task6-Jimenez Sanz, Guillermo

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CIUDAD TABLERO Partiendo de la eliminación de los bolardos, pues son unos elementos inútiles en nuestras calles que solo crean vacíos urbanos e impiden la libertad de circular por las aceras, continúo aportando propuestas para este tablero de juego: Lo primero de todo es hacer un mayor número de calles peatonales reduciendo el tránsito de coches por las pequeñas calles permitiendo su circulación únicamente por las grandes avenidas, logrando con esto que los niños puedan salir a la calle, como lo hacían antes, sin el peligro que suponen los coches y fomentando también que la gente vaya andando a los sitios cercanos, olvidando la comodidad creada hoy en día. Otro de los cambios que necesita nuestra ciudad es la plena adaptación, tanto de sus calles como de todos los servicios públicos, para que cualquier persona, más aún cualquier niño, con movilidad reducida pueda moverse con total libertad y facilidad en su vida diaria. Además la adaptación es beneficiosa para todos. También es una buena idea que un día a la semana, como bien puede ser el domingo, no se utilicen vehículos privados promoviendo una ciudad libre para el peatón, reduciendo aunque sea por un día la contaminación y fomentando el transporte público y el ejercicio físico, como puede ser el ir en bicicleta a los destinos. . Construir los colegios lo más cerca posible de parques y rodearlos de zonas peatonales para que los niños puedan disfrutar de sus ratos libres en ellos, ofreciéndoles momentos de libertad fuera de la circulación de vehículos y favoreciendo el juego y el deporte en grandes espacios. Como idea final me baso en una iniciativa llevada a cabo en diversos países, pero a la vez desconocida en otros muchos, publicada en un artículo del National Geographic escrito por Verlyn Klinkenborg en mayo del 2009. Es la iniciativa de: LOS TEJADOS VERDES” Los tejados vivos o verdes no son ninguna novedad, eran habituales en las casas de adobe de las praderas norteamericanas y todavía se pueden ver tejados de césped en las cabañas de madera y en los cobertizos del norte de Europa. Sin embargo, en décadas más recientes, arquitectos, constructores y urbanistas de todo el planeta han vuelto a considerarlos y trabajan para encontrar maneras de construir tejados vivos aceptables en todos los aspectos ecológicos y sociales, es decir, que tengan un bajo coste ambiental y que estén al alcance de la mayoría de la gente. Pensemos en los millones de hectáreas de tejados que hay en todo el mundo, e imaginemos que le devolvemos una parte de esa enorme huella humana a la naturaleza.

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Otro de los cambios que necesita nuestra ciudad es la plena adaptación, tanto de sus calles como de todos los servicios públicos, para que cualquier persona, más aún cualquier niño, con movilidad reducida pueda moverse con total libertad y facilidad en su vida diaria. Además la adaptación es beneficiosa para todos. Pensemos en los millones de hectáreas de tejados que hay en todo el mundo, e imaginemos que le devolvemos una parte de esa enorme huella humana a la naturaleza.

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CIUDAD TABLERO

Partiendo de la eliminación de los bolardos, pues son unos elementos inútiles en

nuestras calles que solo crean vacíos urbanos e impiden la libertad de circular por las aceras, continúo aportando propuestas para este tablero de juego:

Lo primero de todo es hacer un mayor número de calles peatonales reduciendo

el tránsito de coches por las pequeñas calles permitiendo su circulación únicamente por las grandes avenidas, logrando con esto que los niños puedan salir a la calle, como lo hacían antes, sin el peligro que suponen los coches y fomentando también que la gente vaya andando a los sitios cercanos, olvidando la comodidad creada hoy en día.

Otro de los cambios que necesita nuestra ciudad es la plena adaptación, tanto

de sus calles como de todos los servicios públicos, para que cualquier persona, más aún cualquier niño, con movilidad reducida pueda moverse con total libertad y facilidad en su vida diaria. Además la adaptación es beneficiosa para todos.

También es una buena idea que un día a la semana, como bien puede ser el

domingo, no se utilicen vehículos privados promoviendo una ciudad libre para el peatón, reduciendo aunque sea por un día la contaminación y fomentando el transporte público y el ejercicio físico, como puede ser el ir en bicicleta a los destinos.

. Construir los colegios lo más cerca posible de parques y rodearlos de zonas

peatonales para que los niños puedan disfrutar de sus ratos libres en ellos, ofreciéndoles momentos de libertad fuera de la circulación de vehículos y favoreciendo el juego y el deporte en grandes espacios.

Como idea final me baso en una iniciativa llevada a cabo en diversos países, pero a la vez desconocida en otros muchos, publicada en un artículo del National Geographic escrito por Verlyn Klinkenborg en mayo del 2009. Es la iniciativa de:

“LOS TEJADOS VERDES”

Los tejados vivos o verdes no son ninguna novedad, eran habituales en las casas

de adobe de las praderas norteamericanas y todavía se pueden ver tejados de césped en las cabañas de madera y en los cobertizos del norte de Europa. Sin embargo, en décadas más recientes, arquitectos, constructores y urbanistas de todo el planeta han vuelto a considerarlos y trabajan para encontrar maneras de construir tejados vivos aceptables en todos los aspectos ecológicos y sociales, es decir, que tengan un bajo coste ambiental y que estén al alcance de la mayoría de la gente.

Pensemos en los millones de hectáreas de tejados que hay en todo el mundo, e

imaginemos que le devolvemos una parte de esa enorme huella humana a la naturaleza.

Ejemplos de ellos podemos hallarlos en Vancouver: en la azotea de la Biblioteca Pública, en Library Square, donde encontramos un jardín de 1850 m2 diseños por la paisajista Cornelia H. Oberlander y al otro lado de la ciudad, en el hotel Fairmont Waterfront tiene un huerto en la terraza.

Esta iniciativa pretende hacer comprender lo distintos que podrían ser los tejados

de nuestras ciudades y preguntarse por qué no hemos construido siempre así. Cada vez hay más investigadores que estudian los beneficios de las cubiertas verdes:

- Mejoran la eficiencia energética, ya que contribuyen a reducir la

temperatura de los edificios ya que actúan de aislamiento y reducen hasta un 20% los costes de calefacción, y aire acondicionado en el interior de los edificios.

- Ante la lluvia las cubiertas vivas actúan como lo haría un prado: absorben el agua, la filtran, ralentizan su circulación e incluso almacenan una parte para su uso posterior. Todo ello prolonga la vida del alcantarillado urbano y devuelve a la cuenca hidrográfica circundante un agua más limpia.

- La vegetación protege el tejado de la radiación ultravioleta. - Mitigan la contaminación acústica de las ciudades.

- Y la mayor ventaja de todas es que los tejados verdes son habitables,

recuperando lo que hoy es esencialmente un espacio negativo y vacío de la ciudad. Proporcionando a su vez espacios diversos, amplios, seguros y saludables para el juego y disfrute de los niños, consiguiendo nuestro primer objetivo: evitar los peligros de las calles y ampliar las zonas recreativas que se necesitan.