Simone, Weill. La Fuente Griega.

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  • - - I * E D I T O R I A L S U D A M E R I C A N A

  • S I M O N E W E I L

    L A F U E N T E

    G R I E G A

    Traduccin de

    M A R A E U G E N I A V A L E N T T

    E D I T O R I A L S U D A M E R I C A N A

    B U E N O S A I R E S

  • I M P R E S O E N L A A R G E N T I N A

    Queda hecho el depsito que pre-viene la ley. 1961, Editorial Sudamericana Sociedad Annima, calle Ahina 500, Buenos Aires.

    T T U L O D E L O R I G I N A L E N F R A N C E S :

    " L A S O T J R C E C R E C Q U E "

    V

    NOTA DEL EDITOR FRANCS

    Esta coleccin est formada por traducciones del griego y estudios o fragmentos de estudios concernientes al pensa-miento griego. Dos de esos estudios son artculos que Simone We public en revistas. Los otros textos fueron tomados de sus cuadernos.

    E l artculo " L a Ilada o el poema de la fuerza" fue escrito en 1939-1940 y deba aparecer en la N o u v e l l e Revue F r a n -caise cuando se produjo la ofensiva alemana. No pudo pu-blicarse en el Pars ocupado. Apareci en Marsella, en los Cabiers d u S u d (diciembre de 1940-enero de 1941), bofo el nombre de Emite Novis, anagrama de Simone We. Los Cahiers d u S u d volvieron a publicarlo despus de la gue-rra (nmero 284, ao 1947) con el verdadero nombre del autor.

    E l fragmento sobre "Zeus y Prometeo" fue escrito proba-blemente en 1942-1943; "Lamentos de Electra y reconoci-miento de Orestes" en 1942. En el primero de esos textos, la traduccin de un pasaje de Agamenn es diferente del que se encuentra en In tu i c i ones precr ist ianas , y ms com-pleta. En el segundo, lo traducido de E l e c t r a comprende mucho ms que los pocos versos de la escena del recono-cimiento que fueron traducidos en In tu i c i ones precr is t ianas , y aun esos versos estn traducidos aqu en forma un poco diferente.

    E l artculo titulado "Antgona" fue publicado antes de la guerra en una pequea revista de fbrica: E n t r e nous , c h r o -n i q u e de Rosires (16 de mayo de 1936). Fue descubierto recientemente por Jacques Cabaud, quien busc en Rosires,

  • 8 L A F U E N T E G R I E G A

    cerca de Bourges, esta revista inencontrble en otras partes y bastante rara all. Una carta publicada en L a condic in obrera , carta que Simone We dirigi en abril o mayo de 1936 al director de la fbrica que lo era tambin de la revista, muestra el propsito con que fue escrito y explica su carcter: "Me preguntaba con inquietud cmo conseguira escribir sometindome a limites impuestos, pues evidente-mente se trata de escribir en una prosa sencilla, en la me-dida en que yo sea capaz de tal cosa... Felizmente me vino a la memoria un viejo proyecto que quiero muchsimo: el de hacer a las obras de la poesa griegp (que amo con pa-sin) accesibles a las masas populares. Sent, l ao pasado, que la gran poesa griega estara cien veces ms cerca del pueblo, si pudiera conocerla, que la literatura francesa cl-sica o moderna. Comenc por Antgona. Si logr mi prop-sito, debe poder interesar y conmover a todo el mundo, desde l director hasta el ltimo pen, y ste debe poder penetrar en ella casi sin dificultades, y sin embargo sin tener famas la impresin de ninguna condescendencia, de ningn esfuerzo realizado para ponerla a su alcance. Es asi como entiendo la vulgarizacin. Pero ignoro silo he logrado."

    La traduccin de Ta P r i m a v e r a de Meleagro, que termina la primera parte, fue encontrada en uno de los cuadernos que Simone We dej en Nueva York al partir a Londres en 1942.

    "Dios en Platn" y los otros textos referentes a Platn, as como los fragmentos de HercUto y la nota "Dios en Herdelito", fueron tomados de los cuadernos redactados en Marsella y Nueva York entre el final de 1940 y noviem-bre de 1942.

    Las notas sobre Cleanto, Ferddes, Anaximandro y Filolao fueron escritas en Londres en 1943. Quedan en l orden en que se encuentran en l manuscrito.

    Se ha tratado de agrupar en la primera parte lo que se refiere a los poetas griegos, en la segunda a los filsofos.

    L A F U E N T E G R I E G A 9

    En la primera parte se ha seguido el orden cronolgico de los autores griegos, pero no era posible seguir ese orden en la segunda sin trastornar a veces los textos de Simone We y se prefiri seguir el orden cronolgico de los estudios y no el de sus temas.

    Nos ha parecido que esos textos,, as reunidos, permitan captar mejor de lo que hasta ahora era posible lo que para Simone We es el espritu de Grecia y hasta qu punto su pensamiento se inspira en la fuente griega.

  • P R I M E R A P A R T E

    1. LA IMADA, O E L POEMA D E L A FUERZA.

    2. ZEUS Y PROMETEO.

    3. LAMENTOS D E E L E C T R A Y R E C O N O C I M I E N T O D E O R E S T E S .

    4. ANTtGONA.

    5. PRIMAVERA D E M E L E A G R O .

  • LA ILADA O E L P O E M A D E L A F U E R Z A

    E l ve rdadero hroe , e l verdadero tema, e l centro d e La liada es l a fuerza . L a fuerza m a n e j a d a p o r los hombres , l a f u e r z a q u e somete a los hombres , l a fuerza a n t e l a c u a l l a carne d e los hombres se cr ispa. E l a l m a h u m a n a s in cesar aparece m o d i f i c a d a p o r sus relaciones c o n l a fuerza , arrastrada , cegada p o r l a fuerza de q u e cree disponer , do -b l e g a d a p o r l a presin d e l a fuerza q u e sufre . Los q u e soaron q u e l a fuerza , gracias a l progreso, perteneca y a a) pasado, p u d i e r o n ver en este p o e m a u n d o c u m e n t o ; los q u e saben discernir l a fuerza , h o y como antes, en e l centro de t o d a h i s tor ia h u m a n a , encuentran e n l e l ms be l l o , e l ms p u r o de los espejos.

    L a fuerza es l o q u e hace de q u i e n q u i e r a q u e l e est so-m e t i d o u n a cosa. C u a n d o se ejerce hasta e l f i n , hace de l h o m b r e u n a cosa en e l sent ido ms l i t e r a l pues hace de l u n cadver. Haba a l g u i e n y , u n ins tante despus, no h a y nad ie . Es u n cuadro q u e La Uvada n o se cansa de presentar :

    . . . los caballos haciendo resonar los carros vacos por los caminos de la guerra, en duelo de sus conductores sin reproche. Ellos sobre la tierra yacan, de los buitres ms queridos que de sus esposas.1

    E l hroe es u n a cosa arrastrada tras u n carro e n e l p o l v o :

    1 L a traduccin de los pasajes citados es nueva. Cada lnea traduce un verso griego, las transposiciones y encabalgamientos son escrupulo-samente reproducidos; el orden de las palabras griegas dentro de cada verso se respeta en b posible. (Nota de S. We.)

  • 14 L A F U E N T E GRIEGA

    . . . Alrededor, los cabellos negros estaban esparcidos, y la cabeza entera en el polvo yaca, antes encantadora; ahora Zeus a sus enemigos haba permitido envilecerla en su tierra natal.

    A l a a m a r g u r a de t a l cuadro l a saboreamos p u r a , s i n que n i n g u n a ficcin reconfortante venga a a l terar la , n i n g u n a i n m o r t a l i d a d consoladora, n i n g u n a inspida aureola de g l o r i a o de p a t r i a .

    Su alma fuera de sus miembros vol, fue hacia el Hades, llorando su destino, abandonando su virilidad y su juventud.

    Ms pattica todava, p o r l o doloroso d e l contraste, es l a evocacin sbita, rpidamente b o r r a d a , de o t r o m u n d o , e l m u n d o le jano , precar io y c onmovedor de l a paz , d e l a f a m i -l i a , ese m u n d o donde cada h o m b r e es p a r a los q u e l o r o d e a n l o q u e ms cuenta.

    E n la casa ella ordenaba a sus sirvientas de hermosos cabellos poner cerca del fuego un gran trpode, a fin de que hubiera para Hctor un bao caliente al retornar del combate. (Ingenua! No saba que muy lejos de los baos calientes el brazo de Aquilea lo haba sometido, a causa de Atenas la de

    los ojos verdes.

    Cier to , estaba lejos de los baos calientes e l desdichado. N o estaba solo. Casi t o d a La llada t ranscurre lejos de los b a -os calientes. Cas i toda l a v i d a h u m a n a h a t ranscurr ido s i e m -p r e lejos de los baos calientes.

    L a fuerza que m a t a es u n a f o r m a sumar ia , grosera, d e l a fuerza . M u c h o ms v a r i a d a en sus proced imientos y s o r p r e n -dente en sus efectos es l a o t ra fuerza , l a q u e no m a t a ; es decir , l a q u e no m a t a todava. Matar seguramente, o m a -tar quiz, o b i e n est suspendida sobre e l ser a l q u e en c u a l q u i e r m o m e n t o puede m a t a r ; de todas maneras, t r a n s -f o r m a a l h o m b r e e n p i e d r a . D e l p o d e r de t rans fo rmar u n h o m b r e en cosa matndolo procede o t r o poder , m u c h o ms

    L A I lADA O E L P O E M A DE L A FUERZA 1 5

    prod ig ioso a u n : e l d e hacer u n a cosa de u n h o m b r e q u e todava v i v e . V i v e , t i ene u n a l m a , y s in embargo es u n a cosa, Ser m u y extrao, u n a cosa q u e t iene u n a l m a ; extrao estado p a r a e l a lma . Quin podra dec i r c m o e l a l m a en cada instante debe torcerse y replegarse sobre s m i s m a p a r a adaptarse a esta situacin? N o h a s ido hecha p a r a h a b i t a r u n a cosa, y cuando se ve ob l i gada a hacer lo no h a y y a n a d a en el la que n o sufra v io lenc ia .

    U n h o m b r e desarmado y desnudo sobre e l c u a l se d i r i g e u n a r m a se conv ier te en cadver antes d e ser alcanzado. D u r a n t e u n m o m e n t o todava calcula , acta, espera:

    Pensaba, inmvil. E l otro se aproxima, todo sobrecogido, ansioso de tocar sus rodillas. E n su corazn deseaba escapar a la muerte malvada, al negro destino... Y con un brazo apretaba para suplicar sus rodillas, con el otro mantena la aguda lanza sin abandonarla...

    Pero p r o n t o comprendi q u e e l a r m a no se desviara y , resp i rando an, y a n o es ms q u e m a t e r i a , pensando todava q u e y a n o puede pensar en n a d a :

    Asi habl el hijo tan brillante de Friamo con palabras de splica. Oy una palabra inflexible:

    Dijo; al otro desfallecen las rodillas y el corazn; abandona la lanza y cae sentado, las manos tendidas, las dos manos. Aquiles desenvaina su aguda espada, hiere en la clavcula, a lo largo del cuello; y toda entera hunde la espada de doble filo. l cara al suelo yace extendido, y la negra sangre se escapa humedeciendo la tierra.

    C u a n d o , fuera d e l combate , u n extranjero dbil y s i n armas supl i ca a u n guerrero , n o p o r eso est condenado a m u e r t e ; pero u n ins tante d e impac ienc ia de p a r t e de l gue -r r e r o bastara p a r a q u i t a r l e l a v i d a . Es suf ic iente p a r a q u e su carne p i e r d a l a p r i n c i p a l p r o p i e d a d de l a carne v i v a . U n pedazo d e carne v i v a mani f i es ta su v i d a ante t o d o p o r

  • 1 6 L A F U E N T E C R I E G A

    e l es tremec imiento ; u n a p a t a de rana b a j o u n a co r r i en te elctrica se estremece; e l aspecto prx imo o e l contacto d e u n a cosa h o r r i b l e o a terror i zadora hace estremecer c u a l q u i e r masa d e carne, d e nerv ios y d e msculos. Slo este s u p l i -cante n o se estremece, n o t i e m b l a ; n o t i ene ese derecho; sus labios tocarn e l ob je to p a r a l ms cargado d e h o r r o r :

    Vieron entrar al gran Pramo. Se detuvo, apret las rodillas de Aquiles, bes sus manos, terribles, matadoras de hombres, que le haban asesinado tantos

    hijos.

