Schutz-historia y elemento de la socología del conocimiento

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AUTORES DE LOS CAPÍTULOS DE ESTA OBRA WERNER STARK ARNE NAESS JACQUES BARZUN GEORG LUKAC S TOM B. BOTTOMORE ROBERT K. MERTON KARL MARX HANS SPEIER ALFRED SCHÜTZ KARL MANNHEIM C. WRIGHT MILLS VILFREDO PARET O DENNIS H. WRONG THEODORE ABEL JOSEPH B. GITTLER PAUL HONIGSHEIM SIGMUND FREUD MAX WEBER BRONISLAW MALINOWSKI M1RCEA ELIADE ROBERT S. COHEN HANS REICHENBACH EDGAR ZILSEL GERARD L. DE GRÉ GEORG SIMMEL JOSEPH SCHUMPETE R ROBERT MICHELS WERNER SOMBART ERNST CASSIRER JOSEPH S. ROUCEK STANLEY MOORE GWYNN NETTLER SEYMOUR MAR TIN LIPSET ERVING LOUIS HOROWITZ TALCOTT PARSONS RAYMOND RUYER GLENN NEGLEY J. MAX PATRICK DAVID RIESMAN ERNST BLOCH RUTH BENEDICT HADLEY CANTRIL PAUL F. LAZARSFELD JEROME M. LEVINE GARDNERMURPHY GINO GERMANI LEWIS C. COPELAND MAX SCHELER ARTHUR K DAVIS THELM A Z. LA V1NE JACQUES J. MAQUET KURT H. WOLFF J. D. BERNAL JEROME F. SCOTT R. P. LI/VTON RALF DAHRENDORF F. S. C. NORTHROP Historia y elementos de la sociología del conocimiento Contenido y contexto de las ideas sociales Selección de artículos realizada baso la dirección de IRVING LOUIS HOROWITZ TEMAS DE EUDEBA / SOCIOLOGIA UDEB EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS AIRES

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AUTORES DE LOS CAPÍTULOS DE ESTA OBRA

WERNER STARKARNE NAESSJACQUES BARZUNGEORG LUKACSTOM B. BOTTOMOREROBERT K. MERTONKARL MARXHANS SPEIERALFRED SCHÜTZKARL MANNHEIMC. WRIGHT MILLSVILFREDO PARETODENNIS H. WRONGTHEODORE ABELJOSEPH B. GITTLERPAUL HONIGSHEIMSIGMUND FREUDMAX WEBERBRONISLAW MALINOWSKIM1RCEA ELIADEROBERT S. COHENHANS REICHENBACHEDGAR ZILSELGERARD L. DE GRÉGEORG SIMMELJOSEPH SCHUMPETERROBERT MICHELSWERNER SOMBART

ERNST CASSIRERJOSEPH S. ROUCEKSTANLEY MOOREGWYNN NETTLERSEYMOUR MARTIN LIPSETERVING LOUIS HOROWITZTALCOTT PARSONSRAYMOND RUYERGLENN NEGLEYJ. MAX PATRICKDAVID RIESMANERNST BLOCHRUTH BENEDICT

HADLEY CANTRILPAUL F. LAZARSFELDJEROME M. LEVINEGARDNER MURPHYGINO GERMANILEWIS C. COPELANDMAX SCHELERARTHUR K DAVISTHELMA Z. LAV1NEJACQUES J. MAQUETKURT H. WOLFFJ. D. BERNALJEROME F. SCOTTR. P. LI/VTONRALF DAHRENDORFF. S. C. NORTHROP

Historia y elementosde la sociologíadel conocimiento

Tomo I

Contenido y contexto de las ideas sociales

Selección de artículos realizada baso la dirección de

IRVING LOUIS HOROWITZ

TEMAS DE EUDEBA / SOCIOLOGIAUDEBA EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS AIRES

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ÍNDICELos artículos del tomo I

han sido traducidos por

NELLY BUGALLO, CARLOS GUERRERO, PABLO LEVÍN,

RICARDO MALFÉ, JOSÉ ARTURO NAPOLITANO,

MAGALÍ SARFATTI y NOEMÍ ROSENBLATT

La revisión técnica estuvo a cargo del compilador,

con el asesoramiento de

ELISEO VERóN, DANIELLE SALTI y JOSÉ ARTURO NAPOLITANO

PRÓLOGO DEL COMPILADORI

RECONOCIMIENTOSV

PRIMERA PARTE. HISTORIA DE LA SOCIOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO

(C) 1964EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS AIRES — Florida 656

Fundadapor la Universidad de Buenos Aires

Hecho el depósito de ley

IMPRE SO EN LA ARGENTINA —PRINTE D IN ARGENTINA

I. Los antecedentes de la sociología del conocimiento(WERNER STARK)

II. Historia del término "ideología", desde Destutt de Tracy

hasta Karl Marx(ARNE NAEss)

III. Después de Marx, ¿qué es la ciencia social?

(JACQUES BARZUN)

IV . Marx y Weber: Reflexiones sobre la decadencia de la

ideología(GEorto LuxAcs)

V. Marx y Mannheim(Tom B. BorromoRE)

SEGUNDA PARTE. FUNCIÓN Y ESTRUCTURA DE LA

SOCIOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO

VI . La sociología del conocimiento(RoBERT K. MERTON)

VII. Prólogo de la "contribución a la crítica de la economía

política"(KARL MARX)

VIII. La determinación social de las ideas(HANS SPEIER)

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ELABORACIÓN DE LOS OBJETOS MENTALES

CAPÍTULO IX

ELABORACIÓN DE LOS OBJETOS MENTALESEN EL PENSAMIENTO DE SENTIDO COMUN *

ALFRED SCHüTZ

EL CONOCIMIENTO "DE SENTIDO COMÚN" QUE EL INDIVIDUO TIENE

DEL MUNDO E S UN SISTEMA DE CONSTRUCCIONES (”CONSTRUCTS")

DE SU TIPICLDAD

Intentemos caracterizar la forma en que el hombre adulto plenamentedespierto (wide-awake) 1 contempla el mundo intersubjetivo de la vidacotidiana, en y sobre el cual actúa como un hombre entre sus semejantes.Este mundo existía antes de nuestro nacimiento, experimentado e interpre-tado por otros —nuestros predecesores— como un mundo organizado.Ahora se da a nuestra experiencia e interpretación. Toda interpretaciónde este mundo se basa en un cúmulo de experiencias previas acerca de él,sean éstas propias o recibidas de nuestros padres o maestros, experienciasque, bajo la forma de "conocimiento disponible", funcionan como un es-quema de referencia.

A este cúmulo de conocimiento disponible pertenece nuestro conoci-miento de que el mundo en que vivimos es un mundo de objetos máso menos bien circunscriptos, con cualidades más o menos definidas, objetosentre los cuales nos movemos, que nos ofrecen resistencia y sobre los cua-les podemos actuar. Con todo, ninguno de esos objetos es percibido comoaislado. Desde el comienzo, se trata de un objeto dentro de un horizontede familiaridad y pre-relación que, como tal, simplemente se da por sen-

* AL FRED S CRIITZ, "Common - Sense and Scientific Interpretation ofHuman Action", Philosophy and PhenomenologicaI Research. Vol. XIV,N9 1, sep. 1953.

