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    Umbrales hermenuticos: los prlogosy advertencias de fray Bernardinode Sahagn

    Doctora en losoa por la Universidad de Pittsburgh.Imparte cursos de literatura colonial y teora postcolo-nial en Queens College, cuny. Actualmente, seencuentra trabajando en un proyecto de libro,La crisisde la hermeneusis cristiana en el Nuevo Mundo: fray

    Bernardino de Sahagn y los doce franciscanos.

    En la obra de ray Bernardino de Sahagn los prlogosy comentarios al lector se pueden leer, de maneraautnoma, como un programa pedaggico. En esteartculo se exploran los prlogos y advertencias queantepone Sahagn a suHistoria general y la posibili-dad de una lectura autnoma de los mismos en pos derescatar el programa pedaggico y hermenuticoenunciado por el ranciscano.

    Sahagn, Prlogos y advertencias, Historia General delas Cosas de Nueva Espaa, programa pedaggico yhermenutico.

    In the work o Fray Bernardino de Sahagn, theprologues and addresses to the reader can be read,autonomously, as a pedagogical program. In thisarticle, the author explores the prlogos andadvertencias that precede Sahagns General Historyas well as the possibility o an autonomous reading o

    the aorementioned texts in order to highlight thehermeneutical and pedagogical program ormulatedby the Franciscan.

    Sahagn, Prologues and advices, General History othe Things o New Spain, pedagogical and hermeneu-tical program.

    mariana c. zinni

    resumen

    palabras claVe

    abstract

    keywords

    estudios de cultura nhuatl 43, enero-junio de 2012, p. 161-183

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    Umbrales hermenuticos:

    los prlogos y advertencias

    de fray Bernardino de Sahagn

    marianac. zinni

    [El exordio] es el comienzo del discurso, lo mismo que el prlogo en la poesa y elpreludio en la msica de la fauta, pues todo esto son prembulos y como preparacindel camino para lo que sigue [] Pues la uncin del prlogo, y la ms caracterstica,es la de exponer cul es el n al que se dirige el discurso.

    Aristteles

    el autor, una vez terminado el libro, y en la precipitacin de redactar un prlogo,percibe claramente que est penetrando en un vehculo nuevo, independiente, amoro;el escritor podr modelarlo, pero l mismo deber jarse de antemano unasdirecciones y lmites ideolgicos.

    Antonio Porqueras Mayo

    En la obra de ray Bernardino de Sahagn, en especial en la Historia general delas cosas de Nueva Espaa (1540-1585), los prlogos y comentarios al lector sepueden leer, de manera autnoma, como un programa pedaggico. En estasdos clases de prlogos e intervenciones subjetivas de nuestro raile, bien die-

    renciadas del cuerpo textual, atienden a distintas necesidades pragmticas quese resumen en la manera de relacionarse con el texto, el lector y el mundo. Enesta red textual se puede leer se deja leer la presencia de Sahagn sobre-volando toda su obra, sus comentarios, indicaciones, guios, etctera. Imagi-namos al anciano raile componiendo el texto, interviniendo sutilmente ennuestras concepciones y lecturas, guindonos por el mare magnum escriturario,hacindonos experimentar el prlogo.

    La monumental enciclopedia sahaguntina consta de doce libros reeridosa la compleja cosmovisin nahua. La Historia general, texto en dos columnas,

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    nhuatl y espaol,1 ue compuesta a partir de una serie de cuestionarios elabo-rados por el propio Sahagn y escrita con la ayuda de sus nahuatlatos, estu-diantes trilinges del Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco.2 Su obra magna,

    esencialmente concebida como una enciclopedia ilustrada y trilinge que daracuenta de buena parte del saber nahua3 desde la teogona hasta la visin de losvencidos, est dividida en doce libros.4 Cada uno de ellos est precedido por,al menos, un prlogo, y varios de estos libros, por textos dirigidos especca-mente al lector.

    El propsito de la enciclopedia, tal como lo explicita el mismo raile, eradar a conocer entre sus colegas misioneros algunos aspectos esenciales de lacultura y la historia de los pueblos nahuas. De ese modo, a travs del conoci-miento, intentaba mejorar las herramientas existentes en pos de lograr unaconversin ms eectiva, ya que, comprendiendo el carcter nahua desde susaspectos ms nimios, sera ms cil acceder a zonas del imaginario indgenapara catequizar. Comenta que la primera copia del texto data del ao 1569 yadvierte que

    1 Algunas partes no ueron totalmente traducidas, por lo que nos encontramos muchas

    veces con un texto disparejo, con algunas secciones solamente en su versin nhuatl, anotadas,corregidas y hasta censuradas por Sahagn.2 El ranciscano menciona a sus nahuatlatos en el prlogo al Segundo Libro: Antonio Va-

    leriano, de Azcapotlzalco, Antonio Verjarano, oriundo de Cuahuhtitln, Martn Jacobita, Pedrode San Buenaventura y Andrs Leonardo, todos ellos nacidos en Tlatelolco. Estos estudiantes,pertenecientes a la elite mexicana, ueron de invalorable ayuda, ya que no slo recabaron lainormacin necesaria sino que, adems escribieron la seccin nhuatl del texto, la tradujeronal espaol (mientras ray Bernardino revisaba la misma) e ilustraron prousamente la obra.

    3 LaHistoria generaltiene propensiones de totalidad.4 Escreb doce libros de las cosas divinas, o por mejor decir idoltricas y humanas y

    naturales desta Nueva Espaa, el primero de los cuales trata de los dioses y diosas que estos

    naturales adoraban; el segundo, de las estas con que los honraban; el tercero, de la inmorta-lidad del nima y de los lugares adonde decan que iban las almas desque salan de los cuerpos,y de las suragias y obsequias que hacan por los muertos, et c.; el cuarto libro tracta de laastrologa judiciaria que estos naturales usaban para saber la ortuna buena o mala que tenanlos que nacan; el quinto libro trata de los ageros que estos naturales tenan para adivinar lascosas por venir; el libro sesto trata de la retrica y la losoa moral que estos naturales usaban;el sptimo libro trata de la losoa natural que estos naturales alcanzaban; el octavo librotrata de los seores y de sus costumbres y maneras de gobernar la repblica; el libro nonotrata de los mercaderes y otros ocios mecnicos, y de sus costumbres; el libro dcimo tratade los vicios y virtudes desta gente, al proprio de su manera de vivir; el libro undcimo trata delos animales y aves y peces y de las generaciones que hay en esta tierra, y de los rboles,

    yerbas y fores y rutos, metales y piedras y otros minerales; el libro dudodcimo se intitulaLa conquista de Mxico (Prlogo al Libro Primero, 33).

