Suplemento Semana Santa 2012

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D iario La Hora contribuye, una vez más, a exaltar los valores sociales de la Semana Santa Guatemalteca, única e irrepeti- ble por su contenido en América Latina. En tal sentido, Cuaresma y Semana Santa constituyen las expresiones más profun- das de la idiosincrasia del pensamiento y de la cultura nacional desde tiempos in- memoriales, Guatemala, más que religiosa, expresa un intenso sentido de sacralidad en todas sus manifestaciones cotidianas. Ello nos define colectivamente como pueblo y nos hace ser excepcionales en el mundo occi- dental, capaces de elaborar las expresiones culturales más bellas y originales, fuente de identidad cultural y social. Pocos pueblos como el guatemalteco para expresar todo su sentir colectivo en las conmemoraciones de la Pasión y Muerte de Cristo, tan propias como la flor del corozo, las marchas fúnebres y las alfombras de aserrín. La Coordinación del suplemen- to agradece a los Académicos del Centro de Estudios Folklóricos y de la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala, su decidida y desinteresada colaboración. CELSO A. LARA FIGUEROA Coordinador del Suplemento Universidad de San Carlos de Guatemala Diseño y Diagramación Diego Alejandro Rosales Corzo Semana Santa en Guatemala: Semana Santa en Guatemala: Fe, Ado Fe, Ado r acion e acion e I dentidad dentidad

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Suplemento Semana Santa 2012

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Diario La Hora contribuye, una vez más, a exaltar los valores sociales de la Semana Santa Guatemalteca, única e irrepeti-

ble por su contenido en América Latina. En tal sentido, Cuaresma y Semana Santa constituyen las expresiones más profun-das de la idiosincrasia del pensamiento y de la cultura nacional desde tiempos in-memoriales,

Guatemala, más que religiosa, expresa un intenso sentido de sacralidad en todas sus manifestaciones cotidianas. Ello nos define colectivamente como pueblo y nos hace ser excepcionales en el mundo occi-dental, capaces de elaborar las expresiones culturales más bellas y originales, fuente de identidad cultural y social.

Pocos pueblos como el guatemalteco para expresar todo su sentir colectivo en las conmemoraciones de la Pasión y Muerte de Cristo, tan propias como la flor del corozo, las marchas fúnebres y las alfombras de aserrín.

La Coordinación del suplemen-to agradece a los Académicos del

Centro de Estudios Folklóricos y de la Escuela de Historia de

la Universidad de San Carlos de Guatemala, su decidida y desinteresada colaboración.

CELSO A. LARA FIGUEROACoordinador del SuplementoUniversidad de San Carlos de GuatemalaDiseño y DiagramaciónDiego Alejandro Rosales Corzo

Semana Santa en Guatemala: Semana Santa en Guatemala: Fe, AdoFe, Adorracion e acion e IIdentidaddentidad

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HISTORIA DE LA CONSAGRADA IMAGEN DE NUESTRO SEÑOR

Jesús Nazareno de los Milagros“Rey del Universo”

Y Protector Perpetuo de la Antigua Guatemala

En el Santuario Arquidio-cesano del Señor San José, se encuentra una de las máximas expresiones de

la imaginería colonial guatemalte-ca, la Imagen de Jesús Nazareno de Los Milagros.

“Es una bella Imagen de impresio-nante expresión humana, su rostro posee una riqueza de ángulos sin-gulares, es por ello que las expre-siones de su semblante varían de-pendiendo de la posición en que se encuentre el espectador. Su rostro de forma triangular finaliza en una barba espesa, la cual está partida y posee contornos y ondulaciones muy delicadas y suaves. La boca se muestra entreabierta, con labios muy finos y delineados a perfec-ción. La nariz es delicada, combi-nada con los pómulos ligeramente salidos que muestran pequeñas heridas. Sus ojos están pintados en la misma madera y muestran cierta asimetría, es decir, no son iguales. Esta diferencia anatómica no es considerada como defecto o descuido por parte del escultor, permite que la mirada permanezca fija y viva al observar a la imagen en distintas posiciones. Su cuerpo está en movimiento pues su rodi-lla izquierda está flexionada y da la impresión de dar un “paso”, refleja la fatiga y el esfuerzo con que lleva el madero.

Así describe el historiador Luis Luján Muñoz a la Insigne Imagen de Jesús Nazareno de los Milagros, que fuera donado por el Señor Lo-renzo de Paz en el año de 1736 a la Ermita de la Cruz del Milagro ubicada en el Barrio de Chipilapa de la Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, según lo establece documentos encontrados en el Archivo Histórico Arquidio-cesano. En ese mismo año la Ima-gen fue incorporada a la Procesión de la Reseña que la cofradía de la Santísima Cruz del Milagro reali-zaba el día Martes Santo en horas de la tarde. Para el año de 1750 la Imagen de Jesús Nazareno ya era titular de dicha procesión.

En el año de 1773, debido a los te-rremotos de Santa Marta, la ciudad fue trasladada al Valle de la Virgen. En 1780 Jesús Nazareno de la Cruz del Milagro es llevado al nuevo asentamiento, siendo colocado en el Beaterio de Indias de donde inicia el peregrinaje por distintos templos: en 1822 se encontraba en

la Iglesia de Santa Rosa, en 1826 en la ermita del Cerro del Carmen, no se sabe en qué fecha exacta la ima-gen de Jesús Nazareno llegó al tem-plo de San José pero algunos docu-mentos indican que para 1859 ya se encontraba en ese templo. En la primera mitad del siglo XIX Jesús Nazareno de los Milagros ya era procesionado el día Domingo de Ramos en horas de la tarde según publicaciones de la época.

En la década de 1930 el Padre Ma-riano de la Coronación Granados nombra a la Imagen de Jesús Na-zareno de los Milagros con el título de “Rey del Universo” influenciado por la festividad de Cristo Rey.

En el año 1953 la procesión de Jesús Nazareno de los Milagros inicia una transformación y cre-cimiento que la llevó a convertirse en una de las procesiones más con-curridas y pioneras de la Semana Santa guatemalteca moderna, la Imagen de Jesús fue adquiriendo mayor devoción hasta ser una de las imágenes más veneradas.

En noviembre de 1980 se conme-moraron los 200 años del traslado de la Insigne Imagen de Jesús Na-zareno al valle de la Virgen. Esta importante fecha fue conmemo-rada con una magna procesión en donde Jesús Nazareno de los Milagros fue acompañado de la Histórica y Venerada Imagen del Patriarca Señor San José, quien también conmemoraba 200 años de traslado en esa misma fecha. La procesión recorrió las principales calles del Centro Histórico de La Nueva Guatemala de la Asunción.

El transcurrir de los siglos hizo necesario que la Imagen de Jesús Nazareno fuera sometida a un proceso de restauración en el mes de septiembre de 1992, realizado por el Instituto de Antropología e Historia, regresando meses des-pués completamente remozado y consolidado, asegurando con ello su preservación para futuras gene-raciones.

El Domingo de Ramos, 4 de abril, el Señor Arzobispo de Guatema-la, monseñor Próspero Penados del Barrio, consagra y corona a la Insigne y Venerada Imagen de Je-sús Nazareno de los Milagros en una solemne ceremonia Eclesial sin precedentes, frente a la Santa Iglesia Catedral Metropolitana en la Plaza Mayor de la Nueva Gua-temala de la Asunción, siendo tes-

tigos: El Nuncio Apostólico de su Santidad, miembros del Venerable Cabildo Eclesiástico y millares de devotos que lo acompañaron en ese día.

El 23 de noviembre de 1996, siendo el Rector del Santuario Ar-quidiocesano del Señor San José, Monseñor Tomás Barrios Sánchez, a petición de la Corporación Mu-nicipal de la Ciudad de la Antigua Guatemala, la Imagen de Jesús Nazareno de los Milagros es lle-vada en histórica peregrinación a dicha ciudad en donde se le otorgó el título de “Protector Perpetuo de la Antigua Guatemala”. La proce-sión visita el barrio de Chipilapa y las antiguas ruinas de la Ermi-ta de la Cruz del Milagro y visitó los barrios más tradicionales de la Ciudad Colonial retornando al Santuario en horas de la noche del domingo 24 de noviembre.

En 1999 se realizó la última pro-cesión de Domingo de Ramos del siglo XX, concluyendo de esta ma-nera un siglo más de permanencia de la Imagen de Jesús Nazareno de los Milagros en la vida de los que con devoción acuden a Él y el Domingo de Ramos del año 2000, nuevamente el pueblo católico de Guatemala participó en la majes-tuosa procesión, iniciando de esta manera un nuevo siglo de amor y devoción a Jesús Nazareno de los Milagros.

El 16 de octubre del año 2005, la Consagrada Imagen de Jesús Na-zareno de los Milagros salió en procesión junto a la Consagrada Imagen del Patriarca Señor San José, conmemorando 225 años de traslado de la Antigua Guatemala a la Nueva Guatemala de la Asun-ción como lo hicieron en 1980. Ambas Imágenes fueron colocadas en pequeñas andas, con magnífi-cos atuendos, pudiendo el pueblo católico acompañarlos muy de cer-ca. A las cinco de la tarde la proce-sión arribó a la Santa Iglesia Cate-dral en donde El Señor Arzobispo de Guatemala Rodolfo Cardenal Quezada Toruño ofició una solem-ne misa conmemorativa.

A través de los siglos Jesús Na-zareno de los Milagros ha cons-tituido un pilar importante de la devoción del pueblo católico de Guatemala y como ayer sigue ha-ciendo el “MILAGRO” en la vida de innumerables personas que día a día lo visitan en su Santuario. Consagrada imagen de Jesus de los Milagros

SANTUARIO ARQUIDIOCESANO DEL SEÑOR DE SAN JOSÉ

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Los cortejos procesionales de la Cuaresma y la Sema-na Santa guatemaltecas, así como las cofradías,

hermandades y asociaciones que los organizan son microespacios y se constituyen en pequeños fe-nómenos (“estudios de caso” para las ciencias sociales) que reflejan las características y dinámicas de la sociedad a la que pertenecen. En este caso, la sociedad sería un macro espacio y un gran fenóme-no. Lo complejo y heterogéneo de la sociedad también se expresa en estas entidades y en sus corres-pondientes actividades. Es por ello que los roles, la jerarquización y las relaciones de poder se encuentran presentes dentro de la estructura de las organizaciones eclesiásticas -respondiendo a formas sociales más generales- pero que muchas veces pasan desapercibidas porque, como también sucede en la gran sociedad, se normalizan y se com-prenden como procesos comunes, folclóricos, tradicionales, de cos-tumbre o de destino manifiesto.

