Suasi, tocar el cielo con las manos

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sommelier 14 Isla Suasi Tocar el cielo con las manos En Suasi, la única isla privada del Titicaca, se erige un hotel de la cadena Casa Andina a 3 810 metros de altitud. Desde ahí, el brillo del lago nos ciega la vista, su inmensidad nos hace sentir diminutos y su color nos recuerda que la belleza sí existe. Escribe Margite Torres P., con fotos de Casa Andina. Tres horas de viaje en la lancha privada del hotel debe pasar uno antes de llegar al embarcadero de la isla Suasi. Allí nos recibe Cristian, nuestro guía por los siguientes dos días, y nos acoge feliz y aventurero. Llegamos justo a una parrillada. Bajo un sol radiante, con una vista panorámica sin igual, nos servimos el buffet andino: sopa de quinua y alpaca a la parrilla con algunas verduras y hierbas del huerto del hotel. viajero

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Visita al hotel de la cadena Casa Andina, en la isla de Suasi, Puno. Un refugio de paz al pie del Titicaca.

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Isla Suasi

Tocar el cielo conlas manos

En Suasi, la única isla privada del Titicaca, se erige un hotel de la cadena Casa Andina a 3 810 metros de altitud. Desde ahí, el brillo del lago nos ciega la vista, su inmensidad nos hace sentir diminutos y su color nos recuerda que la belleza sí existe. Escribe Margite Torres P., con fotos de Casa Andina.

Tres horas de viaje en la lancha privada del hotel debe pasar uno antes de llegar al embarcadero de la isla Suasi. Allí nos recibe Cristian, nuestro guía por los siguientes dos días, y nos acoge feliz y aventurero. Llegamos justo

a una parrillada. Bajo un sol radiante, con una vista panorámica sin igual, nos servimos el buffet andino: sopa de quinua y alpaca a la parrilla con algunas verduras y hierbas del huerto del hotel.

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1. Relájese con las vistas que solo un lugar como Suasi le puede brindar y arme su apacheta. 2. Cómoda sala de estar donde puede ver el lago desde los ventanales o descansar leyendo un lilbro. 3. Vista de la fachada del hotel.

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4. Extraordinaria puesta de sol desde el cerro Itapilluni. 5. Disfrute de una parrillada al pie de lago en los cómodos espacios que brinda el lugar.6. Calidez y sensación de estar como en casa es lo que brinda Casa Andina Suasi.

Alex Custer

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Un paseo por la playa de la isla es lo mejor para reposar el almuerzo. Así que, luego de bajar unos cuantos escalones de piedra con mucho cuidado y muy poco oxígeno, me senté al pie del lago a apreciar su inmensidad durante horas. Es algo que uno no puede dejar de hacer al visitar Suasi. Si lo que busca es paz, relax, contacto con la naturaleza, aquí lo encontrará. Sentada sobre la pequeña playa de piedras, me topé con un grupo de escurridizas vizcachas, algunas gaviotas de lago y las típicas chocas (una especie de patillo) con sus peculiares cantos. Mientras tanto, entre los totorales se paseaban los zambullidores y volaban las mariposas amarillas entre las piedras.

La idea acá, ya lo ve, es poner a prueba todos sus sentidos. Déjese llevar por todo lo que lo rodea: los aromas y los colores del lago, de las flores y de las rosas, casi únicas en esta zona por el microclima especial de la isla; el celeste intenso del cielo y sus gigantes nubes que parecen pinturas; o el aroma de los bosques de eucalipto y de hierbas como la muña (también conocida como “menta andina”), que le dan al ambiente un toque fantástico.

Como en casaCasa Andina – Isla Suasi fue diseñado para armonizar con el lugar. Construido con materiales nobles de la isla (madera, piedra y adobe), cuenta con 25 habitaciones entre el primer y segundo piso (dobles y king), además del Andean Cottage, una suite de dos habitaciones frente a una pequeña playa del lago. Las habitaciones son, cómo no, toda una experiencia. Su comodidad y amplitud ofrecen un toque acogedor; las ventanas con vista privilegiada al lago, los techos inclinados con vigas de madera y las estufas, una onda rústica.

