Síntesis de Objetividad. Un argumento para obligar, de Humberto Maturana

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SÍNTESIS Objetividad Un argumento para obligar de Humberto Maturana por David Alcántara

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SÍNTESIS

Objetividad Un argumento para obligar

de Humberto Maturana

por David Alcántara

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Datos sobre la versión del libro de síntesis

Editorial: J. C. Sáez, Santiago, Chile

Traducción: No tiene Edición: Segunda, 1993

Páginas: 157 ISBN: 956-7802-31-9

Datos sobre detalles de la redacción

Las páginas citadas, todas, están indicadas con la abreviación “p.” y entre paré-

ntesis.

En aquellos casos que se usa doble “pp.” se hace referencia a todas aquellas páginas que se comprenden entre ambos números de página inmediatamente

señalados, con ellos incluidos.

Las frases que se encuentren entre los símbolos “” se refieren a una interpre-

tación, no literal, sobre ciertas ideas que se encuentran en su página correspon-diente.

Las frases que se encuentren escritas en cursiva pueden referirse a dos cosas: si

se trata una o dos palabras entonces son consideradas importantes y por ello son des-tacadas, pero si es una frase o un párrafo, o más párrafos, entonces es

una reescritura literal de aquello que se encuentra en la página correspondiente, con excepción de los paréntesis que no se encuentran en cursiva.

Aquellas frases continuadas por tres puntos (…) expresan una conexión

indirecta entre las ideas que se proponen, esto es, una forma de expresar que ambas escrituras forman parte de la cita que les acompaña pero que, a su vez,

poseen contenido intermedio en el libro original que no se consideró necesario citar.

El número de las figuras no respeta el orden original del libro, son una adapta-ción propia de éste documento.

Las páginas citadas debajo de los títulos corresponden a la extensión del capítulo en el libro original.

Según regla APA de citación, la abreviación Ibíd. (Íbidem) hace referencia a la última cita utilizada.

Si bien el documento es un diálogo entre co-autores, ésta síntesis está escrita en

tercera persona, con excepción de aquellas citas literales del texto que se ofrecerán en cursiva. Los paréntesis sin cursiva, entremedio de las citas lite-

rales, también son de mi autoría.

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OBJETIVIDAD Un argumento para obligar

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OBJETIVIDAD Un argumento para obligar

I

LA ONTOLOGÍA DEL EXPLICAR

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LA PRAXIS DEL VIVIR (pp. 17-18)

Los seres humanos pensamos que las explicaciones racionales son esenciales para nuestro vivir, pe-ro si observamos distinguiendo nuestra propia experiencia (en el lenguaje) nos encontraremos con dos hechos fundamentales:

i. nada de lo que distinguimos es independiente de nuestro distinguirlo; ii. las distinciones y el terreno reflexivo y explicativo de nuestro vivir humano son secun-

darios respecto de la realización nuestro vivir biológico. El vivir es algo que nos pasa, no lo hacemos, y es por esto que cada vez que nos ocurre algo, afirma Humberto Maturana, ‘nos pasa como una experiencia que vivimos como viniendo de ninguna par-te’; pero usualmente no nos damos cuenta de esto porque saturamos las experiencias tratando de re-emplazarlas con explicaciones (sobre las mismas). Al final, sólo sabemos de explicaciones y no de experiencias; pese a que (ambas) operan en dominios fenoménicos distintos. Decimos entonces que nuestra situación como observadores tiene las siguientes características:

a) Se encuentra a sí mismo en la praxis del vivir en el lenguaje teniendo experiencias que le o-curren (que no las haces) como viniendo de ninguna parte.

b) Toda explicación sobre la praxis del vivir en el lenguaje es secundaria respecto de la reali-zación (de la operacionalidad) de la praxis del vivir en el lenguaje; pese a que ocurren en su dominio y a que ésta pueda cambiar luego de su distinción reflexiva.

c) Las explicaciones y descripciones no reemplazan lo explicado o descrito.

EXPLICACIONES (pp. 19-20)

En nuestra realización de vida Occidental greco-judeo-cristiana, lo medular es la formulación de preguntas que demandan respuestas explicativas. Es más, no tiene sentido una pregunta si no en-contramos una respuesta para ella. Pero ¿qué es lo que ocurre cuando explicamos? Maturana pro-pone dos características esenciales:

i. la proposición de una re-formulación de una situación particular de la praxis del vivir con otros elementos de nuestra praxis del vivir;

ii. que dicha re-formulación sea aceptada por el oyente como válida también para su pra-xis del vivir en función de los criterios de aceptación explícitos o implícitos de su escu-char; los cuales están definidos por sus emociones de preferencia.

Como resultado, cada dominio emocional de aceptación de explicaciones, en función de ciertos cri-terios de validez, genera un dominio explicativo en donde algunas re-formulaciones son válidas y otras no, de modo que se definen además dominios operacionales de la praxis del vivir en donde ya jamás escuchamos en blanco; ya que siempre, consciente o inconscientemente, apelamos a criterios de validez implícitos o explícitos.

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CAMINOS EXPLICATIVOS (pp. 20-29)

Humberto Maturana afirma que existen sólo dos maneras fundamentales de hacerse respuestas ex-plicativas o de aceptar respuestas explicativas, y la diferencia radical entre ambas se refleja en el he-cho de si se han hecho o no la pregunta por su operar biológico respecto de la cognición. Objetividad sin paréntesis (o Trascendental) Se asume que la existencia de todo siempre tiene lugar con independencia de lo que él o ella haga. La validación de argumentos es teleológica y puede tomar formas tales como Dios, energía, mente, consciencia, etcétera, de modo que la explicación aceptada queda definida no por lo que hacemos sino con respecto a entidades trascendentales-independientes: ellas son las que señalan qué es rea-lidad (percepción) y qué es ilusión dependiendo si es un constructo que los use, o no, como cimien-to epistémico. Por lo tanto, siempre se supone un ‘acceso privilegiado a una realidad objetiva’, des-de la cual se niega toda explicación diferente y se demanda obediencia sobre aquello que dicta el supuesto trascendental. Sólo existe un punto de referencia (externo), un universo; y nada más. “Este camino explicativo es constitutivamente ciego (o sordo) a la participación del observador

en la constitución de lo que él o ella acepta como una explicación . (p.21)” Objetividad con paréntesis (o Constitutiva) Por el contrario, se asume que todo lo que existe depende de la distinción del observador como ente biológico; si se altera su biología entonces se alteran sus habilidades cognitivas, y si ésta desaparece entonces el observador también desaparece. La validación de las explicaciones se hace con respecto a otras experiencias y no con respecto a algo independiente de ellas: ya que en el momento mismo de una vivencia experiencial (en todas ellas) no distinguimos entre percepción e ilusión. No se pue-de entonces hacer referencia a algo independiente de nuestro hacer justamente porque no presenta apoyo operacional biológico, sin importar cuántas comunidades de observadores avalen la explica-ción como válida, y lo distinguido no surge en la nada sino como participando de las coherencias operacionales del dominio en el cual es distinguido. El hecho fundamental de que la existencia de los objetos se constituya desde las distinciones de los observadores tiene las siguientes consecuencias:

i. cada ‘configuración operacional’ de distinciones que el observador hace especifica un dominio de coherencias operacionales que emerge como una realidad particular de ese momento en la praxis de su vivir , y desde allí se trae a la mano objetos particulares des-de su aplicabilidad particular; El dominio de existencia físico de la realidad es traído a la mano con la aplicación re-

cursiva de conjuraciones de distinciones tales como masa, distancia y tiempo. ii. cada dominio de realidad es un dominio de explicaciones de la praxis del vivir, en tanto

usa las coherencias operacionales de su vivir de un modo recursivo específico que per-mite re-formularla de un modo y no de otro;

El dominio de existencia físico de la realidad se constituye como re-formulación de la praxis del vivir cuando se usan recursivamente las coherencias operacionales acep-tadas por los criterios de validación respectivos.

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iii. Así como todos los dominios poseen coherencias operacionales diferentes, por ello toda realidad es (experiencialmente) diferente, todos son igualmente legítimos en su existen-cia, aunque no igualmente deseables.

Y lo que se deduce de todo lo anterior son las siguientes afirmaciones:

a) El observador se encuentra a sí mismo como el generador de toda la realidad. b) Toda diversa operación de distinción que realiza el observador en su praxis del vivir se pue-

de configurar como coherencias operacionales diferentes que generan dominios de realidad diferentes; todos igualmente legítimos pero no igualmente deseables.

c) Cualquiera de dichos dominios puede ser aceptado por los criterios de validez del observa-dor para vivirse operacionalmente como dominio de realidad explicativa.

d) Todo observador es responsable del dominio explicativo de realidad en el cual vive. Finalmente, de modo que no se busca (en el camino de la objetividad sin paréntesis) la justificación de todo ocurrir desde un fundamento trascendental-independiente (último), es que Humberto Matu-rana puede afirmar que éste camino explicativo no es reduccionista. Nadie tiene la razón. Una ilu-sión sólo lo es en un espacio explicativo donde no se considera válida una experiencia. Vivimos en medio de tantas referencias como experiencias de distinción hagamos, vivimos en un multiverso.

“Un observador en el dominio de las ontologías constitutivas sostiene que lo que valida sus explicaciones como reformulaciones de su praxis de vivir con elementos de su praxis del vivir, es la actual coherencia operacional que los constituye en su praxis del vivir, independiente el criterio de

validez usado” (p.28). La constitución de una distinción está en (las coherencias de) su propia distinción y no en la refe-rencia a entidades externas de su dominio de operar racional. Por todo esto, nada es intrínsecamente verdadero ni intrínsecamente falso: toda afirmación es válida en relación a las coherencias del do-minio respectivo desde las cuales se expresó.

DOMINIOS EXPLICATIVOS (pp. 29-38)

Una ‘configuración de sentires relacionales íntimos’ opera como una emoción de aceptación que define una preferencia. Nuestra preferencia es la que nos permite aceptar, o rechazar, una premisa básica que constituirá el fundamento de todo lo demás, y esto esbozará los criterios de validez que consideraremos ha usar para aceptar, o rechazar, a su vez, una explicación como re-formulación de la praxis del vivir en el escuchar y crear dentro de un dominio particular. Además, cada dominio explicativo es un dominio de acciones, de ‘conductas y afirmaciones’, que son consideradas como válidas emocionalmente por quienes lo componen. Y cada dominio de acciones que es vivido como legítimo por quienes lo integran, como coordinación consensual recursiva de ellas en la praxis del vivir, resulta en un dominio cognitivo. Los juegos, religiones, ideologías, doctrinas u oficios, todos se diferencian cognitivamente, esto es, en las coherencias operacionales de acciones de sus dominios explicativos, sólo por sus preferencias operacionales. A continuación Humberto Maturana dice que se referirá sólo al ámbito de la ciencia natural, tanto por que él es científico como por que ella es la encargada de validar gran parte del co-nocimiento en su cultura Occidental.

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Siguiendo el camino de la objetividad con paréntesis, la ciencia moderna es un dominio de acciones en donde los criterios de validez de una explicación sobre una situación particular de la praxis del vivir consisten en la posibilidad de vivir una situación particular que cumpla con cuatro condiciones necesarias:

1) Especificación del fenómeno: Se debe describir cómo es que cualquier observador puede observar las características de aquello que se desea explicar.

2) Proposición de un mecanismo generativo: Se ha de especificar cada parte del mecanismo del proceso que como resultado de su operar generará el fenómeno que se desea explicar.

3) Deducción de fenómenos adicionales : Las coherencias operacionales necesarias para ge-nerar el mecanismo, que a su vez generará el fenómeno, y para experimentar el fenómeno mismo, deben ser deducidas.

