Su tienda 1

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· BLACK · CYAN · MAGENTA · YELLOW · Enero del 2005 / Su tienda / 5 PERFIL A los turistas no solo les vende artículos, también les habla de los atractivos de su ciudad y su provincia. María Carvajal Los clientes la ven continua- mente arre- glando de dis- tintas formas los artículos. Quiere ofrecer siempre una cara nueva y atractiva. ‘Estoy aquí por mi constancia’ Esta exitosa tendera de Iba- rra reconoce que la llegada de los grandes supermerca- dos ha disminuido la cliente- la, pero eso no le quita el en- tusiasmo para buscar formas de innovar en su negocio. L os tiempos no son los mis- mos, pero si hay algo que do- ña María Mercedes Remache sabe que no cambia en el manejo de una tienda es una característica fun- damental: la perseverancia. Esa ha sido la cualidad que hizo crecer a su pequeña tienda, que em- pezó hace 30 años en la casa de su mamá, hasta convertirse en el Mi- cromercado Pichincha, uno de los más concurridos de Ibarra. Actualmente, trabaja en un amplio local en la avenida Atahualpa y José Miguel Leoro, ubicado en el barrio Yacucalle. Aunque no tiene vista di- recta a la calle, porque está al fondo de la planta baja de un edificio de cuatro pisos, sus clientes llegan ‘sin perderse’ a comprarle. De todo, pero en chiquito Para dar comodidad a los compra- dores, doña María Mercedes ha dis- puesto las estanterías para que ellos puedan tomar los artículos que ne- cesitan. Como si fuera un supermer- cado, todo está en orden y bien divi- dido en distintos lugares: conser- vas, condimentos, artículos de lim- pieza, golosinas, etc. Las legumbres, hortalizas y frutas, que todos los días llegan del merca- do, se aprecian completamente fres- cos y están colocados en un exhibi- dor limpio donde no les da directa- mente la luz. Hasta hace un par de años, conta- ba con dos empleados que le ayuda- ban a atender, pero desde que su es- poso Julio se jubiló es él quien se en- carga de que no falte nada. Al entrar, da la impresión de que ahí trabajan, por lo menos, cinco o seis personas. ‘Aquí no hay días de fiesta’ En cuanto a sus vecinos, todos ya conocen su horario: de 8:00 a 23: 00 de la noche. “Aquí tienen por cos- tumbre comprar cosas para el desa- yuno o las loncheras de los niños la víspera”, cuenta. No dejarse ganar del gigante Esta amable comerciante dice que antes de la construcción de un cono- cido centro comercial en Ibarra, en el que hay un gran supermercado, el negocio le iba mejor. Pero ella está decidida a continuar con el negocio que le ha permitido subsistir y ofrecer una buena educa- ción a sus dos hijos. Afirma que, tratando a todos con la mayor amabilidad, los conserva como clientes fieles. Les ofrece or- den, aseo, buen precio y además confianza: aunque hagan compras donde ese enorme competidor, siempre tendrán un pretexto para buscarla. Por eso piensa en grande para su micromercado: está muy pendiente de cambiar continua- mente la decoración para que lo que más se necesite en cada temporada esté a la vista de los clientes. Dice que aprovecha todas las reco- mendaciones que encuentra en re- vista Su tienda. “Prométanme que van a poner que estoy muy agrade- cida por su ayuda”, dice sonriendo. Sus ideas de éxito Á Doña María Mercedes prepara distintos tipos de co- mida (sánduches, fritada, hu- mitas, etc.), y sale a la vereda para ofrecerlos durante el pre- gón de las fiestas de octubre, y en la celebración de San Juan a medio año. “La gente que desfila ya me conoce, y salen buenas ganancias”. Á Tiene un pequeño surtido de artículos de plástico, como lavacaras, pequeños tanques, etc. Se trata de una mercade- ría que no se descompone, y más de una persona ha caído en cuenta de que le hace falta uno de ellos cuando ha ido a comprar los alimentos. Á Se ha propuesto aprender cada vez más sobre la mejor forma de acomodar los artícu- los en las estanterías. Dice que, para que el negocio me- jore sin necesidad de subir el precio, hay que ingeniarse formas de vender sin necesi- dad de gastar mucho, ¡y mu- cho menos endeudarse! Este micromercado no cierra en nungún feriado. Debido al gran nú- mero de turistas que llegan a Ibarra en todas estas fechas, cerrar es casi un pecado para ellos. Siempre hay alguien que necesita comprar algo para picar mientras viaja por la ca- rretera, agua, papel higiénico o has- ta una hoja de afeitar.

