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Sobre el concepto de emprendimiento DOCUMENTO DE TRABAJO PATRICIO MOYA MUÑOZ – SEBASTIÁN SANTANA RUIZ DICIEMBRE 2016

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Sobre el concepto de emprendimiento DOCUMENTO DE TRABAJO PATRICIO MOYA MUÑOZ – SEBASTIÁN SANTANA RUIZ DICIEMBRE 2016

Índice 1. Introducción ....................................................................................................................................................... 2

1. Evolución histórica del concepto emprendimiento ................................................................................ 2

1.1 La Escuela Clásica Francesa ................................................................................................................... 2

1.2 La Escuela Clásica Británica .................................................................................................................. 3

1.3 La Escuela Microeconómica y Neoclásica ........................................................................................ 3

1.4 La Escuela Austríaca y la Escuela Neo-Austríaca ........................................................................... 4

1.5 La Escuela Schumpeteriana .................................................................................................................... 4

1.6 El camino hacia las concepciones modernas .................................................................................... 5

1.7 Resumen ....................................................................................................................................................... 5

2. Diversificación del concepto de emprendimiento .................................................................................. 6

3. Tipos de emprendimiento contemporáneo .............................................................................................. 6

4. Emprendimiento basado en Ciencia y Tecnología ................................................................................ 9

5. La universidad y el emprendimiento ........................................................................................................ 10

6. Características contemporáneas del emprendedor .............................................................................. 11

7. Conclusión ........................................................................................................................................................ 15

Referencias ............................................................................................................................................................ 16

1. Introducción

El presente documento de trabajo busca dar cuenta de las características más importantes que implica el concepto de emprendimiento con el fin de que se transforme en el punto de partida para futuras iniciativas que se lleven a cabo bajo el alero del OpenLab.

El documento se articula de la siguiente manera: en el primer apartado se lleva a cabo una revisión histórica del concepto de emprendimiento, pasando por la escuela clásica francesa, británica, microeconómica, austríaca (y neo-austríaca), schumpeteriana hasta llegar a las concepciones modernas. El segundo apartado resume aquellos factores que han diversificado el término. En tercer lugar, se identifican cuáles son los diferentes tipos de emprendimiento de acuerdo a distintos autores El cuarto apartado explica los rasgos más importantes que definen el emprendimiento basado en ciencia y tecnología. La función de la universidad en la práctica emprendedora se expone en el quinto apartado. Por último, en el sexto apartado se detallan las competencias que debe poseer un emprendedor.

1. Evolución histórica del concepto emprendimiento

Los modelos económicos dominantes en occidente han tenido gran dificultad para adaptar el concepto de emprendedor a su teoría. Sin embargo, a partir de principios del siglo XX en adelante, es posible identificar los fuertes intentos de los principales economistas para reconocer el papel del emprendedor como una fuerza explicativa de varios fenómenos económicos (Rocha, 2012). En este apartado se muestran las nociones del concepto de emprendimiento y emprendedor que han primado según la escuela y pensamiento económico.

1.1 La Escuela Clásica Francesa

La literatura remonta el origen de la palabra emprendedor a Francia durante la Edad Media, cuando el término empresario se aplicó a "[...] el hombre encargado de las grandes obras arquitectónicas: castillos, fortificaciones, edificios públicos, abadías y catedrales" (Hoselitz, 1960). Los restos de esta interpretación pueden encontrarse inscritos en los edificios públicos más antiguos de Francia. Dado el origen de la palabra, no debería sorprender que los primeros pensadores fueran economistas franceses. En la mayoría de los textos sobre emprendimiento, Cantillon es reconocido como el primero en utilizar el término "emprendimiento" en un contexto económico (Hébert y Link, 1988; Binks y Vale, 1990), en su texto texto Essai Sur la Nature du Commerce en Général, publicado en 1732. Cantillon introdujo un sistema económico basado en tres diferentes clases de actores y los emprendedores son una de estas tres clases.

Cantillon establece que los empleados son aquellos que obtienen ingresos fijos mientras que los emprendedores "[...] estaban establecidos con un capital para dirigir su empresa, o son dueños de su propio trabajo sin capital, y pueden considerarse actores que viven de la incertidumbre" (Cantillon, 1931). Los actores considerados por Cantillon, quienes compraron un bien a un precio determinado, utilizaron ese bien para producir un producto para luego venderlo a un precio incierto podrían considerarse emprendedores. El riesgo y la incertidumbre juegan un papel central en su teoría del sistema económico. Los emprendedores exitosos fueron aquellos individuos que hicieron mejores juicios sobre los cambios en el mercado y que enfrentaron el riesgo y la incertidumbre mejor que sus contrapartes.

