SUBSIDIO N° 82 - Viviendo la Palabra de Dios en ...

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#FelizDíaPapá Comisión Episcopal de Liturgia del Perú En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo... ¿Somos realmente gente de esperanza, con una fe capaz de cambiar este mundo? (Momento de silencio). • Señor Jesús, Tú te hiciste uno de nosotros para hacernos capaces de amar y de dar esperanza. R/ Señor, ten piedad. • Cristo Jesús, Tú te fías de nosotros y nos das tu gracia y la fuerza para transformar nuestro mundo en un mundo más cercano a ti. R/ Cristo, ten piedad. • Señor Jesús, Tú vendrás un día con gloria para coronar tu propia obra en nosotros. R/ Señor, ten piedad. En tu bondad misericordiosa, Señor, perdona todos nuestros pecados y haznos mirar al presente y al futuro con una infatigable esperanza y llévanos a la vida eterna. Amén. Lectura del santo Evangelio según san Lucas 3, 1-6 R. Gloria a ti, Señor. En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanias virrey de Abilene, bajo el pontificado de los sumos sacerdotes Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto. Comenzó entonces a recorrer la región del Jordán, predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro del profeta Isaías: «Una voz grita en el desierto: —“Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo áspero se iguale. Y todos verán la salvación de Dios”». Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. ..................................................................................... Domingo 5 de diciembre de 2021 Rito Inicial Viviendo la Palabra de Dios en familia SUBSIDIO ESPECIAL N° 82 .................................................................................. Evangelio Acto Penitencial “Esto es lo que quiere hacer el Señor en Adviento: hablar al corazón de su pueblo y, a través de él, a toda la humanidad, para anunciarle la salvación. papa Benedicto XVI

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#FelizDíaPapá

Comisión Episcopal de Liturgia del Perú

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo...

¿Somos realmente gente de esperanza, con una fe capaz de cambiar este mundo? (Momento de silencio).

• Señor Jesús, Tú te hiciste uno de nosotros para hacernos capaces de amar y de dar esperanza.R/ Señor, ten piedad.

• Cristo Jesús, Tú te fías de nosotros y nos das tu gracia y la fuerza para transformar nuestro mundo en un mundo más cercano a ti. R/ Cristo, ten piedad.

• Señor Jesús, Tú vendrás un día con gloria para coronar tu propia obra en nosotros.R/ Señor, ten piedad.

En tu bondad misericordiosa, Señor, perdona todos nuestros pecados y haznos mirar al presente y al futuro con una infatigable esperanza y llévanos a la vida eterna. Amén.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 3, 1-6

R. Gloria a ti, Señor.

En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanias virrey de Abilene, bajo el pontificado de los sumos sacerdotes Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto.

Comenzó entonces a recorrer la región del Jordán, predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro del profeta Isaías: «Una voz grita en el desierto: —“Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo áspero se iguale.

Y todos verán la salvación de Dios”».

Palabra del Señor.R. Gloria a ti, Señor Jesús.

.....................................................................................

En el tiempo de Adviento la liturgia pone de relieve, de modo particular, dos figuras que preparan la venida del Mesías: la Virgen María y Juan Bautista. Hoy san Lucas nos presenta a este último, y lo hace con características distintas de los otros evangelistas. «Los cuatro Evangelios sitúan la figura de Juan el Bautista al comienzo de la actividad de Jesús, presentándolo como su precursor. San Lucas ha trasladado hacia atrás la conexión entre ambas figuras y sus respectivas misiones... Ya en la concepción y el nacimiento, Jesús y Juan son puestos en relación entre sí» (La infancia de Jesús, 21). Este planteamiento ayuda a comprender que Juan, en cuanto hijo de Zacarías e Isabel, ambos de familias sacerdotales, no sólo es el último de los profetas, sino que representa también el sacerdocio entero de la Antigua Alianza y por ello prepara a los hombres al culto espiritual de la Nueva Alianza, inaugurado por Jesús (cf. ibid. 25-26). Lucas además deshace toda lectura mítica que a menudo se hace de los Evangelios y coloca históricamente la vida del Bautista, escribiendo: «En el año decimoquinto el imperio del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador... bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás» (Lc 3, 1-2). Dentro de este marco histórico se coloca el auténtico gran acontecimiento, el nacimiento de Cristo, que los contemporáneos ni siquiera notarán. ¡Para Dios los grandes de la historia hacen de marco a los pequeños!

