Soviets y partidos en las revoluciones rusas

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invndación castálida | 33 Julio Bracho La Revolución de Octubre 1917 llegó a ser concebida por sus autores como la grandiosa primera vez en la historia en que se establecía un poder de los trabajadores. A principios de febre- ro de ese año se había derrocado al zarismo y se había consti- tuido una república, se equiparaba ésta a la de la Revolución francesa. Pero la sublevación predecesora más relumbrante, ya en el contexto ruso, la primera etapa de esa Revolución fue la de 1905 que surgió de la primera huelga general y llevó a la formación del primer soviet. Auspiciada en sus inicios por la policía zarista para tratar de llevar a los obreros rusos a distanciarse de los partidos socia- listas revolucionarios, en su inicio, la Revolución de 1905, fue auspiciada por unas cuantas demandas de mejoras laborales presentadas en la fábrica Putilov. Demandas instrumentadas por Gapone, sacerdote de una prisión de San Petersburgo, quien fuera utilizado para esos fines por la Okhrana. Se quiso encausar las demandas obreras fuera de la influencia política partidaria al formular “secciones” apolíticas que sólo deman- daran limitadas mejoras económicas, pero al rechazarlas la empresa y al despedir a los dirigentes obreros éstas termina- ron saliéndose de control y estallaron en una primera huelga casi general que hace elaborar a Gapone, ya bajo la influencia del partido socialista revolucionario, una “petición” de los de- rechos liberales esenciales de inviolabilidad de la persona, la libertad de prensa, de asociación, de conciencia, la separación del Estado y de la religión, instrucción pública general obliga- toria, responsabilidad de los ministros frente a la nación, igualdad de todos frente a la ley, y una serie de medidas eco- nómicas, de reparto agrario y de condiciones laborales, todas inaceptables para el Zar. La tumultuosa manifestación que entregaría la “petición” frente al Palacio de Invierno terminó en una masacre. Ese 9 de enero finiquitó el aura sagrada de zarismo. Había empezado la Revolución. Tanto así, que meses después, en el revuelo ya de una serie de huelgas en octubre, se genera el primer soviet en el seno de una sencilla reunión entre obreros de distintas fábricas, donde participa, y luego lo relata, Voline, quienes diseñan crear un organismo perma- nente obrero que siguiera e informara de los acontecimientos, que sirviera de liga entre obreros y los pudiera convocar para en caso necesario formular iniciativas y responder a las cir- cunstancias. Establecieron sus bases de organización y convo- caron a nombrar delegados de las grandes fábricas. Ya cuando su primer presidente Khroustalleff Nossar fue detenido este fue sustituido por Trotsky. 1 Ante el surgimiento del soviet, que tenía una relación integrada con los trabajadores y dele- gada desde sus ámbitos de trabajo, los partidos no dejaron de cuestionar esta nueva asociación articulada. Trotsky liga su creación a la necesidad de crear un órgano imparcial ante los conflictos entre las dos facciones del partido social demócrata, que dará lugar a mencheviques y bolcheviques, y los social- revolucionarios, más estrechamente ligados a los campesi- nos. 2 A la disyuntiva entre soviet o partido, Lenin, en ese 1905, resaltando en el soviet su vocación de “gobierno revolu- cionario provisional” responde: “soviet y partido”. 3 Habrá que ver esa conjunción en la historia de las siguientes etapas de la Revolución. Además de otras huelgas e insurrecciones obreras, como la de Moscú, ese año también tuvieron lugar sublevaciones de marineros ante el despotismo de los oficiales y la decepción por la derrota ente Japón, los del acorzado Potiomkin o la sublevación en Sebastopol. La huelga de noviembre en Petro- grado tuvo un carácter político excepcional, se convoca para protestar contra la corte marcial y la pena de muerte contra los soldados que se habían amotinado en Kronstadt. Así como tampoco se forja una alianza con el campesinado. Las diferen- tes insurrecciones no coordinadas fueron reprimidas y el 3 de diciembre el soviet es asaltado y encarcelado. 4 Para dar un aspecto liberal como concesión zarista se formó una Duma o parlamento que apenas duró 2 meses, con muy pocos poderes y con una estructura de representación por estamentos: los terratenientes tenían un representante por cada 2 mil, mien- tras que los obreros un diputado por cada 90,000. 5 La segunda Revolución, la de Febrero de 1917, empezó también con una suspensión de labores en la misma fábrica Putilov que se extendió como huelga general en San Peters- burgo; por dos días sin ser reprimidos los obreros llenaron sus 1 Voline, La révolution inconnue, 1917-1921, documentation inédite sur la révolution ruse, édition Pièrre Bellfonte, 4 rue Huissard, París VI, 1969, pp. 59-89. 2 León Trotsky, 1905, París, Les Éditions de Minuit, (primera edición en ruso 1922), 1969, pp. 99-100. 3 Giuseppe Boffa, La revolución rusa, México, Era, 1976, t. 1, pp. 27-28. 4 León Trotsky, op. cit., pp. 142-241. 5 Giuseppe Boffa, op. cit., cap. 1. Soviets y partidos en las revoluciones rusas TINTA EN ALAS DE PAPEL: A CIEN AÑOS DE LA REVOLUCIÓN RUSA

