Schiavoni Prostitucion y Venta Ambulante en Posadas

7/25/2019 Schiavoni Prostitucion y Venta Ambulante en Posadas

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Trabajar en l a call e:

casos de prosti tucin y venta ambulante en Posadas. (Argentina).

Lidia Schiavoni.

Programa Estudios sobre la Mujer. Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales

Universidad Nacional de Misiones

ARGENTINA.

Preparado para ser enviado a la

Reunin de la Asociacin de Estudios sobre Amrica Latina del 2000,

Hyatt Regency Miami, 16 al 18 de Marzo de 2000.

Esta ponencia constituye un avance de una investigacin mayor que iniciamos el ao pasado y que enfatiza los aspectosvinculados a los usos y tratamientos del cuerpo de los trabajadores.


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Trabajar en la calle: casos de prostitucin y venta ambulante en Posadas.Argentina.Lidia Schiavoni Univ. Nacional de Misiones

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Introduccin

Nos proponemos en esta exposicin presentar avances de una investigacin en curso que articulaestudios especficos sobre prostitucin y ventas ambulantes en la calle. Los modos de trabajar en elespacio urbano son muy diversos; la bsqueda de alternativas ante la desocupacin y las limitaciones deformacin y capacitacin exige a quienes necesitan generar ingresos una aguda mirada para crearespacios de trabajo. La calle es un escenario pblico, de todos, y aparentemente accesible; por eso lostrabajadores avanzan sobre ella como espacio virgen, y en este proceso de colonizacin las calles seprivatizan a partir del desarrollo de ciertas actividades laborales. La necesidad de referencias estables yde relaciones con otros actores posibilita la domesticacin de este espacio. Nos interesa sealar aqu losmodos en que los protagonistas organizan su escenario de trabajo a partir de estrategias de apropiacindel espacio.

El estudio se realiza en Posadas, ciudad de mediano rango, ubicada en la frontera de Argentinacon Paraguay, y aunque son actividades que se expanden por diversas zonas de la ciudad, para estapresentacin hemos elegido la zona cntrica. La metodologa utilizada es de tipo cualitativo, privilegiandola observacin como instrumento de recoleccin complementado con entrevistas semiestructuradas.

Aspectos generales

La crisis del empleo no es un tema nuevo ni exclusivo de nuestros pases; se trata ms bien de unfenmeno global que adquiere caractersticas peculiares segn los contextos. En un mundotransnacionalizado, con pases centrales que definen los rumbos del sistema planetario y pases perifricosque se ajustan y amoldan a sus requerimientos, muy pocos fenmenos pueden ser analizados sin tomar encuenta los diferentes espacios de contencin.

El trabajo como problemtica alcanza dimensiones mundiales pero no se trata de analizarlas aqusino de revisar cmo el comportamiento de los mercados laborales sintetiza la dinmica del sistemaeconmico de cada pas. Tomamos algunos elementos bsicos para describir la situacin de Argentina y

luego hacemos un breve encuadre de la ciudad en la que trabajamos para comprender las peculiaridadesdel uso de la calle como espacio de trabajo, zona de refugio para algunos trabajadores.

El anlisis del mercado laboral nacional y local permite reconocer serias dificultades para laincorporacin de nuevos trabajadores as como para la permanencia de los que ya estn insertos, Los altosndices de desempleo acompaados de altos ndices de subocupacin sealan las restricciones1. Lamultiplicacin de los autoempleados es un indicador de la incapacidad del sistema econmico de incluir aestos trabajadores bajo condiciones formales. La proliferacin de micro-industrias, actividades msartesanales que en serie, de servicios personales inslitos muestran el ingenio desplegado por quienesnecesitan ganarse el pan de cada da. La creciente informalidad del mercado laboral evidenciada en lasprecarias condiciones de trabajo y en la vulnerabilidad de algunos sectores se hacen evidentes en la bajaproporcin de trabajadores que hacen aportes jubilatorios2, de los que disponen de servicios de salud, delos que perciben ingresos acordes a su calificacin, etc. La bsqueda de nuevas alternativas y deactividades ms rentables ha lanzado en la ltima dcada numerosos trabajadores al espacio de la calle.

1Durante la ltima dcada los ndices promedio de desocupacin de todo el pas oscilaron entre el 12 y el 18% de la poblacineconmicamente activa; los ndices de subocupacin entre el 10 y el 15% de los ocupados, segn datos de la Encuesta Permanentede Hogares.2Ms del 30% de los trabajadores no realizaron aportes jubilatorios durante la ltima dcada. Datos de la Encuesta Permanente deHogares.


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Ms all de las crticas a los actuales instrumentos para medir y caracterizar el mercado laboral3,los indicadores disponibles muestran seales alarmantes y preocupantes. Es necesaria una mnima revisindel panorama de la ltima dcada para comprender la magnitud de los fenmenos en anlisis.

El sostenido crecimiento econmico con tasas de desocupacin en aumento son indicios de que elPlan de Convertibilidad instaurado en 1991 control parte de los problemas (la tasa de inflacin

principalmente) pero no tuvo capacidad para garantizar la solucin de todos4

. El control de la inflacin, laapertura de las importaciones, la incorporacin de tecnologa de avanzada posibilitaron un incremento enel crecimiento econmico global; pero la desigual distribucin de los ingresos, el retiro de las proteccionesdel Estado en los servicios sociales condujo a una polarizacin de los sectores sociales en detrimento delos grupos medios.

Si los crecientes y sostenidos ndices de desempleo y subocupacin preocupan, an ms atencinrequieren si observamos la distribucin por estratos sociales5. Los valores ascienden entre los grupos demenores ingresos, aunque el desempleo abierto sigue siendo un privilegio de los grupos medios y desobre todo de los jvenes en el rol de hijos.

Una mirada ms alerta lleva a fijarnos en quienes constituyen los ocupados plenos y all

advertimos que tambin estn incluidos algunos trabajadores informales, como los describeCarbonettohabitualmente de bajo grado de calificacin, que no pueden dedicarse a buscaractivamente un puesto de trabajo sin hacer ms que eso y que, por tanto, no se los incluye como

desempleados abiertos. No tienen tiempo ni dinero para financiar esa bsqueda, carecen de ahorros

previos o de subsidios y, por tanto, se ven constreidos a inventar puestos como estrategia desobrevivencia del grupo familiar. Vendedores ambulantes, prestatarios de servicios de baja calificacin,dedican una larga jornada a recoger un ingreso de subsistencia(Carbonetto, D. 1997: 269).

Estos marginados del sistema formal son los que salen a las calles y crean sus propios puestosde trabajo, y aunque los ndices de desocupacin y subocupacin registrados en Posadas son inferiores alos nacionales6, la importancia de los desocupados en los estratos bajos llama la atencin 7.

Area de estudio

Misiones es una provincia rodeada de fronteras internacionales (una cua argentina entreParaguay y Brasil), despliega una intensa actividad en el sector primario, donde se destacan las ramas deagricultura (produccin de yerba mate, t, tabaco), silvicultura (tala de bosques naturales y reforestacinde conferas) y ganadera. Entre las actividades industriales se encuentran las relacionadas con laproduccin agrcola como los molinos de yerba mate, los secaderos de t, el ingenio azucarero y lasconservas de frutas; y otras vinculadas a la explotacin forestal: aserraderos, fbricas de laminados yterciados, plantas fabriles de pasta celulsica y de papel. En el sector terciario se destacan las actividades

3Pok, Cynthia El mercado de trabajo: implcitos en su medicin en Empleo y Globalizacin. La nueva cuestin social en laArgentina.Villanueva, E. compilador. De. Universidad Nacional de Quilmes. Bs. As. 1997.Wainerman, C. y Moreno,M. Lasproductoras de subsistencia ingresan a las estadsticas censales. Los Censos del 90. Caractersticas econmicas de la poblacin.Estudios N*8, CENEP/INDEC.4 Ver Iiguez, Alfredo Las dimensiones del empleo en la Argentina enEmpleo y Globalizacin. La nueva cuestin social en laArgentina.Villanueva, E. compilador. De. Universidad Nacional de Quilmes. Bs. As. 1997.5Ver Minujin, Alberto Estrujados. La clase media en Amrica Latina enEmpleo y Globalizacin. La nueva cuestin social enla Argentina.Villanueva, E. compilador. De. Universidad Nacional de Quilmes. Bs. As. 1997.6Por ejemplo para 1997 la tasa nacional de desocupacin era del 15,8 frente a la de Posadas del 7,4. Datos de la EncuestaPermanente de Hogares, onda de octubre de 1997.7Entre los desocupados los pertenecientes al estrato de menores ingresos representan el 15,8%; en cambio entre los de mayoresingresos tan solo alcanzan el 2,6%. Datos de la Encuesta Permanente de Hogares para Posadas, onda de octubre de 1997.


