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    SANTA MARÍA LA RIBERA

    Berta Tello Peón. Editorial Clío.

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    INTRODUCCIÓN

    En la enorme capital de México comparten el espacio construcciones de todo

    tipo. Pasado y presente se conjugan para conformar una gran ciudad, centro del

    país.

    En las fachadas de sus casas y en su espacio urbano se va marcando la huella

    de la historia, imperceptible o contundente, que condiciona el comportamiento de

    sus habitantes.

    ada recinto ha surgido para responder a una necesidad. ada soluci!n ha

    sido fruto del conocimiento de una época, de su tecnología, su economía y

    sociedad. "in pretenderlo, cada momento queda retratado en sus casas, edificios,

    pla#as y calles. $a importancia de un periodo determinado acaba por ceder elcampo a la modernidad, a las nuevas colonias, a los hijos recién llegados.

    Entre todo esto que por inmenso aturde, se encuentran aquellos espacios que

    por alguna ra#!n se han conservado y que a pesar de soportar el peso del tiempo

    sobre sus hombros, son capaces de relatar la historia que guardan entre sus

    muros.

    $a ciudad de México est% llena de caminos, paseos, pla#as, callejones, casas,

    edificios y monumentos, que testifican su historia. "u origen mesoamericano quedej! paso a la ciudad mesti#a de construcciones virreinales, se me#cla en la urbe

    contempor%nea con edificios de corte internacional y arquitectura posmoderna.

    &odos hacen alarde de la noble#a de materiales y espacios que se crearon para

    un tiempo y una funci!n y que con el transcurrir de los a'os se adaptan a otros

    tiempos y otras funciones.

    En la acelerada vida capitalina poco tiempo hay para dedicar a la observaci!n

    de los espacios silentes que a(n nos rodean. "in embargo, muchos de éstos hanido conformando la ciudad y, al adentrarse en ellos, ofrecen al visitante un relato

    de lo que en su momento fueron el edificio y la ciudad.

    &al es el caso de la colonia "anta María la )ibera. )esguardada por las vías

    r%pidas de *nsurgentes, ircuito *nterior, "an osme y +onoalco, ha podido

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    conservarse para relatar un momento en el crecimiento de la ciudad de México.

    Mantiene su límite original y muestra sus calles, espacios y casas para aquel que

    quiera adivinar su historia.

    $a vida de la ciudad, su crecimiento desmesurado, el cambio de uso y valor del

    terreno, han dejado marginada a esta colonia. "u poblaci!n y usos han variado,

    pero mantiene la dignidad de muchas de sus construcciones y la evidencia del tipo

    de colonia que fue.

    +o s!lo en sus casas est% el relato de su historia. Escritos y documentos ubican

    al lector en un momento clave para la ciudad de México, cuando rompi! con los

    límites que mantuvo por m%s de trescientos a'os, para lan#arse a la modernidad

    de mediados del siglo *. ausas importantes se conjuntaron para la creaci!n de

    la colonia "anta María la )ibera- la desamorti#aci!n de los bienes del clero, la

    expedici!n de las $eyes de )eforma, el surgimiento de sociedades inmobiliarias,

    los cambios en el valor de los terrenos.

    El momento en que se form! la colonia coincide con todas estas innovaciones

    en la vida capitalina y su auge y consolidaci!n con la larga permanencia en el

    poder de Porfirio ía#. $a preocupaci!n de éste por impulsar el desarrollo urbano

    y monumental de la ciudad se reflej! en "anta María la )ibera. $a imagen

    moderna y los adelantos tecnol!gicos se conjugan en su espacio para situar a la

    colonia dentro de un nuevo concepto, nunca antes utili#ado en México- el de los

    fraccionamientos.

    espués de este primer momento, hay un segundo, en el que la colonia recibe

    un nuevo impulso por los fen!menos sociales ocurridos durante los a'os treinta y

    cuarenta y el cual le permiti! recibir nuevos habitantes que la sostuvieron en su

    nivel hasta /012.

     3 partir de los a'os cincuenta, la concepci!n de la ciudad cambi! y la colonia

    resinti! el crecimiento hacia otros rumbos, la falta de viviendas para sus

    ciudadanos, las costumbres y el comportamiento de los mismos, que la llevaron a

    modificar el uso de sus espacios. 3 poco m%s de cien a'os de vida, la "anta

    María ha sufrido cambios, alteraciones y mutilaciones. "in embargo conserva sus

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    límites, sus construcciones principales, muchas de sus casas y gran parte de su

    gente, que hered! una forma de vida con suficiente arraigo para poder relatar hoy

    día una parte de la historia de la ciudad de México.

    ANTECEDENTES

    urante la segunda mitad del siglo *, la ciudad de México experiment! una

    evoluci!n de gran importancia, que transform! su imagen en forma inusitada y le

    dio un aspecto entonces moderno. 4n poderoso factor fue el aumento de la

    poblaci!n, que se había mantenido desde finales del siglo anterior. "e triplic! la

    poblaci!n de la ciudad y, al terminar el siglo, la capital tenía ya m%s de medio

    mill!n de habitantes.

    $a presi!n demogr%fica, la vida independiente de la joven naci!n y los cambios

    experimentados en todo el mundo occidental, se reflejaron en la ciudad en

    m(ltiples fen!menos, uno de los cuales fue la creaci!n de fraccionamientos.

    Para esclarecer la ra#!n del inicio de tal fen!meno habr% que mencionar 

    factores interesantes en el %mbito mundial, para después referirnos a algunas

    características de México y finalmente de la ciudad capital.

    El escenario internacional

    $as sociedades humanas son seres vivos que muestran su vitalidad en la

    evoluci!n de sus expresiones de la vida diaria. En cada momento de la historia

    son esas manifestaciones las que en conjunto explican su modernidad. El mundo

    occidental inici! una etapa de grandes cambios a partir de la revoluci!n francesa,

    a finales del siglo 5. 6ue entonces cuando se inici! la industriali#aci!n, que

    introdujo cambios en la manera de vivir de las sociedades. &al evoluci!n se reflej!

    con lentitud, pero con claridad, en la arquitectura y el urbanismo de los países

    inmersos en el fen!meno.

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    &odos los grandes cambios, a lo largo de la historia, afectan la economía, el

    arte, la política, la religi!n, la vida p(blica y la privada, en formas que con el

    transcurso del tiempo se van olvidando y van creando en nuestra memoria una

    especie de inconsciencia sobre el pasado inmediato, inadvertencia que se

    convierte en ignorancia al alejarse en la carrera de los siglos.

    4na idea m%s técnica de la construcci!n y una valoraci!n menos parcial de la

    arquitectura de todas las épocas, habrían de hacer el siglo *. 6en!menos como

    la escolari#aci!n de la formaci!n de los arquitectos, la aparici!n y el desarrollo de

    la ingeniería civil, respaldarían el eclecticismo que, como estilo arquitect!nico,

    utili#! las aportaciones de distintas épocas y lugares.

    En este ambiente, surgieron los concursos internacionales en el campo de la

    arquitectura para dar soluci!n a casos específicos, considerados importantes. Por 

    los a'os en que comen#aba el desarrollo de la colonia "anta María la )ibera, se

    reali#aron en el %mbito internacional dos concursos notables, el de la 7pera de

    5iena, celebrado entre /892 y /89/, y el de la 7pera de París, convocado el :0 de

    diciembre de /892. En el primer caso fueron declarados triunfadores los

    arquitectos Eduard van der +;ll y 3ugust "icard von "icardsburg, quienes

    concluyeron la obra en /890. En el segundo ejemplo, obtuvo el primer premio

    harles ideales> para que se desarrollaran las estructuras met%licas en *nglaterra. ?stasfueron qui#% la prueba m%s evidente del cambio acelerado de materiales y

    técnicas de construcci!n durante el siglo pasado. El ferrocarril, con su necesidad

    de puentes, también contribuy! ampliamente al desarrollo de las nuevas

    estructuras de hierro laminado. @acia mediados del siglo, apenas unos a'os antes

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    de que la planeaci!n y las primeras acciones con relaci!n a la colonia "anta María

    la )ibera se llevaran a efecto en México, en $ondres se había construido el

    Palacio de ristal, con motivo de la Exposici!n *nternacional de /81/. En esa

    enorme estructura de hierro laminado y acero, alarde de la técnica m%s avan#ada

    del momento, se habían empleado 8A 222 metros cuadrados de vidrio y B8

    Cil!metros de canales de acero. En la colonia "anta María aparecieron con

    discreci!n las cubiertas y entrepisos formados con viguetas de acero laminado y

    bovedillas de ladrillo.

    $a Exposici!n *nternacional de París, en /880, que conmemoraba el primer 

    centenario de la revoluci!n francesa, daría ra#!n de ser al dise'o y la construcci!n

    de la estructura met%lica m%s famosa en todo el mundo, la &orre Eiffel, que origin!

    nuevos arreglos urbanos en y alrededor del ampo Marte. El desarrollo del

    ferrocarril propici! la construcci!n de grandes estaciones que se construyeron, en

    París, con estructuras de metal. $a primera de ellas, la Gare de l'Est fue

    construida por uquesney e inaugurada en /81AD otra muy importante fue la Gare

    d'Orsay, hoy convertida en museo, obra de $aloux e inaugurada en /022. Estas

    estructuras también tuvieron eco en México, aunque en menor escala, como en el

    viejo pasaje comercial de la ciudad de Puebla o en el mercado @idalgo de

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    lugares. Pero el fen!meno europeo industrial propici! la aparici!n de nuevas

    doctrinas que respaldaron un movimiento obrero fuerte y organi#ado.

    onsecuencia de tales problemas europeos, fueron las invasiones de todos los

    rincones del orbe por parte de las potencias %vidas de materias primas para su

    industria, la llegada de trabajadores inmigrantes, el arribo de capitales extranjeros

    temerosos de la inestabilidad social producida por el movimiento obrero en sus

    países. En este mismo medio siglo, a la colonia "anta María la promovieron

    empresas y bancos con capital extranjero, en su mayoría europeo. $os bancos

    financiaron la adquisici!n de terrenos y la construcci!n de casas, así como la

    industria incipiente propici! ofertas de trabajo.

    $a "anta María tuvo en su seno empresas como la Pasamanería 6rancesa, que

    dio estabilidad econ!mica a las familias de sus obreros. $a colonia fue planeada

    por una empresa inmobiliaria, 6lores @ermanos, la primera conocida en México, y

    en sus terrenos acogi! a numerosos artesanos libres como carpinteros o

    #apateros, de clase media baja, pero quienes sin la competencia de la industria

    atendían una demanda de trabajo amplia y creciente en la construcci!n de los

    nuevos fraccionamientos.

