Sueño Profundo" capitulo 2

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-Zephyrus- SUEÑO PROFUNDO

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historia sobre la existencia humana....

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-Zephyrus-

SUEÑO PROFUNDO

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2 Capitulo;

Al salir de la cueva, comencé a caminar sin mirar atrás; rintrah me siguió los primeros metros pero pasados escasos minutos comenzó a alejarse

de mí, Trate de alcanzarle corriendo a velocidades inimaginables para un simple hombre, pero fue nada mi esfuerzo, rintrah comenzó a

desaparecer frente a mí

Estaba parado justo en la nada, me preguntaba si es que fue buena idea salir de la cueva, en eso estaba cuando vi un sendero, se alcanzaba a

escuchar unos canticos, un estilo de hechicería, entonces me acerque cautelosamente al sendero, ese paisaje era algo totalmente nuevo, eran

pastizales enormes, su fronteras estaban defendidas por cientos de montañas, peñascos, acantilados y barrancos, esa tierra era inconquistable,

era una maquina monstruosa, pero era la visión de la naturaleza más hermosa, que se podría admirar, cuando estaba en la orilla de aquel

sendero, asome la cabeza, admirando un paisaje a un más hermoso que el anterior, era un estanque prolifero, se veía una vida que emana de

este, parecía que de ese estanque emergía toda la vida de la tierra, estaba custodiado por 2 inmensas montañas, en una de ellas, un rio, se

deslizaba por todo su ser, esos hilos de agua, ese rio desembocaba en el estanque, ahí venía a morir el agua después de caer en el estanque, no

había más futuro para aquella agua que morir y ceder a fuerzas que rigen su naturaleza, justo a las faldas de dicho estanque , se encontraban 3

indios que comían raíces y hojas justo a la orilla del agua teniendo los pies dentro de ella.

Uno de ellos parecía ser el jefe, tenía un penacho adornado con plumas de pavorreal con unos majestuosos colores, que con el brillo del sol

sobre estas parecían que ardían, el tenia los pies dentro del estanque miraba el suelo con exceso buscando su alimento, encontraba pequeñas

plantas que después de observarlas con atención desechaba, pero después de unos minutos, saco de la tierra una planta extraña, que por la

distancia, no sabría describir ni afirmar que era solo se veía su forma de bola, este indio, la limpiaba en el agua del estanque sacaba un cuchillo

y parecía que la pelara, después comía un trozo, y levantaba sus manos al cielo, como queriendo alcanzar a dios o siquiera llamar su atención,

gritando un himno, una plegaria, recitándole a los dioses.

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El segundo carecía de un penacho majestuoso pero poseía un morral soberbio, tenía detalles de oro, y una pintura jamás hecha, mejor dicho

jamás vista por el hombre, él se encontraba al igual que el primero con los pies dentro del estanque; se inclinaba constantemente y con sus

manos bebía agua de aquel estanque, con cada trago comenzaba a tambalear nunca paraba de beber agua parecía como si tuviera una sed

infinita, como si aquel estanque no pudiera parar aquella sed, entonces este seguía bebiendo y bebiendo de esa agua, nunca paraba, siempre

eran los mismos movimientos, se encontraba parado, se inclinaba , juntaba sus palmas las metía dentro del agua, y bebía toda su agua que su

manos alcanzaban a retener de un trago.

El tercer indio, se encontraba fuera del estanque, este carecía de camisa, por todo su torso se encontraban grabados símbolos, este estaba justo

en las orillas con el agua, dónde crecían unas plantas de 5 hojas, el las observaba, seleccionaba alguna y le cortaba trozos que caían al suelo, al

concluir su recolección los ponía en un cesto y con una piedra las quebraba, tomaba cierta cantidad y la apartaba, lo restante lo guardaba en una

tela, parecida a una manta, la enrollaba y guardaba dentro de un morral muy viejo. Con lo que había apartado, lo forjaba en una hilera sobre

un papel extraño, digo papel solo por adivinar, pudiera haber sido una tela, o una corteza o una hoja de alguna otra planta extraña, mientras

hacía eso elevaba cantos a sus hermanos, y cuando terminaba su canto este consumía lo que había hecho, siempre se repetía la acción, cantaba

y Consumía, cantaba y consumía.

