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    DON QUIJOTE Y EL PROBLEMA DELA REALIDAD

    En qu circuns tancia s ~ nsamos .nosotros la s cosas eomo reale s? William~s hace e stap regunta en uno de los ms notable s Captulos de sus Principiosde Psicologa 1y pa rte de este punto pa ra desa rrolla r su teora de los dis tin tosrdenes de realidad. As encuent ra que cualquie r obje to gue se nresenta sincon tradiccin es inmedia tamente aceptado COmo realidad absoluta . Y unacosa pensada no puede ser contradicha por otra, a no ser que comienceuna disputa diciendo staalgo inadmisible acerca de la primera. Cuando sucedeesto, la mente tiene que elegir una de las dos. Se cree en una proposicin,ya sea a tribu tiva o existencia l, en virtud de l hecho mismo de ser concebida , ano ser que choque con otras proposiciones diversas en las que creamosal mismotiempo y que afirmen que los trminos de estas ltimas son los mismos quelos t rminos de la s otra s. La ve rdade ra distinci6n entre lo re al ~ lo_in: ea l,toda la ps icologa de l creer, de l no creer y de la duda , segIlW~ lames,_se .apoya siempre en dos hechos mentales: primero, que nosotros estamos expues-t.i?~a j?e-s r~moao dife rente e l mismo o~to; y segundo, qtie "ua ' vezque hemos hecho esto, podemos 'ya saber cul es_ill_rnan.eJ.a@_p~ ~ nsargue~

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    DON QUIJOTE Y EL PROBLEMA DE LA REALIDAD 313y lo sepa ra de los otros; ni tampoco de ave riguar cmo ocurre la tra nsicinde un dominio de la rea lidad a otro; n i, finalmente , tampoco de estudiar culesson los ra sgosde conciencia que caracterizan las diferentes provincias o sub-universos de rea ldad.P Las pocas frases citadas de William James delimitan~uestro propsito de ana liza r e l problema de l re alidad enerDOn Quijotede Cervantes . La tes is que nosotros que remos presenta r e s la de que 1L~ ()v~ ,-la de_Cerva!lt_es_!r~ t~ _sisteIIl!i~ amentee l problema mismo de las rea lidades~ tipJt;S, t al y como lo presenta -WIlli I James~y q u e muchos aspectos delas aventuras de Don Quijote son yaI: ia~ iopes,cuidadosam_egtee_laboradas,de lt~ ll!~ .l?_r!ncipa~ ,sto ~ s'o< !~c~ o1110,d~ exp~ rIl!_entamos13:rea .l~~ ad.~ -Estero-blema t iene muchos aspectos , dia lct icamente entre lazados. Est e l mundode la locura de Don Quijote, e ln ..ERg()de la caba lle ra , un sub-universo derealidad incompatib le con la realidad primordia l de olavida diaria , en la cualse de senvue lven con sencille z e l ba rbe ro, e l sa ce rdote , e l ama de llave s y lasobrina , tomando esto COmocosa obvia , s in ningn gne ro de duda . Cmopuede ser que Don Quijote otorgue una dimensin de realidad a su sub-unive rso de fantas a , s i ste choca con la realidad principa l, en la que no haycastillos, ni ejrcitos, ni gigantes, sino solamente posadas, rebaos de ovejasy molinos de viento? C~mo es posible que e l mundo privado de Don ~ .?teno sea un mundo lleno de soHpsismosy que haya otras mentes dentro~ ?-_t :_~ starealidad, que no exis ten slo como obje tos ae la expe riencia de Don Quijote ,sino que comparten con l, cuando me o ierto unto, la c!e~ ncia,ensu ~ ealida._e _ectivaO_R t~ Il~ ~ I?Y, finalmente, tampoco el sub-universo de lalocura de Don Quijote , ni ~ lid~d p'rin1ordi~Ld~ los. sen!iqos, como Wil-Iiam James lo llama, e~ o~l__!1sotr()s,.fulE.~ ~ ,vivimos nuestra vida cotidia-na , re su ltan ser ta !!, I ! !Q! !Q l !! i_< ?9~com.Q_parecen.Ambos tienen algo as comoentroqUs-deexperiencias que trascienden-lOs sub-universos aceptados tantopor Don Quijote como por Sancho Panza , y que se refie re n a otros reinos derealidad no compa tible s con ninguno de los dos . Hay ruidos noctu rnos enig-mt icos y a terradores, hay muerte y sueos; vis in y arte; profeca y ciencia .Cmo es que Don Quijote y Sancho logran mantene r con xito la cre enciaen la realidad del sub-universo cerrado que han escogido como ba se de suvida a pesa r de la s muchas irrupciones de expe riencia s que los tra scienden?Primero, fijmonos en el mundo de la caballera de Don Quijote. Sinninguna duda, ste es un sub-universo cerra rlo, y tam1J"i sin dda a lgunaDon Quijote le concede la dimens in de realidad. Una y otra vez e l ingeniosocaba lle ro rechaza cua lquie r duda de pa rte de los a jenos a l mundo de la caba -llera , respecto de que los hroes de los libros de caballera s hayan jamsexistido, y de que sus aventura s ocurrie ran ta l. como estn de scrita s en di-chos libros. Don Quijote tie ne buenos a rgumentos que brinda r. La institu-

    2 Un primer ensayo de anlis is de estos problemas aparece en mi trabajo "On multiplerealities", Philosophy and Phenomerwlogical Research, vol. V., junio, 1945, pgs. 563-567.