1.2 La Escuela Clásica Británica

Por lo general, se considera que la escuela clásica británica incluye los postulados de economistas políticos escoceses, ingleses y galeses: por ejemplo; "La riqueza de las naciones" de Adam Smith y los "Principios de Economía Política" de John Stuart Mill. Aunque es probable que varios de los autores clave de esta escuela de pensamiento hayan estado familiarizado con el término emprendedor, nunca lo utilizaron en sus escritos o introdujeron una versión anglosajona equivalente. Lo anterior ha sido explicado por diversas razones como la falta de un término directo para la palabra francesa emprendedor en inglés o las diferencias en las leyes francesas y británicas de ese entonces. En Francia existía una distinción clara entre la propiedad del capital o de la tierra y la propiedad de los bienes y los negocios. Mientras que en Inglaterra un capitalista no era sólo un acreedor que recibía intereses sobre su capital, sino que un socio activo, que compartía las ganancias y pérdidas de un negocio (Tuttle, 1927).

Cualquiera sea la razón para la omisión del pensamiento económico británico respecto al papel del emprendedor en la economía, esto trajo resultados desafortunados y, en última instancia, pudo haber llevado al descuido este tema en la economía moderna (Barreto, 1989).

1.3 La Escuela Microeconómica y Neoclásica

Al igual que la Escuela Clásica Británica, este grupo de pensadores económicos ha sido criticado por su descuido del papel que desempeñan los emprendedores en la economía (Kirzner, 1980). Sin embargo, este descuido es importante de entender, ya que también ayuda a explicar por qué el emprendimiento ha surgido fuera de la disciplina económica. Barreto (1989) ofrece una justificación detallada. En esto el autor concluye que había varias razones para la declinación del emprendedor en el pensamiento económico dominante. En primer lugar, observó que el declive del concepto emprendedor coincidía con el auge de la teoría de la firma. En segundo lugar, sugirió que la teoría de la empresa contenía tres suposiciones fundamentales (la función de producción, las elecciones racionales de los agentes y la información perfecta), las que en conjunto impidieron la introducción del concepto de emprendedor.

1.4 La Escuela Austríaca y la Escuela Neo-Austríaca

En esta escuela, el primero que hace contribuciones sustantivas a la comprensión del emprendimiento es Knight (1921), quien en lugar de tratar de desarrollar una teoría económica que retrata un estado ideal de las cosas, trata de explicar el sistema de mercado como realmente funciona (Ricketts, 1987) y esto lo distingue de la escuela neoclásica de la época. Knight argumentó contra gran parte de la economía dominante y explicó que la oferta y la demanda no pueden estar en equilibrio porque en realidad otras fuerzas cambian las condiciones del mercado. En esta situación de desequilibrio, señala que un mercado debe estar en un estado constante de incertidumbre y que el emprendimiento se convierte en la habilidad de interpretar los cambios del mercado. En esta teoría, Knight hace algunas distinciones importantes entre el riesgo y la incertidumbre que van más allá de algunos de los pensadores anteriores. Si, por un lado, el cambio es calculable y predecible, entonces es un riesgo y una persona puede predecir con cierto grado de probabilidad qué ocurrirá. Si, por otra parte, el cambio no puede predecirse entonces es desconocido y, por lo tanto, incierto. Knight sostiene que el emprendimiento en lugar de ser una función, un papel o una clase de personas, como en teorías anteriores, es de hecho un tipo de decisión que requiere acción frente a futuros eventos desconocidos.

Uno de los economistas más citados de esta escuela es Kirzner, cuyo concepto de emprendedores, o más precisamente decisiones emprendedoras, son consideradas como las fuerzas que conducen del mercado. Va un paso más allá de Knight argumentando que hay un elemento crucial en toda acción humana que se puede describir como emprendedor: los individuos en el mercado no siempre toman decisiones lógicas y éstas, a menudo, se basan en irracionalidad o preferencias subjetivas.

En su trabajo inicial, que luego modifica, Kirzner define a un emprendedor puro como un tomador de decisiones cuyo papel completo surge de su vigilancia hacia oportunidades hasta ahora inadvertidas (Kirzner, 1980). El emprendedor es, por lo tanto, un tomador de decisiones que comienza sin ningún otro medio más que la capacidad de predecir cambios exitosos en las condiciones del mercado.