    E l espectculo de u n h o m b r e r e d u c i d o a t a l n i v e l d e des-grac ia h ie la casi t a n t o c o m o e l aspecto d e u n cadver:

    Como cuando la dura desgracia embarga a alguien, cuando en su pas

    ha matado, y llega a la casa de otro, de algn rico, un estremecimiento se apodera de los que lo ven, as Aquiles se estremeci viendo al divino Pramo. Los otros tambin se estremecieron, mirndose entre si.

    Pero es slo u n m o m e n t o , y b i e n p r o n t o a u n l a m i s m a presencia d e l desgraciado se o l v i d a :

    Dijo. E l otro, pensando en su padre, deseaba llorar; tomndolo por los brazos empuj un poco al anciano. Ambos recordaban, el uno a Hctor matador de hombres, y se funda en lgrimas a los pies de Aquiles, contra la tierra; pero Aquiles lloraba a su padre, y por momentos tambin a Fatroclo; sus sollozos llenaban la morada.

    N o p o r i n s e n s i b i l i d a d Aqu i l e s con u n gesto h a e m p u j a d o a l suelo a ese v i e j o apretado a sus r o d i l l a s ; las palabras de Pr amo evocando a su anc iano p a d r e l o h a n c o n m o v i d o hasta las lgrimas. Es s i m p l e m e n t e p o r q u e se s iente t a n l i b r e en sus m o v i m i e n t o s y en sus act i tudes c o m o s i e n l u g a r de u n sup l i cante fuese u n ob jeto i n e r t e l o que toca sus r o -d i l las . Los seres humanos q u e nos r o d e a n p o r s u sola p r e -

    L A TLADA O E L P O E M A D E L A F U E R Z A 1 7

    s e n d a t i e n e n u n poder , q u e les es p r o p i o , de detener, r e p r i -m i r , m o d i f i c a r , cada u n o d e los m o v i m i e n t o s q u e nuestro cuerpo esboza; a l g u i e n q u e pasa n o desvia nuestro camino como u n poste i n d i c a d o r ; u n o n o se l evanta , camina , des-cansa en u n a habitacin cuando est solo d e l a m i s m a m a -nera q u e cuando t iene u n v i s i tante . Pero esta i n f l u e n c i a i n d e f i n i b l e de l a presencia h u m a n a n o es e jerc ida p o r h o m -bres a quienes u n m o v i m i e n t o d e impac i enc ia p u e d e p r i v a r d e l a v i d a an antes q u e u n pensamiento h a y a t en ido t i e m -p o d e condenarlos a m u e r t e . A n t e ellos los otros se m u e v e n como s i n o estuvieran; y ellos a su vez, en e l p e l i g r o e n q u e se encuentran de ser reducidos a nada en u n instante , i m i t a n l a nada. E m p u j a d o s caen, cados permanecen en t i e -r r a , mientras a a lgu ien no se le o curra pensar en levantar los . Pero levantados p o r f i n , honrados con palabras cordiales , q u e no v a y a n a t o m a r en serio esta resurreccin, a atreverse a expresar u n deseo; u n a v o z i r r i t a d a los devolvera de i n m e d i a t o a l s i lenc io :

    Dijo, y el anciano tembl y obedeci.

    A l menos los supl icantes , u n a vez escuchados, v u e l v e n a ser h o m b r e s como los otros. Pero h a y seres a u n ms desgra-ciados q u e , s i n m o r i r , se conv ier ten en cosas para e l resto d e su v i d a . N o h a y en sus jornadas n i n g u n a a l t e rnat iva , ningn vac o , n ingn campo l i b r e para n a d a q u e venga de ellos mismos. N o son hombres q u e v i v a n ms d u r a m e n t e q u e los otros, soc ia lmente colocados ms ba jo q u e los otros ; es o t r a especie h u m a n a , u n compromiso ent re e l h o m b r e y e l cadver. Q u e u n ser h u m a n o sea u n a cosa es, desde e l p u n t o d e v i s ta l g i co , c o n t r a d i c t o r i o ; pero cuando l o i m p o -s ible se convierte en r e a l i d a d , l o c o n t r a d i c t o r i o se conv ier te en e l a l m a en desgarramiento . Esa cosa aspira e n t o d o m o -m e n t o a ser u n h o m b r e , u n a m u j e r , y e n ningn instante l o logra. Es una m u e r t e q u e se est ira a t odo l o largo d e u n a

  • 1 8 L A F U E N T E G R I E G A

    v i d a ; u n a v i d a q u e l a m u e r t e h a congelado m u c h o antes d e s u p r i m i r l a .

    L a v i r g e n , b i j a d e u n sacerdote, sufrir esta suerte :

    No la devolver. Antes le sobrevendr la vejez, en nuestra morada, en Argos, lejos de su pas, corriendo al telar, viniendo a mi lecho.

    L a j oven m u j e r , l a m a d r e , esposa d e l prncipe, l a sufrir:

    Y quiz un da en Argos tejers la tela para otra. Y llevars el agua de Misis o del Hipereo, muy a pesar tuyo, bajo la presin de una dura necesidad.

    E l nio heredero d e l cetro rea l l a sufrir:

    Ellas sin duda se irn al fondo de las cncavas naves, yo entre ellas; t, hijo mo, conmigo. T me seguirs y hars trabajos envilecedores penando bajo la mirada de un amo sin dulzura. . .

    T a l suerte , a los ojos de l a m a d r e es t a n h o r r i b l e para su h i j o c omo l a m i s m a m u e r t e ; e l esposo pre f i ere haber perec ido antes q u e ver as r e d u c i d a a su m u j e r ; e l p a d r e l l a m a a todas las calamidades d e l c ie lo c o n t r a e l ejrcito q u e somete a su h i j a a ese dest ino . Pero en aquel los sobre q u i e -nes se abate , u n dest ino t a n b r u t a l b o r r a las mald i c iones , las rebeldas, las comparaciones , las meditac iones sobre e l f u -t u r o y e l pasado, casi hasta e l recuerdo . N o corresponde a l esclavo ser f i e l a su c i u d a d y a sus muertos .

    C u a n d o sufre o m u e r e u n o d e aquel los q u e l e h a n hecho p e r d e r t odo , que h a n asolado su c i u d a d , q u e h a n asesinado a los suyos ba jo sus ojos, entonces e l esclavo l l o r a . Por q u no? Slo entonces l e son p e r m i t i d o s los l lantos . H a s t a l e son impuestos . Pero e n l a s e r v i d u m b r e , las lgrimas n o c o r r e n fci lmente desde e l ins tante en q u e p u e d e n hacer lo i m p u -nemente?

    L A ILADA O E L P O E M A DE L A FUERZA 1 9

    Dijo llorando, y las mujeres gimieron, tomando como pretexto a Patroci, cada una por sus propias

    angustias.

    E n n i n g u n a ocasin e l esclavo t iene derecho a expresar a lgo , salvo l o q u e p u e d e complacer a su amo . Por eso s i en u n a v i d a t a n sombra algn sent imiento p u e d e despuntar y a n i m a r l a u n poco es e l a m o r a l amo . T o d o o t r o camino est cerrado a l d o n d e amar , como p a r a u n cabal lo u n c i d o a u n carro las varas, las r iendas y los frenos b o r r a n todos los caminos salvo u n o . Y s i p o r m i l a g r o aparece l a espe-ranza d e vo lver a ser u n da, p o r f avor , a l g u i e n , a q u grados n o llegarn e l reconoc imiento y e l a m o r p o r hombres hac ia los cuales u n pasado m u y rec iente debera i n s p i r a r h o r r o r :

    Mi esposo, a quien me haban dado mi padre y mi madre respetada lo vi ante mi ciudad transpasada por el agudo bronce. Mis tres hermanos, nacidos de una misma madre, tan queridos! encontraron el da fatal pero t no me dejaste, cuando mi marido por el rpido Aquiles fue muerto, y destruida la ciudad del divino Mines, verter lgrimas; me prometiste que el divino Aquiles me tomara por esposa legtima y me llevara en sus naves a Phthia, a celebrar el casamiento entre los mirmidones. Por eso te lloro sin descanso, a ti que siempre fuiste dulce.

    N o se p u e d e perder ms q u e l o q u e p i e r d e e l esclavo: p i e r d e t o d a v i d a in te r i o r . Slo l a reconquis ta en p a r t e cuando aparece l a p o s i b i l i d a d d e cambiar de dest ino . T a l es e l i m -p e r i o d e l a fuerza : ese i m p e r i o v a t a n lejos como e l de l a naturaleza . Tambin l a natura leza , cuando e n t r a n en juego las necesidades v i ta les , b o r r a t o d a v i d a i n t e r i o r y a u n e l do lor de u n a m a d r e :

    Pues aun Niobe la de la hermosa cabellera pens en comer, ella de quien doce hijos perecieron en su casa, seis hijas y seis hijos en la flor de la edad. A ellos, Apolo los mat con su arco de plata en su clera contra Nobe; a ellas, Artemisa que ama las flechas.

  • 20 L A F U E N T E G R I E G A Porque ella se habla comparado a Leto de hermosas mejillas diciendo: "tiene dos hijos y yo engendr muchos". Y esos dos, aunque no fuesen ms que dos, los mataron a todos. Nueve das yacieron en la muerte; nadie vino a enterrarlos. Las gentes se haban convertido en piedras por vo-

    luntad de Zeus. Y el dcimo da fueron sepultados por los dioses del cielo. Pero ella pens en comer, cuando se sinti fatigada por las l-

    grimas.

    Jams se expres con t a n t a a m a r g u r a l a miser ia d e l h o m -bre , que hasta l o hace incapaz de sent ir su miser ia .

    L a fuerza mane jada p o r o t r o es imper iosa sobre e l a l m a como e l h a m b r e extrema, puesto q u e consiste en u n p e r p e -tuo p o d e r d e v i d a y m u e r t e . Y es u n i m p e r i o t a n fr o y t a n d u r o como s i fuera e jerc ido p o r l a m a t e r i a iner te . E l h o m b r e q u e se siente s iempre e l ms dbi l est e n e l corazn de las c iudades t a n solo, ms solo d e l o q u e podra estarlo u n h o m -bre p e r d i d o en m e d i o d e l desierto.

    Dos toneles se encuentran colocados en el umbral de Zeus, donde estn los dones que otorga, malos en uno, buenos en otro. . . A quien hace funestos dones expone a los ultrajes; la terrible miseria lo arroja a travs de la tierra divina; va errante y no recibe consideracin de los hombres ni de los

    dioses.

    T a n i m p l a c a b l e m e n t e como la fuerza aplasta, as i m p l a -cablemente e m b r i a g a a q u i e n l a posee o cree poseerla. N a d i e l a posee rea lmente . E n La Ilada los hombres n o se d i v i d e n en vencidos, esclavos, suplicantes p o r u n lado y en vence-dores, jefes por e l o t r o ; n o se encuentra en e l la u n solo h o m b r e q u e en algn m o m e n t o n o se vea ob l igado a i n c l i -narse ante l a fuerza . Los soldados, a u n q u e Ubres y armados , no rec iben menos rdenes y u l t ra jes :

    A todo hombre del pueblo que vea y gritaba golpeaba con su cetro reprendindolo as:

    L A ILADA O E L P O E M A DE L A FUERZA 2 1

    "Miserable, mantente tranquilo, escucha hablar a los otros, a tus superiores. No tienes ni valor ni fuerza, no cuentas para nada en el combate, para nada en la asamblea.. . "

    Tersites paga caro palabras q u e s in embargo son perfec -tamente razonables y q u e se asemejan a las q u e p r o n u n c i a A q u i l e s :

    Lo golpe; l se encorv, sus lgrimas corrieron aprisa, un tumor sangrante se form en su espalda bajo el cetro de oro; se sent y tuvo miedo. E n el sufrimiento y el estupor enjugaba sus lgrimas. Los otros, a pesar de su pena, se regocijaron y rieron.

    Pero e l m i s m o A q u i l e s , ese hroe a l t i v o , i n v i c t o , aparece en e l comienzo d e l poema l l o r a n d o de humillacin y de do l o r i m p o t e n t e , despus q u e le h a n arrebatado ante sus ojos l a m u j e r q u e quera hacer su esposa, s in q u e h a y a osado oponerse.

