Teatro Puertorriqueño: Anti-Epicade La invasión · ha producido el teatro de habla hispana...

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Teatro Puertorriqueño: Anti-Epica de La invasión La peculiar situación política de Puerto Rico ha producido una es- pecie de aislamiento dentro de la comunidad de los pueblos hispanos. Esto. unido a cierto desdén, ha dado lugar a un particular desconoci- miento de sus letras, hecho paradójico. dado el medular hispanismo de un pueblo que. a pesar de estar unido políticamente a una nación sajona. se sigue aferrando al idioma como vehículo idóneo para con- firmar su identidad. De ahí que falten ensyos sobre la obra de sus más distinguidos escritores, como es el caso del dramaturgo Manuel Méndez Ballester. poco conocido fuera del ámbito insular. Sin embar- go. Méndez Ballester cuenta con una extensa producción dramática y sus piezas de corte realista se pueden encontrar de las mejoras que ha producido el teatro de habla hispana durante este siglo. Además de Tiempo muerto, que es un clásico puertorriqueño y una estupen- da expresión de la tragedia rural, El clamor de los surcos, Encrucqa- da y La inuasidn son certeros aciertos de Méndez Ballester. Nos inte- resa esta última en particular por las implicaciones históricas, ya que situada en 1898 y durante la Guerra de Cuba, las implicaciones son múltiples. entrelazando conflictos claves de tres nacionalidades; Puer- to Rico. España y Estados Unidos. Esto no excluye que la obra sea en misma un logro dramático. Por serlo, también es un logro histórico. Situación dual que nos obliga a una breve anotación cronológica: 1897 España le concede la autonomía a Puerto Rico. 1898 21 de abril, comienza la Guerra Hispanoamericana. 12 de mayo. la escuadra norteamericana bombardea San Juan 25 dejulio. se inicia la invasión por Guánica IB de octubre, entrega oficial de la Isla a los Estados Untdos. 1934 Se publica Insutarisrno de Antonio 5. Pedreira.

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Teatro Puertorriqueño: Anti-Epica deLa invasión

La peculiar situaciónpolítica de Puerto Rico ha producidouna es-pecie de aislamientodentrode la comunidadde los puebloshispanos.Esto. unido a cierto desdén,ha dado lugar a un particular desconoci-miento de sus letras, hechoparadójico. dado el medular hispanismode un pueblo que.a pesarde estarunido políticamentea una naciónsajona. se sigue aferrandoal idioma como vehículo idóneo para con-firmar su identidad. De ahí que falten ensyossobre la obra de susmásdistinguidosescritores,como es el caso del dramaturgoManuelMéndezBallester.poco conocido fueradel ámbito insular. Sin embar-go. MéndezBallestercuentacon una extensaproduccióndramáticaysuspiezasde corte realista se puedenencontrar de las mejorasqueha producido el teatro de habla hispanaduranteestesiglo. Ademásde Tiempo muerto, que es un clásicopuertorriqueñoy unaestupen-da expresiónde la tragediarural, El clamor de los surcos, Encrucqa-da y La inuasidn son certerosaciertos de MéndezBallester. Nos inte-resaestaúltima en particular por las implicacioneshistóricas,ya quesituadaen 1898 y durantela Guerra de Cuba, las implicacionessonmúltiples. entrelazandoconflictos clavesde tres nacionalidades;Puer-to Rico. Españay EstadosUnidos. Estono excluye quela obraseaensí mismaun logro dramático.Porserlo, tambiénesun logro histórico.Situación dual quenosobligaa una breveanotacióncronológica:

1897 Españale concedela autonomíaa PuertoRico.1898 21 de abril, comienzala Guerra Hispanoamericana.

12 de mayo. la escuadranorteamericanabombardeaSan Juan25 dejulio. se inicia la invasión porGuánicaIB de octubre,entregaoficial de la Isla a los EstadosUntdos.

1934 Se publica Insutarisrnode Antonio 5. Pedreira.

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Esta breve cronología es imprescindible para una aproximaciónadecuadaal hecho histórico que representóla invasión y al hechodramático que recogeManuel Méndez Ballester en La invasión- Elacontecerhistórico quetiene lugaren los años 1897 y 1898 ofreceuncontrasteque vamos a resumir de entradade una manerabien sen-cilla: orden civil y orden militar. En 1897 Españale ofrece a PuertoRico una solución política donde se trata de resolver el problemapuertorriqueñopacíficamentey por medio de un proceso legislativoqueaparecíarecogidoen la CartaAutonómica.

Esta cárta Autonómica concedia a Puerto Rico un Gobierno propio conampliasventalascomerciales.El gobiernode la Isla se llevarla a cabopor ungobernadorgeneral y un ParlamentoInsular bicameral, El gobernadorgene-ral estaríaayudado por un Gabinetede Despachocompuestopor puertorri-queños.-- El gobernadorgeneralserianombrado por la (Corona; era el coman-dante en jefe de las fuerzasarmadasde la Isla,, - El Parlamento Insular secomponiade dos cuerpos: la (Cámarade Representantesy el (Consejode Ad-ministración.., Paraser elegido representanteera necesariotenermayoria deedad, haber nacido en la Isla o residido en ella continuamentepor cuatroañosanterioresa la elección.- - El (Consejode Administraciónse componíadequince miembros: ochode ellos elegidospor el pueblo y renovadosen su mi-tad cadacinco años:y sietedesignadoscadacinco añoscon caráctervitaliciopor el gobernadorgenerala nombrede la (Corona

t-

La Carta Autonómica le dabaa Puerto Rico un sistemade gobier-no liberal y dejabaen manosde los puertorriqueñosgran número deasuntoslocales. La presenciadel gobernadorgeneral y los derechosque le eranconferidos, limitaban el liberalismo de la Carta Autonómi-ca, existiendo siemprela posibilidad de que los puertorriqueños,encualquiermomento, se quedaránsin las reformasotorgadas.Sin em-bargo. se tratabade un pasopositivo en la vida política de la Isla queera de considerableimportancia. Pero la Guerra Hispanoamericanava a trastocareseordende cosas.En 1898 los EstadosUnidosenfren-tan a los puertorriqueñoscon una realidadbélica.

A mediadosde mayo unaescuadraestadounidense,al mandodel almiran-te Sampsony compuest.apor diez barcosde guerra, bombardeóla ciudad deSan Juan... Las modernasarmas de fuego de la flota estadounidenseeranmuy superioresa las viejaspiezasespañolas.La mayor partede los proyecti-les de la armadaatacante, sin embargo,pasaronsobre la ciudad. Ello hacesuponer, contando con que Sampsonera un perito en estafasede la guerra,que el almirante no quiso destruir la ciudad ni las vetustasfortalezas..- El

verdaderoataquese verificó por Guánica,desembarcandoalíl el 25 deJuliode 1898, 3.314 infantes,quehablanpartido de Guantánamo,(Cuba,al mando

1 J, L. Vtvxs MALOoNAOo, Historia cte PuertoRico (New York: Las Américas.1977),pág. 225.

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del tenientegeneral Nelson Appleton Miles.., Las tropasdel general Wilson,avanzandopor la carreteracentral. segúnlo planeado.se enfrentarona unaresistenciatnayor cuando las tropasespañolasse fortificaron en las altueasconocidascomo El Asomante,Desdeellaslas tropasespañolaspodiandefen-den el camino contra una fuerzaatacantemuy superior, y durante tresdiasdetuvieron a los estadounidenses.(Cuandoestos preparaban su ataquefinalen Utuado. el 12 de agosto. llegaron órdenesde suspenderlas hostilidades.

- Españase rendiay la guerraterminaba2.

A estoshechoshistóricosquesirven de fondo a la acción de La in-vasión de MéndezBallester, hay que agregarla importancia concep-tual que tiene Insutarismo de Antonio 5. Pedreiradentro de la cultu-ra pertorriqueña.El libro de Pedreiraes en si mismo una interpreta-ción polémica del ser y el acontecernacional quedeja una profundahuella en la cultura isleña.

La concepciónidílica de lo hispánicoesun fenómenopeculiar queadquiere en Puerto Rico maticesdesproporcionados.Se trata de unamanifestacióndel nacionalismo insular, llevado a extremosa conse-cuendadel peligro foráneosajóndel cual ha sido víctima PuertoRico.La importancia que se le ha dado al componentehispánico,ha dadolugar a un cambio de dirección, y la obra de Pedreiraha sido someti-da a un análisis frecuentementedemoledor. “La subestimacióndelcomponenteindígenade la identidad nacionaly. a la inversa, la exal-tación hispanófila de éstarecibieronsu formulaciónclásicaen Insula-rismo«3. Pero inclusive dentro de estainterpretaciónnegativa,quedalnsularisrno como un clásico puertorriqueñoque no debedescono-cerse, y que deja su profunda huella en unageneraciónde escritoresque seforma dentro de un mismo padecerhistórico. De ahí que Insu-larismo y lo que este libro representaen el pensamientopuertorri-queño,estépresenteen las actitudesde lospersonajesde La invasiónpor la simple razón de que autores (Méndez Ballester. Pedreira).puebloy personajesconvivendentro de unamisma realidad.

