Seis magníficos relatos de uno de los autores más valiosos ...

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Seismagníficosrelatosdeunodelosautoresmásvaliososysignificativosdelas últimas décadas, que ahondan y, si cabe, perfeccionan su personaluniverso literario, con un broche de oro final: el relato que da título alvolumen, reconstrucción imaginaria de los últimos días de Chéjov, quealcanzacotasdeauténticagenialidad.

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RaymondCarver

TresrosasamarillasePUBr1.0

Banshee&chungalitos30.07.13

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Títulooriginal:ElephantandOtherStoriesRaymondCarver,1988Traducción:JesúsZulaika

LosrelatosdeTresrosasamarillasformaronparte,como«NewStories»,delaantologíadeRaymondCarverWhereI’mCallingFrom(AtlanticMonthlyPress,NuevaYork,1988)ysepublicaroncomolibrounitarioenInglaterraconeltítuloElephantandOtherStories(CollinsHarvill,Londres,1988).

Editordigital:BansheeePubbaser1.0

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ATessGallagher

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«Elhombrenuncapuede saberquédebequerer, porquevive sólo una vida y no tienemodo de compararla consus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidasposteriores».

MILANKUNDERA

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Cajas

Mimadre ha hecho lasmaletas y está lista paramudarse. Pero el domingo por latarde,enelúltimominuto,telefoneaynospidequevayamosacenarconella.

—Elfrigoríficoseestádescongelando—explica—.Tengoquefreírelpolloantesdequeseecheaperder.

Dicequellevemosplatosytenedoresycuchillos.Quehaembaladolamayorpartedelavajillaydelascosasdecocina.

—Venidacenarconmigoporúltimavez—dice—.TúyJill.Cuelgoysigounmomentojuntoalaventana,pensandocómopodríazafarmede

esteasunto.Peronopuedo.AsíquealcabomevuelvoaJillyledigo:—Vamosacasademamá.Nosinvitaaunacenadedespedida.JillestáenlamesaconuncatálogodeSears.Quierecomprarunascortinas.Pero

haestadoescuchando,yhaceunamueca.—¿Tenemos que ir? —pregunta. Dobla una esquina de la página y cierra el

catálogo.Suspira—.Dios,sóloestemeshemosidoacomerconelladosotresveces.¿Seguroquevaamarcharsealgúndía?

Jillsiemprediceloquepiensa.Tienetreintaycincoaños,llevaelpelocortoysededicaaasearypeinarperros.Antesdeganarselavidaconlosperros—trabajoquelegusta—,fueamadecasaymadre.Perounbuendíatodosefuealgarete.SuprimermaridosecuestróasusdoshijosyselosllevóaviviraAustralia.Susegundomaridobebía,yladejóconuntímpanorotoantesdearremeterconelcochecontraelpretildeunpuenteycaeralríoElwha.Noteníasegurodevida,yparaquéhablardeunseguroque cubriera daños a la propiedad ajena. Jill tuvo que endeudarse para pagar elentierro, y al poco—¿no es el colmo?— le llegó la factura de la reparación delpuente.Tuvoquehacer frenteasimismoa suspropias facturasmédicas.Hoypuedecontartodoesto:lohasuperado.Peroconmimadreselehaagotadolapaciencia.Yamítambién.Peroyonotengootraopción.

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—Sevapasadomañana—digo—.Oye,Jill,notienesporquéhacerloadisgusto.¿Quieresvenirconmigoono?

Ledigoquemeda igual.Que lediréamamáque tiene jaqueca.Novaaser laprimeramentiraquedigoenmivida.

—Voycontigo—dice.Ysinmásselevantaysemeteenelcuartodebaño,queeselsitiodondelegustaencerrarsecuandoestáenfurruñada.

Llevamos juntosdesdeagostopasado,másomenospor las fechas enqueamimadrese leocurriómarcharsedeCaliforniayvenirseaviviraquí,aLongview.Jillintentótomárselolomejorposible.Peroelquemimadreaparecierajustocuandoin-tentábamos empezar a ser una pareja era algo que ni se nos había pasado por lacabeza. Jilldijoque le recordaba loquehabía tenidoquepasarcon lamadrede suprimermarido.

—Eraunalapa—explicaba—.¿Sabesloquequierodecir?Eraalgotanagobiantequeapenasmedejabarespirar.

JustoesdecirquemimadreveaJillcomoaunaintrusa.AsusojosJillnoessinounamásenlaseriedechicasquehanidoapareciendoenmividadesdequemimujerme abandonó. Alguien, a su juicio, capaz de apropiarse de parcelas de afecto, deatención e incluso de dinero que de otro modo irían a parar a ella. Pero ¿alguienmerecedorderespeto?Enabsoluto.Recuerdo—soncosasquenoseolvidan—queamimujer,antesdecasarnos,latratabadeputa,yquevolvióatratarladeputaquinceañosdespués,cuandomedejóporotro.

Jillymimadre,cuandoestánjuntas,sonbastanteamableslaunaconlaotra.Seabrazansiemprequeseencuentranosedespiden.Hablandelasúltimasofertasdelastiendas.PeroJilltemelosmomentosenquetienequequedarseasolasconmimadre.Dicequemimadreledejaelánimoporlossuelos.Queesnegativaentodo,quevemalatodoelmundo,yquedeberíaencontrarunasalida,algoenqueocuparse,comosuelehacerlagentedesuedad.Hacerganchillo,porejemplo,ojugaralascartasenelHogardelaTerceraEdad,oiralaiglesia.Algo,loquesea,yquenosdejeenpaz.Peromimadretienesupropiomododeresolverlascosas.UndíanoscomunicóquesevolvíaaCalifornia.Aldiabloconestaciudadysushabitantes¡Vayaunsitioparavivir!No seguiría viviendo en semejante ciudad aunque le regalaran la casa dondeviveyotrasseismás.

Undíaodosdespuésde tomar taldecisión, tenía todas suscosasembaladasencajas. Esto fue en enero. O quizá en febrero. El invierno pasado, en todo caso. Yestamosa finalesde junio.Lascajas llevanmesesenel suelodesucasa,por todaspartes.Parairdeuncuartoaotrohayqueesquivarlasopasarporencimadeellas.Ésa

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noesformadevivirparalamadredenadie.AlcabodeunosdiezminutosJillsaledelcuartodebaño.Heencontradolacolilla

deunporroy tratode fumármelamientrasme tomoungingeraleymirocómounvecino cambia el aceite del coche. Jill nomemira. Se va a la cocina ymete unosplatosyunoscubiertosenunabolsadepapel.Perocuandovuelveycruzalasalamelevantoynosabrazamos.YJilldice:

—Estábien.¿Quéesloqueestábien?,mepregunto.Nadaestábien,segúnveoyolascosas.

Peroellaseabrazaamíymedapalmaditasenlaespalda.Mellegasuolorachampúpara perros. Lo trae del trabajo, y es un olor que está en todas partes.Hasta en lacama,cuandoestamosjuntos.Medaunapalmaditafinal.Luegosalimosycogemoselcocheycruzamoslaciudadrumboacasademimadre.

Megusta laciudaddondevivo.Alprincipionomegustaba.Nohabíanadaquehacerporlanoche,ymesentíamuysolo.LuegoconocíaJill.Unassemanasdespuésse trajo las cosas a casa y empezó a vivir conmigo.Nonos pusimosmetas a largoplazo.Éramosfelicesyteníamosunavidajuntos.Nosdecíamosquealfinnossonreíalasuerte.Peromimadrenoteníanadaentremanos.Asíquemeescribióparadecirmequehabíadecididovenirseaquíavivir.Yolecontestéquelaideanomeparecíatanmaravillosa. Que aquí en invierno hacía un tiempo horrible. Que estabanconstruyendounacárcel apocoskilómetrosde la ciudad.Queestoestabahasta lostopesde turistasdurante todoelverano.Peroellahizocomosinohubiera recibidoningunademiscartas,yundíasepresentóaquí.Nohacíaniunmesdesu llegadacuandomedijoqueodiabaestaciudad.Empezóacomportarsecomosifueramíalaculpa de que se hubiera mudado y de que le resultara todo tan desagradable. Mellamabaporteléfonoymedecíapestesdelaciudad.

—Sonpullasparaquetesientasculpable—medecíaJill.Me llamaba y me contaba que el servicio de autobuses era espantoso y los

conductores antipáticos. ¿El Hogar de la Tercera Edad? No le apetecían nada laspartidasdecartas.

—Quesevayanaldiablo—medecía—.Yquesellevenconelloslabaraja.Los empleados del supermercado siempre estaban demal humor, y a los de la

estación de servicio les tenían sin cuidado ella y su coche. De Larry Hadlock, sucasero,teníayaunaopiniónmuyclara.«ElreyLarry»,lollamaba.

—Secreesuperioratodoelmundoporquetieneunpardecasuchasparaalquilaryunoscuantosdólares.Ojalánuncamehubieratopadoconél.

Cuandollegó,enagosto,elcalorselehacíainsoportable,yenseptiembreempezó

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allover.Durantevariassemanaslloviócasidiariamente.Enoctubreempezóahacerfrío.Ynevóennoviembreydiciembre.Peroyamuchoantesdeestasfechassehabíapuestoaecharpestesdelaciudadydesusgentes,hastaqueunbuendíamecansédeoírlayasíselohicesaber.Seechóallorarylaestrechéentremisbrazos,ypenséquelacosahabíaquedadozanjada.Peroalcabodeunosdíasvolvióaempezar:lamismacantinela.JustoantesdeNavidad,mellamóparapreguntarmecuándoibaapasarporsucasaparallevarlesusregalos.Meanuncióquenohabíapuestoelárbol,yquenotenía intención de hacerlo. Y luego añadió algo más. Dijo que si el tiempo nomejorabaibaamatarse.

—Nodigastonterías—dijeyo.—Hablo en serio, cariño.No quiero volver a ver esta ciudad si no es desde el

ataúd.Odioestemalditositio.Nosécómosemeocurrióvenir.Megustaríamorirmeyacabarcontodoesto.

Recuerdoquemehabíaquedadoconelteléfonoaloído,mirandoaunhombrequeen lo alto de un poste manipulaba un cable eléctrico. La nieve se arremolinabaalrededordesucabeza.Enunmomentodadoelhombreseseparódelposteyquedócomoen el aire, sujeto sólopor el cinturónde seguridad. ¿Y si se cae?, pensé.Noteníalamenorideadeloqueibaadeciracontinuación.Teníaquedeciralgo.Peromiser sólo albergaba sentimientos indignos, pensamientos que ningún hijo deberíapermitirse.

—Eresmimadre—dijealcabo—.¿Quépuedohacerparaayudarte?—Cariño, tú no puedes hacer nada —contestó—. Ha pasado el momento. Es

demasiado tarde para hacer algo. Yo quería que esto me gustara. Pensé queorganizaríamosmeriendascampestresyexcursionesencoche.Peronohemoshechonada de eso. Siempre estáis ocupados. Siempre estáis trabajando, tú y Jill. Nuncaestáisencasa.Ysiestáisencasadejáisel teléfonodescolgadotodoelsantodía.Elcasoesquenoosveonunca—concluyó.

—Esonoescierto—dije.Ynoloera.Peroellasiguióhablandocomosinomehubieraoído.Aunquequizánomehabíaoído.

—Además—prosiguió—, este tiempo me está matando. Hace un frío terrible.¿Porquénomedijistequeestoeraelpolonorte?Simelohubierasdichonohabríavenido. Quiero volver a California, cariño. Allí puedo salir, ir a sitios. Aquí noconozconada,nopuedo ir aningunaparte.EnCaliforniahaygente.Tengoamigosquesepreocupanpormí.Aquíanadieleimportauncominoloquemepase.Enfin,Diosquieraquepuedasoportarlohasta junio.Sipuedoaguantar todoese tiempo,sisoycapazdesobrevivirhastaentonces,meirédeestaciudadparasiempre.Eselsitio

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máshorribleenquehevividojamás.¿Quépodíadeciryo?Nosabíaquédecir.Nisiquierapodíahablardeltiempo.El

tiempoerauntemaextremadamentedelicado.Nosdespedimosycolgamos.La gente, en verano, suele tomarse vacaciones. Mi madre se muda. Empezó a

mudarseañosatrás,cuandomipadresequedósintrabajo.Cuandolodespidieronysevioenelparo,vendieronlacasa(comosifueraloquedebierahacerseenesoscasos)y semudaronaotras latitudesquepensaronmáspropicias.Pero las cosas tampocomejoraronensunuevohogar.Asíquevolvieronamudarse.Ysiguieronmudándoseunayotravez.Vivíanencasasalquiladas,enapartamentos,enroulottes,einclusoenmoteles. Siempre de un sitio a otro, siempre más ligeros de equipaje en cadamudanza.Enunpardeocasionesrecalaronenlaciudaddondeyovivía.Seinstalaronenmi casa, vivieron conmimujer y conmigoun tiempoyvolvieron a partir.Eranalgo así como aves migratorias, sólo que sus desplazamientos no seguían ningunapautadefinida.Viajarondeunladoaotroduranteaños,yhubovecesenquesalieroninclusodelestadoenbuscadepastosmásverdes.PeroengeneralsusperegrinajessemanteníandentrodeloslímitesdelnortedeCalifornia.Almorirmipadre,penséquemimadredejaríadeirdeunladoparaotroysequedaríaenalgúnlugarduranteuntiempo.Perono fueasí.Siguiómudándose.Unavez le sugeríque fueraaveraunpsiquiatra.Meofrecíinclusoacosteárselo.Peroellanoquisonioírhablardelasunto.Enlugardehacermecaso,loquehizofuedejarlaciudadeirseaviviraotraparte.Debídesentirmemuydesesperadoparaquesemeocurrierahablarledeunpsiquiatra.

Sepasabalavidahaciendoodeshaciendolasmaletas.Avecessemudabadosotresvecesalaño.Hablabaconresentimientodelsitioquedejabayconoptimismodelqueacababadeelegir.Sucorreoquedabasiempreatrás,lapensiónlellegabasiempreadirecciones en lasqueyano estaba,y sepasabahorasyhoras escribiendocartasparaarreglarlascosas.Habíavecesenquesemudabadeunacasadeapartamentosaotra situadaaunasmanzanasmásallá,para luegovolveralmismoedificiounmesdespués, sóloque aotropiso, a otra escalera.Así que cuando semudó aquí decidíalquilarleunacasaqueestuvieraamuebladaasugusto.

—Es esa manía de mudarse lo que la mantiene viva—decía Jill—. Lo que lamantieneocupada.Debedeproducirleunaespeciedeplacermorboso,imagino.

Acierteonoenlodelplacer,Jillpiensaquemimadreempiezaachochear.Yyotambién lo pienso. Pero ¿cómo le dices a tu madre una cosa semejante? ¿Cómotratarlaentalcaso?Elhechodeempezarachochearnoleimpideplanearyllevaracabosusiguientemudanza.

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Cuando llegamos la vemos en la puerta de atrás, esperándonos.Tiene setenta años,pelogris,llevagafasconmonturadefalsodiamanteynohaestadoenfermaniunsolodía en toda su vida.Abraza a Jill, luegome abraza amí. Tiene los ojos brillantes,como si hubierabebido.Peromimadrenobebe.Lodejóhaceya años, cuandomipadresehizoabstemio.Acabamosconlosabrazosyentramos.Debendeserlascincode la tarde.Me llega el olor de lo que se está haciendo en la cocina y caigo en lacuenta dequenohe comidonadadesde el desayuno.El efectodel porro semehapasadoporcompleto.

—Memuerodehambre—digo.—Québienhuele—diceJill.—Ojalá también sepa bien —dice mi madre—. Espero que el pollo esté bien

hecho.—Levantalatapadelasarténypinchaconeltenedorunapechugadepollo—.Sihayalgoquenopuedosoportaresqueelpolloquedecrudo.Creoqueestábienhe-cho.¿Porquénoossentáis?Sentaosencualquierparte.Nuncaheconseguidoregularesta cocina. Las placas calientan demasiado deprisa. Las cocinas eléctricas no megustan, nunca me han gustado. Quita esos trastos de la silla, Jill. Vivo como losgitanos.Peroyanopormucho tiempo,espero.—Mevemirandoamialrededorenbuscadeuncenicero—.Atuespalda—dice—.Sobreelalféizardelaventana,cariño.Peroantesdesentarte¿porquénonosponesunpocodePepsi?Tendréisqueusarlosvasosdepapel.Deberíahabertedichoquetrajeraisunosvasos.¿EstáfríalaPepsi?Notengonadadehielo.Esaneveranoenfríanada.Esunaporquería.Elheladosiempresemequedahechosopa.Eselpeorfrigoríficoquehetenidoenmivida.

Pasaelpolloalplatoconuntenedoryponeelplatoenlamesaconensaladadecol, judías y pan blanco. Luego echa una ojeada por si olvida algo. ¡La sal y lapimienta!

—Sentaos—dice.Acercamoslassillasalamesa.Jillsacalosplatosyloscubiertosdelabolsade

papelylosdistribuye.—¿Dóndevasavivir cuandovuelvasaCalifornia?—dice Jill—.¿Tienesalgún

sitiopensado?Mimadrelepasaelpolloyresponde:—Leheescritoaesaseñora,amicaseradeantes.Ymehacontestadoquetiene

unapartamentoprecioso,unprimerpiso.Estácercadelaparadadelautobús,enunazona conmontones de tiendas.Hay un banco y un supermercado de la cadenaSa-feway.Esunazonaestupenda.No sé cómopude irmede allí—dice,y se sirveun

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pocodeensaladadecol.—¿Por qué te marchaste, entonces? —pregunta Jill—. Si era un sitio tan

maravillosoytodoeso.Cogeelmuslodepollo,lomirayledaunbocado.—Tediréporqué.Enelapartamentodealladovivíaunaviejaalcohólicaquese

pasaba todo el día empinando el codo. Las paredes eran tan finas que le oíamordisquearcubitosdehielodelamañanaalanoche.Teníaqueusarunaespeciedetacatacaparamoverse,peroesonoleimpedíairdeunladoparaotro.Oíaelaparatoaquelchirriandocontraelsuelotodoelsantodía.Eltacatacaylapuertadelaneveraal cerrarse. —El recuerdo de lo que había tenido que soportar le hace sacudir lacabeza—.Tuvequemarcharmedeallí.Aquelchirriarychirriartodoelsantodía.Nopodía soportarlo.No podía seguir viviendo de aquelmodo.Así que esta vez le hehecho saber a la encargada que no quería vivir al lado de una alcohólica. Nicambiarme a otro apartamento en el segundo piso. El segundo piso da al aparca-miento.Nopuedesvernadadenada.

MimadreaguardaaqueJilldigaalgo.PerocomoJillnohaceningúncomentario,vuelvelamiradahaciamí.

Yoestoy comiendo comouna fieray tampocodigonada.Además, no creoquehayanadaqueañadiralrespecto.Sigocomiendoymirolascajasamontonadascontraelfrigorífico.Luegomesirvomásensaladadecol.

Alpocoterminodecomerymeechohaciaatrásenlasilla.Porlaventanaquedaa laparte traserade lacasaveo llegaraLarryHadlock.Aparca juntoamicocheysaca una cortadora de césped de la furgoneta. Lo observo. El no mira en ningúnmomentohaciadondeestamosnosotros.

—¿Quéquiereése?—preguntamimadre,ydejadecomer.—Vaacortarelcésped,parece—contesto.—No tiene por qué cortarlo todavía. Lo cortó la semana pasada. ¿A qué viene

volveracortarloahora?—Seráporelpróximoinquilino—diceJill—.Seaquienseaelquevengaluego.Mimadrepiensaenellounosinstantes;luegosiguecomiendo.LarryHadlockponeenmarchalacortadorayseponeacortarelcésped.Conozco

unpocoaLarry.Seavinoabajar el alquilermensualveinticincodólarescuando ledijequelacasaeraparamimadre.Esviudo.Untipogrande,deunossesentaycincoaños.Unhombreinfelizcongransentidodelhumor.Tienelosantebrazoscubiertosdevello blanco; por debajo de la gorra le sobresalen unos mechones de pelo blanco.Parecelailustracióntípicadelcampesinoquesueleverseenlasrevistas.PeroLarry

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noesuncampesino.Esunobrerodelaconstrucciónretiradoquehaahorradoalgodedinero.Duranteuntiempo,alprincipio,lleguéaimaginarquemimadreyélsaldríanalgúndíaacomerjuntosyacabaríanporhacerseamigos.

—Ahí tenéis al rey—dicemimadre—.El reyLarry.Nohaymuchagente quetengaeldinerodeLarry,quepuedavivirenunamansiónycobraralosdemásesosaltísimosalquileres.Enfin,esperoquecuandomevayadeaquínotengaquevolveraverlelajetaenmivida.Cómeteelpolloquequeda—dice,dirigiéndoseamí.Peroyorehúsoconlacabezayenciendouncigarrillo.Larrypasaconlacortadorapordelantedelaventana.

—Yanotendrásqueverlamuchotiempo—diceJill.—Escierto.Ymealegrodeveras,Jill.Peroséquenomedevolverálafianza.—¿Enquétebasasparadecireso?—preguntoyo.—Lo sé, eso es todo —responde ella—. Conozco bien a ese tipo de gente.

Intentansiempresacartetodoloquepuedan.—Dentrodepocoyanotendrásnadaqueverconél—diceJill.—Nosabesloquemealegro.—Peroteencontrarásotrosiguales—continúaJill.—Noquieropensarenello,Jill.Jillrecogelamesamientrasmimadrehacecafé.Yoaclarolosvasos.Luegosirvo

elcafé,orillamosunacajaenlaqueselee«Bagatelas»ypasamosconlosvasosalasala.

LarryHadlockestáahoraenuncostadodelacasa.Enlacalle,frenteanosotros,loscochespasandespacioyelsolempiezaaocultarsetraslosárboles.Lacortadorahaceunruidodemildemonios.Unascornejasdejanelcabledelteléfonoyseposansobreelcéspedreciéncortadodeljardín.

—Teecharédemenos,cariño—dicemimadre.Luegoañade—:Tambiénati,Jill.Osecharédemenosalosdos.

Jillsorbeelcaféyasiente.Luegodice:—Tedeseounbuenviajedevuelta,yquealfinaldelcaminoencuentreseselugar

quetantobuscas.—Espero que cuando me instale, y esta vez para no moverme más, podéis

creerme,vengáisavisitarme—dicemimadre.Memira:quierequelatranquilicealrespecto.—Iremosavisitarte—digo.Yalmismotiempoquelodigoséquenoescierto.

Fueallídondelavidasemevinoabajoporcompleto,ynoquierovolver.—Cómomehabríagustadoquehubierassidomásfelizaquí—diceJill—.Ojalá

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hubieraspodidoaguantar.¿Sabesquetuhijoestáterriblementepreocupadoporti?—Jill…—digo.Peroellamuevebruscamentelacabezaysiguehablando:—A veces no puede ni dormir. Se despierta por la noche y dice: «No puedo

dormir.Piensoenmimadre».Bueno—concluye,ymemira—,yalohedicho.Teníaquesoltarlo.

—¿Y cómo creéis que me siento? —dice mi madre. Y luego añade—: Otrasmujeres demi edad son felices. ¿Por qué no puedo ser como ellas? Lo único quequieroesunacasayunaciudadenlaquepuedaserfeliz.¿Esesouncrimen?Esperoqueno.Esperonoestarpidiendodemasiadoalavida.

Dejaelvasoenelsuelo,alladodesusilla,yaguardaaqueJillledigaqueno,quenoestápidiendodemasiadoalavida.PeroJillnodicenada,yalcabodeunmomentomimadreempiezaaexponersusplanesparaserfeliz.

AlratoJillbajalamiradahaciaelvasoytomaunsorbodecafé.Séquehadejadodeescucharla.Peromimadresiguehablando.Lascornejasdeambulanporelcéspedreciéncortado.Lacortadorachirría, luegoemiteunruidosordo: lacuchillase trabacon un amasijo de hierba y elmotor se para. Tras unas cuantas tentativas fallidas,Larryconsigueponerlodenuevoenmarcha.Lascornejasalzanelvueloyvuelvenaposarseenelcabledelteléfono.Jillsearreglaunauña.Mimadreestádiciendoquealamañanasiguientevaapasarelhombrede losmueblesusadosparaquedarsecontodoloquenoquieremandarporautocarollevarseenelcoche.Leinteresanlamesay las sillas, el televisor, el sofáy la cama, peronoquierequedarse con lamesadejuego,asíquemimadrehadecididotirarla,amenosquelaqueramosnosotros.

—Laqueremos—digoyo.Jillalza lavistahaciamí.Empiezaadeciralgoperocambiadeopinión.

Mañanaporlatardellevaréenelcochelascajasalaestacióndeautobusesylasenviaré a California. Mi madre pasará la última noche con nosotros, según loconvenido.Alamañanasiguiente,muytemprano,partirá.Pasadomañana.

Sigue hablando. Habla y habla con todo detalle del viaje que está a punto deemprender.Viajaráensucochehastalascuatrodelatarde,yentoncesseinstalaráenunmotelparapasarlanoche.CalculallegaraEugeneantesdelanochecer.Eugeneesuna ciudadmuyagradable (conoceya el lugar, pues sedetuvo en él en suviajedevenida).Dejaráelmotelalasalidadelsoly,conlaayudadeDios,llegaráaCaliforniaporlatarde.YDioslaayuda,losabe.¿Cómoexplicarsinoelqueaúnsigahabitandolafazdelatierra?Diosletienealgoreservado.Ellarezamuchoúltimamente.Yrezatambiénpormí.

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—¿Porquérezasporél?—quieresaberJill.—Porquemeapetece.Porqueesmihijo—dicemimadre—.¿Hayalgomaloen

ello?¿Nonecesitamostodosrezarenalgúnmomento?Puedequehayagentequenolonecesite.Nosé.Laverdadesqueyanosénada.

Se lleva una mano a la frente y se arregla un mechón de pelo que se le hadesprendidodelahorquilla.

Lacortadoradejaoírunmartilleoúltimoysepara.PocodespuésvemosaLarryrodearlacasatirandodelamanguera.Colocalamangueraensusitioyvuelvesobresuspasosdespaciohacialabocaderiego.Elaspersorcomienzaagirar.

Mimadreseponeaenumerarlosmúltiplesagraviosque—segúnella—Larryleha infligido desde que vino a esta casa. Pero ahora tampoco yo la escucho. Estoypensandoenqueestáapuntodevolveralacarretera,yenquenohaynadiecapazdehacerle razonar o de hacer algo para disuadirla. ¿Qué puedo hacer yo? No puedoatarla, ni internarla.Aunquequizá tengaque llegar a hacerlo algúndía.Estoymuypreocupado por ella; es un asunto queme angustia. Ella es toda la familia quemequeda.Sientomuchoquenolegustaraestoyquehayadecididomarcharse.PeroyonopiensovolveraCalifornia.Yalverestotanclarocaigoenlacuentadealgo:unavezquesehayaido,probablementenovuelvaaverlanuncamás.

Miroamimadre.Sehacallado.Jilllevantalavista.Memiranlasdos.—¿Quépasa,cariño?—dicemimadre.—¿Tesucedealgo?—preguntaJill.Meinclinohaciaadelanteenlasillaymetapolacaraconlasmanos.Permanezco

asíunosinstantes.Mesientomal,mesientoestúpidoporcomportarmedeesemodo.Peronopuedoevitarlo.Ylamujerquemediolavidayestaotramujerconquienlacomparto desde hace menos de un año lanzan una exclamación al unísono y selevantanyvienenhastadondeestoyyoconlacabezaentrelasmanos,comounidiota.Noabrolosojos.Escuchocómoelaspersorriegaelcéspeddeljardín.

—¿Quéesloquepasa?¿Tesucedealgo?—preguntan.—No,estoybien.Yuninstantedespuésesciertoloquehedicho.Abrolosojosylevantolacabeza.

Alargolamanoparacogeruncigarrillo.—¿Ves a qué me refiero? —dice Jill—. Lo tuyo le está volviendo loco. Se

preocupatantoportiquevaaperdereljuicio.Está a un lado de la silla,mimadre al otro. Podrían destrozarme en un abrir y

cerrardeojos.—Megustaríamorirmeydejardeserunacarga…—dicemimadrequedamente

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—.Diosmío,creedme,nocreoquepuedaseguirsoportandoesto.—¿Quétalotrocafé?—digo—.¿Porquénovemoslasnoticias?—añado—.Tal

vezserámejorqueJillyyonosvayamosacasa.

Dosdíasdespués,porlamañanatemprano,medespidodemimadrequizáporúltimavez.NohedespertadoaJill.Nocreoquepasenadaporqueporunavezlleguetardealtrabajo.Alosperrosnolesimportaráquelosbañenyacicalenunpocomástarde.Mimadreseagarraamibrazomientraslaayudoabajarlosescalonesdelaentrada.Leabrolapuertadelcoche.Sehapuestounospantalonesblancos,unablusablanca,unassandaliasblancas.Llevaelpeloechadohaciaatrás,sujetoporunpañuelo.Unpañuelotambiénblanco.Vaahacerundíaespléndido:elcieloestáclaro,deuntonoyaazul.

Sobreelasientodelanteroveounosmapasdecarreterayuntermoconcafé.Mimadrelosmiracomosinorecordarahabersalidoconellosminutosantes.Sevuelveamíymedice:

—Déjameabrazarteotravez.Déjamehacerteunmimo.Séquenotevolveréaverenmuchotiempo.

Mepasaunbrazoalrededordelcuello,meatraehaciasíyseechaallorar.Perosesobrepone inmediatamente, retrocede un paso y se lleva a los ojos la palma de lamano.