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    314 ALFRED SCHOTZcin de la caballera andante,le explica al cannigode Toledo (pp. 328-31)8est universalmentereconocida y autorizada. La historia de Fierabrs tuvolugar en tiempo de Carlomagno,las,hazaasdel Rey Arturo estnregistradasen las Historias y anales de Inglaterra; en la Armera Real de Madrid puedeverseel cornode Rolando, aun hoy en da.y ms an, los libros que tratan de la vida y la historia de los caballerosdescribencon todo detalle la familia , el t iempo, el lugar y la accin de este~ de aquel caballero da a da . Basado en estos datos, Don Quijote puededescribir el Amads de Gaula con todos sus rasgos,caractersticasy acciones,de tal manera que podra decirse que l lo haba vis to con sus propios ojos .A estolo llama l una "verdad cierta"acerca de su existencia (p. 359). Adems,puedeser posible que libros impresoscon licencia realmientan?Y cmopue-de dudarsede que los gigantestenganexistenciareal? En la Isla de Sicilia sehan descubiertotibias y omplatosde tal tamao,que demuestraque susposee-dores eran gigantestan altos como una torre. Tambin las Sagradas Escritu-ras,que no puedenalejarsede la verdad en lo msmnimo,hablan de gigantescomo Goliat (p. 359). Si examinamospor qu nosotros,dentro de la realidadde nuestra actitud natural, creemos en acontecimientoshistricos, podemosec~ a~a!l0 d~ argum~ntossmlares a los de Don Quijote: ?,2cuci_el_lt2~~ u'-m~ riJ~ c~> ,jplri!~ r~ Il:mfa~ _tradici_no-y~elatos fidedignos, Y podra haber andiscusionesbien fundadas entre los historiadoresdel mundo de Don Quijote,tales comola discusin que l tuvo con el loco Cardenio sobre si el maestroElisabat era o no el amantede la Reina Madsima (p. 146).La caballera andante es antes que nada un modo de vida; cumple unamisin celestial. Los caballeros andantesson "ministrosde Dios en la tierra, ybrazospor quien se ejecutaen ella su justicia" (p. 70). En esta edad de hierrosu profesines la de recorrer el mundo, enderezandoentuertosy remediandoinjusticias (p. 116). Pero la caballera no es sc?Ioun modo de vida, es unacieIl~ ja;an ms,es la reina_detodaslas ciencias,que comprendetodas o casi~laJ ci_e~ cias t e rmundo. Quien profesa la caOi1rera-a~cfeb?serun juristay deoesab~lm"-teyessobre la personay la propiedad;debe ser te-logo, para poder dar las razones de las reglas cristianasque profesa;mdico,y especialmenteconocer de hierbas, para poder preparar una redoma delblsamo de Fierabrs, del cual bastan unas gotas para curar a un caballeroque ha sido partido por en medio, siempre y cuandolas partesseanunidas conexactitud antes de que "la sangre se yele" (p. 57); astrnomo,para saberpor las estrellascuntashorasde la nochehan pasadoy en qu parte delmundose halla uno; debe saberherrar un caballo, aderezarla silla y el freno y nadar.y sobre todo tiene que sermantenedorde la verdad, aunque el defenderla lecuestela vida (p. 437). '

    3 Toda s la s cita s s e re fie re n a la edicin de la Cole ccin Aus tra l, Espa sa -Ca lpe Argen-t ina, Buenos Aires, 1941.

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    DON QUIJOTE Y EL PROBLEMA DE LA REALIDAD 315Este mundo de la caballera andantetiene su propio sistema econmicoy

    jurdico. Los caballeros andantes estn exentosde toda jurisdiccin; su leyes su espada , su fuero es su va lor, su norma su propia voluntad (p. 809).Dnde se ha odo de un caballero andante que haya sido llevado ante unjuez por muchos homicidios que hubiese cometido? (p. 56). Qu caballeroandantepag nunca impuestoso derechosaduanaleso derechosde pontazgo?Cundoun caballeropaga un sastrepor el traje o las ropasque le hizo? Qucastellanoque aloj a un caballero en su castillo le oblig a pagar por ello?(p. 309). Y, naturalmente,los caballerosandantesnunca pagaronsueldo a susescuderos.Los hicieron gobernadoresde alguna isla o algn reino conquistado(p. 383).Este sub-universoest caracterizadopor peculiaresmodificaciones de lascategorasfundamentalesdel pensamiento,es decir, las del espacio,tiempo ycausalidad. El reino de Micomicona en Etiopa (p. 188) Y el Imperio deTrapisonda (p. 21) son conceptosgeogrficosbien determinados;la segundaregindel aire donde se engendranel granizoy la nieve, y la terceradel fuegodonde se engendranlos relmpagosy los truenos (p. 550), estn establecidaspor la fsica celestial. Y todos estoslugares pueden ser trados al alcance deuno. El sabio, nigromante,o mago,que cuida del caballero -y naturalmentecada caballero,para serlo de verdad, tiene esaclase de protector (p. 202)- lotoma dormido en su cama y al da siguiente lo deja miles de leguas ms alldel lugar en que estaba;o le manda un carruaje de fuego, o un Hipogrifo,o un Clavileo, el caballo de madera,o una nave encantada. Si no fuera poresto, no sera posible que un caballero,luchando en las montaasde Armeniacontra algn dragn,fuera salvadoal final por su amigo (o protector), quiense encontrabaun momentoantes en Inglaterra (p. 202). Don Quijote pasatres das en la cueva de Montesinos,aunquequieneslo aguardanen la entradade la cueva digan que slo estuvo dentro poco ms de una hora (p. 466)-un problemasemejanteal que ha analizadoBergsonen nuestrosdas al tratardel conceptode tiempo en la teora de la relatividad de Einstein-. Todo esto-es debido a l~ !: .: '} de_lo~e~~ aIl!a~es, tanto de los amigos como de losenemigos, que desempean en el sub-universode Don Quijote e l papel decausalidadymotivacin. Su actividad es la categora}undamentalde la nter-prefacin del munilO"deDon Quijote. Su funcin es la de trasladar~ 'l ordendel re ino de la fantasa a l re ino de la experiencia del sentido comn; porejemplo,transformara los gigantesatacadospor Don Quijote en molinos deviento. Los encantadorespueden,por lo tanto, transformartodas las cosasycambiar su forma. Pero, hablando estrictamente,lo que ellos transformanes el modo de interpre tacin que es vlido en otro sub-universo. Los dosmodosde interpretacin se refieren a la misma cosa;por ejemplo,la pieza demetal amarillo, de forma especial,yelmomilagrosode Mambrino en los trm-

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    316 . ALFRED SCHTZnos del sub-universo particular de Don Quijote, y una ordinaria baca debarbero en los trminos de la realidad cotidiana de SanchoPanza.

    As, pues, la lunc~ n~~ elos encal!t~ ~ :..e.s.~ .s,E.recisame!}t~~ ~ ~ _garant~zarla,:0~sten2~X_ .s2~ iJ:ltiiTd~.de varios sub-lmiv~ rsysde sigI# ~ saci,onesreferidas a las mismas cosas'y de a~~ ~ rarla persistencia de la dimensin derealidad otorgadc'acualquiera de dichos sub-universos. Nada permanece in-~ ~ plicado,paraajiCoo contradictorio,tan pronto como laS-;ctividades de losencantadoresse reconocencomo elementoconstitutivo del mundo. Pero, paraDon Quijote, la existencia de encantadores'es muchoms que una mera hip-tesis. Es un hechohistrico probadopor las fuentesde todoslos libros sagradosque tratan de asuntos de caballera . Por supuesto,es te hecho no puede sercomprobadopor los medios ordinarios de la percepcin sensible, porque losmagosnunca permiten que se les vea (p. 92) Y es claro que el axioma de en-cantamiento,que efecta la reconciliacin entre el sub-universod 1 antasay Ja primordial rea idad posible, no puede ser sometido a prueba, R.uesSse fundara precisame .ute_enno de_esossub-universos.Nuestro t ie o con su ilustracin no est re aradopara aceptar la inter-v,~ ci n de encantadoresinvis~~ comoprincipio d~ ~xplicacin_~.los fiec~osen la estrucWr~ ~ f!.usalel mundo. Nosotros, en efecto, reconocemosla exis-iecia de virus invi;,ibles, o de neutrones,o de un Id, en el sentido que estapalabra tiene en el psicoanlisis, comofuentescausalesde fenmenosobserva-dos.Pero quin se atrevera a compararestoshallazgos de nuestroscientficoscon las actividades de los encantadoresdel loco Don Quijote! Sin embargo,desdeel punto de vista de Don Quijote, la actividad de'los encantadoresinvi-sibles tiene una gran ventaja sobre los principios explicativos de la cienciamodernaque se acabade mencionar. Los encantadorestienen susmotivos_p- -raac,!_u~ r_c_oIl!,oJ~~ seny ~ ~ !o_~ .!?ot~ vo~.oll_c()mwensibl.esEara~ IJ.Q:Q.1:l:o~ ".IQs= sere~humanos. Algunos de ellos tienen ojeriza al caballero porque sabenbien, gra-cas a su arte y encantamiento,que a la larga Don Quijote vencer a uno desus favoritos caballeros en combate y que ellos no sern capaces de impedirque se realice lo que e l Cie lo ha decre tado (p. 44). Pero los encantadorespropicios tambin interfieren: el sabioque est de parte de Don Quijote mues-tra una rara clarividencia al hacer aparecerante todos el Yelmo de Mambrino,objetode tan inmensovalor, comouna baca de barbero; protegiendoas a sudueode serperseguidopor aquellosque vieran la verdadera realidad (p. 151).Y tambin sucede,por ejemplo en el pasaje de la aventura milagrosa con elbarco encantado,que dos poderososencantadoreschoquen entre s, cada unotratando de frustrar el designio del otro (p. 497). Aqu tenemostodos los ele-mentosde la teologa griega en la pocade Homero. La envidia de los dioses,la intervencinen favor de sus protegidos,la lucha por el poder y su sumisininevitable al hado, Ciertamente, si introducimos a los encantadoresdentrode la cadena causal, no podemos resolverla duda carteSIanade si el mundo

