Sociologia de Movimiento Sociales en Bolivia

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Sociología de los Movimientos Sociales en Bolivia

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  • ISociologa de los

    Movimientos Sociales en Bolivia

  • II Los movimientos sociales en Bolivia

  • III

    Sociologa de los

    Movimientos Sociales en Bolivia

    Estructuras de movilizacin, repertorios culturales y accin poltica

    lvaro Garca Linera (coordinador)

    Marxa Chvez LenPatricia Costas Monje

    NationalCentre ofCompetencein ResearchNorth South

  • IV Los movimientos sociales en Bolivia

    Fotografas tapa: Enzo de Lucca / Julio Mamani

    De la primera y segunda edicin (2004, 2005): Diakona / Oxfam Tercera edicin (2008): Plural editores Cuarta edicin (2010): Plural editores / AGRUCO / nccr Norte-Sur Alvaro Garca Linera / Marxa Chvez Len / Patricia Costas Monje

    ISBN: 978-99954-1-120-6DL: 4-1-29-08

    ProduccinPlural editoresAv. Ecuador 2337 esq. c. Rosendo Gutirrez Tel. 2411018 / Casilla 5097 / La Paz-Boliviae-mail: [email protected] / www.plural.bo

    Impreso en Bolivia

  • 1La construccin de una cultura democrtica es uno de los objetivos por los que trabajan Diakonia y Oxfam Gran Bretaa en Bolivia. En este marco, se hace cada vez ms imperiosa la necesidad de decodificar la compleja estructura de la dinmica social boliviana, que permita la posibilidad de aproximaciones acordes a la esencia de los procesos de cambio y transformacin que se estn gestando, no slo en el marco de las fronteras nacionales sino tambin en su articulacin con la transformacin societal latinoamericana.

    La ltima dcada, en Bolivia, asistimos a una revitalizacin importante de los movimientos sociales junto a la emergencia de nuevos actores que han desnudado la vigencia de la exclusin social y econmica, la inequidad y la discriminacin. Frente a estos problemas irresueltos durante ms de dos dcadas de democracia for-mal, los actores sociales se convierten hoy en opciones renovadoras que redisean el campo poltico.

    Estudiar las caractersticas internas de los movimientos sociales, su capacidad de articulacin, proyeccin, sus potencialidades, nuevas formas de gobernabilidad y las transformaciones de la accin colectiva conforman el sentido de esta investi-gacin. Se trata de una tarea ineludible tanto para Diakonia como para Oxfam que se plantean profundizar la trayectoria histrica de una sociedad en movimiento y su proyeccin, para permitirnos pensar en nuevas utopas democrticas.

    Va nuestro agradecimiento por su trabajo y dedicacin a lvaro Garca Linera y su equipo de investigadores, a quienes invitamos para la realizacin de esta obra, la misma que nos permite predecir su utilidad, tanto para los movimientos sociales y sus dirigencias, como para quienes acompaan sus luchas desde la academia u otros escenarios.

    Presentacin de la primera edicin

  • 2 Los movimientos sociales en Bolivia

    Esperamos que esta investigacin contribuya a que las voces de los agentes de cambio social se apropien del poder del saber, saber de s mismos y por s mismos.

    Ivonne Delgado M. Johan Hindahl Gerente de Programa Coordinador Regional Sud-Amrica Oxfam Gran Bretaa en Bolivia Diakonia Accin Ecumnica Sueca

  • Presentacin de la cuarta edicin

    La entrega de la cuarta edicin del presente libro es producto de un ayni del Cen-tro Universitario Agroecologa Universidad Cochabamba (agruco), perteneciente a la Universidad Mayor de San Simn (umss), la Editorial Plural y el Polo Suizo de Investigacin Norte Sur sobre Cambios Globales (nccr North-South), coordinado por la Universidad de Berna en Suiza.

    Mirando el libro originalmente terminado a la culminacin del ao 2004 desde la coyuntura del ao 2009 en el que se consolida la revolucin democrtica cultural mediante las elecciones a la primera Asamblea Plurinacional de Bolivia, permite revelar el valor histrico, poltico, social y cultural del trabajo presentado con mucha claridad.

    Releyendo el libro nos permite ahora en la retrospectiva revivir como las caractersticas internas, las bases socio-territoriales, las tcticas de resistencia y lucha, y las alianzas forjadas de los movimientos sociales, tendan a converger en la gestacin de un gran pachkuti de trascendencia histrica, poltica y cultural, que se ha materializado en el ao 2005 en la eleccin de Evo Morales Ayma como primer Presidente indgena de toda Amrica del Sur, Amrica Central y Amrica de Norte y lvaro Garca Linera como Vicepresidente.

    El libro analiza la constitucin interna de los principales movimientos sociales de Bolivia sobre la base de un innovador conjunto de variables, referidos a las estruc-turas de movilizacin y los marcos interpretativos. El enfoque metodolgico est basado en la investigacin-accin crtica y emancipadora que, adems de satisfacer los requisitos acadmicos referidos al entendimiento de la realidad societal, tambin provee pautas y prcticas de lucha para cambiar la realidad social analizada. Es as, que el libro muestra una simbiosis fructfera de rigor cientfico y de compromiso social, basada en las vivencias y luchas compartidas entre investigadores y actores

  • 4 Los movimientos sociales en Bolivia

    de los movimientos sociales. Se da de esta manera un bello ejemplo de lo que hoy da tambin podra llamarse una investigacin transdisciplinaria.

    Un resultado trascendental que ponen de relieve los co-autores del libro es que el surgimiento y el fortalecimiento de los movimientos sociales tienen que ser enten-didos como consecuencias de un cambio de la base funcional a una base territorial y cultural de la accin colectiva y la dinmica societal asociada en Bolivia. Es as, que el libro nos muestra un momento clave de la reestructuracin del campo poltico de Bolivia que ha permitido que los movimientos sociales pusieron fin al fin de historia proclamado por la alianza neoliberal de intelectuales elitistas, empresarios nacionales y transnacionales y los grupos de poder poltico-gubernamentales afines.

    Mirando el contenido del libro desde hoy estando a la culminacin del ao 2009 el trabajo se sita en un momento de trascendencia histrica en el que el modelo capitalista-neoliberal ha colapsado estrepitosamente para dar va libre a la creatividad y fuerza socio-cultural colectiva de las mayoras excluidas, que empezaron a buscar la creacin de condiciones estructurales post-neoliberales, orientadas en el vivir bien de todos los miembros de la sociedad Boliviana.

    El trabajo enfatiza en los aspectos generales de la historia organizativa de los mo-vimientos sociales lo que permite que la construccin discursiva analizada ponga de relieve las bases normativas y orientadores de los comportamientos venideros de los movimientos sociales, referidos a las percepciones de actores aliados, adversarios, gobi-erno, Estado o Asamblea Constituyente. Esto hace que el libro tambin es fundamen-tal para entender por qu la convocatoria a la Asamblea Constituyente y la posterior aprobacin democrtica de la nueva Constitucin Poltica del Estado Plurinacional fue el eje unificador que ha facilitado una auto-coordinacin ptima de los movimientos sociales, permitindoles establecer un impresionante proceso de aprendizaje colectivo que llev a la ampliacin de la poltica y a la reinvencin de la democracia, como base para redefinir las relaciones entre Estado, gobierno y movimientos sociales.

    La perspectiva comparativa es otro aspecto muy frtil que convierte el trabajo realizado en una fuente de inspiracin que a la vez permite entender mejor la realidad actual de Bolivia, y plantearse nuevos trabajos de investigacin. Cmo influyen las diferentes percepciones de los movimientos sociales acerca del Estado y gobierno en la definicin y gestin pblica de las nuevas polticas? Cmo evo-lucionaron y coordinaron sus acciones los movimientos sociales con fuerte arraigo tnico-comunitario-territorial (p.ej. csutcb) con relacin a aquellos cuya base de asociacin es ms de carcter electivo (p.ej. Federacin Departamental de Regantes de Cochabamba), emergentes de los intermitentes y mutilados proceso de modern-izacin social? Cmo se puede apoyar la traduccin optima de las bases ontolgicas constitutivas de los marcos interpretativos de los movimientos sociales a una nueva forma de crear polticas y prcticas sociales, orientadas en acepciones de la dinmica social, que buscan superar el desarrollismo por medio de los principios subyacentes del vivir bien? Serian estas algunas de las preguntas que surgen, proyectando el trabajo hecho a la coyuntura actual.

  • 5Expreso mi gratitud a los autores del libro y a los compaeros de AGRUCO y Plural que hicieron posible la reedicin de esta bella obra. Deseo a todas y todos los lectores un gustoso reencuentro con el pasado reciente y espero que sirva de ejemplo para emprender acciones similares para impulsar el proceso de la revolu-cin democrtica cultural desde los mbitos cientficos-universitarios y contribuir as al vivir bien, o al con-vivir bien como fue puntualizado en un gran evento de creatividad y reflexin social convocado recientemente por la Cancillera del Estado Plurinacional de Bolivia.

    Stephan RistDocente invitado agruco-umss, Bolivia y docente investigador

    del nccr Norte-Sur y la Universidad de Berna, Suiza

    Presentacin de la cuarta edicin

  • Presentacin ...................................................................................................... 5

    Introduccin ..................................................................................................... 9

    La Central Obrera Boliviana cob ..................................................................... 27

    Confederacin Sindical nica de Trabajadores Campesinosde Bolivia csutcb .............................................................................................. 105 I. antecedentes histricos ........................................................................... 107 II. Las estructuras de la movilizacin indgena ............................................ 130 III. Marcos de identidad y significacin colectiva ....................................... 168

    confederacin de Pueblos Indgenas del Oriente Boliviano cIdob .................. 215 I. Estructuras de movilizacin ...................................................................... 219 II. Marcos interpretativos ............................................................................ 239

    confederacin Sindical de Colonizadores de Bolivia cscb .............................. 269 I. Estructuras de movilizacin ...................................................................... 280 II. Marcos de interpretacin ........................................................................ 293

    Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu conamaq ...................... 321 I. Estructuras de movilizacin ...................................................................... 324 II. Marcos de identidad y significacin ........................................................ 338

    Contenido

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    Coordinadora de Pueblos tnicos de Santa Cruz cpEsc.................................... 349 I. Estructura de accin colectiva.................................................................. 356 II.Sistemas de significacin colectiva .......................................................... 368

    coordinadora de las Seis Federaciones del Trpicode Cochabamba coca trpIco ......................................................................... 381 I. Historia ..................................................................................................... 383 II. Estructura de movilizacin de los sindicatos cocaleros ........................... 414 III. Marcos de interpretacin y repertorios culturales ................................. 438

    Consejo de Federaciones Campesinas de los Yungas cofEcay .......................... 459 I. La produccin de coca en los Yungas ....................................................... 461 II. Estructuras de movilizacin..................................................................... 471 III. Marcos de interpretacin del movimiento social .................................. 490

    federacin Nacional de Mujeres Campesinas de Bolivia BartolinaSisa fnmcb-bs ................................................................................................ 501 I. Antecedentes de la organizacin.............................................................. 503 II. Estructuras de movilizacin..................................................................... 516 III. Marcos de interpretacin ....................................................................... 530

    Movimiento Sin Tierra mst .............................................................................. 541 I. Estructura de movilizacin ....................................................................... 553 II. Marcos de interpretacin ........................................................................ 568

    Federacin de Juntas Vecinales - El Alto fEjuvE-El alto .................................. 587 I. Antecedentes ............................................................................................ 590 II. Estructuras de movilizacin..................................................................... 595

    Coordinadora del Agua y el Gas y Federacin Departamental de Regantes de Cochabamba fEdEcor .............................................................. 621 I. Coordinadora del Agua y el Gas .............................................................. 625 II. Federacin Departamental de Regantes de Cochabamba fEdEcor ......... 646

    resumen comparativo de los repertorios culturales de los movimientos sociales en Bolivia ....................................................................... 663

    Bibliografa ........................................................................................................ 667

  • 9Introduccin

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    Hubo un tiempo en Bolivia en que la poltica tena como escenarios a loscuarteles y las grandes asambleas obreras. Era el tiempo en el que las lites secoaligaban en torno a oficiales de ejrcito con mando de tropa y en la que la socie-dad ejerca derechos de ciudadana por medio de los sindicatos y organizaciones aescala nacional (COB). Dictadura militar y ciudadana sindical eran los polos orde-nadores del campo poltico desde 1964 hasta 1982.