4) Experimentación: Toda coherencia explicitada, en 3 en base a 1 y 2, debe ser experimenta-da en la praxis del vivir del observador que realiza las especificaciones, proposiciones y de-ducciones.

Algunos comentarios (ya que…):

- Ya que la ciencia surge como un dominio explicativo (en donde se aplican los criterios de validación para las explicaciones científicas), ésta sólo es válida dentro de la comunidad de observadores que coordinan recursivamente y consensualmente sus conductas bajo una e-moción común que acepta los criterios que la hacen ser válida. La ciencia no es en sí, pero pese a ello tenemos dos consecuencias principales de su operar (que son): que se pueden intercambiar investigaciones entre ellos o que pueden continuar una investigación hecha por otra persona.

- Ya que las explicaciones científicas no requieren de un mundo externo (independiente) para fundamentar los fenómenos, como resultado de su operar generativo tampoco explican enti-dades independientes de nuestro hacer. Lo que sí ocurre es una ampliación de consciencia de la praxis del vivir producto de una combinación de explicaciones de la praxis del vivir.

- Ya que no es medición, cuantificación ni predicción lo que constituye a la ciencia como do-

minio explicativo, sino la aplicación de sus criterios de validación, uno puede hacer ciencia en cualquier dominio de la praxis del vivir donde se apliquen dichos criterios.

- Ya que la explicación científica propone un mecanismo generativo sobre un fenómeno, por

lo tanto se reconoce que el fenómeno y su explicación pertenecen a dominios diferentes y disjuntos, Humberto dice que la ciencia no busca una reducción fenoménica.

Criterios de validación: sólo ser uno más. De modo que ‘lo único que diferencia los criterios de validación científicos’ de aquellos que usa-mos todos en nuestra vida diaria (por ejemplo) es una continua tendencia a no querer confundir los dominios fenoménicos y a lograr explicar el suceder de los fenómenos, en un sentido operacional estricto, un científico es un observador cualquiera que opera en el lenguajear. Determinismo estructural: lo único distinguible. Un sistema determinado estructuralmente es un sistema en el cual todo lo acontece en él es determi-nado por su propia dinámica interna de relaciones que definen su identidad de clase en el fluir de

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interacciones contingentes, y no por agentes externos; estos sólo pueden gatillar estos cambios. Cuando un sistema determinado en su estructura se caracteriza por tener relaciones dinámicas entre sus componentes de constitución, esto es, su identidad se define a cada instante como un presente continuo de cambios estructurales, hablamos de un ‘mecanismo’. Y si afirmamos que un cien-tífico sólo puede ser validado en sus explicaciones si propone un mecanismo generativo de procesos, esta-mos diciendo que un científico sólo puede tratar con dominios donde distingue sistemas determina-dos en su estructura.

Diferenciación de dominios Las explicaciones científicas, desde que son la proposición de un mecanismo generativo que como resultado de su operar produce lo que se quiere explicar, reconocen implícita o explícitamente que los dominios fenoménicos pueden y deben ser diferentes según lo que se quiere explicar. Lo psiqui-co o lo espiritual es un dominio distinto a lo estrictamente anatómico y fisiológico , y la explicación sobre ellos es en un dominio diferentes a lo dominios ya diferentes en los cuales operan. Por esto, la explicación no agota el operar de un dominio y el operar de un dominio no agota el operar de otro dominio, ya que entre ellos la relación no es lógica sino co-relativa (coherente). Finalmente, Humberto comenta que el objetivo central de la ciencia no es explicar un mundo exter-no objetivo, sino nuestra propia experiencia, desde la cual se crea la realidad como substrato episté-mico que busca cimentar las bases para la proposición de los mecanismos.

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OBJETIVIDAD Un argumento para obligar

II

REALIDAD: UNA PROPOSICIÓN

EXPLICATIVA

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Siguiendo la línea explicativa ya expuesta y preferente por el autor, la de la objetividad con parénte-sis, no tiene sentido operacional biológico hablar acerca de la realidad como un conjunto de identi-dades independientes de nuestro hacer, pese a que nuestra experiencia diaria y científica parece ava-lar ésta intuición. Los títulos que se presentan a continuación son propuestos como fundamento para la realidad como algo que forma parte del cimiento operacional de la biología del observar y no co-mo un espacio etéreo de identidades trascendentales que hemos re-presentar, ya que lo único que se presenta como dado desde antes es nuestro propio operar cuando lo observamos en nuestro operar.

LO REAL (pp. 39-43)

El observador se encuentra a sí mismo ya observado cuando opera en las reflexiones y explicacio-nes de la praxis de su vivir en el lenguaje, como un hecho ya dado en su experiencia como a priori, es por esto que una explicación o reflexión sobre el observar resulta secundario en importancia res-pecto de su operar. Las experiencias de primer orden en cambio acontecen, discutamos o no sobre ellas. La realidad como propuesta explicativa entonces es considerada como una experiencia de se-gundo orden, ya que es una explicación argumentativa sobre nuestra experiencia; desde las coheren-cias de nuestra experiencia; pero que no es vital para el operar de nuestra experiencia. Y aquí es donde nuevamente se crea una bifurcación epistémica, ya que podemos argumentar sobre lo ‘real’ haciéndonos o no la pregunta por nuestro operar biológico, siguiendo uno de ambos cami-nos: la objetividad con o sin paréntesis. Pero lo que se ha de señalar es que sólo se puede distinguir ambos caminos desde el camino con paréntesis, ya que desde el camino sin paréntesis se piensa y cree en una realidad única y no como una de ambas opciones de caminos. Pero la elección de uno de ambos caminos, afirma Maturana, no depende de argumentaciones racionales, como usualmente se piensa, sino de nuestras emociones: de nuestra disposición interna a aceptar implícita o explícita-mente una de ambas condiciones iniciales. Prueba de esto es que cuando nosotros optamos por uno de ambos caminos explicativos en una conversación en la vida diaria, lo que marca la diferencia es nuestra disposición a reconocer al otro como legítimo otro en discusión o como alguien que está e-rrado en su arbitrariedad. La realidad que vivimos la vivimos como una de ambas emociones, de aceptación o de negación, y éstas se ven reflejadas en la creación de nuestras proposiciones explicativas en nuestras conversa-ciones como uno de ambos caminos explicativos. Y esto es así para todo observador que opere en el camino sin paréntesis, lo quiera o no, porque es constitutivo de nuestro operar en la biología huma-na del observar.

RACIONALIDAD (pp. 43-48)

La razón es lo más importante en nuestra cultura Occidental. Sin embargo, la razón no es una pro-piedad in-analizable de la mente, como llegada desde afuera, sino un resultado del operar coherente humano en el lenguaje como resultado biológico, el cual todos poseen en común pese a que puedan diferir en las premisas particulares de cada uno, aceptadas implícitas o explícitamente. Veamos qué ocurre según cada camino explicativo: Objetividad sin paréntesis: La razón aparece como una característica cognitiva de la mente cons-ciente a través de la cual se pueden conocer principios universales aprióricos, por ende puede ser

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descrita pero no analizada. La razón es la encargada de mostrar la verdad a través de lo real, y lo real es lo que es válido por sí mismo independiente de nosotros; y nadie puede negarlo. Objetividad con paréntesis: La razón aparece como la distinción por un observador de las coheren-cias operacionales que constituyen un discurso lingüístico en una explicación, por ende es la distin-ción de coherencias de la praxis del vivir en el lenguaje dentro de una comunidad de observadores. Existen tantos tipos de racionalidad como dominios de realidad explicativa. Además, en éste cami-no el observador entiende de que cada sistema racional es un sistema de discursos coherentes de a-plicación recursiva impecable que se crea sobre la base de premisas básicas (no racionales) que son aceptadas a priori. O lo que es lo mismo, un dominio racional explicativo es el resultado del operar en el lenguaje desde un dominio de coherencias operacionales compuesto por premisas iniciales a-ceptadas desde la emoción, porque: “Un observador en el camino explicativo de la objetividad sin paréntesis está consciente de que, aunque sus emociones no determinan las coherencias operacionales de cualquier dominio de la

realidad en el cual él o ella pueda operar, ellas determinan el dominio de coherencias operacionales en el cual él o ella vive, por lo tanto, el dominio de racionalidad en el cual él o ella

genera sus argumentos racionales. (p.46)” Es más, cuando hablamos de emociones, lo que hacemos es distinguir una disposición corporal di-námica a cierto tipo de acciones, por lo que las emociones son ‘constitutivamente’ las que determi-nan los dominios de realidad en los que operamos, por lo que un flujo emocional consiste en un flu-jo direccional a través de cual se va desde un dominio relacional a otro. Todo dominio en el que o-peramos cambia si cambian nuestras emociones y no al revés, por ello es fútil tratar de convencer racionalmente a alguien que opera desde una disposición corporal diferente, es decir, que ha asu-mido a priori otros elementos básicos como premisas; en ese caso no cabe convencer sino seducir, y no sobre cualquier cosa, sino sobre las premisas básicas que rigen todo lo demás.

LENGUAJE (pp. 48-57)

Los seres humanos acontecemos como tales sólo en el lenguaje: la referencia, el observar y las dis-tinciones, todas éstas son operaciones humanas y como tales se efectúan sólo mediante el lenguaje. Por esto es que es de importancia suma referirnos al lenguaje desde cada dominio explicativo, nos dice el autor, y desde allí analizarlo además como consecuencia de un fenómeno biológico: Objetividad sin paréntesis: Aquí el lenguaje se reduce a un operar comunicativo mediante el uso de símbolos que re-presentan identidades independientes de nuestro operar. Esto tiene dos consecuen-cias particulares, dependiendo de si reconocemos o no nuestra biología:

i. si el lenguaje es simbolismo constitutivamente racional e independiente, y no es el re-sultado de un operar biológico entonces no es analizable, sólo podemos describir sus re-gularidades y condiciones de uso;

ii. si decimos que el lenguaje es simbolismo constitutivamente racional e independiente a la vez que afirmamos que es producto del operar biológico entonces tendríamos que ser capaces de demostrar que el organismo puede captar esas identidad, pero como ya se dijo, una explicación científica sólo puede referirse al ámbito del determinismo estruc-tural y no ha sistemas intervenidos por agentes externos, de modo que no seríamos ca-paces tampoco de analizarlo.

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Objetividad con paréntesis: En búsqueda de una explicación fundada en lo biológico el observador debe satisfacer dos condiciones necesarias:

i. las coherencias de la praxis del vivir de su propia operación como sistema viviente son el punto de partida de toda explicación y puede ser también lo que se desea explicar;

ii. el observador debe ser capaz de proponer un mecanismo generativo del cual resulte el lenguaje como consecuencia de su operar.

Si incursionamos en la segunda condición, cuyo fundamento no está a la vista, veremos que para obtener claridad tenemos que recurrir al análisis de las siguientes siete afirmaciones que nos pro-pone el autor:

1. El lenguajear es un tipo particular de interacciones que fluyen en coordinación consensual de acciones como fenómeno biológico, para lo cual se requiere de la fisiología del sistema viviente pese a que no se opera desde el dominio (fenoménico) estrictamente fisiológico.

2. Si bien la explicación científica sobre el origen biológico del lenguajear se propone según mecanismos fisiológicos, la práctica del vivir en el lenguaje ocurre en otro dominio, uno en el que se es contingente a los cambios históricos, de modo que en la proposición de una explicación se debe estar atento, desde este camino explicativo, a ambos dominios, sin re-ducirlos y sólo estableciendo co-relaciones entre ellos.