    . . . pero Aquiles llorando se sent lejos de los suyos, apartado, al borde de las olas blanquecinas, la mirada sobre el vinoso mar.

    Agamenn ha h u m i l l a d o a A q u i l e s con u n propsito de-l i berado , p a r a demostrar q u e es e l a m o :

    . . . As sabrs que puedo ms que t, y cualquier otro vacilar antes de tratarme como igual y levantar la cabeza ante mi.

    Pero algunos das despus e l jefe supremo l l o r a a su vez y se v e ob l i gado a rebajarse, a supl i car , y siente e l do l o r de hacer lo en vano .

    L a vergenza d e l m i e d o tampoco es perdonada a n i n g u n o de los combat ientes . Los hroes t i e m b l a n como los otros. Basta u n desafo de Hctor para consternar a todos los g r i e -gos s in excepcin, salvo Aqu i l e s y los suyos q u e estn ausentes:

  • 2 2 L A F U E N T E GRIEGA

    Dijo, y todos callaron y guardaron silencio; tenan vergenza de rehusar, miedo de aceptar.

    Pero desde q u e yax avanza, e l m i e d o c a m b i a de l a d o :

    A los troyanos, un estremecimiento de terror hizo desfallecer sus miembros;

    a Hctor mismo, su corazn salt en el pecho; pero no tena derecho a temblar ni a refugiarse...

    D o s das ms tarde , yax a su vez siente t e r r o r :

    Zeus padre, desde lo alto, en Ayax hizo subir el miedo. Se detiene, sobrecogido, abandona el escudo de siete pieles, tiembla, mira completamente extraviado la multitud, como un

    animal . . ,

    Tambin a Aqu i l e s l e o curre u n a vez t e m b l a r y g e m i r de m i e d o , ante u n ro , es v e r d a d , n o ante u n h o m b r e . A excep-cin suya, abso lutamente todos aparecen en algn m o m e n t o vencidos . E l va lor c o n t r i b u y e menos a d e t e r m i n a r l a v i c t o -ria q u e e l dest ino ciego, representado p o r l a ba lanza d e oro de Zeus:

    E n ese momento Zeus padre despleg su balanza de oro. Coloc dos partes de la muerte que siega todo, una para los troyanos domadores de caballos, otra para los griegos

    acorazados de bronce. L a tom por el medio, fue cuando baj el da fatal para los

    griegos.

    A fuerza d e ser ciego, e l dest ino establece u n a especie de jus t i c ia , ciega tambin, q u e castiga a los hombres a r m a -dos con l a pena de l talin; La litada l a formul m u c h o antes q u e e l Evange l i o , y casi en los mismos trminos:

    Ares es equitativo, mata a los que matan.

    L A ILADA O E L P O E M A DE L A FUERZA 23

    Si todos estn destinados desde e l nac imiento a s u f r i r l a v io lenc ia , es esta u n a v e r d a d q u e e l i m p e r i o de las c i rcuns-tancias o cu l ta ante e l espritu d e los hombres . E l fuer te n o es jams abso lutamente f u e r t e , n i e l dbil absolutamente dbil , pero ambos lo i g n o r a n . N o se careen d e l a m i s m a especie; n i e l dbil se considera semejante a l f u e r t e n i es considerado como t a l . E l q u e posee l a fuerza avanza e n u n m e d i o n o resistente, s in q u e nada , en l a m a t e r i a h u m a n a q u e lo rodea, pueda suscitar entre e l i m p u l s o y el acto ese b reve i n t e r v a l o en q u e se alo ja e l pensamiento . D o n d e e l pensamiento n o t i ene cabida , n i l a jus t i c ia n i l a p r u d e n c i a existen. Por eso los hombres de armas actan d u r a y l o ca -mente . Su a r m a se h u n d e en e l enemigo desarmado q u e est a sus rod i l l a s ; t r i u n f a n de u n m o r i b u n d o describindole los ul tra jes q u e sufrir su cuerpo ; A q u i l e s degella doce adolescentes troyanos en la hoguera de Patroc lo con la m i s -m a n a t u r a l i d a d con q u e cortamos f lores p a r a u n a t u m b a . A l usar s u poder n u n c a p iensan q u e las consecuencias de sus actos los obligarn a inc l inarse a su vez. C u a n d o se p u e d e con u n a p a l a b r a hacer cal lar , t e m b l a r , obedecer a u n a n -ciano, se re f lex iona q u e las mald ic iones d e u n sacerdote t i e n e n i m p o r t a n c i a a los ojos d e los adivinos? Se abstiene de r a p t a r la m u j e r amada p o r A q u i l e s cuando se sabe q u e el la y l n o podrn menos q u e obedecer? C u a n d o Aqu i l e s goza a l ver h u i r a los miserables griegos, puede pensar q u e esa h u i d a , q u e durar y terminar de acuerdo con su v o l u n -t a d , v a a hacerles perder l a v i d a a su a m i g o y a l mismo? D e esa manera aquel los a quienes l a fuerza es prestada p o r l a suerte perecen p o r contar demasiado con e l la .

    N o es pos ib le q u e no perezcan. Pues n o consideran su p r o p i a fuerza como u n a c a n t i d a d l i m i t a d a , n i sus relaciones con o t r o como u n e q u i l i b r i o de fuerzas desiguales. Los otros hombres no i m p o n e n a sus mov imientos esa pausa de donde

  • 2 4 L A F U E N T E GRIEGA

    proceden nuestras consideraciones h a d a nuestros semejan-tes, y c o n c l u y e n que e l dest ino les h a dado todas las Hcen-d a s , n i n g u n a a sus infer iores . Entonces v a n ms all de l a fuerza de q u e disponen. I n e v i t a b l e m e n t e v a n ms all, i g -n o r a n d o que es l i m i t a d a . Entonces q u e d a n l ibrados s in recur -sos a l azar y las cosas n o les obedecen y a . A veces e l azar les s i rve , otras los daa; y all estn desnudos expuestos a l a desgracia, s in l a a r m a d u r a d e poder q u e protega su a l m a , s in que n a d a en adelante los separe y a d e las lgrimas.

    E s t a sancin d e u n r i g o r geomtrico , q u e automtica-mente castiga e l abuso de l a fuerza , f u e e l ob jeto p r i m e r o d e m e d i t a d n entre los griegos. C o n s t i t u y e e l a l m a d e l a epopeya; ba jo e l n o m b r e d e Nmesis es e l resorte d e las tragedias d e E s q u i l o ; los pitagricos, Scrates, Platn, p a r -t i e r o n d e all p a r a pensar e l h o m b r e y e l universo . L a n o d n se h i zo f a m i l i a r en todos los lugares donde penetr e l he le -nismo. Esta noc i n gr iega es quiz l a q u e subsiste, c o n e l n o m b r e d e k h a r m a , en los pases orientales impregnados de b u d i s m o ; p e r o Occ idente la h a p e r d i d o y y a n i s iqu iera tiene en sus lenguas palabras para expresarla; las ideas de lmite, d e mestura, de e q u i l i b r i o , q u e deberan d e t e r m i n a r l a conducta d e l a v i d a , slo t i e n e n u n empleo s e r v i l e n l a tcnica. N o somos gemetras ms q u e ante l a m a t e r i a ; los griegos f u e r o n p r i m e r o gemetras en e l aprendiza je d e l a v i r t u d .

    L a m a r c h a de l a g u e r r a en La litada consiste slo e n ese juego de ba lanza . E l vencedor d e l m o m e n t o se s iente i n v e n -c ib le , a u n cuando algunas horas antes h u b i e r a p r o b a d o l a derro ta ; o l v i d a usar l a v i c t o r i a corno a lgo q u e pasar. A l f i n a l d e l a p r i m e r a j o rnada d e combate q u e re la ta La litada, los griegos victoriosos s in d u d a podran obtener e l ob jeto d e sus esfuerzos, es dec i r H e l e n a y sus riquezas; a l menos si se supone, como l o hace H o m e r o , q u e e l ejrcito gr iego tena razn a l creer a H e l e n a en T r o y a . L o s sacerdotes egipcios, q u e deban saberlo, a f i r m a r o n ms t a r d e a H e -

    L A IL ADA O E L P O E M A DE L A FUERZA 2 5

    rdoto q u e se encontraba e n E g i p t o . D e todas maneras, esa t a r d e los griegos y a n o queran eso:

    "Que no se acepte en este momento ni los bienes de Pars ni Helena; todos ven, basta el ms ignorante, que Troya est ahora al borde de su prdida." Dijo; todos los aqueos lo aclamaron.

    L o q u e q u i e r e n es n a d a menos q u e todo . Todas las rique-zas de T r o y a como bot n , todos los palacios, los templos y las casas como cenizas, todas las mujeres y los nios como esclavos, todos los hombres como cadveres. O l v i d a n u n deta l l e y es q u e n o t o d o est en su poder , pues n o estn en T r o y a . Quiz estarn maana, quiz nunca .

    Hctor e l m i s m o da se deja l l e v a r p o r e l m i s m o o l v i d o :

    Pues s muy bien en mis entraas y en mi corazn que vendr un da en que perecer la sagrada Ilion, y Pramo y la nacin de Pramo el de la buena lanza. Pero pienso menos en el dolor que se prepara a los troyanos, en Hcuba misma, y en Pramo el rey, y en mis hermanos que, tan numerosos y valientes, caern en el polvo bajo los golpes de los enemigos, que en ti, cuando' uno de los griegos de coraza de bronce te arrastre deshecha en lgrimas, quitndote la libertad.

    {Que yo est muerto y que la tierra me recubra antes de que te oiga gritar, antes de que te vea arrastrada!

    Q u n o ofrecera e n ese m o m e n t o p a r a apartar horrores q u e cree inevitables? Pero n o p u e d e ofrecer nada , sino en vano. D o s das despus los griegos h u y e n miserablemente y Agamenn m i s m o quera embarcarse. Hctor que , ced ien -do m u y poco, podra entonces obtener fci lmente q u e los griegos se r e t i r a r a n , n i s iqu iera q u i e r e p e r m i t i r l e s p a r t i r c o n las manos vacas:

    Encendamos fuegos en todas partes y que el resplandor suba al dlo

  • 2 6 L A F U E N T E GRIEGA

    de miedo que en la noche los griegos de largas cabelleras para huir se lancen a la ancha espalda de los mares. . . Que ms de uno tenga una flecha que soportar

    . . . a fin de que todos teman llevar a los troyanos domadores de caballos la guerra que produce

    llanto.

    Su deseo se rea l iza ; los griegos se q u e d a n , y a l da s i -gu iente , a medioda , hacen de l m i s m o y de los suyos u n objeto last imoso :

    Ellos a travs de la llanura huan como vacas que un len arroja hacia adelante, venido en medio de la noche. . . As los persegua el poderoso atrida Agamenn, matando sin descanso al ltimo; ellos huan.

    E n e l curso de l a ta rde Hctor a d q u i e r e de nuevo venta ja , retrocede despus, luego derro ta a los griegos, ms t a r d e es rechazado p o r Patroc lo y sus tropas frescas. Patroc lo , p e r -s iguiendo sus ventajas ms all d e sus fuerzas, t e r m i n a p o r encontrarse expuesto, s in a r m a d u r a y h e r i d o , a l a espada de Hctor , y a l atardecer Hc tor v ic tor ioso acoge con duras repr imendas e l p r u d e n t e aviso de Po l idamas :

    "Ahora que he recibido del hijo de Cronos astuto la gloria cerca de las naves, haciendo retroceder hasta el mar

    a los griegos, imbcil! no propongas consejos tales ante el pueblo. Ningn troyano te escuchar; yo no lo permitir." As habl Hctor y los troyanos lo aclamaron...

    A l da s iguiente Hctor est p e r d i d o . A q u i l e s l o h a hecho retroceder a travs de l a l l a n u r a y v a a m a t a r l o . S iempre f u e e l ms f u e r t e d e los dos en e l combate ; qu ventajas n o tendr ahora despus de semanas de reposo, impuestas p o r l a venganza y l a v i c t o r i a , sobre u n enemigo agotadol Hctor est solo ante las mura l las de T r o y a , c omple tamente solo, p a r a esperar l a m u e r t e y t r a t a r d e q u e su a l m a se r e -suelva a hacerle f rente .