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Julio Bracho

La Revolución de Octubre 1917 llegó a ser concebida por sus autores como la grandiosa primera vez en la historia en que se establecía un poder de los trabajadores. A principios de febre-ro de ese año se había derrocado al zarismo y se había consti-tuido una república, se equiparaba ésta a la de la Revolución francesa. Pero la sublevación predecesora más relumbrante, ya en el contexto ruso, la primera etapa de esa Revolución fue la de 1905 que surgió de la primera huelga general y llevó a la formación del primer soviet.

Auspiciada en sus inicios por la policía zarista para tratar de llevar a los obreros rusos a distanciarse de los partidos socia-listas revolucionarios, en su inicio, la Revolución de 1905, fue auspiciada por unas cuantas demandas de mejoras laborales presentadas en la fábrica Putilov. Demandas instrumentadas por Gapone, sacerdote de una prisión de San Petersburgo, quien fuera utilizado para esos fines por la Okhrana. Se quiso encausar las demandas obreras fuera de la influencia política partidaria al formular “secciones” apolíticas que sólo deman-daran limitadas mejoras económicas, pero al rechazarlas la empresa y al despedir a los dirigentes obreros éstas termina-ron saliéndose de control y estallaron en una primera huelga casi general que hace elaborar a Gapone, ya bajo la influencia del partido socialista revolucionario, una “petición” de los de-rechos liberales esenciales de inviolabilidad de la persona, la libertad de prensa, de asociación, de conciencia, la separación del Estado y de la religión, instrucción pública general obliga-toria, responsabilidad de los ministros frente a la nación, igualdad de todos frente a la ley, y una serie de medidas eco-nómicas, de reparto agrario y de condiciones laborales, todas inaceptables para el Zar. La tumultuosa manifestación que entregaría la “petición” frente al Palacio de Invierno terminó en una masacre. Ese 9 de enero finiquitó el aura sagrada de zarismo. Había empezado la Revolución. Tanto así, que meses después, en el revuelo ya de una serie de huelgas en octubre, se genera el primer soviet en el seno de una sencilla reunión entre obreros de distintas fábricas, donde participa, y luego lo relata, Voline, quienes diseñan crear un organismo perma-nente obrero que siguiera e informara de los acontecimientos, que sirviera de liga entre obreros y los pudiera convocar para en caso necesario formular iniciativas y responder a las cir-

cunstancias. Establecieron sus bases de organización y convo-caron a nombrar delegados de las grandes fábricas. Ya cuando su primer presidente Khroustalleff Nossar fue detenido este fue sustituido por Trotsky.1 Ante el surgimiento del soviet, que tenía una relación integrada con los trabajadores y dele-gada desde sus ámbitos de trabajo, los partidos no dejaron de cuestionar esta nueva asociación articulada. Trotsky liga su creación a la necesidad de crear un órgano imparcial ante los conflictos entre las dos facciones del partido social demócrata, que dará lugar a mencheviques y bolcheviques, y los social-revolucionarios, más estrechamente ligados a los campesi-nos.2 A la disyuntiva entre soviet o partido, Lenin, en ese 1905, resaltando en el soviet su vocación de “gobierno revolu-cionario provisional” responde: “soviet y partido”.3 Habrá que ver esa conjunción en la historia de las siguientes etapas de la Revolución.