3. Cualquier sistema ‘determinado en su estructura’ que es distinguido por el observador, en

tanto es un conjunto de elementos inter-relacionados, aparece cumpliendo dos condiciones básicas de existencia (que son traídas a la mano en la misma distinción):

i. conservación de su adaptación (relación de las interacciones del sistema total con un

medio que gatilla cambios estructurales en él que no lo desintegran y que permiten, a la vez, su operar como sistema estructuralmente determinado);

ii. conservación de su organización (relaciones entre componentes que definen su iden-tidad de clase en medio de su flujo de cambios estructurales dinámicos).

Humberto llama al curso de cambios estructurales, contingente en ambos dominios, de un sistema con su medio, y en el cual conserva las dos características mencionadas, co-mo la deriva. En el caso de los sistemas vivientes (también determinados estructuralmente), su flujo de interacciones recurrentes, como modo de congruencia operacional en sus cam-bios estructurales, puede aportar tanto a la realización como a la expansión de su dominio inicial de coordinaciones de acciones. Cuando ocurre lo segundo hablamos de un dominio de coordinaciones de acciones ‘consensuales’: (y) lo único necesario para que esto ocurra es que ambos sistemas posean la disposición (plasticidad) estructural para cambiar juntos inal-terables en sus características y posibilitados en su expansión; y muchos sistemas vivos sa-tisfacen todas éstas condiciones producto de su historia evolutiva.

4. Cuando dos o más sistemas vivos conviven en una ‘deriva estructural co-ontogénica’ en ex-

pansión de dominios tal que coordinan consensualmente su coordinación (ya) consensual de acciones, decimos que se crea un meta-dominio fenoménico en donde todos los sucederes del ‘lenguaje’ ocurren como recursión (de primer orden) de la coordinación consensual de sus conductas y en donde el observador y su observar surgen como niveles superiores:

i. recursión de 2do orden: aparece el observar (con el operar en distinciones);

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ii. recursión de 3cer orden: aparece el observador (con el operar en distinciones sobre la propia realización operacional del observar en lo corporal);

iii. recursión de 4to orden: aparece la autoconsciencia (como distinción reflexiva que permite la distinción de la corporalidad como nodo de toda red de distinciones re-cursivas).

5. Los símbolos nacen desde la coordinación consensual recursiva de acciones en interaccio-nes recurrentes como modo de ‘distinción de relaciones entre distinciones’, es decir, los símbolos son la distinción de ‘coordinaciones de acciones consensuales’ (operando en un flujo de coordinaciones de acciones consensuales).

6. Pero el lenguaje no ocurre desde la nada, o en sí mismo, sino que es un flujo de coordina-ciones consensuales recursivas de acciones que es posible por la disposición estructural que ha surgido desde la deriva evolutiva co-ontogénica entre organismos en interacciones recu-rrentes. Todo fenómeno del lenguaje es fenómeno de contingencia estructural en la deriva de los organismos (como totalidad sistémica), por ello es que (el lenguaje) afecta la corpo-ralidad de modo co-relativo así como la fisiología afecta co-relativamente las conductas en los dominios del lenguaje.

7. El nivel primario de recursión de la coordinación consensual de acciones que constituye el lenguaje es considerado por el autor como el más básico, como el que da origen a todos los demás dominios recursivos, y resulta ser el consenso más común de todos.

EMOTIVIDAD (pp. 57-61)

Si bien Humberto Maturana nos ha explicado ya en reiteradas ocasiones que él piensa que las emo-ciones son la disposición corporal dinámica sobre la que se funda todo dominio de acciones, tam-bién reconoce que en nuestra cultura se les suele menospreciar como meramente arbitrarios, como aquello que ‘no surge de la razón .́ Pero si queremos adentrarnos sin cegueras sobre el tema del fe-nómeno social entonces deberemos atender unas temáticas:

1. Todos los animales tenemos emociones, esto es, diferentes coherencias operacionales inter-nas como posturas (y disposiciones) dinámicas corporales que especifican (y definen) los dominios de acciones en los cuales interactuamos.

2. Siguiendo lo anterior, la distinción de las emociones es distinción de diferentes dominios de acciones en los cuales el observador se mueve según la operacionalidad de cierta disposi-ción corporal dinámica. Por esto, todo fluir en interacciones es un fluir contingente de cam-bios de dominios relacionales definido a cada instante como un cambio en las coherencias operacionales internas que disponen al organismo a actuar de cierta forma, de modo que las interacciones en coordinaciones consensuales recurrentes y recursivas (el lenguajear; lo más universal y transversal) sólo es posible si existe la disposición a la relación en cierto dominio por su biología. Si no hay emoción no hay lenguaje, y si hay emoción hay lenguaje entrelazado con ella como un modo de conversar.

3. La lógica (racionalidad) corresponde a lo que el observador distingue como ‘las regularida-

des operacionales de las coordinaciones consensuales de acciones recursivas en la praxis del vivir’ (dentro de una comunidad de observadores). Por esto, la lógica no conoce de con-

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tenidos sino de coherencias, su universalidad no surge desde aspectos particulares simbó-licos sino acerca de la coordinación de acciones consensuales como un modo transversal de vivir situándonos en diversos dominios relacionales (emocionales).

4. Nos movemos dispuestos desde las emociones pero interactuamos a través del lenguaje. Al

entrelazamiento del emocionear con el lenguajear el autor lo denomina el conversar. Estric-tamente, el vivir humano es una danza confusa y compleja del trenzado de emociones y ra-cionalidad en el cual cada uno trae a la mano diferentes mundos a cada instante con los cua-les interactúa como dominios de realidad que, implícita o explícitamente, se guían por la objetividad con o sin paréntesis que, finalmente, siempre tienden a modificar nuestras emo-ciones o a conservarlas.

5. Pese a lo que se cree en Occidente, el ser humano no es animal racional en el sentido exclu-

sivo, sino todo lo contrario, ya que es un trenzado de emociones y lenguaje que se mueve según disposiciones anímicas, en coordinaciones consensuales, como cualquier animal.

CONVERSACIONES (pp. 61-67)

Como ya ha expresado el autor, entenderemos por conversar aquello que el observador distingue en la vida diaria como ‘un flujo de coordinaciones consensuales de acciones que ocurren en interaccio-nes recursivas en el lenguaje’. Por lo tanto, al distinguir conversaciones, el observador trae a la ma-no tres dominios fenoménicos diferentes: las coordinaciones de acciones que aparecen como con-ductas, la coordinación de emociones que aparece como dominios de acciones donde se dan las con-ductas y el dominio de transformación estructural co-ontogénica congruente de los participantes, en los cuales se entrelaza el emocionar y el lenguajear en las conversaciones. Las conversaciones, como operaciones consensuales y recursivas, son dominios que involucran los tres dominios diferentes y disjuntos ya mencionados en donde la corporalidad de los participantes cambia contingentemente según las interacciones con los dominios de coordinaciones y los domi-nios coordinaciones cambian según sus interacciones con las corporalidades: por lo tanto son do-minios que pueden expandirse, realizarse o desaparecer.

Existen variados tipos de conversaciones dependiendo de las coordinaciones de acciones y emocio-nes que están involucradas en el dominio relacional de sus interacciones tal que se da un cierto tipo de flujo emocional que especifica sus disposiciones. Es más, nuestra corporalidad es el nodo de in-tersección de la realización de múltiples tipos de conversaciones entrecruzadas pero no intersecta-das como forma de constituir comunidades compuestas por redes cerradas de conversaciones. Mencionemos algunos tipos de conversaciones (de…): Coordinaciones de acciones presentes y futuras: Flujo de coordinaciones conductuales que el ob-servador distingue ocurriendo en un trasfondo emocional que evoca lo que ocurrirá y no lo que está ocurriendo. Quejas y disculpas de acuerdos no tomados: Flujo de coordinaciones conductuales que el observa-dor distingue ocurriendo bajo emociones de culpa y rectitud en acciones recíprocas de demanda y promesas, quejas y disculpas.

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Deseos y expectativas: Flujo de coordinaciones conductuales que el observador distingue ocurrien-do en un dominio de discurso mientras cada participante tiene la atención puesta en su descripción de futuro posible y no en lo que lo constituye en el presente. Mandos y obediencias: Flujo de coordinaciones conductuales que el observador distingue ocurrien-do en un trasfondo emocional de negación mutua y propia en donde hay personas que mandan (se niegan a sí mismos sintiendo y viviendo su condición de superioridad caracterizada por los auto-reconocidos inferiores) y personas que obedecen (se niegan a sí mismos al volverse propiedad del superior). Caracterizaciones, atribuciones y evaluaciones: Flujo de coordinaciones conductuales de discur-sos, descripciones y opiniones que el observador distingue ocurriendo en un trasfondo emocional entrelazado de opuestos, tales como aceptación y negación, placer y frustración, dependiendo si se lo percibido es visto apropiadamente o no según sus participantes. Quejas por expectativas incumplidas: Flujo de coordinaciones conductuales de descripciones que el observador distingue ocurriendo en un trasfondo emocional de frustración en el cual un orador aparece ante otro y ante sí mismo como no cumpliendo una promesa que él a hecho. Todo lo humano se realiza y conserva en un flujo de coordinaciones consensuales de acciones y e-mociones simultáneas y sucesivas como una red cerrada de conversaciones que se entrecruzan en la corporalidad de cada participante como coordinaciones de acciones que descansan sobre flujos e-mocionales que pueden, o no, ser contradictorios.

SISTEMA NERVIOSO (pp. 61-67)

La organización del sistema nervioso (SN) tiene dos modos de ser explicado:

- Anatómicamente : Red cerrada de componentes interactuantes que integran un sistema ma-yor en el cual expanden su dominio, a través de su operación, tanto de estados como de re-laciones.

- Operacionalmente : Red cerrada de relaciones cambiantes de interacciones entre compo-nentes como procesos circulares recurrentes, en las cuales todo cambio de relación de in-teracciones entre sus componentes genera nuevos cambios de relaciones de interacciones entre sus componentes.

El SN, compuesto tanto de neuronas como de células efectoras y sensoriales, operado como deter-minado desde sí mismo y esto tiene varias consecuencias importantes:

1. Al ser ‘determinado estructuralmente’, el SN no opera con re-presentaciones de un medio externo ya que se mantiene ciego a él. Además, nada externo a él puede especificar qué pasa en él, y la consecuencia de esto es crucial (ya que): en la experiencia misma no po-demos distinguir entre ilusión y percepción.

2. El SN, como unidad compuesta, cambia de estados de dominio tanto por un cambio en las relaciones de interacciones entre sus componentes como por un cambio en las propiedades de sus componentes particulares: gatillados por un agente externo o por su propia dinámica interna operacional.

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3. El SN es un sistema que opera como compuesto de elementos particulares pero integrando como totalidad un espacio mayor. Por esto, todo cambio en el estado dinámico del SN afec-ta en el estado dinámico del organismo y todo cambio de estado dinámico del organismo se refleja en un cambio de conducta en el dominio relacional en el cual interactúa con su me-dio como una totalidad; y viceversa. De éste modo podemos decir que el SN sigue un curso de transformaciones congruentes a las contingencias históricas del organismo; y viceversa. En fin, el SN interactúa directamente con el organismo y el organismo interactúa directa-mente con el medio, pero el medio no interactúa directamente con el SN; y pese a esto, ambos existen acoplados estructuralmente.

4. El SN opera en el organismo humano como una red cerrada de cambios recursivos, esto es,

como repetición de un proceso circular que un observador ve acoplado a un fenómeno de sucesión (histórica) de tal modo que cada recurrencia es la re-aplicación de un proceso de su ocurrir previo. Y es por esto mismo que si bien el SN es una red cerrada de procesos cir-culares no necesariamente por ser así su operar debe ser recursivo, ya que para que esto o-curra debe éste necesariamente acoplarse a un fenómeno histórico. Vamos un ejemplo en la multiplicación:

a) Recurrencia: a*b=c; a*b=c; a*b=c; a*b=c. b) Recursión: a*b=c; a*c=d; a*d=e; a*e=f.