    El escenario nacional

    "i todo lo anterior nos pinta en breves rasgos algo de lo sobresaliente de ese

    medio siglo, el escenario nacional no es menos interesante.

    urante la época virreinal poco cambiaron las habitaciones y los modos de vida

    de los grupos indígenas mesoamericanos. on el dominio espa'ol vino el cambio

    de religi!n y la adopci!n de nuevas formas para los lugares de culto, pero en el

    %mbito familiar de la vida del campo, las costumbres siguieron sus normasancestrales y conservaron usos muy semejantes a los de etapas anteriores. En el

    siglo * de alguna manera se repiti! el fen!meno. ambiaron su imagen las

    ciudades, pero no las %reas rurales.

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    $a guerra de independencia vino a culminar un esfuer#o que cambi! la vida del

    país, y lo volvi! libre y soberano. Pero las formas físicas de una naci!n no

    cambian con rapide#, porque responden a modificaciones en el modo de vida de

    sus ciudadanos.

    urante el siglo * nuestra patria se transforma lentamente, para dejar atr%s

    su aspecto virreinal y adquirir aquellos rasgos que significan modernidad.

    Peque'os en apariencia fueron los detalles que iniciaron el cambio. Para empe#ar,

    por ley de /8:B se orden! la desaparici!n de todos los escudos de las fachadas

    de los palacios de la aristocracia y la reale#a espa'olas.

    En los momentos en que los hermanos 6lores adquirieron terrenos para

    organi#ar el novedoso fraccionamiento que sería la colonia "anta María la )ibera,

    el país no se encontraba en circunstancias favorables. $a invasi!n norteamericana

    y el despojo de la mitad de nuestro territorio debían pesar todavía en la mente de

    todos los mexicanos como tragedia reciente. El caos que sobrevino a raí# del

    fusilamiento de Melchor campo fue buen pretexto para la intervenci!n francesa y

    la creaci!n del segundo imperio. $a llegada de nuevos ejércitos extranjeros, y el

    fuga# reinado de Maximiliano, coinciden con los primeros a'os de vida de la

    colonia "anta María.

    Precisamente el nombre que en México se asigna a los fraccionamientos est%

    relacionado indirectamente con el segundo imperio. $os arquitectos mexicanos

    habían comprado terrenos al lado del Paseo del *mperio, después transformado en

    Paseo de la )eforma, pero ese fraccionamiento no prosper!. Entonces un grupo

    numeroso de ciudadanos de origen francés Gquienes, al no haber resentimiento

    contra 6rancia, pudieron quedarse en México donde eran bien aceptadosG

    adquiri! terrenos en lo que hoy es la colonia uauhtémoc. El com(n de las

    personas empe#! a llamar a esa #ona de la ciudad primero >colonia francesa> ydespués solamente >colonia>. $os siguientes fraccionamientos que se abrieron

    desde entonces han sido llamados así.

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    $os cambios formales de la ciudad se iniciaron al consumarse la independencia.

    Pero el fen!meno que realmente marc! la transformaci!n de la imagen virreinal a

    la modernidad fue la promulgaci!n de las $eyes de )eforma. $a supresi!n de los

    conventos, abundantes en la capital, propici! la demolici!n y la apertura de calles

    para romper la antigua estructura urbana.

    El historiador Manuel )odrígue# 3paricio, en su libro Los conventos suprimidos

    en México, publicado en /89/, nos describe el ambiente político de la ciudad

    cuando se hacían las demoliciones de monasterios. Entre los grandes conventos

    afectados estuvieron el de "an 3gustín, transformado después en Fiblioteca

    +acional, y el de la Encarnaci!n, que m%s tarde se utili#! para dar cabida a la

    "ecretaría de Educaci!n P(blica. Pero qui#% el desalojo y demolici!n m%s

    comentado fue el del onvento

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     3 partir de entonces surgi! una nueva capital para el país. $a colonia "anta

    María la )ibera qued! ligada a ese momento hist!rico. $a antigua cal#ada de

    &lacopac fue uno de sus límites, el principal, por significar la vía de acceso desde

    el cora#!n de la ciudad. Para la sexta década del siglo *, &lacopac, de origen

    mexica, tenía varios nombres a lo largo de su desarrollo urbano. 3 espaldas de

    atedral se llamaba calle de las Escalerillas Icuyo nombre aludía sin duda a la

    escalinata de alg(n basamento de pir%mide del antiguo centro ceremonial mexicaJD

    el siguiente tramo hacia el poniente llevaba ya entonces el nombre de &acuba.

    "eguían después la calle de "anta lara y la calle de "an 3ndrés. Ka frente al

    actual Palacio de Fellas 3rtes y la 3lameda estaba el tramo llamado la Maríscala,

    "anta *sabel, la cual seguía a(n frente a la 3lameda, "an Luan de ios, luego la

    calle de "an @ip!lito y después el Puente de 3lvarado, Fuenavista y "an osme,

    donde estaba el convento franciscano que sirvi! de retiro a los frailes de esa orden

    mendicante. 5enía después la &laxpana y la cal#ada MéxicoH&acuba. $os terrenos

    que ocuparía la colonia "anta María tenían frente hacia ese tramo de "an osme,

    aunque una buena parte estaba ya ocupada por la colonia de los 3rquitectos, en el

    tramo llamado ya entonces Fuenavista y que poco después se convertiría en una

    de las grandes estaciones de ferrocarril de la ciudad. omo se apreciar%, todavíaen los momentos en que se iniciaban los arreglos para la urbani#aci!n y venta de

    lotes en "anta María, los nombres de los distintos tramos de la importante vía de

    acceso de origen indígena mexica, la antigua cal#ada de &lacopac, eran dados por 

    las instituciones religiosas que se ubicaban en cada tramo.

    En la esquina poniente del tramo de Fuenavista y &acuba, se locali#aba la

    garita de "an osme. 3 todo lo largo de la vía estaban los arcos del acueducto

    que traía agua desde hapultepec por la cal#ada de la 5er!nica, la cual corría desur norte y cuyo ca'o doblaba al oriente hacia "an osme, en el punto

    denominado la &laxpana, en donde se encontraba una fuente. El acueducto

    continuaba hacia el centro de la ciudad y originalmente llegaba hasta la Maríscala,

    donde se encontraba la fuente terminal. Para la sexta década del siglo, el

    acueducto ya no se extendía hasta allí, la arquería, denominada acueducto de "an

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    osme, llegaba hasta el Paseo +uevo o de Fucareli, ante la pla#uela que estaba

    frente al convento de "an 6ernando. El resto ya había sido demolido. $a fuente de

    la &laxpana fue demolida en los (ltimos a'os del siglo *, después de que el

    acueducto también desapareci!.

    &odavía hacia /89/, no existía el río onsulado a un lado de la cal#ada de la

    5er!nica. 3l respecto, es de interés aclarar que en el antiguo islote de &enochtitlan

    durante la temporada de lluvias, el control de los escurrimientos llev! en la

    segunda mitad del siglo al tra#o de canali#aciones a lo largo de algunas cal#adas,

    que el pueblo llam! >ríos> en lugar de >canales>, como se siguieron llamando las

    antiguas acequias de la ciudad, qui#% porque los >canales> eran utili#ados para el

    transporte de mercancías y tíos >ríos> s!lo servían para desalojar las aguas. 3sí lo

    fueron el río onsulado, rale#a artificial es delatada elevados, construidos con la el

    límite poniente de la trumentos para resolver el del fraccionamiento que convertían

    en pantanos.

     3l correr de los a'os, en el siglo , la cal#ada de la 5er!nica se denomin! a

    partir de /0BA Melchor campo, y una década después el río onsulado fue

    entubado. En los a'os setenta, esta vía se convirti! en parte del ircuito *nterior.

    Por otro lado la gran humedad del subsuelo y la altura de los niveles fre%ticos es

    patente por los m(ltiples po#os que se reportan en las escrituras de las casas.

    Faste decir que en la colonia "anta María eran muy abundantes los po#os

    artesianos.

    Para entonces, el (nico canal que iba ya hasta el centro de la capital era el

    de la 5iga, que llegaba a las orillas de la ciudad por el ancho paseo del mismo

    nombre que corría de sur a norte y quebraba hacia fgj el oriente en la calle

    de la 3lh!ndiga.

    @acia la mitad del siglo *, hay que recordarlo, el combustible usado en las

    casasHhabitaci!n para cocinar era el carb!n de le'a, que obligaba a cubrir la

    demanda con un n(mero suficiente de carbonerías y de carboneros,

    convenientemente distribuidos en cada barrio. Eran estos establecimientos y

    personajes muy especiales, f%ciles de reconocer por llevar siempre sobre su

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    cuerpo y ropas los residuos de su mercancía. Era expresi!n com(n el decir que

    alguien estaba sucio >como un carbonero>. Es l!gico pensar que semejante

    pr%ctica no era precisamente muy favorable para la conservaci!n de nuestros

    bosques. 6ue hasta la década de los a'os treinta del presente siglo cuando se

    inici! la r%pida sustituci!n del carb!n por la tractolina y posteriormente, durante la

    siguiente década, por el gas licuado, utili#ado a(n ahora.

    Pero en el tercer cuarto del siglo *, en los a'os en que se inici! el desarrollo

    de la colonia "anta María, el carb!n era repartido por arrieros que surtían a las

    carbonerías y a los particulares de combustible.

     3 prop!sito de transporte, en esa época, los vehículos eran de tracci!n animal y

    toda casa de cierta categoría contaba con caballeri#a y carruaje. ado que en la

    colonia "anta María la )ibera vivían personas de clase media baja, las casas con

    cochera o caballeri#as eran pocas. "in embargo, los artesanos, como carpinteros

    y herreros, que habían alcan#ado un nivel de prosperidad, dado el aumento de la

    demanda, podían ocasionalmente contar con una carreta o carret!n para

    transportar el producto de su trabajo desde su taller hasta la casa del cliente, s!lo

    que entonces probablemente el animal utili#ado no era el caballo, sino una muía o

    un burro.

    M%s com(n para el transporte de muebles o herrería necesaria para casasH

    habitaci!n eran los cargadores, que con pocas variantes seguían utili#ando la

    manera indígena mesoamericana de transportar vol(menes intermedios. 4n

    personaje típico de la ciudad era el mecapalero, cuya gran característica distintiva

    era la cuerda que en varias vueltas se colocaba en el hombro y servía para atar la

    carga y acomodarla utili#ando el mecapal. e ahí su nombre que indiferentemente

    se usaba junto con el de cargador para designar a este conocido personaje.