—Mehepropuestonohaceresto,ynoloharé.Perodejaquetemireunavezmás.Tevoyaechardemenos,cariño—dice—.Tendréquesuperarlo.Enlavidahetenidoquesobreviviracosasquemeparecíanimposiblesdesuperar.Ysobrevivirétambiénaesto,supongo.

Subealcoche,loponeenmarchaydejaqueelmotorsecalienteunosinstantes.Luegobajalaventanilla.

—Teecharédemenos—digo.Yescierto,laecharédemenos.Alfinyalcabo,esmimadre,asíque¿quétiene

deextrañoquevayaaecharlademenos?Pero,yqueDiosmeperdone,tambiénmealegraquehayallegadoelmomentoyquetengaqueirse.

—Adiós—dice—.DalelasgraciasaJillporlacenadeanoche.Dileadiósdemiparte.

—Loharé—digo.Mequedoallídepie,sindecirnada.Megustaríadeciralgo,peronosemeocurre

qué. Seguimosmirándonos, tratando de sonreír y de tranquilizarnos. Entonces algoenturbia sus ojos, y pienso que está pensando en la carretera, en el montón de

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kilómetrosquetendráquehacerestajornada.Apartalamiradaymiraenladirecciónquehadetomar.Luegosubelaventanilla, inicialamarchayavanzahastaelcruce,dondehadeesperaranteelsemáforo.Cuandoveoquesehaadentradoeneltráficoyse dirige hacia la autopista, vuelvo a casa yme tomoun café.Durante un ratomesientotriste,peroluegolatristezasevaymepongoapensarenotrascosas.

Unosdíasdespués,alanochecer,mimadre llamapor teléfonoparaanunciarmequeestá instaladaensunuevacasa.Estámuyatareadaponiéndolo todoencondiciones,comosiemprequesemudaaunnuevohogar.MedicequemealegrarásaberqueestámuycontentadehabervueltoalasoleadaCalifornia.Perodicequeenlazonaenlaquevivehayalgoenel aire, quizápolen,que lahaceestornudar continuamente.Yquehaymás tráficodelque recordaba.No recuerdaquehubiera tanto tráficoen subarrio. Ni que decir tiene que los automovilistas siguen todos conduciendo comolocos.

—Los californianos al volante…—dice—. ¿Qué otra cosa podía esperarse deellos?

Luego dice que hace calor para esta época del año. Que no cree que el aireacondicionado de su apartamento funcione como es debido. Le digo que deberíahablarconladirección.

—Laencargadanuncaestácuandolanecesitas—dicemimadre.Luego dice que espera no haber hecho mal volviendo a vivir a California. Y

despuéshaceunapausa.Estoydepiejuntoalaventana,conelteléfonopegadoaloído,mirandolasluces

delaciudadylascasasiluminadasdelvecindario.Jillestáenlamesaconelcatálogo,escuchando.

—¿Siguesahí?—dicemimadre—.¿Porquénodicesnada?No séporqué, pero entonces recuerdo el apelativo cariñosoquemipadre solía

emplearcuandoeraamableconella(esdecir,cuandonoestababorracho).Esalgoyamuy lejano, de cuando yo era un niño, pero al oírlo siempreme sentíamejor, conmenos miedo, más esperanzado ante el futuro: Querida mía, decía. La llamaba«queridamía»algunasveces…Unapelativotierno.«Queridamía—ledecía—,sivasalatienda,¿podrástraermeunoscigarrillos?».Obien:«Queridamía,¿estásmejordeeseresfriado?».«Queridamía,¿hasvistomitazadecafé?».

Las palabras brotan de mis labios antes de pensar incluso qué decir acontinuación:«Queridamía».

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Las repito.La llamo«queridamía». «Queridamía, procurano tenermiedo», ledigo.Ledigoquelaquieroyquesí,queleescribiré.Luegoledigoadiósycuelgoelteléfono.

Duranteunratonomemuevodelaventana.Mequedoallídepie,mirandohacialascasasiluminadasdelvecindario.Uncochedejalacarreterayentraeneljardíndeunacasa.Seenciendelaluzdelporche.Seabrelapuertadelacasaysalealguienysequedaenelporche,esperando.

Jillpasalaspáginasdelcatálogo,ydeprontosedetieneydejadehacerlo.—Estoesloquenecesitamos—dice—.Seacercamuchoaloqueteníapensado.

Miraesto,¿quieres?Peroyonomiro.Meimportanunrábanolascortinas.—¿Quéesloquemirasahífuera,cariño?—diceJill—.Dime.¿Quépuedodecirle?Laspersonas aquienesmiro se abrazanenel porcheunos

instantes,ydespuésentranjuntosenlacasa.Dejanlaluzencendida.Luegocaenenlacuentaylaapagan.

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Quienquieraquehubieradormidoenestacama

El teléfono suenaenplenanoche, a las tresde lamadrugada,ynosdaun sustodemuerte.

—¡Veacogerlo!¡Veacogerlo!—gritamimujer—.Diosmío,¿quiénpuedeser?¡Veacogerlo!

No encuentro el interruptor, pero consigo llegar hasta la otra habitación, dondetenemoselteléfono,ylodescuelgoalcuartotimbrazo.

—¿EstáBud?—diceunamujer,convozmuyebria.—¡Vaya!Sehaequivocado—digo,ycuelgo.Enciendolaluzyentroenelcuartodebaño,yenesemomentovuelveasonarel

teléfono.—¡Contesta!—gritamimujerdesdeeldormitorio—.¿Quédiablosquieren,Jack?

Nolosoportomás.Salgocorriendodelbañoylevantoelauricular.—¿Bud?—dicelamujer—.¿Quéestáshaciendo,Bud?Digo:—Mire,sehaequivocadodenúmero.Noseleocurravolveramarcarlo.—TengoquehablarconBud—dicelamujer.Cuelgo,esperoy,cuandovuelveasonar,descuelgoydejoelauricularencimade

lamesa,alladodelteléfono.Perooigolavozdelamujer,quedice:—Bud,háblame.Porfavor.Dejoelauriculardondeestá,apagolaluzycierrolapuertadelcuarto.AlvolverveoluzeneldormitorioyencuentroaIris,mimujer,sentadacontrala

cabecera de la cama, con las piernas dobladas bajo las mantas. Apoya la espaldacontraunaalmohada,yestámásenmiladoqueenelsuyo.Sehasubidolasmantashasta rodearse los hombros.Mantas y sábanas se han salido del pie de la cama.Si

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queremos volver a dormir—y yo quiero volver a dormirme—, no tendremosmásremedioquevolverahacerlacamadesdeelprincipio.

—¿Quédemoniosquerían?—preguntaIris—.Deberíamoshaberdesconectadoelteléfono.Senosolvidó,yaveo.Seteolvidadesconectarelteléfonounanocheymiraloquepasa.Esincreíble.

Cuando Iris y yo empezamos a vivir juntos, mi ex mujer solía telefonear demadrugadaparasermonearnos.Aveceseraalgunodemishijos.SiguieronhaciéndoloinclusodespuésdequeIrisyyonoscasáramos.Asíqueempezamosadesconectarelteléfono antes de acostarnos.Lodesconectábamos todas las nochesdel año, o casi.Llegóaserunacostumbre.Estavezsemehabíapasado,esoestodo.

—UnamujerquepreguntabaporBud—digo.—Estoy de pie, en pijama, deseando meterme en la cama. Pero mi lado está

ocupado.—Estababorracha—.Muévete,cariño.Hedejadodescolgadoelteléfono.—¿Nopuedevolverallamar?—No—digo—. ¿Por qué no te corres hacia allá un poco y me dejas algo de

manta?Coge la almohada y la pone al otro lado de la cama, contra la cabecera, se

desplazadeunsoloimpulsoyvuelveaapoyarlaespaldacontraella.Noparecequetengasueño.Parececompletamentedespierta.Memetoenlacamaymetapounpococonlasmantas.Perosientountactoextraño:notengosábana,sólomanta.Mirohaciaabajoyveomispiesalaire,destapados.MevuelvoenmiladohastaquedardecaraaIrisysubolaspiernasparaquelasmantasmetapenlospies.Deberíamoshacerotravezlacama.Tendríaqueproponerlo.Peropiensoquesiapagamoslaluzahoramismonospodríamosvolveradormirenseguida.

—¿Quétalsiapagastulámpara,cariño?—digoconlamayordelasdelicadezas.—Antes vamos a fumarnos un cigarrillo—dice ella—.Y luego nos dormimos.

Alcanzaloscigarrillosyelcenicero,¿quieres?Vamosafumarnosuno.—Mejorquenosdurmamos—digoyo—.Miralahoraquees.Tenemos la radio despertador allí al lado, sobre la mesilla. No hay más que

mirarlaparaverquesonlastresymediadelamadrugada.—Venga—diceIris—.Necesitounpitillodespuésdetodoestelío.Melevantoacogerloscigarrillosyelcenicero.Tengoqueentrarenelcuartodelteléfono.Notocoelaparato.Noquierosiquiera

mirarlo,peronopuedoevitarlo.Siguesobrelamesa,dondelohedejado.Vuelvo a deslizarme bajo lasmantas y pongo el cenicero encima de la colcha,

entrelosdos.Enciendouncigarrillo,selopasoaIris,enciendootroparamí.

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Iristrataderecordarelsueñoqueestabateniendocuandosonóelteléfono.—Creoquepuedoacordarme,perobastantevagamente.Eraalgosobre,sobre…

no,yanomeacuerdodequétrataba.Noestoysegura.Noconsigorecordarlo—diceal cabo—.Esadichosamujer,miraque llamar a estashoras…Bud…—dice—.Semereceunabuenabofetada…

Apagaelcigarrilloeinmediatamenteenciendeotro.Echaunabocanadadehumoydejaquesumiradasepaseepor lacómoda,por lascortinas.Llevaelpelosuelto,sobreloshombros.Utilizaelceniceroyseponeamirarfijamenteelpiedelacama,esforzándoseporrecordarelsueño.

Peroen realidadamínome importa loqueha soñado.Loúnicoquequieroesvolveradormirme.Acaboelcigarrillo,loapagoyesperoaqueellatermineelsuyo.Mequedoechado,quieto,ensilencio.

Irissepareceamiexmujerenquesueletenersueñosagitados,violentos.Sepasala noche revolviéndose en la cama y se despierta bañada en sudor, con el camisónpegadoalcuerpo.Y,al igualquemiexmujer, siemprequierecontarmesus sueñosdetalladamente,yhacercábalassobreloquesignificanopresagian.Miexmujersolíadejarnos sinmantasdurante lanochea fuerzadepatadas,ygritabaavozencuellocomo si alguien estuviera agrediéndola físicamente. Una vez, en un sueñoparticularmente violento, llegó a golpearme en un oído con el puño. Yo dormíaplácidamente, sin sueños, y me revolví en la oscuridad y le lancé un golpe en lafrente.Sepusoachillar.Losdosgritamosygritamos.Noshabíamoshechodaño,perosobretodoestábamosasustados.Nosabíamosloquenoshabíapasado,peroalfinalencendílaluzycaímosenlacuentaynoscalmamos.Luegosolíamosbromearsobreello, sobre aquella pelea a puñetazos en la madrugada. Pero tiempo despuésempezaronasucedercosasmásgravesyfuimosolvidándonosdeaquellanoche.Yanovolvimosamencionarla;nisiquieracuandonostomábamoselpeloonoshacíamosrabiar.

UnanochemedespertéyoícómoIrishacíarechinarlosdientesensueños.Eraunruido tan extraño a escasos centímetros de mi oído que me había despertado. Lazarandeéunpocoydejódehacerlo.Alamañanasiguientemecontóquehabíatenidounsueñohorrible,peroesofuetodoloquedijo.Noinsistíparaquemelocontaracondetalle.Imaginoquenoquisesaberquéhabíapodidosertanhorriblecomoparaquenoquisierahablardeello.Cuandoledijequelehabíanrechinadolosdientesfruncióelceñoydijoquetendríaquehaceralgoalrespecto.Aquellanocheaparecióencasaconunprotectornocturno,unartilugioque tendríaqueponerseen labocamientrasdormía.Teníaquehaceralgo,explicó.Nopodíapermitirquelosdienteslerechinaran

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noche tras noche, porque acabaría perdiéndolos a causa del frote. Así que se pusoaquelaparatoduranteaproximadamenteunasemana,yluegodejódeponérselo.Dijoqueeramuy incómodo,yque…bueno,queno favorecíagrancosa…¿Quién ibaaquererbesaraunamujerquellevaraalgosemejanteenlaboca?Nolefaltabarazón,desdeluego.

OtranochemedespertéporquemeacariciabalacaraymellamabaEarl.Lecogílamanoyleapretélosdedos.

—¿Quétepasa?—dije—.¿Quéesloquetepasa,cariño?Pero en lugar de responder me apretó la mano, suspiró y volvió a quedarse

inmóvil.Alamañanasiguiente,cuandolepreguntéquéhabíasoñado,seobstinóenquenohabíatenidoningúnsueño.

—¿Entonces quién es Earl?—dije—. ¿Quién es ese Earl de quien hablabas ensueños?

Se ruborizó y dijo que no conocía a nadie que se llamara Earl, que no habíaconocidoaningúnEarlentodasuvida.

Lalámparasigueencendida.Comoyanosemeocurreenquépensar,piensoenelteléfonodescolgado.Tendríaque colgarloydesconectar la clavija.Luegomásvalequepensemosendormir.

—Voy a dejar el teléfono como tiene que estar—digo—.Y cuandovuelvanosdormimos.

Irissacudelacenizasobreelceniceroydice:—Noteolvidesdedesconectarlo.Me levanto y voy al cuarto del teléfono, abro la puerta y enciendo la luz. El

auricularsiguesobrelamesa.Melollevoaloído.Esperooírlaseñaldemarcar,peronooigonadaenabsoluto.

Obedezcounimpulsoydigo:—¿Sí?—Oh,Bud,estásahí…—dicelamujer.

Cuelgoelteléfonoymeagachoparadesconectarloantesdequepuedavolverasonar.Jamás me había sucedido nada parecido. ¿Qué diablos se traerán entre manos esamujer y el tal Bud?No veo la forma de contarle a Iris el sesgo que ha tomado elasunto,porquenovaadarlugarsinoanuevoscomentariosyconjeturasalrespecto.Decidonodecirnadademomento.Alomejorhablodeelloduranteeldesayuno.

VuelvoaldormitorioyveoqueIrishaencendidootrocigarrillo.Veotambiénque

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soncasilascuatrodelamadrugada.Empiezoapreocuparme.Sisonlascuatro,prontoserán las cinco, y las seis, y las seis y media, y la hora de levantarnos para ir altrabajo. Me acuesto, cierro los ojos, y decido contar hasta sesenta, muy despacio,antesdedecirnadasobrelaluzencendida.

—Empiezoa acordarme—dice Iris—.Meestávolviendoa la cabeza. ¿Quieresquetelocuente,Jack?

Dejo de contar, abro los ojos,me incorporo. El dormitorio está lleno de humo.Enciendouncigarrillo.¿Porquéno?Aldiablocontodo.

Irisdice:—Habíaunafiesta.—¿Ydóndeestabayomientrassecelebrabalafiesta?Normalmente, quién sabe por qué, yo no aparezco en sus sueños. Y eso me

molestaunpoco,perojamáslodigo.Tengolospiesdestapadosotravez.Losencojoymelostapo.Meapoyosobreuncodoparaacabardeincorporarmeyecholacenizaenelcenicero.

—¿Otrosueñoenelquenoaparezco?Siesasí,muybien.Doyunachupadaalcigarrillo,retengoelhumo,loexpulso.—Noestabasenelsueño,cariño—diceIris—.Losiento,peronoestabas.Nose

teveíaporningunaparte.Peroteechabademenos.Teechabademenos,seguro.Eracomo si supiese que estabas cerca, pero no donde yo necesitaba que estuvieras.¿Sabesesasangustiasqueavecesmeentran?¿Comocuandovamosaalgúnsitioyhayungrupodegenteynosperdemosdevistaynoconsigoencontrarte?Eraunpococomoeso.Estabasallí,creo,peronopodíaencontrarte.

—Venga—digo—,cuéntameelsueño.Se arropa cintura y piernas con las mantas y alarga la mano para coger un

cigarrillo. Le acerco el encendedor. Empieza a contarme cómo era la fiesta, unaveladaenlaquesólohabíacerveza.

—Yamínisiquieramegustalacerveza—dice.Mecuentaque,detodasformas,bebiógrandescantidadesdecerveza,yquejusto

cuando ibaa irse—acasa,explica—unperritosepusoa tirardeldobladillodesuvestidoylaobligóaquedarse.

Seechaareír,yríoconella.Aunque,almirarelreloj,veaquelasmanecillasvanamarcarmuyprontolascuatroymedia.

En la fiesta suenaunamúsica, de piano, quizá, o de acordeón, o quién sabedequé.Lossueñosavecessonasí,dice.Elcasoesquerecuerdavagamentequeenalgúnmomentoaparecióporallísuexmarido.Puedequefueraélquienservíalacerveza.

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Lagenteusabavasosdeplástico,ylosllenabadirectamentedeunbarril.Esposibleincluso—diceIris—quebailaraconsuexmarido.

—¿Porquémecuentaseso?—Eraunsueño,cariño—medice.—Puesnomegustaenabsoluto.Sesuponequeestásaquídurmiendoamiladoy

loquehacesessoñarconnoséquéperros,fiestasyexmaridos.Nomehaceningunagraciaquebailesconélensueños.¿Aquédiablosvieneeso?¿QuétepareceríasitecontaraquemehepasadolanochebailandoensueñosconCarol?¿Tegustaría?

—Noesmásqueunsueño,¿no?—diceella—.Notepongasasíconmigo.Yanotecuentonadamás.Yaveoquenopuedo.Nodeberíahaberabiertolaboca.

Se lleva los dedos a la boca despacio, como suele hacer cuando está pensando.Veo en su cara con qué intensidad se concentra; se dibujan en su frente pequeñasarrugas.

—Sientoquenoaparecierasenelsueño.Perosi tehubieradicholocontrario tehabríamentido,¿nocrees?

Asientoconlacabeza.Lerozoconlosdedoselbrazoparadarleaentenderquenopasanada,quenomeimporta.Ynomeimporta,supongo.

—¿Yquépasódespués,cariño?—digo—.Acabadecontarmeelsueño.Yluegointentaremosdormirunpoco.

Supongoquequierosaberloquevieneluego.LoúltimoquehadichoesquehabíabailadoconJerry.Sihabíaalgomás,necesitabasaberlo.

Ahuecaunpocolaalmohadaquetienealaespaldaydice:—Eso es todo lo que recuerdo.No consigo recordarmás. Fue en esemomento

cuandosonóeldichosoteléfono.—Bud—digo.Veoflotarelhumoenelaire,bajolaluzdelalámpara.Hayhumo

portodoelcuarto—.¿Nodeberíamosabrirunaventana?—Buena idea —dice Iris—. Que se airee esto un poco. Este humo no puede

sentarnosnadabien.—No,claroqueno.Vuelvoalevantarmeyvoyhastalaventanaylasubounpardepalmos.Sientoel

airefrescoqueentradelexterior,yoigoalolejoscómouncamióncambiademarchaaliniciarlapendientedeaccesoalpuertoquelellevaráalestadovecino.

—Imaginoquemuyprontovamosaserdelospocosquesiganfumandoenestepaís —dice Iris—. En serio, tendríamos que pensar en dejarlo —añade mientrasaplastalacolillaycogeelpaquetequehayjuntoalcenicero.

—Sehaabiertolavedacontralosfumadores—digo.

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Vuelvo a la cama. Las mantas están hechas un caos, y son las cinco de lamadrugada.Nocreoquelogremosdormirniunminutomásestanoche.Peroquémásda.¿Hayalgunaleyqueloordene?¿Vaapasarnosalgosinolohacemos?

Iris se coge unmechón de pelo con los dedos. Luego se lo coloca detrás de laoreja,memiraydice:

—Últimamenteme sientounavena en la frente.Aveces late.Palpita. ¿Sabesaquémerefiero?Nosésihabrássentidoalgunavezalgoparecido.Odiopensarenello,peronoseríanadaextrañoquecualquierdíadeéstosmedieseunaemboliaoalgoasí.¿Noesesoloquepasa?¿Unavenadelacabezaquerevienta?Esoesseguramenteloque acabará pasándome.Mi madre, mi abuela y una de mis tías murieron de unaembolia cerebral. Hay un historial de embolias en mi familia. A veces viene defamilia,yasabes.Eshereditario,comolasenfermedadesdelcorazón,olaobesidad,oloquesea.Bueno—dice—,undíametendráquepasaralgo,¿no?Ypuedequeseaeso: un ataque de apoplejía. Puede queme llegue la hora así. La sensación es ésa,comounaseñaldeaviso.Primerolateunpoco,comoparaquemefijeenella,luegoseponeapalpitar.Sinparar: tac-tac-tac.Medaverdaderopánico—dice—.Quieroquedejemosestemalditotabacoantesdequeseademasiadotarde.

Miraloquelequedadelcigarrillo,loaplastacontraelcenicero,tratadeahuyentarelhumoconlamano.

Estoy echado en la cama, contemplando el techo, pensando que este tipo deconversación sólo puede tener lugar a las cincode lamadrugada.Siento que tengoquedeciralgo.

—Yomeahogoenseguida—digo—.Antes,alcorreracogerelteléfono,mehequedadosinaliento.

—Esopuedeserpor la inquietud,porelsobresalto—diceella—.Untelefonazoasílesobresaltaacualquiera.¡Aquiénseleocurrellamaraesashoras!Esamujer…Learrancaríalapielatiras.

Meincorporoenlacamaymeapoyocontralacabecera.Pongolaalmohadaamiespaldaytratodeponermecómodo,comoIris.

—Voyacontartealgoquenuncatehecontado—digo—.Decuandoencuandoelcorazónmepalpitacon fuerza.Comosi sevolviera loco.—Irismemira fijamente,atentaaloquepuedavenirdespués—.Avecesescomosifueraasaltársemefueradelpecho.Notengonilamásremotaideadeaquépuededeberse.

—¿Porquénomelohascontadoantes?—dice.Mecogelamanoymelaestrechaconfuerza—.Nuncamehasdichonada,cariño.Mira,noséloqueharíasitepasaraalgoalgúndía.Mevendríaabajo.¿Tepasamuyamenudo?Medamiedo,créeme.

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Siguecogiéndome lamano.Perosusdedossedeslizanhastamimuñeca,dondetengoelpulso.Ylosdejaallí,rodeándomelamuñeca.

—Nunca te lohe contadoporquenoquería asustarte—digo—.Peromepasa aveces.Laúltimavez la semanapasada.Noesnecesarioqueestéhaciendonadaenparticular para queme suceda. Puedo estar en la butaca, por ejemplo. Leyendo elperiódico.O conduciendo, o empujando el carrito de la compra.Da igual que estéhaciendounesfuerzoono.Empieza,yyaestá.Pom-pom-pom.Asímismo.Hastameextrañaquelagentenolooiga.Amímeparecefortísimo.Yo,porlomenos,looigo.Ynomeimportaconfesartequemedaunmiedodeldemonio—digo—.Asíquesinoacabaconmigounenfisema,ouncáncerdepulmón,ounadeesasemboliasde lasquehablas,loquetendréseguramenteseráunataquealcorazón.

Alcanzoloscigarrillos.LedoyunoaIris.Estanocheyanovamosadormirmás.¿Hemosdormidoalgo?Duranteuninstantenopuedoacordarme.

—¿Quiénsabedequévamosamorir?—diceIris—.Puedeserdecualquiercosa.Sivivimos lobastante,quizáseadel riñón,odealgoporelestilo.Elpadredeunacompañeradetrabajoacabademorirdeinsuficienciarenal.Esnormalquetepasesitieneslasuertedellegaraunaedadavanzadadeverdad.Cuandotefallaelriñón,elcuerposeteempiezaallenardeácidoúrico.Ycambiastotalmentedecolorantesdemorirte.

—Fantástico. Parece maravilloso—digo—. ¿No crees que deberíamos dejar eltema?¿Cómohemosempezadoahablardetodoesto?

Iris nome contesta. Se aparta de la almohada inclinándose hacia adelante y serodealaspiernasconlosbrazos.Cierralosojosydejadescansarlacabezasobrelasrodillas.Luegosebalanceadespacio,comosiestuvieraescuchandomúsica.Peronohaymúsica.Porlomenos,yonooigoninguna.

—¿Sabesloquemegustaría?—dice.Dejademoverse,abrelosojosyladeahaciamílacabeza.Luegosonríeparaqueyosepaqueestábien.

—¿Quétegustaría,cariño?Tengosutobilloenlazadoconmipierna.Yellaresponde:—Un poco de café. Me gustaría tomar un café solo bien cargado. Estamos

despiertos,¿no?Nonosvamosavolveradormir,asíquepodemostomarnosuncafé.—Tomamos mucho café —digo—. Tanto café no es bueno. No digo que no

tomemosnada.Loquedigoesquetomamosdemasiado.Sóloesunaobservación—añado—.Laverdadesqueyotambiénmetomaríauncafé.

—Estupendo—diceIris.Peroningunodelosdoshaceademándelevantarse.

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Sesacudeelpeloyenciendeotrocigarrillo.Elhumovagadespacioporeldormitorio.Partedeélsedeslizahacialaventanaabierta.Unalluviafinacomienzaacaerfuera,en el patio. Suena el despertador, y alargo la mano para pararlo. Luego cojo laalmohadayvuelvoaponérmelabajolanuca.Meechohaciaatrásymequedounosinstantesmirandoaltecho.

—¿Quéfuedeaquellagenialideadeunachicaquenostrajeraelcaféalacama?—digo.

—Megustaríaquealguiennostrajeraelcaféalacama—dice—.Chicaochico,meesigual.Elcasoesquemetomaríauncaféahoramismo.

Pone el cenicero en lamesilla, y piensoque va a levantarse.Alguien tiene quelevantarseparahacercaféydescongelarelzumo.Unode losdoshadeponerseenmovimiento.PeroloqueIrishaceesdeslizarsehaciaabajohastaquedarsentadaenlamitaddelacama.Lasmantasestánrevueltassobreelcolchón.Irishurgaenalgoquehayencimadelacolcha,lofrotaconlapalmadelamanounosinstantesyfinalmentelevantalamirada.

—¿Has visto en el periódico lo de ese tipo que entró con una escopeta en launidad de cuidados intensivos y obligó a las enfermeras a que desconectaran lamáquinaquemanteníaasupadreconvida?¿Loleíste?

—Algoheoídoenlatelevisión—digo—.Perodeloquemáshablaronfuedeesaenfermeraquedesconectó lamáquinaa seisuochopersonas.En realidadno sabenexactamenteacuántas.Empezópordesconectar ladesumadre,y luegosiguióconotras personas. Fue algo así como una borrachera, imagino. Dijo que lo hizo porhacerles un favor a esas personas. Y que esperaba que alguien se lo hiciera a ellatambiénllegadoelcaso.

Iris se desplaza hasta el pie mismo de la cama, y se vuelve de forma quequedamosfrenteafrente.Sigueteniendolaspiernasbajolasmantas.Lasponeentrelasmíasydice:

—¿Yquémedicesdeesatetrapléjicaquehasalidoenlosinformativos?Dicequequiere morir, que quiere dejar de comer hasta morir de inanición. Ha puesto unademanda al hospital y al médico por empeñarse en alimentarla a la fuerza paramantenerlaconvida.¿Noesincreíble?Esdelocos.Laatanconcorreastresvecesaldía para meterle un tubo en la garganta. Le dan desayuno, almuerzo y cena de lamismaforma.Y,porsifuerapoco,lamantienenenchufadaaunamáquina,porquesuspulmonessenieganafuncionarporsucuenta.Elperiódicodecíaquenohacemásque

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suplicarqueladesconectendelamáquina,oquealmenoslepermitanayunarhastamorirse.Suplicaysuplicaqueladejenmorirenpaz,peronolehacenelmenorcaso.Dice que al principio lo que quería eramorir con cierta dignidad. Pero ahora estáfuriosa y quiere demandar a todo el mundo. ¿No es asombroso? ¿No es un casoincreíble?Yoaveces tengo jaquecas.Puedeque tenganalgoqueverconesavena.Puede que no. Puede que no tengan relación. Pero cuando tengo esos dolores decabezanotedigonada.Noquieropreocuparte.

—¿Dequéestáshablando?—digo—.Mírame,Iris.Tengoderechoasaberlo.Soytumarido,nodebesolvidarlo.Sialgotepasa,debosaberlo.

—¿Yquépodríashacer tú?Preocuparte,nadamás.—Medaenlapiernaconlasuya.Vuelveadarmeotrogolpecito—.¿Meequivoco?Mediríasquemetomaseunaaspirina.Teconozco.

Mirohacialaventanayveoqueempiezaaclarear.Mellegaunabrisahúmeda.Hadejado de llover, pero es una de esasmañanas en las que no sería extraño que sepusieraadiluviar.VuelvoamiraraIris.

—Siquieresquetedigalaverdad,avecessientounterribledolorenelcostado—digo.

Peronadamásdecirlomearrepiento.Irissevaapreocupar,yvaaquererhablardeello.Yaeshoradequepensemosenducharnos.Deberíamosestardesayunando.

—¿Encuál?—dice.—Enelderecho.—Puedequeseaelapéndice—dice—.Algotansimplecomoeso.Meencojodehombros.—¿Túcrees?Nosé.Loqueséesquemepasa.Devezencuandosientocomouna

punzadaaquíabajo.Muyintensa.Ydurasólounosinstantes.Alprincipiopenséquepodía serun tirónmuscular.Apropósito, ¿enqué lado tenemos lavesícula? ¿Enelderechooenelizquierdo?Puedequesealavesícula.Ouncálculobiliar,aunquenotengoniideadeloquesignifica.