5. Debido a que el SN opera como totalidad como parte de una intersección estructural con el organismo, la historia operacional del lenguajear humano puede afectar las dinámicas de estados internos del SN, y de hecho lo hace, al punto de generar en él flujos de dinámicas con forma de diálogo interno que un observador puede distinguir como un ‘soliloquio .́ Éste fenómeno es el origen de la autoconsciencia.

AUTOCONCIENCIA (pp. 72-74)

Nosotros podemos decir, como observadores que operamos en el lenguajear, que los animales co-nocen, por ejemplo, su cuerpo tal y como nosotros lo conocemos cuando operamos fuera del len-guaje. Esto es lo que Humberto denomina el conocimiento inconsciente, es decir, un conocer que no opera en el lenguaje, como una conducta logra ser adecuada en un cierto dominio operacional sin el uso de lenguajear. Aforismos como “la sabiduría del cuerpo” o “el cuerpo sabe” hacen alusión a esto, se refieren a que, por ejemplo, un animal sabe cómo moverse pero no sabe qué pasa con su corporalidad cuando él se mueve; sólo se mueve. La consciencia nace con el lenguaje. El ‘yo’ aparece junto con el ‘otro’, y ambos como operaciones de distinción que son posibles gracias a la coordinación recursiva de las coordinaciones consensua-les de acciones y emociones dentro de una comunidad de observadores como redes cerradas de con-versaciones. La autoconsciencia entonces es ‘la distinción recursiva que hacemos como miembros de una comunidad de observadores de nuestra participación en una red de conversaciones’. Es más, decimos que una persona es autoconsciente sólo cuando ésta persona se distingue así misma como parte de una red de coordinaciones consensuales de acciones que modifica sus estados corporales y que es modificada por sus cambios corporales, y que sólo es posible cuando el SN acopla sus diná-micas internas (circulares cerradas) a un flujo secuencial histórico que permite el nacimiento del lenguajear.

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EPIGÉNESIS (pp. 74-76)

Nada ocurre en un sistema viviente que su estructura inicial (biológica) no permita (sin especificar) como un caso de transformaciones históricas bajo una secuencia particular de interacciones con el medio lo contiene y hace posible en su operar. Y cuando ocurre, ocurre como una epigénesis, como un determinismo genético que no especifica el resultado de un futuro desarrollo. Veamos algunos puntos sobre esto:

1. El determinismo determina pero no pre-determina. Sólo cuando se tiene la misma estructu-ra inicial y se piensa conocer el flujo relacional de interacciones históricas al cual se some-terá un ser vivo, y decimos que éste se repite, se puede decir que se cree saber cómo éste se presentará al final de cierto recorrido.

2. Todo en cuanto sucede en la vida de un sistema ocurre como un cambio estructural ontogé-

nico bajo un modo epigenético. Cuando un organismo modifica su estructura en un flujo de cambios lo hace congruentemente con respecto a un medio que también se transforma, y en el cual existe y con el cual interactúa. Llamamos entonces aprendizaje a la conservación de la congruencia operacional ontogénica entre el organismo y su nicho en su deriva epigené-tica.

Todo el vivir humano, desde el útero hasta los sistemas sociales, ocurren como parte de una deriva (procesual) multidimensional epigenética. Inclusive nuestras conversaciones y reflexiones, las vi-vamos como un diálogos con nosotros mismos (soliloquio) o con otros, son interacciones recursivas que nacen en nuestras corporalidades y que se intersectan con nuestra corporalidad en un vivir en el lenguajear como modo epigenético del vivir.

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OBJETIVIDAD Un argumento para obligar

III

ONTOLOGÍA DEL CONOCER

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OBSERVADOR – OBSERVACIÓN (pp. 77-79)

El observador y la observación, y los fenómenos de autoconsciencia, son ‘operaciones en el len-guaje’ que ocurren como coordinaciones consensuales recursivas de segundo, tercer y cuarto orden dentro de una comunidad de organismos que conviven en el lenguajear, por lo tanto surgen de las transformaciones estructurales que ellos experimentan entre sí y entre ellos y el medio que los con-tiene como modo coherente de operar en conversaciones en su praxis del vivir. Veamos qué conse-cuencias tiene esto si seguimos el camino de la objetividad con paréntesis:

1. Producto del determinismo estructural, el observador está necesariamente siempre en co-rrespondencia estructural en sus dominios de existencia (de todo tipo), de modo que sólo puede hacer distinciones en el ámbito de coherencias operacionales que le es propio en su praxis del vivir. O lo que es lo mismo, cada vez que nos encontremos haciendo distinciones nos encontraremos además como pertenecientes a las coherencias operacionales de nuestra realización como sistemas vivientes en congruencia estructural con nuestro medio.

2. Cuando un observador, que opera en el camino explicativo de la objetividad con paréntesis, dice que una distinción está errada, lo que quiere decir es que la distinción fue hecha en un dominio operacional diferente al que él esperaba, y no en estricto rigor que la operación de distinción esté ejecutada incorrectamente, ya que en éste camino el observador está con-sciente que el objeto es construido en la operación y que no pre-existe a su distinción, de modo que un objeto nunca es el que “debería ser”; sino sólo el que “queremos que sea”.

3. Nuestra corporalidad es el ‘nodo de intersección’ de todas las conversaciones que se viven

cerradamente como modo de convivir cultural en una comunidad de observadores, ya que toda participación en ellas requiere de transformaciones estructurales del cuerpo. Y la con-secuencia de esto es evidente: si bien las conversaciones no se intersectan ni se encuentran unas a las otras en el flujo de las coordinaciones de acciones que esbozan sí pueden encon-trarse, aunque jamás intersectarse, en la dinámica corporal de un organismo, ya que ambas ocasionan, por ejemplo, transformaciones estructurales contradictorias que podrían llevar, producto del carácter excluyente de una contradicción, al sufrimiento.

CONOCER (pp. 79-85)

Vivimos en una cultura centrada en lo que llamamos conocimiento. Es más, el autor considera que el entendimiento de todo fenómeno social y político requiere una visión sobre qué se piensa que es el conocimiento. Veamos qué conclusiones podemos extraer desde el camino explicativo que Hum-berto ha decido tomar:

1. El observador distingue que otro organismo ‘sabe’ cuando éste puede ejecutar una acción o conducta adecuadamente o efectivamente en un dominio particular. O lo que es lo mismo, aceptamos que alguien tiene un conocimiento en un dominio X cuando consideramos ade-cuada sus acciones o conductas en ese dominio X. Por lo tanto, conocimiento es ‘conducta aceptada como adecuada por un observador, según sus propios criterios de validez, en un dominio que él o ella especifica’ y que resulta ser un dominio cognitivo como dominio de realidad que engloba variadas conductas que se consideran adecuadas.

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2. Nadie es miembro de una comunidad en sí mismo. Cualquiera que es miembro de una co-munidad, por lo tanto de un dominio cognitivo y de realidad particular, lo es porque satisfa-ce el requisito operacional establecido por los criterios de aceptación que son necesarios para convivir en ella. Y la repercusión de esto es elemental: lo que nos hace ser parte de una sociedad no es el nivel de sinceridad en la ejecución de las interacciones, ya que esto no es propiedad de una acción sino un juicio hecho por un observador sobre ciertas conductas con un trasfondo emocional de expectativas particular, más bien lo es la ejecución misma de las conductas en un trasfondo de aceptación que puede ser considerado sincero, o no.

3. Todos los diferentes dominios cognitivos que vivimos, como redes cerradas de conversacio-nes, acciones y conductas, se intersectan en nuestra corporalidad constituyendo un dominio operacional desde el cual todo surge, y esto tiene la siguiente consecuencia: nace la distin-ción de una ilusión como una expresión de desacuerdo operacional en el cual no se cree que exista la unión acción/conducta-dominio que se ha propuesto. O lo que es lo mismo, deci-mos que una experiencia es ilusoria cuando pensamos que las coherencias operacionales propuestas allí no pertenecen al dominio al cual se les ha atribuido. Es más, toda afirmación percibida desde un dominio cognitivo diferente al dominio cognitivo al cual ella pertenece es considerado como una ilusión en este aspecto.

4. Cada dominio cognitivo es un dominio de coordinaciones recursivas de coordinaciones

consensuales de acciones en la praxis del vivir de un observador en una comunidad de ob-servadores, tal que es considerado como conocimiento sólo aquellas conductas que son e-legidas como las adecuadas desde el dominio explicativo en el cual, implícita o explícita-mente, se está operando para la construcción de su dominio de realidad. Y la consecuencia de esto es que siempre se está operando de una de dos formas: exigiendo obediencia, a tra-vés de un reclamo al acceso privilegiado a una verdad, o en la seducción, basada en el res-peto de que todas las realidades existentes son igualmente válidas aunque no igualmente deseables. Sin más, siempre se está operando desde la objetividad sin paréntesis o con pa-réntesis, la diferencia está en que sólo se podrá co-existir, desde la creación de un nuevo dominio consensual de realidad, a través del acuerdo que se puede lograr en las conver-saciones que son posible desde la emoción del camino con paréntesis.

5. Un dominio cognitivo (como la religión, ciencia, política o filosofía) es un dominio de rea-

lidad y también un dominio de racionalidad: un ámbito de coherencias operacionales en la praxis del vivir que es especificado como tal desde la aceptación de ciertas acciones con respecto a ciertos criterios de validación que consideran a ciertas acciones como más efec-tivas que otras. Pero lo esencial en esto es comprender que si bien sí nos movemos entre múltiples dominios racionales lo que nos motiva a movernos de uno a otro no es la razón sino la emoción, ya que el cambio de dominio racional es un cambio en las premisas bási-cas que le constituyen como tal y éstas son aceptadas desde la preferencia emocional y no por razones.

INTERACCIONES DE MENTE Y CUERPO (pp. 85-87)

Como sistemas vivientes existimos en dos dominios: el de nuestra corporalidad (fisiología y anato-mía particular; lo mecánico) y el de nuestra conducta (donde interactuamos como totalidad; lo or-ganísmico). Si bien estos dominios no se intersectan en su organización sí lo hacen estructuralmen-te, ya que ambos están acoplados de tal modo como el organismo completo también se acopla al

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medio que lo contiene y hace posible en su operar: como producto de un curso de interacciones históricas de cambios estructurales recíprocos congruentes que desembocan en un constante aco-plamiento estructural que está en armonía con el determinismo estructural de ambos. Lo esencial aquí es comprender que, por ejemplo, el lenguaje opera dependiendo de la operación de la biología del observador pero a su vez no se reduce ella, porque opera en un dominio fenoménico deferente que involucra espiritualidad, ego, mente, psiquis y otras nociones. Por lo tanto la mente no es algo que esté en la cabeza sino la distinción que hace un observador de distintas operaciones del organismo cuando opera como totalidad en diversos espacios relacionales en los cuales coordina recursivamente sus conductas en redes de conversaciones que vivimos como un acoplamiento es-tructural constante en lo social y no-social.

