Sin epígrafe

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Porque huir a veces consiste en encontrar la dicha, así pues, no siempre es abandonar algo, al contrario, es ir en búsqueda de lo anhelado.

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Es una fría noche, camine presurosa por las calles para llegar pronto a casa y huir de la despiadada lluvia. Me pregunto por qué los pronósti-cos del clima caen siempre en desacierto, todo sería más cómodo si de vez en vez supiéramos que tan benévolo será el cielo con nosotros.

Justo hoy saque un fragmento de mi tiempo para leer a Saramago, y qué coincidencia, me topé con ésta frase: Por más que haya llovido y tronado antes, el cielo siempre acaba limpio de nubes. Quizás es lo que necesito ahora, tal vez esa es la razón de tan repentina lluvia… necesito que mi cielo se despeje de nubes, que se vayan y dejen brillar el sol, no brillará hoy por supuesto, ésta hora tiene el gobierno indis-cutible de la Luna y es ella quien acompañará e inspirará las líneas que vengan a continuación.

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El mundo a veces parece en desarmonía, la lucha constante es encon-trar aquello que te haga feliz; si… encontrar a la muy esquiva felicidad es lo que nos mantiene en píe de guerra, lo que nos motiva a levan-tarnos cada día. Dijo alguna vez Marcel Proust: Los únicos paraísos verdaderos — son los paraísos perdidos. –Pero qué más da que tan perdido se encuentre, no hay entre el cielo y la tierra nada oculto para siempre. Encontrarlo fue mi apuesta, y al parecer voy ganando.

No hace mucho te conté de una feria en la que compré un par de libros, pues el primero que estoy leyendo trae consigo una muy certera frase que materializa mis pensamientos en éste momento:En cualquier caso, ser feliz iba a empezar a consistir no en un acto,

sino en una conquista.

Siendo lo más metódica posible, citaré a continuación algunas defini-ciones de “Conquistar” —1. Ganar mediante las armas un territorio, población, etc. / 2. Ganar la voluntad, el cariño o la amistad de alguien. / 3. Conseguir alguna cosa con esfuerzo, habilidad o tenacidad. —Aquí entran en intersección las dos frases, la de Proust y la del libro, qué difícil parece poder ser capaz de atrapar y salvaguardar a la mítica fe-licidad.

Hay cosas que decides hacer, otras que simplemente pasan y hay cosas que pasan porque sin darte cuenta decidiste que así querías que pasa-ran. No quisiera adelantarme a nada pero debo hacer mención de la ex-celsa emoción que me acompaña cuando mi pantalla recrea tu imagen, cómo, sin que lo notes, un suave suspiro recorre mi piel cuando escu-cho tu voz y cómo se acelera el ritmo de mi palpitar con tus palabras. No traduciré todo esto, no tengo respuesta, simplemente es lo que ha venido pasando y me atrevería a decir que son señales que me ayudan a llegar al punto del mapa que demarca mi paraíso perdido, y que al parecer, me quiere dejar encontrarlo.

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Retomando las definiciones previamente citadas, y en el caso irrefuta-ble de conquistar ese paraíso representado, en éste caso en particular, por tu sublime presencia, -a cambio, y banalizando tu esencia, lo único que puedo decir es: “Prometo regalarte sin reparo mi corazón”- y que conste que está entre comillas, para que no sea leído como un vulgar plagio o una frase formalista, al contrarío, debe ser leída con toda la emoción de quién lo entregaría todo, incluido lo vital, para por lo me-nos de manera efímera, rozar aquello que llaman felicidad.

No hace mucho hablamos acerca de « la o mi »“dimensión desconoci-da” y te ofrecí caminar de la mano para que no te perdieras, tu pregun-ta fue: ¿cómo ir de la mano de una extraña? –Te diré: muchos pueden saber lo básico socialmente hablando, tú conoces lo esencial, develo para ti lo más profundo de mis pensamientos. Te enojaste por un nom-bre, es gracioso, porque mucha gente lo conoce, pero nadie me llama así.

Entonces, para aclarar ese punto te contaré de las muchas formas que suelen llamarme. Alguna vez acompañe a mi hermanita y a uno de sus amigos, fue muy incomodo al inicio, porque entre ellos ni se hablaban, así que tuve que hablar casi sin parar, para que se desvaneciera esa ten-sión… en fin, hubo un momento en que le pedí al amigo de mi herma-nita que cantará algo, porque dijo saber cantar, y no sé de dónde saco la idea de cantar una canción de un títere de nickelodeon llamado lolo, cuya canción y “gran éxito” era lala, y como su titulo bien representa, la canción no decía más que lala lala lala, así pues, para abreviar, él em-pezó a llamame lala y yo le decía lolo, con el paso del tiempo y teniendo que acompañarlos a otras cosas, el lala y lolo muto a lalo y lola.

De ahí nació el lola que muchas otras personas adoptaron como pro-pio y empezaron a llamarme así, de esto hace ya un buen tiempo.

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Cuando empecé a trabajar con mi actual jefe, quizás en algún lugar leyó el lola o lolita y también hizo su aporte, en la oficina y todas las personas vinculadas a la agencia me dicen loli… suena tierno, no me molesta.

Mis mejores amigos, puede que por tomar un punto pragmático y no desgastar de más las sílabas, me dicen simple y llanamente “Lo”… Todo es costumbre, a mi me suena bien, lo dicen con cariño.

Ahora, tratando de unificar los dos marcos temáticos de éste relato, citaré la siguiente sentencia:

Le bonheur n’est pas chose aisée: il est très difficile de le trouver en nouns,

et impossible de le trouver ailleurs.La felicidad no es fácil: es muy difícil encontrar los nombres

e imposible de encontrar en otros lugares.Chamfort.

Hay un ciudad al noroeste de Francia cuyo nombre evoca al mío, así me dice mucha gente, pese a que el mío está en Español, ellos insisten en decirlo en Francés, hasta mi mamá lo hace, me dicen Lorraine (léelo con tono francesoide), y bueno, culminando éste texto te diré: no es tan importante el nombre, es importante lo que siento por ti, pero para ser consecuente con tus deseos te daré nombre y apellido: Lorena Giral-do. Lo puedes poner así o en minúsculas, o puedes llamarme como lo hace la gente anteriormente citada, incluso podrías decirme Andrea, lo importante y verdaderamente trascendente es que te llamas GABRIEL y en mayúsculas, porque tú eres tan importante para mí, como jamás podrás imaginarlo.

Un beso, me despido.