En los cortejos procesionales de la Ciudad de Guatemala, rectora de la Semana Santa en el país de-bido a que desde la época colonial se construyó la centralidad de los cultos y otros actos litúrgicos des-de la administración hegemónica del poder político y económico que representaba la capital, es po-

sible diferenciar roles de acuerdo a las jerarquías, pero también a las condiciones de clase y a las necesi-dades dentro de un sistema capita-lista, pero que de igual forma pone en práctica la relación dialéctica entre el ethos señorial y el ethos servil. Considero necesario hacer la aclaración que al referirme a la Ciudad de Guatemala no preten-do hacer exclusión a otras ciuda-des como la Antigua Guatemala, Quetzaltenango y otras urbes, sino enfocarme en un lugar delimitado que facilita la metodología de abor-daje para esta exposición.

No todas las personas que parti-cipan en el andamiaje organiza-tivo de una procesión lo hacen de la misma manera. La jerarquía indica quiénes ocupan los espa-cios de mayor importancia (por ejemplo, el encargado general, la presidenta de cofradía, los inspec-tores, las celadoras y los timoneles de anda), así como también los que esa misma jerarquía considera y representa como de menor rango,

LOS CORTEJOS PROCESIONALES: TRABAJO Y EXITOS Mauricio Chaulón

Universidad de San Carlos de Guatemala

Hermandad de la Santisima Virgen de Dolores

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Quienes halan o mantienen ten-sos los lazos que dividen el espa-cio de las andas y de la banda de músicos del público externo que observa el solemne y sacro desfi-le, caminan con dificultad por la fuerza que ejerce la tensión de los lazos, al mismo tiempo que in-tentan evitar que personas ajenas al espacio delimitado ingresen al mismo. Muchas veces son objeto de insultos por parte de feligreses y de los mismos cucuruchos que no aceptan las indicaciones “del que lleva el lazo”, porque de forma consciente o inconsciente -pero de cualquier manera con la idea inter-nalizada-, lo consideran inferior en la estratificación social.

Quienes llevan las carretas con enseres como horquillas de repues-to, carbón, incienso y mirra, incen-sarios, partituras para los músicos, herramientas para el adorno, entre otras cosas, caminan la mayor par-te del recorrido de la procesión (si no es que todo) con la obligación de responder, en cualquier momento, por cualquier material requerido, y tener el orden de inventario de lo que ha quedado inutilizado y de las reposiciones. Estas carretas, por lo regular, se colocan cerca de la ban-da de músicos.

Quienes sostienen el palio (el

cual, de acuerdo al Diccionario de la Real Academia de la Lengua Es-pañola, se define como una especie de dosel colocado sobre cuatro o más varas largas, bajo el cual se lleva procesionalmente el Santísi-mo Sacramento, o una imagen, y que también es utilizado por los jefes de Estado, el Papa y algunos prelados), aunque no vaya nadie debajo del mismo, están obligados a llevarlo detrás de las andas pro-cesionales, en representación –no ellos, sino el palio- de las autori-dades eclesiásticas y civiles. Los portadores de palio no pueden cubrirse con su tela del sol o de la lluvia, puesto que de acuerdo con la jerarquía eclesiástica, no poseen “las dignidades suficientes para entrar en él”.

La extracción de clase y las carac-terísticas étnicas son distintivos de las personas que realizan estos trabajos. Pertenecen a sectores empobrecidos, muchos de ellos o ellas son indigentes y la mayoría son mestizos e indígenas de cla-ses bajas. Utilizan vestimentas diferentes a las de los cucuruchos y cargadoras, y por lo general son ropas en malas condiciones. En el caso de la procesión de Jesús Na-zareno de la Parroquia de Nuestra Señora de Candelaria, el día Jueves Santo, muchos de estos trabajado-res (principalmente los “lireros”) llevan puesto un vestido color fuc-sia con aplicaciones moradas, con un “tapasol” estilo árabe, siendo las prendas de una calidad acep-table. Sin embargo, la distinción corresponde a la diferenciación de los roles tal y como sucede, por ejemplo, con las formas en que de acuerdo al ethos señorial y al ethos servil se pretenden diferenciar los patronos de las personas que consi-deran como “la servidumbre”.

En la mayor parte de cortejos procesionales, estas y estos traba-jadores reciben un pago que se les entrega en dinero efectivo. Depen-diendo de la dificultad del trabajo y del tiempo que dure la proce-sión, así será la paga, muy similar al concepto de “pago por día”, el cual también está asociado a las relaciones laborales y cotidianas de servidumbre. En el contexto capi-talista actual, en el cual la fuerza de trabajo es requerida y vendida en muchas formas, estos trabajadores temporales ya no pueden actuar como lo hacían en las procesiones de la época colonial, en las cua-

les, según lo señala el especialista en el tema, profesor Juan Alberto Sandoval, las élites ocupaban los espacios sagrados, portando las insignias propias de su rango y de las instituciones de poder de la so-ciedad, caminando delante de las andas o a al lado de ellas, mientras que el pueblo, rezando, gimiendo, llorando, lacerándose, andando descalzo o con humildes sandalias, temiendo, creyendo, intentando pertenecer, platicando y buscando a la imagen de su veneración, ca-minaba detrás de las andas, fuera de ese espacio sagrado, haciendo junto a las orillas del cortejo, el espacio profano, no digno de los privilegios de las altas jerarquías, y al cual pertenecían los sayones o los antecesores de los actuales tra-bajadores a los que hago referencia como los sujetos centrales de este breve ensayo. En la época colonial, se cubrían el rostro, pero sin las vestimentas que les otorgaban al-tos rangos sociales, e iban con los pies desnudos, realizando las duras tareas, pero sin paga. Pertenecían, de acuerdo al profesor Sandoval, a las denominadas cofradías de sangre, por lo que el imaginario de la penitencia y de la inferioridad étnica y social, así como las rela-ciones de servidumbre para con los grupos de poder, eran factores determinantes para adscribirlos a esos roles. De ahí que difieran los nombres que designan a unos y a otros, porque en el caso comparati-vo entre cargadores y trabajadores, los primeros son denominados por la cultura popular como cucuru-chos, en referencia a los conos que utilizaban para cubrirse el rostro antes de que la indumentaria se transformara en los capirotes que sólo cubren la cabeza; mientras que los segundos se conocen popu-larmente como chupenes, un tér-mino peyorativo en el argot de la Cuaresma y la Semana Santa gua-temaltecas, que de acuerdo a hipó-tesis del profesor Sandoval podría provenir de la descomposición de la palabra chupete, propia de la for-ma cónica de un dulce tradicional de miel, pero de menor calidad que un dulce de cucurucho. En la ac-tualidad, los espacios que ocupan las y los trabajadores de los corte-jos procesionales en la Ciudad de Guatemala, dentro de la procesión misma y en la división del trabajo, no pertenecen, tal y como era en la época colonial, a lo sagrado.

pero que juegan un papel de suma importancia que sin ellos las regias procesiones no serían posibles. Da-das las condiciones históricas de la sociedad guatemalteca, las es-tructuras jerárquicas dentro de las asociaciones de pasión están deter-minadas a su vez por condiciones de clase, de diferenciación social, y de pertenencia a redes cerradas como es el caso del parentesco, las amistades cercanas por simi-litudes diversas, el clientelismo o las lealtades. Así, se construyen representaciones sociales e imagi-narios que configuran los puestos de privilegio y los que no lo son, al mismo tiempo que normalizan las relaciones de poder al interior de las actividades de Cuaresma y Se-mana Santa, concretizando fenó-menos como la división del trabajo dentro de un cortejo procesional en función de las características de la jerarquización, del poder y de las diferenciaciones sociales, econó-micas o étnicas.

Quienes evitan que las imágenes de veneración o los adornos de las andas hagan contacto con los cables de alta tensión del tendido eléctrico (llamados “lireros”, por el instrumento de la “lira”, el cual es un palo de madera sumamente largo con un tridente o peineta en el extremo más alto) manejan arte-factos muy pesados –las “liras”- y difíciles de maniobrar, corriendo entre las filas de cucuruchos y car-gadoras que caminan al lado de las andas procesionales y forman aglo-meraciones junto a la feligresía -lo cual hace mucho más complicado el tránsito de los “lireros”- con el objetivo de no perder el ritmo del paso procesional a fin de que nin-guno de los cables y alambres pue-dan provocar un corto circuito que pondría en riesgo a la imagen, y en segundo plano a las personas. Los “lireros” sudan en extremo y, por lo general, van jadeando y abrién-dose paso a voz desesperada.

Quienes empujan las plantas eléctricas para proveer de luz ar-tificial a las andas procesionales y a la banda de músicos durante su recorrido nocturno o temprano de madrugada, son responsables de que los grandes aparatos junto con sus gruesos cables caminen detrás de la procesión sin interrumpir ni golpear a nadie. Sin esa tecnología, no sería posible admirar un cortejo procesional en la oscuridad noc-turnal.

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HISTORIA DE LA CONSAGRADA IMAGEN DE JESÚS NAZARENO DE CANDELARIA

Por: Luis Pellecer

De las más antiguas de-vociones en Guatema-la, encontramos la de una imagen mística,

de rostro moreno y de finas fac-ciones, enraizada en la historia misma del pueblo guatemalteco, que encontró desde sus inicios un refugio para sus penas, angustias y necesidades en el Nazareno que identifica nuestra nacionalidad criolla, que se origina desde la conquista y se mantiene hasta nuestro días.

Cuatro siglos y medio han pasa-do desde la aparición entre noso-tros de la Bella y Única Imagen de Jesús Nazareno de Candelaria.

Transcurridos los primeros años de la Colonia y asentada la capi-tal en el valle de Panchoy, hoy la Antigua Guatemala funcionaba al pie del Cerro de Dolores conocido actualmente como el Cerro de la Cruz y a los márgenes de la ciudad situada al norponiente, el barrio de la Candelaria conformado por un buen numero de indígenas, algunos españoles también ladi-nos, mestizos, mulatos y negros…eran sus pobladores aventajados y diestros oficiales en las artes de al-bañilería, carpintería, y fundición tal como lo describe el cronista

Antonio Fuentes y Guzmán.La edificación del templo bajo la

advocación de Nuestra Señora de Candelaria se remonta a la época del obispo Francisco Marroquín, e inició su construcción en 1543, concluyéndose en 1550, lo que la convierte en una de las más an-tiguas edificaciones en la Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, administrada por los Dominicos, entre ellos el conoci-do historiador Francisco Ximenez años más tarde, tanto así que fue uno de los reconstructores del templo después de los terremotos de 1717.Fue esta congregación la que propició Las Leyes nuevas que ordenaban la liberación de todos los esclavos indígenas que estuvie-ran en poder de los españoles.

Era pues un barrio de hombres y mujeres de mucho trabajo pero también de mucha fe, que encon-tró en Jesús de Candelaria a la Imagen de su amor y dedicación.