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OBJETIVIDAD Un argumento para obligar

IV

LO SOCIAL Y LO ÉTICO

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LO SOCIAL (pp. 89-100)

Aceptación y amor Si consideramos las circunstancias, propone el autor, bajo las cuales decimos en la vida diaria que estamos socializando, y nos preguntamos qué es esto del fenómeno social, descubrimos que sólo o-curre cuando ‘dos o más organismos conviven en interacciones recurrentes siguiendo un curso ope-racional de aceptación mutua, cuyo trasfondo emocional bajo el cual surge, se realiza y conserva es el amor’. Si las interacciones no se fundan en el amor entonces no son sociales, y cuando Humberto habla de amor no se busca referir a sinónimos humanos tales como la generosidad o a la bondad; él indica el amor como un fenómeno biológico: como la emoción que especifica el dominio de accio-nes en el cual los ‘sistemas vivientes’ coordinan sus acciones de un modo que trae consigo la acep-tación mutua. Veamos dos ejemplos:

- A veces se dice “estamos trabajando, no socializando”; cuando decimos esto lo que quere-mos decir es que “lo que hacemos es coordinar nuestras acciones comprometido con el tra-bajo y no en un fluir espontaneo de aceptación en el trasfondo emocional de la legitimidad”.

- A veces podemos oír que se dice que “uno nunca debe socializar con el enemigo” ; y lo que se quiere decir con esto es que “debemos evitar generar relaciones de aceptación con el e-nemigo ya que aquello destruiría la emoción de enemistad necesaria para atacarlo”.

Sistemas sociales Todo grupo de sistemas vivientes que coordine sus acciones operacionalmente con un trasfondo e-mocional de amor se constituye como un sistema social; y esto tiene las siguientes consecuencias:

i. no hay ni puede haber sistemas sociales que no estén compuestos por sistemas vivien-tes, sean humanos o no;

ii. la identidad de clase de los sistemas vivientes define el sistema social, así un grupo de sistemas vivientes de estudiantes conforma, bajo la emoción de la aceptación mutua en el amor, un sistema social estudiantil: el cual sólo se acaba si se destruye o niega la i-dentidad de clase de los sistemas que lo conforman o si sus relaciones comienzan a ope-rar desde otra emoción;

iii. el sistema social es una forma a través de la cual sistemas vivientes pueden realizarse como un tipo particular de sistemas vivientes, o lo que es lo mismo, los componentes de un sistema social, mientras son parte de él, conservan su adaptación recíproca en su de-riva co-ontogénica a través de su coordinación de acciones recurrentes, que en el caso humano es recursión en el lenguajear;

iv. la condición de un sistema viviente como parte de un sistema social no es intrínseca, no es un en sí, es operacional: así como un componente es un componente de un sistema X sólo si participa de las relaciones que lo realizan en la organización del mismo, así un sistema viviente es parte de un sistema social sólo si coordina sus conductas con otros miembros de tal modo que se constituye en sus relaciones el sistema social como tal;

v. son las acciones de aceptación mutua y no su sinceridad lo esencial para la realización de un sistema social: se puede convivir humanamente en hipocresía con un trasfondo emocional de negación siempre y cuando las acciones logren ser coordinadas consen-sualmente en su apariencia de aceptación de mutua, pese a que el sistema se vuelva i-nestable producto de la constante contradicción emocional que involucran sus acciones y que afectan a la salud emocional de quienes la viven.

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Conservación y desintegración de sistemas sociales Como ya se explicó, los componentes de un sistema social realizan y conservan su organización y adaptación como sistemas vivientes siendo parte de las relaciones de composición de él, definiendo sus dominios operacionales según sus interacciones de aceptación mutua. Decimos entonces que el sistema social (como totalidad) opera recursivamente como un medio para los sistemas vivos que lo componen al mismo tiempo que ellos definen, con sus conductas relacionales, sus dominios opera-cionales tal que si dejan de operar o la estructura del sistema cambia o éste se desintegra. Veamos alguna implicancias de esto:

i. todos los sistemas sociales son sistemas conservadores: se debe aprender el tipo de con-ductas que es propia del sistema, porque si no es así o se es expulsado y tratado como un extraño o se es un innovador que aporta con una expansión relacional que, a su vez, buscará seguir conservándose y aplicando los mismos criterios de conservación que le precedieron;

ii. todo sistema social es una red de coordinaciones de acciones realizada por sus compo-nentes en sus interacciones en aceptación mutua, de modo que un sistema viviente pue-de formar parte de tantos sistemas sociales como de redes de coordinaciones de accio-nes forme parte (en aceptación mutua);

iii. producto de que un sistema social está constituido por redes de coordinaciones de ac-ciones que varían constantemente en torno a la realización y conservación de su iden-tidad de clase, el autor propone que todo sistema social es un sistema dinámico;

iv. debido a que un sistema social es conservador, jamás llegará un cambio en su organiza-ción operando como normalmente lo hace, y si este llegara lo haría para pasar a formar parte inmediata de un repertorio estándar de conductas que lo definen en su carácter conservador: si una conducta no es aceptada entonces o el sistema se desintegra defini-tivamente o se separa en dos o más sistemas más simples.

Sistemas sociales, aceptación y lenguaje A nivel de organización decimos que lo humano se da sólo en el lenguaje, de modo que un sistema social humano se puede dar sólo en el lenguaje, en redes de conversaciones que coordinan recursi-vamente las coordinaciones consensuales de acciones y emociones. A sí mismo, decimos que lo que diferencia a los sistemas sociales humanos se da según cómo estén constituidas las redes de conver-saciones y cómo estas afectan nuestra corporalidad, que es donde se intersecta toda conversación que se realice en su vivir humano. Veamos cómo ocurre esto:

i. siempre estamos integrando y abandonando continuamente sistemas sociales, ya que siempre que se coordinen las acciones en el lenguaje como modo de convivir distin-guiremos un sistema social, de modo que un club de ajedrez, un banda de música, una familia, etcétera, todos constituyen sistemas sociales que, de formar parte operacional en la realización de todos ellos, se intersectan en nuestra corporalidad;

ii. todo cambio en nuestra corporalidad (biológica) produce un cambio en nuestras conver-saciones (humanas) y todo cambio en el flujo interaccional de las conversaciones pro-duce cambios en nuestra corporalidad;

iii. el encuentro de los sistemas vivientes humanos con el sistema social humano que for-man es dialéctico (recursivo): mientras sus miembros realizan operacionalmente los do-minios de existencia del sistema social a través de la intersección de redes de conversa-ciones en sus corporalidades, el sistema social especifica a cada instante las característi-cas y propiedades que deben tener sus miembros para su realización.

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Emociones y fronteras de los sistemas Debido a que un sistema social es un sistema ‘cerrado’ que es realizado por sus miembros, indepen-dientemente de su coordinación específica de acciones, únicamente bajo un flujo biológico funda-mental que es el amor (como emoción que se funda en la aceptación mutua), es que los límites de un sistema social no son racionales sino emocionales. Prueba se esto es cuando nos damos cuenta en nuestra vida diaria que las fronteras sociales en las que nos movemos no se diferencias en sus fundamentos racionales sino en la emoción que a cada uno los mueve, y que se ve reflejada en el camino explicativo que cada uno desee tomar.

Cambios en el sistema social Los sistemas sociales, como ya mencionaba Humberto Maturana en los títulos anteriores, es un sis-tema esencialmente conservador, esto porque, desde que surge del hacer de sus participantes, siem-pre tiende a re-afirmar las conductas estándar de los miembros que lo componen y por lo tanto a la producción de conductas en otros participantes que a su vez afirmen también dicho tipo estandari-zado de conductas. Por lo anterior es que un cambio en un sistema social sólo puede ocurrir como un cambio en sus re-des de conversaciones, pero que hayan sido gatillados desde la corporalidad de alguno de sus parti-cipantes que ha vivido experiencias nuevas en otro tipo de conversaciones; ya que esto jamás surgi-rá desde las coherencias mismas de la constitución del sistema (por ello es cerrado y conservador). Los cambios pueden surgir desde sus participantes de dos formas:

a) Un encuentro en conversaciones con otros seres humanos que confirman un sistema social distinto al de él que lo puede, o no, negar en su participación, como es el caso de encuentros con extranjeros que no forman parte de nuestra comunidad.

b) En interacciones que gatillan en nosotros reflexiones sobre circunstancias de nuestra convi-vencia con otros de nuestro mismo sistema social, como es el caso de experiencias ligadas al amor obsesivo, al odio o al sufrimiento ajeno.

MULTIPLICIDAD DE DOMINIOS DE COEXISTENCIA (pp. 101-106)

Nosotros los seres humanos existimos en comunidades constituidas como coordinaciones de accio-nes en el lenguaje que son especificadas en su dominio relacional a cada instante según la emoción fundante de los participantes. Veamos algunos ejemplos:

a) Si la emoción que funda la comunidad es el amor, en tanto aceptación mutua espontánea, la operacionalidad de la conductas conforma una comunidad social.

b) Si la emoción que funda la comunidad subyace a una aceptación mutua motivada sólo por un compromiso por la realización de tareas específicas, por lo tanto no es espontánea, deci-mos que la operacionalidad de las conductas conforma una comunidad laboral.

c) Si la emoción que funda la comunidad subyace a una aceptación mutua motivada por el a-pego a la relación poder/obediencia, decimos que la operacionalidad de las conductas con-forma una comunidad jerárquica.

Y si bien las coordinaciones de acciones no se intersectan en su operacionalidad sí lo hacen estruc-turalmente en nuestra corporalidad (el yo), ya que es el epicentro de toda conversación. Y es por

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esto que un participante es, producto de la intersección de conversaciones que llegan a él en el flujo de cambios relacionales de su vivir y convivir, la mezcla de múltiples de dominios de existencia que se viven como la configuración de un modo dinámica de identidad particular (el ego) de entre varie-dad de identidades humanas culturales. Tenemos una identidad dependiendo la circunstancia emocional en la cual nos encontremos, y esto tiene las siguientes consecuencias:

i. si bien las conductas y conversaciones, simultáneas o sucesivas, no se intersectan entre ellas, sí se influencian ortogonalmente (de modo ‘recíproco indirecto’) a través de su intersección con respecto a la corporalidad de los participantes de las comunidades so-ciales o no-sociales;

ii. toda conducta es la consecuencia de la configuración estructural dinámica de un instan-te de intersección de interacciones, conversaciones y reflexiones en coincidencia con el flujo autónomo de nuestra corporalidad, resultando nuestra estructura individual ser la expresión de una historia estructural de redes de interacciones, conversaciones y refle-xiones a las cuales pertenecemos y hemos pertenecido en nuestro presente continuo de realización biológica;

iii. de modo que un sistema social es una red de coordinaciones de acciones y emociones entre participantes, un cambio en un sistema social sólo es posible a través de un cam-bio en las corporalidades de los individuos que participan en la constante creación diná-mica de dichas redes, ya que sólo desde allí la emoción especifica un nuevo dominio de conductas que puede, o no, lenguajear como otros dominio;

iv. producto de que nuestra corporalidad es la intersección espontánea de todas las conver-saciones de nuestro vivir en comunidad, necesariamente cada dominio específico de nuestras conductas, y estado de consciencia de nuestras reflexiones, se ve afectado en ‘interdependencia recíproca’ por los demás dominios de co-existencia y reflexiones conscientes ya que las experiencias que nos afectan en uno se ven reflejado como un cambio de conducta y pensamiento en los otros: influencia efectiva para la cual no importa la sinceridad sino sólo la intersección estructural;

Toda reflexión consiente opera desde un flujo de correlaciones (senso-efectoras) internas recur-sivas del sistema nervioso que es contingente al flujo del lenguajeo propio de la conversación, de modo que todo cambio estructural de nuestra corporalidad sigue siempre un curso congruen-te respecto a al contenido conversacional de las interacciones: por ello cada dominio de nuestra existencia va configurando operacionalmente nuestros deseos, valores y aspiraciones. “Aún cuando no podemos actuar diferente de lo que actuamos en cualquier momento, porque en cada momento lo que hacemos es expresión de nuestro presente estructural, los seres

humanos no estamos libres de responsabilidad en nuestra acciones, porque debido a nuestras reflexiones, lo que hacemos es necesariamente siempre una expresión de nuestros valores,

deseos, ideales y aspiraciones (…) todo lenguajeo es una fuente de cambio en nuestras corporalidades, porque el lenguaje ocurre

a través de dinámicas estructurales de nuestras corporalidades .” (p.105) v. todo dominio de la realidad que nace de redes de conversaciones es fruto de un dominio

explicativo que operacionalmente se sustenta o en la objetividad sin paréntesis o con paréntesis, estemos o no conscientes de ello.

