SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO€¦ · Quizá pensamos que el Adviento es el tiempo para esperar a...

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Lecturas del día: Isaías 11:1–10; Salmo 72:1–2, 7–8, 12–13, 17; Romanos 15:4–9; Mateo 3:1–12. Juan Bautista invitaba a las personas a cambiar de vida o serían excluidas del reino de Dios. Su rito de agua era para que la gente demostrara que le creían, pero no era lo único que debían hacer. Cuando algunos líderes religiosos judíos quisieron ser bautizados, Juan exigió pruebas. Esos líderes pensaban que simplemente por ser judíos, Dios los incluiría en su reino. Nosotros tampoco podemos afirmar que nuestro bau- tismo cristiano nos garantiza un lugar en el reino de Dios. Escuchamos a san Pablo enseñando que, aunque Dios extiende la salvación a todos, judíos y gentiles deben tratarse unos a otros con paciencia, misericordia y amor. Todo el que quiera vivir en un mundo sin violencia ni dolor, peligro o devastación, debe entregarse al Espíritu de Dios, tal como lo hizo Jesús. Quizá pensamos que el Adviento es el tiempo para esperar a Dios, pero el Bautista nos recuerda que Dios tam- bién nos está esperando. Dios espera que crezcamos en san- tidad, que florezcamos con obras de amor. Hay que prepararnos para la llegada de Dios, pues “el hacha está puesta a la raíz de los árboles”. Solo si demostramos un vivo deseo de convertirnos al Señor, seremos señales para que otros lo sigan. Y luego, con Cristo entre nosotros, “la tierra se llenará del conocimiento del Señor” y el reino de Dios “será glorioso”. Domingo, 8 de diciembre de 2019 Esperar ocupados Fruición Dios santo, de tu pueblo escogido surgió un descendiente real, un gobernador recto, un redentor lleno de tu Espíritu. En él nos descubres tu amor perfecto y poderoso; un amor que abarca a todas las personas. Por tu Hijo, has librado al mundo del odio, la injusticia y la violencia, para que toda la creación conozca la verdadera armonía y la paz duradera. Por la fuerza del Espíritu Santo, concédenos sabiduría, fortaleza, paciencia y misericordia. Danos los dones necesarios para producir buenos frutos. y dar signos de que tu reino ha comenzado. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO

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Lecturas del día: Isaías 11:1–10; Salmo 72:1–2, 7–8, 12–13, 17; Romanos 15:4–9; Mateo 3:1–12. Juan Bautista invitaba a las personas a cambiar de vida o serían excluidas del reino de Dios. Su rito de agua era para que la gente demostrara que le creían, pero no era lo único que debían hacer. Cuando algunos líderes religiosos judíos quisieron ser bautizados, Juan exigió pruebas. Esos líderes pensaban que simplemente por ser judíos, Dios los incluiría en su reino.

Nosotros tampoco podemos afirmar que nuestro bau-tismo cristiano nos garantiza un lugar en el reino de Dios. Escuchamos a san Pablo enseñando que, aunque Dios extiende la salvación a todos, judíos y gentiles deben tratarse unos a otros con paciencia, misericordia y amor. Todo el que

quiera vivir en un mundo sin violencia ni dolor, peligro o devastación, debe entregarse al Espíritu de Dios, tal como lo hizo Jesús.

Quizá pensamos que el Adviento es el tiempo para esperar a Dios, pero el Bautista nos recuerda que Dios tam-bién nos está esperando. Dios espera que crezcamos en san-tidad, que florezcamos con obras de amor. Hay que prepararnos para la llegada de Dios, pues “el hacha está puesta a la raíz de los árboles”. Solo si demostramos un vivo deseo de convertirnos al Señor, seremos señales para que otros lo sigan. Y luego, con Cristo entre nosotros, “la tierra se llenará del conocimiento del Señor” y el reino de Dios “será glorioso”.

Domingo, 8 de diciembre de 2019Esperar ocupados

FruiciónDios santo,de tu pueblo escogido surgió un

descendiente real,un gobernador recto, un redentor lleno

de tu Espíritu. En él nos descubres tu amor perfecto

y poderoso;un amor que abarca a todas las personas.Por tu Hijo, has librado al mundo del odio,

la injusticia y la violencia,

para que toda la creación conozca la verdadera armonía y la paz duradera.