De ahí que no extrañe su cen-tenaria procesión desde los pri-meros Jueves Santos, en eternas horas de penitencia y vaivén de pequeñas andas por toda la Ciu-dad de las Perpetuas Rosas que desde antaño vivía intensamente la Semana Santa.

A pesar de con-tarse con los datos exactos de su autor, aunque sí varios es-tudios de diferentes entendidos, varios son los datos que nos podrían llevar a la certeza que Je-sús de Candelaria es una Imagen del siglo XVI, posterior al Concilio de Tren-to, tiempo en que la escultura tomó un enorme auge defi-niendo las icono-grafías que a la fecha conocemos.

En pleno siglo XVI surge el esplendor de las procesiones de España, tanto en Castilla como en Andalucía, fe-cha donde aparecen también las cofra-días penitenciales, claro antecedente de las guatemaltecas, que rápidamente llegaron a nuestras tierras.

E v i d e nt e m e nt e hay una influencia Sevillana en Guate-mala, pero los Na-zarenos adquieren personalidad propia en nuestra tierra, ya que por ejemplo el pelo de los naza-renos es tallado y el de los nuestros es de cabelleras rizadas naturales y usan diadema; a diferen-cia de los sevillanos que utilizan las tres potencias.

María Teresa Fernández Hall de Arévalo describe a Jesús de Can-delaria de la siguiente manera: Parece tan real la Imagen que nos da una idea exacta de lo que su-friera en verdad Jesús en su pere-grinación al Monte Calvario.

Está inclinado hacia adelante, Los párpados muy abiertos dan la impresión de inmensa angustia y dolor, mientras los ojos de un verde olivo, trabajados en madera, posan su mirada pocas varas ade-lante, El rostro tiene un color ce-trino, enjuto, con sombras verdes-morado como las que toma la cara humana al ser golpeada.

La boca la tiene entreabierta de-jando ver entre los labios perfec-tos, la punta de la lengua y una

Juan de Aguirre dada su habili-dad por la escultura religiosa, en su permanencia en España, debió familiarizarse con los grandes maestros del momento, o al menos conocer sus obras. Si pensamos en la atribución a Juan de Aguirre de Jesús de Candelaria, no puede es-caparse en él la influencia andalu-za que se adivina en su escultura.

Con esta lógica se ha fechado a Jesús de Candelaria en el año de 1563, tiempo después ya se habla de su procesión de Jueves Santo y en 1677 se le recuerda en el Breve Pontificio de Inocencio XI como una procesión de tiempos inme-morables.

Como sea Jesús de Candelaria es una imagen muy antigua llegan-do casi a 450 años de devoción. Y todos sabemos hoy que era el Na-zareno de nuestros antepasados y

que será por siempre el Naza-reno de cada Jueves Santo.

Consagrada Imagen de Jesús Nazareno ¨CRISTO REY¨Parroquia de Nuestra Señora de Candelaria

Parroquia de Nuestra Señora de Candelaria

hilera de pequeños dientes, tiene una delicada barba burilada mag-níficamente…Mientras Carlos Díaz del Cid decía:

La inclinación de la Imagen hacia adelante y la forma como su hom-bro izquierdo carga la cruz con la ayuda de bellas manos, proyectan una armonía de movimientos de gran impacto emotivo.

El historiador Víctor Miguel Díaz señala desde uno de sus apuntes la posibilidad que Jesús de Candelaria haya sido esculpi-do por Juan de Aguirre originario de Málaga España quien llegó a la ciudad en 1554 procedente del Perú. Era aventajado, famoso y primo en el arte de la escultura de la facultad de Castilla; murió siendo lego en el convento de San Francisco.

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Consagrada Imagen de La Virgen de Dolores

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EL CRISTIANISMO Y LA SIMBOLOGÍA QUE LO IMPREGNA

Eduardo Díaz ReynaUniversidad de San Carlos de Guatemala

En anterior e nt r e g a , con mo-tivo de la

Cuaresma, trasla-damos a nuestros lectores algunos símbolos y su signifi-cado que aún en nues-tro tiempo impregnan y enriquecen la vida cristiana. Por conside-rarlo de interés, en esta ocasión vamos a pre-sentar algunos símbolos que no tuvimos la oportunidad de dar a conocer anteriormente.

En la presentación de estos símbolos vamos a seguir la simbología que registró el investigador John Baldock y que consideramos complementan, para quienes siguen estos temas, conocimientos fundamentales que enriquecen la Semana Santa guatemalteca.

Los símbolos y su significado que hoy publicamos son los si-guientes:

Animales: Los animales simbó-licos están representados por lo general con naturalismo o como bestias fabulosas; por ejemplo, doce ovejas representan a los doce apóstoles. En un sentido más ge-neral, los animales representan la naturaleza inferior o animal del hombre.

Arado: La tierra es el principio receptivo, femenino, y el arado representa consiguientemente el principio activo, masculino. El acto mismo de arar, al abrir la tie-rra para prepararla para la siem-bra de la simiente, une los dos principios con vistas a un propó-sito común y simboliza la unión de lo que aparentemente son dos

aguas vivas”.Huevo de Pascua: El renaci-

miento o renovación de la vida.Lámpara: La Luz Divina. Sa-

biduría o conocimiento: “El ojo es la lámpara del cuerpo (Mateo 6:22). También es un símbolo de Cristo: “La ciudad no necesita de sol ni de luna que la iluminen, pues la gloria de Dios es su luz, y su lámpara es el Cordero” (Apo-calipsis 21:23).

Llave: Es el instrumento que permite abrir una cerradura o una puerta, facilitando así el ac-ceso a lo que esté detrás de la puerta. Es un atributo del apóstol Pedro. Inmediatamente después de que Pedro reconociera en Je-sús “al Cristo”, Jesús le dice: “Yo te daré las llaves del reino del cie-lo, y lo que tú desates en la tierra será desatado en el cielo” (Mateo 16:15-20).

Luna creciente: Un símbolo de la Virgen María como Reina del Cielo.

Ojo: Representa la vista física y espiritual, en la medida en que los ojos son la “ventana del alma” a través de la cual entra la Divina Luz en el cuerpo.

Paraíso: Es el estado en el que el hombre vive en armonía con Dios y con Su Creación; el estado de unión armoniosa con Dios que es la meta espiritual de todos los hombres y de todas las mujeres. En recuerdo del Paraíso del Edén original, descrito en el Génesis 1 y 2, a menudo aparece represen-tado como un jardín. En el centro del Jardín del Edén están el Ár-bol de la Vida y el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal. Al comer del Fruto Pro-hibido este último, el hombre es arrojado al mundo. Despo-jado de su estado paradisíaco origi-nal, la esperanza de salvación del hombre está en su redención a través de Cristo y de la Resurrección.

Pastor: El guía espiritual que Dios pone a su rebaño (humanidad) de ove-jas (hombre). “Yo mis-mo apacentaré a mis ovejas” (Ezequiel 34:15). Jesús es el pastor mesiánico que unificará a las ove-

jas de Dios en un rebaño. “Yo soy el buen pastor… y pongo mi vida por las ovejas. Y tengo otras ove-jas que no son de este aprisco; y es preciso que las traiga también, y oirán mi

voz. Así sólo habrán un rebaño, un pastor” (Juan 10:14-15).

Pavo real: Porque se suponía que su carne era incorruptible, el pavo real es un símbolo de inmortali-dad y de la Resurrección.

Pelícano: De acuerdo con la le-yenda, el pelícano se abre el pecho para alimentar a sus polluelos con su propia sangre. Por consiguien-te, simboliza el sacrificio de Cris-to en la cruz y el derramamiento de su sangre para la redención del hombre.

Puerta: Un símbolo de la entra-da en el Reino del Cielo, y de Cris-to: “Yo soy la puerta, quien por mí entre se salvará…” (Juan 10:9).

Rueda: Es un símbolo del sol y el ciclo o ciclos del tiempo. Simboli-za el universo y toda la creación.

Templo: Un símbolo universal y complejo que representa simultá-neamente el macrocosmos y el mi-crocosmos. Es la morada de Dios en la tierra, “la Casa de Dios”, un lugar de encuentro para Dios y el hombre, para el cielo y la tierra.

Vino: El fruto fermentado de la vid. El vino, como el pan, se produce mediante un proceso de transformación a base de fer-mentación. El pan y el vino de la Eucaristía, la carne y la sangre del cuerpo de Cristo, significan su humanidad y su divinidad.

Crucifijo Italia XIII

contrarios.Árbol: Sím-

bolo universal y complejo. Entre los ár-boles del Jar-dín del Edén están “el Ár-

bol de la Ciencia del Bien y del Mal” y “el Árbol de la Vida”. El primero da fruto malo, el fruto de la Caída,

que es la causa de la ex-pulsión del hombre del Paraíso; el segundo da fruto bueno, o sea, el fru-to de la Vida Eterna. El Árbol de la Vida tiene su

eco en el “árbol” de la Cruz.Arco Iris: Se tiene como un

puente entre el cielo y la tierra y se considera un símbolo de recon-ciliación entre Dios y el hombre.

Asno: El asno representa pacien-cia y humildad. Es la bestia de carga que llevó al Cristo nonato hasta su lugar de nacimiento, al Cristo recién nacido a Egipto y fuera de Egipto, y la que montaba el Cristo adulto al entrar en Jeru-salén.

Cardelino (jilguero): Suele po-sarse en los espinos y en los car-dos, y en el arte cristiano simbo-liza el sufrimiento de la Pasión de Cristo.

Conejo de Pascua: Representa en el mundo anglosajón lo que la gallina y/o el gallo simboliza en-tonces para nosotros.

(El gallo es un símbolo de cus-todia y vigilancia que suele repre-sentarse en la veleta que remata la aguja de la iglesia: “Vigilad pues – porque no sabéis cuándo vendrá el amo de la casa, si por la

tarde, si a medianoche, si al canto del gallo, o por la mañana, no sea que viniese de repente y os halle dormidos” (Marcos 13:35-36). “Y Pedro se acordó de lo que Jesús le había dicho: “Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces”” (Mateo 26:75).)

Corazón: Puesto que el corazón es el órgano que hace circular la sangre vital del hombre, signifi-ca el centro físico y espiritual del hombre. El hombre es lo que hay en su corazón: “No acumuléis te-soros en la tierra… pero atesorad-los en el cielo… Pues donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:19-21, también Lucas 6:45). Un corazón atravesado por tres clavos y ro-deado de la Corona de Espinas es el “Sagrado Corazón de Jesús”. Un corazón atravesado por una espada y dentro de una corona de rosas es el Corazón de la Virgen María.

Dragón: Animal fabuloso que representa al mayor enemigo del hombre; las “fuerzas oscuras” de los mundos interiores o el mal encarnado en Satán. “Matar al dragón libera al hombre de las fuerzas que atrapan su alma o es-píritu”.

