Secretos Del Juego Posicional

294

description

aedrz

Transcript of Secretos Del Juego Posicional

  • Secretos del juego posicional en ajedrez

    Mark Dvoretsky

    EDICIONES MERN

  • Secretos del juego posicional en ajedrez

  • 2004, Mark Dvoretsky 2004, Antonio Gude de la traduccin

    De esta edicin: Ediciones Mern Apartado de Correos 23 02630 la Roda (Albacete) e-mail: [email protected]

    Editor: Jess J. Boyero Coordinacin editorial: Joaqun Hemndez Nieto Diseo de cubierta: Miguel Pueyo Correccin: Csar Montolio Impresin: Milegraf Printed in Spain

    Primera edicin: diciembre de 2004

    ISBN:84-96279-02-2 Depsito legal: M-37753-2004

    Derechos exclusivos de edicin en castellano reservados para todo el mundo.

    Ninguna parte de esta publicacin, incluido el diseo de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna, ni por ningn medio, ya sea elctrico, qumico, mecnico, ptico, de grabacin o de fotocopia, sin permiso previo, y por escrito, del editor. La infraccin de los derechos mencionados puede ser constitutiva de un delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y siguientes del Cdigo Penal).

  • NDICE

    PRLOGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

    1. EL JUEGO POSICIONAL . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . ... . . . . . . . . . . . . 1 1

    La lgica de la lucha posicional . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 3 Qu pen debe avanzarse? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . 27 Jugadas de ruptura . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 1 El bloqueo de los peones pasados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . 40 La pareja de alfiles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . 48 El cambio inusual . .. . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53 Errores, errores . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . 60 Ventaja de espacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... 70 j Paso a la torre! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80 No se olvide de la profilaxis! . . . . ... . . . . . . .. . . .. . . . . . . . . . . .. . . . ... 90 Las misteriosas jugadas de torres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . ....... 1 0 1

    Entrenar con grandes maestros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 07 Qu significa "plan estratgico"? . . . . . . . . . . . . . . .... . . . . . . . . . . . . . 1 1 6 Como se traza un plan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 25 Choque de planes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 3 1 La iniciativa . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . .. . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . 1 40 En busca de la victoria . . . . . . . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . 1 53 Una fcil victoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 66 Ejercicios para anlisis .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . 1 74

    2. POSICIONES SENCILLAS . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 1 79

    El ataque con un pequeo ejrcito. . . . . . . . . ... . ................ . . . 1 8 1 Abundancia de posibilidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 89 Una derrota memorable . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . 1 98 Cuando la tcnica falla .... . . . ...... .......... . . . .. .. ... ....... .. 207 Equilibrio en la balanza . . ....... . .. .. .. .. .. . . . . . . . . .... ........ 2 1 2 Tctica en accin . . . .. . . . . . . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 1 9 Defensa activa! . . .. . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . 224 Incapacidad de asumir la iniciativa ... . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 227 Momentos decisivos . . .. . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . .. . . . 233 Ejercicios para anlisis . . . .. . .. . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243

  • SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 248

    NDICE DE PREGUNTAS Y EJERCICIOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 291

  • ,

    PROLOGO

    La maestra del artista radica en su capacidad de obligar a la razn a actuar al ms alto nivel de la intuicin. La maestra se nutre de la inspiracin y es, en

    cierto modo, l/na imitacin de sta. La inspiracin puede ser intermitente, en cuyo caso la maestra debe suplir las lagunas.

    Vasil Iskander

    .Jugar ajedrez posicional significa frmular opiniones y tratar de demostrarlas en la prctica.

    Aaron Nimzovich El l ibro que tiene en sus manos, querido lector, es una continuacin de

    los ya publ icados, dentro de mi obra global Escuela de ajedrez excelente (cuyos dos primeros tomos son Secretos del entrenamiento en ajedrez y Secretos de la tctica en ajedrez). Este tercer volumen est consagrado al juego posicional .

    En reseas de los l ibros precedentes se ha d icho que son un tanto difciles y que contienen anl isis demasiado exhaustivos. Las partidas y fragmentos de partidas conque a continuacin se encontrar son , en genera l , bastante senci l los aunque por supuesto no todos. Esto tranqui l izar a ciertos lectores, mientras que otros tal vez se sientan desi lusionados . Pero, crame, nunca he tratado, del iberadamente, de simpl ificar o compl icar el material , ya que eso depende sobre todo del tema elegido y de su exposicin formal . En trminos generales, a veces tengo la impresin de que el autor conscientemente es mucho menos capaz de controlar lo que escribe de lo que l mismo se imagina . Mis l ibros pueden o no gustar, pero es improbable que pud iesen ser distintos. Contienen ejemplos que son memorables para m , en la forma en que los veo, y describo el ajedrez y los mecan ismos psicolg icos que intervienen de la misma forma en que se los expl ico personalmente a mis a lumnos. Estoy seguro de que cualquier tentativa por mod ificar o por simpl ificar el material l levara , inevitablemente, a un considerable deterioro de la cal idad y a una deformacin de los modelos ajedrecsticos generados en la mente del autor. En ltima instancia , tal operacin podra deformar

  • 1 0

    tambin l a asimi lacin d e esos modelos e n l a mente del lector. Como en mis l ibros anteriores, se l lama la atencin del lector sobre

    casos en los que, de un modo u otro, el autor de estas l neas o sus discpulos han tenido una participacin directa. Se trata, normalmente, de nuestras partidas o de partidas de otros jugadores con anl isis nuestros. Como tambin era el caso en los l ibros precedentes, el lector est invitado a entrenarse por s m ismo mediante la resolucin por su cuenta de numerosos problemas, que se dividen en preguntas, cuyas respuestas siguen en el texto inmediato, y ejercicios cuyas soluciones se. incluyen al final del l ibro .

  • 1. EL JUEGO POSICIONAL

    El fi lsofo Francis Bacon declar en una ocasin: "Algunos l ibros deben ser probados; otros, tragados; y unos pocos, masticados y digeridos". Entre los l i bros consagrados al juego posiciona l , uno de los un iversalmente reconocidos y, en mi opinin , simplemente el mejor, fue y sigue siendo Mi sistema, de Aaron Nimzovich . En una poca , cuando an era un escolar, estudi minuciosamente este l ibro , tras cuya lectura pas de ser un jugador de primera categora a maestro , en apenas un ao. Todava hoy, si uno de mis alumnos no est fami l iarizado con las ideas de Nimzovich, le recomiendo encarecidamente que lea Mi sistema. Pero cuando doy lecciones sobre ajedrez posicional empleo un enfoque diferente.

    Nimzovich propone un conjunto ntegro de principios del juego posicional . Sus fi rmes ideas han resistido la prueba del tiempo aunque, por supuesto , muchas de las posiciones por l anal izadas se interpretan hoy en d a de forma diferente . Pero supongamos que ha asimilado usted esos principios y que ha comenzado ( con xito ! ) a apl icarlos a sus propias partidas. Qu debe hacer ahora? Despus de todo, est claro que en el momento presente no todos los secretos posicionales le han sido revelados . De modo que probablemente quiera (tal vez no de inmediato , pero s en el plazo de uno o dos aos) subir un nuevo peldao en este campo. Cmo debe hacerse y qu otros enfoques son posibles aqu ? Acerca de esto es de lo que deseo hablar.

    Una vez ms, debo enfatizar en que no se trata de corregir o de aadir cosas a lo ya dicho por Nimzovich , sino de enfocar su tarea en otras direcciones. Un sistema completo de conocimiento adecuado a efectos de asimi lacin y memorizacin no puede, lamentablemente, conseguirse, puesto que el ajedrez es demasiado compl icado y d iverso para ser

  • 12

    agotado con un s imple plan terico. Pero, por otra parte, cualqu iera de las d i recciones que se le proponen para mejorar su maestra posicional es una ruta abierta que le permitir avanzar continuamente , progresando en los ms variados aspectos del juego .

    En principio anal izaremos una buena partida posicional . Con su ayuda , ser posible trazar un mapa objetivo de las d irecciones en que puede orientarse el progreso posicional del jugador. A continuacin , daremos un paso o dos en alguna de esas direcciones. Entretanto, iremos resolviendo numerosos ejercicios ( la mayora de los cuales no son tan compl icados como los de los dos l ibros anteriores) . Los ejercicios posicionales son muy raros en las pginas de los l ibros o revistas de ajedrez, y aqu me he propuesto , al menos en cierto grado, paliar esa carencia .

  • La lgica de la lucha posicional 13

    LA LGICA DE LA LUCHA POSICIONAL

    i Qu suerte tuvo Adn! Cuando se le ocurra algo bueno,

    saba que nadie lo haba dicho antes.

    Mark Twain

    En la partida con que vamos a comenzar no hay compl icadas variantes n i combinaciones espectacu lares , pero aun as me atrae, porque la estricta lg ica de una batal la posicional tambin contiene su propia bel leza.

    Dvoretsky - Timoshenko Mosc 1966

    Campeonato de la URSS por equipos

    1 . c4 g6 2. ltJc3 g7 3. g3 d6 4. jg2 e5 5. d3 ltJc6 6. e3 ltJge7 7. ctJge2 O-O 8. O-O je6 9. ctJd5!

    No hay otro modo satisfactorio de evitar la fuerte ruptura 9 . . . d5, con la consiguiente apertura de l neas en la columna d y presin sobre el pen de d3.

    9. d7 1 0. ktb1

    Las blancas han planteado un esquema flexib le de desarro l lo , que es , en m i opin in, uno de los mejores contra el esquema indio de rey elegido por mi riva l . Las piezas, como en las viejas disposIcIones de la poca del shatranj, estn armn icamente situadas detrs de los peones, por lo que, l legado el momento , casi cualqu ier pe n b lanco pod r avanzar. Pero, por el momento, cubren de forma slida todas las casi l las centrales importantes.

    Los planes u lteriores de los respectivos oponentes estn , en gran parte, condicionados por la formacin de peones. Las negras, gracias a su pen de e5, cuentan con mayor espacio en el flanco de rey, precisamente en el sector en el que esperan atacar. Es posible, por ejemplo, f7 -f5 Y g6-g5, creando la amenaza f5-f4 . Pero las' blancas pueden neutral izar el pel igro planteado por los peones contrarios, con el propio avance del pen f2-f4!

  • 14 El juego posicional

    En cuanto a las blancas, es obvio que piensan atacar en el flanco de dama. Con el avance de su pen a b5, y expulsando el cabal lo de c6, podrn intensificar la ya desag radable presin ejercida sobre la posicin contraria con su alfi l de g2. Si las negras desean rechazar al caballo de d5, con c7-c6, las blancas abri rn la columna b, cambiando peones en c6 , y luego situando su alfil dama en a3 y la dama en a4. Teniendo en cuenta este plan, es evidente que no tiene sentido desarrol lar el alfi l dama por d2.

    Sera beneficioso para mi rival cambiar mi fuerte alfi l de g2, pues sin su apoyo la planeada ofensiva en el flanco de dama se vera seriamente devaluada, adems de debi l ita rse la posicin del rey blanco. Pero no dara resu ltado 1 0 . . . i.h3?, pues seguira 1 1 i.xh3 'ij"xh3 1 2 Cjjxc7 .

    Pero imaginemos que el cabal lo rey negro no se encuentra en e 7, sino en f6 h6. Entonces s sera posible 1 0 . . . i.h3 ! , puesto que 1 1 i.xh3? 'iVxh3 1 2 Cjjxc7?? permitira 1 2 . . . Cjjg4 Y el consigu iente mate. Este senci l lo motivo tctico sugiere a las negras la idea de cambiar la d isposicin de sus efectivos en la apertura .

    Cuando he jugado esta variante con negras, he preferido desarro l lar el cabal lo por f6 . Por ejemplo: 6 . . . Cjjf6 7 Cjjge2 o-o 8 O-O

    i.e6 9 lZ'ld5 'iVd7, l legndose a la posicin del d iagrama 2.

    2

    Ahora , en caso de 1 O b1 sigue 1 0 . . . ..th3. Sin embargo, despus de 1 0 Cjjec3 ya no es bueno 1 0 . . . i.h3? ! , debido a 1 1 Cjjxf6+! ..txf6 1 2 Cjjd5 ..td8 1 3 ..td2 i.xg2 1 4

  • La lgica de la lucha posicional 15

    Training for the Tournament il..c3+ . Las blancas se rindieron . Player) .

    Artur Yusupov ha ensayado ocasionalmente el desarrol lo del caballo por h6. En general , en la apertura las piezas se desarrol lan hacia el centro , pero este plan tampoco carece de lg ica . De este modo, no bloquea el pen f7 pero tampoco contribuye a la lucha por la casi l la d5. Si se insta lase en ella un caba l lo b lanco , podra ser expulsado con c7-c6 , y las blancas se veran obl igadas a retirarlo con prd ida de tiempo, pues el cambio de cabal los ya no es posible.