1 En cuanto al significado preciso de esta expresión, véase ALFREDSCHÜTZ: "On Multiple Realities", Philosophy and Phenomenological Re-search, Vol. V, 1945, pág. 537 y SS .

tado hasta nuevo aviso como el cúmulo no cuestionado, aunque siemprecuestionable, de conocimiento disponible. Las preexperiencias no cuestio-nadas están disponibles, sin embargo, también desde el comienzo, comotípicas, es decir, como portadoras de horizontes abiertos de experienciassimilares anticipadas. Por ejemplo, el mundo exterior no es experimentadocomo un ordenamiento de objetos individuales únicos, dispersos en el es-pacio y en el tiempo, sino como "montañas", "árboles", "animales", "se-mejantes". Puedo no haber visto jamás un setter irlandés, pero si veo uno,sé que se trata de un animal y en particular de un perro, que exhibetodos los rasgos familiares y la conducta típica de un perro, y no, porejemplo, de un gato. Puedo preguntar razonablemente: "¿Qué clase deperro es éste?" La pregunta presupone que la disimilitud entre este perroparticular y todas las otras clases de perros que conozco se destaca y setorna cuestionable meramente por referencia a su similitud con mis expe-riencias no cuestionadas de perros típicos. En el lenguaje más técnico deHusserl, cuyo análisis de la tipicidad del mundo de la vida cotidiana he-mos tratado de resumir, 2 lo que se experimenta en la percepción real deun objeto se transfiere aperceptivamente a cualquier otro objeto similar,percibido meramente en cuanto a su tipo. La experiencia real confirmará

o no mi anticipación de la conformidad típica con otros objetos. Si seconfirma, el contenido del tipo anticipado resultará ampliado; al mismotiempo, el tipo se dividirá en subtipos; por otro lado, el objeto real con-creto demostrará poseer sus características individuales que, no obstante,tienen una forma de tipicidad.

Ahora bien, y esto parece ser de especial importancia, puedo tomarel objeto apercibido típicamente como un ejemplar del tipo general y de-jarme guiar hacia este concepto del tipo, pero no necesito en modo algunopensar en el perro concreto como un ejemplar del concepto general "pe-rro". "En general" mi setter irlandés Rover muestra todas las caracterís-ticas que el tipo "perro" implica según mis experiencias previas. Sin em-bargo, lo que tiene exactamente en común con los otros perros no meinteresa. Lo veo como mi amigo y compañero Rover, y lo distingo comotal de todos los otros setter irlandeses con los que comparte ciertas ca-

racterísticas típicas de aspecto y comportamiento. A menos de tener unmotivo especial, no me inclino a mirarlo como un mamífero, como unanimal, como un objeto del mundo exterior, aunque sé que tambiénes todas esas cosas.

De esta manera, en la actitud natural de la vida diaria nos interesansolo ciertos objetos que se destacan sobre el campo no cuestionado deotros objetos preexperimentados y la actividad selectiva de nuestra mentedetermina qué características particulares de ese objeto son individuales y

2 EDMUND HUSSERL, Erfahrung und Urteil, Secs. 18-21 y 82-85; cf.también ALFRED SCHÜTZ : "Language, Language Disturbances and theTexture of Consciousness", Social Research, Vol. 17, setiembre de 1950,esp. págs. 384 - 3 90.

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cuáles son típicas. Más generalmente, solo nos interesan algunos aspectosde ese objeto tipificado particular. Afirmar de este objeto S que posee lacaractersítica p, en la forma "S es p" , constituye una proposición elíptica.Pues S, considerado sin ninguna problematización tal como se me aparece,no es solo p, sino también qyry muchas otras cosas. La proposición

completa sería: "S, entre muchas otras cosas, tales como q y r, es tambiénp". Si afirmo con respecto a un elemento del mundo que se da por sen-tado: "S es p", lo hago porque en las circunstancias presentes lo que me

interesa es el ser-p de S, y dejo de lado, como no pertinente, el hecho deque sea también q y r. 3

Los términos "interés" y "pertinente" que acabamos de utilizar son,sin embargo, meros rótulos de una serie de complicados problemas queresulta imposible elaborar dentro de los límites de este trabajo. Debemoslimitarnos a unas pocas observaciones sumarias.

El hombre se encuentra en todo momento de su vida cotidiana enuna situación biográficamente determinada, esto es, en un ambiente físicoy sóciocultural tal como él lo define, 4 dentro del cual tiene su posición,y no sólo su posición en términos de espacio físico y tiempo exterior, o

de su status y rol dentro del sistema social, sino también su posición morale ideológica. 5 Decir que esta definición de la situación está biográficamen-te determinada significa que la misma tiene su historia: es la sedimenta-ción de todas las experiencias previas del hombre, organizadas en las po-sesiones habituales de su provisión de conocimiento disponible y, comotal, su posesión única, dada a él y solamente a él. Esta situación biográ-ficamente determinada induye ciertas posibilidades de actividades futuras,prácticas o teóricas, que denominaremos brevemente "propó sito inmediato".Es este propósito inmediato el que define aquellos elementos que, entretodos los otros presentes en esa situación, son pertinentes para tal propó-sito. Este sistema de pertinencias determina a su vez qué elementos han deconvertirse en substrato de la tipificación generalizadora, qué rasgos deéstos han de ser seleccionados como característicamente típicos y cuáles co-

mo únicos e individuales, es decir, hasta dónde tenemos que penetrar en elhorizonte abierto de la tipicidad. Volvamos a nuestro ejemplo: un cambioen mi propósito inmediato y en el sistema de pertinencias a él vinculado,el cambio del "contexto" dentro del cual S me resulta interesante, puede

3 Véase la literatura citada en la nota 2.

4 Sobre el concepto de "definir la situación", véanse los diversostrabajos pertinentes de W. I. TnomAs. reunidos ahora en el volumen S o-

cial Behaviar and Persona/ity, Contributians of W. I. Thomas to Theory

and Social Research, compil. por EDMUN D H . V O L K A R T (Social ScienceResearch Council, Nueva York, 1951). Consúltese el índice y el valiosoensayo introductorio del compilador.

5 Cf. MAURICE MERLEAU - PONTY, Phénoménoiogie de /a perception,París, 1945, pág. 158.

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ELABORACIÓN DE LOS OBJETOS MENTALES

hacer que me interese el ser-q de S, habiendo dejado de resultarme perti-

nente su ser-p.