Juan Bautista se define como la «voz que grita en el desierto: preparad el camino al Señor, allanad sus senderos» (Lc 3, 4). La voz proclama la palabra, pero en este caso la Palabra de Dios precede, en cuanto es ella misma la que desciende sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto (cf. Lc 3, 2). Por lo tanto él tiene un gran papel, pero siempre en función de Cristo. Comenta san Agustín: «Juan es la voz. Del Señor en cambio se dice: «En el principio existía el Verbo» (Jn 1, 1). Juan es la voz que pasa, Cristo es el Verbo eterno que era en el principio. Si a la voz le quitas la palabra, ¿qué queda? Un vago sonido. La voz sin palabra golpea el oído, pero no edifica el corazón» (Discurso 293, 3: pl 38, 1328).

Es nuestra tarea escuchar hoy esa voz para conceder espacio y acogida en el corazón a Jesús, Palabra que nos salva. En este tiempo de Adviento preparémonos para ver, con los ojos de la fe, en la humilde Gruta de Belén, la salvación de Dios (cf. Lc 3, 6). En la sociedad de consumo, donde existe la tentación de buscar la alegría en las cosas, el Bautista nos enseña a vivir de manera esencial, a fin de que la Navidad se viva no sólo como una fiesta exterior, sino como la fiesta del Hijo de Dios, que ha venido a traer a los hombres la paz, la vida y la alegría verdadera.

Querida familia, la flor más hermosa que ha brotado de la Palabra de Dios es la Virgen María. Ella es la primicia de la Iglesia, jardín de Dios en la tierra. Pero, mientras que María es la Inmaculada —así la celebraremos proximamente—, la Iglesia necesita purificarse continuamente, porque el pecado amenaza a todos sus miembros. En la Iglesia se libra siempre un combate entre el desierto y el jardín, entre el pecado que aridece la tierra y la gracia que la irriga para que produzca frutos abundantes de santidad. Pidamos, por lo tanto, a la Madre del Señor que nos ayude en este tiempo de Adviento a "enderezar" nuestros caminos, dejándonos guiar por la Palabra de Dios.

papa Benedicto XVI

Compartimos en familia estas preguntas.

¿Cuál es el mensaje de este texto para nosotros hoy? ¿Qué cosas y en qué, debo convertirme para celebrar vivencialmente la Navidad, para que sea como un nuevo nacimiento para mí y mi familia? ¿En qué consiste y de qué manera debo preparar el camino del Señor durante este tiempo de Adviento? ¿De qué manera debo prepararme personal, comunitaria y familiarmente para la Navidad? ¿Que debería ser y hacer para que nuestra familia se una más a Dios y entre nosotros?

(Reflexión en silencio o compartida)

Domingo 5 de diciembre de 2021

Rito Inicial

Viviendo la Palabra de Dios en familia

SUBSIDIO ESPECIAL N° 82

.................................................................................. Evangelio

Acto Penitencial

“Esto es lo que quiere hacer el Señor en Adviento: hablar al corazón de su pueblo y, a través de él, a toda la humanidad, para anunciarle la salvación.

papa Benedicto XVI

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo...

¿Somos realmente gente de esperanza, con una fe capaz de cambiar este mundo? (Momento de silencio).

• Señor Jesús, Tú te hiciste uno de nosotros para hacernos capaces de amar y de dar esperanza.R/ Señor, ten piedad.

• Cristo Jesús, Tú te fías de nosotros y nos das tu gracia y la fuerza para transformar nuestro mundo en un mundo más cercano a ti. R/ Cristo, ten piedad.

• Señor Jesús, Tú vendrás un día con gloria para coronar tu propia obra en nosotros.R/ Señor, ten piedad.

En tu bondad misericordiosa, Señor, perdona todos nuestros pecados y haznos mirar al presente y al futuro con una infatigable esperanza y llévanos a la vida eterna. Amén.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 3, 1-6

R. Gloria a ti, Señor.

En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanias virrey de Abilene, bajo el pontificado de los sumos sacerdotes Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto.