     3 medida que el siglo se aproxim! a su fin, los usos virreinales se hicieron

    menos y las influencias francesas aumentaron. tro aspecto que cambi! en esos

    mismos a'os fue el alumbrado p(blico. En la época virreinal, antes de /=12

    solamente se usaban las luminarias de ocote para iluminar la ciudad. Pero en

    /=02 el conde de )evillagigedo mand! colocar //:8 faroles de aceite de nabo y

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    éste fue el m%ximo adelanto de ese periodo. Ka en el México independiente, en

    /8A0, se colocaron AB2 l%mparas de trementina. Pero justo en los primeros a'os

    de vida de la colonia "anta María, hacia /890, se empe#! a utili#ar el gas

    hidr!geno para la iluminaci!n y no fue sino hasta /882 cuando se inici! el uso de

    la electricidad. $a Nnight ompany coloc! las primeras 9A2 l%mparas eléctricas en

    la ciudad de México.

     3lgo típico en ciudades y pueblos, procedente del periodo virreinal y

    conservado hasta las primeras décadas del presente siglo, fueron 0 los pregones

    con los cuales innumerables vendedores ambulantes anunciaban sus productos.

    En la sexta década del siglo pasado todavía eran abundantes los que no utili#aban

    monedas sino trueque para comerciar y así lo anunciaban en sus letanías. ada

    uno de estos ambulantes tenía una hora específica del día para ofrecer su

    mercancía, que a menudo servía para el desayuno, la comida o la merienda. ada

    uno gritaba un preg!n que era tradicional entre los vendedores del mismo

    producto y que expresaba con una cadencia especial logrando no ser confundido

    con otros.

    ato interesante también para la ciudad de México, es el establecimiento de

    servicio de los coches de sitio, todavía desconocidos en París hacia /801. Pero en

    México desde /89B, coincidiendo con los a'os de primera infancia de la colonia

    "anta María, se estableci! el primer servicio de !mnibus en la ciudad, es decir el

    uso de carruajes especiales para el transporte urbano por una peque'a suma de

    dinero. os a'os después, en /891, el empresario arlos 3rnaux cre! el servicio

    de tranvías tirados por mulitas.

    HISTORIA Y DESARROLLO

    uando los hermanos 6lores iniciaron sus actividades en "anta María la

    )ibera, la poblaci!n iba en aumento y se sobreponía dentro del espacio primitivo

    de la ciudad. En ella se me#claban todo tipo de habitantes que reali#aban muy

    diversas actividades padeciendo las inclemencias del hacinamiento y carentes de

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    comodidad. $os hermanos 6lores ofrecieron, pues, un espacio diferente para el

    que se aprovecharían las ventajas de su ubicaci!n.

    omo ya se dijo, la fundaci!n de la colonia "anta María la )ibera estuvo

    relacionada con el movimiento econ!mico generado por la aplicaci!n de las leyes

    de desamorti#aci!n que pusieron en movimiento los bienes raíces, anteriormente

    parali#ados debido al control ejercido por las instituciones religiosas. En el caso de

    la clase acomodada, el rompimiento del estatismo tuvo que ver con la supresi!n

    de mayora#gos. 3l incorporarse las propiedades urbanas y rurales a la economía

    comercial, se desintegr! la vieja estructura territorial y se modificaron los usos del

    suelo, lo que gener! espacios privados receptivos para el capital. Esta situaci!n

    fue aprovechada por un grupo de comerciantes, prestamistas y propietarios,

    quienes se convirtieron en concentradores y especuladores de la propiedad- no

    s!lo de conventos, sino también de haciendas, ranchos y potreros suburbanos que

    comen#aron a fraccionarse.

    El se'or Estanislao 6lores había comprado en /8A: la hacienda de la &eja y sus

    ranchos anexos llamados los uartos, "anta María y 3n#ures, seg(n consta en

    escritura firmada por el notario 6rancisco Madariaga- >de mi cargo con fecha /B de

    este mes, on *gnacio Liméne# como apoderado de on Losé Mariano "%nche# y

    Mora, otorgo a favor de on Estanislao 6lores de esta vecindad, Escritura de

    venta de la @acienda nombrada de la &eja con sus )anchos anexos llamados los

    uartos, "anta María y 3n#ures, con la alberca grande de hapultepec, situados

    en las inmediaciones del mismo hapultepec, al poniente de esta iudad, todos a

    precio de O=: 222, a exhibir al contado // 200 pesos, cuatro reales, a continuar 

    reconociendo el comprador sobre la misma @acienda OB1 222 a que esta afecta a

    varios capitales de obras pías y de particulares y O:1 022, A reales también de

    obras pías y particulares.>

     3sí, en /810 los hermanos Estanislao, Loaquín y Micaela 6lores, naturales de la

    ciudad de México, unidos a su madre, Luana asillas, con domicilio en "an Luan

    n(mero 8, unidos bajo la ra#!n social 6lores @ermanos, constituyeron la primera

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    sociedad inmobiliaria de la capital. "olicitaron permiso al ayuntamiento para formar 

    >algunas poblaciones extramuros de esta ciudad ...Q en dehesas pertenecientes a

    las haciendas de la ondesa y de la &eja, y sus ranchos y terrenos anexos ...Q sin

    cercenar nada de las tierras que se han destinado a la labran#a>.

    4no de estos ranchos era, pues, el de "anta María la )ibera, situado al norte

    de la cal#ada de "an osme. $os hermanos 6lores se'alaban que el objeto de

    fraccionarlo era establecer una colonia que permitiera extender la ciudad hacia la

    )ibera de "an osme, proteger el valor, la subdivisi!n de la propiedad y proveer 

    de un lugar para vivir a la poblaci!n en un rumbo m%s sano a donde el crecimiento

    de la ciudad se dirige espont%neamente.

    >El )ancho de "anta María la )ibera Gre#aba su propagandaG tiene un

    campo al norte de la cal#ada de "an osme que se prolonga hasta +onoalco en el

    que puede establecerse una linda poblaci!n o un nuevo cuartel de la capital, el

    cual participar% al mismo tiempo de las comodidades de ésta Gcomo que queda

    contiguo a la garitaG y del desahogo y buenos aires del campo. 4n h%bil ingeniero

    ha levantado el plano del lugar, distribuido en man#anas regulares con espaciosas

    calles tiradas a cordel y en el centro una alameda, un mercado, un templo que

    sirva de Parroquia, con habitaci!n para el P%rroco, y una casa destinada a la

    educaci!n de los ni'os.>

    K concluía dicho texto propagandístico- >Porque México tiene sin duda que

    crecer, y todo anuncia que ser% hacia el lado del poniente, donde la belle#a del

    paisaje, la abundancia de aguas potables, la existencia de otros lugares, la

    variedad de vías que se cru#an y otras mil circunstancias propicias est%n llamando

    a la poblaci!n.>

    En su propuesta, los hermanos 6lores proponían calles tiradas acorde, como ya

    se ha comentado, y así dejaban en claro el buen tra#o reticular que sería la base

    para la edificaci!n de la colonia así como la definici!n de los espacios p(blicos y

    %reas comunes. "eguramente al planearlo pensaban en un espacio tanto nuevo

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    como diferente con lo que obtendrían ganancias a la ve# que marcarían la pauta

    en la nueva fisonomía de la ciudad.

    El mercado, la escuela la iglesia, la pla#a, son indispensables en una colonia

    nueva, donde se ofrece una placentera vida comunitaria. 3sí como el espacio

    interno de la casa se busca para descansar, recogerse en familia y resguardarse

    del clima, el espacio exterior es necesario para completar la vida social, afectiva,

    religiosa o cultural que en la casa no puede darse.

    $a tra#a de la "anta María la )ibera, con sus man#anas, sus calles y los

    nombres de éstas, aparece por primera ve# en el plano de la ciudad fechado en

    /89/. Estaba limitada de sur a norte por la )ibera de "an osme a la cal#ada de

    @eliotropos I+onoalco, hoy 6lores Mag!nJ, y de *nsurgentes al Paseo de la

    5er!nica Iircuito *nteriorJ de oriente a poniente. $as calles en el sentido norteHsur 

    eran- Encino, Rlamo, hopo, Pino, "anta María la )ibera, iprés, +aranjo, "abino,

    6resno, livo y lmo, y en el sentido orienteHponiente, 5ioleta, Magnolia,

    Mosqueta, amelia, $a )osa y @eliotropo, con un total de 1B man#anas.

    En esos a'os la #ona poniente de la ciudad ofrecía grandes ventajas para los

    nuevos asentamientos- suelo consolidado, aire sano que no arrastraba losmiasmas de la ciudad y comunicaci!n r%pida al establecerse los ferrocarriles que

    reducían la relaci!n tiempoHdistancia y facilitaban la movili#aci!n de la poblaci!n.

    $a venta de los terrenos estuvo dirigida a una poblaci!n de clase media que

    pudiera >adquirir y hacerse de una propiedad raí#, en la cual disfrutar las delicias

    del campo sin desatender sus ocupaciones de la ciudad>.

    El precio de los terrenos vari! de uno y medio a dos reales la vara. $as

    condiciones de venta fueron muy favorables- hipoteca sobre el terreno por nueve

    a'os, con un interés del 9S anual, exenci!n de impuestos por cinco a'os sobre la

    propiedad, los materiales de construcci!n y la alcabala correspondiente a la venta.