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    DON QUIJOTE Y EL PROBLEMA DE LA REALIDAD 317.est gobernado por un genio del mal o por Djg~. Pero estamos seguros deque lo que puede pasa r, pasa razonablemente, a sabe r: dentro de la s motiva -ciones de los encantadores. Podemos esta r tentados de habla r de una dia lc-tica no hegelia na, de una manera parecida a cuando hablamos de una geo-metra no euclidiana.Tales son los rasgos principales del sub-universo hermtico de Don Quijoteal cua l l ha otorgado una dimensin de realidad; de la base desde la cual linte rpre ta toda s la s dems provincia s de la re alidad. Pe ro e ste mundo suyoent ra en contacto con e l mundo de sus prjimos , y ambos, Don Quijote y losotros, t ienen que atenerse a,19s cc~ ~ Qict_()_S~ 9E~ ~ euscitan entreos ~es.9!I~masdisp~r~ josde interpretacin que rigen p~ ra.~ cad~= un_o7deos.dos Il1~ ~ dos.Enla de scripcin de va ria s de la s aventura s que Don Quijote encuentra en sustres salidas, Cervantes presenta de manera sistemtica las csolucion_espicaspara este problema; y sera una tarea muy tentadora la de analizarla s paso paso~ O-EsteprOps itono puede lleva rse a cabo dentro de l marco de estetraba jo. Tenemos que limita rnos a hace r slo una conside ra cin gene ra l ya ana lizar slo a lgunas de las aventuras de Don Quijote.. El mundo social con que Don Quijote entra en contacto en cada una desus tres salidiStoma una acHtud radlcafrente diferente frente a su fantsticomll._~ do~~ ar, que es para l eminentemente u n mundo lleno de sentido,pero que resulta para e l prjimo un mundo de locura . En su primera y brevesalida , Don Quijote va solo. Va meramente ent re tenido en un di logo mtimoCoUn mago de sconocido, quienquie ra que ste se a, que va a transmitir lacrnica de sus hazaa s a la s gene ra cione s futura s. Mas, por otra pa rte , DonQuijote s igue como amo impertu rbable en su sub-un ive rso; no se cons ide rarefutado por el comportamiento de sus semejantes,quienes, como afin~ a_Cer-vantes,deciden "seguirle el humor" (p. 27).-Pa ra Don Quijote existen re almente la forta le za con torre s y capite le s deplata luciente , la trompeta de un enano anunciando al caballero que llega, don-ce llas bells imas tomando el fresco a la puerta del cast illo, y e l a lca ide de estecast illo. Solamente para e l observador exis ten una venta, un porquero sonan-do su cue rno, dos muje re s de virtud incie rta y un vente ro. Nada ni nadie , sinemba rgo -pa ra volve r a la cita de William "Jameshecha a l principio de e stetrabajo-e,comienza un altercado diciendo algo inadmisible que pudiese contra-decir la expe riencia de Don Quijote, que ste t iene por ve rdade ra . El vente rolo re cibe a l como corre sponde a un caba lle ro, le pe rmite ve la r la s a rmas ylleva a cabo la ceremonia de armarlo caballero; nada hacen tampoco los merca-deres que estn reacios a reconocer sin prueba que Dulcinea sea la mshe rmosa de la s donce lla s, ni los a rrie ros se comportan de una manera incom-pa tible con e l pa trn de inte rpre tacin que rige en e l mundo de la caba lle ra .As, pues, las acciones de Don Quijote pueden ser e jecutadas dentro de la rea-lidad primordia l de la vida cot idiana a pesa r de sus mot ivos fant sticos , y no

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    518 ALFRED SCHTZhay nece sidad de llama r a los encantadore s pa ra que vengan a concilia r los.esquemas dispares de interpretacin.La actividad de los encantadores aparece por primera vez durante elepisodio entre la primera y la segunda salidas, cuando e l cura y el barberotra tan de cura r a Don Quijote quemando sus libros y haciendo un escrutiniode su biblioteca . Este hecho es explicado como obra de l archienemigo de DonQuijote , e l mago Frestn; y el caballero entiende esto perfectamente bien, y lotoma como un hecho verdadero. Desde entonces Don Quijote usa e l hecho delencantamiento pa ra mantene r la dimensin de re alidad de su sub-unive rsopa rticula r de la caba lle ra andante cuando este mundo choca con la realidadprimordia l de aque llos de sus seme jante sque se ponen en conta cto o en con-