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relacionadas con el turismo principalmente (restaurantes y hoteles, comercios) y los servicios comunales ypersonales.

Posadas, ciudad de ms de 250.000 habitantes y capital administrativa de la provincia deMisiones, tiene un amplio desarrollo del sector terciario, son escasas las actividades primarias y, lassecundarias no tan relevantes. Dentro del sector terciario se destacan las ramas de los servicios comunales

y personales, las del comercio, hoteles y restaurantes as como la financiera y de transporte yalmacenamiento. Entre las actividades secundarias la actividad se concentra en las ramas de laconstruccin y de las industrias manufactureras donde las alimenticias son prioridad.

Las ramas de actividad atraen de modo diferente a varones y a mujeres: ellos estn insertosmayoritariamente en las industrias manufactureras, la construccin, el comercio y los servicios comunales;las mujeres se nuclean en torno a los servicios comunales y personales, las industrias manufactureras y loscomercios, restaurantes y hoteles.

La ciudad es un catalizador de las crisis o desajustes de las diferentes regiones del interiorprovincial pues constituye el centro de referencia inmediato para la bsqueda de recursos alternativos a losque dispone la poblacin localmente (sea en cuestiones laborales, financieras, mdicas, educativas, etc.); y

a pesar de que la provincia expuls poblacin en el ltimo perodo intercensal, el departamento Capitalabsorbi los desplazamientos del interior.

La situacin de frontera con Paraguay (Posadas se articula a la ciudad de Encarnacin a travs deun puente) acenta esta imagen de fuente de recursos: se ampla la gama de ocupaciones, surgen lastpicas de frontera relacionadas con el comercio ilegal, diversos servicios acompaan la intensaactividad diurna desplegada en la frontera. Adems se multiplica la presencia de migrantes estacionalesque compiten con los trabajadores locales, tambin se ampla la oferta para el consumo. Como productode la situacin cambiaria y/o tributaria se generan asimetras que en algunos perodos resultan altamenteperjudiciales para el comercio, pero favorecen al consumidor en cuanto a la posibilidad de adquirirproductos alimenticios, vestimentas o electrodomsticos a precios inferiores a los locales.

En cuanto a las caractersticas del mercado laboral

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, se advierten cambios en la ltima dcada:aumenta la participacin de las mujeres en detrimento de los varones, disminuyendo la participacin delos trabajadores en los extremos de la escala de edades: jvenes y mayores de 60 aos y el grupo de edadque cobra mayor importancia es el de 23 a 49 aos para ambos sexos.

El anlisis de las tasas de desocupacin seala diferencias no slo sexuales - los varones se venms afectados que las mujeres- sino entre sectores sociales (los ms afectados son los que percibenmenores ingresos), y grupos de edad (incide ms en los jvenes).

Al revisar la participacin de los distintos miembros de la familia en el mercado de trabajo,observamos que en la ltima dcada esta situacin present cambios y se presentan diversascombinaciones: los jefes tienen menores posibilidades de mantenerse ocupados y son reemplazados ocomplementados por las cnyuges; en cuanto a los hijos y otros parientes no parece existir mayoresvariaciones. El nivel educativo sigue constituyendo un filtro para lograr la insercin laboral, tendencia quese observa a lo largo de la dcada.

Si se consideran las categoras ocupacionales se advierten diferencias entre varones y mujeres:ellas se destacan como asalariadas y como trabajadoras familiares sin remuneracin fija; ellos comocuenta propia o patrones.

8Para mayor informacin ver Camblong, A. Barone,M .Moniec,S. y Schiavoni,L Pobreza, Cuerpo y Trabajo I.Informe Final.Secretara de Investigacin y Posgrado. FHyCS.UNaM.Posdas, 1999.


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Nuestro inters se centra en los trabajadores del sector informal que salen a ofrecerse; este grupoen las estadsticas puede aparecer entre los ocupados plenos en condiciones de alta precariedad o bienentre los subocupados en bsqueda de trabajo. La idea de autoemplearse surge como una salida frente alas restricciones del mercado. Los individuos ms constreidos por las necesidades intentan obteneralgunos ingresos pero en estas bsquedas no se hace cualquier cosa sino que las experiencias previas,las red de relaciones y/o garantas que brinda el conocimiento de casos exitosos, as se esbozan posibles

caminos. Carbonetto apunta al respecto: Los estudios de caso disponibles indican, desde hace tiempo,que, salvo los jvenes y algunos estratos calificados (generalmente de ingresos familiares medios y altos),

el resto de la poblacin no encuentra trabajo en el sector moderno de la economa sobre todo jefes dehogar y miembros no calificados de familias pobres- vindose obligados a desarrollar rpidamenteestrategias de sobrevivencia (abandonando as la categora de desempleados abiertos). En la mayora de

los casos, las estrategias de sobrevivencia toman la forma de autoempleo, de carcter mayormente

terciario, de muy baja productividad y de escasos ingresos, pero indispensable de todos modos para

permitir la subsistencia. (Carbonetto, D. 1997: 273).

Es pertienente destacar que an el desempeo de ocupaciones de baja calificacin requiere unentrenamiento bsico, el aprendizaje se realiza fundamentalmente en la accin, y la educacin formalpoco aporta - excepto para ocupaciones de alta calificacin- para este entrenamiento. Los cambios en los

contextos y lugares de trabajo se constituyen en el principal medio de instruccin, prueban a lostrabajadores en diferentes situaciones y exigen respuestas, de cuyo xito o fracaso se aprende.

La baja productividad de los trabajadores informales exige entre 10 y 14 horas diarias deactividad. Aunque en el caso de las actividades ilegales la variabilidad de las horas que se invierten en lasactividades laborales es complementaria al riesgo que corren: das muy provechosos de 6 u 8 horas yotros dramticos de 14 a 16 horas segn los arbitrios de la Aduana o la Polica.

La calle no es un nuevo escenario, las diferencias en el modo de ocuparla han llamado nuestraatencin; algunas actividades se generan como estrategias para enfrentar la desocupacin, otras son partede un modus vivendi propio vinculado a la supervivencia pero no necesariamente a la generacin deingresos a cambio de servicios o bienes (mendigos, cirujas, etc.). Las zonas grises, interseccin del

mercado formal e informal, muestran cmo en el desempeo de actividades reconocidas como legales,permitidas, se articulan prcticas no convencionales que incrementan la productividad, o permitendiversificar la actividad principal para superar perodos de crisis.

La constriccin de la demanda de trabajadores de baja calificacin, reorienta la oferta haciacanales menos formales. Los apremios de los diferentes grupos obligan a tomar posiciones cada vez msvulnerables e inestables discriminando con ms fuerza los tipos de trabajadores. La pobreza puede operarcomo una condicin que favorece la instalacin en la calle. Las precarias condiciones de habitacin dealgunos sectores sociales coadyuvan a considerar la calle como un espacio mejor, ms seguro, con msrecursos y posibilidades. En la frecuentacin y la permanencia en los espacios pblicos reconocemospautas diferenciales segn los grupos sociales, para los pobres la calle se utiliza para trabajar, paragarantizar la supervivencia aunque se complementan con instancias recreativas y ldicas. La delimitacin

entre un mbito privado y uno pblico, uno familiar y otro social, se va desdibujando segn lascondiciones objetivas de vida de cada grupo.

El proceso de cambio sufrido por Misiones en las dos ltimas dcadas observable en latransformacin de su poblacin de rural a urbana, fue acentuado en las principales ciudades yfundamentalmente en Posadas, la capital. La casi duplicacin de la poblacin en menos de 10 aosprovoc severos cambios en la ciudad, sumados a los desplazamientos de los barrios de la costa del ro porel llenado del lago de la represa de Yacyret, estos cambios convulsionaron las prestaciones de servicios,las oportunidades trabajo, la disponibilidad de viviendas, etc.