La decisión delos invasores

MéndezBallester coloca a Puerto Rico, con dramática precisión.en la hora cero de su historia contemporánea.1898. Como si el tiem-po se hubiera detenido y la historia se repitiera circularmente, lospersonajesde La invasión, paralizados,contemplan el desembarcosajón como en el pasadocontemplaronel hispánico.Cuandose inicia

2 VtvAs MALOONAOO, págs. 230-232.~ JOAN, A. FLORES. intsularisnno e ideologíaburguesa(Rin Piedras:EdicionesHora-

can. 1979), pág. 32.

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la obra Pijuán Bermúdezdesciendelas escaleras,se dirige sencilla-mente al espectadory lo coloca directamenteen el momentohistóri-co, al mismo tiempo quenos pone en antecedentesde su genealogía.El procedimientono esrepetidopor el dramaturgo,hecholamentableya que es muy eficaz en este momentoy la naturalezade la pieza seprestaa estainterrupcióndialéctica.

El titulo de la obra es muy representativode un desvío históricode consecuenciasextraordinarias. Al llamarla La invasión, MéndezBallesterconcentrala atención en un acontecimientode origen forá-neo que se le impone a los personajesde la historia nacional. Al ha-

- cerio así, reducelas posibilidadesde los personajes,que al volversevictimas de la situación están imposibilitados de la liberación épica.El conflicto es.efectivamente,dramático, como en El jardín de losce-rezos de Chejov. La lírica nostalgiadel titulo chejavianedeterminalaimposibilidad de luchar por la supervivenciade un mundo destinadoa desaparecerbajo las presionesdel materialismo y la violencia. Ladosis de nostalgiadel teatro de Chejovva acompañadade la parálisisde la acción, y al serel dramaturgode la parálisisburguesasevuelvetambién dramaturgo de la revolución. Seríaabsurdopedirles a Che-jov y a MéndezBallesterla creaciónde unaépicade lo queno fue. Suausenciahistórica y su presenciadramátivainvitan a la discusiónhi-potéticade lo quepudo habersido4.

Al hacersu presentaciónal público, PedroJuan Bermúdez,apo-dado Pijuán, exponecuidadosamentelos determinantesgenéticos.Esevidenteque el autor los considera importantes. Al mismo tiempoque los ul5ica con mucha precisión en unospocosdías del año 1898,concentra en ellos una serie de factores genéticosdonde encierramuchossiglos- En estesentidorefleja en escenala preocupacióndel«¿cómosomos?’ y el «¿quésomos?’ que interesóensayisticamenteaPedreira.Al remontarseel protagonistaa susorígenesburgalesesenel siglo xvi, queda la raíz hispánicacomo esencial, y en especial lacastellana:inclusive la castellanadel Cid. La relación es paradójicaya que Pijuán es la antítesisde la decisión épica.El árbol genealógicose enriquececon la contribución indígena(«el primero de los Bermú-dezseretiró de soldado,se casócon unaindia cimarrona’, 3) y la afri-cana, algo másdirecta (‘El mayor se le escapóun día de la hacienda.se hizo escribanoy se casócon la trigueñamás guapade la capital’,

4 Las citas de La invasión correspondena una copia que nos dio el autor. Aclare-mos de pasoqueen (Cuba. a> subir al poder castro. hay toda una invasión chejovianaque influye en autorescomo AbelardoEstorbo y RegueraSaumeil. En cuantoa La in-vasión.Wilfredo Brascbi ha observadola condición chejovianade la obra. “El estilo dela obra —con acentoen el diálogo quefluye lejos de la acciónpolitica y bélica— recuer-da a (Cbejov”. Ver: Wilfredo Brasehi. “Manuel Méndez Ballester, dramaturgo”, Revistadel Instil oto de(Cultura Puertorriqueñatjulio-dieiembre. 1977). pág. 53.

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3). Es evidenteque MéndezBallesterestá realizando el perfil étnicodel personaje.fundiendo los tres integrantesracialesen un contextode decisión y rebeldía.Es en estesentidoqueel autor difiere de la de-bilidad fisica. fisiológica y sicológicaquese le atribuyefrecuentementeal ~5uertorriqueño. La virilidad histórica se confirma en el lecho y enla guerra. caracterizándoseestaúltima por la luchacontrala ingeren-cia extranjera, particularmentesajona-Todo esto haceque el perso-naje estépresentadoteniéndoseen cuentaunaseriede antecedentesépicos que lo conviertenen figura idóneapara la acción. El compro-miso bélico se confirma en la gesta de 1868 y el año terrible del 87.En la lógica genéticaPedroJuanBermúdez tiene todos los genesne-cesariosque hagande él un hombrede acción.La concienciadel tiempo estátrabajadapor MéndezBallesteren estaexposicióninicial, dondeqííedan contrastados:

(a) tiempo (suma) (b) tiempo(punto)- • l2deagosíodel898

1506-1898 12 de agostode 1898

El devenirdel tiempo llega a un puntoescénicamenteexacto.Cori concienciadidá(-tica. MéndezBallester concluye la introdtíc-

ción dcl personaje:’Lapreguntaque nos hacemostodoses: ¿porquérazon los aínerit-anoshan iíívadido nuestraIsla? Los EstadosUnidosle han declaradola guerraa Españatomando corno pretexto el colo-niaje a qtíc Españatiene soíne¡idaa Cuba. El pretextoes. pues. la li-burlad de Cuba. ayudar a Cuba en su guerra por la independencia.Pero con csa misma uNí-usalos EstadosUnidos han invadido PuertoRico y amenazancon apoderarse<leí archipiélagode las Filipinas. Lo

cíu- veránustedesestanochees un aspectode esta violenta ini erven-

ción y de cómo los Bermúdez hicimos frente a esta agresión’ (4). Deesta maneradel planteamientodel problemaen términos genéricospor medio de la pregunta.pasael autor a la traslacióndel conflicto anivel real; esdecir, anivel dramático.

La respuestavamosa darla liosol ros en sí-títillos 1 erminoseseencos y caraclerologítos. corno si i)rut alniente Thcodoro Roosevelt- elhijo d- su padre y supuesto“j iban> de la Fortaleza”. avanzarahacialas candilejasy con la mayor tía t uralidad del mi indo nos abolelcaracon su 1 uNto:

1’, N - Wc becomecolonial otinded,.. 1 n 1 beseIaler vearsof 1he ni nelcenAti

eeriturv 1 he United Síates.and br thai matier Ihe whote of tbe white world.was nol mereN’ al Ihe end of a centurybut al Ihe end of an era.. It wasconst-dered asaxiomatie thai no wbite nation could find a woríby opponentexeepíin anol¡ter white uní ion- Warring againsí t he colorednal ions Was more dan-

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gerousand more exeiting Iban big-gameshoorint but still more or less in thesamecategory.Destiny seemedto poiní loan entire world ruled by white pe-ople.- - We beganto becomevery wealthy, buí our increasingwealth was ba-sed on increasedproduction. That meaní, logically. (he necessity br mere-ased market.salso. - - ‘ihe aceeptedbroad doctrine on colonieswas, therefore.that thcy were tradeassets.Thcy were cónsideredin terms of customersformanufacturedproduets and soureesof raw matertais.- - The idea of self-delermination fiad nol beenborn, and altruism took Ihe form of a flrrn beliefthai Ihe besítbing awhite eoontryconíddo for a coloredcountry was tu lakeit over and leí Ihe superiorwhitesadministerIhe affairs of Ibe inferior indige-oes... Our ostensiblereasonfor entering the war had been to gain for (Cubaher independence.We found nurselves. however. witb a far more complezproblern. for we fiad. in addition to (Cuba.PuertoRico and l’hilippioes.. Thegeneralattitude of mmd of he whiíe peopleal thai periodwas thai no nationwith any pretenseto importaneeshould be without colonies.. Wc decidelthai we. too, would be an empireand shoulder‘ihe wbite mansburden’

5.

Si el teatro tiene susestereotipos.de Brechta Marqués,la realidad nodeja de tener los suyos,como el caso de TheodoreRoosevelt,que fuegobernadorcolonial de Puerto Rico en 1929. El texto de Rooseveltbien pudo habersido escrito por sumayor enemigo.y su fornia direc-ta y llana de explicar las raíces racistasdel colonialismodeja corto alos marxistas del Caribe. Seria injusto, sin embargo,considerareltexto del personajecomo representativo,no sólo de la concienciaco-lectiva de un pueblosino también de la de todossusgobernantes.Lageneralización seria tan simplista como cualquier otro estereotipo—del machismoa la docilidad puertorricense.Es evidentequeRoose-velt es responsablede su texto, y aquéllosque lo compartan.pero laculpabilidad de los hombreses siempreindividual, no genérica.Cier-tamente. dentro del texto dramáticode La invasión, bien pudo darleTheodoreRooseveltrespuestasemejantea Pijuán: caedentro del ám-bito histórico-colonial de La invasión.6.