    En cierta medida, el autoritarismo estatal emergi no por la fortaleza expansivade los sindicatos organizados, sino, precisamente, por su debilitamiento y limita-ciones internas, permitiendo que los bloques de poder empresarial y militar mono-policen las decisiones pblicas y clausuren los espacios de deliberacin democrti-ca de la vida sindical.

    Con todo, si algo hubo de derechos ciudadanos durante el siglo XX, en buena parteesto se debi al mpetu organizado de los sindicatos. Los llamados derechos sociales,como la legislacin laboral y la retencin de una parte del excedente econmico parasu redistribucin social por el Estado, slo pudieron ser garantizados y expandidos des-pus de la insurreccin de sindicatos obreros en 1952 y la posterior formacin de laCOB. Los derechos polticos, an en su limitada versin liberal representativa del votouniversal que igual, por lo menos en la urna, a indios y qaras, tuvo que esperar eldespliegue de una cuasi guerra campesina que de la mano del sindicato campesino1

    acab con el voto restringido que marginaba a indios y mujeres por igual.

    1 El sindicato campesino mas all del nombre, poco tiene que ver con el sindicato obrero, ya quedesigna un tipo de asociacin tradicional de familias unificadas por obligaciones y derechos entorno a la posicin familiar-comunal de tierras y responsabilidades polticas locales.

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    Las propias libertades democrticas, como la libertad de opinin y de asociacine incluso la legalizacin de los partidos polticos, tuvo en el movimiento obrerosindicalizado a su principal propugnador y defensor. De hecho, a excepcin de 1952en que el partido de gobierno (MNR) se fusion con los sindicatos y el Estado paracrear la nica estructura partidaria seria en el pas, los partidos polticos siempre hansido efmeros, amorfos y tremendamente marginales. Durante dcadas, pudieron existiren tanto se adheran a las organizaciones sindicales, a las que pretendan conscien-tizar, y su posterior importancia en la vida poltica del pas, desde la dcada de losaos 80, fue producto de la accin reivindicativa de los sindicatos (que los legaliza-ron) y del propio Estado (que los legitimaron y financiaron).

    En este sentido, se puede decir que, al igual que en muchas otras partes delmundo2, los derechos ciudadanos y los regmenes democrtico representativos b-sicamente han sido producidos histricamente por la accin colectiva de los dis-tintos movimientos sociales, especialmente obreros. De ah que durante las prime-ras 2/3 partes del siglo XX, la organizacin sindical no slo hayan sido un tipo demovimientos sociales polticos, sino tambin generadores de varias de las caracte-rsticas del campo poltico a travs de la incorporacin de nuevos sujetos a la pol-tica (los asalariados), nuevas estructuras de accin poltica (los sindicatos de granempresa) y nuevos fines de la poltica (Estado de bienestar, industrialismo, inde-pendencia nacional, etc.).

    Las caractersticas de las acciones colectivas de las clases subalternas siem-pre han influido en la estructuracin y mutacin del campo poltico3 y del Esta-do. Entre los aos 1952 y 1960, si bien la poltica fue unipolar en la medida enque un solo partido ocupaba el escenario dominante y regulador de las represen-taciones y acciones polticas de la sociedad, el MNR, ste era un partidomayoritariamente compuesto por sindicatos agrarios y obreros que de maneracorporativa eran el sustento electoral del partido y de sus distintas tendenciasinternas. De ah que se pueda hablar en esta poca de una unipolaridad partidista-sindical de izquierda reformista.

    Con el golpe de Estado de 1964, hasta 1982, el campo poltico se escindi endos polos; por una parte, el ejrcito, que haca el papel de articulador de fraccio-nes empresariales, en tanto que la COB desempaaba el centro unificador de lonacional-popular de raigambre obrera y urbana. Sin embargo, esta polaridad erarelativa porque si bien entre sindicatos obreros y ejrcito haba una mirada anta-gnica sobre el sistema poltico (democracia versus dictadura), en trminos eco-nmicos ambas posiciones compartan un modelo de economa desarrollista conun Estado productivo y promotor de la modernidad. En este sentido, es factible

    2 Ch. Tilly (ed.), Citezenschip, Identity and Social History, N.Y., International Review of SocialHistory Supplements, 1996.

    3 Bourdieu, Pierre, El campo poltico, Plural, La Paz, 2001.

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    hablar de la existencia de una polaridad poltica atenuada con sujetos polticoscorporatistas4 y no partidistas.

    A partir de 1982, y con mayor fuerza desde 1985, el campo poltico volvi aunipolarizarse. Por una parte, tanto el ejrcito como la COB perdieron sus funcio-nes polticas. El primero, por un repliegue a funciones militares-policiales, entanto que la COB por el desmantelamiento de su base organizacional obrera degran empresa, (COMIBOL, fabriles). Con ello, la poltica formalmente sedescorporatiz temporalmente, dando pie a un renovado protagonismo de lospartidos polticos, pero con la particularidad de que los partidos ms influyentescompartan un conjunto similar de creencias y propuestas de transformacin es-tatal y poltica (el llamado modelo neoliberal), que volvi a cerrar el espaciode competencias y programas de sociedad al interior del campo poltico.

    Desmantelada la base material de la izquierda sindical (COB), y en medio de laderrota poltica de la izquierda partidaria (UDP), el pensamiento conservador y dederechas, discursivamente presentado como renovador y progresista, ocupmonoplicamente el escenario de las representaciones legtimas del mundo. Fue-ron tiempos, dcada y media, donde los principios de representacin y visin delmundo dominantes, aceptados por gobernantes y gobernados, estuvieron signadospor la ideologa del libre mercado, la creencia del papel desarrollista de la inversinextranjera y el cuoteo multipartidista como sinnimo de gobernabilidad.

    Esto llev a un sobredimensionamiento del polo de derechas, cuyo poderosimblico era de tal magnitud que anul cualquier contraparte desde el lado de lasizquierdas sindicales o partidarias, creando la ilusin, bien fundada, de la extincinde las derechas e izquierdas, etc., en tanto que las disputas y competencias polti-cas giraron exclusivamente en torno a distintas maneras de interpretar o conducirel paquete de reformas liberalizantes de la economa y la poltica. En este caso, elcentro poltico, entendido como la equidistancia entre posiciones confrontadas,no era el centro del espacio poltico, sino el centro del polo poltico neoliberal,donde la disputa se daba entre posiciones ms ortodoxas (gonismo), ms sociales(MIR) o ms institucionalistas (ADN) para implementar el neoliberalismo. Por tan-to, se puede hablar que en estos momentos el campo poltico se caracterizar porun tipo de unipolaridad multipartidista de derechas.

    La contraccin de la poltica

    Sin embargo, no deja de ser paradjico que la accin colectiva que cre elestado de receptividad de las libertades polticas y la competencia electoral comomodo de renovacin de los gobernantes, acabara aplastada por los efectos de su

    Introduccin

    4 Sobre el tema del corporatismo en sociedades democrticas ver: Scmitter, Philippe, Teora delneocorporatismo, Universidad de Guadalajara, Mxico, 1992.

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    propia obra. Claro, en cierta medida, el tiempo de la democracia representativaimplantada desde 1982 ha marcado el ciclo de agona del movimiento obrero orga-nizado, al menos tal como se lo conoca hasta entonces.

    En esto ciertamente han intervenido varios factores, como los procesos de rees-tructuracin productiva, el cierre de las grandes empresas, la modificacin en la com-posicin tcnica del trabajo asalariado, que ha fragmentado las concentraciones obre-ras, ha reducido drsticamente el numero de obreros sindicalizados y ha creado unanueva cultura del trabajo fundada en la competencia obrera; pero tambin es innega-ble que el propio movimiento obrero no tena un horizonte propositivo que vaya msall del corporativismo dentro del Estado de bienestar y del uso instrumental de laslibertades democrticas. Ms que un desprecio por la representacin liberal, lo quecaracteriz al movimiento obrero fue una memorable incapacidad para proyectarsecomo soberano. Poda ser el ms intransigente y pico opositor al autoritarismo esta-tal, pero siempre presuponiendo su calidad de sbdito, insolente y audaz, que tienepor encima de l a alguien a quien interpelar, demandar o exigir.

    Pero esta dialctica de la obediencia negociada en las calles, para que funcionerequiere que el soberano tambin acepte las reglas del juego, y cuando l las co-menz a romper drsticamente a partir de 1986, el movimiento obrero slo atin ademandar la reconstitucin de los antiguos pactos. Fue el fin de la condicin obre-ra del siglo XX; la historia la rebasaba.

    Derrotado el movimiento obrero, y por tanto la sociedad que se haba cobijadobajo l, desde 1986 y hasta el ao 2000, los monopolios privados de la palabra, de laorganizacin y la riqueza se apoderaron del escenario poltico.

    La palabra democracia adquiri el rango de dispositivo normativo y prescriptivode la constitucin de los poderes pblicos, pero como nunca la capacidad de inter-vencin de la sociedad en la gestin de lo pblico fue restringida. De hecho, muer-ta la COB, la sociedad que existi fue la que el Estado se invent a travs de laprecariedad social y la descentralizacin municipal, para luego, mediante elclientelismo y el soborno, simular representarla. Fue el momento del enseoramientode los partidos, de los clanes familiar-empresariales convertidos en maquinariaselectorales y de la contraccin de la poltica a un asunto de chequeras.