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Al analizar la descomposicin social consecuente de los procesos de crecimiento exponencial dela poblacin en las ciudades en Amrica Latina, Manuel Castells menciona situaciones laborales ligadas alo que podan ser los procesos de trabajo y que no estn formalizadas por la relacin capital y trabajo, oentre Estado y empleo pblico, y aunque sus ejemplos estn referidos a las grandes ciudades delcontinente como Mxico, San Pablo, hallamos algunas similitudes con los fenmenos observados, De lascuatro situaciones que el autor describe, la primera responde a la figura de los asalariados en negro tanto

en industrias como en empresas de servicios; la segunda, los intermediarios y/o comerciantes de limitadadiversa capacidad financiera; la tercera, es la variada gama de servicios personales donde el tpico caso esel servicio domstico; y la cuarta, la que implica la venta del propio cuerpo para garantizar lasupervivencia donde prostitutas y delincuentes comunes son los casos ms frecuentes.

La heterogeneidad de las relaciones laborales no es un atributo especfico de las sociedadeslatinoamericanas, pero en sus estratos populares sta es una heterogeneidad mucho ms relacionadacon procesos de descomposicin de las relaciones sociales y procesos en los cuales las actividades se

articulan cada vez ms a redes de trabajos ocasionales, redes de trabajos informales . (Castells, M.1998: 25). Las actividades escogidas para nuestro anlisis corresponden a la segunda y cuarta de lassituaciones descriptas por el autor y son producto de los reacomodos y ajustes de los trabajadores parapermanecer en el mercado a cualquier precio.

Precisiones metodolgicas

Tal como mencionamos al inicio esta investigacin trata de revisar la ocupacin del espacio de lacalle y desde un abordaje cualitativo se prioz intensidad de los contactos frente al nmero de casos.Como sustentamos este estudio sobre otros previos de las paseras9 y las prostitutas10, los contactosiniciales estaban hechos y nuestro trabajo de campo se centr en ajustar el mapeo de las zonas deocupacin a travs de recorridas sistemticas y observacin. Luego elegimos algunos escenarios delmicrocentro y nos abocamos a entrevistar a los protagonistas de las actividades que nos interesaban.

Para tomar conocimiento de los reglamentos de uso del espacio pblico recurrimos a los registrosmunicipales, entrevistamos a un inspector de comercio en la va pblica, una concejal y una ronda de

entrevistas muy informales a un grupo de 10 puesteros de una de las zonas del centro. Como informantescalificados tomamos a dos puesteros, uno gestor de la ordenanza, y el otro por ser el secretario delsindicato que los nuclea.

Para el grupo de paseras contamos con ms de 30 historias de mujeres paraguayas y 10 de mujeresargentinas, se re-entrevistaron a 5 de las paraguayas paraguayas y a 3 argentinas, complementando estematerial con observaciones en las zonas del centro, mercado, puente y puerto.

Las prostitutas fueron abordadas en sus paradas, en un contacto ms informal con una entrevistaa cada una se tomaron 10 casos entre adultas y jvenes. A un subgrupo de 4 se tomaron 2 y 3 entrevistas,realizadas en bares y/o en sus domicilios particulares. Las rondas de observacin abarcaron el mismoperodo que para las otras actividades.

Del material disponible se organizaron algunas trayectorias laborales, y se puntualiz el anlisisde la ocupacin de las zonas y especficamente de los escenarios y las redes tramadas en torno a esaocupacin espacial.

9Schiavoni, Lidia Pesadas Cargas frgiles pasos. Las comerciantes fronterizas de Posadas-Encarnacin.Ed. Universitaria-CPES. Asuncin, 1.993.10 Schiavoni, Lidia y otros La prostitucin infantil y juvenil en Posadas. Estudio introductorio. FHyCS.UNaM-UNICEF.Posadas, setiembre de 1999.


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La calle como lugar antropolgico

La calle, espacio pblico institudo se habita como un espacio privado, reglamentado por otrosactores que se apropian de sta y la resignifican. Se establecen zonas y territorios, se instituyen reglas yacuerdos para el uso, se habilitan unas prcticas y se reprimen otras. El estar en la calle requiere no sloel conocimiento de quienes participan de la vida urbana de cualquier ciudad sino adems la capacidad para

descifrar y respetar los cdigos de quienes pasan su vida en la calle.

Reconocimos diferentes tipos de actividades callejeras segn las edades, el gnero, las horas delda, los das de la semana. Distinguimos adems diversos tipos de actores, unos reconocidosinstitucionalmente, otros los infiltrados o de reciente instalacin en las zonas y as reconstruimos lasrelaciones entre stos, los grupos que se apoyan y los que compiten, las alianzas y los conflictos.Privilegiamos la prostitucin y la venta ambulante para analizar como se definen los espaciosgeogrficos, las estrategias de ocupacin y de defensa.

Las calles son espacios de anonimato, de circulacin, de paso, de masividad, podran secaracterizadas como no lugares. Pero la calle se presenta como un espacio peculiar para el desarrollo dedeterminadas actividades laborales, pasa de ser considerado un espacio pblico a tornarse privado, lo

social se vuelve particular, se advierte una apropiacin del espacio pblico. La transformacin de unespacio en un lugar.

A partir de las reflexiones de Marc Aug sobre lugares y no lugares decidimos tomar a lacalle en nuestro anlisis como un lugar. .El lugar tal como se lo define aqu, ,: es el lugar del

sentido inscripto y simbolizado, erl lugar antropolgico. Naturalmente, es necesario que este sentido seapuesto en prctica, que el lugar se anime y que los recorridos se efecten, y nada prohibe hablar de

espacio para describir este movimiento :nosotros incluimos en la nocin de ligar antropolgico la

posibilidad de los recorridos que en l se efectan, los discursos que all se sostienen y el lenguaje que locaracteriza. Y la nocin de espacio, tal como es utilizada hoy (), parece poder aplicarse tilmente, porel hecho mismo de su falta de caracterizacin, a las superficies no simbolizadas del planeta. (Aug,M.1993: 84-85).

Y decimos que no se trata de un no lugar sino por el contrario se constituye como un lugar alestablecerse una trama de relaciones sociales que resignifican ese espacio como un territorio particular.Tomamos a la calle como un lugar en el cual se constituyen sedes, en las cuales se perfilan diferentesregiones que demarcan las conductas de los actores. Las regiones son espacios de constantes luchas porimponer un sentido y una norma. Pueden ser regiones anteriores (son como las fachadas, posturas delcuerpo y discursivas- es aqu en donde sale a relucir el sentido prctico y las estrategias-) y regionesposteriores (espacios de dispersin-relajacin-recreacin, circulacin y trnsito). Ambos ejes deregionalizacin operan en un plexo complicado de relaciones posibles entre sentido, normas y poder. Estassedes son precisamente las que definimos como escenarios de observacin hasta establecer sudelimitacin. Son espacios desde los que se ofrece un servicio, donde el propio cuerpo y muy pocoselementos ms son los medios materiales para poder realizar las actividades.

Para Giddens la idea de sedes denota el uso del espacio para proveer los escenarios deinteraccin , y a su vez los escenarios de interaccin son esenciales para especificar su contextualidad ...

Por lo comn es posible definir sedes en los trminos de sus propiedades fsicas, sea como rasgos del

mundo material o, ms generalmente, como una combinacin de esos rasgos y de artefactos humanos.Pero es un error suponer que sedes se puede definir slo en esos trminos: el mismo tipo de error que

comete el conductismo en la descripcin de la accin. Una casa se aprehende como tal nicamente si elobservador reconoce que es una morada con un espectro de otras propiedades especificadas por losmodos de su utilizacin en una actividad humana.(Giddens, 1984:151).


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En cada sede surgen diversos personajes, son variadas las maneras en que realizan estainvestidura y los horarios en que circulan. Otras lecturas del espacio urbano se hacen posible. Lo legal, loinstitucional va dejando intersticios donde se monta lo informal, lo particular. Otros personajes como losque atienden los kioscos de diarios, serenos y vigilantes, taxistas y remiseros tambin son personajes quecirculan y ocupan regularmente ese espacio pblico y reconocen ciertas claves para manejarse en l queescapan a la mirada ingenua de un transente comn.