1.5 La Escuela Schumpeteriana

Schumpeter introdujo un concepto de emprendimiento que es muy diferente de los otros discutidos hasta ese entonces. Su teoría se centra en el desarrollo económico y el papel del emprendedor en el proceso de desarrollo. Schumpeter sostiene, algo contrario al pensamiento establecido de la época, que la cuestión importante en el capitalismo no es cómo apoyar las estructuras y los mercados existentes, sino cómo se crean y cómo se destruyen estos mercados. En el pensamiento contemporáneo, la destrucción creativa se considera como una de las funciones cruciales del emprendimiento dentro de una economía. La función del emprendedor en esta nueva teoría es ser la persona que innova o hace posibles nuevas combinaciones de producción. El concepto de nuevas combinaciones abarcaba cinco casos potenciales:

1. La introducción de un nuevo bien o la mejora de la calidad de un bien 2. La introducción de un nuevo método de producción 3. La apertura de un nuevo mercado 4. El desarrollo de una nueva fuente de suministro o materias primas 5. El desarrollo de una nueva forma de organización en alguna industria (Kilby, 1971)

1.6 El camino hacia las concepciones modernas

No cabe duda de que la teoría y la investigación sobre emprendimiento explotaron desde principios de los años setenta hasta nuestros días. Existen varias causas para dicho fenómeno, entre ellas:

1. Hubo cambios significativos durante las décadas de 1970 y 1980, para muchas economías desarrolladas significó alejarse de un panorama industrial basado en unas pocas corporaciones grandes (a menudo apoyadas públicamente) hacia una economía basada en negocios más pequeños. Este cambio en el panorama industrial ha conllevado que la mayoría de los nuevos puestos de trabajo son creados por empresas pequeñas y emprendimientos.

2. Junto con este cambio en la composición industrial de las economías avanzadas se produjo un cambio de política en los gobiernos que comenzaron a reconocer, apoyar y promover el emprendimiento.

3. A medida que estos cambios contextuales se producían, las actitudes culturales hacia las compañías y los emprendedores también cambiaron. Particularmente a partir de 2000-2010 el número de retratos y reseñas positivas sobre emprendedores creció, lo que se puede contrastar con las representaciones un poco más negativas de principios de 1980.

1.7 Resumen

Los economistas franceses fueron los pioneros en vislumbrar a los emprendedores y considerar la importante función que desempeñan en la economía. Los economistas clásicos y neoclásicos británicos ignoraron en gran medida el papel del emprendimiento y la omisión del rol que cumple el emprendedor en la economía contemporánea puede explicarse por el predominio de sus teorías en la economía actual. Los austríacos y los neo-austríacos aceptaron el reto de los franceses e identificaron aspectos clave de la actividad emprendedora, como tomar decisiones sobre la asignación de recursos e identificar oportunidades en escenarios de incertidumbre. Schumpeter propuso una nueva interpretación y esta visión guió gran parte del pensamiento contemporáneo: la idea de que el emprendimiento se trataba acerca de la innovación o hacer cosas nuevas.

2. Diversificación del concepto de emprendimiento

La primera disyunción en el pensamiento contemporáneo y en la diversidad creada está entre los teóricos que se centran en pequeñas empresas y teóricos que están más interesados en el emprendimiento. Si bien la distinción entre los dos conceptos es inherentemente poco clara, definitivamente hay diferencias en el enfoque. La raíz de esta disyunción se remonta a los pensamientos de Schumpeter sobre el tema. Los investigadores de pequeñas empresas suelen explorar la experiencia de rutina de negocios (es decir, dirigir una pequeña empresa), mientras que los investigadores de emprendimiento se centran más en contextos donde se requiere esfuerzo innovador. En general, el emprendimiento tiende a aplicarse a múltiples contextos, por ejemplo, new venture creation, high growth ventures o corporate ventures, mientras que el concepto de pequeñas empresas se centra en empresas establecidas que no pertenecen a ninguna de las categorías mencionadas.

Otro gran cambio que parece haber creado una gran divergencia en la teoría del emprendimiento fue la insatisfacción con el enfoque de personalidad dominante a finales de los años setenta y principios de los ochenta. Durante este período, la insatisfacción se manifestó en variados contextos, en tiempos ligeramente diferentes y de diversas maneras. La más destacada manifestación de este punto se refleja en dos artículos seminales de Gartner (1989a, 1989b), en la que argumentaba que la investigación debería dejar de explorar quiénes eran los emprendedores y explorar qué hacen los emprendedores. Mucho del pensamiento contemporáneo ha sido impulsado desde entonces por un deseo de explicar qué hacen los emprendedores y cómo lo hacen. Desde algunos puntos de vista, este período podría ser descrito como un cambio de paradigma donde muchos investigadores han orientado sus esfuerzos en nuevas direcciones.

