BIBLIOTECA DEL NINO MEXICANO

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MAUCCI HOS MEXICO

BIBLIOTECA DEL NfltO MEXICANO

LA MUERTE

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HERIBERTO FRIAS

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MExicoMauoct Hermanos.—Prlmera del Relox, 1.

1900

La Muerte de flecha Velox

Ahora te voy a referir, ml muy queri-do niflo lector, la historia horrible deljoven mexicano eFlecha Velox quien,después de terribles combates con losenemigos de ]as tribus mexicanas, fueraA morir en las márgenes de la gran la-guna que constitula entonces todo lo quehoy se llama ci Valle de Mexico.

***

A

F1evha Veloxio era tin guerrero quevenia acompanando a. las multitudes defamilias de indios azteeas que mareha-ban en montones, entre mujeres, niflos yancianos rodeados por soldados valien-tes que solamente tenian por armas, pun-tiagudas flechas 37 gruesas y largas ma-canas y eul)IeT tos los pechos von las pie-les arraneadas a ics leoncillos y tigres y°atos salvajes.

cFlee.ba \Telox)b al divisar bajando deuna montana, los arboles a1tismos queformaban ci Bosque de C/mpulfcpcc gri-to los hombres quo en inontones carni-naban hacia alli:

DetOnganse al momento; no siganmás aIM, porque he visto que de aquelbosque salen milarcs de handadas depájaros azules.

Entonces, an sacerciote de los quo di-rigian a todas las multitudes que cami-

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5naban desde hacia tantos siglos, un vie-jo sacerdote vestido con una tela de he-bras de ixtie, pintada de negro con man-chones bompuestos de sangre y 1oo, aloir el grito de sFlecha Velox2o lo agarrO

del pescuezo, diciéndole: Ui no debes dehablar as!, miserable, ni vas a traicionarA nosotros las hijas de las hermosas gar-

6zas de cAztlan; tá no sabes pelear sinodetrás de las montaflas, rnuy bien defen-dido entre peflascos y sin peligro alguno;las flechas que fabrica para U la diosadel Infierno; iran a la caverna negra,donde van todos los cobardes!

Al oir cFleëha Velox * estas palabras,que le lanzaba el negro sacerdote deldios de hi Guerra de los mexicanos, ba-Jo corriendo del monte por donde todosvenfan, gritando:

:1 llat'c, allahu ill; a flu a, a 11(1/lu ill.. . . .

Con terrible (olera hajó t% ilamar algenio de las piedras, hi•jo del dios delas montanas, pant pedirle su protecciOnrnetiêndose a toda carrera y dando es-pantosos alaridos hasta el fondo de unacueva gritando de nuevo:

AytXdame, divino 31ditzt1a1.... ohcTepetl.o entre los Aezoniles rojos, dame

7fuerzas y armas contra los infames sa-cerdotes que vienen adorando el colibriazul, rojo y negro, que sigruifica la rnuer-te, el arnor y lit vida...

&Que hago contra ellos?...El dios de las montaflas, le rcspondió:

Si contestas a mis preguntas con laverdad, te salvaré. Responde!

cFlecha Veloxv contestO:Vengo con las gentes que mis pa-

dres hicieron venir, desde los lagos don-de viven las innumerables garzas blan-cas y azules... desde aquel reino dondehay nieve blanea y siempre hay frio,han vuniclo caminando, carninando, ca-minando, dosde hace muchos miles deafios... Hoy, perseguido por los enemigosde la patria, por la serpiente negra, aquien yo herl con itt punta de mi flechamejor, quieren matarme, defléndeme.

Toma la roca que más te guste y

aviéntala contra tus enemigos, le res-pondiO el genlo de las montaflas.

Gracias, genio de las montafias,cuá1 podré tomar? le dice al genio que

del fondo de la gruta vomita lumbreroja.

El penOn más grande que puedasarrancar con la palabra mM tierna quoconmueva los montes.

Cuál palabra será esa?Ta lo sabrás.

***Un trueno horroroso se oye en aquel

instante;elenorme genio de las montaflasdesaparece entre una nube de ópalos pe-queñisimos que fueron convirtiéndose enuna inmensidad de chorros de lumbre,en una cascada de chispas que iban bra-mando... bramando... bramandoL.

***cFlecha Velox' sale de la inmensa

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cueva dando saltos, liega hasta abajodel monte y agarra un peflasco entre susdos brazos arrjándoIo contra los enemi-gos que venian tras de él.

Al momento se alzO un griterlo espan-toso del centro de las multitudes de ca-minantes que venfan tras él y que de-clan:

10Mato' al grim dios cCohuit1... > 6que'

vamos a hacer ahora sin nuestro dioscCohui t1... v ;inatéinosie!... ivatémos1e!...

**,Quién era aquel dios zCohuith a

quien habia herido lit enonne piedra quearrojara FIecha Velox?b

Aquel inmuntlo idolo se ilarnaba: cElOdio.'

