EDUARDO FRANCO PADILLA

Sensaciones y ColoresD.R. ©Eduardo Franco Padilla,2008

De esta edición:

D.R. ©Eduardo Franco Padilla,2008Floreo 212, Col. Vista AlegreMéxico, 20290 , Aguascalientes.www.fyaconsultores.com.mx

Primera edición, marzo de 2009ISBN: 978-607-00-0312-7

D.R. ©Diseño y formación: ©Diana Leticia Rebollo Jiménez/Formación Mildreth Alonso García.Ilustración de portada: ©Óscar Zárate Pepi

El cuidado de esta edición estuvo a cargo de Alan Santacruz Farfán y Héctor Alejandro Vázquez Zúñiga.

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en todo ni en parte, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información en ninguna forma ni por ningún medio sin el permiso previo por escrito del autor y el editor.

A Claudia, lalito y leo… ¡Gracias por su luz!A mi madre… Al soñar soñamos todos

Al Jefe… ya nos veremosA mis hermanos...Gracias por ser.

A todos quienes hicieron y hacen posible esta realidadpresente, especialmente a: Alan, Óscar, Alejandro, Diana,Alejandra por su tiempo, dedicación y estima.

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La creación literaria, en términos generales, siempre obedece a dos constantes: la legítima necesidad individual de expresarse y la intención de que esa expresión sea aprehendida por el lector. Sin embargo, en el caso particular de la poesía, el escritor tiende a mantener sólo una de las constantes mencionadas: es la poesía, sí, un acto de legítima expresión; pero lo es, las más de las veces, un acto también íntimo. Sensaciones y Colores habla, desde su título, de la experiencia sensorial que, en interpretación del escritor, se vuelve personal. La temperatura, el paso del tiempo, los pequeños detalles, son pretexto suficiente para regalarnos nuevas perspectivas o regodearnos en el lugar común de lo cotidiano que, en la monotonía, dejamos de apreciar.Ésta experiencia personal, en la pluma de Eduardo Franco, no deja de ser una ventana a esa intimidad en la que descubrimos a un bohemio en traje de ejecutivo; pero es también una ventana comunicante en la que el lector puede verse identificado. Sin mayores pretensiones que las de simplemente disfrutar, esta obsequiosa obra nos ofrece pasajes humanos llenos de colores, de claroscuros y matices. Con decididos coqueteos lóbregos y sardónicos como su Carta a Quetzalcoatl, la catártica No importa en qué escena va la película, mientras veas el final..., o el juego de retrospecciones en Años o en Nostalgia, pero también con los pincelazos de luz que propone en Por qué no soñar, así como en la introspectiva El encanto de la “Arqueología del Corazón”. Mención aparte merecen los Seis momentos de Neverland en los que, con sencilla pero generosa ternura, descubrimos el espíritu paternal de un niño y el lúdico apetito de un padre que se busca a sí mismo en su progenie. Esta obra es un libre ejercicio que, con la construcción de poderosas frases, ligereza narrativa y sabrosas reflexiones sin ataduras academicistas, nos brinda una visión personalísima mediante párrafos y líneas que describen anécdotas, querencias y pesares, pero sobre todo, mucha hambre de vida; de amor para dar y recibir, como el propio autor lo afirma escribiendo: “…Seguro que nunca moriré mientras pueda seguir percibiendo sin olfato las migas frutales de tu olor matinal”. Este libro es, pues, una invitación a redescubrir las sensaciones y los colores que nos son comunes, que nos son tan diarios, y que por tanto nos hemos adaptado a ignorar.

