Suplemento literario Telam

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CONTRATAPA Quieto en la orilla , de Marcos Bertorello Página 4 SUPLEMENTO LITERARIO TÉLAM I REPORTE NACIONAL AÑO 2 I NÚMERO 83 I JUEVES 4 DE JULIO DE 2013 RICARDO ROMERO Una trilogía post-apocalíptica sobre la amistad Página 3 Cuando Julio le puso la tapa a H ace 50 años, durante la primera edición de Rayuela, Julio Cortázar se muestra interesado en que su edi- tor, Francisco Paco Porrúa, “meta fuertemente ma- no en la cubierta del libro”. Remarca que no quiere “una escenita vistosa” como la que había aparecido en la tapa de Los premios, sino que elegiría algo semejante a una pintura de Du- buffet, “con un graffiti mostrando el dibujo clásico de cualquier rayuelita de barrio.” El “art brut” de Dubuffet era afín con el tem- peramento lúdico de Cortázar y en especial, con la atmósfera cul- tural que rodea a los personajes de Rayuela. Incluso Cortázar no descarta enviarle a su editor unos dibujos personales, aunque ase- gura que “yo con la acuarela en la mano soy de abrigo, te juro”. Cortázar siempre manifestaba, no sólo con la tapa de Rayuela, sino en incontables oportunidades su deseo de intentar actuar en el campo de las artes plásticas, sobre todo en la pintura. Para ese en- tonces, obsesionado con la idea de lograr un diseño que permitie- ra que la portada estuviese impregnada del contenido del libro, re- corre las librerías de Saint-Germain-des-Près, para mirar los álbu- mes de Brassai y otros fotógrafos, en busca de una rayuela. Tam- bién le insinúa a su editor que puede pedirle a Aldo (un niño pro- digio argentino, magnífico pintor) que le fabrique una rayuela, por- que “…sea como sea te mandaré algún boceto, foto o proyecto La historia de la escritura de una no- vela suele terminar en la entrega de originales a su editor. Esto no suce- de con Rayuela. Julio Cortázar dejó constancia de su preocupación por el diseño de la portada. A 50 años de su publicación repasamos este ras- go clave de la poética cortazariana. SIGUE EN LA PÁGINA 2

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CONTRATAPA

Quieto en laorilla, de MarcosBertorelloPágina 4

SUPLEMENTO LITERARIO TÉLAM I REPORTE NACIONAL AÑO 2 I NÚMERO 83 I JUEVES 4 DE JULIO DE 2013

RICARDO ROMERO

Una trilogía post-apocalípticasobre la amistadPágina 3

Cuando Julio le puso la tapa a

Hace 50 años, durante la primera edición de Rayuela,Julio Cortázar se muestra interesado en que su edi-tor, Francisco Paco Porrúa, “meta fuertemente ma-no en la cubierta del libro”. Remarca que no quiere

“una escenita vistosa” como la que había aparecido en la tapa deLos premios, sino que elegiría algo semejante a una pintura de Du-buffet, “con un graffiti mostrando el dibujo clásico de cualquierrayuelita de barrio.” El “art brut” de Dubuffet era afín con el tem-peramento lúdico de Cortázar y en especial, con la atmósfera cul-tural que rodea a los personajes de Rayuela. Incluso Cortázar nodescarta enviarle a su editor unos dibujos personales, aunque ase-gura que “yo con la acuarela en la mano soy de abrigo, te juro”.

Cortázar siempre manifestaba, no sólo con la tapa de Rayuela,sino en incontables oportunidades su deseo de intentar actuar enel campo de las artes plásticas, sobre todo en la pintura. Para ese en-tonces, obsesionado con la idea de lograr un diseño que permitie-ra que la portada estuviese impregnada del contenido del libro, re-corre las librerías de Saint-Germain-des-Près, para mirar los álbu-mes de Brassai y otros fotógrafos, en busca de una rayuela. Tam-bién le insinúa a su editor que puede pedirle a Aldo (un niño pro-digio argentino, magnífico pintor) que le fabrique una rayuela, por-que “…sea como sea te mandaré algún boceto, foto o proyecto

La historia de la escritura de una no-vela suele terminar en la entrega deoriginales a su editor. Esto no suce-de con Rayuela. Julio Cortázar dejóconstancia de su preocupación porel diseño de la portada. A 50 años desu publicación repasamos este ras-go clave de la poética cortazariana.