    Ese fue el desarrol lo del duelo Petursson-Yusupov, jugado en el Campeonato del Mundo para Estudiantes (Graz 1 978):

    1 c4 e5 2 lDc3 lDc6 3 g3 g6 4 .ig2 .i.g7 5 e3 d6 6 lDge2 lDh6!? 7 b 1 ?! a5 8 a3 i.e6 9 lDd5 (ms correcto es 9 d3) 9 . . . O-O 1 0 O-O d7 1 1 b4 .i.h3! 1 2 d3 i-xg2 1 3 ct>xg2 f5 1 4 f4? ( 1 4 e4!?) 1 4 . . . axb4 1 5 axb4 exf4 1 6 gxf4 lDe 7 1 7 ctJdc3 ct>h8 1 8 'iVb3 tDg4 1 9 i.d2 e6 20 :f3 c6 21 h3 ctJf6 22 :f2 ctJh5 23 tDg 1 h6 24 tDf3 g5!? 25 fxg5 hxg5 26 tDxg5 'iYh6! 27 ctJf3 (27 h4 tDg6) 27 . . . :g8 28 ct>f1 tDg6 29 ct>e1 f4! 30 e4 tDe5 31 tDxe5 .i.xe5 32 ct>d 1 ? (32 ctJe2) 32 . . . .i.d4 3 3 :f3 :g2 3 4 tDe2 xe2 ! 35 ct>xe2 (35 c3 g7 36 .i.xd4 xd4) 35 . . . 'iYg7 36 d 1 (36 :bf 1 'iYg2+ 37 ct>d 1 a 1 + 38 .i.c1 a2) 36 . . . g2+ 37 e1 ctJg3 38 il..xf4

    Sustituyamos la jugada 7 :b1 por la continuacin 7 O-O O-O 8 d3 iLe6.

    En la partida Hort - Kovacevic (Zagreb 1 969) , las b lancas le d ieron a su rival la posibi l idad de demostrar las ideas principales en esta d isposicin de p iezas , es decir, el camb io de alf i les de casil las blancas y la expulsin del cabal lo de d5: 9 4:Jd5?! 'iYd7 1 0 :lb 1 i.h3! 1 1 b4 .ixg2 1 2 ct>xg2 tDd8 1 3 b5 c6 , y las posibi l idades de las negras son ya mejores.

    Seguramente, lo ms sensato era anticiparse al cambio: 9 h3! 'iYd7 1 0 h2 f5 11 b3!? :ae8 1 2 d4! Hay dos ejemplos prcticos en esta l nea :

    Csom - Yusupov (Ol impiada de Lucerna 1 982) : 1 2 . . . f4?! 1 3 d5 f3 14 dxe6 :Ixe6 1 5 iLxf3 :xf3 1 6 tDe4 (amenazando tanto 1 7 tDg5 como 1 7 ctJc5) 1 6 . . . :e8 1 7 g2

  • 1 6 El juego posicional

    :ff8 1 8 .i.a3 ltJf5 1 9 'ifd3 ltJce 7 20 lo que seguramente favorecer a las ad 1 , y es evidente que las blancas ya que sus torres podrn blancas tienen ventaja. dominar el flanco de dama.

    Forintos - Taimanov (Skopje 1 970) : 1 2 ... ..tf7 1 3 dxe5ltJxe5 1 4 ..tb2 g5! (las negras amenazan 1 5 .,. g4 Y 1 5 ... .i.h5) 1 5 f4 ltJeg4+! 1 6 hxg4 ltJxpA+ 1 7

  • La lgica de la lucha posicional 1 7

    12. cxd5 ..th3 13. e4!

    i Una jugada tpica! En el tablero quedarn los alfi les de casi l las negras, Je ah la conveniencia de s ituar os peones en casi l las blancas a fin de abrirle la d iagonal al a lfi l dama propio.

    13. 14. xg2 15. f3

    ..txg2 f5

    La posicin blanca es preferible porque este bando controla mayor espacio y puede atacar en el flanco de dama, mientras que el ataque contrario en el otro flanco no es muy pel igroso. El a lfil negro se estre l la contra sus propios peones y puede, por tanto , cal ificarse de malo. En caso de 1 5 . .. c6, las blancas juegan 1 6 lDc3, y luego d ispond r n de un excelente objetivo de ataque en el pen enemigo de c6, con el avance b4-b5, para minar el control de la cas i l la d5 . S i lo desean , las negras pueden situar su cabal lo e n d4 , pero estas casi l las no son equivalentes. Las blancas atacan la casi l la d4 con su alfi l , mientras que su oponente no puede hacer lo propio, cambiando su alfi l por el caballo enemigo. Aqu puede verse la ventaja de contar con un a lf i l bueno en contraste con uno malo.

    15 . ... lDf7

    (P)1.1 Qu deben jugar las blancas?

    Mi siguiente jugada quiz sea la mejor de la partida. Para encontrarla tuve que proceder a un razonamiento encadenado . Qu quieren hacer las negras? Lo que queran era proponer el cambio 1 6 . . . .th6. Debe consentirse el cambio. del alfil?

    En general , es deseable mantener sobre el tablero el alfil malo del contrario. Ahora bien , eludi"r el cambio impl ica una prd ida de tiempo, las torres blancas se vern privadas de la importante casi l la c1 , y el caballo negro saltar a g5, amenazando pel igrosamente el rey. De modo que probablemente sea necesario asumir el cambio de alfi les.

    Ahora bien , en qu casi lla? Si l as negras toman en c1 , la torre blanca queda ya situada en ese punto. Pero tras el cambio en h6 el caballo ser desviado de g5, al

  • 18 El juego posicional

    borde del tablero. Este ltimo factor me pareci ms importante. Mejor es completar el desarrol lo, atando al oponente a la defensa de su pen retrasado de c7.

    Las blancas necesitan preparar la trip l icacin de sus piezas pesadas en la columna c. La pieza que debe ocu par c1 es , obviamente , la torre de rey. La situacin de la otra torre es e3 , y la dama debe disponerse detrs de sta , es decir, en c2. Aqu interviene una regla general: En una columna abierta conviene situar la dama detrs de una torre.

    Esto significa que las blancas deben elegir entre 1 6 :b3 y 1 6 Vi'c2.

    16. b3! !

    La torre se d ispone a completar la fuerte maniobra b 1 -b3-c3 , y, en caso necesario, la dama podr situarse eventualmente en c1 , creando amenazas simultneas en la columna c y en la diagonal c 1 -h 6 . As pues, l a jugada de torre es la ms aguda.

    Esta ltima consideracin fue corroborada por la partida Dvoretsky - Kremenetsky (Campeonato de la URSS, Jarkov 1 968), que continu as: 16 . . . h6 1 7 c3 ct:Jg5? ( 1 7 . . . c6) 1 8 ilxg5 hxg5 1 9 Vi'c1 ! (sin perder de vista el pen) 1 9 . . . fxe4 20 dxe4 g4 21 'gxc7 gxf3+ 221M3 'i'b5 23 Vi'c4 'i'b6 24 ct:Jg1 ! ilh6 25 a4! , y las blancas materializaron su ventaja.

    16. 17. ilxh6 18. I:tc3

    ilh6 ct:Jxh6

    Amenazando 1 9 Vi'c1 . Si ahora 1 8 . . . tiJf7?, sigue 1 9 Vi'c2 :ac8 20 l1c1 , que es malo para las negras.

    18. . .. l1f7

    En este momento parece fuerte la maniobra 1 9 'iVc2 y 20 I:tc1 , ya que las negras debern defender su pen con l::tc8. A continuacin , las blancas podran segu i r ganando espacio en el flanco de dama, con a2-a4 y b4-b5, pero esta idea no es de ningn provecho inmediato .

    Recordemos cmo suele montarse una ofensiva de peones en el flanco de rey. Si hay un pen negro en g6, el plan habitual es h2-h4-h5, con la apertura de la columna h. Con un pen en h6, a menudo es posible abri r la columna 9 con el avance g2-g4-g5. La regla general d ice as: Al lanzar un ataque a la bayoneta, podemos utilizar un pen enemigo como gancho, es decir, como objetivo de ataque. Si

  • La lgica de la lucha posicional 19

    no existiese ese gancho, habra que crearlo. De este modo la avalancha de peones resultar mucho ms efectiva.

    Ahora resultar comprensible la siguiente maniobra de la dama blanca.

    19. '+i'c1! g7 20. '+i'a3 a6

    Ante la amenaza 21 !Uc1 , las negras necesitan disponer de la torre, sin perder el pen a 7. En caso de 20 . . . '+i'b5, la rplica sera 21 a5!

    21. :fc1 :c8 22. b3

    Gracias al avance a6 , se ha creado un punto de ruptura que las blancas pueden explotar con a2-a4 y b4-b5, minando el flanco de dama, ta l vez seguido de b5-b6. En caso de a6xb5, las blancas pueden retomar en b5 de dama, con transicin a un final ventajoso.

    La dama, por otra parte, podra situarse en la activa casi l la a5, aunque en tal caso quedara muy alejada del flanco de rey, donde podra ser necesaria para neutralizar un contraataque contra el rey.

    22. ... g5?

    i Un decisivo error estratgico que lo resuelve todo! Las piezas negras estn mal dispuestas y poco pueden esperar de este ataque.

    Cmo deberan haber continuado? En una conferencia, de una de las sesiones de la Escuela Dvoretsky-Yusupov, para jvenes jugadores de talento , el entrenador de Kiev, maestro Alexei Kosikov, formul "el principio de la peor pieza" : determine cul de sus piezas est peor situada que las dems y muvala a la mejor casilla posible. En m uchos casos, la jugada correcta puede hal larse fcilmente, siguienqo esta regla. Tal es el caso aqu , donde la peor pieza negra es el caballo de h6. Una buena maniobra es 22 . . . ttJg8! Y 23 . . . ttJf6, y despus, en caso necesario, i nc luso puede incorporarse a la defensa del pen de c 7 con ttJe8 .

    Tambin hay una idea ms interesante , aunque ms arriesgada: activar la dama con 22 . . . 'iVb5 !? , para segu i r con 'iVb6 . Desde la cas i l la b6 , la dama contribuye a proteger el pen de c7, amenazando al mismo tiempo una eventual invasin del punto e3, aunque pueda ser atacada por piezas y peones blancos.

    7

  • 20 El juego posicional

    (P) 1 .2 Cmo deben continuar las blancas?

    Un procedimiento efectivo para contestar a un ataque de flanco enemigo es con un contragolpe en el centro. Pero aqu no sirve 23 d4?, que sera un grave error, porque tras 23 . . . fxe4, las negras abren la columna f y logran la casi l la g4 para su caballo o su dama .

    Aqu se plantea la cuestin que suele ser ti l a la hora de afrontar cua lqu ier problema posicional : " Qu pretende mi rival?". Obviamente, uno de estos dos avances: 23 . . . g4 23 . . . f4 .

    En caso de 23 . . . g4 , una fuerte rpl ica es 24 f4 ! , despus de lo cual queda totalmente bloqueado el paso de las piezas negras hacia el flanco de rey.

    Despus de 23 . . . f4, parece deseable 24 g4, pero entonces seguira el eventual sacrificio de caballo en g4 . Para evitar esta posibil idad , puede optarse por la profi lctica 23 h3. Pero en principio esta jugada no es deseable, en tanto que contrad ice la regla antes mencionada: no hay que real izar avances debi l itadores de peones. Si es posible, es mejor prescindir de ellos. Aqu tal vez sea oportuno recordar el principio de la economa defensiva: al defenderse, realice slo las mnimas concesiones es decir, las imprescindibles.

    '

    La jugada h2-h3 es, ciertamente, una concesin. Para qu sirve? El avance f5-f4 tiene un serio inconveniente: suprime la presin sobre el pen de e4. Como consecuencia, las blancas, l legado el momento, pueden reaccionar en el centro, con d3-d4! , con lo que se abre la tercera fila, con la torre y la dama muy bien dispuestas, en c3 y b3, para desplazarse al flanco de rey.

    Aclarado esto, es evidente que las negras no plantean ninguna amenaza seria. Por consiguiente , l leg el momento de poner en marcha un plan de ataque en el flanco de dama.

    23. a4!

    Cambiando la orie ntacin del juego; el principio d profilaxis planificada establece que al tomar una decisin no deben dejar de tomarse en cuenta las intenciones del contrario, lo que no significa que siempre deban realizarse jugadas profilcticas.

    23. f4 24. d4! g4

    Despus de 24 . . . fxg3 25 hxg3 g4 , seguira 26 f4 !

    25. dxe5 dxe5 26. gxf4!