Espada: Poder y autoridad. “La espada del Espíritu, que es la es-pada de Dios” (Efesios 6:17).

Espejo: El reflejo que se ve en el espejo no es más que una imagen reflejada, un reflejo vago de la rea-lidad como es de verdad. Un es-pejo pulido o impoluto refleja una imagen de verdad. Es un símbolo de la Virgen María o también un símbolo universal del corazón o alma.

Fénix: Cuando siente aproxi-marse su muerte, el legendario fé-nix hace su propia pira que se en-ciende con los rayos del sol. Arde en las llamas hasta reducirse a ce-nizas, de las que surge otro fénix. La muerte y el renacimiento del ave fénix simbolizan la Muerte y la Resurrección de Cristo. Tam-bién simboliza la inmortalidad y el triunfo de la vida eterna sobre la muerte.

Flor de lis: Un lirio estilizado. Sus tres puntas significan asimis-mo la Santísima Trinidad.

Fuente: A diferencia de las os-curas y caóticas aguas del abis-mo, las de la fuente son el ma-nantial de la vida, “un pozo de

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Como es tradición las preciosas andas de Je-sús Nazareno de La Merced de Guatemala

son levantadas dos veces durante el transcurso de la Semana Santa. La primera el Martes Santo, por la mañana, en la llamada Proce-sión “De La Reseña” y luego el Viernes Santo en su solemne pro-cesión que ingresa precisamente minutos antes de la hora cuando ocurrió su muerte. Son tantas las historias y leyendas surgidas a través de los años, que es indis-pensable trasladar a los lecto-res de La Hora un resumen que contiene la información histórica lograda a través de profundas y precisas investigaciones.

Empezamos esta narración con-tándoles que en el año de 1582 se erige la Cofradía de Jesús Nazare-no en la Iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes (Antigua Gua-temala) para celebrar el misterio de la Pasión de Cristo durante la Semana Santa, sacando en pro-cesión una imagen de los padres mercedarios. La última acta de la Cofradía de Jesús de la Merced se asentó el 5 de febrero de 1821.

En el año de 1654 sus mayordo-mos pidieron licencia al obispo para hacer una imagen propia (al costo de 65 pesos) la que fue burilada por el escultor Mateo de Zúñiga ese mismo año, encarna-da por José de la Cerda y colocada en su capi-lla el 27 de marzo de 1655, es decir que en el año 2011 cumple 356 años. Por su gran be-lleza y perfección, de inmediato generó inmen-sa devoción, s i r v i e n d o también de inspiración para otras imágenes y constituyén-dose en pa-trón artísti-co.

S e s e n t a y dos años después, la imagen fue consagrada ( p r i m e r a en Guate-

mala) por el obispo Fran Juan Bautista Álvarez de Toledo el 5 de agosto de 1717, en solemne ceremonia a la que asistió la Real Audiencia, el Ayuntamiento, el Cabildo Eclesiástico, órdenes re-ligiosas y masivamente la feligre-sía. Lo anterior significa que este año cumplió 294 años de haber sido consagrada.

Un primer viernes de cuares-ma, 66 años después de haber sido puesta a veneración, el 28 de febrero de 1721, el ayuntamien-to juramentó a la imagen como patrón contra las calamidades (agua, fuego, temblores, pestes y demás necesidades). Las ciudades de Antigua Guatemala y la actual capital, anualmente confirman dicho reconocimiento a través de la “Reseña del Patrón Jurado” y por ello existe la llamada proce-sión de “La Reseña”.

Se han celebrado a través de los años otras procesiones extempo-ráneas a las tradicionales, como en el año 1717 con motivo de la erupción del Volcán de Fuego y fue la única procesión autorizada el Viernes Santo de 1718 después del terremoto de San Miguel. En 1724 por las plagas del chapu-lín; en 1774 por la misma causa; en 1783 por los temblores en la Nueva Guatemala; en 1789 por la peste del ganado; en 1801 por las plagas de langosta en El Salvador; en 1857 por la guerra en Centro-américa; en 1976 por el terremo-to y los continuos temblores; en 2001 por el primer viernes del nuevo siglo y milenio y en 2004 y 2005 en conmemoración de los 350 años de la hechura de la Consagrada Imagen. A

consecuencia de los terremotos de Santa Marta (29 de julio de 1773) se sus-

pendieron las procesiones y no

fue sino hasta 1776 que volvió a salir la del Viernes Santo.

La solicitud de tras-lado de la Consa-

grada Imagen de Jesús de la Mer-

ced del Valle de Panchoy, An-

tigua Gua-temala, al

Valle de la Ermita o Valle de la Virgen en donde actualmente se asienta la ciudad capital, fue gi-rada el 25 de junio de 1778 por el Capitán General don Martín de Mayorga, dando inicio el 7 de julio y llegando a su templo pro-visional a las 9 de la noche del día 9 de julio, permaneciendo desde entonces en la Nueva Guatemala, 123 años después de haber sido colocada en su capilla original. Es relevante que su traslación fue un factor muy decisivo para que gran número de vecinos indeci-sos siguieran a la imagen del Se-ñor. Al día siguiente se presentó el Capitán General ante la ima-gen para verificar si su gestión había sido cumplida.

Muy importante es señalar que su actual y suntuoso templo fue bendecido y consagrado el 30 de enero de 1813, construido a ins-tancias del antigüeño Fray Miguel Martínez Alpírez, siendo su fiesta titular cada 24 de septiembre.

Aunque existen referencias his-tóricas que se efectuaba ya en el año de 1702 la procesión de La Reseña, está comprobado que se consolidó con el compromiso que adquirieron los miembros del Muy Noble Ayuntamiento de la ciudad de Santiago de Guate-mala para asistir perpetuamente a la procesión después de haber juramentado a la imagen, como antes se dijo el 28 de febrero de 1721 como Patrón Jurado. Esta procesión se realiza en horas de

la mañana cada Martes Santo, vistiendo los devotos cargadores traje de calle, yendo las andas des-provistas de cualquier alegoría o adorno, pues durante su corto re-corrido en calles aledañas al tem-plo mercedario los fieles le van co-locando flores en su característica principal de rogativa. Es de hacer notar que estas flores son utiliza-das en el Monumento Eucarístico del Jueves Santo en el templo de la Merced, que se monta precisa-mente en la capilla de Jesús y las sobrantes son utilizadas por los grupos parroquiales para elabo-rar una alfombra en el atrio del templo a la salida de su cortejo procesional del Viernes Santo.

La vestimenta que utilizan los fieles cargadores se compone de túnica y capirote de color mo-rado, paletina, cinturón, banda y guantes negros, llevando sus andas por un largo recorrido por la ciudad capital, desde las 3 ho-ras con 45 minutos de la mañana y retornando a las 3 de la tarde, cuando se entona el canto de “El Perdón” y rezo del Credo. Son in-numerables las citas, acotaciones y recuerdos de esta procesión a través de los años, desde el artís-tico arreglo de sus andas, hasta la gran cantidad de alfombras ela-boradas antes de su piadoso paso, lo que inmejorablemente logró plasmar en los libros don Carlos R. Díaz del Cid.

Anualmente se celebran dos ve-laciones de la Consagrada Ima-

gen de Jesús de la Merced, una es la tradicional del Lunes Santo en que la imagen es expuesta a los fieles y la que, conmemorando la fecha de su consagración del 5 de agosto de 1717, se realiza el pri-mer domingo de dicho mes.

Muchas personas preguntan el significado de los emblemas em-pleados en los uniformes de los cucuruchos y también en publi-caciones e incluso en las andas procesionales. En realidad son dos distintivos, el blasón de la Orden Mercedaria y el León de Castilla.

Muchísimas marchas fúnebres han sido escritas dedicadas a Jesús de la Merced, distinguién-dose la utilizada como marcha oficial de La Reseña, con el mis-mo nombre, creada por Mónico de León y en la procesión del Viernes Santo la marcha ofi-cial se titula Señor Pequé, obra cumbre de la música procesio-nal, escrita por Monseñor Joa-quín Santa María y Vigil dedi-cada y obsequiada el 1 de abril de 1927. También otros autores han hecho lo mismo, tal el caso de “Señor de la Merced” de Sal-vador Iriarte; “Una plegaria” de Carlos R. Díaz del Cid; “Camino al Gólgota” de Mario Paniagua; “La Fosa” de Santiago Coronado y tantas más estrenadas durante su recorrido procesional, como “El Silencio” de Mariano J. Díaz y “A los pies del Maestro” de Víctor M. Lara

CONSAGRADA IMAGEN DE JESÚS NAZARENO DE LA MERCED

Arq. Eduardo Andrade Abularach

Parroquia de Nuestra Señora de las Mercedes, interior cúpula

Parroquia de la Merced

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Consagrada Ima-gen de Jesús Nazareno del Rescate de la

Iglesia de Santa Teresa de la Ciudad de Guate-mala La bellísima ima-gen de Jesús Nazareno del Rescate, tiene mar-cadas características del período artístico barroco y durante muchos años no estuvo expuesta a ve-neración pública, sino se mantuvo en el Convento Carmelita. Su fina talla en madera presenta ras-gos tan perfectos, espe-cialmente en sus manos y pies que hacen pensar que fue una de las obras mejor realizadas de la época colonial. Su estatu-ra real es de 1 metro con 81 centímetros y dada la inclinación que presenta tiene a la vista humana una estatura de 1 metro 61 centímetros. El torso de la imagen tiene un giro de 17 grados y su cabeza de 38 grados, mostrando en general una simetría casi perfecta. Está colo-cado sobre una peaña de madera de dos pulgadas de alto y fijado al mismo tiempo del tronco por una armadura de hierro para evitar su deterioro.

Su imagen tallada du-rante la segunda mitad del siglo XVII fue trasla-dada de La Antigua a la Nueva Guatemala de la Asunción después de los terremotos de Santa Mar-ta. Su nombre “del Res-cate” proviene, según la tradición, por haber sido empeñada varias veces por las Monjas Carme-litas Descalzas de Santa Teresa debido a las pe-nurias que pasaban en el Convento, pero siempre, piadosas personas la res-cataban devolviéndola al mismo. Fue consagrada el 11 de marzo de 1972 por el Cardenal Arzobispo

Mario Casariego y Aceve-do. Durante muchos años la imagen salió en proce-sión, pero a partir de 1941 dejó de hacerlo, hasta 14 años después (a partir de 1956) que fervorosos de-votos aunaron esfuerzos y lograron organizar su cortejo, el que tradicio-nalmente recorre las ca-lles del Centro Histórico cada Miércoles Santo.