3. Tipos de emprendimiento contemporáneo

En general, las tipologías sobre los tipos de emprendimiento no concuerdan entre sí, ya que consideran diferentes perspectivas para llevarlas a cabo. Aulet y Murray (2013) identifican dos tipos de emprendimientos: IDE y SME. El primero, innovation-driven entrepreneurship, se caracteriza por perseguir oportunidades basadas en llevar a los clientes nuevas innovaciones que tienen claras ventajas competitivas y un gran potencial de crecimiento. En este contexto, se entiende innovación como el poder insertar nuevas ideas en el mercado, la técnica o el modelo de negocios. El segundo, small business entrepreneurship, pretende proveer a mercados locales con ideas de negocios bien comprendidas y con ventajas competitivas limitadas. Las diferencias entre ambos tipos de emprendimiento se pueden apreciar en la Tabla 1.

Tabla 1: Comparación entre SME y IDE (basado en Aulet y Murray, 2013)

SME IDE Foco Abarca solo mercados locales

y regionales Se focaliza en mercados globales

Base La innovación no es necesaria para establecerse o crecer

La compañía se basa en algún tipo de innovación (técnica, proceso o modelo de negocios) que se constituye en su ventaja competitiva

Tipos de empleos generados

Los trabajos se llevan a cabo en el plano local restaurantes, servicios para la industria, etc.

Los trabajos no tienen por qué llevarse a cabo de forma local

Tipo de empresa creada

En general, son negocios familiares con muy poco capital externo

Existen diferentes tipos de propietarios, incluyendo un amplio rango de capitales externos

Tipo de crecimiento

La compañía crece de forma lineal. Cuando se invierte dinero en la compañía, el sistema responde rápidamente de una manera positiva

La compañía comienza perdiendo dinero, pero si es exitosa tendrá un crecimiento exponencial. Requiere inversión. Cuando se invierte dinero en la compañía, el sistema no responde rápidamente

Por su parte, Gutterman (2015) señala que son dos las categorizaciones de emprendimiento más importantes: una basada en la motivación de los emprendedores y otra en el reconocimiento de oportunidades. De acuerdo a su motivación, un gran número de investigadores se han enfocado en la existencia e influencia de factores situacionales (push o pull) en la motivación de los individuos al momento de comprometerse en actividades emprendedoras. Los factores identificados incluyen la frustración del emprendedor con su estilo de vida actual, influencias de la infancia, ambiente familiar, edad, educación, historia de trabajo y redes de apoyo (Amit y Muller, 1995). De esta manera, muchos emprendedores pueden ser, literalmente, ‘empujados’ (pushed) hacia el emprendimiento, en contra de sus deseos. En contrapartida, los emprendedores pueden ser ‘impulsados’ (pulled) a la creación de nuevos negocios por factores que son vistos de manera positiva en la mayoría de las sociedades como la exposición a negocios que crean interés y confianza en el ecosistema.

La segunda categorización identificada por Gutterman (2015) es aquella que descansa en la dicotomía entre ‘basado en la oportunidad’ (opportunity-based) y ‘basado en la necesidad’ (necessity-based) que ha sido popularizada por el Global Entrepreneurship Monitor (GEM). Los emprendimientos basados en la oportunidad tienen como característica principal el reconocimiento de que se hace una elección voluntaria sobre el camino que se debe seguir en la actividad emprendedora. Desde otra perspectiva, los emprendimientos basados en la necesidad son escogidos solo porque las otras opciones no estaban disponibles o fueron consideradas como insatisfactorias.

Una triple categorización es la que establece Thurow (s.f.) con respecto a los tipos de emprendimiento: tecnológico, geográfico y sociológico. El emprendimiento tecnológico trae una nueva tecnología al mercado en forma de nuevos productos o procesos para producir viejos productos. Por ejemplo, la televisión satelital es un nuevo proceso para llevar a la audiencia un viejo producto: los programas de televisión. El emprendimiento geográfico mueve la tecnología, los productos o los servicios desde un lugar a otro; por lo general, esto significa el desplazamiento de una tecnología desde el primer al tercer mundo. Por último, el emprendimiento sociológico encuentra un nuevo contexto en el cual vender un viejo producto. El mejor ejemplo podría ser Starbucks, que, usando un contexto diferente, persuadió a millones de personas a pagar U$2.50 por un café que cuesta comúnmente 50 centavos.