    De la base funcional a la base territorial y cultural de la accincolectiva

    A medida que avanzaba el momento crepuscular de la COB, otras estructurasde accin colectiva, muchas de las cuales haban estado desde tiempo atrs ensilencioso proceso de preservacin, comenzarn a rearticularse a partir de otrasbases organizativas, de otros repertorios culturales y otras demandas. La mayora deestas organizaciones reivindicaban unas prcticas y una memoria indgenas, y apartir de una politizacin de la cultura, el territorio y las necesidades bsicas, desde

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    los intersticios en la que haban resistido a la oleada de simulacin modernizante,comenzarn a tejer redes de asociacin territorial, con creciente capacidad de uni-ficacin y presin ante el gobierno. Primero ser el movimiento indgena de tierrasaltas el que cobrar presencia y discurso interpelador en los aos 70-80; luego sernlos indgenas de tierras bajas los que visibilizarn los mecanismos de exclusin dedecenas de pueblos olvidados por la sociedad como sujetos de derecho, y a media-dos de la dcada de los 90, los cocaleros se convertirn en los sectores que mayoresfuerzo realizarn para resistir las polticas de erradicacin de la hoja de coca.

    Pero ser abril del 2000 el que marcar un punto de inflexin en las demandas yla capacidad de movilizacin socio-poltica de los movimientos sociales. Articuladasen torno a la conquista de necesidades bsicas y la defensa de recursos territoriales degestin comunitaria, pequeas estructuras organizativas locales de tipo territorial yno territorial basadas en el lugar de residencia, en el control de bienes como la tierray el agua, en la actividad laboral, gremial o simplemente de amistad, han ido creandoredes de movilizacin colectiva que han puesto en pie a nuevos movimientos socia-les, como el caso de la Coordinadora del Agua y la Vida, los Sin Tierra y la revitalizacinde antiguos, como la CSUTCB, los productores cocaleros, los vecinos, etc.

    La importancia histrica de estos movimientos sociales radica en su capacidadpara reconstruir el tejido social y su autonoma frente al Estado, adems de redefinirradicalmente lo que va a entender por accin poltica y democracia.

    En trminos exclusivamente organizacionales, la virtud de estos movimientossociales se asienta en que han creado mecanismos de participacin, de adhesin yfiliacin colectiva a escala regional flexibles que se adecuan a la nueva conforma-cin hbrida y porosa de las clases e identidades sociales en Bolivia.

    Mientras el antiguo movimiento obrero tena como centro la cohesin sindicalpor centro de trabajo en torno al cual se articulaban otras formas organizativas detipo gremial urbanas, los actuales movimientos sociales tienen como ncleoorganizativo (CSUTCB, CIDOB, colonizadores, CPESC, regantes, cocaleros) a la co-munidad indgena-campesina, alrededor de la cual se aglutinan asociaciones labora-les (maestros rurales), gremiales (transportistas, comerciantes de la zona), vecinales,estudiantiles, etc. Aqu, la comunidad indgena, campesina y ayllu, que es lo mismoque decir las clulas de una otra sociedad, son la columna vertebral articuladora deotros grupos sociales y otros modos locales de unificacin influenciados por la activi-dad econmica y cultural campesino-indgena y hacen de esta accin colectiva msque un movimiento social un movimiento societal5, pues se trata de una sociedad ente-ra que se traslada en el tiempo. En tanto que en otro caso (la Coordinadora), la agrega-cin de las asociaciones de gestionadores de recursos colectivos hdricos (regantes),los gremios, los vecinos, los estudiantes, los profesionales, los campesinos, los obreros

    5 Luis Tapia, La condicin multisocietal. Multiculturalidad, pluralismo, modernidad. Muela delDiablo/CIDES-UMSA, La Paz, 2002.

    Introduccin

  • 16 Los movimientos sociales en Bolivia

    sindicalizados, los trabajadores eventuales y precarizados, se la lleva a cabo de manerahorizontal y electiva a partir de su identificacin con determinada demanda y con elliderazgo moral de la estructura de movilizacin convocante.

    La posibilidad de que un abanico tan plural de organizaciones y sujetos so-ciales pueda movilizarse ha de garantizarse mediante la selectividad de fines quepermite concentrar en torno a algunas demandas especficas voluntades colecti-vas diversas. Esto ha requerido descentrar las reivindicaciones de la problemticadel salario directo, propio del antiguo movimiento obrero, para ubicarlo en tr-minos de una poltica de necesidades vitales (agua, territorio, servicios y recursospblicos, hidrocarburos, educacin, ...) que involucra a los mltiples segmentospoblacionales subalternos y que, dependiendo la ubicacin social de los sujetos,puede ser ledo como el componente del salario indirecto (para los asalariados),como el soporte material de la reproduccin (vecinos, jvenes) o la condensa-cin del legado histrico cultural de la identidad (los indgenas).

    La ampliacin de la poltica

    Pero los actuales movimientos sociales no son slo actividades de protesta yreivindicacin, sino por sobre todo constituyen estructuras de accin poltica.

    Son polticos porque los sujetos de interpelacin de la demanda que desencade-nan las movilizaciones son en primer trmino el Estado (abolicin de la ley de aguas,anulacin de contratos de privatizacin, suspensin a la erradicacin forzosa, territo-rialidad indgena, asamblea constituyente), y el sistema de instituciones supra-esta-tales de definicin de las polticas pblicas (FMI, BM, inversin extranjera). Incluso,la propia afirmacin de una poltica de la identidad indgena (de tierras altas y detierras bajas) se la hace frente al sistema institucional estatal que en toda la vidarepublicana ha racializado la dominacin y la exclusin de los indgenas.

    Por otro lado, entre los mltiples movimientos hay los que tienen una orienta-cin de poder. En la medida en que las empresas de movilizacin de los ltimosaos han estado dirigidas a visibilizar agravios estructurales de exclusin poltica yde injusta distribucin de la riqueza, los movimientos sociales han retomado lastradicionales palestras locales de deliberacin, gestin y control (asambleas, cabil-dos), proyectndolas regionalmente como sistemas no institucionales de participa-cin y control pblico que han paralizado y, en algunos casos, disuelto intermiten-temente el armazn institucional del Estado en varias regiones del pas (Altiplanonorte, Chapare, ciudad de Cochabamba), dando lugar a la coexistencia de dos cam-pos polticos6 con competencias normativas algunas veces mestizas y otras confron-

    6 Fue Bourdieu quien defini el mundo de las disputas polticas como un campo donde los sujetospolticos, ocupan una posicin y despliegan unas luchas en funcin del vo-

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    tadas. Paralelamente, en torno a estas experiencias de ejecucin prctica de dere-chos, los movimientos sociales han comenzado a proyectar a escala general del pasestas experiencias exitosas de deliberacin y gestin de derechos mediante la formu-lacin de un diseo razonable de direccin de la sociedad7, que al tiempo de demo-ler el fatalismo histrico con el que el proyecto neoliberal se legitim en los ltimos15 aos, ha diseado un modelo alternativo de reforma estatal y econmica.

    Otros hechos notables de esta emergencia poltica de los movimientos socia-les constituyen el carcter regional y fragmentado de sus luchas que por momen-tos vuelven incomunicables8 sus dinmicas y necesidades. Sin embargo, estadescompaginacin, contrapuesta a la unificacin vertical de las acciones en tor-no a mandos nicos de movilizacin del antiguo movimiento obrero, permitenuna proliferacin de sentidos y horizontes de accin cuya coordinacin no es yaun supuesto sino uno ms de los resultados que debe producir el propio movi-miento social para volverse exitoso. Todo parece indicar, por tanto, que a futurono existir un solo gran movimiento social, sino mltiples movimientos socialescompelidos a inventar estructuras de coordinacin en red en torno a temticaspuntuales y temporalmente negociadas en las que ninguno pierde la autonomade sus decisiones.

    Si bien esta fragmentacin de los movimientos expresa la realidad tnica, cul-tural, poltica, clasista y regional estructuralmente segmentada de la propia socie-dad, lo que obliga a reinventar las maneras de articulacin de lo social ya no comofusin jerarquizada sino como redes provisionales de tipo horizontal (como lo quesucedi en octubre del 2003), ello no elude las dificultades que esa nueva manerade agregacin histrica implica para la fuerza de transformacin social que buscanlos movimientos. La estructural segmentacin de la sociedad requiere de un inten-so trabajo extra de los propios movimientos sociales para lograr contingentes alian-zas temticas, lo que limita su fuerza de presin cotidiana y siendo a su vez unterreno propicio para la proliferacin de pequeos y exacerbados liderazgos locales,algunos de los cuales estn ms interesados en potenciar beneficios de lite quepromover las reivindicaciones generales del movimiento. Si a ello sumamos que lageneralidad de los movimientos se presentan como fuerzas de renovacin en deter-

    Introduccin

    lumen de capital poltico que poseen. Ahora bien, este capital poltico es el capital de reputa-cin, de reconocimiento que permite a las personas u organizaciones que lo poseen influir ymodificar, parcial o totalmente, la manera en cmo la sociedad representa, significa, imagina yconoce las jerarquas, las divisiones sociales y las necesidades que regulan o deben regular lavida colectiva de un pas. De aqu que Bourdieu hablara refiriera el campo poltico como elespacio de competencias y luchas simblicas por la manipulacin legtima de los bienes polti-cos que tienen por objetivo comn el poder sobre el Estado. Sobre el concepto de campo pol-tico, vase, P. Bourdieu, El campo poltico, Plural, La Paz, 2001.

    7 G. Arrighi; T.K. Hopkins; I. Wallerstein, Movimientos antisistmicos, AKAL, Espaa, 1999.8 T. Negri; M. Hard, Imperio, Paids, Argentina, 2002.

  • 18 Los movimientos sociales en Bolivia

    minados aspectos de la vida social (participacin, igualdad entre culturas, distribu-cin de la riqueza, modelo econmico, etc.), pero como fuerzas conservadoras enotros terrenos de la organizacin social (discriminacin de la mujer, caudillismo),est claro que los movimientos sociales tienen una dimensin dual renovadora-conservadora / unificadora-separatista, y ellos mismos son escenarios de tensin yconfrontacin de estas conflictividades.

    La reinvencin de la democracia

    Con todo, se puede decir que los movimientos sociales y societales han trans-formado varios aspectos del campo poltico, modificando el espacio legtimo dednde ir a producir poltica, rediseando la condicin socioeconmica y tnica delos actores polticos, innovando nuevas tcnicas sociales para hacer poltica, ade-ms de mutar los fines y sentido de la poltica.

    A partir de las acciones de movilizacin, las disputas y competencias por lagestin de los asuntos pblicos anteriormente concentrados en el Ejecutivo, el Par-lamento, los partidos tradicionales y embajadas han tenido que trasladarse intermi-tentemente a las calles, a las comunidades campesinas, a los barrios perifricos, quehan asumido el papel no slo de generadores de legitimidad poltica, sino tambinde territorios sociales de deliberacin respecto a las modalidades de control de re-cursos pblicos.