Este lugar que hemos reconocido como la calle est habitado por diversos tipos de personajes, yenfatizamos habitado y no solo recorrido y visitado pues cierto grado de permanencia es lo que permitegenerar sentimientos de pertenencia. No todas las reas pblicas se transforman en sedes, sobre un espaciogeogrfico se articulan relaciones entre agentes sociales que van delimitando superficies y asignandosignificados. No todas las calles de la ciudad son domesticadas. La zonificacin de las actividades de laspaseras durante el da, de las prostitutas en las noches, de los mesiteros en las maanas y las tardes,posibilit el reconocimiento de zonas elegidas. Elecciones que segn los personajes se orientan bajodiferentes motivos. Escasa circulacin nocturna en el caso de las prostitutas; alta densidad de gente, paramesiteros y paseras fijas en el microcentro; cercana al puerto y mercado Modelo para las paserasambulantes. Motivos que adems se combinan con otros elementos puntuales como el ancho de lasveredas, la cercana de determinados comercios (grandes supermercados y tiendas) muros y aleros,

cobijos, proximidad de oficinas pblicas y bancos, etc.

La domesticacin de estos espacios pblicos no es nueva, lo llamativo es cmo en la ltimadcada este fenmeno adquiri una mayor densidad. La impresin de caos y desorden que brindan lasprimeras miradas a la calle se superan cuando la observacin sistemtica permite reconocer los elementospermanentes de los fortuitos. De un mapeo de las zonas ocupadas por las prostitutas, las paseras y losmesiteros obtuvimos que son numerosos los escenarios compartidos por quienes desarrollas estasactividades11.

Para circunscribir nuestra presentacin haremos referencia tan solo a las sedes ubicadas en elcentro de la ciudad y que se constituyeron en escenarios de observacin y entrevistas. El microcentro, esdecir las calles que enlazan las manzanas de las principales plazas, de los edificios pblicos ms relevantes

(casa de gobierno, municipalidad, escuelas), iglesias, bancos y comercios ms modernos tienen vida las24 horas del da. Hay una permanente circulacin de peatones y vehculos cuya intensidad se altera segnlos horarios.

En la madrugada circulan grupos de jvenes, vendedores de diarios y los barrenderos ms algunasprostitutas en un mal da. A partir de las 6 de la maana se inicia la instalacin de los puesteros fijos enlas veredas, los mesiteros que parsimoniosamente despliegan sus mesas, limpian y ordenan susmercaderas. Hacia las 8 recin abren los comercios y los bancos, pero desde las 6,30 funcionan lasoficinas pblicas. La circulacin de peatones se intensifica entre las 7 y las 8 por los horarios de ingreso alos colegios y escuelas. El flujo de personas es intenso por las calles cntricas durante las maanas.

Las paseras que se instalan en las paradas fijas van llegando a media maana, entre las 9 y las 10.Sus puestos se montan con rapidez, en minutos redistribuyen la mercadera cruzada sobre cajones ycanastos. Las que recorren las calles se diseminan por las veredas en el curso de la maana.

El medioda marca un corte, del incesante movimiento de escolares, empleados y todo tipo depersonas; el cierre de los comercios entre las 12 y las 13 permite pasar a un estado de calma durante lasiesta. Algunos mesiteros cierran los puestos, las paseras que colocaron sus mercaderas se vuelve ny lascalles quedan a cargo de unos pocos vendedores.

11Ver en el Anexo los planos de la ciudad con las reas sealadas.


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La actividad se revitaliza a partir de las 4 de la tarde cuando reabren los comercios, y llega a supico mximo entre las 18 y las 20 horas donde la salida de las escuelas y el apremio por el cierre delhorario comercial obligan a los transentes a concretar sus compras.

A partir de las 20 horas poco a poco las calles se van despoblando, los mesiteros recogen suspuestos, solo quedan los bares y confiteras abiertos, algunas tiendas y el Casino. Despus de las 22 la

aparicin de las prostitutas en sus paradas se hace evidente; la gente que circula es mayor, algunos jvenesy muy pocos nios. Los vendedores ambulantes de choripanes, garrapiadas y juegos de azar son losnicos sobrevivientes en las calles. La salida del cine o de los restaurantes intensifica la circulacinantes de la media noche. Luego el ritmo se apacigua y las calles quedan a merced de los taxistas,remiseros, prostitutas , vendedores de diarios y serenos, algunos policas hasta la madrugada.

Este ritmo se altera en los fines de semana, los sbados el movimiento de los escolares esreemplazado por los vecinos de las zonas alejadas que vienen al centro de compras o a pasear. Losviernes y sbado a la noche las calles son propiedad de los grupos de jvenes. Tambin son los das dedescanso de muchas prostitutas. Los domingos de maana son los nicos momentos desiertos, abren muypocos comercios, ninguno de los mesiteros se instala ni cruzan las paseras. Al caer la tarde reabrenalgunos bares y comercios, algunos mesiteros se instalan y en la noche del domingo hay espectculos

en las plazas y paseos pblicos. Se ven familias y grupos de jvenes principalmente.

Para ordenar la descripcin presentaremos por separados los protagonistas de los escenariosestudiados. De hecho y como se desprende de las pginas anteriores los espacios geogrficos seresignifican segn los actores y se constituyen sedes diferentes en los mismos espacios fsicos endiferentes horarios, se tejen otras tramas de relaciones.

Los vendedores ambulantes

Los vendedores ambulantes forman parte del paisaje urbano y su presencia antes casidesapercibida cobr importancia en la ltima dcada. Las mayores exigencias impositivas, los controlesms estrictos fueron orientando a algunos comerciantes hacia la actividad callejera, el fenmeno de los

mesiteros es una de sus consecuencias. La venta ambulante aunque reconocida como actividad legalbajo ciertas condiciones (pago del derecho de piso, posesin de carnet sanitario, revisin de lasmercaderas, etc.) incorpora a muy diversos personajes desde los que se ajustan a las reglas municipaleshasta los habilitados por las tradiciones como las paseras, cuya actividad en trminos estrictamenteformales es ilegal.

Los escasos mrgenes de ganancia de estas actividades que incluyen la venta de los ms variadosproductos, hace que quienes se dedican a ellas sean individuos de muy baja calificacin o con seriasrestricciones domsticas en cuanto a capacidad para asumir ciertos costos fijos, posibilidad de cumplirhorarios, desligarse del cuidado de los nios, etc.

La diversidad de rubros y modalidades que adquiere la venta callejera permite diferenciar

diversos tipos de vendedores, los que se instalan en lugares fijos y pagan los derechos de piso a laMunicipalidad, los que circulan por las casas y responden a una red de clientes estables, los quedeambulan por determinadas zonas expuestos a clientes ocasionales, los que operan por encargo y seadaptan a los requerimientos de sus clientes, los que venden productos nacionales, los que combinanartculos de contrabando con otros permitidos, etc.

La frecuencia con que concurren, los horarios en que lo hacen, la extensin de sus jornadas detrabajo, los rubros que explotan, la rentabilidad de sus operaciones los relaciona con redes deintermediarios muy variadas. As como el ingreso a cualquier ocupacin por ms sencilla que sea requiere


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algunos saberes previos, el desempeo de las actividades en la calle tambin conlleva el conocimiento decdigos particulares, claves de ingreso12, etc.

Reconocemos diferentes tipos de vendedores en las calles del microcentro de Posadas. Losestables conocidos como mesiteros cuyas acciones se rigen por una ordenanza municipal, losintermitentes o espordicos que aparecen ante las fiestas del da del Nio, de la Madre o Navidad y

vendedores ambulantes en general (chiperas, vendedoras de plantas, de juegos de azar, de diarios, defrutas ) y dentro de stos las paseras, que son las vendedoras paraguayas que cruzan el ro diariamente ytraen, pasan, del otro lado mercaderas para vender13.