    El cambio de peones permite al cabal lo blanco l legar a la casi l la e6, donde d isfrutar de una posicin colosal : ataca el punto c7 , creando

  • La lgica de la lucha posicional 2 1

    amenazas contra el rey enemigo, y cerrndole a la dama negra el paso al flanco de rey.

    26. 27. ttJd4

    exf4 Wh8

    Un poco mejor era 27 . . . gxf3+, aunque las blancas tienen la eleccin entre 28 Mxf3 y 29 Wh 1 .

    8

    28. ttJe6 e6

    29. b2!

    i Una j ugada muy fi na ! Las negras deben regresar con su rey a g8, quedando as privadas de toda esperanza de contraataque sobre la columna g. Por el contrario , pronto podrn hacerlo las blancas .

    29. Wg8 30. b5!

    El tri u nfo de mi p lan de apertura de atacar en el flanco de dama. La defensa contraria se viene abajo.

    30. . . . axb5

    31 . axb5 32. xf3

    gxf3+ ttJf5

    Sacrificando el caballo en una tentativa desesperada. La posicin est ganada y las blancas no conceden opcin a su rival .

    33. g1 + 34. bxe6 35. e2 !

    ttJg7 bxe6

    Amenaza 36 cg2 . Malo es 35 . . . cxd5 , a lo que seguira 36 xc8+ 'iVxc8 37 xg7+.

    35. . . . e8

    Con la lt ima esperanza de que las blancas jueguen 36 Mcg2?, cuando las negras repl icaran 36 . . . xe6 3 7 dxe6 'iVd3+. L a solucin ms efectiva es pasar a un fi nal de torres, con dos peones pasados y un idos, y uno de ventaja, aunque, por supuesto , la simple 36 xc6 tambin era buena.

    36. xg7+ 37. xg7+ 38. ttJxg7 39. ttJxe8

    xg7 xg7 exd5?

    Las negras se rindieron .

    Tas haber concluido el anl isis de ia partida , la usaremos como ejempb para volver al tema de las d ivers:is d i recciones en que puede orierLarse el progreso posicional . A continuacin , relacionaremos las ms importantes.

  • 22 El juego posicional

    OPERACIONES POSICIONALES

    Muchas acciones que se emprenden en el curso de una partida son operaciones posicionales relativamente sencillas, que persiguen precisas metas estratgicas. Hay que d istinguir, no obstante, tres tipos de operaciones:

    1) Mejora en la disposicin de las piezas, maniobras, reagrupamiento. Podemos d istinguir, por ejemplo, las evoluciones de las blancas en sus jugadas 1 6-1 8, con la preparacin del doblaje o tripl icado de piezas pesadas en la columna c. En la jugada 22 hubo que decidir entre el desplazamiento de dama a b3 aS. Luego, el traslado del caballo a e6. En la jugada 35 se inici el traslado de la torre hacia g2. Por parte de las negras, pod an haber procedido, en la jugada 22 , a un reciclaje de su caballo: ttJh6-g8-f6.

    2) Jugadas de pen , para crear una satisfactoria formaclon general de peones. Recordemos, por ejemplo , los movimientos blancos 1 3 y 1 5, los avances en el flanco de dama, la avalancha de peones negros en el flanco opuesto y las formas de pararla .

    3) Cambios. En esta partida resu lt importante evaluar el cambio de alfi les de casi l las negras (cuando las blancas ponderaban

    su jugada 1 6) . Tam bin las consideraciones de apertura , en cuanto al desarrol lo del cabal lo negro por f6 (en lugar de e7) , ya que las negras l levan a cabo un ventajoso cambio de a lfi les de casi l las blancas, evitando, de paso, el cambio de caballos.

    Las operaciones que emprendamos pueden no d i rig irse necesariamente con el fin de mejorar nuestra propia posiCin , sino tambin empeorar la posicin enemiga (por ejemplo: la maniobra 'iVd1 -c1 -a3 provoc el avance a7-a6, debil itando la cadena de peones contrarios; la jugada 29 'iVb2! obl ig el regreso del rey negro a la casil la inferior g8). A menudo es til tratar de prevenir las operaciones planeadas por el oponente como, por ejemplo, l levando a cabo una operacin profilctica.

    Las operaciones posicionales (adems de las d carcter tctico), son el tejido con que se forma una partida. La habilidad para descubrir de la manera ms rpida una operacin favorable es un importante componente de la maestra en el juego posicional. Esta notable habilidad puede y debera ser continuamente entrenada (lo mismo que la visin combinativa), mediante la resolucin de ejercicios relativamente sencillos, que no requieran una excesiva profundizacin, ni tampoco un detallado y preciso clculo de variantes.

  • La lgica de la lucha posicional 23

    EVALUACION DE UNA POSICION

    Muchos de los trminos ajedrecsticos que empleamos contienen deslices de significado. Esto es vl ido para conceptos ampl iamente uti l izados, como por ejemplo evaluacin y plan .

    Lo que a menudo entendemos por evaluacin es el procedimiento de valorar las pos ib i l idades de ambos bandos, a fin de decidir cul de los dos jugadores est mejor, y cun mejor. Durante el curso de una partida, rara vez real izamos este proceso de forma expl cita . S in embargo, de forma subconsciente , lo ejecutamos cont inuamente , y sus resu ltados influyen sobre las decisiones que luego tomaremos.

    Sin embarg o , la evaluacin juega un papel an ms importante , pero tomada en otro sentido del trmino , que consiste en descubrir las caractersticas de una poslclon dada. En cualquier posicin operan simultneamente diversos factores, y el arte de la evaluacin consiste en distinguir, en un momento dado, el ms importante de todos el/os. Al confiar en su evaluacin , el jugador emprende un plan de accin , y l leva a cabo operaciones posicionales concretas. Desde la poca de Steinitz, se entiende por juego posicional el proceso de evaluar

    una posicin y de elegir un plan . Mediante el p rogreso en este campo, obviamente progresamos en la interpretacin del juego posicional en su conjunto .

    Plan. En la partida anterior, ya en la apertura las blancas disearon un plan de ataque en el flanco de dama, que posteriormente ejecutaron. El plan de las negras, que impl icaba un ataque en el flanco de rey, result ser un fracaso. Un plan es el cauce general de nuestro juego en un perodo relativamente largo de la partida.

    Est claro que tales planes slo son de carcter orientativo. Una vez que se ha jugado una partida, no es difci l describir, paso a paso, el plan ejecutado. Pero durante el juego no suele ser posible ad ivinar (y esto no significa que plan ificar carezca de sentido) cmo se desarrol larn los acontecimientos dentro de unas pocas jugadas.

    Por ejemplo: en la jugada 1 1 las negras cerraron . el centro al cambiar en d5, despus de lo cual yo dispuse mis peones en casi l las blancas y pres ion sobre la columna c. Pero las negras pod an haber jugado tambin 1 1 . . . c6, entonces el plan de las blancas hubiera sido d iferente , con la apertura de la columna b y el traslado de las piezas al flanco de dama, manteniendo los peones e y f en SlJS casi l las in ic ia les . S i , despus d e b4-b5, m i rival hubiese

  • 24 El juego posicional

    respondido c6-c5, entonces, tras l levar mi caballo a d5, probablemente tendra que preparar la ruptura f2-f4 d2-d4.

    Slo en casos muy raros es posible trazar y l levar a cabo un plan a gran escala. Aunque la posicin (ya sea de apertura , ya en el fina l ) haya sido muy bien estudiada y el oponente carezca de contrajuego, e incluso si podemos real izar, s in mayores obstculos, los reagrupamientos adecuados.

    Tambin suelen l lamarse planes a ideas ms breves, que a veces consisten en una o dos operaciones posicionales. Por ejemplo, las blancas l levaron a cabo el plan de concentrar sus piezas mayores en la columna e, y las negras deberan haber l levado acabo el plan de reconducir su caballo de h6 a mejores casil las.

    Profilaxis. Como observ Nimzovich, el genuino juego posicional combina la consistente . ejecucin de los propios p lanes con la obstaculizacin de los planes del oponente. Repase los comentarios a la partida y ver cun a menudo la bsqueda de una solucin a una posicin dada comienza con la cuestin "Qu quiere hacer mi oponente, y qu pretende jugar?". '

    Muchos jugadores no estn habituados a esta forma de pensar, y normalmente se concentran slo en sus propias ideas. Para ellos

    cu ltivar el "pensamiento profi lctico" ser una importante fuente de progreso.

    Posiciones tpicas. Resulta muy til seleccionar posiciones con estructuras de peones similares y/o piezas, as como posiciones con la misma relacin de materia l , a fin de estudiar las reglas que operan en ellas, los planes empleados y las tcnicas posicionales y tcticas.

    La partida que hemos analizado es un ejemplo muy instructivo de esquema sic i l iano contra Ia Defensa I nd ia de Rey. Una estructura simi lar (con colores invertidos) a menudo se produce si juega usted con negras, contra el Ataque I nd io de Rey o la Variante Cerrada de la Defensa Sici l iana. Yo haba anal izado ese tipo de posiciones y, por tanto, me senta muy cmodo durante el desarrol lo de la partida.

    En el comentario se analiza brevemente el desarrol lo del caballo negro por f6 h6 (en lugar de e7). Es de sentido comn que ambos bandos tienen otras formas de modificar su juego. En ocasiones, las negras juegan f7 -f5 h7-h5 en fase muy temprana de la partida. Las blancas despl iegan , a veces, una ofensiva en el flanco de dama, sin completar su desarrollo en el flanco de rey (con el caballo an en g 1 ) , o bien juegan d2-d4, en lugar de d2-d3. El anliis de todas las posibi l idades mencionadas, en

  • La lgica de la lucha posicional 25

    esencia, el anl isis de la variante de apertura en cuestin . De ah el principio: en nuestros das el anlisis de muchas posiciones tpicas est estrechamente vinculado al estudio de la apertura.

    As, hay posiciones tpicas determinadas por la d isposicin de las piezas y peones en la apertura. Tambin hay otras, no relacionadas d irectamente con la apertura, cuyo estudio resulta muy ti l . Por ejemplo: cuando un bando tiene un alfil "malo", la ventaja de la pareja de alfi les, casi l las dbi les en la posicin enemiga, control de una columna abierta , ventaja de espacio, etc ...

    Situaciones tpicas. Mientras que las posiciones tpicas se definen por la situacin particular y puramente ajedrec stica del tablero, las situaciones tpicas son de carcter general. Ataque o defensa, reaccin a una novedad de apertura, apuros de tiempo (suyos o de su rival) , jugar a ganar o a tablas, explotacin de una ventaja materia l o posicional . . . La l ista de situaciones puede prolongarse.

    Las reglas que rigen las situaciones tpicas son de naturaleza genera l , y a menudo no estn directamente relacionadas con el ajedrez en s , sino con la psicologa ajedrecstica e incluso la filosofa. Recuerde, al menos, el principio ya mencionado de economa de fuerzas en la defensa.

    Tcnica. La material izacin tcnica de una ventaja es uno de los problemas ms importantes del ajedrez. En casi todas las partidas se encuentra, en una u otra forma. Segn mis observaciones, la mayora de los jugadores, incluso algunos muy fuertes, tienen deficiencias tcnicas, y un progreso en este aspecto del ajedrez les ofrece una mayor estabi l idad en su juego y unos resultados considerablemente mejores.

    En la partida a nterior, las blancas no tuvieron n ingn problema para explotar su ventaja . Quiz slo su jugada 29 fue instructiva . La cuestin de si debera haberse tomado el caballo en la jugada 33 tiene un escaso inters, porque en ese momento cualquier decisin era buena. Pero las cosas, a men udo son muy d isti ntas : se requiere una enorme precisin para transformar en victoria la ventaja.

    La conexin entre tctica y dinamismo. En ajedrez la tctica y la estrategia estn ntimamente relacionadas: no basta con encontrar el p lan correcto, s ino que tambin es importante ejecutarlo de la forma ms precisa. Debe jugarse lo que es posicionalmente correcto, pero si no es lo bastante d inmico y concreto, . rara vez conducir al xito.

    I ncluso en una partida tan puramente posicional como la

  • 26 El juego posicional

    antes anal izada , tras a lgunas decis iones posicionales puede percibirse un motivo tctico subyacente . Por ejemplo: la eleccin entre 1 6 :b3 y 1 6 c2 estuvo determinada, en gran parte , por la idea del posible ataque doble c1 .

    La in iciativa. La historia tiene registrado el nombre de jugadores d ispuestos a entregar la in iciativa a sus oponentes , que se sentan muy a gusto en posiciones pasivas. Sin embargo, actualmente casi todos los grandes maestros de primera fi la p refieren jugar lo ms activamente pos ib le , l uchando ferozmente por la in iciativa . Casi todos creen que la posesin de la in iciativa ofrece una ind iscutible ventaja, ya sea puramente ajedrecstica o de tipo psicolgico.

