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Distribución Consumo Y Nº 32 L a composición del vino es tan simple o tan comple- ja como se quiera considerar. Tan simple como para decir que el vino es una solución cuyo mayor componente es el agua con un porcentaje no muy ele- vado de alcohol, con una pequeña acidez y poco más. Y tan compleja como aquilatar, bajo muy diferentes puntos de vista, esta bebida hidroalcohólica, insistiendo en la presencia del alcohol y en la naturaleza heterogé- nea de este "poco más", pero que, sin embargo, le con- fiere su originalidad con una serie de problemas y cuali- dades que no nos son del todo desconocidos. El primer componente que puede plantear polémica es el propio contenido en etanol, sine qua non, no podríamos hablar de vino, y cuyas implicaciones des- bordan los límites del tema de este artículo: vino y salud; es decir, no enfermedad, y por lo tanto no nos hemos de referir, en ningún momento, al problema del alcoholismo. Hemos de considerar, en primer lugar, que desde la viña al consumidor hay una larga cadena de produc- ción que va salvando etapas en las que concurren y se ordenan las competencias de la viticultura, la enología y el mercado, para llegar a la obtención de vinos de cali- dad, que se van a ofrecer, finalmente, al consumidor. Y no dudemos, que el producto encontrará buena acep- tación, sólo por el placer que proporciona ingerir una cierta cantidad de alcohol y la armonía que se haya conseguido en sus valores sensoriales. Si se atiende a la riqueza que supone la fracción de "extracto seco" de un vino, por ejemplo un tinto, tal y como se refleja en el cuadro nº 1, la cifra cuantitativa- mente no es importante, aproximadamente un 2,7%, de la que destacamos el 0,2% correspondiente a los poli- fenoles, a los que nos hemos de referir expresamente cuando se habla de vino y salud. SUSTANCIAS DE CARACTER FENOLICO Las que han recibido más atención y han sido objeto de estudio más profundo, son las flavonoides. Estos com- puestos de tipo polifenólico están repartidos amplia- mente en los vegetales. Con nuestros alimentos los ingerimos normalmente y desde hace muchos años se les ha reconocido una serie de acciones beneficiosas para la salud. Recordemos al respecto la potencialidad de la citrina, que fue el primer flavonoide al que se le atribuyó una actividad biológica bien clara, como agen- te que actuaba sobre la permeabilidad vascular y reci- bió el nombre de vitamina P. Posteriormente, muchos han sido los flavonoides a los que se les han reconocido propiedades farmacoló- gicas interesantes. Entre ellos se incluyen los proantocianidoles, taninos condensados de la uva y el vino, bien conocidos por el enólogo, por las incidencias tecnológicas que plantean en la elaboración y añejamiento, y, por otro lado, por las primeras noticias sobre el posible papel beneficioso sobre la salud, que supone el consumo de vino. Fue el profesor Masquelier, a finales de los años cin- cuenta, el que comenzó, con una visión muy acertada, a plantear una serie de hipótesis trascendentales y básicas, que poco a poco han dado luz y consistencia a las primitivas especulaciones que intentaban hallar una razón a unas evidencias empíricas sobre el benefi- cio de salud que supone el consumo de vino. IDEAS ACTUALES SOBRE LA COMPOSICION DEL VINO SITUACION QUE APOYA LA HIPOTESIS “VINO Y SALUD” Mª DEL CARMEN DE LA TORRE BORONAT CATEDRATICA DE NUTRICION Y BROMATOLOGIA. FACULTAD DE FARMACIA. UNIVERSIDAD DE BARCELONA. PRESIDENTA DEL GRUPO DE EXPERTOS "SEGURIDAD ALIMENTARIA" DE LA SUBCOMISION NUTRICION Y SALUD DE LA O.I.V.

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Nº 32

La composición del vino es tan simple o tan comple-ja como se quiera considerar. Tan simple comopara decir que el vino es una solución cuyo mayor

componente es el agua con un porcentaje no muy ele-vado de alcohol, con una pequeña acidez y poco más.Y tan compleja como aquilatar, bajo muy diferentespuntos de vista, esta bebida hidroalcohólica, insistiendoen la presencia del alcohol y en la naturaleza heterogé-nea de este "poco más", pero que, sin embargo, le con-fiere su originalidad con una serie de problemas y cuali-dades que no nos son del todo desconocidos.