Comenzó entonces a recorrer la región del Jordán, predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro del profeta Isaías: «Una voz grita en el desierto: —“Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo áspero se iguale.

Y todos verán la salvación de Dios”».

Palabra del Señor.R. Gloria a ti, Señor Jesús.

#PrimeroMiSalud

En el tiempo de Adviento la liturgia pone de relieve, de modo particular, dos figuras que preparan la venida del Mesías: la Virgen María y Juan Bautista. Hoy san Lucas nos presenta a este último, y lo hace con características distintas de los otros evangelistas. «Los cuatro Evangelios sitúan la figura de Juan el Bautista al comienzo de la actividad de Jesús, presentándolo como su precursor. San Lucas ha trasladado hacia atrás la conexión entre ambas figuras y sus respectivas misiones... Ya en la concepción y el nacimiento, Jesús y Juan son puestos en relación entre sí» (La infancia de Jesús, 21). Este planteamiento ayuda a comprender que Juan, en cuanto hijo de Zacarías e Isabel, ambos de familias sacerdotales, no sólo es el último de los profetas, sino que representa también el sacerdocio entero de la Antigua Alianza y por ello prepara a los hombres al culto espiritual de la Nueva Alianza, inaugurado por Jesús (cf. ibid. 25-26). Lucas además deshace toda lectura mítica que a menudo se hace de los Evangelios y coloca históricamente la vida del Bautista, escribiendo: «En el año decimoquinto el imperio del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador... bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás» (Lc 3, 1-2). Dentro de este marco histórico se coloca el auténtico gran acontecimiento, el nacimiento de Cristo, que los contemporáneos ni siquiera notarán. ¡Para Dios los grandes de la historia hacen de marco a los pequeños!

Juan Bautista se define como la «voz que grita en el desierto: preparad el camino al Señor, allanad sus senderos» (Lc 3, 4). La voz proclama la palabra, pero en este caso la Palabra de Dios precede, en cuanto es ella misma la que desciende sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto (cf. Lc 3, 2). Por lo tanto él tiene un gran papel, pero siempre en función de Cristo. Comenta san Agustín: «Juan es la voz. Del Señor en cambio se dice: «En el principio existía el Verbo» (Jn 1, 1). Juan es la voz que pasa, Cristo es el Verbo eterno que era en el principio. Si a la voz le quitas la palabra, ¿qué queda? Un vago sonido. La voz sin palabra golpea el oído, pero no edifica el corazón» (Discurso 293, 3: pl 38, 1328).

Es nuestra tarea escuchar hoy esa voz para conceder espacio y acogida en el corazón a Jesús, Palabra que nos salva. En este tiempo de Adviento preparémonos para ver, con los ojos de la fe, en la humilde Gruta de Belén, la salvación de Dios (cf. Lc 3, 6). En la sociedad de consumo, donde existe la tentación de buscar la alegría en las cosas, el Bautista nos enseña a vivir de manera esencial, a fin de que la Navidad se viva no sólo como una fiesta exterior, sino como la fiesta del Hijo de Dios, que ha venido a traer a los hombres la paz, la vida y la alegría verdadera.

Querida familia, la flor más hermosa que ha brotado de la Palabra de Dios es la Virgen María. Ella es la primicia de la Iglesia, jardín de Dios en la tierra. Pero, mientras que María es la Inmaculada —así la celebraremos proximamente—, la Iglesia necesita purificarse continuamente, porque el pecado amenaza a todos sus miembros. En la Iglesia se libra siempre un combate entre el desierto y el jardín, entre el pecado que aridece la tierra y la gracia que la irriga para que produzca frutos abundantes de santidad. Pidamos, por lo tanto, a la Madre del Señor que nos ayude en este tiempo de Adviento a "enderezar" nuestros caminos, dejándonos guiar por la Palabra de Dios.

papa Benedicto XVI

Compartimos en familia estas preguntas.