Los mesiteros

Los mesiteros, es decir quienes organizan sus puestos en torno a una mesa instalada sobre lavereda constituyen un fenmeno relativamente nuevo, de 10 o 12 aos atrs. Son vendedores queacampaban en puestos transitorios durante las fechas clave/pico de ventas y luego se retiraban y seguanvendiendo en forma ambulante por los barrios populares y oficinas pblicas. Las dificultades para generarlos ingresos mnimos esperados y dada la permanente concentracin de personas en las zonas delmicrocentro, los animaron a quedarse ms all de los perodos pico de ventas para los que los autorizaba la

ordenanza 113 de 1987. Un conjunto de ms de un centenar de personas se asent en forma permanente.Los controles municipales e impositivos nunca llegaron a ser lo suficientemente efectivos aunquealgunos relatan episodios de detenciones policiales incluso- como para retirarlos de las calles. El grupo fueorganizndose en torno a un sindicato que defendi sus derechos y lograron la gestin de otra ordenanzamunicipal que legaliz sus actividades bajo ciertas condiciones: se reconocan solos los puestos yainstalados y se cerraba el cupo, solo se transfieren los derechos de usufructo entre parientes directos, nopueden cambiar de lugar y si se retiran de la actividad por un perodo superior a los 3 meses pierden losderechos adquiridos. Esta reglamentacin tom forma de ordenanza recin en 1996. De los 350 puestosreconocidos en el momento de su aprobacin se mantienen alrededor de un centenar de puestos. Se hallanexcluidos de esta estimacin los kioscos de diarios que aunque compiten en el uso de las veredas no seencuadran en esta ordenanza.

Los mesiteros de Posadas se dedican a varios rubros: artculos de ropera, frutas y verduras,comidas elaboradas, zapatos y complementos, adornos para el cabello y bijouterie, juegos de azar, varios(pilas, juguetes pequeos, afiches, mates y bombillas. Las mujeres prefieren los rubros ropera, frutas yverduras o comidas elaboradas (empanadas, chipas y sopa paraguaya). Se abastecen en comerciosmayoristas locales, algunos cruzan a Encarnacin (Paraguay) a comprar y otros compran a los paseros, yotros, los menos, capaces de mayor capitalizacin, viajan a Bs.As. para comprar artculos novedosos.

En los registros municipales figuran ms varones que mujeres a cargo de los puestos, alrecorrerlos la proporcin de sexos parece ms equilibrada pues muchos delegan en sus mujeres laatencin, o bien la comparten, o tambin contratan personal. Son personas que tienen amplia experienciaen ventas, pocos han desarrollado otras actividades (empleadas domsticas, albailes, empleadospblicos), las edades oscilan entre 20 y 50 aos. La mayora tiene el nivel secundario de instruccin

completo, algunos han iniciado carreras universitarias y otros son graduados universitarios.

12 Lo describe J.J.Llovet para el caso de los lustrabotas en Los lustrabotas de Buenos Aires: un estudio socio-antropolgico. Estudios Cedes. Vol.3 Nmero4/5. 1980.13Estas categoras son similares a las reconocidas en Santiago del Estero por Nassif, N Daz, R. Y Passeri, S. enLos cuentapropias urbanos. Las vendedoras ambulantes en Saut, R.Di Virgilio, M. y Ojeda, G. Compiladoras

Mujer, Trabajo y Pobreza en la Argentina.UNLP. La Plata, 1999.


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Sus horarios de trabajo acompaan el de los comercios, ya que su clientela surge de la presenciade stos. Permanecen entre 10 y 14 horas en las calles, algunos suspenden las actividades en horas de lasiesta y otros hacen horario corrido. Los comercios cierran a la siesta y baja considerablemente el flujo depersonas que circula por las calles.

En general los mesiteros insumen entre una y dos horas para armar el puesto: montar la mesa,

limpiar y ordenar la mercadera. Y otra hora ms para guardarla cuando cierran a la noche. Los quesuspenden las actividades a la siesta simplemente protegen con unas lonas sus artculos y los atanquedando ms bien al resguardo de los otros compaeros su cuidado. Todos tienen acuerdos con losnegocios cercanos para guardar las cajas con sus mercaderas, mesas y bancos, o bien alquilan pequeosdepsitos en las cercanas (bares, locales internos, etc.).

La rentabilidad de las actividades es variable. Los que venden artculos de ropera y zapaterarecargan entre el 50% y el 100% sobre el precio que ellos han comprado; las ventas diarias les dejan unaganancia de $50 a $70. En cambio, los que venden bijouterie, cosmticos, adornos para el cabello querecargan ente el 200% y 300% obtienen un beneficio mayor que puede alcanzar los $100 en un da. Losvendedores de productos alimenticios, frutas y verduras son quienes menos ganancias obtienen, adems deexigrseles el carnet sanitario, solo pueden recargar un 30% o 50%, pero por tratarse de productos

perecederos que requieren una rpida salida negocian en el regateo y bajan sus precios. Sus beneficiosestn entre los $10 y $20 diarios, permanecen menos horas que los otros y son los que tienen menor nivelde capitalizacin.

El uso de los sanitarios conlleva tambin algunos acuerdos con los comerciantes de la cuadra, ascomo con los bares ms cercanos. La municipalidad no previ en las ordenanzas ninguna regla al respectoni existen en Posadas baos o sanitarios pblicos fuera de los espacios recreativos.

Los lazos de solidaridad entre puesteros que han luchado juntos por lograr la ordenanza, quedefienden su espacio de trabajo de otros advenedizos, es muy fuerte y an operando en los mismos rubrosaunque no se abastecen en conjunto explotan las debilidades de unos como fortalezas para el otro. La pujade precios o la variedad de tamaos y colores, etc. Algunos de los mesiteros ha legalizado en trminos

impositivos su actividad, la mayora no, esto no constituye una exigencia desde la Municipalidad.Estos personajes que hoy los hallamos instalados en forma permanente fueron colonizando los

espacios que ocupan a partir de la trama de relaciones estrechadas entre ellos, con los comercios de lacuadra, son sus clientes regulares, etc. Muestran un modo de apropiacin del espacio pblico y del logrode reconocimiento a partir de la promulgacin de una ordenanza municipal que legaliza sus actividades.

Las paseras

A estas vendedoras se las puede definir como comerciantes fronterizas que sacan provecho de lasdiferencias a veces irrisorias cambiarias entre Argentina y Paraguay. Son principalmente mujeresparaguayas y argentinas que cruzan la frontera y compran para revender los ms diversos productos, desde

frutas y verduras hasta relojes, ropas o leche en polvo. Inicialmente el nmero de paraguayas era muysuperior al de las argentinas pero a medida que las oportunidades empleo se estrecharon en nuestro pasmuchas mujeres locales tomaron esta iniciativa. Es una actividad tan antigua como la propia ciudad dePosadas (las crnicas de fines de 1800 ya mencionan este tipo de trfico cuando Posadas apenas era uncasero), el cruce se haca en canoas y luego en lanchas a motor, pero desde la construccin del puenteinternacional (1987-89) pueden optar en seguir cruzando con las lanchas o utilizar los mnibus. Estprohibido cruzar a pie pues sin lo haran.


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Al igual que entre los vendedores permanentes estas vendedoras presentan una amplia gama dematices en cuanto a los rubros que explotan ,a sus sistemas de ventas y a sus estrategias de accin. Eldenominador comn es sacar ventaja de la situacin de frontera y a travs del contrabando hormiga o delcruce de productos muy especficos obtener pequeas diferencias que hacen a su supervivencia. Dadas lasdiferencias cambiarias, las paraguayas a pesar de obtener una ganancia nfima (entre $5 y $7 por da), loconsideran un buen trabajo, pues a pesar de las condiciones adversas (riesgo y mal trato ante los

controles aduaneros, horarios de intenso calor, extensos recorridos a pie con pesadas cargas, etc.) lasdiferencias cambiarias multiplican esos pocos pesos al cruzar el ro: los productos alimentarios y losservicios bsicos, por ejemplo en Encarnacin son muy baratos con relacin a Posadas. A las posadeas,la reventa de artculos adquiridos a precios muy bajos les permite obtener una diferencia de ms del 100%as como abastecerse de alimentos y ropas para uso personal. Sus ganancias diarias pueden alcanzar los$10. En los rubros de ropera y zapatera se puede recargar hasta el 200% en cambio en el de alimentos ysobre todo perecederos como las frutas y las verduras no ms del 50%.

