Solicitante: Profesoni Virginia Schejter Cátedra ...¡tedra: Psiéología Institucional, F~cultad...

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Residencia de Traducción en Francés Solicitante: Profesoni Virginia Schejter Cátedra: Psiéología Institucional, de Psicología, Uníversídad de Aires residente: María Inés Grosso i/Tutora qe Residencia: Profesora Patricia Willson Texto: Ardoino Jacques, "De 1 "accornpagnement', en tant que paradigme", Pratiques de forniation-analyses 40, Université de Paris-VIJI, novembre 2000. Pratiques de formation-analyses, Revista del servicio de fonnación pemrnnente de Ja Universidad de París VIII, 40, noviembre de 2000, PUV, París EDITORIAL Del "acompañamiento" como paradigma En el curso de !<is páginas que siguen, podrán verse fácilmente que las relaciones mantenidas con René Luurau por la Universidad de París VIII (sin embargo, "hajo el pavimento, la playa": en las instituciones quedan los hombres), y por esta revista, a lo largo de varios decenios, son, hablando con propiedad, relaciones de compañerismo. Corno tales, habrán sido, pues, según los momentos, afectuosas, de estima recíproca, conflictivas, a veces tumultuosas, entre unos y otros, pero, la mayoría de !as veces, ricas y fecundas en la búsqueda compartida de la mejor articulación e inteligibilidad de lo psíquico y lo social. Ya he dicho en otra parte Jo que esa corriente de pensamiento había podido aportarme personalmente*. Por Jo tanto, no lo voy a repetir. Hoy prefiero dedicarle este artículo editorial, para abrir este número especial de Pro tiques de formation-analyses en a René Lourau, coordinado por Georg es Lapassade, Rémi Hess y yo mismo). ' i ..!' Si queremos considerar esa noción (antes que concepto), hoy en día cada vez más solicitada, a la m<mera de la escolástica medieval, la paleta de empleos que constituye propiamente su "extensión", reducida a los únicos campos y áreas que nos interesan aquí '.· (prácticas sociales y ciencias que aspiran a dar cuenta de ello), cotTe peligro ya de parecemos .tan amplia como variada. Recordemos que a lo largo de este artículo entenderemos por ·prácticas sociales los comportamientos, habitus, y creencias que expresan y traducen los sistemas de valores culturales y sociales, qúe los miembros de una sociedad, de "una comunidad dadas, pueden actuar juntos, a la vez individual y colectivamente, incluyendo ,;i.sí la interpretación personal, la creación, incluso la transgresión, que implica siempre el J(rspetq,¡y la aplicación de las leyes y reglas de vida mutuamente y aceptadas o '"experir.i1entadas. Estas pueden entonces ser voluntaria y conscientemente respetadas según los planes de una deontología, una moral o una ética, pero, también, inconscientemente ejercidas, a través ele otras tantas assumptions 1 Estas se ofrecen a la lectura a través ele todo un juego de "representaciones sociales". Por consiguiente, hablaremos dt; acompañamiento además cuando se trate de acompañar a los niños a la escuela o los jóvenes a la colonia de vacaciones, de acompañar a un (o unos) cliente(s) para hacer gestiones comerciales, financieras, administrativas o juddicas, o de cuidados paliativos destinados a moribundos; sin excluir, llegado el caso, la curiosa expresión. conserv:id:1 por las empl'esas de fenocarriles y compañías aéreas, "equipajes o 1

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Residencia de Traducción en Francés Solicitante: Profesoni Virginia Schejter Cátedra: Psiéología Institucional, F~cultad de Psicología, Uníversídad de B~enos Aires ~Traductora residente: María Inés Grosso i/Tutora qe Residencia: Profesora Patricia Willson Texto: Ardoino Jacques, "De 1 "accornpagnement', en tant que paradigme", Pratiques de forniation-analyses nº 40, Université de Paris-VIJI, novembre 2000.

Pratiques de formation-analyses, Revista del servicio de fonnación pemrnnente de Ja Universidad de París VIII, nº 40, noviembre de 2000, PUV, París

EDITORIAL

Del "acompañamiento" como paradigma

En el curso de !<is páginas que siguen, podrán verse fácilmente que las relaciones mantenidas con René Luurau por la Universidad de París VIII (sin embargo, "hajo el pavimento, la playa": en las instituciones quedan los hombres), y por esta revista, a lo largo de varios decenios, son, hablando con propiedad, relaciones de compañerismo. Corno tales, habrán sido, pues, según los momentos, afectuosas, de estima recíproca, conflictivas, a veces tumultuosas, entre unos y otros, pero, la mayoría de !as veces, ricas y fecundas en la búsqueda compartida de la mejor articulación e inteligibilidad de lo psíquico y lo social. Ya he dicho en otra parte Jo que esa corriente de pensamiento había podido aportarme personalmente*. Por Jo tanto, no lo voy a repetir. Hoy prefiero dedicarle este artículo editorial, para abrir este número especial de Pro tiques de formation-analyses en homern~je a René Lourau, coordinado por Georg es Lapassade, Rémi Hess y yo mismo). ' i

..!' Si queremos considerar esa noción (antes que concepto), hoy en día cada vez más solicitada, a la m<mera de la escolástica medieval, la paleta de empleos que constituye propiamente su "extensión", reducida a los únicos campos y áreas que nos interesan aquí :¡ '.· (prácticas sociales y ciencias que aspiran a dar cuenta de ello), cotTe peligro ya de parecemos .tan amplia como variada. Recordemos que a lo largo de este artículo entenderemos por ·prácticas sociales los comportamientos, habitus, cost~\nbres y creencias que expresan y traducen los sistemas de valores culturales y sociales, qúe los miembros de una sociedad, de "una comunidad dadas, pueden actuar juntos, a la vez individual y colectivamente, incluyendo ,;i.sí la interpretación personal, la creación, incluso la transgresión, que implica siempre el

J(rspetq,¡y la aplicación de las leyes y reglas de vida mutuamente reconocida~ y aceptadas o '"experir.i1entadas. Estas pueden entonces ser voluntaria y conscientemente respetadas según los planes de una deontología, una moral o una ética, pero, también, inconscientemente ejercidas, a través ele otras tantas assumptions1

• Estas se ofrecen a la lectura a través ele todo un juego de "representaciones sociales".