~ THrnoonn Roosavrtr, (Colonial Polietesof Ihe Untted SialesIGardencity. N. Y.:Doubíeday.Doranand(Co. 1937). Ver el capitulo “We becontecolonialminded. de la pá-gina 66 a la 86.

~ Sin embargo.seria injustono deciralgo mássobreTtíeodoro Roosevelt.Dice de élAlbizu (Campos.-’Esíehombre. con el sentido del politico populacherode barrio. seha-ce pasarpor un gran amigo nuestro. se interna en la montaña, saca fotografias denuestra desnudezy de nuestrahambre,La propagandaen EstadosUnidos solicila lacaridad pública y privada norteamericana,alegandoque no tenemos recursosparaatendera nuestrasnecesidades”,ver Aíbizu (Campos,La conciencia nacional puer-torriqueña tMéxico: Sigloxxt. 1972). pág. 98. La cita, no obstantela intención, reflejael interés de Roosevelt por el bienestar social de los puertorriqueños.Y a pesar denuestrasobjecionesrespectoal “personaje”. también debemosobservarque ‘Rooseveltllegaria a ser tino cíe los mejoresgobernadoresamericanosque tuvo PuertorRico, yaque hizo lodo lo posible por resolver los crñnicos problemas socio-económicosde laIsla”, según npinión de Gonzalo F. (Córdova en Santiago Iglesias, creador de! ntnvi-miento obrerodePuertoifico (Rio Piedras:Editorial UniveTsitaria. 19791. pág. 103,

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Los signosde la decisión

MéndezBallesterutiliza pocospero muy funcionaleselementosvi-sualesy auditivos para caracterizarla acción y los personajes.Pijuánreaparecerá“junto a la ventanadel fondo limpiando un fusil mientrasse escuchaen el patio el rasgueode una guitarra. Poco despuésseoye. en segundoplano. una deseargade fusilería. Rápido, Pijuán seasomaa la ventana.reclina el fusil y loma los anteojosde campañaquecuelgandel setoy observa” (4). La pasivade la acción caracteriza-rá todo el resto de la obra. Si limpiar un fusil puedesugerir la posibleintención de usarlo. el resultadono tiene que ser necesariamenteés-te. Si Pijuán. al escucharla descarga.se hubieraasomadoa la venta-na con el fusil y hubieradisparado.habria respondidoa la conquistasajonacon épica filmica. pero épica al fin y al cabo. En su lugar, dejael fusil y toma los anteojosde campaña,lo que equivalea confirmarque el peligro físico no estátan cerca como pudiera parecer. El ras-gueo de la guitarra ocupa un lugar más cercano a la acción que ladescargadc fusileria. hechoque produceauditivamenteun distancia-miento bélico y un acercamientolineo. Este movimiento pendularvaa caracterizarel desarrollode la obra de principio a fin. De esta formael episodioguerreroque le sirve de titulo no es un hechopresenteenescena,ni de forma demasiadoinmediata,sino un motivo importanteperode naturalezareferencialque nuncaocupaun primer plano acti-vo. A pesardel profundo significado de los hechosy de las repercu-sionesque los mismos tendrán en la vida de los personajes.existe unsentimiento casi bucólico que da un carácter nostálgico más queguerrero. un latido arcadiano.que pareceser el anhelode los perso-najesy que refleja la actitud vacilante del protagonista.A los paci-fleos personajesles cuestatrabajoaceptarqueuna realidad de sangrey fuego se tiene que super-imponeral goce idilico y al sentimientoar-cadianoqueellos percibenen la vida puertorricense.En el espiritu dePijuán late el conflicto aparentementeinsoluble de no poderconjugarla pazcon la guerra.

Esta ambientación se reiterará durante el segundo acto. Al des-correrseel telón esDiego. el sobrino de Pijuán. cl queobservacon an-teojos de campañala batalla que tiene lugar en las montañas,en elAsomante.Es inevitable recordara SamuelGili Gaya, porquela ver-sión quenosda es la quepodemospercibir a travésde losanteojosdecampañacon los cualescontemplala invasión.~’El Asomanteparececomo si quisieraembravecerun poco,pero en seguidase arrepientede susgestosde matón y se inclina con toda cortesíaante el azul co-balto de la costa sur’7. Baste imaginar a Theodore Roosevelt en el

GUi Gayacitadopor Antonio 5. Pedreira.Insularismo(Rio Piedras:EdicionesEdil.1973). pág. 41.

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Asomantede Ciii Gayaparacomprenderel desajusteentreel hombrey el paisaje. Lo mismo podríadecirsede un guerreroespañolen cual-quiera de sus muchos ferocesepisodiosbélicos. No así los puertorri-queñosde La invasión. Aunque todo estono pasede una interpreta-ción literaria, el material con el que manipulamosla crítica (MéndezBallester. Pedreira,Ciii Gaya) nos enfrentaa un bucolismobélico enel quelos guerrerosestánde mas.

Al principio del segundoacto, cuando Emilio entra para hablarcon Lupe y a lo lejos se escuchael tiroteo, Lupe se pone a tejercrochet. Diego observa-Esque mamá,tan pronto oye un tiroteo, sepone a tejer crochet” (37). La explicación de una serie de aconteci-mientos guerrerosen la historia puertorriqueñay de persecucionespoliticas, se haceal ritmo de una conversaciónamenay mientrasLu-pe teje. Esta contraposición le da nuevamentea los episodiosarma-dos un carát-ter familiar. El bombardeode San Juan por la escuadranorteamcrit-anaes narrado vivamentepor Lupe y Diego. peroel inti-mismo de la escena,cl tono, el hechode queLupe siga tejiendo. le daal momento el distanciamiento nostálgico de algo que uno tiene laimpresión que ha ocurrido en algunaremotadistancia.Aunquesees-cuchantiros y cañonazos,tal parecequeel peligro no estáalíl. Cuan-do Emilio dice, «Bueno,voy a dar unavuelta por las trincheras«(41) einvita “Diego, ¿quieresacompañarmeun momento a las trincherasespañolas?”(42), es difícil imaginar que en estos momentosse estádecidiendo, cuandomenos,un siglode historia puertorriqueña.

Nada de esto es, en modo alguno. dramáticamenteobjetablc. Elgran acierto de Méndez Ballesteres el tratamiento inusitado, y po-siblemente muy puertorriqueño. de un acontecimiento bélico, quedesnudade épica y lo presentaen todosu dramáticosentido.Dramá-tico sentidoque reside,principalmente, en su anti-épica.Todo es. na-turalmente.cuestiónde puntosde vista: peroel del autor esmuy váli-do en estecaso.Al anularsela épicaseacrecientala angustiadramá-tica. interna, siemprede tipo civil, tal y como correspondeal carácterde todo pueblo que seacivilizado. En este caso los bárbarosson losagentesde la guerra. los portavocesde la fuerza: lo cual determinaque ellossean,precisamente.los conquistadores.

Despuésde todo Puerto Rico no estabaen guerra y éstaes una ra-- zón por la cual la guerraaparececomo unanaturalezasuperimpuest-aa una circunstanciay unoshombresque vivían en una paz relativa.La situaciónes.en tal sentido, muy parecidaa la estructurabucólicaque uno asociacon la vida del indio americano y la llegadade losconquistadoresa ciertas regionescaracterizadaspor una existenciapacífica. “Somos un pueblo ajeno a la violencia y cortesmentepací-fico, como nuestropaisaje”~. Cierto o no, los personajesde La invu-sión reflejan un ordencivil, no militar.