—Esunapiedrecitadiminutaoalgoasí—diceIris—.Comolapuntitadeunlápiz.No,espera,creoqueésassonlasderiñón.Laverdadesqueyotampocotengoniidea—dice,ymuevelacabeza.

—¿Cuálesladiferenciaentrecálculobiliarycálculorenal?—pregunto—.Diosmío,nisiquierasabemosenquéladodelcuerpoestácadacual.Nilosabestúniloséyo.Entrelosdossabemoseso:nada.Peroheleídoenalgunapartequeelcálculorenalse expulsa, y que normalmente no es mortal. Aunque, eso sí, muy doloroso. Delcálculobiliarnuncaheoídonada.

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—Mehagustadolode«normalmente»—diceIris.—Ya—digo—.Oye,serámejorquenoslevantemos.Estarde.Sonlassiete.—Sí.Deacuerdo—dice,perosiguesentada.Luegoañade—:Miabuelateníaal

final tal artritis que nopodía ni andar por símisma.Nopodía nimover los dedos.Teníaqueestarsentadaenunasilla,conesaespeciedemanoplastodoeldía.Alfinalyanopodíanisostenerunatazadecacao.Imagínatelaartritisquetenía.Luegolediolaembolia.Yelabuelo…—dice—.Pocodespuésdequemurieralaabuelahuboqueinternarlo en un asilo. No hubo más remedio. Nadie podía ocuparse de él lasveinticuatrohoras.Nipagaraunapersonaparaquelohiciera.Asíquelollevaronaunasilo.Peroallíempezóadecaeraojosvistas.Unavez,cuandollevabainternadountiempo,mamáfueaverloyalvolverdijoalgoquenoolvidaréenlavida.—Memiracomositampocoyofueraaolvidarenlavidaloquevaadecirme.Ytienerazón—.Dijo:«Papáyanomereconoce.Ynisiquierasabequiénsoy.Papásehavueltounvegetal».Sí,mamámismalodijo.

Se inclina hacia adelante, se tapa la cara con lasmanos y se echa a llorar.Medeslizo hasta el pie de la cama yme siento a su lado.Le cojo lamano, la retengosobremiregazo.Lepasoelbrazoporloshombros.Estamosmuyjuntos,mirandolacabecerade lacamay lamesilladenoche.Vemostambiéneldespertador,yal ladounascuantasrevistasyunlibrodebolsillo.Estamossentadosenlapartedelacamadonde tenemos los pies cuando dormimos. Es como si quienquiera que hubieradormido en esta cama se hubiera levantado de pronto para salir de casaprecipitadamente. Sé que no podré volver amirar esta cama sin recordarla así, talcomoestá.Séquenosestásucediendoalgo,peronosabríadecirquéexactamente.

—Noquieroquemepasenuncanadaparecido—dice Iris—.Nia ti.—Sesecaojosymejillasconunaesquinadelamanta.Luegoinspiraprofundamente,yelairelesaleenunsollozo—.Losiento.Esquenopuedoevitarlo—dice.

—Anosotros no nos pasará.No, no nos pasará—digo—.No te preocupes pornada,hazmecaso.Estamosbiendesalud,cariño,yvamosaseguirestándolo.Sihadepasarnosalgoalgúndía,aúnfaltamuchotiempo.Eh,Iris, tequiero.Nosqueremos,¿noescierto?Esoesloimportante.Loúnicoqueimporta.Notepreocupes,cariño.

—Quieroquemeprometasunacosa—dice.Apartasumanodelamía,meretirael brazo de su hombro—. Quiero que me prometas que me desconectarás de lamáquinasillegaelcaso,ocuandollegueelcaso.Sialgúndíamepasa,quierodecir.¿Oyesloquetedigo?Estoyhablandoenserio,Jack.Quieroquemedesconectesdelamáquinasiundíatienesquehacerlo.¿Meloprometes?

Me quedo en silencio unos instantes. ¿Qué tendría que responderle? Es una

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cuestión delicada. Tengo que pensarlo un momento. Sé que no me costaría nadadecirlequesí,queloharési llegaelcaso.Seríansólopalabras,¿no?Ylaspalabraspoco cuesta pronunciarlas. Pero hay más que palabras en juego: ella quiere unarespuestasincera.Yyoaúnnosécuálesmiposiciónalrespecto.Nodeboresponderalaligera.Nodebopronunciarmesinpensarenloqueestoydiciendo,sinmeditarenlasconsecuencias,ensureacciónantemirespuesta,seaéstalaquesea.

Aúnsigopensandoenellocuandoelladice:—¿Ytú?—¿Yoqué?—¿Quieresque tedesconectesi llegaelcaso?Diosquieraqueno lleguenunca,

porsupuesto—dice—.Perocreoquetendríaquetenerunaideade…,yasabes,deloquequerríasquehicierasilascosasllegaranaeseextremo.Quemedijerasalgoahoraparasaberaquéatenerme.

Memira fija, intensamente,a laesperademispalabras.Quiere registrarlasparapoderhacerusodeellassiundíasevieraenfrentadaatalalternativa.Muybien.Deacuerdo.Meseríamuyfácildecir:Desconéctame,cariño,sipiensasqueeslomejor.Peronecesitopensarlounpocomás.Nisiquieralehedichoaúnloqueyoharíaenelcasodeella.Yahoratengoqueponermeapensarenmí,enmicaso.Nocreoquedebaseguirporahí.Quélocura.Estamoschiflados.Peromedoycuentadequeloquedigaahora quizá llegue a afectarme vitalmente algún día. Se trata de un asunto crucial.Estamoshablandodeunacuestióndevidaomuerte.

Irisnosehamovido.Esperaunarespuesta.Veoquenovamosamovernosdeaquímientrasnolaobtenga.Sigopensandounossegundos,yalcabodigoloquepienso:

—No.Nomedesconectes.Noquieroquemedesconectendelamáquina.Déjameconectado todo el tiempo que sea posible. ¿Alguien va a poner reparos? ¿Vas tú aponer reparos?¿Voyamolestaraalguien?Mientras lagentepuedasoportarverme,mientras no empiecen a dar alaridos, nome desconectes. Déjame seguir vivo, ¿deacuerdo?Hasta elmismísimo y amargo final.Haz venir a los amigos para quemediganadiós.Ynometasprisas.

—Nobromees—diceella—.Estamoshablandodealgomuyserio.—Nobromeo—digo—.Nomedesconectes.Tansencillocomoeso.Asienteconlacabeza.—Bien,deacuerdo.Noloharé,teloprometo.Meabraza.Meabrazaconfuerzaunosinstantes.Luegomedeja.Miraelrelojdespertadorydice:—Santocielo.Serámejorquenosdemosprisa.

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Nos levantamos y empezamos a vestirnos. En ciertomodo todo es como cualquierotra mañana, sólo que hacemos las cosas más de prisa. Tomamos café y zumo ypanecillos.Hacemoscomentariossobreeltiempo;elcieloestánublado,amenazador.Novolvemosahablardemáquinasconectadasapersonas,nideenfermedades,nidehospitales, ni de ese tipo de cosas. Le doy un beso y la dejo en el porche con elparaguas abierto, esperando a que pase su compañera a recogerla. Corro hasta micoche.Arranco, dejo que elmotor se caliente unos segundos, le digo adiós con lamanoaIrisymepongoenmarcha.

Peroalolargodeldía,eneltrabajo,piensoenloquehemoshabladoestamañana.Nopuedoevitarlo.Entreotrascosas, la faltadesueñomehadejadomaltrecho.Mesiento vulnerable, fácil presa ante cualquier pensamiento fortuito y lúgubre. En unmomentodado,cuandonohaynadiealavista,dejodescansarlacabezasobrelamesaytratodedormirunosminutos.Perocuandocierrolosojosmesorprendopensandoenellodenuevo.Veomentalmenteunacamadehospital.Sólounacamadehospital.Lacamaestáenunasala,supongo.Luegoveounatiendadeoxígenosobrelacama,yaunladounascuantaspantallasyunosgrandesmonitoresdeesosquesevenenlaspelículas.Abro losojos,me incorporoen lasillayenciendouncigarrillo.Mientrasfumo el cigarrillo me tomo un café. Luego miro el reloj y me pongo de nuevo atrabajar.

Alascincoestoytancansadoqueapenasmequedanfuerzasparavolveracasa.Estálloviendo,deboconducirconcuidado.Consumocuidado.Hahabidounpequeñoaccidente.Uncoche lehadadoungolpepordetrásaotroenunsemáforo,peronocreoquehayahabidoheridos.Loscochessiguenenmediodelacalzada,yungrupodegentecharlabajolalluvia.Eltráfico,sinembargo,continúadespacio.Lapolicíahapuestoseñalesluminosassobreelasfalto.

CuandoveoaIris,ledigo:—Diosmío,vayadía.Estoyhechopolvo.¿Túquétal?Nosbesamos.Mequitoelabrigoylocuelgo.CojolabebidaqueIrismetiende.

Luego, como no he hechomás que pensar en ello, y como quiero dejar saldado elasunto,digo:

—Deacuerdo.Siesesoloquequieres,tedesconectaré.Siquieresquelohaga,loharé.Siaquíyahoratehacefelizoírmelodecir,telodigo.Haréloquemepides.Tedesconectaréde lamáquina,si llegaelcasoy locreonecesario.Oharéque tedes-conecten.Peroloquetedijedemísigueenpie.

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Yahoranoquierovolverapensarenesteasuntonuncamás.Nivolverahablardeellosiquiera.Creoquehemosdichotodoloquehabíaquedeciralrespecto.Hemosagotadotodoslosaspectosdeltema.

Ytambiényoestoyagotado.Irissonríeabiertamente.—Deacuerdo—dice—.Almenosahoralosé.Antesnolosabía.Puedequeesté

unpocoloca,peromesientomejor,¿sabes?Yotampocoquieropensarmásenello.Peromealegrodehaberlohablado.Tampocovoyavolverasacarloacolación,teloprometo.

Mecogeelvasode lamanoy lodejaencimade lamesa, juntoal teléfono.Merodeaconlosbrazosyseaprietacontramíyposalacabezasobremihombro.Peroentoncessientoquealgohasucedidoenmiinterior.Loqueacabodedecirle,loquehe estado rumiando de forma recurrente todo el día… bien, pues siento como sihubieracruzadoalgunasuertedelíneainvisible.Sientocomosihubierallegadoaunlugaralquejamáspenséquellegaría.Ynosécómohasucedido.Esunlugarextraño.Un lugar en el que un fugaz e inocuo sueño y una breve charla temprana ysomnolientahandadolugarenmíalucubracionesdemuerteyaniquilamiento.

Suenaelteléfono.Deshacemoselabrazo,alargolamanohacialamesa.—¿Dígame?—digo.—Hola—respondeunamujer.Es la misma mujer que ha llamado esta mañana, pero ahora no está ebria. Al

menosesocreo;suvozparecesobria.Hablaserena,discretamente,ymepreguntasipuedo ponerla en contacto con Bud Roberts. Pide disculpas. Dice que sienteimportunarme,peroquesetratadeunasuntourgente.Lamentacualquiermolestiaquepuedaestarocasionándome.

Mientraslamujerhablamepalpotorpementeenbuscadeloscigarrillos.Mellevounoaloslabiosymedoyfuegoconelencendedor.Ahorasoyyoquienhabla.Ydigolosiguiente:

—BudRobertsnoviveaquí.Noestáenestenúmero,ymetemoquenovaaestarnunca.Novoyaverjamásaeseindividuodequienmehabla.Asíqueporfavornovuelvaallamaraesteteléfono.Nolohaga,¿deacuerdo?¿Meoye?Yhágamecaso,porque,sino,meveréobligadoaretorcerleelpescuezo.

—Vayacaradura—diceIris.Metiemblanlasmanos.Creoquetambiénmivoztraicionamiestadodeánimo.

Peromientrasestoytratandodedejarlascosasbienclaras,Irissemuevedeprontoeinclinaunpocoelcuerpo,ytodocesa.Lalíneaquedamuda,ynooigonada.

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Intimidad

Tengounasgestionesquehaceraloestedelestado,asíqueaprovechoparapararmeenlapequeñapoblacióndondevivemiexmujer.Nonoshemosvistoencuatroaños.Perodecuandoencuando,siemprequesepublicaalgomíooescribensobremíenrevistasyperiódicos—unasemblanza,unaentrevista—,leenvíolosrecortes.Nosépor qué lo hago; tal vez porque pienso que puede interesarle. Pero ella nunca mecontesta.

Sonlasnuevedelamañana.Nolahellamadoporteléfono,ylaverdadesquenosécómovaarecibirme.

Peromedejapasar.Noparecesorprendida.Nonosdamoslamano.Niquedecirtiene que no nos besamos. Me hace pasar a la sala. Llevo apenas unos segundossentadocuandometraecafé.Luegoempiezaadecirmeloquepiensa.Dicequesoyelculpabledesuangustia,quehehechoquesesientadesnudayhumillada.

Quequedeclaro:mesuenatanfamiliarquenomesientoenabsolutoincómodo.Dice:Y entonces temetiste de lleno en el engaño. Tan pronto. Siempre te has

sentidobienenelengaño.No,noescierto.Alprincipioalmenosnoeraasí.Entonceserasdiferente.Perotambiényoeradistinta,imagino.Todoeradistintoentonces.No,fuedespuésdequecumplieraslostreintaycinco,otreintayseis,poresaépoca,nosécuándo exactamente,mediada la treintena.Entonces empezaste.Vaya si empezaste.Tevolvistecontramí.Tedespachasteagusto.Debesdesentirtemuyorgullosodetimismo.

Dice:Avecestengoganasdegritar.Deberíasolvidarlosdíasduros,losmalostiemposalhablardeaquellaépoca,me

dice. Párate a pensar también en los buenos,me dice. ¿O es que no los hubo? Legustaría que dejase a un lado los otros, los malos. Está harta del dichoso tema.Hastiadadeoírhablardeello.Tucantinelapreferida,dice.Lohecho,hechoestá,yelpasadonadiepuedecambiarlo.Unatragedia,sí.BiensabeDiosquefueunatragedia,

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másqueunatragedia.Pero¿aquévienevolversobreello?¿Esquenotecansasnuncadedesenterrarlaviejahistoria?

Dice:Dejaaun ladoelpasado,porel amordeDios.Todasesasviejasheridas.Seguroqueentucarcajhandequedarteotrasflechas.

Dice:¿Sabesunacosa?Creoqueestásenfermo.Creoqueestáscomounacabra.Oye, ¿no te creerás todas esas cosas que dicen de ti?No te las creas ni en broma.Mira,yopodríacontarlesunpardecosas.Déjamehablarconellos;yosíquepodríacontarlesalgobueno.

Dice:¿Meestásescuchando?Teestoyescuchando,digo.Soytodooídos,digo.Dice:¡Loquehetenidoqueaguantar,señormío!Yademás,¿quiéntehapedido

quevengasaverme?Yono,desdeluego.Aparecesyentras.¿Quédiablosquieresdemí?¿Sangre?¿Mássangre?Pensabaqueteníasyalapanzallena.

Dice:Piensaqueestoymuerta.Quieroquemedejesenpaz.Loquequieroesquemedejesenpaz,quemeolvides.Mira,tengocuarentaycincoaños.Cuarentaycinco,ytengolaimpresióndetenercincuentaycinco,osesentaycinco.Asíquedéjameenpaz,¿quieres?

Dice:¿Porquénoborrastodalapizarraymirasluegoloquequeda?¿Porquénoempiezasdenuevootrapizarra?Hazlo,alomejorllegaslejos.

Estoúltimolehacereír.Yoríotambién,peroenmicasosonlosnervios.Dice:¿Sabesunacosa?Tambiényotuvemioportunidad,peroladejépasar.Sí,la

dejépasar.Nocreohabértelocontadonunca.Peroahoramírame.¡Mírame!Échameunbuenvistazo,ahoraquepuedes.Medejastetiradacomountrapo,grandísimohijodeperra.

Dice:Enaquel tiempoyo eramás joven, ymejorpersona.Quizá tú también loeras. Mejor persona, me refiero. Lo eras, sin duda. Tenías que ser mejor persona,porquesinonuncahabríatenidonadaquevercontigo.

Dice:Tequise tanto.Tequiseconlocura.Sí,así tequise.Másqueanadaenelmundo. ¿Te das cuenta? Es para morirse de risa. ¿Te imaginas? Estábamos taníntimamente unidos en aquella época que apenas puedo creerlo. Creo que eso esprecisamente loquemásextrañosemehaceahora.El recuerdodehaber tenido talintimidadconalguien.Unaintimidadtangrandequemedanganasdevomitar.Nomecabeenlacabezaunaintimidadasíconotrapersona.Nuncahevueltoatenerla.

Dice:Sinceramente,quieroquemedejesalmargendetododeahoraenadelante.Lo digo en serio. Además, ¿quién te has creído que eres? ¿Te crees Dios o algoparecido?Tú no eres digno ni de lamerle las botas.Ni las botas deDios ni las de

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nadie, si vamos al caso. Señor mío, ha estado usted frecuentando gente que no leconviene.Pero¿quépuedosaberyo?Yanisiquieraséquéesloquesé.Peroséquenomegustaloquehasidorepartiendoamanosllenas.Almenosséeso.Yasabesaloquemerefiero,¿no?¿Meequivoco?

No,digo.Enabsoluto.Dice:Vas a darme la razón en todo, ¿no? Te das por vencidomuy fácilmente.

Siemprehassidoigual.Notienesprincipios,niunosolo.Erescapazdecualquiercosacontaldeescurrirelbultoalmenorconflicto.Aunqueesonovieneacuento.

Dice:¿Teacuerdasdeaquellavezqueteamenacéconuncuchillo?Lodicecomodepasada,comosisetrataradealgosinimportancia.Vagamente,digo.Seguramentemelomerecía,peronolorecuerdobien.Vamos,

cuéntamelo,adelante.Dice:Creoqueahoraempiezoaentender…Creoqueséaquéhasvenido.Sí.Sé

porquéestásaquí,aunquequizátúnolosepas.Peroeresunviejozorro.Sabesporquéestásaquí.Hassalidodepesca.Enbuscadematerial.¿Meacerco?¿Hedadoenelclavo?

Cuéntamelodelcuchillo,digo.Dice:Si te interesa saberlo, lamentonohaber llegadoautilizarlo.Deveras.Lo

digoconelcorazónenlamano.Lohepensadounaymilveces,ysientomuchonohaberlo utilizado. Tuve ocasión de hacerlo. Pero vacilé. Dudé y la oportunidad seperdió, como dijo alguien. Pero debería haberlo utilizado, y al diablo con todo.Deberíahabertedadountajoenelbrazo,almenos.Almenoseso.

Peronolohiciste,digo.Creíqueibasadarmeunacuchillada,peronolohiciste.Luegotequitéelcuchillo.

Dice:Siemprehas tenidosuerte.Me loquitasteymedisteunabofetada.Sientomucho no haber utilizado aquel cuchillo. Un pequeño corte, al menos. Hasta unpequeñocortehabríabastadoparadejarteunbuenrecuerdomío.

Tengomontonesderecuerdos,digo.Yalpuntomearrepientodehaberlodicho.Dice:Amén, hermano. Por si no te has dado cuenta, ahí está lamanzana de la

discordia. Ahí reside todo el problema. Pero enmi opinión, como ya te he dicho,recuerdasloquenodeberíasrecordar.Recuerdaslascosasbajas,vergonzosas.Poresotehasinteresadotantocuandohesacadoarelucirlodelcuchillo.

Dice:Mepreguntosialgunaveztearrepientesdealgo.Siesqueesesentimientovalealgohoydía.Nomucho,metemo.Aunquetúdeberíasseryaunespecialistaeneltema.

Arrepentimiento,digo.Nomeinteresagrancosa,laverdad.Noesunvocabloque

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utilicemuyamenudo.Arrepentimiento.No,supongoqueengeneralnosientonadaparecido. Admito que tengo tendencia a recrearme en el lado oscuro de las cosas.Bueno,aveces.Pero¿arrepentimiento?No,creoqueno.

Dice:Eres un grandísimohijo de perra, ¿lo sabías?Undespiadado e insensiblehijodeperra.¿Telohandichoalgunavez?

Sí,tú,digo.Milesdeveces.Dice:Yo siempredigo laverdad.Aunqueduela.Nuncapodrás cogermeenuna

mentira.Dice:Semecayólavendadelosojoshacemuchotiempo,peroyaeratarde.Tuve

mi oportunidad, pero la dejé escapar entre los dedos. Durante un tiempo lleguéinclusoapensarquevolverías.¿Cómopudeimaginaralgosemejante?Debíadeestarmuydesquiciada.Tengoganasdelloraramares,peronovoyadarteeseplacer.

Dice:¿Sabes?Siteestuvierasquemandovivoahoramismo,sideprontotucuerposepusiera a arder en estemismo instante, no correría a echarte encimauncubodeagua.

Ríe ante lo que acaba de decir. Pero su semblante vuelve a ponerse grave enseguida.

Dice:¿Quédiabloshacesaquí?¿Quieresseguiroyendocosas?Podríaseguirasídíasydías.Creoqueséporquéhasvenido,peroquieroqueseastúquienmelodiga.

Alverquenorespondo,quesigoallísentadoyquieto,continúa.Dice:Apartirdeentonces,apartirdeldíaenquetefuiste,yanadameimportaba.

Ni los niños, ni Dios, ni nada. Era como si no supiera qué cataclismo me habíafulminado.Eracomosideprontohubieradejadodevivir.Habíaidoviviendoañotrasaño,ydeprontolavidacesaba.Nosedeteníasinmás,sinoconunchirridohorrible.Pensé:siparaélnovalgonada,tampocovalgonadaparamímisma,paranadie.Esofuelopeor.Sentíaquesemeibaaromperelcorazón.¿Quédigo?Semehabíaroto.Claroquesemerompió.Así,sinmás.Ysigueroto,si te interesasaberlo.Ésaeslaverdad,enpocaspalabras.Lopusetodoenti:todosloshuevosenlamismacesta.Esoesloquehice.Todosloshuevospodridosenlamismacesta.

Dice: Encontraste a otra, ¿no es eso?No te llevómucho tiempo. Y ahora eresfeliz.Esoesloquedicendeti,almenos.«Ahoraesfeliz».¿Sabes?¡Leítodoloquememandaste!¿Pensabasquenoibaahacerlo?Escuche,señor,leconozcomuybien.Siempre te he conocido bien. Entonces y ahora. Conozco el fondo de tu corazón.Todossusrecovecos.Noloolvidesnunca.Tucorazónesunajungla,unaselvaoscura.Uncubodelabasura,porsiquieressaberlo.Siquierenpreguntaraalguien,dilesquevenganahablarconmigo.Yosémuybiencómofuncionas.Túdejaquevenganpor

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aquí: se enterarán de un buen puñado de cosas. Yo estaba allí. En primera línea,camarada.Luegomeexhibistey ridiculizaste en tu…«literatura».Paraque todoelmundo me compadeciera o se permitiera juzgarme. Pregúntame si me importaba.Pregúntamesipasévergüenza.Vamos,pregúntamelo.

No,digo.Novoyapreguntártelo.Noquieroentrareneso,digo.¡Puesclaroquenoquieres!¡Ytambiénsabesporqué!Dice:Querido,noquieroofenderte,peroavecescreoqueseríacapazdepegarte

untiroyquedarmemirandocómoestiraslapata.Dice:Nopuedesmirarmealosojos,¿eh?Dice (y son palabras literales): Ni siquiera eres capaz de mirarme a los ojos

cuandotehablo.Muybien,deacuerdo,lamiroalosojos.Dice:Así.Perfecto.Puedequeasípodamosllegaraalgunaparte.Asíestámucho

mejor.Silamirasalosojos,puedessabermuchodelapersonaconquienhablas.Losabe todoelmundo.Pero ¿sabesotra cosa?Nadie en todoel planeta se atrevería adecírtela.Nadiemásqueyo.Yotengoderecho.Meganéesederecho,querido.Bien,escucha, tecreesalguienquenoeres.Ésaes lapuraverdad.Pero¿quépuedosaberyo?Esoesloquediránenloscienpróximosaños.Dirán:«¿Quiéneraella,alfinyalcabo?».

Dice:Encualquiercaso,deloquenohaydudaesdequetúsímehastomadoamípor otra persona. ¡Ya ni siquiera tengo el mismo nombre! Ni el que me pusieroncuandonací,nielquellevécuandovivíacontigo,nielqueteníahaceunpardeaños.¿Cómo se explica eso? ¿A qué vienen todos estos cambios? Pues bien, escucha:quieroquemedejesvivirenpaz.Porfavor.Nocreoqueseauncrimen.

Dice:¿Nodeberíasestarenotraparte?¿Notienesquecogerningúnavión?¿Notendrías que estar en algún sitio a doscientos kilómetros de aquí en este precisoinstante?

No,digo.Ylorepito:No.Notengoqueestarenningunaparte.Y entonces hago algo.Alargo lamano y le cojo lamanga de la blusa entre el

pulgar y el índice.Y eso es todo.Nohagomásque tocarla así, y después retiro lamano.Ellanoseaparta.Nosemueve.

Yheaquí loquehago luego:mepongode rodillas, un tipograndecomoyo,ycojo el dobladillo de su vestido. ¿Qué estoy haciendo en el suelo? Me gustaríasaberlo.Peroséqueestoydondedeboestar,ysigoderodillasaferradoalbajodesuvestido.

Sequeda inmóvil un instante, pero almomento siguientedice:Estábien, bobo.

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Erestantontoaveces…Levántate.Tedigoquetelevantes.Venga,hazmecaso.Yalohesuperado.Mellevóbastante tiempo,pero logrésuperarlo.¿Quécreías?¿Quemeibaaser fácil?Luegoaparecesenmipuertay toda laviejahistoriasemevienedenuevoencima.Necesitabaairearla.Perosabesyséquetodoaquelloesaguapasada.

Dice:Durantemuchotiempomidesconsuelofuetotal.Inconsolable…Asíestabayo,cariño.Anotaesapalabraentupequeñalibreta.Puedodecirporexperienciaqueeslapalabramástristedetodoeldiccionario.Bien,peroalfinalpudesuperarlo.Eltiempoesuncaballero,dijounsabio.Oalgunamujerviejaycansada,quiénsabe.

Dice:Ahoratengounavida.Unavidadiferentedelatuya,perosupongoquenodebemoscompararlas.Esmivida,yesoesloimportante;esdeesodeloquetengoquesermásymásconscienteamedidaqueenvejezco.Peronotesientasdemasiadomal.Bueno,quizátampocopasenadaporquetesientasunpocomal.Notemorirás,yeslomenosquepuedeesperarsedealguienquenoescapazdearrepentirse.

Dice:Vamos,levántate.Tienesqueirte.Mimaridoestáapuntodellegarparaelalmuerzo.¿Cómopodríaexplicarletodoesto?

Esabsurdo,perosigoderodillasaferradoalbajodesuvestido.Noquierosoltarlo.Soy como un terrier, y es como si estuviera pegado al suelo. Como si no pudieramoverme.

Dice:Levántateahoramismo.¿Quépasa?¿Quieresalgomásdemí?¿Quéesloquequieres?¿Queteperdone?¿Poresohaces todoesto?Esporeso,¿noescierto?Poresotedesviasteparaveniraverme.Lodelcuchilloparecequetehareanimadounpoco.Creíquelohabíasolvidado.Peroahíestabayopararecordártelo.Bien,sitevasahoramismotediréalgo.

Dice:Teperdono.Dice:¿Satisfecho?¿Mejorasí?¿Tesientesfeliz?Sí,ahorasesientefeliz.Peroyosigoallí,arrodillado.Dice:¿Hasoídoloquehedicho?Tienesqueirte.¿Eh,bobo?Querido,tehedicho

que teperdono.Hasta tehe recordado lodel cuchillo. ¿Quémáspuedohacer?Hassalidobienparado,pequeño.Vamos,dateprisa, tienesqueirte.Levántate.Así,muybien.Siguessiendounhombregrande,¿eh?Aquítienestusombrero.Noteolvideselsombrero. Antes nunca llevabas sombrero. Nunca en la vida te había visto consombrero.

Dice:Escucha.Mírame.Escuchaatentamenteloquevoyadecirte.Seacerca.Sucaraestáapenasaunpalmodelamía.Nohabíamosestadotancerca

enmuchotiempo.Aspiroelaireentrecortadayquedamenteparaquenomeoiga,yespero.Tengolaimpresióndequeelcorazónmelatemásdespacio.

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Dice: Cuéntalo como crees que debes, y olvida lo demás. Como siempre hashecho.Llevastantotiempohaciéndoloquenoteserámuydifícil.

Dice:Bien.Yaestáhecho.Ereslibre,¿noescierto?Almenospiensasqueloeres.Libre al fin.Era una broma, pero no te rías.De todas formas te sientesmejor, ¿nocrees?

Meacompañaporelpasillo.Dice: No sé cómo podría explicarle esto a mi marido si apareciera en este

momento.Peroquéimporta.Sinosponemosapensarlo,hoydíaanadieleimportauncominonada.Además,creoquetodoloquepodíapasaryahapasado.Apropósito,mimarido se llamaFred.Esunbuenhombre.Trabajaduroparaganarse lavida.Y sepreocupapormí.

Meacompañahastalapuerta,quehaestadoabiertatodoelrato.Durantetodalamañanahanestadoentrandolaluzyelairefrescoylosruidosdelacalle,perononoshemos dado cuenta. Miro hacia el exterior y veo, oh, Dios, una luna blancasuspendida en el cielo de la mañana. No creo haber visto jamás nada tanextraordinario.Peromedamiedocomentarlo.Sí,medamiedo.Noséloquepodríapasar.Hastapodríaecharmeallorar.Onoentenderenabsolutomispropiaspalabras.