Por consiguiente, hablaremos dt; acompañamiento además cuando se trate de acompañar a los niños a la escuela o los jóvenes a la colonia de vacaciones, de acompañar a un (o unos) cliente(s) para hacer gestiones comerciales, financieras, administrativas o juddicas, o de cuidados paliativos destinados a moribundos; sin excluir, llegado el caso, la curiosa expresión. conserv:id:1 por las empl'esas de fenocarriles y compañías aéreas, "equipajes o

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personas acompañadas". Tendremos, pues, que preguntamos, un poco más adelante, cuando se trate.la "comprensión" de esa noción, cuáles son las diferencias de sentido y los matices que acercan u oponen: "asistencia", "ayuda", "consejo", "tutorado", "entrenamiento depmiivo" ... a "acompañamiento". Sin querer proclamarlo de manera exhaustiva, el breve inventario que hemos esbozado, en cuanto a tales empleos y usos, nos conduce a las referencias y agrupamientos siguientes, por el momento distribuidos en siete categorías:

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Música ("parte o paties accesorias, instrumentales o vocales, que sostienen una parte ·.· principal, vocal o instrumental"). El acompañamiento cornplE'ta los cantos o las melodías de.d. solistas o grupos y les da así_valo_r_a1_<:9_!1Ji:a_star con ellos, particularmente por el ritmo que · · .1

sostiene; esos arreglos orquestalés-·supoñeri además la coherencia de vínculos armónicos, _": . sobre todo combinatorios, cª§Lp.reacordados, y el jueg(). ·vivÜ,-intera~tivo: .di;;imi~c;,-de c. í·~laciones elitre intérpretes~partenalres:···---- - ···· · - .· ·· · ··-··· ·-' 1 '·

~ •· Árec{ edúcativa, escolar, universitaria. Por supuesto, es siempre deseable que existan · , : relaciones ·rnás i adaptadas y ~rsonalizadas entre maestros y . alumnos, profesores y . '· · · 1

~studiantes, fonnadores y formados, pero cuanto n;~s-pesadós--yl:n.lrocrát!Cos demuestran ser los sistemas y aparatos sociales, más se debilitan y retraen en beneficio de vínculos, voluntariamente más neutros, más objetivos y más distantes. De ello resulta que las medidas de acompañamiento escolar que requieren evidentemente un -~ll.f~.91.le __ particl!lar, si no singular, como una "pedagogía especial", no constituyan la nom1a de la mayoría sino que se dirijan·¡,_ los niños C<'11siderados más difíciles, incluso a Jos "casos". De allí a considerar un matiz algo peyorativo hay sólo un paso fácilmente franqueable ("normal" y "patológico"). Así se revelará, durante siglos, la primacía de la instrncción, de la enseñanza y de los aprendizajes modelizados, de la información, que privilegian las "trayectorias", sobre la educación propiamente dicha, que reconocen mejor los "caminos seguidos", y dejan sus , lugares a la comunicación y a la relación. En la enseñanza superior, laelaboración de tesinas y tesis, u otros trabajos de investigación, constituirán también fon.nas 'c.i;;;¿()ii]¡)~fi~;ii¡;;;;"t(), más difundidas aquéllas, pero siempre excepcionales, excéntricas, con respecto a la "curva de Gauss", debido, esta vez, a los niveles de excelencia. - Área de la fomwció11 profesional y de la educación continua de los adultos. La formación profesional de los obreros de calidad se efectuaba antiguamente a través de los ritos del "compafíerisnio" (la reconida de Francia, para algunos, incluso de Europa; para otros, obras maestras). La modernización y la organización científica del trabajo lograron fonnaciones

. más estandardizadas. Pero, a pesar de obligaciones utilitaristas y necesidades apresuradas, ligadas a las revol11ciones industriales sucesivas, sigue subsistiendo hoy algo más personalizado y temporal (duración) a través de las ¡:iráE~r,:.¡¡.~ 9.~Jqr,mª.c;i()ngqgtin_u_ª, a partir de la emergencia, re] ativarnente reciente en nuestras civilizaciones, de una ~ducación

permanente de los lldultos (long life education). Dependiendo en paite del volu'lltiiriaao, ellas arraigiíiimas decididamente en las experiencias anteriores de susbeneficiarios que en las· ,, formacfone~ llamadas iniciales, n~á~·1;;J¡~¡~~}~Ies;rese1~adas a nifios y adolescentes, y, por lo .·. ...'JJ general, administradas a priori, sin gran preocupación por la experiencia ya constituida. Nos encontraremos, pues, frecuentemente en presencia de procedimientos de acompañamiento a los que los "educandos" se encontrarán más fácilmente asociados. Los problemas de reclutamiento, selección, o!"_ient<l:ción 2'.Jeasll'PJ1\9Í,9)1, especialmente, vendrán a sumarse a los prec,edentes para.requerir imperativamente Jor.p.as p~!J.<:g~gjcll§.P..ª1-~t!!'.~ll<J,r<;:.S, y singulares. - Area deportiva. Las ftmciones y roles del entrenador depo1iivo, todavía llamado coach, ya se trate de deportes individuales (canera, salto, atletismo, patinaje, box ... ) o grupales (fútbol, rugby, básquel. .. ), tcr111ina11, a su maúera, en. un procedimiento de acompañamiento. La relación con los dep.,rl istas se halla explícitamente inscripta dentro de una temporalidad­duración. Se trata <le prepararlos para competir y obtener resultados. Pero, justamente, este

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último tén11ino nos permitirá poner en evidencia modelos subyacentes, conscientes o inconscientes, que corresponden a imágenes 111uy .diferentes que el entrenador puede tener de sus partenaires. Puc-den ser, por ejemplo, modélos muy mecanicistas de relaciones, combinados con pedagogías consecuentes, especialmente adaptadas a los resultados esperados, en función de los cuales el entrenador quiere fo1111ar explícitamente a su c1iatura, o, al contrario, pero con menor frecuencia, tiene la intención de recunir esencialmente a Jos mo~elo_::> prQpios_ de los d~pgrt:!~t:is, ~l1s riti11os, potenci_alidadesyapti!Í1di;s; para gúe-elfos produzcan capacidades actualizadas, al desanollarlos. En i·esuí11én, ¡Jodrfamos hacer ¡i!;Ji5111a diStfoción a proposito de la dirección de actores o artistas (bailarines). Encontramos ac¡uí toda la importancia del fantasma de dominio y de "omnipotencia" que establece una asimetría, a partir de la cual podrán constituirse relaciones de tipo sadomasoquista. El maestro y el "gurú" se valen así de una superioridad y de una autoridad innata que se vuelven la condición casi .5ine qua úoii ue la realización anticipada. Más adelante veremos que un acompaffamiento más auténtico supondrá, por el contrario, el reconocimiento de la alteridad y del estatuto explícito ge part~iiair~ .• · ~-· - - ··· · · ·· '.}"

Áreµ clínica de los tratamientos médicos y hospitalarios, de la psicoterapia y del psicoanálisis. El sufrimiento humano no puede evitar el acompañamiento, tanto en la perspectiva de una curación, un restablecimiento, una rehabilitación, como en la de buscar los 1:,ecurso_!! parjl soportarlo y c;o_111pr:e11cJe.rl9, _asumirlo, con miras a comb_atir!9_111~.iQr'. En ese séútido, la prevención, el examen médico, eCdiágnóstié-ó;· él""pr0i16Slico y la terapéutica, los tratamientos mismos, suponen muchos procedimientos ele acompañamiento que se refieren siempre a una duración. La marca de lo biológico, que excluye siempre lo "mecánico", es precisamente esa temporalidad que Qef!:'..!its.una evolución, tt11a m¡_is!J!@Ci.ó..1l,.Jll1ª apropiac.ión. A este respecto, puede establecerse un paralelo interesante con la educación. Fuera de algunas intervenciones puntuales, de concepción más mecanicista (pedicnría, cirugía menor de urgencia, odontología ... ), los tratamientos ordenados a paiiir de una diátesis implican un