    Esta dilatacin geogrfica de la poltica ha venido de la mano de la incorpo-racin de grupos sociales anteriormente excluidos de la toma de decisiones queahora asumen la competencia de definir la mejor manera de organizar la vida encomn, la res publica. Los 80.000 cochabambinos en cabildo el ao 2000; los500.000 aymaras en turnos de bloqueo en septiembre del 2000, y junio del 2001;las 30.000 familias cocaleras en sus sindicatos, asumiendo la defensa de su pro-duccin; los ms de 100.000 vecinos alteos movilizados y marchando por el gas;los miles de indgenas del oriente movilizndose por el respeto de su territoriali-dad, muestran la irrupcin multiforme de nuevos sujetos de la poltica que, vol-viendo a romper el monopolio de las decisiones, amplan radicalmente la basesocioeconmica y tnica de las personas con aptitud a participar en la definicindel rumbo del Estado.

    Esta irrupcin de la plebe indgena trabajadora en el campo poltico incorporauna parte de la sociedad en la definicin de quienes tienen derecho a formar parte dela sociedad poltica, lo que es un hecho eminentemente democrtico. Y dado queesta ampliacin de lo poltico se sostiene sobre una querella en torno a modos dedistribucin de riquezas colectivas (tierra, agua, recursos pblicos, hidrocarburos,etnicidad legtima), los movimientos sociales estn introduciendo un profundo pro-ceso de igualacin sustantiva de la poblacin para el acceso a prerrogativas polticas,con lo que una de las inconsistencias estructurales del actual rgimen liberal repre-sentativo, la discriminacin, busca ser superada.

  • 19

    Al haber ampliado a escala regional y general los consuetudinarios repertorioslocales de deliberacin y formacin de criterio pblico, como el cabildo, la asam-blea y las propias estructuras de adhesin corporativa de los sindicatos agrarios, delos gremios y de los ayllus, de las comunidades y los barrios urbanos, estos mecanis-mos han sido proyectados como sistemas polticos, complementarios o alternos, ca-paces de cumplir de manera ms eficiente y democrtica que los partidos y la repre-sentacin liberal la agregacin de voluntades, la construccin de consensos a partirde la produccin colectiva de opinin y la propia rendicin de cuentas de los elegidossobre los electores, que ahora existen como colectividad deliberante y no slo comoindividuos impotentes carentes de voz pblica y voluntad efectiva.

    Hasta que punto estas acciones colectivas harn de los movimientos socialesestructuras de poder o simplemente de regulacin de los excesos de los que detentanese poder, es algo que se ver en los siguientes aos. En todo caso, si bien existentendencias hacia formas de co-gobierno, tan arraigado en la memoria del movi-miento obrero, o de autogobierno, por parte del ala indgena ms radical, las fuer-zas de simple contencin externa del poder son las predominantes.

    Por ltimo, tambin est claro que esta renovacin de los sujetos y tcnicas dela accin poltica promovida por los movimientos sociales trae consigo la forma-cin de un nuevo horizonte de accin histrica, de nuevos principios organizativosde la sociedad que estn poniendo en entredicho y crisis el sistema de creenciasmovilizadoras con la que el neoliberalismo y el capitalismo globalizante habanproducido consentimiento y adhesin activa a sus fines.

    Este espritu del capitalismo9 contemporneo lentamente comienza a entraren crisis, tal vez slo temporal, por la insurgencia de comunidades morales, de nue-vos dispositivos de hegemona y nuevas creencias orientadoras del destino socialprotagonizadas por los movimientos sociales.

    Todo esto hace de los movimientos sociales maquinarias de democratizacinde la sociedad con efectos incluso de remover los esquemas estructurantes del pro-pio campo poltico institucionalizado. Los resultados de las elecciones del 2002con el ascenso electoral de unas izquierdas nacional-indgenas (MIP) y popular-mestizas (MAS), que convirtieron el capital de movilizacin de los sindicatos ycomunidades en capital poltico electoral de auto-representacin indgena, son unefecto diferido de esta renovacin democrtica de los espacios, los discursos, lasinstituciones, los capitales y los sujetos de la poltica. En ese sentido, los movi-mientos sociales pueden ser entendidos como un desborde democrtico de la socie-dad sobre las instituciones de exclusin y dominio prevalecientes. Lo que restasaber ahora es si, como sucedi con el movimiento obrero, estos movimientos so-ciales y societales podrn convertir parte de sus demandas, de sus prcticas y diseosorganizativos en una estructura normativa general, dando lugar a un rediseo estatal

    Introduccin

    9 L. Boltansky; E. Chiapello, El nuevo espritu del capitalismo, AKAL, Espaa, 2002.

  • 20 Los movimientos sociales en Bolivia

    que, en caso de darse, habr de ser muy distinto a todos los tipos de Estado republicanoque hemos conocido hasta hoy.

    Con todo, la presencia de los movimientos sociales, especialmente indgenasde tierras altas, ha dado lugar a una escisin institucional de los sujetos polticos alinterior del campo poltico en la medida en que no slo los partidos de adscripcinindividual, sino tambin los movimientos sociales, portadores de proyectos de re-forma estatal, los sindicatos y comunidades de base normativa y tradicional, tienenla capacidad de influir en la gestin de lo pblico, tanto por medios parlamentarioscomo extraparlamentarios (bloqueos, movilizaciones, marchas, etc.). Con ello, seest generando una nueva polarizacin del campo poltico entre izquierdas y de-rechas con claros contenidos clasistas (trabajadores/empresarios), tnicos (ind-genas/qaras) y regionales (occidente/oriente) en cada uno de los dos polos. Y en lamedida en que cada una de estas dualidades se afirma enfrentada respecto a la otra,se trata de un tipo de polarizacin antagnica y pluri-institucional (partidos y movi-mientos sociales) en un campo poltico estructuralmente inestable y con un desti-no, al menos hasta ahora, cerrando el 2004, incierto.

    Si bien los movimientos sociales han protagonizado en los ltimos aos variassublevaciones sociales que han ampliado el radio de influencia y de poder poltico delas organizaciones sociales, es posible prever que esta poca de rebeliones, que sonmomentos extraordinarios y puntuales de la historia de los movimientos sociales,llegue gradualmente a su fin, o disminuya su intensidad, a corto o mediano plazo,aunque no as, por supuesto, la presencia e influencia socio-poltica de los movimien-tos sociales. Y en la medida en que una buena parte de los movimientos socialesexistentes tienen una amplia base de sustento y una duracin prolongada en el tiem-po que prev su continuidad en los siguientes aos como fuerzas fundamentales depresin y reforma poltica de la sociedad, estudiar sus caractersticas internas, susproyectos y capacidades de articulacin es un tema central para entender los funda-mentos de la actual crisis poltica y las potencialidades de nuevos modos degobernabilidad y de reforma democrtica capaces de integrar institucionalmente lasdemandas y fuerzas expresadas por esos movimientos sociales.

    Con esta mirada, lo que se ha hecho en esta investigacin ha sido estudiar dosgrandes caractersticas socio-polticas de los movimientos sociales: por una parte,las estructuras de movilizacin que se despliegan en la vida rutinaria y en los mo-mentos de accin colectiva, y, por otra parte, los marcos de interpretacin y reper-torios culturales bsicos con las que las organizaciones sociales orientan su compor-tamiento en torno a una comunidad de fines y valores colectivos. Donde se pudo,se ha trabajado tambin la trayectoria histrica de estos marcos de significacin yde las alianzas desplegadas para reforzar los emprendimientos colectivos.

    Hemos elegido estas tres reas porque ellas nos permiten comprender lascaractersticas organizativas internas de los movimientos sociales, sus capaci-dades de movilizacin, las ideas que las cohesionan, sus demandas y el ideariopoltico que las gua.

  • 21

    Para el estudio de los numerosos y variados movimiento sociales existentesen el pas, se ha elegido a las siguientes organizaciones en funcin de su densi-dad histrica, su importancia e influencia actual en el movimiento de la socie-dad y en las transformaciones de las estructuras de poder: Central Obrera Boli-viana (COB); Confederacin Sindical nica de Trabajadores campesinos deBolivia (CSUTCB); Confederacin de Pueblos Indgenas del Oriente (CIDOB);Confederacin Sindical de Colonizadores de Bolivia (CSCB); Consejo Nacio-nal de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ); Coordinadora de Pueblostnicos del Oriente (CPESC); Federacin de Productores de la Hoja de Coca deCochabamba (COCA TRPICO); Consejo de Federaciones Campesinas de losYungas (COFECAY); Federacin Nacional de Mujeres Campesinas de BoliviaBartolina Sisa (FNMCB BS); Movimiento Sin Tierra (MST); Federacin deJuntas de Vecinos de El Alto (FEJUVE El Alto); Coordinadora del Agua y elGas; y Federacin de Regantes de Cochabamba (FEDECOR). El periodo elegidopara el estudio han sido los ltimos 4 aos, aunque se ha dedicado a cada movi-miento social una introduccin histrica que permite ver ciertos cambios ycomportamientos a lo largo del tiempo.

    Los movimientos sociales y sus componentes internos

    En trminos generales, un movimiento social es un tipo de accin colectiva,que intencionalmente busca modificar los sistemas sociales establecidos o defenderalgn inters material, para lo cual se organizan y cooperan con el propsito dedesplegar acciones pblicas en funcin de esas metas o reivindicaciones.

    Los movimientos sociales, a parte de ser organizaciones expresivas de determi-nadas demandas y necesidades colectivas que las instituciones polticas formales(partidos polticos) no logran canalizar ya sea porque no tienen la capacidad me-diadora, porque no tienen contacto con la sociedad subalterna o porque estn encontra de esa demanda, son tambin sistemas organizativos de participacin social,de formacin de discursos identitarios y de elaboracin de propuestas capaces deafectar la arquitectura institucional de los Estados. En ese sentido, de manera msrigurosa se puede hablar de los movimientos sociales (MS) como actores colectivosplurales conformados por una variedad de organizaciones dotadas de intereses pro-pios, que se proponen definir un objetivo comn, un cambio social, cultural o po-ltico, que permita que sus intereses sean reconocidos10. Todo movimiento poseeentonces al menos tres grandes componentes:

    a) Una estructura de movilizacin o sistema de toma de decisiones, de delibera-cin, de participacin, de tareas, procedimientos, de jerarquas y mandos que

    Introduccin

    10 A. Oberschall, Social conflict and social movements, Englewood Cliffs, N.J., Prentice- Hall,1973.

  • 22 Los movimientos sociales en Bolivia

    le permiten llevar adelante sus acciones pblicas11. Ac se incluyen las pales-tras de la accin colectiva que son el sistema de procedimientos e institucio-nes mediante las cuales las fuerzas sociales emplean sus recursos para obte-ner respuestas a sus demandas.

    b) Una identidad colectiva y registros culturales que le permitan diferenciar-se colectivamente, articular experiencias pre-existentes, cohesionar a susmiembros, legitimar sus acciones, identificar a sus oponentes y definir susdemandas.

    c) Unos repertorios de movilizacin12, o mtodos de lucha, mediante los cualesdespliega pblicamente su escenografa de accin colectiva para hacerseor, lograr adherentes y lograr sus metas.