    L A m i ADA O E L P O E M A DE L A FUERZA 27 jAy! Si pasara detrs de la puerta y la muralla, Polidamas el primero me avergonzara... Ahora que perd los mos por mi locura, temo a los troyanos y a las trovaras de largos velos y que no oiga decir a los menos valientes que yo: "Hctor, confiando demasiado en su fuerza, perdi al pas." No obstante si depusiera mi redondo escudo, mi buen casco, y apoyando mi lanza en la muralla, fuera hacia el ilustre Aquiles, a su encuentro?.,. Por qu mi corazn me da tales consejos? No me le acercar; no tendra piedad ni consideracin; me matara si estuviera as desnudo, como a una mujer . . .

    Hctor no escapa a n i n g u n o d e los dolores n i d e las ver -genzas q u e corresponden a los desgraciados. Solo, despo-jado d e t o d o pres t ig io de fuerza , e l coraje q u e l o h a m a n -t e n i d o fuera de los m u r o s n o l o preserva de l a h u i d a :

    Hctor, vindolo, fue preso de un temblor. No pudo resolverse a permanecer... No es por una oveja o por la piel de un buey que se esfuerzan, recompensas habituales de la carrera; corren por una vida, la de Hctor domador de caballos.

    H e r i d o d e m u e r t e , a u m e n t a e l t r i u n f o d e l vencedor con splicas vanas:

    Te imploro por tu vida, por tus rodillas, por tus padres. . .

    Pero los q u e escuchaban ha litada saban q u e l a m u e r t e de Hc tor dara u n a corta alegra a A q u i l e s , y l a m u e r t e de A q u i l e s u n a corta alegra a los troyanos , y l a aniquilacin de T r o y a u n a corta alegra a los aqueos.

    As l a v io lenc ia aplasta a los q u e toca. T e r m i n a p o r p a -recer exter ior a l q u e l a mane ja y a l q u e sufre . Entonces aparece l a idea de u n dest ino ba jo e l c u a l verdugos y v i o

  • f

    2 8 L A F U E N T E GRIEGA

    t imas son i g u a l m e n t e inocentes; vencedores y vencidos, h e r -manos en l a m i s m a miser ia . E l venc ido es causa d e desgracia p a r a e l vencedor como e l vencedor para e l venc ido .

    Un solo hijo le ha nacido, para una corta vida; y todava envejece sin mis cuidados, puesto que muy lejos de la patria, permanezco ante Troya para hacerte mal a ti y a tus hijos.

    U n uso moderado d e l a fuerza , q u e es l o nico q u e p e r -mitira escapar a l engranaje , demandara u n a v i r t u d ms q u e h u m a n a , y t a n rara como e l mantenerse d i g n o en l a d e b i l i -d a d . Por o t r a p a r t e , la moderacin n o carece s iempre de p e l i g r o ; pues e l pres t ig io , q u e const i tuye ms d e las tres cuartas partes de l a fuerza , est f o r m a d o ante t o d o p o r l a soberbia i n d i f e r e n c i a d e l fuer te p o r los dbiles, ind i f e renc ia t a n contagiosa q u e se c omuni ca a aquellos q u e son su ob -jeto . Pero d e o r d i n a r i o n o es e l pensamiento pol t ico e l q u e aconseja e l exceso. E n cambio l a tentacin a l exceso es casi i r res is t ib le . Palabras razonables se p r o n u n c i a n a veces en La litada-, las d e Tersites l o son a l ms a l to grado . L a s de A q u i l e s i r r i t a d o l o son tambin:

    Nada vale para mUlo que la vida, aun todos los bienes que se dice que contiene Ibn, la ciudad tan prospera... Pues se pueden conquistar bueyes, gordos carneros... Una vida humana, una vez que ha partido, no se reconquista.

    Pero las palabras razonables caen en e l vac o . Si u n i n f e -rior la p r o n u n c i a es castigado y se ca l la ; s i es u n jefe, sus actos n o se c o n f o r m a n a estas palabras . Y en ltimo caso s iempre se encuentra u n dios para aconsejar l o i r razonable . Por f i n , l a idea m i s m a de q u e se p u e d a querer escapar a l a ocupacin asignada p o r l a suerte la de m a t a r y m o r i r desaparece d e l espritu:

    . . . nosotros a quienes Zeus desde la juventud ha asignado, hasta la vejez, el penar en dolorosas guerras, hasta perecer el ltimo.

    L A ILADA O E L P O E M A DE L A FUERZA 2 9

    Ya esos combatientes , como m u c h o ms t a r d e los d e Craonne , se sentan "todos condenados".

    C a y e r o n en esa situacin m e d i a n t e l a t r a m p a ms senci-l l a . A l p a r t i r , su corazn era l i v i a n o como s iempre q u e se tiene p a r a s l a fuerza y en contra de s e l vac o . Sus armas estn en sus manos ; e l enemigo , ausente. E x c e p t o cuando e l a l m a se encuentra a b a t i d a p o r l a reputacin d e l enemigo , somos s iempre ms fuertes q u e e l ausente. U n ausente no i m p o n e e l y u g o de l a necesidad. N i n g u n a necesidad aparece todava en e l espritu de los q u e v a n as, y p o r eso v a n s iempre como a u n juego , como a unas vacaciones q u e los apar ta d e las obl igaciones diar ias .

    Qu se hicieron nuestras jactancias, cuando nos decamos tan valientes,

    las que a Lemos vanidosamente declamabais, hartos de carne de bueyes de rectos cuernos, bebiendo en las copas que desbordaban vino? Que a cien o doscientos de esos troyanos cada uno hara frente en el combate; y he aqu que uno solo es demasiado

    para nosotros!

    Pero a u n cuando se l a ha p r o b a d o , l a guerra n o cesa de parecer u n juego . L a necesidad p r o p i a de l a guerra es t e r r i -b l e , y m u y d i s t in ta a l a de los trabajos de l a paz . E l a l m a n o se somete a e l la sino cuando n o puede escapar, y en t a n t o escapa pasa das vacos d e necesidad, das de juego, de sueos, arb i t rar ios e irreales. E l p e l i g r o es entonces u n a abstraccin, las v idas destruidas son como juguetes q u e u n nio r o m p e , e i g u a l m e n t e ind i ferentes , e l herosmo es u n a a c t i t u d t e a t r a l m a n c h a d a p o r l a jactancia . Si adems en u n instante u n a a f luenc ia de v i d a v iene a m u l t i p l i c a r l a ca-p a c i d a d d e obrar , u n o se cree i r res i s t ib le en v i r t u d de u n a a y u d a d i v i n a q u e garant iza contra l a derro ta y l a m u e r t e . L a guerra entonces es fcil , y ba jamente amada,

    Pero l a mayora d e las veces ese estado no d u r a . L l e g a u n da e n q u e e l m i e d o , l a der ro ta , la m u e r t e d e c o m p a -

  • 3 0 L A F U E N T E GRIEGA

    eros quer idos , hace q u e e l a l m a d e l combat iente se p l i egue ante l a necesidad. L a guerra de ja entonces d e ser u n juego, u n sueo; e l guerrero c omprende por f i n q u e l a guerra existe rea lmente . Es u n a r e a l i d a d d u r a , i n f i n i t a m e n t e ms d u r a de soportar , p o r q u e enc ierra l a m u e r t e . E l pensamiento de l a m u e r t e n o puede sostenerse sino p o r relmpagos, desde q u e se siente q u e l a m u e r t e es, en efecto, pos ib le . Es v e r d a d q u e todos los hombres estn destinados a m o r i r y que u n soldado puede envejecer en los combates; pero en aquel los cuya a l m a est somet ida a l y u g o d e l a guerra , l a relacin entre l a m u e r t e y e l p o r v e n i r no es i g u a l que en los dems hombres . Para ios otros la muer te es u n lmite i m p u e s t o de antemano a l p o r v e n i r , p a r a ellos es e l p o r v e n i r m i s m o , e l p o r v e n i r asignado a su profesin. Q u e los hombres tengan p o r p o r v e n i r l a m u e r t e es algo c o n t r a r i o a l a n a t u -raleza. Desde q u e l a prctica de l a guerra hace sensible la p o s i b i l i d a d de m u e r t e q u e encierra cada m i n u t o , e l pensa-m i e n t o se v u e l v e incapaz de pasar de u n d a a o tro sin atravesar la i m a g e n de la m u e r t e . Entonces e l espritu posee u n a tensin q u e no puede soportarse p o r m u c h o t i e m p o ; pero cada a lba nueva t rae l a m i s m a necesidad; los das agregados a los das f o r m a n aos. E l a l m a sufre v io lenc ia todos los das. Cada maana e l a l m a se m u t i l a de t o d a aspiracin, p o r q u e e l pensamiento no puede v ia jar en el t i e m p o s in pasar p o r la m u e r t e . As la guerra b o r r a t oda idea de f ines, hasta la de los fines d e l a guerra . B o r r a e l pensamiento m i s m o de poner f i n a l a guerra . L a p o s i b i l i d a d de u n a situacin t a n v i o l e n t a es inconceb ib le mientras se est fuera ; su f i n es inconceb ib le mientras se est en e l la . As n o se hace nada para conseguir ese f i u . Los brazos no p u e d e n de jar de sostener y mane jar las armas f r ente a u n enemigo armado ; e l espritu debera ca lcular para encontrar u n a sal ida, pero h a p e r d i d o t o d a capac idad de ca lcular en este sent ido . Est ntegramente ocupado en hacerse v i o l e n -c ia . S iempre entre los hombres , y a se t ra te d e s e r v i d u m b r e

    L A H A D A O E L P O E M A D E L A F U E R Z A 3 1

    o d e guerra , las desgracias into lerables d u r a n p o r su p r o p i o peso y as parecen desde a fuera fciles de sobrel levar. D u -r a n p o r q u e q u i t a n los recursos necesarios p a r a sal ir de ellas.

    S in embargo e l a l m a somet ida a l a g u e r r a c lama p o r su l iberacin; pero l a l iberacin m i s m a se l e aparece bajo u n a f o r m a trgica, extrema, ba jo l a f o r m a de destruccin. U n f i n moderado , razonable , mostrara desnuda ante e l pensa-m i e n t o u n a desgracia t a n v i o l en ta q u e n i s iqu iera p u e d e soportarse como recuerdo . E l t e r r o r , e l do lor , e l agotamiento , las muertes , los compaeros destruidos , no puede creerse q u e todas esas cosas cesen de m o r d e r e l a lma si la e m b r i a -guez d e l a fuerza n o las ahoga. L a idea de q u e u n esfuerzo s in lmites n o podra p r o d u c i r s ino u n provecho n u l o o l i -m i t a d o hace m a l .

    Qu? Dejaremos a Pramo, a los troyanos, jactarse de la argiva Helena, por quien tantos griegos ante Troya lian perecido lejos de la tierra natal? . . . Qu? Deseas que a la ciudad de Troya de amplias calles, dejemos, por la que hemos sufrido tantas miserias?

    Q u i m p o r t a H e l e n a a Ulises? Q u le i m p o r t a a u n T r o y a , l l ena de riquezas q u e no compensarn l a r u i n a de f taca? T r o y a y H e l e n a i m p o r t a n slo como causas de sangre y lgrimas p a r a los griegos; dominndolas se puede d o m i n a r espantosos recuerdos. E l a l m a a q u i e n l a existencia de u n enemigo h a ob l igado a des t ru i r lo q u e en el la haba puesto la natura leza no cree q u e p u e d a curarse sino destruyendo a l enemigo . A l mismo t i e m p o , l a m u e r t e d e compaeros b i e n -amados suscita u n a sombra emulacin de m o r i r :

    Ah |morir de inmediato si mi amigo ha debido sucumbir sin mi ayuda! Muy lejos de la patria ha perecido, y no me tuvo a su lado para apartar la muerte.. . Ahora me dirijo al encuentro del asesino de una cabeza tan

    querida, Hctor; a la muerte recibir en el momento en que Zeus vendr a cumplirla, y todos los dems dioses.

  • 3 2 L A F U E N T E G R I E G A

    L a m i s m a desesperacin entonces empuja a perecer y a m a t a r :

    S bien que mi destino es perecer aqu, lejos de mi padre y de mi madre amados, y sin embargo no cesar hasta que los troyanos se hayan saciado de guerra.

    E l h o m b r e h a b i t a d o p o r esta dob le necesidad de m u e r t e pertenece, en t a n t o no se conv ier te en o t r o , a u n a raza d i f e -rente d e l a raza de los v ivos .