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    Es esta obra como una red barredera para sacar a luz todos los vocablos desta

    lengua con sus propias y metaricas signicaciones y todas sus maneras de hablar,

    y las ms de sus antiguallas buenas y malas. Es para redemir mil canas, porque

    con harto menos trabajo de lo que aqu me cuesta podrn los que quisieren saberen poco tiempo muchas de sus antiguallas y todo el lenguaje desta gente mexi-

    cana.Aprovechar mucho toda esta obra para conocer el quilate desta gente mexicana []

    (33, nasis agregado).

    Este ltimo punto es uno de los objetivos claramente enunciados por elranciscano, que intentar probarlo a lo largo de las muchas pginas que dedicaa sus intervenciones prologales. Curiosamente, Sahagn decidi ormularlotempranamente, en el prlogo al Primer Libro, para que quedara explicitadodesde un principio, y lo reorzara varias veces a lo largo de su red paratextual.

    Si bien en laHistoria generalno se presenta un pensamiento condensado,un sistema acabado,5 ste se encuentra disperso, desordenado, desperdigadoen dierentes lugares, de acuerdo a las necesidades del momento. En el prlogoal Segundo Libro el ranciscano describe las condiciones de produccin, elmtodo, nombra, como ya he mencionado, a sus ayudantes trilinges y el orden

    en que ue llevada a cabo la coneccin de la obra. Asimismo, el raile da cuen-ta de algunos aspectos de ndole personal que no le permitieron llevar a cabosu labor segn lo planeado, queja amarga que reaparecer una y otra vez en sustextos periricos. En consecuencia, a lo largo de las pginas, de los temas y,sobre todo, de los aos invertidos en la composicin de la Historia generalnosencontramos con reormulaciones, reelaboraciones, y hasta ideas contrarias enuna coleccin interesante que conviene desentraar y leer de manera progra-mtica, puesto que las ideas personales de Sahagn slo se hacen explcitas

    en los prlogos, apndices e interpolaciones que agreg al texto bsico (ennhuatl y castellano) (Bustamante Garca, 23).

    Los preacios de ray Bernardino doce prlogos propiamente dichos,6siete invocaciones al lector y una exclamacin del autor conorman lo que

    5 Sahagn no escribe una doctrina sobre su postura respecto de la evangelizacin novo-hispana o, como se lamenta Nicols DOwler, carecemos de un epistolario sistemtico en elcual exprese sus ideas.

    6Si bien los libros que componen laHistoria generalson doce, el ltimo, correspondientea la versin nhuatl de la conquista de Mxico, no posee un prlogo catalogableper se, sino

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    llamar umbrales epistemolgicos, espacios hermenuticos en los cualesranquea la lectura y nos presenta un programa relativamente completo entanto que interviene (a posteriori) en sus propios textos, re-leyndolos y, al mis-

    mo tiempo, sobre-escribindolos.Lograr una denicin acertada o completa del gnero prlogo atentara

    contra su esencia: la libertad escrituraria que propone y cierta laxitud genricaque podemos encontrar en l. Sin embargo, hay caractersticas discursivas quelo encuadran y que por lo tanto lo limitan en relacin con otros textos. Para elcrtico espaol Alberto Porqueras Mayo, el gnero en cuestin es

    el vehculo expresivo con caractersticas propias, capaz de llenar las necesidades

    de la uncin introductiva [sic]. Establece un contacto que a veces puede ser

    implcito con el uturo lector u oyente de la obra, del estilo de la cual a menu-

    do se contamina en el supuesto de que prologuista y autor del libro sean una

    misma persona. En muchas ocasiones puede llegar a ser, como ocurre recuente-

    mente en nuestro Siglo de Oro, un verdadero gnero literario (p. 42).

    En el caso de Sahagn, la coincidencia entre autor (causa material de la

    obra) y prologuista es doblemente interesante, ya que si bien se hace cargo delos temas propuestos en los cuestionarios, la edicin, compilacin y direccinde laHistoria generalen el sentido en que arma el manuscrito, y compagina lainormacin, sta est compuesta por muchas manos, los amosos nahua-tlatos que menciona en el prlogo al Libro Segundo, mientras que los prlogosson escritos, todos y cada uno de ellos, exclusivamente por la pluma del ran-ciscano. Por lo tanto, es su voz, autnoma y ms o menos coherente, pese a

    un Al lector. Contamos doce prlogos si incluimos el general a la obra, que antecede alPrlogo al Libro Primero, y abre con la amosa comparacin entre el mdico y los conesores:El mdico no puede acertadamente aplicar las medicinas al enermo sin que primero conozcade qu humor o de qu causa procede la enermedad, de manera que el buen mdico convie-ne sea docto en el conocimiento de las medicinas y en el de las enermedades, para aplicarconveniblemente a cada enermedad la medecina [sic] contraria. Los predicadores y conesores,mdicos son de las nimas; para curar las enermedades espirituales conviene tengan esperitiade las medicinas y de las enermedades espirituales, el predicador de los vicios de la repblica,para enderezar contra ellos su doctrina, y el conesor, para saber preguntar lo que conviene yentender lo que dixesen tocante a su ocio, conviene mucho que sepan lo necesario para

    ejercitar sus ocios (31). stas son las primeras palabras de Sahagn, las que ranquean laentrada a suHistoria general.

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    los continuos vaivenes, la que omos en los numerosos prembulos. Es ahdonde dejar constancia de su preceptiva y gua la lectura, a la vez que se hacepresente proponiendo cierto grado de modernidad gracias a la aparicin de la

    propia e insoslayable subjetividad del prologuista.El texto sahaguntino adquirir, por medio de la lectura de sus muchas

    advertencias, un carcter de ejemplaridad y un sentido didctico absolutamen-te maniesto. La mayora de las veces, estas advertencias al lector y prlogosdiseminados no necesariamente sern notas marginales o refexiones aisladas,sino que ormarn un programa pedaggico desarticulado y vacilante que seadapta y cambia con el correr del tiempo (Sahagn trabaja en laHistoria generaldurante poco ms de cuarenta aos) y las circunstancias que rodean su labor.La continua revisin y reescritura del manuscrito el cual parece no estarnunca terminado, vctima de innumerables correcciones, adendas, modicacio-nes, etctera lo convierten en una obra en indisoluble inconclusin y por lotanto, la labor editorial de Sahagn ser permanente. Los prlogos son escritosen dierentes momentos y condiciones en la elaboracin del texto y, por su-puesto, con distintos propsitos, objetivos y lectores en mente.