    p flieto con l. En esta seg!!nda sa lida , Don Quijote ya no va solo. Tie ne queestablecer un "spb-universo de comunicacin" con el. compaero con. quienest en re lacin directa dent ro de l mundo de l sen tido comn. Es to se re fie resob~ tod~ a Sa~cho-Panza , su e scude ro, e l repre sentante de l pensamientocotidiano, que tiene siempre un tesoro de proverbios a sus rdenes para po?erloex lica r todo en t rminos de l conocimiento que se t iene por obvio. Pe ro s i la scosasy los hechos q.ueam s ex:g_erimellta!1on.~ E:'!p~ etaaosllea~ _~ s90ue-mas diferentes < 1~jnt~me!.acin,son todava experiencias comunes de losmIsmos aojetos? Nues tra re lacin70n e l mundosocil!l se basa en e l su uestode qu:, a pesar de todas as variaciones individua les, ~ LJ2cliimo experimentalos mismos ob 'e tos esencia lmente de la misma mane~ a_gue nos0t :0s , y vice-ve rsa; y tambin que !!s e sq_llemas e mterpre tacmn-y los n~s tr~ . ofrecenla misma e structura tpica de conexione s. Si e sta cre encia enE- identidadesencia l ae la experiencia in te rsuoj tiva del mundo se viene abajo, entoncesse destruye la posib ilidad misma de establecer comunicacin con el prjimo.En tan crt ica s ituacin llegamos a convencernos de que cada uno de nosotrosvive dent ro de la concha impene trable de su propia pris in solips st ica ; losdems resultan solamente meras ilusiones pa ra nosotros, pa ra los dems, ynosotrospara nosotrosmismos. Hay dos posibilidades: o bien mis experienciasde l mundo objetivo resultan meras ilusiones (yen la te rminologa de DonQuijote esto quie re decir que e l encantador ha transformado e l mundo obje -tivo ), o yo he cambiado mi identida d (lo cual quie re decir que yo estoy en-cantado). Por ot ra pa rte, e s precisamente la supues ta actividad de los encan-tadores qu ienes cambian y a lt eran todas nuestra s hazaas y la s t ransformansegn su capricho, lo que conduce al efecto de que lo que a Don Quijotell-!parece el Yelmo de Mambrino sea para Sancho Panza una baca de barbero,y para otro algo diferente (p. 50). Esto no es del gusto de Sancho Panza.Pa ra l, e l emprico neopos itivis ta , los dolore s de sus hombros ca isados porel manteo de que fu obje to en la posada confirman la re alidad de sus a tor-mentadores, e l posade ro y e l a rrie ro; y se niega a acepta r la explica cin deDon Quijote de que e llos e ran fanta smas de un ca stillo encantado. Cuando

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    DON QUIJOTE Y EL PROBLEMA DE LA REALIDAD 319se comienza a reconocera gentesque tienen nombres,dice Sancho, no existeningn encantamiento.Pero, lentamente,Sanchova aceptandoel esquemadei!!terpretacinde_Don. QuiJ!> te.El __n_c:a~ fami~ n~ o-esurta al fin posible paraSancho,y, as, al trminode la segunda parte, despusde la derrota de DonQuijote por el Caballero de la Blanca Luna, se convierteen un hecho."Pareca-le que todo aquel sucesopasaba en sueos,y que todaaqUe1Iil1quinaeracosa de encantamiento"(p. 671).

    Con gran habilidad, Cervantes describe esta transicin y los medios porlos cuales un mismo sub-universode comunicacin-s e establece entre el ca-ballero y el escudero. Ambos tienen buenos argumentospara explicar susdiscrepancias. Don Quijote reconoceque Sanchono es un caballero y, por lotanto,estsujetoa otrasleyes (p. 94); quiz sumiedole impide ver y escucharlo que en verdad es (p. 100); si Sanchosiguiera furtivamente los dos rebaosde ovejaspor un momento,descubrira que fueron transformadosen dos ejr-citos tal y como lo describi Don Quijote (pp. 101-102). Por otra parte, San-cho Panza se inclina a creer que las desgraciasdel caba lle ro se deben a lhechode que Don Quijote quebrantun juramentosolemne(p. 104); o ta l veza que tiene poderessobre gigantesreales,pero ningn poder sobre fantasmas(p. 187). y habiendo descubiertoque l tiene que aceptar el encantamientocomoun esquemade interpretacin,para poderestablecerun universode comu-nicacin con Don Quijote, Sanchoaprende a expresarsecomoun discpulo delos filsofos escpticos. Sancho corrige varias veces su juicio original sobrele que Don Quijote declara que es el Yelmo de Mambrino, y que para l esslo una baca de barbero,que tiene el valor de un real, s es que tiene algnvalor: "que no semeja sino una baca de barbero, pintiparada" (p. 119). Ydespus(p. 304) habla incluso de un baciyelmo. Hacia el final de la primeraparte (p. 304) el relato de esta aventura se usa para desarrollar,como en unstretto de complicada fuga, ~ te.!!l~ jI_lfip- 1de. re;lli.4ruLintersubJ_etiva

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    320 ALFRED SCHTZperfectamentecorrecto. Don Quijote se niega a intervenir en el asuntode la al-barda, porque steno se refiere a cuestionesde caballera andantey l, siendocaballero, pudiera estar sujeto a sortilegios en aquel castillo encantado. DonQuijote reconoceque esa cosale parece a l una albarda;pero deja la decisina los dems,porque su entendimientoestarlibre y as podrn juzgar los acon-tecimientos de aquel castillo ta l como son, y no como a l se le presentan.Quienes estn en el enredo afirman, por medio de un voto secre to, que elobjeto no es la a lba rda de una mula sino e l a rns de un caba llo. El antiguopropietario,bajocuya mirada los objetossehan convertidoen yelmoy en arns,est ms que perplejo; pero, comobuen demcrata,acepta el voto de la ma-yora y dice "All van leyes" (donde quie ren reyes) (p. 306). Uno de lospresentes,empero, asumiendoel papel de observador cientfico, no est sa-tisfecho.

    Si esono esuna moma tramada,lno llega a entendercmounoshombresinteligentespueden insistir en que los objetos en cuestinno seanuna baca yuna albarda. Este juicio se presentacomocontrario a la verdad obvia y al buensentido,y el mundoenterono lo convencera l de lo contrario. Como un buenmtodopara decidir tal disputa,se inicia una batalla generalentre las dos par-tes. "Finalmente -comenta Cervantes- el rumor se apacigupor entonces,laalbarda se quedpor jaezhastael da del Juicio, y la baca por yelmo,y la ven-ta por castillo" (p. 307). El abismo entre los dos sub-universosno se puedezanjar ni por medio de la lgica formal, ni por medio del voto de la mayora,ni por medio de la victoria militar.

    '1 La segundaparte de la novela, escrita diez aos despus,trasponela dia-lctica de la intersubjetividad a una nueva dimensin. En sus dos primerassalidas Don Quijote tropez con varias personas y,se enfrent con ellas enrelacin directa, sin que ninguna de las partes tuviera un conocimientopreviode la otra. Pero antesde que Don Quijote saliera por terceravez, la historia desus aventurasanterioreshaba sido descrita en un libro ledo por la mayorparte de las personasque l habra de encontrar. Ese pblico annimode lec-tores se haba formadoun tipo ideal de la personalidad de Don Quijote y desusmanerasde actuar y reaccionar;esoslectores esperande l determinadas.formasde comportamiento,entreellas, las expectativasque Don Quijote tendrrespectode las reaccionesde ellos,y se preparan a orientarsu propio compor-tamiento hacia el caballero de manera tal, que pueda ser interpretadopor lcomo una respuestaadecuada a sus propias acciones. Para halagarlo, paraestablecercon l un adecuadouniverso de comunicacin,construyen,dentrode la realidad de su mundo cotidiano,un mundo de juego,de broma, de fic-cin y de simulacin,y esperanque Don Quijote lo tome como la realidad,en los trminosde su particular sub-universo.Pero;'dado que nunca otorgaronuna dimensin de realidad a su mundo de ficcin, no pueden tener xito enestablecerun universode comunicacincon Don Quijote, y, por consiguiente,