Dice:Puedequealgúndíavuelvasavermeopuedequeno.Lodehoynotardaráenborrarse,losabes.Prontovolverásasentirtemal.Alomejorconsiguesunabuenahistoriadetodoesto.Perosiesasí,noquierosaberlo.

Le digo adiós. Ella no dice nada. Semira lasmanos, luego se lasmete en losbolsillosdelvestido.Sacude lacabeza.Vuelveaentrarencasa,yestavezcierra lapuerta.

Mealejoporlaacera.Unosniñossepasanunbalóndefútbolalotroextremodelacalle.Perono sonhijosmíos.Nihijosdeella.Hayhojas secaspor todaspartes,inclusoenlascunetas.Miredondemire,lasveoamontones.Caendelosárbolesamipaso.Nopuedoavanzarsinquemispiestropiecenconellas.Deberíanhaceralgoalrespecto. Deberían tomarse la molestia de coger un rastrillo y dejar esto como esdebido.

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Menudo

Nopuedodormir,perocuandoséqueVicky,mimujer, estádormida,me levantoymiro por la ventana del dormitorio la casa deOliver yAmanda, al otro lado de lacalle.Oliversefuehaceyatresdías,peroAmanda,sumujer,estádespierta.Tampocoella puede dormir. Son las cuatro de lamadrugada, y en la calle no se oye ningúnruido.Nohaceviento,nohaycoches,nisiquierahayluna.SólolacasadeOliveryAmanda,conlaslucesencendidasylashojasamontonadasalpiedelasventanas.

Haceunpardedíasnopodíaestarmequietoyrastrilléeljardín.Nuestrojardín,eldeVickyymío.Recogílashojasylasmetíenbolsas,atélasbolsasylasdejéenelbordedelaacera.Entoncessentíelimpulsodecruzarlacalleyrastrillartambiénsujardín,peromecontuveynolohice.Laculpadequelascosasesténcomoestánenesacasaesmía.

DesdequeOliversefuesólohedormidounascuantashoras.Vickymehavistovagarpor lacasaconaireangustiado,comounalmaenpena,ysehapuestoaatarcabos.Ahoraestáacostadaensuladodelacama,acurrucadajuntoalbordemismodelcolchón.Alacostarsehabuscadounaposturaqueevitaratodoriesgodecontactofortuitoconmigoduranteelsueño.Semetióenlacama,lloró,sedurmióynosehamovidodesdeentonces.Estáagotada.Igualqueyo.

MehetomadocasitodaslaspíldorasdeVicky,perosigosinpoderdormir.Estoysobreexcitado.PeropuedequesisigomirandoveafugazmenteaAmandamoviéndosepor algún cuarto, o atisbando desde detrás de una cortina para ver lo que puedevislumbrardenuestracasa.

Ysilaveo¿qué?¿Quépasaría?¿Cambiaríaalgo?Vicky dice que estoy loco. Anoche dijo cosas aún peores. Pero ¿cómo voy a

echárseloencara?Seloconté—tuvequehacerlo—,peronoledijequeeraAmanda.CuandosalióarelucirelnombredeAmanda,neguécategóricamentequesetrataradeella.Vickylosospecha,peromehenegadoadarlenombres.Noquisedecirlequién

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era,pesea su insistenciayaqueenunmomentodado llegara inclusoagolpearmevariasvecesenlacabeza.

—¿Quéimportaquién?—dije—.Nolaconoces—mentí.Fueentonces,cuandoledijequenolaconocía,cuandosepusoapegarme.Estoyquesalto.Es la expresiónqueusabamiamigoAlfredo, elpintor, cuando

contabaquealgúnamigoestaba«devuelta»dealgún«viaje».Estáquesalta.Estoyquesalto.

Esdelocos.Losé,peronopuedodejardepensarenAmanda.Lascosasestántanmalquemesorprendoinclusopensandoenmiprimeramujer,Molly.CreoqueaméaMollymásqueamipropiavida.

SigoimaginandoaAmandaconsucamisónrosa,esequemegustatanto.Yconsus zapatillas a juego.Y estoy seguro de que ahoramismo está sentada en el gransillóndecuero,bajolalámparadelatón.Estáfumandocigarrillotrascigarrillo.Haydos ceniceros a mano, y los dos están llenos. A la izquierda del sillón, junto a lalámparadepie,hayunamesitallenaderevistas(esetipoderevistasqueleelagentecomoesdebido).Tambiénnosotros, todosnosotros, somoshastaciertopuntogentecomo es debido. Imagino queAmanda, en estemismo instante, está hojeando unarevista,deteniéndosedevezencuandoenalgunailustración,enalgúnchiste.

Anteayerporlatarde,Amandamedecía:—Yanoleolibros.¿Quiéntienetiempoparaleerlibros?—Fuealdíasiguientede

que Oliver se fuera, y estábamos en ese pequeño café de la zona industrial de laciudad—.¿Quiénpuedeconcentrarseenestos tiempos?—dicemientras remueveelcafé—.¿Quiénlee?¿Túlees?—Niegoconlacabeza—.Alguienleerá,supongo.Ahíestán todos esos libros en los escaparates de las librerías. Y ahí tienes todos esosclubes.Alguientienequeleer—dice—.¿Quién?Yonoconozcoanadiequelea.

Eso dijo, sin venir a cuento. Porque no estábamos hablando de libros sino denuestrasvidas.¿Quéteníanqueverloslibrosconellas?

—¿QuédijoOlivercuandoselodijiste?Entoncessemeocurriódeprontoquenuestracharla,nuestrasexpresionestensas

yalerta,eranmuysimilaresalasdelospersonajesdeesosprogramasdetelevisióndelatardequenuncasueloversinodepasada,cuandoenciendoeltelevisorunrato.

Amanda bajó la mirada y sacudió la cabeza, como si le resultara insoportablerecordarlo.

—¿Seguroquenoledijistequiéneratuamante?Volvióanegarconlacabeza.—¿Estássegura?

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Esperé,yellaporfinalzólamirada.—Nodijeningúnnombre,siterefieresaeso.—¿Dijoadóndeiba,ocuándovolvería?—pregunté,ymeresultabaodiosooírme.

Erademivecinodequienhablaba.DeOliverPorter.Unhombreaquiencasihabíaempujadofueradesucasa.

—Nodijo adonde.Aun hotel.Dijo que arreglaramis cosas y queme fuera decasa.Quemefuera,dijo.Conuntonocasibíblico:fueradesucasa,desuvida.Ymedio una semana. Supongo que volverá entonces, cuando me haya ido. Así quetenemosquetomarunadecisiónvital,cariño.Decidiralgo.Ydeinmediato.Tenemosquedarnosprisa.

Ahora era ella quien me miraba. Sé que esperaba ver en mí una promesa decompromisoeterno.

—Unasemana…—dije.Fijélamiradaenelcafé,quesehabíaenfriado.Habíansucedidomuchascosasen

untiempomuybreve,ynecesitábamosdigerirlas.Noséquéideasalargoplazo—silas hubo—nos hicimos durante losmeses en que pasamos del flirteo al amor, y aestascitasde la tarde.Encualquiercaso,ahoraestábamosenunserioaprieto.Muyserio.Nunca—niencienaños—senoshabríaocurridoimaginarquellegaríamosavernos en tal trance: ocultándonos en un café, en plena tarde, tratando de decidircuestionestancruciales.

Levanté la mirada, y Amanda se puso a dar vueltas al café con la cucharilla.Siguió haciéndolo. Le toqué la mano, y la cucharilla se le cayó de los dedos. Larecogió,siguióusándola.Eramoscomocualquierparejaanónimaquetomacafébajolas luces fluorescentes de un cafetucho urbano. Una pareja cualquiera, ni más nimenos.LecogíunamanoaAmanday la retuveentre lasmías.Yfuecomosialgocambiara.

CuandobajoalacocinaVickysiguedurmiendoensuladodelacama.Voyatomarmeunvasode lechecaliente.Antes,cuandonopodíadormir, solía tomarwhisky.Peroluegodejédehacerlo.Ahora sólo tomo lechecaliente.Cuando lodelwhisky, solíadespertarme amedia noche con una sed tremenda. Pero era precavido: dejaba unabotella de agua en el frigorífico.Así, cuandome despertaba bañado en sudor, casideshidratado, iba a tientas hasta la cocina con la certeza de que en la nevera meesperabaelaguahelada.Ymelabebíatoda.Salud.Unlitroentero.Avecesusabaunvaso,peroera raro.Deprontovolvíaaestarborracho,dando tumbospor lacocina.

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Sigosinexplicármelo:sobrioenunmomentodado,borrachoalminutosiguiente.Elalcoholerapartedemidestino,segúnMolly.Mollycreíamuchoeneldestino.Estoycomodesquiciadodenodormir.Daríacualquiercosa,casicualquiercosa,

porpoderconciliarelsueño,pordormirelsueñodelosjustos.¿Porquénecesitamosdormir?¿Yporquédormimosmenosenunascrisisymás

enotras?Recuerdo,porejemplo,cuandomipadretuvolaembolia.Despuésdesietedíasysietenochesencoma,despertóenlacamadelhospitalydijo«Hola»convozplácida a la gente de la sala. Luego reparó en mí. «Hola, hijo», me dijo. Cincominutos después había muerto. Murió, sin más. Mientras duró todo aquello, sinembargo,niuna solavezmedesvestínime fui a la cama.Puedequedormitaradecuando en cuando en una silla de la sala de espera, pero en ningún momento meacosténidormícomoesdebido.

Luego,haceaproximadamenteunaño,supequeVickyseveíaconotrohombre.Cuandomeenteré,en lugardeenfrentarmeaella,memetíen lacamaymequedéacostadodíasydías;quizáunasemana,noestoyseguro.Bueno,melevantabaparairal baño, o a la cocina a hacerme un bocadillo.O incluso a la sala por la tarde, enpijama,aintentarleerelperiódico.Peromequedabadormido.Alratomerevolvíaenelsillón,abríalosojosyvolvíaalacamaaseguirdurmiendo.Necesitabamásymássueño.

Luegopasó.Losuperamos.Vickydejóasuamante,oledejóélaella,nuncalosupe con certeza. Lo único que sé es que se apartó demí un tiempo y que acabóvolviendo. Pero ahora tengo la sensación de que no vamos a superar esto. Lo deAmandaesdiferente.Oliverlehadadounultimátum.

Sinembargo,¿nocabedentrodeloposiblequeelpropioOliverestéahoramismodespierto, escribiéndole aAmanda una carta en la que le insta a la reconciliación?Puedequeenestemismoinstanteestéllenandounascuartillastratandodeconvencer-ladequeloquelesestáhaciendoaélyasuhijaBethesinsensato,desastroso,yquevaaresultartrágicoparalostres.

No,qué locura.ConozcoaOliver.Olivernoperdona,es implacable.Esdeesostiposcapacesdelanzarunaboladecroquetadoscientosmetros(selohevistohacer,de hecho). No va a escribir ninguna carta semejante. Además le ha dado unultimátum,¿no?Puesnohaymásquehablar.Unasemana.Quedancuatrodías. ¿Otres?PuedequeOliverestédespierto,perosiesasíestáarrellanadoenunsillóndesucuartodelhotel,conunvasodevodkaheladoenlamanoy lospiessobre lacama,con el televisor encendido y el volumen bajo. Está vestido; sólo se ha quitado loszapatos.Lospiesdescalzos,suúnicaconcesión.Ésayelhaberseaflojadolacorbata.

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Oliveresimplacable.

Calientolaleche,quitolanataconunacucharillaymesirvounataza.Apagolaluzdela cocina, voy a la sala yme siento en el sofá, desde donde puedomirar hacia lasventanas iluminadas del otro lado de la calle. Pero no puedo estarme quieto. Memuevo una y otra vez, cruzo una pierna y luego la otra. Siento que voy a echarchispas,oquepodríaromperelcristaldeunaventana…Oquizáponermeacambiardesitiolosmueblesdelasala.

¡Lascosasquese lepasanaunopor lacabezacuandonopuededormir!Antes,pensandoenMolly,hahabidounmomentoenquenisiquierapodíarecordarsucara.Santo cielo, después de haber estado juntos casi ininterrumpidamente desdechiquillos.Molly,quejurabaquemeamaríaeternamente.Loúnicoquemequedabaen la memoria era su imagen sentada a la mesa de la cocina, llorando, con loshombros encorvados y las manos en la cara. Eternamente, decía. Pero no habíaresultadoasí.Alfinal—diríaluego—noimportaba,habíadejadodeservitalparaellael hecho de que viviéramos o no juntos el resto de nuestras vidas. Nuestro amorexistíaenun«planosuperior».EsoesloqueledijoaVickyporteléfonoaqueldía,cuando Vicky y yo ya vivíamos juntos. Llamó, quiso hablar con Vicky, y le dijo:«Tienesturelaciónconél,peroyosiempretendrélamía.Sudestinoyelmíoestánunidos».

Molly, mi primera mujer, hablaba así. «Nuestros destinos están unidos». Nohablabaasídesdeelprincipio.Fueluego,cuandoyahabíansucedidomuchascosas,cuando empezó a emplear palabras como«cósmico», «insuflación de poder»…esetipodetérminos.Peronuestrosdestinosnoestánunidos.Yanoloestán,encualquiercaso,sialgunavezloestuvieron.Nisiquierasédóndeestáahora(conseguridad,almenos).

Creopoderprecisarelmomentoexacto,elpuntodeinflexiónquemarcóenMollyelvirajedecisivo.FuecuandoseenteródequeyoveíaaVicky.UndíamellamarondelinstitutodondedabaclasesMollyymedijeron:«Porfavor.Sumujerestádandovolteretasdelantedelapuertaprincipal.Serámejorquevenga».Lallevéacasa,yfueapartirdeentoncescuandoleempecéaoírcosascomo«podersuperior»y«dejarseirconelflujo»ycosasdeesetipo.Nuestrodestinohabíasido«modificado».Ysihastaentoncesmesentíaindeciso…bien,puesladejétanprontocomopude.Aquellamujeraquienconocíadesiempre,quehabíasidomimejoramigatantosaños,mirelacióníntima, mi confidente… La dejé en la cuneta. Entre otras cosas, estaba asustado.

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Asustado.Aquellachicaconquienhabíaempezadoavivir,aquelespíritudelicadoydulce,

acabóconsultandopitonisas,quirománticos,adivinosdeboladecristal,enbuscaderespuestas, de pautas de lo que debía hacer con su vida. Dejó su empleo en elinstituto,cogiólajubilaciónanticipada,yapartirdeentoncesnodabaelmenorpasosinconsultarelIChing.Empezóavestirdeformaestrafalaria(ropadetelasarrugadasconmuchos tonos naranja y agua y vino).Hasta llegó a entrar en ungrupoque sesentabaencírculo—nobromeo—eintentabalevitar.

CuandoMollyyyocrecimosjuntosellaerapartedemíy,porsupuesto,yopartedeella.Nosamábamos.Eranuestrodestino.Tambiényolocreíaentonces.Peroahoraya no sé en qué creer.No estoy quejándome, sólo constato un hecho.Ahora estoyinmersoenelvacío.Yhedeseguirasí.Noexisteyadestino.Sólohechossucesivosalosqueselesdaelsentidoqueunocreequetienen.Impulsosyyerros,comoelmáscomúndelosmortales.

¿YAmanda?Me gustaría creer en ella,mi pobreAmanda. Pero ella buscaba aalguien cuandomeencontró.Es loquehace la gente cuando sienteundesasosiegointerior. Dar comienzo a una relación, sabiendo que ello cambiará las cosas parasiempre.

Sientoganasdesaliraljardínydeponermeagritar:—¡Nadavalelapena!Ymegustaríaquetodoelmundopudieraoírlo.«Eldestino»,decíaMolly.Y,queyosepa,siguediciéndolo.

Sucasayanoestáiluminada.Sólolaluzdelacocinasigueencendida.PodríaintentarllamaraAmandaporteléfono.Podríahacerloyverquépasa.¿YsiVickymeoyeramarcar o hablar y bajara al piso de abajo? ¿Y si descolgara arriba y se pusiera aescuchar?Además,existe laposibilidaddeque seaBethquiencojael teléfono.Notengoganasdehablarconcríosestamañana.Notengoganasdehablarconnadie.Elcasoesque, sipudiera,hablaríaconMolly,peroyanoesposible:ahoraesalguiendistinto.YanoesMolly.Pero—¿quépuedodecir?—tambiényosoyotrapersona.

Me gustaría ser como cualquier persona de este vecindario —alguien normal,sencillo,vulgar—,ysubiraldormitorio,echarmeenlacamaypoderdormir.Hoyvaa ser un día importante, yme gustaría estar preparado para afrontarlo.Me gustaríadormiryaldespertarverquetodohacambiadoenmivida.Nomerefierosóloalascosasimportantes,comolodeAmandaomipasadoconMolly,sinotambiénaesas

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cosassobrelasquepuedoactuar.Lodemimadre,porejemplo.Yolemandabadinerotodoslosmeses.Peroundía

empecéamandárselocadaseismeses.Lamismasumaanual.Leenviabalamitadporsucumpleaños,ylaotramitadporNavidad.Ymedecíaamímismo:Notendréquepreocuparmeporsisemepasasucumpleaños,oporsuregalodeNavidad.Notendréquepreocuparme,ypunto.Ytodomarchósobreruedasduranteunosaños.

Peroelañopasado—entrelosdosenvíos;quizáenabril,oenmarzo—mepidióunaradio.Unaradio,medijo,leseríadegranutilidad.

Loquequeríaeraunapequeñaradiodespertador.Podríaponerlaen lacocina,yescucharlamientrassehacíalacena.Ademáspodríamirarelrelojparasabercuándodebía sacar algo del horno, o para ver cuánto faltaba hasta que empezaran susprogramaspreferidos.

Unapequeñaradiodespertador.Alprincipioempezóconrodeos:—Québienmevendríaunaradio.Lomaloesquenopuedopermitírmela.Tendré

que esperar a mi cumpleaños. La que tenía, aquella pequeñita, se me cayó y serompió.Echodemenosunaradio.

Echodemenosunaradio.Melodecíasiemprequehablabaconmigoporteléfono,olosacabaacolacióncuandomeescribía.

¿Quépodíadecirle?Alfinalledijeporteléfonoquenopodíapermitirmecomprarninguna radio. Se lo dije también en una carta, para cerciorarme bien de que loentendía.No puedo permitirme comprar ninguna radio, le escribí. No puedo hacermásdeloquehago,leexpliqué.Conestasmismaspalabras.

¡Pero no era cierto! Podía haber hecho más. Pero le dije que no podía. Podíahaberle comprado la radio que quería. ¿Qué me habría costado? ¿Treinta y cincodólares?Alosumocuarenta, incluidos los impuestos.Podíahabérselamandadoporcorreo.Podíahaberhechoqueselamandarandirectamentedela tienda,encasodequererahorrarmelamolestiadeenviárselayomismo.Obienpodíahaberlemandadoun cheque de cuarenta dólares con una nota que dijera: El dinero para tu radio,madre.

Podíahabérmelopermitido, encualquier caso.Cuarentamíserosdólares…Perono lohice.Meneguéadesprendermedeellos.Tenía la impresióndequeenciertomodo se trataba de una cuestión de principios. Eso es lo queme dije entonces, almenos.Unacuestióndeprincipios.

Ja.¿Yqué sucedió luego?Que semurió.Murió. Volvía del supermercado, con las

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bolsasdelacompra,cuandosedesplomósobrelosarbustosdeunacasaysequedóallímuerta.

Cogíunaviónymepresentéallíparaocuparmedelostrámites.Sucuerposeguíaen el depósito, a disposición del forense.Vi su bolso y sus compras en la oficina,detrás del escritorio. No miré el interior del bolso que me tendían. Pero sí vi elcontenidodelasbolsasdelacompra:untarrodemermelada,dospomelos,unacajitade queso fresco, patatas, cebollas y un paquete de carne picada que empezaba aadquirirunatonalidadoscura.

¡Diosmío!,meechéallorarcomounniño.Lloréyllorécomosinofueraapararnunca.Lamujerdedetrásdelescritorio,turbada,metrajounvasodeagua.Medieronunabolsaparalascomprasdemimadreyotraparasusefectospersonales:elbolsoyladentadurapostiza.Luego,memetíladentaduraenelbolsillodelachaqueta,cogíelcochedealquileryfuiaentregárselaaunempleadodelafuneraria.

La luzde lacocinadeAmandasigueencendida.Esuna luzmuyvivaquebaña lashojassecasdefuera.QuizáAmandaescomoyoyestáasustada.Quizáhadejadoesaluzamodode lamparillanocturna.Oquizá siguedespiertayestá en lamesade lacocina,bajo la luz, escribiéndome.Amandameestá escribiendounacartaqueharállegaramismanosluego,cuandocomiencedeverdadeldía.

Ahoraquelopienso,nuncaherecibidounacartasuya.Tantotiempodeamantessecretos—seis,ochomeses—yaúnnohevistoniunsolotrazodesuescritura.Nisiquierasésiesunapersonainstruidaentalsentido.

Creoqueloes.Sí,seguro.Habladelibros,¿no?Aunquenoimporta.Bueno,nomucho.Laamodetodasformas,¿no?

Perotampocoyoleheescritonadanunca.Siemprehemoshabladoporteléfono,ocaraacara.

Molly, ella era la que escribía cartas. Solía escribirme incluso después desepararnos.Vickytraíalascartasdelbuzónylasdejabasobrelamesadelacocinasindecirunapalabra.Luegolascartasseespaciaron,sehicieroncadadíamásescasasymás excéntricas. Cuando las leía me recorría el cuerpo un escalofrío. Hablabanconstantementede«auras»y«signos».Decuandoencuandomecontabaqueunavozledictabaloqueteníaquehaceroadondeteníaqueir.Yunavezmedijoque,pasaraloquepasara,ambosseguíamos«enlamismafrecuencia».Queellasiempresabíaloque yo sentía. Que a veces «me irradiaba» cosas. Al leer sus cartas sentía unhormigueoenelvellodelanuca.Ahoraaldestinolollamabadeotraforma:karma.

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«Estoysiguiendomikarma»,meescribía.Obien:«Tukarmahatomadounmalsesgo».

Megustaríapoderdormir,pero¿cómovoyaacostarmeahora?Lagentenotardaráenlevantarse. Pronto sonará el despertador deVicky.Me gustaría subir al dormitorio,volveraacostarme juntoaellaydecirleque lo siento,quehasidounerror,que loolvidemos todo… Y luego dormirme y despertar con ella en mis brazos. Pero heperdidoesederecho.Estoyexcluidode todoeso,ymeestávedadoel retorno.Peropongamosquelohago.QuesuboaldormitorioymemetoenlacamajuntoaVicky.Podríadespertarydecirme:Cabrón.Noteatrevasatocarme,hijodeperra.

Pero¿dequéhabla?Jamássemeocurriríatocarla.Nodeesemodo,noseñor.Unosdosmesesdespuésdedejarla,deirmedesulado,Mollysederrumbó.Sufrió

unauténticohundimiento(elquedesde tiempoatrásveníagestándose).Suhermanaseocupódequerecibieralaasistencianecesaria.¿Quédigo?Lainternaron.Tuvieronquehacerlo,dijeron. Internaronamimujer enunpsiquiátrico.ParaentoncesyoyavivíaconVicky,yhacíaloposiblepordejarelwhisky.NopudehacernadaporMolly.Quierodecirqueellaestabarecluida,yyoaquífuera,yquenohabríapodidosacarlade allí aunque hubiera querido. Pero el caso es que no quise. Estaba internada—decían—porquelonecesitaba.Nadiedijonadaacercadeldestino.Lascosashabíanidomuchomáslejos.

Yyonilavisitésiquiera.¡Niunasolavez!Entoncespenséquenopodríasoportarverla encerrada. Pero, santo cielo, ¿qué era yo? ¿Un amigo sólo para lo bueno?Habíamospasadotantojuntos.Pero¿quédiablospodíahaberledicho?Sientomuchotodo esto, cariño. Sí, podíahaberlodicho, supongo.Pensé en escribirle, perono lohice.Niunapalabra.Aunque,puestosaello,¿quépodíahaberledichoenunacarta?¿Qué tal te tratan, pequeña? Siento que estés donde estás, pero no te rindas. ¿Teacuerdas de los buenos tiempos? ¿Te acuerdas de cuando éramos felices juntos?Sientomucholoque tehanhecho.Sientoquesehayanpuestoasí lascosas.Sientoquetodosehayavueltopurabasura.Molly,losiento.

Noleescribí.Creoqueloquepretendíaeraolvidarla,hacercomosinoexistiera.¿Mollyqué?

Dejé a mi esposa y me fui a vivir con otra mujer, con Vicky. Ahora quizá heperdidotambiénaVicky.PeroaVickynolainternaránenunainstitucióndedescansoparaenfermosmentales.Esunamujerdura.Dejóasuprimermarido,JoeKraft,sinpestañear siquiera. No creo que la ruptura le hiciera perder ni una sola noche de

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sueño.VickyKraft-Hughes.AmandaPorter.¿Aestoesaloquemehallevadoeldestino?

¿Aarruinarlavidadeestasdosmujeresenestacalle,enestebarrio?YanohayluzenlacocinadeAmanda.Sehaapagadocuandoyonomiraba.La

cocinaestáoscura,comoelrestodelacasa.Sólolaluzdelporchesigueencendida.Amandahaolvidadoapagarla,imagino.Eh,Amanda…

Una vez, cuando Molly estaba internada y yo no estaba en mis cabales (he deadmitirlo, yo también estaba loco), fui a casa de mi amigo Alfredo. Éramos unoscuantos; bebíamos y escuchábamos discos.Yame tenía sin cuidado lo que pudierapasarme. Me había pasado ya —pensaba— todo lo que podía pasarme. Estabadesequilibrado.Estabaperdido.Bien,elcasoesqueestabaencasadeAlfredo.Suscuadrosdeavesyanimalestropicalestapizabantodaslasparedesdelacasa,yhabíatelas diseminadaspor todos los cuartos—apoyadas contra patas demesa, contra lalibreríadeladrilloytablas,contraotrosmueblesyobjetos—yapiladasenelporchetrasero.Yo estaba sentado a lamesa de la cocina—la cocina le servía también deestudio— con una copa en la mano. A un lado, frente a la ventana que daba alcallejón, había un caballete, y sobre una esquina de la mesa tubos de pinturaretorcidos, una paleta y algunos pinceles. Alfredo se preparaba una bebida en elmostrador, a escasos palmos de donde yo estaba. Me encantaba la desastradaeconomíadeaquelrincóndelacasa.Lamúsicaestéreo,atodovolumen,atronabaelapartamentodetalformaquelasventanasdelacocinatrepidabanenlosmarcos.Depronto empecé a temblar. Primerome temblaron lasmanos, luego los brazos y loshombros.Losdientesempezaronacastañetearme.Mimanonopodíasostenerelvaso.

—¿Quétepasa,muchacho?—dijoAlfredoalvolverseyvermeen talestado—.¿Eh,quéeseso?¿Quétepasa?

Nosabíacómoexplicárselo.¿Quépodíadecirle?Penséquemeestabadandounataquedealgo.Logrélevantarloshombros,volvíadejarloscaer.

EntoncesAlfredoseacercó,cogióunasillaysesentóamiladoalamesa.Pusosumano grande de pintor sobre mi hombro. Yo seguía temblando. Él percibíafísicamentemitemblor.

—¿Quétepasa,muchacho?Losientodeveras,créeme.Séqueloestáspasandomal.

Luegodijoqueme ibaaprepararunmenudo.Queeraunbuenremediopara loquemeestabapasando.

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—Sientabienalosnervios,muchacho—dijo—.Tecalmaenunabrirycerrardeojos.

Dijoqueteníatodoslosingredientesparahacerunbuenmenudo,yquedetodosmodosteníapensadoprepararlo.

—Escúchame.Escucha loque tedigo,muchacho—medijo—.Ahorayosoy tufamilia.

Eranlasdosdelamadrugada,estábamosborrachos.Losdemásestabantambiénborrachosporlacasayelestéreosonabaatodovolumen.PeroAlfredofuehastalaneveraylaabrióysacóunaseriedecosas.Cerrólapuertadelfrigorífico,abrióladelcongelador y sacó un paquete helado.Luegobuscó en los armarios. Sacó una grancaceroladedebajodelapila.Todolisto.

Trozosdeestómagodevaca.Empezóporponerlosenunoscuatrolitrosdeagua.Luegopicóunascebollasylasañadióalagua,quehabíaempezadoahervir.Alratoañadióchorizoalaolla,yluegoechópimientaengranoyunapizcadechileenpolvo.Luego vino el aceite de oliva. A continuación una gran lata de salsa de tomate.Agregó también unos dientes de ajo, unas rebanadas de panblanco, sal y zumodelimón. Abrió una lata de maíz pelado y desecado y la vació en la olla. Una vezincorporadostodoslosingredientes,bajóelfuegoylatapó.

Yolomiraba.Seguíaallísentado,sindejardetemblar,mientrasAlfredopreparabaelmenudoensucocina.Cocinabayhablaba—noleentendíaunapalabradeloquedecía—,ydevezencuandosacudía lacabezaoseponíaasilbarentredientes.Derato en rato aparecía alguien en busca de cerveza, pero Alfredo seguía cuidandoatentamente su menudo. Era como si estuviera en el hogar, allá en Morelia,preparandoelmenudofamiliarenAñoNuevo.