    Los MS pueden tener como oponente y destinatario de su protesta a algn grupoparticular de la sociedad (p.e. el empresariado, los terratenientes), o un valor o com-portamiento general (el machismo). Pero cuando los movimientos sociales tienencomo objeto de sus peticiones a las autoridades polticas del Estado para promover enl cambios en determinadas polticas pblicas, estamos ante movimientos con di-mensin poltica, y en ese sentido es posible diferenciar movimientos socio-polticosreivindicativos, que pretenden modificar slo unos aspectos puntuales de la normativaestatal, y movimientos socio-polticos estructurales, en tanto buscan tomar el controldel Estado y promover un nuevo orden estatal.

    Varias escuelas sociolgicas en el ltimo siglo han trabajado distintos marcosconceptuales para estudiar los distintos componentes y significados que se movilizanen las acciones colectivas13. Para la presente investigacin se han recogido algunosejes de investigacin trabajados por la teora de las estructuras de movilizacin y lateora de los procesos enmarcadores.

    La teora de las estructuras de movilizacin estudia las variables organizativas ymecanismos, a travs de los cuales la gente puede movilizarse e implicarse en la ac-cin colectiva14. Para ello, se analiza las redes de sociabilidad voluntaria que sostie-nen a un movimiento, las infraestructuras organizativas de que dispone para tomardecisiones, ejecutarlas, la relacin entre estas capacidades con las decisiones guber-

    11 McAdam-McCarthy, Social movements, en Neil Smelser (ed.), Handbook of sociology,Newbury Park, Sage, 1988.

    12 CH Tilly, Conflicto poltico y cambio social, en, Ibarra, Pedro, Tejerina, Benjamn (Comp.),Los movimientos sociales. Transformaciones polticas y cambio cultural, Trotta, Valladolid, 1998.

    13 Para una revisin de las distintas corrientes tericas sobre el tema ver: A. Garca Linera, Losmovimientos sociales. Qu son? De dnde vienen?, en Revista Barataria, Los movimientossociales, Ao 1, Nmero 1, La Paz, 2004.

    14 L. Kriesberg (Ed.), Research in social movements: conflicts and change, 1980. McAdam-McCarthy, Social movements, en Dald-Meyer, Handbook of sociology, Newbury park, Sage,1988. En castellano existen 3 buenas compilaciones sobre estas escuelas tericas: McAdam-McCarthy-Zald, Movimientos sociales, perspectivas comparadas, ITSMO, Espaa, 1999; Ibarra-

  • 23

    namentales, etc. Un aporte bsico de esta escuela es el estudio referido a los ncleossocioculturales cotidianos de micromovilizacin, sobre cuyo soporte organizativo sepueden levantar posteriormente grandes movilizaciones colectivas.

    Parte de las estructuras de movilizacin son los repertorios de protesta, re-feridos a los medios que el movimiento emplea para hacer conocer sus deman-das e influir en los sectores adversarios; entre esos repertorios es posible distin-guir a varias generaciones para diferenciar el carcter local de los procedimien-tos, el enemigo al cual se dirige y la autonoma del movimiento. Igualmente, lapalestra de movilizacin permitir diferenciar entre medios institucionales yno institucionales de la accin colectiva que dependen mucho de los colecti-vos de memoria que se agrupan en la accin colectiva, de los patrones histri-cos de movilizacin de la regin y de los potenciales aliados a quienes se buscaconvocar.

    En esto, Tilly ha propuesto diferenciar repertorios reactivos y proactivos de lamovilizacin15. Los primeros tienen que ver con acciones de protesta dirigidas aresistir la intromisin de fuerzas externas en el control de recursos colectivos, entanto que los segundos buscan la conquista de algn derecho que no exista ante-riormente. Un otro tema de preocupacin de esta corriente es el devenir del movi-miento que, dependiendo de su composicin interna, del grado de receptividad delsistema de gobierno y de los objetivos, podr institucionalizarse, priorizar la presta-cin de servicios remunerados a sus miembros o bien acentuar los incentivos socia-les de solidaridad con los sectores sociales de base.

    Por su parte, la teora de los procesos enmarcadores, retomando los principalesaportes del interaccionismo simblico (Blumer16, Goffman17), hace referencia a lossignificados compartidos, las estructuras simblicas y los esquemas cognitivos queorganizan la percepcin y la direccin de la accin colectiva18.

    Por lo general, los marcos son estrategias conscientes de grupos de personas paradotar continuamente al movimiento de esquemas referenciales de accin. Ello re-quiere de una capacidad de diagnstico del problema que afecta al colectivo, unadefinicin de quines son los componentes, actuales y potenciales del movimiento yla agencia, la justificacin moral de la accin, adems de la posibilidad del triunfo.

    Introduccin

    -Tejerina, (Editores), Los movimientos sociales: transformaciones polticas y cambio cultual,Trotta, Valladolid, 1998; Laraa-Gusfield, Los nuevos movimientos sociales, de la ideologa a laidentidad, Centro de Investigaciones Sociolgicas (CIS), Madrid, 1994.

    15 Ch. Tilly, L. Tilly, R. Tilly, El siglo rebelde, 1830-1930, Prensa Universitarias de Zaragoza, Espa-a, 1997.

    16 H. Blumer, Simbolic interaccionism, Printice-Hall, Englewood Cliffs, N. J., 1969.17 E. Goffman, La presentacin de la persona en la vida cotidiana, Amorrortu Editores, Argentina,

    1994. Tambin, Los momentos y sus hombres, Paids, Espaa, 1991.18 Klandermans, Bert; Kriesi, Hanspeter y Tarrow, Sidney, From Structure to action. Social

    Movement Participation Across Cultures, Greenwich, Con., JAI Press, 1988.

  • 24 Los movimientos sociales en Bolivia

    Un componente central que recorre estas construcciones simblicas es sin dudala injusticia, pues la fuerza moral de los adherentes es, con mucho, el primer recur-so colectivo que luego puede habilitar otros de tipo material y poltico. Ahorabien, en esta formacin de creencias movilizadoras, que convierten a todo MS enunas maquinarias sociales de produccin de significaciones de la sociedad, la reso-nancia19 de los marcos (vinculacin a los saberes populares sedimentados y el stockcultural convocado) puede contribuir a la eficacia de los discursos y rituales socia-les escenificados.

    Si bien todo movimiento necesita recurrir a la sintona con los valores portadospor los adherentes y simpatizantes (los llamados marcos de resonancia20) que per-miten una credibilidad y fidelidad narrativa de los marcos, en la medida en queslo puede haber movimiento en tanto se enfrenta a creencias dominantes que haninhibido la movilizacin, todo MS tiene como requisito una liberacin cognitiva21,que legitime la accin colectiva, y slo lo puede hacer impugnando y, llegado elcaso, reemplazando las ideas dominantes conservadoras sobre un tema, por las pro-puestas por el movimiento. Para ello, los repertorios simblicos del movimiento(discursos, rituales, escenificaciones colectivas, etc.) visibles a travs de la propiaaccin colectiva y los medios de comunicacin, se convierten en elementos cen-trales del anlisis.

    Para el presente estudio, en el caso de la investigacin de las estructuras demovilizacin se ha propuesto los siguientes ejes analticos:

    a) Las estructuras formales: estructura orgnica, sistema de adhesin, re-presentacin y eleccin normal de representantes y jerarquas, modo detoma de decisiones para movilizacin, forma de organizar la movilizacin,el papel de los dirigentes nacionales y medios. Divisiones internas.

    b) Estructuras menos formales: modo de hacer cumplir en los sindicatos yorganizaciones de base la convocatoria a la movilizacin, modos de orga-nizacin en cada ncleo de base de la movilizacin; los encargados dehacer cumplir la movilizacin, sistemas de control, rgimen de sancionesy disciplinas, coordinacin de las acciones entre los distintos ncleos debase de la movilizacin. El ncleo organizativo de la estructura. La clulade la movilizacin y sus redes. Sistemas de liderazgo formal y real durantelas movilizaciones.

    19 Snow, David y Benford, Robert, Ideology, Frame Resonance, and Participant Mobilization, enKlandermans, Bert; Kriesi, Hanspeter y Tarrow, Sidney, From Structure to action. SocialMovement Participation Across Culture, Greenwich, Con., JAI Press, 1988.

    20 W. Gamsom, Talking Politics, Cambridge, Cambridge University Press, 1992.21 D. McAdams, Marcos interpretativos y tcticas utilizadas por los movimientos: dramaturgia

    estratgica en el movimiento americano Pro-Derechos Civiles, en McAdam/McCarthy/ Zald,Movimientos sociales: perspectivas comparadas, ITSMO, Espaa, 1999.

  • 25

    c) Repertorios tcticos: mtodos de lucha empleados durante las movilizacio-nes en los ltimos aos, ejecucin de los mtodos y organizacin a nivelde base de la realizacin de los repertorios, actitud ante la represin esta-tal. Historia de las movilizaciones recientes. Modificaciones de la accincolectiva en el tiempo. Lugares densos de la accin colectiva.

    d) Mantenimiento de la accin colectiva a lo largo del tiempo: divisin detareas entre los movilizados y los no movilizados de la organizacin, abas-tecimiento de alimentos, sistema de rotacin de integrantes movilizados.

    e) Estructuras conectivas y estructurantes del movimiento: modo de co-municacin de los dirigentes con su bases, forma de tomar decisiones du-rante el conflicto, lgica de los ampliados y cabildos, modos de comunica-cin de las decisiones hacia otros sectores no movilizados.

    En lo que se refiere a los marcos interpretativos, no se ha abordado con exclu-sividad la construccin discursiva del movimiento en un momento especfico (Gue-rra del agua, Guerra del gas), sino en sus lneas generales de su historia organizativareciente, que es la que va a orientar los comportamientos venideros. Para ello, sehan tomado los siguientes ejes de resignificacin colectiva:

    a) Identidad colectiva: modo de identificacin y auto-denominacin del mo-vimiento, caractersticas econmicas, polticas, histricas y culturales queidentifican a los miembros de la organizacin, variaciones a lo largo de lahistoria.

    b) Adversarios unificadores: opositores identificados, acciones que carac-terizan a los adversarios, justeza y justificativos morales de la causa de losmovilizados.

    c) Fundamentales objetivos de las pasadas movilizaciones: motivos de lasprincipales movilizaciones en los ltimos cuatro aos, consignas funda-mentales de la accin colectiva, modos de vinculacin con la experienciacotidiana de los movilizados.

    d) Reivindicaciones inmediatas: demandas inmediatas y sectoriales, consig-nas, beneficios prcticos que se obtendrn, medios que se est dispuesto aimplementar para conseguirlas.

    e) Objetivos estratgicos sociopolticos: principales metas estratgicas, modode resumirlas en consignas, medios que se est dispuesto a emplear, legi-timacin moral de la estrategia.

    f) Percepcin del gobierno y del Estado: receptividad del Estado a las de-mandas de la organizacin, cumplimiento gubernamental de los compro-misos; percepcin sobre los grupos que administra el Estado, papel que hajugado la violencia estatal en las movilizaciones. Cambios que habra quehacer al gobierno y al Estado para satisfacer sus demandas inmediatas yestratgicas.

