Tartamudez, Fernandez Zuñiga

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PROGRAMA DE INTERVENCIÓN PARA TARTAMUDEZ (Resumen del libro de Fernandez-Zuñiga) El objetivo fundamental es que el niño que tartamudea sea capaz de comunicarse fluidamente en su vida cotidiana. Para ello debemos trabajar con el niño, con los padres y con el profesor, el papel de estos últimos es fundamental para una buena generalización y el éxito de la terapia. GUÍA PARA EL TERAPEUTA El tratamiento sigue un enfoque global que atiende, en primer lugar, a la fluidez del niño y, posteriormente, se centra en aspectos concomitantes, como la ansiedad, temor a hablar, etc. Para llevar a cabo la intervención es necesario que el niño comprenda términos abstractos y sea capaz de reflexionar sobre sus emociones, pensamientos, su habla, etc. De esta manera podrá mantener un papel activo durante las sesiones, identificando sus objetivos y poniendo en práctica los recursos entrenados con la ayuda del logopeda. 1. Actividades A. Control del habla Se trata de explicar al niño las características de la producción normal del habla y los factores que pueden alterarla. Así, le ayudaremos a entender su problema y qué recursos existen para solucionarlo. Antes de poner en práctica las técnicas de control de la fluidez, evaluaremos las características prosódicas, gestuales, contextuales y verbales de sus dificultades de habla y elaboraremos una jerarquía lingüística y otra de situaciones. Posteriormente le enseñaremos a identificar los tipos de

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PROGRAMA DE INTERVENCIÓN PARA TARTAMUDEZ

(Resumen del libro de Fernandez-Zuñiga)

El objetivo fundamental es que el niño que tartamudea sea capaz de comunicarse fluidamente

en su vida cotidiana. Para ello debemos trabajar con el niño, con los padres y con el profesor,

el papel de estos últimos es fundamental para una buena generalización y el éxito de la

terapia.

GUÍA PARA EL TERAPEUTA

El tratamiento sigue un enfoque global que atiende, en primer lugar, a la fluidez del niño y,

posteriormente, se centra en aspectos concomitantes, como la ansiedad, temor a hablar, etc.

Para llevar a cabo la intervención es necesario que el niño comprenda términos abstractos y

sea capaz de reflexionar sobre sus emociones, pensamientos, su habla, etc. De esta manera

podrá mantener un papel activo durante las sesiones, identificando sus objetivos y poniendo

en práctica los recursos entrenados con la ayuda del logopeda.

1. Actividades

A. Control del habla

Se trata de explicar al niño las características de la producción normal del habla y los factores

que pueden alterarla. Así, le ayudaremos a entender su problema y qué recursos existen para

solucionarlo.

Antes de poner en práctica las técnicas de control de la fluidez, evaluaremos las características

prosódicas, gestuales, contextuales y verbales de sus dificultades de habla y elaboraremos una

jerarquía lingüística y otra de situaciones. Posteriormente le enseñaremos a identificar los

tipos de disfluencias, así como los factores que reducen el tartamudeo y los que pueden

empeorarlo.

Habla normalizada

Explicarle al paciente cómo funcionan los sistemas: respiratorio, fonatorio y articulatorio.

Técnicas de control de habla

Una de las características del tartamudeo es que consiguen hablar fluido cuando utilizan otra

forma de hablar, diferente a la suya, o cuando usan alguna técnica especifica. El uso de un

habla alternativa favorece la fluidez y puede utilizarse para controlar la expresión en sesión y

fuera de ella aunque suele resultar difícil utilizar ese patrón de habla en cualquier ocasión. El

conocimiento por parte del terapeuta es fundamental para enseñar al tartamudo su utilización

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durante el tratamiento. Estos métodos deben utilizarse de modo individualizado, después de

haber evaluado las características del niño, la edad, su nivel de desarrollo y la gravedad del

trastorno.

La siguiente lista es una recopilación de las más utilizadas.