    En general, el prlogo, al explicar determinadas circunstancias (de compo-

    sicin, por ejemplo) de la obra, busca una lectura correcta de la misma queayude al entendimiento y se erija como primer modelo de interpretacin ylectura: la interpretacin y lectura del propio autor en tanto que permite ciertaautorrefexin autorial ligada a la emergencia de una subjetividad (moderna) y,en este momento, todava vacilante. En otras palabras, el prlogo, lugar demarcada retoricidad, hace gala de un proundo sentido didctico: nos dice quhacer, cmo leer. Por otro lado, el prlogo es un pre-texto. En primer lugar, seposiciona delante del texto que debemos leer, y adems, sirve como excusa.

    Diseado cuidadosamente teniendo en cuenta su destinatario (y el desti-natario nal del texto en s, ya que los textos coloniales pasan por una serie dereceptores ms o menos dierenciados antes de llegar a quien o quienes estpensado, esto es, el censor, ociales religiosos y gubernamentales, autoridades,etctera), unciona como una suerte de pedagoga con cierto rigor preceptivo queacilita un grado de comunicacin directa con su lejano lector. Por otro lado, ya ms de capturar la atencin y buena voluntad del lector, el prlogo introdu-

    ces the reader to the texts that ollows, an orientation that acilitates reading,but, more importantly, guides the readers interpretation o the ensuing text.

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    (Zamora,Reading,p. 58). Se presenta como una lectura correcta, al tiempoque posee un uerte carcter metatextual en el cual se refexiona minuciosa-mente sobre las condiciones de la propia textualidad. Remito al prlogo del

    Libro Segundo, en el cual anuncia las condiciones de produccin de la obra,el pedido del padre superior, el diseo de los cuestionarios, la ayuda de losnahuatlatos, la manera de composicin de la Historia generaly buena parte delas vicisitudes con las que se encontr para poder culminarla.

    Siguiendo esta idea, el prlogo presenta en su mismo seno el proceso deautorizacin del (propio) texto, al tiempo que propone una intervencin en laobra de manos del prologuista. Instaura un punto de partida, desplaza la mira-da, pero, sobre todo, promueve un alto grado de accin pedaggica que estarligada a las condiciones ticas del prlogo en s. En el caso de Sahagn, estaaccin pedaggica ser cristiana: ensear y establecer algunos principios acercade cmo evangelizar (sobre todo en el prlogo al libro de los Colloquios y doc-trina christiana [1564], donde estipula los cuatro undamentos de la empresaevangelizadora y su ecacia),7 y presentar un contenido doctrinal de modoadecuado.

    El prlogo se piensa como espacio dramtico: lo que dramatiza, en pri-

    mera instancia, es una escena de lectura que deviene en escena de enunciacin,donde esbozar la propia subjetividad y hacerla aparecer ante el sincero lector,primer destinatario de esta red textual que se proyecta hacia l como tal, y

    7 Estos undamentos sern considerados por el mismo Sahagn como la piedra basal dela empresa evangelizadora de los ranciscanos en el Nuevo Mundo, tal como los enuncia enel Prlogo de Colloquios: el prior undamento que echaron [los Doce primeros ranciscanosen las conversaciones con los sabios nahuas] de su doctrina ue darlos a entender que ellosvenan embiados a los conuertir a Dios [] el qual undamento no slo tomaron los apstoles,

    pero el mismo Redemptor para undar su doctrina [] El segundo undamento ue darlos aentender que aquel summo monarca [Carlos V] en enviarlos ni ellos en venir (de tan lexostierra y con tan grandes peligros de la vida) no pretendan interese ninguno temporal sinosolamente el bien de sus almas, que es la salvacin dellas. El tercero undamento ue darles aentender que la doctrina que le avan de ensear no era doctrina humana ni por ingenio hu-mano compuesta ni inventada, sino venida del cielo, dada del Todopoderoso [] El quartoundamento ue darles a entender que en mundo ay un reyno, que se llama reyno de los cielos,el cual es regido y gouernado por el omnipotente Seor que est en los cielos y por el Monar-ca su vicario que habita en estas tierras, cuya silla y habitacin es en la gran ciudad de Roma,que se llama Sancta yglesia cathlica.

    En gran manera son ecaces estos undamentos para persuadir a la sancta e cathlica a

    gente de todo conocimiento de las cosas diuinas y en gran parte lisiada en el conocimiento delas cosas humanas. (Colloquios 73 y ss).

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    personaje amable con el cual conversar. El prlogo, umbral que ranquea lalectura, deja pasar al lector, lo introduce en la obra y comienza una instanciaque podramos denominar de falso dilogo porque en realidad no es ms que un

    monlogo donde la voz del destinatario nunca ser escuchada ni, mucho me-nos, reproducida e incorporada a la conversacin. De ese modo, el prologuistase asegura un lugar sin mcula, y en apariencia, democrtico. En primer lugar,y como iniciador del dilogo, el prologuista propone una captatio benevolentiae:habla al sincero lector o al lector a secas. El lector es gura necesaria enestas circunstancias escriturarias. Presupone, al nombrarlo, un sistema comu-nicativo en el cual tanto el prologuista como el lector han de ocupar un lugarque desde el principio se desambigua: el autor demuestra su intencionalidad yprovoca cierto grado de recepcin de la obra: se dirige a un lector en particularque, aunque no lo nombre, individualiza. Al mismo tiempo, el que escribe elprlogo autoriza su obra inscribindola e inscribindose en una tradicintextual (las historias enciclopdicas, en este caso) y en un sistema doctrinarioparticular. De ese modo, el texto pertenece a un orden (simblico, cultural,religioso) especco y es pasible de ser auto-historizado.

