Somos la sal de la tierra

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La idea básica en la comparación de los ciudadanos

del reino con la sal es que ella sirve para preservar.

Del mismo modo, el cristiano, al convertirse en

instrumento para la salvación de otros por medio de

la difusión del Evangelio, ejerce una influencia

preservadora y purificadora en el mundo. Los

discípulos habían de reconocer que la salvación de

sus prójimos era su primera responsabilidad. No

debían retirarse de la sociedad por causa de una

persecución (Mat. 5: 10-12) ni por otras razones, sino

que habían de permanecer en estrecha relación con

sus prójimos.

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Es decir, se vuelve insípida.

Sería tan ilógico que el cristiano perdiese sus

características esenciales y todavía fuera cristiano,

como que la sal perdiera su sabor y todavía se la

considerara como sal y se la empleara como tal.

Si los cristianos lo son sólo de nombre, su

ciudadanía nominal en el reino de los cielos se

convierte en una farsa. No son cristianos si no

reflejan el carácter de Cristo, no importa cuál sea

su profesión.

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“ ¿CON QUÉ SERÁ SALADA?” Es decir, ¿cómo se restaurarían sus características

esenciales de sal que le dan utilidad? Cuando de la vida de un profeso cristiano desaparecen el amor, el poder y la justicia de Cristo, no hay otra fuente de la cual pueda obtener lo que le falta. Un cristiano nominal no puede compartir con otros lo que él mismo no posee.

A fin de que nuestras vidas sean un "SACRIFICIO VIVO, SANTO, AGRADABLE A DIOS" (Rom. 12: 1), deben ser preservadas y sazonadas con la perfecta justicia de Jesucristo .

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" Con Cristo estoy

juntamente

crucificado, y ya no

vivo yo, mas vive

Cristo en mí; y lo

que ahora vivo en

la carne, lo vivo en

la fe del Hijo de

Dios, el cual me

amó y se entregó a

sí mismo por mí. "

(GALATAS 2:20)

“Y decía a

todos: Si alguno

quiere venir en

pos de mí,

niéguese a sí

mismo, tome su

cruz cada día, y

sígame.”

(LUCAS 9:23)

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“Se aprecia la sal por sus propiedades

preservadoras ; y cuando Dios llama sal a sus

hijos, quiere enseñarles que se propone hacerlos

súbditos de su gracia para que contribuyan a

salvar a otros. Dios escogió a un pueblo ante todo

el mundo, no únicamente para adoptar a sus

hombres y mujeres como hijos suyos, sino para

que el mundo recibiese por ellos la gracia que trae

salvación. “Porque la gracia de Dios se ha

manifestado para salvación a todos los hombres " Tito 2:11. (DMJ)

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“Gracias a los méritos de Cristo, todas nuestras bendiciones temporales y espirituales nos son dadas para que las disfrutemos. La salvación de Cristo fue colocada a nuestro alcance para que pudiéramos asirla por la fe, para que pudiéramos entretejer el amor de Cristo en nuestros caracteres, y practicarlo en nuestras vidas, a fin de que pudiéramos ser una bendición para toda nuestra raza. Pero ninguno de nosotros esparcirá luz sobre otros a menos que nosotros mismos hayamos escogido rayos de iluminación divina de la Palabra de Dios. Debemos tener el carácter moldeado a la semejanza del de Cristo, o no podremos ser verdaderos representantes de nuestro Señor.”(REFLEJEMOS A JESUS-10 JULIO)

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“Al escuchar las palabras de Cristo, la gente podía

ver la sal, blanca y reluciente, arrojada en los

senderos porque había perdido el sabor y

resultaba, por lo tanto, inútil. Simbolizaba muy bien

la condición de los fariseos y el efecto de su

religión en la sociedad.

Representa la vida de toda alma de la cual se

ha separado el poder de la gracia de Dios,

dejándola fría y sin Cristo. No importa lo que esa

alma profese, es considerada insípida y

desagradable por los ángeles y por los hombres. A

tales personas dice Cristo: "¡OJALÁ FUESES FRÍO O

CALIENTE! PERO POR CUANTO ERES TIBIO, Y NO FRÍO NI

CALIENTE, TE VOMITARÉ DE MI BOCA".

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“Sin una fe viva en Cristo como Salvador personal, nos es

imposible ejercer influencia eficaz sobre un mundo

escéptico. No podemos dar a nuestros prójimos lo que

nosotros mismos no poseemos. La influencia que ejercemos

para bendecir y elevar a los seres humanos se mide por la

devoción y la consagración a Cristo que nosotros mismos

tenemos. Si no prestamos un servicio verdadero, y no

tenemos amor sincero, ni hay realidad en nuestra

experiencia, tampoco tenemos poder para ayudar ni relación

con el cielo, ni hay sabor de Cristo en nuestra vida. A menos

que el Espíritu Santo pueda emplearnos como agentes para

comunicar la verdad de Jesús al mundo, somos como la sal

que ha perdido el sabor y quedado totalmente inútil.”

(D.M.J.)

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“Hemos de esforzarnos ferviente e

incansablemente para alcanzar el ideal de Dios

para nosotros. Hemos de hacer esto no como una

penitencia, sino como el único medio de ganar la

verdadera felicidad. La única forma de obtener paz

y gozo es tener una relación viviente con Aquel que

dio su vida por nosotros, que murió para que

pudiéramos vivir, y que vive para unir su poder con

los esfuerzos de los que luchan por vencer. ..

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…La santidad es una constante armonía con Dios. ¿No nos

esforzaremos por ser aquello que Cristo tanto quiere que

seamos -cristianos de hecho y de verdad- para que el mundo

pueda ver en nuestra vida una revelación del poder salvador

de la verdad?

Este mundo es nuestra escuela preparatoria. Mientras

estemos aquí, nos encontraremos con pruebas y dificultades.

El enemigo de Dios continuamente procurará apartarnos de

nuestra lealtad. Pero estaremos seguros mientras nos

aferremos de Aquel que dio su vida por nosotros.

Cristo abarcó a todo el mundo con sus brazos. Murió en la

cruz para destruir al que tenía el poder de la muerte, y para

borrar los pecados de cada alma creyente. Nos invita a

ofrecernos sobre el altar del servicio como un sacrificio vivo

y encendido. Debemos consagrar a Dios sin reserva todo lo

que poseemos y lo que somos.”

(EN LUGARES CELESTIALES-27 DE ENERO)

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