Reducción de la velocidad del habla: Reducir la velocidad del habla facilita la formulación

del lenguaje, los movimientos articulatorios, así como la coordinación de la respiración,

articulación y fonación para la producción de un habla fluida.

Habla rítmica: Consiste en que el niño sincronice las silabas y palabras siguiendo un ritmo.

A veces se usa un metrónomo para marcar los golpes y la longitud de la emisión por golpe.

Facilitación de la coordinación motora oral: El habla mejora si se facilita la coordinación

motora realizando movimientos suaves, lentos y precisos.

Establecimiento de contactos articulatorios leves: Esta técnica incide en realizar

movimientos de los músculos articulatorios lentos, prolongados y relajados. Si se minimiza

la tensión en la articulación se reduce el tartamudeo.

Comienzo fácil: Este método se realiza iniciando el habla con un cominezo suave y gradual

de la fonación y con una espiración estable.

Relajación: Se basa en el uso de entrenamiento en relajación. La relajación es un

antagonista en las sensaciones de ansiedad y de tensión.

Desensibilización: Desensibilizar significa reducir la respuesta a un estímulo determinado.

Esta reducción de la respuesta se produce cuando se utiliza la relajación y se inhibe la

ansiedad en presencia del estímulo que lo provoca. Se usa con la construcción de una

jerarquía de situaciones de habla temidas.

Control de la respiración: El control de la respiración y una respiración adecuada, son

aspectos importantes para disminuir el tartamudeo en los niños. No se usa como técnica

aislada.

Enmascaramiento: Con el enmascaramiento el tartamudo habla simultáneamente a un

ruido de elevada intensidad que reduce el feedback auditivo. Por medio de este sistema el

sujeto reduce sus dificultades de habla.

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Retroalimentacion auditiva demorada (RAD): El habla normal se alterna severamente su se

retarda artificialmente la transmisión de la retroalimentación auditiva (RAD) por alguno de

los tres canales existentes. La terapia consiste en adaptar el habla a los efectos de la RAD,

es decir, contrarrestar sus efectos prolongando la duración del sonido tratando de que la

transición entre sonidos y sílabas sea lenta.

Seguimiento y habla en coro: El seguimiento consiste en seguir el habla de otra persona

retrasándose unas sílabas de su emisión o hablando simultáneamente.

Aumento de la longitud y la complejidad: En la medida que se disminuye la longitud y la

complejidad de las frases, es menor la probabilidad de que aparezca el tartamudeo en el

habla del niño.

Cancelación: El procedimiento se basa en que cuando el tartamudo dice una palabra

tartamudeada debe parar intencionadamente, intentar decirla de nuevo y continuar

hablando.

B. Control de la ansiedad

Se debe enseñar a controlar la ansiedad identificando las señales que se sienten físicamente,

objetivando lo que son para él y, después, identificar el nivel de tensión para analizarlo y poder

llegar a controlar las circunstancias que agraven las situaciones de disfluencia. Para ello

trabajaremos lo siguiente:

• Control de la respiración. Se consigue mediante ciclos respiratorios que hacen que el niño se

relaje.

• Respiraciones profundas breves. Para relajar y destensar la zona muscular torácica,

con inspiraciones suaves y profundas.

C. Control del pensamiento

Los pensamientos relacionados con su forma de expresarse forman parte del problema. Es

habitual que el niño tenga pensamientos de anticipación y predicción de fracaso, lo que da

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lugar a valoraciones poco realistas antes, durante y después del acto comunicativo. Para

modificar estos pensamientos emplearemos la terapia cognitiva, con la que conseguiremos

cambiar las valoraciones sobre sí mismo como hablante a estimaciones positivas y mejorar su

sentimiento de competencia:

Preguntas directas e indirectas. Intentando hacerles conscientes de sus sentimientos y

pensamientos para que sepan cómo abordarlos.

Utilizar metáforas y analogías. Concretando en ejemplos de la vida diaria para comprender

términos abstractos.