2. EL CARÁ CTER INTERSUB JETIVO DEL CONOCIMIENTO "DE SENTIDOCOMÚN" Y SUS CONSECUENCIAS

Al analizar las primeras construcciones del pensamiento de sentidocomún de la vida cotidiana procedimos, sin embargo, como si el mundofuera mi mundo privado, y como si fuera legítimo olvidar que el mismoes, desde el comienzo, un mundo intersubjetivo de cultura. Es intersubje-tivo porque vivimos en él como hombres entre otros hombres, ligados aéstos a través de la influencia y el trabajo comunes, comprendiendo a losdemás y siendo comprendidos por ellos. Es un mundo de cultura porque,desde el comienzo, el mundo de la vida cotidiana es para nosotros un uni-verso de significación, esto es, una textura de significado que tenemos queinterpretar a fin de ubicarnos en él y de llegar a un acuerdo con él. Sinembargo, esta textura de significado —y esto distingue el dominio de lacultura del de la naturaleza— ha sido originado e instituido por accioneshumanas, las nuestras y las de nuestros semejantes, contemporáneos y pre-decesores. Todos los objetos culturales — herramientas, símbolos, sistemasde lenguaje, obras de arte, instituciones sociales, etcétera— apuntan porsu mismo origen y significado a las actividades de sujetos humanos. Poresta razón, siempre somos conscientes de la historicidad de la cultura queencontramos en tradiciones y costumbres. Esta historicidad puede ser exa-minada en su referencia a las actividades humanas cuyo sedimiento cons-tituye. Por la misma razón, no puedo comprender un objeto cultural sinreferirlo a la actividad humana de la que proviene. Por ejemplo, me esimposible comprender una herramienta sin conocer el propósito para elcual fue ideada; un signo o un símbolo, sin saber qué representa en lamente de quien lo emplea; una institución, sin comprender lo que signi-fica para los individuos que orientan su conducta de acuerdo con ella.este es el origen del llamado postulado de la interpretación subjetiva de

las ciencias sociales, que requerirá más adelante nuestra atención.Nuestra tarea consiste ahora en examinar las construcciones adiciona-les que surgen en el pensamiento de sentido común si tenemos en cuentaque este mundo no es mi mundo privado, sino un mundo intersubjetivoy que, por lo tanto, mi conocimiento del mismo no es un asunto privado,sino, desde el comienzo, intersubjetivo o socializado. Para nuestro propó-sito, tenemos que considerar brevemente tres aspectos del problema de lasocialización del conocimiento, a saber:

a) La reciprocidad de perspectivas o la socialización estructural del

conocimiento; b) El origen social del conocimiento o la socialización genética del

conocimiento;c) La distribución social del conocimiento.

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FUNCIÓN Y ESTRUCTURA DE LA SOCIOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO

a) La reciprocidad de perspectivas

En la actitud natural del pensamiento de sentido común de la vidacotidiana, doy por sen tado que ex isten semejantes inteligentes. Ello impli-ca que los objetos del mundo son, en principio, accesibles a su conoci-

miento, es decir, conocidos o cognoscibles por ellos. Sé esto y lo doy porsentado más allá de toda duda. Pero también sé y doy por sentado que,en términos estrictos, el "mismo" objeto debe significar algo diferentepara mí y para cualquiera de mis semejantes. Ello se debe a que:

I) Yo, estando "aquí", estoy a otra distancia y experimento comotípicos otros aspectos de los objetos que él, que está "allí". Por la mis-ma razón, ciertos objetos están fuera de mi alcance (de mi vista, oído,esfera manipulatoria, etc.), pero dentro del suyo, y viceversa.

II) Mi situación biográficamente determinada y la de mi semejante,y con ello mi propósito inmediato y el suyo, y mi sistema de pertinen-cias originado en tales propósitos y el suyo, deben necesariamente dife-rir, por lo menos hasta cierto punto.

El pensamiento de sentido común supera las diferencias entre las perspec-

tivas individuales que resultan de esos factores, m ediante dos idealizacio-nes básicas:

I) La idealización de la intercambiabilidad de las puntos de vista:yo doy por sentado —y supongo que mi semejante también lo hace— quesi cambiara de lugar con él, de modo que su "aquí" se convirtiera enel mío, me encontraría a la misma distancia de las cosas y las vería enla misma tipicidad en que él lo hace; además, estarían a mi alcance lasmismas cosas que están a su alcance. (Y todo esto también a la inversa.)

II) La idealización de la congruencia del sistema de pertinencias:mientras no surjan pruebas en contra, doy por sentado —y supongo quemi semejante también lo hace— que las diferencias de perspectiva re-sultantes de nuestras situaciones biográficas únicas carecen de importan-cia para el propósito inmediato de ambos, y que él y yo, "Nosotros",suponemos que ambos hemos seleccionado e interpretado los objetos realo potencialmente comunes y sus rasgos de una manera idéntica o, por

lo menos, de una manera "empíricamente idéntica", esto es, suficientepara todos los fines prácticos.

Es evidente que ambas idealizaciones, la de la intercambiabilidad de lospuntos de vista y la de la congruencia de las pertinencias —que en con-junto constituyen la tesis general de las perspectivas recíprocas— son cons-trucciones tipificadoras de objetos mentales que remplazan a los objetosmentales de mi experiencia privada y la de mi semejante. Mediante estasconstrucciones del pensamiento de sentido común se supone que el sectordel mundo que yo doy por sentado también lo da por sentado usted, misemejante individual, y más aún, que "Nosotros" lo damos por sentado;pero este "Nosotros" no incluye meramente a usted y a mí, sino a "todoslos que pertenecen a nosotros", a saber, todos aquellos cuyo sistema depertinencias está sustancialmente (suficientemente) en con formidad con el

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ELABORACIÓN DE LOS OBJETOS MENTALES

suyo y el mío. Así, la tesis general de las perspectivas recíprocas conducea la aprehensión de objetos y de sus aspectos, conocidos realmente por míy potencialmente por usted, como conocimiento de todos. Tal conoci-miento es concebido como objetivo y anónimo, es decir, desvinculado eindependiente de mi definición de la situación y de la de mi semejante,

de mis circunstancias biográficas únicas y de las suyas y de los propósitosinmediatos reales y potenciales involucrados.Los términos "objetos" y "aspecto de objetos" deben interpretarse

en el sentido más amplio posible, como objetos de conocimiento dados porsentados. Si así lo hacemos, descubriremos la importancia que tienen lasconstrucciones de los objetos men tales intersubjetivos originados en la so-cialización estructural del conocimiento que hemo s descripto, para mucho sproblemas que científicos sociales eminentes han investigado pero no ana-lizado de manera acabada. Lo que supuestamente conocen en conformidadtodos aquellos que comparten nuestro sistema de pertinencias es el modode vida considerado natural, bueno, justo, por todos los miembros delendogrupo, 6 como tal, se encuentra en el origen de las múltiples recetaspara manejar las cosas y los hombres a fin de llegar a un acuerdo con lassituaciones tipificadas, de los usos y costumbres, de la "conducta tradicio-nal" en el sentido de Max Weber, 7 de las "perogrulladas" que el endo-grupo considera válidas a pesar de sus incongruencias, 8 en resumen, del

"relativo aspecto del mundo' . 9 Todos estos términos se refieren a cons-trucciones de un conocimiento tipificado de una estructura altamente so-cializada, que remplazan a los objetos mentales de mi conocimiento pri-vado del mundo y el de mi semejante, como dado por sentado. Sin embar-go, este conocimiento tiene su historia, es una parte de nuestra "herenciasocial", y esto nos lleva al segundo aspecto del problema de la socializa-ción del conocimiento, a saber, su estructura genética.

b) El origen social del conocimiento

Solo una parte muy pequeña de mi conocimiento del mundo se ori-gina en mi experiencia personal. La mayor parte es derivada socialmente,

6 WILLIAM GRAHAM SUMNER, Fo/kways, A Study of the Sociological

Importance of Manners, Custams, Mores and Mcrrals; Nueva York, Ginn,

1906.7 MAX WEBER, The Theary of Social and Econamic Organization,

traducido por A. M. Henderson y Talcott Parsons, Nueva York, OxfordUniversity Press, 1947, págs. 115 y ss.; véase también TALcorr PABSONS,

The Structure of Social Action, Nueva York, McGraw-Hill, 1937, cap. XVI.