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    Estas condiciones hicieron que los terrenos se vendieran r%pidamente. El

    notario recencio $andgrave, de mediados de agosto a noviembre de /810,

    expidi! 9B escrituras de compraventa como, por ejemplo, las que aquí se

    relacionan- :B de agosto de /810. +ot. recencio $andgrave. on Epigmenio

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    Losé Mariano "%nche# y Mora seg(n consta en la escritura del día /B de

    septiembre de /8A: ante el escribano on 6rancisco Madariaga que sit(a el

    referido rancho en una de las orillas de México y haciéndose sentir cada día m%s

    el deseo que manifiesta de fabricar casas en sus inmediaciones, tanto para

    facilitar por su parte los se'ores comparecentes los medios de reali#ar este deseo

    contribuyendo así al engrandecimiento de la capital, como por ser también (til y

    convincente a sus propios intereses, hicieron que el perito agrimensor on

    6rancisco Liméne# levantase el plano en el que est%n se'aladas las fracciones o

    lotes en que ha de quedar dividida. 5enden a on Manuel "oto las man#anas

    1 con :: =:1 varas /8 centésimos

    9 con /2 :/1 varas

    9 /T: con A02.91 centésimos

    // con := 222 varas

    /: con := 222 varas

    /B con :B BA1 varas con 02 centésimos

    /8 con := 222

    /0 con := 222

    :2 con :2 0A: varas A2 centésimos

    :A con /1 B22 varas

    :1 con /1 B22 varas

    :9 con /: 1A2 varas 8= centésimos

    que hacen una extensi!n superficial de ::8 892 varas cuadradas, bajo la

    precisa condici!n de que el espacio de tierra que abra#an las calles p(blicas noest% comprendido en esta venta, oblig%ndose al comprador de conservar la

    distribuci!n de ellos, tal como se encuentran marcadas en el terreno o en el plano

    respectivo con las variaciones que al practicar las medidas se le han hecho. Uue

    en tal virtud no resta otra cosa que el otorgamiento de la escritura que

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    corresponde y est% presente, por lo cual o en aquella mejor vía y forma que haya

    lugar en derecho y que m%s firme y valedero sea, los mencionados "res. 6lores

    hermanos otorgan- que por sí y a nombre de sus herederos y sucesores dan en

    venta real y enajenaci!n perpetua de hoy y para siempre por juro de heredad, al

    expresado on Manuel de "oto y los suyos las relacionadas man#anas o

    fracciones del )ancho de "anta María, con todas sus entradas y salidas, m%s,

    costumbres, derechos y servidumbres, bajo de los linderos que la ci'en y cuanto

    les toca y pertenece de hecho y de derecho, seg(n y c!mo las han poseído los

    "res. otorgantes y poseyeron sus causantes, en precio y cantidad de :8 92=

    pesos 12 centavos, o sea / real la vara que ha de reconocer el se'or comprador 

    por 0 a'os, en los términos y con las seguridades que se dir%n adelanteD pero si

    antes del vencimiento de dichos 0 a'os y en cualquier época de ellos le convinieraredimirlo, se le admitir% el pago, a ra#!n de 0 granos por vara. eclaran que dicha

    cantidad es el justo precio y verdadero valor de los expresados terrenos y cuanto

    les pertenece.

    $a colonia "anta María la )ibera, como otras que se fundaron entonces, naci!

    sin servicios debido a que no existía reglamentaci!n alguna que determinara las

    obligaciones de los fraccionadores y del ayuntamiento. $os acuerdos entre estos

    dos sectores frenaron en cierta medida el crecimiento de la colonia debido a queambos fallaron en el cumplimiento inmediato de las promesas que hicieron a los

    compradores. $os fraccionadores de nuevas colonias tenían la obligaci!n de tra#ar 

    calles y lotear, cediendo para la colonia terrenos destinados a iglesias, pla#a y

    mercado. El municipio proporcionaría el drenaje, agua y alumbrado. 3dem%s

    obtendrían exenci!n de impuestos y descuentos en los materiales de

    construcci!n, >siempre que la venta de ranchos y terrenos sea con el preciso

    objeto de edificar casas>, seg(n consta en el decreto del /8 de mayo de /810.

    on la formaci!n de nuevas colonias fuera de la ciudad, el ayuntamiento se vio

    obligado a reabsorber los gastos que demandaba una urbani#aci!n dirigida al

    beneficio privado y que no aportaba ingresos extras al siempre escaso

    presupuesto municipal.

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    $levar la urbani#aci!n a las poblaciones extramuros de la ciudad representaba

    un esfuer#o y un gasto muy considerables para el ayuntamiento, lo cual produjo

    reclamos constantes por parte de los habitantes de las colonias, quienes muchas

    veces debieron organi#arse para asumir los gastos por la instalaci!n de los

    servicios.

    esde /89/ Gcuando comen#! a ser habitada la coloniaG hasta /88B, por 

    medio de su propio esfuer#o los vecinos instalaron drenaje, fuentes de agua,

    empedrado, embanquetado y arbolado de algunas de las callesD reclamaron

    adem%s que la poblaci!n de esa colonia por sus >afanes y sacrificios, merecía la

    paternal protecci!n del *lustre uerpo Municipal>.

    "i bien es cierto que la colonia se ubic! en un lugar privilegiado en cuanto a

    vías de comunicaci!n- por un lado la avenida de "an osme y, por otro, la

    estaci!n de ferrocarril, su crecimiento en esta primera etapa fue lento, debido,

    seg(n los propios vecinos, a las constantes revoluciones y a la escase# de los

    servicios que caracteri#aron el periodo previo a la administraci!n del presidente

    ía#.

    "eg(n el plano de la ciudad de /89/, en la colonia "anta María la )ibera

    existían ya en obra m%s de cien casas. 4nas se encontraban parali#adas, seg(n

    la junta de vecinos, y en otras se trabajaba lentamente.

    El padr!n de /88: permite conocer un poco m%s sobre la situaci!n de la

    colonia en ese a'o. "u poblaci!n era de B B=: habitantes, contaba con 8/ po#os y

    todavía se mantenía ganado en amplios terrenos. esde entonces funcionaba el

    mercado de la alia, visitado cotidianamente por las amas de casa. &ambién

    había una ladrillera, una manufactura de seda, una f%brica de chocolates llamada

    $a Malinche, la Pasamanería 6rancesa Gsituada en la calle de 6resno, propiedad

    del se'or @ip!lito hamb!n y en la que operaban /12 obrerosG, así como una

    gran variedad de comercios como los de tintoreros, carpinteros y #apateros. Estos

    peque'os comercios se locali#aban principalmente sobre la avenida "anta María

    la )ibera, que era la vía de entrada a la colonia y, por lo tanto, la #ona comercial.

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    En el a'o de /88:, algunas calles cambiaron su nombre debido a que la

    empresa del 6errocarril entral compr! el rancho de 6resno, que estaba situado

    entre la estaci!n de Fuenavista y +onoalco y limitaba al poniente con la calle de

    Encino.

    urante el porfiriato la colonia "anta María la )ibera se desarroll! acorde con la

    política general del régimen, que se proponía hacer de la ciudad de México la

    expresi!n del fortalecimiento político. 3sí la ciudad se embelleci!, se limpi!, se

    ilumin! y se dot! con obras de saneamiento y de servicios que reflejaron una

    imagen pr!spera.

    En los a'os que corrieron entre /88A y /0/2 las obras de urbani#aci!n de la

    ciudad se concesionaron a empresas particulares y se hicieron del centro a la

    periferia, a manera de ondas concéntricas que partían de la #ona densamente

    poblada, hacia las #onas periféricas menos pobladas. "in embargo, esta nueva

    política no puso fin a la organi#aci!n de los vecinos, quienes continuaron

    demandando el apoyo del ayuntamiento para la soluci!n de sus problemas y para

    conseguir la urbani#aci!n de sus terrenos.

    El :B de julio de /89/ >se le concede a la colonia "anta María la )ibera una

    naranja de agua que sería conducida por un ca'!n principal de 0 pulgadas y de

    clase doble como para que la medida expresada sirva no s!lo para esa cantidad

    sino para m%s del doble>.

    En /80= se iniciaron las obras del drenaje de la ciudad. $a colonia comparti!

    los beneficios que supusieron, pero sus vecinos fueron quienes costearon las

    atarjeas y los colectores.

    En cuanto al alumbrado, las #onas m%s pobladas de la colonia contaban con

    alumbrado de gas y eléctrico, pero aun así, algunos vecinos se quejaban de que la>absoluta oscuridad que durante las noches envuelve a la 3lameda y a varias

    calles ofrece seguro abrigo a la perpetraci!n de delitos y atentados contra la

    moral>.

    En el alumbrado se repite la instalaci!n del servicio como ondas concéntricas

    de acuerdo con el poblamiento de la #ona. Por ejemplo- en agosto de /80= los

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    vecinos de la #ona central consiguieron el alumbrado eléctrico y en esa fecha los

    vecinos de la Ba. calle de livo y 9a. de hopo solicitaron al ayuntamiento la

    instalaci!n del servicio. ?ste les responde que, por encontrarse retirados de las

    #onas m%s pobladas, no pueden tener el servicio, que si les interesaba podrían

    instalarse l%mparas de trementina. aso similar es el del se'or @ip!lito hamb!n,

    propietario de una manufactura de seda en la Ba. calle de 6resno esquina con

    arpi!, que el /9 de mar#o de /800 solicita la lu# eléctrica porque empleaba en su

    f%brica /12 personas que a veces trabajaban de noche para recuperar las

    pérdidas sufridas por el temblor del :A de enero que destruy! parte de la f%brica.

    "us obreros eran mujeres y ni'os. Presentaba un plano y una serie de

    modificaciones al alumbrado. El :9 de mayo de /800 se le contest! que no se

    podía acceder a su solicitud.

    En cuanto a la situaci!n de las calles, algunas estaban empedradas pero su

    estado general era malo. En /022 se se'alaba que las vías p(blicas carecían de

    empedrados y banquetas, por lo que se tornaban intransitables en la época de

    lluvias. +o fue sino hasta la primera mitad del siglo cuando, al contratarse la

    pavimentaci!n general de la ciudad, la colonia "anta María la )ibera recibi! este

    beneficio.

    DESARROLLO Y EVOLUCIÓN.

    Primera etapa

    $a colonia "anta María la )ibera, a diferencia de la

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    >buen gusto> por medio de la decoraci!n. Ello repercuti! en la imagen de la

    colonia, que refleja un cierto tipo de vida y una homogeneidad en el paisaje

    urbano.

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    Encino, Rlamo, hopo, Pino, "anta María, iprés, +aranjo, "abino y 6resno

    fueron denominadas calles norte. En cambio 5ioleta, @ortensia, &ulip%n, Magnolia,

    amelia, de las 6lores, arpi! y Rl#ate recibieron el nombre de avenidas poniente.

    En /029 se acept! un nuevo proyecto para regresar la nomenclatura al viejo

    sistema nominal y rescatar los nombres antiguos de la colonia.

    tros factores que contribuyeron a desarrollo de la "anta María fueron los

    cambios en el sistema de transporte que redujeron la relaci!n tiempoHdistancia, la

    aparici!n de los ferrocarriles urbanos y suburbanos, la construcci!n de edificios

    p(blicos y el establecimiento de algunas f%bricas. En cuanto al servicio de los

    ferrocarriles, la "anta María fue una de las primeras colonias que se vio

    beneficiada por el cruce de las vías hacia &acuba, por el establecimiento de la

    estaci!n de Fuenavista y por el recorrido de dos circuitos- el de "anta MaríaH

    Fuenavista y el de "an osmeH"anta María.

    Entre los elementos que dieron individualidad y calidad a la colonia est%n

    edificios importantes como el *nstituto de

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    como la "anta María la )ibera, conservan su poblaci!n original identificada dentro

    de la clase media.