Además de otras huelgas e insurrecciones obreras, como la de Moscú, ese año también tuvieron lugar sublevaciones de marineros ante el despotismo de los oficiales y la decepción por la derrota ente Japón, los del acorzado Potiomkin o la sublevación en Sebastopol. La huelga de noviembre en Petro-grado tuvo un carácter político excepcional, se convoca para protestar contra la corte marcial y la pena de muerte contra los soldados que se habían amotinado en Kronstadt. Así como tampoco se forja una alianza con el campesinado. Las diferen-tes insurrecciones no coordinadas fueron reprimidas y el 3 de diciembre el soviet es asaltado y encarcelado.4 Para dar un aspecto liberal como concesión zarista se formó una Duma o parlamento que apenas duró 2 meses, con muy pocos poderes y con una estructura de representación por estamentos: los terratenientes tenían un representante por cada 2 mil, mien-tras que los obreros un diputado por cada 90,000.5

La segunda Revolución, la de Febrero de 1917, empezó también con una suspensión de labores en la misma fábrica Putilov que se extendió como huelga general en San Peters-burgo; por dos días sin ser reprimidos los obreros llenaron sus

1 Voline, La révolution inconnue, 1917-1921, documentation inédite sur la révolution ruse, édition Pièrre Bellfonte, 4 rue Huissard, París VI, 1969, pp. 59-89.

2 León Trotsky, 1905, París, Les Éditions de Minuit, (primera edición en ruso 1922), 1969, pp. 99-100.

3 Giuseppe Boffa, La revolución rusa, México, Era, 1976, t. 1, pp. 27-28.

4 León Trotsky, op. cit., pp. 142-241.5 Giuseppe Boffa, op. cit., cap. 1.

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calles a la par de soldados y policías que los cercaban, al terce-ro, cuando el zar ordenó reprimirlos, entre balaceras empezó la fraternización con los mismos batallones que en 1905 los habían masacrado. Las masas de obreros y soldados se adue-ñaron de la ciudad. A pesar de que el zar había disuelto la Duma el día anterior, y por lo que esta representaba como asamblea parlamentaria, en sus inicios la insurrección le dio un reconocimiento que tampoco le sirvió para hacerse plena-mente del poder, por lo que se formó un gobierno provisional y, de nueva cuenta, en paralelo, un nuevo soviet de obreros y soldados. El contraste de las dos instituciones quedó más que

manifiesto: una como representación de privilegios, de castas políticas, frente a otra que reconocía delegados de fábricas y centros específicos con la autoridad de la gente obrera o mili-tar. Sin embargo, caído el zarismo, la ascendencia que todavía podía inspirar el gobierno tradicional permitió que los dos partidos representantes de la burguesía, el partido cadete y el

octubrista impusieran las principales figuras del nuevo go-bierno.6 El carácter antiautoritario de la rebelión se constató desde la “Orden núm. 1” en que se establece al soviet como suprema autoridad militar. Se forman comités de represen-tantes de soldados que quedan al tanto de las armas, y de su-pervisar el trato de los comandantes a los soldados, diferen-ciando claramente entre la disciplina bajo el servicio militar y el respeto de la dignidad y vida privada de los soldados. Inclu-so, cuando se redactaba, se llegó a pedir elección de los co-mandantes por los soldados.7 A lo largo de mayo tiene lugar en Petrogrado el primer congreso de soviets campesinos, que

de 1,115 delegados menos de 20 eran bolcheviques, mientras casi la mitad eran abiertamente social-revolucionarios. Pero fueron los bolcheviques los que defendieron la distribución