8 ROBERT S. LYND, Middletown in Transition, Nueva York, 1937, cap.

XII, y Knowledge for What?, Princeton, 1939, págs. 38 - 63.

9 MAX SCHELER, Die Wissensformen und die Gesellschaft, Problemeeiner Soziologie des Wissens, Leipzig, 1926, págs. 58 y ss. Cf. HOWARD

BECKER y HELLMUTH DAHLKE, "Max Scheler's Sociology of Knowledge",

Philosophy and Phen. Research, II, 1942, págs. 310 - 22, esp. 315.

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FUNCIÓN Y ESTRUCTURA DE LA SOCIOLOGÍA DEL CONOCIMIENTOLABORACIÓN DE LOS OBJETOS MENTALES

me ha sido trasmitida a través de mis amigos, mis padres, mis maestrosy los maestros de mis maestros. No solo se me enseña a definir el am-biente (esto es, los rasgos típicos del aspecto natural relativo del mundoque prevalece en el endogrupo como la suma total no cuestionada, perosiempre cuestionable, de lo que se da por sentado hasta nuevo aviso), sinotambién a formar las construcciones típicas en concordancia con el sistemade pertinencias aceptado desde el punto de vista unificado y anónimo delendogrupo. Esto incluye modos de vida, la manera de guardar el equili-brio con el ambiente, recetas eficaces para el uso de medios típicos quepermiten lograr finalidades típicas en situaciones típicas. El medio tipifi-cador par excellence a través del cual se transmite el con ocimiento social-mente derivado, es el vocabulario y la sintaxis del lenguaje diario. Ellenguaje de la vida diaria es fundamentalmente un lenguaje de cosas yacontecimientos nombrados, y todo nombre incluye una tipificación y unageneralización referente al sistema de pertinencias que prevalece en el en -dogrupo lingüístico, para el que la cosa nomb rada resultó lo bastante signi-ficativa como para asignarle un término distintivo. El idioma p re-científicopuede interpretarse como un tesoro de tipos y características improvisadosy pre-constituidos, todos ellos socialmente derivados y portadores de un

horizonte abierto de contenido inexplorado. 1 0

c) La distribución social del conocimiento

El conocimiento está socialmente distribuido. Sin duda, la tesis ge-neral de las perspectivas recíprocas supera la dificultad de que mi cono-cimiento real no sea más qu e el conocimiento potencial de mis semejantes,y viceversa. Pero la provisión de conocimiento real disponible difiere deun individuo a otro, y el pensamiento de sentido común toma este hechoen consideración. No solo hay una diferencia entre lo que un individuosabe y lo que su vecino sabe, sino también en la forma en que ambosconocen los "mismos" hechos. El conocimiento tiene múltiples grados declaridad, nitidez, precisión y familiaridad. Tomando como ejemplo la co-nocida distinción de William James 1 1 entre "conocimiento por familia-ridad" y "conocimiento acerca de", resulta evidente que conozco muchascosas en la forma difusa de la mera familiaridad, mientras que usted tieneconocimiento "acerca de" lo que las hace tal como son y viceversa. Yosoy -experto" en un pequeño campo y "lego" en muchos otros, y lo mis-mo ocurre con usted. 1 2 La provisión de conocimiento disponible de cual-

10 Véase mi trabajo mencionado en la nota 2, págs. 392 y ss.11 wn.mma JAMES, Principies of Psychology, Vol. I, págs. 221 y ss.

12 ALFRED SOHüTZ, "T he Well-Informed Citizen, an Essay on the So-cial Distribution of Knowledge", Social Research, Vol. 13, dic. 1946, págs.463 - 472.

quier individuo está en todo momento de su vida estructurada en zonasde diversos grados de claridad, nitidez y precisión. Esta estructuración tie-ne su origen en el sistema de pertinencias prevalecientes y está, pues,biográficamente determinada. El cono cimiento de estas d iferencias indivi-duales es él mismo un elemento de la experiencia de sentido común: séa quién y bajo qué circunstancias típicas debo consultar como médico o

abogado "com petente". En otras palabras, en la vida diaria construyo tiposdel campo de familiaridad del otro y del alcance y textura de su cono-cimiento. Al hacerlo, supongo que él tendrá como guía ciertas estructurasde pertinencias, expresadas en un conjunto de motivos constantes queconducen a una pauta particular de acción, e incluso codeterminan su per-sonalidad. Pero esta afirmación anticipa nuestra próxima tarea, a saber,el análisis de las construcciones del sentido común relacionadas con lacomprensión de nuestros semejantes. 1 3

LA ESTRUCTURA DEL MUNDO SOCIAL Y SU TIPIFICACIÓNPOR CONSTRUCCIONES DE SENTIDO COMÚN

Yo, el ser humano, nacido en el mundo social y viviendo mi vidadiaria en él, lo experimento como construido en torno del lugar que enél ocupo, como abierto a mi interpretación y a mi acción, pero siemprereferido a mi situación real biográficamente determinada. Solo con refe-rencia a mí, una cierta clase de mis relaciones con los demás alcanza elsignificado específico que designo con la palabra "Nosotros"; solo conreferencia a "Nosotros", cuyo centro soy yo, otros se destacan como"Vosotros", y con referencia a este "Vosotros" que, a su vez, se refierenuevamente a mí, se destaca un tercer grupo como "Ellos". En la dimen-sión temporal existen, con referencia a mí en mi momento biográfico real,"contemporáneos" con quienes es posible establecer un juego mutuo deacción y reacción; "predecesores" sobre los cuales no puedo actuar, pero

cuyas acciones pasadas y sus resultados están abiertos a mi interpretación13 Con excepción de algunos economistas (esto es, F. A. HAYEK

"Economics and Knowledge", Economica, febrero 1937, reproducido ahoraen Individualism an Economic Order, Chicago, 1948) el problema de ladistribución social del conocimiento no ha despertado entre los científi-cos sociales la atención que merece. Abre un nuevo campo para la in-vestigación teórica y empírica que en verdad merecería e nombre desociología del conocimiento, reservado ahora para una disciplina mal de-finida que simplemente da por sentada la distribución social del conoci-miento, en laque se funda. Cabe esperar que la investigación sistemáticade este campo aporte contribuciones significativas a muchos problemasde las ciencias sociales, tales como los del rol social, la estratificaciónsocial, el comportamiento institucional u organizacional, la sociología delas ocupaciones y profesiones, el prestigio y el status, etcétera.