;','._cci11tro]" evidentemente continuo. Como la separación entre el cuerpo y el alma está lejos de ser tan tajante como lo hubieran deseado las lógicas y las filosofías occidentales tradicionales, subsisten vínculos interactivos entre el soma y la psique (psicosomático ). La cooperación de los enfennos con las· personas que Jos cuidan con miras a su curación, a la mejoría de su estado, parece así fundamental; de allí, Ja necesidad de diálogo, comunicación, cg111pasión, a través de los intercambios que tienen también efectos psit;ofol~apé_utic.os. Esta área confrontada · con lógicas heterogéneas completamente opuestas, estará atravesada por contradicciones muy fuertes, tajantes, lo que tendrá consecuencias considerables en las ambigüedades del proceso de acompañamiento v las volverá más perceptibles aún que en otras áreas, semejantes sin embargo, que acabamos de menciol'tar. Tal acompm'ia111i"nto pretenderá ser, efectivamente, la mayoría de las veces. "técnico", vale decir:-"profesional", producto de una formación que habrá sabido desarrolla1:·¡;;¡pacidades específicas ad hoc (observación, "escucha", conocimientos médicos y fannacoclinámicos generales y específicos, experiencia clínica, conocimiento de los mate1iales empleados ... ). Las altas exigencias de seguridad que int¡:i:esan ·· a las personas asistidn8, así como la sofisticación tecnológica actual, refuerzan ese alto nivel de tecnicismo. Todo esto no debe evidentemente hacer olvidar que· subsisten, por otro lado, forn1as : de acompai'írnniento más triviales y menos "armadas" (familiares, entre amigos, c;ompañeros de juego, enamorados ... ). Pero est¡¡_c:l_i!:.1.eD~i()_11JJt:_of.e_si()11~[y __ ~~t1ic:a C()nfin11a la I_lecesidad de~dominio y refuerza aún el "casi racismo" que ()J2..()l1._e __ ~.l~~~qi,i.e .. c;~1i5l_~1'._y).9ª que son cuidados. Se suma a esto, patiiculannente, el clivaje entre normal y patológico, que echó raíces ·profundas en nuestro pensamiento heredado, con todas sus consecuencias ele "reificación". Por fin. la "gestión de Jos flujos" (espeyialmente en el medio hospitalario), las obligaciones de la "rganizacióny administración, las consecuencias presupuestarias, los imperativos econó111i• os, lle~arán--ii1evitablemente hacia un universo de estandardización,

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conformización, "glohalización" y homogeneización, que se situará en las antípodas de las intencionalidades específicas del procedimiento de acompafíamiento, más casuístico. Las "técnicas de acornpafíamiento" que no dejaremos de querer instituir, para contrarrestar esa hipertecnicidad generalizada, no bastarán desde luego como solución, sino reforzarán inevitablemente un poco más esta última. Cuanto más nos orientamos hacia los tratamientos psicológicos, los procedimientos psicoterápicos, la aventura psicoanalítica, más la "intuición", las calidades de escucha, la comprensión, se emiquecerán y se volverán más sutiles; sin embargo, la problemútica de una dialéctica "objetividad (universalidad)-intersubjetividad (particularidad)-subjctividad (singularidad)" no desaparecerá.

Área jurídica y social. Los incapaces graves, los "inhabilitados", los alienados y los menores, considerados sin los medios para defender sus derechos por sí mismos, desprovistos en consecuencia de la capacidad "de promover acción en justicia", están ipso facto representados con respecto a la ley por tutores, curadores ... (¡antiguamente las mujeres tenían un estatuto comparable!). Durante mucho tiempo, los ciudadanos comunes han tenido (y tienen todavía hoy, ;11 menos ante ciertos tiibnnales) la obligación de constituir abogados y procuradores judici81es para poder aventurarse en los arcanos de la maquinaria jndicial. También en este caso, el acompañamiento tiene la función de proteger,_c;uidar, asistir, ayudar,

. con el riesgo de confirmar desigualdades debidas objetivaineÍ1Íe a-diferencias de:. aptifüdes técnicas o de capacid"cles, pe¡:o~<0xperimentaclas ·e11 fom1a subjetiva de manera muy diferente. Í'Tos encontramos, sefíalémoslo, en piesenCía de nn "casi racisn10" ·análogo al que l:;abÍa~~s encontrado en la categoría anterior. Por lo general, la función_tutelard() w1a administración pública que ¡:irotege a los cindada.~1os, s_i i:;s pre:ciso, contra_ sí1nismos_, en nombre de Ja ley general, inclnso de la raz6n de Estado, constituye también, a su manera, una fonna de acompañamiento (¡111ucho más kafkiana, por cierto!). La división entre "nonnal" y "patológico" sigue estando subrepticiamente presente, entre líneas, en la oposición "público"/"privado". En lo quexespecta a las prácticas sociales propiamente dichas, se toman medidas de acompaílamiento con . firn:s de prevención, reeducación, lucha antidroga o ¡mtipro§titución, de seguridad víaf, . protección o asistencia sociales, de animación s_ociocultural de baffios, en el ámbito de casas ele jóvenes, Clubes,· u otras fomias de vida asociativa. Por supuesto, sigue siendo deseable que se les otorguen, o al menos que ellas mismas se den objetivos educativos más ambiciosos que las funciones de control social al que aún se las suele reducir. · · - Área de las solidaridades y de la cooperación internacional. Las relaciones internacionales están constituidas por lazos.,5:: intercambios, conflictivos o más annoníosos, económicos, diplomáticos, militares, culturales, técnicos, sociales. Las divisiones del planeta en norte y sur, países desarrollados y países en vías de desatTollo, conllevan necesidades de ayuda y asistencia en materia de emergencia humanitm·ia, salud pública, desarrollo económico y educación. Se organi7.arán, pues, acciones de cooperación, en ambos lados, unas veces en función de una política de conjunto, otras, más a menudo, "de manera puntual", con motivo de su interés mediático, a voluntad de las embajadas. Echarán mano de las ONG y recurrirán a experto.s o consultores. Cualesquiera que puedan ser los "buenos sentimientos" anunciados, siguen'anidat1do, de vez en cuando, secuelas neocolonialistas. Una buena parte de esas acciones, las más importantes,· apoyándose en ONG, movi !izando consultores_y voluntarios,

'-------· -----·- ' '"""--·- .. ·--·····-~""·-·-pueden igualmente ser consideradas como "acompañamientos" de partenaires y de colegas nacionales. La inscri~}ción de esas acciones en una temporalidad-duración es siempre evidente. · ·

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A esas categ¿rí¡;<'irny que agregar, además, algunos usos de lérn1inos emparentados, la mayoría lle las vécc.c en él ámbito de grandes empresas muy influidas por la cultura estadounidense del 111,magement, especialmente las nociones de coaching (acom¡)añª111iento

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frecuentemente individualizado, a veces grupal), tje counsdling (sobre todo individualizado) o de co11s11lting, pero, además, el uso bastante soqrreí;(jé~]¡;.;-·d-é la palabra "tutor" (siempre individualizado) en los establecimientos de edncación nacional y de formación profesional

francesas. La "intervención" psicosociológica (Elliott Jaques2, Jean Dubost3), o institucional

(Géra1i Mendel4), debe también mencionarse. La mayoría de las veces en grnpos o comunidades, a veces rn~s individualizada, la "intervención" inti:?I<esa ··ª las organizaciones e instituciones, empresas, administraciones, asociaciones, en cuanto a la circulación de la infonnación, a los procesos de comunicación, a los. estilos de __ ü:t;zd?rsl;tp~ .n1~~dn: rnanagement, al "clinia" y ¡¡ la ""moral" ·¡1ue dependen dtl lc)s índices de rendimiento y de satisfacción... · · · · ·· · ·