    Introduccin

  • 26 Los movimientos sociales en Bolivia

    g) Posicin ante la Asamblea Constituyente: qu es; su importancia, modode eleccin de los constituyentes, temas a ser abordados por la organiza-cin en la constituyente.

    La investigacin ha sido realizada con el nimo de colocar herramientas aca-dmicas de la sociologa de los movimientos sociales al propio autoconocimientode los sujetos de la accin colectiva.

    lvaro Garca Linera

  • 27

    Central Obrera Boliviana

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  • 28 Los movimientos sociales en Bolivia

  • 29

    En el presente acpite va a describirse la organizacin que jug un papel pre-ponderante dentro de la tradicin organizativa en nuestro pas, despus de la Revo-lucin de 1952: la Central Obrera Boliviana (COB). Siguiendo la definicin deEstructura Formal que utilizamos1 va a explicarse fundamentalmente lo que se de-nomina Estructura Orgnica y las formas de funcionamiento de stas (formas deeleccin del Comit Ejecutivo Nacional, etc.) como parte de la primera dimen-sin de nuestro estudio.2

    Antecedentes

    Aludir a la forma sindicato3 de movilizacin es hacer referencia a una de las msimportantes formas de organizacin en tanto estructura y en tanto memoria de resis-tencia en Bolivia desde inicios del siglo XX4. Esta forma de organizacin, en trminos

    1 Diversos autores han realizado una divisin entres estructuras formales y menos formales; sinembargo, en cuanto a estructuras formales, se refieren ms a grupos especficos dedicados a orga-nizar campaas, es decir, grupos especializados, buffetes y comits de ayuda, cuya composicinpuede variar de complejidad. En nuestro caso vamos a referirnos al SINDICATO como un tipo deestructura formal. (Mcarthy, John, Adaptar, adoptar e inventar lmites y oportunidades, en:Movimientos sociales: perspectivas comparadas, Istmo, Espaa, 1999.

    2 La segunda dimensin aborda las formas organizativas en el momento de la movilizacin, que inclu-yen estructuras formales y no formales, adems de mecanismos de organizacin de movilizacin.

    3 Ver las consideraciones sobre el sindicato en Ren Zavaleta, Forma clase y forma multitud en elproletariado minero en Bolivia, en: Bolivia hoy, S. XXI, Mxico, 1987.

    4 Lo cual vara en cada sector.

  • 30 Los movimientos sociales en Bolivia

    reales o referenciales, se dio en muchos de los diversos sectores que posteriormenteconformaran la COB. La creacin de una estructura sindical que unificase a las es-tructuras dispersas ya existentes, tiene como basamento las tradiciones organizativas5

    y de resistencia, que como en el caso de los mineros se remontaban inclusive hasta els. XIX, con organizaciones artesanales que tambin datan del s. XIX, y sindicatoscomo los de ferroviarios, grficos, etc.

    Esta diversidad de esferas en las que se desarrollaron los sindicatos, muestra tam-bin diversas composiciones del mismo, donde a menudo se entremezclaban manerasde movilizacin consideradas no capitalistas6 que marcaron un desarrollo heterogneoy complejo del sindicalismo boliviano. En el caso del sector minero7, que sera uno delos principales ejes y columna de la Central Obrera Boliviana en las movilizaciones ydentro de su estructura sindical, tena en la memoria colectiva una acumulacin devarias experiencias de movilizacin, desde los primeros motines en 1858 en la minas deCorocoro8 y las resistencias laborales mediante el kajjcheo y el festejo del San Lunes9.

    Las primeras formas de asociacin obrera fueron organizaciones laborales decorte mutualista y de socorro mutuo, directorios, consejos, subconsejos y las ligas,en una poca ms reciente10. En el caso de los artesanos, las primeras mutuales secrearon durante el gobierno de Hilarin Daza11; una de ellas fue la Sociedad In-dustriosa de Artesanos de la Ciudad de Oruro, fundada en 187612; su principalobjetivo era la proteccin mutua de los componentes del gremio, la creacin deBancos de Ahorro, que implicaba acostumbrar a los artesanos a ahorrar el produc-to de su trabajo, adems de impulsar la moralizacin de los mismos, por ejemplocorregir a aquellas personas que se dediquen a la embriaguez13. El departamento deLa Paz tuvo las primeras organizaciones en 188514.

    5 Ver: Gustavo Rodrguez Ostria, El Socavn y el Sindicato, ILDIS, Bolivia. S.f.6 Ibd.7 Vamos a incidir en este sector, por que, precisamente, dentro del mapa de los movimientos

    generados a partir del 2000, pero en particular en el 2003 de acuerdo al recorte temporal pro-puesto en la investigacin se constituy como parte de la fuerza movilizada, es decir, como enteorganizativo en movilizacin, con el avance de los sindicatos mineros, como el de Huanuni (yotros sindicatos inscritos en el sector de la minera cooperativista), que march hacia la ciudadde La Paz en apoyo a las movilizaciones en este departamento.

    8 Ostria, op. cit.9 Ibd.10 Ostria op. cit. y Barcelli, Agustn, Medio siglo de luchas sindicales revolucionarias en Bolivia, 1905-

    1955, Editorial del Estado, 1956, Bolivia.11 E inclusive desde el gobierno de Isidoro Belzu (Delgado, Trifonio, 100 aos de lucha obrera en

    Bolivia, ISLA, Bolivia, 1984).12 Ibd.13 En sus estatutos, la sociedad determinaba: Dirigir los intereses generales de todos los gremios y

    ejercer, sobre todos los artesanos, una Supremaca paternal, para conducirlos al deber, al orden,al trabajo y a la moralizacin (Ibd: 32).

    14 Ibd., p. 54 -55.

  • 31

    Estas asociaciones que se difundieron en varios otros departamentos, esta-ban basadas en el tipo de divisin del trabajo artesanal: maestros y aprendices, esdecir, se trataba de entidades encargadas de organizar y defender a los maestrosmayores, primeros y segundos. En sus reglamentos se dispona que los trabajado-res de cada taller, los aprendices, deban dar debido cumplimiento a su labor, sinretrasos y con puntualidad15. Posteriormente, fueron constituyndose organiza-ciones artesanales unificadas16, y algunas en las dcadas posteriores, con el ttulode Sindicatos, se afiliaron a la estructura de la Central Obrera Boliviana17; sinembargo, en casos como el de la Sociedad Industriosa de Oruro, o la SociedadFraternal de Artesanos Obreros de la Cruz, de La Paz, se mantuvieron hasta des-pus de 197018. No slo los artesanos se organizaron mediante centros de ayudamutua, sino tambin comenzaron a proliferar en sectores como los de ferroviariosy grficos19. Cabe aqu mencionar las organizaciones femeninas, de tendenciasanarquistas, como la Federacin Obrera Femenina (FOF, 1927) compuestas pormujeres del sector del artesanado20. Despus de la Guerra del Chaco, tambinsurgieron los primeros sindicatos de culinarias, apoyadas por la Federacin Obre-ra Local (FOL), contra la disposicin solicitada por seoritas, que no permitaque las mujeres de pollera suban a los tranvas. Posteriormente surgi el Sindica-to de Floristas (1936)21 y los que agrupaban a las mujeres en torno a oficios(comideras, vendedoras, recoberas, viajeras al altiplano, etc.). Estos sindicatosprotagonizaron varias protestas contra la municipalidad y organizaban marchasde mujeres, en apoyo a los trabajadores que haban sufrido las masacres en Uncay Llallagua, o por el 1 de Mayo, donde entraban en marcha hasta El Prado vivandoa la Federacin y dando mueras al gobierno y a los militares22. Estas organizacio-nes no pasaron a formar parte de la COB23, y se mantuvieron hasta despus del 52.La FOF desapareci definitivamente en el gobierno de Ren Barrientos24.

    En las minas, desde finales de 1870, se crearon las primeras asociaciones desocorros mutuos y de tipo cultural, como la Filarmnica Primero de Mayo y el

    15 Ibd.16 Como la Federacin de Artesanos que se cre en 1944.17 Barcelli, op. cit.18 Ibd.19 Ibd.20 Dibbits, Ineke, Wadsworth, Ana, et al., Polleras libertarias. Federacin Obrera Femenina. 1927-

    1965, TAHIPAMU/HISBOL, Bolivia, 1989.21 Ibd.22 Ibd.23 Arauco, Mara Antonieta, Del discurso y la prctica poltica a la exclusin de la mujer trabajadora en

    la Central Obrera Boliviana. El XII Congreso Nacional Ordinario, Trabajo dirigido, indito, 2000.24 Dibbits, op. cit.

    Central Obrera Boliviana

  • 32 Los movimientos sociales en Bolivia

    Centro Social de Obreros. Posteriormente se crearon las federaciones obrerasque incluan organismos de tipo gremial y artesanal (peluqueros, sastres, etc.)25.A un principio, los centros de socorro cumplan supuestamente el papel de pro-teccin mutua26, pero de manera gradual fueron modificando su papel, hasta quecerca de 1920 comenzaron a reivindicar cuestiones referidas a los derechos de lostrabajadores. Fueron estas organizaciones las que enfrentaron las primeras esca-ramuzas, en la segunda dcada del siglo XX, con las gerencias de las minas propie-dad de los barones del estao y empresas extranjeras. Dichos enfrentamientos,como los de Unca o Corocoro, en 1919 y 1921, respectivamente, a la cabeza dela Sociedad Mutual de Mineros, la primera, y la Federacin de Obreros y Mine-ros en el caso de la segunda, se produjeron a partir de los reclamos por incre-mento de salarios, pulperas y por la rebaja de las horas de trabajo27. Los proble-mas para las empresas se multiplicaron, puesto que en varias zonas mineras seexpandieron las organizaciones obreras y mineras, que presentaban pliegospetitorios y protagonizaban quemas y refriegas.

    Estas organizaciones en las minas no eran de corte netamente obrero, sino queincluan representantes de sectores artesanales, como es el caso de la FederacinObrera de las minas en Chichas28 que, para Ostria, se trataba de una asociacin basa-da en territorio y no en el tipo de trabajo. Por otro lado, estas asociaciones que articu-laban a las clases pobres semiurbanas crearon un tipo de movilizacin, el motn y larebelin, similar a los estudiados por E. Hobsbawm bajo la forma de turba o mu-chedumbre29 de las ciudades pre-industriales de Europa del siglo XVIII, y que en estecaso no slo articulaba hbitos artesanales sino tambin agrario-indgenas30.

