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Sextear

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He querido hacer un recuento de la época de cuando fuimos jovenes, vivarachos sin penas ni compromisos, el pasear por la sexta todos los días el enamorarse de la patoja mas linda y llevar con uno ese recuerdo que aun perdura y llegará al final de la vida.

Con cariño Calush.

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‘’Sextear’’ era y es sinónimo de pasear por la sexta avenida de la zona 1, tanto en épocas muy remotas, por ahí por los años

30’s cuando empezaba la tiranía del General Jorge Ubico Castañeda, quien gobernó Guatemala por 14 largos años,

habiendo caído al momento en que la Revolución de 1944 se hizo presente como un proceso popular y generalizado de la ciudadanía que pedía a gritos el oxigeno de la libertad y la

democracia en todas sus expresiones, una de ellas la libertad de expresarse políticamente y asociarse libremente. Como también en épocas más recientes entre los 60’s y los 70’s,

cuando llego a su cúspide esta importante arteria frecuentada por la mayoría de los capitalinos.

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el sextear, nos tenemos que circunscribir al tramo físico comprendido desde la octava. calle, donde está el edificio de la Empresa Eléctrica de Guatemala, hasta la trece calle, donde está la Iglesia de San Francisco. Esa era la vuelta larga de la sexteada, realizado principalmente por los jóvenes de la época que ya tenían sus motos y carros, bajando por la trece calle hasta la séptima avenida, donde se dirigían hasta la octava calle, pasando frente al ‘’Parque Central’’ como se le conocía antaño y apareciendo nuevamente sobre la sexta avenida, iniciando nuevamente otra vuelta y así sucesivamente, hasta que terminaba la afluencia de las patojas tan bonitas y agraciadas de la época, que eran el atractivo y la principal razón de ser de la sexteada por parte de los varones. En cuanto a la vuelta corta caminando sobre la sexta avenida, ésta iba de la novena calle hasta la doce calle y se retornaba por la otra banqueta. En los 60’s se podían parquear los carros del lado izquierdo y la vía siempre era de norte a sur.

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El objeto de ‘’Sextear’’ era para las patojas el saludar, ver o admirar a los amigos o conocidos y coquetear a algún muchacho que les gustaba. En cuanto a los muchachos el objetivo era maximizar la visualización de las patojas que circulaban de sur a norte y de norte a sur, luego de salir de la función de matinée de los cines de la zona 1, ya fueran los sábados por la tarde o los domingos también por la tarde, lo importante era darse una o varias

Los cines más importantes eran El Capitol, El Palace y El Cine Lux. Más tarde aparecieron El Cine Lido, sobre la once calle entre séptima y octava avenidas, y El Cine Reforma en la zona 9, frente al Monumento a la Estrella. En aquellas floridas e inolvidables épocas de quienes escribimos estas notas acompañados de una buena dosis de nostalgia y motivación por dejar plasmado en el papel nuestros sentimientos por algo tan re-topado con era el ‘’Sextear’’,

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Una de las gracias y atractivos de sextear era para ver vitrinas en los principales almacenes de la época; para citar algunos podemos mencionar al Almacén Biener de los señores Pablo y Augusto Biener (donde se exhibían carritos y Jeeps, juguetes, trencitos eléctricos marca Leonel, avioncitos, etc), El Almacén La Perla (relojes, joyería, anteojos, etc,), la Farmacia Klee, ubicada en la esquina de la novena calle, El Almacén Mendelson (ropa de niños y bebés, el primero en su género), Almacén Mi Amigo, cuyo eslogan era: ‘’La Cigüeña los trae y Almacén Mi Amigo los viste’’, Almacén El Cairo (telas, toallas, telas para cortinas, patrones, principalmente), La Librería Cosmos (libros especializados de medicina, economía, ingeniería, etc), El Almacén del Vecchio, de Don Juan del Vecchio (casimires importados, sobreros de caballero, camisas, corbatas, etc), El Almacén Schacher (trajes a cinchos, anteojos, etc). Diagonal opuesta a la Dalia Azul estaba la Farmacia Pasteur, de amplio surtido de medicinas, con su letrero luminoso en la banqueta, siguiéndole a continuación El Almacén Regalos Lys, donde se vendían cubiertos de plata, jarrones, floreros, lámparas, cristalería fina, etc., era uno de los almacenes característicos para regalos de casamiento de cashé.