    En el Prlogo en Romance, uno de los que cierra el Libro Primero (en

    realidad, por su posicin en el texto es ms eplogo que proemio), el raile abreel juego con un vocativo: Vosotros, los habitantes de esta Nueva Espaa, quesois los mexicanos, tlaxcaltecas y los que habitis en la tierra de Mechuacan(. 65). A ellos se dirige en primera instancia, inaugurando un lector que no esel europeo que recibir el manuscrito, sino los ineles, aquellos que nuncaleern laHistoria generalporque no ha sido compuesta para ellos. Sahagn creenecesario dirigirse a estos idlatras que viven en las tinieblas de la indelidad,nombrarlos, y a su vez, encomiarlos a la evangelizacin: Pues od agora con gran

    atencin, y entended con diligencia la misericordia en que Nuestro Seor os hahecho por su sola clemencia, en que os ha enviado la lumbre de la e catlicapara que conozcis que l solo es el verdadero dios (65, nasis agregado). Losindios no leen, oyen este prlogo en romance, primeros interlocutores sea-lados que, por carecer de letras, no tienen ms remedio que escuchar el men-saje. stos son los que viven ciegos y engaados, y, al mismo tiempo, ormanparte del grupo que ayud en la composicin del manuscrito.

    El siguiente prlogo al Libro Primero est dirigido al lector, y comienzatambin con una invocacin:

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    Rugote por Dios vivo, a quien quiera que esto leyeres, que si sabes que hay alguna

    cosa entre estos naturales tocante a esta materia de la idolatra, des luego noticia

    a los que tienen cargo del regimiento espiritual o temporal para que con brevedad

    se remedie, y haciendo esto hars lo que eres obligado, y si no lo hicieres, encar-gars tu conciencia con cargas de grandsimas culpas (75, nasis agregado).

    El que lee es del todo dierente del que escucha. No slo no est sumidoen las tinieblas de la idolatra, sino que adems puede reconocerlas y es sudeber denunciarlas. De ese modo, y por medio de este dilogo simuladoentre prologuista y lector(es), se provoca cierta participacin en la obra.Sahagn pide que el lector hable, y sin embargo, lo que se disimula con elapelativo no es ms que un monlogo, ya que para cuando el lector tenga laobra en sus manos, sta ya estar clausurada y no habr necesidad de inter-venir. Por ltimo, en este conjunto de prlogos al Libro Primero, hay unopostrero titulado Exclamationes del autor en el cual el mismo prologuistase ve exteriorizado y se dirige a un tercer interlocutor que no es el lector nilos indios, un interlocutor que no lee o escucha, sino que participa invocadopor esta exclamacin. Este tercer interlocutor es nada menos que Dios. A l

    interpela, abriendo el texto, precisamente, con un apstroe reerido al estadode las tierras novohispanas:

    Oh, inelicsima y desventurada natin, que de tantos y tan grandes engaos ue

    por gran nmero de aos engaada y entenebrecida, y de tan innumerables erro-

    res deslumbrada y desvanecida! Oh, cruelsimo odio de aquel capital enemigo

    del gnero humano, Satans, el cual con grandsimo estudio procura de abatir y

    envilecer con innumerables mentiras, crueldades y traiciones a los hijos de Adn!

    (Libro Primero, . 75).

    Podemos colegir que este texto con que cierra el Libro Primero ue escritocon bastante posterioridad al inicio de la labor sahaguntina en lo que respectaa la coneccin de laHistoria general, puesto que se queja amargamente de losengaos suridos tanto de parte de los indios Satans en persona es quienimpide la evangelizacin timando a los indgenas como por los misioneros,

    ya que advierte que la empresa doctrinal no ha tenido el xito que se supocantar. Y contina exhortando a Dios:

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    Qu es esto, seor Dios, que habis permitido tantos tiempos, que aquel ene-

    migo del gnero humano tan a su gusto se enseorease desta triste y desampara-

    da natin, sin que nadie le resistiese, donde con toda libertad derram toda su

    ponzoa y todas sus tinieblas? Seor Dios, esta injuria no solamente es vuestra,pero tambin de todo el gnero humano?

    Acto seguido, se involucra como sujeto de la enunciacin, como suerte deintercesor entre la propia empresa evangelizadora y los designios divinos, an-ticipando, de alguna manera, lo que desarrollar a lo largo de su aparato pro-logal, barredero, como l mismo calica su obra. Pero, sobre todo, mostraresta red textual que remite a algo exterior: su gura como partcipe, pero almismo tiempo, su subjetividad como prologuista y la consecuente intervencinen su obra esparciendo de ese modo contenidos doctrinales, y cierta pedagogacristiana, la deensa de su labor historiogrca.

    Y por la parte que me toca, suplico a vuestra divina majestad [se reere a Dios,

    no al rey] que despus de haber quitado todo el poder al tirano enemigo, hagis

    que donde abund el delicto abunde la gracia, y conorme a la abundancia de

    tinieblas venga la abundancia de la luz sobre esta gente, que tantos tiempos habispermitido estar supeditada y opresa de tan grande tirana (Libro Primero, 75).

    Sahagn muestra as uno de los rasgos undamentales del gnero prlogo:no slo se dirige a alguien en particular, a sus dierentes y posibles lectores, sinoque, adems, lo hace de manera anacrnica. Escribe el prlogo cuando la obraest en proceso, inconclusa, y lo inserta al nal del primer libro llamndoloPrlogo en romance,8 aun a sabiendas del grado de imposibilidad de lo que

    pide. El raile no deja nada librado al azar. Con este mismo gesto hacia el lector,proyecta la obra hacia auera, hacia un destinatario. En suma, entrega su obra ala (buena) lectura guiada de antemano a travs de esta serie de paratextos queconorman un espacio necesario, dan cuenta de una uncin didctica y permi-ten una salida del texto, ya que el prlogo es como las campanas, que llaman

    8 El Libro Primero es un tanto anmalo, ya que no se abre con un preacio, siguiendo lamanera en que lo harn los otros, sino que se le antepone el prlogo general de la obra. El

    comentario editorial especco correspondiente a este primer libro ser el Prlogo en romanceque aparece al nal, a la manera de eplogo y lindando con el proemio del Libro Segundo.

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    habrn de gurar, asimismo, en sus preliminares, y no de leve importancia: el prlo-

    go al lector y las composiciones laudatorias. Un libro de nota no puede cierta-

    mente pasarse ninguno de ellos. Siempre han servido los prlogos en los libros

    de conesin ntima del autor para con el leyente, de comunicacin espiritual yemera con l; en el prlogo declarar, con ms o menos sinceridad las causas

    que le llevaron a escribirlo, los nes que se propone (Gonzlez de Ameza 356,

    nasis en el original).