    El sindicato, constituido por obreros de oficio31, comenz con experienciascomo la de las federaciones mineras de Llallagua y La Salvadora, donde se

    25 Ostria, Gustavo, op. cit.; Delgado, Trifonio, op. cit.; y Barcelli, Agustn, op. cit.26 Aunque T. Delgado seala que casi no hacan nada por sus componentes, a parte de cobrar su

    aporte.27 En el caso de la federacin, sta inclua a varias confraternidades y centros de distinto tipo.

    (Ostria, op. cit.).28 Ibd., p. 68.29 Hobsbawm, Eric, Rebeldes primitivos. Estudios sobre las formas arcaicas de los movimientos sociales

    en los siglos XIX y XX, Crtica, Espaa, 2001.30 Como veremos ms adelante, en el acpite referido a Repertorios de Movilizacin, el sindicato

    no rompi con las antiguas formas que tenan los mineros de movilizarse; de hecho, los motinespersistan, aunque en menor medida. Dentro de la cultura obrera tambin pervivan los ritos alTo de la mina, que se convirtieron en formas de resistencia contra la lgica de ordenamientodel tiempo y el trabajo capitalista (Ver: Gustavo Rodrguez, op. cit. y Lavaud, Jean Pierre, Elembrollo boliviano. Turbulencias sociales y desplazamientos polticos. 1952-1982, Hisbol, 1998).

    31 Hablamos de obreros permanentes, quienes trabajaban en grandes empresas que introdujeroninnovaciones tecnolgicas, como mquinas que funcionaban con electricidad, ferrocarriles, etc.;y a su vez nuevas formas de organizacin del trabajo. stas fueron las condiciones de posibilidadpara la organizacin del obrero industrial u obrero de oficio en los sindicatos que luego se cons-

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    aglutinaron solamente a trabajadores mineros32. Despus de la Guerra del Chaco,surgieron o se reorganizaron varios sindicatos; era frecuente tambin el movi-miento de activistas que ya haban tenido experiencias de este tipo, inclusive enotros pases33.

    A partir de 1936, con la apertura poltica hacia las organizaciones obreras inicia-da por los gobiernos del llamado socialismo militar se expandi el proceso desindicalizacin34. Efectivamente, dentro del desarrollo de las organizaciones sindica-les, que era creciente, se instauraron en las minas sindicatos como los de Morococala,Catavi, Huanuni, Machacamarca, Cataricagua, Llallagua, La Unificada, Itos, LaColorada, Colquiri, Vinto, Socavn35, que protagonizaron varias huelgas y motinesreclamando un incremento de salarios. En Oruro, los sindicatos mineros obtuvieronel decreto de sindicalizacin obligatoria y la abolicin de las sociedades mutuales,que estaban ligadas a las compaas mineras36.

    Uno de los intentos importantes de unificar varios sindicatos fue la Confe-deracin Sindical de Trabajadores de Bolivia (CSTB), creada en 193937; en elmismo ao se dio el Primer Congreso Minero, que culmin en la formacin dela Confederacin Nacional de Trabajadores Mineros, que dictamin como unade sus medidas la prohibicin de cualquier militancia partidaria; sin embargo,esta confederacin tuvo una duracin efmera38.

    La estructuracin y organizacin formal del sindicato se dio a partir de laexistencia de una voluntad colectiva, la que permiti el establecimiento de redesde solidaridad y de movilizacin, que se ponen de manifiesto en los periodos deenfrentamiento. Un momento que constituy el sindicalismo minero como rga-no de movilizacin fue la Masacre de Catavi de 1942, donde los sindicatos mine-ros de base pusieron de manifiesto algunas de sus potencialidades como formamovilizatoria39. Fue all donde se logr una de las primeras unificaciones, cuandode una manera contundente cerca de siete u ocho mil trabajadores que forma-

    tituiran en el eje de la COB. Garca lvaro, La condicin obrera. Estructuras materiales y simbli-cas del proletariado de la minera mediana (1950-1999), IDIS-UMSA/COMUNA, Bolivia, 2001.

    32 Ibd., p. 80.33 Por ejemplo, la participacin de dirigentes que haban adquirido experiencias organizativas en

    las salitreras chilenas. (Ostria, op. cit.).34 Malloy, James, La revolucin inconclusa, CERES, 1989.35 Ostria, op.cit.36 Delgado, op. cit. y Ostria, op. cit.37 Barcelli, op. cit.38 Ostria, op. cit.39 Por supuesto, no obviamos las anteriores experiencias de movilizacin, como la que se sucedi

    en Unca, con la Federacin Central de Mineros, dentro de la cual se incorporaron los subconsejosde Catavi, Siglo XX y Llallagua, y que termin en una masacre ordenada por el gobierno de B.Saavedra o las huelgas que proliferaron desde 1900 hasta 1924 en Unca y todas las experienciasde movilizacin particularmente en las minas y que sirvieron para tejer lo que sera luego unatupida red de solidaridad obrera por empresa.

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    ban parte de los sindicatos de Llallagua, Siglo XX, Cancairi, Miraflores y Catavi40

    se enfrentaron a los soldados, quienes dispararon a la multitud provocando, se-gn informes oficiales, 19 muertos y 40 heridos41. En esta ocasin, la represinprovino no slo de la Patio Mines Enterprises, sino tambin, y de una formamuy clara, del Estado42.

    Desde 1940 hasta la Revolucin Nacional, los momentos de unificacin,en tanto estructura formal duradera y en los lapsos de movilizacin, se dierona partir de Congresos en varios sectores de la sociedad, donde se crearon Fe-deraciones y Confederaciones que aglutinaban a organizaciones y sindicatoshasta ese momento dispersos43, y que convocaron a las primeras movilizacionesdonde participaron sectores unidos en un mismo ente sindical mayor. Assucede con la huelga general declarada el 12 de octubre de 1941, donde par-ticiparon mineros, choferes, fabriles, grficos, empleados y los ferroviarios44,esferas sindicales que crearon el Comit de Emergencia, instancia que orga-niz la resistencia frente a la polica45 y que luego obtuvo sus principales de-mandas.

    Con respecto a las organizaciones fabriles, las primeras en crearse fueron lasdel ramo correspondiente a las textileras46 y a las industrias manufactureras, comola Figliozzi, Volcn, Cementos Viacha, Cerveceros, Komori, Vidrios, Cartones,IBUSA47, que comenzaron a organizarse a partir de los aos 30. En 1936, porejemplo, se conoca ya al Sindicato de Textiles que agrupaban a varios sindica-tos de las fbricas de tejidos. Una primera tentativa de agrupamiento de losdiferentes sindicatos fue la Unin Sindical de Trabajadores Nacionales Fabriles,creada en 1941 y que funcion hasta 195148. Esta Unin se reconoca a s mis-ma, en sus estatutos, como un ente para la unin y solidaridad de todos susafiliados, y funcionaba a partir de un Comit Ejecutivo, elegido entre los dele-gados de cada fbrica49. Despus de 10 aos, en 1951, en una reunin a la cualasistieron delegaciones de Oruro, Cochabamba, Potos, Sucre y La Paz, se fun-

    40 Lora, Guillermo, Historia del movimiento obrero, T. III, Los Amigos del Libro, 1980.41 Ostria, op. cit.42 Ibd.43 As sucedi en el sector de ferroviarios, fabriles, maestros, empleados de gobierno, etc. (Barcelli,

    op. cit.).44 Barcelli, 1956.45 Ibd., p. 154.46 Lora, op. cit.47 Segn los datos que se tienen, estas industrias haban comenzado a operar inclusive desde 1880,

    como la embotelladora de Sodas, en Potos, y posteriormente se asientan otras empresas comola Salvietti, la Figiozzi, la de muebles la Said, etc. (Lora, 1979 y Garca, lvaro, Reproletarizacin.Nueva clase obrera y desarrollo del capital industrial en Bolivia (1952-1998), Comuna, Bolivia, 1999).

    48 Lora, op. cit.49 Ibd., p. 161.

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    d la Confederacin General de Trabajadores Fabriles de Bolivia (CGTFB), cuyoprimer Secretario fue Germn Butrn, que participara posteriormente en elprimer Comit Ejecutivo de la COB junto a Juan Lechn50. Esta organizacin noobtuvo reconocimiento gubernamental sino despus del 52 y mantuvo su apo-yo al gobierno del MNR durante los primeros aos de la Revolucin. Sin embar-go, ya en el IV Congreso de 1959 la estructura fabril cambi su posicin yrechaz el co-gobierno de la Central Obrera Boliviana con el MNR, repudiandotambin el Plan Eder51.

    Los trabajadores mineros, por su parte, en el Congreso que llevaron a caboen Huanuni en 1944 crearon la Federacin Sindical de Trabajadores Mineros deBolivia (FSTMB)52, que posteriormente lograra reunir hasta 50 mil miembros en197053. Esta federacin, en su primer tiempo de vida, se encarg de promover lasindicalizacin de varios sectores mineros, ayudando a tejer redes de solidari-dad54 entre los diferentes sindicatos de base. En sus estatutos, este organismo sedefina como netamente sindicalista, cuyos fines eran bsicamente unir a todoslos trabajadores mineros del pas, a travs de sindicatos de base, para que se inte-graran a la representacin sindical mayor con un representante o Secretario Eje-cutivo. En los Congresos que deban realizarse cada ao, cada sindicato y sudelegacin tenan derecho a un voto, adems que deban elegir al Consejo Di-rectivo de la FSTMB55.

    En los momentos de represin fueron los sindicatos de base, recreados y per-manentemente reconstruidos incluso en la clandestinidad56, los que funcionaron yresistieron. En tanto estructura de organizacin formal, la FSTMB cumpla, en losmomentos de movilizacin, un papel de coordinacin y unificacin de todas estasclulas de organizacin minera, promoviendo a su vez lazos y redes intersindicales57,factores que forman parte del accionar de la forma sindicato.

    50 Que tambin estaba influenciada por el MNR (Lora, op. cit.).51 Ibd., p. 178.52 Algunos autores, como Ostria, han hecho notar que la FSTMB se organiz en parte por el trabajo de

    dirigentes que formaban parte del MNR. Sin soslayar este tema, vamos a destacar el hecho de que seconstituy en un hito importante en la historia del sindicalismo minero, tanto como estructuraformal y como estructura de movilizacin, y ms si consideramos que, no muy tarde (desde elgobierno de Siles), los sindicatos de base comenzaron con la ruptura del pacto con el MNR.

    53 Los afiliados de los sindicatos mineros provenan no slo de los trabajadores de la COMIBOL,creada despus de la Revolucin, sino, aunque en menor medida, de sectores cooperativistas yempresas privadas (Lavaud, 1998).

    54 Ostria, op. cit.55 Estatutos de la Federacin Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia.56 Ibd.57 Recalcamos que esto es en los momentos de movilizacin, puesto que despus la dirigencia sin-

    dical tena varias crticas de sus propias bases respecto a su separacin de la primera con lasltimas, lo que se evidenci especialmente en 1957, en el III Congreso de la COB, donde en lossindicatos se discute ya el problema del alejamiento de las bases y la dirigencia.