Dibujar lo ocurrido: favorece la expresión de sus ideas.

Hablar a través del juego, para que el niño hable de sus pensamientos y no le resulte tan

complicado.

Circulo emocional: relación entre pensamiento, emoción y conducta. Si el niño se prepara,

confiando en sus recursos, se generan en él reacciones emocionales de tranquilidad y

confianza.

D. Control de las emociones

Los sentimientos negativos son una parte del círculo emocional en el que está inmerso el niño

disfluente, y es necesario romperlo para poder reducir la tartamudez y el esfuerzo que

empeora su comunicación. Una vez que sepa analizarlos, se le anima a que los exprese para

que su malestar vaya disminuyendo y, finalmente, logre cambiarlos por sentimientos positivos.

Debemos ser conscientes de que cada niño responde de una manera y que no todos necesitan

tratamiento directo sobre sus emociones.

Denominar emociones: Se realiza una tormenta de ideas sobre el vocabulario que describen

distintos estados de ánimo.

Reconocer y diferenciar emociones: Juegos con dibujos o imágenes en los que se puedan ver

representados distintos sentimientos (tarjetas con diferentes rostros que representan

emociones, terapeuta y niño pueden representar en la sesión papeles de diferentes emociones

para ser adivinadas por el otro, que signifiquen diferentes momentos de interacción social de

la vida del niño…)

Actividades de lápiz y papel: Buscar imágenes o metáforas de sus dificultades para encontrar

sentimientos que están en la base de la palabra figurada. Por ejemplo: Si yo fuera una

repetición de una palabra, sería un conejo saltando.

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Dibujar los sentimientos: El niño puede representar la situación concreta en la que tuvo

dificultades y mostrar las emociones que le surgieron.

Reformular y denominar la emoción: consiste en verbalizar los sentimientos del niño y permitir

que sea él el que responda después cuando desee.

Hablar directamente de la tartamudez: produciendo un ambiente de aceptación del problema

que ayuda al niño a mejorar su confianza sobre la comunicación.

Visualización: Con la imaginación detallada de situaciones, lugares o momentos que el niño

tenga asociados a sensaciones placenteras, se le enseña a evocar imágenes y a concentrarse

en esa visualización.

Hablar a través del juego: Plantearemos juegos para expresar y modificar los sentimientos. E.

Habilidades sociales y de comunicación.

Cuando se detecte en la evaluación que el niño no muestra habilidades sociales o de

comunicación para relacionarse y que esto puede dificultar sus problemas del habla, es

necesario incidir en la terapia en estos aspectos. El trabajo en las habilidades sociales ayuda a

que el niño cambie la perspectiva y valore la comunicación, no sólo en relación a la fluidez

verbal sino también en todos los demás aspectos no verbales, verbales y comunicativos.

Ensayo conductual y modelado: Consiste en representar acontecimientos de la vida real del

niño en los que tiene dificultades para que el niño puede practicar cada uno de los pasos

conductuales de la habilidad, de modo que mejore la eficacia del proceso de comunicación.

Respuesta a burlas:

- Respuesta verbal: Se dan pautas conductuales de cómo

comportarse en el caso de que reciba burlas de sus compañeros.

Las respuestas preparadas favorecen que el niño no se quede

callado y que su contestación sea rápida y contundente.

- Respuesta no verbal: El mensaje debe ir acompañado de la

expresión no verbal adecuada, recta y dirigida a su interlocutor,

manteniendo el contacto ocular en todo momento.

- Sentimientos negativos: Se intenta que el niño cambie el enfoque

pensando en algo divertido o en la capacidad de control que está

desarrollando , de modo que disminuya su malestar.

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Usar sus trucos: Al iniciar la conversación el niño debe utilizar los recursos aprendidos, como el

habla fácil, las prolongaciones y el comienzo suave.