    Para esto hace alta conocer la estructura total de la obra y (d)escribir aposteriori lo que va a leerse, ya que Sahagn no slo hace un racconto de lo yamencionado, sino que tambin recapitula hacia adelante, usando el prlogoal Libro Nono como suerte de bisagra estructural. Vemos ah esta posterioridadde la escritura de la que hablamos en varias ocasiones. La brevedad de esteprlogo permite copiarlo en toda su extensin para su anlisis:

    La orden que se ha tenido en esta historia es que primeramente, en los primeros

    libros, se trat de los dioses y de las estas, y de sus sacricios, y de sus templos,

    y de todo lo concerniente a su servicio, y desto se escribieron los primeros cinco

    libros, y dellos el postrero ue el Libro Quinto, que trata de la arte adivinatoria,que tambin habla de las cosas sobrenaturales. El Sexto Libro, que hace volumen

    por s, trata de la retrica y losoa moral que estos naturales alcanzaban, donde

    se pone muchas maneras de oraciones, muy elegantes y muy morales, y an las

    que tocan a los dioses y a sus cerimonias, se pueden decir muy teologales. En

    este mismo libro se trata de la estimacin en que se tenan los retricos y orado-

    res.9 Despus desto se trata de las cosas naturales, y esto en el Sptimo Libro.

    Y luego de los seores, reyes y gobernadores y principales personas; y luego de

    los mercaderes, que despus de los seores, capitanes y hombres uertes, son losms tenidos en la repblica, de los cuales se trata en el Octavo Libro. Y tras ellos

    los ociales de pluma y de oro y piedras preciosas. Destos se trata en el Nono

    Libro (538).

    9 No es casual que Sahagn se detenga en explicar el contenido del Libro VI. Ya veremosque representa parte esencial de su obra y de la manera en que va a posicionar a los indios en

    relacin con los europeos, como seres complejos, capaces de sutilezas retricas, y no comobrutos a los que se ha de evangelizar con apenas rudimentos catlicos.

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    Una vez culminada la recapitulacin de la obra hasta el momento, comien-za este movimiento hacia adelante, en el cual el ranciscano anticipar lo quese ha de leer, cmo sigue su enciclopedia, o sea, el plan de la obra que bien

    podra haber estado al principio de la misma pero que elije colocar aqu, casiculminando la misma, en un gesto anacrnico de escritura y de decticos. Con-tina diciendo en el prlogo mencionado:

    Y las calidades, condiciones y maneras de todos los ociales y personas, se

    trata en el Libro Dcimo, donde tambin se trata de los miembros corporales y

    de las enermedades y medicinas contrarias, y tambin de las dierencias y di-

    versidades de generaciones de gentes que en esta tierra habitan, y de sus condi-

    ciones. Estos cuatro libros constituyen el tercero volumen, que es ste. En el

    cuarto volumen se trata de las cosas ms baxas, que son animales, aves, yerbas y

    rboles, que constituyen el Undcimo Libro. En el Libro Duodcimo se trata de

    las guerras cuando esta tierra ue conquistada, como de cosas horribles y enemi-

    ga de la naturaleza humana. Todos estos libros constituyen el cuarto y postrero

    volumen (538).

    Sahagn sabe el exacto lugar de sus prlogos, y por lo tanto, podemoscolegir que hay un propsito tanto doctrinario como ormal en estos tex-tos desperdigados a lo largo de laHistoria general. Por otro lado y en otroprlogo, el raile har gala de la uncin de anticipacin propagandstica deeste tipo de textos, y nos indicar el valor de la obra incluyndose en su auto-ra, pero en tercera persona del singular, como partcipe de la misma, aunquesin identicarse con el autor del preacio:

    Desque estas escrituras estuvieron sacadas en blanco [] el autor dellas demand

    al padre comisario, ray Francisco de Ribera, que se viesen de tres o cuatro reli-

    giosos, para que aquellos dixesen lo que les pareca dellas [] y dixeron en el

    denitorio que eran escrituras de mucha estima, que deban ser avorecidas para

    que se acabasen. [] En este tiempo el autor hizo un sumario de todos los libros y de todos

    los captulos de cada libro, ylos prlogos, donde en brevedad se deca todo lo que se

    contena en los libros. Este sumario llev a Espaa el padre Fray Miguel Navarro

    y su compaero el padre Fray Jernimo de Mendieta. Y ans se supo en Espaalo que estaba escrito cerca de las cosas de esta tierra. En este medio tiempo el

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    padre provincial tom todos los libros al dicho autor y se esparcieron por toda la

    Provincia, donde ueron vistos de muchos religiosos y aprobados por muy pre-

    ciosos y provechosos (Libro Segundo, 79, nasis agregado).

    El prlogo al Segundo Libro es un ejemplo no slo de este anacronismoescriturario, sino tambin de explicitacin de las condiciones de produccin dela obra sahaguntina. En l nos explica quines ayudaron a la composicin, cmoue escrita, durante cunto tiempo, y da cuenta de los numerosos obstculosque tuvo que enrentar para su concrecin. Idas y vueltas, alta de dinero, ala-banzas y negaciones, el prlogo est ah, antepuesto, para que se establezcauna relacin de empata entre el prologuista y el lector: Todo lo sobredichohace al propsito de que se entienda que esta obra ha sido examinada y apu-rada por muchos, y en muchos aos, y se han pasado muchos trabajos y des-gracias hasta ponerla en el estado que agora est (. 80).

    Veamos un ejemplo ms de esta escritura a posteriori, que da cuenta de unatemporalidad articial del texto. Una vez explicada laHistoria generaly sus cir-cunstancias en el prlogo general, ray Bernardino, en las primeras palabrasdirigidas al lector suerte de prlogo-epstola menciona el allido proyecto

    de escribir un diccionario y el provecho que ste deparara. Sahagn alude a laimposibilidad de terminar este Calepino (Y ans me ue imposible hacer cale-pino, . 36), que se transormar en los undamentos de la Historia generalgracias a la cantidad de datos obtenidos y que no quiere dejar sin utilidad(principio rector de toda su obra). Menciona las caractersticas sicas del ma-nuscrito (Van estos doce libros de tal manera trazados que cada plana llevatres columnas: la primera, de lengua espaola; la segunda, la lengua mexicana;la tercera, la declaracin de los vocablos mexicanos, sealados con sus ciras

    en ambas partes, . 36), para culminar con una queja amarga, un pedido deavores (tiempo y dinero) para terminar su obra:

    Lo de la lengua mexicana se ha acabado de sacar en blanco, todos doce libros; lo

    de la lengua espaola y las escolias no est hecho por no haber podido ms, por

    alta de ayuda y avor. Si se me diese la ayuda necesaria, en un ao o poco ms se

    acabara todo. Y cierto, si se acabase, sera un tesoro para saber muchas cosas dig-

    nas de ser sabidas, y para con acilidad saber esta lengua con todos sus secretos, ysera cosa de mucha estima en la Nueva y Vieja Espaa (Al sincero lector, . 36).

