Taller de Teatro

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Martes 23 de Julio Hoy comenzamos con ejercicios de imitación de nuestros compañeros. La imitación es el mejor ejercicio que se puede hacer para desarrollar la observación al detalle de otra persona, y una herramienta fundamental para la creación de personajes. Ver más que mirar, sirve para desarrollar la capacidad de percepción sobre nosotros, sobre otros y sobre el entorno inmediato, cualidad necesaria a la hora de estar en un escenario, lugar en el que, en el momento menos pensado, se presenta un imponderable que hay que solucionar o “meter en el trabajo”. Si no se está atento y perceptivo, puede perjudicar nuestro trabajo en el escenario. Las imitaciones fueron variadas y bastante fieles a sus imitados. Por lo demás, creo que hay un trabajo de observación que después de años de conocernos, está bastante desarrollado. El desafío se presenta cuando uno no conoce tanto a quien va a imitar y tiene que observar lo más fielmente posible y en el menor tiempo posible, al imitado. Muchas veces se ha visto en la calle al mimo que copia fielmente el andar de un transeúnte y esa imitación causa gracia a quienes observan que lo hace muy bien. Creo que a un nivel semejante deberíamos llegar con nuestro poder de observación, y que, como en casi todos los órdenes de la vida, no se termina nunca de aprender, mejorar y perfeccionar. La observación es una herramienta vital en el ejercicio del actor y por ende debe ser cuidada y trabajada permanentemente. Es la herramienta que nos permite crear a partir de lo cotidiano, de personas que vemos en la calle, en el colectivo, en la cola de un banco y nos llaman la atención por algo en particular. Una anécdota

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Una semblanza sobre ejercicios de teatro alquímico.

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Martes 23 de Julio

Hoy comenzamos con ejercicios de imitación de nuestros compañeros. La imitación es el

mejor ejercicio que se puede hacer para desarrollar la observación al detalle de otra persona, y una

herramienta fundamental para la creación de personajes. Ver más que mirar, sirve para desarrollar la

capacidad de percepción sobre nosotros, sobre otros y sobre el entorno inmediato, cualidad necesaria

a la hora de estar en un escenario, lugar en el que, en el momento menos pensado, se presenta un

imponderable que hay que solucionar o “meter en el trabajo”. Si no se está atento y perceptivo,

puede perjudicar nuestro trabajo en el escenario.

Las imitaciones fueron variadas y bastante fieles a sus imitados. Por lo demás, creo que hay

un trabajo de observación que después de años de conocernos, está bastante desarrollado. El desafío

se presenta cuando uno no conoce tanto a quien va a imitar y tiene que observar lo más fielmente

posible y en el menor tiempo posible, al imitado. Muchas veces se ha visto en la calle al mimo que

copia fielmente el andar de un transeúnte y esa imitación causa gracia a quienes observan que lo hace

muy bien. Creo que a un nivel semejante deberíamos llegar con nuestro poder de observación, y que,

como en casi todos los órdenes de la vida, no se termina nunca de aprender, mejorar y perfeccionar.

La observación es una herramienta vital en el ejercicio del actor y por ende debe ser cuidada

y trabajada permanentemente. Es la herramienta que nos permite crear a partir de lo cotidiano, de

personas que vemos en la calle, en el colectivo, en la cola de un banco y nos llaman la atención por

algo en particular. Una anécdota atribuida a Leonardo Da Vinci cuenta que no podía concluir el

cuadro “La Última Cena” porque no encontraba el rostro de Judas. Un día, por fin, después de seis

años encontró ese rostro que buscaba en un comerciante cuyos rasgos eran duros y para Leonardo

representaban fielmente el rostro de la traición y la avaricia. Este hombre era un comerciante

recientemente llegado a la ciudad.

La observación nos objetiva al obligarnos a salir de nosotros mismos y de nuestros

pensamientos habituales, y, al momento de crear un personaje, ese es el ejercicio con el que se le da

vida. Volvernos otro por un momento o un rato, nos da la oportunidad de echar un vistazo en esa otra

vida, la del personaje, y nos da la posibilidad de tomar perspectiva sobre nosotros mismos a la vez,

haciendo que nos conozcamos un poco más, paradójicamente, dejando de ser nosotros mismos, por

un rato.