    Imaen !e la colonia

    "us habitantes fueron peque'os propietarios e industriales, comerciantes,

    profesionistas, religiosos, bur!cratas, militares, artesanos, carpinteros, alba'iles,

    que conformaron una poblaci!n en aumento constante. Para /88: la poblaci!n de

    la colonia era de B B=: habitantesD en /802 el padr!n nos se'ala que la colonia

    había alcan#ado una poblaci!n de seis mil habitantes.

    "obre el sector medio de la poblaci!n, muchos escritores de principios de siglo,

    como Lusto "ierra, 6rancisco Fulnes y Lulio

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    después de haber estado entre /889 y /0/2 en el lado sur de la 3lameda central,

    frente a la iglesia del Espíritu "anto. El ingeniero Losé )am!n *barrola lo dise'!

    para servir como pabell!n de México en la exposici!n internacional de +ueva

    rleans. El :9 de septiembre de /0/2 termin! el deambular del CiosCo, que se

    enrai#! en esta pla#a, donde domingo a domingo ha sido testigo de todo tipo de

    encuentros y reuniones. Es desmontable y se construy! con base en mamparas

    con ensambles, casadas y ricamente decoradas en estilo morisco, lo que permiti!

    trasladarlo de un lado a otro. En /0A9 se dot! de una l%mpara costeada por los

    vecinos, ahora desaparecida, y en /09B fue reparado para evitar el deterioro que

    estaba sufriendo.

    omo silente c!mplice de la colonia, ha visto cambiar su entorno, de naciente a

    consolidado, de pr!spero a decadenteD familias recién formadas que nacieron con

    la colonia, hijos que han llegado, padres y abuelos que se han ido, todos alg(n día

    caminaron en la pla#a y bajo el CiosCo.

    En la misma pla#a, ocupa la esquina norHoriente el Museo del *nstituto de

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    En el piso superior, una galería con columnas de capitel corintio coincide con

    los tres arcos inferiores y, como en muchos edificios p(blicos construidos en la

    época de Porfirio ía#, se observa un reloj en el centro, anunciando hasta la fecha

    cada hora con sus campanadas. $a cornisa sobre un arquitrabe decorado en

    piedra, con relieves de f!siles de caracol y bajo un pretil de remate, se contin(a a

    todo lo largo del edificio. &ambién resaltan en la fachada nombres de ciencias

    como geología, química, paleontología, geotécnica, entre otros.

    En el interior es notable la incorporaci!n del acero y el vidrio. $a doble escalera

    curva que arranca en el vestíbulo es espléndida tanto en su dise'o como en lamajestuosidad de su conjunto. En ella tenemos otro ejemplo de los pocos que

    quedan en México del art nouveau. Est% fabricada en hierro, terminada con

    m%rmol de arrara y es totalmente desmontable. $a incorporaci!n del vidrio est%

    representada en la c(pula elíptica que ilumina el vestíbulo desde el que arranca la

    escalera. En el primer piso, el espacio central complementa su decoraci!n con

    die# lien#os del pintor Losé María 5elasco, en los que se narra la evoluci!n de la

    vida terrestre, y siete vitrales con paisajes mexicanos. El resto de los acabados así

    como el mobiliario son complemento de este edificio, que conserva sus

    características originales.

    El /9 de noviembre de /0:0 el *nstituto

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    acero y el vidrio con los muros de tabique, y también es prefabricada y

    desarmable. &oda la vanguardia tecnol!gica recién llegada de Europa, que

    me#claba lo (til con lo estético, se conjuga en este edificio y se manifiesta

    abiertamente en su estructura, que se deja ver en lugar de ocultarse tras

    argamasa o cantera como en otros edificios de estructura met%lica.

    "u planta es de cru# con la nave longitudinal notoriamente m%s larga que la

    transversal. &iene cubierta de dos aguas y la fachada principal se caracteri#a por 

    sus dos esbeltas torres met%licas unidas por un arco también construido en

    metal, que sobresale del pa'o de cristal que cierra todo el frente del edificio.

    $a estructura fue hecha en 3lemania y montada en México por el ingeniero $uisFacmeister. $a ompa'ía Mexicana de Exposici!n Permanente, ".3., construy! el

    edificio con el fin de albergar exposiciones de productos industriales y artísticos

    con la participaci!n de expositores nacionales y extranjeros. El edificio se conoci!

    como El Palacio de ristal y después como el Pabell!n Laponés. El plan no

    prosper! y la compa'ía desapareci!, por lo que la "ecretaría de *nstrucci!n

    P(blica y Fellas 3rtes rent! el edificio y lo cedi! temporalmente a la delegaci!n

     japonesa para la exposici!n industrial y artística de /0/2 con motivo de las

    celebraciones del centenario de la *ndependencia.

    espués, la propia "ecretaría mand! instalar ahí el Museo de @istoria +atural,

    que ocup! el lugar hasta /09A, a'o en que se traslad! a hapultepec. "in

    embargo, la imagen del museo no desapareci! de la mente de muchas

    generaciones que a(n recuerdan sus visitas al edificio, que por su gran nave y

    altas torres a primera vista parecía una iglesia. El interior impactaba por el frío, elolor a humedad y la penumbra en la que se adivinaban los pasillos con grandes

    estantes y tarimas de madera. "e iniciaba el recorrido viendo los microscopios,

    pin#as, probetas, pipetas y otros extra'os instrumentos. $lamaba la atenci!n la

    vitrina con los artr!podos acomodados en fila del m%s peque'o al m%s grande-

    ara'as, cucarachas, escarabajos y hormigas. En el centro había una enorme

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    tar%ntula con patas y pan#a peludas. M%s adelante se encontraba un estante con

    una enorme lupa. En éste podían verse las pulgas vestidas, qui#% las m%s

    recordadas por muchos de nosotros- el novio de traje negro y polainas, la novia

    con esponjado vestido blanco, velo y un ramo de flores. $a china poblana llevaba

    amplia falda verde, blusa blanca y, terciado al pecho, un rebo#o rojo. $os

    mariachis lucían sus grandes sombreros negros. En un rinc!n un mueble contenía

    grandes frascos con fetos, cerebros e intestinos sumergidos en formol. En las

    tarimas de madera, colocadas sin mayor orden, estaban las momias sucias y

    calvas, los becerros de dos cabe#as y los perros de seis patas. 6inalmente el gran

    dinosaurio que semejaba un inmenso títere y al que podían cont%rsele costillas,

    vértebras y dientes.

    urante varios a'os el edificio estuvo vacío y en /0=1 fue restaurado por la

    4niversidad +acional 3ut!noma de México, instituci!n propietaria del inmueble

    que, tomando en cuenta la importancia del edificio como representante de una

    época, lo ha conservado en su estructura y con sus acabados. 3ctualmente se

    conoce como Museo 4niversitario del hopo y alberga exposiciones temporales

    de ciencias y artes, adem%s de presentar espect%culos musicales, teatro y dan#a,

    ya que la flexibilidad de su espacio interior así lo permite. "in duda es éste un

    edificio representativo de la colonia, recordado por quienes lo visitaron siendoMuseo de @istoria +atural y ahora reconocido como importante recinto cultural

    para los habitantes del norte de la ciudad.

    En "anta María la )ibera muchas escuelas han coincidido. 4nas

    desaparecieron y otras nuevas surgieron, siempre para servir a la poblaci!n local,

    lo que de alguna manera ha hecho que sean aceptadas. 3lgunas m%s ocupan

    casas que por su dimensi!n ya no pudieron ser mantenidas como habitaci!n y se

    adaptaron honorablemente a su nueva funci!n, como el *nstituto Mercantil deMonterrey, en "an osme 1, o la escuela

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    En concordancia con el ambiente familiar de la colonia existieron y existen

    varias opciones para la educaci!n en los colegios que a lo largo del tiempo se han

    ubicado en la "anta María la )ibera. Muchos de ellos estuvieron a cargo de

    religiosos. El colegio del "agrado ora#!n, por ejemplo, que estuvo en "an

    osme 01 hasta /0:9, a'o en que las monjas decidieron cerrar sus puertas

    debido a la persecuci!n religiosa.

    En la casa de los Mascarones, situada en la esquina de )ibera de "an osme y

    +aranjo, construida como casa de veraneo de los condes del 5alle de ri#aba en

    /=99, se aloj! el *nstituto ientífico de México, colegio de jesuítas que cerr! en

    /0/1. urante el siglo la gran casona de arquitectura barroca ha dado

    albergue a varias instituciones educativas. $a Escuela de 3ltos Estudios,

    posteriormente 6acultad de 6ilosofía y $etras de la 4niversidad +acional

     3ut!noma de México, tuvo en ella su sede hasta su traslado a iudad

    4niversitaria en /01A y la Escuela +acional de M(sica, a su ve#, la ocup! hasta

    /0=0. Estuvo cerrada algunos a'os y después, ya declarada monumento nacional,

    ha seguido en custodia de la propia 4niversidad.

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    ni tra#o. "u llegada fue un tanto agresiva desde el punto de vista del contexto

    urbano. 6undada en /0A8, la Escuela +ormal para maestros no se adapt! ni en

    tra#o urbano ni en su arquitectura al contexto de la colonia. "us grandes

    dimensiones, su construcci!n a base de edificios aislados con grandes patios de

    tabique aparente y blocC de vidrio hacen que no pare#ca parte de la colonia. "in

    embargo, no deja de ser un ejemplo representativo de la obra de Enrique K%'e#,

    quien siempre pugn! por la arquitectura funcionalista y se inclin! en favor de

    proyectos de orden social.

     3lrededor de los a'os cincuenta el olegio @ispanoH3mericano de las Losefinas

    lleg! a ocupar el lado oriente de la pla#a. En sus inicios se dedic! a la educaci!n

    para ni'as y después se convirti! en mixto, cuando así lo demandaron las

    necesidades de los pobladores de la colonia, a quienes sirve b%sicamente. "i bien

    el exterior del edificio refleja su car%cter moderno, no es una construcci!n

    incompatible con el contexto arquitect!nico.

    tros m%s estuvieron en la colonia o est%n a(n, como la "ecundaria

    Metropolitana $a $u#, que todavía funciona y en cuyo corredor las se'oritas $im!n$ascur%in montaban cada diciembre un gran +acimiento con escenas desde la

     3nunciaci!n hasta el alvario, que los vecinos esperaban y visitaban tradicionalH

    menteD el Cínder 6ederico 6roebel, que desde los a'os treinta sigue funcionando

    frente a la iglesia de los josefmos, y también la "ecundaria diurna n(mero : 3na

    María Ferlanga en la calle de 6resno, o la guardería infantil que abri! sus puertas

    en Rl#ate en la década de los a'os ochenta y que contin(a en funciones. "ería

    interminable mencionar todas las escuelas que se locali#an en "anta María la

    )ibera. 3lgunas mayores y otras m%s peque'as dan servicio diario a la comunidad

    >ribere'a>.