Iniciar conversaciones: Se anima al niño a iniciar conversaciones, elaborando un listado de

temas sobre los que hablar que resulten interesantes para conversar. Se plantea con quién

puede dialogar y se le propone ensayar.

Mantener el contacto ocular: Explicando la importancia del contacto ocular, cómo lo

mantienen y cómo él percibe que las personas captan su interés.

Hablar en grupo: Claves gestuales que ayuden al interlocutor a que se siente escuchando y a

que la interacción sea positiva para ambos.

E. Generalización y mantenimiento

Comenzará en el momento en que el niño es capaz de utilizar algún patrón de habla dentro de

la sesión. A partir de ese momento el niño debe poner en marcha sus recursos en numerosas

situaciones y con diferentes personas de forma tutorizada por el terapeuta. Cuando esto se

haya conseguido podrá finalizar la terapia, siguiendo unas pautas de alta y seguimiento. Este

programa incluye:

- Actividades a realizar en sesión.

- Control de las distorsiones.

- Situaciones difíciles. Distracciones.

- Recursos para trasladar lo aprendido: sistemas de recuerdo.

- Participación de otras personas de la casa y el colegio.

- Seguimiento tipo y frecuencia de la terapia.

- Prevenir recaídas.

Todas las actividades seguirán este esquema de intervención:

1. Se elabora una jerarquía específica para cada variable a entrenar. Estas son el número de

interlocutores (aumenta progresivamente) y la dificultad (se gradúa al aumentar el

número de interlocutores, la complejidad de la tarea lingüística y/o la duración de la

actividad y, por tanto, el aumento del tiempo de control de habla).

2. Se parte de la jerarquía de situaciones elaborada al comienzo de la intervención.

3. Las situaciones se trabajan de forma secuenciada, siguiendo la jerarquía específica.

4. La secuencia comienza habitualmente en sesión con el terapeuta.

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5. El terapeuta recuerda al niño los recursos que ha de utilizar y se ensaya la situación

seleccionada antes de afrontarla de forma real. Mediante el role-playing

6. La situación ha de ser recreada de la forma más completa posible.

7. Una vez finalizada la realización, el terapeuta le ayuda a valorar su ejecución insistiendo en

los aspectos positivos y dando estrategias de mejora del resto de aspectos observados.

8. El terapeuta puede acompañar al niño a que traslade el intento de la tarea a la situación

real.

9. Pueden programarse ensayos en contextos reales, siempre que el niño esté acompañado

por sus padres o amigos.

10.Los colaboradores deben seguir las pautas del terapeuta para que conozcan el objetivo de

la práctica y lo que deben hacer. Su función suele ser la de dar seguridad y tranquilizar al

niño valorando sus intentos de control.

El lenguaje autodirigido es otra actividad muy útil para que el niño pueda generalizar el uso de

las técnicas que se le han explicado. A continuación se recogen las fases de las

autoinstrucciones:

- ¿Qué me pasa? Estrategias de identificación y de detección entrenadas: señales de

tensión, de errores de habla, de pensamientos negativos o de emociones

desproporcionadas.

- ¿Qué puedo hacer? Utilización de los distintos recursos: plan de actuación.

- ¿Cómo voy? Revisión de cómo habla y de si está utilizando los recursos entrenados.

- ¿Qué tal lo he hecho? Autorrefuerzo: buscar los aspectos positivos de su comunicación

y cómo mejorar lo que no ha funcionado (puede hablar con el terapeuta).

Para ayudar al niño a comprender la importancia de aplicar los recursos antes, durante y

después de hablar se ensayan varias situaciones concretas insistiendo en las estrategias que se

aplican en cada etapa.

• Antes de hablar

- Revisará el grado o nivel de tensión física. Especialmente comprobará la tensión en

órganos fonoarticulatorios. Una vez valorado, el niño aplicará alguno de los trucos de

relajación global o localizada.

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- Detectará los pensamientos anticipatorios negativos e intentará cambiarlos por otros

más adaptativos.