    Q u eco puede encontrar en tales corazones l a tmida aspiracin a l a v i d a , cuando e l venc ido sup l i ca que se l e p e r m i t a v e r todava la luz? Ya l a posesin d e armas p o r u n l ado , l a privacin p o r e l o t r o , q u i t a n a u n a v i d a ame-nazada t o d a i m p o r t a n c i a ; y c m o a q u e l q u e h a des t ru ido en s m i s m o e l pensamiento d e que ver l a l u z es d u l c e podr respetarlo en esta splica h u m i l d e y vana?

    Estoy a tus rodillas, Aquiles, ten consideracin de m, ten piedad; estoy aqu como un suplicante, oh hijo de Zeus, digno de con-

    sideracin. Pues en tu casa el primero he comido el pan de Demter, ese da en que me cautivaste en mi vergel bien cultivado. Y me has vendido, envindome lejos de mi padre y de los mos, a Lemos santa; te dieron por m una hecatombe. Fui rescatado por tres veces ms; esta aurora es para m hoy la dcima segunda, desde que volv a Ilion, despus de tantos dolores. Heme aqu entre tus manos por un destino funesto. Debo ser odioso a Zeus padre que de nuevo me hbra a ti; para una breve vida mi madre me ha hecho nacer, Laothoe, hija del anciano Altos. . .

    jQu respuesta rec ibe esta dbil esperanza!

    Vamos, amigo, [muere t tambin! Por qu te quejas as? Ha muerto tambin Patroclo que vala mucho ms que t. Y yo, no ves cmo soy hermoso y grande? Soy de noble raza, una diosa es mi madre

    L A ILADA O E L P O E M A DE L A FUERZA 3 3

    pero tambin sobre mi se abaten la muerte y la dura necesidad, ser durante la aurora, por la tarde, o a la mitad del da, cuando tambin a m por las armas me arrancarn la v i d a . . .

    Es necesario, p a r a respetar l a v i d a de o tro cuando se h a deb ido m u t i l a r en s m i s m o t o d a aspiracin a l a v i d a , u n esfuerzo d e generos idad q u e r o m p e e l corazn. N o se puede suponer a n i n g u n o de los guerreros d e H o m e r o capaz de t a l esfuerzo, salvo a q u e l q u e en c ier to m o d o se encuentra en e l centro d e l poema, Patroc lo , q u e "supo ser d u l c e con todos" , y q u e en La IUada n o comete nada b r u t a l n i c rue l . Pero, cuntos hombres conocemos, en miles de aos de h i s to r ia , q u e h a y a n dado p r u e b a d e u n a generosidad tan d iv ina? Es dudoso q u e se p u e d a n n o m b r a r dos o tres. F a l t o de esta generosidad, e l soldado vencedor es como u n a ca-l a m i d a d n a t u r a l ; pose do p o r l a guerra , como e l esclavo, aunque de d i s t i n t a manera , se h a c o n v e r t i d o en u n a cosa, y las palabras no t i e n e n p o d e r sobre l como n o lo t i enen sobre l a m a t e r i a . A m b o s , a l contacto d e l a fuerza , sufren su i n f a l i b l e efecto, q u e es t r a n s f o r m a r a quienes toca en m u d o s o sordos.

    T a l es l a naturaleza de l a fuerza . E l poder q u e posee de t r a n s f o r m a r los hombres en cosas es dob le y se ejerce en dos sentidos; p e t r i f i c a d i ferentemente , p e r o p o r i g u a l , a las almas d e los q u e l a su fren y d e los que l a mane jan . E n las armas esta p r o p i e d a d alcanza su ms a l to grado desde el m o m e n t o en que l a b a t a l l a se o r i enta hac ia u n a decisin. L a s b a t a -llas n o se dec iden entre hombres q u e ca lculan , c o m b i n a n , t o m a n u n a resolucin y l a e jecutan, sino entre hombres despojados de esas facultades , t ransformados , rebajados a l n i v e l de l a m a t e r i a i n e r t e q u e no es ms q u e p a s i v i d a d , o a l d e las fuerzas ciegas q u e no es ms q u e i m p u l s o . Este es e l ltimo secreto de l a guerra , y La litada l o expresa p o r comparaciones, en las q u e los guerreros parecen semejantes

  • 3 4 L A F U E N T E G R I E G A

    sea a l incend io , a l a inundacin, e l v i ento , a las bestias f e -roces, a c u a l q u i e r causa ciega de desastre; sea a animales atemorizados , rboles, agua, arena, t o d o lo q u e es m o v i d o p o r l a v i o l enc ia de las fuerzas exteriores. Griegos y troyanos , de u n da a o t r o , a veces de u n a hora a o t r a , sufren a su t u r n o u n a y o t ra trasmutacin:

    Como por un len que quiere matar vacas son asaltadas que en una pradera pantanosa y vasta pacen por mi les . . . ; todas tiemblan; asi entonces los aqueos con pnico fueron puestos en fuga por Hctor y por Zeus padre, todos... Como cuando el fuego destructor cae sobre el espesar de un

    bosque; por todas partes en remolinos lo lleva el viento; entonces los fustes arrancados, caen bajo la presin del fuego violento; as el atrida Agamenn derribaba las cabezas de los troyanos que huan

    E l ar te d e la guerra n o es sino e l arte de provocar tales transformaciones , y e l m a t e r i a l , los proced imientos , l a m u e r t e m i s m a i n f l i g i d a a l enemigo n o son ms q u e medios p a r a ese efecto; su verdadero objeto es e l a l m a m i s m a de los combatientes . Pero estas transformaciones cons t i tuyen s i em-p r e u n mis ter io , y los dioses son los autores, ellos que con -m u e v e n l a imaginacin de los hombres . Sea l o que fuere , esta dob le p r o p i e d a d de petrificacin es esencial a l a fuerza , y u n a l m a colocada en contacto con la fuerza slo escapa p o r u n a especie de m i l a g r o . Tales mi lagros son raros y cortos.

    L a l igereza de los q u e m a n e j a n s in respeto a los hombres y las cosas q u e t i e n e n o creen tener a su merced , l a deses-peracin q u e ob l iga a l soldado a des t ru i r , e l ap lastamiento d e l esclavo y d e l venc ido , las masacres, t o d o c o n t r i b u y e a d i b u j a r u n cuadro u n i f o r m e de h o r r o r . L a fuerza es e l nico hroe. E l resul tado sera u n a gris monotona si n o h u b i e r a , diseminados aqu y all, momentos luminosos , momentos

    L A J I J A D A O E L P O E M A D E L A F U E R Z A 3 5

    breves y d iv inos en los que los hombres t i enen u n a l m a . E l a l m a q u e se despierta as, en u n instante , para perderse p r o n t o bajo e l i m p e r i o de l a fuerza , se despierta p u r a e i n -tac ta ; n o aparece en e l la ningn sent imiento a m b i g u o , c o m -p l i c a d o o t u r b i o , slo e l coraje y e l a m o r tienen lugar . A veces u n h o m b r e descubre as su a l m a de l iberando consigo m i s m o , cuando ensaya, como Hctor ante T r o y a , s in a y u d a d e los dioses n i de los hombres , en frentar comple tamente solo su dest ino . Los otros momentos en q u e los hombres descubren su a l m a son aquellos en q u e a m a n ; casi n i n g u n a f o r m a p u r a d e a m o r entre los hombres est ausente d e La Ilada.

    L a tradicin d l a h o s p i t a l i d a d , a u n despus d e varias generaciones, t r i u n f a sobre la ceguera d e l combate :

    As, soy para ti un husped amado en el seno de Argos.. . Evitemos los lances entre nosotros, aun en la confusin del

    combate.

    E l a m o r d e l h i j o p o r los padres , d e l padre , de l a m a d r e p o r e l h i j o , s in cesar aparece i n d i c a d o en una f o r m a t a n breve c omo conmovedora :

    Ella respondi, Tetis, derramando lgrimas: "Has nacido de m para una breve vida, hijo mo, como d i c e s . , . "

    L o m i s m o e l amor f r a t e r n a l :

    Mis tres hermanos, nacidos de ma misma madre, tan queridos...

    E l a m o r conyuga l , condenado a l a desgracia, es de una p u r e z a sorprendente . E l esposo, a l evocar las humi l lac i ones de l a e s c lav i tud q u e esperan a l a m u j e r amada, o m i t e aquel la cuyo solo pensamiento manchara de antemano su t e r n u r a . N a d a t a n s i m p l e como las palabras d i r i g i d a s p o r l a esposa a l q u e v a a m o r i r :

  • 36 L A F U E N T E GRIEGA

    . . . Ms valdra para m, s te pierdo, estar bajo tierra; ya no tendr otro apoyo, cuando bayas encontrado tu destino, sino males. . .

    N o menos conmovedoras son las palabras d i r i g idas a l esposo m u e r t o :

    Mi esposo, has muerto antes de la edad, tan joven; y a m, tu viuda, me dejas sola en la casa} nuestro hijo muy pequeo que tuvimos t y yo, desdichado. Y pienso que jams ser grande.. .

    Pues no has muerto en tu lecho tendindome las manos, no has dicho una sabia palabra, para que siempre piense en ella da y noche derramando lgrimas.

    L a amis tad ms hermosa, l a de los compaeros d e c o m -bate , es e l t e m a de los ltimos cantos:

    . . . Pero Aquiles lloraba, pensando en su compaero bienamado; el sueo no lo tom, que aquieta todo; y daba vueltas de aqu para all...

    Pero e l t r i u n f o ms p u r o d e l amor , l a grac ia suprema de las guerras, es l a a m i s t a d q u e sube a l corazn d e los ene-migos morta les . H a c e desaparecer l a sed d e venganza por e l h i j o m u e r t o , p o r e l a m i g o m u e r t o , b o r r a p o r u n m i l a g r o a u n m a y o r l a d is tanc ia entre b ienhechor y supl i cante , entre vencedor y v e n c i d o :

    Pero cuando el deseo de beber y comer se hubo aplacado, entonces el dar dao Pramo se puso a admirar a Aquiles, qu bello y grande era; tena el rostro de un dios. Y a su vez el dar dan o Pramo fue admirado por Aquiles que contemplaba su hermoso rostro y escuchaba sus palabras. Y cuando se saciaron de contemplarse uno al otro. . .

    L A TLADA O E L P O E M A DE L A FUERZA 3 7

    Esos momentos de grac ia son raros e n La IHada, pero bastan para hacer sentir u n a a g u d a nosta lg ia hac ia t o d o aque l lo q u e l a fuerza hace y har perecer .

    Sin embargo u n a t a l acumulacin de v io lencias seria fra s in u n acento d e i n c u r a b l e a m a r g u r a q u e se hace sentir c ont inuamente , a u n q u e i n d i c a d o a m e n u d o p o r u n a sola pa labra , a m e n u d o hasta p o r e l corte d e u n verso, p o r u n a transposicin. As La Uvada es a lgo nico , p o r ese sabor amargo q u e procede d e l a t e r n u r a y q u e se ext iende a todos los humanos , c omo l a c l a r i d a d d e l sol . Jams e l t ono deja de estar i m p r e g n a d o d e a m a r g u r a , p e r o jams se rebaja a l a que ja . L a jus t i c ia y e l amor q u e casi n o p u e d e n tener cab ida e n este cuadro de extremas e injustas vio lencias , l o baan c o n su l u z q u e slo se deja sent ir en e l acento. N a d a precioso, perecedero o no , es despreciado, l a miser ia de todos es expuesta s in d i s i m u l o n i desdn, ningn h o m b r e est colocado p o r enc ima o p o r debajo de l a condic in c omn a todos los hombres , t o d o l o q u e se destruye es l a m e n t a d o . Vencedores y vencidos estn i g u a l m e n t e prxi-mos, son con e l m i s m o derecho los semejantes d e l poeta y d e l oyente . S i h a y a lguna d i f e renc ia , es q u e l a desgracia de los enemigos se siente t a l vez con ms do lor .

    As cay, adormecido por un sueo de bronce, el desgraciado, lejos de su esposa, defendiendo a los suyos. . .

    Q u acento p a r a evocar l a suerte d e l adolescente v e n -d i d o p o r A q u i l e s en L e m o s l

    Once das se regocij su corazn entre los que amaba, volviendo de Lemos; el dcimo segundo de nuevo en las manos de Aquiles Dios lo ha librado, l que deba enviarlo al Hades, aunque no quisiera partir.