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2 REPORTE NACIONAL SLT JUEVES 4 DE JULIO DE 2013

VIENE DE TAPA

Tenemos que impedir por todoslos medios que nos encajen la rosaen el zapato”, concluye.

Tiempo más tarde le envía aPorrúa una rayuela fotografiada yle cuenta que su amigo Julio Silvale está haciendo una maqueta enbase a esa misma foto. Cortázartrata por todos los medios que latapa lleve impreso el clima del li-bro “…una rayuela dibujada contiza en una vereda o un patio. To-do más bien pobre, gris, conven-tillo, día nublado, mufa...”

Pero no piensa solamente en laatmósfera del libro, sino tambiénen el lector, tanto como Morelli, elpersonaje de Rayuela que traza lapoética en la propia novela.

Cortázar le escribe esta inte-resante propuesta a Porrúa:

“Y AHORA VAMOS A PONERLE

LATAPAALLIBRO. ¿Conque es-tudiando la cosa con Esteban y,por un breve minuto, creyen-do que la rayuela quedaría me-jor de pie? Enormes crono-pios, yo también empecé porahí y la tuve parada un rato lar-go hasta que se le cansó la Tie-rra a la pobre. No, che, yo creoque así no va. No va, como voslo has visto muy bien, porqueesa tapa tiene su segunda, y a míme gustaría que, de ser posible,la tuviera sin vueltas. Vos tesospechás un significado mu-foso en el Cielo atrás del libro,y es cierto, pero todavía másque eso. Muy rápidamente ex-

yuela en amarillo y EditorialSudamericana (al pie) en rojo.Supongo que se podría cam-biar de orden, pero no de co-lores. Los colores tienen queser todo lo brillantes que sepueda, para contrastar con elfondo negro.”

Más tarde corrige los colores yen una carta posterior, insta a Po-rrúa a despreocuparse de la cues-tión, admitiendo otra alternativa:“Si el anaranjado que encontra-ron las chicas es bonito, adelantecon los faroles. No te hagas másproblemas, por favor.” Aunquenunca cesan sus indicaciones, re-conoce que deja la decisión finalen las manos del editor: “Vos se-rás entonces plenipotenciario pa-ra decidir en última instancia.”

Cortázar queda conforme conla portada de la primera edición,en especial después de haber vis-to, con pocas horas de intervalo,dos o tres novelas en las últimasediciones de Losada, con tapas“que parecen para escuelas de de-ficientes mentales”; así lo certifi-ca en una correspondencia, don-de, además, se muestra satisfechoporque la tapa termina cerrando

con el espíritu de la novela. Cuan-do le dicen que un diseñador lapensaba muy inocente Cortázarescribe: “¿Qué quería? ¿Una es-colopendra gigante enroscada enel busto de Gilgamesh? La rayue-la es un juego inocente, che, y milibro respira pureza, boyscoutis-mo y Día de la Madre (‘la madre,concepto que encumbro’, comodice Bioy Casares)”.

Poco después, cuando JulioCortázar le entrega el original deFinal del juego a Francisco Porrúale dice: “...ahora pienso dedicar-me a la pintura y a la fiaca. Den-tro de once meses tendré 50 años,ya es tiempo de empezar a haceralgo en serio.” Y así fue: sus pró-ximos libros (La vuelta al día enochenta mundosy Último round, en-tre otros) tendrían una fuerte re-lación con la imagen.

Pasaron 50 años de la primeraedición de Rayuelay el año que vie-ne es el centenario del nacimientode Julio Cortázar, momento dejustos homenajes institucionales,aunque sus lectores día a día reco-nocen la preocupación de Julio nosólo por sus textos, sino tambiénpor el diálogo permanente con lasimágenes. La tapa de esta novelaes sólo la punta del iceberg de to-da una obra dedicada a la literatu-ra y su relación con el arte.

planto en la idea de la rayuelaacostada, y libramos los dos labatalla. Espero poder mandar-te la maqueta lo antes posible;ahora mismo le rajo un úkase aSilva, que se me ha quedado delo más silente en París.”