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    Esto nos muestra el dilogo que se produce entre el prologuista y el lector,y que es anacrnico. Sahagn escribe antes de terminar el manuscrito, anun-ciando al principio que lo que se va a leer est incompleto por alta de dinero

    y tiempo necesita un ao para terminarlo, condicionando la lectura, esta-bleciendo una empata entre ambas partes participantes del acto escriturario:autor y lector, al que pone sobre aviso.

    A partir de esta cita, conviene analizar la idea de anacronismo de escrituracuando nos reerimos a los prlogos en general: si bien precede a la lectura delo que prologa, se escribe siempre a posterioriy da cuenta, precisamente, de unalectura ulterior a lo que sigue y a la vez, antepuesta. Nos obliga a leer antes yde ese modo, condiciona subrepticiamente nuestra utura lectura lo que ueescrito despus. El prlogo, como gnero, instaura un punto de partida, provocaun desplazamiento (textual) de la mirada/lectura hacia otro lado. Por lo tanto,podemos pensar en el prlogo como un gnero autnomo, capaz de despren-derse del texto que antecede, y leerse como un escrito por s mismo.

    Si analizamos los temas que se desperdigan a lo largo de los tantos prlo-gos, advertencias y exhortos al lector, veremos un plan que tiene cierto rigorpreceptivo. El en Libro Primero se dirige al indio idlatra, al lector cristiano y a

    Dios.10

    En el Libro Segundo enunciar las condiciones de composicin de laHistoria general, el mtodo y los problemas para nalizarla. En el Libro Terceropresentar la utilidad de la misma, y comenzar a esbozar las dudas que tienerespecto de la ecacia de la conversin. El proemio del Libro Cuarto es relati-vamente anmalo en esta serie, ya que slo habla de astrologa. En el prlogoal Libro Quinto esbozar una denicin de pecado que surge de la ignorancia(y de ah, la utilidad y valor de su obra magna).

    Lo ms intenso de su desarrollo doctrinal comenzar con el prlogo del

    amoso Libro Sexto, destinado a los modos discursivos nahuas. Ah establece-r que stos no slo poseen un grado superior de retrica (ilustrado en losnumerosos huehuetlatollio consejos de padres a hijos). Adems instaurar la ideade que, a causa de esta sosticacin lingstica y las virtudes que de esto sedesprende, los indios son pasibles de ser tenidos en cuenta como seres huma-nos a la manera de los gentiles (griegos y romanos). Y por ltimo, explica queestos modos de expresin complejos y sosticados no pueden ser alseados

    10 Analizamos esto ms arriba.

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    por l mismo para hacer entrar a los naturales de estas tierras en un sistema mshumano, y aprovecha para atacar a sus detractores ya que

    [e]n este libro se ver muy claro que lo que algunos mulos han armado, quetodo lo escripto en estos libros, ante desde y despus deste, son ctiones y men-

    tiras, hablan como apasionados y mentirosos, porque lo que en este libro est

    escripto no cabe en entendimiento de hombre humano el ngirlo, ni hombre

    viviente pudiera ngir el lenguaje que en l est (Libro Sexto, 305-306).

    En el texto que abre el Libro Sptimo volver a deender la sosticacinlingstica de los nahuas comparndolos, segn el grado de gentilidad, con losgriegos y latinos, lo que de alguna manera continuar en el prlogo al librosubsiguiente, el Octavo, al establecer un paralelo entre Quetzalcatl, la divini-dad mexica, y el Rey Arts, protagonista de las sagas medievales. El prlogo allibro Nono ser puramente ormal, suerte de racconto de lo que sigue, mientrasque en el del Libro Dcimo har mencin no slo a lo que hay que saber parapredicar, sino que adems aparecer la nica reerencia a su texto Colloquios yDoctrina Christiana. El prlogo, por lo tanto, es un ingrediente de los prelimina-

    res, piedra de toque del libro, anticipo propagandstico que lo que viene estra-tgicamente ubicado al inicio del texto. Propaganda no slo del escritoprologado, sino tambin del escritor y sus otras obras, como es el caso de losColloquios o laPsalmodia.

    El tema de lo que es necesario conocer a la hora de evangelizar continaen el libro Onceno. Se presenta aqu el texto de laHistoria generalcomo jardn, yla utilidad del conocimiento proundo del lenguaje nhuatl (haciendo hincapien lo que reere a la fora y la auna) a la hora de predicar. En este prlogo,

    adems, se menciona la palabra teutl, aunque sin explayarse en el uso proble-mtico que tuvo tal trmino en la empresa doctrinal.

    A este propsito se hizo ya tesoro, en harta costa y trabaxo, este volumen, en que

    estn inscriptas en lengua mexicana las propiedades y maneras exteriores e inte-

    riores que se pudieron alcanzar de los animales, aves y peces, rboles y yerbas,

    fores y rutos ms conocidos y usados que hay en toda esta tierra, donde hay

    gran copia de vocablos y mucho lenguaje muy propio y muy comn, y materiamuy gustosa. Ser tambin esta obra muy oportuna par [sic] darlos a entender el

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    valor de las criaturas, para que no las atribuyan divinidad; porque a cualquier

    criatura que van ser iminente em bien o en mal, la llamaban tutl; que quiere

    decir dios (677, nasis en el original).

    El ranciscano intenta, en adicin a remarcar una vez ms la utilidad de suobra objetivo, como vimos, primordial de su red prologal, ensayaren primera instancia una respuesta al tan temido pantesmo de parte de losindgenas, ya que

    [d]e manera que al sol llamaban tutlpor su lindeza: al mar tambin, por su gran-

    deza y erocidad. Y tambin a muchos animales los llamaban por este nombre

    por razn de su espantable disposicin y braveza. Donde se inere que el nom-

    bre tutlse toma en buena y en mala parte [] Otros muchos vocablos se com-

    ponen desta misma manera, de la signicacin de los cuales se puede conjecturar

    que este vocablo Tutlquiere decir cosa estremada en bien o en mal. Ans que

    el presente volumen se podr tener o estimar como un tesoro de lenguaje desta

    lengua mexicana, y una recmara muy rica de las cosas que hay en esta tierra

    (677 y ss.).