    Momentos crticos de la lucha. En el transcurso de una partida, los jugadores experimentados suelen encontrar rpidamente la mayora de sus jugadas posicionales. Pero a veces la solucin a una posicin dada no es evidente : para encontrarla , es preciso trabajar duro . En la solucin hal lada confluyen los factores ms diversos: directos y profi lcticos, posicionales y tcticos. Si podemos zanjar con xito esta d ifcil tarea, el juego evoluciona en la d ireccin deseable para nosotros, y la probabi l idad de xito se acrecentar considerablemente.

    No podemos pensar durante

    mucho tiempo en cada jugada. Por lo tanto, es muy importante aprender a percibir los momentos crticos de una partida, en los que est justificada la inversin de tiempo y esfuerzo en busca de la solucin.

    En la partida anterior quiz la decis in ms d ifc i l para las blancas fuese en la jugada 1 6 :b3 ! ! Antes de efectuarla , tuvieron que cons iderar el plan de su oponente, evaluar la viabi l idad del cambio de a lfi les , p lan ificar la d isposicin de las piezas blancas , y eleg ir el orden de jugadas ms preciso. En los cap tulos subs igu ientes l lamaremos especial atencin sobre este t ipo de episod io , y nos encontraremos con muchos!

    Un tipo de decisin difci l , que influye sign ificativamente sobre el cu rso de una partida , es la transformacin de una posicin (por ejemplo , una mod ificacin aguda, como consecuencia de una serie de cambios) . Durante una partida puede no ser fci l evaluar lo prometedor de un cambio as y decidirlo. A veces una situacin puede transformarse de varias maneras, y tendr usted que elegir qu posicin es la que le conviene.

  • Qu pen debe avanzarse? 27

    QUE PEON DEBE AVANZARSE?

    El error guarda relacin con la verdad, lo mismo que el sueo con el despertar. Al despertarse

    de un error, el hombre reconduce la verdad con nuevos bros.

    Wolfgang Goethe

    La destreza en el juego de peones es un importante componente del juego posicional . La eleccin de tal o cual estructura de peones determina, durante largo tiempo, el carcter de la lucha. El reg lamento establece que los peones no pueden volver atrs, de modo que las consecuencias de un desafortunado avance son , a veces, imposibles de remediar.

    Yusupov - Dolmatov Frunze 1 979

    Campeonato de la U RSS Primera Liga

    1 . e4 2. d4 3. t2Je3 4. tbf3 5. g5 6. J.xf6 7. e3 8. a3?!

    e6 d5 tbf6 e6 h6 'ifxf6 d6

    Yusupov qu iere rea l izar el avance e3-e4 ( la inmed iata 8 e4 no

    conducira a nada , despus de 8 . . . dxe4 9 tbxe4 .tb4+) . Pero la jugada textual no es la ind icada para preparar ese avance, funcin que s cumplen las jugadas de desarrollo 8 .td3 Y 9 O-O.

    8. ... 'ife7! 9. e4 dxe4 1 0. tbxe4 il.e7 11 . ..td3 O-O 1 2. o-o

    Es difcil evaluar esta posicin. En el la , las blancas controlan mayor espacio , pero este factor est neutralizado por la ventaja rival de los dos alfi les. Cierto que uno de ellos -el de casillas blancas- est por el momento encerrado, y se expone a convertirse en un alfil "malo".

    La teora recomienda , para las neg ras, la s igu iente estrategia restringida: 1 2 . . . tbd7, seguido de :d8, tbf8 y ..td7 -e8. Dolmatov el ige otro plan, ms agresivo , con el que espera explotar los dos tiempos que su riva l ha perd ido en la apertura (las jugadas a2-a3 y el avance e2-e4 en dos tiempos) .

    1 2. . . . f5!?

    Estos avences de pen deben sopesarse cuidadosamente , ya que suponen un considerable riesgo estratgico, y si no dan resultado, conducen a la creacin de serias debil idades en la posicin propia.

    1 3. tbe3

  • 28 El juego posicional

    9 ;1"1:::: ,je?' i J&;;.t.. I :;;:ti En este momento parece claro

    que las negras deben real izar un nuevo avance en el centro , y las jugadas candidatas son 1 3 . . . c5 , o 1 3 . . . l)d7, para seguir, en este caso, con 1 4 . . . e5.

    (P) 1 .3 Evale el plan correcto.

    Si el cabal lo blanco no se hubiese reti rado a c3 , las negras deberan avanzar su pen e. Por ejemplo: 1 3 ttJg3!? c5! 1 4 e1 'iff6 , con posibi l idades mutuas.

    Pero tras la jugada de la partida, deben jugar 1 3 . . . tLJd7! , preparando e l avance e6-e5. Las blancas no pueden obstacu l izar esta ruptura , puesto que la variante 1 4 VWc2 e5! 1 5 i.xf5 exd4 1 6 fe1 ( 1 6 tLJxd4 Ve5) 1 6 . . . VWf6 no les favorece (las negras tienen los dos alfi les en una pos icin abierta) .

    Tambin en caso d e 1 4 e1 sigue 14 . . . e5! Despus de 1 5 tLJxe5 tLJxe5 1 6 f4, las negras disponen de la rplica 1 6 . . . d8! (pero no 1 6 . . . i.b6 1 7 c5 i..xc5? 1 8 i.c4+) 1 7 dxe5

    'iVd4+ 1 8 h1 'iVxf4, con buenas perspectivas. Si 1 5 dxe5 tLJxe5 1 6 tLJxe5 i..xe5 1 7 'iVe2 e8, las blancas tienen problemas sobre la columna e. Las blancas deben esforzarse por equilibrar el juego, ya que, una vez concluido el desarrollo con .td7 y 'iVf6, el oponente puede lograr ventaja. Al mismo tiempo, en esta variante la jugada f7 -f5 se revela oportuna, porque resta movilidad al caballo y alfil blancos.

    Resulta , pues , evidente que la jugada 1 3 . . . ttJd7! es acertada ; Dolmatov incluso podra haberse apoderarse de la in iciativa . Por el contrario, su apresuramiento le l leva a una catstrofe.

    1 3. 14. e1 ! 1 5. tLJd5 1 6. ttJxe7 1 7. tLJxd4

    e5? exd4 Vd 8 'iVxe7

    Evaluemos lo que ha suced ido. Las negras han perdido la ventaja de los dos alfi les, y adems se han visto privadas del mejor de el los . El pen de e6 est atacado, y la defensa tctica 1 7 . . . d8 18 ttJxe6 i.xe6 1 9 xe6 'iVd7 se refuta con 20 i..c2 ! Cierto que las negras disponen del avance e6-e5, pero a costa de retrasarse en el desarrol lo , por lo que la actividad en el centro resulta no tener xito .

    1 7 . e5 1 8. ttJb5 VWe7

  • Qu pen debe avanzarse? 29

    19 . eS!

    i La jugada decisiva ! Las blancas l iberan la casi l la c4 para su alfi l , al tiempo que apunta lan d6 para el cabal lo . El pen es inmune: si 1 9 . . . 'iVxc5, s igue 20 Mc1 .

    Yusupov material iz claramente su ventaja:

    19. 20 . .te4+ 21 . 'iVd6! 22. lt:Jxd6 23. f3 24. Ziad1 25. ..tb5 26. ..txe6 27. lt:Je4 28. Md6+ 29 lt:Jb6

    lt:Je6 h7 'iWxd6 aS g6 a4 f6 bxc6 Me8 Me6

    Las negras abandonaron .

    Con una estrategia anloga, ya haba tenido problemas Dolmatov el ao anterior. Entonces tampoco haba podido ha l lar la sol ucin correcta .

    Lerner - Dolmatov Kutaisi 1 978

    1 . lt:Jf3 d5 2. d4 e6 3. e4 lt:Jf6 4. e3 e6 5. .td3 lt:Jbd7 6. O-O dxe4 7 . ..txe4 ..td6 8. .td3!?

    11

    Sucede a menudo: surge una posicin, semejante "a otra terica, pero que no cumple del todo las premisas tericas, diferencindose de sta en ciertos detalles. Las variantes de l ibro no sirven entonces de ayuda. Lo cierto es que se nos aparecen posibil idades tpicas en situaciones conocidas, que tratamos de adaptar aunque no son posibles: la posicin requiere profundizar mediante un anl isis concreto.

    Qu avance es correcto: c6-c5 e6-e5? Segunda cuestin : debera realizarse una de estas jugadas de inmediato, o enrocando previamente?

  • 30 El juego posicional

    Las blancas preparan la ruptura e3-e4. Pero es razn suficiente para retrasar el desarrol lo del caballo dama? Obviamente, Lerner piensa d irigir esa pieza a c4, va d2. Las negras deben considerar esta maniobra , en particular, si se d isponen a jugar e6-e5.

    Consideremos, pues , la idea del avance e6-e5. Despus de 8 . . . O-O , puede segu i r 9 ct:Jbd2 , Y ahora no procede 9 . . . e5? , por 1 0 ct:Jc4 . E n caso de l avan ce i n med iato , 8 . . . e5 !? , s igue tambin 9 ct:Jbd2 !? , Y a hora es tentador 9 . . . e7 , ya que no s i rve 1 0 ct:Jc4? , por 1 0 . . . e4. Esto s ign ifica que lo correcto es 1 0 e4 !? , y s i 1 0 . . . exd4 , 1 1 e5! , con excesivo pel igro para las negras . Ms espera nzadora era 9 exd4 !? , con buen juego.

    El plan con c6-c5 tambin es perfectamente posible. Pero slo despus de que el cabal lo blanco se desarrol le por d2. Por ejemplo: 8 . . . O-O !? 9 ct:Jbd2 (tanto en caso de 9 e4, como de 9 ct:Jc3, la rplica es 9 . . . e5!) 9 . . . c5 1 0 ct:Jc4 .i.e7, y la posicin negra est en orden.

    Tres meses antes , en el torneo clas ificatorio de Daugavpi ls de 1 978, contra A . Suetin , Dolmatov obtuvo la m isma posicin s in prdida de tiempo (6 ct:Jbd2 dxc4 7 ct:Jxc4 c5 8 O-O i..e7) . Le vino a la memoria esta partida, y record que haba temido ser vctima de un ataque tras 9 e4 cxd4 10 e5 , por lo

    que rehus tomar y ensay c6-c5 una jugada antes .

    8. eS? 9. e1 !

    Curiosamente, Lerner esperaba la jugada c6-c5, y responde como Yusupov, aunque, por supuesto , con una idea totalmente d istinta . Se crea as la amenaza 1 0 e4 cxd4 1 1 e5, forzando a las negras a cambiar peones en d4, pues si 9 . . . c7!? , sigue 1 0 e2! , redoblando la amenaza.

    9. exd4 1 0. exd4 O-O 1 1 . ct:Je3!

    El caballo debe situarse junto al pen dama aislado, precisamente aqu (he aqu por qu las negras deban haber esperado a ct:Jbd2, y slo entonces real izar el avance c6-c5) . La d iferencia con las piezas contrarias, es que las piezas negras no estn bien coordinadas. El lugar del alfil en estas posiciones no es d6, sino e7, y el caballo dama tambin estara mejor en c6. Obviamente, las blancas han ganado la batalla de la apertura.

    Contrariado por el giro de estos acontecimientos, Dolmatov pierde inters en la partida y se extrava de inmediato.

    1 1 . b6 1 2. .i.gS i..b7 1 3. 'iVe2 h6?

  • Jugadas de ruptura 3 1

    Una jugada antiposicional que debi l ita el flanco de rey.

    14. i.h4 1 5. ad1 1 6. e4!

    i.e7 ttJd5??

    Las negras se rindieron en vista de la continuacin 1 6 . . . g6 1 7 i.xe 7 'iVxe 7 1 8 ttJxd5 Jixd5 1 9 'iVxd5.

    JUGADAS DE RUPTURA

    Las decisiones rutinarias a menudo son efectivas, pero

    normalmente slo se gana con jugadas agudas, no

    estereotipadas.

    Grigori Sanakoev

    Una oportuna jugada de minado -un ataque a la cadena de peones contrarios con un pen propio- nos permite abri r l neas para nuestras piezas y debi l itar C? el iminar los fuertes peones enemigos.