    Y la suerte de E u f o r b o , e l q u e n o v i o ms q u e u n solo da d e g u e r r a :

  • 3 8 L A F U E N T E G R I E G A

    L a sangre empap sus cabellos a los de las Gracias semejantes...

    C u a n d o se l l o r a a Hctor :

    . . . guardin de las esposas castas y de los hijos pequeos

    esas palabras son suficientes para mostrar l a cast idad m a n -chada p o r l a fuerza y los runos l ibrados a las armas. L a fuente a l a puertas d e T r o y a se conv ier te en u n objeto de aguda nostalgia , cuando Hctor la pasa corr iendo para salvar su v i d a condenada:

    All se encontraban a m p l i o s lavaderos, muy cerca, hermosos, de piedra, donde los vestidos resplandecientes eran lavados por las mujeres de Troya y por las muchachas tan

    bellas, hace tiempo, durante la paz, antes que vinieran los aqueos. Por all corrieron, huyendo, y el otro detrs persiguiendo...

    T o d a La llada est a l a sombra d e l a desgracia mayor q u e exista entre los hombres , l a destruccin d e u n a c i u d a d . Esta desgracia no aparecera ms desgarradora si e l poeta h u b i e r a nac ido en T r o y a . Pero no es d i f e rente e l t ono cuando se t ra ta d e los aqueos q u e perecen lejos de su p a t r i a .

    L a s breves evocaciones d e l m u n d o de l a paz hacen dao, de t a l m a n e r a esa o t r a v i d a , l a v i d a d e los v iv ientes , apa -rece t r a n q u i l a y p l e n a :

    Mientras dur la aurora y subi el da, de ambos lados hirieron las flechas y los hombres cayeron. Pero a la misma hora en que el leador va a preparar su comida en los valles de las montaas, cuando sus brazos estn cansados de cortar los grandes rboles, y una fatiga se apodera del corazn y el deseo del dulce alimento aparece en sus entraas, a esta hora, por su valor, los daos rompieron el frente.

    T o d o l o que est ausente de l a guerra , t o d o l o q u e l a guerra destruye o amenaza est envue l to de poesa en La

    L A 1 L A D A O E L P O E M A D E L A F U E R Z A 3 9

    litada; los hechos guerreros, jams. E l paso de l a v i d a a l a m u e r t e no est ve lado p o r n i n g u n a ret i cenc ia :

    Entonces saltaron sus dientes; vino por ambos lados la sangre a sus ojos; la sangre que por labios y narices derramaba, la boca abierta; la muerte con su negra nube lo

    envolvi.

    L a fra b r u t a l i d a d de los hechos d e guerra no aparece d is f razada con nada , p o r q u e n i vencedores n i vencidos son admirados , despreciados u odiados. E l dest ino y los dioses dec iden casi s iempre l a suerte v a r i a b l e de los combat ientes . E n los lmites asignados p o r e l dest ino , los dioses d isponen soberanamente de l a v i c t o r i a y l a d e r r o t a ; son ellos los q u e s iempre provocan las locuras y las traic iones , i m p i d e n l a paz ; l a guerra es su asunto p r o p i o y n o t i enen otros mviles q u e e l capr i cho y l a m a l i c i a . E n cuanto a los guerreros , las comparaciones q u e los mues t ran , vencedores o vencidos, como bestias o cosas, no p u e d e n suscitar admiracin n i des-prec io , sino nicamente pena d e q u e los hombres p u e d a n ser as t ransformados .

    L a ex t raord inar ia e q u i d a d q u e i n s p i r a La llada quiz t i ene ejemplos desconocidos en nosotros, pero n o t u v o i m i -tadores. Apenas si se adv i e r t e q u e e l poeta es gr iego y n o t royano . E l t ono de l poema parece d a r tes t imonio d i rec to sobre e l o r igen de sus partes ms ant iguas ; l a h i s t o r ia t a l vez no nos dar nunca ms c l a r i d a d a l respecto. Si cree-mos con Tucdides que , ochenta aos despus d e l a destruc-c in d e T r o y a , los aqueos, a su vez, su f r i eron u n a conquista , se puede p r e g u n t a r si estos cantos, d o n d e rarament e se n o m -b r a a l h i e r r o , n o son los cantos de esos vencidos algunos de los cuales quiz se ex i laron . Ob l igados a v i v i r y m o r i r " m u y lejos de su p a t r i a " como los griegos cados ante T r o y a , h a -b i endo p e r d i d o como los troyanos sus c iudades, se encon-t r a b a n a s mismos tanto en los vencedores q u e eran sus padres, como en los vencidos cuya miser ia se asemejaba

  • 4 0 L A F U E N T E GRIEGA

    a l a suya; la v e r d a d d e esta guerra todava prxima pod a aparecerles a travs de los aos s in estar ve lada p o r l a e m -br iaguez d e l o r g u l l o n i p o r l a humillacin. Podan i m a g i -nrsela a l a vez como vencidos y vencedores, conociendo as lo q u e jams vencedores n i vencidos conocieron, cegados unos y otros . T o d o esto no es ms q u e u n sueo; casi no se puede sino soar con respecto a t iempos t a n lejanos.

    Sea como fuere, este poema es algo mi lagroso . L a a m a r g u -r a se posa sobre l a nica causa justa de a m a r g u r a , l a subor-dinacin d e l a l m a h u m a n a a l a fuerza , es decir , a l f i n d e cuentas, a l a m a t e r i a . Esta subordinacin es i g u a l para todos los morta les , a u n q u e e l a l m a la l l eva d i f e rentemente segn e l grado de v i r t u d . N a d i e en La litada se substrae a el la , como n a d i e se substrae en l a tierra. N i n g u n o d e los q u e sucumben es despreciado p o r eso. T o d o lo que , en e l i n t e r i o r d e l a lma y en las relaciones humanas , escapa a l i m p e r i o de l a fuerza , es amado , p e r o amado dolorosamente p o r e l p e l i g r o de destruccin cont inuamente suspendido. T a l es e l espritu d e l a nica epopeya v e r d a d e r a q u e posee O c c i -dente . La Odisea parece como s i f u e r a u n a excelente i m i -tacin a veces d e La llada, a veces de poemas or ientales ; La Eneida es u n a imitacin que , p o r ms b r i l l a n t e que sea, est afeada p o r l a f r i a l d a d , l a declamacin y e l m a l gusto. Las canciones de gesta n o sup ie ron alcanzar esta grandeza p o r f a l t a de e q u i d a d ; l a m u e r t e de u n enemigo n o i m p r e -siona a l au tor y a l lec tor d e l a Chanson de Roland como la m u e r t e de Ro lando .

    L a t raged ia a n t i g u a , a l menos l a de E s q u i l o y Sfocles, es l a verdadera continuacin de l a epopeya. E l pensamiento de l a jus t i c ia l a i l u m i n a s in i n t e r v e n i r jams; l a fuerza apa-rece en su fra dureza , s i empre acompaada de efectos f u -nestos a los cuales n o escapan n i e l q u e l a emplea n i e l q u e l a sufre ; l a humillacin d e l a l m a bajo l a necesidad no se disfraza, n i se envuelve de u n a p i e d a d fcil, n i se propone a l desprecio ; ms d e u n ser h e r i d o p o r la desgracia se ofrece

    L A ILADA O E L P O E M A DE L A FUERZA 4 1

    a l a admiracin. E l E v a n g e l i o es l a ltima y marav i l l osa expresin d e l genio gr iego as como La litada es l a p r i m e r a ; e l espritu de Grec ia se deja ver no slo en e l hecho de que t o d o nos ordena buscar, exc luyendo t o d o o t ro b i e n , " E l r e ino d e D i o s y l a jus t i c ia de nuestro Padre celest ial" , s ino tambin en su exposicin d e l a miser ia h u m a n a , y de l a m i -seria en u n ser d i v i n o a l m i s m o t i e m p o q u e h u m a n o . Los relatos de l a Pasin m u e s t r a n q u e u n espritu d i v i n o u n i d o a l a carne es a l t e rado p o r la desgracia, t i e m b l a ante el su -f r i m i e n t o y l a m u e r t e , se siente, en e l f ondo d e su desam-paro , separado de los hombres y de D i o s . E l sent imiento de l a miser ia h u m a n a le da ese acento de sencil lez q u e es la marca de l genio gr iego y q u e const i tuye t o d o e l v a l o r de l a t raged ia tica y de La llada. Ciertas palabras tienen u n sonido extraamente cercano a l de l a epopeya, y e l ado -lescente t r o y a n o env iado a l Hades , a u n q u e no quera p a r t i r , v iene a l a m e m o r i a cuando Cr i s t o d i ce a Pedro : " O t r o te ceir y t e llevar a d o n d e no quieres i r . " Es te acento no es separable d e l pensamiento q u e i n s p i r a e l E v a n g e l i o ; pues e l sent imiento d e la miser ia h u m a n a es u n a condic in de l a jus t i c ia y- d e l amor . E l q u e i g n o r a hasta q u p u n t o l a f o r -t u n a v a r i a b l e y la necesidad tienen a c u a l q u i e r a lma h u m a n a ba jo su dependenc ia no p u e d e m i r a r como semejantes y a m a r como a s m i s m o a aquel los a quienes l a suerte los h a separado de l p o r u n abismo. L a d i v e r s i d a d d e las p r e -siones q u e pesan sobre los hombres o r i g i n a l a ilusin de q u e h a y entre ellos dos especies dist intas q u e n o se p u e d e n comunicar .

    N o es pos ib le amar y ser justo si n o se conoce e l i m p e r i o de l a fuerza y n o se sabe respetarlo .

    Las relaciones d e l a lma h u m a n a y e l dest ino , l a m e d i d a en q u e cada a lma mode la su p r o p i a suerte , l o q u e u n a i m -p lacab le necesidad t rans fo rma en u n a l m a cua lqu ie ra con -f o r m e a su suerte v a r i a b l e , l o q u e p o r efecto de l a v i r t u d y de l a grac ia p u e d e permanecer in tac to , es u n a m a t e r i a

  • 4 2 L A F U E N T E GRIEGA

    d o n d e l a m e n t i r a resulta fcil y seductora. E l o r g u l l o , l a humillacin, e l od io , e l desprecio, l a ind i f e renc ia , e l deseo de o l v i d a r o i gnorar , todo c o n t r i b u y e a esta tentacin. E n p a r t i c u l a r , nada es ms raro q u e u n a justa expresin de desgracia; a l p i n t a r l a , casi s iempre se f inge creer o q u e la degradacin es u n a vocac in i n n a t a de l desgraciado, o que u n a l m a puede soportar l a desgracia s in r e c i b i r su marca , s in q u e cambien todos los pensamientos de u n a manera q u e slo le pertenece. Los griegos, casi s iempre , t u v i e r o n l a fuerza e s p i r i t u a l q u e p e r m i t e no ment irse ; f u e r o n re compen -sados p o r el lo y supieron alcanzar en todas las cosas e l ms alto grado d e luc idez , pureza y s i m p l i c i d a d . Pero e l esp-ritu q u e se t ransmi te de La litada a l E v a n g e l i o pasando p o r los pensadores y los poetas trgicos, casi no h a f r a n -queado los lmites de la civilizacin gr iega, y desde q u e Grec ia fue destru ida no q u e d a n ms q u e reflejos.

    Romanos y hebreos se creyeron ambos substrados a l a c omn miser ia h u m a n a , los p r imeros en tanto nacin elegida p o r e l dest ino para ser duea d e l m u n d o , los segundos p o r f avor de su Dios y en l a m e d i d a exacta en q u e l o obede-can.

    Los romanos despreciaban a los extranjeros, a los e n e m i -gos, a los vencidos, a sus subdi tos , a sus esclavos; as n o t u v i e r o n n i epopeyas n i tragedias . Reemplazaban las t rage -dias p o r los juegos de gladiadores. Los hebreos vean en la desgracia e l signo d e l pecado y p o r ende u n legtimo m o -t i v o de desprecio. Cons ideraban a sus enemigos vencidos como horr ib les ante D i o s m i s m o y condenados a expiar crmenes, lo que permita l a c r u e l d a d y hasta la haca i n -dispensable. Por eso ningn texto d e l A n t i g u o Testamento t iene u n tono parec ido a l d e l a epopeya gr iega, salvo quiz ciertas partes d e l poema de Job. Romanos y hebreos h a n sido admirados , ledos, imi tados en actos y palabras , citados s iempre q u e h u b o necesidad de jus t i f i ca r u n c r i m e n , d u r a n -te v e i n t e siglos de cr ist ianismo.