- Unidos a esos pensamientos, el niño es consciente de las emociones negativas que

puede tener e intentará controlarlas.

- Recordará el habla lenta y el comienzo suave.

- Cuando las situaciones sean valoradas por el niño como muy complicadas o temidas,

se puede preparar para hacerlas frente exponiéndose a ellas previamente en

imaginación, visualizando la escena y viéndose a sí mismo controlando y hablando

tranquilo y fluido.

Durante el habla

Debe valorar todos los procesos motores, físicos, cognitivos y emocionales que se producen

mientras ha estado hablando. El niño realiza valoraciones de cómo va siendo su habla y analiza

variables de la situación y las reacciones de os otros.

- Debe recordar los distintos recursos que sabe utilizar, valorando positivamente los que

ya está poniendo en marcha

- Ante un bloqueo recordará que tiene que intentar detectarlo cuanto antes, pasar su

habla y relajarse global y localmente antes de proseguir

- Si hay contratiempos, mantener la calma y darse mensajes tranquilizadores.

Después de hablar

Comienza una vez que el habla ha finalizado. En función de su valoración de las situaciones ya

vividas, se enfrentará más o menos confiado a próximas situaciones.

- Debe valor los aspectos positivos sobre todo el hecho de haberlo intentado

- Valore todos los avances conseguidos

- Si la exposición no fue buena, l terapeuta le ayuda a ver en qué easpectos ha podido

fallar. Se revisarán las fases anteriores y se comprueba si se han puesto en marcha

todos los recursos.

- Una vez identificados los errores, se fijan con el niño las mejoras que debe intentar en

próximas ocasiones.

Como ya sabemos, la participación de los padres es básica para la generalización y el éxito de la

terapia. Primero participarán en sesión y luego en casa, siempre guiados por el terapeuta. Es

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importante trasladar lo aprendido al ámbito familiar antes de afrontar la práctica fuera de

casa.

- En sesión: comenzamos con tareas de lectura y, luego, descripción de láminas.

También se programan juegos, como el Tabú o el Stop. Cualquier juego será válido

siempre que requiera el uso del lenguaje y de los recursos aprendidos.

- En casa: practicar los mismos ejercicios que los realizados en sesión, así como la

conversación. La conversación será progresivamente más larga y con más

interlocutores (siempre cercanos al niño).

Después tendremos que trasladar todos estos avances al colegio. Para poder controlar el

mayor número de variables posibles, se parte de la jerarquía de actividades verbales que el

niño realiza normalmente en clase. Se ordena y programa su práctica antes, en sesión,

mediante role playing. Es fundamental conseguir la colaboración del profesor.

4. Metodología

Antes de iniciar el tratamiento es importante conocer a fondo el problema de la tartamudez,

su etiología y características, cómo se diagnostica y su evolución. Además se debe comprobar

la efectividad de la terapia y adaptarla a las características individuales del paciente.

A continuación se establece la frecuencia de las sesiones, que serán individuales, y los

objetivos a corto y a largo plazo, comenzando con tareas fáciles que pueda superar con éxito y

que motiven al niño a continuar con la terapia y aumentando la dificultad progresivamente. Si

se observara un retroceso en la evolución del paciente, se reduciría el nivel de exigencia de la

tarea.

Por último, se debe hacer una evaluación continua de los progresos y, al finalizar el

tratamiento establecer unas sesiones de seguimiento a lo largo de un periodo aproximado de

dos años disminuyendo la frecuencia de las mismas progresivamente.

Durante todo el proceso de intervención es necesario que el logopeda conozca cómo debe

actuar con un niño con tartamudez. La actitud del logopeda debe ser empática y motivadora,

creando un ambiente distendido en las sesiones para que el paciente se relaje y podamos

estimularle a expresar sus sentimientos e identificar los errores, sobre todo cuando existe

conciencia del problema.