    Sokolov - Dvoretsky Mosc 1 963

    1 . e4 eS 2. ttJf3 ttJe6 3. d4 exd4 4. ttJxd4 Wie7 5. ttJe3 e6 6. a3 a6 7. Jie2 b5 8. O-O

    En la prctica se encuentra a menudo la continuacin 8 ttJxc6. A princ ip ios de los sesenta , tuvo lugar un curioso debate sobre este tema, entre los grandes maestros Ratmir Jolmov y Alexei Suetin . Veamos:

    Jolmov - Suetin (Erevan 1 962 ,

  • 3 2 El juego posicional

    Campeonato de la URSS): 8 . . . 'iVxc6 9 O-O b 7 1 O f3 .i:.c8 1 1 e5 'iVc7 1 2 Jtxb7 'iVxb7 1 3 'iVe2 CDe7 1 4 iJ4 CDf5 1 5 a4! b4 (A 1 5 . . . .i:.c4 Jolmov pensaba seguir con esta interesante l nea : 1 6 Jtd2! CDh4 1 7 f3 i.c5+ 1 8 h 1 CDf5 1 9 axb5 axb5 20 b3 ':h4 21 i.e1 ! y sera malo 2 1 . . . i.d4, por 2 2 Jtxh4 ..ixc3 23 'iVxb5! ) 1 6 CDe4 iLe7 (Es pel igroso 1 6 . . . CDd4 1 7 d3 CDxc2 1 8 .i:.ac1 b3 1 9 CDd2 , Y si 1 9 . . . .i:.b8 , entonces 20 .i:.fd 1 ! , seguido de 2 1 CDxb3) 1 7 ':ad 1 O-O 1 8 g4! CDh4 1 9 i.g3, y las blancas tienen mejores posibi l idades y acabaron ganando la partida.

    Al ao sigu iente, Suetin decid i jugar ms seguro y retom en c6 de pen .

    Jolmov - Suetin (Leningrado 1 963, 31 Campeonato de la U RSS) : 8 ... dxe6 9 O-O eS 1 O ''d3! CDe7 ( 1 0 . . . CDf6 1 1 g3! ) 11 a4! b4 1 2 CDb1 CDg6 1 3 'ilVb3 iLe5 14 iLe4 O-O 1 5 iLe3 e7 1 6 tDd2 aS 1 7 .i:.ad1 tDf4 1 8 ..ixe5 xe5

    (P) 1 .4 Cmo deben prosegu ir las blancas?

    Es incorrecto 1 9 g3?, 1 9 CDh3+ 20 g2 tDg5, Y el alfil negro l lega a h3, con ganancia de tiempo. Jolmov encuentra una solucin no rutinaria .

    19 'iVe3! ! (Tras el cambio de damas en e3, el cabal lo debe abandonar la fuerte casi l la de f4, con la agravante de que se abre la columna f en favor de la torre blanca: 1 9 . . . 'ilVxe3 20 fxe3 tDe6 -despus de 20 . . . tDg6 , sigue 2 1 tDb3 2 1 tZJf3 , y e l cabal lo negro se ve privado de juego- 21 CDf3 i.a6 22 iLxa6 .i:.xa6 23 CDxe5 tZJc5 24 CDd7 ! , con ventaja en el fi na l -variante ind icada por Jolmov- . No es mejor 1 9 . . . tDe6 20 i.xe6 xe3 21 i.xf7+ .i:.xf7 22 fxe3, con el pen dbil de e5) 19 . . . 'Wie7 20 tZJb3 iLe6 21 i.xe6 tZJxe6 22 .i:.d2 eS (Las negras tienen un final difci l tras 22 . . . :fd8 23 .i:.fd 1 .i:.xd2 24 .i:.xd2 ':d8 25 ':xd8+ 'Yi'xd8 26 d3!) 23 .i:.d5 e4 (23 . . . tDd4 24 ':xc5 tZJxb3 25 cxb3) 24 tDe5 .i:.fe8 (24 . . . tDf4 25 ':d7 'Yi'g5 26 g3) 25 tDxe6 'iVxe6 26 .i:.fd 1 Y las b lancas t ienen una sign ificativa ventaja posiciona l , que jugadas ms tarde materia l izaron .

    Conviene prestar atencin , en las dos part idas reseadas, a l considerable papel que en el p lan de las blancas asume la jugada de minado a3-a4 ! contra el flanco de dama enemigo.

  • Jugadas de ruptura 33

    Aun as , es d ifci l creer que la senci l la jugada 6 a3 le permita a las blancas aspirar a ventaja de apertura . Seguramente , la defensa de las negras puede mejorarse . Por ejemplo, en la primera partida era d igna de consideracin 1 4 . . . :c4 (en lugar d e 1 4 . . . tLJf5) 1 5 g3 'iVc6 ! , d ificultando e l avance del pen a3-a4 (recomendacin de la Enciclopedia de Aperturas de Ajedrez).

    8. i.b7 9. f3 cS

    Las negras desarro l lan sus piezas de la forma ms activa , aunque es bastante arriesgada. En la partida el oponente no logr cuestionarlo .

    1 0. tLJb3

    La jugada ms natural es 1 0 i.e3 , pero las b lancas q u ieren amenazar con el sacrificio de cabal lo en d5.

    1 0. i.a7 11 . :fe1 tLJeS!

    Descart 1 1 . . . liJge 7, temiendo 1 2 a4 b4 1 3 liJd5 exd5 14 exd5. Sin embargo, las consecuencias no estn c laras , ya que existe la importante jugada intermedia 1 4 . . . b8 ! Por ejemplo: 1 5 dxc6 ( 1 5 g3 ttJe5) 1 5 . . . 'iVxh2+ 1 6 f1 i.xc6 1 7 i.xc6 dxc6 1 8 'iVg4.

    1 2. i.f4 ttJe7

    1 3. i.g3

    Despus de 1 3 liJd5 exd5 1 4 exd5 liJxf3+ ! 1 5 xf3 d 6 1 6 e4 ( 1 6 i.g5 f6 ; 1 6 'iVg3 0-0-0) 1 6 . . . :d8 1 7 ttJa5 ! , las blancas conservan muy buenas posibi l idades de ataque, aunque objetivamente el sacrificio no es de l todo correcto.

    1 3 . 14. h4?! 1 5. hS 1 6. 'iVxf3 1 7. f4 1 8. h6

    1 3

    ttJ7g6 O-O liJxf3+ liJeS d6

    (P)1 .5 Cmo deben seguir las negras?

    Las negras han concluido con xito el desarrol lo, de modo que es el momento de emprender el contraataque.

    1 8 fS !

    Esta jugada de "m i nado", permite a la torre y alfi les negros

  • 34 El juego posicional

    amenazar, pel igrosamente, el flanco de rey enemigo, al tiempo que abre paso a l a dama para la proteccin del punto g7. La s ituacin de las blancas se vuelve de repente del icada.

    19. 'iVc1 ?!

    Slo a hora , a l comentar la partida , com prend la idea de esta jugada: defender el pen de c2 (en la variante 1 9 . . . fxe4 20 tDxe4) . Durante l a part ida n i s iqu iera miraba a ese sector del tablero.

    19. 20. ii.xf4 21 . 'iVxf4 22. 'd2

    f4! xf4 f8

    Si 22 'iVg5, sera decisivo 22 . . . xf2+ 2 3 h 1 (h2) lH6!

    22. 23. 'iVxf2 24. xf2

    xf2 ii.xf2+

    El material es ms o menos equivalente , pero la superioridad posicional de las negras no ofrece dudas . Ahora existen varias pos ib i l idades tentadoras . . Deci d tomar primero e l pen de h 6 con l a d a m a , evitando el doblaje d e peones.

    24. 25. g1

    f7+! ? g6

    Amenaza 26 . . . tDf3+.

    26. :e2 27. tDd2 28. tDf3

    'iVxh6 tDg4 f4!

    Las neg ras atan las p iezas contrarias a la defensa del pen e4 y tratan de explotar su pen pasado h, con ayuda del cual piensan abrirse paso en el flanco de rey.

    29. :ae1 30. tDd 1 31 . tDf2 32. xf2?

    h5 h4 tDxf2

    Era mejor capturar de torre, 32 :xf2 .

    14

    32.

    2tf{: *;;;f,j;' ::.

    d5!

    i Una nueva ruptura ! Las negras atacan el pen de e4 , obl igando, por tanto , a capturar este pen, con lo que activarn su alfi l . A 33 e5 seguira 33 . . . d4.

    33. exd5 i 34. f1 ?!

    ii.xd5 h3

    La ruptura decisiva . Las blancas se rindieron .

  • Jugadas de ruptura 35

    La partida se jug en una competicin escolar, y los jugadores slo ten an el n ivel de primera categora . Aun sin tener en cuenta la relativamente baja cual ificacin del jugador con negras, sus acciones pueden catalogarse de apropiadas y consistentes. Pero las blancas se defendieron dbilmente y, por tanto, pude poner en prctica mi idea. Es posible que, ante un juego ms fuerte de mi riva l , las cosas no hubieran sido tan simples, y las jugadas negras tendran que someterse a una verificacin ms estricta.

    En el tablero vecino jugaba el ms experimentado Yuri Razuvaev (creo que por entonces ten a ya la norma de maestro) , qu ien alab mi jugada 18 . . . f5 ! Al d a sigu iente , en el Palacio de Pioneros, lo mismo d ijo , para mi sorpresa , el g ran maestro Simag in , a qu ien le mostr la partida . Como puede ver el lector, los criterios estticos de estos dos fuertes jugadores coinc id ieron . Esa buena jugada posicional les pareci ms interesante que, por ejemplo, la pequea combinacin negra ( 1 9 . . . f4 ! 20 xf4 xf4!)

    Yusupov - Kupreiehik Minsk 1 979

    Campeonato de la URSS

    1 . d4 ttJf6 2. e4 g6 3. ttJe3 i.g7 4. e4 d6

    5. f3 a6 6. i.,g5

    Por aquel los aos, al enfrentarse a la Defensa I ndia de Rey, Yusupov sol a elegir el Ataque Samisch , con el desarrollo del alfil por g5.

    6. . . . e6

    Un par de aos ms tarde se l leg a la misma posicin en la part ida Dolmatov - Kupreiehik (Minsk 1 982), que continu as :

    7 i.d3!? e5 (No es una buena idea ganar el pen b: 7 . . . \i'b6? 8 ttJge2 xb2 9 ttJa4 a3 1 O c1 b4+ 1 1 i.d2 a3 12 ttJb6! \i'xd3 13 ttJxa8, y las blancas lograron ventaja. Por otro lado , 7 . . . b5 8 ttJge2 bxc4 9 i.xc4 d5 1 0 .tb3 dxe4 1 1 fxe4 tambin conduce a una posicin d ifci l para las negras) 8 d5 exd5 9 exd5 b5?! (9 . . . 0-0) 1 0 b4! ttJbd7 11 ttJge2 ttJb6

    (E) 1 .2 Cmo deben proseguir las blancas?

    1 5

  • 36 El juego posicional

    Yusupov trat la posicin de otro modo.

    7. a4

    A fin de impedir el avance b7-b5, las blancas debi l itan las casi l las negras del flanco de dama, entregando la cas i l la b4 a su oponente. Es d ifci l evaluar esa decisin , que qu iz responde a una exigencia de esti lo . Yusupov le concede mucho valor a la ventaja espacia l , y trata de consol idarla , aun a costa de algunas concesiones posicionales.

    1 6

    7 . . . . a5

    (P) 1 .6 Trace un plan para desarrol lar las blancas.

    Las negras proyectan jugar tLJb8-a6-b4. Lo ms preciso es 8 i.d3! tLJa6 9 c1 ! tLJb4 1 0 i.b1 . Despus de esto, el caballo negro de b4 no molesta en absoluto a las blancas, que pueden completar su desarrollo con tZJge2, 'iVd2 y O-O.

    8. 'iVd2?! 9. d1 1 0. tLJge2

    tZJa6 tZJb4 d5?!

    i En vano! Las negras deberan haber enrocado y entonces las blancas tendran que afrontar tres posibles rupturas de pen en el centro : c6-c5, e7-e5 d6-d5 . La amenaza, como es sabido, puede ser ms fuerte que su inmediata ejecucin. Esta accin revela el esti lo de Viktor Ku pre ich ik , u n tctico inventivo, qu ien trataba d e inducir a s u adversario a jugar 1 1 eS? ! , para seguir con 1 1 . . . dxc4 ! 12 exf6? tZJd3+ 13 Vi'xd3 cxd3 1 4 fxg7 g8 1 5 xd3 . H a b a preparado 1 2 . . . exf6 ! (en l ugar de 12 . . . tZJd3+?) 13 'llHe3+ f8 , con ventaja de las negras, que en vista de la amenaza 1 4 . . . tLJc2+ ganan una p ieza . Yusu pov percibe la trampa.

    1 7

    1 1 . cxd5! cxd5 1 2. e5 tZJd7

    1 3. i.h6!

  • Jugadas de ruptura 37

    Una decisin val iente, puesto que las b lancas no concluyen el desarro l lo , con idea de demoler el flanco de rey enemigo, restring ido por el pen de e5. S i ahora 1 3 . . . O-O , segui ra 1 4 h4! Por ejemplo : 14 . . . ct:Jd3+ 1 5 'iVxd3 i..xh6 1 6 h5 , con ataque. U n ajedrecista ms prudente habra optado por 1 3 ct:Jb5 , y las negras pod ra n rom per con f7-f6 (despus dE? 1 3 . . . O-O ) .