El primer componente que puede plantear polémicaes el propio contenido en etanol, sine qua non, nopodríamos hablar de vino, y cuyas implicaciones des-bordan los límites del tema de este artículo: vino ysalud; es decir, no enfermedad, y por lo tanto no noshemos de referir, en ningún momento, al problema delalcoholismo.

Hemos de considerar, en primer lugar, que desde laviña al consumidor hay una larga cadena de produc-

ción que va salvando etapas en las que concurren y seordenan las competencias de la viticultura, la enología yel mercado, para llegar a la obtención de vinos de cali-dad, que se van a ofrecer, finalmente, al consumidor. Yno dudemos, que el producto encontrará buena acep-tación, sólo por el placer que proporciona ingerir unacierta cantidad de alcohol y la armonía que se hayaconseguido en sus valores sensoriales.

Si se atiende a la riqueza que supone la fracción de"extracto seco" de un vino, por ejemplo un tinto, tal ycomo se refleja en el cuadro nº 1, la cifra cuantitativa-mente no es importante, aproximadamente un 2,7%, dela que destacamos el 0,2% correspondiente a los poli-fenoles, a los que nos hemos de referir expresamentecuando se habla de vino y salud.

SUSTANCIAS DE CARACTER FENOLICO

Las que han recibido más atención y han sido objeto deestudio más profundo, son las flavonoides. Estos com-puestos de tipo polifenólico están repartidos amplia-mente en los vegetales. Con nuestros alimentos losingerimos normalmente y desde hace muchos años seles ha reconocido una serie de acciones beneficiosaspara la salud. Recordemos al respecto la potencialidadde la citrina, que fue el primer flavonoide al que se leatribuyó una actividad biológica bien clara, como agen-te que actuaba sobre la permeabilidad vascular y reci-bió el nombre de vitamina P.

Posteriormente, muchos han sido los flavonoides alos que se les han reconocido propiedades farmacoló-gicas interesantes.

Entre ellos se incluyen los proantocianidoles, taninoscondensados de la uva y el vino, bien conocidos por elenólogo, por las incidencias tecnológicas que planteanen la elaboración y añejamiento, y, por otro lado, por lasprimeras noticias sobre el posible papel beneficiososobre la salud, que supone el consumo de vino.

Fue el profesor Masquelier, a finales de los años cin-cuenta, el que comenzó, con una visión muy acertada,a plantear una serie de hipótesis trascendentales ybásicas, que poco a poco han dado luz y consistenciaa las primitivas especulaciones que intentaban hallaruna razón a unas evidencias empíricas sobre el benefi-cio de salud que supone el consumo de vino.

IDEAS ACTUALES SOBRE LA COMPOSICION DEL VINO

SITUACION QUE APOYA LA HIPOTESIS “VINO Y SALUD”

■ Mª DEL CARMEN DE LA TORRE BORONATCATEDRATICA DE NUTRICION Y BROMATOLOGIA. FACULTAD DE FARMACIA. UNIVERSIDAD DE BARCELONA.

PRESIDENTA DEL GRUPO DE EXPERTOS "SEGURIDAD ALIMENTARIA" DE LA SUBCOMISION NUTRICION Y SALUD DE LA O.I.V.

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Vino

Quizá las presuntas acciones terapéuticas de losproantocianidoles, sobre las que Masquelier ha insistidotanto, ofrecen una imagen demasiado atractiva paraque resultara fácil aceptarla sin mayor comentario. Hoyen día, si se quiere llegar al fondo de la cuestión conespíritu crítico y constructivo y con argumentos científi-cos bien contrastados, hay que liberar esas afirmacio-nes del empirismo y de las especulaciones que podríanrestarle credibilidad.

Sin embargo, la actividad fisiológica que se subrayapara éstos compuestos polifenólicos no carece de unabase bioquímica sólida, porque los proantocianidolesposeen afinidad para las proteínas y acción antioxíge-no, igualmente compartida con otros componentesfenólicos más sencillos de la uva y del vino.