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y pueden influir sobre mis propias acciones; y "sucesores" de los cualesme es imposible tener experiencia alguna, pero hacia los que puedo orien-tar mis acciones en una anticipación más o menos vacía. Todas estas re-laciones exhiben las más diversas formas de intimidad y anonimato, fami-liaridad y desconocimiento, intensidad y extensión. 1 4

En el presente contexto nos limitaremos a la interrelación que se daentre contemporáneos. Siempre refiriéndonos a la experiencia de sentidocomún, podemos dar por sentado que el hombre puede comprender a susemejante y sus acciones y que puede comunicarse con otros porque suponeque éstos comprenden sus aciones; asimismo, que esa comprensión mutuatiene ciertos límites, pero es suficiente para muchos propósitos prácticos.

Entre mis contemporáneos hay algunos con quienes comparto, mien-tras dura la relación, no solo una comunidad de tiempo sino también deespacio. Por conveniencia terminológica, denominaremos a esos contempo-ráneos "consociados", y a la relación que prevalece entre ellos, una rela-ción "cara a cara", empleando esta expresión en un sentido distinto delde Cooley 1 5 y sus sucesores; designamos con ella solo un aspecto pura-mente formal de relación social, aplicable por igual a una conversación

íntima entre amigos y a la co-presencia de desconocidos en un tren.Compartir una comunidad de espacio implica que un cierto sector delmundo exterior está al alcance de cada parte por igual, dentro de objetosde interés y pertinencia común. Para cada uno, el cuerpo del otro, susgestos, su manera de andar y sus expresiones faciales son inmediatamenteobservables, no simplemente como cosas o sucesos del mundo exterior,sino en su significación fisiognómica, esto es, como síntomas de los pen-samientos del otro. Compartir una comunidad de tiempo —y ello signi-fica no solo de tiempo exterior (cronológico), sino de tiempo interior—implica que cada uno participa en la vida fluyente del otro, que puedecaptar en un presente vívido los pensamientos del otro a medida que éstelos elabora paso a paso. Pueden, de esta manera, compartir las anticipa-ciones del futuro de cada uno como planes, esperanzas o ansiedades. Enresumen, los consociados están mutuamente envueltos en sus respectivas

biografías, crecen juntos; viven, como podríamos decir, en una pura rela-ción de "nosotros".

En tal relación, por fugitiva y superficial que sea, el otro es apre-hendido como una individualidad singular (aunque solo un aspecto de supersonalidad se pone en evidencia), en su situación biográfica singular(aunque ésta se revela de modo meramente fragmentario). En todas las

14ALFRED SCHOTZ, Der sinnhaf te Aufbau der sozialen Welt, Viena,1932. Véase también ALFREDSTONIER y KARLBODE, "A New Approach tothe Methodology of the Social Sciences", Economica, Londres, Vol. V,noviembre 1937, págs. 406-424, esp. págs. 416 y ss.

15 CHARLES H. C O O L E Y , Social Organization, Nueva York, Scribner,1909, Cap. III-V; y ALFREDSCHUTZ, "The Homecomer", American Journalof Sociology, Vol. 50, marzo 1945, pág. 371.

otras formas de relación social (e incluso en la relación entre consociados,en lo que se refiere a los aspectos no revelados del yG del otro) el yodel semejante solo puede captarse mediante la "contribución imaginativade una presentación significativa hipotética" (para aludir a una frase deWhitehead), esto es, formando una construcción de un modo típico de

comportamiento, una pauta típica de motivos subyacentes, de actitudes tí-picas de un tipo de personalidad, de las cuales el otro y su conductaconsiderada, ambos fuera del alcance de mi observación, son solo casos oejemplares. No podemos desarrollar aquí 1 6 una taxonomía completa dela estructuración del mundo social y de las diversas formas de construc-ciones de tipos de cursos de acción y tipos de personalidad necesarias paracaptar al otro y su comportamiento. Al pensar en mi amigo ausente A, for-mo un tipo ideal de su personalidad y comportamiento basado en mi expe-riencia pasada de A como mi consociado. Al echar una carta al buzón,espero que personas d esconocidas llamadas carteros actúen de una maneratípica, que no me es del todo inteligible, a fin de qud mi carta llegue aldestinatario dentro de un período de tiempo típicamente razonable. Sinhaberme encontrado jamás con un francés o un alemán, comprendo "porqué Francia teme el rearme de Alemania". Cuando obedezco una regla

de la gramática inglesa, sigo una pauta de conducta socialmente aprobadade semejantes contemporáneos de habla inglesa, a la cual debo ajustar mipropia conducta a fin de hacerme entender. Y, finalmente, todo artefactoo utensilio remite al semejante anónimo que lo produjo para ser usadopor otros semejantes anónimos para alcanzar fines típicos por mediostípicos.

Éstos no son más que unos pocos ejemplos, pero están ordenados deacuerdo con el grado de anonimato creciente de la relación entre contem-poráneos, y, por ende, de la construcción necesaria para captar al otro ysu conducta. Se torna evidente que un aumento del anonimato implicauna disminución de la plenitud del contenido. Cuanto más anónima esla construcción tipificadora, tanto más alejada está de la singularidad delsemejante individual en cuestión, y menor es el número de aspectos de su

personalidad y de su pauta de comportamiento que entran en la tipifica-ción como pertinentes al propósito inmediato, en consideración del cualse ha construido el tipo. Si distinguimos entre tipos personales (subjeti-vos) y tipos de cursos de acción (objetivos), podemos decir que la ano-nimización creciente de la construcción conduce al remplazo de los pri-meros por los segundos. En la anonimización completa, se supone que losindividuos son intercambiables y el tipo de curso de acción se refiere alcomportamiento de "cualquiera" que actúe en la forma definida comotípica por la construcción.

Resumiendo, podemos decir que, excepto en la pura relación de "nos-otros", de los consociados, jamás podemos aprehender la singularidad in-

16Véase la nota 14 .

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FUNCIÓN Y ESTRUCTURA DE LA SOCIOLOGÍA DEL CONOCIMIENTOLABORACIÓN DE LOS OBJETOS MENTALES

dividual de• nuestro semejante en su situación biográfica singular. Enlas construcciones del 'pensamiento de sentido común e l otro aparece, enel mejor de los casos, como un yo parcial y aun en la pura relaciónde "nosotros" en tra con solo 'una parte de su personalidad. Esta intuiciónparece .

ser importante en varios sentidos. Ayudó a Simme1 1 7 a superar

el dilema entre la conciencia individual y la colectiva, que Durkheim1 9

viera con tanta claridad; está en la base de la teoría de Cooley 1 9 acercadel origen del Y o (Self) por un "efecto especular"; llevó a George H .Mead 2 0 a su ingenioso concepto del "otro generalizado", y, por fin, esdecisivo para esdarecer conceptos tales como "funciones sociales", "rolsocial" y, último en orden pero no en importancia, "acción racional".