En este extenso (pero ilumina-dor) párrafo se advierte cómo elautor concibe la percepción de sulector, a partir de la visión de la ta-pa. Cuando Silva le envía, desdeParís el proyecto, con la rayuelavertical, Aurora Bernárdez (en esemomento su esposa) lo convencede su eficacia diciéndole que “bas-ta mirar la maqueta de Silva paracomprender que es mucho máseficaz que el lector vea la rayuelacompleta cuando agarra el libro, yno que el dibujo se deslice comoun gusano alrededor del libro.”Aunque el escritor sigue pensan-do que acostada es mejor, no seobstina, pues confía en las suge-rencias de sus amigos. La preocu-pación de Cortázar no termina enel diseño sino también en el colorde la tapa y pretende que “la par-te negra entre bastante en la con-tratapa” y le preocupa si encarece-ría la impresión, pero está conven-cido de que los colores sobre elfondo negro quedarán muy bien.

Es evidente la importancia queel escritor concedía a los colores;así, cuando le contesta a Porrúa,quien le había escrito para avisar-le que no había recibido la ma-queta, para mandarle una “semi-maqueta en blanco y negro, co-rrespondiente a la carátula y al lo-mo” dice lo siguiente:

“El color corresponde exclusi-vamente a las letras. Mi nom-bre (en la tapa) va en azul, Ra-

EL "AÑO CORTÁZAR 2014" FUE PRESENTADO EN LA TELEVISIÓN PÚBLICA

“Hay una enseñanza en Cortázar que es el irse de un país, estarlejos para pensar, y volver para comprender ese país, casi comoun personaje de su propia literatura”, dijo el director de laBiblioteca Nacional, Horacio González, en el lanzamiento del AñoCortázar 2014, realizado en el hall central de la Televisión Pública,donde también se inauguró la muestra “Rayuela. 50 años”.El acto, auspiciado por la Secretaría de Cultura de la Nación, la

Televisión Pública, el Museo Nacional de Bellas Artes, laBiblioteca Nacional, el Museo del Libro y de la Lengua, y elMunicipio de Chivilcoy, contó con la presencia de la subsecretariade Gestión Cultural y directora interina del Museo Nacional deBellas Artes, Marcela Cardillo; el director nacional de IndustriasCulturales, Rodolfo Hamawi; y el presidente de Radio y TelevisiónArgentina, Tristán Bauer, entre otras personalidades.

CARLOS DANIELALETTO

plicado, imaginate que acabásde comprar, haciendo un loa-ble sacrificio, un ejemplar deRayuela, y que sin perder uninstante te has sumido en sulectura. Si sos un hombre nor-mal, sostendrás el libro con lamano izquierda, mientras laderecha se ocupa de dar vueltalas páginas, ir y venir con la pi-pa, alternándola con los tragosde caña Mariposa que te habráservido tu mujer, y de cuandoen cuando hacer una ademánde admiración que agita el airede la estancia. Bueno, queda-mos en que tu mano izquierdasostiene el libro. Parte de lapalma y la raíz de los dedos seapoyan en la carátula, es deciren la Tierra. Pero la parte másespiritual de tu mano, la puntade los dedos, la sed y la ansie-dad que viven en la punta de tusdedos, buscan del otro lado elCielo, tal vez alcanzan a rozar-lo, a entrar por un momento enél. ¿Sentís la cosa? Tu manotambién lee el libro, con esa vi-sión extrarretiniana de que ha-blan los hombres sabios, y queen realidad es otra tentativa deaprehender lo que, dentro dellibro, buscan tus ojos. ¿Simbo-logía fácil? Puede ser. Pero yohe sido siempre sensible a lastapas de los libros, y a veces hedescubierto en ellas cosas ex-trañamente asociadas al texto,siempre que las ediciones nofueran de Santiago Rueda.Bromas aparte, creo que missinrazones se entienden bas-tante bien... O sea que, en lamedida de lo posible, yo me

CuandoJuliole puso la tapa a

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En El spleen de los muer - tos –última parte de la tri-logía comenzada con El

síndrome de Rasputíny continuadacon Los bailarines del fin del mun-do–, el escritor Ricardo Romerodiseña una Buenos Aires devasta-da por un futuro apocalíptico, contintes góticos, donde tres amigoshermanados por un extraño sín-drome deben afrontar oscuras ad-versidades, además de su propiamelancolía.