¿Cuál es el mensaje de este texto para nosotros hoy? ¿Qué cosas y en qué, debo convertirme para celebrar vivencialmente la Navidad, para que sea como un nuevo nacimiento para mí y mi familia? ¿En qué consiste y de qué manera debo preparar el camino del Señor durante este tiempo de Adviento? ¿De qué manera debo prepararme personal, comunitaria y familiarmente para la Navidad? ¿Que debería ser y hacer para que nuestra familia se una más a Dios y entre nosotros?

(Reflexión en silencio o compartida)

Viviendo la Palabra de Dios en Familia

COMENTARIO

Reflexión personal / familiar

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo...

¿Somos realmente gente de esperanza, con una fe capaz de cambiar este mundo? (Momento de silencio).

• Señor Jesús, Tú te hiciste uno de nosotros para hacernos capaces de amar y de dar esperanza.R/ Señor, ten piedad.

• Cristo Jesús, Tú te fías de nosotros y nos das tu gracia y la fuerza para transformar nuestro mundo en un mundo más cercano a ti. R/ Cristo, ten piedad.

• Señor Jesús, Tú vendrás un día con gloria para coronar tu propia obra en nosotros.R/ Señor, ten piedad.

En tu bondad misericordiosa, Señor, perdona todos nuestros pecados y haznos mirar al presente y al futuro con una infatigable esperanza y llévanos a la vida eterna. Amén.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 3, 1-6

R. Gloria a ti, Señor.

En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanias virrey de Abilene, bajo el pontificado de los sumos sacerdotes Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto.

Comenzó entonces a recorrer la región del Jordán, predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro del profeta Isaías: «Una voz grita en el desierto: —“Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo áspero se iguale.

Y todos verán la salvación de Dios”».

Palabra del Señor.R. Gloria a ti, Señor Jesús.

En el tiempo de Adviento la liturgia pone de relieve, de modo particular, dos figuras que preparan la venida del Mesías: la Virgen María y Juan Bautista. Hoy san Lucas nos presenta a este último, y lo hace con características distintas de los otros evangelistas. «Los cuatro Evangelios sitúan la figura de Juan el Bautista al comienzo de la actividad de Jesús, presentándolo como su precursor. San Lucas ha trasladado hacia atrás la conexión entre ambas figuras y sus respectivas misiones... Ya en la concepción y el nacimiento, Jesús y Juan son puestos en relación entre sí» (La infancia de Jesús, 21). Este planteamiento ayuda a comprender que Juan, en cuanto hijo de Zacarías e Isabel, ambos de familias sacerdotales, no sólo es el último de los profetas, sino que representa también el sacerdocio entero de la Antigua Alianza y por ello prepara a los hombres al culto espiritual de la Nueva Alianza, inaugurado por Jesús (cf. ibid. 25-26). Lucas además deshace toda lectura mítica que a menudo se hace de los Evangelios y coloca históricamente la vida del Bautista, escribiendo: «En el año decimoquinto el imperio del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador... bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás» (Lc 3, 1-2). Dentro de este marco histórico se coloca el auténtico gran acontecimiento, el nacimiento de Cristo, que los contemporáneos ni siquiera notarán. ¡Para Dios los grandes de la historia hacen de marco a los pequeños!

Juan Bautista se define como la «voz que grita en el desierto: preparad el camino al Señor, allanad sus senderos» (Lc 3, 4). La voz proclama la palabra, pero en este caso la Palabra de Dios precede, en cuanto es ella misma la que desciende sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto (cf. Lc 3, 2). Por lo tanto él tiene un gran papel, pero siempre en función de Cristo. Comenta san Agustín: «Juan es la voz. Del Señor en cambio se dice: «En el principio existía el Verbo» (Jn 1, 1). Juan es la voz que pasa, Cristo es el Verbo eterno que era en el principio. Si a la voz le quitas la palabra, ¿qué queda? Un vago sonido. La voz sin palabra golpea el oído, pero no edifica el corazón» (Discurso 293, 3: pl 38, 1328).

Es nuestra tarea escuchar hoy esa voz para conceder espacio y acogida en el corazón a Jesús, Palabra que nos salva. En este tiempo de Adviento preparémonos para ver, con los ojos de la fe, en la humilde Gruta de Belén, la salvación de Dios (cf. Lc 3, 6). En la sociedad de consumo, donde existe la tentación de buscar la alegría en las cosas, el Bautista nos enseña a vivir de manera esencial, a fin de que la Navidad se viva no sólo como una fiesta exterior, sino como la fiesta del Hijo de Dios, que ha venido a traer a los hombres la paz, la vida y la alegría verdadera.