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LO ÉTICO (pp. 106-113)

Solemos señalar que una acción es ética cuando la acción ‘es ejecutada conscientemente respecto de las consecuencias que ésta puede provocar’. Al mismo tiempo, nos damos cuenta también que no nos hacemos la pregunta por lo ético a menos que sintamos que el respeto humano ha sido quebran-tado en una comunidad, y un ejemplo de esto es cuando vemos relaciones de esclavitud en la cual tanto el amo acepta su condición de señor y el esclavo de ciervo a tal punto que no existe un proble-ma ético en su relación: ya que entran por elección propia en un acuerdo laboral. Por esto Humberto Maturana sostiene que la ética tiene que ver con las emociones y no con la racionalidad, es decir, lo que nos lleva a considerar una conducta como ética y otra como no-ética no es la razón sino la em-patía, el deseo de respetar y ser respetado o el amor. Veamos algunos puntos sobre esto:

1. Las emociones son fenómenos biológicos, es decir, surgen de configuraciones dinámicas en nuestras corporalidades, y si bien no es la cultura la que constituye nuestras emociones, pro-ducto del fluir epigenético en el que el conversar entrelaza las dinámicas del lenguajear y el emocionear, decimos que nuestras emociones sí son mayormente culturales. Por lo tanto, si bien el fundamento explicativo de la ética es biológico su aplicabilidad es cultural.

2. Nuestra especie Homo Sapiens es particularmente co-operativa, sensual y co-inspirativa en

su convivir en el lenguaje, de modo que para que el sistema nervioso llegara a acoplarse en el apoyo en su dinámica interna a esos patrones debe de haber ocurrido algo, una conserva-ción específica de un fenotipo ontogénico particular. El autor comenta que debe de haber ocurrido desde hace cuatro millones de años una forma de vivir progresivamente involucra-da en la recursividad de su consensualidad, permitiendo que se formaran como seres vivos domésticos que viven en grupos de interés común y en los cuales el amor y lo ético se forjó como un operar biológico y no cultural, pese a que esto puede ser aceptado o negado.

3. Pero si bien somos biológicamente amorosos y éticos, esto es, que nos preocupamos por los

otros, la extensión de ésta emoción queda marcada por el trenzado que forma con el lengua-jear en la formación de diversos dominios de existencia que especifican ‘intencionalmente’ quién es el otro; solemos sentirnos responsables, es decir nos hacemos la pregunta ética, sólo por quienes forman parte de nuestro núcleo social particular de cual somos parte en la vida diaria. Y es por esto que cuando tenemos conflictos de opiniones no nos damos cuenta que el problema no es la razón sino la emoción, ya que lo que está chocando son dos domi-nios sociales particulares en los cuales cada argumento es válido y que han sido constitui-dos como tales desde la emoción y no desde la racionalidad.

4. Como producto de nuestra ontogenia epigenética, los seres humanos cambiamos nuestra

preocupación por los otros contingentemente según el fluir espontáneo o reflexivo de nues-tros cambios en las redes de conversaciones que se intersectan en nuestra corporalidad en la vida diaria.

Desde el camino de la objetividad con paréntesis vemos que la ética no es algo que hacemos, es al-go que sólo nos ocurre. Distinto es desde el camino explicativo de la objetividad sin paréntesis, en donde todo imperativo universal es independiente y trascendental y por tanto racionalmente justifi-cado, y por tanto urge que sea obedecido. Finalmente, debe entenderse que un conflicto ético es, siempre, un conflicto que involucra un choque entre la emoción y la razón: sea producto de que la racionalidad niega el amor y la empatía propia de nuestra biología o porque se nos obliga a amar y a respetarnos en un dominio emocional en el cual operamos desde la negación.

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OBJETIVIDAD Un argumento para obligar

V

AFIRMACIONES

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(pp. 115-124) A continuación se presentan afirmaciones no fundamentadas por parte del autor acerca de las impli-cancias del uso del camino explicativo de la objetividad con paréntesis:

1. Para la praxis del vivir las explicaciones son esencialmente superfluas, ya que ésta simple-mente sucede y no es algo que se haga intencionalmente. Pero cuando el lenguaje aparece lo hace modificando nuestra corporalidad en un trenzado de conversaciones que permite que surja la elaboración de explicaciones que, una vez que existen sin necesidad de que tu-vieran que existir, no son triviales.

2. Los seres humanos no somos animales que se caractericen sólo por su racionalidad. Los se-res humanos somos ‘animales emocionales y lenguajeantes que usan las coherencias opera-cionales del lenguaje, a través de la constitución de sistemas racionales, para explicar y jus-tificar nuestras acciones’. Por esto es que la coherencia lógica de una afirmación depende de la razón pero su contenido de la emoción, ya que es en las preferencias desde donde nace el deseo por aceptar un criterio explicativo primario como válido.

3. La ética no es obediencia a un argumento racional universal sino un deseo por preocuparnos

por el otro desde la emoción del amor como fundamento de toda posibilidad de co-existen-cia social. Por lo tanto no hay necesidad de justificar el interés por otro en sociedad ya que aquel interés es la base constitutiva de la sociedad, y tampoco hay necesidad de justificar la falta de interés en una comunidad no-social ya que es no-social justamente porque carece de interés por el otro como constitución. Sólo es necesario un acuerdo explícito de interés so-cial cuando se encuentran personas de distintas comunidades; por ejemplo podemos recono-cer o no una acción como abuso: si decidimos que es un abuso entonces lo justificamos o lo negamos, si no entonces seguimos sin dilemas éticos; todo dependerá del dominio especifi-cado por nuestras emociones.

4. Nuestro vivir biológico nos pasa, no lo hacemos, pero nuestro vivir humano nace de nuestra

coordinación recursiva de coordinaciones consensuales de acciones en el lenguajear, espe-cificando diferentes y disjuntos dominios de existencia desde la emoción (que nace con nuestro operar en redes de conversaciones). Por esto es que somos responsables de todo vivir humano, es decir, que podemos estar conscientes de ellos, ya que de todo el vivir hu-mano que vivimos nace con nuestras propias acciones.

5. El domino físico de existencia, desde la mirada explicativa de la objetividad con paréntesis,

es sólo un dominio cognitivo más que opera como dominio de realidad. Pero la particulari-dad que sí podemos distinguir es que es un dominio desde el cual fundamentamos cosas que se encuentran en sí mismo, ya que explicamos la praxis de nuestro vivir desde la praxis de nuestro vivir, y que a su vez permite que surjan dominios fenoménicos que operan de modo diferente, como es el caso del observador en la observación. Por lo tanto, hemos de estar conscientes de que toda distinción de componentes o relaciones surge en el lenguaje y que sólo es válida como constitutivo del dominio lingüístico cerrado del cual es parte, y no en otro dominio. Nada existe fuera del lenguaje , ningún fenómeno, y esto incluye la propia praxis del vivir del observador, ya que todo está ligado a nuestras distinciones como seres biológicos que lenguajean en el emocionar.

6. La realidad, y las explicaciones que aluden a ella, es una proposición (como substrato epis-

témico) que pertenece a un dominio de conversaciones que re-formulan la praxis del vivir

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de un observador en busca de un nuevo dominio de coordinaciones de acciones: y la única finalidad operacional que tiene (como re-formulación) es su intento por superar desacuer-dos culturales.

7. Aceptamos o rechazamos una acción porque tenemos consciencia sobre ella y podemos re-

flexionar sobre ella. Y es justamente el hecho de que (luego de la posibilidad de reflexión) siempre podemos pensar si queremos o no las consecuencias de lo que hacemos lo que nos hace responsables por lo que hacemos aunque digamos que no queremos hacer lo que hace-mos, ya que en ese caso queremos lo que conseguirnos con la ejecución de esa acción. Ade-más, es ‘la consciencia de nuestra aceptación o rechazo acerca de nuestra aceptación o re-chazo (emocional)’ lo que constituye nuestra libertad humana: a través de un entrelaza-miento recursivo de lenguajear y emocionear y entre ‘ir siendo’ que lo vivimos como una continua epigénesis (recursiva) entre un ser y un darnos-cuenta.

8. La vida humana es un compromiso recursivo en que se vive tanto a) una constante modifi-

cación corporal desde nuestra existencia en las conversaciones como b) cambios en el flujo de las conversaciones desde su intersección en nuestra corporalidad. Todo lo que se pueda imaginar desde éste fluir recursivo es posible, pero hemos de recordar que éste compromiso es implicado sólo desde el vivir en el amor y la ética como operaciones del convivir que dieron origen a los animales (humanos) lenguajeantes. Todo aquello que niegue esto niega

a la humanidad.

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OBJETIVIDAD Un argumento para obligar

VI

AMOR, SABIDURÍA Y ACCIÓN

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NUESTRO PRESENTE (pp. 126-127)

Vivimos en un presente cultural que no sólo niega las emociones desde una sobrevaloración de la racionalidad, sino que además se vive (inconscientemente) desde el fluir recursivo de las emociones de ‘la apropiación y el control’. Esto destruye nuestro sentido espiritual y ético tanto sobre lo huma-no (en particular) como sobre lo vivo (en general). ¿Qué hacer? Humberto Maturana nos dice que tenemos que vivir en la sabiduría que permite biología del amor, para lo cual debemos tener en cuenta los siguientes puntos:

i. la identidad de todo sistema vivo, dentro de lo cual está lo animal y lo humano, ocurre en ‘un presente continuo de cambios dentro de una dinámica relacional sistémica de in-teracciones con un medio que permite que se realice y conserve en su vivir’;

ii. la identidad de todo ser es relacional por lo que, en el caso humano, una misma corpo-ralidad puede realizar tantas identidades como diversas configuraciones relacionales, dentro de redes de conversaciones, que se entrecruzan en él como modos alternos o simultáneos de vivir;

iii. lo natural de todo ser vivo es vivir en coherencia con el ámbito de interacciones que lo hace posible, esto es, vivir en sabiduría (de la naturaleza), y que cuando esa co-

herencia se pierde entonces se desintegra.

FUNDAMENTOS (pp. 128-130)

¿Cómo es posible la sabiduría? Como producto de una dinámica sistémica, que queda señalada con la siguiente afirmación:

“Cada vez que en un conjunto de elementos comienzan a conservarse ciertas relaciones, surge a la vez un sistema como una entidad discreta,

y el medio que lo contiene como un dominio de interacciones, y se abre espacio para que todo cambie en torno a las relaciones que se conservan

y definen la identidad del sistema. (p.128)” Cada vez que surge un sistema, desde la distinción de un observador en un trasfondo de aparente caos total, aparece junto con él un ámbito de interacciones (su medio) que lo contiene y hace posi-ble en su operar como único modo de conservar su identidad de clase, todo esto a través de una di-námica estructural coherente de cambios entre ambos que ocurren de modo espontáneo en su deve-nir de interacciones, ya que si no es así ambos desaparecen.