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Enero del 2005 / Su tienda / 5

PERFIL

A los turistas no solo les vende artículos, también les habla de los atractivos de su ciudad y su provincia.María Carvajal

Los clientes laven continua-mente arre-glando de dis-tintas formaslos artículos.Quiere ofrecersiempre unacara nueva ya t ra c t i va .

‘Estoy aquí por mi constancia’Esta exitosa tendera de Iba-rra reconoce que la llegadade los grandes supermerca-dos ha disminuido la cliente-la, pero eso no le quita el en-tusiasmo para buscar formasde innovar en su negocio.

L os tiempos no son los mis-mos, pero si hay algo que do-ña María Mercedes Remache

sabe que no cambia en el manejo deuna tienda es una característica fun-damental: la perseverancia.

Esa ha sido la cualidad que hizocrecer a su pequeña tienda, que em-pezó hace 30 años en la casa de sumamá, hasta convertirse en el Mi-cromercado Pichincha, uno de losmás concurridos de Ibarra.

Actualmente, trabaja en un ampliolocal en la avenida Atahualpa y JoséMiguel Leoro, ubicado en el barrioYacucalle. Aunque no tiene vista di-recta a la calle, porque está al fondode la planta baja de un edificio decuatro pisos, sus clientes llegan ‘sinperderse’ a comprarle.

De todo, pero en chiquito

Para dar comodidad a los compra-dores, doña María Mercedes ha dis-puesto las estanterías para que ellospuedan tomar los artículos que ne-cesitan. Como si fuera un supermer-cado, todo está en orden y bien divi-dido en distintos lugares: conser-vas, condimentos, artículos de lim-pieza, golosinas, etc.

Las legumbres, hortalizas y frutas,que todos los días llegan del merca-do, se aprecian completamente fres-cos y están colocados en un exhibi-dor limpio donde no les da directa-mente la luz.

Hasta hace un par de años, conta-ba con dos empleados que le ayuda-ban a atender, pero desde que su es-poso Julio se jubiló es él quien se en-carga de que no falte nada. Al entrar,da la impresión de que ahí trabajan,por lo menos, cinco o seis personas.

‘Aquí no hay días de fiesta’

En cuanto a sus vecinos, todos yaconocen su horario: de 8:00 a 23: 00de la noche. “Aquí tienen por cos-tumbre comprar cosas para el desa-yuno o las loncheras de los niños lavíspera”, cuenta.

No dejarse ganar del gigante

Esta amable comerciante dice queantes de la construcción de un cono-cido centro comercial en Ibarra, enel que hay un gran supermercado, elnegocio le iba mejor.

Pero ella está decidida a continuarcon el negocio que le ha permitidosubsistir y ofrecer una buena educa-ción a sus dos hijos.

Afirma que, tratando a todos conla mayor amabilidad, los conservacomo clientes fieles. Les ofrece or-den, aseo, buen precio y ademásconfianza: aunque hagan comprasdonde ese enorme competidor,siempre tendrán un pretexto parabuscarla. Por eso piensa en grandepara su micromercado: está muypendiente de cambiar continua-mente la decoración para que lo quemás se necesite en cada temporadaesté a la vista de los clientes.

Dice que aprovecha todas las reco-mendaciones que encuentra en re-vista Su tienda. “Prométanme quevan a poner que estoy muy agrade-cida por su ayuda”, dice sonriendo.

Sus ideas de éxito

Á Doña María Mercedesprepara distintos tipos de co-mida (sánduches, fritada, hu-mitas, etc.), y sale a la veredapara ofrecerlos durante el pre-gón de las fiestas de octubre,y en la celebración de SanJuan a medio año. “La genteque desfila ya me conoce, ysalen buenas ganancias”.

Á Tiene un pequeño surtidode artículos de plástico, comolavacaras, pequeños tanques,etc. Se trata de una mercade-ría que no se descompone, ymás de una persona ha caídoen cuenta de que le hace faltauno de ellos cuando ha ido acomprar los alimentos.

Á Se ha propuesto aprendercada vez más sobre la mejorforma de acomodar los artícu-los en las estanterías. Diceque, para que el negocio me-jore sin necesidad de subir elprecio, hay que ingeniarseformas de vender sin necesi-dad de gastar mucho, ¡y mu-cho menos endeudarse!

Este micromercado no cierra ennungún feriado. Debido al gran nú-mero de turistas que llegan a Ibarraen todas estas fechas, cerrar es casiun pecado para ellos. Siempre hayalguien que necesita comprar algopara picar mientras viaja por la ca-rretera, agua, papel higiénico o has-ta una hoja de afeitar.