8 Pedreira.pág. 41.

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Al iniciarse el tercer acto, “Pijuán observa el mapade la guerracuandoentra Diego visiblementemalhumoradoy se quedamirandodespectivamentea su tio” (59). El procesode distanciamientocon elque ha venido trabajandoMéndez Ballesterse cumple una vez masen este momento. La sutil pero firme evolución de Diego quedaní-tidamenteexpuestaen unabreve perodecisivaescenaque anticipa ladecisión final del joven. Al observarPijuán el “teatro de la guerra’ enel mapa que estudiadetenidamente,destacasu temperamentoanalí-tico, no participante.Esto irrita a Diego. que desdeel primer momen-to ha propuesto la participación activa del tío: es decir, la toma deconcienciade tipo existencialistay funcional. El texto del tío delatasu ser.”De maneraque si los guerrilleros no atacancon rapidez. es.tán perdidos’ (60). “¿Están perdidos o estamos perdidos?” (61). seapresuraa observarDiego. En estafina distinción gramatical resideelsecretode toda la obra y de todo el episodio.El distanciamientoqueva de la terceraa la primera personaexplica el acontecerhistórico ycaracterizaa Pijuán. que es un hombre no participante,que ve pasarla vida. que funcione en tercerapersonay nuncaexiste ni en yo (ac-ción individual) ni en nosotros(acción colectiva). La acción, en todocaso,para el protagonista.se desarrollaen el plano mental. De ahí seoriginan las limitaciones funcionales de su concienciacolectiva. Eltrazadoes tan preciso que Méndez Ballester cometeun error de ca-racterizaciónal final cuandoPijuán “decide’ unirse a lasguerrillas. Pi-juán no puededar la “decisión” porque es la ‘indecisión’ misma y susuplicio de Tántalo (o quizássu destinotrágicode Sibila) essaber,en-tender. agonizar,y ser incapazde resolver nada. La forma en que elpersonajeva posponiendola’”decisión” medianteel uso pacífico de fu-siles, anteojosy mapas,evidenciaque él es,militarmente, un estrate-ga de la nada. Su promesadramática inicial U’.. de como los Bermú-dez hicimos frente a estaagresión”. 4) crea un “suspense”dramáticocuyo verdaderosentido estáen un~-”decisión” que nunca llega a lo-marse.”Y en los momentosmás graves nuestrasdecisionesvacilanen un ir y venir sin reposobuscandosu acomodo’9. Si durantedosactosestuvimosen esperade quePijuánactuara. y no llegó a hacerlo:lo mejor que hubierapodidoocurrir, dramáticamente,es que al finalno hubieraactuadotampoco.Ademásde haberseconservadola natu-raleza básica del personaje.hubiera reflejado muy fielmente la si-tuación de una burguesíaliberal que no pudo o no supohacerreali-dad su ideario. Por otra parte. la presenciade Diego salva la obra degeneralizacionespuestasen tela dejuicio (“el puertorriqueñodócil’) y

ofreceel necesariocontrasteentrela accióny la parálisis.

Pedreira,pág. 32.

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Dialéctica histórica de la duda

Si tomamosunageneralizacióny la aplicamosa un acontecerper-sonal, la generalizaciónno se compruebaen términos de un pueblopero sí puedeaclarar móviles de la conducta.Además, nunca deja-mos de generalizar. El puertorriqueño que se irrita cuando se diceque los puertorriqueñosson asi. posiblementese defiendadiciendoquelos norteamericanosson de esteotro modo. El pedreirismoque secombate por su falta de basepoco científica, se protege con unadialéctica marxista no menos generalizadoray subjetiva. Decir quelos europeos,como decía Pedreira,son legislativos, y los africanoselecutivos.puedeser una teoria tan científica como la de la creacióndel mundo en siete dias; pero. ademásde seruna opinión tan válidacomo la de los marxistas-leninistas,puedeservir paradesentrañarca-racteresindividuales, como en el caso de Juan José Bermúdez.aliasPijuán.

Empeñadoel personajeen presentarsugenealogíade la acciónco-mo resultadode su trilogía étnica (tesis opuestaa la de Pedreira),suindecisión lo vuelve una criatura representativadel hombre del cualPedreiradebió sacarsusconclusiones.Píjuán insisteen su activa (sucontribución bélicaa la causaindependentistacuandoel Grito de La-res), pero al iniciarse la obra se confirma su pasiva, inclusive física:‘Un guerrillero necesita dos brazos fuertes como dos troncos, y míbrazo derechoya no me respondebien” (61. Físicamentelógico, ade-más:en 1868 cl protagonistatiene veinte años: estamosen 1898. Alconsiderarse.sin embargo,que suscincuenta añosno son un real yabsoluto impedimento. sus vacilacionespueden explicarse pero nojustificarsedel todo.

A los efectosdidácticos, la naturalezalegislativa del conflicto dra-mático le sirve a MéndezBallesterpara presentarunasíntesishistóri-ca de la situación puertorriqueñaen 1898. analizandode forma siste-mática el conjunto de fuerzasideológicasquefuncionaban en PuertoRico en aquel momento. Esto lo logra sin adulterarla acción, ya quelos personajesque representanla diversidad de posicionesideológi-cas. lo hacen siempre de modo funcional y no como simple exposi-ción teórica.

Pijuán. que representaen la obra lo mejor de la puertorriqueñi-dad, se encuentraasediadopor las presionesde dosfuerzasantagóni-cas. La épica del pasadose materializagraciasal coronelSarmiento,que planteael conflicto de un modo incomprensiblepara el resto delmundo hispanoamericano, cuyo proceso histórico no tuvo queenfrentarsea dilemassemejantes.Sarmiento le pide a Pijuán su cola-boración en la lucha contra las tropas norteamericanasy explica laimposibilidad de atacarlas columnasamericanaspor los flancos‘por-

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que no tenemoslos guerrilleros. Porquenos faltan hombresde expe-riencia como usted» (19). Por otra parte. don Gonzaloes el portavozde la épica del futuro colonialismo sajón.aunqueno sea tan clara laintención. El le trae a Pijuán instruccionesde Washington para que‘los separatistasno hostiguena las tropasamericanas’<32). sin queestasfuerzasdefinansu posición anti-colonial. De estamanerael per-sonajeseencuentraen el vértice de dosfuerzascolonialesque le pre-sentanproposicionesinadmisiblesy que lleva a la única solución po-sible: unirse al separatismopuertorriqueño.Esto explica la presenciadesdeel primer momento del ideario independentista,cuando Galo.el peón negro. le informa a Pijuán que los separatistasson respon-sablesde la descarga.cuyo ciclo se cierra al final con la “decisión” to-mada, primero por Pijuán, despuéspor Diego. de levantarseen armasen defensadel separatismo.Pero, entre la desigualdadde la lucha y

lo tardío de la “decisión’, el gesto de los personajessólo tiene un con-tenido simbólico (no muy distante del simbolismo de Guarionex)sinel menorresultadopráctico.

Pijuán estáconscientedel doble juego.-’Hoy los separatistastene-mos dos adversariosque combatir: los españolesy los americanos’(7). Pero los enemigosde la independenciatambién estánconscientesde esaduplicidad. Si el coronelSarmiento lo amenazasolapadamentediciéndole: “Lo que está mal para nosotrospuederesultar peor paraustedes los separatistas”<18). don Gonzalo advierte de una Cormatodavíamás eruda:’Pijuán. si descartasla diplomacia,sólo te quedaun camino peligroso... el de las armas...el camino del suicidio’ (33).Esta oposición, que cierra el primer acto. es un acierto del plante-amiento dramático,hechopor Méndez Ballestercon la precisión téc-nica que le caracterizacuandomanejaescénícamenteprocedimientosrealistas.PolíticamentePijuán se encuentraatrapadoen un juego defuerzasqueseráconducente,primero, a la parálisisdel acto, después.a la derrota de la “decisión’, cuyo carácterincierto quedaplanteadotan pronto se inicia el segundoacto:

Lupe: ¿Qué ha respondidoel GobiernoAutonómico?PtJIJÁN: No sé.

Lut’e: ¿Y el consejoquetedió Gonzalo deno hostigarlastropasamericanas?Ptjuán: ¿A cambio dequé?

Lupe: No sé.Gonzalo no dijo nadaconcreto.Tienesrazón,¿Acambiode qué’?PtJUÁN: A cambio deotro fraude.

Lupe: Losespañolestambiénpuedenengañarnos.PtsUÁN: Notengo la menorduda.Uteco: Son pájarosdel mismoplumaje.

PtJuÁN: Son iguales.Estamoslidiando con dos lobos hambrientosa la vez.Lupe: Tendrásquehacer la decisión.

PtJUÁN: No puedo(36-371.

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La lógica del texto seleccionadoes nítida. Va del desconocimientode unadecisión colectiva al “no puedo’ de una individual. El precisocontrapuntoconducea un esquemadel existencialismohistórico:

+ pájaro pájaro VS “hacer la decísíon’lobo lobo

quees lo que no sehace.Matemáticadel másy del menos.El gran planteamientode La invasión radica en el terrible sentido

quetuvo, tiene y tendrá, parael pueblo puertorriqueño,estadecisiónpospuesta.Aunque Pijuán sabeque es su deberayudar a Leonardo.no acabade hacerloy. la propia Lupe no llega tampocoa precisarsuposición. No pasade su inicial ‘no sé que decirte’ (9). Mientras queGalo, el peón negro, se decide y se une a los guerrilleros. Pijuán sindecidirse.“¿Qué esperausted?”.-”El momentojusto” (52). Galo seva yPijuán se queda,en esperatodavía.La agonia de esaesperatieneunamanifestacióntrágica.-”Tienesuna cara como si te hubieransenten-ciado a muerte’ (53). ¿Por qué no se decide?¿Qué lo detiene?¿Cuálesesemomento,tan exacto,tan preciso?Aparentementeno eshastaquesefirma el armisticio quePijuán consideraque la lucha ha termi-nado para los españolesy comienza para los puertorriqueños.Sinembargo.estratégicamente,no tiene sentido. Aunquequizás la luchahayaempezadopara su sobrino, no hay dudaque ha terminadoparael.