Por eso fué que ci guerrero que aca-baba de arrojar itt piedra contra ci ido-lo, oyO dos hinijios: uiio que decia:

Bendita itt CX(OlSitUdQuo 11 odio esrupe cii In faz;

Bravo por in juventudQuo combate p" in paz.

S S• . S S S

,Qui6nes P"°'1 un iahan acjuel himno,tan pi s imorosislino, blaiido, melancólicoy duke?...

11Eran las mujeres; eran ]as pobres ma-

dres quo tenian sus hijos en las filas deguerreros que marchaban eon sus fle-ehas y macanas, detrás de los sacerdo-tes.

El canto horrorisirno do los que ado-raban al idolo del Odio rugi a:

Viva cal exterminio atroz;Viva todo lo que aterra;Que el odio, hijo do la guerra,Nos mate a Fleeha \Te1ox!2

Después do haher lanzado ci jovenguerrero el peflaseOn rOfl que aplastO aldios del Odio, creyendo hahorlo matado,siguiO corrienclo, eorrietido, por las fal-das do las montalias, hajando haeia elprecioso valle de \iOxito, (()tflO ahora sellama, y donde, como bieri sabes, loctor-cito amigo, se asientan la ('apital denuestra patria, eon sus airededores pn-morosisirnos.

12Qué iba a hacer el desdichado?....

&Que haria el infeliz?...4Morir ahogado?,Morir hecho pedazos por los enemi-

gos que le Than siguiendo por entre losmontes.

Ya iba a arrojarse de cabeza en la la-guna, cuando se acordO de que tenfala protecciOn del genio de las montañas.

Entonces, vuelve la cara hacia el ]adoderecho, rnuy allá y muy cerca donde elsol iba bajando poco a poco, tiritando defrlo, muy colorado, envolviéndose paraabrigarse con una capa de nubes de oro,que iban desgarrando los vientos ferocesque vonitaba en el Oriente desde su gru-ta de piedra, ci genio oculto de las mon-tañas. cFlecha Velox3o respira, agarraun peflón ininenso y lo echa con furiasobre el ]ado en que mayor nUmero deenemigos vefa, aplastándolos a todos.

I.-)Peru por otro lado, luwia Iit izquierda,

aparecieroit otras multitudes do enemi-gos; entonves más furioso que antes,arrancó de Ia montafla otro peflasco... yalo iba a erliar sobre los que le perse-gulifil. cuando contempla en unit chalu-pa larga y preciosa it una joven quo ye-ifia do uiia islotilla verde, ilena de ahue-huetes...

La joveti veitia romajido ella sola, ydesde grail clLstaliCla, levantando los it-mos, le dUo al ,joven cFlecha Ve1ox cuando iba a arro,jar ci 1x'uasco:

- .̂ Qu6 Vas a hacer, guerrero iiie.VICO,hijo do los magnIficos reycs nuestros; yano arrojes esos pedruzvos en nuestros Va-lies... mira, se quo ya heriste al cOdiopero 110 lo has matado ni lo matarásnunca; 6para quo seguir arrojando mon-taflas en estos lagos del valle... yo soycYznauxochitI)op hija de aquella princesa

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cFlor de los Lagos que tanto suf'rió pa-ra salvar a mi padre, cPiedra Redonda..Ven a ml, yen a ml chalupa.

Iba ya 4KFlecha Velox' a tenderse na-dando sobre las aguas que doraba el sol,cuando, repentinamente cayô sobre sucasco de tigre, una pequeflita avispa ne-gra, que taladrô con su aguijOn la pie!,

15se introdujo entre la cahellera espesa delvaliente joven, é inerusto el veneno quetrafa en la punta de su aguijOn dentro desu misma cabeza...

c;Flecha Velox, * eayO muerto en elacto!

*En espantoso bramido exhaló su boca,

y como tenthUan eon ambas manos Ungran pedruzeo, le de ,jo caer SOl)rC la la-guna, produciendo tin aguacero espanto-so, mientras ci joven agonizaba.

La hija de cFlor de los Lagos>> lanzóun suspiro de desesperaciOn: acerc•ó suchalupa a la orilla, en que vacla FleehaVelox, y tornando su cadaver, lo colocOen su barca, y luego remando, remandoella sola, se dirigio sobre las aguas yanegras de la laguna, hacia el bosque en-cantado, donde tenia sit palacio, yendoA sepultar el cuerpo de qFlecha VeloxD

16debajo del pefión que se ergula en me-dio del bosque maravilloso, donde suspadres habian ten ido tan raras y prodi-giosas aventuras.. 0 0 a 0 .

,Sabes, niflo, cuáes fueron segün con-taba un anciano azteca, los tres princi-pales peflascos que arrojó sobre €1 vallecFlecha Ve1ox?

jOh, mi querido niflo, fueron estos trescerros: ci del Tepoyac, el del PeflOn y elde Chapultepec.

***Pero después, éstos tuvieron una en-

cantada y primorosa historia que ya teire refiriendo en otras leyenditas.

Leed la interesante leyendita:

HISTORIA DE LA PRINCESATXNATJXOCIIITL

o FLOR DE PERDONBarcelona.—imp. do la Casa Editorial Maucci