En el caso específico de Chile, la Corfo (2014) estableció un modelo de segmentación en función del nivel de sofisticación de la actividad emprendedora. Los aspectos esenciales para realizar esta tipología son: el conocimiento y las habilidades de mercado del emprendedor y su equipo, por un lado, y el grado de diferenciación del producto, por otro. El conocimiento del mercado se identifica cuando el equipo emprendedor tiene una formación técnica o profesional sobre el mercado en el que pretende actuar, lo que le permite identificar a sus clientes. Por su parte, las habilidades de mercado se identifican con como a causa del trabajo o entorno el equipo ha debido relacionarse con una industria o actividad productiva que les permite comprender los incentivos detrás del mercado en el cual se desea ingresar (Corfo, 2014). Así, considerando esta dimensión habrá emprendedores: sin conocimiento ni habilidades, con conocimiento o habilidades y con conocimiento y habilidades.

La diferenciación del bien o del servicio dependerá de qué tan presentes y/o replicables son los atributos que lo describen. Los costos de replicación más altos se dan en productos con mayor inversión en I+D. Por tanto, un producto o servicio será poco diferenciado cuando tiene rasgos similares al ofrecido por la competencia (como los hoteles). Uno medianamente diferenciado es aquel que presenta algún grado de investigación y desarrollo, independiente de quién la haya llevado a cabo. Por último, uno altamente diferenciado es aquel que tiene una fuerte presencia de I+D y sobre cuya innovación hay derechos constituidos (Corfo, 2014, p. 49). En definitiva, una actividad emprendedora será más sofisticada o compleja en la medida en que mayor sea el conocimiento y habilidades de mercado del emprendedor y su equipo, y mayor sea la diferenciación del producto que se quiere ofrecer.

4. Emprendimiento basado en Ciencia y Tecnología

Dado el tipo de emprendimiento que se debe fomentar en la FCFM, resulta necesario explicar las características esenciales que se pueden hallar en la literatura especializada sobre los emprendimientos basados en ciencia y tecnología.

Los emprendimientos basados en ciencia y tecnología son empresas que han sido creadas con el objetivo de explotar comercialmente el conocimiento científico desarrollado en las universidades y otras organizaciones públicas, las que, además, han sido consideradas como elementos fundamentales en la rejuvenecimiento de las industrias tecnológicas en el mundo (Colombo, Mustar y Wright, 2010).

Al respecto, se han propuesto múltiples definiciones que concuerdan en que: los dueños son ingenieros o científicos; encuentran problemas o aplicaciones para una tecnología en particular; lanzan nuevos negocios, introduciendo nuevas aplicaciones o explotando oportunidades que descansan en un conocimiento técnico o científico; y trabajan con otros para producir un cambio tecnológico (Bailetti, 2012). Bailetti (2012) propone cuatro ejes que deben ser considerados al momento de querer definir el emprendimiento tecnológico:

i. Resultados finales: la creación y la propuesta de valor se identifican como dos resultados importantes del emprendimiento tecnológico, porque las fuentes que crean valor y las fuentes que capturan el valor no pueden ser las mismas a largo plazo.

ii. Objetivo de los resultados finales: la empresa se identifica como la organización objetiva sobre la cual el valor es creado y propuesto.

iii. Mecanismo utilizado para lograr los resultados finales: la inversión en un proyecto es el mecanismo utilizado para crear y capturar valor. Un proyecto es un stock de recursos (es decir, individuos especializados y activos heterogéneos) comprometidos a entregar los dos tipos de resultados finales por un periodo de tiempo.

iv. Interdependencia con los avances científicos y tecnológicos: el proyecto explota o explora los conocimientos científicos relevantes.

De esta manera, la definición propuesta por el autor es: “Technology entrepreneurship is an investment in a project that assembles and deploys specialized individuals and heterogeneous assets that are intricately related to advances in scientific and technological knowledge for the purpose of creating and capturing value for a firm” (Bialetti, 2012).

5. La universidad y el emprendimiento

En la actualidad, se ha asumido que la universidad se encuentra cumpliendo una tercera misión (junto con la enseñanza y la investigación): contribuir a la sociedad y al desarrollo económico de manera más directa. Las líneas de investigación en el área sugieren que si bien las universidades en general comparten objetivos y metas, éstas tienen diferentes historias, tradiciones y estructuras organizacionales que moldean las formas en las que se lleva a cabo dicha tercera misión (Martinelli, Meyer y von Tunzelmann, 2008).

La ‘universidad emprendedora’ (entrepreneurial university) juega un rol fundamental tanto como institución productora de información como diseminadora de la misma. En esta línea, se trata de universidades que han mejorado diferentes mecanismos para contribuir al desarrollo regional e incrementar sus ingresos (Guerrero y Urbano, 2010). Además, la universidad no se concibe solo como una promotora de una serie de medidas de apoyo al emprendimiento, sino que también es una desarrolladora de técnicas administrativas y estrategias competitivas. Así, estas universidades están involucradas en alianzas, redes de contacto y otros tipos de relaciones con organizaciones públicas y privadas. Estas relaciones se transforman en un verdadero paraguas para la interacción y colaboración que puede existir entre los diferentes elementos de un sistema nacional de emprendimiento.