Desde el punto de vista de su "cornprensión", la noción es también especialmente interesante. Para conie1i'zar este nnevo análisis, deliberadainente más semántic'c\, recordemos

.-¡ ¡_:· .. - '; ., '1 ·- i:.: lo que hemos podido 1rotar, a lo largo de las páginas anteriores: la mayoría de los usos del ttSnnin¿·están 'íntimamente vinculados con una temporalidacl-durnción, q'(/é ~·onstituye m1a fori1ia de pí-~ceso. Es un punto esencial. Sin embargo, el acompañamiento, que sugiere inmediatamente el espacio ( e;.L ca_r_nino común, el_"tr()~_()j~_ camino'~hecho it1_ntos), sólo puede comprenderse exactamente en el tiempo y la historia vividos. Es precisaniente lo que va a distinguir el "pasaje" de Winnicolt, o el "paso" de Lacan, del acompafiamiento tal como lo entendemos. La imagen muy usada del "pasante" supone er paso de una línea, de un "caho". El símbolo eterno de.la travesíadel Styx'está presente. ¡Prtigresamos, por cierto! Cambiamos de territorio y, quizá, de cii:deñ, pero no por eso descubrimos forzosamente qmu~I ca111bi(), b modificación (Michel Bulor) esperados.implique1i n¡uchornás aún u11.a inifiacjón-rt;it¡ora_r;i¡)n, t;na alteración, una maduración y una actaiJlacioil, qiie.sofrí-pueden ser tee11mQ.fij)í(§, El acompáñarniento se realiza, pues, a la vez en ·el tiempo y en el e·spacio:La visión ·ae-inundo y la filosofía de Heráclito debeÍ1 obligatoriamente conjugarse con la de Parménides. Este primrT punto esencial nos ha conducido a una e¡;icrucijada epistel)1ológica de la que se originarán a continuación paradig111as completamente heterogéneos: metánico, biológico, dialéctico ...

El acornpañarnie¡¡to supone, además, una relación subjetiva, o, mejor, intersubjetiva, entre personas, sujetos, 'y no sólo vínculos,· que ¡)odríai1 entenderse como más objetivos, 1m\s "neutros", de.sprovistbs de afectividad o emoción. Esas relaciones son int,~l"ªt:!i_ya_s. A pesar de los corrimiento~ +semánticos frecuentes en el univer~A!f+)ndustrial y comercial, acompañamos siempre a personas y no objetos (equipajes, sobre todo). Ya no estamos en el orden del "transporte" sino en el de la transfer~n.cia. (en el sentido psicoamilítico del término). Esas relaciones pueden entonces lla1;1~;~ie implicadas (en la acepció11 del análisis

institucional). La memoria que las "afecta" (Jem;n~ .éa~;·et Saada5) no es la simple engramación ínfonnátíca, propicia a las clasificaciones, disponible, intacta (por el hecho mismo de su digitali7.ación posible), sino una 111.;m10üa subj~~iy;1, af¡,c:_tiy¡i, _vivida, heclrn ck --- ' ' - -

recnerd_?s y olvidos, de "nclosfal!ülos'.', de testimonios y representaciones.

Por úllimo, el procedimiento ele acompafiarniento podría y debería compremler 1ma posición ética (completamente indiferente a las prescripciones cleonlológicas clásicas), y eso s~bre tü"do ~uando prctenda ser profesional. Se trataría, esta vez, de preguntas axiológicas q11e movilizan los sistemas de valores. Tal filosofia. de relación sería, entonces, Ja de rnrn reciprocidad entre partenaires, que no por eso serían concebidos i.cl.tnti~Qs, siwi exj)iícifome11te reconocidos C()l11() ''ptros"~dando (eSÜJllOlliO entre ellos de una plural id ad, de

di fe1·encías y heterog•'neidades6. Esa alteridad, definida como encuentro de tm .. '.'.9trn'.'. qne, 7 . ! ¡

según sus deseos e i111cncionalidades propias, se opn11e a_rni, a. mis deseos, a mi voluntad de 1 omnipotencia y do111i11io, se impone, aquí, con1ó límite. La reciproca es evidentemente cierla,

en cuanto a la resistencia que opondré a mi vez a la voluntad de dominación del otro para co1m1igo. Me volveré también su límite. El reconocimiento mutuo de esos límites recíprocos permitirá precisaii1c11tc locaiTzaÍ:-y-dlslinguir entre ciertas formas de acompañamiento más auloritmias, más mocldizantes, orienladasE1ciá la imitación, ·e(í111ii1ells1iiü; la reproducción ·de lo niismo (guía. tutorado, fo1111ación, acondiciolúúúiéi1to, dominio ... ), y de otras, más respetuosas de la alteridad Tde.sus.1:loteiíciáÍicladcs ele originalidad y creación (CÍínica, psicoterapia, educación, a reserva de considerar tal ética y tal filosofiaf Estan1os también así

en los confines de Jo políHco8 (regímenes autoritarios, democracia directa o representativa).

Son, en resumen, esas mismas características (temporalidad, relación, intersubjetividad, reciprocidad) las que precisamente van a permitirnos acercarnos mejor a ~1:.r;~~i~.1!.c1C.5~!!!!Jc;a, que fue, a menudo mc1icio11ada a lo largo de estas páginas. Cabe recordar que esta noción, ¿¡iginal'men~~ médica (lo c~ue.!:i..eers()11<lque cuidatá,pEéil<lee11Ja c<1Lu,cceradel enfermo) se 1/

extendió hoy a una huella parle de las ciencias humanas y sociales, para cle_:;_ignar la situación, él' te1'-rd10 y' el tipo de relació11p1qf'.esional, temporal, intersubjetiva, atento ah-alteridad.y la Ú;ciproc.;idaci,~ en los interc;amb.io.s} en virtud del cual, podrán ser aportados servicios (comerciales o voluntarios) por algunas personas a otras que, explícita o implícitamente, han expresado la demanda. Desde el punto ele vista del saber y de Ja epistemología, la clinica pietcmle ser esencialmente inteligencia de la partic11l_arid_<!cl.Y. lasi11g~tlarid<1.ci: Se interesa por los "ca:ws", por las monograflas;difeí'ei1ciailélose.así sel1siblemenle de las vías ordinarias, más universales, del saber. En eso, la clínica es una casuística que privilegiará naturalmente

acercamientos más cualitativos. Comol~l;~ mostrado l'ii~!;~·l Foucaull9 en forma excelente, la clí11ica dut:ántenrncho tien1po reducida a la observac;_i§!l (el espaci_o) agrega hoy la escucha J

J1nás temporal). En el plan ele la acción, el ~tr;;--c;:¡;]~tivQJi§j¡¡=~líuica esJal1ªllSLº.ú:ria..ci.Q.1!~4.e­h1relación y de la situación, su evolución, el cambio subjetiv9, inte1versonal o social (alteraciones).· . ... ·· ·-- ~- .-·--. ····- ... . ....