Cabe mencionar que además se obligaron los nuevos directivos a rezar el rosario todos los viernes con el fin de atraer más de-votos al templo y fomentar así la visitas al Nazareno cada viernes durante el transcurso del año calen-dario, así como oficiar una Santa Misa el cuarto do-mingo de cada mes para dar gracias ante su venera-da imagen. Es importante destacar el gran esfuerzo prestado por el directivo y después Encargado Gene-ral de don Osbaldo Aquilo Coronado a partir de 1956 hasta su sentido falleci-miento, como también el de don Jorge Lorenzo Flores. Ambos fueron de-signados para tan impor-tante cargo por el Padre Superior del Templo de Santa Teresa en el año de 1958.

El Templo de Santa Te-resa ha sido uno de los que más veces ha necesi-tado de ser reconstruido. Desde la época colonial la naturaleza ha puesto a prueba el amor de sus fe-ligreses. Se inauguró en el año de 1820, exactamente uno antes de la declara-ción de la Independencia patria, siendo de una sola nave, techo de bóveda y hermosa cúpula, aunque de arquitectura sencilla y noble la obra formaba un conjunto acabado y por la pureza de sus líneas recor-daba los modelos clásicos.

El templo con el tre-

mendo temblor del 19 de diciembre de 1863 sufrió graves daños por lo que quedó cerrado al culto. La comunidad abrió una puerta por la octava avenida en donde se improvisó un orato-rio. Finalmente, gracias al generoso bienhechor don Dámaso Angulo lo-gró recuperarse entre los años de 1863 al de 1865. El 18 de abril de 1902 se inició entre las 8 y 9 de la noche la furiosa acti-vidad del Volcán Santa María dejando un re-guero de ruinas, muerte y destrucción a su paso. El templo de Santa Tere-sa no fue la excepción, su bóveda quedó cuartea-da por grandes grietas y con un gran boquete en su fachada. Nuevamente sus devotos aunaron es-fuerzos y se entregaron de nuevo a la reconstruc-ción, con el apoyo y ayu-da de los padres Dardón y Escobar, de los vecinos y esta vez de don Rafael Angulo hasta lograr su restauración.

Más tarde, con los te-rremotos del 25 de di-ciembre de 1917 y del 2 de enero de 1918 al igual que la mayoría de templos de la ciudad de Guatemala, también el de Santa Tere-sa se desplomó, habiendo empezado nuevamente la reconstrucción hasta que el 2 de febrero de 1923 fue inaugurada la capilla, situada sobre la 9ª Ave-nida, improvisando en la vieja sacristía la pieza que sirviera de locutorio a las religiosas. Los trabajos se prolongaron por mucho más tiempo de lo espe-rado y no fueron termi-nados del todo sino hasta después de haber pasado los estragos que nueva-mente el terremoto del 4 de febrero de 1976 trajo consigo.

LA MILAGROSA IMAGEN QUE SIEMPRE REGRESÓ A SU TEMPLO

Consagrada Imagen de Jesús Nazareno del Rescate de la Iglesia de Santa Teresa de la Ciudad de Guatemala por Francisco Cáceres Barrios (gracias a la valiosa

colaboración de Doña María del Carmen Aquino, Encargada General).

Consagrada imagen de JeJesús Nazareno del Rescate

TEMPLO DE SANTA TERESA

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Si un pueblo del mundo occidental está ligado a lo sagrado es España y los pueblos autónomos que la

conforman. Desde tiempos in-memoriales, aún antes de la re-conquista en el siglo X hasta la configuración actual de los pue-blos de la Península Española, lo sacro ha privilegiado la visión del mundo ibérico.

La Semana Santa Guatemalte-ca, en este sentido profundo de la antropología religiosa, no pue-de entenderse sin su anteceden-te inmediato en España. De tal manera que, a vuela pluma escri-bimos estas aproximaciones a los orígenes de la Semana Mayor en España y sus vinculaciones con la guatemalteca como su herencia más directa.

Como en todos los pueblos pre-dominantemente cristianos, el período dedicado a conmemorar los sucesos de la Pasión y Muerte de Jesús, en España y desde largo tiempo está enmarcado dentro de una serie de actos de carácter ritual destinados a la exaltación de la fe. Con el patrocinio de las autoridades religiosas y el apoyo determinante de los grupos de afiliados organizados, se desarro-lla un programa que propicia la participación del mayor número de personas.

Como es sabido, dentro de su proceso histórico, España incor-pora manifestaciones culturales en las cuales están presentes ele-mentos no cristianos, que al for-talecerse políticamente la Iglesia, se ven sometidos al acoso a través de diversos medios, entre ellos los tribunales de la inquisición, tiempo en el cual las demostra-ciones públicas de fe se hacen convenientes. El surgimiento de las cofradías como instrumentos para mantener de manera activa y concertada las acciones devo-cionales en torno a determinadas divinidades, favorece la realiza-ción de manifestaciones públicas de fe, adecuadamente caracteri-zadas, procurando también la di-ferenciación entre ellas mismas, que competían en beneficio del lucimiento y majestuosidad de las celebraciones.

De hecho se estimuló la bús-queda de recursos económicos y escénicos para la presentación de los actos devocionales, con lo que lograban atraer mayor pú-blico e incorporar nuevos cre-yentes. Hemos visto cómo el Cristianismo ha sumado durante

su historia diversidad de rituales de procedencia pagana. Esto se manifiesta de modo evidente en el caso del teatro religioso, que para 1700 permite en España un resurgimiento del teatro profano, cuya temporada se inicia en Pas-cua de Resurrección al concluir los actos de la Semana Santa, has-ta el Carnaval siguiente.

Las sociedades religiosas con-tinúan en su papel de organi-zadoras de las celebraciones, y cumpliendo con la ya antigua tradición, preparan el programa de procesiones y otros actos de convocatoria para la manifesta-ción pública. Quince días antes de la iniciación de las procesio-nes, se dan clarines, como aviso de la proximidad de las fechas.

“Ante tus ojos desfilarán las Cofradías pasionales en perfec-to orden, con sus tercios de gra-naderos, penitentes ricamente ataviados, comisarios y cofrades, soldados romanos, orquestas y bandas de música, bellas imá-genes de gran gusto artístico, talladas por famosos escultores, vistosos y majestuosos tronos de gran belleza adornados con cla-veles, florecillas, rosas, acacias, camelias y alelíes; iluminados por millares de bombillas eléctricas sabiamente dis-puestas cuyos torrentes de luz se quiebran en la cristalería de los tro-nos, se reflejan en las barnizadas armadu-ras de los soldados romanos y brillan en la policromía de las sedas, ra-sos, terciopelos y auríferas bordados de las túnicas de las imá-genes y de los tercio-t e n t e s de los tercios. Es todo un pin-toresco y su-ge s t ivo cuadro, sobre el que flo-tan las ar-moniosas m e l o d í a s de las ban-das, las mís-ticas estrofas

de rítmicos redobles de las cajas y tambores, las cadenciosas mar-chas de judíos y granaderos, y el imponente sonido de las cornetas de los piquetes”.

Cada una de las cofradías trata de descollar en el or-nato de la imagen ala cual rinden devoción y también a los pro-pios atuendos de los miembros.

Comúnmen-te se distin-

guen por el uso de colores, de modo que son conocidas como paso blanco, morados, azules en

d i fe rent e s casos,

también se designan por su ca-rácter, como paso de las Angus-tias y paso de la Curia

nes adornadas acompañadas de sus devotos conducidos en an-das o en carrozas, profusamente adornados, incluyendo los mila-gros o exvotos. No sólo son vene-radas y exhibidas esculturas, sino lienzos y otros símbolos cristia-nos, como escenas de la Pasión de Jesús, que por las calles reciben la solidaria expresión de la feligre-

sía.Son frecuentes las repre-

sentaciones en vivo de la Pasión, con dramatismo que refleja los penosos sucesos. Con anti-cipación han sido recogidos fon-dos especixzales para garantizar la suntuosidad de las procesio-nes, como dice Serrá y Boldú, a propósito de la famosa SS en Sevilla:

“Desde tiem-pos muy

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LA HERENCIA DE ESPAÑA EN LA SEMANASANTA GUATEMALTECATO

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LA HERENCIA DE ESPAÑA EN LA SEMANA Celso A. Lara FigueroaUniversidad de San Carlos de Guatemala

de la Cristiandad, existieron en Sevilla corporaciones piadosas que realizaban sus funciones devotas en los templos y aun en casas particulares: pero las co-fradías, propiamente dichas o sea con el carácter de culto pú-blico renovador de la fe, datan del siglo XVI. Generalmente se componían en su principio las procesiones de la siguien-te manera: un estandarte o insignia, con algunos faroles; después los hermanos y las personas que por su religiosi-dad querían tomar parte en la devoción, formando dos filas paralelas, y al final, un cruci-fijo llevado por un sacerdote o un noble, rodeado de cofrades con hachones de cera virgen encendidos”.

Las cofradías se organizaron

por jerarquías y de acuerdo al papel que juegan sus miem-bros en la procesión, solieron designarse como hermanos de penitencia o hermanos de luz, estos últimos de ser portado-res de hachones encendidos. La participación en todo caso está ligada al cumplimiento de promesas por agradecimiento a beneficios recibidos y su du-ración puede ser de por vida.

“El traje común para unos y otros era un áspero lienzo blanco y una soga ceñida a la cintura, llevando sobre el pe-cho el escudo de la hermandad respectiva, estampado en cue-ro o cordobán, y caminando descalzos. Los rostros iban cubiertos por antifaces de ca-ñamazo, medio adoptado para no infringir la prohibición de

Guatemaltecas de aserrín y otros materiales, son de herencia Española convinada con la creeación prehispanica. Alfombra de la

Antigua Guatemala para una Semana Santa. La influencia del hermano Pedro es evidente.(Fotografía William Cameros)Mujeres de cofradia de Semana Santa de Paztun Chimaltenango, portan traje ceremonial y la paya característica(Fotografía William Cameros).

Traje penitencial de los cucuruchos guatemal-tecos de toda la República tiene decidida in-

fluencia Española(Fotografía William Cameros).

Las alfombras

disciplinarse en público hecha por Clemente VI. El capirote, en sus principios, era redondo y corto y caía sobre la espalda o el hombro por no contener dentro cartón ni cosa alguna que los sostuviera levantado”.

En todos los sitios se realizan procesiones en las calles, se pa-sean numerosas esculturas reli-giosas alusivas a la Pasión,

guardando prioridades según lo establece la tradición reli-giosa del día y de la localidad y según las posibilidades de los creyentes.

Cada grupo encargado de la procesión y según el día que le corresponde dentro del período de la Pasión, lleva como respon-sabilidad

acompañar la imagen principal de esta fecha, y se emplean indu-mentarias especiales.