Lagentesequedabaenlacocinaduranteunrato,bromeando,peroAlfredonolesseguíalacorrientecuandoletomabanelpeloporponerseahacermenudoaaquellashorasdelamadrugada.Acabaron,pues,pordejarnossolos.Mástarde,mientrasAl-fredo seguía junto al fuego con la cuchara en la mano, mirándome, me levantédespaciodelamesa.Salídelacocinayentréenelcuartodebaño,ydeallípaséalcuarto de invitados, donde me acosté y me quedé dormido. Cuando desperté eramedia tarde. El menudo se había esfumado. La olla estaba en la pila, en remojo.¡HabíandadobuenacuentadelmenudodeAlfredo!Lohabíandevoradoysehabíancalmado.Sehabíanmarchadotodos:enlacasareinabaelsilencio.

Después de aquella noche no volví a ver a Alfredo más que en un par deocasiones.Lavidanosllevóporderroterosdistintos.¿Ylaotragente?Quiénsabequéhabrásidodeella.Esmuyprobablequemevayadeestemundosinhaberprobadoel

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menudo.Aunquenuncasesabe.¿Esaestoaloquesellega,alcabo?¿Aseruncuarentónliadoconlamujerdel

vecino, a depender de un airado ultimátum? ¿Qué clase de destino es ése? Unasemana,dijoOliver.Ahoratresdías,alosumocuatro.

Pasauncocheconlosfarosencendidos.Elcielovatomandountonogris,yempiezanaoírse algunospájaros.Nopuedoesperarmás.Nopuedo seguir sentado, sinhacernada…Seacabó.Nopuedoseguiresperando.Heesperadoyesperado,¿ydequémehaservido?EldespertadordeVickysonarámuypronto,Bethselevantaráparairalcolegio,Amandasedespertarátambién…Aligualquetodoelvecindario.

En el porche trasero encuentro unos viejos vaqueros y la parte de arriba de unchándal.Mecambio.Luegomepongomiszapatillasblancasdelona.(Zapatillas«deborracho»,lashabríallamadoAlfredo.¿Dóndeestás,Alfredo?).

Voyalgarajeycojoelrastrilloyunasbolsasgrandesdeplástico.Cuandorodeolacasayllegoalcéspeddelaentradaconelrastrillo,listoparaempezar,sientoqueyanomequedaotraalternativa.Amanecedespacio,perohayluzsuficienteparaloquemedispongoahacer.Nolopiensodosvecesymepongoarastrillar.Rastrillonuestrojardínpalmoapalmo.Esimportantequehagabienmitrabajo.Aprietobienelrastrillocontraelcéspedy tirocon fuerza.Elcéspedsientesindudaalgoparecidoa loquesentimos nosotros cuando alguien nos tira del pelo. De cuando en cuando pasa uncoche y aminora la marcha, pero yo no levanto la vista de mi trabajo. Sé lo queestarán pensando los conductores, pero se equivocan de medio a medio, no sabennadadenada.¿Cómovanasaberlo?Mesientofelizrastrillando.

Acabonuestrojardínydejolabolsajuntoalbordillodelaacera.Luegoempiezoarastrillarel jardíndeallado,eldelosBaxter.AlpocosalealporcheenalbornozlaseñoraBaxter.Nolehagoelmenorcaso.Nomesientoturbado,ytampocoquieroserdesagradable.Loúnicoquequieroesseguirconmitrabajo.

Ellapermaneceensilencioduranteunrato,yluegodice:—Buenosdías,señorHughes.¿Quétalestáustedhoy?Dejoloqueestoyhaciendoymepasoelbrazoporlafrente.—Terminoenunmomento—digo—.Esperoquenoleimporte…—No,claroqueno—dicelaseñoraBaxter—.Siga,siga.Veoal señorBaxterdepieenelumbralde lapuerta,a suespalda.Estávestido

paraeltrabajo:pantalón,chaquetasportycorbata.Peronosedecideasaliralporche.LaseñoraBaxtersevuelveymiraalseñorBaxter,queseencogedehombros.

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Está bien. Ya he terminado aquí, de todos modos. Hay otros jardines, y másimportantes.Mearrodilloy,cogiendoelmangodelrastrillocasiporlabase,hagoqueentren en la bolsa unas cuantas hojas finales. Luego, después de atar la bolsa, nopuedo evitar seguir allí, arrodillado sobre el césped con el rastrillo en la mano.Cuandolevantolamirada,veocómolosBaxterbajanjuntoslosescalonesdelporcheyvienenhaciamíporel céspedmojadoy fragante.Sedetienenaunospasosymemiranatentamente.

—Vaya—dice la señoraBaxter.Sigueenalbornozyzapatillas.Hace fresco; sesujeta el cuello del albornoz con la mano—. Ha hecho usted un buen trabajo ennuestrojardín.Yalocreo.

Nodigonada.Nisiquieradigo«nohaydequé».Siguendepiefrenteamíunosinstantes.Ningunodelostresdicenada.Escomo

sihubiéramosllegadoaalgúnacuerdotácito.Alcabosedanlavueltaysedirigenalacasa.Arriba,enloaltodelviejoarce(dedondecaentodasesashojas),lospájarosselanzantrinosunosaotros.Esoesalmenosloquecreoquehacen.

Deprontooigocómosecierralapuertadeuncoche.ElseñorBaxterestáyaensucocheenelcaminodeentrada,conlaventanillabajada.LaseñoraBaxterledicealgodesdeelporche;elseñorBaxterasienteconlacabezadespacioyvuelvehaciamílamirada.Mevederodillasconelrastrillo,yalgoensombrecesusemblante.Frunceelceño.Ensusmejoresmomentos,elseñorBaxteresunhombrehonrado,corriente.Untipoaquiennadietomaríaporalguienespecial.Peroesespecial.Paramíloes.Paraempezar tieneen suhaber todaunanochede sueño,yacabadeabrazara sumujerantesdesalirparael trabajo.Yse leesperaencasa—antes inclusodequesehayamarchado— al cabo de un determinado número de horas. En el gran fresco de losacontecimientos humanos, su vuelta a casa no será sino un acontecimiento ínfimo.Muycierto.Perounacontecimientoalfinyalcabo.

ElseñorBaxterponeelcocheenmarchaycalientaunpocoelmotor.Luegobajamarchaatrásconsuavidad,saledel jardín,frenaymeteunavelocidad.Alenfilar lacalleaminoralamarchaymirahaciamífugazmente.Alzalamanodelvolante.¿Unsaludooungestoderechazo?Ungesto,encualquiercaso.Yfinalmentevuelvelosojosendirecciónalaciudad.Meincorporoylevantotambiénlamano(noesungestodeadiósexactamente,perocasi).Pasanotroscoches.Unodelosconductoresdebedecreerquemeconoce,porquemededicaunamistosotoquedeclaxon.Miroaderechaeizquierdaycruzolacalle.

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Elelefante

Sabíaqueeraunerrordejarleaqueldineroamihermano.¿Quénecesidadteníayodemásdeudores…?Perome llamóymedijoquenopodíapagar el plazode la casa.¿Quéotraopciónmequedaba?Nohabíaestadonuncaensucasa(vivíaenCalifornia,amilquinientoskilómetrosdedistancia);nisiquieralahabíavisto,peronoqueríaquelaperdiera.Llorabaenelteléfono,ydecíaqueibaaperderloquehabíaconseguidoen toda una vida de trabajo. Dijo que me devolvería el dinero. En febrero, dijo.Inclusoantes.Enmarzo,amástardar.Dijoqueestabanapuntodedevolverleciertasuma que Hacienda le había cobrado de más. Además—dijo—, había hecho unapequeñainversiónquedaríasusfrutosenfebrero.Semostróreservadoalrespecto,ynoquisepresionarloparaquefueramásexplícito.

—Confíaenmí—dijo—.Notefallaré.Sehabíaquedadosin trabajoenjuliodelañoanterior,cuandolaempresadonde

trabajaba —una fábrica de aislamientos de fibra de vidrio— decidió despedir adoscientosempleados.Habíacobradoelparoduranteuntiempo,peroahorahastaelsubsidioselehabíaacabado,al igualquesusahorros.Sehabíaquedadoinclusosinseguromédico.Alperdereltrabajo,perdióelseguro.Sumujer,diezañosmayorqueél, era diabética y necesitaba tratamiento médico. Habían tenido que vender elsegundocoche—unaviejaranchera—,yhacíaunasemanaquehabíanempeñadoeltelevisor.Medijoqueteníalaespaldahechapolvodecargarconeltelevisordepuertaen puerta. Se había recorrido todas las casas de empeños—dijo—, en busca de laofertamásalta,hastaquealguienlediociendólaresporsuSonydepantallagrande.Me habló del televisor y de lomal que tenía la espalda, como si de esemodo seaseguraramiimplicaciónensusproblemas(amenosqueyo,suhermano,tuvierauncorazóndepiedra).

—Estoyhastaelcuello—dijo—.Perotúpuedesayudarmeasalirdeesto.—¿Cuánto?—dije.

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—Quinientosdólares.Meharíanfaltamás,porsupuesto,¿aquiénno?—dijo—.Peroquieroserrealista.Puedodevolverquinientos.Más,siquieresqueseasincero,nosésipodría.Nosabesloqueodiotenerquepedirteesto,hermanito.Peroeresmiúltimorecurso.IrmaJeanyyonosquedaremosenlacallesinadienosayuda.Notefallaré.

Esofueloquedijo.Palabraporpalabra.Seguimos hablando unos minutos más —sobre todo de nuestra madre y sus

problemas—,peronoquieroextenderme.Elcasoesquelemandéeldinero.Tuvequehacerlo. Me pareció que debía hacerlo, más bien (lo cual viene a ser lo mismo).Cuando le envié el cheque le escribí diciéndole que el dinero se lo devolviera anuestramadre,quevivíaenlamismaciudadysiempreestabaávidadedineroysinblanca.Yollevabayatresañosmandándoleunamensualidad,hicierasolotronara.Ypenséquesimihermanolepagabaeldineroquemedebíayopodríadesentendermeuntiempo,darmeunpequeñorespiro.Notendríaquepreocuparmedelasuntoenunpardemeses.Y,paraserfranco,tambiénpenséquequizáhabíamásprobabilidadesdeque lepagaseaella,yaquevivíanen lamismaciudadyseveíandecuandoencuando.Loquequeríaeracubrirmeunpocolasespaldas.Porque,pormuchoquemihermano tuviera las mejores intenciones del mundo, a veces suceden cosas. Larealidadavecessalealpasodelasbuenasintenciones.Ojosquenoven,corazónquenosiente,comovulgarmentesedice.Peronoseríacapazdedejarenlaestacadaasupropiamadre.Esonoloharíanadie.

Mepaséhorasyhorasescribiendocartasparadejarbienclaroelasunto.Loquecadacualdebíahacer.Telefoneé inclusovariasvecesamimadreparaexplicárselo.Pero ella se mostró recelosa al respecto. Le expliqué que el dinero que tenía queenviarleaprimerosdemarzoyaprimerosdeabrilselodaríaBilly,quemelodebía.Recibiríaeldinero,no teníaquepreocuparse.Esosdosmeses recibiríaeldinerodeBillyynodemí,esoeratodo.Billy,enlugardeenviarmeeldineroamíparaqueyoseloenviaraaella,leentregaríaeldinerodirectamente.Encualquiercaso,nodebíapreocuparse.Tendríasudinero,peroesosdosmeseslorecibiríadeél,porquemelodebía.Diosmío,nosécuántomegastéenconferencias.Nosélascartasqueescribí(sime dieranmedio dólar por cada uname haría rico), explicándole a él lo que lehabíadichoaellayaellaloquedebíahacerél…

PeromimadrenosefiabadeBilly.—¿Y si no puede hacer frente a esos pagos? —me decía por teléfono—.

¿Entoncesqué?Loestápasandomal,ylosientoporél—decía—,pero,hijomío,loqueyoquierosaberesquévaapasarsinopuedepagarme.¿Eh?¿Entoncesqué?

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—Entoncestelodarédemibolsillo—dije—.Comosiempre.Siélnoteloda,telodaréyo.Perotelodará.Notepreocupes.Dicequevaahacerlo,ylohará.

—Noquieropreocuparme—dijoella—.Peromepreocupo.Mepreocupopormischicos,yluegopormímisma.Nuncaimaginéqueveríaentalsituaciónaunodemishijos.Mealegrodequetupadrenovivaparaverlo.

Entresmesesmihermanoledioamimadresólounapequeñapartedeloquesehabía comprometido a darle. Cincuenta dólares. O setenta y cinco, porque haydiferentes versiones.Dosversiones contrapuestas: la de él y la de ella.Pero eso estodoloquepagódelosquinientosdólares:cincuentaosetentaycinco,segúnacuáldelosdosquieracreerse.Tuvequeponerloquefaltaba.Tuvequeseguirrascándomeelbolsillo,comodecostumbre.Mihermanoestabaacabado.Esoesloquemedijo—queestabaacabado—cuandolellaméparapreguntarlequépasaba,porquemamámehabíallamadoparasaberquéhabíasidodesudinero.

Mehabíadicho:—Hicequeelcarterovolvieraalafurgonetaymirarabien,porsitucartasehabía

caídodetrásdelasiento.Luegofuipreguntandoalosvecinossileshabíandejadoporerroralgunacartamía.Meestávolviendolocaesteasunto,cariño.—Luegoañadió—:¿Quéquieresquepienseunamadreenmisituación?—Ysiguiópreguntándosequiéncuidabadesusinteresesentodoaquelasunto.Esoesloquequeríaellasaber.Esoycuándorecibiríasudinero.

Así que cogí el teléfono y llamé ami hermano para saber si se trataba de unasimpledemoraounaquiebraentodaregla.Billy,segúnél,estabaacabado.Noteníasalvación. Iba a poner su casa en venta de inmediato. Y confiaba en no tener queprecipitarsedemasiadoyacabardándolaabajoprecio.Yanolequedabaenellanadaquevender.Lohabíavendidotodomenoslamesaylassillasdelacocina.

—Ojalápudieravendermisangre—dijo—.Pero¿quiénibaacomprármela?Conlasuertequetengo,seguroquemedescubrenunaenfermedadincurable.

Naturalmente, su pequeña inversión no había dado ningún fruto. Cuando lepregunté por ella se limitó a responder que no se habíamaterializado. Tampoco ladevolucióndeHaciendasehabíahechorealidad:lasumaquedebíandevolverlehabíasidoobjetodeunaespeciedeembargo.

—Lasdesgraciasnuncavienensolas—dijo—.Losiento,hermanito.Nadadeestohabríapasadosihubieraestadoenmimano.

—Locomprendo—dijeyo.Yeracierto.Peronohacíamásfácileslascosas.Bien,elcasoesquenomepagó

loquemedebía.Niamíniamimadre,aquienhubedeseguirmandándolesucheque

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todoslosmeses.

Sí,me sentía dolido. ¿Yquién no?Lamentaba la situación demi hermano de todocorazón.Ojalá ladesgracianohubiera llamadoasupuerta.Peroahoramisituacióntampocoeramuyhalagüeña.Enadelante,almenos,yanovolveríaaacudiramísu-cediera loque lesucediera.Nadieconesadeudapendienteseatreveríaapedirmásdinero.Esoesloquemedecíaamímismo,perocuánequivocadoestaba.

Medediquéconahíncoamisocupaciones.Melevantabamuytempranoeibaaltrabajo y noparaba en toda la jornada.Cuandovolvía a casamedejaba caer en elsillón y ya no me movía. Estaba tan cansado que tardaba un rato en empezar asoltarmeloscordonesdeloszapatos.Yseguíaallí,hundidoenelsillón.Sinfuerzassiquieraparalevantarmeaencendereltelevisor.

Lamentaba de veras los problemas de mi hermano. Pero yo también teníaproblemas.Ademásdemimadre,teníaaotraspersonasennómina.Mandabadineroamiexmujertodoslosmeses.Teníaquehacerlo.Yonoquería,perolosjuecesasílodispusieron.Luegoestabanmihijaysusdosniños.VivíanenBellingham,ytodoslosmeseslesmandabaalgúndinero.Lascriaturasteníanquecomer,¿no?Mihijavivíaconunindeseablequenisemolestabaenbuscartrabajo,untipoincapazdeconservarunempleoaunqueselosirvieranenbandeja.Lasescasasvecesenqueencontróalgo(unaodos),sequedabadormidopor lasmañanas,ose leaveriabaelcochecaminodeltrabajo,oleponíandepatitasenlacalle,así,sinmásexplicaciones.

Una vez, muchos años atrás, cuando yo aún me tomaba estas cosas en serio,amenacédemuerteaeseparásito.Peronovienealcaso.Además,yoentoncesbebía.Bueno,lacuestiónesqueelmuyhijoputasigueconmihija.

Mihijameescribíacontándomequesólosealimentabandecoposdeavena.Ellay los niños. (Imagino que el tipo pasaba tanta hambre como ellos, pero ella seguardababiendemencionarsunombreenlascartas).Medecíaque,sipodíaayudarlahasta el verano, las cosas acabarían arreglándosele. Su situación iba a cambiar—estaba segura— cuando llegara el verano. Aun en caso de que nada saliera comoesperaba—yno ibaa ser así,porque teníavariascosasenmente—, siemprepodíaconseguir trabajo en la fábricade conservasdepescado.Noestaba lejosde casa,ytendría que enlatar salmón vestida conmono y guantes y botas de goma. O podíavender refrescos, en un puesto al lado de la carretera, a la gente que hacía cola encocheparaentrarenCanadá.Allí,metidaenelcocheantelafronteraenplenoverano,lagentetienequeestarsedienta,¿no?Lequitaríandelasmanoscualquierbebidafría.

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Elcasoesque,sedecidieraporlounoolootro,lascosasleiríanbiencuandollegaraelverano.Perotendríaqueirtirandohastaentonces,yahíesdondeentrabayo.

Sabía—medecía—queteníaquecambiardevida.Queríavalerseporsímisma,comotodoelmundo.Queríadejardeconsiderarseunavíctima.«Nosoyunavíctima—medijounanocheporteléfono—.Soyunamujerjovencondoshijosyunvago,unhijodeperraqueviveconmigo.Comoinfinidaddemujeres.Nomeasustaeltrabajoduro.Sólonecesitounaoportunidad.Estodoloquelepidoalmundo».

Ellapodíasoportarlasprivaciones.Perohastaquelasuertecambiase,hastaquelaoportunidad llamase a su puerta, eran los niños quienes le preocupaban. Los niñossiempre estaban preguntando cuándo iría a visitarlos el abuelito. En ese mismomomento estaban dibujando los columpios y la piscina del motel donde me habíaalojadoenmivisitadelañoanterior.Peroelverano—siguió—,elveranoeralafechadelcambio.Sipodíaaguantarhastaelverano,seacabaríanlosproblemas.Lascosascambiarían,estabasegura.Conunpocodeayudamíapodíaconseguirlo.

«Noséquéharíasinti,papá».Ésaseransuspalabras.Casisemepartióelcorazón.Porsupuestoqueteníaque

ayudarla. Era una suerte que mi situación, por precaria que fuera, me permitieraecharleunamano.¿Noteníayountrabajo?Comparadoconella,conelrestodemifamilia,yoteníalavidasolucionada.Comparadoconellos,vivíaenJauja.

Lemandéeldineroquemepedía.Lemandabadinerosiemprequemelopedía.Yundíaledijequemeseríamásfácilmandarleundinero,nomucho,perodineroalfinyalcabo,aprimerosdecadames.

Seríaalgoconloquepodríacontar,yseríasudinero,denadiemás.Suyoydelosniños. Esperaba que así fuera, al menos. Ojalá hubiera existido un medio deasegurarme de que el hijoputa que vivía con ella no pusiera la mano en una solanaranja,enuntrozodepancompradoconmidinero.Noeraposible,claro.Asíquenoteníaotraopciónquemandareldineroynopreocuparmeporelhechodequeaqueltipopudieradarseunatracónamicosta.

Mimadreymihijaymiexmujer.Heahílastrespersonasennómina,sincontarami hermano. Pero mi hijo también necesitaba dinero. Cuando terminó la escuelasecundariahizolasmaletas,dejólacasadesumadreysefueaunauniversidaddelEste.AuncollegedeNewHampshire,nadamenos.¿QuiénhaoídohablardeNewHampshire?Eraelprimerodelafamilia—deambasramas—alqueseleocurríaseruniversitario,asíquetodoelmundopensóqueeraunaexcelenteidea.Incluidoyo,alprincipio. ¿Cómo iba a imaginar que acabaría costándome un ojo de la cara? Parasufragarse los estudios pidió créditos bancarios a diestro y siniestro. No quería

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trabajar y estudiar almismo tiempo. Eso fue lo que dijo.Y, claro, lo entiendo. Enparte hasta me parece bien. ¿A quién le gusta trabajar? A mí no. Así que luego,cuandoagotósucréditodespuésdepedirentodaspartesydefinanciarseinclusounañodeestudiosenAlemania,tuvequeempezaramandarledinero,ymucho.Alfinal,cuando le escribí que no podía seguir haciéndolo, me contestó que si tal era miposiciónalrespecto,loqueharíaseríatraficarcondrogasoatracarunbanco,ocual-quier otra cosa con la que conseguir dinero para seguir viviendo.Yqueme podríaconsiderarafortunadosinolematabanatirosolemetíanenlacárcel.

Leescribíyledijequehabíacambiadodeopinión,quelemandaríaalgomásdedinero.¿Quéotracosapodíahacer?Noqueríaquesusangremesalpicaralasmanos.No quería imaginar a mi hijo en un coche celular, o en algún trance aún peor.Bastantescosasteníasobremiconcienciacomoparacargarconunamás.

Esohacencuatropersonas.Sincontaramihermano,queaúnnofigurabaentrelosfijos.Eraparavolverseloco.Ledabavueltasalasuntodíaynoche.Nopodíadormir.Estabamandándolestodoslosmesescasilatotalidaddemipaga.Nohacefaltaserungenioosabermuchodeeconomíaparacomprenderqueaquellonopodíacontinuar.Tuve que pedir un préstamo al banco para hacer que mis cuentas cuadraran. Ellosupusootropagomensual.

Asíqueempecéareducirgastos.Dejédecomerfuera,porejemplo.Comovivíasolome gustaba comer fuera, pero tuve que dejar de hacerlo.Me veía obligado acontrolarmissalidasalcine.Nopodíacomprarmeropaoarreglarmeladentadura.Elcochesecaíaapedazos.Necesitabazapatos…

Avecesmesentíahartoylesescribíaaloscuatroamenazándolesconcambiarmedenombreydejarmitrabajo.LesdecíaqueestabaplaneandomarcharmeaAustralia.YelcasoesquehablabaenseriocuandodecíalodeAustralia,pormuchoquefueraunpaísdelqueno supieraniunapalabra.Loúnicoque sabíadeAustralia eraqueestabaenlaotrapuntadelmundo,yeraprecisamenteallídondeyoqueríaestar.

PeroenelfondoningunodeelloscreíaquemefueraamarcharaAustralia.Metenían,ylosabían.Sabíanqueestabaalbordedeladesesperación,ylosentíanymelo hacían saber. Pero confiaban en que las aguas se calmaran antes de primeros demes,cuandotuvieraquesentarmearellenarsuscheques.

En respuesta a una demis cartas en la que hablaba de emigrar aAustralia,mimadremeescribiódiciendoquenoqueríaseguirsiendounacarga,yquetanprontocomose lepasara lahinchazónde laspiernas ibaaponerseabuscar trabajo.Teníasetenta y cinco años, pero quizá podría volver a trabajar de camarera. Le escribídiciendoquenodijera bobadas.Queme alegrabapoder ayudarla.Y era cierto.Me

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alegraba.Loquenecesitabaeraquemetocaralalotería.Mi hija sabía que lo deAustralia no eramás que una forma de decir a todo el

mundoqueestabaharto.Sabíaque loquenecesitabaeraun respiro,yalgoquemelevantaraelánimo.Asíquemeescribióparadecirmequeibaabuscaraalguienquecuidaradelosniñosyquesepondríaatrabajarenlafábricadeconservasencuantoempezaralatemporada.Erajovenyfuerte,decía.Seríacapazdeaguantarlasjornadasde doce a catorce horas, siete días a la semana. No había problema. Bastaba condecirse a símismaque podía hacerlo,mentalizarse, y su cuerpo respondería.Claroquetendríaqueencontrarunaniñeraadecuada.Yahíibaaestarelproblema.Tendríaqueserunaniñeramuyespecial,porqueseríanmuchashorasylosniñosestabanin-soportables, cosa nada extraña viendo la cantidad de golosinas que devorabandiariamente.Peroquése ibaahacer,a losniños lesencantabanesasporquerías.Detodas formas, si seguíabuscando acabaría encontrando a la persona adecuada.Perotendría que comprarse botas y ropa para el trabajo, y en eso es en lo que podríaayudarlayo.

Mi hijo me escribió diciendo que sentía mucho ser una de las causas de miangustiosasituacióneconómica,yqueseríamejorparalosdossiacababacontododeunavezportodas.Porsifuerapoco,habíadescubiertoqueeraalérgicoalacocaína.Cuandolaesnifabalellorabanlosojosynopodíarespirar.Nopodría,pues,probarlamercancía con laquepensaba traficar.Así, su carrera como traficantededrogas sehabíavistotruncadaantesdeempezar.Untiroenlasien,esoeralomejorquepodíahacerparaacabarcontododeunavez.Oquizáahorcarse.Seahorraríalamolestiadetener que conseguir unapistola.Ynos ahorraría a todos el precio de las balas. Porincreíble que parezca, esome decía en su carta.Adjuntaba una fotografía suya delveranoanterior,cuandoestudiabaenAlemania.Seleveíadepiebajoungranárbolcongruesasramasaunospalmosdelacabeza.Ysonreía.

Mi ex mujer no tenía nada que decir de mi hipotética emigración a Australia.¿Para qué? Sabía que a primeros de mes recibiría su dinero, aunque tuviera quellegarledeSydney.Sinolellegabaelchequeenlafechaestipulada,noteníamásquecogerelteléfonoyllamarasuabogado.

Asíestabanlascosascuandoundomingoporlatarde,aprincipiosdemayo,llamómihermano.Habíaabiertolasventanasyunaagradablebrisacorríaporlacasa.Teníapuesta la radio. La ladera de la colina, detrás de la casa, ya había verdecido. Perocuandooísuvozalotroladodelalíneaempecéasudar.Nohabíavueltoasaberdeéldesde el penoso asunto de los quinientos dólares, y no podía creer queme llamaraparaintentarotrosablazo.Peroempecéasudardetodasformas.Mepreguntócómo

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meibanlascosas,ylesoltédeinmediatoelasuntodela«nómina»ydemás.Lehabléde copos de avena, de cocaína, de fábricas de conservas, de suicidios, de atracos abancos…ydecómonopodíayairalcineocomerfuera.Ledijequeteníaunagujeroenelzapato.Lehablédeldineroquemestrasmesteníaquemandarleamiexmujer.Nadaeranuevopara él, por supuesto.Conocíaperfectamente todo loque le estabacontando.Medijoquelosentíaenelalma.Seguíhablando.Laconferencialapagabaél.Pero,cuandolellegóelturnoymepuseaescucharle,empecéapensar:¿Cómotelasvasaarreglarparapagarestaconferencia,Billy?Ydeprontocaíenlacuentadequeerayoquien ibaapagarla.Unosminutos,unossegundosmás,y todosehabríaconsumado.

Miré por la ventana. El cielo estaba azul, salpicado por un puñado de nubesblancas.Sobreelcabledelteléfonohabíaunoscuantospájaros.Mesequélacaraconlamanga.Nosemeocurríanadaqueañadir.Asíquecalléymequedémirandolasmontañas.Fueentoncescuandomihermanodijo:

—Detestopedirteesto,pero…Aloírlosentíquemicorazóncaíaenunabismo.Luegoleoíformularsupetición.

Estavezeranmildólares.Mehizosaberciertosdetalles.Losacreedoresseapiñabanasupuerta:¡asupuerta!Lasventanasvibraban,lacasaseestremecíabajolaviolenciadesuspuños:pam,pam,pam…Nohabíaescapatoria.Ibanatirarlelacasaabajo.

—Ayúdame,hermano.¿Dedónde iba yo a sacarmil dólares?Agarré con fuerza el auricular, aparté la

miradadelaventanaydije:—Perosinisiquieramedevolvisteeldineroqueteprestélaúltimavez…¿Qué

medicesdeeso?—¿No?—dijoél,comosorprendido—.Creíaquesí.Quisehacerlo,almenos.Lo

intenté,bienlosabeDios.—Quedaste en darle ese dinero amamá—dije—.Pero no lo hiciste. Tuve que

seguirmandándolesuchequetodoslosmeses,comosiempre.Eselcuentodenuncaacabar,Billy.Doyunpasoadelanteydos atrás.Meestoyyendoapique.Os estáisyendoapiqueyvaisahundirmeconvosotros.

—Ledialgo—protestóél—.Lepaguéunaparte.Queconste.Ledevolvípartedeladeuda.

—Dijoqueledistecincuentadólares.Nadamás.—No—dijo—.Ledisetentaycinco.Sehaolvidadodelosotrosveinticinco.Fui

averlaunatardeyledidosbilletesdediezyunodecinco.Selodiasí,enmetálico,ysehaolvidado.Empiezaafallarlelamemoria.Mira—dijo—,teprometoqueestavez

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notefallaré.TelojuroporDios.Calculaloquetedeboysúmaloaloqueteestoypidiendo,ytemandaréunchequeporeltotal.Noscambiamosloscheques.Ytúnocobreselmíoenunpardemeses.Estodoloquetepido.Dentrodedosmeseshabrésalidodelapuro.Ypodráscobrarlo.Eldíaunodejulio.Teloprometo.Nomástarde.Yestavezpuedojurártelo.HemospuestoenventaesepequeñoterrenoqueIrmaJeanheredó hace un tiempo de su tío. Está casi vendido. El trato está cerrado. Sólo escuestión de resolver un par de detalles y de firmar los papeles. Además, tengo untrabajo apalabrado.Es seguro.Tendré que hacer cuarenta kilómetros de ida y otroscuarentadevueltatodoslosdías,peronohayproblemas.Diosmío,claroqueno.Ha-ríaeltriplesifueranecesario,ycongusto.Tedigoqueendosmesestendrédineroenmicuenta.Podráscobrarelunodejulio.Todoloquetedebo.Cuentaconello.