Debemos emplear un lenguaje adaptado al nivel del niño y emplear términos que él

comprenda para explicar cualquier aspecto de la intervención. El habla del logopeda será el

modelo que el niño tenderá a imitar, por eso ese empleará un habla enlentecida, aumentando

las pausas entre las palabras y los momentos de silencio, y frases cortas y un vocabulario

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sencillo. Es importante mantener el contacto ocular y nunca mostrar desaprobación o

emociones negativas ante sus disfluencias.

El terapeuta además, debe favorecer un clima de escucha activa en la sesión que permita al

niño expresar sus sentimientos. El logopeda, favorecerá que se acepten los sentimientos

negativos, le dará muestras al niño de una actitud receptiva, reforzando y valorando cualquier

comportamiento que haga sobre su forma de sentir y aceptando lo que dice con frases como

“entiendo lo que quieres decir”…Se le explica que se entiende su preocupación. No se debe

intentar corregir o indicar lo que debería sentir.

Para disminuir las emociones negativas también hay que programar las actividades en las que

el niño se sienta seguro. Se colabora con los padres para que informe del tipo de actividades

que el niño prefiere y para que en casa se organicen para llevarlas a cabo en familia. De esta

manera, se posibilita que el niño reciba refuerzos por hecho concretos y que se incremente el

número de satisfacciones que tiene, lo cual favorece la aparición de emociones positivas.

A la hora de tratar las habilidades sociales en sesión, se utiliza un conjunto de técnicas, como

el ensayo y el modelado, que son la base del aprendizaje social. Se incluye también las

instrucciones, el refuerzo y sobre todo la programación de tareas para trasladar lo aprendido a

contextos naturales. De esta forma el terapeuta explica al niño los pasos conductuales en los

que se puede dividir la habilidad a trabajar. El niño practica la conducta mediante el ensayo o

role playing. El profesional corrige la prueba, lo modela y, si es necesario, le muestra la forma

de actuar. La sesión se finalizará siempre con la propuesta de actividades para generalizar los

recursos sociales aprendidos en otros ambientes fuera de la terapia.

5. Recursos

En la evaluación elaboramos:

• Jerarquía de situaciones: en ella se recogen en grados de menos a mayor complejidad

los diferentes lugares, personas y situaciones en las que el niño/a produce más disfluencias. La

jerarquía se trabaja a lo largo del tratamiento comenzando por los ítems de menor

complejidad y aumentado progresivamente hasta haberlos superado en su totalidad.

• Jerarquía lingüística: para elaborarla debemos tener en cuenta la longitud de los

enunciados y la complejidad morfosintáctica en la organización del discurso. El nivel más

sencillo son las palabras sueltas y la dificultad aumenta según el número de palabras por

emisión hasta que se emplean frases complejas. A medida que se avanza en la jerarquía se van

incorporando preguntas y respuestas, y el último nivel se alcanza con la narración y el relato de

historias y la conversación.

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Técnicas de control de la fluidez: las hemos trabajado anteriormente en el apartado de

actividades. Son las siguientes:

• Habla lenta.

• Comienzo fácil.

• Contactos articulatorios suaves.

• Seguimiento y habla en coro.

• Habla rítmica.

• Cancelación.

• Tartamudeo voluntario.

• Relajación.

• Aumento de la complejidad y longitud de las emisiones.

• Diarios de pensamiento: se utilizan con niños disfluentes, sirven para tomar

anotaciones sobre pensamientos y sentimientos antes, durante y después del acto

comunicativo. En cada columna se escribe, con o sin ayuda del logopeda, los

sentimientos que tuvo en cada momento y se relaciona con la calidad de fluidez del

habla.

• Registros de pensamientos. Es una técnica muy similar a los diarios, donde tiene que

anotar lo que piensa o siente durante unos días después de la consulta y poder

observar si hay mejorías respecto a la cantidad de disfluencias.