La etimología causa, por su parle, juegos y efectos de sentido. "AcomJl¡¡j);11:~'.parece_estar formado a partir ele compañen¡iL...c;QrnPa..f:íc:ra y compafií¡¡ . (del latín cum y panis: pan) induciendo la idea de partición .. de algo esencial que se encuentra igualmeií.te en la nociói1 (Je

2artenai_re (compartir, tonliirsµ pm:i:e f' As(Ta."dama de compañía" acompaña literalmente a otra persona. Si, co!llo lo hemos visto, una filosofía (¿ideología?) paritaria, igualitaria, es deseable, al menos idealmente, para comprender cómo pueden reunirse los ténninos de tal

relación que, a lo sumo, tiene vínculos con la com¡rnsión budista l O, subsistirá a menudo una _ambigü<;;dad, en cuanto al estaJ1tto. real d~I aZbn1¡lafiar1te: A~s !eci::s, éste gozará de malor . au_toridad, o .. i;apacidad, especialmente en los usos escolares o medicas (hasta los compañeros · de la "recotrida de Francia" que a111bi.c;.ionan_y9lverse "maestros"), otras veces, los que ----- .... ' -- ''. --- - ' ' ---·----··-·-·---,

acompañan a los leaders (De Gaulle, Mao Tsé Toung, Fidel Castro, el Che ... ), que los "siguen" y de los quP se vuelven "compañeros", aparecen como dis<;Ípul()~ o_e¡J_íg911os. Las cuestiones del poder y ele la autoridad no pueden, pues, ser completamente eliminadas de ese tipo de relación. Por s11 parle, la forma pronominal de acompaílar, "acompañarse", induce, de manera neutra, abstrncla, vínculos entre ideas, conceptos, nociones, más que relaciones humanas. Así, la tormenta se acompaña de vientos y lluvia; una gran felicidad se acompaña de emociones diversas; la pobreza se acompaña a veces de enfermedad ...

Aunque podamoó encontrar siempre formas más espontáneas, más naturales de acompañamiento, nw11os sistematizadas o instrumenlalizadas, menos institucionalizadas, lo que llama111os aqui Jffocedimiento de acompaiíamiento estú fonnado por un .conjm1to ele comportamientos y e• •11ductas, sostenidos por saberes, teóricos y prácticgs, que constituye11 un Lípo de .. prof~síonalid"d. incluso .. si .Íos q.ue. los ejercen no lo hacen corno un medio ele

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existencia, a, los fines ele un¡¡ evolución d.eJ;rn. rnli1<;;il111e:s intersubjetiyas que constituyen precisamente Ja materia, y, por.ciírislgt1iente, una seg1111i:h._fote1~oga~(ón de las opiniones, creencias, representaciones, actitudes que Jos sistemas de valores involucrados expresan. Ese procedimiento puede interesar especíaJmenté a los niveles mícro_ Y.!1.!Y,§Q§Qgi;iJ!';,s, en las diferentes áreas que hemos incluido, pero práctiearnente.iiolieile.-otra incidencia, en e.1. niye;I macrosocial, que la de los efectos globales tle la educació1~: úit;;:.¡,·¡;~¡~~: acompañamientos ele grupos,-de equipos (psicología social y psicosociología, ciencias de la organización), así como acompañamientos 1rnís individualizados y personalizados (tratamientos, psicoterapias, educación). Habida cuenta de los aspectos contradictorios gue puede prese1ltar, de sus ambivalencias y de su ambigüedad, esta noción se verá favorecida por una lectura

multiJTeferencial 11. ' i

' "

Sin embargo, mucho más que los comportamientos técnicos y profesiona'tes, 1des/inados a responder a necesidades específicas, que suelen corresponder a disfunciol1es locales, la intencionalidad misma del acompañamiento nos lleva a la problemática más general rle la educación y de las prácticas pedagógicas, pues ellas mismas s11ponen una teoda del sujeto y de las relaciones que cada nno pnede mantener con el prójimo. ¿Qué definiciohes de sns partenaires se imponen, en el fondo, los educadores, formadores, docentes, a través de sn acción, desde el origen y a lo largo de su empresa? ¿Cómo se representan a los "forn1ados", a los c1lumnos, a los estudiantes, a los "educandos"? La etimología del término "pedr1gogo" constilnye ya una carga bastante pesada. Se trata de "conducir" al niño. Encontraremos también, muy extendidas en nuestras culturas, las imágenes de "júhrer", "duce", "caudillo", en el plano más político de los pueblos y naciones. Las pedagogías ele la instrucción, la enseñanza y el aprendizaje quedarán así por largo tiempo marcadas por los modelos de "guía", "dominio", "control", "ejemplaridad", "tutorado". La autonomía y la capacidad crítica proyectadas, y reflejadas al término de Jos aprendizajes, son rara vez dadas, reconocidi!s, por los interesados durante su formación. Son los "maestros,'' y formadores los que "saben''. Dirigen en consecuencia. Es preciso parecérseles. Las filostffas de "ayuda" y "asistencia" qne encontramos tanto en el "trabajo social" como en los' procedimientos de 1co6pernción internacional, a partir de la hipótesis del "subdesarrollo" !\,sólo constituyen variantes más o menos matizadas, cuando no disfrazadas, de tal nornt. Por el contrario, la idea de acompañamiento viene, entre otras, de la revolución roge1'f~1rn, que desea centrarse 'en forma más decidida en la persona del educando. Menos que 4t guiar, conducir, se' trata, pues, básicamente, de escuchar al que acompañamos, postularlÓ en fornia explícita como único capaz en definitiva de elegir adónde quiere ir y cómo co11cibe hacer las cosas. Desde luego, las proposiciones de medios, la disposición de métodos, t~í1icas, instnirnentaciones diversas, se añadirán siempre a lo largo de tal procedimiento 12 , p.:Íí'o el cambio mayor de óptica, de orden epistemológico, reside en la aceptación (¡al1, gué difleil!) del hecho de que el sujeto sea entendido como el único en condiciones de detenninarse, !iin pe1juicio, por eso, es cierto, de las alteraci,1nes que lo afectarán siempre en forma útil u El modelo dominante YªJW es el de una lransmisión, incluso una t¡:a_q[c;;i§n, de saberes, o el<:; ~Á\:>(';!' hacer, sino, esta vez, de ,saber.

" 14 ,,, '' ··- .... --- '" ' '' ' ,. ' ....... _ -·-----~er y devenir , de "provocar" (lo que le deja al conf]ic;tciJ2d~ ;;u importancia), ?e incitar, de perllrle- al sujeto (füera Cle t0dá"'foi111a -de-"í11aí1ipulació11) que eiabo1~e-ei1 "ét "ii1ismo las represe1~taciones, los sistemas d~ valores, los modos openltorios, que s~ revelarán Í1ecesarios /jara su relación con el mundo y para su acción en. _él._ El rol correspondiente a la· in1itación saldrá ¡)or fortuna considerablement~ relativizado. La educación, científicamente articnlada en polos disciplinarios hrterog6neos y contradictorios entre sí (biológico, genético, fisiológico, psicológico, psicoso('inl, sociológico, económico, antropológico ... ), rica en inte1Togacione>

' ...______..._ ___ ,~ __ ,.,.--···· críticas (filosóficas, q1iste1110lógicas, éticas, políticas), engloba así la pedagogía, la didáctica v 'fo rornú1ción.' ' '•