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    DON QUIJOTE Y EL PROBLEMA DE LA REALIDAD 321no pueden establece r una ve rdade ra re lacin socia l con l. Es to lleva , comoveremos, a la t ragedia personal y a la ca da del caba lle ro.La tragedia personalde Don Quijote se debe, ante todo, al debilitamientode su fe en la re alidad de Dulcinea. Cuando Sancho se ente ra de que la damadel caba lle ro, Dulcinea del Toboso, no es sino la hija de un labrador, llamadaAldonza Lore nzo, duda de todo lo que el enamorado caballero ha dicho deella. "Piensas t que las Amarilis, las Filis, las Silvias, las Dianas, las Galateas,las Flidas, y ot ras tales de que los libros , los romances, las t iendas de los bar-beros, los teatros de las comedias, estn llenos, fueron verdaderamente damasde ca rne y hue so, y de aque llos que la s ce lebran y ce lebra ron? (p. 155). No,por cie rto, sino que la s ms se la s fingen, por da r suje to a sus ve rsos, . .. y a s,bstame a m pensar y creer que la buena de Aldonza Lorenzo es hermosay honesta ;y en lo de l linaje , importa poco; que no han de ir a hace r la informa-cin dl para darle algn hbito, y yo me hago cuenta de que es la ms altaprincesa del mundo." Y aqu Don Quijote hace un juicio que es el meollode nuestro problema y supe ra con su audacia lgica todas la s pa radoja s de lateora de la s cla se s de Russe ll: 4 "Y para concluir con todo, yo imagino quetodo lo que digo es as, sin que sobre ni falte nada... " (p. 155). Este es elaxioma bsico que identifica la ve rdad con la exis tencia en e l sub-un ive rsoa l cual se haya otorgado una dimensin de rea lidad .

    En la segunda parte de la nove la, la Duquesa recibe a Don Quijote en elmundo de simulacin que e lla ha urdido, cuidadosamente , para l. Y refrin-dose a l mencionado juicio sobre e l caba lle ro que e lla ley en la primera parteya publicada , como tambin a l hecho de que Don Quijote nunca se encontrcon Dulcine a, expre sa duda sobre la existe ncia rea l de dicha dama. "Diossabe s i hay Dulcinea, o no, en e l mundo, s i es fants tica , o no es fants tica ;y stas no son de las cosas cuya ave riguacin se ha de llevar hasta el cabo.Ni yo engendr ni pa r a mi seora , pue sto que la contemplo como convieneque sea una dama que conte nga en s las parte s que puedan hacerla famosaen todas las del mundo" (pp. 511-512) . Solamente los mercaderes de Toledoque van a compra r seda a Murcia quie ren que e l caba lle ro le s ensee a Dulci-nea, o cuando menos un re tra to, antes de mostra rse dispuestos a aceptar quesea una muy hermosadonce lla (p. 34). Slo Sancho se a treve a decirle a DonQuijote , durante la tercera salida, cuando buscan en vano el palacio de Dulci-nea en e l Toboso, que l tampoco v nunca a la incompa ra ble dama y que sure la to de habe rla vis to y la re spuesta que le tra jo a l caba lle ro fueron cosas desu invencin. Pero estono es bastante. Tres labradoras en sus borricos se acer-can por el camino y Sancho se la s describe a Don Quijote como la princesaDulcinea en toda su gloria , acompaada de sus damas, caba lgando hacaneasblancas como la nieve . Pero Don Quijote, para desesperacin suya , puede ver

    4 La cual se encuentra tambin en la novela de Cervantes, como ya lo descubri Her-mann Weyl.

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    322 ALFRED SCHTZsolamentelabradorasmontadassobreborricos -al menosesoes lo que le parecea l (p. 396)- Yse inclina a dudar de su propia experienciainmediata. Contoda seguridad,los encantadoreshan puesto nubes y cataratasen sus ojos ypara stos solamente,y no para otros; se ha transformadoDulcinea en unapobre labradora. Y todava hay una posibilidad ms terrible. Quiz el encan-tador, al mismo tiempo, le di a Don Quijote la apariencia de algn espectropara hacerlo abominablea los ojos de Dulcinea (p. 397). ste es el mismoproblema que presentaKafka en su novela Metamorfosis, en la cual un hombrese encuentra una maanatransformadoen un bicho gigantesco.Don Quijotecomienza a dudar de su propia identidad. La situacin se vuelve todava mscomplicada por el hechode que ms tarde Don Quijote, en la visin que tieneen la cueva de Montesinos,ve a Dulcinea transformada en una campesina,yllega entoncesa la conclusinde que ella debe estarencantada,transformada,no slopara l, sinotambinpara Sanchoy para todoslos dems. Sin embargo,Don Quijote tiene dudas,y las sigue teniendo, sobre si lo que vi en la cuevade Montesinos fu algo,real, un sueo,o pura imaginacin suya. Pregunta almono adivino de Maese Pedro (p. 478), Y ms tarde a la cabeza encantada(p. 659), si el relato que l d i de sus experienciasen la cueva era verdado sueo,imaginacino realidad,y recibe dos vecesla respuestadevque era unamezcla de ambas cosas. Incluso dentro del sub-universoparticular de DonQuijote hay la, posibilidad del ensueoy de la imaginacin, un mundo defantasa dentrodel mundode la fantasa; aun en ese sub-universolas fronterasde la realidad son evanescentes;incluso en l hay enclaves que constituyenreflejos de otros sub-universos.Para Sancho, que sabe que todo el relato de sus dos encuentros conDulcinea es nada ms que invencin suya, la situacin aparece completa-mente clara, y la narracin de Don Quijote de lo que vi en la cueva deMontesinos lo convencifinalmente, sin ninguna duda, de que su amo estabafuera de su juicio y loco en todoslos sentidos (p. 467). Pero su acertadaconvic-cin se tambaleacuando,ms tarde (p. 516), confiesa a la Duquesa que lhizo que Don Quijote creyera en la verdad de sus encuentroscon Dulcinea, yque el encantamientode dicha dama es tan verdad como que la luna es unquesoverde. La Duquesa contestaque, en su opinin, el truco de Sanchofuuna invencinde los encantadores,y que la labradora es realy verdaderamenteDulcinea, y que fu l, el buen Sancho,quien result engaado,aunque pensa-ra que l haba sido el engaador. Con esto,la Duquesatoma el punto de vistahegelianode "los artilugiosde la Razn", que hacen que el hombre,involunta-ria e inconscientemente,sea un instrumento de los superioresfines de ella.Sancho tiene que aceptaresta posibilidad, y tambin que, si la Duquesa tienerazn, tenga l que creer1 0 que Don Quijote pretendehaber visto en la cueva.Pero, manifiestaSancho,debi haber sido al revs de lo que la Duquesa dice.No se puede suponerque Sancho pudiera inventar tan astutotruco con su