“Yo llamo a esta coherencia estructural dinámica que ocurre en el curso del devenir estructural de un sistema

en la conservación de su organización y su adaptación, acoplamiento estructural. (Ibíd)”

Por lo anterior, la historia de todos los seres vivos en la tierra ha sido y es un devenir de cambios es-pontáneos en torno a la conservación de su vivir (autopoiesis; su identidad de clase) y de variacio-nes en torno a la forma de realización y conservación del mismo en su acoplamiento estructural re-cíproco particular (su estructura) tanto entre seres vivos como de seres vivos con su medio.

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“Este gran sistema de sistemas en el que cada ser vivo vive (existe) en coherencia operacional con los otros seres vivos

y los sistemas no vivos de la tierra, o muere,

es la biósfera. (p.129)” La biósfera es un frente de onda histórico de procesos recursivos interconectados, que se expresa lo-calmente en las dinámicas sistémicas de sus procesos biológicos que le componen como un presente cambiante continuo.

“El resultado general de la dinámica de constitución de sistemas es el cosmos como un sistema de sistemas

que surge y surgen de la nada en un dinámica espontánea que continuamente da origen a un todo coherente. (Ibíd)”

Desde aquí entendemos que cada especie se define según la ‘conservación sistémica de su existir’, que se refleja según una dinámica sistémica particular que conserva ciertas configuraciones relacio-nales que luego son transmitidas transgeneracionalmente como modo coherente de cambiar estruc-turalmente en acoplamiento con su medio como parte de la biósfera. Y esto es válido (también) para nosotros los seres humanos que vivimos en un devenir cultural: ya que nuestra estructura dinámica permanece coherente en sus cambios espontáneos continuos no sólo en lo biológico.

EXISTENCIA SISTÉMICA (pp. 130-132)

La siguiente afirmación valida sistémicamente la perspectiva del vivir naturaleza humano que le au-tor quiere proponer:

“Nada ocurre ni ha ocurrido en la historia de los seres vivos en general, ni los seres humanos en particular, porque sea o haya sido necesario.

El curso que ha seguido y siempre seguirá la historia humana, es el curso del emocionar, y en particular el curso de los deseos. (p.130)”

No somos seres primariamente racionales: por esto nada es una oportunidad o un valor en sí, como perteneciente a una razón pura, sólo lo son en la medida que queramos que lo sean. Los seres huma-nos sí somos un complejo e inseparable trenzado de emociones y lenguaje que construyen redes de conversaciones que luego son transmitidas transgeneracionalmente. La razón sólo es un operar co-herente según las coordinaciones de coordinaciones consensuales de haceres que el lenguajear es-pecifica como modo general de convivencia, pero éste jamás especifica un dominio particular de operar o la transición entre ellos en el fluir de nuestro vivir , esto es, lo relacionado a la motivación o la disposición ante algo, ya que esto lo hacen nuestras emociones. En resumen, el emocionar es lo que nos permite movernos coherentemente en el fluir relacional entre uno u otro dominio de coordi-naciones recursivas de coordinaciones de haceres consensuales especificado por el lenguajear. Y una vez iniciado los dominios de ‘coherencias operacionales’ en el lenguajear surge con él dos dimensiones argumentativas: la lógico (lineal) causal y la analógico sistémico. La primera distingue relacionales locales-lineales de índole manipulativa, la segunda configuraciones de relaciones que van más allá de lo local hasta la constitución de la biósfera o el cosmos como un todo integrado.

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EL PENSAR ANALÓGICO Y CAUSAL (pp. 132-136)

Mirar y pensar poético

La poética del vivir, como síntesis del vivir en el entendimiento de las coherencias de un mundo construido desde el pensar analógico sistémico, ha sido fundamental desde sus inicios porque ha permitido el entendimiento de la totalidad sistémica de la biósfera como un continuo presente his-tórico que conserva su organización en torno a sus constantes cambios estructurales; los cuales tien-den a conservar el vivir a través de una dinámica que se entrelaza como un todo coherente. La poé-tica es la que nos permite captar las ‘configuraciones relacionales’ del todo coherente que nos con-tiene en nuestro vivir como un modo de percepción inductiva que, a su vez, nos permite asimilar como igual lo que es parecido, ya que se construye no desde lo concreto o material sino desde la relaciones que lo concreto y lo material presentan en su curso coherente de existir, no sólo en lo lo-cal sino además con respecto al contexto genera sistémico que los contiene. En resumen, el pensar poético, en lo humano, permite ir desde el entendimiento a la comprensivo: permite lo metafórico (lo que se parece pero que decimos que no es lo mismo) y lo isofórico (lo que se parece y que sí decimos que es lo mismo). Mirar y pensar ingenieril

Éste modo de pensar implica una mirada local donde se distingue la concatenación de procesos in-mediatos como regularidades interconectadas de un modo cercano, por lo tanto es lo que permite ver un operar como un fluir de cambios necesarios sólo desde sus propiedades (cercanas) particu-lares. Éste modo de pensar permite la apertura a procesos sistémico globales sólo en el ámbito de los deseos y expectativas pero no respecto a la creación de una fundamentación respecto del operar del mismo, porque no ve sus configuraciones relacionales (sistémicas).

Lo vivo Ambas formas de pensar recién indicadas (que permiten un actuar efectivo), tanto la dimensión re-lacional de lo lineal como de lo analógico (en una mezcla inductiva que permite un vivir coherente), surgen en todos los animales no como reflexiones en el lenguaje sino como la captación espontánea de las configuraciones relacionales de su vivir interaccional en la biosfera, en donde lo que se pare-ce es lo mismo y lo que parece estar conectado está conectado de hecho; todo permitido por el ope-rar del su sistema nervioso (en la generación dinámica de co-relaciones senso-efectoras internas). Pero ¿por qué esto ocurre así? Humberto explica que, por motivos sistémicos, todo lo que ocurre en un sistema ocurre como una dinámica espontánea de cambios continuos que, sea de forma local o general, de componentes o de sus relaciones, siempre está subordinada a la realización y conserva-ción de la identidad de clase del mismo. O lo que es lo mismo, todo lo que ocurre en torno a un sis-tema ocurre según coherencias operacionales y relacionales que permiten que éste se conserve co-mo totalidad en un espacio relacional al mismo tiempo que conserva su organización. Es por esto que hasta el ocurrir más pequeño y particular de un sistema está necesariamente ligado en su confi-guración relacional a las coherencias operacionales que constituyen la organización del sistema co-mo totalidad. Como conclusión: el sentido operacional de un evento particular no se encuentra en su trama lineal local, en su cercanía espacial, pero tampoco en una lejanía espacial cualquiera, sino en aquella que explica su participación con respecto a las coherencias sistémicas totales de la totalidad a la cual pertenece, mirada analógica captada sólo en un pensar poético.

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La captación de las coherencias sistémicas locales y generales de un organismo, con respecto de la biosfera a la cual pertenece, es clave para la congruencia operacional que permite su acoplamiento estructural, y por tanto su organización y adaptación. Si esto no se da así entonces no hay vivir (autopoiesis), y esto vale también para nosotros los humanos, ya que la única diferencia es nuestra capacidad de creación de múltiples dominios de existencia, por ende la gran cantidad de tipos de acoplamiento estructural diferentes; y esto operando en una mirada que ve analógicamente las co-herencias sistémicas del presente cambiante continuo que se vive en congruencia con sus circuns-tancias, y el único modo de lograr esto es a través de la biología del amor. Los seres humanos vivimos de dos formas complementarias: una de nuestro vivenciar íntimo en ex- periencia estética y otro que solemos denominar sabiduría: “La coherencia operacional con las circunstancias que se viven es el resultado del ser componente

y partícipe en las coherencias estructurales de la biosfera, cultura o cosmos a que se pertenece, y es esa coherencia operacional la que hace posible la sabiduría

como un modo de convivir en armonía con el presente sistémico a que se pertenece. (p.136)”

SIMBOLIZACIÓN Y ANALOGÍA (pp. 136-137)

El pensar analógico se encarga de dejar lo concreto de lado y quedarnos únicamente con una abs-tracción relacional que evoque la identidad de clase de un sistema y es por esto además que toda analogía es operacionalmente simbolizante, ya que es distinción sobre relaciones de distinción he-chas fuera de la concretitud inmediata, pero que connotan la concretitud inmediata (mediante ad-jetivos que particularizan una abstracción) en un ámbito de equivalencia entre dos sistemas de es-pacios diferentes pero de igual configuración relacional. El pensar analógico sistémico es usado en el lenguaje en el caso de los sustantivos, ellos son los i-dentificadores abstractos de identidad de clase de ciertas configuraciones relacionales, y el pensar lógico causal ayuda a particularizar éstas abstracciones con el uso de adjetivos que vuelven cada vez más concreto, dentro de su identidad, el sistema al cual se está refiriendo. Y ambos son posibles porque forman parte de las coherencias sistémicas de la biosfera como efectivo de actuar de lograr actuar en ella.

FUNDAMENTO EMOCIONAL (pp. 137-142)

Desde que la historia evolutiva de los seres humanos se comenzó a escribir en el lenguajear y luego en el conversar, el pensamiento analógico (sistémico poético) ha sido el fundamento de la efectivi-dad de nuestro vivir dentro de un todo integrado en la biosfera como parte de procesos que pertene-cen a dominios operacionalmente diferentes y disjuntos pero entrelazados sistémicamente en su de-venir estructural, y el pensamiento causal (lineal ingenieril) debe haber permitido la expansión del hacer en el ámbito manipulativo particular. Pero ambos modos de pensar no deben de haberse vivi-do como discursos explicativos separados, sino todo lo contrario: se constituyeron como un pensar animal en ampliación constante de dominios a través de la conversaciones en donde se entrelazan armoniosamente ambos modos de pensar en o que nosotros llamamos la sabiduría.

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¿Cómo ha sido posible todo esto? Humberto afirma que la única emoción que pudo haber dado ori-gen al fenómeno social en su deriva evolutiva, y por tanto al lenguajear como íntimo modo de con-vivencia en coordinaciones de coordinaciones consensuales de haceres, al mismo tiempo que se le conserva en su transmisión transgeneracional hacia los niños, es el amor: el dominio de las conduc-tas relacionales a través de las cuales el otro, la otro, o lo otro, surge como legítimo otro en convi-vencia con uno, y que amplía la visión y el entendimiento desde el placer de la cercanía corporal. (p.138)

Naturaleza sistémica de la historia humana Los mamíferos en general son amorosos y seducidles al amor particularmente en su infancia, pero nosotros los seres humanos somos particularmente amorosos a toda edad, tanto es así que frente a la falta de amor caemos enfermos, porque somos el presente de un devenir evolutivo de sistemas de li-najes de primates, cuya historia se inicia tres o seis millones de años atrás, que se expandió en su convivir amoroso de modo noético hasta abarcar toda la vida en un entrelazamiento del lenguajear y el emocionar. Por estos motivos el autor considera que nos somos sólo Homo y sapiens, sino ade-más amans: Homos sapiens amans. Cada modo particular de conservación del vivir humano (cultural) es un modo distinto de moverse en redes cerradas de conversaciones, por tanto todas son conservadas en su devenir evolutivo como distintas formas humanas que decimos hoy son genéticamente diferenciables y además están abier-tas a la diversificación de linajes en todo momento. Así el vivir humanos es un modo de salir de la ‘espontaneidad’ del vivir en coherencias sistémicas como algo individual hasta llevarlo a algo que, en soledad o en convivir, resulta de un fenómeno social de ‘consensualidad’ como expansión de la inteligencia en la creación de múltiples dominios de existencia: los cuales, sin embargo, sólo serán constitutivo del Homo sapiens amans en la medida que realicen y conserven el vivir relacional Homo sapiens amans. Pensar causal como pensar analógico Algo que no estamos muchas veces dispuestos a reconocer es que el pensar lineal es un pensar ana-lógico que es reducido a lo local (en un acto de deducción), y no un pensar causal lógico estricto. Así, inclusive las nociones de igualdad en el mundo natural son isomorfismos que resultan de las coherencias sistémicas de la biósfera en una manifestación local, y no un seguidilla de procesos ló-gicos. Y éste es el motivo por el cual las antiguas culturas tenían como deidades a los animales o a las plantas: veían en la conducta local de ellos una evocación de las coherencias del cosmos mani-festado en regularidades y efectividad operacional de perspectivas locales sistémicas. El pensar analógico, y por cierto también el causal, son parte del vivir animal, aunque en el caso hu-mano no es espontáneo ya que nuestro vivir reflexivo suele negar la emoción fundante que permite la confianza y la apertura a la legitimidad de todo, que es el amor, como una semejanza analógica que evoca las coherencias de la biósfera; ya que somos (todo ser vivo) un presente histórico de tran-sformaciones congruentes con respecto a ella (en su acoplamiento estructural), de modo que su sen-tido sistémico no ha de encontrarse en lo particular, lo local o causal, sino con respecto a la totali-dad a la cual pertenece y en la cual está integrado.