    1 3. i..xh6

    Con 1 3 . . . ct:Jd3+ , las blancas ganaran un pen : 14 'i'xd3 i..xh6 1 5 ct:Jxd5.

    14. 'i'xh6 'i'b6?

    Conven a reservar la cas i l la b6 para el cabal lo , ya q ue ahora no tiene adnde i r.

    1 5. :d2

    Ya era posible capturar el pen h7: 1 5 'i'g7 f8 1 6 'i'xh7 tLJc2+ 1 7 f2, Y caso d e 1 7 . . . ct:Jxe5, sigue 1 8 ct:Jxd5 , con efectos decisivos . Yusupov decide completar antes el desarrol lo.

    1 5. ct:Jb8 1 6. ct:Jf4 e6 1 7. 'iVg7 f8 1 8. b5+ ttJd7

    Una l nea desesperada es 1 8 . . . tLJ8c6 1 9 t2Jxe6 fxe6 2 0 'iVxh 7 0-0-0 21 i..xc6 t2Jxc6 22 tLJb5.

    18

    19. O-O 0-0-0 20. c1 b8 21 . ct:Jxe6 'iYxe6 22. i..xd7 'iVxd7 23. 'iYxh7

    23. . . . c8

    Las negras buscan compensacin por el pen perd ido. A fin de compl icar el juego, era i nteresante la posib i l idad prctica 23 . . . tLJd3 !? En caso de captura de l cabal lo, 24 xd3?, seguira 24 . . . 'i'f5, con las amenazas 25 . . . 'i'xd3 y 25 . . . h8 26 'iVg7 dg8, ganando la dama . Yusu pov habra contest8do 24 cd 1 , ganando en la varia llta 24 . . . tLJf4 2 5 'i'h6 'iVf5? 2 6 g4 ! , o bien 25 . . . g5? 26 'iWb6! (no , sin embargo, 26 'i'xg5??, por 26 . . . tLJh3+ ! ) . En lugar de 24 . . . tLJf4, es ms fuerte 24 . . . 'i'f5 25 'i'h6 (25 g4 'i'e6 ! ) 25 . . . h8 26 'i'e3 tLJf4 , y las piezas negras se reactivan .

    La idea del oponente puede refutarse con 24 e6! Despus de 24 . . . 'i'xe6 (no es mejor 24 . . . 'iVd6

  • 3 8 El juego posicional

    25 :xd3 :h8 26 'iVxf7 'iVxh2+ 27 cf>f2 'iVh4+ 28 cf>e2) 25 l:txd3 1:th8 26 'iig7 f6 (26 . . . :dg8 27 'iVe5+) 27 ltJxd5! 'it'xd5 28 'ilxe 7, y las blancas quedan con dos peones de ms.

    24. 'ii'h6?1

    Una negligencia , en una posicin estratgicamente ganada. Era fuerte 24 'ifh4 ! , Y las blancas dificultaran la actividad de la dama enemiga, atada a la defensa del pen e7. Si 24 . . . lIh8, las blancas responden con la molesta 25 "f4.

    1 9

    24. 'iWf5 25. l:If1 l:Ih8 26. "e3 l:1h4

    (P) 1.7 Qu deben jugar las blancas?

    Las negras no han , planteado amenazas reales. El problema reside en la pasiva disposicin de las piezas blancas, que no facil itan la ejecucin de un activo plan estratgico. Yusupov descubre

    ahora una bri l lante solucin : sacrifica s u pen central , para abortar las acciones de ataque de las negras en el flanco de dama, a fin de atacar a su vez las debil idades de peones resultantes.

    27. e6!! fxe6

    Digno de atencin era 27 f6!?, para cerrar la columna e . Kupreichik, por lo visto, tema 28 g4! , aunque despus de 28 . . . 'iWg5 29 'iWxg5 fxg5, las blancas estn cerca de imponerse y no hay un camino claro hacia la victoria . Por ejemplo: 30 ':e 1 ! , y ahora es desventajoso 30 . . . ttJc6? 31 ttJxd5 ':d8, por 32 ttJb6! l:1xd4 (32 . . . ttJxd4? 3 3 ttJd7 + ':'xd7 3 4 exd7 ttJxf3+ 35 h 1 ! ) 33 !!xd4 (33 l:ted1 !?) 33 . . . ttJxd4 34 ':e3! (34 g2? :xh2+!) 34 . . . c7 35 ttJd7! (no 35 ttJc4? ttJxf3+! 36 ':xf3 ':xg4+) , y la situacin de las negras es grave, ante las amenazas 36 ttJf8( e5) y 36 g2. Mejor es 30 . . . :f8! 31 ':e5 ':xf3 32 ':xg5 (32 . . . ':f6!? 33 ':e2 ttJc6) y es probable que jugando con precisin 32 . . . ':f4 33 ':xg6 :hxg4+ 34 ':xg4! (menos convincente es 34 ':g2 ':xg6 35 ':xg6 b6!) 34 . . . ':xg4+ 35 l:tg2 ':xg2+ 36 xg2 se l legue a un final de caballos perdido.

    28. :e11 ttJc2?

    Caso de jugar 28 . . . ':'c6, la rplica blanca sera 29 'iWe5+! , con transicin a un final ventajoso.

  • 29. 'ti'f2! 30. 'iixh4

    Jugadas de ruptura

    ttJxe1 ttJc2?!

    No sirve 30 . . . :xc3? 31 bxc3 1i'b1 , debido a la sencil la 32 ct>f2. 20 La jugada de la partida pierde pieza, pero despus de 30 . . . ttJd3 31 'ili'xe 7, la posicin negra tampoco es envidiable.

    31 . g4! 'ii'xf3 32. l:.xc2

    El resto es mera cuestin de tcnica.

    32 . . . e5 33 :f2 'iVe3 34 "iixe7 exd4 35 'iixe3 dxe3 36 lU4! :e8 37 f1 :h8 38 g2 g5 39 :'d4 :f8 40 :'xd5 :f2+ 41 g3 !:txb2 42 :e5 :b3 43 :xe3 b5 44 axb5

    Las negras se rindieron.

    39

    E 1 .3

    J uegan negras

    E 1 .4

    Juegan negras

  • 40 El juego posicional

    EL BLOQUEO DE LOS PEONES

    PASADOS

    El pen pasado es un criminal, al que hay que encerrar bajo llave.

    Las medidas preventivas, como la vigilancia policial, no bastan.

    Aaron Nimzovich

    Vukic - Davchevski Campeonato de Yugoslavia 1 979

    1 . d4 e6 2. c4 f5 3. g3 t2Jf6 4, i..g2 d5

    Hasta hace poco, la formacin stonewall (muro de piedra) de la Defensa Holandesa slo se jugaba ocasionalmente, y ten a la reputacin de ser una variante posicionalmente dudosa. Es cierto que, en su juventud , M ija i l Botvin n i k la haba inclu ido en su repertorio de aperturas, pero ms tarde la descart por completo .

    A mediados de los aos ochenta , Yusu pov se interes por la formacin stonewall. Comprendi que la posicin de las negras, al margen de los i nconvenientes derivados de sus debi l idades en casi l las negras, ten a tambin una muy importante ventaja . La slida

    estructura central de peones d ificu lta el avance e2-e4 de las blancas, y s in este avance el alfi l de g2 permanece pasivo y puede no resultar mejor que el alfi l "malo" de c8.

    Recuerdo que un d a Artur vino a verme y me dijo que pensaba emplear la stonewall. Yo era escptico acerca de la idea , pero despus de jugar unas cuantas partidas de blitz, pude comprobar que no resultaba fcil combatirla .

    M ientras que Botvinn ik prefera desarrol lar su alfi l por e7 , Yusupov s iempre lo desarrol la por d6. No obstante , al principio yo tuve xito , gracias a un plan que conoca de la vieja part ida Schlechter - John (Barmen 1 905) . Jugaba i..f4 , luego e2-e3! , forzaba el cambio en f4 (tras el avance c4-c5) , y l uego retomaba el a lfi l con el pen de e3. La formacin de peones resultante es muy desfavorable para las negras. Pero Artur se dio cuenta de que, en respuesta a .tf4, pod a cambiar a lfi les de inmediato . La captura g3xf4 debi l ita el flanco de rey, lo que se har notar si las negras pueden jugar g7 -g5 . Yusu pov em ple con xito la stonewall en varias ocasiones. Pronto se puso de moda, su reputacin mejor , y su teora evolucion de forma considerable.

    La partida que vamos a anal izar se jug antes del renacimiento de esta variante , y muchas de sus

  • El bloqueo de los peones pasados 4 1 suti lezas a n n o haban s ido descubiertas. Una de esas suti lezas radica en el orden de jugadas. Resulta que es ms beneficioso para las b lancas desarrol lar su caballo por h3, antes que por f3 . Por consigu iente , en nuestros d as las negras no se apresuran a jugar d7 -d5 , sino que prefieren 4 . . . c6 !? , y slo si 5 ct:Jf3, entonces 5 . . . d5. En caso de 5 ct:Jh3, s igue 5 . . . d6 ! , preparando e l avance e6-e5, despus del cual el caballo de h3 quedar fuera de j uego.

    5. ct:Jf3 .te 7 6. O-O e6 7. b3 O-O

    Con su alfi l en d6, las negras pueden real izar la til jugada 7 . . . e 7 , para seguir con .ta3. Las b lancas t ienen entonces que gastar tiempo con a2-a4, o bien .tb2 y 'iVc1 .

    8. ..ta3 9. tt:Jxa3 1 0. e1

    ..txa3 'j/e7 .td7

    Una de las cuestiones importantes que siempre se plantea en la stonewall es cmo desarrollar el a lfil dama. Antes sol a emplearse la ruta d7-e8-h5 . Actualmente , se juega con ms frecuencia tt:Jbd7 b7-b6 y ..tb7.

    '

    1 1 . tt:Je2 ..te 8

    (P) 1 .8 Qu deberan jugar las blancas?

    La hora de emprender acciones concretas an no ha l legado. Por el momento deben mejorar la situacin de sus piezas.

    1 2. ct:Jee1 !

    En d3 el caballo blanco quedar muy bien situado, pues desde all controlar las importantes casillas e5, f4 y c5. Esta disposicin de caballos era la que empleaba Petrosian. Normalmente, desarrollaba su caballo dama por d2, y luego jugaba ct:Jf3-e5-d3, y tt:Jd2-f3. En una poca bastaba con seguir su receta para obtener una posicin superior contra la stonewall.

    1 2. 1 3. tt:Jd3 14. e1 !

    tt:Jbd7 ..th5

    Por emplear la terminolog a de Nimzovich , "una m isteriosa jugada de torre". Cul es la idea?

  • 42 El juego posicional

    En primer lugar, se trata de una jugada profilctica contra el cambio en f3. Despus de 14 . . . ..txf3 1 5 exf3 ! , las negras no disponen de la respuesta 1 5 . . . e5.

    Es interesante observar que unos aos antes, en la partida Vukic - Gazic (Sarajevo 1 972) , se lleg a la misma posicin. Entonces, el conductor de las blancas realiz 1 4 'ifb2 (una vez ms para no permitir 1 4 . . . .txf3 1 5 exf3 e5) 1 4 . . . lDe4 1 5 ac1 g5 1 6 lDfe5 f4 , y no consiguieron gran cosa. Esta vez Mi lan Vukic acta con ms precisin , con idea de, tras 1 4 . . . lDe4 1 5 ttJfe5, jugar f2-f3 y e2-e4 , lo que es otra razn para la jugada de torre.

    1 4. a5?

    Recuerde q ue no hay que avanzar peones en la zona en que se est db i l . Las negras debi l itan su flanco de dama , facil itando a su oponente la apertura de l neas en ese sector del tablero . Como consecuencia, tendrn

    que olvidarse de un juego activo contra el rey, y las blancas se apoderarn por com pleto de la in iciativa.

    24

    1 5. e5! lite 8 1 6. a3 .i.e8 1 7. b4 axb4 1 8. axb4 b5

    La abu ndancia de buenas continuaciones para las blancas es sorprendente. Parece tentadora la captura al paso (cxb6) . No es malo el plan sugerido por Vukic: 1 9 'iVb2, y l uego ttJd2 , f2-f3 Y e2-e4 . Tambin vale la pena considerar 1 9 'iff4 , amenazando u na posible invasin de la dama por d6 c7. I nc luso tiene cierto sentido 1 9 lDde5 lDxe5 20 dxe5, a fin de ocupar la casi l la d4 con el cabal lo.

    1 9. a5?