—Billy, tequiero—dije—.Perotengomuchascargas.Estoyayudandoamuchagenteúltimamente,porsinolosabes.

—Por esonovoy a fallarte—dijo—.Tienesmipalabradehonor.Puedes tenerabsolutaconfianza.Teprometoquepodráscobrarmichequedentrodedosmeses.Nomástarde.Estodoloquetepido,dosmeses.Noséaquiénacudir,hermanito.Eresmiúltimaesperanza.

Hiceloquemepedía.Cómono.Porincreíblequeparezca,aúnteníaciertocréditoenelbanco,asíquepedíeldineroyse loenvié.Loschequessecruzaron.Clavéelsuyoconunachinchetaenlapareddelacocina, juntoalcalendarioylafotodemihijobajoelárbol.Ymepuseaesperar.

Seguíesperando.Mihermanomeescribiópidiéndomequenocobraraelchequeen la fecha convenida. «Espera un poco», me dijo. Habían surgido ciertoscontratiempos.Eltrabajoquelehabíanprometidosehabíaidoaltrasteenelúltimominuto.Yesonoeratodo.Tambiénlaventadelpequeñoterrenodesumujersehabíamalogrado.Sumujer,enelúltimomomento,sehabíaechadoatrás.Elterrenollevabaenmanosde lafamiliavariasgeneraciones,yno teníacorazónparavenderlo.¿Quépodíahacerél?Erapropiedaddesumujer,ysumujernoqueríaentrarenrazón.

Hacia esas fechas telefoneómi hija para decirme que les habían desvalijado laroulottedondevivían.Selohabíanllevadoabsolutamentetodo.Cuandovolviódesuprimeranocheenlafábricaseencontróconlaroulottevacía.Nohabíandejadoniunamísera silla donde sentarse. También la cama se había esfumado. Iban a tener quedormirenelsuelo,comogitanos.

—¿Dóndeestabael…tipejoeseenelmomentodelrobo?—dije.Habíasalidotempranoabuscartrabajo,meexplicómihija.Lomásseguroesque

estuviera con los amigos. A ciencia cierta no lo sabía, como tampoco sabía dónde

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estabaenaquelmomento.—Ojaláenelfondodelrío—dijo.Losniñosestabanconlaniñeraenelmomentodelrobo.Bueno,elcasoesquesi

pudieraprestarlealgodedineroparacompraralgunosmueblesde segundamano…Me lodevolveríaenseguida,encuantocobrara laprimerapaga.Lo ideal seríaquepudierarecibirloantesdelfindesemana—¿ungirotelegráfico,quizá?—,porqueasípodríacomprarlomásimprescindible.

—Hanprofanadomirincón—dijo—.Mesientocomosimehubieranviolado.Mi hijo me escribió desde New Hampshire para decirme que era de vital

importancia que volviera a Europa. Que su vida misma dependía de ello. Iba aterminarsusestudiosafinalesdelverano,peroapartirdeesemomentonosoportaríavivirenlosEstadosUnidosniundíamás.Lanuestraeraunasociedadmaterialista,yestaba sencillamente harto. En nuestro país, decía, no se podía tener ningunaconversaciónenlaquedeunmodouotronosalieraacolacióneldinero,ysesentíaasqueado.Élnoeraunyuppie,ynoquería llegar a serlo jamás.Noera lo suyo.Ydejaría para siempre de importunarme si le prestaba el dinero suficiente paracomprarseunbilleteparaAlemania.

De mi ex mujer no tuve noticias. No tenía por qué. Ambos sabíamos a quéatenernos.

Mimadremeescribiócontándomequehacíatiempoqueteníaqueprescindirdelasmediasdedescansoquetantafaltalehacían,yquenopodíaira lapeluqueríaateñirseelpelo.Habíapensadoqueeseañopodríaahorraralgúndineroparalosdíasdifíciles por venir, pero las cosas no salían como esperaba. Veía claro que susprevisionesnoibanacumplirse.

—¿Ytúcómoestás?—mepreguntabaluego—.¿Ylosdemás?Esperoqueestéisbien.

Enviémáschequesporcorreo.Luegocrucélosdedosyesperé.Unanoche,mientrasesperaba,tuveunsueño.Dossueños,másexactamente.Enla

mismanoche.En el primeromi padre estaba vivo yme llevabamontado sobre loshombros.Yoeraunniñomuypequeño,deunoscincooseisaños.Súbeteaquíarriba,me dijo. Y, cogiéndome de las manos, me alzó en el aire y me montó sobre sushombros.Estabaamuchaalturadelsuelo,perono teníamiedo.Élmesujetabaconfuerza.Losdosnosaferrábamoselunoalotro.Luegoechóaandarporlaacera.Quitélasmanosdesushombrosyselaspusealrededordelafrente.Nomedespeines,dijo.Puedessoltarme.Tetengobiensujeto.Novasacaerte.Aloírledeciresto,caíenlacuentadelafuerzaconquesusmanosasíanmistobillos.Yentonceslesoltélafrente.

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Liberélasmanosyextendílosbrazosaamboslados.Losmantuveasíparamantenerelequilibrio.Mipadresiguióandandoconmigosobreloshombros.Yohacíacomosifueramontadoenunelefante.Noséadondeíbamos.Quizáalatiendaacompraralgo,oquizáalparque,dondemesentaríaenuncolumpioysepondríaacolumpiarme.

Entoncesmedesperté,melevantédelacamayfuialbaño.Empezabaaamanecer;faltaba sólo una hora para que sonara el despertador. Pensé en hacer café y envestirme.Perodecidívolveralacama.Noqueríadormir.Pensabaquedarmeechadounrato,conlasmanosbajolanuca,mirandocómollegabaelalbayquizápensandoun poco enmi padre, en quien no pensaba desde hacíamuchos años.Mi padre noocupabayaningúnlugarenmivida,nienlavigilianienelsueño.Bien,elcasoesquevolvíaacostarme.Peronohabíapasadoniunminutocuandovolvíadormirme,yalhacerlomesumergíenotrosueño.Enélaparecíamiexmujer,aunqueenelsueñonoeramiexmujer.Seguíamoscasados.

Tambiénestabanmishijos.Eranpequeños,ycomíanunabolsadepatatasfritas.Enelsueño,creíaolerlaspatatasfritasyoírelruidoquehacíanalquebrarseentrelosdientes.Estábamossobreunamanta,ymuycercahabíaagua.Yoexperimentabaunasensacióndehondasatisfacciónybienestar.Luego,depronto,meviencompañíadeotragente—gentequenoconocía—,yalinstantesiguientelanzabaviolentaspatadascontralaventanilladelcochedemihijomientrasleamenazabademuerte,comohiceenunaocasión,muchosañosatrás.Élestabadentrodelcocheymipiedestrozabaelcristal.Yentoncesabrílosojosymedesperté.Estabasonandoeldespertador.Alarguélamanoyparélaalarmayseguíacostadounosminutosmás,conelcorazóncomouncaballodesbocado.Enel segundosueñoalguienmehabíaofrecidowhisky,yyo lohabíabebido.Yesoeraloquemehabíaasustado.Elbeberaquelwhiskyeralopeorquepodíahabermesucedido.Eratocarfondo.Comparadoconello,lodemáseraunjuegodeniños.Seguí allí echadounos instantesmás, tratandodecalmarme.Luegomelevanté.

Hice café y me senté a la mesa de la cocina, frente a la ventana. Me puse adescribirpequeñoscírculossobrelamesaconlataza,ydenuevopenséseriamenteenAustralia. Y entonces, repentinamente, imaginé lo que habría sentido mi familiacuandolesamenacécon irmeaviviraAustralia.Alprincipiodebierondequedarsemudos de asombro, y quizá un poco asustados. Pero luego—me conocían bien—probablementeseecharonareíracarcajadas.Alpensarenello,alimaginarsurisa,nopude reprimir lamía. Ja, ja, ja. Tal era el sonido demi risa allí en lamesa de lacocina:ja,ja,ja.Comosihubieraleídoenalgunapartecómoreír.

¿QuédiablospensabayohacerenAustralia?TeníatantasganasdeiraAustralia

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comodeiraTombuctúoalaLunaoalpoloNorte.¿Australia?No,santocielo,notenía el menor deseo de ir a Australia. Pero en cuanto lo comprendí, en cuantocomprendí que no iría aAustralia—ni a ninguna otra parte—, empecé a sentirmemejor.Encendíotrocigarrilloymeservímáscafé.Nohabíaleche,perometeníasincuidado.Podíapasarsinlecheundía,noibaamorirmeporeso.Alcabodeunratometíenlafiambreraelalmuerzoyeltermoreciénlleno.Ysalídecasa.

Eraunamañanaespléndida.Elsoldescansabasobrelasmontañas,alotroladodelaciudad,yunabandadadepájarossedesplazabaatravésdelvalle.Nomemolestéencerrarlapuertaconllave.Recordabaloquelehabíasucedidoamihija,perodecidíqueera igual,quede todasformasno teníanadaquemereciera lapenarobarse.Encasanohabíanadadeloquenopudieraprescindir.Teníauntelevisor,sí,peroestabahartodeverlatelevisiónymeharíanunfavorsientrabanyselollevaban.

Mesentíabien,despuésde todo,ydecidí ir andandoal trabajo.Noestabamuylejos,yhabíasalidomuytemprano.Ahorraríaunpocodegasolina,claro,peronoeraésalarazónmásimportante.Eraverano,unaestaciónefímeraquepasaenunabrirycerrardeojos.Elverano—nopudeevitarrecordarlo—eralaépocaenlaquetodoscreíanqueibaacambiarsusuerte.

Echéaandarporelbordedelacarretera,yenunmomentodado—nosabríadecirporqué—empecéapensarenmihijo.Ledeseésuerte,dondequieraqueestuviese.SihabíavueltoaAlemaniaparaentonces—lonormaleraqueasífuera—,esperabaquesesintierafeliz.Aúnnomehabíaescritoparadarmesudirección,peronohabíadudade que tendría noticias suyas muy pronto. Y mi hija… Que Dios la bendijera yprotegiera.Confiabaenquelefueranbienlascosas.Decidíescribirleaquellamismanocheparahacerlellegartodomialiento.Mimadre,porsuparte,seguíaconvidaygozabadeunasaludbastantebuena.Mesentíafortunadotambiénenesto:sinosurgíaningúncontratiempo,viviríaaúnunoscuantosaños.

Los pájaros cantaban; de cuando en cuando pasaban coches por la carretera.Buena suerte también a ti, hermano mío —pensé—. Espero que consigas esaseguridadeconómicaque tantoansias.Págamecuando la tengas.Ymiexmujer, lamujeraquienenuntiempoamétanto…Estabaviva,yestababien(queyosupiera,almenos).Ledeseéfelicidad.Penséque,afindecuentas,todopodíairmuchopeor.Enaquelmomento,porsupuesto, lascosasestabanmalparatodos.Lasuertenoshabíadado la espalda, eso era todo. Pero las cosas iban a cambiar pronto. Las cosasempezaríanaarreglarsequizáenotoño.Habíamuchosmotivosdeesperanza.

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Seguíandando.Luegomepuseasilbar.Mesentíaconderechoahacerlositeníaganas.Empecéamoverlosbrazosalandar,perolafiambreranomepermitíamarchardeformaequilibrada.Dentrollevababocadillos,unamanzanaygalletas.Ademásdeltermo,claro.MedetuvefrenteaSmitty’s,unviejocafécongravaenelaparcamientoy tablas sobre las ventanas.Un local clausuradodesdequeyo lo recordaba.Decidídejarlafiambreraenelsuelounosinstantes.Asílohice,yluegolevantélosbrazos,levantélosbrazosaambosladoshastalaalturadeloshombros.Seguíaasí,comounpobrechiflado,cuandoalguientocóelclaxonyentróconelcocheenelaparcamiento.Cogílafiambreradelsueloymeacerquéalcoche.EraGeorge,untipoalqueconocíadeltrabajo.Seechóhaciaunladoymeabriólapuertadelasientodelantero.

—Venga,sube,muchacho—dijo.—Hola,George—saludé.Subíycerrélapuerta.Elcocheaceleróalinstante,ehizoquelagravasaltarabajo

susruedas.—Tehevisto—dijoGeorge—.Sí,tehevisto.Teestásentrenandoparaalgo,no

sé para qué. —Me miró y volvió a mirar la carretera. Conducía muy de prisa—.¿Siemprevasconlosbrazosasíporlacarretera?—preguntó,yseechóareír:ja,ja,ja.Luegopisóelacelerador.

—Aveces—dije—.Bueno,depende.Enrealidadestabaquieto.Encendíuncigarrillo.Meechéhaciaatrásenelasiento.—¿Quécuentas?—dijoGeorge.Sepusounpuroenlaboca,peronoloencendió.—Pocacosa—dije—.¿Ytúquécuentas?Georgeseencogiódehombros.Luegosonrió.Ahoraíbamosagranvelocidad.El

vientoazotabaelcocheysilbabaenlasventanillas.Georgeconducíacomosifueraallegartardealtrabajo.Peroeratemprano.Teníamosmuchotiempo,yselodije.

Pero él seguía pisando el acelerador. En lugar de tomar el desvío, seguimoscarreteraadelanteendirecciónalasmontañas.Georgesequitóelpurodelabocayseloguardóenelbolsillodelacamisa.

—Hepedidounpréstamoyherectificadoelmotordeestecacharro—dijo.Luego dijo que quería que viera algo. Pisó a fondo el acelerador. Me até el

cinturóndeseguridadyapretélosdientes.—Písalefuerte—dije—.¿Aquéesperas,George?Y fue entonces cuandovolamosdeverdad.El viento aullaba en las ventanillas.

Georgellevabaelpiemetidohastaelpiso,yavanzábamosatodogas.Avelocidaddevértigoporlacarreteraenaquelenormecochedemotorrectificadoaúnporpagar.

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Caballosenlaniebla

Estaba una noche enmi estudio cuando oí algo en el pasillo. Levanté los ojos deltrabajoyviqueunsobresedeslizabapordebajodemipuerta.Eraunsobregrueso,aunque no hasta el punto de no poder pasar por debajo de la puerta. Llevaba minombreescritoenelanverso,yconteníaunacartaquesesuponíamehabíaescritomimujer.Digo«sesuponía»porque,aunquelasquejassólopodíanprovenirdealguienquesehubierapasadoveintitrésañosobservándomeenunterrenocotidianoeíntimo,las acusaciones eran terribles y absolutamente discordantes con el carácter de mimujer.Había además un dato de importancia decisiva: no era la letra demimujer.Pero,silaletranoeralademimujer,¿dequiéneraaquellaletra?

Ojaláhubieraconservadolacarta;ahorapodríareproducirlahastalaúltimacoma,hastaelúltimoeinclementesignodeadmiración.Yahorameestoyrefiriendoaltono,ynosóloalcontenido.Peronolaheconservado,ylolamento.Laheperdido,osemeha traspapelado.Pocodespuésdel tristeasuntoquemedispongoa relatar,hiceunalimpieza de mi escritorio y cabe la posibilidad de que la tirase sin darme cuenta.Aunquenoespropiodemí,porquenormalmentenosuelotirarnada.

En cualquier caso, tengo una memoria excelente. Puedo recordar palabra porpalabra lo que leo.Mimemoria es tal que en el colegio solían premiarme por mifacilidad para recordar nombres y fechas, inventos y descubrimientos, batallas,tratados,alianzasydemás.Siempreobteníalasnotasmásaltasenlosexámenessobrehechos, ymás tarde, en el llamado«mundo real»,mimemoriameha sidodegranutilidad.Porejemplo,siahoramepidieranquehablaradelConciliodeTrentoodelTratadodeUtrechtodeCartago,laciudadarrasadaporlosromanostrasladerrotadeAníbal(laslegionesromanassembrarondesalsusueloparaquedeellanoquedaranielnombre),podríahacerlo.SimepreguntaranacercadelaGuerradelosSieteAños,delaGuerradelosTreintaAños,delaGuerradelosCienAños,osimplementedelaPrimeraGuerraSilesia,podríaponermeadisertarconlamayorseguridadyelmayor

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entusiasmo. Pueden preguntarme cualquier cosa sobre los tártaros, los papas delRenacimiento, el esplendor y la caída del Imperio otomano.Sobre la batalla de lasTermopilas,ladeShiloh,osobrelosexplosivosMaxim.¿LabatalladeTannenberg?Nadamásfácil.LoscaballerosteutonesmordieronelpolvoanteelreydePolonia.EnAzincourtlosarquerosinglesesdecidieronlavictoria.¿Másejemplos?TodoelmundohaoídohablardelabatalladeLepanto,elúltimograncombatenavaldirimidoentrenavíosimpulsadosporgaleotes.EstabatallatuvolugarenelMediterráneoorientalen1571,cuandolaflotade lospuebloscristianosdeEuropapusoenfugaa lashordasárabes capitaneadas por el infameAlíMuezzinZade, personaje aficionado a cortarcon sus propiasmanos la nariz de sus prisioneros antes de requerir los oficios delverdugo. Pero ¿alguien recuerda que Cervantes peleó en ella y perdió la manoizquierda?Más ejemplos: las bajas francesas y rusas enBorodino fueron setenta ycincomilenunsolodía,elequivalentealasvíctimasqueocasionaríaelqueunjumbollenodepasajerosseestrellaracadatresminutosdesdeeldesayunohastalacaídadelsol. Kutuzov se replegó haciaMoscú. Napoleón se tomó un respiro, reagrupó sustropas y continuó su avance. Entró enMoscú y ocupó el centro de la ciudad a laesperadeKutuzov,quejamásvolvióadejarsever.Elgeneralísimorusoesperabalallegadade lanieveyelhielo,queobligaríanaNapoleóna iniciar su retiradahaciaFrancia.

Las cosas seme quedan en la cabeza. Las recuerdo. Así que cuando digo quepuedo reproducir la carta—los fragmentos que leí, que enumeran las acusacionescontramí—,quierodecirexactamenteloquedigo.

Lacarta—unapartedeella—rezabacomosigue:

Querido:Lascosasnovanbien.Dehecho,vanmal.Hanidodemalenpeor.Ysabesaloquemeref iero.Hemosllegadoalf inal.Todohaacabadoentrenosotros.Y,sinembargo,cuántomehabríagustadoquehubiéramoshabladoacercadeello.Hapasadomuchotiempodesdenuestrasúltimasconversaciones.Meref ieroaconversacionesdeverdad.Inclusodespuésdecasarnosseguimoshablandoyhablando,enuncontinuo intercambiode informacionese ideas.Cuandolosniñoseranpequeños—einclusodespués,cuandosehicieronalgomayores—seguíamosencontrandotiempoparahablar.Eradifícil,claroestá,peronoslasarreglábamos, encontrábamos el tiempo. Lo inventábamos. Teníamos que

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esperaraquesedurmieran,oaprovecharcuandojugabanfueraoestabancon la niñera. Nos las arreglábamos. A veces llamábamos a la niñeraexclusivamenteparapoderhablar.Otrasnosquedábamoshablandotodalanoche, hasta el amanecer. Bien. Las cosas suceden, lo sé. Las cosascambian.Billtuvoaquelproblemaconlapolicía,Lindaquedóembarazada,etcétera. Nuestro plácido tiempo juntos se esfumó. Y poco a poco tusresponsabilidades volvieron a absorberte. Tu trabajo llegó a ser lo másimportante, y nuestro tiempo juntos acabó por agotarse. Luego, cuandonuestros hijos se fueronde casa, volvimos a tener tiempo para hablar.Nosteníamos el uno al otro de nuevo, pero cada vez teníamos menos de quehablar.Soncosasquepasan,diríaelf ilósofo.Yescierto.Soncosasquepasan.Peronoshanpasadoanosotros.Encualquiercaso,nadadereproches.Nadade reproches.Noes ése elmotivodeestacarta.Quierohablardenosotros.Quiero hablar del ahora. Ha llegado la hora, ya ves, de admitir que hasucedidoloimposible.Deadmitirladerrota.Dedisculparse.De…

Llegué hasta aquí y dejé de leer. Algo no cuadraba. Había gato encerrado enaquella carta. Los sentimientos expresados en ella podían, sí, ser los de mi mujer(quizá lo eran, digamos que lo eran, admitamos que sus sentimientos fueran ésos).Peronoerasuletra.Soylapersonamásindicadaparadecirlo.Enloqueconciernealaletrademimujer,meconsiderounexperto.Pero,sinoerasuletra,¿quiéndiabloshabíaescritoaquellacarta?

Deberíadeciralgosobrenosotrosynuestravidaenaquellacasa.Enlaépocadelaqueescribovivíamosenunacasaquehabíamosalquiladoparaelverano.Yoacababaderecuperarmedeunadolenciaquemehabíaretrasadoenlamayoríadelostrabajosque quería haber terminado aquella primavera. Si exceptuamos uno de los lados,estábamosrodeadosporprados,bosquesdeabedulesycolinasbajasyondulantes…,una «vista territorial», en palabras del corredor de fincas que nos la describió porteléfono.Antelacasahabíaunazonadecéspedcrecidoydescuidado(faltadeinteréspormiparte)yunlargocaminodegravaqueibaadaralacarretera.Másalládeellasealzabanlaslejanascimasdeunasmontañas.Deahíquizálafrase«vistaterritorial»,yaquesetratabadeunavistaqueseapreciabatansólodesdeunagrandistancia.

Mimujernoteníaamistadesenlacomarca.Nonosvisitabanuncanadie.Yo,con

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franqueza,agradecíaesasoledad,peroellaeramujerhabituadaalosamigos,altratocon propietarios y encargados de establecimientos comerciales. Allí, en el campo,éramossóloellayyo,ydebíamosvalemospornosotrosmismos.Hubountiempoenelqueunacasaenelcampohabíasidonuestroideal,laformadevidaquehabíamoscodiciado.Perohoyveoquelaideanoeratanbuena.No,noloera.

Nuestrosdoshijossehabíanidohacíamuchotiempo.Decuandoencuandonosllegabaunacartadealgunodeellos.DePascuasaRamos—enalgunafechaseñalada,pongamos—telefoneaban(acobrorevertido,naturalmente,puesmimujeraceptabaelcargodemilamores).Estaaparenteindiferenciafilialeraamijuiciounadelascausasprimerasdelatristezaeinsatisfaccióngeneraldemimujer,insatisfacciónque—hedeadmitir—nohabíayoadvertidosinovagamenteantesdenuestrotrasladoalcampo.Encualquiercaso,verseenunmedioruraldespuésdetantosañosdevivircercadeuncentrocomercialyde laparadadelautobús,conel teléfonoamanopara llamarencualquiermomentoaun taxi,debióde serduroparaella,muyduro.Piensoque sudeclive, como diría un historiador, fue acelerado un tanto por nuestro traslado alcampo. Creo que fue a partir de entonces cuando empezó a perder pie. Claro quehablodesdeunaópticaretrospectiva,ytalópticasiempretiendeaconformarloobvio.

Noséquémáspuedodecirenrelaciónconelasuntodesuletra.¿Quémáspuedodecirsincomprometermicredibilidad?Estábamossolosencasa.Queyosepa,enellano había nadie que pudiera haber escrito aquella carta, y sin embargo hoy sigoconvencidodequenoerasuletralaquellenabalascuartillasdelacarta.Noenvanollevabaviendo la letrademimujerdesdemuchoantesdeque se convirtiera enmiesposa. Mi conocimiento de ella se remontaba a lo que podíamos llamar nuestraprehistoria,cuandosiendoaúnadolescentepartióparauninternadoconsuuniformegrisyblanco.Durante suausenciameescribió todos losdías,yestuvoausentedosaños,sincontarlasfiestasylasvacacionesdeverano.Enelcursodenuestrarelación,ycomputandonuestrasseparacionesy losbrevesperíodosdetiempoquepaséenelhospitaloenviajesdenegocios,calculo—yesuncálculomuymoderado—quellegóa escribirme entre mil setecientas y mil ochocientas cincuenta cartas, para nomencionarloscientos,quizámiles,denotasinformales(«Cuandovuelvasnoolvidesrecogerlodelatintorería,ycompraralgodepastaverdeenCortiBros»).Reconoceríasuletraencualquierpuntodelglobo.Necesitaríasólounascuantaspalabras.TengolacertezadequesiestuvieraenJaffaoenMarrakechyencontraraunanotaescritapormimujer enunmercado, reconocería su letraalprimergolpedevista.Mebastaríainclusounapalabra.Lapalabra«hablar»,porejemplo.¡Nadielaescribiríacomoella!Perosilacartanolaescribióella,hedeadmitirquenotengolamenorideadequién

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pudoescribirla.Ensegundolugar,mimujerjamássubrayabalaspalabrasparahacerhincapiéen

su significado. Jamás.No recuerdoni una solavez enque lohiciera; ni ennuestravidadecasadosnienlasinnumerablescartasquemeenviósiendosoltera.Aunquesepodría objetar —no sin razón, supongo— que es algo que puede sucederle acualquiera.Esdecir, que cualquiera enuna situación absolutamente atípica,bajo lapresióndelmomento,podríallegarahaceralgoinopinadoporcompleto,comotrazaruna línea, un mero atisbo de trazo, debajo de una palabra, o incluso de una fraseentera.

Meatreveríainclusoaafirmarquelacartaencuestión(hagolasalvedaddequeno lleguéa leerla íntegra,ydequeyanopodréhacerloporqueno laencuentro)esfalsadeprincipioafin.Nomerefieroafalsaenelsentidode«nocierta».Algohayquizá de verdad en las acusaciones. No quiero ser puntilloso. No quiero parecermezquinoalrespecto;yasalgobastantemalparadoentalsentido.No.Loquequierodecir, loúnicoquepretendodecir,esque, sibien los sentimientosexpresadosen lacarta pudieran ser los de mi mujer y encerrar cierta verdad —ser, por así decir,legítimos—, la fuerza de las acusaciones dirigidas contra mi persona se veríamermada,sinominada,anuladaincluso,porelhechodequeellanoescribiólacarta.O,encasodequelaescribiera,¡pornohaberlohechoconsupropialetra!Yesesafalsedadlaquesuscitamiavidezdehechos.Yhechos,comoeslógico,puedoreseñaralgunos.

Lanocheencuestióncenamosconcierto laconismoaunqueamablemente,comodecostumbre.Devezencuandoyoalzabalamiradaysonreíaparamostrarlemigratitudpor los deliciosos platos: salmón cocido, espárragos frescos, pilaf con almendras.Teníamospuestalaradioenelotrocuarto,ynosllegabaunamúsicasuave:unasuitedePoulencqueyohabíaescuchadoporprimeravez—engrabacióndigital—cincoaños atrás en San Francisco, en un apartamento deVanNessAvenue, durante unatormenta.

Cuandoacabamosdecenar,despuésdelpostreyelcafé,mimujerdijoalgoquemeprodujociertoasombro.

—¿Vasaquedarteluegoentuestudio?—preguntó.—Claro—respondí—.¿Quépensabas?—Queríasaberlo,esoestodo.Cogiósutazaysorbióunpocodecafé.Peroevitómirarme,peseamisintentos

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porcaptarsumirada.¿Vasaquedarteluegoentuestudio?Noeraunapreguntaenabsolutopropiade

ella.Hoymepreguntoporquédiablosnoseguíelhilodeaquelinterésextemporáneo.Sialguienconocíamishábitos,esealguieneraella.Perocreoqueparaentoncesyalotenía todo decidido. Creo que al formular aquella preguntamisma yame ocultabaalgo.

—Claroquevoyaquedarmeluegoenmiestudio—repetí,acasoconunpuntodeimpaciencia.

Nodijonadamás,yyotambiénguardésilencio.Toméelcaféquequedabaenlatazaymeaclarélagarganta.

Ellaalzólacabezaymemiróalosojosuninstante.Luegoasintióconungesto,como si hubiéramos convenido algo (lo cual, obviamente, no era cierto). Luego selevantóyempezóarecogerlamesa.

Tuve la impresión de que la cena, en cierto modo, terminaba con una notadiscordante. De que faltaba algo —unas palabras, quizá— que pusiera broche almomentoehicieraquelascosasvolvieranasucurso.

—Tenemosniebla—dije.—¿Sí?Nomehabíadadocuenta—dijoella.Pasóun trapodecocinaporelcristalde laventanadeencimade lapilaymiró

afuera.Duranteunosinstantesnodijonada.Luego—deformauntantomisteriosa,oalmenosmelopareceahora—dijo:

—Sí.Haymuchaniebla.Unanieblamuyespesa,¿nocrees?Nodijonadamás.Luegobajólamiradaysepusoafregarlosplatos.Yoseguíenlamesaunosminutosmás,yalcabodije:—Bueno,mevoyamiestudio.Sacólasmanosdelaguaylaspusosobreelescurridorcontiguoalapila.Creíque

ibaadecirmeunaspalabrasdeánimoenrelaciónconmitrabajo,peronolohizo.Noabriólaboca.Eracomosiesperaraaquemefueradelacocinaparapoderdisfrutardesupropiaintimidad.

Estabatrabajandoenmiestudio,comohedicho,cuandoviaparecerlacartapordebajode lapuerta.Empecéa leerlayal ratohabía leído lobastanteparaponerendudalaautenticidaddesuletraypreguntarmecómoeraposiblequesehubieraestadoocupando de las cosas de la casa y al mismo tiempo me hubiera escrito aquellascuartillas. Antes de proseguir la lectura, me levanté y fui hasta la puerta, quité elpestillo,laabríeinspeccionéelpasilloconlamirada.