El proyecto específico de la educación popular retoma, evidentemente, ese objetivo educativo ambicioso. que, lejos ele contentarse con una disposición ele rudimentos imperativamente necesarios p~!ifa.supervivencia de la especie, busca, para la n1ayoría; uii desarrollo de Ja funci611 y las ~apacidades críticas, ·mientras se esfuerza por luchar contra la tendencia muy fuerte, y continuamente renovada, hacia una reificación dogmática e ideológica de la desigualdad. Por cie1to, no se trata, de ningún modo, de poner en duda o negar que los individuos, las personas, los sujetos, las culturas no se han elaborado en forma idéntica a través del l iempo y de la historia. Las prácticas lo con fornan. Pero el problema político y social principal reside en el hecho de que la variedad de los individuos y especies no justifica ni garantizará, entonces, nunca, incluso por razones prácticas de eficiencia y rendimiento, la jerarquización definitiva, inflexible e irrevocable de tales desigualdades. La solución no. está ni siquiera en la reducción de esas desigualdades ·-por bienvenida que sea en tierla h1edicla-, que amenazaría, indirectamente, con mitificar la igualdad a t·iesgo de unifonniclad.' La' igualidacl (filosófica, ética, jurídica) de los derechos, incluso de las ¡}osibiliclacles, no es ni la reducción a lo idéntico, ni la confonnidad psicológica y social a los modelos. En virtud de sus imperativos de gestión de los flujos, de administración, de abnegación al servicio público, la escuela, aun republicana, puede a veces cambiar, sobre todo cuamlo. cede a las seducciones neoliberales contemporáneas (cOI~ sus consecuencias ele iimu1Halizadón-globalizació11). Por esta razón, definimos aquí el ae9mpaíia111ienlo como un verdadero paradigma que estructura y esclarece las inlencionalidad¡¡;s y las prácticas de los educadores especial111cnte, pero también ele todos aquellos que e~tán implicados en una relación con el mundn y el prójimo, teniendo en cuenta, para coml¡Ííliarla mejor después, la universalidad, la particularidad y la singularidad en un proceso propi~mente dialéctico. Sobre lodo en la perspectiva actual de una fonnación continua de los adullús, los límites ordinarios de la escuela, de la universidad, ele la formación profesional son, con creces y legítimamente, desbordados. Las solidaridades y la cooperación internacionales presentan, en lo esencial, la misma problemática. ;\ partir de un reconocimiento, que no por eso produce depreciación ni jerarguización del plural, de la diversidad y de la heterogeneidad, de las culturns (más aún que ele las civilizaciones) y de las identidades sociales, nacionales, personales, que implican temporalidad, duración e historia, se trata de la bl!squeda de una armonización en curso 15 (y no de una "annonín preestablecida") progresiva, siempre amenazada y siempre para reconquistar, incluso también para inventm·16, a través ele una praxis propiamente dialéctica, mucho más que en lüvor de prácticas que pasaron por un lifli11g, reificadas a fuerza de

t. . 1 1 ) mostrarse op umzac as .

Jacques Ardoino**, Évolene, agosto de 2000.

(*) Cf. Editorial, Pratiques defor111alio1H11w(vses, nº 28, 1994. Cf., también, Jacques Ardoino y René Lourau, Les pédagogies i11stitutio1111el/es, París, PUF, Collection "Pédagogues et péclagogies", 1994, y "Analyse institutionnelle et formation (dentro y fuera de las paredes)", Pratiques deformatio11-a11alvses, nº 33-34, 1997. (**)Profesor emérito, Ciencias de la educación.

Notas:

(l) Do u glas Me. Gregor. Término usado en las lenguas anglosajonas, norleamericm1a especialmente, que designa sistémas ele actitudes, creencias, valores, de los pattenzs (modelos), la mayorí:i ele las veces inconscientes, que estructuran e influyen sobre nuestros comportamientos y cP11ductas. (2) CC Elliotl Jaques_ !111e,.ventio11 et cha11ge111e111 dwrs l'e11t1·errise, Dunod, Pads, 1972.

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(3) Cf Jean Dubost, l. 'intervention psychosociologiq11e, Collection Sociolot\ies, PUF, París, 1987. (4) Cf. · Gérard Mendel et al., L'intervention institutionneUe, Payot, París, 1980. Cf. René Lourau, L 'ana~vse insritutionnel/e, Éditions de Minuit, París, 1970 y Jacques Ardoino y René Lourau, op. cit.. (5) Cf. Jeanne Favret Saada, "Etre affecté'', en Gradhiva, nº 8, París, 1990. (6) Interlocutores, asociados, pa1·tenafres: de estos tres tém1inos, el primero y el segundo nos parecen tener un sentido más técnico, más específico, más abstracto, y, por lo tanto, más preciso, mientras que el último se revela más rico, por el hecho mismo de su ambigüedad y de la amplitud de su definición. El estatuto de interlocutor oscila, sin embargo, entre el derecho y el hecho. Uno puede ser interlocutor en la calle, al azar como en un coloquio, en torno a nna mesa, pero· también interlocutor instituido en función de derechos en lin i ~odsejo de administración o dirección, º incluso interlocutor designado 11or una al!toric1~c1. i=i1; Derecho, existe también una variedad de juicios llamados juicios interlocutorios. En sli 'ac'epción más gel1eral, intedocutor (del latín interloqui: inte;n:u11rnir) es conversar juntos, inchiso_geh¡¡Jir. Es esencialmerÍte. el intercambio de palabra_q11t< une, salvo -ctíaliélo · ra-clÍscusió~1 está además centrada, acordada, por efeao ·-cfo--1111 juego institucional (negociación, mediación ... ). La noción de interlocutor puede encontrarse en el ámbito de la transmisión ele la información, pero deberá entenderse en forma muy diferente, marcando además sus insuficiencias. Corresponderá bastante bien, en última instancia, por la racionalidad a la que se encuentra frecuentemente ligada y por su carácter mús abstracto, al enfoque de la acción comunicativa en Habemias. Por su lado, el asociado lo es esencialmente en función de derechos legítimos (propiedad) en un ámbito a la vez jurídico y organizacional. En este sentido, el asociado es a la vez interlocutor de derecho y de hecho. Tiene derecho a la palabra y participa en las decisiones en función ele sus poderes (número de parles). Al principio, los J;>.~rJ.?~~_fl_~:~~ (de c:g1npar!ir, tomar su parle) eran los miembros (igualdad al met10s teórica y relativa) de -una banda de salteadores que tornaban la parte que les co1Tespondía (su "pie", en la medida en que el "pie" constituía a menudo la unidad de medida) del bolín, fruto de sus robos, que debían compartir. En función ele acepciones más modernas, hay también parlenaires de juegos, deportivos sobre todo, partenaires sexuales, parlenaires de trabajo, .. Formas de· actuar y de hacer se encuentran siempre íntimamente mezcladas. La Ül!l:!QI1<1I)fia ele la afectividad consciente e inconsciente se halla siempre acentuada a través del juego deJa;;_¡tfinic1acles y las motivaciones (en todo caso, mucho más comprometida que la aj/eclio societatis de los j\Iristas). Más que en el caso de la interlocución o ele la asociación, la dinámica propia de las interacciones aparecic allí entre líneas. Observemos, en esta oportunidad, que, debido a los intereses diferentes y a la no coincidencia preestablecida de los clt~seos ele cada uno, el sintagma "partenaires-adveroar.iQs'_' st; YerifJ&'l_cilhisjen_1p_re_en el nivel de las prácticas. Así, desde la evolución de la noción, la complicidad (tanto penal corno lib!(fi];ar y transgtesiva) es vecina del "voz y vnto" y del pode!:--de-codecisi<?n, La palabrn nos parece partículannente interesante, en el nivel de la 1iq11eZ'a:Ta-co111plejidad y la ambigliedad de las prácticas. La afectividad y la racionalidad, con sus heterogeneiclacles respectivas, pueden erÍcontrarse combinadas. Si la fidelidad de la transmisión de la información es la "regla de oi'o" de un universo lógico-matemático (que implica rjJso facto el carácter patológico del 1:liido, rle las distorsiones, de los parásitos y de las deformaciones), la traición en el proceso de ( cornunicaci9!1 explícitamente intersubjetiva es l~i_ c;Qt}~e-º~1en;;i:;i riü;:;~1~1l. de fa apropiación i bÍ1scada por cada uno. Est_¡¡]Jl<e9erá al menos 1;1·1~ecesidad_(]_~~,;-¿;_;rrira la i1iter[;retaéió11: ta~ · áreas respectÍvas de \ns asociados O de los inte1foc;;¡;;;:-e~-SO!~-;~í:iti~;;Íle;ite,i!~dÍfereJ1leS a las definiciones ele sujelo y de otro homogeneizadas y reducidas a su menor clenominador comlin, mientras q11" l"s partenaires no pueden excluirlas de sus temporalidades propias. Hay siempre, así, al meno:; en principio, algo del orden dt3 lo político, evcntualrnenle dernocrittico,