Los estudios identifican dos factores que confluyen en el desempeño de una universidad emprendedora. Por un lado, entre los factores del medio se cuentan los formales y los informales. Mientras los primeros se relacionan con, por ejemplo, la organización emprendedora, las medidas de apoyo para el emprendimiento y la educación en emprendimiento; los segundos implican las actitudes de la comunidad hacia el emprendimiento, las metodologías para la enseñanza del emprendimiento y, por último, los sistemas de incentivo. Por otro lado, los factores internos se dividen entre recursos (humanos, financieros, físicos y comerciales) y capacidades (estatus, redes de contacto y localización) (Guerrero y Urbano, 2010).

Graham (2014) identifica dos modelos mediante los que las universidades han conducido la adopción de una agenda basada en emprendimiento (i+e). El modelo ‘Bottom-up’, dirigido por la comunidad y catalizada por alumnos, exalumnos y emprendedores de la economía local, a menudo surge en respuesta a los retos económicos y sociales. El desarrollo de iniciativas de i+e se desencadena por un deseo de estimular el crecimiento económico regional y, de ese modo, crear empleos, oportunidades de investigación y nuevas formas de apoyo universitario a través de la creación de un vibrante ecosistema emprendedor. Por lo general, es impulsada por las bases de la universidad, alumnos y ex alumnos, lo que genera un ecosistema dinámico e inclusivo que se crea a través de asociaciones fuertes de mucha confianza entre la comunidad emprendedora local y la universidad. La inversión es centrada de manera regional más que en la institución. En este modelo las universidades a menudo no brindan gran relevancia a generar títulos de propiedad intelectual, en cuanto estos son secundarios a la meta global de desarrollar un ecosistema más amplio e inclusivo. Sin embargo, en caso de haber muchas actividades de

i+e que operan fuera de la propia universidad, el modelo puede tener dificultades cuando la universidad tiene por objeto regular e institucionalizar su perfil emprendedor.

El modelo ‘Top-Down’, dirigido por la misma universidad y cuya operación se desarrolla a través de las estructuras universitarias formales, se desencadena por el deseo de obtener beneficios económicos de la investigación realizada en la universidad. Por ejemplo, la agenda de i+e es impulsada por una fuerte y ambiciosa oficina de transferencia de tecnológica. A menudo, está centrada en los puntos fuertes de la investigación desarrollada por la universidad, este modelo ofrece un enfoque robusto y totalmente institucionalizado. Sin embargo, existe el peligro de que las políticas de i+e en la universidad se convierten en las mismas las políticas de la oficina de transferencia tecnológica, dando lugar a una cultura centrada en “la propiedad intelectual como el única recurso valioso”. Como resultado, los estudiantes, exalumnos y comunidades emprendedora regional a menudo son marginados.

6. Características contemporáneas del emprendedor

Existe una larga tradición de investigaciones que indagan acerca de las diversas competencias de emprendimiento que son necesarias para tener éxito en el área, es decir, la investigación y práctica relacionada con esta competencia está dirigida por las aspiraciones por lograr un desempeño superior y la posibilidad por obtener éxitos económicos (Mitchelmore y Rowley, 2010). Las primeras investigaciones intentaban entender a los emprendedores buscando identificar sus rasgos y características, sin embargo, lo anterior resultaba una tarea muy compleja y no se pudieron establecer con claridad.

Las competencias para el emprendimiento se han definido de diferentes maneras:

i. Se definen por las características subyacentes a los individuos como el conocimiento específico, la motivación, rasgos, autopercepción, roles sociales y habilidades que pueden llegar a producir el nacimiento, crecimiento o supervivencia de una empresa (Bird, 1995, cit. en Mitchelmore y Rowley, 2010).

ii. La habilidad total de un emprendedor para ejecutar un trabajo específico de manera exitosa (Men et al., 2002, cit. en Mitchelmore y Rowley, 2010).

iii. El rango de habilidades y competencias requeridas para echar a andar un negocio es cuantitativa y cualitativamente diferente a las que se necesitan en las grandes empresas. Por tanto, se refuerza el carácter individual de este tipo de competencias (Johnson y Winterton, 1999, cit. en Mitchelmore y Rowley, 2010).

iv. Se han definido, además, en términos de rasgos, habilidades y conocimientos y cómo éstos son aplicados en los diferentes contextos del emprendimiento. En esta línea, la mayor parte de los investigadores reconocen que hay una dicotomía mayor en las competencias de emprendimiento y diferencian entre las competencias para

comenzar un negocio de aquellas que son necesarias para manejar un negocio hacia el crecimiento (Lau, et al., 1999, cit. en Mitchelmore y Rowley, 2010).