Es igualmente frecuente en las procesiones la concurrencia de grupos caracterizados por re-presentar escenas de personajes alegóricos tales como: Herodes, Caifás, la Verónica, soldados romanos. Se conoce que el Do-mingo de Ramos suele pasearse por las calles de algunas locali-dades la imagen de Jesús monta-do sobre un asno, llevando pal-

mas en las manos.Es frecuente que la feligresía

lleve por su parte cirios encen-didos y también faroles. Grupos de tamborileros hacen repiques continuos, para momentos des-tacados. También se usan clari-netes, que dan la voz de silencio, remarcando la solemnidad de la ocasión.

Son particulares en Andalucía las llamadas saestas; esas voces alusivas al misterio conmemo-rado, oración o salmo doliente que se cantan durante las pro-cesiones y otras manifestaciones colectivas devocionales y de las cuales damos ejemplos:“Terrible es, desgarradora la muerte del pecadorde evitarla aún es ahora;pídelo a aquella Señoraque es Madre del Redentor”.“A Cristo dan sepultura:la Virgen sin El se quedaQuién sin llanto habrá que pue-dameditar tanta amargura?”

Referencias sobre la comida de cuaresma

Las disposiciones de la Iglesia sobre la dieta en los días de vi-gilia eran guardadas de modo estricto en España. La prohibi-ción de comer carne se unía a las limitadas posibilidades de susti-

tuirla por otras viandas.Por una “antiquísima polémica

que se desató en un concilio del 817, en que se prohibió a los frai-les comer aves, tal como hasta entonces lo habían hecho todos los cristianos. Desde el siglo IV habían sido autorizados por la Iglesia, basándose en el Génesis”. “Dios ordenó a los cielos produ-cir peces y pájaros que volasen sobre la tierra”, por interpretarse que sí se podía comer pescado era sin fundamento prohibir las aves que, según el texto sagrado, tienen el mismo origen”.

Aun cuando la Iglesia dispu-so otra cosa, muchos creyentes mantuvieron la costumbre de comer aves en esta época, y para el 1700, cuando no era admitido, algunos solicitaban la excepción que obtenían mediante bulas papales, con la obligación de dar a la Iglesia, aportes económicos sustanciosos. De modo que se exaltaba a la feligresía a comer “potajes y yerbas”, “huevos a mediodía”, pescado, postres y dulces.

Todos estos elementos y más están presentes en la Semana Santa Guatemalteca. Nuestra herencia, es, pues, más que evi-dente.

TRAJES

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Sabado de ramos 31 de marzo

Salida: 11hrs.Barrio moderno: 11:50hrs.San Sebastian: 13:35 horsCatedral: 16:47 hrs.Santa Catalina: 15:30 hrs.Entrada: 18:30 hrs.

Salida: 10:00 hrs.San Sebastian: 11:45 horsCatedral: 20:55 hrs.Candelaria:14:00Entrada: 00:00 hrs.

Salida: 07:00 hrs.Parque Colon: 10:00 hrsCatedral: 14:15 hrs.Hospital: 18:55Entrada: 00:00 hrs.

Salida: 10:00 hrs.San Sebastian: 11:45 horsCatedral: 20:55 hrs.Candelaria:14:00Entrada: 00:00 hrs.

Sabado de ramos 31 de marzo

Consagrada Imagen del Niño Jesús de la Demanda

Domingo de ramos 1 de abril

ConsagradaImagen de

SANTUARIO ARQUIDIOCESANO DEL SEÑOR DE SAN JOSÉ

Domingo de ramos 31 de marzo

Jesús de las Palmas

TEMPLO DE SAN MIGUEL DE LAS CAPUCHINASQ

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CATEDRAL

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Consagrada Imagen de Jesús Nazareno del consuelo

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Santa Catalina

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Santa Teresa

La Merced

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Sabado de ramos 31 de marzo

Salida: 11hrs.Barrio moderno: 11:50hrs.San Sebastian: 13:35 horsCatedral: 16:47 hrs.Santa Catalina: 15:30 hrs.Entrada: 18:30 hrs.

Salida: 10:00 hrs.San Sebastian: 11:45 horsCatedral: 20:55 hrs.Candelaria:14:00Entrada: 00:00 hrs.

Salida: 07:00 hrs.Parque Colon: 10:00 hrsCatedral: 14:15 hrs.Hospital: 18:55Entrada: 00:00 hrs.

Salida: 10:00 hrs.San Sebastian: 11:45 horsCatedral: 20:55 hrs.Candelaria:14:00Entrada: 00:00 hrs.

Sabado de ramos 31 de marzo

Consagrada Imagen del Niño Jesús de la Demanda

Domingo de ramos 1 de abril

ConsagradaImagen de

SANTUARIO ARQUIDIOCESANO DEL SEÑOR DE SAN JOSÉ

Domingo de ramos 31 de marzo

Jesús de las Palmas

TEMPLO DE SAN MIGUEL DE LAS CAPUCHINASQ

PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDESLA PARROQUIA

Consagrada Imagen de Jesús Nazareno de las Tres Potencias

Jesús Nazareno del Rescate

Consagrada Imagen de

Martes Santo 3 de abril

Salida: 8:25 hrs.Barrio moderno: 11:50hrs.Entrada: 12:00 hrs.

Salida: 13:00 hrs.Entrada: 23:30 hrs.

Salida: 13:00 hrs.Catedral: 21:00 hrs.Entrada: 00:00 hrs.

Salida: 10:00 hrs.San Sebastian: 11:45 horsCatedral: 20:55 hrs.Candelaria:14:00Entrada: 00:00 hrs.

Lunes santo 2 de abril

Procesión de la Reseña

Miercoles Santo 4 de abril

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TEMPLO DE SANTA TERESA

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Page 12: Suplemento Semana Santa 2012

PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LOS REMEDIOS

Consagrada Imagen de Jesús Nazareno de la Merced

Consagrada Imagen del Santo Cristo Yacente de El Calvario

Señor Sepultado de Santo Domingo

Consagrada Imagen del

Viernes Santo 6 de abril

Salida: 14:15 hrs.Catedral: 22:00hrs.Entrada: 2:00 hrs.

Salida: 3:45 hrs.Entrada: 14:30 hrs.

viernes santo 6 de abril

Viernes sanato 6 de abril

Consagrada Imagen del

TEMPLO DE SANTO DOMINGO

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La Merced

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San José

Cerrito del Carmen

La Merced

Santo Domingo

CapuchinasSanta Rosa

Candelaria

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Salida: 14:35 hrs.Catedral: 17:30hrs.Entrada: 01:00 hrs.

CATEDRAL

Capilla delseñor de las

MISERICORDIAS

La Recolcción

San Sebastián

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Viernes Santo 6 de abril

Salida: 15:30 hrs.Catedral: 19:05hrs.Entrada: 01:30 hrs.

Q

Page 13: Suplemento Semana Santa 2012

La HoraTO

TURALSemana Santa 2012

SUPLEM

ENTO

SEMAN

A SANTA

                                                                    La expresión de dolor y simili-

tud de líneas en los rostros de las imágenes de Jesús son una cuali-dad que caracteriza las esculturas de Guatemala. A la par están las líneas que identifican el trabajo de un mismo artista. Esto sucede con los rostros del Nazareno de la iglesia de las Beathas de Belén y el Señor Sepultado de la Recolec-ción, ambas tallas anónimas cuya presencia data de fines del siglo XVIII.

  Las dos esculturas menciona-das no poseen hasta la fecha do-cumentación que permita definir quién fue su autor, o su encar-nador, confirmando además su fechamiento. Ambas por la simi-litud de detalles proceden de una mano en común, tanto de talla, como de encarnado y pintura de los hilos de sangre que se dibujan en la faz, creando una expresión poética alrededor del dolor.

 El Señor Sepultado de la Reco-lección es una talla mencionada en los inventarios de fines del siglo XVIII del citado templo. Aunque en el primer listado se in-cluye la imagen de un Sepultado, sin duda procedentes de Antigua Guatemala, este es descrito como una imagen más pequeña que la conservada en la actualidad. Por ello se puede afirmar que la mis-ma puede ser producto de algún escultor de los primeros asenta-dos en la Nueva Guatemala de la Asunción.

  Esta obra, presenta a un hom-bre corpulento. Sus dimensiones lo colocan como una persona alta y fornida, aunque el momento de la expiración lo hace flácido y quizás hasta indefenso. Su cuerpo al ser estudiado anatómicamente presenta la fuerza de un hombre de unos 33 años, justo la edad que se supone Cristo tenía al momen-to de su muerte.

  La talla es en madera, supone ser cedro.  Los trabajos de restau-ración a que fue sometido hace un poco menos de una década dieron esta versión. El material con que fue confeccionado debió ser de raíz del citado árbol, pero no se puede estudiar con fide-lidad las uniones que tuvo para complementarse cada una de sus extremidades e incluso cuerpo, ya que esto implicaría el desprendi-miento total de la capa pictórica y la anulación de la base de blanco de España que sostiene la pintura.  

RICTUS DE DOLOR EN LAS IMÁGENES PROCESIONALES DE GUATEMALA

Haroldo Rodas Universidad de San Carlos de Guatemala

hendiduras que identifican el mo-vimiento de un tipo de pabellón muy proporcionado en relación al rostro.  El cuello es alargado, se cubre por la presencia de la bar-ba que se desplaza hacia el pecho, pero deja entrever la elegancia del mismo. Si la escultura estuviese de pie, sería mas visible y permi-tiría captar los detalles de tensión muscular que se dan con los ten-dones del cuello. 

  El encarnado de la imagen es liso, ligeramente blanquecino, revestido de líneas de sangre. La tez es morena clara, posiblemente tuvo algunas intervenciones, pero por fortuna no perdió los hilos de sangre que se desprenden de la cabeza y se proyectan a lo largo del rostro, dejando visibles líneas  proyectadas desde la frente hasta el final de la nariz. Una de estas se prolonga sobre el ojo y culmina en ese punto. 

 Los detalles de sangre son del-gados y concluyen con gotas, ha-ciendo muy evidente el dramatis-mo, resaltando los pómulos que dejan áreas amoratadas. Lamen-tablemente la sección izquierda del rostro ha perdido los hilos de sangre, no así en las comisura de los labios de la boca entreabierta que muestra parte de los dientes enmarcados por labios delgados y lastimados.

  Este es el escenario patético, unido al cuerpo donde es factible contemplar parte de la tensión muscular. Sobre este hay abun-dante emanación de sangre, ante todo en la herida del costado. Su paño de pureza cubre la parte del pubis y reverso corporal con paño blanco, sobre el cual se le coloca otro de tela bordada el viernes santo en su procesión de Santo Entierro.