Pero esto es solo la mitad del cuadro. Mi construcción del otrocomo un yo parcial, como el realizador de roles o funciones típicas, tieneun corolario en el proceso de autotipificación que se produce si interactúocon él. No estoy involucrado en esa relación con mi personalidad total,sino solo con ciertas capas de ella. Al definir el rol del otro, asumo yotambién un rol. Al tipificar la conducta del otro, tipifico la mía propia,que está interrelacionada con la de él, y me transformo en un pasajero,un consumidor, un votante, un lector, un observador, etcétera. Es esta

autotipificación la que está en el fondo de la distinción de William Ja-mes 21 y de George H. Mead, 2 2 entre "Yo" (I) y "Mí" (Me) en rela-ción con el yo social (social self).

D ebemos tener presente, sin embargo, que las construcciones de sen-tido común utilizadas para la tipificación del otro y de mí mismo son en

17 GEORGSIMMEL, "Note on the Problem: How is Society Possible?",traducido por Albion W. Small, The American Journal of Sociology, XVI,

noviembre 1910, págs. '372 - 391; véase también The Sociology of Georg

Simmel, traducida, compilada y prologada por HURT H. WOLFF, Glencoe,

I, 11, The Free Press, 1950.18 Una excelente presentación del enfoque de Durkheim se, hallará

en GEORGES Gunvrroa, La vocaticrn actuelle de la Sociologie, París, PressesUniversitaires de France, 1950, cap. VI, págs. 351 -409; véase también

_TALc orr PARSONS, The Structure of Social Action, cap. X; Yavnas BENorr-SmuLLyAN: "The Sociologism of Émile Durkheim and his School", enHARRY ELMER BARNES : An Introduction to the History of Sociology, Chica-

go, University of Chicago Press, 1946, págs. 499 - 537, y ROBERT K. MER-•

T O N, Social Theory and Social Structure, Glencoe, I, 11, The Free Press,1949, cap. IV, págs. 125-150.

19CHARLES H. COOLEY, Human Nature and the Social Order, Nueva

York, ed. rey., 1922, pág. 184.20 GEORGE H. M E A D , Mind, Self, and Society, Chicago, 1934, págs.

152 -163.21 WILLIAM JAMES, o p • cit., Vol. I, Cap. X.

22 GEORGE H. ME A D , op. cit., págs. 173-175, 196-198, 203; "The Genesisof the Self", reproducido en The Philoscrphy of the Present, Chicago,

1932, págs. 176-195; "What Social Objects Must Psychology Presuppose?",Journal of Philosophy, Vol. X, 1913, págs. 374 -380.

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un grado considerable derivados sociales y están aprobadas socialmente.En el endogrupo, se da por sentada la mayor parte de los tipos personalesy de los tipos de cursos de acción, hasta que aparezcan pruebas de locontrario, como un conjunto de reglas y recetas que han resistido la pruebahasta ahora, y se espera que la resistan también en el futuro. Más aún, lapauta de construcciones típicas frecuentemente es institucionalizada como

una norma de conducta, garantizada por las costumbres tradicionales yhabituales, y a veces por medios específicos del llamado control social, talcomo el orden legal.

4. TIPOS DE CURSOS DE ACCIÓN Y TIPOS PERSONALES

Tenemos que investigar ahora brevemente la pauta de acción y deinteracción social que subyace a la construcción de tipos de cursos de accióny de tipos personales en el pensamiento de sentido común.

a) Acción, proyecto, motivo

En este trabajo el término "acción" designará la conducta humanaIdeada anticipadamente por el actor, es decir, la conducta basada en unproyecto preconcebido. El término "acto" designará el resultado de esteproceso en marcha, es decir, la acción realizada. La acción puede ser no-manifiesta (por ejemplo, el intento de resolver mentalmente un proble-ma científico) o manifiesta, engranada en el mund o exterior; puede tenerlugar por comisión u om isión, considerando que la abstención intencio-nal de la acción es una acción en sí misma.

Todo proyecto consiste en la anticipación de la conducta futura me-diante el fantaseo, no obstante lo cual el punto de partida de todo pro-yecto no es el proceso de la acción, sino el acto fantaseado como habiendosido realizado. Tengo que visualizar el estado de cosas a ser producidopor mi acción futura antes de bosquejar cada uno de los pasos de esa

acción futura que traerán como resultado aquel estado de cosas. Metafó-ricamente hablando, tengo que tener alguna idea de la estructura a cons-truir antes de poder trazar los planos. De esta manera, debo colocarmeen mi fantasía en un momento del futuro en que esta acción ya habrá sidorealizada. Solo entonces puedo reconstruir en la fantasía cada uno de lospasos que habrá producido ese acto futuro. En la terminología propues-ta, no es la acción futura, sino el acto futuro, lo que se anticipa en elproyecto; y se lo anticipa en el F uturo Perfecto, modo futuri exactí. Estaperspectiva temporal peculiar al proyecto tiene consecuencias de conside-rable importancia.

L Todos los proyectos de mis actos futuros se basan en mi conoci-miento disponible en el momento de proyectar. A este conocimiento

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pertenece mi experiencia de actos realizados anteriormente que son tí-picamente similares al que proyecto. En consecuencia, todo proyectarimplica una idealización particular, que Husserl denomina la idealizacióndel "puedo h acerlo otra vez", 2 3 a saber, la suposición de que puedo, encircunstancias típicamente similares, actuar de una manera típicamentesimilar a otra anterior, a fin de producir un estado de cosas típicamente

similar. Resulta claro que esta idealización implica un tipo específico deconstrucción. Mi conocimiento disponible en el momento de proyectardebe ser, en rigor, distinto de mi conocimiento disponible luego dehaber realizado el acto proyectado, aunque no sea más que porque "mehe hecho más viejo", y al menos las experiencias que tuve mientras lle-vé a cabo mi proyecto han modificado mis circunstancias biográficas yenriquecido mi caudal de experiencia. De esta manera, la acción "repe-tida" será algo más que una mera re-ejecución. La primera acción Acomenzó dentro de un conjunto de circunstancias C' y, sin duda, produjoel estado de cosas S; la acción repetida A" parte de un conjunto decircunstancias C" y se espera que produzca el estado de cosas S". Nece-sariamente, C" diferirá de C' porque la experiencia de que A logró pro-ducir S pertenece al caudal de conocimiento que forma parte de C",mientras que antes, cuando era un elemento de C, mi caudal de cono-cimiento solo tenía la anticipación vacía de que ello ocurriría. De ma-nera similar, S" diferirá de S tanto como A" difiera de A. Esto es asíporque todos los términos —C', C", A ' , A", S ' , S"— son como tales acon-tecimientos únicos e irrecuperables. Sin embargo, precisamente aquellosrasgos que los hacen únicos e irrecuperables en sentido estricto resultan,para mi pensamiento de sentido común, eliminados como carentes deimportancia para mi propósito inmediato. Cuando hago la idealizacióndel "puedo hacerlo otra vez", solo me intereso en la tipicalidad de A,C y S, todos ellos sin las comillas que los singularizan. La construcciónconsiste, en sentido figurado, en la eliminación de las comillas como nopertinentes, y esto es, dicho sea de paso, característico de todas las cla-ses de tipificación.