Luego de la revisión de la literatura, se pudo establecer que si bien existen una serie de investigaciones relacionadas en las que se identifican diferentes competencias, éstas no son definidas o descritas y, tan solo, son mencionadas. En la Tabla 2, se detallan las competencias que se han seleccionado, las descripciones que se proponen y las referencias que sustentan su elección.

Tabla 2: Competencias para el emprendimiento

Competencia Definición Referencias

Motivación La motivación es “el conjunto de razones por las que las personas se comportan de la forma en que lo hacen. El comportamiento motivado es vigoroso, dirigido y sostenido”.

Así, la motivación es el elemento central que conduce lo que la persona realiza y hacia qué objetivos se dirige. El sujeto se plantea un objetivo, utiliza los recursos adecuados y mantiene una determinada conducta, con el propósito de lograr una meta.

De esta forma, la motivación ya no se concibe únicamente como la búsqueda de la satisfacción de necesidades, sino como la activación de conductas orientadas a fines y metas definidas por las características propias del individuo y del contexto social (Páez, Fernández, Basabe & Grad, 2011).

McClelland (1961) describió cómo la necesidad de logro motiva a un individuo a convertirse en emprendedor. El psicólogo planteaba que este factor de personalidad es, en parte, clave para ser un emprendedor exitoso y, por ende, para el crecimiento económico. Según él, la necesidad de logro no sería innata, sino que es posible desarrollarla con el paso del tiempo.

Bacigalupo, Kampylis, Punie y Van den Brande (2016); Oosterbeek, H., Van Praag, M., & Ijsselstein, A. (2010); Baum, J. R., & Locke, E. A. (2004); Collins, C. J., Hanges, P. J., & Locke, E. A. (2004)

Autoeficacia El concepto de autoeficacia ha sido muy utilizado como marco teórico en los estudios sobre el emprendimiento. Hace referencia al juicio personal del individuo sobre sus capacidades para enfrentar determinadas situaciones. Así, las personas tenderían a evitar situaciones de riesgo que consideran superiores a sus habilidades para afrontarlas, mientras que se comprometerán con mayor seguridad en las actividades que se creen capaces de realizar.

Así, las expectativas de eficacia personal van a determinar la cantidad de esfuerzo que la gente gastará y cuánto tiempo va a persistir enfrentando los obstáculos y las experiencias adversas. Las personas con alto sentido de eficacia harán un mayor esfuerzo para enfrentar las dificultades (Bandura, 1982).

Bacigalupo, Kampylis, Punie y Van den Brande (2016); Oosterbeek, H., Van Praag, M., & Ijsselstein, A. (2010); McGee, J. E., Peterson, M., Mueller, S. L., & Sequeira, J. M. (2009); Chen, C. C., Greene, P. G., & Crick, A. (1998)

Reconocimiento de oportunidades

La oportunidad es aquella situación en la que los nuevos productos, servicios, materias primas y métodos organizativos pueden ser introducidos y vendidos en el mercado a un precio superior al coste de producirlos. El reconocimiento de la oportunidad debe ser entendido como un proceso cognitivo a través del cual los individuos concluyen con la identificación de una oportunidad. Incluye tres procesos diferenciados: la percepción (es el reconocimiento por parte de un individuo de la existencia de necesidades de mercado no satisfechas o de recursos infrautilizados que pueden ser distribuidos de una manera más eficiente), el descubrimiento (fase en la que el individuo analiza la oferta actual en términos de recursos-producto o servicio-mercado para indagar sobre

Mitchelmore, S., & Rowley, J. (2010); Chang, J., & Rieple, A. (2013).

nuevos ajustes posibles generados de una forma más eficiente y/o que aporten un valor añadido al mercado) y la creación del concepto de negocio (es el reconocimiento de la mejor solución para satisfacer las necesidades del mercado)

Explotación de oportunidades

Materialización organizativa de la idea emprendedora identificada y en la que los recursos y capacidades del emprendimiento creado influyen en su viabilidad técnica y financiera. Se enfoca en factores como rápida capacidad para la toma de decisiones y flexibilidad organizacional a través de los cuales responder a los nuevos mercados y a las oportunidades tecnológicas.

Mitchelmore, S., & Rowley, J. (2010); Chang, J., & Rieple, A. (2013).