    En otras palabras, la sola mencin de teutlremonta a la idea de also cono-cimiento de la lengua y los peligros que esto acarrea: los misioneros debenparticipar y conocer en proundidad la lengua indgena otro de los valoresque otorga Sahagn a su obra para evitar errores, alsas atribuciones, despla-zamientos semnticos que no necesariamente conducen a una buena cateque-sis.11 No se trata de traducir palabras de un sistema doctrinal a otro, sino

    11 Sin embargo, estudios posteriores sobre la obra ranciscana en Nueva Espaa concluyenque los railes aceptaron el vocablo nahua tutlcomo manera de designar al dios cristiano aladoptar el trmino de manera genrica. Al respecto, ver Burkhart, Doctrinal Aspects, yKlauss, Language Use, quien sostiene que As this deity is abstract and not related to aspecic religion, but means something that is universally called divine, Sahagn believed hecould use the Nahuatl term without risk, and would not have to worry about misunderstan-dings in consequence (214). Por el contrario, si estudiamos cuidadosamente lo establecido enel prlogo al Libro Onceno como lo hemos hecho aqu, veremos que Sahagn s contemplabaalgunos riesgos a la hora de utilizar el concepto de tutly que crea necesario un conocimiento

    proundo de la lengua para poder llegar a determinados usos doctrinales y metaricos de lamisma. Una vez ms, pone en valor su propia obra.

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    componer uno nuevo, para lo cual, el conocimiento proundo de la lengua yla cosmovisin resultan undamentales.

    Por ltimo, en el Libro Dcimo deende la obra, y apunta al valor del

    testimonio como principio constructor de la misma. En suma, podemos adver-tir desperdigado a lo largo de tantas pginas liminares un proyecto tico y unobjeto preciso: preserva su obra de innumerables ataques a la vez que deendea sus indios y hasta se permite dudar de la ecacia de la conversin que selleva adelante.

    Hay en los numerosos proemios constantes reerencias intratextuales a otrosprlogos, como si Sahagn quisiera no slo establecer un dilogo entre ellos,sino proponer una suerte de red textual para adentrarnos en su pensamiento.Un ejemplo basta: Como en otros prlogos de esta obra he dicho, a m me ue man-dado por sancta obediencia de mi prelado mayor que escribiese en lengua mexi-cana lo que me pareciese ser til para la doctrina, cultura y manutencia de lachristiandad destos naturales desta Nueva Espaa, y para ayuda de los obrerosy ministros que la doctrinan (Segundo Libro, 77, nasis agregado).

    El prlogo se convierte en prembulo dramtico, vestbulo abierto al pbli-co y que adems da el tono a la obra. Hay una proximidad sica entre el prem-

    bulo y el libro al que acompaa y precede. sta infuye de alguna manera en eltexto de apertura, ya que introduce algo, y este algo se prolonga al resto delescrito. Es por esto que podemos decir que los prlogos de Sahagn puedenleerse de manera autnoma, como red barredera capaz de guiar la lectura yabrirla al estimado lector, ya que podramos reconocer la subjetividad del pro-loguista, de otra manera, ausente, quizs, en una obra de la envergadura de laHistoria generala causa de la nocin colaborativa de la que parte el ranciscano.

    Para Hans Gumbrecth, el prlogo durante el siglo xvi unciona en tanto

    que orma exntrica del comentario (891), pero aqu los comentarios sonintrnsecos. Asimismo, para el terico alemn, el prlogo se posiciona como elgnero ideal para la autorreerencialidad, ya que articula la (propia) voz dentrodel texto. En consecuencia, el prlogo permite la emergencia de cierta subjeti-vidad autorial que se da, precisamente, a nes del siglo xvi. Como gnerodiscursivo, el comentario es una de las ormas adoptadas por la historia. Suelenser breves notas o glosas a noticias ajenas que no requieren demasiada elabo-

    racin por parte del comentarista. Margarita Zamora dene el comentariorenacentista del siguiente modo:

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    The historical commentary typically dealt with events contemporary with its

    author. In act it was sort o catalogue o events intended or the use o uture

    historian [] It diered rom history in that it had the chronological limits o the

    authors lietime, it was not bound by a theme or thesis, it could be thereoreinclude a variety o events and historical actions. Its primary purpose was to in-

    orm, to transmit inormation to uture historians (ZamoraLanguage 52).

    Comentar es muy dierente de historiar. Pese a que la obra de Sahagnlleve como ttuloHistoria general de las cosas de Nueva Espaa, en la red prologalno se propone hacer historia, sino intervenir en el armado de la misma. Comobien nota Zamora, una dierencia primordial entre ambos gneros est dada,no slo por la aparente inormalidad de los comentarios, sino tambin por elhecho de poder encausarlos dentro de los lmites cronolgicos de la vida delautor. El autor, su subjetividad, se hace presente en estas glosas. Aparece la -gura del que escribe la historia en su propio tiempo y circunstancias, pidiendomercedes, explicando condiciones de produccin, alegando altas y necesida-des, conversando con el lector que presupone amable.

    Todos los escriptores trabaxan de autorizar sus escripturas lo mejor que pueden,unos con testigos delignos, otros con otros escriptores que ante dellos han es-

    cripto, los testimonios de los cuales son habidos por ciertos otros, con testimonio

    de la Sagrada Escriptura. A m me han altado todos estos undamentos para

    autorizar lo que en estos doce libros tengo escripto, y no hallo otro undamento

    para autorizarlo sino poner aqu la relatin de la diligentia que hice para saber la

    verdad de todo lo que en estos libros he escripto (Segundo Libro, 77).

    El comentario, el prlogo en nuestro caso, es ms subjetivo y personal, yda cuenta de un eterno presente de la obra, un presente en el cual, cada vez queel lector se enrenta con el prlogo, reactualiza las condiciones escriturarias, noas la historia completa. Esto es, la obra se presenta una y otra vez, en un pre-sente sin tiempo, donde el prologuista habla, comenta, dirige, mientras que ellector se deja llevar por este camino de lectura.