Este punto adquirirá especial importancia para el análisis del con-cepto de la llamada acción racional. Es evidente que en las accioneshabituales y rutinarias de la vida cotidiana aplicamos la construcción queacabamos de describir, siguiendo recetas y reglas de experiencia quehan salido airosas de las pruebas hasta ahora, y anudando medios y finessin un claro conocimiento "acerca de" sus conexiones reales. Incluso enel pensamiento de sentido común construimos un mundo de hechos su-

puestamente interrelacionados, que solo contiene los elementos consi-derados pertinentes para nuestro propósito inmediato.

II. La particular perspectiva temporal del proyecto arroja alguna luzsobre la relación entre proyecto y motivo. En el: lenguaje corriente eltérmino "motivo" incluye dos grupos distintos de conceptos que debemosdistinguir:

a) Podemos decir que el motivo de un asesino fue conseguir el di-nero de la víctima. Aquí 'motivo' significa el estado de cosas, el finpara cuyo logro se emprendió la acción. Llamaremos a este tipo de mo-

2 3 E D M U N D H U S S E R L , Formale und Transzendentaie Logik, Versucheiner Kritik der Logisc hen Vernunft, Halle, 1929, sec. 74, pág. 167;Erfahrung und Urteil, sec. 24, sec. 51 b.

tivo 'motivo-para'. Desde el punto de vista del actor, esta clase de moti-vos se refiere al futuro. El estado de cosas que será determinado porla acción futura, fantaseado en su proyecto, es el 'motivo-para' para rea-lizar la acción.

b) Podemos decir que el asesino ha sido motivado a cometer el cri-men porque creció en tal o cual ambiente, tuvo estas o aquellas experien-cias infantiles, etc. Esta clase de motivos, que denominaremos 'motivos-porque (verdaderos)' 2 4 se refiere, desde el punto de vista del actor, a lasexperiencias pasadas que lo determinaron a actuar como lo hizo. Lo quees motivado en una acción en el modo del "porque" es el proyecto dela acción misma (por ejemplo, satisfacer la necesidad de dinero median-te el asesinato de un hombre).

No podem os entrar aquí 2 5 en un análisis más detallado de la teoríade los motivos. Solo cabe señalar que el actor que vive su proceso deobrar solo tiene a la vista el 'motivo-para' de su acción en marcha, estoes, el proyectado estado de cosas a lograr. Es solo volviéndose sobre suacto realizado, o sobre las fases iniciales pasadas de su acción aún enmarcha, o sobre el proyecto un a vez establecido que anticipa el acto modo

futuri exacti, cómo el actor puede captar retrospectivamente el 'motivo-porque' que lo determinó a hacer lo que hizo o lo que proyectó hacer.

Pero entonces el actor ya no actúa; es un observador de sí mismo.La distinción entre las dos clases de motivos adquiere una importan-

cia vital para el análisis de la interacción humana, que será nuestro pró-ximo tema.

b) Interacción social

Toda forma de interacción social se funda en las construcciones rela-tivas a la comprensión del otro y a la pauta d e acción en general descriptasprecedentemente. Tomemos como ejemplo la interacción de consociados invo-lucrada en el preguntar y el responder. Al proyectar mi pregunta anticipoque el otro comprenderá mi acción (por ejemplo, la pronunciación de

una oración interrogativa) como una pregunta, y que esta comprensiónlo moverá a actuar de modo tal que yo pueda comprender su comporta-miento como una respuesta adecuada. (Yo: "¿Dónde está. la tinta?" Elotro señala la mesa.) El 'motivo-para' de mi acción es obtener una in-

24 Lingüísticamente, los 'motivos-para' pueden expresarse en los len-guajes modernos también como oraciones-"porque". S in embargo, es im-posible expresar 'motivos-porque' genuinos mediante oraciones- "para".Esta distinción entre las dos posibilidades de expresión lingüística rela-tivas al motivo-para, aunque es importante en otro contexto, no será te-nida en cuenta en lo que sigue, y la expresión 'motivo-porque' u 'ora-ción-porque' será reservada exclusivamente para el motivo-porque ge-nuino y su expresión lingüística.

25 Véase la nota 14 .

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formación adecuada que, en esta situación particular, presupone que lacomprensión de mi 'motivo-para' se convertirá en el 'motivo-porque' delotro que lo llevará a una acción para proporcionarme esa información—siempre, que el otro pueda y quiera hacerlo—, lo cual doy por sentado.Anticipo que él comprende mi idioma, que sabe dónde está la tinta, que me

lo dirá si lo sabe, etcétera. En términos más generales, anticipo que serámovido por los mismos tipos de motivo por los cuales en el pasado —deacuerdo con mi conocimiento disponible— yo mismo y muchos otros fui-mos movidos en circunstancias típicamente similares. Nuestro ejemplomuestra que hasta la interacción más simple de la vida común presuponeuna serie de construcciones de sentido común — en este caso, construccio-nes del comportamiento anticipado del otro—, todas ellas basadas en laidealización de que los 'motivos-para" del actor se convertirán en los 'mo-tivos-porque' del otro, y viceversa. Llamaremos a esta idealización la de

la reciprocidad de motivos. Es obvio que esta idealización depende de latesis general de la reciprocidad de perspectivas, puesto que implica quelos motivos atribuidos al otro son típicamente idénticos a los míos o a losde otros en circunstancias típicamente similares, todo ello de acuerdo conmi conocimiento disponible genuino o socialmente derivado.

Supongamos ahora que quiero encontrar la tinta para cargar mi estilo-gráfica a fin de llenar una, solicitud para la Comisión de Becas que, siobtiene una respuesta favorable, modificará todo mi modo de vida. Y o,el actor (solicitante), y solo yo, conozco este plan mío para obtener labeca que es el 'motivo-para' último de mi acción real, el estado de cosasa ser producido. Por supuesto, solo es posible hacerlo mediante una seriede pasos (llenar una solicitud, tener a mi alcance útiles de escribir, etcé-tera), cada uno de los cuales ha de materializarse mediante una "acción",con su proyecto particular y su 'motivo-para' particular. Sin embargo,todas estas "sub-acciones" no son más que fases de la acción total y todoslos pasos intermedios a ser materializados por ellas no son sino mediospara alcanzar mi meta final tal como la define mi proyecto original. Esla extensión de este proyecto original lo que suelda la multiplicidad de

subproyectos en una unidad. Esto se torna sumamente daro si considera-mos que en esta cadena de acciones parciales interrelacionadas, destinadasa materializar estados de cosas que son meros "medios" para alcanzar elfin proyectado, es po sible sustituir y hasta eliminar ciertos eslabones sincambio alguno en el proyecto original. Si no puedo encontrar tinta, pue-do recurrir a la máquina de escribir a fin de llenar mi solicitud.

