Síntesis 1

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XXI SEMANA DE LA FAMILIA Tema 1: "Obstáculos que influyen en la Fe"(Síntesis) -Objetivo- Descubrir a Dios en nuestra vida personal y familiar en medio de una cultura de muerte como obstáculos para vivir nuestra vida de fe, reflexionando a partir de la Carta Apostólica Porta fidei (PF), del Catecismo de la Iglesia Católica (CEC) y de Documentos del Concilio Vaticano II. Analizamos un hecho de vida En esta época de nuestra vida es muy fácil encontrar obstáculos que influyan en mantener una fe viva. Con la situación que se vive actualmente, las familias pierden la fe, como llegó a suceder en nuestra familia. Constituida por cuatro miembros: papás y dos hijos, la situación no estaba sana. Al papá sólo le interesaba su vida social, la tecnología, vivía inmerso en el consumismo, claro está que acompañado de sus "amigos", era un alcohólico y la mamá se victimizaba con todo lo que sucedía a su alrededor. En todo momento los hijos oían las discusiones. La mujer ya no aguanta más y corre al padre de la casa. Al final, cuando el padre se va de la casa, la mamá sigue culpándolo a él de todo lo que se va presentando. Todos estos malos momentos los fueron viviendo los hijos y, aunque ella trabajaba, ya no fue suficiente para mantener el nivel de vida que se llevaba, así que también se presentó la carencia económica. Vivían separados, pero se siguieron culpando uno a otro. Las únicas víctimas fueron realmente los hijos. Pero su peor error fue dejar de creer en Dios, "perder la fe", misma que ha sido muy difícil de recuperar ya que también influyeron elementos externos para agudizar el problema: amigos, malos consejos, el ambiente anti-religioso... Sólo teniendo a Dios presente es como se puede continuar viviendo en la esperanza de una situación mejor. Sólo frecuentando la comunidad de fe podemos llenar el vacío que tanto nos desanima y nos mata. Es ahí donde Dios también nos espera. 1

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XXI SEMANA DE LA FAMILIATema 1: "Obstáculos que influyen en la Fe"(Síntesis)

-Objetivo- 

Descubrir a Dios en nuestra vida personal y familiar en medio de una cultura de muerte como obstáculos para vivir nuestra vida de fe, reflexionando a partir de la Carta Apostólica Porta fidei (PF), del Catecismo de la Iglesia Católica (CEC) y de Documentos del Concilio Vaticano II.

Analizamos un hecho de vida

En esta época de nuestra vida es muy fácil encontrar obstáculos que influyan en mantener una fe viva. Con la situación que se vive actualmente, las familias pierden la fe, como llegó a suceder en nuestra familia.

Constituida por cuatro miembros: papás y dos hijos, la situación no estaba sana. Al papá sólo le interesaba su vida social, la tecnología, vivía inmerso en el consumismo, claro está que acompañado de sus "amigos", era un alcohólico y la mamá se victimizaba con todo lo que sucedía a su alrededor. En todo momento los hijos oían las discusiones. La mujer ya no aguanta más y corre al padre de la casa. Al final, cuando el padre se va de la casa, la mamá sigue culpándolo a él de todo lo que se va presentando.

Todos estos malos momentos los fueron viviendo los hijos y, aunque ella trabajaba, ya no fue suficiente para mantener el nivel de vida que se llevaba, así que también se presentó la carencia económica. Vivían separados, pero se siguieron culpando uno a otro. Las únicas víctimas fueron realmente los hijos.

Pero su peor error fue dejar de creer en Dios, "perder la fe", misma que ha sido muy difícil de recuperar ya que también influyeron elementos externos para agudizar el problema: amigos, malos consejos, el ambiente anti-religioso... Sólo teniendo a Dios presente es como se puede continuar viviendo en la esperanza de una situación mejor. Sólo frecuentando la comunidad de fe podemos llenar el vacío que tanto nos desanima y nos mata. Es ahí donde Dios también nos espera.

Reflexiono¿Cómo es la vivencia de fe en mi familia? ¿Busco descubrir a Dios en mi contexto social, político, económico...? ¿Propongo prácticas cristianas que ayuden a vivirlo desde una espiritualidad de la vida diaria? ¿Cuáles?

A la luz del Magisterio

(Del documento Porta Fidei)

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"Desde el comienzo de mi ministerio como Sucesor de Pedro [Benedicto XVI], he recordado la exigencia de redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo.

Sucede hoy con frecuencia que los cristianos se preocupan mucho por las consecuencias sociales, culturales y políticas de su compromiso, al mismo tiempo que siguen considerando la fe como un presupuesto obvio de la vida común. De hecho, este presupuesto no sólo no aparece como tal, sino que incluso con frecuencia es negado.

Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas.

Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (Jn 4,14). Debemos descubrir de nuevo el gusto de alimentarnos con la Palabra de Dios, transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de la vida, ofrecido como sustento a todos los que son sus discípulos (Jn 6,51)" (PF, 2-3).

Acciones concretas para fortalecer la fe en la familia

Dios nunca nos llama a hacer algo sin ofrecernos también la promesa de su Presencia. Cuando sucumbimos a los obstáculos para la fe, ignoramos esa promesa. Pero podemos derribar los obstáculos con cuatro prácticas efectivas:

1) Recibir. Dios nos habla a través de las Escrituras, enseñándonos de Sí mismo y de su proceder. La razón por la que los cristianos necesitan conocer a Dios, es porque la fe y la confianza están asociadas. No confiaremos en un Dios que no conozcamos y para saber de verdad quién es Él, tenemos que proponernos en nuestro corazón llevar a efecto sus enseñanzas y mandamientos.

2) Responder. Dé un salto de fe, con valor y obediencia. Cuando Dios nos dice qué hacer, no debemos esperar hasta saber todas las respuestas, hasta que todos se pongan de acuerdo y hasta que todos nos sintamos seguros. Tenemos que hacer lo que Él nos diga y en el momento que el Señor nos lo pida; esto supone un acto de fe.

3) Rendir. Dios asume toda la responsabilidad de una vida rendida a su servicio. Por tanto, dejarle a Él las consecuencias.

4) Registrar. Nuestro Padre Dios quiere que veamos que Él cumple sus promesas. Si miramos a nuestro alrededor, veremos las evidencias de su Presencia y del fruto de nuestra obediencia. Si quitamos los obstáculos para la fe, podemos esperar libertad espiritual. Los creyentes que se niegan a lanzar excusas entre ellos y Dios, experimentan su Presencia y su Poder en sus vidas. Una invitación a poner todas nuestras capacidades, todo nuestro ser en sus manos. Nos invita a tener fe.

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