    Siguiendo una buena recomendacin de Nimzovich: las blancas ocupan el puesto avanzado en una columna abierta y, puesto que se trata de una columna lateral , la pieza

  • El bloqueo de los peones pasados 43

    que lo ocupa es una torre. Sin embargo, en mi opinin la jugada constituye un error posicional . Es cierto que, tras el cambio en aS, las blancas obtienen un pen pasado, pero q ue debe defenderse con dama y torre, lo que restringir mucho la actividad de ambas piezas.

    19. :xa5 20. bxa5 a8 21 . 'iVa3

    (P) ; .9 Qu deberan jugar las negras?

    Las negras parecen estar condenadas a una defensa pasiva , pero d isponen de una atractiva posibi l idad para activar su juego, y es muy d ifc i l resist irse a la tentacin .

    21 . ttJb6?

    Vukic le concede a esta jugada dos signos de admiracin , y a su propia jugada 2 1 a3 uno de interrogacin . En su lugar sugiere 2 1 'iVc3, eva luando la posicin

    resultante como igua lada. Esto significa , lgicament.e , que tras 2 1 'iVa3 ttJb6, las blancas y a no tienen la igualdad .

    El encanto de las jugadas espectaculares afecta , a veces, a la percepcin de lo que est sucediendo. Pero enfoquemos sobriamente el problema. Las blancas respondern con 22 ttJfe5 (aunque tambin es posible 22 a6) . A dnde se dirige ahora el caballo negro? En caso de cambio en c4, el caballo blanco se dirige a b4 y el pen pasado de a6, por l apoyado, resultar muy peligroso. En cuanto a 22 . . . ttJa4, slo tiene una virtud: que por el momento bloquea la columna a. Las blancas, en cualquier caso, deberan poder conservar su pen pasado, y el caballo de a4 quedar fuera de juego.

    Como vemos , el precioso salto de caballo supone un considerable riesgo estratg ico. Naturalmente, para real izar una evaluacin objetiva del movimiento , los argumentos dados son insuficientes: habra que calcular variantes y variantes . Pero antes de esto, consideremos qu otra cosa podran haber hecho las negras.

    Las blancas qu ieren situar su caballo en b4, desde donde presiona sobre c6 , bloquea el pen de b5 y ayuda al avance de su pen pasado de aS. La maniobra del caballo negro hacia a6 se sugiere por s sola , a fin de bloquear el

  • 44 El juego posicional

    pen a e impedir que el caballo blanco se instale en b4 . En principio, es ventajoso para las negras cambiar todos los caballos puesto que el a lfil de g2, cegado por sus propios peones, no representa pel igro alguno.

    Comprobemos: 2 1 . . . ttJb8! 22 ttJb4 ttJa6 23 ttJe5 ttJxb4 24 'iVxb4 'Viic7 25 a 1 ttJd7 26 ttJd3 (despus de 26 ttJxd7 xd7, las blancas no pueden jugar 27 a6? ..tc8) 26 . . . ttJb8! , con igualdad (pero no 26 . . . e5? 27 dxe5 ttJxe5 28 'Viif4) .

    S i 23 ttJxa6 xa6 24 ttJe5, entonces 24 . . . ttJd7 ! (menos preciso es 24 . . . Wic7 25 a 1 ttJd7 26 ttJd3 ! , aunque incluso esta posicin es defendible , tanto con la prudente 26 . . . ttJb8, como con la ms activa 26 . . . e5!? 27 ttJb4 a7) . En caso de 25 ttJd3, a d iferencia de la partida , 25 . . . ttJb6! merece el signo de admiracin .

    22. ttJfe5 ttJa4

    En opin in de Vukic , era preferible 22 . . . ttJc4 23 ttJxc4 dxc4 (si 23 . . . bxc4, entonces 24 ttJe5 es fuerte) 24 ttJb4 Wic7 25 a6 ttJd5. Pero aun as , i la posicin final de esta variante es favorable a las blancas! Pueden continuar tanto con 26 a 1 , como con 26 i.xd5!? exd5 27 a 1 a7 28 'Viie3! (el final tras 28 'iVa5 'iVxa5 29 :xa5 no es fcil para las negras) .

    23. ttJb4 "VJjc7 24. a6

    (P) 1 . 1 0 Eva le 24 . . . ctJxc5.

    Es posible que ya haya dado usted una respuesta al resolver la cuestin anterior. Despus de todo, las jugadas que conducen a esta posicin parecen ms o menos forzadas, lo que sign ifica que la evaluacin de 21 . . . ttJb6 tambin depende, en buena medida, de la evaluacin genera l .

    Despus de 24 . . . ttJxc5, las negras se contentan con estas dos respuestas: 25 dxc5? 'iYxe5 y 25 ttJexc6? ttJxa6. Es tentador 25 c1 , pero entonces sigue 25 . . . ttJxa6! 26 ttJxa6 'iVb6 (26 . . . Vc8 27 a1 b4) 27 Ve7 (si 27 :a1 , es posible tanto 27 . . . 'Viixd4, con tres peones por la pieza, como 27 . . . b4) 27 . . . xa6 28 Wixe6+ h8 29 xc6! Wia1 + 30 ..tf1 'iYxd4, con posicin confusa.

    Aun as, la idea de las negras puede refutarse con 25 ttJbxc6 ! :

  • El bloqueo de los peones pasados 45

    (a) 25 . . . .ixc6 26 'ilxc5 :'xa6 (26 . . . 'iVa5 27 :'c1 i.e8 28 'iVe7) 27 :'c1 tDd7 28 'iVe7.

    (b) 25 . . . tDxa6 26 tDe7+! Wh8 27 tDxd5! exd5 28 f8+ tDg8 29 xd5.

    24. d7 25. f4

    El plan de las blancas es claro : la maniobra del alfi l a d 1 , seguido de la captura en a4 ( i Por fin se ha encontrado uti l idad al a lfi l de g2!) Las negras no pueden hacer nada contra esta amenaza.

    Ahora puede afi rmarse con certeza : 21 . . , tDb6 merece, no un s igno de admiracin , s ino de interrogaci n . El activo plan elegido por las negras era incorrecto, y l leva a una posicin muy d ifc i l , si n perdida. Ten an que haber optado por una defensa pasiva , que impl icaba el cambio de cabal los y el bloqueo del pen pasado en a6.

    Aqu surge la pregunta: es justo cal ificar a la bon ita idea 2 1 . , . ctJb6 d e antiposicional , s i puede ser refutada por un senci l lo medio combinativo (24 . . . tDxc5 25 tDbxc6! tLJxa6 26 tLJe7+ ! , etc . )? Despus de todo, esta refutacin podra no haberse encontrado.

    El hecho de que las blancas recurran a la tctica es a lgo perfectamente natura l . Procede

    recordar lo que d ijo Emanuel Lasker al respecto: "Cuando se trata de maestros, el juego combinativo y el posicional se complementan . Con ayuda de una combinacin tratan de refutar valores falsos, y con el juego posicional tratan de consol idar y explotar valores autnticos".

    La circunstancia de que slo haya una solucin no sign ifica, en modo alguno, que sea accidenta l . Es de l todo lgico que el papel decis ivo en la combinacin lo juegue el cabal lo de b4, que las negras podran y deberan haber cambiado.

    Despus de l a maniobra del caballo a a4, l , posicin negra parece tan vu lnf rabie, que sospecho que debe I- ;aber formas alternativas de cOl lservar la ventaja. Supongamos que nos preocupase la jugada 24 . . . tDxc5. En tal caso, en lugar de 24 a6! , podramos intentar jugar 24 j'e3 !? , puesto que en la variante que sigue con 24 . . . 'i'xa5 25 tDexc6 ..txc6 26 'ifxe6+ Wh8 27 j'xc6 d8 28 tDd3 (con la amenaza 29 'iVb7 y 30 c6) , las b lancas mantienen perspectivas mejores .

    25. f8 26. ..tf3 tLJg8 27. e3 e8 28. a1

    A 28 ..td 1 , las negras habran repl icado 28 . . . 'iia5, de modo que

  • 46 Eljuego posicional

    las blancas sitan primero su torre en la columna a. Despus de 27 . . . tLJe7 (en lugar d e 2 7 . . . e8) , 28 d 1 habra sido incorrecto, en vista de 28 . . . ..tc8, pero por otra parte , s sera posible la inmediata 28 ..td 1 , puesto que la dama negra tiene que defender su alfi l de d7. i El ajedrez es una tragedia de un tiempo!

    28. tLJe7 29 . ..td1 Va 5 30. ..txa4 bxa4 31 . xa4 'ib'xa4 32. xa4 a7

    Las blancas han ganado un pen . La materia l izacin de la ventaja no es d ifci l , pero s instructiva. N o e s fcil progresar en el flanco de dama, pues si el cabal lo se mueve de b4, entonces el pen de a6 es inmed iatamente atacado por el alfi l negro desde c8. Esto significa que hay que recurri r al principio de las dos debilidades, es decir, que es preciso abrir un segundo frente en el flanco de rey, trasladando al l la torre. A la luz de este p lan , pueden entenderse

    fcilmente las siguientes acciones de las blancas.

    33. h3! d8 34. g4 c7 35. 'lt?f2 ..te 8 36 . .l:.a1 a8 37. 'lt?e2

    Las negras posiblemente tienen la intencin de activar su torre, mediante la maniobra 'lt?b8-a7 y b8. Pero al acercar su rey a c3, las blancas paran esta amenaza. Un principio bsico para materializar una ventaja es impedir la menor posibilidad de contra juego al oponente.

    37. tLJc8 38. d2 tLJa7

    Llevando su cabal lo a esta casi l la , las negras queran l iberar a su torre del bloqueo del pen a. Pero ahora el flanco de rey, abandonado a su suerte por el cabal lo, ser indefendible.

    39. gxf5 exf5 40. g1 g6 41 . h4! tLJc8

    El cabal lo vuelve atrs . He aqu en accin el principio de las dos debilidades: las piezas enemigas pueden defender una parte del tablero, pero no las dos a la vez!

    42. h5 43. hxg6

    tLJe7 ..txg6

  • El bloqueo de los peones pasados

    44. h1 ! c8 45. ttJxg6

    La transformacin de una ventaja en otra: las blancas cambian el mal a lfi l contrario para poder penetrar con su torre en la sptima fi la.

    45. hxg6 46. h7 d7 47. a7!

    Ha l legado la hora de que el pen pasado d iga la lt ima palabra.

    47. e6

    El final de torres, tras 47 . . . a8 48 ttJxc6 xc6 49 l:1xe 7, es 29 completamente desesperado.

    48. xe7+

    Las negras se ri nd ieron , en vista de 48 . . . xe 7 49 ttJxc6+, seguido de 50 ttJb8, Y el pen corona. U na partida instructiva en el plano posiciona l !

    (E) 1 .5

    Juegan negras

    (E) 1 .6

    . . f;f! {ti

    1'/ ///

    Juegan negras

    47

  • 48 El juego posicional

    LA PAREJA DE ALFILES

    En manos de un hbil jugador, los dos alfiles son un

    Rrma temible . Aafon Nimzovich

    En el ejemplo que sigue volveremos a encontrarnos con los mismos problemas: la eleccin de una formacin ptima de peones y el bloqueo de peones pasados.

    30

    Orejov - Akopian Mosc 1 973

    (P) 1 . 1 1 Qu deberan jugar las blancas?

    La ventaja de las blancas es considerable, y est determinada por los sigu ientes factores:

    ( 1 ) Superior formacin de peones. Cuentan con un sano pen extra en el flanco de dama, mientras que el pen extra de su oponente, en el flanco de rey, est

    doblado y no es de particu lar uti l idad .

    (2) La pareja de alfi les . En una posicin abierta o semiabierta , los dos a lfi les son bastante ms fuertes que los dos caballos, que adems carecen de un pu nto fuerte.

    Por supuesto , la ventaja se conservar con cualquier jugada adecuada, y la n ica pregunta es cul es la mejor. Para m , l a decisin tcn ica correcta es e l inmediato cambio de damas: 2 1 xb6! axb6 22 f2, seguido de i.b5, ':'d 1 y etc . . . . La debi l idad de los peones b doblados hace que perjudique a las negras resolver la tensin en el centro Yi por tanto , sus piezas permanezcan atadas.

    21 . f2 'ifc7

    Ahora , 22 dxc5 ttJxc5 23 'iVc4 se sugiere por s solo. Orejov el ige un plan d istinto y menos efectivo.

    22. i.c4 23. ':'d1 24. d5?!

    lte7 b6

    Las blancas esperan explotar la fuerza de su pen pasado. Sin embargo, ser bloqueado y entonces la fuerza de los dos alfi les se ver restringida. Cuando se cuenta con los dos alfiles, hay que abrir la posicin, no cerrar/a.

    24. . . . 'iVd6!