Aquellapartedelacasaestabasumidaenlaoscuridad.Peroasoméconcautelala

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cabezayviquehabía luzen lasala,alotroextremodelpasillo.La radio,comodecostumbre, sonabamuy baja. ¿Por qué vacilaba? A excepción de la niebla, era enaparienciaunanochecomotantas.Perohabíaalgomás,seestabafraguandoalgo.Yenelinstantemismoenquelopresentítuvemiedo(¿noesincreíble?,¡enmipropiacasa!)derecorrerelpasilloparacerciorarmedequetodoestabaenorden.Sialgonomarchababien,simimujerestabapadeciendo—¿cómodecirlo?—algunadificultaddecualquiertipo,másvalíahacerfrentealasituaciónantesdequepudieraempeorar,y no perdermás tiempo en el necio empeño de leer lo queme decía con una letraajena.

Peronopudedecidirmea investigar.Talvezqueríaevitarunataque frontal.Encualquiercaso, retrocedíycerré lapuertacon llave,yvolvía la lecturade lacarta.Peroahoraestabafuriosoalvercómomalgastabalaveladaenaquelasuntoestúpidoeinexplicable.Empezabaasentirmeinquieto(creoqueeslapalabraexacta).Yalcogerdenuevolacartaparaseguirleyendosentíquesemerevolvíaelestómago.

Anosotros—nosotros: tú y yo— se nos ha pasado ya la hora de poner lascartassobrelamesa.Túyyo.LanzaroteyGinebra.AbelardoyEloísa.TroiloyCresida.PíramoyTisbe. Joyce yNoraBarnacle.Etcétera.Sabesbiendequé hablo, cariño. Llevamos juntos mucho tiempo: en la riqueza y en lapobreza, en la salud y en la enfermedad, en los males del vientre y losmales de ojo-oído-nariz-garganta, en los días de dicha y en los dedesdicha…¿Yahora?Bien,noséquéotracosapuedodecirsinolaverdad:nopuedosoportarlomás.

Alllegaraestepuntodejécaerlacartayfuidenuevohastalapuerta,decididoaponerlascosasenclarodeunavezportodas.Queríaunaexplicación,ylaqueríadeinmediato.Estaba—creo—hechounafuria.Peroentonces,nadamásabrirlapuerta,mellegóunsusurrodelasala.Eracomosialguienestuvieraenelteléfonotratandode decir algo y haciendo lo imposible para no ser escuchado. Y luego oí cómocolgaban el auricular. Eso fue todo. Después todo volvió a ser normal: la casasilenciosa,sinotroecoqueelsonidosuavedelaradio.Perohabíaoídounavoz.

Enlugardeira,empecéasentirpánico.Examinabaelpasilloyelmiedocrecíaenmiinterior.Todoestabaigualqueantes:laluzenlasaladeestar,elsonidotenuedelaradio… Avancé unos pasos y me detuve a escuchar. Esperaba oír el rítmico,tranquilizadorentrechocardesusagujasdehacerpunto,oelpasardeunapágina…

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Pero no llegó a mis oídos nada parecido. Avancé unos pasos más hacia la sala, yentonces—¿cómopodríaexplicarlo?—perdíelvalor,o lacuriosidad.Yfueenesemomento cuando oí el callado sonido de un tirador que gira, e inmediatamentedespués el inconfundible ruido amortiguado de una puerta que se abre y cierrasuavemente.

Miprimerimpulsofuecorrerhacialasalayllegardeunavezportodasalfondodel asunto.Pero noquería actuar impulsivamente y correr el riesgode ponerme enevidencia.Nosoyunhombreimpulsivo,asíquepreferíesperar.Peroencasaocurríaalgo.Algo se estaba fraguando, nohabía lamenorduda;mideber, pues—paramipropia tranquilidad espiritual y, cómo no, para la seguridad de mi mujer, acasocomprometida—,eraactuar.Peronolohice.Nopude.Eraelmomento,perovacilé.Ydeprontofuedemasiadotarde.Elmomentoparaunaaccióndecisivahabíapasado;noera posible ya hacer que volviera. Así vaciló Darío en la batalla de Gránico, y laindecisiónquelellevóanoactuarlecostócara.AlejandroMagnoembistiócontraéldesdetodoslosflancosyleinfligióunacolosalderrota.

Volvíamiestudioycerré lapuerta.Peroelcorazónme latíaatropelladamente.Mesentéenmisillay,aúntembloroso,reanudélalecturadelacarta.

Peroheaquíalgocurioso.En lugarde leerladeprincipioa fin,ode seguir allídondelahabíadejado,cogíacuartillasalazarylasponíabajolaluzdelalámparayleía una línea aquí y otra allá. Ellome permitió ir yuxtaponiendo las imputacionescontramíhastaquelarelacióndecargos—querecordabaelinformedeunfiscal—adquirió un carácter distinto y más aceptable, pues al perder la cronología perdíaasimismopartedesucontundencia.

Bien.Así, saltandode cuartilla en cuartilla, una línea aquí, otra línea allá, leí atrompiconesalgo(untextoqueenotrascircunstanciashabríaresultadounasuertedecompendio)querezaríacomosigue:

…retrocediendomásymáshastallegara…algobastanteínf imo,pero…polvosdetalcoesparcidosportodoelcuartodebaño,inclu idasparedesyzócalos…un caparazón… para no hablar del hospital psiquiátrico… hasta que f inal-mente…una opinión equilibrada… la tumba.Tu trabajo… ¡Por favor!Dameunrespiro…Nadie,ni siquiera…¡Niunapalabramásalrespecto…!Nuestroshijos… pero la verdadera cuestión… eso sin mencionar la soledad… ¡Santocielo!¡Hayquever!Quierodecirque…

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De pronto oí claramente cómo se cerraba la puerta principal. Dejé caer lascuartillassobrelamesaycorríalasala.Nomellevómuchotiempocomprobarquemimujernoestabaencasa.(Esunacasapequeña:dosdormitorios;aunodeelloslodenominounasveces«miestudio»yotras«micuarto»).Perohedehacerconstarlosiguiente:estabanencendidastodaslasluces.

Habíaunapesadanieblaenelexterior,unaniebla tandensaquealmirarpor laventana apenas lograba ver el camino de la entrada. La luz del porche estabaencendida,yalbordedelosescaloneshabíaunamaleta.Eralamaletademimujer;lamaleta en la que había traído sus cosas cuando nos trasladamos a la casa. ¿Quédiablosestabasucediendo?Abrílapuerta.Súbitamente(noencuentrootramaneradecontarlo:locontarétalcomofue)surgióuncaballodelaniebla.Yluego—uninstantedespués,mientraslomiraba,estupefacto—otrocaballo.Ambossepusieronacomerelcéspeddenuestrojardín.Viamimujeralladodeunodeellos,ylallaméporsunombre.

—Sal,venaquí—dijoella—.Miraesto.¿Noeslomásasombrosoquehasvistoentuvida?

Estaba junto a aquel caballo enorme, y le acariciaba el ijar. Vestía susmejoresgalas, y se había puesto zapatos de tacón y un sombrero. (No la había visto consombrerodesdeelentierrodesumadre, tresañosatrás).Avanzóunpardepasosypególacaracontralascrinesdelcaballo.

—¿Dedóndevienes,grandullón?—dijo—.¿Dedóndevienes,cariño?Luego,mientrasyolamiraba,seechóallorarsindespegarlacaradelascrines.—Eh, eh—dije, y empecé a bajar los escalones. Fui hasta ellos y acaricié al

caballo;luegolatoquéaellaenelhombro,peroseapartó.Elcaballolanzóunbufido,alzólacabezauninstanteysepusoapastardenuevoennuestrojardín—.¿Quéesloquetepasa?—ledijeamimujer—.PorelamordeDios,¿quédiablospasaaquí?

Norespondió.Elcaballoavanzóunospasosysiguiópastandoennuestrojardín.El segundo caballo mordisqueaba también el césped. Mi mujer, que se habíadesplazadoconelprimero,seguíapegadaasuscrines.Puseunamanoenelcuellodelcaballo,yunaoleadadeenergíamerecorrióelbrazohastaelhombro.Meestremecí.Mimujerseguíallorando.Mesentíimpotente,perotambiénasustado.

—¿Puedesdecirmequéesloquepasa?—pregunté—.¿Porquéestásvestidaasí?¿Quéhaceesamaletaenelporche?¿Dedóndehansalidoestoscaballos?PorelamordeDios,¿puedesdecirmeloquepasa?

Mimujersepusoatararearunatonada.¡Selatarareabaalcaballo!Luegodejódehacerlo,ymedijo:

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—Nohasleídomicarta,¿verdad?Puedequelehayasechadounaojeada,peronolahasleído.¡Admítelo!

—Sí, lahe leído—dije.Mentía, sí,peroeraunamentira inocua.Unamentiraamedias.(Quienestélibredeculpaquearrojelaprimerapiedra.)—.Perodimequéesloquepasaaquí.

Mimujervolvió lacabezayhundió lacaraen lascrinesoscurasyhúmedas.Oícómoelcaballomascabaconruidolahierba.Aspiróelaireporlosollaresysoltóunbufido.

Mimujerempezó:—Había una chica, ¿sabes? ¿Me escuchas? Y esa chica amaba a un chico con

locura.Loamabamásqueasímisma.Peroelchico…,bueno,sehizomayor.Noséloquelesucedió.Perotuvoquesucederlealgo.Sevolviócruelsinquerersercruely…

Noalcancéaoírel finalporqueenesepreciso instanteemergióde lanieblauncochequeenfilóhacianosotrosporelcaminodeentrada,conlosfarosencendidosyunacentelleante luzazulsobreel techo.Segundosdespués lesiguióuncamiónqueremolcabaloquemepareció—nopodíaverlobienacausadelaniebla—unfurgónparael transportedecaballos. (Aunqueenrealidadpodíahabersidocualquiercosa:unhornomóvilgigantesco,porejemplo).Elcochesubióhastaelcéspedysedetuvo.Elcamiónllegódetrásyparóasulado.Ambossiguieronconlosfarosencendidosyelmotorenmarcha,yelloacentuabaelauradeirrealidadydemisteriodelmomento.Unhombreconsombrerodevaquero—unranchero,pensé—seapeódelcamión,sesubióelcuellodelazamarradepieldeovejayempezóasilbaraloscaballos.Luegosebajódelcocheunhombrecorpulento,demayorenvergaduraqueelranchero,conimpermeable y sombrero de vaquero. Llevaba el impermeable abierto, y alcancé averle una pistola al cinto.Debía de ser un ayudante del sheriff. Pese a todo lo quepasaba a mi alrededor, y a la inquietud que sentía, me pareció digno de serconsignadoelhechodequeambosllevaransombrero.Mepasélamanoporelpeloylamenténollevartambiényounsombrero.

—Hellamadoalaoficinadelsheriffhaceunrato—dijomimujer—.Encuantohe visto los caballos.—Se quedó callada unos segundos, y al cabo continuó—:Alfinalnovasatenerquellevarmeencochealaciudad.Tehablédeelloenlacarta.Lacartaquehasleído.Tedecíaquenecesitabaquemellevarasalaciudad.Peropodréir,creo,conunodeestoscaballeros.Nohecambiadodeopiniónennadadeloquetehedicho.Midecisiónesirrevocable.¡Mírame!

Yoestabamirandocómolosdoshombresacorralabanaloscaballos.Elayudantedelsheriffalumbrabaconlalinternamientraselrancherohacíasubirauncaballopor

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unapequeñarampaqueascendíahastaelfurgón.Mevolvíparamiraraaquellamujerqueyanoconocía.

—Tedejo—dijo—.Esoes loquepasa.Mevoya laciudadestamismanoche.Voyavolarconmispropiasalas.Teloexplicotodoenlacartaquehasleído.

Mi mujer, como ya he dicho, jamás subrayaba palabras en sus cartas, pero enaquelmomento(sehabíasecadoyalaslágrimas)hablabacomosiunadecadadosdelas palabras que salían de sus labios llevara en sí tal énfasis que mereciera irsubrayada.

—¿Pero quémosca te ha picado?—me oí decir, como si tampoco yo pudieraevitarsubrayarconeltonoalgunasdemispalabras—.¿Porquéhacesesto?

Sacudiólacabeza.Elrancherohacíasubiralfurgónalsegundocaballo.Lanzabaagudossilbidos,batíapalmas,gritaba«¡So!¡So,condenado!¡Atrásahora,atrás!».

Elayudantedelsheriffvinohastanosotrosconuntablerodepinzabajoelbrazoyunagranlinternaenlamano.

—¿Quiénhallamado?—preguntó.—Yo—contestómimujer.El ayudante del sheriff la examinódetenidamente.Dirigió la luz hacia los altos

zapatosdetacón;luegofuesubiéndolahastaelsombrero.—Sehapuestodetiroslargos—observó.—Abandonoamimarido.El ayudante del sheriff asintió con la cabeza, como en señal de entendimiento.

(¡Peronoentendía,nopodíaentender!).—Noiráadarleningúnproblema,supongo—dijo,dirigiéndoseamimujer.Me

enfocó la cara y movió el haz de luz con rapidez de arriba abajo. Y añadió,hablándomeyaamí—:Nolohará,¿verdad?

—No—dije—.Ningúnproblema.Peromedueleque…—Estupendo—zanjóél—.Puesnosehablemásdelasunto.Elrancherocerrólapuertatraseradelfurgónyechóelcerrojo.Luegovinohacia

nosotrosatravésdelcéspedhúmedo,quelellegabahastaloaltodelasbotas.—Quiero darles las gracias por llamar—dijo—.Muchísimas gracias. Hay una

nieblamuyespesa.Silleganameterseenlacarreteraprincipalhabríanorganizadounbuenjaleo.

—Laseñorafuequienllamó—dijoelayudantedelsheriff—.Frank,tienequeiralaciudad.Sevadecasa.Noséquiéndelosdostendrálaculpa,perolaquesevaesella.—Sevolvióhaciamimujer—.¿Estáseguradeloquehace,señora?—dijo.

Ellaasintióconlacabeza.

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—Sí,estoysegura.—Muy bien—dijo el ayudante del sheriff—. Todo arreglado, entonces. Frank,

¿me oyes?Yo no puedo llevarla. Tengo que hacer otra visita. ¿Podrás llevarla a laciudad?Seguramentequerráiralaestacióndeautobuses,oaunhotel.Esloquesesuele hacer en situaciones como ésta. ¿Eso es lo que quiere hacer, señora? —lepreguntóamimujer—.Franktendráquesaberlo.

—Puededejarmeenlaestacióndeautobuses—dijomimujer—.Tengolamaletaahí,enelporche.

—¿Podrásllevarla,Frank?—preguntóelayudantedelsheriff.—Sí,claroquesí—contestóFrank,quitándoseyvolviéndoseaponerelsombrero

—.Lallevaréconmuchogusto,peronoquieroinmiscuirmeenlosasuntosajenos.—No lo está haciendo, no se preocupe—dijomimujer—. No quiero causarle

ningúnproblema,peroesqueestoy…,bueno,estoydesolada.Sí,desolada.Peroencuantomevayamesentirémejor.Encuantomevayadeeste sitiohorrible.Echaréunaúltimaojeadaparaasegurarmebiendequenomedejonada.Nadaimportante.—Vaciló un instante, y luego dijo—:No es una decisión tan repentina como parece.Vienedemuchotiempoatrás.Llevamoscasadosmuchosaños.Hemospasadobuenosymalostiempos,momentosfeliceseinfelices.Detodotipo.Peroyaeshoradequeempieceavivirmipropiavida.Sí,yaeshora.¿Sabenaloquemerefiero,caballeros?

Frankvolvióaquitarseel sombreroysepusoahacerlogirardespacioentre losdedos,comosiexaminaraelala.Luegovolvióaponérselo.

Elayudantedelsheriffdijo:—Son cosas que pasan. Bien sabe Dios que nadie es perfecto. Nacimos y

moriremosimperfectos.Ángelessólohayenelcielo.Mimujersedirigióhacialacasapisandoconsuszapatosdetacónaltoelhúmedo

y descuidado césped. Abrió la puerta y entró. La vi moverse tras las ventanasiluminadas, y me vino a la cabeza un pensamiento: puede que no vuelva a verlanunca.Laideameasaltófugazmente,yfuecomounasacudida.

Frank, el ayudante del sheriff y yo nos quedamos en el jardín, esperando ensilencio. La húmeda niebla vagaba despacio entre nosotros y los faros encendidos.Loscaballossemovíaninquietosenelfurgón.Todosnossentíamosincómodos,creo.Yoporlomenossí.Nosécómosesentíanellos.Puedequevieranestascosastodoslosdías:gentescuyasvidassealejan…Sí,eraprobablequeelayudantedelsherifflasviera. Pero Frankmiraba hacia el suelo. Semetió lasmanos en los bolsillos de lazamarra,yvolvióasacarlas.Diounpuntapiéaalgoquehabíasobreelcésped.Yomecrucé de brazos y seguí allí de pie, sinmoverme, sin saber lo que sucedería en el

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momentosiguiente.Elayudantedelsheriffencendíayapagabalalinterna.Devezencuandolanzabaconellaunaestocadacontralaniebla.Unodeloscaballosrelinchóenelfurgón,yalcabodeunossegundosrelinchóelotro.

—Nosevenadaconestaniebla—dijoFrank.Supequelodecíapararomperaquelsilencioincómodo.—Esdelaspeoresquehevisto—dijoelayudantedelsheriff.Entoncessevolvióhaciamíymemiró.Estaveznomecegóconlalinterna,pero

dijoalgo.Dijo:—¿Porquéledeja?¿Lehapegadooalgo?¿Lehasoltadoalgúnguantazo?—Nunca le he puesto lamano encima—dije—.Nunca.En todo el tiempoque

llevamoscasados.Hubovecesenqueselomerecía,perojamáslleguéatocarla.Ellasímepegóunavez—dije.

—Bueno,noempecemos—dijoelayudantedelsheriff—.Noquierooírmiseriasestanoche.Noabralaboca,ytodoirábien.Nadadejaleos.Niseleocurra.Aquínovaahaberningunabroncaestanoche.

El ayudante del sheriff y Frank me observaban. Frank estaba visiblementeviolento.Sacóeltabacoysepusoaliaruncigarrillo.

—No—dije—.Nadadebroncas.Mimujersalióalporcheycogió lamaleta.Medio la impresióndequenosólo

habíaechadounaúltimaojeadadeinspecciónalacasa,sinoquehabíaaprovechadolaocasiónparaarreglarseunpoco,volverapintarseloslabios,etcétera.Elayudantedelsheriffenfocóhaciaelporcheparaqueellapudieraverlosescalones.

—Baje,señora—dijo—.Tengacuidado,estánresbaladizos.—Estoylista—dijoella.—Muy bien—dijo Frank—. Pero quiero asegurarme de que las cosas quedan

claras.—Se quitó el sombrero una vez más y se quedó con él en la mano—. Lallevaréalaciudadyladejaréenlaestacióndeautobuses.Pero,entiéndame,noquierometermedondenomellaman.Yasabealoquemerefiero.

Miróamimujeryluegomemiróamí.—Exacto —dijo el ayudante del sheriff—. Muy bien dicho. Las estadísticas

muestran que las disputas conyugales son las situaciones más potencialmentepeligrosasenlasquecualquiera,yenespecialunpolicía,puedeverseenvuelto.Perocreoqueéstavaaserlaexcepciónqueconfirmalaregla.¿Meequivoco,señores?

Mimujermemiróydijo:—Creoquenovoyadarteunbeso.No,novoyadarteunbesodedespedida.Sólo

tediré«hastalavista».Cuídate.

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—Exacto—dijoelayudantedelsheriff—.Unbeso…Quiénsabecómoacabaríalacosasiempiezanabesarse.

Lanzóunacarcajada.Tuve la impresióndeque todos esperabanqueyodijera algo.Peroporprimera

vezenmividamefaltabanlaspalabras.Mearmédevaloryledijeamimujer:—Laúltimavez que te pusiste ese sombrero lo llevabas con velo y yo te tenía

cogidadelbrazo.Estabasde lutopor tumadre.Y llevabasunvestidooscuro,noelque llevas esta noche. Pero los zapatos de tacón son losmismos, recuerdo.Nomedejesasí—dije—.Noséloquevoyahacersimedejas.

—Tengo que hacerlo—dijo ella—. Está todo en la carta. En ella te lo explicotodo. Lo demás pertenece al ámbito de…, no sé. Del misterio, de la conjetura,supongo.—LuegosevolvióaFrankyledijo—:Vámonosya,Frank.PuedollamarleFrank,¿verdad?

—Llámele como quiera—dijo el ayudante del sheriff—, con tal de llamarle atiempoparalacena.

Lanzóotracarcajada.Unacarcajadasonora,campechana.—Claro—dijoFrank—.Claroquepuede.Bien,deacuerdo.Vayámonos,pues.Le cogió la maleta a mi mujer y fue hasta el camión y metió la maleta en la

cabina.Luegofuehastaelladodelacompañante,abriólapuertayesperó.—Teescribirécuandomeinstaleenalgunaparte—dijomimujer—.Bueno,eso

creo.Peroloprimeroesloprimero.Luegoyaveremos.—Asísehabla—dijoelayudantedelsheriff—.Hayquedejarabiertastodaslas

vías de comunicación. Buena suerte, amigo—dijo dirigiéndose amí. Fue hasta sucocheysubióenél.

Elcamióndescribióunanchoylentosemicírculoatravésdelcésped.Unodeloscaballosrelinchóenelfurgón.Laúltimaimagenqueconservodemiesposafueladeinstantesdespués,cuandoalresplandordeunacerillalaviinclinarsehaciaelasientodel conductor con un cigarrillo para aceptar la lumbre que le tendía el ranchero.Rodeabaconsusmanoslamanoquesosteníalacerilla.Elayudantedelsheriffesperóa que camión y furgón hubieran pasado por su lado. Luego dio la vuelta en semi-círculo,resbalandosobreelcéspedmojadohastaencontrarsuelofirmeenelcaminode entrada, donde la grava saltó desde debajo de las ruedas. Bajaba ya hacia lacarretera cuando hizo sonar el claxon. Pitó. Los historiadores deberían emplearpalabrascomo«pitar»o«bocinazo»o«piií,piií»yonomatopeyasporelestilo,sobretodoenmomentosgravescomodespuésdeunamatanzaocuandounsucesohorribletiendeunpañomortuoriosobreelfuturodeunpaís.Esenmomentostalescuandoese

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tipodepalabrasseharíannecesarias.Seríangenuinasjoyasenestaeramediocre.

Megustaríapoderdecirquefueentonces,enelinstanteenquedepieenmediodelanieblalavialejarseenelcamión,cuandorecordéunafotografíaenblancoynegroenlaqueseveíaamimujerconsuramodenovia.Teníadieciochoaños.«Noesmásqueuna niña», me había gritado su madre un mes antes de la boda. Se había casadoconmigounosminutosantesdequefueratomadaaquellafotografía.Estásonriendo.Estáapuntodeecharseareír,oacababadehacerlohaceunosinstantes.Tienelabocaabierta mientras mira hacia la cámara con gesto de felicidad estupefacta. Estáembarazadadetresmeses(lacámaranoloregistra,comoeslógico).Perosiloestá,¿qué importa? ¿No lo estaban todas las mujeres en aquella época? Es feliz, encualquier caso.Yo también era feliz (séque lo era).Losdos éramos felices.Yonoestoy en la fotografía, pero estoy muy cerca (sólo unos pasos más allá, recuerdo,estrechando lamanodealguienquemeda la enhorabuena).Mimujer sabía latínyalemányquímicayfísicaehistoriayShakespeareytodasesascosasqueleenseñanaunoenuncolegioprivado.Sabíacómohadesostenerseunatazadeté.Tambiénsabíacocinaryhacerelamor.Eraunamujerdeprimera.

Megustaríapoderdecirquefuecuandolavialejarseenelcamión,digo,cuandorecordéesafotografía.Peronofueasí.Encontré la fotografía, juntoconotras,unosdías después del incidente de los caballos en la niebla, cuando pasaba revista a lascosasdemimujertratandodedecidirloquedebíadesecharyloquedebíaconservar.Estabahaciendolasmaletas.Mequedémirándolaunosinstantes,yluegolatiré.Fuidespiadado.Nomeimportaba,medije.¿Porquéhabíadeimportarme?

Si algo sé —y algo sé—; si, por mínima que sea, alguna noción tengo de lanaturalezahumana, séquenopodrávivir sinmí.Volveráamí.Pronto.Quevuelvapronto.

No,noséabsolutamentenadadenada.Nuncasupenada.Sehaidoparasiempre.Parasiempre.Lopresiento.Sehaidoynuncavolverá.Puntofinal.Nuncajamás.Novolveréaverlanunca,amenosquenoscrucemosundíaenunacalle.

Aúnquedaporresolverelasuntodelaletra.Unenigma.Peroelasuntodelaletrano es de capital importancia, por supuesto. ¿Cómo podría serlo después de lassecuelasdelacarta?Nodelacartaensísinodesucontenido,quenopuedoolvidar.No,lacartatampocotieneunaimportanciacapital;entodoestohaymuchomásquelameraletradequienlahaescrito.Este«muchomás»tienequeverconcosassutiles.Podríadecirse,porejemplo,quetomarunaesposaesdotarsedeunahistoria.Ysiello

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esasí,deboentenderqueyoestoyahorafueradelahistoria.Comoloscaballosylaniebla.Opodríadecirsequemihistoriamehadejado.Oquehedeseguirviviendosinhistoria. O que la historia habrá de prescindir demí en adelante, amenos quemimujer escriba más cartas, o le cuente sus cosas a una amiga que lleve un diario.Entonces,añosdespués,alguienpodrávolversobreestetiempo,interpretarloapartirde documentos escritos, de fragmentos dispersos y largas peroratas, de silencios yveladas imputaciones. Y es entonces cuando germina en mí la idea de que laautobiografíaeslahistoriadelospobresdesdichados.Ydequeestoydiciendoadiósalahistoria.Adiós,amadamía.

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Tresrosasamarillas

Chejov.Lanochedel22demarzode1897,enMoscú,salióacenarconsuamigoyconfidente Alexei Suvorin. Suvorin, editor y magnate de la prensa, era unreaccionario,unself-mademancuyopadrehabíasidosoldadorasoenBorodino.AligualqueChejov,eranietodeunsiervo.Teníanesoencomún:sangrecampesinaenlasvenas.Perotantopolíticacomotemperamentalmentesehallabanenlasantípodas.Suvorin,sinembargo,eraunodelosescasosíntimosdeChejov,yChejovgustabadesucompañía.

Naturalmente, fueron al mejor restaurante de la ciudad, un antiguo palacetellamadoL’Ermitage(establecimientoenelqueloscomensalespodíantardarhoras—lamitadde lanoche incluso—endar cuentadeunacenadediezplatos en laque,comoesde rigor,no faltaban losvinos, los licoresyel café).Chejov iba, comodecostumbre,impecablementevestido:trajeoscuroconchaleco.Llevaba,cómono,suseternosquevedos.Aquellanocheteníaunaspectomuysimilaraldesusfotografíasdeesetiempo.Estabarelajado,jovial.Estrechólamanodelmaître,yechóunaojeadaalvastocomedor.Las recargadasarañasanegaban lasaladeunvivo fulgor.Eleganteshombres y mujeres ocupaban las mesas. Los camareros iban y venían sin cesar.Acababadesentarsealamesa,frenteaSuvorin,cuandorepentinamente,sinelmenoraviso previo, empezó a brotarle sangre de la boca. Suvorin y dos camareros loacompañaron al cuarto de baño y trataron de detener la hemorragia con bolsas dehielo.Suvorinlollevóluegoasuhotel,ehizoqueleprepararanunacamaenunodelos cuartos de su suite.Más tarde, después de una segunda hemorragia, Chejov seavinoasertrasladadoaunaclínicaespecializadaeneltratamientodelatuberculosisyafeccionesrespiratoriasafines.CuandoSuvorinfueavisitarlodíasdespués,Chejovsedisculpóporel«escándalo»delrestaurantetresnochesatrás,perosiguióinsistiendoen que su estado no era grave. «Reía y bromeaba como de costumbre —escribeSuvorinensudiario—,mientrasescupíasangreenunaguamanil».

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MariaChejov, suhermanamenor, fueavisitarloa laclínica losúltimosdíasdemarzo.Hacíauntiempodeperros;unatormentadeaguanieveseabatíasobreMoscú,y las calles estaban llenas de montículos de nieve apelmazada. Maria consiguió aduraspenaspararuncochedepuntoquelallevasealhospital.Yllególlenadetemorydeinquietud.

«AntonPavlovichyacíabocaarriba—escribeMaria en susMemorias—.No lepermitían hablar. Después de saludarle, fui hasta la mesa a fin de ocultar misemociones».Sobreella,entrebotellasdechampaña,tarrosdecaviaryramosdefloresenviados por amigos deseosos de su restablecimiento, Maria vio algo que laaterrorizó:undibujohechoamano—obradeunespecialista,eraevidente—de lospulmones deChejov. (Era de este tipo de bosquejos que losmédicos suelen trazarpara que los pacientes puedan ver en qué consiste su dolencia).El contorno de lospulmones era azul, pero susmitades superiores estaban coloreadas de rojo. «Medicuentadequeeranésaslaszonasenfermas»,escribeMaria.