Toma de decisiones bajo incertidumbre

Se dice que una decisión se toma bajo incertidumbre cuando no es posible asignar probabilidades a los eventos posibles, es decir, quien toma la decisión no tiene conocimiento sobre ningún estado de la naturaleza del resultado o sobre los costos que le llevará conseguir la información necesaria evitar la incertidumbre. En estos casos la decisión, además de por criterios políticos y económicos, se ve orientada por la orientación psicológica del decisor.

Además de haber diferentes causas (estratégicas, políticas o económicas), las decisiones pueden estar influidas por la orientación psicológica del decisor, determinando cuestiones tales como la forma en la que asigna probabilidades a los sucesos, su optimismo o pesimismo respecto a los resultados de sus decisiones o su aversión al riesgo entre otras causas.

Chang, J., & Rieple, A. (2013); Sánchez, J. C. (2011)

7. Conclusión

Como se sabe, en la actualidad, Chile se está enfrentando a desafíos que requieren la participación de una serie de actores comprometidos con el progreso social y productivo. Dichos desafíos se encuentran relacionados, principalmente, con lograr alcanzar los índices de calidad de vida que se encuentran en países desarrollados. Este salto cualitativo y cuantitativo depende, en cualquier caso, del cambio sustancial en la manera en la que se concibe la práctica económica en el país: una economía basada, esencialmente, en la explotación de recursos naturales (como ha ocurrido hasta el momento) no facilitará las condiciones necesarias para superar las brechas que impiden el desarrollo, en otras palabras, “[…] la estructura productiva del país, concentrada en la extracción y exportación de recursos naturales y de procesos productivos de bajo nivel tecnológico y de escaso contenido de conocimiento, está lejos de asegurar el crecimiento económico en el largo plazo” (Ministerio de Economía, 2015, p. 5).

Reorientar las políticas públicas hacia la innovación y el emprendimiento se constituye como una necesidad fundamental en la medida en que son las formas más efectivas en las que se puede contribuir con el progreso social y económico de los países (World Economic Forum, 2009). En este contexto, durante los últimos años en Chile se ha incentivado, desde la esfera pública, el desarrollo en innovación y emprendimiento, puesto que se entiende que solo gracias a este tipo de iniciativas se pueden alcanzar niveles económicos y sociales propios de los países desarrollados.

Tal como se ha planteado, el papel que cumplen las universidades en apoyar este desarrollo es fundamental, en la medida en que deben entender a cabalidad los rasgos que le permitirán cumplir con su tercera misión. Sin embargo, lo que significa ser una universidad emprendedora aún está en vías de determinarse. Las características históricas y culturales de cada institución hacen, prácticamente imposible, el poder aplicar experiencias que hayan resultado exitosas en el extranjero. Además, los ecosistemas de emprendimiento que las rodean y en los que están insertas son muy disímiles: esperar que los factores externos que han rendido frutos en lugares mucho más desarrollados funcionen en nuestro país significa no considerar las constricciones evolutivas de la economía nacional.

Así, para finalizar, en este documento se han presentado diferentes aproximaciones del concepto de emprendimiento, su evolución histórica y algunas nociones contemporáneas que explican el devenir histórico que ha adoptado. De las concepciones presentadas, la planteada por Schumpeter y desarrollada por un gran número de investigadores a lo largo del siglo XX y XXI resultaría la más apropiada para que la Universidad de Chile apoye los objetivos de desarrollo económico que se ha propuesto el país. El emprendimiento implica necesariamente un proceso de innovación (en el caso de la FCFM basada en ciencia y tecnología), que facilita nuevas combinaciones de producción, dando origen a nuevos productos, métodos de producción, organizaciones industriales, modelos de negocio e incluso la creación de nuevos mercados.

Referencias

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Anexo 1: Tabla de evolución del concepto de emprendedor entre los siglos XVIII y XXI (basado en Corfo, 2014).

Autores Rasgos de Personalidad

Acción Estrategia

Siglo XVIII Bruslons y Savary (1726)

Determinado Hacer y ejecutar una operación considerable y

ardua

Actuar con resolución y

empeño

Siglo XIX Say (1803)

Impulsor Vincular los factores

productivos

Aumentar la productividad

Siglo XX Schumpeter (1928)

Innovador Crear un nuevo producto

Romper el status quo

De fines del Siglo XX a comienzos del Siglo XXI

De Viries y Shields Davison

(2005)

Resiliente Ejecutar un conjunto de

acciones para establecer un

SME

Mantener los esfuerzos y energía ante

cualquier escenario

Mckenzie, Ugbah y Smother (2007)

Definido e innovador

Crear un producto

Explotar oportunidades

económicas