Pijuán no es más que un reflejo a nivel individual de las dudasque manifiesta el movimiento separatistaa nivel colectivo. “¿Quédiablos le sucedea los separatistas?Hostosen Nueva York. Hetancesen París, y el Directorio Revolucionario acabade disolverse.En SanJuan cadacual te ofreceunaversióndistinta-’ (13). ‘Estamosdesorga-nizadosy sin cabecilla.Contamoscon intelectualesy políticos brillan-tes. pero nosfalta un revolucionario auténtico,un hombre que tomeel mando y traceel camino” (13). La indecisión de un individuo reflejala de un partido incapaz de organizar sus fuerzas, lo cual, segúnPedreira,forma parte a su vez de una mentalidadcolectiva. “De ahique sea tarearelativamente fácil la de faltarle el respetoa todo unpueblo cuyaprincipal debilidad radica en su debilidad para la acciónjunta y desinteresada”tU Mal congénitoo no, la acciónde La invasiónconfirma la debilidad a varios niveles, imposibilitando el éxito de ladialécticahistórica de la duda.

Es a todas luces imprescindibleun análisis del conjunto de facto-resquedeterminanesta“indecisión” de la “decisión” queencontramosen el pensamientoy el gesto del liberal decimonónico.Pedreirainsis-

10 Pedreira.pág. 33.

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te en el carácterlegislativo de la raza blanca y el ejecutivo de la razanegra. La relación de estaafirmación con el texto dramáticosehacepalpable: Redenciónen Mariana o el alba nuncaduda de su misiónejecutiva; tampoco lo hace,en La haciendade los cuatro vientos, elnegroesclavo que mata a la bruja martiniqueña: Galo, en La inva-sión, esel primero en decídirse.El determinismo naturalistadecimo-nónico influye mucho en el pensamientode Pedreiracuandoafirma:“Del cruzamientode españolespuros que en la isla luchabandesven-tajosamentecontralas enfermedadesy el clima, nació el criollo, palu-dicho y ágil, quea travésde algunasgeneracionespudo asimilar conutilidad los rigoresdel trópico” t t. De concepciónquedebió serpareci-da gestaHelava]a Franciscode Andradey Ruiz. Aunqueseamuy dis-cutible la afirmación de Pedreira,Juan Angel Sílén la comparte enmedida igualmentesubjetivacuandodice que al llegar a América losespañolesya traían las semillas de la decadencia.En Eugenia Victo-ria Herrera de Myrna Casas,Jaime Herrera confirma esta decaden-cia- La obsesióngenéticacomo determinantede la conductaconstitu-ye un motivo que se repite una y otra vez, casiobsesivamente,en ladramaturgiapuertorriqueña.

La lógica marxista ha buscadootros caminosparaexplicarnos elfracasode la burguesíadecimonónica.“Si Puerto Rico no ha logradoaún su independenciaformal, ello se ha debido a quela claseque lahubiese podido lograr nunca pasó de ser un caso extremo delumpemburguesía’ de que nos habla Gunder Frank. El contraste

con Cuba resulta aleccionador.La burguesíapuertorriqueñadel si-glo xix no alcanzónuncael grado de madurez y de desarrollode laburguesía cubana de ese mismo periodo’ 2 En otras palabras, el“atraso” de la burguesiapuertorriqueñase debíaa que todavía pade-cia de una estructura“pequeño parcelaria’, que se percibe con clari-dad en el carácter de las relacioneshumanas en los núcleos bur-guesesde la dramaturgaestudiada.“dentro de la cual la célulabásicade una economía de exportación plenamente constituida —ellatifundio—, si bien no estáexcluida, no ocupaaún posicionespredo-minantes’ ‘~ Los Andrade en La haciendade los cuatro vientos deBelaval son terratenientesde estetipo, y en Eugenia Victoria Herrerade Myrna Casas.se discuten las limitaciones del capital cuando losHerrera intentan vender la hacienda.No existe un capital suficiente-mente agresivo. Lo que es ‘peor’ en términos marxistas: existía una“organización económicade cuyos beneficioses partícipe—sí bien en

Pedreira.pág. 29.12 MANIJE!. MALooNAoo—DF:Nts. Hacia una interpretación marxista de la historia de

PuertoRicoy otros ensayos(Río Piedras:Editorial Antillana, 19271, págs.26-27.3 Ramón de Armas (-ilado por Maldunado-Denis,pág. 27.

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muy diferentesgrados—unamayoriasignificativa de la población ru-ral” 14: pequeñosagricultores,proletariadoagrícola,esclavosmanumi-tidos. En otras palabras. la interpretación marxista de la historiapuertorriqueñanos dice que los puertorriqueñosno son libres porquela burguesíacriolla no era ni tan latifundista, ni tan esclavista,ni tancapitalista, como la cubana.El teatroconfirma lo expuesto.En el ter-cer acto de La haciendade los Cuatro Vientos,el terratenienteespa-ñol se dispone a transformarel sistemaesclavista,creandovolunta-riamente en su propia haciendaun proletariado rural. Paradójica-mente,la benignidadde la claseterrateniente(Andrade, Rojas.Herre-ra, Bermúdez)reduceel material humanonecesarioparallevar a feliztérmino un procesorevolucionario. El paternalismoortegueanoy cul-to de esta llamada’’lumpemburguesia’.se vuelve su mayor virtud ysu mayor defecto. Parael marxismo tiene un carácternegativo, yaque los hacendadospuertorriqueños,por sermás generososque loscubanos,evitan la formación de unaconcienciarevolucionaría.

La armonia de las relacioneshumanasreducelas posibilidadesdela acciónrevolucionaria.Dificulta la “decisión”. La revoluciónsenutrede la violencia, que es factor determinantede la rebeldía. Pero enPuerto Rico el procesose debilita entre la autoridad españolay elcriollo, y entre ésta y las clases trabajadoras.Aunque Pijuán tienepresenteque los españolesmatarona su padre y a su cuñado,sabetambién que le han concedidoa Puerto Rico una Carta Autonómicade carácter liberal. Esta situación le da cierta autoridad al coronelSarmientoal considerarposible la ayudade Pijuán. De decidirsea sufavor, el puertorriqueñoestaríadefendiendono a Españasino al siste-ma de gobiernoque le ha sido concedidoa Puerto Rico. Con estacon-cienciade la reduccióndel abismoque separaal opresordel oprimi-do. esquepregunta:“¿Ha hechoustedla decisión?” (45). La “decisión’se ha vuelto más difleil. precisamente,a consecuenciade estareduc-ción de distancias.Las medidasasimilistasproducenesteefectosico-lógico. lo que explica que la situación puertorriqueñaestéconstante-mentesometidaa una presión de estetipo que dificulta la “decisión”,“Las represiones,lejos de quebrantarel impulso. favorecenel avancede la conciencianacional’ ~ y viceversa.Si el avancede la lucha declasese reduceen la medidaque Galo y Pijuán esténunidos en unacausacomún, y el primero sesientaprotegidopor el paternalismodelhacendadoliberal, algo muy parecido ocurre en La invasión a nivelde las relacionesentreespañolesy criollos, y la recién concedidaCar-

4 Ramón deArmas citadopor Maldonado-Denis.pág. 27.~ FRANZ FANON. citado por Miguel A. Riestra, Pobrezay colonialismo (Río Piedras:

Edilorial Anlillana. 19781. pág. 63.

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ta Autonómica produceun debilitamiento de la conciencianacionaldesdela perspectivadel pensamientoseparatista.

Además,las relacionescordialesentre la autoridadespañolay loscriollos de la burguesía(que se confirma en el caso de los Rojaspri-mero y de los Bermúdezdespués).debilita también y creaunamayorconfusión.Salvoen el casode Pijuán, todoslos personajessienten,enuna medida u otra, una especialsimpatía por lo español.Pijuán, porejemplo,recordarála experienciahistórica a nivel familiar paraatem-perar susimpulsosa favor de lo español-Fueronellos, los españoles.-

los que mataron a nuestro padre y a tu marido’ (10). Lupe oponevínculoscreadospor los genes.-’Note olvides que nuestro padreeraespañol. No podemosodiar a los españoles.Es imposible’ (10). Cuan-do Pijuán consideraque es su deberayudar a los guerrilleros. Lupevacila y cae también en las fronteras de la duda—’No sé qué decirte”(9). Lupe se alarma porqueestánquemandolas haciendasespañolasy siente que el coronel Sarmiento es un ‘adversario noble’ (10),mientrasque Pijuán se siente “enemigo implacablede todo lo que élrepresenta’(10). El protagonistase encuentraen medio de unaconfu-sión ideológica a nivel individual, familiar y nacional. CuandoDiegole dice al principio del segundoacto, ‘éstees el momentode atacaralos americanospor los flancos como te propusoayer el coronel Sar-miento’ (35), la estrategiamilitar secomplicacon losmismosconcep-tos que le ha expuestoa Lupe respectoa lo que el colonialismoespa-ñol ha representadopara losBermúdez.