ASPECTOS RELACIONADOS CON LA AFINIDAD POR LAS PROTEINAS

Esta afinidad por las proteínas la manifiestan, funda-mentalmente, los compuestos fenólicos del vino demayor complejidad molecular, como es el caso particu-lar de los proantocianidoles. Es una propiedad curtien-te, que se explica por la posibilidad de crear enlacescruzados entre cadenas cercanas de polipéptidos. Estacapacidad de unión se debe al carácter dador de elec-trones de los grupos fenólicos de los proantocianidolesque permiten establecer los puentes de hidrógeno concentros específicos diana que posean las cadenas poli-peptídicas. Este centro diana es el aminoácidos prolina,punto sobre el que se establece la unión con el polife-nol. Esto explica que el colágeno, la elastina, es decir,el tejido conjuntivo en general por su riqueza en amino-ácido prolina, sean las proteínas sobre las que se esta-blece la unión con el polifenol.

Esta capacidad de unión es bien conocida empíri-camente. Recordemos la sensación que aparece cuan-do se come uva verde o se bebe vino, especialmente sies tinto. La astringencia más o menos acentuada quese percibe en la boca es el resultado de la combinaciónde proantocianidoles condensados, en forma de díme-ros, con las glicoproteínas de la saliva y la pérdida sub-siguiente de lubrificación. Estas observaciones podríanexplicar los hechos siguientes, señalados por Masque-lier: acción antihemolítica; acción reforzadora del colá-geno y acción sobre enzimas.

ASPECTOS RELACIONADOS CON EL PODER ANTIOXIGENO

Además de estas supuestas y, en principio, comproba-das acciones beneficiosas que se atribuyen a los pro-antocianidoles sobre las proteínas, hay que destacartambién la acción antioxígeno, por la que se admiteampliamente que el consumo de vino tinto ejerce unpapel importante sobre la salud, dada su mayor riquezaen taninos condensados de poder antioxidante.

Sin embargo,en la uva y el vino,tanto tinto comoblanco –así comoen las uvas res-pectivas–, existenotros componen-tes relacionadosdotados de unaacción similar.

Todos estoscompuestos fenó-l icos, más omenos complejos,son productosresultantes delm e t a b o l i s m osecundario de lasplantas. Eso quie-re decir que sehallan repartidos, ampliamente, en todas las especiesvegetales, con las lógicas diferencias ligadas, funda-mentalmente a razones genéticas y cuantitativas por larespuesta de la planta al ambiente, clave de su mayor omenor abundancia.

Se trata de compuestos fenólicos cuyo poder antio-xidante se debe a su estructura molecular. Así porejemplo, entre los detalles estructurales, posicionales yfuncionales que pueden refrendar su potencialidadantioxidante, podemos recordar la presencia y localiza-ción de dobles enlaces y los propios grupos fenólicosque, según su número y posición, pueden actuar comodadores de hidrógeno, reductores y capaces de esta-blecer puentes de hidrógeno. De esta manera se puedeexplicar la pluralidad de acciones, ya como antioxidan-tes primarios-antirradicalarios, como sustancias antioxí-geno-reductoras, como sinérgicos y como quelantes demetales de transición.

Son compuestos que, con diferente carácter antioxi-dante, pueden participar de manera muy diferente, perocooperativa en la previsión o detención del fenómenooxidativo. Lo correcto es hablar del pool antioxidante dela uva y del vino y no circunscribirlo, por ejemplo, sólo alos proantocianidoles del vino tinto, por muy intere-santes que estos sean.

De todos ellos podemos mencionar, dejando al mar-gen los compuestos de carácter flavonoide que hanmerecido siempre comentarios mucho más repetidos, lapresencia muy interesante, pero, no tan vulgarizada, eneste contexto de vino-salud, de otros compuestos fenó-licos en la uva y en el vino, como son:

1º Acidos hidroxicinámicos, entre los cuales desta-can los ácidos hidroxinamoiltartáricos: ácido caftárico(dihidroxi-cinamoil-tartárico) y el ácido cutárico (mono-p-cumaroil-tartárico).

En el mosto es muy importante, también, el ácido 2-S-glutationilcaftárico, formado por vía enzimática.