    $a iglesia y el mercado fueron, como las escuelas, compromiso de los

    fraccionadores en el tra#o inicial de la colonia. En la esquina de iprés y "an

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    osme estuvo el mercado de "an osme hasta la sexta década del siglo

    cuando fue desmantelado y los locatarios se trasladaron al mercado nuevo de "an

    osme en )ibera de "an osme y

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    despostillamientoD esta técnica, llamada de rajueleo, fue muy empleada en las

    construcciones de "anta María la )ibera.

     3l interior sobresale el cuerpo central en el que se enmarca el acceso al edificio.

    &res puertas de madera con vidrios grabados introducen a un amplio vestíbulo del

    que se desprenden las diferentes dependencias, entre las que resalta la gran

    capilla. El dise'o de puertas y ventanas se repite sobre toda la fachada, en la que

    el tabique y el tepetate aparentes se combinan y, adem%s * de su agradable

    aspecto, facilitan el mantenimiento del edificio.

     3 lo largo del siglo la construcci!n ha tenido algunas alteraciones. En uno

    de los dos edificios de habitaciones se suprimi! todo un piso y la parte posterior 

    del terreno, destinada a una huerta, pas! a otro propietario. "in embargo, el

    edificio se conserva en buenas condiciones y sirve todavía para su funci!n

    original.

    @abía y a(n hay muchos otros edificios de car%cter p(blico en "anta María la

    )ibera. Estaban los cines Majestic y Palacio, en cuyo lugar se encuentra ahora la

    Pla#a "anta María, y el teatro Fernardo

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    $a arquitectura de "anta María la )ibera fue habitacional por excelencia. @abía

    edificios de car%cter p(blico, algunos como excepci!n, y otros en funci!n de las

    necesidades de sus habitantes. $os comerciales e industriales eran muy escasos

    y su arquitectura no compiti! con la doméstica. Por ello las casas marcaron la

    pauta en cuanto a la configuraci!n de la "anta María.

    En los a'os cercanos a la fundaci!n de la colonia, las casas que se

    construyeron fueron en su mayoría unifamiliares y en n(mero menor 

    multifamiliares, distribuidas en privadas o edificios de departamentos.

    &anto las casas unifamiliares como las privadas se tra#aron en funci!n de un

    patio. ebido a que el espacio abierto había sido parte integral de la vida cotidianade los mexicanos, encontr! cabida en la vida de la ciudad desde los a'os de la

    olonia. 3sí se prolongaban las actividades del interior al exterior sin perder la

    intimidad ni la delimitaci!n de la propiedad privada. $as casas unifamiliares se

    pueden agrupar de acuerdo con su distribuci!n, ya que independientemente de

    ésta, la construcci!n y la decoraci!n en general fueron uniformes.

    En las casas construidas en predios de mayores dimensiones, el patio fuecuadrado o de claustro, con las habitaciones distribuidas en su derredor. Existen

    a(n varios ejemplos de ellas, en ocasiones con modificaciones pero en buen

    estado de conservaci!n, como la que se ubica en Enrique

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    +acional de Fellas 3rtes. "in embargo, en su interior se puede apreciar la

    distribuci!n de las habitaciones alrededor del patio, así como algunos detalles del

    estilo barroco catal%n Iseg(n sus escriturasJ con que fue edificada.

    tras opciones fueron la planta de medio claustro o planta en y la planta de

    alcayata o patio corrido, siempre en concordancia con las medidas del terreno. En

    la primera, las habitaciones se ubicaron sobre tres lados del patio, mientras que

    en la (ltima se alinearon hacia el fondo y sobre el frente del terreno.

    $as actividades en el exterior se complementaban con el corredor que, siempre

    rodeando el patio, hacía las veces tanto de circulaci!n como de #ona de estar o de

     juegos. $os grandes macetones de barro o de yeso daban al conjunto un

    acogedor ambiente en el que se llevaban a cabo gran parte de las actividades

    cotidianas. 3sí se encuentra en la actualidad el patio de la casa que perteneci! al

    doctor @ermilo asta'eda en "or Luana *nés de la ru# 08.

     $a distribuci!n y el funcionamiento de todas las casas fue similar, ya que las

    costumbres de sus habitantes eran casi las mismas. $a diferencia en su

    distribuci!n fue s!lo consecuencia de las dimensiones y la ubicaci!n del terreno,

    por lo que, con algunas variantes, la soluci!n arquitect!nica fue generalmente la

    misma.

     3sí, encontramos que las casas también tenían acceso a través de un #agu%n

    que se prolongaba en un patio hacia la parte posterior del predio.

    $a sala, siempre al frente de la casa, funcion! de la misma manera y la

    decoraci!n interior contribuy! para hacer del sal!n un espacio elegante y

    agradable. "illas y sillones con juegos de mesas, lunas, biombos y cortinas, se

    encontraron adornando sin distinci!n cada uno de los espacios interiores de las

    casas.

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     3lgunos ejemplos de ellas se encuentran en r. 3tl :=2 y :=:, par de casas

    construidas por Miguel "%nche# en /021 en Mariano 3#uela :A:, casa que

    perteneci! al propio Mariano 3#uela. 4na casa de patio que muestra un buen

    estado de conservaci!n es la de 6resno //8. $a escalera, a ambos extremos del

    corredor, conserva su barandal de hierro forjado pintado de blanco.

    El a#ulejo del piso combina figuras de colores claros que en el conjunto forman

    círculos, y da un agradable aspecto en todo el corredor. $as habitaciones

    dispuestas alrededor tienen todavía sus puertas de doble hoja de madera con

    algunos vidrios que mantienen su grabado original y en algunas éste ha sido

    sustituido por uno con el anagrama de los actuales due'os. ompletando el

    aspecto original, las ménsulas que soportan la cubierta del corredor son también

    originales y s!lo el material de la cubierta es de fabricaci!n reciente. omo típica

    planta de distribuci!n en , al frente se encuentra la sala y en el lado opuesto del

    corredor se ubica el comedor, que guarda su dignidad en el espacio y con la

    decoraci!n, y cuya importancia se resalta con la vidriera de cristales multicolores

    que adorna la ventana.

    Los espacios

    Es sin duda la arquitectura un espejo que refleja las actividades que en su

    espacio se reali#an. ?stas a su ve# recogen el modo de vida y las costumbres de

    la sociedad en cada uno de sus momentos.

    En todos los casos el comedor fue la habitaci!n de mayor jerarquía dentro de

    la casa. $as costumbres de la época hacían de las horas de comida casi un rito

    cotidiano presidido por el jefe de la familia. Eran los momentos de reuni!n familiar 

    en los que imperaban el orden, la disciplina y la intimidad. 3dem%s de su tama'o,

    mayor que el del resto de las dem%s habitaciones, la decoraci!n contribuy! a

    se'alar la importancia de su funci!n. 4n gran ventanal se abría sobre el patio o el

    corredor ostentando vidrieras multicolores o vitrales emplomados que se

    reservaban s!lo para el comedor. $os lambrines de madera o mosaico sobre los

    muros respaldaban a las c!modas y vitrinas en las que se acomodaban las vajillas

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    y la cristalería para las grandes ocasiones. En la parte alta molduras de yeso

    embarcaron los pa'os cerrados en los que ocasionalmente se colocaban grandes

    cuadros o tapices. ontinuaba la decoraci!n hacia la parte alta del recinto con

    molduras de yeso como marco de la habitaci!n y, al centro, la gran l%mpara

    pendiendo de un flor!n también de yeso moldurado y por lo general pintado.

    Encontramos en el interior de las rec%maras un gran espacio. 3dem%s del

    mobiliario propio de la rec%mara, como tocador, armario y c!moda, era costumbre

    para las damas de la primera época de la "anta María la )ibera incluir en su

    rec%mara una banca con bastidor y un costurero, para la labor casi diaria que era

    entonces parte integral de la vida femenina. M%s tarde, las casas de nivel

    econ!mico superior tendrían un cuarto especialmente destinado a la costura.

    En cuanto a los servicios, se ubicaban al final del corredor o sobre su

    prolongaci!n hacia la entrada posterior. El ba'o, (nico local de la casa separado

    del corredor, quedaba aislado por un cancel, que si bien no alcan#aba la altura del

    techo, pretendía darle privacidad.

    omo en un principio contar con agua corriente no era lo usual, el ba'o diario

    tampoco lo fue, no eran comunes las regaderas sino el uso de la tina, que era de

    hierro fundido y esmaltadoD descansaba sobre patas de bronce para estar aislada

    del suelo y evitar una baja de la temperatura del agua. $os lavabos también fueron

    de hierro y porcelana, pero esto no era una manifestaci!n de lujo, como podría

    pensarse en nuestros días.

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    e gran importancia no s!lo entre los servicios de la casa sino en la vida

    cotidiana, la cocina estaba ubicada cerca del comedor en la parte posterior de la

    casa. &enía acceso desde el patio para facilitar el abastecimiento y para servir 

    como entrada de sirvientes, en caso de contar con ellos, a la ve# que estaba cerca

    del patio, en donde algunas cocineras tenían sus peque'as siembras de hierbas

    de olor o algunas legumbres.

    En concordancia también con la gran importancia que entonces tenía el hecho

    de guisar, la cocina fue también un cuarto de amplias dimensiones. Procesar 

    completamente los alimentos para su preparaci!n, el n(mero de habitantes y laintervenci!n de varias manos obligaban a ello. El fog!n que en un principio se

    utili#!, como antecesor de la estufa de tractolina y después de gas, así como los

    enormes cacharros y ollas, fueron también causa directa de la gran amplitud del

    espacio. Para las mujeres de la casa, gran parte de las horas del día se llenaban

    con actividades dentro de este espacio. @abía grandes %reas para moler, me#clar 

    o picar, así como una gran mesa central que se usaba para estas actividades y

    para las comidas de los ni'os o de la servidumbre.

    En las paredes se ordenaban las ollas y ca#uelas m%s grandes que, por su

    tama'o, no encontraban cabida en las alacenas y que, a su ve#, decoraban los

    pa'os lisos de los muros recubiertos s!lo con pintura. $a ventana en las cocinas

    se abría en la mitad superior del muro y no formaba parte de una puerta como en

    el resto de las habitaciones.