• Cuaderno de habla: se usa habitualmente en la sesión para transferir información del

colegio y la casa; para transmitir información a los padres sobre lo que se está trabajando en

sesión; y para recordar al niño la tarea que debe realizar en casa. Debe incluir los registro de

habla, relajación, pensamiento…que el niño va acumulando a lo largo de la terapia.

• Cadena mágica (similar a un programa de economía de fichas): plantea realizar tareas

de generalización y a medida que el niño las realiza gana cuentas que puede ir engarzando en

una pulsera secreta o cadena mágica. Podemos asociar diferentes colores a los diferentes

recursos que utiliza, lo que nos permitirá saber qué estrategias ha utilizado.

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• Construir la casa de la fluidez: es una manera de hacer visual los avances en la

jerarquía de situaciones. Terminaremos de construir la casa de la fluidez con el tejado, que

equivaldría a las situaciones de la parte superior de la jerarquía.

• Emplear objetos como sistemas de recuerdo: bien de manera que el niño se los lleva a

casa para recordar que debe realizar una práctica específica en algún lugar, o bien con la

función de regular el turno en las conversaciones familiares, poseyendo el turno de habla

quien posea ese objeto o talismán.

GUÍA PARA PADRES

Los padres son las personas del entorno que más pueden favorecer el habla fluida en sus hijos.

Suponen un apoyo básico para ellos, no solo para la fluidez sino también para las concepciones

que el niño vaya adquiriendo sobre el problema, la importancia que dé a su dificultad y la

imagen que se forme como hablante en el futuro. Realizar una intervención con ellos resulta

básico, no solo por lo indicado hasta ahora, sino también porque nos permiten abordar los

factores ambientales (tan importantes para el mantenimiento de las disfluencias) y porque

suponen el modelo de habla más cercano que su hijo tenderá a imitar.

1. Contenido

Información sobre el trastorno: origen, evolución, características, tratamiento y

criterios de alta.

Duración aproximada del tratamiento (de 1 a 2 años para niños de entre 6 y 12 años).

Ajustar las expectativas a la realidad.

Síntomas de avance

- Disminución evidente de la tensión al hablar

- Disminución de la impresión de esfuerzo

- Las repeticiones cortas y fragmentaciones de palabras se van haciendo más

largas.

- Aparecen repeticiones de palabras completas.

- Repeticiones más en palabras de función que de contenido.

- El lugar de las repeticiones es, con más frecuencia, el inicio de la oración.

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También se les enseñará a diferenciar entre disfluencias normales y disfluencias

anormales.

Disfluencias normales Disfluencias anormales

- Vacilaciones.

- Reformulación de las oraciones.

- Una o dos repeticiones de toda

la palabra o la frase.

- Silencios entre las palabras.

- Interjecciones.

- Muletillas.

- Repeticiones de sonidos.

- Repeticiones de sílabas.

- Más de dos repeticiones de palabras

cortas.

- Alargamiento de un sonido de una

duración de varios segundos.

- Bloqueos o interrupción del flujo de aire.

- Silencios tensos entre las palabras

(mantiene la boca abierta).

- Palabras partidas.

- Tensión mientras se habla.

- Movimientos asociados al habla en la cara

o el cuerpo, de esfuerzo y tensión.

- Velocidad rápida del habla. Cambio de

volumen o de tono.

- La frecuencia de estas dificultades es de

más de un 10%.

Modelo de habla que deben tener con su hijo

Actitud ante las disfluencias.

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2. Actividades

Reducir la velocidad del habla, aumentando las pausas entre las palabras, y la

complejidad de su lenguaje; evitarán interrumpir o terminar las palabras o frases de su

hijo; reducirán el número de preguntas directas e incrementarán los comentarios; le

mirarán a los ojos y le escucharán; no le darán pautas de cómo debe hablar; y

facilitarán que el niño hable espontáneamente. A veces también incorporarán errores

de fluidez suaves en sus expresiones, como repetir sonidos.