 Las piernas vuelven a mostrar la tensión muscular e hilos de sangre muy delgados, dejando una hue-lla, en la que también es posible contemplar las venas resaltadas y amoratadas que dan ese efecto im-presionante al cuerpo inerte de Je-sucristo. Cada ciertos espacios hay explosiones de sangre en el cuer-po, mostrando los laceramientos provocados en el tormento.  Re-cuerdan los resultados ofrecidos por Thomas de Merlo en las pin-turas de la serie del Calvario, pero tratadas con impacto mas tenue. La representación debió exigir un alto conocimiento de la anatomía

por parte del escultor, que realizó una composición en la que hay im-presión y huella de dolor, pero a la vez un conocimiento firme de los músculos y los efectos para dejar latente la posición de un cuerpo muerto.

 La escultura se convierte así en un estudio muy detallado de los elementos del cuerpo humano. Refleja un conocimiento formal y académico, en el que el cuerpo aumenta su corpulencia, y deja una huella en la que es posible contemplar resultados de un tra-tamiento con clasicismo formal, pese a lo patético de la escena, co-locando por todo ello esta reali-zación entre fines de una etapa en la que los movimientos y el dolor fueron llevados a la exageración y la mesura y crecimiento que el clasicismo empezó a imponer en la escultura a partir de fines del siglo XVIII e inicio del XIX.

  Esto visualiza la estética for-mal de la escultura. Es posible contemplar como los escultores recién llegados a la nueva ciudad aportaron estilos con vigor más actualizado, pese a la enorme cri-sis en que vivieron durante esta fase, ya que en su mayoría no con-taban con espacios privados para su trabajo, sino que en secciones comunales donde tanto esculto-res como pintores fueron aloja-dos en lo que serían los aposentos para los religiosos, como sucedió con algunos conventos.

 Pese a ello, surgieron respuestas artísticas de gran interés. Demues-tran la vitalidad de los talladores llegados de la Antigua Santiago, renovando conceptos, revestidos en muchos casos de estofes y en-carnados que impactaban por su fuerte resabio antigüeño. Esto hizo surgir una escuela escultórica muy singular que se diferencia de

 El escultor debió unir segmen-tos y luego conformar trozos con los que formó cada parte del cuer-po. Estas son piezas que represen-tan a un hombre alto y fornido. Su altura al momento de incorpo-rarse sería muy evidentes frente a las demás obras que se conser-van del período colonial. esto se debe a que dicha escultura florece con una producción en la que el cuerpo empieza a abandonar las gesticulaciones de cuerpos muy atormentados, para tornarse más atléticos y fornidos. Esto permite fecharlo hacia fines del XVIII e inicios del XIX, cuando la escul-tura adoptó posiciones inspiradas en formas del arte europeo de los siglos XV y XVI.

  Los cuerpos de las esculturas guatemaltecas de fines del XVIII e inicios del XIX en Guatemala suelen ser grandes, pero tamiza-das con detalles de principios de la segunda mitad del siglo XVIII, que buscó hacerlo más dramáti-co. Algunos autores para identifi-carlo o encasillarlo en una forma artística, pueden definirlo como “Barroco”. Pero hoy el término tiene a ser anulado para reclasi-ficar las obras por períodos, que pueden definir el siglo XVIII, con sus variantes del primero, segun-do, tercero y cuarto momento.

  El rostro del Sepultado asoma con una cualidad muy singular. Lánguido, provisto de fuerza de dolor, muestra los ojos en-treabiertos, enmarcados con cejas delgadas y pronunciadas, y cavi-dades  amoratadas.  La nariz tie-ne un ángulo perfecto, recuerda patrones clásicos. El ceño resalta las cavidades de los ojos y produ-ce un contacto con las cejas. Las fosas nasales son fijas y de ellas parten los bigotes que se abren y despliegan hacia las comisuras de los labios, en líneas suaves y muy abundantes, dejando una secuela de un bigote muy amplio y largo.

 El bigote se une a la barba que también es abundante, pero con trabajos de trazados con gubias que dejan lugar a un cabello semi lacio. En el centro de la barbilla una llama que deja lugar a la bar-ba segmentada, recordando los movimientos ensortijados de las etapas anteriores, pero retoman-do una vitalidad más lisa. 

  Se complementa con las tallas de las orejas, cuyos pabellones son ligeramente alargados. Poseen

Rostro de una imagen procesional de Guatemala del siglo XIX

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IMAGEN ANCESTRAL

PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LOS REMEDIOS

Consagrada Imagen de Jesús Nazareno de la Merced

Consagrada Imagen del Santo Cristo Yacente de El Calvario

Señor Sepultado de Santo Domingo

Consagrada Imagen del

Viernes Santo 6 de abril

Salida: 14:15 hrs.Catedral: 22:00hrs.Entrada: 2:00 hrs.

Salida: 3:45 hrs.Entrada: 14:30 hrs.

viernes santo 6 de abril

Viernes sanato 6 de abril

Consagrada Imagen del

TEMPLO DE SANTO DOMINGO

Señor Sepultado de la Recolección

TEMPLO DE LA RECOLECCIÓN

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Santa Catalina

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Santa Catalina

LaRecolección

San Sebastián

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La Merced

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La Merced

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Santuario deGUADALUPE

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La Merced

CATEDRAL

PalacioNacional

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San Sebastián

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San José

Cerrito del Carmen

La Merced

Santo Domingo

CapuchinasSanta Rosa

Candelaria

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Salida: 14:35 hrs.Catedral: 17:30hrs.Entrada: 01:00 hrs.

CATEDRAL

Capilla delseñor de las

MISERICORDIAS

La Recolcción

San Sebastián

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Viernes Santo 6 de abril

Salida: 15:30 hrs.Catedral: 19:05hrs.Entrada: 01:30 hrs.

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Page 14: Suplemento Semana Santa 2012

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Semana Santa 2012 La Hora

Santiago de Guatemala y emerge como un resultado inicial de en-lace con la Nueva Guatemala de la Asunción.   

 Los nazarenos similares  Los resultados anteriores

marcaron otros aspectos crea-tivos en otras esculturas de ese mismo período. Este es el caso de la talla de Jesús Nazareno de las Beathas de Belén, un trabajo escultórico de gran similitud con el Sepultado recoleto, en-fatizado con los hilos de sangre muy similares, que dejan lugar a pensar en una realización de un mismo escultor y pintor.

 El rostro del Nazareno aludido presenta una conformación ave-llanada, con frente amplia y un mentón que se proyecta en forma fina y en vértice, acentuando las tallas de barbas lacias que cul-minan su posición triangular. La conformación de los rostros es similar. 

  Su  frente es parangonada a la talla descrita. Esta posición se reafirma con el entrecejo que marca las líneas donde inicia la nariz y se unen a las cejas que curiosamente tienen el mismo delineado. Los ojos están abier-tos, pero siempre con forma avellanada, enmarcados en po-siciones un tanto cadavéricas, que se proyectan a pómulos pronunciados y una nariz de forma casi perfecta.

La forma de los ojos de am-bas esculturas son similares. La nariz pareciera sacada de modelos casi al carbón, y luego los orificios nasales con gotas de sangre vuelven a repetir un pronunciamiento ondulado. Los

pómulos afianzan la posición del rostro, pero resaltan en la posición de los huesos de la cara .Otro aspecto de gran similitud es la posición de segmento que se encuentra debajo de la nariz y unifica los labios. Es rehundido y del mismo parten los bigotes, que en este ejemplo son mas la-cios que en el del rostro del Se-ñor Sepultado. En ambos casos los labios son delgados y resaltan levemente los dientes de la boca entreabierta, que se pierde hacia adentro.

  Los pabellones de las orejas son muy similares, alargados, y con lo mismos pliegues, mien-tras que la barba abarca la misma posición y sobre todo destaca en una posición muy similar en la flama donde se forma el vértice, solo que en el caso del Sepultado es partida en dos y ligeramente mas entorchada, mientras que en el caso del Nazareno tiene a ser mas lacia y cerrada en vérti-ce, pero tornándose mas espu-mosa, y no lisa como sucedió en el siglo XVI.

  El cuello presenta un ligero movimiento, pero con tensión mas marcada en los músculos y evidente en la vena aorta. En cuanto al cuerpo no hay mucha similitud, ya que el  Sepultado tiene una corpulencia evidente debido a que se trata de talla completa, mientras que el Na-zareno es una talla para vestir, donde únicamente presenta cierta presencia de músculos en parte del pecho que está encar-nado.

  El encarnado se proyecta a los pies y piernas, hasta las rodi-

llas, repetiendo ciertas tensio-nes musculares. Esto se debe a que la escultura debió pensarse para mostrar parte de las ex-tremidades inferiores, en efec-tos tardíos de lo que marcó la escultura desde mitad del siglo XVIII hasta los años 9x0, pero por lo visto se proyecto hasta el final de este período, haciéndo-lo más teatral e impactante.

  En cuanto a la pintura vuel-ve a repetir los mismos hilos de sangre, haciendo surgir manchas de sangre en los oí-dos, como que estuviesen re-ventados, tal como se observa en el Sepultado. Es notorio los detalles que salen de la frente y se deslizan y culminan en gotas desde la frente hasta la orilla de la nariz. La parte del cue-llo asoma con hilos de sangre gruesa y muy evidente con sus gotas finales. En ambos casos hay similitud, incluso en el en-carnado, aunque en el caso del Nazareno se torna ligeramente más blanquecino, posiblemente porque ha sido sometido a me-nos rayos solares y además las acciones de culto lo han dañado menos, ya que salió en proce-sión hasta mitad del siglo recién pasado y además se mantuvo muy reservado en uno de los al-tares laterales de la iglesia a que pertenece.

El Nazareno de las Beathas poseía una cruz muy pequeña donde solo cabían los travesa-ños, pero no tenía una proyec-ción final hacia atrás, ya que esta no tenía lugar en la horna-cina. Durante mucho tiempo permaneció oculto el detalle del

Rostro del Nazareno de las Beatas, observe el detalle de los pómulos y el amoratamiento que presenta junto a los impactos de sangre de donde

emanan los hilos delgados, recordando los impactos que llenan las pinturas de Thomas de Merlo.

encarnado en las piernas, hasta las rodillas, que es un caso único en todos los ejemplos de este tipo de escultura en el medio, pero deja evidente su relación con lo las piernas del Señor Sepultado de la Recolección.

 Es posible abundar en mayores detalles, pero el deseo de estas ob-servaciones es demostrar como hay una relación entre ambas obras, posiblemente producto de un mismo escultor, al igual de quienes que intervinieron en la encarnadura y pintura.

  A los ejemplos anteriores se agrega otro de gran similitud. Permanece en una de las iglesias de Milpas Altas, antes de llegar a la Antigua Guatemala, Su rostro se identifica aún más con el del Sepultado de la Recolección. Este posee mayores rasgos originales, ya que ha sido poco sometido a intervenciones y manipulaciones, se le pasea procesionalmente en la tarde-noche del miércoles santo y solamente en un recorrido breve. Los daños son menos impactan-tes, permitiendo una mejor con-servación.