El tiempo paso, sumamente rápido, se me diluyo entre los ojos, cuando me percate vi, como el sol se escondía tras las montañas, pero eso no

les parecía molestar a los 3 indios, ellos continuaban con su rutina, ¿Cómo era posible, que tras tanto tiempo continúen haciendo lo mismo? No

me era creíble. Mientras el sol se escondía, note una zona, que no había logrado ver antes, parecía que estaba en el lugar y momento adecuado

porque el sol solo en esa posición permitía ver una pequeña vereda, que podría hacer que yo me acercara más a los 3 indios ¿pero realmente

quería acercarme? No me tome ni un segundo en pensar en eso, y me encamine a bajar por el pequeño sendero.

Estaba justo en medio de 2 montañas al frente del estanque, era de un espacio muy reducido era imposible que 2 personas pasaran por ahí,

pero con esto no digo que era necesario ir solo. Camine por el sin saber si realmente deseaba hacerlo, solo lo hice, sendero amedrentador,

violento, maligno, pero misericordioso ya que permitía que lo usase para llegar a mi destino, tenía grandes piedras que cortaban el camino, era

necesario brincarlas, escalar sobre ellas para seguir adelante, estaba totalmente empolvado, no crecía nada sobre esa vereda, quedaban rastros

de que alguna vez hubo vida ahí pero no quedaba más que esqueletos.

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Cuando termine de caminar, me encontré tras una roca, que era la que me permitía verles a los indios sin que ellos me vieran a mí,

curiosamente seguían con sus rutinas, ninguno de ellos, a pesar de cuánto tiempo llevaran ahí dejo de hacer su danza, nunca cesaron sus

canticos. Solo logro recordar el de uno de ellos, el del segundo indio, el que no paraba de beber, Cuando bebía del agua del estanque solo

paraba de beber, para cantar un himno;

“Que de las copas crezcan ramas que lleguen a lo más alto Del cielo,

¡Que crezcan, que crezcan!

Que de las copas salgan fieras con sus colmillos llenos de sangre,

¡Que salgan, que salgan!

Las grandes aguas de los dioses a los hombres,

Que las grandes aguas sacien vuestra sed

¡Que Sacien vuestra sed!

Coronados con hiedra llevemos el agua a nuestros labios.

Hermanos, cantos, plegarias, Danzas y rituales,

Elevemos nuestro himno a Dionisos

¡Elevemos Nuestro canto!

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Elevemos nuestro canto a Dionisos

¡A Dionisos, a Dionisos!”

Ardía mi sangre cada vez que lo escuchaba, me aprendí el himno, ya que permanecí mucho tiempo escondido, y lo repitan tantas veces que ya

los acompañaba al cantarlo. Algo en mi surgió, Salí de mi escondite rumbo a ellos, parecía que estaba hipnotizado, no estaba muy lejos, era una

planicie aquel lugar así que no me costaría mucho llegar hasta ellos. Cuando caminaba hacia ellos, a pesar de que me veían, ninguno

interrumpió su actividad, estaba ya a las orillas del estanque, presurosamente me despoje de mis sandalias y metí mis pies desnudos al

estanque.

-Has tardado mucho en acercarte, te hemos esperado desde hace mucho tiempo ven acércate un poco más, mi nombre es A tsa’.

-Me he atemorizado mucho, no sé en donde estoy, acabo de estar en una cueva monstruosa, y estoy totalmente atemorizado, por eso no me

había atrevido a venir hasta este lugar, pero ¿Quiénes son Ustedes?

- te lo repito mi nombre es A tsa’, el que está buscando raíces es mi hermano Dezba, y el de allá es Shau’din, el que corta las plantas.

-jamás había escuchado ese tipo de nombres ¿de dónde vienen?

-Somos de tierras más adentro del mar, de donde la vida emana, pero eso te lo explicare bien después.

A pesar de su aspecto amenazador, ellos eran muy amables, todos dejaron de hacer sus actividades por primera vez en todo el día, salimos

del estanque y ellos encendieron fuego, dado que la noche quería aplastarnos con una helada, A tsa’ me ofreció un poco de agua que había

recolectado en un cuenco, Dezba, me corto un trozo de la planta que anteriormente no pude describir bien, era un cactus, y realmente si era

una bola, no tenía muchas espinas, pero en cambio tenia demasiadas cabezas, era verde, con una flor justo arriba color blanca, me corto un

trozo y me lo regalo, bebí del agua y comí de aquella planta, pero a diferencia de sus hermanos Shau’din no me había dado nada de aquellas

plantas que cortaba y después machacaba, en cambio solo me brindo una plática muy interesante.

-¿Cómo te ha ido dentro de la cueva?-pregunto Shau’din

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-Me ha ido bien supongo, he logrado salir de ella, pero realmente no puedo explicar lo que ahí sucede, es el terror, el mal quemaba mi piel, las

palabras que dije para convencer al gran maestro realmente no entiendo que significan.