     3nexo a la cocina se ubicaba un espacio para alacena. Materias primas,

    granos, harinas, compotas y muchas cosas m%s se me#claban con vajillas,

    ca#uelas y cacharros, indispensables en las cocinas, lo que hi#o de este espacio

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    una especie de santuario para la due'a de la cocina y un lugar anhelado, por 

    prohibido, para los menores.

     3(n en nuestro tiempo muchas de las casas que nos ocupan conservan,adem%s de su planta arquitect!nica, el mismo uso de los espacios. El mobiliario

    que permanece en su sitio da cuenta de la vida diaria durante el auge de la

    colonia "anta María. Encontramos casas como la que pertenecía al peletero

    Eduardo M;ller, en la calle de "abino, que se mantiene tal como en /808.

    onserva la disposici!n y decoraci!n de los interiores e incluso los muebles de

    ba'o.

    tra característica novedosa fue la de los entresuelos. En las casas de "anta

    María la )ibera fueron de uso obligado, ya que los pisos de duela necesitaban

    aislarse del contacto directo del terreno para evitar la humedad. Esta soluci!n fue

    vanguardista en México, donde el problema de la humedad era constante en las

    casas del virreinato.

    "in embargo, las soluciones dadas al entresuelo también tuvieron variantes. En

    algunos casos s!lo hay un desplante sobre el terreno, de escasos sesenta osetenta centímetros, mientras que en otros se agranda dejando espacio suficiente

    para un s!tano o llega a tener la altura de un entrepiso completo, que se utili#aba

    como bodegas o habitaciones para la servidumbre, como en Laime &orres Fodet

    :B:, proyectada por el arquitecto 6. de la $ama y construida por 6.

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    encuentran protegidas con pedacería de piedra para evitar el deterioro del material

    y el desli#amiento de las partes. El tabique sílicoHcalc%reo se alternaba en franjas

    de dos colores para contribuir a la decoraci!n de las fachadas, o bien los pa'os

    entre ventana y ventana se recubrieron con tableros de a#ulejo, como se ve en la

    casa ubicada en 6resno /00, que conserva sus tableros de a#ulejo auténticos en

    la fachada así como la fecha de su construcci!n, /9 de septiembre de /880,

    grabada a la vista. "e incluían asimismo pilastras de piedra o columnas de

    cantería que encuadraban las ventanas. $a cantería y la piedra se tallaban con

    figuras geométricas o motivos vegetales o incluso con dise'os semejantes a los

    de las rejas de los balcones. En la parte superior se colocaron cornisas y

    balaustradas de piedra sobresaliendo del pa'o de la fachada que completaron la

    decoraci!n exterior. Esculturas de piedra, g%rgolas y macetones remataron lasconstrucciones en las a#oteas como elemento de liga de la fachada.

    $as fachadas interiores en torno al patio se trabajaban cuidadosamente,

    porque el espacio era, como ya se dijo, importante para las horas de convivencia.

    $ambrines de a#ulejo de vistosos dise'os se combinaban con aplanados de yeso

    y molduras para enmarcar los pa'os cerradosD también sobre las puertas de las

    habitaciones se hacían adornos con molduras de variados motivos o se grababa el

    anagrama de la familia. El barandal del corredor era de hierro forjado o laminado,con perfiles de forja o soleras, con dise'os similares o distintos a los de las rejas

    del exterior y solían tener integrados aros en los que se colocaban macetas que,

    con sus flores, adornaban el conjunto. $as columnas de los corredores, si bien

    cumplían una funci!n estructural para sostener la cubierta, también eran parte de

    la decoraci!n. e hierro de una sola pie#a con capitel integrado en el que se

    apoy! la viguería de la cubierta, en la parte inferior quedan ancladas a un

    basamento que sube del terreno a la altura del corredor y que sujeta la columna

    con cuatro anclas de tornillo. 3(n en nuestros días encontramos ejemplos

    originales de estas columnas en varias casas, entre las que se encuentran las

    ubicadas en "abino /B1 y en +aranjo //2.

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      $os pisos también tenían su importancia en la decoraci!n de las casas y

    también contribuyeron a distinguir los detalles de cada una. En el exterior eran de

    piedra o mosaico, y en el interior, de madera o mosaico. El mosaico que se usaba

    era de pasta, con colores que se concentraban en puntos específicos de cada

    pie#a para que, al quedar colocadas, formaran diferentes motivos geométricos que

    daban gran realce y vista al conjunto. En los mosaicos que se colocaban en

    exteriores o en #onas de mayor circulaci!n se les ponía un grabado con prensa

    para obtener un acabado antiderrapante. En el contorno de habitaciones y

    corredores se colocaba una cenefa del mismo mosaico y color, pero con variaci!n

    en los motivos, para enmarcar la #ona. e alguna manera la calidad de los

    mosaicos era un reflejo de la mejor situaci!n econ!mica que tenían algunos de los

    propietarios.

    Las casas multifamiliares

    "i bien la mayoría de las casas era de uso unifamiliar, había también

    multifamiliares en n(mero suficiente como para integrar una tipología

    arquitect!nica. Para las familias cuyos recursos no alcan#aron para hacerse de

    una casa sola, la vivienda multifamiliar fue una opci!n que les permiti! iniciarse en

    la vida moderna fuera de la ciudad tradicional. 3dem%s de un espacio propio y

    nuevo, ofreci! la posibilidad de convivencia cercana entre vecinos que, sobre todo

    para los recién llegados a la capital, pudo ser una manera de continuar con su

    tradicional vida comunitaria.

    $os habitantes que ocuparon las habitaciones multifamiliares en los primeros

    a'os de la "anta María, pertenecían al mismo grupo social que los dem%s y tenían

    el mismo tipo de vida y costumbres. 3ctualmente esta tradici!n ha variado y las

    viviendas admiten muchas m%s personas que para las que se proyectaron.

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    4n primer grupo son las privadas. Por su distribuci!n, dimensiones y servicios

    responden m%s a las necesidades de familias de mayor solvencia econ!mica. "e

    construyeron alrededor de un patio central que iba desde el acceso principal hacia

    el fondo del terreno. $as casas tenían su entrada en dicho patio, que era de uso

    com(n, y en el interior contaban con su propia a#otehuela o patio de servicio así

    como con sus propios servicios sanitarios, lo que las diferencia de las llamadas

    vecindades, en las que los servicios son compartidos.

    $as hay de uno o dos pisos, en cuyo caso una escalera de piedra forjada sobre

    alfardas de hierro o tabique arranca desde el centro del patio, y en el segundo

    tramo se abre en una doble rampa que conduce a ambos lados del corredor y

    distribuye las habitaciones del piso superior. En la medida en que el n(mero de

    casas aumenta dentro de una privada se reducen tanto los espacios como los

    costos, lo que se'ala un nivel econ!mico m%s bajo en sus propietarios.

    Este mismo tipo de privadas puede variar dejando al frente peque'os locales

    para comercios o talleres, que se abren hacia la calle, mientras que al centro

    queda la puerta al patio. omo ejemplo puede verse la ubicada en edro :A.

    Existen otros ejemplos de vivienda multifamiliar en los que se combina el patiorodeado de casas con departamentos de acceso directo desde la calle y dos

    puertas consecutivas que se abren a cada lado de la central. 4na de ellas

    corresponde a un departamento en planta baja, mientras que la otra se abre a una

    escalera interior que conduce al departamento del piso superior. bien, al frente

    se ubican dos casas de mayor tama'o que las del interior y, aunque forman parte

    del conjunto, tienen acceso independiente desde la banqueta. &al es el caso de los

    n(meros /=1, /==, /=0, /8/ y /8B de Enrique

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    del interior del patio. En la calle de edro una de estas casas ocupa el n(mero 19.

    "us fachadas exterior e interior se cubren con un aplanado gris, interrumpido por 

    una moldura hori#ontal que forma un marco sobre cada una de las ventanas y da

    unidad a la fachada. "!lo en el piso superior hay ventanas y éstas se guardan tras

    un barandal de piedra calada en lugar del m%s com(n de hierro.

     3l otro lado de la calle, en el n(mero 10, se encuentra otra de estas casas

    multifamiliares de dos niveles. Esta ve# s!lo la planta alta conserva sus ventanas

    de doble hoja y marco moldurado de madera y enmarcadas en piedra con un

    medio arco superior. 4n par de ventanas tras una balaustrada de piedra resalta el

    cuerpo central en el que se encuentra la puerta de acceso al patio, y otras dos de

    cada lado se abren sobre una reja de hierro fundido. En la planta baja, cortinas de

    hierro sustituyen las puertas y ventanas originales. "in embargo, el patio interior 

    guarda una espléndida escalera que inicia en doble rampa y que en el segundo

    tramo se convierte en una sola que llega al corredor superior. &anto las rejas como

    el piso lucen suntuosos, como en los tiempos cercanos a su construcci!nD se

    adornan con las plantas del corredor y una lu# filtrada por una cubierta que se ha

    puesto sobre el patio.

    $a fachada de otra casa m%s, ubicada en "or Luana *nés de la ru# /A=, se

    divide verticalmente en tres cuerpos. $a puerta al centro es flanqueada por dos

    ventanas inscritas en un arco, que se resguardan tras balaustradas de piedra. El

    tabique se combina en franjas hori#ontales y recubre todo el muro. En el interior, la

    escalera central de doble rampa y los departamentos en torno al patio describen

    vívidamente el concepto de este programa habitacional.

    &odavía hay otra opci!n para las casas de departamentos solucionados en

    planta baja y alta. ada uno de ellos tiene acceso directo desde la calle sin

    presencia de patio central. Esta soluci!n se encuentra en terrenos de grandes

    dimensiones o en esquinas, como por ejemplo las casas de Enrique

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    calle de

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    hace por medio de pasillos cortos que con ciertos recovecos conducen a los

    diferentes departamentos. $as casas no poseen m%s de dos pisos y el n(mero de

    departamentos no sobrepasa los seis en la mayoría de los casos. $a planta baja

    se ocup! con accesorias para negocios y comercios, por lo que fue de mayor 

    altura que el piso superior, reservado para las habitaciones. $a entrada era una

    sola puerta grande que se abría a una escalera de piedra que comunicaba con los

    departamentos.

    $a mayoría de estos edificios se construy! en los predios de las esquinas. Por 

    un lado, el tra#o rectangular de los terrenos de casas unifamiliares dejaba las

    esquinas libres de manera natural, en un tama'o m%s conveniente para

    departamentos. Por otro lado, al crecer el frente de banqueta, aumentaba el

    n(mero de locales para renta, adem%s de las posibilidades de iluminaci!n para los

    departamentos en el primer nivel.