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sobreentendido en las relacioneuntre..partQJ1ain,s. De ello resulta la legitimidad Q!'l.C:Q!l.fliclo en los intercambios !ittm~1~~. La circulación de la infonnación n~-;upone-;-1ecesariament~ patienaires o asociados; por el contrario, la comunicación, al considerar la intersubjetividad y las relaciones, los necesita. La educación, la formación, la instrucción, la enseñanza, obedecen a esa misma problernúlica de la alteración. Nuestros nifios sólo serán ellos mismos después de haberse literalmente arrancado de los deseos de sus padres, de los proyectos "para ellos" o "sobre ellos". 'Traición" o alteración legítimas son, pues, las cuestiones que se imponen aquí, al menos tanto ·como la "lefra;;-·a·~-·fo5··¡¿;~~.~inos. Su rechazo en el nivel de las relaciones implica et fanta¡m1n de dominación que se esconde: la ambición de dominio. Tocamos también, en esta oportunidad, los temas antropológicos de la impureza y Ja pureza que analizarnos en otro lado (Cf. Jacques Ardoino y René Lourau, "Le pur et I'impur" en Pratiques de formalimH111alyses, nº 33, PUV, París 1997). Los docentes, ¿han reflexionado lo suficiente sobre ese aspecto de las cosas? Todavía quieren de buen grado oírse llamar "Maestro". Ese último término amenaza entonces con constituir una verdadera maldición para el cuervo docente, en la medida en que reactiva y confirma un fantasma de omnipotencia, que anida insidiosamente en el corazón de las zonas ciegas de la razón. Hay otra acepción, en nuestra lengua, de la palabra «dominio)), pero como por casualidad sigue siendo mal conocida, por no decir ignorada por la mayoría (Cf. Jacques Ardoino, en esas dos fonnas de dominio en "Éloge ele la complexité", Esprit, nº 2, febrero de 1982). ¡Es otra historia! La "fabricación" contemporánea, en el área de Ja administración y de la gestión, particulannente, del término "partenariado", más técnico, reducido a los "vínculos" (más que a las "relaciones") entre compañeros institucionales u organizacionales, al constituir un dispositivo estructurado por procedimientos, que deja siempre de lado los compañeros directos (alumnos, docentes, padres, estudiantes, enfermos, personas que cuidan, colaboradores y subordinados ... ), y sus procesos de comunicación, viene naturalmente a enmascarar y borrar esa problemática compleja. Estas tres nociones no son, pues, ni sinónimos ni sustituibles una por otra. Cada una conserva su utilidad. Se trata de emplearlas en el momento oportuno, en función del ámbito al que se refieren. Partenaires-adversarios. Cf. J acques Ardoino y .lean-Pierre Moreigne, Commandement 011 111a11agement, partícipatíon el contesta/ion, Mame-Hachette, Pa1ís, 1970, Epi, París, 1975. Cf.. también, Jacques Ardoino y Anclré de Perelli, Penser J 'hétérogéne, Desclée de Brouwer, París, 1998. , (7) "Negatricidad", "capacidad de todo ser viviente, a fortíori humano, de querer y poder 1'· i · oponer sus propias estrategias a las estrategias que el prójimo intenta poner en su contra". Cf. Jacques Ardoino, Co !lection Éducation et Formation, pedagogía teórica y crítica, Les Avatars de l'éducation, PUF, París, 2000. (8) Cf. Jacques Ardoino, Éducalion et polítique, Collection Hommes et Organisations, Ganthier Villars, París, J 977 (traducido al espafiol y al portugués)., 2cla edición, Economica, París, 1999. (9) Cf. Michel Foucault, Naissance de la clinique, u//e archéologie du regard médica!, Collection Galien, PUF, París, 1978. (10) Sin grandes vínculos con el show business de la política estadounidense, incluso la new age, cf. especialmente la "compasión republicana" de Marvin Glavsky, que contribuye bajo la forma del "conservadurismo compasivo" al programa electoral de Gcorge \V. Bush, candidato a la presidencia· de los Estados Unidos de Norteamérica, en las elecciones del 2000. (11) Cf. Pratiques defor111ation-a11alyses 11"' 2 5, 26 y 36, "L' approcl10 rnultiréférentielle en fom1atio11 et en sciences de l'éducation" y "Le devenir de la mulliréférentia!ité", Universidad ele París VIII, 1993 _v 1 lilJ8. (12) Ese cambio, pnr radical que pretenda ser, no debe, tampoco, sumirse en un absoluto que rechazáría así tal i'""ición por exceso de idenlismo y "psicologismo". Se recordarán las

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preguntas debidamellle fomrnladas por Georges Snyders : Oil vont les pédagogies non­directives, PUF, París, 1973. (13) Sí volvemos ahora a la acepción musical del término, advertiremos fácilmente g11e lo que éste designa queda justamente subqrdinado al juego de las partes principales. Aquí, aun el acompañante está a la escucha. f . (14) Término que hern"s introducid~, desde 1963, en la primera edición de Propos ac/11els sur l 'éducation, Colleclion 'Travaux et bocuments", Insliluto de Administración de Empresas de la Universidad de Bnrdeaux. Re~ditado en Gauthier Villars, Collcction "Hommes et Organisations", París, 1966. 6' edición, 206