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    DON QUIJOTE Y EL PROBLEMA DE LA REALIDAD 323pobre ingenio, aguijoneadopor el problema del momento; ni su amo puedeestar tan loco como"para dejarse persuadir por las dbiles dotes de algo tanconsiderablementems all de toda probabilidad. La verdad debe ser que/lo que l v era una labradora, la tom por labradora, y como labradora lajuzg. Pero, si era Dulcinea, estono puede atribursele a l, sino tan slo a laobra de un encantadormuy activo y extremadamentelisto (p. 519). La acep-tacin, por parte de Sancho,de la posibilidad de que su labradora emprica, aquien l transformen una Dulcinea ficticia, era quizs en efecto la Dulcineanoumnoa, completa la dialctica de la experiencia intersubjetiva de la rea-lidad.Se mencionantes que el mundo de la fantasa no es un reino unificado;que hay fantasas dentro de las fantasas, sub-universos dentro de los sub-universos, los cuales pueden chocar uno con otro, y ambos con la realidadde la vida cotidiana. Un ejemplode tal situacinpuede encontrarseen uno delos ms profundos captulos de la obra de Cervantes, en el cual Don Quijoteasiste a la funcin de los tteres de Maese Pedro para ver "La Liberacin deMelisandra", Por suslibros de caballeras,Don Quijote conocetodoslos detallesdel relato de cmoDon Gaiferos libera a la seoraMelisandra de la esclavitudde los moros en que se encontraba,que es para l un hecho histrico. Alcomienzo de la funcin, Don Quijote critica ciertos detalles de presentacincomo contrarios a los hechos; por ejemplo, que el Rey moro da la seal dealarma para la persecucin de los enemigos batiendo las campanas de lastorres de todas las mezquitas,cuando en realidad los moros usaban para talpropsito atabalesy dulzainas. Pero pronto la representacinteatralse apoderade Don Quijote y crea en l miedo y compasin, al buen modo aristotlico.Las cosas que saba por sus libros, que eran hechos histricos, ocurren ahora,representadaspor los tteres de Maese Pedro, ante sus ojos,vvidamente en elpresente. Mientras dura la funcin, el curso de los acontecimientospermanecetodava incierto, y puede ser infludo por la interferencia de Don Quijote;ste,viendo la partida de moros en persecucinde los fugitivos, piensa que sudeber es ayudar a un rey tan famosoy a una dama tan hermosa.Desenvainasu espada y comienza a dar de cuchilladas con terrible furia sobrelos tteresque hacan de moros, sin atender la exortacin del desesperadoMaese Pe-dro, que le adverta que aqullos no eran moros reales, sino figurillas depasta . Despus, cuando Maese Pedro pide el pago por e l dao causado asu propiedad, Don Quijote le asegura (p. 483) que todo lo que haba pasadole haba parecido a l un hecho verdadero. Melisandra era Melisandra, Gaife-ros era Gaiferos, Carlomagno era Carlomagno. Por esto se le excit la clera,y conscientede su misin de caballero andante,tuvo que dar ayuda y protec-cin a los perseguidos.

    Don Qu,ijotetoca ~qu el ~ o problema, todava no r~u.~ t~_g~_Jarealidad de la obra artstica, especialmentedel teatro. Tambin nosotros,San---~" '-~~~=;.>

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    324 ALFRED SCHTZchos del mundo del sentidocomn, al sentamosentre el pblico estamosds-pu~ ~ substItUirla dimensinde realidad delmun_docircuI)dant~ _de_l~ Stravida cotiaiana por el mu_ndo_el escenario,tan pronto comoel teln se levanta.Ta~Qn noSOtros,mient~ ~ ~ldram; s~ -des-arrolia: vivimos=e~- ; _ ; ~ - .erealidad diferente al de los entre~ tos. Tambin para nosotrosLear es Lear,Regan es Regan, Kent es Kent. Pero esta realidad de los acontecimientosen el escenarioes de una clase enteramentediferente de la de nuestra vidacotidiana.~ ltima es el nico sub-universodentro del cual od iarnoscon nuestros ro lOS actos,e nico sub-universo ue podemostransfo~marconnuestraacciny dentro el cal p - o s-esa ecercomunicacioncon nuestros12rjimos.Es~ caciCterrundamentaI de la re~ dad de nuestra vida cotidiana(o se trata tan slo de que axiomticamentele otorgamosla dimensin derealidad?) e precisamentela razn or la cual estesub-universolo expermen-~mos como rea 1 a primordial de las circunstanciaU e contornoc~);le~n_em

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    326 ALFRED SCHTZsolo hecho contradictorio,y tiene, por lo tanto, que ser eliminada de los analesde la ciencia y reemplazadapor otra que est mejorfundada. Esto es .as, por-que el sub-universocerrado de la realidad cientfica, aunque necesariamentediferente del sub-universodel sentido comn de la vida cotidiana, est atadotambin necesariamenteal procesode verificacin emprica dentro del mundodel sentidocomnen el cual vivimos y al que tomamoscomonuestrarealidadprimordial.Por otra parte, el que nosotrosveamos con nuestrospropios ojos a Roci-nantey al rucio de Sanchono es ninguna objecin al requisito cientfico, nece-sario para averiguar nuestra ubicacin dentro del universo, en relacin conlas realidades cientficas de caluros,lneas, eclpticas, etc. Y si sucedeque elver nosotros a Rocinante fu solamenteuna ilusin, una mera apariencia ofantasma, entoncesla explicacin cientfica, para que sea vlida y real, enrelacin con el sub-universode la ciencia, tiene que mantenerabierta, si no esque ha de explicarla, la posibilidad de tal ilusin dentro de la realidad primor-dial del sentido comn. Pero es ms interesantean el darse cuenta de quetambinel sub-universoficticio de Don Quijote conocehechosrealesy creenciassusceptibl~ s.d= e.un =a!!!i~ }~~ n!!:2~~ ,2de un:L~ ~ nJ@1J?itiea; - f deque taluniverso Euede result~r_co~ o incomEatible con el sub-universode-raCinci:1nto"W iii l pued-resiIlt~ !:uestro~ und~ -a~ r!e_tiaocomn.-'S'decir7d"s"de=erpUtode vi;fa del mund-o~ ntid~oin~~ -Ioshechos .reales y efectivos"en el mundo de Don Quijote son meros fantasmas. Perotambin la ubicacin en el espacioficticio de Don Quijote, en el cual podemosviajar muchos miles de leguas en un abrir y cerrar de ojos, es todava unaubicacin dentro del universo entero,el mismo universo que puede ser des-crito en trminos del sistema cientfico de coluros, lneas, eclpticas, etc. Elanlisismspenetrantedelproblemade la ilusin X la percepci.~ i.~ htj t~~ bietivldad,.somoelementosconstitu_tivos.e l~ .r~ a.li a , ellall~ e~ tuloque qescribe el viaje de Don Quijote y Sancho en Clavileo, el caballo demadera.D'sgrnciadruI;ente,no poclemosliacer aqtrh.ina descripcrn""deEllla-~ los hechos ocurridos en la corte del Duque y la Duquesa, quienes alestablecerun mundo de ficcin preparan cuidadosamenteesta aventura extra-ordinaria, la cual en mi opinin constituye la cumbre de la leyenda de DonQuijote.Le dicen a Don Quijote que un caballo de madera , Clavileo, ha sidoenviado por un magopara llevarlo a l y a su escuderopor e l a ire hasta unreino distante,donde una afligida dama necesitasocorro. Montan a Don Qui-jotey a Sanchoen la parte de atrsdel caballo de maderay les vendanlos ojos.De acuerdocon lo que le han dicho, el caballero mueve la clavija de maderaque pondr en movimientoal caballo,y el viaje comienza. De la maneramsrefinada, preparan artificios para darle giros de verdad a la ilusin del vuelode nuestrosviajeros,quienes,por supuesto,no abandonanla tierra. La gente