TambiénLeonTolstoifueunavezavisitarlo.Elpersonaldelhospitalmostróuntemorreverentealverseenpresenciadelmáseximioescritordelpaís. (¿Elhombremás famosodeRusia?).Peseaestarprohibidas lasvisitasde todapersonaajenaal«núcleodelosallegados»,¿cómonopermitirquevieraaChejov?Lasenfermerasymédicosinternos,enextremoobsequiosos,hicieronpasaralbarbudoancianodeairefieroalcuartodeChejov.Tolstoi,pesealbajoconceptoqueteníadelChejovautordeteatro(«¿Adondelellevansuspersonajes?—lepreguntóaChejovenciertaocasión—.Deldivánal trastero,ydel trasteroaldiván»),apreciabasusnarracionescortas.Además—ytansencillocomoeso—,loamabacomopersona.HabíadichoaGorki:«Qué bello, qué espléndido ser humano. Humilde y apacible como una jovencita.Incluso anda como una jovencita. Es sencillamentemaravilloso». Y escribió en sudiario(todoelmundollevabaundiarioodietarioenaqueltiempo):«Estoycontentodeamar…aChejov».

Tolstoisequitólabufandadelanayelabrigodepieldeosoysedejócaerenunasilla junto a la cama de Chejov. Poco importaba que el enfermo estuviera bajomedicaciónytuvieraprohibidohablar,ymásaúnmantenerunaconversación.Chejovhubode escuchar, llenode asombro, cómo el condedisertaba acerca de sus teoríassobre la inmortalidad del alma. Recordando aquella visita, Chejov escribiría mástarde:«Tolstoipiensaquetodoslosseres(tantohumanoscomoanimales)seguiremosviviendoenunprincipio (razón,amor…)cuyaesenciay finessonalgoarcanoparanosotros…Denadamesirvetalinmortalidad.Nolaentiendo,yLevNikolaievichseasombrabadequenopudieraentenderla».

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AChejov,noobstante,leprodujounahondaimpresiónelsolícitogestodeaquellavisita.Pero,adiferenciadeTolstoi,Chejovnocreía,jamáshabíacreído,enunavidafutura.Nocreíaennadaquenopudierapercibirseatravésdecuandomenosunodeloscincosentidos.Enconsonanciaconsuconcepcióndelavidaylaescritura,carecía—segúnconfesóenciertaocasión—de«unavisióndelmundofilosófica,religiosaopolítica.Cambia todos losmeses, así que tendré que conformarme con describir laformaenquemispersonajesaman,sedesposan,procreanymueren.Ycómohablan».

Unos años atrás, antes de que le diagnosticaran la tuberculosis, Chejov habíaobservado:«Cuandouncampesinoesvíctimadelaconsunción,sediceasímismo:“Nopuedohacernada.Meiréenlaprimavera,coneldeshielo”».(ElpropioChejovmoriríaenverano,duranteunaoladecalor).Pero,unavezdiagnosticadasuafección,Chejov trató siempre de minimizar la gravedad de su estado. Al parecer estuvopersuadidohastaelfinaldequelograríasuperarsuenfermedaddelmismomodoquese superauncatarropersistente. Inclusoen susúltimosdíasparecíaposeer la firmeconvicción de que seguía existiendo una posibilidad demejoría.De hecho, en unacarta escrita poco antes de su muerte, llegó a decirle a su hermana que estaba«engordando»,yquesesentíamuchomejordesdequeestabaenBadenweiler.

Badenweiler era un pequeño balneario y centro de recreo situado en la zonaoccidentaldelaSelvaNegra,nolejosdeBasilea.SedivisabanlosVosgoscasidesdecualquier punto de la ciudad, y en aquellos días el aire era puro y tonificador.Losrusoseranasiduosdesusbañostermalesydesusapaciblesbulevares.Enelmesdejuniode1904ChejovllegaríaaBadenweilerparamorir.

A principios de aquel mismo mes había soportado un penoso viaje en tren deMoscúaBerlín.Viajóconsumujer,laactrizOlgaKnipper,aquienhabíaconocidoen1898durantelosensayosdeLagaviota.Suscontemporáneosladescribencomounaexcelenteactriz.Eraunamujerdetalento,físicamenteagraciadaycasidiezañosmásjovenqueeldramaturgo.Chejovsehabíasentidoatraídoporelladeinmediato,peroeralentodeacciónenmateriaamorosa.Prefirió,comoerahabitualenél,elflirteoalmatrimonio.Al cabo, sin embargo, de tres años de un idilio lleno de separaciones,cartaseinevitablesmalentendidos,contrajeronmatrimonioenMoscú,el25demayode1901,enlamásestrictaintimidad.Chejovsesentíaenormementefeliz.Lallamaba«miponey»,yaveces«miperrito»o«micachorro».Tambiénlegustaballamarla«mipavita»osencillamente«mialegría».

En Berlín Chejov había consultado a un reputado especialista en afecciones

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pulmonares,eldoctorKarlEwald.Pero,segúnuntestigopresenteenlaentrevista,eldoctorEwald,trasexaminarasupaciente,alzólasmanosalcieloysaliódelasalasinpronunciarunapalabra.Chejovsehallabamásalládetodaposibilidaddetratamiento,yeldoctorEwaldsesentíafuriosoconsigomismopornopoderobrarmilagrosyconChejovporhaberllegadoaaquelestado.

Unperiodistaruso,trasvisitaralosChejovensuhotel,envióasuredactorjefeelsiguiente despacho: «Los días de Chejov están contados. Parece mortalmenteenfermo, está terriblemente delgado, tose continuamente, le falta el resuello almáslevemovimiento, su fiebre es alta».Elmismoperiodista había visto almatrimonioChejov en la estación de Potsdam, cuando se disponían a tomar el tren paraBadenweiler. «Chejov —escribe— subía a duras penas la pequeña escalera de laestación. Hubo de sentarse durante varios minutos para recobrar el aliento». Dehecho,aChejovleresultabadolorosoinclusomoverse: ledolíanconstantementelaspiernas, y tenía tambiéndolores en el vientre.La enfermedad lehabía invadido losintestinosylamédulaespinal.Enaquelinstantelequedabamenosdeunmesdevida.Cuandohablabade suestado, sinembargo—segúnOlga—, lohacíacon«unacasiirreflexivaindiferencia».

El doctor Schwöhrer era uno de los muchos médicos de Badenweiler que seganaba cómodamente la vida tratando a una clientela acaudalada que acudía albalnearioenbuscadealivioasusdolencias.Algunosdesuspacienteseranenfermosygentedesaludprecaria,otrossimplementeviejosohipocondríacos.PeroChejoverauncasomuyespecial:unenfermodesahuciadoenfaseterminal.Yunpersonajemuyfamoso. El doctor Schwöhrer conocía su nombre: había leído algunas de susnarraciones cortas en una revista alemana. Durante el primer examen médico, aprimeros de junio, el doctor Schwöhrer le expresó la admiración que sentía por suobra,perosereservóparasímismoeljuicioclínico.Selimitóaprescribirleunadietade cacao, harina de avena con mantequilla fundida y té de fresa. El té de fresaayudaríaalpacienteaconciliarelsueño.

El13de junio,menosde tressemanasantesdesumuerte,Chejovescribióasumadre diciéndole que su salud mejoraba: «Es probable que esté completamentecurado dentro de una semana». ¿Qué podía empujarle a decir eso? ¿Qué es lo quepensabarealmenteensufuerointerno?Tambiénéleramédico,ynopodíaignorarlagravedaddesuestado.Seestabamuriendo:algotansimpleeinevitablecomoeso.Sinembargo,sesentabaenelbalcóndesuhabitaciónyleíaguíasdeferrocarril.Pedíain-formación sobre las fechasdepartidadebarcosque zarpabandeMarsella rumboaOdessa.Perosabía.Eralafaseterminal:nopodíanosaberlo.Enunadelasúltimas

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cartas que habría de escribir, sin embargo, decía a su hermana que cada día seencontrabamásfuerte.

Hacíamuchotiempoquehabíaperdidotodoafándetrabajoliterario.Dehecho,elañoanteriorhabíaestadocasiapuntodedejarinconclusaEljardíndeloscerezos.Esaobra teatral le había supuesto el mayor esfuerzo de su vida. Cuando la estabaterminando apenas lograba escribir seis o siete líneas diarias. «Empiezo adesanimarme —escribió a Olga—. Siento que estoy acabado como escritor. Cadafrase que escribo me parece carente de valor, inútil por completo». Pero siguióescribiendo.Terminólaobraenoctubrede1903.Fue loúltimoqueescribiríaensuvida,siseexceptúanlascartasyunascuantasanotacionesensulibreta.

El2dejuliode1904,pocodespuésdemedianoche,OlgamandóllamaraldoctorSchwöhrer. Se trataba de una emergencia:Chejovdeliraba.El azar quiso que en lahabitación contigua se alojaran dos jóvenes rusos que estaban de vacaciones.Olgacorrióhastasupuertaaexplicarloquepasaba.Unodeellosdormía,peroelotro,queaúnseguíadespiertofumandoyleyendo,salióprecipitadamentedelhotelenbuscadeldoctor Schwöhrer. «Aún puedo oír el sonido de la grava bajo sus zapatos en elsilencio de aquella sofocante noche de julio», escribiría Olga en sus memorias.Chejov tenía alucinaciones: hablaba demarinos, e intercalaba retazos inconexos dealgorelacionadoconlosjaponeses.«Nodebeponersehieloenunestómagovacío»,dijocuandosumujertratódeponerleunabolsadehielosobreelpecho.

EldoctorSchwöhrerllegóyabriósumaletínsinquitarlamiradadeChejov,quejadeabaenlacama.Laspupilasdelenfermoestabandilatadas,ylebrillabanlassienesacausadelsudor.ElsemblantedeldoctorSchwöhrersemanteníainexpresivo,puesno era un hombre emotivo, pero sabía que el fin del escritor estaba próximo. Sinembargo, era médico, debía hacer —lo obligaba a ello un juramento— todo lohumanamente posible, y Chejov, si bien muy débilmente, todavía se aferraba a lavida.EldoctorSchwöhrerpreparóunajeringuillayunaagujaylepusounainyecciónde alcanfor destinada a estimular su corazón. Pero la inyección no surtió ningúnefecto (nada, obviamente, habría surtido efecto alguno). El doctor Schwöhrer, sinembargo,hizosaberaOlgasuintencióndequetrajeranoxígeno.Chejov,depronto,parecióreanimarse.Recobrólalucidezydijoquedamente:«¿Paraqué?Antesdequellegueseréuncadáver».

EldoctorSchwöhrerseatusóelgranmostachoysequedómirandoaChejov,quetenía las mejillas hundidas y grisáceas, y la tez cérea. Su respiración era áspera yronca.EldoctorSchwöhrersupoqueapenaslequedabanunosminutosdevida.Sinpronunciarunapalabra,sinconsultarsiquieraconOlga, fuehastaelpequeñohueco

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dondeestabael teléfonomural.Leyólas instruccionesdeuso.Simanteníaapretadoun botón y daba vueltas a la manivela contigua al aparato, se pondría encomunicación con los bajos del hotel, donde se hallaban las cocinas. Cogió elauricular,se lo llevóaloídoysiguióunaaunalas instrucciones.Cuandoporfin lecontestaron, pidió que subieran una botella del mejor champaña que hubiera en lacasa.«¿Cuántascopas?»,preguntóelempleado.«¡Trescopas!»,gritóelmédicoenelmicrófono.«Ydeseprisa,¿meoye?».Fueunodeesosexcepcionalesmomentosdeinspiraciónqueluegotiendenaolvidarsefácilmente,pueslaacciónestanapropiadaalinstantequepareceinevitable.

Trajoelchampañaunjovenrubio,conaspectodecansadoyelpelodesordenadoyenpunta.Llevabaelpantalóndeluniformellenodearrugas,sinelmenorasomoderaya, y en su precipitación se había atado un botón de la casaca en una presillaequivocada. Su apariencia era la de alguien que se estaba tomando un descanso(hundidoenunsillón,pongamos,dormitando)cuandodepronto,aprimerashorasdelamadrugada,haoídosonaralaire,alolejos—santocielo—,elsonidoestridentedelteléfono,einstantesdespuéssehavistosacudidoporunsuperioryenviadoconunabotelladeMoëtalahabitación211.«¡Ydateprisa,¿meoyes?!».

Eljovenentróenlahabitaciónconunabandejadeplataconelchampañadentrodeuncubodeplatallenodehieloytrescopasdecristaltallado.Habilitóunespacioenlamesaydejóelcuboylastrescopas.Mientraslohacíaestirabaelcuelloparatratardeatisbarlaotrapieza,dondealguienjadeabaconviolencia.Eraunsonidodesgarrador,pavoroso,yeljovensevolvióybajólacabezahastahundirlabarbillaenelcuello.Losjadeossehicieronmásdesaforadosyroncos.El joven,sinpercatarsedequeseestabademorando,sequedóunosinstantesmirandolaciudadanochecidaatravésdela ventana. Entonces advirtió que el imponente caballero del tupido mostacho leestabametiendounasmonedasenlamano(unagranpropina,ajuzgarporeltacto),yal instantesiguientevioantesí lapuertaabiertadelcuarto.Diounospasoshaciaelexterioryseencontróeneldescansillo,dondeabriólamanoymirólasmonedasconasombro.

Deformametódica,comosolíahacerlotodo,eldoctorSchwöhrerseaprestóalatareadedescorcharlabotelladechampaña.Lohizocuidandodeatenuaralmáximolaexplosión festiva. Sirvió luego las tres copas y, con gesto maquinal debido a lacostumbre,metióelcorchoapresiónenelcuellode labotella.Luegollevó las trescopas hasta la cabecera del moribundo. Olga soltó momentáneamente la mano de

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Chejov (una mano, escribiría más tarde, que le quemaba los dedos). Colocó otraalmohadabajosunuca.Luegolepusolafríacopadechampañacontralapalma,yseaseguró de que sus dedos se cerraran en torno al pie de la copa. Los tresintercambiaronmiradas:Chejov,Olga, el doctorSchwöhrer.Nohicieron chocar lascopas.No hubo brindis. ¿En honor de qué diablos iban a brindar? ¿De lamuerte?Chejovhizoacopiodelasfuerzasquelequedabanydijo:«Hacíatantotiempoquenobebíachampaña…».Sellevólacopaaloslabiosybebió.UnoodosminutosdespuésOlga le retiró la copa vacía de la mano y la dejó encima de la mesilla de noche.Chejov se dio la vuelta en la cama y se quedó tendido de lado. Cerró los ojos ysuspiró.Unminutodespuésdejóderespirar.

EldoctorSchwöhrercogiólamanodeChejov,quedescansabasobrelasábana.Letomó lamuñeca entre los dedos y sacó un reloj de oro del bolsillo del chaleco, ymientraslohacíaabriólatapa.Elsegunderosemovíadespacio,muydespacio.Dejóquediera tresvueltasalrededorde laesferaa laesperadelmenor indiciodepulso.Eran las tres de la madrugada, y en la habitación hacía un bochorno sofocante.Badenweiler estaba padeciendo la peor ola de calor conocida enmuchos años. Lasventanas de ambas piezas permanecían abiertas, pero no había el menor rastro debrisa.Unaenormemariposanocturnadealasnegrassurcóelaireyfueachocarconfuerza contra la lámpara eléctrica.El doctorSchwöhrer soltó lamuñecadeChejov.«Hamuerto»,dijo.Cerróelrelojyvolvióametérseloenelbolsillodelchaleco.

Olga,al instante,sesecó las lágrimasycomenzóasosegarse.Dio lasgraciasalmédico por haber acudido a su llamada. Él le preguntó si deseaba algún sedante,láudano, quizá, o unas gotas de valeriana. Olga negó con la cabeza. Pero queríapedirle algo: antes de que las autoridades fueran informadas y los periódicosconocieranelluctuosodesenlace,antesdequeChejovdejaraparasiempredeestarasucuidado,queríaquedarseasolasconélunlargorato.¿PodíaeldoctorSchwöhrerayudarla? ¿Mantendría en secreto, durante apenas unas horas, la noticia de aquelóbito?

El doctor Schwöhrer se acarició elmostacho con un dedo. ¿Por qué no? ¿Quépodía importar, después de todo, que el suceso se hiciera público unas horas mástarde?Loúnicoquequedabaporhacereraextenderlapartidadedefunción,ypodríahacerloporlamañanaensuconsulta,despuésdedormirunascuantashoras.EldoctorSchwöhrermovió la cabezaen señaldeasentimientoy recogió suscosas.Antesdesalir, pronunció unas palabras de condolencia.Olga inclinó la cabeza. «Ha sido unhonor»,dijoeldoctorSchwöhrer.Cogióelmaletínysalióde lahabitación.YdelaHistoria.

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Fueentoncescuandoelcorchosaltóde labotella.Sederramósobre lamesaunpocodeespumadechampaña.OlgavolviójuntoaChejov.Sesentóenuntaburete,ycogiósumano.Decuandoencuandoleacariciabalacara.«Noseoíanvoceshuma-nas,nisonidoscotidianos—escribiríamástarde—.Sóloexistíalabelleza,lapazylagrandezadelamuerte».

SequedójuntoaChejovhastaelalba,cuandoelcantodelostordosempezóaoírseenlosjardinesdeabajo.Luegooyóruidosdemesasysillas:alguienlastrasladabadeunsitio a otro en alguno de los pisos de abajo. Pronto le llegaron voces. Y entoncesllamaron a la puerta. Olga sin duda pensó que se trataba de algún funcionario, elmédico forense, por ejemplo, o alguien de la policía que formularía preguntas y leharía rellenar formularios,o incluso (aunquenoeramuyprobable)elpropiodoctorSchwöhrer acompañado del dueño de alguna funeraria que se encargaría deembalsamaraChejovyrepatriaraRusiasusrestosmortales.

Peroeraeljovenrubioquehabíatraídoelchampañaunashorasantes.Ahora,sinembargo, llevaba los pantalones del uniforme impecablemente planchados, la rayanítidamentemarcadaylosbotonesdelaceñidacasacaverdeperfectamenteabrocha-dos. Parecía otra persona. No sólo estaba despierto, sino que sus llenas mejillasestaban bien afeitadas y su pelo domado y peinado. Parecía deseoso de agradar.Sosteníaentrelasmanosunjarróndeporcelanacontresrosasamarillasdelargotallo.Le ofreció las flores aOlga con un airoso ymarcial taconazo.Ella se apartó de lapuertaparadejarleentrar.Estabaallí—dijoeljoven—pararetirarlascopas,elcubodelhieloylabandeja.Perotambiénqueríainformarledeque,debidoalextremocalorde lamañana,eldesayunoseserviríaenel jardín.Confiabaasimismoenqueaquelbochornonolesresultaraenexcesofastidioso.Ylamentabaquehicierauntiempotanagobiante.

Lamujerparecíadistraída.Mientraseljovenhablabaapartólamiradaylafijóenalgo que había sobre la alfombra. Cruzó los brazos y se cogió los codos con lasmanos.Eljoven,entretanto,coneljarrónentrelassuyasalaesperadeunaseñal,sepusoacontemplardetenidamentelahabitación.Lavivaluzdelsolentrabaaraudalesporlasventanasabiertas.Lahabitaciónestabaordenada;parecíapocoutilizadaaún,casi intocada.Nohabíaprendas tiradas encimade las sillas; no seveían zapatosnimedias ni tirantes ni corsés. Nimaletas abiertas. Ningún desorden ni embrollo, ensuma; nada sino el cotidiano y pesado mobiliario. Entonces, viendo que la mujerseguía mirando al suelo, el joven bajó también la mirada, y descubrió al punto el

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corchocercadelapuntadesuzapato.Lamujernolohabíavisto:mirabahaciaotraparte. El joven pensó en inclinarse para recogerlo, pero seguía con el jarrón en lasmanos y temía parecer aún más inoportuno si ahora atraía la atención hacia supersona.Dejódemalaganaelcorchodondeestabaylevantólamirada.Todoestabaenorden,pues,salvolabotelladechampañadescorchadaysemivacíaquedescansabasobrelamesajuntoadoscopasdecristal.Miróentornounavezmás.Atravésdeunapuerta abierta vio que la tercera copa estaba en el dormitorio, sobre la mesilla denoche.Pero¡habíaalguienaúnacostadoenlacama!Nopudoverningunacara,perola figura acostada bajo las mantas permanecía absolutamente inmóvil. Una vezpercatadodesupresencia,miróhaciaotraparte.Entonces,poralgunarazónquenoalcanzabaaentender,loembargóunasensacióndedesasosiego.Seaclarólagargantaydesplazósupesodeunapiernaaotra.Lamujerseguíasinlevantarlamirada,seguíaencerrada en sumutismo. El joven sintió que la sangre afluía a susmejillas. Se leocurriódepronto,sinreflexiónpreviaalguna,quetalvezdebíasugerirunaalternativaaldesayunoeneljardín.Tosió,confiandoenatraerlaatencióndelamujer,peroellani lo miró siquiera. Los distinguidos huéspedes extranjeros —dijo— podíandesayunarensushabitacionessiéseerasudeseo.Eljoven(sunombrenohallegadohastanosotros,yeshartoprobablequeperdieralavidaenlaprimeragranguerra)seofreciógustosoasubirélmismounabandeja.Dosbandejas,dijoluego,volviendoamirar—ahoraconmiradaindecisa—endirecciónaldormitorio.

Guardósilencioysepasóundedoporelbordeinteriordelcuello.Nocomprendíanada.Nisiquieraestabasegurodequelamujer lehubieraescuchado.Nosabíaquéhaceracontinuación;seguíaconeljarrónentrelasmanos.Ladulcefraganciadelasrosasleanególasventanillasdelanariz,einexplicablementesintióunapunzadadepesar.Lamujer,desdequehabíaentradoélenelcuartoysehabíapuestoaesperar,parecíaabsortaensuspensamientos.Eracomosidurantetodoeltiempoqueélhabíapermanecidoallídepie,hablando,desplazandosupesodeunapiernaaotra,coneljarrón en las manos, ella hubiera estado en otra parte, lejos de Badenweiler. Peroahoralamujervolvíaensí,ysusemblanteperdíaaquellaexpresiónausente.Alzólosojos,miróal jovenysacudió lacabeza.Parecíaesforzarseporentenderquédiabloshacía aquel joven en su habitación con tres rosas amarillas. ¿Flores?Ella no habíaencargadoningunasflores.

Pero el momento pasó. La mujer fue a buscar su bolso y sacó un puñado demonedas. Sacó también unos billetes. El joven se pasó la lengua por los labiosfugazmente:otrapropinaelevada,pero¿porqué?¿Quéesperabadeélaquellamujer?Nuncahabíaservidoaningúnhuéspedparecido.Volvióaaclararselagarganta.

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Noqueríaeldesayuno,dijo lamujer.Todavíano,en todocaso.Eldesayunonoeralomásimportanteaquellamañana.Peronecesitabaqueleprestaraciertoservicio.Necesitabaquefueraabuscaraldueñodeunafuneraria.¿Entendíaloqueledecía?Elseñor Chejov había muerto, ¿lo entendía? Comprenez-vous? ¿Eh, joven? AntonChejov estaba muerto. Ahora atiéndeme bien, dijo la mujer. Quería que bajara arecepciónypreguntaradóndepodíaencontraralempresariodepompasfúnebresmásprestigioso de la ciudad. Alguien de confianza, escrupuloso con su trabajo y detemperamentoreservado.Unartesano,ensuma,dignodeungranartista.Aquítienes,dijoluego,yleencajóenlamanolosbilletes.Dilesahíabajoquequieroqueseastúquienmepresteesteservicio.¿Meescuchas?¿Entiendesloqueteestoydiciendo?

El jovenseesforzóporcomprenderel sentidodelencargo.Prefiriónomirardenuevo endirección al otro cuarto.Yahabía presentido antes que algonomarchababien.Ahoraadvirtióqueelcorazónlelatíaconfuerzabajolacasaca,yqueempezabaaaflorarleelsudorenlafrente.Nosabíahaciadóndedirigirlamirada.Deseabadejareljarrónenalgunaparte.

Porfavor,hazestopormí,dijolamujer.Terecordarécongratitud.Dilesahíabajoqueheinsistido.Dieso.Peronollameslaatencióninnecesariamente.Noatraigaslaatenciónni sobre tu personani sobre la situación.Diles únicamente que tienes quehacerlo,queyotelohepedido…ynadamás.¿Meoyes?Simeentiendes,asienteconla cabeza. Pero sobre todo que no cunda la noticia. Lo demás, todo lo demás, laconmoción y todo eso… llegará muy pronto. Lo peor ha pasado. ¿Nos estamosentendiendo?

Eljovensehabíapuestopálido.Estabarígido,aferradoaljarrón.Acertóaasentirconlacabeza.

Después de obtener la venia para salir del hotel, debía dirigirse discreta ydecididamente, aunque sin precipitaciones impropias, hacia la funeraria. Debíacomportarse exactamente como si estuviera llevando a cabo un encargo muyimportante, y nada más. De hecho estaba llevando a cabo un encargo muyimportante,dijo lamujer.Y,porsipodíaayudarleamantenerelbuen templedesupaso,debíaimaginarquecaminabaporunaaceraatestadallevandoenlosbrazosunjarróndeporcelana—unjarrónllenoderosas—destinadoaunhombreimportante.(Lamujerhablabaconcalma,casienuntonodeconfidencia,comosilehablaraaunamigooaunpariente).Podíadecirseasímismoinclusoqueelhombreaquiendebíaentregarlasrosasleestabaesperando,quequizáesperabaconimpacienciasullegadacon las flores. No debía, sin embargo, exaltarse y echar a correr, ni quebrar lacadencia de su paso. ¡Que no olvidara el jarrón que llevaba en las manos! Debía

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caminarconbrío,comportándoseentodomomentodelamaneramásdignaposible.Debía seguir caminando hasta llegar a la funeraria, y detenerse ante la puerta.Levantaría luego la aldaba, y la dejaría caer una, dos, tres veces.Al cabo de unosinstantes,elpropiopatronodelafunerariabajaríaaabrirle.

Seríaunhombresindudacuarentón,oinclusocincuentón,calvo,decomplexiónfuerte,congafasdemonturadeaceromontadascasisobrelapuntadelanariz.Seríaunhombre recatado,modesto, que formularía tan sólo las preguntasmásdirectas yesenciales.Unmandil.Sí,probablementellevaríaunmandil.Puedequesesecaralasmanos con una toalla oscura mientras escuchaba lo que se le decía. Sus ropasdespediríanuntufillodeformaldehído,peroperfectamentesoportable,yaljovennoleimportaríaenabsoluto.Eljovenerayacasiunadulto,ynodebíasentirmiedonirepulsiónanteesascosas.Elhombredelafunerarialeescucharíahastaelfinal.Erasindudaunhombrecomedidoydebuentemple,alguiencapazdeahuyentarenlugarde agravar losmiedos de la gente en este tipo de situaciones.Mucho tiempo atrásllegóa familiarizarsecon lamuerte, en todas sus formasyaparienciasposibles.Lamuerte,paraél,noencerrabayasorpresas,nisoterradossecretos.Ésteeraelhombrecuyosserviciosserequeríanaquellamañana.

Elmaestrodepompasfúnebrescogeel jarrónde las rosas.Sóloenunaocasióndurante elparlamentodel joven sedespierta enélundestellode interés,dequehaoídoalgofueradeloordinario.Perocuandoeljovenmencionaelnombredelmuerto,lascejasdelmaestrosealzanligeramente.¿Chejov,dices?Unmomento,enseguidaestoycontigo.

¿Entiendesloqueteestoydiciendo?,ledijoOlgaaljoven.Dejalascopas.Notepreocupes por ellas. Olvida las copas de cristal y demás, olvida todo eso. Deja lahabitacióncomoestá.Ahorayatodoestálisto.Estamosyalistos.¿Vasair?

Peroenaquelmomentoeljovenpensabaenelcorchoqueseguíaenelsuelo,muycerca de la punta de su zapato. Para recogerlo tendría que agacharse sin soltar eljarróndelasrosas.Esoesloqueibaahacer.Seagachó.Sinmirarhaciaabajo.Cogióelcorcho,loencajóenelhuecodelapalmaycerrólamano.

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RAYMOND CARVER. Escritor y poeta estadounidense nacido en Clatskanie,Oregón.Vivió en docenas de lugares trabajando en ocupaciones ocasionales ymalpagadas, debatiéndose en la más absoluta de las pobrezas, con un matrimoniodestrozado,congravesproblemasdealcoholdurantevariosaños.Ademásde librosdepoemas,Un sendero nuevo a la cascada (1985) yBajo una luzmarina (1986),publicó cuatro volúmenes de relatos que lo acreditaron como uno de los mejoresescritores norteamericanos de la década: ¿Quieres hacer el favor de callarte, porfavor?(1976),Dequéhablamoscuandohablamosdeamor(1981),Catedral(1983)yTresrosasamarillas (1988).Los librosdeCarverestán formadospor relatoscortosquereflejanlosdramasaparentementemástriviales, lascatástrofessilenciosasdelagentemáscomún,queposeenlacapacidaddeprovocarunaimpresiónfortísima,unaindeleble conmoción. Dotado de un apreciable escepticismo y resentimiento,mediante una técnica escueta y directa, carente de adornos estilísticos, casiminimalista, dibuja una gama de anónimos perdedores de una sociedad que parecehaberseolvidadodeellos:desempleados,alcohólicos,divorciados,seressolitariosquevan hacia la deriva y que no tienen otra cosa que hacer sino mirar la televisión,evitandomirarasupropiointeriorycomprobarquenosonmásquesombrascargadasdedesesperanza.En1988,cuandoestabaensumejormomento,porquehabíadejadode beber, tenía una estimulante relación amorosa con la poeta TessGallagher y se

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habíaconvertidoenelmejorcuentistavivoestadounidense,seledetectóuncáncerdepulmón.MurióenPortAngeles,Washingtonesemismoaño.