Se abastecen segn los rubros en el mercado de Encarnacin, en las chacras o a los chacreros queinstalan las camionetas cerca del puerto. Segn las ltimas requisas y los frecuentes decomisos preferancruzar y llegar hasta el mercado concentrador de Posadas, para comprar y revender. Muy pocas venden laproduccin de sus chacras, o sus propias artesanas. En los rubros ropera y zapatera compran a los

mayoristas de Encarnacin que traen mercadera desde Brasil. Y tambin segn los encargos hacencompras puntuales en supermercados o almacenes.

Estas actividades implican proporcionalmente pocas horas de trabajo entre 6 y 8 por da- peroconllevan el riesgo del cruce. Los dispositivos de control aduanero a pesar de no ser tan estrictos tienen lavirtud de ser imprevisibles en cuanto a sus arbitrariedades. De todos modos estas actividades de cruce que nosotros analizamos esta de muy pequea escala- adquiere dimensiones preocupantes cuando se tratade artculos electrnicos, drogas, bebidas alcohlicas y cigarrillos. Pero casualmente ms requisan a laspaseras que a los grandes contrabandistas que pasan en camionetas o autos sus mercaderas.

La modalidad de ventas que presentan las paseras est relacionada con estilos diferentes paraencarar la actividad, unos requieren ms esfuerzo fsico pero insumen menos horas, otros son ms seguros

y la clientela es cautiva, otros son imprevisibles pero pueden dejar amplios mrgenes, etc. Un importantegrupo de estas paseras es el que abastece los puestos del mercado Modelo Municipal, que concentra laventa de productos regionales de muy variado tipo, operan ms como intermediarias que comovendedoras ya que o dejan la mercadera a consignacin o bien son las que arriesgan el cruce de productosya colocados. Otros grupos venden directamente los productos, algunos circulando por la ciudad otrosestablecidos en paradas o puestos fijos.

Las vendedoras ambulantes acarrean sus mercaderas en canastos sobre la cabeza, o grandesbolsos de arpillera plstica, dos para equilibrar el peso. El recorrido por las calles lo hacen solas o enparejas, aunque para el cruce constituyan grupos de 4 o 5 mujeres. Van delineando un itinerario por lascalles en las cuales han establecido contacto con algunos clientes particulares (casa de familia, negocios,empleados de alguna oficina, etc.) a quienes diariamente ofrecen sus productos, levantan pedidos y cuando

la fluidez de la relacin y la confianza lo permiten dan fiado o les adelantan dinero. Algunos son vnculosde ms de 10 aos, otros de pocos meses. Son relaciones que tienen ciertas intermitencias pero quegarantizan a los compradores la disponibilidad de productos en la puerta de su casa y a las vendedoras unaclientela cautiva aunque consciente de que paga un sobre precio por las mercaderas en trminos delservicio puerta a puerta.

Algunas, en vez de recorrer, prefieren instalarse en algunas esquinas cntricas de densacirculacin de peatones. Frente a un banco, al correo, a paradas de colectivos, comercios muy concurridoscomo los grandes supermercados, y generan otro tipo de clientela, ms variada pero muy fluida. Sus


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relaciones ms estables son con los otros comerciantes y puesteros ms que con los clientes. Tambin aligual que los puesteros acuerdan lugares en los cuales guardar las mercaderas y sus brtulos (cajones ybaquetas) as como disponer el uso de los sanitarios.

Se apropian de las calles de diferentes modos, unas fijando el puesto en una esquina y estrechandovnculos con otros puesteros y comerciantes; otras con sus recorridos van armando la trama con las

relaciones con sus clientes. Reconocen cada casa, sus preferencias, los horarios en que est la patrona,las posibilidades de crdito, de que les inviten agua fresca y buena sombra, etc. Aunque estas vendedorasno son producto de la ltima dcada, lo notable es el incremento del nmero y sobre todo la presencia demujeres argentinas en este tipo de comercio. La moneda estable habilita diferencias en algunos rubros queante la devaluaciones de Brasil multiplican los mrgenes de ganancias. La Municipalidad no les cobraimpuestos, ni les exige el carnet sanitario porque considera que es un modo de legalizar sus actividades.Mantiene un explcito desconocimiento de las actividades de las paseras, el volumen de vendedorascrece da a da. Los inspectores slo actan ante conflictos o quejas de los vecinos y comerciantes.

Las prostitutas

La prostitucin es una de las actividades asociada a ms prejuicios y fantasas debido a su carcter

de moralmente prohibida, una trama muy compleja se constituye por debajo de lo que se visualiza en lascalles. La prostitucin se presenta como una alternativa laboral en los diversos sectores sociales, aunquepara los de menores recursos las condiciones son ms desventajosas. Las necesidades extremas y elapremio por dar respuestas a la supervivencia cotidiana exponen tanto a adultos como a jvenes y nios abuscar en estas prcticas una salida efectiva para generar ingresos.

Entre los grupos de adultas trabajar en la calle, dentro o fuera de la ciudad, califica a lasprostitutas como ruteras, callejeras. Si se ofrecen desde clubes nocturnos, bares, se reconocen comobolicheras. Este uso diferencial del espacio para ofrecer sus servicios marca redes de articulacin conintermediarios de diferentes rdenes, lo que se expresa en el ejercicio de la actividad con diversos gradosde autonoma entre los participantes.

La minora de edad, la condicin de migrante rural-urbano, los violentos tratos en los hogares yfamilias de origen, la familiaridad con el maltrato y la explotacin exponen a estos individuos a tolerar onaturalizar estas prcticas como parte insoslayable de sus proyectos de vida: por un lado quienes nologran imaginar sus vidas de otro modo y por otro quienes ansan salir de estos circuitos, cambiar de viday toman estas experiencias como una instancia pasajera. Las condiciones de trabajo de los nios y jvenesson similares a las de los adultos pero conllevan mayor ocultamiento, as aumentan las dificultades paraescapar de estas redes.

La prostitucin genera cdigos propios y prcticas reconocidas que la diferencian de otrasactividades. El acceso a estas claves es factible a travs de la insercin en sus acciones cotidianas, en susperipecias, etc. Los mecanismos de control social institucionalizados Polica y Justicia- operan tambincon ellos, actan como garantes de la seguridad de los individuos en algunos casos, como socios en otros,

como trabas y obstculos en otros. El rol de proteccin y cuidado se desdibuja ante prcticas desviadassegn la definicin formal de sus funciones, ya sea participando del circuito de explotacin ocomprometindose en su defensa, aspectos que se visualiza en las acciones callejeras.

Las zonas de actividad se circunscribieron segn el tipo de servicios que solicitan los clientes y loque estn dispuestos a pagar, no con las edades de las chicas ni con su origen. La zonificacin de la ciudady el reconocimiento de diferentes sedes en cada zona responde a un criterio de especificidad adquirido porcada lugar segn sus personajes.


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El desarrollo de las actividades de prostitucin va constituyendo y definiendo en la ciudadespacios con nuevos usos y sentidos, habilitados para determinados actores sociales. Se hace posiblepensar estas reas del espacio urbano como mbitos reconocidos como propios por los usuarios habitualesy tambin por los otros personajes que por all transitan. Se van instituyendo como paradas aquelloslugares en los cuales sobre un escenario material se teje una red de relaciones sociales que define roles,expectativas, obligaciones, compromisos. Formaliza de algn modo encuentros casuales y vnculos

discontnuos. La idea permite combinar determinadas caractersticas materiales del espacio con usossociales especficos.

Las paradas, consideradas como sedes, son lugares de encuentro, de referencia para buscarse,tanto entre las prostitutas como con clientes, amigos. Estas sedes se establecen y reconocen a partir de unainstancia de apropiacin: un lugar se considera vaco, y comienzan a probar, a ver qu pasa, si tienenxito, disponen de buena luz, un techo o cobijo, o estn cerca de otras referencias relevantes (un motel,una estacin de servicio, la plaza, etc.) se van aquerenciando y recurren al mismo sitio como punto dereferencia para sus clientes. All van estableciendo contacto con otros usuarios, serenos, vendedores, otrasprostitutas, dueos de bares o kioskos. Se organizan pequeos grupos de proteccin, se fijan reglas yacuerdos para avisos, formas de pararse, de vestirse, tarifas, etc. No siempre las sedes son lugares abiertos,pueden ser bares u otro tipo de locales como cabarets o wiskeras.