En otras palabras, solo el actor sabe "cuándo com ienza su acción ycuándo termina", es decir, para qué habrá sido realizada. Es el alcancede sus proyectos lo que determina la unidad de su acción. El otro notiene conocimiento del proyecto que precede a la acción del actor, ni delcontexto de una unidad superior en que aquélla se encuentra. Solo cono-ce el fragmento de la acción del actor que se ha tornado manifiesto paraél, a saber, el acto realizado observado por él o las fases pasadas de la

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ELABORACIÓN DE LOS OBJETOS MENTALES

acción aún en marcha. Si una tercera persona preguntara más tarde aldestinatario de mi pregunta qué era lo que yo quería, aquél responderíaque yo deseaba saber dónde podía encontrar tinta. Eso es todo lo quesabe de mi proyecto y su contexto, y tiene que considerarlo como unaunidad de acción completa en sí misma. A fin de "comprender" lo queyo, el actor, intenté con mi acción, tendría que partir del acto observado

y construir desde él mi 'motivo-para' subyacente, por el cual hice loque él observó.Resulta ahora claro que el significado de una acción es necesariamen-

te distinto: a) para el actor; b) para el otro involucrado con aquél enuna interacción y que, de esa manera, tiene en común con él un conjuntode pertinencias y psopósitos; y c) para el observador que no intervieneen esa relación. Este hecho lleva a dos importantes consecuencias: prime-ro, que en el pensamiento de sentido común tenemos una mera probabi-

lidad de comprender la acción del otro de manera suficiente para nuestropropósito inmediato; segundo, que para aumentar esa probabilidad debe-mos buscar el significado que la acción tiene para el actor. D e esta ma-nera, el postulado de la "interpretación subjetiva del significado", comodesafortunadamente se lo designa, no constituye una particularidad de

la sociología de Max Weber2 6 ni de la metodología de las ciencias so-

ciales en general, sino un principio de construcción de tipos de cursosde acción en la experiencia de sentido común.

Pero la interpretación subjetiva de l significado solo es posible si serevelan los motivos que determinan un curso de acción dado. Refiriendoun tipo de curso de acción a los motivos típicos subyacentes del actor, lle-gamos a la construcción de un tipo personal. este puede ser más o menosanónimo y, con ello, más o menos vacío de contenido. En la relación de"nosotros" entre consociados, el curso de acción del otro, sus motivos(en la medida en que se tornan manifiestos) y su persona (en la m edidaen que está involucrada en la acción manifiesta) pueden compartirse demanera inmediata, y los tipos construidos, que acabamos de describir, exhi-birán un grado muy bajo de anonimato y uno muy elevado de plenitud.A l construir tipos de cursos de acción de contemporáneos que no son con-

sociados, atribuimos al actor más o m enos anónimo un conjunto de moti-vos supuestamente invariables que rigen sus acciones. Este conjunto es élmismo una construcción de expectativas típicas del comportamiento del

26 MAX WEBER, op. cit., págs. 9, 18, 22, 90, esp. pág. 88: "En `acció, :1 '

se incluye todo comportamiento humano cuando y en la medida en queel individuo actuante le adscriba un significado subjetivo... La acciónes social en tanto que, en virtud del significado subjetivo que el indivi-duo o individuos actuantes le otorgan, tiene en cuenta el comportamientode otros y orienta su curso según él". Véase TALcorr PARSONS, op. cit.,

esp. págs. 82 y SS., 345-47, y 484 y S S.; FÉLIX KAUFMANN, Methodology

of the Social Sciences, Nueva Y ork, Oxford University Press, 1944, págs.166 y ss.

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otro, y ha sido investigado frecuentemente en términos de rol o funciónsocial o comportamiento institucional. En el pensamiento de sentido co-mún, tal construcción posee una significación particular para proyectaracciones que están orientadas según el comportamiento de mis contempo-ráneos (no de mis consociados). Sus funciones pueden describirse como

sigue:1) Doy por sentado que mi acción (digamos, echar en un buzón un

sobre debidamente estampillado y con la dirección correctamente escrita)moverá a semejantes anónimos (carteros) a realizar acciones típicas(distribuir el correo) de acuerdo con 'motivos-para' típicos (obrar deacuerdo con sus obligaciones ocupacionales), con el resultado de que seproducirá el estado de cosas que he proyectado (entrega de la carta aldestinatario dentro de un período de tiempo razonable). 2) También doypor sentado que mi construcción del tipo de curso de acción del otro co-rresponde sustancialmente a su propia auto-tipificación, y que ésta incluyeuna construcción tipificada de mi modo típico de comportamiento, el modotípico de comportamiento de su semejante anónimo, basada en motivostípicos y supuestamente fijos. ("Se supone que quienquiera que coloque

en un buzón un sobre debidamente estampillado y dirigido, tiene la inten-ción de que éste sea entregado al destinatario en el tiempo correspondien-te".) 3) Más aún, en mi propia auto-tipificación —es decir, adoptando elrol de un cliente del servicio postal— tengo que proyectar mi acción dela manera típica en que supongo que el empleado de correos típico esperaque se comporte un cliente típico. Tal construcción de pautas de conductamutuamente entrelazadas se revela como una construcción de 'motivos-para'y 'motivos-porque' mutuamente entrelazados que se suponen invariantes.Cuando más institucionalizada o estandardizada es esa pauta de conducta, esdecir, cuanto más tipificada está de un modo socialmente aprobado porleyes, reglas, reglamentos, costumbres, hábitos, etcétera, mayor es la pro-babilidad de que mi propio comportamiento auto-tipificador produzca elestado de cosas al que apunto.

c) El observador

Tenemos todavía que caracterizar el caso especial del observador queno participa en la pauta de interacción. Sus motivos no están entrelazadoscon los de la persona o personas observadas; está "sintonizado" con ellos,pero no éstos con él. En otras palabras, el observador no participa enel complicado sistema de espejos mediante el cual, en la pauta de interac-ción entre contemporáneos, los 'motivos-para' del actor se tornan com-prensibles para el otro como sus propios 'motivos-porque' y viceversa. Pre-cisamente este hecho constituye el llamado " desinterés" o desprendimiento[detachment] del observador. No participa en las esperanzas y temoresde los actores con respecto a su comprensión mutua y al logro de su fina-

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ELABORACIÓN DE LOS OBJETOS MENTALES

lidad mediante el entrelazamiento de los motivos. De esta manera, susistema de pertinencias difiere del de las partes interesadas, y ello le per-mite ver, al mismo tiempo, más y menos de lo que aquéllos ven. Pero entoda circunstancia, solo los fragmentos manifiestos de las acciones de am-

bas partes son accesible a su observación. A fin de comprenderlos, elobservador debe servirse de su conocimiento de pautas de interacción típi-camente similares en m arcos situacionales típicamente similares, y tiene queconstruir los motivos de los actores a partir del sector del curso de acciónque es patente a su o bservación. Por lo tanto, las construcciones del obser-vador son distintas de las que emplean los participantes en la interacción,aunque no sea más que porque el propósito del observador es distinto delde los interactores, y con ello los sistemas de pertinencias vinculados a

tales propósitos son también distintos. Existe solo una probabilidad, aun-que suficiente para muchos propósitos prácticos, de que el observador enla vida diaria pueda captar el significado subjetivo de los actos de losactores. Esta probabilidad aumenta con el grado de anonimato y estandar-dización del comportamiento observado. El observador científico de laspautas de interrelación humana, el científico social, debe desarrollar mé-todos específicos para la formación de sus construcciones, a fin de asegurar

la aplicabilidad de éstas para la interpretación del significado subjetivoque los actos observados tienen para los actores.

Traducido por Noemí Rosenblatt

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