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    DON QUIJOTE Y EL PROBLEMA DE LA REALIDAD 327grita: "Ya, ya vais por esos aires, rompindolos con ms velocidad que unasaetal" (p. 549).Sancho, pensandoan en trminos de sentido comn, pregunta: "Seor,cmodicen stosque vamostan altos,si alcanzan ac sus voces,y no parecesino que estnaqu hablando,junto a nosotros?"(p. 549). .Acer.tadamenteDon Quijote seala que el esquemade interpretacinentrminosde la realidad del sentidocomnya no se puede aplicar a situacionesque, trascendiendoesta realidad, invalidan los fundamentosaxiomticosde to-das las explicaciones que rigen dentro del sub-universoque ellos acaban dedejar. Cegados,o con los ojosvendados,comoestamoscuandonos sumergimosen e l re ino de lo trascendenta l,no os verifica r e l te stimoniode l r iimopor medio de nuestras ercepcionessensoriales. Es e mismo problema que,casial mismo tiempo que Cervantes,trato akespeareen la grandiosaescenade El Rey Lear (IV-6), cuandoEdgar le hace creer al cegadoGloucesterquesalt del risco de Dover paramatarse,pero sobrevivi.Don Quijote, en su caballo inmvil, sienteuna brisa que le azota,causadapor fuelles operadospor los sirvientesdel Duque; y siente calor gracias a unasestopas que pendientes de una caa le calentaban el rostro. Aplicando suconocimiento cientfico para explicar sus sensacionesen trminos del reinode la fantasa,Don Quijote hace saber a Sancho sus conclusionesde que yaalcanzaronla terceraregindel aire,o sea la regindel fuegodondese fabricanlos relmpagosy los truenos. Sanchodecide quitarse la venda que cubre susojos, cuando en ese momentoocurre una explosin, despus de la cual losviajeros descubrenque estnan en ellugar de donde partieron.El Duque y la Duquesa siguieroncon gran placer el dilogo de los viaje-ros durante su viaje y, al terminar ste,estn ansiososde saber por boca deellos lo que experimentaronmientras montaban a Clavileo. Estn exacta-mente en la posicinde un psiclogode nuestrosdas en el laboratorio,cuandoexperimentacon sus sujetos,usando el llamado fenmenoautocinestsico.ElconocidopsiclogoMuzafer Sherif, por ejemplo,dice a su sujetoque en ellabo-ratorio oscuro una luz (la cual en verdad est fsicamente inmvil) se moverhacia la izquierda o hacia la derecha,segnel caso.Despusel psiclogoveri-fica la respuesta que da el sujeto del experimento,y, finalmente, repite elmismo experimento con varios sujetos para observar la situacin colectiva,en la cual cada suje toda a conocersu juicio en voz alta, con lo que influyesobre los juicios que los otros dan y a la vez es infludo por los juicios de losdems.

    Sancho tiene que informar primero,y su relato parece un cuento de des-enfrenadafantasa cientfica, al estilo de los que se producen en nuestrosdas.Asegura, entre otras cosas,que l y Don Quijote alcanzaron la constelacincelestialde Capricornio y que l jug durante una hora con "las siete cabri-llas" de que est compuestadicha constelacin,mientrasClavileo le esperaba,

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    328 ALFRED SCHTZe tc te ra .Pe ro Don Quijote estaba con l. An loga lJlente a lo que ocurre en e lexpe rimento de l profe sor She rif, Don Quijote escuch e l cuento de Sancho.Puede confirmarlo? dice : "Como todas estas cosas yesos tales sucesos vanfuera del orden natural, no es mucho que Sancho diga lo que dice. De m sdecir que ni me descubr por alto ni por bajo, ni vi el cielo, ni la tierra, ni lama r ni la s a rena s" (p. 552). Pa ra pode r a lcanza r una conste la cin ce le stia ltuvieron que pasar m s all de la regin de l fue go. Tal vez la tocaron, pe roes incre ble que la hayan a travesado. Esto no puede sucede r s in abrasa rse..."pues no nos asuramos",Don Quijote concluye, ".. . 0 Sancho miente , o Sanchosuea".Re sulta inte re sante que Don Quijote , quien tiene plena conciencia deque toda la aventura est fue ra de l orden de la na tura leza , se re fie ra precisa-mente a este mismo orden natural para establecer las premisasde su conclusinperfectamente lgica. Sera posible , acaso, que los magos que construyeronClavileo le s pe rmit ie ran a travesa r la regin gnea s in quemarse? s te es unpunto muy importante : para poder explicar las contradicciones entre los dossub-universos,tenemos que acudir a las reglas interpretat ivas con las cuales seconstituye un te rce r sub-unive rso, aunque sabemos muy bien que cada unode los dos re inos est sepa rado de l ot ro y es irreduct ible a l te rce ro. Pe ro DonQuijote todava mantiene abierta la posibilidad de que Sancho hubiera soado.Sabe , por su propia expe riencia en la cueva de Monte sinos, lo difcil que e sestablece r una lnea divisoria entre realidad y ficcin . Se ace rca a Sancho ysusurra en su odo: "Sancho, pues vos queris que se os crea lo que habisvisto en el cielo, yo quiero que vos me creis a m lo que vi en la cueva deMontesinos" (p. 553).Miguel de Uuamuno, en su maravilloso comenta rio sobre Don Quijote,in te rpre ta este ju icio del caba lle ro como una expresin de la ms a lta magna-nimidad de su cndida alma, ya que Don Quijote est bien convencido deque lo sucedido en la cueva de Montesinos fu verdad y que lo que Sanchocuenta no puede serlo. Pe ro cabe ot ra inte rpre tacin . Don Quijote est con-vencido de que tan slo e l ~ xRerimentant~ _es quien pue~e ,de te rminar cu lsea~ Sub-UI.liY~ ~ ~ so_ L< J.lliW!L,Yo".ha~ gIlf).rN..2_1aimensin de !e~ lidad. Laexperiencia intersubjetiva, la comunicacin, - I a part icipacin en algo comn,presupone, en lt ima instancia , una fe en laver~ _cidaddel ,otro; fe animal en elsentido de Santayana , la cual implica que yo doy por supuesta la__osib ilidaade que e l otro otorgueJ~ !!imens i9n __e I:~a li ~ da uno de los innumerable ssub-ulllve rsos ,-ypor ot ra pa rte , implica que l, e l otro, da por supues to quetan'loien yo tengo la facultad de determinarlo -qu~ es ~~ seo, lo que esmi ftaS y 1 0 que es m . l viOareaf . . s t e es el' ltimo anlisis en la dialcticain te rsuojefi~ cre--ta realiaaa:y, -por lo tanto, me parece a m, la culminacinen e l e studio de este problema en la obra de Cervante s.Es tambin e l vira je en la t ragedia personal de Don Quijote. Con la explo-

