino-americano desde los espacios “subalternos”.

Mediante esta especie de bitácora teatral, Ramos-García muestra las coordenadas de un teatro con olor a tierra, a raíz, a árbol, y nos acerca más al camino de la reconfiguración de la identidad peruana. m

5 Luis A. Ramos-García: “Grupo Laboratorio de Teatro Audaces: Cuarenta y cinco años de teatro peruano”, Luis A. Ramos-García: Ob. cit., p. XLVII.

6 Ibíd.7 Sara Joffré: “El teatro en el Perú sigue vivo: ¡Hola allá

afuera!”, Conjunto n. 147, abril-junio, 2008, p. 104.

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