COMPONENTE % EN PESO

AGUA 87,0

ETANOL 10.0

EXTRACTO SECO 2,7

GLICEROL 1,1

ACIDOS 0,5

PECTINAS 0,3

POLIFENOLES 0,2

CENIZAS 0,2

AMINOACIDOS 0,2

CUADRO Nº 1

COMPOSICION DE UN VINO TINO

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Vino

2º Derivados de la tirosina: tirosol, antioxidante muybien conocido. En la uva no se ha hallado el tirosol, síen el vino. Cabe recordar que se menciona su presen-cia como uno de los antioxidantes que permiten expli-car la resistencia a la oxidación del aceite de oliva vir-gen. Detalle que se recuerda como razón del interesan-te papel de este aceite en la dieta mediterránea.

3º Estilbenos: el resveratrol relacionado con la resis-tencia más o menos acentuada, de la uva al ataque dela Botrytis cinerea. Se supone que este compuesto tam-bién se sintetiza como respuesta a la acción de laradiación UV, en la piel del grano, concediendo asíresistencia al ataque de la podredumbre.

INTERES DEL APORTE DE SUSTANCIAS ANTIOXIGENO,VIA INGESTA DE VINO

De una manera muy sintética, sepuede afirmar que no hay ningúntipo de duda del beneficio quesupone el aporte mantenido de sus-tancias de carácter antioxidante enla protección contra la agresión oxi-dante de nuestro organismo.

Recuérdese que esta agresiónsupone una cadena de reaccionesque, en condiciones aerobias, con-duce a la degradación oxidativa nocontrolada de moléculas biológicas,trascendentales para la vida. Muybrevemente, en los medios biológi-cos, el oxígeno en estado funda-mental, triplete, puede pasar por unaporte de energía, por reducciónmonovalente escalonada o poracción de determinadas enzimas(xantino-oxidasa, citrocromo P450)a su forma excitada, oxígeno singulete, mucho mástóxico que el oxígeno normal y a formas reactivas inter-medias, los llamados radicales libres (superóxido),hidróxilo), en general denominados ERO.

Todas estas formas reactivas al actuar, desencade-nan la agresión oxidativa de estructuras celulares(membranas liporoteicas, ácidos grasos poliinsatura-dos, enzimas, ADN, aminoácidos esenciales...). La alte-ración es importante y grave, por la desorganizaciónque sufren estas biomoléculas y la aparición a partir deellas, de nuevas especies bioactivas reactivas.

Los centros diana de estas especies reactivas son,fundamentalmente, determinados constituyentes endoy extracelulares. Sin embargo, la oxidación de los áci-dos grasos insaturados, constituyentes de la membra-na lipoproteica celular, es sin ningún género de duda elproceso oxidativo más frecuente en nuestro organismo.

Una producción excesiva de especies reactivas deloxígeno, en particular los radicales hidroxilo, pueden

fácilmente iniciar el proceso de oxidación endógena delos lípidos de las membranas. Los cambios que ocu-rren a nivel de las mismas son, por ejemplo, el aumentode ácidos peroxidados que de manera catalítica pue-den propagar el deterioro oxidativo, la disminución dela fluidez, cambios en las actividades enzimáticas y detransporte ligados a ellas, disminución del intercambiomembranario, disminución de la síntesis proteica, impo-sibilidad de eliminación de compuestos de síntesisnuevos y extraños, como por ejemplo las lipofucsinas(compuestos complejos formados por lípidos peroxida-dos y proteínas).

Hasta la fecha, se opinaba con cierta cautela quede una situación de este tipo, un accidente oxidativo

degradativo imparable, podríanderivarse unas consecuencias pro-bablemente muy graves, que podrí-an estar en el origen (junto con otrascausas, porque los problemas siem-pre son plurifactoriales) de muydiversas enfermedades degenerati-vas, tales como las cardiovascula-res, cáncer, demencia senil tipo Alz-heimer, procesos inflamatorios, dia-betes, cataratas…, envejecimientoen general, patologías y situacionesque en el llamado mundo occidentalcada vez tienen una prevalenciamayor y preocupan más.

Téngase en cuenta, a este res-pecto, que la esperanza de vidamedia es cada vez más dilatada,gracias a las mejoras conseguidaspor la higiene pública y la medicinapreventiva, con lo cual la poblacióngeriátrica de nuestra sociedad escada vez mayor con los problemassociales subsiguientes, si al tiempo

no se alcanza una mejor calidad de vida.Así pues, se entiende que para mantener la home-

ostais oxidativa del organismo, deben actuar de formamodulada sistemas de oxidación y de protección antio-xidantes. Los mecanismos de defensa oxidativa delorganismo son tanto enzimáticos como no. De los enzi-máticos, por ejemplo, tenemos la super-óxidodismutasa(SOD), la catalasa, la glutation peroxidasa (GPx).