-¿sabes quién es el gran maestro?

-No dijo que era el ángel que en los días creadores fue desterrado del cielo por la vanidad de dios, así que intuyo que se trata de Satanás, ¿tú

sabes quién es?

-Claro que se quién es, pero no es mi deber decírtelo, eso lo descubrirás tú mismo- me respondió Shau’din mientras alcanzaba su morral y

buscaba algo dentro.

-eso en realidad me parece un juego macabro, pero no se entre quienes…

-Para eso nos has encontrado a nosotros-dijo A tsa’ interrumpiéndome- mañana al amanecer partiremos a tu destino.

-Muy bien, entonces deberíamos de dormir ya- le respondí ha A tsa’.

-No has entendido, nunca hablamos de dormir, si no aprendes algo morirás a causa de la ignorancia al peligro1-dijo cuándo se levantaba se

quitó su corona, mejor dicho su penacho, si era un penacho majestuoso, no era una corona, ¡era un penacho!, la tomo arranco 2 plumas y aventó

su penacho al fuego.

-Duerme en la noche y no tendrás que pensar en el día-dijo Dezba elevando sus manos al cielo.

-Entonces que haremos, no tenemos refugio, este fuego no podrá frenar la helada que se avecina –respondí

-Otra vez caes en un error-dijo Dezba

-¿Cuál ha sido mi error?

1 cuadernos para un disconforme, charles Baudelaire.

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-El no considerar la tierra como tu refugio, tu hogar.

-Hermanos levantaos, descálcense, y arrojen sus pertenecías más valiosas al fuego.

-¿mis pertenencias? Pero si no traigo nada conmigo, ¿Qué quieren que arroje al fuego?

-Arroja tus sandalias-pregono A tsa’- es lo que evita que sientas a la tierra, arrójalas y únete a nosotros.

Arrojar las sandalias al fuego no era algo difícil, pero si extraño, pero al final lo termine haciendo dado que en realidad todo lo era. Así que

más me valía, decidí unírmeles, celebrar el día, arroje las sandalias y vi como ardían, mientras sentía en mis pies la húmeda tierra, sentí un tanto

de gozo, del fuego cuando quemaba las correas de mi sandalia, comenzaron a surgir chispas abrazadoras de fuego, parecía que el fuego tuviese

dificultades para acabar con ellas, pero las chispas justo después de que salían del fuego comenzaban a tomar formas extrañas, tenían vida al

salir del fuego.

-¿te has aprendido el himno, que he cantado toda la tarde?- me pregunto A tsa’.

-Si- respondí iracundamente.

-Pues cantémoslo, ¡Elevemos nuestros canticos!, ¡trascendamos queridos hermanos, trascendamos al mundo de las ideas!

Que era todo eso, que eran esos gritos hacia el cielo, esos movimientos, ¿Quiénes eran ellos?, realmente no me importaba, me vi en tan solo

unos instantes transformado en uno de ellos, bailamos con movimientos animales alrededor de la fogata, note algo extraño en mi percepción de

las cosas, las montañas comenzaban a alejarse cada vez mas de nosotros, el fuego aprecia no arder, parecía yo no moverme, veía a mis nuevos

amigos moverse alrededor del fuego veía moverme con ellos.

-¿Cómo te sientes?- me pregunto A tsa’.

No pude responder rápidamente esa pregunta, me era difícil hacerlo, tome un poco de tiempo en hacerlo, no sabía que responder, nunca me

había hecho esa pregunta, mire a mi alrededor tratando de encontrar la respuesta, vi la pintura del morral de Dezba, admire su pintura, eran 2

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personas un hombre y una mujer, atados por 2 serpientes que luchan entre sí, esas 2 personas caían a un abismo, lleno de llamas, el hombre en

su mano llevaba en sus manos una cantimplora, mientras que la mujer llevaba una venda en los ojos, y en sus manos los ojos de aquel hombre.

De fondo había rostros humanos disfrazados de nubes que reían a carcajadas de ellos, pero estos rostros tenían los mismos ojos tristes, ahí me

di cuenta de la misma pregunta que no supe responderme ¿Quién soy yo en ese cuadro? ¿Quién soy yo en esta tierra?, pero con gran emoción,

con éxtasis le respondí la pregunta a Dezba, no le respondí le exclame,

-¡Vivo!

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Si les gusta esta historia, permítanme saber que hay alguien que realmente lo lee, y le ha interesado, dejándomelo saber, para así seguir

escribiéndola, un simple mensaje o un correo electrónico;

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---Zephyrus---