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  • 36 Los movimientos sociales en Bolivia

    Durante lo que se ha conocido como la poca del sexenio (1946-1952)58, lasmovilizaciones se agudizaron en el rea urbana, en el rea rural y en los enclavesmineros, hasta derivar en la Guerra Civil de 194959 y posteriormente en los sucesosde abril de 1952. Las medidas adoptadas durante los gobiernos de Hertzog,Urriolagoitia y, en general del Partido de la Unin Republicana Socialista (PURS)60,propag una movilizacin general sin precedentes. Desde 1947, los choques, de-tenciones, prohibiciones sobre los sindicatos, huelgas y masacres, como la del 28 defebrero de 194761, o la de Catavi-Siglo XX de mayo de 1949 caracterizaron a esteperodo de creciente inestabilidad del gobierno.

    En el rea urbana, los ferroviarios y los fabriles protagonizaron varias protestas.En estas movilizaciones se crearon comits, como el Comit Obrero de Emergencia,como una forma de fusionar a diferentes rganos sindicales (bancarios, fabriles, grfi-cos y estudiantes) en la huelga donde la preponderancia la tuvieron los trabajadoresferroviarios62. En 1950, un Comit compuesto por varios sindicatos de los distintossectores de la sociedad decretaron una huelga y protagonizaron desfiles y marchas,donde pequeos grupos de personas circulaban por los barrios haciendo cumplir lahuelga, y los rganos represivos, por su parte, tomaban por asalto la UMSA y laNormal Superior. Las barricadas aparecieron en las calles de la ciudad de La Paz, ylos enfrentamientos con la polica y el ejrcito se generalizaron. En esta moviliza-cin, tuvieron un papel importante los sindicatos y su Comit, que lograron apode-rarse, armas en mano, de todos los barrios obreros hasta El Prado y resistir el avan-ce de las tropas del ejrcito, hasta que todo termin en la masacre contra los fabrilesen Villa Victoria63.

    La insurreccin popular de 1952y la creacin de la Central Obrera Boliviana (COB)

    Hasta aqu, vimos las formas de organizacin en el perodo de pre-revolucio-nario, antes de la creacin de la Central Obrera Boliviana. Como hemos seala-do, exista una amplia experiencia y tradicin organizativa y de movilizacin,como las sociedades mutuales y los sindicatos propiamente dichos. Zavaleta es-criba que existen determinados lugares en la historia en los cuales se fusionandiferentes tiempos, que configuran el cuerpo mltiple y a la vez unificado de la

    58 Malloy, op. cit. y Barcelli, op. cit.59 Barcelli, op. cit.60 Una coalicin de distintas tendencias republicanos clsicas, saavedristas y un ala de la genera-

    cin del centenario, en oposicin a los liberales, y que gan las elecciones por un mnimomargen en 1947. (Malloy, op. cit.).

    61 Barcelli, op. cit.62 Ibd.63 Ibd.

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    rebelin64. Precisamente, la historia de las resistencias del movimiento popular boli-viano incorpora varios tiempos, desde el tiempo agrario, el de los Kataris, y el tiempoindustrial de las minas o el artesanal. En el transcurso del desarrollo del sindicato,estn entremezcladas varias de estas historias, y en la Revolucin de 1952 se combinaron yfusionaron varias experiencias organizativas y de accin colectiva65, donde participaronorganizaciones como la de los fabriles, mineros, ferroviarios, estudiantes universitarios, cam-pesinos, etc. A continuacin, vamos a tratar de sintetizar los momentos histricos de lafundacin de la COB, sus formas estructurales de organizacin sindical (la relacin bases-dirigencia), su funcionamiento, y algunos momentos de movilizacin ms importantes.

    El golpe de Estado del MNR, planeado en un inicio con el general TorresOrtiz, se ejecut, al final, con el general Seleme, para instaurar un rgimenmovimientista-militar66. En un principio, el golpe de Estado estuvo restringidoa la participacin de pocas personas, y bsicamente se circunscribi a la ciudadde La Paz67, y pareci destinado al fracaso, porque gran parte del ejrcito man-tuvo la fidelidad para con la Junta Militar. Ante este panorama, Seleme recu-rri a buscar asilo. Al da siguiente, lo que haba comenzado como un golpedigitado por el MNR, termin con el levantamiento de los sectores civiles noslo en La Paz, sino tambin en Oruro, Potos y Cochabamba. Con su fuerzaorganizativa y de combate, mineros, fabriles y el pueblo en general se enfrental ejrcito68, utilizando las armas capturadas y entregadas a los obreros y traba-jadores. Los fabriles de Viacha marchaban hacia La Paz, los mineros de Millunise aprestaban de la misma forma para llegar al centro de gobierno69, tomando elferrocarril de El Alto y capturando un vagn con municiones. Los mineros ro-dearon Oruro como tctica para inmovilizar a las tropas leales al gobierno, mien-tras que en la Ceja de El Alto estaba listo otro contingente de mineros paradeslizarse hasta la hoyada y llegar a la Plaza Murillo70. De la misma forma, lasbarricadas aparecieron en las zonas obreras y marginales de La Paz71. El ejrcitofue derrotado por fabriles, mineros y civiles; entretanto, masivas marchas ar-madas desfilaron y festejaron hasta llegar al centro de la ciudad72. De esta ma-nera, el MNR qued a la cabeza de un movimiento que no haba previsto73.

    64 Zavaleta, Ren, Las masas en noviembre, Juventud, La Paz, 1983.65 Pero tambin se dejaron de lado las experiencias organizativas de la FOF, por ejemplo, que no se

    afiliaron a la estructura de la COB.66 Malloy, op. cit.67 Ibd., p. 206.68 Ibd.69 En este caso se trataba de un sector que perteneca a la minera mediana.70 Malloy, op. cit.71 Barcelli, op. cit.72 Lazarte, Jorge, Movimiento Obrero y Procesos Polticos en Bolivia. Historia de la C.O.B. 1952-

    1987, ILDIS, Bolivia, 198973 Malloy, op. cit.

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  • 38 Los movimientos sociales en Bolivia

    En esta coyuntura de movilizacin general se sucedi la derrota fsica del ejr-cito y el triunfo de los trabajadores, que con armas en mano ingresaron enmultitudinarios desfiles como milicias obreras.

    Posteriormente, bajo el impulso de la FSTMB, que haba participado de formaactiva en el derrocamiento de la Junta y la rosca, se dio paso a la creacin de unaorganizacin, pensada para unir a todos los sindicatos de trabajadores. Despus deintentos anteriores, como la conformacin de la Central Nacional de Trabajadores(CNT) y la Central Sindical de Trabajadores de Bolivia (CSTB), se cre la CentralObrera Boliviana, en ambientes del Sindicato Grfico de La Paz74, como una organi-zacin de organizaciones sociales. El 16 de abril se reunieron todos los sindicatos yesferas organizadas de la sociedad75, con 70 delegados miembros de las 10 organiza-ciones sindicales presentes76, y decidieron por unanimidad crear un nuevo enteaglutinador. El 17 de abril fue elegido el primer Comit Ejecutivo (provisional) de laCOB, el que estuvo liderizado, como lo estara hasta 1987, por Juan Lechn Oquendo77.La Central Obrera Boliviana proclam sus lineamientos generales, cuyos puntos msimportantes eran los siguientes: primero, nacionalizacin de minas, ferrocarriles y laimplementacin de la revolucin agraria78; segundo, mantener la independenciapoltica-nacional e internacional79. Despus de la posesin del CEN, y establecidoslos lineamientos principales de la nueva organizacin, esta instancia convoc a unamarcha a la que acudieron cerca de 100 mil personas, entre ellos las milicias armadasobreras80. Desde entonces y hasta el da de hoy, la COB se convirti en un movimien-to social que estructuralmente es la articulacin de varios movimientos sociales, entorno a la conduccin y hegemona obrera.

    En 1954 se llev a cabo el Primer Congreso de la Central Obrera Boliviana,que se inici el 31 de octubre, al que asistieron numerosos delegados nacionales yextranjeros, contando con la presencia del entonces presidente Vctor PazEstenssoro81. En este Congreso se aprobaron el programa, declaracin de princi-pios y los estatutos de la COB. La Central Obrera Boliviana se define como la

    74 Cuaderno de capacitacin: La Central Obrera Boliviana y su historia, INESC, Bolivia, 1992.75 Estuvieron presentes la FSTMB, la Confederacin de Trabajadores Fabriles, Confederacin Fe-

    rroviaria, Federacin de Empleados de Bancos y Ramas Afines, Sindicato Grfico, Empleadosdel Comercio e Industria, Sindicato de constructores y Albailes, Sindicato de Panificadores,Confederacin de Campesinos y Federacin Agraria (Lazarte, 1989: 6).

    76 Ibd.77 Ibd.78 Que luego se concretaran el 31 de octubre de 1952 con la firma del decreto de la nacionaliza-

    cin de minas, en los campos de Mara Barzola, y el 2 de agosto de 1953 con la firma del decretode Reforma Agraria en Ucurea. (Lazarte, op. cit. y Klein, Herbert, Historia de Bolivia, Juventud,1988).

    79 Ibd.80 Ibd.81 Cuaderno de capacitacin: La Central Obrera Boliviana y su historia, INESC, Bolivia, 1992.

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    mxima institucin sindical que defiende los derechos y reivindicaciones de to-dos los trabajadores de Bolivia, sin aceptar intereses contrarios a la clase obre-ra82. Las lneas generales de los estatutos fijados en 1954 siguieron vigentes,aunque se dieron algunas modificaciones en otros congresos posteriores.

    La fuerza de la clase obrera de la COB

    En conjunto, cuatro elementos son los que resultan decisivos para la consa-gracin de la forma sindical por encima de otras maneras de organizacin laboral.

    1. Las caractersticas de los procesos de acumulacin de capital y de consu-mo de la fuerza de trabajo que, por una parte, comienzan a concentrarenormes volmenes de medios de trabajo y fuerza de trabajo para llevaradelante una produccin masiva. Ciertamente no son muchas las em-presas que cumplirn estos requisitos, pero las que s la tienen, comenza-rn a jugar un rol de primera lnea en la conformacin de la nueva expe-riencia sindical, en la autopercepcin obrera de que ellos son los quesostienen al pas por la cantidad de recursos y dinero que depende de sutrabajo y, ante todo, en el asentamiento de una cultura obrera que articu-la el trabajo, el lugar de vivienda, las celebraciones, los encuentros fami-liares y la descendencia.Estos grandes centros de trabajo (Volcn, Soligno, Forno, Siglo XX-Catavi,Huanuni, Colquiri, Caracoles, Manaco, etc.), por sus caractersticas es-tructurales de concentracin de enormes montos de inversin tcnica ycapital variable, se apoderaba de una fuerza