6 Ibid. cap. 3.7 Ibid. pp. 86-89.

Vlady, “Enlace herético”, 1971

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inmediata de latifundios, que tuvo una repercusión tal que lle-vó a una cada vez más extendida rebelión agraria, que incluso intentó reprimir el gobierno.8 El intento contrarrevoluciona-rio de Kornílov llevó a que los bolcheviques tuvieran más re-conocimiento en el soviet de Petrogrado y a que se volvieran a armar las milicias obreras para rechazarlo. En septiembre Trotsky regresa a la cabeza del soviet de Petrogrado y ya con una mayoría bolchevique en el presídium.9

En su confrontación con el soviet, para el gobierno fue cla-ro que su principal enemigo ya era en específico el partido bolchevique. La noche del 23 de octubre mandó cerrar sus periódicos Rabochi Put primero, y más tarde Rabochi i soldat, además de Novaya Rus y Zhivoe Slovo, esto desató el llama-miento a la insurrección ya planeada por el partido bolchevi-que y en el rumor público desde hacía días.10 Para el 25 de octubre, un día después de la insurrección de octubre instiga-da por Lenin, estaba programado el segundo Congreso de los Soviets para realizarse en el Smolny, mientras que el gobierno de Kerensky sesionaba en el Palacio de Invierno. Ya a medio día de ese 25 de octubre, Totsky frente al Soviet de Petrogra-do, que se reunió en sesión extraordinaria, informó que el go-bierno de Kerensky había sido depuesto. Pero la toma del Palacio duró todo el día hasta la madrugada cuando se hizo prisioneros a los ministros. Al segundo día, con la reanuda-ción del congreso se trasladó “todo el poder a los soviets” y cuando Lenin, ya al frente de lo que llamó la tercera revolu-ción, tomó la tribuna sentenció: “pasemos ahora a la cons-trucción del orden socialista”. Presentó un decreto para ofre-cer negociaciones de paz a todas las naciones beligerantes y otro decreto más de abolición sin indemnización de las gran-des propiedades agrarias y, finalmente, propuso como gobier-no un “consejo de comisarios del pueblo”, que fue formado sólo por bolcheviques, dado que tres social-revolucionarios habían declinado integrarlo, sus comisarios serían revocables tanto por el congreso como por su propio comité ejecutivo central. Mientras que los social-revolucionarios y los menche-viques de izquierda presentaron al Congreso otra forma de gobierno como propuesta, que quedó en minoría: un gobier-no de coalición de todos los partidos. De igual manera, para terminar el Congreso que sólo duró dos días, en la elección de los miembros del nuevo Comité Ejecutivo del Soviet queda-ron 72 bolcheviques y 29 social-demócratas, aunque su núme-ro sería aumentado por delegados de los soviets campesinos y de soldados.11

Ya en enero de 1918 el III Congreso de los Soviets se aprueba la Declaración del Pueblo Trabajador y Explotado que establece la propiedad social de la tierra y bienes públicos los medios de producción agrícola, incluido el ganado. Ahí se dan los primeros pasos para la transferencia de la propiedad de bancos, minas, fábricas, ferrocarriles a la República y la anulación de préstamos; como también se niega el derecho político de elección o asociación política a los que empleen trabajo asalariado y se decreta el armamento de los trabajado-res. Y el 10 de julio de ese año el V Congreso de los Soviets

8 Ibid. t. II, cap. 11.9 Ibid. pp. 217-234. 10 John Reed, Diez días que estremecieron al mundo, Moscú,

Progreso, 1977, p. 87.11 Giuseppe Boffa, op. cit., Era, t. 2, cap. 14. pp. 72-88.