Maglier, Muishkin y Abelevson los protagonistas de esta tri-logía, publicada en la colección denovelas policiales Negro Absolu-to, dirigida por el escritor JuanSasturain.

Tres amigos que padecen elsíndrome de Tourette, un trastor-no neuropsiquiátrico caracteriza-do por múltiples tics físicos y vo-cales, que los lleva a relacionarsede forma marginal con un mun-do post-apocalíptico, casi de fo-lletín, donde terminan, sin deci-dirlo, convertidos en detectives.

“Cuando conocí de qué se tra-taba el síndrome de Tourette mepuse a investigar, leí El hombre queconfundió a su mujer con un sombre-ro, de Oliver Sacks, que contabamuchos casos clínicos, y lo queme llamó la atención fue el ele-mento positivo que genera la en-fermedad”, dice Romero en diá-logo con Télam.

Y explica: “A pesar de los casosterribles, donde el que sufre elsíndrome parece poseído por lostics, hay casos menores donde elexceso de dopamina en el cerebroque produce el trastorno los hacehábiles física y mentalmente.Además, al no poder entablar unarelación normal con la sociedad,se ven obligados a configurar unanueva lectura del mundo”.

Aires. Como autor ha publicadoel libro de cuentos Tantas nochescomo sean necesarias (2006) y lasnovelas Ninguna parte (2003), Elsíndrome de Rasputín (2008), Losbailarines del fin del mundo (2009)y Perros de la lluvia (2011). Ade-más, es editor de Gárgola Edicio-nes, donde dirige la colección“Laura Palmer no ha muerto”.

¿Cómo surgió la idea de una Bue-nos Aires del futuro? En principio me interesaba gene-rar una Buenos Aires con rasgosgóticos, con aspectos del folletín,mucha niebla, mucha lluvia; unaciudad post-apocalíptica que es-tuviera adaptada a una cotidiani-dad desastrosa, al borde, conbombas siempre a punto de ex-plotar, pero acostumbrada.

El espíritu que recorre esta úl-tima novela –y de alguna maneratoda la trilogía– es el “spleen”,una palabra de origen griego quefue popularizada por el poetafrancés Charles Baudelaire parareferirse a un estado de melanco-lía, tedio y angustia que invade auna persona sin motivo aparente.Ese estado comparten, ademásdel síndrome de Tourette, los per-sonajes de Romero.

“Es una pulsión de muerte queen realidad es de vida –señala elautor–. Se nota sobre todo en elpersonaje de Muishkin, que es unhomenaje al príncipe de El idiota,de Dostoievski. Tiene esa vitali-dad, esa energía que lo lleva a ha-cer lecturas diferentes aun en lospeores momentos y, aunque su-fre, sobrevive por eso”.

Ricardo Romero nació en Pa-raná, Entre Ríos, en 1976. Es Li-cenciado en Letras Modernas porla Universidad Nacional de Cór-doba y desde 2002 vive en Buenos

Hay una idea de Marcelo Co-hen que dice que la ciencia ficciónlatinoamericana tiene que ser be-rreta, o sea, si hay aparatos no tie-nen que funcionar. Este futuro esalgo así, como una foto corrida,por eso tiene dos obeliscos.

Además del clima negro propio delpolicial, la novela retoma ciertaestructura clásica del relato deaventuras, en la línea de Chester-ton, por ejemplo... No sé si puedo comparar estasnovelas con la gran obra de Ches-terton, pero sí puedo decir queme interesaba retomar ese placerde lectura y tratar de producir al-go con eso que me genere algoparecido a lo que me ha dado suobra y la de tantos otros. Me re-fiero a la necesidad de contar unahistoria y tener fe en la novela.Porque me ha pasado mucho co-mo editor con las novelas que mellegan, donde hay un tono auto-rreferencial o minimalista que se

agota muy rápido y deja afueraesas cosas que hacen de la litera-tura un camino de ida.

En cuanto a Chesterton, creoque hay que volver a leerlo, perono desde Borges. Porque Borgeslo rescató y lo puso en un lugarimportante, pero con su propialectura, con su propuesta. Y unopuede y debe volver a Chestertondesde otros lugares.