Peroesen Poladondela concienciade clasey los principios domi-nantesde la hispanidadllegan a un extremoque traspasael elitismoortegueanoen su mejor sentidoparaconvertirseen auténticodespre-cio por los que no son de su misma condición. Es, por cierto, uno delos mejorespersonajesde la obra, cuyosdefectosse ponende relievegraciasa un tratamiento que no representaninguna animosidad departe del autor. A pesarde los atractivosde Pola, las facetasnegati-vas de su carácterestán delineadassin que uno llegue a perder devista las razones que explican su manera de ser. Esta naturalidadconfirma el talento dramáticode MéndezBallester, que logra llevar aescena,con sencillezy autenticidad, las facetasmásvariadasdel serpuertorriqueño. PorquePola es. en su intransigentehispanismo,ensu propia identificación con el podercolonial, todo un carácterde lavida puertorriqueñaarrancadade un periodo, pero que puede sertransferido,muy fácilmente,de un siglo aotro.

Pola se identifica. sin ponerlo en tela de juicio, con los españoles.El incendio de la haciendafamiliar, de nombre foráneo. La astu-riana, es un motivo inicial importante. Ha sido incendiadapor losguerrilleros separatistas:se trata de un gesto de rechazo a un colo-niaje de cuatro siglos. ParaPola. sin embargo,representala traición

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manifestadaa niveles múltiples: «Los cónsulesextranjerosy la genteadineradacasi obligaron al CoronelSan Martín a rendir la plaza’ (25);“Le digo a ustedquecuandoserindió la plazade Ponce.aquellopare-cia una fiesta. Sólo asi pude darmecuentade los muchosamigos hi-pócritas que tenía’ (25). Pero estacrítica no la hacePola porqueseidentifique con su pais: ella se identifica con los colonizadores:‘<Ustedsabequemi padrees españoly quemis sentimientosestáncon Espa-ña’ (26). No defenderlos interesesde Españaespara la muchachade-lito de traición.-’La retiradade las tropas fue mucho peor. Los volun-tarios puertorriqueñosse negaron a seguir a la tropa veteranaespa-ñola y comenzarona desertar” (26). La peculiaridadde la situaciónpuertorriqueñahacediscutible lo que en otros lugaresde la Américahispanaseria flagrantedelito de traición: un voluntario al servicio deEspaña.De estamanera,si ubicamosel texto de Polaen el PuertoRi-co de hoy y nos imaginamosunasituación hipotéticasimilar, surgiráel conflicto cainísticode la traición. ¿Quiéncometedelito de traición?¿No es Pola, en realidad, la que ha traicionado?Entonces,hoy, ¿cuálseria la verdaderaPola?Siente un profundodespreciopor su pueblo,y en sus evocacionesnostálgicas,que embellecenla obra con unaconcienciadel tiempo que acrecientala tristeza, se nos presentaconun tono de superioridadindiscutiblementeelitista. De su encuentrocon unachica campesina,comentalo siguiente: ‘¿Te imaginasquiénera? La nieta de don Valerio. uno de nuestrosagregadosmás anti-guos. Fuimos a su casay me puso a conversarcon el pobreviejo, yme puedencreerustedesque no sabetodavíaquiénesson los ameri-canos.Me porfió quesi hablaningléssoningleses,y queseguramenteson los mismos que trataron de apoderarsede Puerto Rico en el año1797.según le contabasu padre. La verdad es que esapobregentedel campo es un hato de ignorantes’ (43). La actitud de Pola estáenraizadaa un fuerte conceptode clase.Es lógico que su concienciaaristocráticade la vida no sientaningunaafinidad por el coloniaje sa-jón. como tampocopor el ideariodemocráticosobreel quesefunda lanaciónamericana.Polatiene un conceptomonárquicode la vida y nopodríaaceptarnuncala participación de las masasen el gobiernodelos pueblos,a modo de la democraciaamericanao bajo algunade lasformas del socialismo. No se da cuentaque es ella la que esincapazde comprenderel devenir histórico en su conceptomás amplio y enlos moldesconcretospuertorriqueños.Despuésde todo, a nivel local,es el jíbaro el que comprende la historia y cuandodice ‘si hablaninglés son ingleses”estáhaciendouna interpretación intuitiva dondeentraen juegola filosofía de la historia. Pola tiene un conceptomino-ritario y elitista de la revolución-Los que tienen esaconcienciade lapatria, de lo nacional,son casisiemprelos pequeñosgrupos” (44). Eh-tismo revolucionario, este último de la burguesíarevolucionaria del

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siglo xíx y que (aqui sí pone la bala en el blanco) la coloca frente afrente y el mismo nivel de gran partede la elite revolucionariadel xx.

quediciendo lo contrario no haceotra cosaquecreeren lo mismo.Seriainjusto, sin embargo.reducir la significación y el alcancedel

personaje.que seenriquececon su fijación a lo que va camino de ex-tinguirse. La derrota acabapor crearunacondición poética,y la nos-talgia sirve para ahondaren la sicología de Pola, con sus recorridosentre las ruinas del olvido. “Qué puedehaber entre las ruinas de unavieja haciendasino recuerdos’(35). Este matiz le da la nota chejovia-no-puertorriqueñaque caracteriza la intimidad de La invasión. Suconcienciainclaudicable respectoa lo queella es.su responsabilidadcomo representantede una clase, hace que uno acabepor tenerlecierto respeto.Despuésde todo, entrecaracteresque vacilan, ella sa-be lo quequierey no elaudica.Es lamentablequeno defiendaa Puer-to Rico con los mismosbríos quedefiendeaEspaña.

SARMtENTO: ¿Nole gusíariaquedarseaqui. en su pais?POLA: No, Coronel. me da penadecirlo pero éstees un ambientedemasiado

estrecho,asfixiante, vulgar.SARMtENTO: ustedsesiente másespañolaque puertorriqueña.

PoLA: ¿Y qué quiere ttstcd si tite he educadoen universidadesespañolas?t661.

Esta falta de identificación del personajecon el espíritu nacionales lo queacabapor nacionalizarla.MéndezBallesternacionalizaunaactitud: la españolizaciónde Pola no es másque un reflejo históricode la americanizaciónde “Mary”. Es, además,una realidad de doblevisión que tienen que considerarlos puertorriqueños.Cuandocorre-lacionael acontecerhistórico, frívolamente, con los cambiosclimato-lógicos, MéndezBallester, sin traicionar los matices de la frivolidad,nos ofreceun texto eminentementetrágico.-”;A quién se le ocurre fir-mar un armisticio en el mesde agosto!’ (65). La irresponsabilidaddeespíritu la convierte en una criatura monstruosasin que se produzcauna alteracióndel molde cotidiano. Deshumanizacióny elitismo querompen los límites de la burguesia y que representauna actitudmucho más amplia de lo quea primera vista uno pudiera imaginarse.

La dirección opuestaparecerepresentadapor Emilio, que en me-dio de susupuestaimparcialidad. se inclina con unaactitud bastantecínica hacia los americanos.Su simpatía hacia lo españoles tibia ydudosa.“Yo me sientoemocionalmentevinculado a la causade Espa-ña como muchospuertorriqueños.Pero,eso sí, no dejo queesaemo-ción me nuble el entendimiento’ (56). Se declara“imparcial’. “ni conunosni con otros” (12): pero no es‘<más queun zorro” (12), como dicePijuán sin alterar el caráctercoloquial de la situación. Cuando dice:“cadadía el hombre seme parecemása unahoja de yagrumo: por un

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lado color de plata y por otro color de humo” <13), Méndez Ballesterutiliza un excelenteprocedimientocaracterizador:se define a sí mis-mo mediantetextoscuyo significado uno tiene queinvertir o median-te definicionesdirigidas hacia la caracterizaciónajena.El que nieguesu oportunismo no quiere decir que no lo sea: el personajese vuelveconvincentea medida que intenta convencernosde ]o que no es.Aldecir. ‘de ahoraen adelante,el escudode Puerto Rico será un mansocordero con un peso redondo en la boca” (77), no hace más quecompletarun diseñoque él mismo ha ayud4doa crear.