"" mille, París, 1978. Traducido ai espafiol (Rialp), al portugnés (Herder), al japonés (Presses universitaires ele Tokyo). (15) Esta últimá noción es interesante para ilustrar 1111estro propósito en varios aspeDt0s. En el ámbito :de las relaciones internacidnales y ele la libre circulación ele las' pei'::ion~k, de la . ' - i ! I < -- ' '

iguald¡¡d de. los dencchos y opottunidades, pero teniendo en cuenta 1 1~,., diversidad y heterogeneidad de las culturas y de las capacidades individuales, se enconfr'ó' haturalmente planteado el proble1rn1 de ajustes y adecuaciones entre los sislernas educa'1ivos nacionales, incluso regionales, que pennitan a cada uno estudiar en un país y lrabajar luego en otro o comenzar sus estudios en un país y seguirlos en otro. La noción ele armonización de los diplomas y de las formaciones fue así propuesto especialmente por el ministro Claude Allegre, para pennitir salir del encierro clásico (diplomático, jurídico y administrativo) que supone acuerdos previos, bilaterales o plurilaterales, para poder controlar después, caso por caso, la conformidad con respecto a esas normas y modelos (eguivalcncias, homologaciones). La idea misma de procedimiento de amrnnización de los diplomas y de las formaciones (que implican acc1011, relación entre partena.ires no representados en forma idéntica, heterogeneidad, progrcsividad, tiempo, duración, historia, negoci<1ción ... ) es entonces filosóficamente pariente de la de acompafiamiento, porque participa de la misma filosofia y privilegia los mismos v¡dores. Más decididamente cualitativa, esló mús fovorecida por un procedimiento de evaluación que por procesos de control. Ahora bien, con motivo de encuentros internacionales y de una conferencia ministerial de los ministros ck educación europeos y latinoamericanos, algunos partcnaires encuentran que, en sus lenguajes respectivos, la armoni:1ación puede todavía contener matices hegemónicos. Proponel1, pues, reemplazar de ahora e11 adelante esa noción por Ja de convergencia. Esa nueva elección semántica basta para dejar perplejo. El adjetivo "convergente", después el verbo" converger" (del latín de base ep.: <'onvergere, él mismo derivado de ve1gere "inclinar hacia", "delicado conjunto hacia el mismo objetivo, el mismo pr111to'', "extenderse'', "dirigise hacia", antónimo: "divergir") aparecen, respectivamente, en la lengua francesa hacia 1626 y 1720. El sustanlivo "convergencia" se establece, por su parte, alrededor de 1675, reservado (como divergencia), para usos científicos. Como siempre, esos términos conserV<ffim Juego, profünclamente anclados en ellos, la lllarca de sus orígenes semánticos, en este caso: la intenciónalidad racionalisla en el nivel universal, que privilegia el espacio o la extensión abslracla (acepción más geográfica o lógica). Más aún que las variaciones de sus "fomrns", que con'stituyen sus avatares, a lo largo de su historia, las que nos interesan sobre lodo aquí son sus filosofías subyacentes, que orienlan su sentido_ Convergir implica rutas disti11t,1s que se encuenfran y se unen después para concretar o emprender una unidad, por Jo menos asegurar una homogeneidad. Podríamos así definir Ja "negociación" como la realización progresiva, temporal, de una economía óptima de las convergencias y divergencias, a partir de una postura explícitameulf' puesta en discusión. El Derecho o la economía contemporáneos van efectivamente a acornnclarse con esas significaciones que, si11 c111bargo, p'resenlan el i11con\'enie11te de esf11111ar el carácter con1liclual de los procesos dinúrnicos, incl11so <:ie 1<)S

sacrificios exigidos y '" >11sentidos, a propósito de una postura tliida. y la dimensión lempornl (duración), que se revvlarán necesarios dentro de las prácticas para permitir la! acercamiento

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de puntos de vista. La búsqueda de una identidád lógico-matemátic<1, en nuestra opinión, está presente en la expectaliva de convergencias sobre todo razonables. El término que nos hace falta para ese reconoci111iento mutuo de formaciones y diplomas supone, al 'contrario, el fin de tal unidad y la aceplnción ele un plural valorizado, en virtud de la cual ya no existe necesariamente one bes! way. Los recientes desarrollos ele los trnbajos sobre el genoma humano pneclen llevar a pensar, demasiado precipitadamente COl\lo ya lo había hecho Berthelot, a partir ele la "combinatoria" química (tabla de Mencleleie f), y, sin duela, después de muchos otros, enajenados por el ordell' establecido por una sistem;ílica, qüe clasifica los géneros y las especies, que desde ahora ya no hay más misterio c11 la búsqueda de una inteligencia del universo. Sería justamente descuidar tales precedentes, y confundir en forma abusiva el orden efrclivamente posible clenlro ele una axiomútica (conjunto hipotéticn­deduclivo, lógico y coherente, de proposiciones <.:onslruiclas a parlir tk la aceplación previa y 110 den16strable de axiomas y postulados), y aún así mientras no haya c11contraclo los límites de su rÚutabilidad, y la existencia paralela, simultánea, pero no neccsariarnenle combinatoria, de varias axiomáticas tliferentes, distintas, heterogéneas. El sentido privilegiado por la idea de convergencia es el del movimiento, del desplazamiento, cvidentcmenle referido a un espacio, concreto, real, o imaginario y simbólico; por esta rnzón. está pensado como monorreferencial y prácticamente homogéneo, mientras que para las mirndas mullirrefereuciales, como la escucha, de semánticas más exigentes, ap:1recerá también plnral, contrndictorio, ambivalente ... Uno se equivoca así de discurso. La idea de convergencia se acuerda bastante l;ien con lo económico y de ningún modo con lo político. Como se podía esperar, se encuentra hoy una preferencia explícita por la noción de convergencia bajo la pluma de Jean-Maríe Messier (Vivendi), que sitúa decididamente la política al servicio de la "nueva economía" y •.le las "nuevas tecnologías de la información y de la comunicación". Estamos de lleno, entonces, en la esfera ele la iníluencia neoliberal que busca la globalización­mundialización como su nuevo "grial". En las áreas científica y lcc11ica, hoy en día, las "cuestiones" ya no son sólo de "métodos", sino que se apoyan igual111C11le en las condiciones epistemológicas que i111plican sistemas ele valores y "visiones del nrnmlo"; en eso, son también éticas y polític.1s. Los "puntos" primeros, si no fundamentales, de un encuentro sobre terrenos concretos, que impliquen relaciones intersubjetivas, inkrcullurales y sociales, son, justamente el reconocimiento de las excepciones, de las particul:1ridades y singularidades, donde se originan tarnhién las identidades, pern, esta vez, en una (crnpor'.11idad-histodcidad, cualesquiera que sean, por otro lado, las ambiciones legítimas dl" una inll"ligencia más decididamente univers:i l. (16) Y no de "dispositivos" contemporáneos de intermediación e11 virtud de los cuales mediadores profesionales, expertos en la mediación, pretenden tk m<rn<::ra grotesca volver a inyectar lo simbólico c11 la funcionalidad de lo social para pacifíc<1rlD 111ejor. La realidad del tiempo-duración es aq11í esencial, mientras nos hundimos frenétic<1111c11tc en un "aquí y ahora" permanente y en lo "virtual". Cf. Jacques Guigou, con el que sole111ns estar ele acuerdo, "ivfédiation ou combinaloire ele particules trasductives'', inédito, l\!lont1icllier, 2000. (17) Cf. Francis lmbcrl, Pour une praxis pédagogique, prefacio de .lacqL1es J\rdoino, PI, Matrice, París, 1985.

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