De los no enzimáticos, es el caso de determinadasproteínas circulantes como la transferrina, albúmina,ceruloplasmina, así como determinados compuestosde bajo peso molecular como el ácido úrico, el gluta-tion, la bilirrubina, etcétera... y, finalmente, sustanciasde origen exógeno, que llegan vía los alimentos talescomo el ácido ascórbico, el α-tocoferol, los carotenoi-des, los aminoácidos sulfurados (tioles)... y aquí esdonde se deben mencionar e introducir los compuestosfenólicos del vino, verdaderos antioxidantes de funcio-nalidad múltiple.

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Vino

Esta funcionalidad plural, contrastada perfecta yampliamente en ensayos "in vitro" con sistemas de pro-tección oxidativa de LDLs, esde carácter antirradicala-rio, antioxígeno, sinérgico y secuestrante de metales.

Se sabe que a nivel célula el antioxidante lipófilopor excelencia es el α-tocoferol y el hidrófilo es el ácidoascórbico. La combinación de ambos es fundamental.El ácido ascórbico cumple una función antioxígeno(reductora), antirradicalaria y es además un extraordi-nario sinérgico α-tocoferol. Este es un buen ejemplo delpapel que pueden y deben cumplir los compuestospolifenólicos del vino que, igualmente, con una funciónplural como el ácido ascórbico, pueden actuar prote-giendo la funcionalidad de α-tocoferol .

De ahí, el beneficio que puedesuponer el consumo habitual ymantenido de vino, cuyos pluralesantioxidantes, se sumarán a los sis-temas de protección del organismoen su lucha de protección real fren-te a la biodegradación oxidativa,proporcionando no sólo un únicotipo de antioxidante, sino un aporteplural de compuestos de funcionali-dad múltiple, aditiva, complementa-ria y sobre todo inérgica. De estamanera, se entiende que el vinopueda colaborar en la protecciónde muchas enfermedades degene-rativas, que si bien son de origenplural, sin embargo son dependien-tes de la agresión oxidativa de losradicales libres.

EL PAPEL DEL CONSUMO DEL ALCOHOL ETILICO (PRODUCTO ORIGINADODURANTE LA FERMENTACION)

Hay claras evidencias de que los consumidores mode-rados de alcohol presentan una menor incidencia demortalidad por enfermedad coronaria, que los abste-mios (Rimm et al, 1991; Klatsky y Armstrong, 1992)aproximadamente un 70% inferior. Efectivamente, en elestudio clásico de Framingham, llevado a cabo durante24 años sobre un total de 2.106 hombres y 2.639 muje-res (Friedman et al, 1986), se demostró que existe unarelación en forma de curva en U entre el consumo dealcohol y la mortalidad. De tal manera que los indivi-duos que consumen alcohol de forma moderada pre-sentan un riesgo de muerte por enfermedades cardio-vasculares mucho más reducido, que los abstemiosque lo tendrían en cierta manera más cercano al de losgrandes bebedores.Refrendar esta constatación podría suponerse derivadade dos hechos: a) el consumo moderado de alcoholfavorecería el aumento de las lipoproteínas de alta den-

sidad (HDL), el llamado corrientemente colesterol bue-no (Gordon et al, 1981; Suh et al, 1992); Gaziano et al,1993) y b) por su acción antiagregante plaquetaria.

Efectivamente, estudios experimentales han demos-trado, inicialmente, que la ingesta moderada de alcoholreduce el riesgo de formación de trombos con el apa-rente aumento de la capacidad de disolución del coá-gulo. Ante este hecho, observado más de una vez,podría suponerse que pequeñas cantidades de alcoholpudieran actuar de forma similar a como lo hace el áci-do acetilsalicílico (también, a bajas dosis), inhibiendoexclusivamente la ciclooxigenasa plaquetaria, la cualactuando sobre el ácido araquidónico de los fosfolípi-dos de membrana y del las LDLs, es el origen de la sín-

tesis de tromboboxano TXA2, agenteproagregante, al tiempo que perma-necería normal la síntesis de prosta-gladina PGI2, agente antiagregante,a nivel de células endoteliales(Renaud y Ruf, 1996).