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Era notoria la presencia de la Cafetería ‘’El Sexteo’’, que luego se llamó Cafetería París, ubicada en el ingreso al Hotel Palace, donde se tomaba sabroso café y servían deliciosos pasteles y pies, lugar donde se reunían los amigos paseantes de la sexta avenida. Enfrente estaba Pollo Caporal, de Domingo Moreira, con una sucursal en la Plazuela España. Dicho negocio, de cubanos, innovó en el mercado con su pollo frito comercializado en cajitas de dos piezas. Ya era famoso el almacén de juguetes La Juguetería, sobre la décima calle y sexta avenida, donde se apreciaban los juguetes más innovadores y de gran variedad, sobre todo en la época Navideña. Entre la décima y once calles sobresalía la Joyería La Marquesa, que constaba de dos negocios: el negocio de la joyería, relojería, etc., de Leonel Stein y el negocio de los anteojos de la familia Wer. A continuación estaba el almacén Casa Música, que vendía instrumentos musicales, discos, etc.

Entre los años 62 y 69 aparecieron nuevos restaurantes, tales como El Hawai, situado frente al Cine Paris y la Radio Nuevo Mundo, ambos negocios de Humberto González Juárez, hombre de mucha preponderancia en los gobiernos de la Revolución, principalmente en el de Jacobo Arbenz Guzmán. El Cine Paris era muy frecuentado por los jóvenes aficionados a las películas porno de aquellas épocas (don Rony)

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Es importante mencionar al Almacén La Paquetería, negocio importante en la década de los 50’s, que se incendió y que era de la familia Engel, el cual se especializaba en ropa extranjera de muy buena calidad, por ejemplo traían los trajes Bottany, sombreros Stetson, camisas Arrow, zapatos Florsheim, arreglos para el hogar, sombreros de dama a la última moda, como los que ya se ponía Doña Adriana Saravia viuda de Palarea, gran artista de teatro y también los sombreros que usaba el caballero y gran escritor nacional Don Rafael Arévalo Martínez, el creador del éxito literario de la época: ‘’El Hombre que Parecía un Caballo’’

El Restaurante Mixtas Frankfurt, de don Carlos Dorión, sobre la sexta avenida casi llegando a la doce calle, donde se servían deliciosas mixtas a 10 centavos y el vaso de cerveza costaba 15 centavos, el cual era muy frecuentado por los estudiantes de la Preparatoria, El Inglés, El Colegio Modelo, El Cívico Militar, El América, El Técnico Superior y otros colegios ubicados en la zona 1. También era visitado por los estudiantes universitarios de la época, principalmente los de Derecho, Medicina, Odontología Farmacia y Ciencias Químicas

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La sexta avenida también servía para que los jóvenes y los no tan jóvenes exhibieran sus carros y sus motos. En los 60’s llamaban la atención los Camaros Z-28, los Pontiac GTO, los Mustang GT y Mach I, los Plymouth Fury, los Chevrolet Impala, los Chevrolet Corvette, los Dodge Dart, y los Fords Fairlane y Falcon. Sin olvidar los famosos Mustang 1965 y los Fords Thunderbird 55, que llegaron a ser clásicos. Los muchachos que tenían carros convertibles eran la máxima atracción de las patojas y la envidia de lo peatones reincidentes.

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Entre semana se sexteaba a partir de las 16: 00 horas de la tarde cuando los patojas de los colegios las del Frances y colegios situados en la zona 1 se iambien de las patojas que estudiban inglés en el IGA paseaban por la sexta avenida al salir de clases y estas acciones duraban si mucho hasta las 17:30 horas, porque rápido se iban a sus casas o a tomar la camioneta que las llevaría a sus hogares. Los cantineadores profesionales o consuetudinarios, sí pernoctaban todas las tardes hasta aproximadamente las 20:00 horas

En aquellas épocas reinaba el compañerismo, el coqueteo, la amistad, el darse a conocer, el figurar, el estar al tanto de los noviazgos, los pleitos de parejas, las quemadas de canilla, los cuernos del venado, el chisme estudiantil, los asuntos políticos, había más intercambio social, chismográfico, actualidad, que otra cosa.

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No era muy frecuente el uso de las cafeterías como actualmente, las acciones y actividades comentadas

anteriormente, se desarrollaban en las esquinas, donde se aglomeraban los grupos de amigos o amigas a

realizar dichas actividades, más los chismes, lo más importante y sabroso de las tertulias grupales.

En conclusión: ¡Era muy sabroso Sextear!

Así son las épocas y las modas: nacen, crecen, se desarrollan, maduran y mueren.

Aaahh la sexta!!

Tomado de faro 2010

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