Los territorios se establecen en lugares abiertos y cerrados, y van cambiando segn la circulacinde autos, concentracin de gente, etc. Algunas chicas que antes trabajaban en cercanas de la ViejaTerminal, se corrieron hacia la avenida Santa Catalina, por ejemplo este movimiento responde que tantoellas como sus clientes no pueden interactuar en un espacio como el centro, Este proceso deautoadscripcin es la resultante de juegos de interaccin que permiten delimitar fronteras, y as se definenlas zonas.

A pesar de la imagen transhumante de las actividades de las prostitutas ante una mirada ingenua,stas tambin tienen rutinas de ocupacin espacial regulares y recurrentes. Los cambios registradosresponden a cierta movilidad entre niveles econmicos o de relaciones (acceso a mejor vestimenta, aautomvil) que les permite instalarse o compartir determinadas sedes, o bien disponer de algn contacto

que las introduzca en un rea ocupada. Hay una permanente evaluacin de quines pueden instalarse y enqu lugares, el control es informal y a veces hasta violento- pero paulatinamente se fueron estableciendocriterios para avanzar y ocupar el espacio de la ciudad.

As como las chicas evalan la categora en que pueden estar, las compaeras las avalan y losclientes las confirman La belleza de la cara, del cuerpo, el tipo y el modo de vestirse y la edad sonalgunos de los elementos que combinan para establecer cunto pueden pedir y en qu zona puedeninstalarse.

Entre las mismas prostitutas se reconoce una cierta carrera en la actividad, desde los inicios enlas zonas y barrios perifricos hacia el centro de la ciudad, para culminar en las confiteras y barescntricos o como parte de los grupos de referencia de los hoteles ms exclusivos. Para comenzar los sitiosmenos exigentes en cuanto a vestimenta y habilidades son los cercanos a la Rotonda y la Terminal deOmnibus (ambos a la entrada de la ciudad), a medida que van mejorando su vestimenta y ornamentacinas como sus habilidades se van corriendo hacia el centro a travs de la Avenida Uruguay y vanhaciendo escalas en diferentes paradas. Las esquinas del microcentro y las plazas estn a su vezcategorizadas siendo las ms cotizadas las de la Plaza Central y las cercanas al Casino.

La permanencia en una parada puede deberse a las buenas relaciones y vnculos con las otrascompaeras, el establecimiento de una clientela regular que prefiere buscarlas en el mismo lugar y, aveces, lejos del centro. Las que se retiran por semanas o meses, para volver a empezar si han perdido los


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contactos originales de sus paradas (otras compaeras, o otros puntos de referencia como los diarieros,serenos, kioskeros) tienen que retomar por los lugares de inicio como si fueran principiantes o arriesgar enla inauguracin de otras sedes.

Las prostitutas se inician a diversas edades y de distintas maneras. Algunas por tradicinfamiliar, hijas de prostitutas, sobrinas o nietas que en momentos de extrema necesidad apelan a este

recurso; otras jovencitas por derivacin de actividades en las calles como ventas de golosinas, juegos deazar, flores. O bien adultas que ante extremas necesidades y falta de otras oportunidades se inician a travsde amigas, novios o maridos. En todos los casos existe algn facilitador que sugiere, provee lasherramientas bsicas (contactos, vestimenta, maquillaje) y usufructa parte de las ganancias.

Segn las modalidades en que se desarrollan las actividades y la cadena de intermediarios queparticipan los circuitos se complejizan. Las adultas que vemos en las calles cntricas suelen tener ciertaautonoma para decidir sus horarios de trabajo, los clientes con quienes operar, los moteles y bares parafrecuentar. En cambio, las ms jovencitas que se ven por las calles estn monitoreadas por otras prostitutasmayores, por algunos remiseros y/o taxistas que operan como proxenetas y son los otros los que pautansus horarios, sitios de encuentro, forma de adornarse, etc. y establecen las tarifas, modos de pago yporcentaje por la proteccin.

En las paradas vemos juntas varias jvenes y algunas adultas en aparente armona, es parte de laescenografa que montan para sus clientes, la observacin alerta permite visualizar cmo el pago quedapara una y la que sube al auto es la otra. Estas relaciones de sujecin entre las mismas prostitutas dondeunas actan como proxenetas se repiten con los remiseros, novios y maridos que las explotan.

Las alianzas entre compaeras que comparten una parada son para protegerse de los clientes, dela polica pero no se inmiscuyen en las relaciones con los proxenetas. Tambin comparten recursos ytrucos para lucir mejor, uso de plataformas en los zapatos, tcnicas para mostrar las piernas o el busto,formas de maquillarse, etc. Las ms nuevas reconocen que las veteranas les advierten que cobren antesde prestar los servicios, que exijan el uso de preservativos, que no suban a autos con ms de una persona,etc. Estas claves para operar con menores riesgos no se consideran secretos, son reglas bsicas de la

actividad, cada una apuesta sus particularidades y establecer una red de clientes regulares depende dela originalidad de cada una y no solamente de la negociacin de las tarifas.

Los horarios de trabajo varan segn las zonas de la ciudad, durante el da solo en la zona de laTerminal se ven mujeres dispuestas en las calles, al anochecer se comienzan a poblar la Rotonda y lasavenidas Uruguay y Corrientes y despus de las 10 de la noche la zona del centro. Es tambin la quepermanece ms animada hasta la madrugada al igual que la Rotonda.

La cantidad de horas diarias que estas mujeres estn en actividad depende del tiempo (das delluvia o muy fros no convienen porque los clientes casi no salen), de la suerte de cuntos pasan y paran.La intensidad de las salidas tambin depende de la poca del mes y de los das de la semana. Los fines desemana se consiguen menos clientes, hacia mediados de mes la frecuencia es muy baja. Pueden estar 4horas muy provechosas o permanecer a la espera hasta 8 o 10 con poco movimiento. Las que operan desdelas paradas cntricas permanecen un promedio de 4 horas con alta rentabilidad ya que el pago es porsalida y no por tiempo, sus tarifas adems son las ms altas pueden sacar por una salida entre $70 y$100.

A medida que las prostitutas en su carrera profesional se van acercando al espacio cntricoconocen y disponen de una serie de recursos para instalarse en un lugar, establecer contactos con susocupantes, reconocer amigos y enemigos. La defensa de los territorios se hace ms explcita y se usanrecursos ms sofisticados que los gritos y palmadas para correr a las advenedizas, se avisa a la polica para


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que las detenga por escndalo en la va pblica, o desviar los clientes de la competencia con informacinfalsa, entre otros.

Los taxistas y remiseros con paradas fijas son los primeros contactos que se establecen despus delas compaeras de actividad. Los dueos de bares cercanos son relaciones importantes tambin pueshabilitan los servicios sanitarios y la proteccin ante las inclemencias del clima. Serenos de comercios y

vigilantes son socios en algunas paradas y en otras no. Pueden incluso reclamar su detencin a la polica.

Entre quienes trabajan en la calle se establecen tcitamente alianzas y conflictos, no siempre sonexplcitas las razones por las que no se quieren con el dueo del puesto de diarios o con los mozos de unbar. En cambio, en el momento de explicitar las alianzas, las acciones desinteresadas ofician comosellos de relaciones circunstanciales: un sereno que ante la detencin policial las defendi diciendo queeran sus amigas y estaban con l; una compaera que la advierte sobre un cliente violento, etc. Paratrabajar en la calle, y ms an en el centro las prostitutas tienen que manejar ciertas claves que las vanaprendiendo y creando mientras desarrollan sus actividades.