Sin embargo, no hay que olvidarque un consumo importante de alco-hol, puede acarrear problemas muygraves, que sin llegar al caso extre-mo del alcoholismo, si que importan,tales como un aumento de la presiónsanguínea, arritmias (Criqui, 1996) ymiocardiopatía dilatada (Criqui,1996; Kannel y Curtis-ellison, 1996).

Si fuera el alcohol el único res-ponsable de este efecto protector, alsuministrar una dosis de etanol simi-lar a la presente en el vino, el efectode ambos (vino y solución etanólica)sería el mismo. Sin embargo, segúnKlurfeld y Kritchevsky (1981) al sumi-nistrar una dieta aterogénica a cone-jos a los que además se les adminis-

tró dosis equivalentes de alcohol puro, cerveza, whisky,vino blanco y vino tinto, y a un grupo control sólo agua,los bebedores de agua y cerveza desarrollaron lalesión aterosclerótica en la aorta y en las arterias princi-pales; mientras que los bebedores de whisky y alcoholredujeron la incidencia en un 25 y 17% respectivamen-te. El vino, tanto blanco como tinto, fueron las únicaslas bebidas que ejercieron un mayor efecto protector el33 y 60%, respectivamente. Polks, en 1985, en un estu-dio similar, también, destaca el efecto protector delmosto y del vino tinto.

¿CUALES SON LOS COMPUESTOS RESPONSABLESDE ESTE ADICIONAL EFECTO PROTECTOR?

Ante los conocimientos actuales, parece que esta pro-tección la proporcionan con gran certeza los compues-tos polifenólicos antes mencionados y discutidos, asíse puede concretar que:

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• Actúan como inhibidores dela oxidación de las LDL, graciasa su capacidad de secuestrarradicales libres y actuar comoantioxidantes (Frankel et al,1993; Teissedre et al, 1996).

• Bloquean la formación de lascélulas espumosas, inhibiendo elenzima lipooxigenasa, responsa-ble de la formación de agentesinflamatorios de los macrófagos.

• Ocasionan relajación muscu-lar, incrementando la síntesis deóxido nítrico (Fitzpatrick et al,1993).

Merece una atención particu-lar un compuesto fenólico, queha sido objeto de amplios estudios en estos últimosaños, el trans-resveratrol.

Este compuesto es el principio activo de la plantamedicinal, Polygonum cuspidatum, utilizada en la medi-cina tradicional de China y Japón para el tratamientode diversas patologías, tales como hiperlipidemias yaterosclerosis (Arichi et al, 1982; Kimura et al, 1983,1985 a,b,; Ragazzi et al, 1988).

Las propiedades que se le han atribuido "in vitro"son las siguientes:

• Inhibición de la oxidación de las LDL.• Inhibición de la síntesis de eicosanoides a partir del

ácido araquidónico. Es decir evitarían la agregaciónplaquetaria (Shan, 1988; Page-ASciak et al, 1995).

• Modulación del metabolismo lipídico (Arichi et al,1982).

• Inhibe la actividad del enzima protein-kinasa, enzi-ma implicado en la alteración de las células tumorales.Por tanto, este compuesto también podrá actuar comoanticancerígeno (Arichi et al, 1982); Jayatilake et al,1993).

También, "in vivo" en modelos animales, se haobservado que posee una acción antiinflamatoria yanticoagulante, que pudieran proteger de la ateroscle-rosis y de la mortalidad por enfermedades cardiovas-culares (Arichi et al, 1982; Kimura et al, 1985 a,b,:Ragazzi et al, 1988).

En el vino, además del trans-resveratrol también sehalla su β-glucósido, el piceido, que podría liberar elaglicón, el trans-resveratrol, durante el proceso de ladigestión (Hackett, 1986), aumentando así la cifra per-sumible inicial del derivado trans, a parte de que a élse le han atribuido las siguientes propiedades particu-lares:

• Disminuye la cifra de triglicéridos y las LDL del sue-ro (Arichi et al, 1982).

• Inhibición de la lipogénesis (Arichi et al, 1982).• Protección del hígado frente a la peroxidación lipídi-

ca (Kimura et al, 1983).• Acción anticancerígena (Jayatilake et al, 1993).