Alan Santacruz

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Hay momentos en que la magia de un día genial me da la oportunidad de compartir este hermoso y, lamentablemente, fugaz momento, me lleva a crear “perlas de vida” destinadas a elogiar la belleza, la pasión, la desesperanza, la alegría, pero por sobre todas las cosas al amor. Ese sentimiento tan raro que sólo se siente, llega por sí mismo, sin forzar absolutamente nada, y se describe a través de trazos mentales y líneas llamadas palabras, sin tachones ni enmendaduras; momentos de inspiración tan sólo comparables con la ambigua nostalgia y la fuerte motivación de saberte vivo cada vez que encuentras en tu camino a alguien con la inquietud suficiente para tomar este libro y empezarlo a hojear. Lo que es más; alguien que tenga el don de escuchar sin oír o de leer entre líneas, sin otro interés que el de compartir los sentimientos de un ser humano. Espero que a través de Sensaciones y Colores puedas emprender ese viaje interior y te des cuenta que lo que escribo no es de mi propiedad, ni siquiera me ha pasado a mí, es de todos y a todos nos pasa, siempre y a cada momento, la vida se repite una y otra vez, se reinventa y no sucede nada nuevo; es hermoso saber que pase lo que pase el día de mañana en algún lugar del mundo encontrarás a otras personas con iguales “Sensaciones y Colores” y es ese hecho lo que hace que la vida se vuelva interesante no por “Lo que vaya a pasar” sino “Por saber cuándo va a pasar”.-- Bienvenido a mi mundo. Bienvenido a mis sensaciones. Bienvenido a mis colores.

Eduardo Franco PadillaIntrod

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La felicidad de todo ser se finca en el saberse acompañado

de personas que, como tú, motivan a seguir adelante en el camino diario,

siempre pensando en la recompensa de compartirse.

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tl No llores más, Quetzalcóatl, no te hemos olvidado. Simplemente te transformamos. Ya no eres más la serpiente emplumada que venerábamos en templos maravillosos, junto a los emperadores y tus caballeros águilas; ahora eres, digámoslo así, más práctico: ahora eres de papel y níquel, te llevamos en carteras y monederos ¡No te parece maravilloso! Ya no tenemos que ir al templo para encontrarte ahora te llevamos siempre con nosotros, te encontramos en todos lados, es más, eres tan grande que ya no existen más dioses, ahora sólo te adoramos a ti, en tu nueva forma.

¡Es como un sueño, mi amigo! ¿Te puedo llamar amigo? Es que tal vez no lo sepas pero ahora todos somos iguales, bueno, los mas “dignos” disponen un poco más de ti, ¡pero éstas con todos! ¡Ah!, pero no creas que hemos dejado de luchar en tu honor, aunque eso también ha cambiado, ahora ya no vamos al templo a prepararnos para la batalla ni nos vestimos con pieles, y tampoco usamos escudos ni lanzas. Esto ha cambiado. Ahora vamos a la batalla con trajes y corbatas y en vez de escudos y lanzas llevamos portafolios y martillos, hay algunos que no luchan tanto por estar contigo, pero yo sí, diariamente te rindo culto y hago trueques contigo ¡Excepcional, viejo! antaño hacíamos trueques en tu honor y ahora los hacemos contigo.

Sí, querido Quetzalcóatl, no te preocupes más por los hombres de la raza de bronce, porque ahora somos de oro, de oro verde o negro... tenemos variedad.

Levántate viejo amigo, emprende tu vuelo, olvida el pasado y déjanos adorarte a nuestra manera. No más sacrificios ni guerras floridas, desde ahora serán negocios y eso sí, habrá una que otra guerra nuclear que, aunque morirán algunos infieles, no te acongojes por ellos pues recuerda que tú eres el rey, el dios de todos nosotros y nada nos separará de ti.

P.D.

El día quince nos vemos en el banco, no olvides saludarme.

SinceramenteLa sociedad.

El amor es un acto de poder,

de voluntad, de libertad y de fe.

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Juegos pirotécnicos de colores sin olor,de vidas explosivas,con aromas que no huelen a nada.

Siempre busqué vivir suelto,despreocupado del horror matinalde una noche en Vietnam,saboreando la velocidad lenta en su andar,probando el abrazo de un telépata sin mente,tan sólo corazón.

Disonante es saber que, precisamentecuando estoy tres metros bajo tierra,me sienta más vivosabiendo que no soy altopor vivir en el décimo pisode un sótano invernal.

Siempre busqué los momentosde recordar pasajes olvidadosde remembranzas futurasde mi vida extinta,latiendo mi corazónantes del preciso momentoen que el reloj marque las doce.

Siempre busqué el momento de estar sin estar,de soñar sin pensar,de saber que no estoy muerto en vida,seguro que nunca morirémientras pueda seguir percibiendosin olfatolas migas frutales de tu olor matinal.

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Editorial Concordia

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