Según Romero, “en esta trilo-gía el apocalipsis es el principio delas cosas, y la soledad de los prota-gonistas también, no es el últimolugar al que llegan. Ellos están so-los y tienen que inventar el mun-do con nuevas reglas. Hay unacierta energía poética y vital quelos mueve. Es fundamentalmenteuna trilogía sobre la amistad”.

JUANRAPACIOLI

REEDITAN EL GÉNERO NEGRO, UN LIBRO DE CULTO QUE SALE A LA LUZ

El género negro, una investigación exhaustiva y didáctica delescritor Mempo Giardinelli que fue editada por primera vez en losaños 80, vuelve a ver la luz con una nueva perspectiva que revela lapotencia actual de este estilo literario, con una gran producción ymillones de lectores alrededor del mundo.En esta reedición de Capital Intelectual, Giardinelli replantea susideas, y completa la información de la primera versión. Mempo no sólo

ofrece una guía para neófitos, sino que indaga con ejemplos, datos yuna lectura profunda en las claves del género y sus clasificaciones,sus exponentes y las vinculaciones e influencias entre sí.El ensayo está dividido en cinco partes que comienza con losorígenes y su definición. Además incluye una entrevista con RossMacdonald, un breviario de escritores latinoamericanos y unapartado sobre la novela negra y el cine. LETICIA POGORILES

RICARDO ROMERO. EL SPLEEN DE LOS MUERTOS COMPLETA LA SERIE COMENZADA CON EL SÍNDROME DE RASPUTÍN Y LOS BAILARINES DEL FIN DEL MUNDO.

Una trilogía post-apocalípticasobre la amistad

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JUAN PABLO BERTAZZA

CONTRATAPA4 REPORTE NACIONAL SLT JUEVES 4 DE JULIO DE 2013 DIRECTOR DEL SUPLEMENTO LITERARIO TÉLAM: CARLOS ALETTO SLT.TELAM.COM.AR

INDONESIA SERÁ EL PAÍS INVITADO EN LA FERIA DE FRANCFORT 2015

nombre completo era RobertoJorge Quieto y a quien se lo cono-cía por el apodo de Negro. Naci-do en Buenos Aires, el 30 de ene-ro de 1938 y secuestrado en 1975en la localidad de Martínez,Quieto continúa hasta la fecha ensituación de desaparecido. Fuefundador y líder de la organiza-ción Fuerzas Armadas Revolu-cionarias, que luego se fusionaríacon la conducción nacional deMontoneros.

El dilema que trabaja Bertore-llo entre historia y ficción se repli-ca en otro dilema que, inmediata-mente, incorpora la figura de Ro-berto Quieto, y es qué hacer conla información sobre la organiza-ción brindada por aquellos mili-tantes que se encuentran en situa-ción de tortura. Luego de ser de-tenido por primera vez, Quietofue enviado a la cárcel de Rawsonde la que se fugó junto con otrosdetenidos dirigiéndose al extran-jero. Regresó luego al país y vivióen la clandestinidad hasta su se-cuestro. Al mes del hecho, la or-ganización a la que pertenecía localificó de traidor y lo condenó amuerte a causa de una serie de ata-ques que sufrió la organización apartir de una logística que solo sepudo haber puesto en prácticagracias a los datos supuestamenteentregados por Roberto Quieto.

Otra relación importante quese profundiza en los distintos pla-nos de la novela tiene que ver conlas resonancias del apellido del di-rigente Montonero. En ese senti-do, el título Quieto en la orilla refie-re tanto al nombre del dirigentemontonero como así también a laquietud del personaje a la hora deser apresado por el grupo de para-militares que fueron a secuestrar-lo al río: “Quedarse quieto, mi-rando la nada, como abstraído opreocupado, al lado del río, en unaplaya en Vicente López”.

Los personajes de Quieto en laorilla aparecen divididos entremilitares, por un lado, y hombresy mujeres, por el otro, que se de-dican a la ciencia, la crítica, el ar-te, la política y la militancia.Mientras los militares son los queno dudan, los que actúan comoautómatas, los demás se caracte-rizan por vivir en permanentecontradicción y a merced de dile-mas. Esas contradicciones, quetienen que ver con la propia natu-raleza elusiva del deseo, vuelvenimposible, por ejemplo, la elec-ción entre dos mujeres, entre dosformas de vida, entre la política y

el instinto de supervivencia, entrela fidelidad y la felicidad.