Conclusiones

El enjambre de gente circulando por las calles esconde una trastienda enmaraada con una lgicapropia. Detrs de las apariencias de caos y desorden, surgen tramas de relaciones de alianzas y conflictos,de afectos y traiciones. Ese espacio pblico patrimonio de todos, es domesticado y apropiado por algunostrabajadores que buscan por todos los medios lograr ingresos para vivir. Las restricciones que imponedesde hace unos aos en nuestro pas la demanda inelstica de trabajo a una creciente masa detrabajadores los obliga a desplegar estrategias innovadoras. Los trabajadores de la calle que hemospresentado en esta ponencia son una muestra de algunas alternativas que ofrece la vida urbana: capitalizarla concentracin de personas atradas por los intereses ms diversos y sorprenderlas con los bienes y losservicios ms variados.

Al compartir la trastienda de la ocupacin de las calles, fue posible conocer los modos de iniciarseen estas actividades, las herramientas requeridas, las alianzas necesarias y los infaltables conflictos que

genera la competencia por la supervivencia. Los requisitos para lograr el xito en las actividades callejerasno son los mismos que los del mercado formal, son otras reglas, inventadas por los propios protagonistasen la defensa de lo que consideran un derecho, trabajar.

No todas las calles son percibidas de la misma manera, se reconocen zonas ms exitosas que otras,ms atractivas. No siempre es la nutrida concurrencia el criterio principal sino el ritmo, los horarios ylos escenarios posibles los que definen la atraccin de unos espacios frente a otros. La construccin de unlugar es un proceso que se organiza a partir de la interaccin de diversos actores, algunos permanentes yotros circunstanciales, unos legales otros ilegales.

Aparentemente todas las calles cntricas estn ocupadas, la extensin de los comercios hacia lasveredas por la instalacin de estantes y percheros fuera de los locales (comportamiento penado por una

ordenanza al que los inspectores hacen la vista gorda), la permanente presencia de los mesiteros, lospuestos de las paseras, las paradas de las prostitutas, los puestos de diarios, las paradas de los taxis ymnibus, densifican de tal modo las veredas que resulta dificultoso circular a pi. Pero estos personajesque pueblan las veredas no son piezas inconexas sino que componen una trama, transformando estosespacios en lugares. Cada uno de estos personajes fue agregndose a una trama definida formalmente yrecreada en la interaccin. Las ordenanzas municipales establecen cules son los usos permitidos de lava pblica pero sobre estos usos legales se han montado otros, inventados por los que habitan lascalles y no solo las transitan.


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Todos los que ahora reconocemos como lugares fueron zonas desiertas ocupadas por algunospioneros que se animaron a instalarse por primera vez; en forma temporaria primero, fueron probandolas posibilidades de la zona y luego se asentaron de modo permanente en virtud de las ventajas quereconocan a ese espacio para desarrollar sus actividades Pero a este modo permanente no debemostomarlo en un sentido esttico sino dinmico, ms bien regido por la regularidad del uso y las relacionesestablecidas que por el anclaje en el espacio fsico.

Inaugurar una zona es una conducta reconocida como de alto riesgo, introducirse en las zonasdesiertas implica ms imponderables que agregarse a una ya habitada se desconoce por qu no se la ocupa.En cambio, cuando se accede a una zona ocupada aunque sea necesario un contacto, es garanta de msxito pero tambin requiere algunas habilidades. El contacto transfiere a su protegido su red de alianzasy conflictos, el nuevo ocupante los actualizar o revivir segn su temperamento.

Todos establecen relaciones con los ocupantes ms formales, comerciantes, diarieros, kioskeros, aveces con conflictos iniciales, otras con una superficial indiferencia,. Los dueos de los bares y otroscomercios reconocen que estudian a los puesteros y vendedores de las calles, analizan sus modales, elritmo de trabajo, la imagen personal y de acuerdo a esta evaluacin, los admiten como parte de sus reas,les prestan apoyo, piden favores, o bien exigen a la Polica o Municipalidad que los corra.

Los ocupantes de las calles intercambian entre s diversos servicios y prestaciones: las prostitutasusufructan aleros, luces, y muros de los comercios que segn las horas del da los comparten con lospuesteros fijos, entre mesiteros se controlan los clientes para que nos roben, todos tratan de mantener lalimpieza de las veredas, para evitar sanciones y multas.

Las prostitutas y las paseras operan en grupos, sobre todo las que recin se inician. Entre losmesiteros los acuerdos se establecen entre los que comparten la misma cuadra o vereda y no porafinidad de rubros. En tanto ocupantes de las calles, todos para resolver las necesidades fsicas msbsicas como alimentacin y descanso se agrupan y se cubren unos a otros, son los momentos de recreo yesparcimiento en las largas jornadas.

Entre personas del mismo oficio se dan tambin relaciones de alianzas y de conflictos. Con lasinstituciones de control como la Polica, la Municipalidad o la DGI tratan de mantener relaciones cordialesaunque todos las reconocen como sus enemigos; ante las instituciones formales los nuclea lainformalidad y se protegen unos a otros.

Las diferencias genricas por actividades son notables. Entre prostitutas y paseras hay un fuertepredominio de mujeres aunque en la ltima dcada se han hecho visibles tanto los taxi-boys como lostravestis en el campo de la prostitucin convocando a los varones. Entre las paseras se ha instituido el rolde pasero que sustancialmente comparte con las paseras el cruce, el paso de mercaderas pero susmodalidades y estrategias son diferentes. Se movilizan en auto, operan en grupos conectados a travs deradios, transportan mercaderas de alto valor y en grandes cantidades como artefactos electrnicos, drogas,bebidas alcohlicas y cigarrillos. Entre ellas y ellos se discriminan y se reconoce como grupos diferentes.Los pocos varones que se ven junto a las paseras tradicionales con su misma modalidad son los hijosmayores o hermanos menores que realizan la actividad como refugio mientras buscan otras alternativas,no permanecen en el oficio.

Entre los mesiteros no hay una clara diferenciacin genrica aunque se vislumbran ciertaspreferencias por rubros: entre los vendedores de juegos de azar, de ropas y calzados predominan losvarones; en cambio en los rubros de alimentacin las mujeres y encontramos de ambos tipos entre los quevenden adornos para el cabello y bijouterie. Otros personajes de la calle como los remiseros y taxistas ylos vendedores de diarios son varones, aunque suelen verse como excepciones algunas mujeres.


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Hay fuertes diferencias en cuanto a la rentabilidad de las acciones: los mesiteros ganan entre $5y $7 pesos por hora, trabajando un promedio diario de 12 a 16 horas. Las paseras ganan un promedio de$1,50 a $5 por hora, trabajando entre 6 y 8 horas por da. Las prostitutas son las que logran mayorproductividad, sus horas de trabajo se cotizan entre $10 y $15 y estn en actividad un promedio diario de 4a 6 horas.

El grado de exposicin de las prostitutas se ve compensado en parte por el alto rendimiento de sushoras de trabajo, los mesiteros para obtener ingresos similares en un da tienen que duplicar las horas deactividad. Las paserasntienen un rendimiento muy variable pues ste depende de los rubros que pasen.Las frutas y las verduras son las que menos ganancias dejan, en cambio, los artculos electrnicospequeos y la ropa dejan un margen mayor aunque aumentan el riesgo. Las que menos sacan tienen unaproductividad equivalente a la de una empleada domstica o la de un pen de la construccin (gananalrededor de $10 por da por 8 horas de trabajo). Cuando logran sus ingresos mnimos suspenden lasactividades, la rentabilidad de su trabajo se realiza en las diferencias cambiarias y no en la multiplicacinde horas. Las que arriesgan ms pueden ver compensados sus esfuerzos con una mayor ganancia en pocashoras, pero para no quemarse no puede establecer la misma regularidad que las vendedoras de frutas yverduras, debe espaciar sus pases y en promedio mensual apenas duplica las ganancias de las otras.

La calle se presenta como un lugar atractivo para los autoempleados ya que espontneamenteconvoca al pblico. Los diferentes modos de capitalizar los clientes depende de las actividades y de lasmodalidades de los trabajadores. Las alternativas que podran ofrecerse a estros trabajadores de bajacalificacin en el sector formal no les garantizan los mismos ingresos, la calle es un refugio donde algose puede hacer. En una ciudad como Posadas la multiplicacin de trabajadores en las calles se hizoevidente en la ltima dcada, un sntoma ms de las bsquedas de oportunidades que generan los propiosdesocupados y subcoupados ante las escasas respuestas del sistema formal para incorporarlos.

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