• Sesiones de orientación: explicación de las características del problema, de la

importancia de su actitud ante el tartamudeo y de la necesidad de realizar:

- Práctica diaria: 15-30 min de lectura o conversación diaria entre padre-hijo sobre temas de

interés para ambos donde el niño tenga que poner en práctica los recursos que se le

enseñan en sesión. Se debe procurar que sea siempre sea a la misma hora.

- Registros de conducta: deben registrar los momentos/situaciones en los que aumentan o

disminuyen las disfluencias de su hijo y las reacciones de este y de ellos mismo ante esos

hechos.

• Modificar actitudes y conductas: a través de la observación directa del terapeuta de

situaciones concretas de interacción padre-hijo. De manera que este refuerce o modifique

aquellas actitudes que beneficien o dificulten la fluidez.

• Hablar sobre el problema: Dar pautas sobre la necesidad de reconocer su existencia,

pero minimizando su importancia.

4. Metodología

Se realizarán sesiones de orientación semanales que se van distanciando a quincenales o

mensuales a medida que los padres van poniendo en práctica las indicaciones que les da el

terapeuta. El alta nunca se dará de manera brusca y antes de que se produzca habrá que

explicarles la posibilidad de que aparezcan recaídas y cómo deben actuar ante estas.

El lenguaje empleado con los padres ha de ser claro y siempre debemos aportar la información

de manera graduada. Responderemos a todas sus preguntas e intentaremos reducir al mínimo

sus preocupaciones.

GUÍA PARA PROFESORES

Al igual que los padres, el profesor es una figura de referencia para el niño y uno de los adultos

con el que más tiempo pasa. Además, es una fuente de información de la evaluación del

tratamiento del niño y puede hacer sugerencias sobre la mejor forma de abordar la

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tartamudez del niño en el aula. En consecuencia, su papel en el tratamiento de la tartamudez

es muy importante, siendo básico que el terapeuta y el logopeda actúen de manera

coordinada.

1. Actividades

• Con respecto a las evaluaciones académicas y determinadas actividades, como la

lectura en voz alta, hay que tener en cuenta que son situaciones que suelen generar

ansiedad al niño. Puede mejorar si:

- Se iniciar al niño la frase que debe leer o repetir, las dos o tres primeras palabras, con

la entonación, ritmo y velocidad adecuados.

- Lecturas en coro.

• Proponer actividades en las que el niño pueda tomar la iniciativa.

• Graduar las intervenciones del niño en base a una jerarquía de situaciones que el

logopeda le proporcionará y será similar a la que él emplea en sesión.

• Proponer actividades dentro del aula en las que se tenga que hablar lento o con frases

cortas.

• si el niño ha expresado su preocupación por las burlas es positivo hablar con él aparte

e insistir en que no se las tome en serio. En el momento en que el profesor sea

consciente de ellas debe intentar eliminarlas. No conviene castigar a los compañeros

por su actitud, sino que es preferible hablar con ellos a parte e intentar razonar con

ellos lo que implican esos comentarios para su compañero. Conviene que tengan en

cuenta cómo otros compañeros se abstienen de tomarle el pelo por esta razón. La

reunión ha de ser tranquila, a la vez que enérgica y clara en cuanto a que no se van a

tolerar más burlas.

• Evitar que se prolongue mucho en el tiempo la espera del niño en actividades en las

que debe ser llamado y controlar la presión del tiempo, de manera que el niño

siempre tenga tiempo para realizar su intervención.

*Siempre manteniendo una actitud con el niño disfluente similar a la que se tiene con el resto

de compañeros.

2. Metodología

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Se le indican al profesor los diferentes sistemas de control del habla, ya sea verbalmente o por

escrito, para ayudarle a comprender por qué unas veces habla fluido y otras no. Debemos

insistir en que no debe dar pautas al chico sobre su forma de hablar.

El profesor debe mostrar una actitud receptiva y aceptar los intentos comunicativos del niño,

no forzarle a hablar y dar opción a participar dentro del aula aceptando su forma de

expresarse y dejándolo terminar sin ayuda.