    L A ILADA O E L P O E M A DE L A FUERZA 4 3

    Adems e l espritu d e l E v a n g e l i o no se transmiti p u r o a travs de las sucesivas generaciones de crist ianos. Desde los p r imeros t iempos se crey ver u n signo de l a grac ia en los mrtires, en e l hecho de soportar con alegra los s u f r i -mientos y la m u e r t e , como si los efectos de l a grac ia p u d i e -r a n i r ms lejos en los hombres q u e en Cr i s to . Los q u e p i e n -san q u e D i o s m i s m o , u n a vez q u e se h i z o h o m b r e , no p u d o tener ante sus ojos e l rigor d e l dest ino s in t e m b l a r de a n -gust ia , h u b i e r a n deb ido c o m p r e n d e r que slo se p u e d e n elevar aparentemente sobre la miser ia h u m a n a los hombres q u e d is frazan e l rigor d e l destino ante sus prop ios ojos con la a y u d a de l a ilusin, l a embr iaguez o el fanat ismo. E l h o m b r e q u e n o est p r o t e g i d o p o r l a a r m a d u r a de una m e n -t i r a n o puede su f r i r l a fuerza s in ser alcanzado hasta el a lma . L a grac ia p u e d e i m p e d i r q u e esta h e r i d a l o c o r rompa pero no puede i m p e d i r l a her ida . Por haber lo o l v idado demasiado la tradicin cr is t iana no h a sabido reencontrar sino m u y raramente l a s i m p l i c i d a d q u e hace p u n z a n t e cada frase d e los relatos de l a Pasin.

    Por o t r a par te , l a cos tumbre de c onver t i r med iante l a co-accin h a ve lado los efectps de l a fuerza sobre e l a l m a d e los que l a m a n e j a n .

    A pesar d e l a cor ta embr iaguez p r o d u c i d a en e l Renac i -m i e n t o p o r e l descubr imiento de las letras griegas, el genio d e Grec ia n o ha resucitado en e l curso de ve inte siglos. A l g o aparece en V i l l o n , Shakespeare, Cervantes , M o l i e r e , y u n a vez en Racine. L a miser ia h u m a n a es puesta a l desnudo a propsito d e l amor en L'cole de Femmes, en Phdre; extrao siglo, p o r o t ra par te , e n e l c u a l , a l c ontrar io de l a edad pica, slo pod a perc ib i rse l a miser ia h u m a n a en e l amor , mientras q u e los efectos de la fuerza en l a guerra y en l a poltica deban s iempre estar envueltos d e g l o r ia . Q u i -z podran citarse otros nombres . Pero nada de l o q u e h a n p r o d u c i d o los pueblos de E u r o p a vale lo q u e e l p r i m e r poe -

  • L A F U E N T E G R I E G A

    m a conocido q u e haya aparec ido en u n o de ellos. Recon -quistarn quiz e l genio p i c o cuando sepan q u e n o h a y q u e creer n a d a a l a b r i g o d e l a suerte, n o a d m i r a r jams l a fuerza , n o o d i a r a los enemigos n i despreciar a los desgracia-dos. Es dudoso q u e esto o curra p r o n t o .

    Z E U S Y P R O M E T E O

    V . 1 6 0 - 1 8 3 .

    Ze6

  • 4 6 L A F U E N T E G R I E G A

    d e Eleusis . Las tragedias de E s q u i l o estn v i s ib lemente i m -pregnadas de esta d o c t r i n a . Zeus apareca considerado en e l la como e l D i o s supremo es d e c i r e l nico Dios, siendo p o r excelencia adems e l dios de l a m e d i d a , y de los castigos q u e p e n a n l a desmesura, e l exceso y e l abuso d e poder en todas sus formas . E l comprender se presenta como e l f i n supremo comprender , p o r supuesto, las relaciones d e l h o m -b r e y e l universo , de los hombres entre s, d e l h o m b r e con -sigo m i s m o . Segn este pasaje, e l s u f r i m i e n t o era considerado como u n a condic in indispensable p a r a t a l conoc imiento , y precioso a ese t i t u l o , pero slo a ese ttulo. Los griegos nunca a t r i b u y e r o n v a l o r a l s u f r i m i e n t o en s, como hacen ciertos enfermos en nuestra poca . L a p a l a b r a e leg ida para des ig -n a r e l s u f r i m i e n t o e s t a l l o ; , q u e evoca sobre t o d o l a idea de padecer ms q u e l a de do lor . E l h o m b r e debe padecer l o q u e n o qu ie re , debe encontrarse somet ido a l a necesidad. L a s desgracias de jan her idas q u e sangran gota a go ta hasta en e l sueo; y as poco a poco adiestran a l h o m b r e p o r v i o l enc ia y l o d i sponen a pesar suyo a l a sabidura, l a cua l se de f ine por l a moderacin. E l h o m b r e debe aprender a pensarse a s m i s m o como u n ser l i m i t a d o y dependiente ; slo e l s u f r i m i e n t o p u e d e enserselo.

    T(> xdcGei LiOoc. es ev identemente u n a frmula consagra-d a ent re los adeptos de l a d o c t r i n a cuyo eco se hace E s q u i -l o , y q u e s in d u d a es e l or f i smo. L a semejanza d e los dos trminos - xdOoc. u.8o

  • L A F U E N T E G R I E G A

    P o r o t r a p a r t e , s i se re lac i onan los p r i m e r o s versos p r o -nunciados p o r P r o m e t e o 1 c o n e l f i n a l d e l l i b r o de J o b 2 se v e en ambos textos l a m i s m a unin mister iosa en t re e l ex t remo do l o r f sico acompaado d e u n a extrema angust ia e s p i r i t u a l con l a c omple ta revelacin d e l a bel leza d e l m u n d o .

    Versos d e l poe ta c m i c o E p i c a r m i o , pitagrico d e l s iglo v i , sobre e l t e m a de l a l o c u r a amorosa" ( r e la c i onar con u n verso d e l Prometeo de E s q u i l o d i c h o p o r e l O c a n o y l a respuesta d e P r o m e t e o ) . 8

    o fiXvBpwico? T6 -t'lza l%eic. vuov, xot'petc. olios L o q u e t ienes, t, n o es a m o r a los hombres , es u n a en -

    f e r m e d a d ; encuentras l a alegra d e dar . ( D i e l s , Fragmente der Vorsokratiker, 5 ed. , I , pg . 203, f r . 31 . )

    1 " O h divino cielo, rpidas alas de los vientos, oh ros y sus fuentes, oh del mar y de las olas innumerable sonrisa, y t, madre de todo, tierra, y aquel que lo ve todo, el circulo del sol, os llamo; ved en mi lo que los dioses hacen sufrir a un dios.*'

    (Traduccin de Simone We.) 2 C. X X X V i n - X L I . 8 E l verso dicho por el Ocano es el siguiente:

    No hay victoria mayor que parecer loco porque se es bueno. Y la respuesta de Prometeo:

    Esa falta parece ser la ma.

    L A M E N T O S D E E L E C T R A Y R E C O N O C I M I E N T O D E O R E S T E S

    E L E C T R A

    Que Dios me enve a mi hermano! Sola, ya no puedo sostener el peso de las penas que me agobian.

    Incansablemente lo espero. No tengo hijos, ay! ni marido. Languidezco da a da. Mis lgrimas corren sin cesar. Vanamente las penas se suman a las penas. Y l me olvida.

    Ya la mejor parte de mi vida ha pasado, sumida en la desesperacin. Ya no puedo ms. Privada de padres, el pesar me roe. No hay hombre que me ame y me proteja. Me es necesario como a la ltima de las sirvientas trabajar en la casa de mi padre; vestida con estos harapos humillantes, debo permanecer de pie ante las mesas vacas.

    E n mi propia casa y con el asesino de mi padre habito; y estoy a sus rdenes; y depende de l acordarme mi subsistencia, imponerme privaciones.

    E n esas condiciones no puedo ser ni razonable, amigas, ni buena. A quienes les han hecho mal en exceso no puede impedirse que sean malos.

    Yo, no, jams, en ningn caso, aunque me acordaran los favores de los que ests tan orgullosa, no cedera ante esas gentes. Para ti las mesas ricamente servidas, para ti la vida abundante. No envidio nada de tus privilegios.

  • L A F U E N T E G R I E G A

    Ah Que llegue pues lo ms rpido que pueda! Que yo parta lo ms pronto posible lejos de todos vosotros! No te preocupa conservar la vida? [ E s una hermosa vida realmente! Bien puede admirrsela! Pero viviras feliz s fueras razonable. No me aconsejes ser cobarde para con los mos. Slo te aconsejo ceder a los ms fuertes.

    Orestes bienamado! cmo al morir causas mi prdida, desdichada! a dnde puedo dirigirme ahora? Estoy completamente sola, puesto que estoy privada de ti y de mi padre. De nuevo habr que inclinarse ante las rdenes de esa gente que odio ms que a nada en el mundo. Pero no; para m, el tiempo que me resta vivir, no lo quiero. E n el umbral de esta puerta sentada, esperar, sin amigos, que mi vida se extinga.

    Si, a p a r t i r d e l m o m e n t o en q u e Orestes t o m a l a p a l a b r a se lee e l d i logo c o n e l pensamiento de q u e se t r a t a d e C r i s -t o y d e l a lma , ciertas palabras se v u e l v e n t u r b a d o r a s . Y a h a y q u e leer casi todo e l l a m e n t o de E l e c t r a c o n este pensamien -to . E n e l p r i m e r verso q u e Orestes p r o n u n c i a se encuentra l a p a l a b r a U .TJXV e n I a t u e n e c re do reconocer u n trmino litrgico d e los mister ios d e Eleusis q u e se re lac iona con e l mis ter i o d e l a Redencin. E l e c t r a , a q u i e n Orestes n o ha reconoc ido todava ba jo su apar ienc ia de esclava, consigue t o m a r e n sus manos l a u r n a d o n d e se p r e t e n d e q u e estn contenidas las cenizas de Orestes. Entonces l l o r a p o r su h e r m a n o . Orestes, nio env iado lejos p a r a salvarlo d e l a m u e r t e , recordado aqu p o r E l e c t r a , hace pensar en l a h u i d a a E g i p t o . Cada p a l a b r a d e las l ineas q u e s iguen t i ene , ade -ms de su sentido exter ior , u n sent ido mstico m u y m a n i -f iesto.

    L A M E N T O S D E E L E C T R A 51

    E L E C T R A

    Oh vestigio del ma amado de los humanos por mi, resto de la vida de Orestes, qu distinto a mi esperanza, no tal como te envi te recibo! Ahora, que no eres nada, te peso en mis manos, y fuera de esta casa, nio, en plena vida te envi. Si al menos ms pronto hubieses podido abandonar la vida antes que a tierra extranjera mis manos te enviaran que ellas mismas te robaron para salvarte de la muerte! Porque hubieras muerto en ese da antiguo y en la tumba de tu padre hubieras participado. Per he aqu que fuera de la casa, en tierra extranjera, exilado, miserablemente has perecido, y tu hermana estaba lejos. No pude con mis tiernas manos, yo desdichada, lavarte, adornarte, y al ardor del fuego llevarte, como debe hacerse, doloroso peso. No, manos extranjeras cuidaron al desdichado. Pequea masa, ests all en una pequea envoltura. Ay, yo, desdichada con mis intiles cuidados de otros tiempos que tan a menudo a tu alrededor no sin suave pena prodigu. E s que jams tu madre ms que yo te quiso. No por servidores, por m fuiste criado. Es a m, a tu hermana, a quien llamabas sin cesar. Ahora esas cosas han desaparecido en un solo da contigo que ests muerto. Todo eso te lo has llevado como una tempestad que avanza. Ha desaparecido mj padre; estoy muerta por ti; t que has partido y muerto. Ren nuestros enemigos; ella delira de placer, la madre que no es madre, despus de que tantas veces me habas hecho decir en secreto que vendras para ser el vengador. Pero eso, la desgracia de nuestra suerte, a ti y a m, lo ha prohibido, que as te enva a m, en lugar de tu bienamada persona como ceniza y una sombra intil Ay, ay. Cuerpo lastimoso. Ah, ah Qu terrible! Desgraciada de m! Enviado por qu caminos, desdichado, cmo me han perdido!