Si bien se conocen conmayor o menor profundidad losaspectos beneficiosos del trans-resveratrol, no hay que olvidarque en el vino se encuentranademás la forma cis- (Lamuela-Raventos et al, 1995), cuya acti-vidad fisiológica como inhibidorpalquetario también ha sidodescrita.

Todos los comentarios ante-riores abundan en la evidenciade los comportamientos distin-tos de los diferentes países fren-te a la morbilidad y mortalidadpor enfermedades cardiovascu-lares. La etiología de estos pro-

cesos morbosos es plurifactorial, es decir, los factoresde riesgo son muchos, el sexo, la edad, el "stress", eltabaquismo, el sedentarismo, la obesidad, los hábitosalimentarios y, obviamente, los factores genéticos.

Por referirnos a uno de los casos más repetidos ysignificativos de estos comportamientos, recordemoslos casos de las ciudades de Belfast y Tolouse, queconstituyen un buen ejemplo de la influencia evidenteque suponen los hábitos alimentarios diferentes, frenteal riesgo de las enfermedades cardiovasculares.

Belfast es una ciudad del norte de Irlanda, en laque el consumo de vino puede ser puramente anecdó-tico, así como es baja la ingesta de fruta y, en cambio,en Toulouse, ciudad del sur de Francia, se bebe congenerosidad vino y es importante el hábito de un altoconsumo de frutas y verduras. La diferencia de la inci-dencia de mortalidad por enfermedades cardiovascula-res es muy alta, de 4 a 1 entre Belfast y Tolouse.

Esta observación fue el origen de la expresión, encierto sentido un tanto polémica, de la “paradoja fran-cesa” que, en principio, atribuye la mejor resistenciafrente a las enfermedades CHD al consumo de vino.Sin embargo, no es tan simple como parece; piénseseque en ella se reconoce toda la potencialidad de loscomponentes minoritarios de la uva y del vino, quecomo sustancias antioxidantes hemos ido destacandoy a las que deberíamos sumar, lógicamente, aquellasque también son aportadas con las frutas y verdurasque se incluyan en la dieta.

Todos estos comentarios nos llevan a las siguientesconclusiones:

• No debe existir tan sólo una “paradoja francesa”,todos los países del Mediterráneo gozan de las mismascircunstancias.

• No debe tan sólo esgrimirse el papel antioxidantedel vino, que importa a los problemas de las enferme-dades isquémicas del corazón, al evitar la oxidacióndel colesterol y de los ácidos grasos poliinsaturados delas LDL con las subsiguiente quimio y citotoxicidad,que favorecen la aparición de las placas de ateroma.

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Vino

• Debe rescatarse el papel beneficioso contra la trom-bosis del propio alcohol (consumido con prudencia)como agente que colabora contra la agregación pla-quetaria, junto con la acción similar que se atribuye alos estilbenos, tipo cis-y trans-resveratrol.

De todo lo cual se debería aconsejar que es dema-siado restrictivo hablar sólo de vino tinto, cuando loscomponentes beneficiosos que hemos señalado –alco-hol etílico, estilbenos y material fenólico– están presen-tes también en el vino blanco y a nivel bioquímico, noimporta exclusivamente la cantidad, sino la coinciden-cia plural y oportuna de los diferentes biofactores delos que se espera beneficio.

Además, las referencias a las enfermedades cardio-vasculares no deben hacer olvidar que los antioxidan-tes pueden actuar favorablemente en muchas otrasenfermedades degenerativas causadas por una agre-

sión oxidativa. Por ejemplo, insistimos, en la probabili-dad de que la quimioprevención del cáncer mediantela suplementación y/o fortificación de alimentos conmicronutrientes antioxidantes podría convertirse amedio plazo en una estrategia efectiva para el controldel mismo. La capacidad antioxidante evitará la degra-dación oxidativa del material genético.

Es correcto pues admitir un consumo moderado devino en las campañas de promoción de la salud, dado,que el objetivo fundamental de las medidas higiénico-dietéticas que se establecen pretenden demorar lomáximo posible las lesiones ocasionadas por una agre-sión oxidativa y evitar, reducir o posponer la secuela deproblemas clínicos derivados. Es decir, se trata funda-mentalmente de intentar alcanzar una saludable longe-vidad, con un adecuado nivel de salud y de capacidadfuncional. ❑

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