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Cómoda habitación desde donde podrá ver el cielo y sus estrellas. Experiencia casi mágica.

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Casa Andina Private Collection – Isla SuasiIsla Suasi, Puno, PerúReservas(51 1) 213 [email protected]

ServiciosEl hotel ofrece una infraestructura y un servicio de primera categoría, con, por ejemplo, open bar durante las 24 horas, tanques de oxígeno y biblioteca, además de entretenidas excursiones gratuitas (caminatas, paseos en canoa y en lancha, y visitas guiadas por la zona), entre las que destaca la puesta de sol en el cerro Itapilluni. Los paquetes incluyen el traslado desde cualquier hotel de Puno hasta el embarcadero del Casa Andina Private Collection de la misma ciudad.

La islaSuasi ocupa 43 hectáreas. Es un lugar remoto pero accesible, sin electricidad ni TV. Se trata de la única isla privada del lago. Martha Giraldo, puneña, la heredó de su abuela. Inicialmente construyó un pequeño refugio ecológico, ahora convertido en el Casa Andina – Isla Suasi. El hotel se ubica sobre la orilla noreste de la isla.

¿Cómo llegar?Una embarcación a motor parte diariamente desde el muelle privado de Casa Andina Private Collection de Puno. Se pueden hacer paradas, si lo desea, en las islas de los Uros y Taquile. El viaje toma aproximadamente tres horas. También se puede llegar por carretera desde Juliaca, bordeando las orillas del lago, en aproximadamente dos horas.

El ingrediente mágico va por cuenta de las claraboyas sobre sus techos, desde donde por las noches se pueden contemplar las estrellas. Las botellas de agua caliente, los gruesos edredones y las chimeneas hacen de su estada nocturna la más apacible.

La esencia del hotel se refleja en cada rincón, desde el restaurante hasta la sala de juegos, pasando por el salón, el bar y la terraza. Opera íntegramente con energía solar mediante el uso de paneles y termas ecológicamente amigables. Hay energía eléctrica solo durante determinadas horas y el agua es tratada desde un reservorio a orillas del lago.

Una familiaAlexander Custer, amigo y gerente del hotel, nos recibe dispuesto a mostrarnos el paraíso en el que vive. Suasi, de alguna forma u otra, tiene su sello, su esencia. Como él mismo nos cuenta, trabaja solo con quince empleados, todos locales, todos puneños. De la ciudad, del distrito cercano de Conima y de una de sus comunidades, Cambria, de donde, por cierto, el hotel adquiere el pan y la madera. “Todos formamos una familia, y así nos tratamos”, señala.

No puedo dejar de resaltar el cariño que siente por este lugar, algo que transmite cuando uno conversa con él. “Suasi no solo es especial por estar alejada o ser acogedora, sino porque permite venir a relajarse, a estar en paz con uno mismo, a leer un libro tranquilo, a contemplar el lago o a disfrutar de no hacer nada, de la paz del lugar, de su autenticidad… Hay familias que han venido solo a reencontrarse, a reconciliarse, porque han estado peleadas durante años. Cuando los visitantes me piden que les arme una agenda del día, les digo que solo hagan lo que les provoque, que se sientan libres”.

En Suasi encontrará aventura y descanso. Experimentará esa sensación de que todo es insignificante después de lo que ha visto. Si aún no ha intentado dejar su trabajo por algunos días o al menos su celular durante algunos segundos, pues inténtelo. Verá que es posible. Tras una caminata de una hora hacia el cerro Itapilluni, el punto más alto de la isla (a 4 790 metros sobre el nivel del mar), para ver la mejor puesta de sol de mi vida, corroboré todo lo dicho. Al llegar a su cima, un naranja intenso inundaba el cielo y el viento cortante de la puna soplaba sobre el horizonte mientras yo, sola con mis deseos, armaba la apacheta, una torrecilla de piedras que, según la tradición andina, se erige para convocar a las divinidades. Nadie se resiste a la magia de Suasi.