  • L A F U E N T E G R I E G A

    Me has perdido realmente, oh tu, cabeza de mi hermano. As, pues, recbeme en tu morada, aquella que no es la nada, para que contigo abajo habite desde ahora. Pues cuando estabas aqu contigo compart la misma suerte. Y ahora aspiro contigo, muerta, a compartir tu tumba. Pues los que estn muertos, yo no veo que sufran.

    C O R O

    Un mortal fue tu padre, Electra, s moderada. Era mortal Orestes. No tienes que lamentarte demasiado pues para todos nosotros es una deuda que debemos pagar.

    O R E S T E S

    |Ay! jAy! qu dir! Qu palabras imposibles me vienen! Dominar mi palabra no puedo ya.

    E L E C T R A

    Qu dolor te posee? A qu tiende ese lenguaje?

    O R E S T E S

    Eres t la ilustre persona de Electra, delante de m?

    E L E C T R A

    E s ella misma, y en un horrible estado.

    O R E S T E S

    |Ah ^desdichada! Ah, qu infortunio es este!

    E L E C T R A

    No es ciertamente por m, extranjero, que gimes as?

    O R E S T E S

    Ese cuerpo, como lo han hecho vergonzosa, criminalmente lan-guidecer!

    E L E C T R A

    Entonces es por m, no por otra, que te lamentas, extranjero.

    L A M E N T O S D E E L E C T R A 5 3

    O R E S T E S

    Ah! No es para una doncella esta miseria en que vives.

    E L E C T R A

    Por qu extranjero gimes al mirarme?

    O R E S T E S

    E s que an no saba nada de mi desgracia.

    E L E C T R A

    La supiste por cul de las palabras pronunciadas?

    O R E S T E S

    Vindote adornada por una multitud de dolores. I -HW= ^-., TSEl^ ^ -J=3J

    E L E C T R A

    Sin embargo slo ves una dbil parte de mis males.

    O R E S T E S

    Y cmo podra haber algo ms horrible para ver?

    E L E C T R A

    Lo hay porque vivo entre asesinos.

    O R E S T E S

    A quin mataron? De dnde te viene esa desgracia?

    E L E C T R A f~

    A mi padre; adems soy esclava de ellos por fuerza.

    O R E S T E S

    Quin te ha reducido a esta violencia, quin entre los hombres?

    E L E C T R A

    Mi madre de nombre, pero de madre no tiene nada.

  • L A F U E N T E G R I E G A

    T cmo? por golpes o malos tratos?

    E L E C T R A

    Golpes, malos tratos y todos los males.

    Para defenderte, para oponerse, no hay nadie?

    E L E C T R A

    No seguramente. E l que haba t me lo traes como ceniza.

    Q R B B T E S

    Desgraciada, ante tu aspecto qu piedad senta desde hace tiempo!

    E L E C T R A

    Eres el nico, sbelo, que jams baya sentido piedad por m.

    O R E S T E S

    E s que soy el nico que est presente en el sufrimiento de tu desgracia.

    E L E C T R A

    No sers acaso algn pariente?

    O R f i ^ T E S

    Te lo explicar, si ellas son benvolas,

    E L E C T R A

    Lo son. Asi que habla con confianza.

    ORESTES

    Deja primero esa urna, a fin de que sepes todo.

    L A M E N T O S D E E L E C T R A 5 5

    E L E C T R A

    No, en nombre de los dioses, no me hagas eso, extranjero.

    Fate en mi palabra y hars bien.

    E L E C T R A

    No, te lo suplico, no me quites todo lo que amo.

    O R E S T E S

    No la dejar.

    E L E C T R A

    Desgraciada soy por ti, Orestes, si me encuentro privada de tu sepultura!

    O R E S T E S

    No te conviene tener eso.1

    E L E C T R A

    Soy pues a ese punto indigna del que ha muerto?

    O R E S T E S

    T no eres indigna de nadie. Pero eso no te pertenece.

    E L E C T R A

    Y sin embargo, puesto que es el cuerpo de Orestes lo que tengo all?

    O R E S T E S

    No es el cuerpo de Orestes, sino por ficcin.

    E L E C T R A

    Y l, desdichado, dnde se encuentra su tumba?

    1 Restituyo ese verso de memoria, falta en mis papeles. (Nota de S. We.)

  • L A F U E N T E G R I E G A

    O R E S T E S

    No la tiene. Un viviente no tiene tumba.

    E L E C T R A

    Qu dices hijo mo?

    O R E S T E S

    Ninguna mentira hay en mis palabras.

    E L E C T R A

    Est vivo, pues, el hombre?

    O R E S T E S

    S, si el soplo est en mi.

    E L E C T R A

    T pues, no seras l?

    O R E S T E S

    Contempla primero solamente este anillo de mi padre, y conoce si mi palabra es cierta.

    E L E C T R A

    Oh bienamada luz!

    O R E S T E S

    Bienamada, soy testigo.

    E L E C T R A

    Oh voz, ests aqu!

    O R E S T E S

    Ya nunca interrogues en otra parte.

    E L E C T R A

    Te tengo en mis brazos?

    L A M E N T O S D E E L E C T R A 5 7

    O R E S T E S

    As desde ahora tenme siempre.

    E L E C T R A

    Oh queridsimas mujeres, oh conciu da daas. Ved a Orestes aqu, el que haba encontrado el medio de estar muerto, y que ahora ha encontrado el medio de estar

    salvado!

    Si se p iensa q u e E l e c t r a es e l a l m a h u m a n a ex i lada aqu abajo , ca da en l a desgracia, y q u e Orestes es Cr i s to , qu punzantes se v u e l v e n algunas expresiones de Orestes como :

    . . . qu palabras imposibles me vienen! Dominar mi palabra ya no puedo.

    Y : " Ah n o es p a r a u n a donce l la l a miser ia en q u e v ives " ( la doncel la es clsicamente e l s mbolo d e l a l m a ) . Y : "Es q u e an n o sabia n a d a de m i desgracia." Y las rplicas: "Para defenderte , p a r a oponerse, n o h a y nad ie? " " N o segura-m e n t e ; e l q u e y o tena m e l o traes como ceniza . " Y cuando E l e c t r a d i ce : " T eres e l nico , sbelo, q u e t u v o p i e d a d de m " , l a respuesta: "Es q u e soy e l nico presente a l s u f r i -m i e n t o d e t u desgracia." Y : " U n v i v i e n t e n o t i ene t u m b a . " Y : " N o h a y m e n t i r a en mis pa labras . " Y : "Sabe si m i p a -l a b r a es c i e r ta . " Y e l d i logo s u b l i m e en tres versos donde E l e c t r a se m a r a v i l l a sucesivamente de l a presencia d e l b i e n -amado p o r tres sentidos, v is ta , o d o y tacto . Las rplicas de Orestes: " B i e n a m a d a , soy test igo" ; " Y a n u n c a interrogues en o t r a p a r t e " ; "As desde ahora t e n m e s iempre" , slo t i enen sent ido d e par te de D i o s . Las palabras d e E l e c t r a : " E l q u e haba encontrado e l m e d i o de estar m u e r t o , y q u e h a encon-t r a d o ahora e l m e d i o d e estar sa lvado" ( d e n u e v o l a p a l a b r a mejana) son claras hasta l a evidencia .

  • L A F U E N T E G R I E G A

    E l e c t r a es ob l i gada a l l e v a r s u desprend imiento hasta e l ex t remo lmite, hasta hacer v io lenc ia a su a m o r p o r Orestes, antes q u e Orestes se l e revele. D e b e de jar l a u r n a .

    Antes q u e Orestes comience a h a b l a r , cuando E l e c t r a cree q u e nada d e l o q u e a m a existe y a , q u e e n e l m u n d o slo existen sus enemigos, q u e son a l m i s m o t i e m p o sus amos, n i p o r u n ins tante piensa e n pactar , e n u n a conc i l ia -cin. Su nico pensamiento es, puesto q u e l o q u e a m a est e n l a nada , i r tambin a l a n a d a p o r l a m u e r t e , e l la q u e an v i v a se siente y a nada . L a creencia c i e r ta e n apar ienc ia d e q u e a m a l o q u e y a n o existe abso lutamente n o d i s m i n u y e d e n i n g u n a manera su amor , a l c o n t r a r i o l o aumenta . Es ta especie d e l o c u r a en l a f i d e l i d a d es l o q u e o b l i g a a Orestes a revelarse. Y a no p u e d e i m p e d i r l o , l a compasin es ms f u e r t e q u e l.

    I

    ANT1GONA

    H a c e dos m i l qu in ientos aos se escriban en G r e c i a poe-mas hermossimos. A h o r a y a casi n o son ledos ms q u e p o r gentes q u e se especial izan en su estudio , l o q u e es u n a las-t i m a . Pues esos viejos poemas son t a n humanos q u e estn todava m u y cerca d e nosotros y p u e d e n interesar a todos. Seran a u n ms conmovedores p a r a e l c o m n d e los hombres , aquel los q u e saben l o q u e es l u c h a r y s u f r i r , q u e p a r a la gente q u e h a pasado t o d a su v i d a entre las cuat ro paredes de u n a b i b l i o t e c a .

    E n t r e esos viejos poetas Sfocles es u n o d e los ms g r a n -des. Escribi piezas d e teatro , dramas y comedias; n o cono-cemos d e l ms q u e algunos dramas . E n cada u n o de esos dramas e l personaje p r i n c i p a l es u n ser va l i en te y a l t i v o q u e l u c h a c o m p l e t a m e n t e solo c o n t r a u n a situacin i n t o l e r a b l e -m e n t e dolorosa; se i n c l i n a ba jo e l peso de l a soledad, de l a miser ia , d e l a humillacin, d e l a i n j u s t i c i a ; p o r momentos su coraje se q u i e b r a ; p e r o se m a n t i e n e f i r m e y jams deja q u e l a desgracia l o degrade . A s i esos dramas, a u n q u e dolorosos, n o de jan n u n c a u n a impresin de tr isteza . Ms b i e n se guar -d a u n a impresin de serenidad.

    Antgona es e l ttulo d e u n o d e esos dramas. E l tema es l a h i s t o r i a d e u n ser h u m a n o q u e , t o t a l m e n t e solo, s i n n i n -g n apoyo , se coloca en opos ic in c o n t r a su p r o p i o pas, c ontra las leyes d e su pas, c o n t r a e l j e fe d e l Estado , y p o r supuesto m u y p r o n t o es condenado a m u e r t e .

    Eso ocurre en u n a c i u d a d gr iega l l a m a d a Tebas . D o s hermanos , despus de l a m u e r t e d e su padre , se d i s p u t a n e l t r o n o ; u n o d e ellos o b l i g a a l o t r o a exilarse y se conv ier te

  • 6 0 L A F U E N T E G R I E G A

    e n rey . E l exi lado h a encontrado apoyo afuera y v u e l v e p a r a atacar su c i u d a d n a t a l , a l a cabeza de u n ejrcito extranjero , c o n l a esperanza d e r e t o m a r e l poder . H a y u n a b a t a l l a ; los extranjeros son puestos e n fuga , p e r o los dos hermanos se encuentran en e l campo de l u c h a y se m a t a n m u t u a m e n t e .

    Su t o se conv ier te en rey . D e c i d e q u e los dos cadveres n o sern tratados d e l a m i s m a manera . U n o de los h e r m a -nos h a m u e r t o p o r de fender su p a t r i a : su cadver ser e n -t e r r a d o con todos los honores convenientes. E l o tro h a m u e r -t o atacando a su p r o p i o pas : su cuerpo ser abandonado sobre l a t i e r r a , de jado como presa p a r a las bestias y los cuervos. H a y q u e saber q u e p a r a los griegos n o haba peor desgracia n i peor humillacin q u e ser t r a t a d o de esa manera despus d e m u e r t o . E l r e y c omuni ca su decisin a los c i u -dadanos y hace saber q u e q u i e n q u i e r a in tente sepultar e l cadver m a l d i t o ser condenado a m u e r t e .

    Los dos hermanos muer tos h a n de jado dos hermanas q u e son todava j oven citas. U n a de ellas, I smena , es u n a c r i a t u r a d u l c e y tmida, como h a y tantas. L a o t ra , A n t i g o n a , t i ene u n corazn amante y u n v a l o r hero ico . N o p u e d e soportar e l pensamiento d e q u e e l cuerpo de su h e r m a n o sea t r a -tado d e esa manera vergonzosa. E n t r e los dos deberes d e f i d e l i d a d , l a f i d e l i d a d