Querida familia, la flor más hermosa que ha brotado de la Palabra de Dios es la Virgen María. Ella es la primicia de la Iglesia, jardín de Dios en la tierra. Pero, mientras que María es la Inmaculada —así la celebraremos proximamente—, la Iglesia necesita purificarse continuamente, porque el pecado amenaza a todos sus miembros. En la Iglesia se libra siempre un combate entre el desierto y el jardín, entre el pecado que aridece la tierra y la gracia que la irriga para que produzca frutos abundantes de santidad. Pidamos, por lo tanto, a la Madre del Señor que nos ayude en este tiempo de Adviento a "enderezar" nuestros caminos, dejándonos guiar por la Palabra de Dios.

papa Benedicto XVI

Compartimos en familia estas preguntas.

¿Cuál es el mensaje de este texto para nosotros hoy? ¿Qué cosas y en qué, debo convertirme para celebrar vivencialmente la Navidad, para que sea como un nuevo nacimiento para mí y mi familia? ¿En qué consiste y de qué manera debo preparar el camino del Señor durante este tiempo de Adviento? ¿De qué manera debo prepararme personal, comunitaria y familiarmente para la Navidad? ¿Que debería ser y hacer para que nuestra familia se una más a Dios y entre nosotros?

(Reflexión en silencio o compartida)

SEGUNDA SEMANA DE ADVIENTO

(Debe estar una vela encendida) Todos: EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN. (Se hace la señal de la Cruz)

Papá: En esta segunda semana, vamos a encender la segunda vela de nuestra corona. El Señor está cada vez más cerca de nosotros y debemos prepararnos dignamente para recibirlo en la Navidad. Hagamos un momento de silencio para elevar nuestra oración al Señor.

Lector: Lectura tomada del Evangelio según San Marcos: “Estén atentos y vigilen, porque ignoramos cuándo será el momento. Al igual que un hombre que se ausenta: deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele; velen, por tanto, ya que no sabemos cuándo viene el dueño de la casa, si al atardecer o a medianoche, o al cantar el gallo, o de madrugada. No sea que llegue de improviso y nos encuentre dormidos. Lo que a ustedes digo, a todos lo digo:’ Velen’” (Mc 13,33-37). Mamá: El Señor nos pide que nos preparemos para su venida, para que lo recibamos con un corazón limpio, cada vez más convertidos y transformados, seamos capaces de amar y entregarnos a otros. En silencio, cada uno va a hacer un compromiso concreto para esta semana, de manera que podamos amar y acoger más al Señor Jesús en nuestras vidas.

(Se deja un momento de silencio).

(Una persona se acerca a la corona y enciende la segunda vela, mientras se entona

el canto “Gozo de Adviento”).

Les anunciamos el gozo de adviento con la segunda llama ardiendo; Dios Padre, en su gloria, nos muestra su Amor. Prepara tu alma a Jesús, Salvador.

CANTEN CON GOZO, CON ILUSIÓN,YA SE ACERCA EL SEÑOR. (2v)

(En este momento se pueden hacer algunas peticiones libres y se concluye con el Padre Nuestro).

Papá: Acudamos a nuestra Madre María para que nos ayude a preparar nuestro corazón, de la misma manera como Ella lo hizo para recibir al Señor Jesús. Digamos juntos: “Dios te salve, María, llena eres de gracia...” Terminemos nuestra oración cantando una canción a la Virgen María.

Todos: EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN.

#QuédateEnCasaViviendo la Palabra de Dios en Familia

Comisión Episcopal de Liturgia del PerúJr. Estados Unidos 838 Jesús María (Lima)

Presidente:

Mons. Richard Alarcón Arzobispo de la Arquidiócesis de Cusco

Secretaria Ejecutiva: Hna. Claudia Nuñez Novoa, C. de la C.

Editor:

Sr. Iván Meneses Castillo

Web: comisiondeliturgiaperu.comE-mail: [email protected]

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CORONA DE ADVIENTO