  Este tercer ejemplo se unifica a los dos mencionados. Permite una interpretación para encon-trar primero una relación entre los maestros talladores de una época, luego a los encarnadores y pintores que dejaron una huella perecedera en estas obras. Define

no sólo un resultado de escultu-ras notables del medio, sino que un hilo conductor para encontrar obras de artífices que una vez lle-naron los espacios eclesiales y do-mésticos en lo que fue la Antigua y la Nueva Guatemala.

  Posiblemente existan otras obras similares, pero esto se lo-grará definir al adentrarse en el campo de la estética. Esto fijará corrientes y estilos personales dentro de un movimiento que caracterizó un momento de las tallas de pasión en Guatemala. El hallazgo de este proceso será resultado de detenidos estudios que se proyectarán hacia el fu-turo, cuando las investigaciones en torno al arte y la historia del arte tengan mayores avances, por ahora son bases para aprecia-ciones que serán definidas en el futuro y encontrar los hilos que nos llevarán a descubrir quié-nes fueron los artífices de estas obras.

Esto nos permite demostrar además otro sentido que el co-nocimiento de las obras exige, ya que en el campo de la historia del arte, no todo es solo documen-tos y aportes bibliográficos, sino que también exige observación y apreciaciones que trasladan nue-vos derroteros para encontrar los hilos conductores del arte nacio-nal en cada momento de su pasa-do o el presente.

Rostro de la escultura del Nazareno de las Beatas de Belén, colocado en forma horizontal, donde se puede contemplar

la delicadeza de la nariz, la talla de los lóbulos y el tratamiento de la barba, posición

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En esta oportunidad quiero hacer referencia a la icono-grafía que identifica tanto a

San Juan como a Santa María Mag-dalena, personajes muy importan-tes dentro del proceso de la Pasión de Cristo, y que son tomados como ejemplo de la fidelidad hacia el Re-dentor y hacia la Iglesia, por ser ellos los discípulos fieles que lo acompañaron en sus momentos más tormentosos, y al mismo tiem-po consolaron a su Santísima Ma-dre en su dolor.

Cabe hacer la aclaración que en este artículo, únicamente me refe-riré a la iconografía que los identi-fica en los referidos momentos de la Pasión, ya que hay que tener en cuenta que según los episodios de sus vidas que se quieran represen-tar, sus atributos iconográficos van variando, aunque algunos de ellos se van entrelazando para dar como resultado sus elementos más repre-sentativos.

Entenderemos por iconografía el conjunto de representaciones gráficas que se relacionan con de-terminado personaje. Es mediante el estudio de la iconografía como se puede llegar a identificar a cier-tos personajes, como el caso de los santos. La iconografía religiosa se refiere a la forma material de re-presentar a una entidad espiritual, valiéndose de la simbología que re-presenta a los mismos.

La iconografía se basa en la crea-

ción de códigos propios, o tomados de antiguas culturas y tradiciones. Es así como en determinados luga-res se puede llegar a dar el uso de una iconografía en particular para representar a determinados per-sonajes, ejemplo de ello tenemos el caso de la América Hispana, ya que en las sociedades coloniales de América se reinterpretaron los an-tiguos cánones establecidos y crea-ron al mismo tiempo nuevos, con lo que conformaron formas propias de identificar a ciertos personajes, lo cual dio paso a la creación de un código iconográfico particular en cada región.

Esto respondió también a las ne-cesidades del espacio y del tiempo que se vivía, ya que se refleja tam-bién en ello la influencia de los diversos grupos religiosos que se hicieron cargo de la evangeliza-ción en el medio, o bien, también por personas particulares que des-empeñaban un papel importante dentro de la población, todo ello aunado a las modas que se dieron en determinados momentos.

En primer lugar tenemos a San Juan, sus colores iconográficos se-gún nos lo indica el investigador Héctor H. Schenone, en su libro “Iconografía del Arte Colonial.” “Los Santos.”, quien a su vez cita al autor Francisco Pacheco, ori-ginalmente eran el blanco, como símbolo de su pureza, y el rojo. Así mismo apunta que es hacia el siglo

XVI en que se le comienza a vestir con los colores con los que le cono-cemos hasta la actualidad, desco-nociendo el origen de ello.

De estos colores se mantiene el rojo, como símbolo de su presencia en la Pasión, y se complementa con el verde que según se sabe repre-senta la esperanza que Jesús otorga desde la cruz a toda la humanidad, al entregar a María como madre. Viste túnica talar, ceñida a la cin-tura por un cíngulo, y calza sanda-lias. En la tradición occidental se le representa como un joven imberbe, algunas veces, y otra con bozo. Su grado de santidad se representa por una aureola sobre su cabeza.

Su elemento iconográfico más representativo es el cáliz, el cual, según el mismo Schenone, ori-ginalmente era una copa, ya que la misma procede de la leyenda medieval consignada por el fraile dominico Santiago de la Vorági-ne en “La Leyenda Dorada”, en la que se relata que luego de que San Juan hubiera predicado por toda Asía, un día una turba de paganos lo atraparon y lo llevaron al templo de Diana, en donde fue obligado a realizar una serie de pruebas para comprobar la veracidad de sus pa-labras. Una de estas pruebas fue propuesta por Aristodemo, quien era el pontífice de los ídolos, quien lo reto a beber veneno, y que si su Dios era verdadero, éste no le ha-ría daño, lo cual efectivamente

ICONOGRAFIA DE LOS FIELES ACOMPAÑANTES DE CRISTO EN SU PASIÓN

Julio Rolando Martínez Mansilla Universidad de San Carlos de Guatemala

paso. Es así que en un momento determinado la copa o vaso uti-lizado en el relato, fue sustituida por un cáliz, que porta el santo en la mano derecha, y dentro del cual se encuentra una serpiente o un pequeño dragón, el cual es factible observar sobre todo en pinturas procedentes de siglos pasados.

Su otro elemento iconográfico más conocido es el águila, por ser el ave que vuela más alto y que más se acerca al sol, teniendo en cuenta que Jesús es el sol de justicia, aun-que hay que tener en cuenta que ésta forma parte más bien de su iconografía como evangelista y no como discípulo de Cristo, como es el caso de su presencia dentro de la Pasión, y la que nos ocupa en este momento.

En segundo lugar tenemos a San-ta María Magdalena, sus colores iconográficos son el blanco y el rojo, el primero como signo de su purificación y el segundo por su presencia dentro de la Pasión de Cristo. Dichos colores la han iden-tificado desde la Edad Media, aun-que como mencionaba anterior-mente, en cada región se han ido adoptando códigos propios, por lo que en diversas pinturas guatemal-tecas de los siglos XVII y XVIII, se le puede encontrar vistiendo otros colores, por ejemplo verde pálido y café, o bien celeste y mostaza, des-tacando entre ellos, el color fresa, combinado con verde o amarillo entre otros.

También en Guatemala durante el siglo XIX, según el historiador Aldo Bianchi, es cuando surge la modalidad de vestirla con túnica color mostaza y manto de color morado, aun en algunas ocasiones a las imágenes procesionales de la santa, se les puede observar con estos colores. Así mismo, en nues-tro medio, el día Viernes Santo y el Sábado Santo, tanto a San Juan, como a Santa María Magdalena, se les viste de riguroso luto. Ade-más, a esta última, se le coloca una mantilla sobre la cabeza, de color blanco, cuando se le viste de color, mientras que cuando viste de ne-gro, regularmente es también del mismo color.

Su estamento social se deter-mina por medio del cíngulo que se ciñe a su cintura, su calzado, el cual se constituye en sandalias, y el manto sobre los hombros y no cubriendo su cabeza. Al igual que San Juan su grado de santidad se determina con un halo o aureola sobre su cabeza, cabe mencionar que éste elemento es característico dentro de la imaginería, no así en la pintura o en los grabados, ya que

pocas veces se les puede encontrar a ambos santos con éste atributo. El cabello largo es otra de sus ca-racterísticas, y que está muy ligado pasaje que se narra en el Evangelio de San Lucas, en donde una mujer lava los pies de Jesús con sus lágri-mas y alabastro, y luego los secó con sus largos cabellos, ya que di-cha mujer es confundida con Santa María Magdalena. Aunque para conocer el verdadero origen del ca-bello largo en las representaciones de la santa, hay que dirigirse a las leyendas medievales, consignadas también por de la Vorágine, que nos hablan sobre su vida eremita tiempo después de la Ascensión de Jesús a los cielos, en donde vivió en el desierto por treinta años, y el cabello le crece de forma milagro-sa, cubriendo así la mayor parte de su cuerpo.Su atributo iconográfico más representativo es el recipiente en donde porta la mirra al momen-to de dirigirse a la tumba de Cristo, o bien un vaso con los ungüentos, el cual a veces es sustituido por un ánfora. Desde los primeros siglos del cristianismo aparece ya repre-sentada en el arte como portadora de mirra, esto surge de los Evange-lios Canónicos, en donde se relata que fue una de las mujeres que lle-varon aceites y aromas al sepulcro, siendo Santa María Magdalena una de las testigos de la tumba vacía gracias a su papel de discípula fiel.

En el caso especifico de Guate-mala, existe también la asociación iconográfica de Santa María Mag-dalena con el nardo. Está relación surge de los mismos relatos bíbli-cos mencionados anteriormente, así mismo, está muy ligada tam-bién con el mismo pasaje bíblico en donde se narra que estando Jesús en Bethania, María tomo una libra de perfume de nardo puro de gran valor, con el cual ungió los pies de Jesús y los secó con su cabello, es de resaltar que la mujer llamada María a que se refieren en este pa-saje, es otra distinta de Santa María Magdalena, aunque ambas fueron relacionadas desde el siglo VI, por San Gregorio Magno, y cuya aso-ciación sigue vigente aun en la ac-tualidad..

El recipiente con la mirra puede llevarlo en las manos o se puede encontrar en el suelo junto a ella, en una extensa investigación rea-lizada por este servidor, no pude hallar ninguna referencia al copón con el que se le representa en las imágenes procesionales de Guate-mala, por lo que planteo la hipóte-sis de que éste sea una reminiscen-cia de ese recipiente que contenía la mirra.

Altar de velación, dedicado a las imágenes de Jesús Nazareno de las Angustias y Santísima Virgen de Dolores de la Parroquia San José Obrero, en la zona 7 capitalina.

En el mismo se representa una escena propia de la Pasión, en la que se incluyen las imágenes de San Juan y Santa María Mag-dalena, como los fieles acompañantes del Cristo sufriente y la Madre dolorosa.

Page 16: Suplemento Semana Santa 2012

Página 16/ Suplemento Especial Semana Santa 2012