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    DON QUIJOTE Y EL PROBLEMA DE LA REALIDAD 329s n de Clavileo -o mejor, con la imposibilidad de establecerintercomuni-cacin en el sub-universode la fantasa- pierde su poder mgico de auto-encantamiento.Ante las mentiras de Sancho siente el desacatoque cometial entremezclarla realidad con la fantasa en el relato de sus aventurasen lacueva -los trminos "realidad" y "fantasa"se emplean aqu desde el puntode vista de la realidad del mundo particular de Don Quijote-; siente que hatraspasadolas fronterasque l mismopuso en la realidad de su reino particu-lar, y que se ha permitido soardentro de sus lmites, entremezclando,de talsuerte,dos reinos de realidad, y pecandoen contra del espritu de la verdad,siendo as que el defender este espritu es la primera tarea del caballero an-dante. Al volver de la cueva de Montesinos,Don Quijote habl en trminosparecidos a los de su hermanomenor Segismundo,en La Vida es Sueo, deCaldern: "Dios oslo perdone,amigos;que me habis quitado de la ms sabro-sa y agradable vida y vista que ningn humanoha visto ni pasado.En efecto,ahora acabode conocerque todos los contentosdestavida pasancomosombray sueo... " (p. 461).Sin embargo, la experiencia trascendentalde que la vida puede ser unsueo pone en cuestin no solamente la realidad de l mundo de l sentidocomn de la vida cotidiana, sino tambin la de cualquier otro sub-universoque se haya aceptado. La verdaderatragediapara Don Quijote es el descubri-mientode que, incluso su sub-universoprivado, el reino de la caballera,puedeser slo un ensueo,y de que sus placerespasancomosombras. Esto crea, nosolamenteun conflicto en la concienciapsicolgica,que se convierte,con pala-bras de Hegel, en "infeliz", sino tambin un conflicto en la concienciamoral,especialmentecuandola aventurade Clavileo prueba que incluso los Sanchossoncapacesde entremezclarelementosde ensueoscon la realidad de suspro-pias vidas cotidianas.La intuicin de Don Quijote,de que la intercomunicacinse garantizasola-mentepor la fe mutua en los trminosde la realidad del otro,y su exhortacina Sanchopara que crea en sus visiones,si es que ste quiere que Don Quijotecrea en las suyas,esuna especiede declaracin de quiebra; las palabrasfinalesen esta ocasin:"y no os digo ms",aumentanla tragedia de sumentey de suconciencia, ya tan infelices. Es su mala fe la que en los captulos restanteslo lleva a su ruina y a la destruccinde su sub-universo. Don Quijote se dacuentade la realidad de la vida cotidiana,y ningnencantadorlo ayudaa trans-formarla. Se quiebra su capacidad para interpretar la realidad del sentidocomn en los trminos de su universo privado. Mientras que el desencanta-mientode Dulcinea falla, el suyotiene completoxito. El gran procesode des-ilusin consisteen un alejamientoconstantede la dimensinde realidad de susub-universoprivado, el mundo de la caballera. Este mundo -para volver ala observacinde William James con que comenzeste estudio- choc final-mente con las realidades de la vida cotidiana, de tal manera, que su mente

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    330 ALFRED SCHOTZtuvo que elegir con qu quedarse. Despus de haber mantenido vigorosamentedurante todas sus aventuras su eleccin original, despus de haber desarrolladoun sistema cientfico -o quiz s una e specie de teologa - de la s a ctividade smgicas de los encantadores, cuya misin es reconciliar los esquemas contra-d ictorios de in te rpre tacin , Don Quijote pie rde la fe en este principio funda-mental de su metafs ica y cosmogra fa . Al final se encuent ra de regreso en unmundo a l que no pe rtenece , ence rrado en la realidad cotidiana como si fuerauna prisin, y torturado por el carcelero ms cruel: la razn del sentido comn,q~ tiene conciencia de sus propios ll!!!tes.La razn del sentido comn niegao dis imula la irrupcin de lo t rascendenta l en estemundo de la vida cot id iana ;pero muestrasu fuerza invencible en 'la experiencia que todos nosotros tenernosde l hecho de que e l mundo de la vida cot idiana con sus cosas y acontecimien-tos, sus conexiones causales de las leyes naturales, sus hechos e inst itucionessociales, 120 t ! ' simp_1.Ws!2.z.de que solamente lo podemos entende r y dominaren una medida muy limitada, mientras que el futuro permanece abierto, veladoe incie rto, y que nuest ra nica esperanza y gua es la creencia de que podremosarreglrnoslas con estemundo si para nuestros fines prcticos nos comportamoscomo s comportan los dems, y aceptamos lo que los dems toman como algoincuestionable; todo eso presupone nuestra fe en que las cosas continuarn sien-do lo que han s ido hasta ahora y que todo lo que nues tra propia expe riencia dee lla s nos ha enseado soportar tambin la prueba en e l futu ro. Cuando DonQuijote al haber perdido su caballera andante perdi tambin su misin celes-tia l, tuvo que prepa ra rse, despus de su muerte espiritua l, pa ra su fin fs ico.y as mere , no como Don Quijote de la Mancha, s ino como Alonso Quijano, e lbueno, hombre que se considera a s mismo en su sano juicio, libre de lassombrasnebulosas de la ignorancia" con las que se le haba oscurecido el juiciomientra s habit en la provincia de la fantas a (p. 707).Sansn Ca rra sco en su epita fio dice de l que , aunque vivi como loco,muri como cuerdo. Pero ,esque la significacin de la cordura y de la locurano dependen nicamente del sub-universo slo, dentro del cual esos criteriosson vlidos? Qu es necedad, qu es cordura en e l universo entero que abarcala suma total de todos nuestros sub-universos?"No hay s ino encomendarnos a Dios , y de ja r corre r la sue rte por dondemejor lo encamina re" (p. 124), dice Sancho, quien, a pesa r de todas la s tenta-ciones de lo trascendental, permanece profundamente arraigado a la herenciadel sentido comn.

    ALFRED SCHTLNeui School for Social Research.New York, Es tados Un idos (t rad. Martha Daz de Le6n de Recasns .)