Sin embargo.el valor de Emilio como personajees muy parecidoal de Pola: se trata de la reversibilidad. Sin traicionar la medida desus circunstancias (españolización,americanización), ellos puedenser lo opuestode lo que aparentanser. Al ser un oportunista.Emiliono haceotra cosaqueaprovecharsede la situaciónpolítico-revolucio-nanapara sacarprovechoparasi mismo.De estamanerael persona-je esrepresentativode un tipo dentrodel serhistórico: esto le permiti-rá invertir su papel cada vez que le llegue su momento. Tanto Polacomo Emilio tienenlas de ganar:la “decisión” de ambosestádel ladode los másfuertes,

Es evidenteque esteúltimo personajepercibeclaramenteel desti-no económicode PuertoRico. “Dice JoséJulián Acostaen 1866:“Sinel mercado consumidor y productor de los EstadosUnidos, puedeasegurarseque no se habría desarrollado la agricultura puertorri-queñ&; y para 1898, los EstadosUnidos eraya “la metrópoli comer-ciaP’ de Puerto Rico” ie El oportunismo, cualquieraqueseasu natu-ralezay condición, tieneantenasdetectorasde losmovimientoshistó-ricos. Es natural: la historia se define a vecesbajo circunstanciasdevída o muerte, a la que opone el oportunismo su “sálvese el quepueda”.

La invasión estáconscientede que el problemaexistencialistadePijuán no es necesariamenteel de todo el pueblopuertorriqueñoen1898. Puedeser, sin embargo,un problemade concienciaatemporal,que tiene unahistoricidad de siglos queabarcauna temporalidadenla que se incluye el 98, pero que va desdeel momentoen quese ini-cia la historia de Puerto Rico hastanuestrosdías.Del confusionismoideológico del 98 deja constanciala obra mediantelas múltiples refe-renciasque se basanen el dato histórico, “Veamos la verdad caraacara. Nos dice un observadorde la época:“Cadavez que se enabola-ba la banderaamericana,era vitoreadacon un vigor tal queprobable-mentenuncase le habíadado a la española”.El liderato politico dijojunto a Muñoz Riveraqueno queríamosserotra cosaque “buenos y

16 ,j, M. OARcIA-PASsAuAcQuA,La alternativa liberal tRio Piedras:Editorial Universi-

tana, 19743, pág.43,

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lealesamericanos”.La reacciónde la poblacióncivil antela invasión.producto del miedo a regresar a la opresión “de la bárbara madrepatria’, no fue otra cosaque voluntariamenteentreguista’17 Esta re-alidad colectiva hace másdesoladorala circunstanciade Pijuán, quemuy a pesar de susbuenasintenciones,tambiénse muestraincapazde apresarel pensamientopopular. De estaforma, el líder posibleseenajenaal mismo tiempoquese acrecientael ritmo indecisode la ‘de-cisión’.

El carácterantí-bélico de La invasión se manifiestaademáspor-que dentro de la dialéctica histórica de la duda desarrolladapor Pi-juán, sepone de manifiesto un nivel erótico en cl que también tienetodas las de perder.El coronelSarmientoes presentadocomo un don-juan españolpor el cual Lupe y Polasesientenatraídas.Al separatis-mo’ histórico que conviertea Sarmientoen su enemigo,se agregalainterferenciadel militar españolen la vida familiar, debido a que Lu-pe ejercesobre él una fuerte atracción. Peor todavia: se convierte enun rival en la vida amorosade Pijuán, ya queésteestáenamoradodePola y Pola lo estádel coronel. El amormatiza la lírica de la pieza.yel coronelquereciba a Garcilasopara enamorara Lupe. pierdesu ca-rácter épicoy contribuye a la lírica intimista de la obra. También elpersonajese vuelve más interesante,adquiriendouna concienciadelvacio de la vida queno sólo lo caracterizaa él sino quese amplíahas-ta hacersereflejo de la existencianacional. “No creausted queyo leatribuyo a la carreramilitar todo el hastíoque siento.En mi hay algomás: el sentimiento de derrota, la sensaciónde que he pasadopor lavida viviendo cobardementey aceptandoen silencio sus injusticias yarbitrariedadessin habermedetenidosiquieraun instanteen el cami-no a protestara voz en cuello contra el mundo entero’ (48). De estamanerael hombre de acción queno se ha detenidoun instante,antí-tesis del protagonistadetenido,vive más allá de su uniforme la an-gustia de no haberactuadode modo diferente.La “indecisión’ que lesobraa Pijuán es la “decisión’ que le falta a Sarmiento:la épicatam-bién puedemoverseen el vacío: másexactamente:la épica es la “de-cisión” del vacio. El amor llega a vecesa superimponersesobre todoel contexto histórico, reafirmandola esenciasubyacentede un mun-do que no estabaprisionero de las consignas.‘¡Cómo se reirán losque vengandetrásde nosotrosde las muchassupersticionesy menti-ras que noshemosinventadoparaocultar el máspoderosoy feroz delos instintos: el amor!’ (60). El tono eseminentementechejovianoy laangustiadifusa estállena de un delicadodesencantofinisecular, tancertero,que nos gustaríaestarsegurosqueesen el amor donderadi-cael máslegitimo mensaje.

17 GARcIA-PASSALAcQOA, págs. 43-44.

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Con Pijuán logra MéndezBallesteruna de las manifestacionescla-vesde la dramaturgiapuertorriqueña.La dialéctica históricade !a in-decisión se individualiza dramáticamentey nos coloca en el angus-tioso ámbito del existencialismo puertorriqueño. El enfrentamientopuedeservir también para encaminarnoshacia una concienciamásobjetiva de la mecánicade la acción, ‘Toda acción humana, aún lallamada “elección moral’, estádeterminadapor causaspreviamenteexistentes.Un hombreo un pueblo no deberesponsabilizarsepor suscreenciasy hechos,a menos que hubiesepodido actuar de otra ma-nera,juzgándolosdentro de su propia condición existencial.Las deci-sionesy las accionesde un pueblotienenconsecuenciassobreel mis-mo quepuedenser tachadasde “buenas” o de “malas’. Pero las de-cisionesy las accionesde los pueblosno resultan de una bondad ounamaldad innata, sino de sucircunstancia,de su realidadhistórica.La naturalezade los puebloses una realidadobjetiva, previa y sepa-radade su alegadolibre albedrio.Su historia pasaday surealidadpre-sentedeterminancadadecisión de un pueblo” tS La elecciónmoral dePijuán no podíalibrarsedel cúmulo de circunstanciasquemoldeabanla vida puertorriqueñaen 1898. Es el pesode todos estoselementoslo que dificulta la decisión,peroseriainjusto quede ahí sacáramoslaconcienciade la culpa. La realidadobjetiva de 1898 estáformadaporuna seriede factoresque le son dadosa Pijuán. pero de los cualesélno esresponsable.La responsabilidadestribaen la necesidaddel aná-lisis de los datos,libres de toda culpa, y de acuerdocon ellos tomar la‘decisión” consideradamásjusta. Ese esel problemade cadahombre.Esees el problemade cadapuertorriqueño.

Liberalismo: Separatismoy convivencia

Hosmos: Ayer pasé todo el dia con los anteojosen las manos: desdeel desecheohastael Ataúd. y desdePuníaHorinquem hastaPuntaPonce.todo lo vi. lomiré, lo remiré, lo bendije y lo senti, Lo senli: quierodecir lo que conesafraseexpresael dialectoliterario, no eslo que ella dice por si misma. Sentipor ella y con ella su hermosuray su desgracia.Pensabaen lo noble quehttbiesesido verla libre por su esfuerzo, y cn lo triste y abrumadory ver-gonzosoque esverla salir de dueñoen dueñosin jamásserlo desi misma.y pasardesoberaniaensoberaniasin jamásusarde la suya19

MéndezBallesterconstruyela La invasión en la medida de las pa-labras de Eugenio Maria de Hostos, cuandoel 13 de septiembrede1898 contemplaa Puerto Rico desdela cubierta del “Philadelphia”.

tS OAt«:tA-}’AS5ALACQUA, pág. 36.9 Idos-ros, citado por Maldonado-Denis,Puerlo Rico. uno interpretación histórico-

social. pág. 57.

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Hastala circunstanciapareceun paradoja.Hostoses aquí el epílogode Pijuán Bermúdez, que inicia la obra de Méndez Ballester con-templando la hermosuray desgraciaque se gesta en el Asomante.Aunque el personajeno lo dice exactamenteasí, es indiscutible queMéndezBallesterha logrado recrearidéntico dolorido sentir. Este mi-rar, remirar, bendecir y sentir constituye la realidad última de losBermúdezen La invasión, los Rojasen Mariana o el alba, los Herre-ra en Eugenia Victoria Herrera y los Andrade en La haciendade loscuatro vientos:agonistasde MéndezBallester,Marqués,Myrna Casasy Belaval respectivamente.Con los dramáticos prismáticos de laderrota histórica, al modo independentistade Betances(“yo sé quesoy el vencido”)20, personajesy autoresreconstruyenel pasado-Lostonos son lúgubresy es lógico: ¿por qué estosdramaturgos.ante lahistoria. habríande enfrentarsede otro modo, cuandoles toca viviren carnepropiael resultadode “la invasión”?