    El prologuista se hace presente en este espacio de su obra, en su propio

    tiempo y circunstancias, i(nte)rrumpiendo una lectura. El autor del prlogoabandona temporalmente su objeto escriturario y se presenta de otra manera.

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    Participar de su obra desde otro punto, extrnseco e intrnseco a la vez. Puedever su escritura desde auera, no involucrarse en lo que narra, posicionndosecomo suerte de deus ex machina del texto. Sahagn, como ya vimos, elige en

    varias oportunidades su obra y su labor nombrndose en tercera persona delsingular, evitando la identicacin de ambos sujetos textuales y propiciandoun surgimiento de su propia subjetividad en el mbito ms liminar, marginalsi se quiere, del prlogo. Esta separacin de los productores del texto, de al-guna manera, anticipan un surgimiento y uerte presencia de la subjetividaden el texto, lo que liga a Sahagn a condiciones de produccin que podramosllamar modernas. A su vez, aparece comentndo(se), dirigiendo la lectura,aclarando puntos oscuros, autohistorizndose y proyectando su obra haciaotro lugar. Este lugar, uera del texto pero propiciado por el mismo, inexisten-te sin su objeto, alcanza diversos trminos: hacia su propia persona, inscribin-dose en una serie textual, en una tradicin a la que dar cabida o pertenencia asu obra, o hacia el lector mismo, el benvolo lector para incorporarlo a esteconjunto paratextual, suerte de cmplice propedutico, cohabitante de esteespacio necesario y liminal.

    El proemio cumple, desde un lugar de vanguardia pero anacrnico a

    sabiendas, quizs de los deectos y problemas que presenta el libro el papelde proteccin y deensa.12

    Aunque muchos han escrito en romance la conquista desta Nueva Espaa, segn

    la relacin de los que la conquistaron, qusela yo escribir en lengua mexicana, no

    tanto por sacar algunas verdades de la relacin de los mismos indios que se ha-

    llaron en la conquista, cuanto por poner el lenguaje de las cosas de la guerra y de

    las armas que en ella usan los naturales. [] Cerca desta materia allgase tambin

    a esto que los que ueron conquistados supieron y dieron relacin de muchascosas que pasaron entre ellos y las cuales razones me parece que no ha sido tra-

    bajo superfuo el haber escrito esta historia [sic], la cual se escribi en tiempo que

    eran vivos los que se hallaron en la misma conquista, y ellos dieron esta relacin,

    personas principales y de buen juicio, que se tiene por cierto que dixeron toda la verdad

    (Libro Doce, 817, nasis agregado).

    12 La deensa es una de las principales motivaciones del prlogo (Porqueras Mayo, 135).

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    Sahagn deende su labor, la necesidad de re-narrar la conquista desdeotro punto de vista y lengua, lo que ya haba hecho varios prlogos ms atrs(en particular, en el correspondiente al Libro Segundo, cuando estipula los

    mtodos, la examinacin de la obra, y el gasto de papel no superfuo junto conel pedido de recursos para terminarla), como contrapartida de las versiones dela conquista presentadas por los vencedores.

    El prlogo expone. Presenta los prolegmenos de la obra, y a la vez comoun gnero a posteriori, se resiente en su estilo, contenido y estructura, del libroa que sirve de introduccin, precisamente por su redaccin posterior (PorquerasMayo, 85). Se concibe como arteacto didctico ya que es capaz de ensear, guiar,proponer un camino a seguir, puesto que el tipo de prlogos que analizamos nose enmarcan en la mera dedicatoria, o en una orma celebratoria del propio autor,sino, precisamente, en este espacio hermenutico, propedutico, suerte de di-logo sin rplica, y que anticipa determinadas respuestas de parte del lector.

    Sahagn es el artce de la historia,13 pero, al mismo tiempo, su comenta-rista, slo que lo hace dentro de su mismo texto, habi(li)tando el lugar del pr-logo. En tanto que orma excntrica, el prlogo presenta una interesanteparadoja: son tambin comentarios intrnsecos, ormas de autoarmacin en

    las cuales articular la voz del autor del texto, en el caso de coincidir con suautora. Nace de cierta necesidad de exterioridad de la obra, pero, al mismotiempo, se propone como un espacio interior, ntimo. Funciona como lmitetextual, el umbral que nos deja pasar, al momento que condiciona nuestrapresencia delante del texto.

    Lo interior y lo exterior necesariamente se imbrica y nos mete de lleno enel texto. Tcnicamente es un preliminar, literariamente es ya la zona del libro quese adelanta, nos tiende la mano y nos introduce realmente en su misma vida

    (Porqueras Mayo, 106, nasis en el original). El prlogo ranquea la lectura,nos deja entrar, nos hace entrar. Es lo ms ntimo del libro, y al mismo tiempo,lo ms extrnseco. Participa de una manera doble del objeto al que antecede:como puerta, pero tambin como ejercicio codicador de la lectura.

    Por consiguiente, conviene pensar los prlogos y advertencias de Sahagncomo espacios no slo dramticos sino, esencialmente, hermenuticos, como

    13 Una de las causas ehacientes de la historia, dira otro historiador monumental, rayBartolom de Las Casas en el prlogo a su Historia de las Indias [1527-1559].

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    un umbral que ranquea la entrada al libro, y la posibilidad de entendimientoen tanto que deja or una voz un tanto ms individual que la pluralidad des-plegada en laHistoria general. El prlogo, sitio de convergencia, ser adems el

    lugar donde apreciar lo heterogneo de la labor sahaguntina, incipiente mo-dernidad, capaz de intervenir en su obra de otra manera, de posibilitarnos lapresencia de dierentes voces y registros mientras nos gua con sus proemioscual hilo de Ariadna por el laberinto compositivo. Los prlogos de Sahagn seconcebirn en tanto que empresa doctrinal, pero tambin hermenutica, enpermanente proceso de (re)interpretacin, de ah los numerosos vaivenes quenotamos en estos textos, negociando modelos culturales, proponiendo mto-dos evangelizadores, e intentando establecer un modelo de indio sosticadoy adecuado a sus intensiones pedaggicas. La modernidad de Sahagn seruna modernidad peligrosa, permeable, pasible de ser contaminada por el dis-curso de los vencidos en vez de proponer unvocamente el de los vencedores.Una modernidad vacilante que se transluce en la composicin de las adverten-cias, las alocuciones al lector, los exordios. Una modernidad que se atisba, quepodemos espiar, desde el umbral, a travs de la puerta apenas entornada, ensus prlogos.

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