establece la Constitución de la República Socialista Federati-va Soviética de Rusia en la que se incluye como primer apar-tado la anterior “Declaración”, y, en los siguientes apartados, básicamente se estructura desde la base el poder delegado de los soviets. Es aquí donde se declara expresamente en su inicio de sus “Bases Fundamentales” que: “Durante la actual fase de transición, el objeto principal de la Constitución de la rsfsr consiste en el establecimiento, mediante un fuerte poder so-viético en toda Rusia de la dictadura del proletariado y del campesinado más pobre, a fin de conseguir el aplastamiento completo de la burguesía, la abolición de la explotación del hombre por el hombre y la instauración del socialismo, bajo el cual no habrá ni división de clases ni poder del Estado.” Y no dejó de dar lugar expreso a la arbitrariedad pues el artículo 23 declara: “Inspirándose en los intereses de la clase obrera en su conjunto, la rsfsr priva a los individuos y grupos particulares de sus derechos si los usaran en detrimento de los intereses de la revolución socialista”. Lo que se prestó a la muy amplia interpretación por los interesados en el poder y a la supresión de los derechos que fundan la libertad, si no es que, del dere-cho mismo a la vida.12

¿Para la defensa del país en revolución socialista sería nece-saria la concentración de los poderes más absolutos en manos de un gobierno dictatorial o, aún bajo la amenaza guerrera de un gobierno exterior, habría que conservar el máximo de la libertad posible, el máximo de autonomía a cada órgano par-ticular y a cada localidad? Esta última será la posición crítica de los grupos de la importante tradición anarquista rusa que defiende la acción directa y libre del pueblo.13

Mientras que con la dictadura del proletariado se pensaba acabar con las divisiones sociales y construir la igualdad, los anarquistas empezaban desde las fábricas o el campo a hacer un llamado al acuerdo sobre el modo de ejecutar el trabajo e, incluso, al reconocimiento de la competencia de la dirección técnica y su legítima autoridad como la del ingeniero o el mé-dico en el ámbito de su conocimiento, con la perspectiva de un autogobierno basado en un sentido moral individual.14

No sólo los anarquistas, los mismos bolcheviques que lle-gaban a manifestar otra opinión son privados de sus derechos. En marzo de 1918, Dyvenko, comisario ministro de marina, bastante apreciado por los soldados revolucionarios, había sido arrestado por su oposición al tratado de Brest-Litovsk, solamente para dar un ejemplo a los jefes bolcheviques que intentaran imitarlo y pasasen a la oposición.15

Otra muestra del gobierno bolchevique sobre los soviets es una orden de Lenin del 14 de diciembre de 1918, en nombre

12 La primera Constitución socialista de la historia: contex-to y texto, Comisión del Centenario de la Revolución Socialista de Octubre, en https://octubre1917.net/2016/12/23/constitución-rsfsr-1918 consultado 1 de septiembre de 2017. Luis Fabbri, Dicta-dura y revolución, Buenos Aires, Argonauta, 1923, prólogo de Enri-que Malatesta, p. 160. Jean Elleinstein y Marc Ferro, La Révolution d'Octobre, París, Éditions Du Burin, 1972, p. 111.

13 Luis Fabbri, op. cit., p. 395.14 Ibid. p. 394. 15 Ibid. pp. 160-161. Carta a Albert Thomas del 18 de marzo

de 1918 en: Capitaine Jaques Sadoul, membre de la misión mili-taire francaise en Russie, Notes sur la révolution bolchevique, octubre 1917-janvier 1919, París, Éditions de la sirene, 1919, pp. 188-189.

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del Consejo de Defensa Obrero y Campesina, por la cual “las deliberaciones de los soviets regionales y locales deben ser re-vocadas por orden de los Comisarios del pueblo toda vez que contradigan las órdenes del poder central u obstaculicen su ac-tividad . Es el deber de las instituciones regionales y locales de los soviets seguir sin réplica, sin retardo, con la más severa exac-titud todas las decisiones y las órdenes del poder central…”.16