Los Andrade,los Rojas. los Herrerasy los Bermúdezsufrenal uní-sono una condición de clase social (burguesía criolla de hondaraigambrehispánica)quelos perfila escénicamentey dentrode cuyoslimites tienenquevivir. No puedenescapara suscircunstancias,limi-taciones y problemas. Están ligados a España de un modo tanestrechoque la liberación se hace imposible, y los dramaturgossien-ten el fenómeno,en mayoro menormedida,como continuidad y fija-ción. “Lo cierto es que la burguesíapuertorriqueñanunca logró undesarrollosuficiente como paraquesus interesesentraranen contra-dicción con los interesesde la metrópoli”21. Si los lazosestánen vivoen la haciendade los Rojasen el 68, no han desaparecidoen casadelos Bermúdez en el 98. Particularmenteen el caso de La invasión,gran parte de] problema de la obra reside en las ramificacionesqueestos lazos representan.Algunos personajesse sienten obligados amanifestarsu incondicional españolismoy, como ya hemosindicado.esevidenteque estaconvergenciaideológicade conservadoresy libe-rales pesan en las dudas de Pijuán. ‘Forzoso es manifestar a la‘Madre Patria” incondicional adhesión. Muestrapalpable de ello escuáneficazha sido aúnen aquél entoncesla “colonización’~ del puer-torriqueño, su apocamientoy pérdidadel espíritu de rebeldía,inclusoen el casode aquelloslib erales-queeran portavocesde las ideasmásavanzadasde su época’22.El sinceroliberalismo de Pijuánestáheridode muerte, afectadopor las divisionesideológicas,la recién adquiridaCarta Autonómica y el cansancio que produce la acondicionada

20 Be-tANces.citado por Maldonado-Denis,pág. 47.2t MALDONA[,O-DENtS, Hacia Una interpretación marxista de la historia de Puerto

Rico y otrosensayos,pág. 30.22 MAtooNAoo-DnNts,PuertoRico, un.a interpretaciónhistórico-social. pág. 36.

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derrota: de ahi su apocamientoy su inseguridadcon respectoal parti-do quedebíatomar.

Además,es evidentequeuna nuevadirección seavecinaen la ac-titud de los puertorriqueños. En el seno de los Bermúdez estásembradaya una concienciamaterialista que paraliza la acción, nopor motivos de flaquezasdel ideal del hombre como Pijuán, sino aconsecuenciadel fortalecimiento de los intereses:“la realidad es quela mayoría de los puertorriqueñosapruebande la presenciaesta-donnidense,de la misma maneraque en 189$ muchosde ellos reci-bieron con flores a las tropasinvasoras”23• No essólo ‘la dialécticadelsery del temer”, como indica GarcíaPassalacqua:setrata tambiéndela dialécticadel sery del tener. Tenero no tenersevuelvecontrapun-to del ser o no ser, y se prefiere seren la medida de lo que se tiene,como lo expresaEmilio en La invasión, que no es un casoaisladosi-no representativo.Emilio sabeque‘la élite colonial, que habíaservi-do fielmentea Españaseaprestade inmediatoa servir de igual modoa la nuevametrópoli. Todas las antiguasprotestasde españolismosetrocarán como por arte de magia en protestas denorteamericanismo”24.Si Pola se enoja y se disponea irse del país.Emilio adopta una actitud cinica y estálisto para quedarsey apro-vecharsedel mejor modo de las nuevasdireccionesde la historia. Laactitud de Emilio no hacemásquereflejar el oportunismoacomodati-cío de muchos políticos de la época.

El texto dramático estáestrechamenterelacionadocon lo históri-co, sin que MéndezBallester descuidepor eso el trazado sicológico.queessiempreconvincente.Mientras“la SecciónPuertoRico del Par-tido RevolucionarioCubano.., caerábajo el dominio de anexionistascomo el Dr. JoséLuis Henna...”25 Pijuán manifiesta el ideario inde-pendentista y rechaza el anexionismo de Henna.’Fue un errornombrar al Dr, Henna presidentedel Directorio. Siempreha sido unanexionista, admirador de EstadosUnidos” (32). Efectivamente,se-gún nos lo confirma la cita histórica: los puertorriqueños‘derrama-rán la última gota de sangrey lo sacrificarántodo para obtenerla se-paración de nuestrapequeñaisla de la bárbara madre patria y suanexión a la Gran RepúblicaAmericana”26.Pijuán, representantedeuna burguesíaliberal revolucionariae independentista,se ve en lasredes de una situación mucho más compleja que la que se dabaenCuba. Mientras Martí logra independizarel pensamientoliberal cuba-

~ GoaooNIi. Lswts. PuertoRico: colonialismo ¡j revolución IMÉxico: EdicionesEra.19741, pág. 252.

24 MALoosAoo-DEsts.pág. 55.25 MALooNAoo-DFNtS. pág. 54.

26 carta del Dr, j, 3. Hermacitadapor Maldonado-Denis,pág. 54.

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no del liberalismo de la metrópoli, en PuertoRico no ocurretal cosayla intervención americanano hace más que empeorarla situación.Por eso, ‘el pensamientoliberal que surge en el contexto colonial esun pensamientoque flota en una atmósferasin asideros,dándoseasíen el caso de que pueda desenvolverseen el limbo del pensarutópico”27 De nuevola historia dibuja másnitidamente el retrato dePijuán. Estafalta de asiderohaceque el personajese mueva, al pare-cer, en el vacío, a pesardel activismode Galo y Diego. Peroestosper-tenecenel primero, a otra clase:el segundo.a otra generación.PijuánBermúdezesel quevive a plenitud la derrotade la historia.

Estefracasono debenegarleel pan y el aguaa la burguesíaliberalen la escenay la historía puertorriqueña.Si escierto, y lógico. quevi-vieran dentro de los límites de su clase, no por ello hay quenegarlessusvirtudes. MéndezBallester logra con Pijuán Bermúdez,además.el más integral retrato de un liberal puertorriqueñodel siglo pasado.Los Rojas de Marquéstienenun carácterdemasiadoaristocratizante:cosaque encontramosen Roía, por ejemplo, pero no en Píluán. Esteúltimo es más liberal que burgués. y Méndez Ballester destacasucondición humana. Inclusive su indecisión nace de una condiciónintrínsecadel mejor liberalismo. Ortega y Gassetconsiderael libera-lismo como supremagenerosidad,ya queel liberal aceptael principiode convivencia de aquéllosque no piensancomo él. Esto explica lasdiatribas anti-orteguianas (y anti-’insularistas’, naturalmente) delmarxismo. ‘Por eso, no debe sorprenderque prontamenteparezcaesamismaespecieresueltaa abandonarla.Es un ejercicio demasiadodificil y complicadopara que se consolideen la tierra”28. De estafor-ma la autenticidadliberal de Pijuán haceque se desgarreentre sepa-ratismo y convivencia, ya que vive una experienciacompleja. El re-sultadoesfatal: la conciencialiberal aparececondenadaal grito decidi-do del vivan las cadenas.

27 MAcooNAoo-DENtS,pág.31.

28 JosÉ ORTEGA Y GASSET, Lo rebelión de las musas (Madrid: Espasacalpe. 1969).

pág. 82.

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CONCLUSION: ESQUEMA FINAL DE LA INVASION

ColocadoPijuán en el vórtice del conflicto O. convertidoen núcleo.su ‘decisión” estásujetaa presionesmúltiples a nivel individual y colec-tivo. De un lado la direcciónespañola,representadapor Sarmiento;delotro la sajona, representadapor don Gonzalo. Ambas direccionesres-pondena interesesforáneosy. por consiguiente.son fuerzasdescenden-tes:e. Haciael primer grupo se inclina Pola; haciael segundo,Emilio:ambosson participantesde signonegativo:®. A Pijuánle correspondemantenersu independenciade criterio, con lo cual Diego y Galo fun-donancomopunto neutro al centro:@. Otro tanto haceLupe, tambiénal centro, desoladadentro de unacircunstanciaque va moldeandosupropia enajenación. Al firmarse el armisticio, el protagonistalogralibrarsede las dosfuerzasenemigasy tomar, aunquesea tardíamente,la “decisión” que representasu elecciónmoral y el desentrañamientodesu incógnita.

oPijuán

o oRoía Diego-Lupe-Galo

1

eGonzalo

oEmilio

LA DECISION

o

Matías MONTES-HUIDOBROUníversity of l-Iawaii

(EE.UU.)

eSarmiento