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CIENCIA Y TECNOLOGÍA (pp. 142-143)

Si bien en nuestra cultura actual se dice que la ciencia se funda en la predicción, el control, la mani-pulación, la objetividad o la cuantificación, el autor expresa no estar de acuerdo con esto ya que él piensa que su fundamento no es trascendental (en su ámbito de expectativas) sino biológico, por tanto es el amor (como disposición corporal dinámica que abre espacio para el respeto y aceptación en la legitimad de todo) y la curiosidad (como la pasión que lleva a la acción) los que permiten a-brir la mirada reflexiva hacia la comprensión sistémica del cosmos como fundamento del operar científico. Pero el caso de la tecnología es diferente. Ésta disciplina necesita de un control y predicción de tipo causal-lineal-local para alcanzar la efectividad operacional que se propone, sin dejar espacio para la sabiduría sistémica de la biósfera. Pero hemos olvidado que la praxis tecnológica es técnica y la he-mos usado para eliminar el pensamiento analógico y tratar de buscar una solución ‘racional’ para todo. Pero como hemos visto, no puede ser, ni es, la razón la que guía el devenir humano, ya que la existencia no es oportunidad ni control ni utilidad, sólo es, en un encuentro sistémico (y no lineal) que da su sentido operacional y relacional.

CEGUERAS (pp. 143-145)

Como ya hemos visto, el pensar causal-lineal-local es ciego ante las dinámicas sistémicas genera-les, y su conectividad, justamente porque su operacionalidad consiste en atender sólo el operar co-herente de elementos particulares en un ámbito reducido. Pero éste pensar no es un problema en sí, no es una limitación en sí, de hecho es crucial en el desarrollo de nuestro devenir epigenético, sólo se muestra como insuficiente respecto de la abstracción de las coherencias operacionales del existir cuando deseamos usarlo en una dinámica sistémica más amplia, y es esto justamente en lo que ha consistido la pretensión actual de nuestra cultura: decir que todos los problemas se reducen a infor-mación y conocimientos específicos que deben ser recogidos y utilizados ‘racionalmente’ para en-contrar la solución lineal y causal en donde las emociones sobran y toda coherencia nace desde la desconfianza y el control. Vivimos cegados y fascinados bajo la promesa tecnológica de la eficacia local. Los problemas y conflictos humanos no ocurren en un ámbito local, dese lógicas causales, debido a que toda interacción humana se lleva a cabo en un espacio relacional sistémico donde nos movemos por emociones (deseos, aspiraciones o miedos) y no por principios aprióricos; de ser el segundo ca-so no abría problema alguno, ya que todo se reducidría a los principios fundamentales asumidos y que definen un camino reducido y específico de coherencias posibles. Un ejemplo: si tenemos un problema cuando deseamos construir un edificio, el problema de hecho jamás será el diseño del edificio sino nuestras pretensiones, expectativas y deseos con respecto a ciertos diseños de edificios que queremos que sean tal y como los queremos. Y es por esto que el único modo de resolver un problema humano es desde la comprensión que acoge a las emociones como lo central del vivir hu-mano en tanto es el fundamento de toda posibilidad de reflexionar y actuar en la integración del pensar analógico-sistémico y el causal-lineal.

Los problemas humanos sólo se resuelven desde la sabiduría.

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SABIDURÍA (pp. 145-149)

Desde la mirada de amor, esto es, desde una mirada que acepta la legitimidad de todo lo que se vi-ve, distinguimos dos modos de distinción en el ámbito de la experiencia:

- Comprensión: Quehacer reflexivo que surge de una mirada sistémica en la que lo local a-parece relacionado en configuraciones relacionales sistémicas constitutivas del mundo (cos-mos, biosfera y cultura) a través de múltiples situaciones analógicas.

- Conocimiento: Operación en un razonar causal con respecto a las coherencias lineales-locales propias del quehacer que se realiza fuera de una mirada sistémica.

Y siguiendo con esta idea, la sabiduría se da en el ámbito humano cuando las personas ‘viven su cotidianeidad en una consciencia relacional de aceptación de la legitimidad de todo tal que, con o sin problemas, siguen un curso de conductas que entrelaza el comprender y el conocer como modo de captación de las coherencias del ámbito sistémico en el que vive, al mismo tiempo que se hacen cargo de su emocionar vivido y convivio en la comunidad a la que pertenece como modo de favore-cer a la realización y conservación de dicha convivencia social en su conjunto y de su armonía en el bien-estar’. La sabiduría funda la sociedad, de modo que la única emoción que da origen a la sabi-duría, en reflexión y acción, es el amor. De otro modo la mirada se ciega, se ven sólo nuestros pro-pios juicios e inconscientemente nos restringimos en la mirada mediante ideologías o verdades re-ligiosas que nos hacen dudar de la legitimidad de todo en el todo. El sabio no tiene fundamento (ra-cional) argumentativo para sus reflexiones y acciones, pero todo lo que dice y hace siempre nos hace sentido profundo en nuestras nociones sistémicas biológicas. “Es debido al carácter recursivo generador de dominios emergentes disjuntos pero isomórficos y estructuralmente independientes, donde se dan los isomorfismos analógicos de la biosfera, las culturas y el cosmos en general, que la sabiduría humana es posible desde la mirada amorosa que

abandona las preferencias, las envidias, las ambiciones y el juicio. (p.147)”

ACCIÓN (p. 149)

Son las emociones las que guían nuestro hacer, aunque en nuestra cultura se suele pensar que toda conducta es originada por un pensamiento racional. Y es por esto mismo que todo problema social no es un conflicto de razones (en tanto fundamentos o argumentos racionales) sino de emociones (como disposiciones ante las acciones). Pero sólo la mirada desde la sabiduría que permite la com-prensión y el conocer entrelazado al emocionar, en la consciencia de ser parte de un todo sistémico, lo que nos puede llevar a actuar en armonía en la convivencia cotidiana desde el deseo de hacernos responsables de nuestros propias emociones, y del amor en particular como la única que da origen al fenómeno social.

CONSCIENCIA ANIMAL Y HUMANA (pp. 149-151)

Cada vez que un ser vivo opera en acoplamiento estructural, cualquiera sea el dominio específico, aparece frente a un observador como en consciencia corporal y espacial de sí, es decir, aparece co-

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mo con pleno conocimiento operacional de los dominios de los cuales forma parte, ya que vemos que genera a cada momento ‘conductas adecuadas’; y entonces decimos que ‘sabe’ lo que hace. Si entendemos por consciencia ‘el darse cuenta (reflexivo) sobre el darse cuenta’, entonces sólo no-sotros, seres vivos que conviven en el lenguaje, tenemos consciencia, ya que sólo nosotros podemos mirar, y de hecho miramos, nuestra propia circunstancia como objeto. Pero si entendemos conscien-cia por un operar coherente en los dominios de existencia en los cuales se vive y participa (en aco-plamiento estructural), sin requerir indicios reflexivos (recursivos), entonces los animales sí tienen consciencia tanto de sí como de su espacio relacional externo. Pero Humberto Maturana es explíci-to, luego de proponer ambos caminos, en decir que él se inclina por el primero: él piensa que los a-nimales, pese a que aparecen detectando configuraciones y relacionando dominios disjuntos y dife-rentes de existencia (producto del operar cerrado de su sistema nervioso), no actúan en consciencia por que no se dan cuenta de su darse cuenta, cuestión que sólo ocurre en el lenguaje como convivir humano explicativo de lo que se vive. Y es por esto que, pese a que todo operar humano es primera-mente biológico (en el desapego que permite el amor), por tanto toda reflexión consciente parte des-de el pensar analógico sistémico y el causal lineal sin darse cuenta del darse cuenta, la sabiduría es un fenómeno exclusivamente humano en el que distinguimos nuestro distinguir.

SABIDURÍA Y TRASCENDENCIA (pp. 151-152)

Todo ser vivo trasciende el determinismo estructural de su operar molecular desde que se conforma como totalidad y opera en un dominio relacional mayor , pero sólo el ser humano lo hace, desde el trenzado de se emocionar (lo que define el ‘sentido de nuestro vivir’) y lenguajear (lo que permite una ‘ampliación operacional del vivir’ mediante el diseño), como un ser libre y responsable en su hacer y reflexión tal que desde la emoción fundante del amor se presenta ante él todo dominio exis-tente como igualmente legítimo. O lo que es lo mismo, más allá del vivir y más allá del vivir racio-nal está el vivir humano que se caracteriza por una deriva filogenética que lo fundamenta emocio-nalmente desde el amor y por tanto en la posibilidad de la sabiduría como el desapego a todo aque-llo que coarte la libertad que surge desde la consciencia de la legitimidad de todo en el todo; como Homo sapiens amans.

SÍNTESIS (pp. 152-156)

Cuando las dimensiones del pensar analógico (sistémico) y causal (lineal), el primero efectivo como fundamento relacional del vivir del mundo natural y el segundo efectivo desde la operacionalidad del diseño local, se entrelazan integrados de modo armónico, y sólo así, se logra además vivir en confianza de acuerdo a las coherencias sistémicas de la biosfera y del cosmos, ya que nos sentimos parte integral de ellos como habitando un espacio psíquico relacional que nos entrega bienestar des-de la convivencia social (y por tanto amorosa). Las culturas arcaicas realizaban ritos ceremoniosos como modo de generar consciencia (que puede se haya perdido) sobre las coherencias sistémicas del mundo natural que habitaban, y así volverlo parte de su cotidianeidad (nuevamente) como un pensar holístico lleno de sabiduría natural y consciencia ecológica que permite tanto efectividad sis-témica como local. Desde hace más de tres millones de años atrás, según piensa el autor, lo que permitió el origen de la sabiduría humana fue el pensar analógico fundado desde la biología del amor que permitió visuali-

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zar siempre las dinámicas locales como parte constitutiva de la realización y conservación de un sistema mayor. Por lo tanto el comienzo de la historia humana está enmarcado en un vivir animal desde un entrelazamiento tanto del pensar analógico y como del causal, operando inconsciente-mente en la captación de las coherencias de la biósfera de la cual se es parte en el fluir de un vivir en el que lo parecido surge como igual en la experiencia. Más tarde el lenguajear surgió como un modo de diseño operacional de las coherencias locales que se comprenden desde la totalidad sis-témica como una dinámica recursiva (histórica) que se entrelaza con el ocurrir de cada instante.

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