  • La pareja de a!ji/es 49

    La dama d ista de ser un bloqueador ideal , por supuesto , pero la idea de jugar a lo N imzovich , trasladando el cabal lo a d6, es refutable: 24 . . . ctJe8? 25 iLh4 ! (pero no 25 d6? liJxd6 26 JLg3 liJe )) 25 . . . e3 26 JLg5 f4 27 d6.

    25. b5

    Parece ms natural 25 a4. Ahora la respuesta de las negras es forzad a , pues no pueden perm it ir que la dama enemiga l legue a c6.

    25. liJe 5 26. iLf1 95

    Aqu era de considerar 26 . . . f4 (tras 25 'YWf4, esto no habra sido posible) .

    27. b4 cxb4 28. xb4!

    Las blancas tratan de levantar el bloqueo del pen d5. En caso de 28 . . . liJe 8 , movern su dama y entonces procedern al avance c3-c4-c5, o bien a2-a4-a5.

    28 . . . . xb4?

    En cualquier caso, las negras deberan haber jugado 28 . . . liJe8! Pero con nimo de estabi l izar la formacin de peones en el flanco de dama, por el mom ;'nto dejan de bloquear el pen c 3ado y van a pagar cara esta decisin. No es

    sorprendente que as sea , pues basta con recordar la reg la de Nimzovich , formulada en la cita introductoria a este cap tulo.

    29. cxb4 d7 30. d6! liJe 8

    Las blancas amenazaban 3 1 i.b5 31 iLd4.

    31

    (P) 1 . 1 2 Qu deben jugar las blancas?

    La ventaja blanca est a punto de evaporarse. Slo puede mantenerse gracias a una velada y elegante combinacin. Esta es otra ilustracin de la idea de Tarrasch, comentada en el segundo tomo de esta serie, Secretos de la tctica en ajedrez, en el captulo No es oro todo lo que reluce, y los dos siguientes. Tarrasch afirmaba que a menudo es necesaria una combinacin para poder reparar los errores antes cometidos.

    31 . :e1 !

    No 3 1 iLb5? xd6 32 e1 11e6.

  • 50 El juego posicional

    31 . f6 32. f4!

    Este preciso orden de jugadas es imprescindible: 32 i.b5? :d8 33 f4 ct:Jxd6 no da resultado.

    32. gxf4 33. i.b5 d8

    Ahora 34 xe5? fxe5 35 i.xe8 (esperando 35 . . . xe8? 36 i.h4) slo conduce , despus de 35 xd6! , a una posicin confusa .

    34. i.h4! !

    La idea de la combinacin . Los dos alfi les exhiben finalmente su podero . Las negras no tienen una satisfactoria defensa contra la amenaza 35 xe5.

    34. 35. i.xf6 36. xe5

    ct:Jxd6 c8

    Tambin es bueno 36 i.a6.

    36. 37. i.f1 ! 38. e8+! 39. c8 40. ..tg5 41 . i.xf4 42. c7+

    c1 + ct:Jc4 rJ;;f7 b5 b1 Mxb4

    Las negras se rind ieron.

    Dvoretsky - Nikitin Mosc 1 970

    (P) 1 . 1 3 Qu deben jugar las negras?

    En este caso, la situacin es tranqui la , esttica . Un defecto en la posicin negra es su pen d aislado. Los dos alfi les compensan, hasta cierto punto , esta debil idad, pero no ms.

    Creo que lo ms fuerte es 25 . . . g 5 ! 2 6 fxg5 fxg5. D e esta forma, los alfi les negros ampl an su rad io de accin , y sobre la columna f abierta el rey blanco no se sentir cmodo. Es posible que as hubieran conservado las negras el equi l ibrio.

    En la partida se jug peor.

    25 . . . . 'ittf7?!

    Aqu surge la pregunta por qu Alexander N ikiti n , un jugador con experiencia , cometi esta imprecis in posicional? Seguramente saba de sobra que con dos

  • La pareja de alfiles 5 1

    alfi les lo que necesitas es abrir l neas. S, pero la jugada textual cumple con otro principio importante: en el final hay que activar el rey, y a la primera ocasin conviene centralizar/o. A simple vista , no resu lta evidente a qu principio hay que concederle preferencia .

    El arte del juego posicional consiste en entender la esencia de la posicin y, al buscar una jugada, tener en cuenta aquellas reglas, modelos y evaluaciones que se adaptan al mximo a tal esencia.

    No dudo de que muchas de las ideas posicionales descritas en el l i bro le resultan a usted fami l iares. Pero desarrol lar su maestra en ajedrez consiste no slo en aprender nuevas ideas, sino que tambin es muy i m portante la util izacin apropiada de las que ya conoce.

    Al resolver el siguiente ejercicio se encontrar precisamente con este problema.

    (P) 1 . 1 4 Cmo deben proseguir las blancas?

    En los ejemplos precedentes se enfatizaba en la importancia de bloquear con firmeza los peones enemigos. En consecuencia, 26 ct:Jf3 se sugiere por s sola . Sin embargo, no hay regla sin excepciones. Bent Larsen observ en una ocasin , con cierta i ron a, que no entenda por qu los l ibros

    recomendaban bloquear los peones aislados, porque lo mejor a veces sera s implemente ganarlos .

    26. ct:Jf1 !

    El plan de las blancas es claro : cambiar torres en e8 , luego seguir con ct:Je3 , d 1 , Y posiblemente c3-c4, explotando la clavada sobre la co lumna d. El contrario pod ra neutral izar esta amenaza con 26 . . . xe 1 2 7 xe1 c8!? , teniendo i n mente l a variante 2 8 tDe3?! j,c5 29 j,xc5 xc5 30 Ma1 d4! 31 cxd4 b5, con igualdad . Probablemente, hubiera respondido 28 i.d4 y si 28 . . . ..tc5? ! 29 ct:Je3 , con ventaja blanca . Pero con el alfi l en d4 a las blancas les resu lta d ifcil presionar sobre el db i l pen de d5 , y despus de 28 . . . .tf5 29 ct:Je3 j,e4 , las negras estn fuera de pel igro.

    26. 27. xe8 28. d1 29. ct:Je3

    h5? xe8 j,c6 g5

    Demasiado tarde y (dada la situacin del rey neg ro en la columna f) menos . efectivo que unas jugadas atrs.

    30. fxg5 fxg5 31 . c4 d4 32. iLxd4

    Las blancas han ganado un pen , pero la pareja de a lfi les contraria com pl ica bastante la material izacin de la ventaja.

  • 52 El juego posicional

    32. 33. ltJd5 34. ltJe3 35. hxg3 36. i.b6 37. b3 38. ltJd5

    h4 ':e4 hxg3+ g6 i.e7 l:.e6

    Era de considerar 38 94, preparando 39 ltJf5, Y si 38 . . . :e4, 39 l;Id4.

    38. ..td6 39. d3 e5

    El u lterio r desarrol lo de los acontecimientos puede verse en el primer l ibro de la serie, Secretos del entrenamiento en ajedrez, en el captulo Trasponer a un final de peones.

    E 1 .7

    33

    Juegan negras

    E 1 .8

    Juegan negras

  • La pareja de alfiles 53

    EL CAMBIO INUSUAL Muchas cosas nos resultan incomprensibles, no porque

    nuestra concepcin sea deficiente, sino porque tales cosas no entran

    dentro de nuestro mbito de comprensin.

    Kozma Prutkov

    A veces un jugador vulnera deliberadamente principios conocidos del juego posicional, y la razn no siempre es evidente. En tales casos la jugada paradjica de una partid crea una profunda impresin esttica (despus, de que el propsito de la jugada ha quedado claro).

    35

    L. Grigorian - Kupreichik Riga 1 975

    (P) 1 . 1 5 Qu deben jugar las blancas?

    Quin est mejor? No es posible decirlo a simple vista. Primero hay que pensar en qu pueden emprender ambos jugadores.

    No es difcil proponer un plan para mejorar la posicin negra , y no slo uno. Por ejemplo: 21 . . . 'iVd7 2 1 . . . c7, seguido de 'iVc6, ad8, o e7-e6. Tambin hay una posibi l idad ms aguda: 21 . . . b5!? (desembarazndose del pen retrasado de b7) , seguido de 22 . . . a7! y 23 . . . d7 2 3 . . . 'iVa8.

    Qu se le puede recomendar a las blancas? No pueden hacer nada m ientras el poderoso alfi l dama negro domine el tablero . Debera cambiarse tan pronto como sea posible, antes de que las negras refuercen su control de la impotante casi l la d5. En aras de este cambio, las blancas incluso podran perm it irse d islocar sus peones del flanco de rey.

    21 . .i.f3 ! !

    i La nica forma de luchar por la in iciativa ! Me permito recordarle al lector que ya nos hemos encontrado con un cambio similar en el cap tulo acerca del minado de peones , a l anal izar una de las partidas Jolmov - Suetin . Se amenaza 22 .i.xd5 'i'xd5 23 i.xe 7. La respuesta 2 1 . . . i.xf3 22 gxf3 parece la continuacin evidente , pero en tal caso las negras tendran que tomar medidas contra el aVdnce d4-d5-d6. Si 22 . . . Vd5 23 iLxe7 xf3, surge una posicin muy ten-;a , con el rey blanco expuesto, perJ por otra parte, el pen d ya no est bloqueado y puede ponerse en marcha en cualquier momento.

  • 54 El juego posicional

    Tienen las negras eleccin? S, la tienen . Le he planteado esta posicin a varios alumnos m os para que la jugasen . Dolmatov, Zviagintsev y Bologan sugirieron la prudente 21 . . . f6 ! ? No les importaba bloquear su alfi l de casi l las negras, a fin de mantener el bloqueo del pen d . En todas las partidas las blancas continuaron con 22 'iYe3 (con la amenaza posicional 23 i.xd5+ 'i'xd 5 24 'i'e6+ 'iVxe6 25 xe6) 22 . . . e6 (22 . . . f7!?) 23 b1 . La presin sobre la columna b es desagradable, pero la posicin negra es perfectamente defendible.

    21 . i..xf3 22. gxf3 'i'd5

    Otras tentativas para contrarrestar d4-d 5 , que impl ican el ataque al pen e, tambin entran en consideracin. Por ejemplo:

    (a) 22 . . . iVc7? ! 23 'iV e 3 , y en caso de 23 . . . e6, s igue 24 d5 , con ventaja . Kindermann ensay 23 . . . b6 ! ? contra Sch losser. Cmo deberan continuar las b lancas? En caso de 24 d5 'iVxc5!? 25 'i'xc5 bxc5 26 i.xe7 Jtf8 27 d6 .i.xe7 28 txe7 (28 dxe7 f5 29 l::td7 f7) 28 . . . f8 , surge u n fi nal casi igualado. La part ida continu as : 24 .i.xe7 bxc5 ! (peor es 24 . . . ..tf8 25 i.d6 i..xd6 26 cxd6 , o bien 24 . . . 1:a7 25 cxb6 'iVxb6 26 i.c5) 25 d5, y ahora la continuacin 25 . . . c4 ! 2 6 d 6 'iVd7 h abra l levado a un juego confuso . Las blancas , s in

    embargo, podran haber jugado con ms exactitud , conservando una mejor posicin : 24 c6! "irxc6 25 d5 Y 26 .i.xe7 .

    (b) 22 . . . l::tc8 ! ? 23 'i'e3 (lamentablemente, la tentadora 23 d5?! se refuta con 23 . . . ':xc5 24 d6 i..c3 ! 25 'i'e3 i..xe1 26 d7 .tt.h5 27 dxe8'i'+ 'iVxe8) 23 . . . 'i'd5 24 'iVe4 e6, con juego ms o menos igualado.

    23. i..xe7 'i'xf3

    Si ahora 24 'i'e3, entonces 24 . . . 'iVd5! , pero no 24 . . . 'i'xe3? 25 :xe3 .i.h6 26 :ee1 .tf8 27 .txf8 xf8 28 d5, y la posicin negra no es fci l .

    24. iVg5!

    (P) 1 . 1 6 Cmo deben continuar las negras?

    No estoy seguro de que pueda darse una respuesta contundente. Decida su jugada y comprela con

  • La pareja de alJlles 55

    las variantes que a continuacin se indican .

    Qu iz la ms desafortunada fuese la elegida por Kupreichik . Fue cod icioso, se o lvid del bloqueo y tom el pen de a3. E l pen d pasado avanz y la lucha pronto final izara .

    24 . . . 'iVxa3? 25 d5 'iVa4 26 d6 'iDd7 27 d3! a5 28 f3 'iVe6 29 :ee3 a4 30 d3 'iVd7 31 l:txf7! a3 32 'iVd5 h8 33 i.f6 'iVg4+ 34 g3 'iVe6 35 i.xg7+ g8 36 :f8+. Las negras se rindieron.

    Tambin es dudosa la provocadora 24 . . .