    El aspecto exterior coincide con el de las casas unifamiliares en cuanto al uso y

    la combinaci!n de los materiales, así como en los acabados y elementos

    decorativos. "e combinan la piedra y el tabique, y el tabique sílicoHcalc%reo se

    alterna en franjas de colores. $a ventana del comedor de alg(n departamento

    resalta en la fachada de igual manera que en las casas unifamiliares. En 3ntonio

     Rl#ate n(mero A9, por ejemplo, el contraste entre las franjas de colores se acent(a

    porque una se remete mientras la otra permanece al pa'o de la fachada,

    produciendo un juego de lu# y sombra. $a ventana del comedor sale totalmente

    sobre la fachada en un medio polígono adosado que se adorna con vidrios de

    colores. tra m%s, embarcada en piedra, luce un marco de madera moldurado en

    estilo ya cercano al art nouveau, que a'os m%s tarde se repetiría en varias

    construcciones de la colonia )oma. "us vidrios, en el mismo estilo, me#clan las

    típicas formas vegetales sobre cuadros de colores. "on s!lo seis departamentos,lo que facilita tanto la distribuci!n interior como la homogeneidad de la fachada

    con las casas unifamiliares.

    En &orres Fodet /A8 y /12 se encuentran dos casas de departamentos

    construidas por el ingeniero Luan 6leury, quien contribuy! con varias obras para la

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    colonia. $a primera, m%s modesta que la segunda, conserva sus ventanas

    embarcadas en piedra grabada, recurso que 6leury utili#a frecuentemente, y la

    cornisa, que unifica toda la fachada en la parte superior. "obre ella se encuentran

    tramos de piedra con el mismo grabado que las ventanas. El muro de la fachada

    en el piso superior ha sido aplanado, mientras que la planta baja, ocupada por 

    comercios, abre sus modernos escaparates hacia la calle.

    $a segunda, de mayor tama'o, se ubica en el predio de la esquina y conserva

    su decoraci!n m%s rica y elegante, así como sus ventanas y puerta principal.

    olumnas adosadas de piedra, adornadas con estrías y medallones, se contin(an

    a lo largo de los dos niveles embarcando el acceso en la planta baja y el balc!n

    principal en la planta alta. ada una de las ventanas tiene un remate superior con

    motivos vegetales alrededor de una peque'a cartera y una reja curva de hierro

    forjado que cubre un peque'o balc!n apenas insinuado. 3lguna de ellas conserva

    todavía sus vidrios grabados originales.

    omo se ha se'alado, la variaci!n que existe en las habitaciones

    multifamiliares responde a las posibilidades econ!micas de sus propietarios asícomo a la incursi!n en nuevos dise'os que generaron resultados diferentes. El

    espacio se reduce y la vida se torna privada hacia el interior. $a iluminaci!n

    natural es menor al no existir el patio central, sin embargo, hay ventajas que

    sustituyen las de casas unifamiliares. $a vida comunitaria es m%s cercana al

    compartir espacios y patios comunes, lo que fomenta el arraigo y la pertenencia

    entre las familias.

    Otras construcciones

    En "anta María la )ibera existen varias construcciones que no corresponden a

    ninguna de las tipologías cl%sicas de "anta María, ya que durante el porfiriato

    hubo casos de eclecticismo en la arquitectura de la ciudad de México. $as

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    diferentes influencias externas, los nuevos programas arquitect!nicos y los

    cambios en la sociedad propiciaron la construcci!n de algunas casas con

    aspectos formales de diversos tipos.

     3sí encontramos casas que re(nen elementos de arquitecturas vistas en otros

    países correspondientes a épocas anteriores y que, con mayor o menor acierto, se

    me#clan en las construcciones de la "anta María. En "alvador ía# Mir!n /18 las

    ventanas que abren sobre la fachada se inscriben en un arco apuntado, tra#ado

    sin ning(n principio de geometría, pero que de alguna manera tuvo su inspiraci!n

    de la arquitectura g!tica. "obre la misma calle, cincuenta y dos casas m%s

    adelante, una construcci!n de poco frente se levanta en tres niveles en los que se

    alternan arcos lobulados, apuntados o mixtos. Este tipo de arcos, pareados

    lobulados, se encuentra en varias casas de la colonia. *ncluso fachadas que han

    sido renovadas, como la de 3mado +ervo 9B, conservaron el pa'o donde se

    abrían las ventanas enmarcadas en ellas.

    tro tipo de eclectisismo es el de aquellas casas que re(nen elementos

    constructivos semejantes a castillos o fortificaciones con torres y g%rgolas, en una

    sola fachada en la que se abren arcos sobre modernas ventanas. En Enrique

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    $a distribuci!n es interior, como en la casa de la familia Pére# Escamilla en la

    calle de "or Luana *nés de la ru#, la de "abino //: o la de Eligi! 3ncona 98,

    entre otras. $as construcciones pertenecientes a esta época dejan el patio fuera

    de la casa. +o se usa m%s como parte integradora del espacio ni de las

    actividades diarias. $a casa se soluciona en dos plantas y las habitaciones dan

    hacia el patio que se utili#a para iluminar y ventilar. 4n gran vestíbulo en la planta

    baja es ahora el enlace entre las habitaciones, a la ve# que cumple funciones de

    recibidor al ser el primer espacio de acceso al interior de la casa. $a sala, el

    comedor, la biblioteca o el despacho se distribuyen a partir del vestíbulo, del que

    también arranca la escalera hacia la planta alta. Este espacio se convierte en

    centro de la casa por ser el enlace entre las habitaciones y entre las dos plantas.

    $os techos, elevados de por sí, se elevan a(n m%s por la doble altura que originala escalera, y con ello confieren a este espacio central cierto aire de

    monumentalidad. $os muros se aprovechan para colocar tapices o enormes

    lien#os, que de otra manera no tendrían cabida en el hogar. El mobiliario aumenta

    puesto que ahora el espacio de convivencia es interior y admite mesas, consolas,

    l%mparas, sillones y vitrinas que en el corredor no tenían lugar.

    En la planta alta el vestíbulo es de menor tama'o, ya que su funci!n es s!lo de

    distribuci!n hacia las rec%maras, adem%s de que la #ona sigue preservando suintimidad fuera del alcance de extra'os. $os servicios sanitarios se integran al

    n(cleo de las rec%maras en un auténtico cuarto de ba'o, de amplias dimensiones,

    que re(ne los servicios de higiene en un solo local.

    En la planta baja, la cocina mantiene su lugar cerca del comedor y con acceso

    desde la parte posterior del patio. onserva las dimensiones de su espacio dado

    que sus funciones siguen siendo las mismas. 3parece en algunas ocasiones unlugar intermedio entre la cocina y el comedor llamado office.

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    Se%n!a etapa

    "anta María la )ibera continu! su desarrollo de manera paralela a los cambios

    del contexto nacional, que, a su ve#, no podían sustraerse de los avances

    tecnol!gicos y factores políticos que en el %mbito mundial fueron responsables de

    nuevas modalidades en la vida cotidiana.

    omo consecuencia del derrumbe de la Folsa de +ueva KorC, ocurrido el

    martes :0 de octubre de /0:0, miles de personas fueron arrastradas a la miseria.

    $a producci!n industrial disminuy!, el campo dej! de producir y el desempleo

    creci! a niveles insospechados en Estados 4nidos y, en consecuencia, en nuestro

    país, econ!micamente dependiente del gigante del norte. En México, ya desde losa'os veinte y después, hacia los treinta, la gente llegaba de la provincia y el

    campo para buscar un medio de subsistencia que ya no podía encontrar en su

    lugar de origen. $a situaci!n mejor! un poco al declararse la segunda guerra

    mundial, en septiembre de /0B0. En la economía de guerra eran muy importantes

    las materias primas y los productos que México poseía en abundancia, tales como

    el petr!leo recién nacionali#ado, el cobre para los conductores y los productos

    elaborados, como #apatos para el ejército. $a mejoría fue mayor en /0A:, con la

    entrada de Estados 4nidos al campo de las hostilidades, pues las f%bricas

    abrieron sus puertas a los obreros mexicanos para ocupar las pla#as dejadas por 

    quienes se tenían que enlistar. "in embargo, a pesar de las mejoras econ!micas,

    no creci! la demanda de la construcci!n habitacional.

    En cuanto a las técnicas constructivas, el concreto refor#ado, introducido en los

    primeros a'os del siglo, consolid! su presencia en la mayoría de las

    construcciones. Por otro lado, nuevos criterios constructivos lograban ahorro de

    materiales y ventajas de resistencia con el uso del ladrillo, popularmente llamado

    >tabique> en México. 3l espesor dado a los muros Gsiete, catorce o veintiocho

    centímetrosG se a'adían refuer#os verticales y hori#ontales que confinaban e

    material y así aumentaban su resistencia contra los sismos y se aligeraba el peso

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    total, de modo que las cimentaciones, de mampostería, se abarataban. $a

    necesidad de construir casas que estuvieran al alcance de los estratos menos

    privilegiados de la sociedad, había llevado a semejantes logros técnicos.

     3sí aparecieron los conjuntos de casas de dimensiones mínimas, pero dignas,

    para alojar a una familia obrera. $os arquitectos Luan $egarreta y Enrique K%'e#,

    entre otros, proyectaron y construyeron casas en serie en las colonias Mocte#uma,

    Falbuena y "an Lacinto principalmente. Pronto las ventajas técnicas fueron tan

    reconocidas, que del nivel de casas para obreros saltaron a estratos superiores y,

    en la década de los a'os cuarenta, la construcci!n en la ciudad de México era con

    base en muros de catorce centímetros Imuro con tabique al hiloJ, lo cual

    representaba el m%ximo ahorro y la mayor resistencia frente a los temblores de

    tierra, siempre presentes en la capital mexicana.

    $a habitaci!n de la clase media no tard! en definirse seg(n criterios que hacían

    rendir el espacio y los recursos econ!micos. e tal modo se perdieron los patios

    interiores y se unieron la estancia y el comedor, para formar una sola %rea

    principal del nuevo tipo de casas. $a necesidad de iluminaci!n y de ventilaci!n, junto con la supresi!n de patios interiores en aras del ahorro de terreno, hicieron

    que aparecieran los >po#os de lu#> para ventilar y dar lu# natural a los espacios

    interiores. $os tradicionales roperos se sustituyeron por modernos closets. El

    ahorro logrado en espacios y en costos fue notable. El cambio en el espacio

    interior fue bien aceptado y adem%s se introdujeron nuevos estilos decorativos