Por la fuerza del Espíritu Santo,concédenos sabiduría, fortaleza, paciencia

y misericordia.Danos los dones necesarios para producir

buenos frutos.y dar signos de que tu reino ha comenzado.Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO

© 2019 Liturgy Training Publications. 800-933-1800. Texto de Edrianne Ezell. Ilustración de Boris Stoilov. Texto bíblico conforme a La Biblia de nuestro pueblo. América Latina (2011), con el debido permiso. Aprobación canónica de la Arquidiócesis de Chicago, 1 de abril de 2019.

Esta semana en casaLunes, 9 de diciembreLa Inmaculada ConcepciónEs imposible para nosotros evitar que el pecado pase a la siguiente generación. Vemos con cuánta rapidez los niños imitan incluso nuestros pecados. En el dogma de la Inmaculada Concepción de María, celebramos el momento en el que Dios preservó a alguien del pecado, para que fuera madre del impecable Hijo de Dios. Este Hijo perfecto, que entró en nuestro mundo como niño, nos da la esperanza tam-bién de que nuestros niños imiten a nuestro Redentor. Pida a Dios perdón por alguna ocasión que un niño lo vio o lo escu-chó hacer algo pecaminoso. Lecturas del día: Génesis 3:9–20; Salmo 98:1–4; Efesios 1:3–12; Lucas 1:26–38.

Martes, 10 de diciembrePastorear lo perdidoJesús dio consuelo y perdón sin condenar inmediatamente. Miraba al pueblo de Dios de manera distinta a como ellos mismos se veían. Donde solo se miraban pecadores sin espe-ranza, Jesús vio personas que ansiaban ser conducidas a Dios. Muestre que usted está listo para Dios pidiendo perdón a alguien y desechando alguna ofensa. Lecturas del día: Isaías 40:1–11; Salmo 96:1–3, 10–13; Mateo 18:12–14.

Miércoles, 11 de diciembreCargasDios nos ayuda a llevar nuestras cargas. Nos levanta cuando nuestro cuerpo nos arrastra. Se coloca a nuestro lado en la persona de su Hijo. Hay que preguntarnos qué cargas debemos llevar y cuáles dejar. Quizá tengamos los brazos llenos de cosas que no debemos sostener. Revise su lista de Navidad y tache de ella todo lo que ni a usted ni a otros ver-daderamente les ayude a prepararse a celebrar el del Hijo de Dios. Lecturas del día: Isaías 40:25–31; Salmo 103:1–10; Mateo 11:28–30.

Jueves, 12 de diciembreRostros de la graciaEn la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe celebramos la aparición de María a Juan Diego, aparición que inspiró miles de conversiones a la fe cristiana. Algunos pueden no conocer la imagen de María revelada a Juan Diego, pero otros la han venerado desde su infancia. Nos alegramos de que Dios se da a conocer mediante las distintas culturas y lenguajes. Ore con una imagen de María o de Jesús de alguna otra parte del mundo y medite en el amor de Dios por todos los pueblos. Lecturas del día: Zacarías 2:14–17, o Apocalipsis 11:19a; 12:1–6a, 10ab; Lucas 1:26–38 o Lucas 1:39–47.

Viernes, 13 de diciembreExpectativasA veces nos resistimos a ver a Dios trabajando. Desdeñamos una enseñanza o una invitación de Dios porque no se ajusta a nuestras expectativas de cómo él debe actuar. Incluso pensamos que es algo tonto. Jesús insiste en que lo que parece sin sentido para nosotros es sabio para Dios. Parece absurdo que Dios se hiciera humano, pero es lo que sucedió. Se nos dificulta aceptar los modos de Dios, pero son los úni-cos que nos llevan a unirnos a Dios, porque él se unió antes a nosotros. Haga una lista de lo que espera usted de Dios y entréguela en oración. Lecturas del día: Isaías 48:17–19; Salmo 1:1–6; Mateo 11:16–19.

Sábado, 14 de diciembreVolver En 2 Reyes 2:11 leemos que el profeta Elías fue llevado al cielo. En los siglos siguientes, la gente creyó que Elías habría de volver para preparar al pueblo al día del juicio y a una nueva era. La semejanza más notoria entre Elías y Juan Bautista es que ambos se dedicaron a hacer que la gente vol-viera a Dios. En este tiempo de preparación, las palabras de Elías y Juan siguen resonando. Acérquese al sacramento de la Reconciliación. Reconozca los caminos que lo han alejado de Dios y renueve sus esfuerzos para volver a él. Lecturas del día: Sirácide 48:1–11; Salmo 80:1–19; Mateo 17:9–13.