El Guerrillero vendría a repre-sentar el clímax de ese dilema, deesa incertidumbre; pero ahora nosólo a nivel discursivo. La contra-dicción atraviesa su ser, existe unaespecie de escisión entre lo que élrealmente es y lo que trata demostrar a los otros con el objeti-vo de lograr sus metas: “El Gue-rrillero te miró. Vos pensaste: quétipo decidido. Y algo de su mira-da (una mirada que simulaba notener dudas, pero que al mismotiempo parecía triste y desespera-da) te hizo darte cuenta de que lomejor sería irte”.

En el caso de Nicolás, el hijodel Guerrillero, esa condición he-reditaria se intensifica aún más:ese dilema lo preescribe, lo escri-be antes que el pueda escribir supropia historia, es inherente a suidentidad, está inscripto en sugen. Es un doble dilema que loatraviesa: está el dilema de no po-der dilucidar si su papá, en el mo-mento cúlmine del secuestro, “oestaba esperando que lo apresa-ran, o se sentía tan derrotado queno hizo más que entregarse”. Laotra cara del mismo dilema tieneque ver con que lo que Nicolás violo vio tan de chico que no lo pue-de recordar a ciencia cierta, perolo puede recordar a partir de la

ficción, gracias a la dudosa posi-bilidad de completar como sea,como pueda, las baldosas flojas dela memoria.

Claramente, la voz narrativa seidentifica con el campo de quie-nes dudan, de quienes aceptan suscontradicciones aun cuando nopuedan o no se encuentren encondiciones de trascenderla. Esatoma de posición explica que laentonación tan insegura de Quie-to en la orilla sea, paradójicamen-te, lo más firme de esta obra por-que constituye una especie de an-cla que remite al momento histó-rico y social al que refiere. Es unaobra que se hace carne, que expo-ne un rasgo fundamental, identi-ficatorio de su generación.

Quieto en la orilla es hija de esaincertidumbre, de esa duda quepreescribe esta novela. No inten-tar borrarla y, por el contrario,crear una especie de palimpses-to –tal como sucede con las per-sonas, en tanto somos una suma-toria de deseos propios y ajenos–constituyó una manera suma-mente eficaz de exponer esa dudaen todo su esplendor.

Es decir, con toda seguridad.

Uno de los rasgos másclaros de los jóvenesnarradores argenti-nos es que, en lugar

de aseverar, dudan: subjuntivos,condicionales, rodeos, conjetu-ras, equívocos y reflexiones semuestran a la orden del día.

A propósito de dudas, Quieto enla orillaes la primera novela o nou-velle de Marcos Bertorello, escri-tor y psicoanalista nacido en 1970en Buenos Aires, que ya había pu-blicado el libro de relatos Porno ylos textos intrusos de Rokerito. Lade Quieto en la orilla es una escri-tura egocéntrica que carece denarcisismo, una escritura que, enefecto, se hace sentir a sí misma in-cómoda, débil, insegura. Tambiénostenta un discurso profundo entanto trabaja a distintos niveles: noes una línea recta sino una especiede parábola que arranca, se detie-ne, vuelve atrás, lo intenta de nue-vo y vuelve a empezar de cero. Laentonación de Marcos Bertorelloes, en definitiva, dubitativa, sinuo-sa y dilemática.

Lo mismo sucede con su pro-tagonista El Guerrillero, clara re-ferencia a Roberto Quieto, cuyo

Indonesia será el país invitado en la Feria del Libro de Francfort2015, informó el director de la misma, Juergen Boos. “El contratose firmó a principios de junio. Indonesia representa la literatura,el talento y la rica cultura de un país, que apenas conocemosaquí”, declaró Boos al dar a conocer la noticia, informó DPA.La literatura del país asiático se caracteriza por “una largatradición oral y una lírica expresiva, así como por su tradición en

prosa”. Entre los escritores más conocidos de Indonesia seencuentra Pramoedya Ananta Toer, fallecido en 2006, cuyasobras se han traducido a veinte idiomas.La literatura indonesia apenas tiene presencia en el extranjero.Existen en Indonesia más de mil editoriales. Sin embargo, sólo267 obras han sido traducidas hasta ahora al inglés. Este año el país invitado es Brasil y el próximo año, Finlandia.

Quieto en la orilla, de Marcos Bertorello