El deslinde cotidiano y faccioso que establecen los bolche-viques de todos los otros grupos revolucionarios como lo fue-ron los mencheviques o social revolucionarios de derecha, los social revolucionarios de izquierda, más ligados a los campesi-nos, o los anarquistas, llegó a grados cada vez más antagóni-cos, y ya para cuando los bolcheviques tomaron el poder, estas distinciones se acentuaron no sólo en la negación de hacer alianzas sino hasta llegar a considerarlos dignos de ser ejecu-tados como contrarrevolucionarios. Los ejemplos son mu-chos, pero mencionemos algunos. La Federación de Grupos Anarquistas de Moscú que publicaba el diario La Anarquía de 1917 a 1918, fue perseguida y sus locales tomados por asalto por los bolcheviques, y ya para 1921 algunos de sus últimos militantes “liquidados”. La misma suerte corrió la Confedera-ción de Organizaciones Anarquistas de Ucrania que tuvo los primeros años revolucionarios todo un relevante papel de pro-paganda y adoctrinamiento de las ideas libertarias a través de su periódico Nabate. Pero ya para fines de 1920 los bolchevi-ques habían eliminado a los cuantos anarquistas que sobrevi-vieron a la guerra civil, sin pasar por proceso judicial alguno.17 Igualmente fue clausurado el periódico anarco-sindicalista, Goloss Trouda que desde agosto de 1917 difundía sus críticas a los bolcheviques por no dirigir sus esfuerzos a la revolución económica y social, y, por el contrario, enfocarse a la toma y concentración del poder político, inclusive veían como inútil el llamado a una asamblea constituyente. Los organismos au-tónomos de obreros y campesinos serían la base de una posi-ble nueva revolución, más allá de los fetiches políticos parti-darios que los dividían. Los anarquistas sufrirán la temprana supresión de la libertad de prensa y finalmente la represión

16 Luis Fabbri, op. cit., nota p.166, referida a: de Labry, Une Legislation Communiste, París, Payot, pp. 20-22.

17 Voline, pp. 238-239.

bolchevique. Así, en la visión anarquista, los bolcheviques ya tan pronto como a fines de 1918 habían logrado imponer un estado militar, policiaco, burocrático y capitalista de nuevo modelo.18

La liberación de Ucrania, 1918-1921, acaudillada por Makhnó, quien pugnó por la instauración de comunas campe-sinas y “soviets libres” fue combatida a sangre y fuego por los bolcheviques. Siguiendo los preceptos anarquistas por los cuales la libertad política, de asociación o de expresión eran prioritarias, se llegó hasta a demoler las prisiones. Un sólo documento da cuenta de lo álgido del conflicto: la “Orden 1824”, del 4 de junio de 1919, dictada por Trotsky contra la convocatoria al Congreso de Soviets de 6 distritos ucranianos, en donde se difunde y establece el makhnovismo, advierte que la participación en el congreso será considerada como alta traición, lo que significaba ser fusilado.19

Pero un momento culminante de este conflicto entre par-tido y organizaciones populares, particularmente el soviet, es la insurrección de Kronstadt de febrero y marzo de 1921, que llegó a representar entre los marineros la vanguardia revolu-cionaria. En febrero de 1917, su primera acción fue someter y fusilar a 200 oficiales insufribles que los sobajaban y habían reprimido en otros motines. Establecieron el “verdadero so-viet libre” que llegó a involucrar la participación de toda la población y se distinguieron por su intervención en la Revo-lución de Octubre, así como llevaron la rebelión hasta Se-bastopol. Durante los primeros tres años del gobierno bol-chevique, el conflicto entre ese partido y los soviets locales llegó a su paroxismo. Volvió a haber huelgas en Petrogrado contra los bolcheviques. Y el soviet de Kronstadt se pronun-ció por la libertad de palabra, prensa, asociación y acción.20 En la masacre de Kronstadt, que suprime la convocatoria más libertaria y aguerrida de la Revolución de octubre, Voline, quien muere exiliado en 1945, constata el nebuloso nacimien-to del Estado capitalista totalitario…21

18 Ibid. pp. 241-257.19 Ibid. pp. 507-687.20 Voline, op. cit., pp. 407-506.21 Ibid., p. 504.

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